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4 a Alabado canto religloso Ces - ensefhado— ° en _la nueva espana SEP NOR por fray antonio ~ margil de jesus = i= EL ALABADO, CANTO RELIGIOSO CRISTIANO ENSENADO EN LA NUEVA ESPA NA POR FRAY ANTONIO MARGIL DE JESUS. INTRODUCCION: En su libro de Historia de México (1950: 58 a 65), don - Justo Sierra dedica un capftulo a los pacificadores, consideran do a varios eclesidsticos, excelentes varones del siglo XVI, -~ que se empefiaron grandemente por llevar la paz espiritual a los vencidos, quienes al miran que sus temolos y sus fdolos fueron derribados; los libros que contenfan la historia de su vida, -- quemados; su cultura, destruida, quedaron anodadados al obser-- var que sus deidades no los habfan favorecido y sf los abandona ron en su infortunio. Como tampoco pudieron comprender inme@iatamente las ense fianzas de la nueva fe gue se les imponfa, sufrieron en su vida un momento crucial y terrible, al verse en la m&s negra y com pleta orfandad, sin contar con padre celestial a quien dirigir- se para pedir auxilio, para solicitar ayuda, te esta situacién, entendida por aquellos eclesiasti cos citados por don Justo Sierra, dedicaron sus esfuerzos por ~ llevar consuelo al indio y ayndarlo material y espiritualmente, Y de ellos, don Justo destaca a cuatro obispos, a quienes llama "Los Pacificadores"; Bartolomé de las Casas, Juan de Zumarraga, Sebastian Ramirez de Fuenleal y Vasco de Quiroga, obisvos de - Chiapas, México y Michoacdn; los dos dltimos, miembros de la - Segunda Audiencia y el tercero,'Presidente de la misma. Junto a ellos, en el siglo XVI hubo otros que coadyuva~ ron a la pacificacién, evangelizando y tratando de comprender ~ la vida y el pensamiento de nuestros indios, estudiando sus len- guas y esforzandose con paciencia y amor, para restafiar las gra ves heridas causadas por la violencia de 1a conquista. Estos intentos de pacificacién tuvieron lugar en todo el pats, y los religiosos de las Ordenes mendicantes, - francisca nos, dominicos, agustinos -, marcharon a los pueblos llevando - el Evangelio, con lo cual los frailes conquistaron en forma pa~ cffica a muchos lugares. En nuestro Estado de Hidalgo hubo conquista armada, vio~ lenta, emprendida de occidente a oriente, de Huichapan al Sefio~ rio Otom de Meztitl4n, pasando por los poblados del valle del Mezquital, cuyos habitantes pronto fueron dominados. Mas los ~ Otomfes serranos de Tenango y pueblos aledafios, se alejaron a - las montafias y escaparon de la violencia habiéndose mantenido ~ en libertad durante mucho tiempo. En la porci6n sur de nuestra Entidad, la conquista fue ~ pactfica, efectuada por franciscanos provenientes de la Casa -- fica-~ del santo Evangelio, quienes al propagar la nueva fe, edi ron templos y conventos en Tula, Tepeapulco, Apan, Tzinguilucan, Zempoala, Huichapan, Chapantongo, Alfajayucan, y poco tiempo -- después llegaron los agustinos con el firme propésito de evange izar a los pobladores de los valles y las sierras baja y alta de nuestro territorio hidalguense. Entre esos agustinos debemos recordar a Alonso de Borja, Juan de Sevilla, Jorge de Avila, Antonio Roa y Andrés de Mata, respectivamente constructores de los monasterios de Atotonilco el Grande, Meztitl4n, Epazoyucan, Molango y.Actopan e Itzmiquil pan, quienes con amor y paciencia llevaron el Evangelio a Oto-~ mfes y Nahuatlahtos del valle y dela sierra hidalguenses. Por su humildad y virtudes, Fray Antonio Roa, evangelizador de la Sie~ rra Alta, en Molango y sus alrededores, fue llamado el Santo ~~ Roa, y atin permanece en pie, en Molango, la bella capilla de ~~ San Miguel en donde antonio Roa evangelizaba a los nativos y ha cia actos de penitencia. + Durante los siglos XVII y XVIII también hubo varones que @esplegaron gran actividad evangelizadora, debiendo recordar -~ que en la décimoctava centuria, los religiosos del convento de San Francisco de Pachuca, salidos del Colegio de Propaganda Fi ge, partieron a fundar Misiones, primero en el norte del Estado @e Hidalgo, y luego avanzaron hasta el norte del pafs en conti- nuacién de sus labores religiosas de propaganda, llegando hasta Nuevo Le6n, Tamaulipas, Coahuila y Texas. FRAY ANTONIO MARGIL DE JESUS Entre los religiosos venidos de Espafia, a fines del si-- glos XVII, debe mencionarse especialmente y recordarse a Fray ~ ‘Antonio Margil de JesGs, franciscano nativo de Valencia, quien arrib6 a Veracruz el 6 de junio de 1683, y quien hasta poco an- tes de su fallecimiento, acaecido en la ciudad de México, en ~- 1726, recorri6é a pie toda la Nueva Espafia hasta Guatemala, Hon- duras, Nicaragua y Costa Rica, estableciendo Misiones y ensefian do el Evangelio en todas partes, aun a costa de su salud y en - medio de grandes peligros para su vida. . Bon Ignacio. Ramfrez, Bl Nigromante, relata la vida y el apostolado de Fray Antonio Margil de Jests, resaltando su la-~ bor e inagotable fuerza espiritual y ffsica en el desempefio de su misién, y escribe: "...Hace poco mfs de un siglo que un misionero llamado Pray Antonio Margil de Jesis, midié xepetidas veces con sus pies y con su béculo, la aspera y caliente lava que cubre el suelo guatemalteco; y ya sumergiéndose en enfermizos pantanos, ya durmiendo en espesos bosques, entre venenosas serpientes y - hambrientas fieras, buscaba a los feroces salvajes, sufrfa inju vias, provocaba sus crueldades; y admirdndoles con su resigna~ ci6n y venciéndolos con su entusiasmo, los hacia caer postrados a sus pies, encender hogueras para los derribados fdolos, y le- vantar para la cruz nuevos altares. Entonces entregaba a la - ~ Iglesia nuevos creyentes y a la Espafia, nuevos esclavos, comple tando asf 1a obra de Cortés, y haciendo con s6lo la palabra lo que el héroe no habfa podido ni con hierro ni con fuego. " Después, a los campesinos mexicanos ensefiaba la saluta cién angélica, para que asf se saludasen; los acostumbraba al ~ rosario nocturno, y entonaba con ellos el Alabado, nuestro can- to nacional, y les predicaba a Jesucristo crucificado; y los campesinos lo recibfan en sus poblaciones con flores y repiques. “ anciano y solo en las riberas del Sabina, cultivaba la tierra, remendaba su h4bito, preparaba sus alimentos y era en - la aspereza de su vida, m&s que un colono, un anacoreta. "En Guatemala, en Querétaro, en Jalisco, en Zacatecas, - en México, subyugaba consuelocuencia a un auditorio, tanto mas corrompido cuanto més ilustrado; hace sonar indignado la trompe ta del juicio; transforma en pGlpito las mesas del juego, y pa~ ra destruir los paseos, demanda a la divinidad sus cataratas, ~ sus truenos y sus rayos. 5 "Mujeres, nifios, salvajes, magistrados, todos humillaban la frente en presencia del misionero. “pray Margil de JesGs recibi6 la educaci6n religiosa de su tiempo; de la obscuridad de su familia pas6 a la obscuridad del claustro; allf recibi6 1a temprana inspiracién de su fer - allf la ciencia lo engrandeci6 hasta la altura de su anhelo, y allf dio a sus atrevidos esfuerzos la ardua empresa de ensefiar la religién a los infieles y 1a virtud a los cristianos. Enton- ces, desprendiéndose de los embarazosos afectos maternales, no tengo, exclamé, més padre y madre que Jesucristo; y dando el aL timo adiés a la patria, en la misma nave que lo condujo a Améri ca, comenz6 a ejercer su misién. ‘(Otros muchos religiosos lo acompafiaron, pero €1 los do- minaba, pues su cuerpo y su espfritu eran de temple superior. - los trabajos arrasaron su cabeza, y la tostaron los soles; los afios arrugaron su frente; las abstinencias hundieron sus meji-- lias, y altas meditaciones, abandonaron al suelo sus miradas. - Tal vez la sonrisa vagaba en sus labios, mientras oculta peni-~ tencia destrozaba su cuerpo; sus pasos eran firmes y presurosos su traje un hébito roto y manchado; sus arreos un b&culo, una - calavera y una disciplina; y sus discursos nunca revelaron al - orador sino al padre enternecido, al amigo oficioso o al juez indignado. "Fue un santo cuando el despotismo y la supersticién de ia casa austriaca, encadenando los ejércitos y obscureciendo -. las universidades, no dejaron a los ingenios otros camino de -. Gloria. Rizo un pueblo de devotos de un pueblo conguistado; vi- vi6 m&s de cuarenta afios entre nosotros; gran influjo debié te- ner sobre nuestras costumbres; caminando al cielo sobre las - - alas de la santidad, dej6 profunda huella sobre la tierra..." - (Nervo; 1903:72 a 76). Este infatigable peregrino que a pie recorri6é el suelo - americano desde Texas hasta Costa Rica, visitando México, Vera~ cruz, Puebla, Sierra Gorda, Querétaro, Tabasco, Yucatan, Chia-~ pas, Guatemala, Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Tehuantepec, ~ Oaxaca, Michoacén, San Luis Potos{, Jalisco, Nueva Galicia, Nue va Vizcaya, Zacatecas, Durango, Coahuila, Nuevo Le6n y Texas, - entre otras ensefianzas al pueblo, dej6 la devoci6n y el culto a ia Santa Cruz y un bello canto cristiano intitulado "El Alaba-- do", en cuyo texto se narra la pasién y fwerte de Jests, en for ma de alabanza y ansalzamiento. El historiador zacatecano Cuauhtémoc Esparza (1976: 39), al referirse al convento de Nuestra Sefiora de Guadalupe, funda~ do cerca de 1a ciudad de Zacatecas por Margil de Jests, escribe que entre los Colegios de Propaganda Fide, el de Guadalupe fue el m&s grande del mundo, pues abarcaba seis manzanas y una huer ta, encerrando docenas de celdas, catacumbas, pasadizos secre tos, relojes de sol, aljibes, portales, capillas, etc., y agre~ ga: "Ahf est& la celda del fraile andariego, el fundador, con sus “guardaderos" donde llevaban los misioneros rosarios, ~ aljabas, cilicios..ac&, una de las iglesias m&s antiguas del -- norte. En su. nave han resonado por siglos tristemente los sal-- dejo del padre, Margil, aquel recorri6 miles mos y el Alabao de leguas a pie..." EL canto religioso intitulado El Alabado, es impresionan te, dévoto, doliente, pero al mismo tiempo; ingenuo, de melodia sencilla f4cil de aprender, y la tradicién reza que Fran Anto-- nio Margil de Jess, empledndolo para ilustrar sus lecciones, ~ desde fines del siglo XVII hasta principios del XVIII, lo ense- 6 a los campesinos y labriegos, logrando que lo aprendieran y entonaran. Probablemente el mismo Margil compuso ese canto, el cual se extendié por todo el territorio y posteriormente se hi~ a, el relate cieron otros ejemplos, perc todos con el mismo ten y alabanza de 1a pasi6n y muerte de Jesds. Asimismo, al ensefiar Margil de Jests la devocién ala - Santa Cruz, también’ se hicieron cantos alusivos de los cuales ~ adn se conocen algunos ejemplos. , Durante el siglo XIX y todavia a principios de la presen te centuria, Bl Alabado era cantado por los labriegos, en algu~ nos casos obligadamente, al finalizar las labores del dfa, cuan do 1a luz solar iba desapareciendo y se asomaban ya las sombras de la noche. Aungue en la actualidad casi ha desaparecido la costum- bre de cantarlo, afin llega a escucharse, muy esporédicamente, en tonado con uncién y religiosidad en algtin pequefio poblado, en - donde se conservan tradicionales habitos. Al extenderse la costumbre de cantarlo en las tierras agricolas, poco a poco fue pasando, en el siglo XIX, a los ran- chos magueyeros y. pulqueros, estableciéndose asf 1a costumbre - de que los tlachiqueros, al regresar al tinacal, después de - - efectuar sus labores de recoleccién del aguamiel, contenida en cantaros y barricas de madera, se vaciaba en'las tinajas y los "“toros" de cuero de res, donde aquélla inicia su fermentacién y se convierte en pulque. a) ANTECEDENTES PREHISPANICOS Sabemos que los antiguos mexicanos, cuya vida giré - siempre alrededor de sus deidades a quienes rend{an honores, ~ compusieron. cantos cuyos textos fueron consignados por Fray Ber, nardino de Sahagin, los cuales han venido siendo desentrafiados paulatinamente vor varios nahuatlahtos, entre los que destacan recientemente Angel Marfa Garibay Kintana y Miguel Le6n Porti- lla. Asimismo los mexicanos ejecutaban danzas rituales, so lemnés, para festejar a las deidades en las veintenas correspon dientes, danzas en las cuales también varticipaban el monarca y la gente principal, bailando al son de tlapitzallis, ayacaxtlis, huéhuet1 y teponaztlis, acompafiando los cantos religiosos que - los sacerdotes entonaban a los dioses. Sahagin (1975:173 a 183) escribe en lengua néhuatl - los Icuic (Himnos o Cantos), de los cuales, en el Apéndice II ~ de la misma edicién, (pp. 893 a 903), Garibay nos da la versi6n castellana, anotando los siguientes. “1.- Canto a Huitzilopochtli. Canto al Guerrero del Sur. 3.- Canto de Tldloc. 4.- Canto 2 la Madre de los Dioses. - 5.- Canto del que estd sobre el Escudo y Maternidad de quien ~~ tiene la tierra. 6.- Canto de Ixcozauhgui, 7.- Canto de los Mi~ mixcoa. canto a Xochipilli. 9.~ Canto de Xochiquétzal. 10.- Canto de Amfmitl. 11.- Canto de Otontecuhtli. 12.- Canto de Ayo pechtli. 13.- Canto de Cihuacéatl. 14.~ Canto que se cantaba ca da ocho afios, al tiempo de comer tamales de agua, (Atamalcualo~ yan). 18.~. Canto a Xippe Tétec Yohuallahuana. 16.- Canto a Chi- come-C6atl. 17.- Canto a los Conejos de Tezcatzonco (Serie de ~ voces sin articulacién). 18.~ Canto a Yacatecuhtli. 19.- Canto a Atlahua. 20.~ Canto a Macuilx6chitl". De estos himnos es interesante destacar uno que est& en Intima relaci6én con las deidades del pulque, los Conejos de - ~ Tescatzonce, Ome Toachtli, ya que todavfa en los tinacales se - llegan a escuchar oraciones y cantos al terminar las labores co tidianas y al iniciar determinados trabajos para la elaboracién del pulque. Por otra parte, ese mismo canto prehisp&nico en una de sus estrofas, probablemente se refiera al dios Tezcatlipoca del que, adem4s de tener relacién con el pulque, atin se obser- van restos prehispanicos de su culto en varios lugares, princi- palmente entre los otomfes del Valle del Mezquital (Guerrero: - 1977). Dicho Himno, marcado con el némero 17, dice: "Canto a los Conejos de Tezcatzonco. Serie de voces sin articu~ laci6n. "En Colhuacan, lugar de tenores, es la casa del cruel. En Tezcatzonco, en el palacio, ofrendas se hicieron al dios; ya liora. - al iNo sea asf, no sea asf! ofrendas se hicieron al dios; ya llora. En Axalco, ef el palacio, ofrendas se hicieron al dios; ya llora. iNo sea asf, no sea asf!, ofrendas se hicieron al dios; ya llora. En Tezcatzonco es tu casa: un guérrero, un conejo crearfa mi dios. -¥Yo perforaré, yo taladraré La Montafia de MixcOatl en Colhuacan. Duefio de voces yo tafif el espejito, el espejito. En Tezcatzonco bebe; ya se cocié de color blanco, bebe, te ruego, el pulque" El escritor Arturo Chamorro (1977:57 a 81), al referirse a los Alabados que se cantan en ol tinacal, con relacién al can- to transcrito, dice: S “gn el interior del tinacal se cantan tradicionalmente - los Alabados, cuyo objetivo es aclamar a Dios, pidiendo su ayu~ @a para lograr una buena producci6n de pulque. Aungue esta tra- @icién tiende a desaparecer, sin embargo, todavia se acostum-~ -Las ceremonias bra en algunos pueblos del Estado de Tlaxcala de libaci6n eran dedicadas a los Cuatrocientoés Conejos en la - temporada de iniciacién de la cosecha ...incluyendo algunas - ~ fiestas donde intervenfan Macuilx6chitl y Xochipilli, dioses de la mfsica y la danza. “un canto dedicado a Macuilxéchitl expresa su conexi6n - con el pulque y Ometochtzin, sacerdote de los cuatrocientos co- nejos y maestro de los cantores del templo. "picho canto traducido al castellano por SahagGn (1938:197),- en su cuarta estrofa muestra una relacién del octli como bebida ri tual con el fuego nuevo: in el templo del dios pulque (Tezcatz6ncatl) vino a la vida el conejo, lo ha creado Dios, yo depondré el encendedor, en la montaiia de Mixc6atl, + ose +s en Colhuacan". a interpretaci6n que a mf se me ocurre es que el palacio de Tezcatzonco es el templo dedicado a esa deidad, uno de los ~ } dioses del pulgue. Ahi se/venera al maguey en la persona de la diosa Mayahuel, y al decir que el dios ya llora se refiere al - maguey, el que es castrado cruelmente y su llanto que mana a -~ diario es el aguamiel que se recoge para hacerla fermentar. Lue go dice que un conejo, en su calidad de guerrero, crea al dios; el mismo conejo es un dios, el de 1a bebida, y mas tarde se re~ fiere al "espejito", que no es un espejo cualquiera, sino el es pejo magico de Tezcatlipoca, que también es deidad del pulque. Por @itimo habla de la bebida, que cocida, es decir, ya fermen- tada, se hace de color blanco, el pulque, el cual se ofrece pa~ 7 xa ser saboreado. b) Tradicién de cantar el Alabado. Es interesante pues, recordar que la tradicién de los me xicanos, de cantar asus deidades, es muy antigua, lo que permi~ ti6 a los evangelizadores aprovecharla en sus ensefianzas, para que los campesinos aprendieran cantos cristianos, dada su buena disposicién para cantar. De esta manera, aunque relativamente convertidos los na~ tivos al cristianismo, es natural que al engefiarles el Alabado, lo hayan captado desde luego y se haya ido extendiendo esta nue va tradicién. Asf{ pues, en los ranchos magueyeros y pulqueros de los ~ Estados de Hidalgo y Tlaxcala era cantado cotidianamente para ~ dar gracias a la providencia por haber terminado las labores -~ xrésticas con felicidad. Asf también se estilaba en mi pueblo na tal -Alfajayucan-, y otrod lugares del Valle del Mezquital, lo mismo que en los poblados del sur hidalguense, donde se cultiva maguey y se produce pulgue. ios de este siglo, alla en mi lu Recuerdo que a princi _ gar natfo, se cantaba en los tinacales un Alabado que comienza asf: “Alabadas sean las horas en gue Cristo padecié; y alabada sea la cruz donde el viernes expir6". Mas debido a la forma peculiar de hablar y de cantar de los peones y tlachiqueros, tal parecfa que confundfan el verbo *alabar" con el verbo "lavar", pues decfan: “Alabadas sean las horas en que Cristo padecié; y lavada sea la cruz donde el viernes expir6". . 1a El charro escritor hidalguense, don Leovigildo Islas Es- cArcega, en.un artfculo acerca de Apan, describe las haciendas magueyeras y los trabajos para elaborar el pulgue que en ellas se efectuaban y dice que adem4s de cantar el Alabado, "...cuan @o los’ tlachiqueros terminaban sus labores en el tinacal, duran te las primeras horas de la noche, entonaban a coro y con la - mayor sonoridad posible el Ave Marfa, oraciGn impregnada de fe y dulzura que era escuchada con respetuoso silencio por todes los presentes. Otra préctica religiosa usual entre los tlachi- queros era (que) al efectuarse en el tinacal una maniobra lla~ mada ‘cortar puntas', el que hacfa esta operaci6n gritaba con voz potente: 'Alabado el thisterio de la Sant{sima Trinidad. ~- iAve Marfa Purfsima!' Quienes escuchaban esa exclamaci6n, in-- cluso los patrones, se descubrfan respetuosamente..." y respon fan: Sin pecado concebida! Chamorro (obra citada), dice que "...En las labores del campo de la regién tlaxcalteca se ha transmitido durante gene~ raciones, vor tradicién oral, un canto de trabajo conccido co- mo "Alabado" que también permanece vigente en los tinacales pa ra efectos del rito del pulque...Este tipo de canto contribuye al cuidado y preparacién de 1a delicada bebida que ha sido du- rante siglos el mejor complemento de la alimentacién del campe sino de la Meseta Central de México "Concha Michel (1951:109), aborda el tema del Alabado - también como un canto religioso cat6lico introducido a 1a Nue- va Espafia, ...que ademd4s ha desempefiado un papel muy importan~ te en las diversas actividades de la vida indfgena, tales como la iniciaci6n de la siembra solicitando la ayuda para la obten - 15 dir culto a los muertos y como accién ~ cién de frutos, para re! de gracias durante la cosecha. “En Tlaxcala, el Alabado adquiri6 gran auge en las acti-~ vidades de la vida diaria, tales como la siembra y la cosecha ~ de cereales en las grandes haciendas del siglo XVI...E1 Alabado del campo se transmitié posteriormente a los tinacales de las - haciendas pulqueras, conservando el mismo cardcter religioso.., Durante la Revolucién Mexicana... la costumbre de alabar no se perdi... En las haciendas pulqueras se imponfan castigos a - - aquellos peones que faltaban a la hora de alabar... (y) el pa-- tr6n 0 hacendado...les mandaba azoter porque era una obligacién hacer acto de presencia a la hora de cantar el Alabado. “...En los tinacales se ha acostumbrado alabar en el mo- mento de efectuar 1a renovacién de mieles, durante el proceso - de fermentacién, (que) se conéce como corte de puntas 0 corte - de semilla y el objeto de cantar el Alabado en dicho corte es - a¢lamar a Dios, para que el pulque no se apeste, se adelgace o se eche a perder. "Roberto Garcfa Conde (1945: 346, 347), menciona que la devocién a la Santa Cruz el 3 de mayo en las haciendas pulque-~ ras del distrito de Tulancingo, Estado de Hidalgo, se acompafia también con algunos Alabados, al momento de hacer su entrada - al interior del tinacal y en la ceremonia de la parada de la -- cruz. "En los tinacales de mayor actividad pulquera en el Esta do de Tlaxcala se observaron cinco tipos de Alabados: el Alaba- . 16 @o del corte se semilla; el Ave Marfa; el canto a Cristo Rey? ~ el Alabado para medir el pulque y el Alabado vara raspar el ma~ guey...B1 Alabado del corte de semilla se canta cuando se vacia un tina de semilla contra punta. (o sea) la renovaci6n de mie-- les...B1 Ave Marfa se canta en la noche a la hora de cerrar el tinacal y su objetivo es dar gracias y pedir por las activida-- @es del dfa siguiente...zl Alabado para medir el pulque se efeo tla cuando el contenido de una tina con pulque preparado se va- cfa en un barril que saldr& a la venta..." A contimaeién el autor presenta los siguientes ejemplos “Alabado sea el misterio altisimo de la Santfisima Trini- ad. jAve Marfa Purfsima! "Eri el nombre sea de Dios todopoderoso y la siempre Vir- gen Marfa. “Que viva Jests; que viva; viva Jess; que viva; viva nuestra madre Sant{sima de Guadalupe; que viva; que muera Lucifer! Que muera! ¥ el autor concluye: "Estrechas relaciones unen al Alaba do con el ceremonial mesoamericano del pulque, en cuya trayecto ria hist6rica se reconocen elementos del sincretismo debido a - Ja substitucién de Mayéhuel, diosa del maguey, y los cuatrocien tos conejos, dioses dei pulque, por elementos de la religién ca t6lica tales como la Cruz, la Virgen de Guadalupe, la Virgen Ma ria y la Santisima Trinidad, considerados en ambos casos como los supuestos protectores de la bebida, en contraposicién a la insgén del mal, asociada al demonio y, por tanto, al pulque - - echado a perder, corrompido, agrio y adelgazado. "El hecho de que los Alabados se mantengan dentro de la organizacién actual de la rancherfa, 1a hacienda pulquera y el pequefio tinacal en Tlaxcala, se debe a que la religién catélica est4 profundamente arraigada en el campesino y forma ademfs un incentivo de trabajo en el desempefio de actividades como mayor- domo, tlachiquero, tinacalero o comerciante, adoptadas por os mismos campesinos para obtener ingresos diarios, auxiliares en la economfa familiar, y muy fitiles, sobre todo en las tempora- das de escasez en la cosecha, problema comfin de otras regiones pulqueras igualmente importantes como Puebla, Querétaro, Hidal- go y México". Sin estar completamente de acuerdo con el autor citado y transcrito, particularmente cuando asevera que la religi6n caté lica esta profundamente arraigada en el campesinado mexicano, - puesto que en muchas de sus manifestaciones religiosas catéli: cas se observan restos tradicionales my antiguos de la reli--~ gi6n prehispanica, af me parecen muy interesantes sus observa~ ciones acerca de los Alabados hallados por 61 en Tlaxcala: Por lo que se refiere a la regién sur del Estado de Hi- algo, cuya economfa descansa principalmente sobre la producci6n magueyera y pulquera, es posible escuchar atin algdn Alabado, co mo el que en seguida se presenta: “ALABADO" Comunicado por el sefior Gabriel Lépez. Colonia "Pan~- «18 cho Villa", Santa Marfa Tecajete, Munici) io de zem poala, Hgo., Recogi6 R. G. G. en el lugar, el do-- mingo 17 de julio de 1977. Alabadas sean las horas las que Cristo padeci6; por librarnos del pecado, bendita sea su pasion. ~Sefiora, zno vio pasar a Jests, hijo de mi aima? st, sefiora, si lo vi en la fria madrugada. Por aquf pas6, sefiora, antes que el gallo cantara, cinco mil azotes lleva en sus sagradas espaldas. Lloraban las tres Marfas, Ver6nica se acercé, y con un pafiuelo blanco + le secé amargo sudor. Su cara qued6 pintada se estamp6 el Divino Rostro, por eso lo veneramos en el pafio milagroso. Una era la Magdalena la que recogfa la sangre, una recoge la sangre y la otra le enjaqua los pies. ALABADO. (An6nimo; popular). El maestro don Vicente T. Mendoza (1939:415 a 419), con- signa varios Alabados, marcandolos con los ndmetos 205 a 208. - De ellos, los némeros 207 y 208, proceden de Itzmiquilpan, Hgo. "NGm, 205. ALABADO. Versién tomada a un mendigo ciego en la vi-~ lla de Guadalupe. 'Leyendas del Bajfo', Dr. Rodolfo Gonzélez -- Hurtado" “Alabadas sean las horas las que Cristo padecis por librarnos del vecado iBendita sea su pasién! Jueves Santo, a media noche, recibi6 cruel bofetada, al hablar de su doctrina, cuando Ands le preguntaba. De Anas a Caifaés le llevan en esta noche nefanda, a fin de que allf padezca el Redentor de las almas. ALL{ sufre mil tormentos en el patio de la casa, allf lo niega san Pedro antes que el gallo cantara Bl ciego, pfdele vista; el tullido, sus acciones; el afligido, consuelo; alivio, le pide el pobre. La viuda, su honesto porte, la doncelia, estado noble; la casada, paz estable, que ha de haber entre consortes. El caminante, su guia; que le libre de ladrones; el que navega, buen viento para que a su puerto llegue. Bl labrador, bvenos tiempos; por que sus cosechas logre; y en fin, pidamosle todos gue su gracia en todos obre. Venid, pecadores, venid con amor, y edorad el cuerpo de mi Redentor. Adiés, mi Jesds adiés, gran s perd6n te pedimos de culpa y error. Sefior de los cielos, Oh fare de amor! Acoge en tu _seno a este vecador! "NGm. 206. ALABADO. De las Danzas de Coatetelco, Morelos. Elfe- go Adén. Museo Nacional, México, 1908". "Jess me acompaiie y la flor en que nacis, también la hostia consagrada y la cruz en que murié, por librarnos del pecado, iBendita sea su pasién! iAy! Virgen de la Candelaria yo te ofrezco esta oraci6n para que con m4s frecuencia te celebren tu funcién. Bl Sefior San Juan Bautista, el patrén de nuestro pueblo, préstanos vida y salud pa'seguir tu devocién. Te pido que con tu amparo nos dejes anochecer; que con el alma en el cuerpo nos dejes amenecer. iAy! Virgen de Guadalupe, yo te ofrezco este Alabado, por las dnimas benditas las que fueren de tu agrado, que las saques de la penas y las lleves al descanso a tu santfsima gloria para donde fuimos creados. Al Ilustre Ayuntamiento échale tu bendici6n, para que con m&s frecuencia te celebren tu funcién. Gracias te doy, gran Sefior alabando tu gran poder, alabando a tres personas que es Jesis, Marfa y José. Los &ngeles en el cielo alaban con gran contento, y nosotros en la tierra al Divino Sacramento Alabemos al Sant{simo Sacramento, por siempre, alabado!' = 24 “NG. 207. AUABADO DE LA PASION DE CRISTO. Procede de Ttemiquil pan, Hgo., recogido por Gabriel Saldfvar". “Alabadas sean las horas las que Cristo padecié, por librarnos del pecado, iBendita sea su pasién! Jueves Santo, a media noche, madrug6 la Virgen santa, en ‘busca de Jesucristo, Porque ya el dolor no agvanta. El viernes en la mafiana sacaron a mi Jesds a padecer por las calles con una pesada cruz. ¥ caminando al Calvario con gran dolor preguntaba: equién habfa visto pasar al hijo de sus entrafias? -Por aquf pas6, Sefiora, antes que el gallo cantara; cinco mil azotes lleva en sus sagradas espaldas. ¥ una soga en la garganta la que dos judfos tiraban, . a cada tir6n que daban mi Jesfis se arrodillaba. Para su mayor afrenta lo llevan para el Calvarioc, con una ronca trompeta y un clarfin destemplado. Una corona de espinas que sus sienes traspasaban. Lloraban las tres Marfas de ver el paso que daban. Una era Magdalena, y Santa Marta, su hexmana, ja otra, la Virgen pura, la que més dolor lievaba. Una los pies enjugaba, otra el rostro le limpiaba, otra recogfa la sangre, la que Cristo derramaba. Alabemos y ensalcemos al santo 4rbol de la cruz, donde fue crucificado nuestro Cordero Jestis. Si, mi culpa fue la causa ae que mi Dios y Sefor pasara tantos martirios, hasta que en la cruz muri6. Por los méritos sagrados de tu bendita pasién, que me cubran. y me tap jas cortinas de tu amor" a 26) "NGm. 208. ALABADO DE LA PRECIOSA SANGRE. Procede de Itzmiquil- pan, Hgo., Comunicé Gabriel Saldfvar". “Alabémoste, jOh, sagrada sangre de mi Redentor! Pues por ella quedé libre de culpas el pecador. Alabado y ensalzado sea nuestro JesGs amante, que verti6 por nuestro bien su preciosisima sangre. Alabemos para siempre aquella sangre admirable . que dio en la circuncisi6n por nosotros, tierno infante. Alabada sea por siempre la gue en el huerto, a raudales, a impulso de la congoja derram6 en bellos corales. ¥ la que sus sacras venas con dolor inexplicable, a impulso de los azotes vertieron por rescatarme. Bendita’la que vertié mi Jesds, al coronarle; cuyos rubfes esmaltaron el jazmin de su semblante. Bendita la que dej6 en el mundo, al ocultarse, bajo de los accidentes, en testamento admirable. Sea bendita para siempr: la que derram6 al clavarie, y toda la que en la cruz di6é para nuestro rescate. Bendita la que del pecho vor filtimo resto sale a fundar los sacramentos para gue todos se salven. Alaben angeles y hombres dulce JesGs vuestra sangr todos juntos y por siempre eternamente os alaben. Sangre de mi Redentor gue nuestras manchas lavaste, bendita seas para siempre, eternamente os alaben. 10h, sangre de mi Jesis! iOh, beneficio admirable! Océano que nuestras culpas en tu corriente anegaste. Todos estos beneficios los cielos y tierra alaben, por toda la eternidad, Sagrada, preciosa sangre. Anén, dulce JesGs mio, amén, Redentor sagrado, por los siglos de los Siglos sean para siempre albado. iOh, remedio universal! iO0h, sangre de mi Jests! Lfbranos de todo mal, pues te vertiste en la cruz! En algunos poblados de la zona frfa del Estado de Chia-- ' pas, aledafios a San Crist6bal las Casas, y en varios de Guatema la, se conserva el siguiente hermoso Alabado, de principios del siglo XVIII, probablemente también ensefiado por Fray Antonio -~ Margil de Jestis. ALABADO Camina la Virgen, “Mi nene, gd6nde est4? ~En flores de Pascua, pués ha nacido ya. Camina 1a virgen Mi nifio, gdonde esta? -En rosas de mayo, ° pues ha crecido ya. C&émina la Virgen, “Mi hijo, .zd6nde ésta? -Con los Reyes Magos que le adoran ya. Camina la virgen, i -Mi hijo, cd6nde esta? Con los sacerdotes que lo escuchan ya. 9 Camina la Virgen, “Mi hijo, zdénde esta? -Camino al Calvario, pues lo llevan ya. Camina la Virgen, “Mi hijo, edénde esta? -Clavado en la cruz, a. pues 61 ha muerto ya. Camina 1a Virgen, ~Mi hijo, ed6énde est&? -~En nubes del cielo, pues ha subido all4...! Procede de Chiapas y Guatemala. ~ 30 La eminente folklorista jalisciense Concha Michel, me - comunic6. un Alabado de su tierra natal, Villa de Purificacién, que constituye un hermoso ejemplo de este tipo de cantos dolo~ rosos. Al publicarlo en su libro Cantos indfgenas de México, - (1981: 1094111), escribe acerca del mismo: “...No obstante que ¢1 Alabado es un canto religioso - cat6lico introducido a la Nueva Espafia por Fray Antonio Margil de JesGs en el siglo XVII, ha arraigado profundamente en el es- piritu de nuestros indios, quienes lo utilizan para diversos actos de su vida: al comenzar las siembras y solicitar la ayuda divina para la obtencién de frutos; como accién de gracias du-~ rante la cosecha, o bien en homenaje a los muertos como el ~ ejemplo que se presenta, varianéo'el texto de acuerdo con la ocasién en la que se canta, pero siempre alabando el nombre de Dios, y de allf su denominacién. “Bl Alabado que aquf se presenta es de una fuerza tan impresionante, que los indios lo han ligado a su propia trage aia, y la expresi6n de esos sentimientos se manifiestan clara mente en la ilustraci6én, debida al mundialmente famoso Sergio ~ Binsestein, que representa el velorio de un indio, en cuyo ho nor los deudos han colocado sobre su cuerpo una ofrenda alimen- ticia cub{erta con servilletas y tavada con pequefios cajetes de barro. "La melodfa de este ejemplar, lenta, abrumadora, pe-~ sante, se entona primero a una voz muy suave, entrando después + 31 la segunda voz muy quedn en una tercera alta, como falsete, y - el acompafiamiento es hecho con un rasgueo de guitarra, también muy quedo, semejando un toque de duelo en forma de doble. ¢Se-- r4n estos cantos un trasunto de las saetas sevillanas que se en tonan en las procesiones de Nuestro Padre JesGs del Gran Po-~ der...2" Concha Michel me relat6 que all4 en su pueblo natfo, los villapurificacionenses cantan este bellfsimo Alabado especialmen te para quienes han fallecido en forma trégica, asf como en ~ ~ determinadas ceremonias religiosas en el templo, ademas de em-— plearlo en varios aspectos de su vida diaria en relaci6n con -- las labores agrfcolas. Concha Michel lo cantaba.con su bella y grave voz de con tralto, acompafiada por su hermana Albina, o por Masha Badash, ~ ambas con voz aguda de soprano y me decfa que es asi como se -~ acostumbra entonarlo en el lugar de origen. El canto comienza con voz grave y al repetir el segundo hemistiquio, entra la voz aguda en una tercera alta, a manera ~ de falsete, lo cual le imprime, al mismo tiempo que una severa faceta impresionante, una caracterfstica muy tfpica de los can- tos in@tgenas de la prehispanidad. Concha Michel pregunta si estos cantos son un trasunto ~ de las saetas sevillanas, mas por ciertas caracterfsticas indf- genas prehispfnicas, como lo es el falsete, considero que aun-- - 32 que estos cantos son, definitivamente, de origen hispano, ense- fiados a nuestros campesinos por un fraile hispano, nuestras gen tes del medio rural, al entonarlos, les imprimen un car&cter — muy nuestro, muy indfgena, que con un poco de imaginaci6n, nos hacen remontar el vuelo a los tiempos de la prehispanidad. Por otra parte, aunque el texto comunicado por Concha Mi chel contiene la misma idea, e inclusive, varias frases iguales a las de otros ejemplos, el de Villa de Purifiacién, Jal., tie~ ne algo especial, por lo pesante, por lo doloroso, que me hace considerarlo como ejemplo Gnico. tLeémoslo con atencié: ALABADO. Procede de Villa de Purifiacién, Jal. Comunic6 Concha Michel, en la ciudad de México, D. F., marzo de 1943. "Gracias te toy; gran Sefior, y admiro tu gran poder, gue con el alma en el cuerpo me has dejado amanecer. Por el rastro de la sangre que Jesucristo regaba, camin6 la Virgen pura toda una triste mahana. gno vio pasar de mis entrafias? -si, sefiora, sf pasé tres horas antes del alba. Una cruz lleva en los hombros, de madera muy pesada, y una corona de espinas que las sienes ya le sangran. La Virgen al ofr eso, cay6 al suelo, desmayada; San Juan, como buen sobrino, vino luego a levantarla. oss) Lloraban las tres Marfas, al ver que el pecho manaba, virgen pura, Magdalena, y la otra, Marta, su hermana. Las piedras vertieron sangre, la tierra se estremeciS, el sol se visti6 de luto cuando Jesds expixé. La sangre que derramé cay6 en un c&liz sagrado, el hombre que la bebieze seré bienaventurado. Oh! Divino Sacramento, que sean por siempre alabado, por las énimas benditas y las que est&n en pecado...1" +35 c) Otros cantos anSlogos al Alabado. Al lado de los Alabados propiamente dichos, existen - ~ otros cantos religiosos cristianos que se entonan envarios luga res conteniendo el texto de ellos frases alusivas a la pasién - y muerte de Jesds, o bien son plegarias en las que el pecador - pide perdén a la divinidad. A114 en mi pueblo, en cuyo templo se venera a un crucifi jo de tamafio natural, hecho de cafias de mafz, llamado El Sefor de la Buena Muerte, se cantaba la vlegaria suplicante pidiendo pera6n. En la tarde del primer dfa de enero de cada afio se efec~ tuaba una gran procesi6én que recdrrfa el enorme atrio circunda~ do por una barda de mamposterfa, llevando sobre los hombros 1a imagen del crucificado. En cada esquina del atrio descansaban - los procesionistas y oraban. Luego continuaba la procesién can- tando alabanzas, hasta regresar a la puerta del templo, para de positar la imagen en su altar. La plegaria se cantaba a dos voces, siendo interesante ~ escuchar la ségunda voz en una tercera alta, en falsete, lo - ~ cual, como decfa lfneas arriba, le imprime un cardécter muy indf gena. El canto es iniciado vor un solista que después canta las estrofas y todo el pueblo responde cantando la cuarteta inicial que sirve de estribillo o coro. S6lo para dar la idea, aqui se presentan el coro y una estrof (coro) {Perd6n, Oh! Dias mfo,. iPerdén y clemencia! 1Perd6n e indulgencia! tPerd6n y piedad! Estrofa) Pequé, Oh! Dios mfa, por mi mala suerte, . damé buena muerte, y tenme piedad! Era importante escuchar al pueblo repetir el cora, con - un volumen ascendente, como cuandd se oye el trueno y ruge la ~ tempestad. . Axmonizacién para piano de R. Asimismo, como decfa lineas arriba, en virtud de que - - Fray Margil de JesGs ensefié el culto y la devocién a 1a santa -~ cruz, hay cantos y poemas dedicados a ella, extendiéndose el . culto a los crucifijos. Como ejemplo de ello cabe mencionar aquf el poblado El - Maye, Municipio de Itzmiquilpan, Hgo., ouya festividad anual se ] efectGa el dfa 3 de mayo, en homenaje a la cruz. En dicho lugar se venera una cruz de madera de gran tama uada en la cima del cerro fio que se encuentra en wna capilla El ,Dexitzo, cercano a El Maye. La cruz es bajada de su capilla en el mes de abril para hacerle su fiesta en mayo y permanece - en la iglesia de El Maye hasta el mes de octubre, fecha en la - que se regresa a su lugar de origen. En ambas ocasiones, para bajar y luego subir la cruz, -~ acuden muchos romeros que ayudan en tales maniobras, y los pere grinos suben cantando alabanzas, portando velas de cera, flores, guirnaldas, incienso que se quema en braserillos etc., y a con~ tinuaci6n, al terminar el acto religioso, las familias y amista ‘ des se retinen para comer juntds el itacate que han llevado, 4: frutando todos de un bonito dfa de campo. El ejemplo que se presenta con versos dedicados a la San ta Cruz, es debido a la inspiraci6n del sefior Heladio Davila Pi fia, no contando con la misica, pues s6lo fue comunicado el tex- to. 39 Alabanza al Sefior del Cerrito La devocién a la Santa Cruz. Heladio Davila Pifia. BL @fa tres de mayo de la Santa Cruz, mfranos piadoso Oh! Padre Jesds! El traidor que te vendiera, el Iscariote maldito, patque de 61 triunfaras glorioso, en tu cerrito. Por la causa nuestra tu espalda azotaron, de espinas, tu frente, sin piedad traspasaron. Cargaste el madero de la Santa Cruz, para darle al mundo tu divina luz. Con la cruz a cuestas por tod el Calvario, reaaste tu sangre e entre el judfo legionario. . La Ver6nica santa con pequefio sudario, imprimiste tu rostro que hoy es gran relicario. Te crucificaron los judfos traidores, para redimirnos a los pecadores. Pendiente est4s del madero bendito, 11évanos al Cielo, Sefior del Cerrito Santa fe piadosa, en cAliz ya lleno, recoge la sangre del divino Nazareno, José y Necudemus de Barimatea, tu cuerpo descienden, se cumple la profecfa. Escrito ya estaba por mano justiciera, que a la hora de tu muerte tinieblas hubiera. Tu afligida madre llora tu amargura, de ver que a tu cuerpo le dan sepultura. Padeciste mil tormentos, qué ingrata fue tu suerte; por librar al mundo de la eterna muerte. En pago a tus tormentos eres rey de reyes; somos tus vasallos pregonando tus leyes Las cuales respetamos todos con anhelo, patensalzarte glorioso en el reino del cielo. Como rey que td eres, nuestro general, nos libres en la batalla del juicio universal. De lejos venimos, rendidos, cansados, a que nos perdones de nuestros pecados. 2 41 Perd6n te pedimos con un gran afén, tus hijos que vienen desde Michoacan. Oh! desis clemente, divino cordero, : verdona los pecados de tus hijos de Guerrero. Maestro querido, en pos de ti lloro, mfranos piadoso, venimos de El Oro. Oh! rey de la gloria, corrige mis desvfos, . que cansados venimos de San Juan del Rfo. De Puebla venimos, de Cuautla, Morelos, porque al Sefior dél Cerrito mirarlo queremos. De Pachuca y San’ Luis, también de Veracruz, a pedirte tu gracia y tu divina luz. De. Chihuahua venimos, los Estados del Norte, que nos libres piadoso de la eterna muerte. De Querétaro llegamos y_ también de Monterrey, Siguiendo tus’ pasos, Oh! glorioso rey. De Villa Guerrero y Morelia, y También de Salvatierra, @chanos tu bendicién, venimos de la Sierra. Temazcaltepec y Tenango venimos a tu santuario, avenerar tu imagen y a llevarnos tu relicario. adi6és, padre mfo, adiés, mi Jests, adiés al Cerrito de la Santa Cruz. Paloma maravillosa de la patria celestial t@ serds nuestra madrina en el juicio universal. Eres mfs bella que el alba, m4s reluciente que un lucerito, eres toda mi esperanza Virgen Marfa de Loretito. Bl estar siempre contigo es mi mas grande ambicién, échanos con tus manitas tu sagrada bendicién. Adiés, palomita blanca, de tu capilla bendita, adiés a tu santuario situado en la lomita. Adi6s. Oh! Madre mfa, me despido en esta hora, hasta el afio venidero, y después, haste la gloria! 42 Aungue estos versos estén firmados, desde luego se advier te que el poeta es gente del pueblo, pues el poema tiene mucho caracterpopilar. - Por otra parte hay aspectos interesantes que observar, y aungue por el momento no hemos localizado a qué sitio se refie~ re, debe ser famoso y muy visitado, pues en el texto se mencio- nan diferentes lugares del pafs, de donde vienen peregrinos pa~ ra adorar a la imagen del crucificado, citéndose los siguientes: Michoacén, en general, y luego, particularmente, Morelia; Esta~ do de Guerrero; del Estado de México son varios: Bl Oro, Villa Guerrero, Temascaltepec y Tenango, aunque también el dicho Te~ macaltepec podrfa ser el poblado que pertenece a Michoac4n; - Quérétaro, en general, y luego, San Juan del Rfo; Puebla; Cuauh tla, Mor,; Pachuca; San Luis Potos{; Veracruz; cita los Estados del Norte, ciudades de Chihuahua y Monterrey; cita a Salvatierra, Gto., y genéricamente habla de poblados de La Sierra, adviertiendo en - .n general y luego se refiere particularmente a las una cuarteta que "...de lejos venimos..." otro aspecto interesante es la despedida, prometiendo - volver al afio siguiente, pero si la muerte sorprende a los rome ros, se verén en la gloria. Aquf también se observa el temor a la muerte, rasgo cultural muy europeo, a diferencia del crite- rio de los antiguos mexicanos que no temfan a la muerte. En va~ rias estrofas se pide ser librados de la muerte, manifestando - temor hacia lo desconocido. ismo se advierte también en otros Alabados, como ~ fiacién, que comienza diciendo Esto el ejemplo de Villa de Pur “gracias te doy, gran Sefior, y admixo tu gran poder, que con el aima en el cuerpo me has dejado amanecer..." ¥ otro ejemplo dice: "Que con el alma en el cuerpo me ~ has dejado anochecer ; es decir, el temor a la muerte es ma- nifiesto, pudiendo llegar ésta en cualquier momento, por la no- che o en el @fa. El folklorista Rubén M. Campos (1929:355-356) consigna un ejemplo de poesfa popular religiosa, intitulado Alabanzas a Jestis amoroso, el cual, sin ser propiamente un Alabado, en su - texto se leen alusiones a la pasién y muerte de JesGs. Dice ~ - ast: Alabanzas a Jesds amoroso. JesGs amoroso, dulce Padre mio, pésame, Sefior, haberte ofendido. En el huerto orando, por mi amor, vendido; e atrevida mano, tu rostro fue herido. Clavel marchitado holiado, abatidoy bella flor del camvo, coronado Lirio; Preso y maniatado, fuiste conducide: y en horrible carcel quedaste metido; Como rey de burlas fuiste escarnecido; de crueles espinas tu corona ha sido; En las Con 1a cruz a cuestas eres oprimido; por mis graves culpas tres veces cafdo; Desnudo te ponen en la cruz tendido; tus pies y tus manos elavados han sido; Tu coraz6n santo fue cruelmente herido; de la cruz ya muerto, eres descendido. De tu triste madre fuiste recibido; por esos dolores que Marfa ha tenido; Por esa tu sangre que por mf has vertido; piedad, Dios amante, mi Jestis querido: A tus plantas llego, de dolor transido; pésame, Sefior, haberte ofendido". islas del lago de PAtzcuaro -Jardcuaro, Janit-~ zio, Urandén, Yunuén, Pacanda y Tecuena-, efectGanse las ceremo nias en honor de los muertos la noche del 1° de noviembre, sien do la més famosa la de la isla de Janitzio, al grado de que es el tema central de una bella pelfcula de Luis Maérquez, intitula la “JANITZIO", protagoni: ada por Maria Teresa Orozco en el pa~ pel de Eréndira y Emilio Fernandez en el papel de Zirahuén, } ' : La noche de muertos en Janitzio era muy bella y los puré pechas nativos de ahf conservan muchas tradiciones antiguas, co mo la de cazar el 1° de noviembre, patos silvestres en el lago, mediante el 4tlat1 (lanzadardos), los cuales eran guisados para aumentar la ofrenda alimenticia a los mertos. El cementerio de 1a isla, en la noche del 1° de noviem-~ bre, se llenaba de gente; las mujeres ataviadas con la zftacua (falda) y el huanengo (camisa), aquélla, de lana de color oscu~ ro, atada a la cintura mediante un vistoso cefiidor y la camisa ricamente bordada; cubierta la cabeza con lindo rebozo azul ra- yado de blanco, llegaban al cementerio a poner cempaxéchitls y otras flores en las tumbas, dejar las cazuelas con comida y - - Brender velas, una para cada deudo y de vez en cuando entonaban alabanzas en castellano y en lengua purépecha; todo ello con ~ sinceridad, con amor, con devocién hacia los finados. Desafortunadamente ese c&ncer que nos agobia, llamado - pomposamente "turismo" ha venido prostituyendo la bella costum- bre y actualmente se ha comercializado, al grado de que agen--- cias de viajes, como incentivo turfstico, anuncian comercialmen te la noche de muertos en la Isla de Janitzio, conviertiendo en en en espect&culo comercial lo que antafio era hermos{sima cos-~ tumbre nativa de esa isla. Hace algunos afios, en la década de los treintas, cuando aGn no habfa invasi6én "turfstica", tuve la oportunidad de reco- ger ejemplos de canciones tarascas, llamadas genéricamente “pi- recuas", entonadas por los nativos y en el cementerio escuché ~ un canto sin texto, solamente vocalizade por las mujeres, can-- tado casi con la boca cerrada, al que se le llamaba Canto de la 247 Pasi6n, entonado en forma muy lenta y solemne. A dos voces, perfectamente armonizado, puede convertirse en una polifonfa; de suerte que escuchado en aquel ambiente lle no de unci6n, con las velas encendidas, oyendo de vez en cuando el oleaje del lago, completaba hermosamente el tradicional habi to de rendir culto a los muertos. Repito que aunque no se trata propiamente de un Alabado, lo consigno aqui por su titulo "Canto de la Pasi6n" ya que se~ guramente se refiere a la pasi6n de Cristo y por tal motivo es entonado a los difuntos pero, sobre todo, por la belleza de la melodia y su ermonizacién. + 48 Canto de la Pasién que se entona a los muertos. Isla de Janitzio, Lago de Patzcuaro, Mich. Nay lento, soleme, Ine Bocp cerrada, 49 CONCLUSIONE: El etn6logo Michel Haberlandt asevera que el hombre pue~ de vivir sin ropa, sin vivienda y en ocasiones, hasta sin comi- da, pero nosincantos y misica. Esto significa que en cualquier lugar del vlaneta, el hombre, por primitivo que sea, canta o sil ba e inventa instrumentos musicales. £1 mismo, dice Haberlandt, es un instrumento musical, pues canta, silba y lleva un compas musical aplaudiendo o golpeando el suelo con los vies, con lo cual, también danza. Bl arte musical, concluye Haberlandt, es - innato en el hombre. + De esta manera, nuestros antiguos mexicanos no constitu- yen excepci6n alguna y también ellos cantaron y tafieron instru- mentos musicales y de@icaron tales cantos y misica a sus deida- des. Més tarde los campesinos y los labriegos han seguido la misma costumbre de cantar, De modo que desde el siglo XVI, fue ~ f&cil para los frailes evangelizadores, ensefiarles cantos cris tianos, motetes, salmodias y otras formas musicales, que pronto | aprendieron las gentes de los pueblos. | Asi pues, cerca de dos siglos después de consumada la - conquista, cuando a fines del siglo XVII viene Fray Antonio Mar gil de Jesés, la mayor parte de nuestras gentes estaban ya - - cristianizadas y le fue sencillo ensefiar un canto f&cil, para - alabar la pasi6n y muerte de Cristo. La creencia popular de apariciones de imagenes en montes, cuevas y valles y el culto rendido a dos personajes principales del catolicismo, Marfa y Jests, como trasunto de viejas costun- » 50 bres medievales, personajes que recordaban seguramente a nues-- tras gentes del medio rural y aun del urbano, a Tonantzin, - ~ (Nuestra ‘Sefiora Madre) y a Tezcatlipoca, el poderoso dios que - es herido, muerto y resucitado, constituyen un precioso marco ~ para el culto cat6lico, que en la Mesa Central, principalmente, se rinde en forma especial a la Virgen de Guadalupe, al Sefior ~ de Chalma, al Sefior del Sacramonte, al Sefior del Cerrito y a ~ otras varias im&genes. Ahora bien, el Alabado, canto religioso cristiano ensefia do por Fray Margil de Jess desde fines del siglo XVII a prin- cipios del XVIII, aunque ya es raro escucharlo, atin permanece, pudiendo ser que el mismo Margil de Jess sea el autor de los ~ primeros que ensefi6, aunque su nombre haya sido olvidado o des~ conocido , por lo que el canto en cuestién se considera como ~ an6nimo, m&xime que de acuerdo con determinadas circunstancias propias de los diversos lugares donde se entonaba, seguramente que ha sufrido modificaciones, tanto en su texto como en su mi sica, por lo que se trata de un canto verndculo, el cual se hi zo eminentemente popular, constituyendo actualmente una viven- cia inhist6rica en contraposicién con leyes universales, por - lo que debe ser considerado un motivo inentemente folklérico. Por estos motivos me he atrevido a tratar de él en el - presente trabajo, pensando que fue tan popular, que Ignacio Ra- mfrez, El Nigromante, le llama “nuestro canto nacional" Por otra parte, se observa que al tratar de la vida y - obra de Margil de JesGs, los autores se ocupan de su labor m: sionera, pero muchos olvidan 1a ensefianza del canto en cuesti6n, east sencillo, emotivo, mediante el cual el fraile andariego logré - ejemplificar sus lecciones de la nueva fe. Seguramente que existen otros much{simos ejemplos proce- dentes de diversos lugares y aguf s6lo consigno unos cuantos, ~ para dar idea del motivo folkl6rico. Pero es interesante obser- var también, que constituyendo un motivo popular, las gentes -~ del campo lo entonan a su manera, cantdéndolo con voz aguda, de falsete, lo que le da tipicidad. Al mismo tiempo, en alguno de los ejemplos presentados, se observan versos demasiado elaborados, lo que les resta el -~ sentido popular, pues en ellos se nota cierto grado de erudi~ ei6n. Por ejemplo, en el canto marcado por Vicente T. Mendoza con el némero 208, la f6rma rftmica en asonancia "ae", es muy. buena; pero adem4s hay expresiones demasiado erdditas como las contenidas en los siguientes versos: “rubfes que esmaltan el -- ‘Océano jazmin del semblante", "vuestra sangre", “os alaben", que nuestras culpas en tu corriente anegaste", y la bella meté~ fora de comparar con los corales el color de la sangre, etc. Bn el ejemplo que Rubén M. Campos presenta, la f6rmula - rfitmica en asonancia "i-o", es perfecta, demasiado erudita, lo que le resta sabor popular. De todas maneras el tema tratado es muy bello. Ojala que la tradicién de cantar el Alabado se hiciera renacer, que no se perdiera, aunque es diffcil intentarlo, ya que el abuso constan te del radio y-la televisi6n, hace que nuestros campesinos escu chen otros tipos de mfisica y cantos, absolutatente intrascenden tes, haciendo que la misica folkiérica pura se esté perdiendo a gran prisa. El gobierno de la Repblica, a través de la Direcoién de Radio, Cine y Televisi6n, es quien tiene la obligacién de regu- lar las transmisiones radiofénicas, debiendo evitar desde luego todo tipo de anuncios, particularmente los que nos invitan y -- exigen comprar y saborear toda clase de bebidas alcoh6licas. OBRAS CONSULTADAS: CAMPOS, Rubén M. El Folklore literario de México. Sria. de Educ. Pdb. México, 1929. CRAMORRO, Arturo. Los Alabados dei tinacal en el Estado de Tlax cala. Boletin nim. 4 del Departamento de Investigacién de las Tradiciones Populares. Direc. Gral. de Arte Po pular. Srfa. de Educ. Pib., México, i977 ESPARZA SANCHEZ, Cuauhtémoc. 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