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1. Devolvindole una imagen positiva y ajustada de s mismo.

Si
le vemos en su aspecto positivo, sin inflar, ni exagerar ningn
aspecto, aceptndole; lo estamos consiguiendo.

2. Motivndole a afrontar el conocimiento de lo que le rodea con


curiosidad e inters. Creando un clima de descubrimiento agradable
y positivo.

3. Reforzndole en sus logros. No recalcando sus fracasos. Lo que


ha hecho mal no se lo podemos presentar como algo que est bien,
pero podemos relativizar su fallo.

4. Dndole la oportunidad de que se enfrente a los conflictos Que


ponga en juego sus habilidades para resolverlos autnomamente

5. Criticar sus actos, nunca a su persona. Cuando tengamos que


limitar su accin, podremos explicarle que lo que ha hecho no est
bien, no nos gusta, pero diferencindolo claramente de lo que es su
persona. Es decir, podemos expresarle: "Eso est mal", nunca le
diremos: "Eres un desastre".

6. Asegurarle nuestro cario y afecto incondicional,


independientemente de sus logros y comportamiento. El nio
necesita sentirse seguro y querido por s mismo.

7. Facilitar al nio una salida "airosa" del conflicto. Cuando a un nio


se le niega algo que quiere, o se le impide que lleve a cabo una
accin determinada, es conveniente ofrecerle y ayudarle a tomar
una opcin alternativa e incompatible con la anterior y que sea
adecuada. Una salida airosa para l, respetando la norma. Si es
posible eligiendo entre varias.
8. Permitirle la expresin de sus sentimientos. Las emociones
personales son el ltimo reducto de la intimidad. No se debe
ensear a los nios a disfrazarlas desde pequeos. Se puede exigir
un control sobre la accin, no sobre la emocin. En un ambiente
afectivo adecuado las emociones irn madurando positivamente.

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