Você está na página 1de 1

Sal Quiroz.

Lugar Sin Direccin: Utopa citadina.

El hombre so una utopa contemplando las manecillas


La vida verde se des/repliega como lienzo que teje la imagen del universo
Una cadena de palabras taciturnas se une a las vibraciones de donde todo surgi
haciendo que el mosaico dance sobre su propia figura en metamorfosis.
Un rbol se teje a otro como el envoltorio de la memoria
Un ala se teje a una pluma como a una mirada de molino de viento
Una gota se teje a la nube como la sangre a los pulmones
Una piel nueva re/descubre la ciudad agitada en gasolina
Piel de cristal y piedra, de mrmol y espejo,
de papel y concreto, de madera y adobe,
de crmenes y cruces, de impunidad y azulejos caleidoscpicos
Pieles de seda, de algodn, de nylon, palma y zacate.
Cada pupila despleg la silueta vibrante del entramado de las venas
donde la ilusin del punto aislado se recuesta sobre su angustia y tensin,
sobre su sombra a veces ausente, su lecho y desesperacin,
slo para contribuir a la flexible y acogedora tibieza del vaco unido con hilachas.

Entonces el ojo mir su propia mirada cmo un haz inefable de hojas secas
De ventanas calcinadas por una espera insistente
De rincones abandonados a su suerte de vagabundo con fro
De postales escurrindose incesantemente a cuestas de los segundos
De paisajes que devinieron imagen sensible en el flujo temporal inmvil
De contornos y curvas y seduccin y deseo de trascendencia:
Haz de partculas efmeras, etreas, indecisas, incorpreas:
Reflejo de la inefable luna en las tremulantes voces cernidas sobre las aguas:
Cuerda que ata los extremos de la vida, autopista ingrvida de la vigilia.

El sueo es siempre camino de muralla


que se cierra sobre s misma
resguardando el jardn de la conciencia,
Trnsito ininterrumpido entre martimas sensaciones:
Cadencioso xodo entre ntimas dimensiones,
Hmedo murmullo de carbones crepitantes y estrechos,
Trazo de tiza sobre la piedra ancestralmente tallada,
Veta de fotones desorientados deslizndose entre resquicios oscuros y blandos
Estrindose hasta afianzar el infinito con una de sus mujeriles lenguas
Veta de latidos que marcan el trayecto que las moiras habrn de concluir
Veta perfumada con sndalo y copal, un corazn ensangrentado envuelto en celofn.

El hombre intent zurcir ms adjetivos y verbos


sobre los ya cansados sustantivos
que se retorcan tercamente
queriendo escapar
Cuando lo sorprendi el segundero con su infalible
tic tac

Você também pode gostar