Você está na página 1de 19
{© 199, RAMCN FLORENZANO URZUA Inscripcién N° 107.986, Santiago de Chile. } Derechos exclusivos reservados para todos los paises por \ © Editorial Universitaria, SA. Maria Luisa Santander 0447. Fax: 56-2-2099455 ‘ Santiago de Chile ; - e maikedituniv@reuna.cl linguna parte de este libro, incluido el diseRo de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por Procedimientos mecénicos, 6pticos, quimicos o ¢electrénicos, incluidas las fotocopias, sin permiso escrito del editor ISBN 956-11-1501-8 Texto compuesto en tipografia Palatino 10/13, | Se terminé de imprimir esta PRIMERA EDICION de 1.000 efemplares, q cen los talleres de Impresos Universitaria, Av. Las Parcelas 5588, Santiago de Chile, ‘en julio de 1999. ae yet "MPRESO EN CHILE PRINTED IN CHILE £6354 4794 ene Ramon Florenzano U. Breve historia del psicoanilisis GV 273484 tf VI EDITORIAL UNIVERSITARIA C INTRODUCCION Transcurridos hoy cien afios desde la aparicién del punto de vista psicoanalitico, y en una centuria que ha visto mas, cambios en la historia del hombre que muchos de los siglos que la antecedieron, éste se mantiene en “sorpren- dente buena salud” como lo sefialara George Engel en una editorial de la revista de la Asociacién Médica Americana. El psicoandlisis hoy se ensefia en la mayoria de los centros de entrenamiento de profesionales de la salud mental, y es considerado como una de las técnicas terapéuticas mejor validadas. Cada vez més personas se interesan en formar- se como analistas. La Asociacién Psicoanalitica Internacio- nal agrupa hay més de sesenta asociacioneé nacionales en Europa, América y aun en Asia, dedicadas todas ellas al desarrollo del psicoanlisis como disciplina y a la forma- cién de nuevos analistas. ;Cémo se explica la permanencia del psicoandlisis en estos cien afios? Una primera respuesta es que la aparicién de la teoria analitica respondié a una necesidad cultural en su época Es un lugar comtin decir hoy que el psicoandlisis pas6 a formar parte del modo de pensar de nuestro siglo. Desde que en 1896 Sigmund Freud sentara las bases de esta teoria como un método terapéutico para algunas neurosis, sus puntos de vista han sido aplicados no s6lo dentro de la psiquiatria, sino en todas las ciencias sociales, legando a formar parte del saber cotidiano. Tal como otras corrientes intelectuales que florecieron a lo largo de nuestra época, el psicoanalisis tiene sus raices en la cosmovisién positivista propia del siglo XIX. Su vigencia a lo largo de nuestra i a centuria se puede relacionar con la progresiva adaptacién de sus puntos de vista a la realidad cambiante de este siglo. El psicoandlisis de hoy no es el que Freud ided, y ha demostrado una capacidad importante para absorber nue- vos puntos de vista. El propésito de este libro es mostra los principales desarrollos del psicoandl esta centuria, con especial foco en los autores posteriores a Freud. Por ello, revisaremos sélo esqueméticamente las principales ideas del creador del psicoanélisis: por una parte, éstas son conocidas, y por otra, as teorias de Freud no constituyen hoy dia todo el bagaje de conocimientos de un psicoanalista, ya que han sido generalmente comple- mentadas 0 modificadas por autores posteriores. David Rapaport (1), un autor que estudié las etapas histéricas del pensamiento de Freud, distinguiendo cua- tro: una de desurrollo de una metodologéa terapéutica, el méto- do psicoanalitico. Una segunda, de estudios clinicos, apli- cando dicha metodologia. Una tercera, en la cual desarrollé una metateoria explicativa de sus hallazgo clinicos, y una cuarta, en la cual extendié esa teoria en una serie de estudios culturales y sociales. Para muchos, en la medi- da que se alejé del objeto propio de su método, los pacientes, las conclusiones de Freud pasaron a ser cada vez més polémicas y discutibles. Revisemos brevemente estas etapas: 1. Desarrollo de la técnica psicoanalitica. Para muchos, lo més original del pensamiento freudiano corresponde al periodo de desarrollo de la técnica analitica. Entre 1895 y 1900 Freud escribié, en colaboracién con Breuer, sus Estudios sobre la histeria y planted que ésta se debe a la represin de las emociones. Elaboré su método de in- vestigacién el psicoandlisis-planteando como su regla 12 fundamental la libre asociacién y, finalmente, en 1900 publicé su maestra: La interpretaci6n de los suerios. 2. Contando ya con un método de observacién bien definido, el psicoandlisis, pas6 Freud a la as{ denomina- da etapa de estudios clinicos (1900-1918). En esas dos décadas desarroll6 un trabajo clinico y literario-cientifi- co ininterrumpido: formulé una teoria general de la neurosis, del desarrollo psicosexual del nifto, de dife- rentes mecanismos de defensa y, finalmente, de cua- dros clinicos més allé de las neurosis, tales como las depresiones y las esquizofrenias (a los que él llamé desérdenes narcisisticos). 3. Una tercera etapa fue de teorizaci6n: en sus estudios ‘metapsicoldgicos (1915-1926), Freud pas6 a escribir en un plano més abstracto. Formulé asi su teoria dual de los instintos (Eros y Tanatos) y una teorfa genéral de la personalidad centrada en el concepto estructural en que divide la psiquis en tres instancias: Ello, Yo y Super Yo. En 1926 plante6 su segunda teoria de la angustia, en la que sefialé cémo es ésta cuando aparece en pequefias cantidades (“angustia-sefal”). En su reconceptualiza- cién de las neurosis, la angustia pasé a tener el rol central que anteriormente habia asignado a la.sexuali- dad y el Yo pas6 a tener el papel protagénico que anteriormente otorgé al inconsciente. 4, Una etapa posterior fue la de sus estudios culturales y sociales (1928-1940). En el periodo final de su vida, Freud se dedicé a enfrentar fenémenos culturales y de psiquiatria social. En Totem y tabii formul6 una teorfa del origen de la civilizacion (en relaci6n al asesinato del padre por la horda primitiva); en Psicologia de grupos y anélisis del Yo lo hizo en relacién a los fenémenos de masas y en Moisés y el monoteismo a explicar el origen de 13 las religiones. Se desarrollé asf un conjunto amplio de teorfas y puntos de vista que abarcaron no sélo la clini- ca, sino miiltiples dominios culturales. El psicoandlisis forma parte de la weltanschauung decimo- nénica en la que crecié y se formé Freud: muchas de sus ideas surgen inmersas en un iluminismo racionalista que el mismo autor vio ceder a lo largo de su vida, dados los acontecimientos histéricos que transformaron la Europa del siglo XX. La cosmovisin imperante en tiempos de Freud estuvo marcada por varios elementos: * Por su ubicacién geogréfica (la Austria Imperial de Francisco José)y por el medio cultural en el cual floreci6 (la burguesia culta centroeuropea). La estabilidad del Imperio Austro-hiingaro hasta 1917 puede haber influi- do ena atencién prestada a los fenémenos intrapsiqui- cos, que insisten en el cambio individual en una socie- dad estable. * Por su formacién médica en Viena y sus investigacio- nes de laboratorio con dos grandes profesores de su Universidad: con Briicke en fisiologia y con Meynert. Esta formacién dejé en él una actitud de investigacién cientifica y una creencia en el determinismoa ultranza, asi como una posicién basicamente biol6gica, con una permanente esperanza de lograr una mayor congruen- cia entre la neurofisiologia y la psicologia. Freud, en sus escritos psicol6gicos iniciales, traté de aplicar a la psi- cologia los principios de la fisica clésica. As{ por ejem- plo, su teorfa del principio del placer se basa en la ley de la entropfa, asi como la del principio de la realidad ena ley de la menor accién. Lo que él denominé punto de vista econémico, asimismo se basa en la ley de conservacién de la energia. 4 * Su formacién neurolégica lo llevé a aplicar en psicoané- lisis algunas de las teorfas en boga en su época, tales como las de Hughlins Jackson acerca de la organizacién jerdrquica del sistema nervioso, que él aplicé en su concepcién de estructuras del aparato psiquico super- impuestas una sobre otra. + Su formacién psiquidtrica de postgrado en Francia con Charcot y Bernheim y su préctica clinica con neuréticos, Io hizo reconocer el poder de las fuerzas psicol6gicas. La observacion de crisis de histeria en la clinica de Charcot y de las curaciones de Bernheim y Breuer lo convencieron del rol de lo psfquico en la conducta hu- mana. También en su “periodo francés” Freud recono- cié la existencia de fenémenos psiquicos no conscientes, los que dedujo de sus observaciones de érdenes post- hipnéticas y estados alternantes de conciencia durante sus estadias en los servicios clinicos parisienses de Charcot y Janet. También de su trabajo con el primero de dicho autores y con Breuer llegé al reconocimiento del papel de la sexualidad en la génesis de la neuro- sis. El ambiente cultural (Zeitgeist) de la Viena de fines del siglo XIX y la Europa Victoriana influyé en el papel que le otorgé a la sexualidad como determi- nante de los conflictos individuales. Posteriormente a la Primera Guerra y al advenimiento del nazismo en Alemania, Freud pas6 a atribuir un papel cada vez mayor a la agresién. «La observacién de sus propios suefios lo llevé al uso de la técnica de la introspeccién como su aproximacion metodoldgica a lo psiquico, a través de la libre asocia- cién y de la interpretacién de los suefios. * Los puntos de vista darwinianos influyeron en su psi- cologia evolutiva, especialmente en conceptos como el 15 de que la filogénesis sigue a la ontogénesis y en los de epigénesis y regresi6n. «La influencia de la literatura romantica (especialmente Goethe) y de las novelas biogréficas francesas, en él interés por la naturaleza humana y por la historia bio- grafica como una herramienta para la comprensién de la persona. Se ha dicho que Freud y Einstein, a comienzos del siglo XX, continuaron las revoluciones iniciadas por Copérnico y Darwin. Einstein introdujo el concepto de que la obser- vacién es relativa a la posicién del observador, y Freud mostré una visi6n del hombre dada desde sus impulsos. Esta visién sobrepas6, a la larga, al racionalismo del siglo XIX. Hoy es claro el impacto del pensamiento psicoanali- tico en diversos aspectos de la cultura contemporénea: — Enel plano estricto de la psicologia, de la psiquiatri y més estrictamente en el de las terapias psicol6gicas, mantienen hoy su relevancia original los principios técnicos de la cura analitica; en una obra anterior (2) hemos revisado la vigencia de las técnicas psicotera- péuticas derivadas del psicoandlisis clésico, sean como psicoterapias individuales breves o prolongadas, sean como psicoterapias grupales o técnicas de terapia familiar. — Enel plano més amplio de la epistemologia, el psicoa- nilisis ha desarrollado una linea de pensamiento que si bien no es estrictamente una filosofia, ha aportado nue- vas perspectivas a las preguntas centrales de la teoria del conocimiento. Asimismo, ha influido en el modo de enfrentar cuestiones clésicas de la ontologia y la axiolo- gia. El psicoanlisis, al ser una teorfa acerca de la mente humana, es, quiéralo o no, una antropologia. 16 — Como un método de investigacién acerca de los sucesos mentales, es un procedimiento que permite contestar preguntas acerca de su propia validez y efectividad. El psicoanilisis tiene, como metodologia empitica, la po- sibilidad de cuestionarse a si mismo. Una de las éreas descuidadas a lo largo del periodo inicial del desarrollo analitico fue la de la investigacién empirica de la vali- dez de sus formulaciones, asi como de la efectividad de su impacto curativo. En la tiltima década se ha produ- cido un auge en el tema de la investigacién del impacto de las psicoterapias, tanto en otras latitudes como en nuestro pais, donde se ha constituido una rama de la Society for Psychotherapy Research, que ha celebrado reuniones internacionales en Mendoza, Buenos Aires y Santiago, produciendo documentos de interés (3). La evolucién posterior a Freud del psicoandlisis ha sido multiple y compleja, y ha revisado y contestado muchas de las criticas que hoy podemos retrospectivamente for- mular a Freud. Esta evolucién se ha dado en diversos sentidos: * Algunos autores han profundizado en la teorizaci6n acerca de las caracteristicas del inconsciente, desarro- landose asf las lamadas “psicologias de las profundi- dades” Uno de los primeros disidentes del movimiento analitico, Carl Jung, buscé los comunes denominadores grupales del inconsciente (“colectivo”), mientras que otros, como Melanie Klein, se dedicaron al estudio de las caracteristicas del inconsciente asi llamado “primiti- vo", sea infantil, sea de quienes presentan cuadros psi- quidtricos severos. Surgen alli mecanismos defensivos menos evolucionados que transparentan mejor las ca- racteristicas del inconsciente. W7 © Otros autores se han focalizado en la interfase entre la psicologia individual y la sociedad y la cultura. Surgen ast las psicologias sociales de Adler, primero, y de Erik Erikson, después. El primero, otro disidente inicial, rompe con Freud al darle mayor importancia a las mo- tivaciones de poder y a la ambicién que a las pulsiones sexuales y agresivas. Erikson, manteniéndose dentro de la teoria freudiana, estudia cémo en las diversas cultu- ras y a lo largo del ciclo vital la sociedad y el individuo interactian, conformandose asi estructuras psiquicas propias de cada etapa historica y de cada sociedad. Otros autores ampliaron la visi6n freudiana en el sent do del desarrollo del individuo alo largo del ciclo vital. Surgen asf las psicologias evolutivas de Ana Freud, primero, y dentro de sus seguidores en la Psicologia del ‘Yo, de Margaret Mahler. Es posible as{ trazar un plano mucho més detallado de las vicisitudes del desarrollo individual, sea normal, sea patolégico. Eneliplano del quehacer terapéutico, tal como lo men- cionéramos, las modificaciones técnicas realizadas so- bre todo por los psicélogos del Yo y por los tebricos de las relaciones de objeto han posibilitado el realizar tera- pias més focalizadas, mas breves y por lo tanto més eficientes que la cura analitica clésica. Este texto pretende revisar sumariamente los desarrollos anteriores, comenzando por una apretada exposicién de las principales ideas formuladas por el mismo Freud, para luego sefialar las diversas modificaciones que se han intro- ducido al pensamiento analitico a lo largo de los afios. Esta obra es necesariamente un compendio con fines didécti- cos, y por ello, no debe considerarse un tratado como son los de Bleichmar (4), Etchegoyen (5) o Thoma y Kaeche- 18 le (6). Aquellos interesados en saber més sobre los princi- pales desarrollos postfreudianos, o bien, acerca de la téc- nica psicoanalitica propiamente tal, pueden consultar esas referencias. En especial, los temas ligados al psicoanilisis Kleiniano y sus desarrollos posteriores son tratados en profundidad en la obra de los Bleichmar, en la cual hemos basado nuestra sintesis de esos temas. 19 CAP{TULO1 El comienzo de la historia. Sigmund Freud y su obra EI pensamiento de Sigmund Freud ha tenido una fuerte influencia en la cultura de nuestro siglo. La teoria psicoarta- Iitica, ademés de ser una hipétesis acerca de la psiquis huma- na y una forma de terapia para aliviar ciertos desérdenes emocionales, se ha constituido en una 6ptica para la inter- pretacién de la cultura y la sociedad. Por lo mismo, la obra de Freud ha sido repetidamente criticada y descalificada. Jiménez (7) ha sefialado cOmo “Freud sigue siendo des- concertantemente polémico. Catalogado por algunos como genio, fundador, gigante entre los creadores de la mente moderna, contintia siendo detractado por otros como charlatén, autécrata, plagiario o fabulador”. Inde- pendientemente de lo que se piense acerca de Freud, hoy no se puede desconocer que sus ideas han influido en forma importante alo largo de nuestra centuria, incluso en campos distantes a los de la-psiquiatria y a la psicologia. Philip Rieff’(8) afirma que en el siglo XX la imagen del “hombre psicolégico” reemplaz6a la del hombre politico, religioso, 0 econémico. Este cambio se debe en buena medida al poder de la visi6n freudiana. Si bien el propési- to central de este libro es el actualizar el pensamiento psicoanalitico refiriéndonos a los desarrollos posteriores a Freud, es inevitable que lo comencemos refiriéndonos a la vida y obra del fundador del psicoandlisis. Para ello, resu- miremos algunos aspectos relevantes de la biogratia de Freud, y mostraremos su ligazén con sus principales tex- tos teéricos. a1 1. Vida temprana Sigmund Freud nacié el 6 de mayo de 1856, en una peque- fia villa de Moravia llamada entonces Freiberg. Esta es hoy Pribor, en la Repiiblica Checa. Esos territorios formaban entonces parte del Imperio Austro-hiingaro. Su padre, Jakob Freud, fue un mercader de lana, viudo y casado por segunda vez con la madre de Freud, Amalie Nathansohn. Jacob tenia 40 afios de diferencia con Freud, mientras que su madre, mas joven, fue emocionalmente mucho mas cercana a él que su padre, descrito como una figura remota y autoritaria. Freud tuvo dos medios hermanos mayores, pero su mayor apego emocional parece haberse dirigido también hacia su sobrino Ivén, un afio mayor que él. Este fue un modelo de amigo intimo y a la vez rival odiado, modelo que Freud reprodujo frecuentemente en etapas posteriores de su vida, en sus amistades con el médico berlinés Wilhelm Fliess, o con sus discfpulos Carl Jung 0 Sandor Ferenczi. La familia Freud tuvo que trasladarse, por razones al parecer econémicas, primero a Leipzig y luego a Viena, donde Freud permanecié por 78 afios hasta que se produjo la anexién nazi de Austria. Este cambio de hébitat, desde una provincia alejada a la capital del impe- rio, fue central para el futuro desarrollo teérico freudiano. EI psicoandlisis refleja en forma importante el contexto politico y cultural vienés. Es posible que la especial sensi- bilidad de Freud a la autoridad paterna dentro de la p: quis bien puede haber sido fomentada por la experiencia de tener un padre mucho mayor que él, y por la declina- cién del poder que experimenté el liberalismo racional de la generacién de sus padres, en las etapas postreras del Imperio Habsburgo. Otros autores han sefialado cémo su interés en el tema de la seduccién de las hijas se arraiga de 2 un modo complejo en el marco de las actitudes vienesas hacia la sexualidad femenina. La relacién entre descalifi- cacién de la mujer, antisemitismo y actitudes racistas ha sido recientemente revisada por Gilman (9). En 1873 Freud terminé sus estudios secundarios, gra- duandose del entonces llamado Gimnasio; aparentemente inspirado por la lectura de un ensayo de Goethe sobre la naturaleza, decidié seguir la profesién médica. Estudian- do medicina en la Universidad de Viena trabaj6 con uno de los principales fisi6logos de su época, Ernst von Briicke, clésico exponente de la ciencia materialista y antivitalista de ese entonces. En 1882 Freud ingresé como asistente clinico al Hospital General de Viena entrenandose alli con el psiquiatra Theodor Meynert y con el afamado profesor de medicina interna Hermann Nothnagel. En 1885 fue nombrado conferencista en neuropatologia, y desarrollé importantes investigaciones sobre la estructura de la mé- dula espinal. En ese perfodo también surgié su interés por los usos farmacol6gicos de la cocaina, tema que investig6 por varios afios. Aunque se le encontraron a la coca algu- nos resultados beneficiosos como anestésico ocular, cuyo ‘descubrimiento se le ha atribuido a un amigo cercano de Freud, Karl Killer, el resultado general de estos-estudios fue desastroso. La defensa que Freud hizo de la cocaina levé a la adiccién mortal a otro amigo cercano, Ernst Fleischl von Marxow, y también empaiié su reputacién en los circulos médicos de su tiempo, que cuestionaron su prudencia cientifica. Por otra parte, se ha dicho que el “episodio de la cocaina” ya demostré su tendencia a bus- car soluciones audaces para aliviar el sufrimiento huma- no. Este no sélo fue un investigador cientificamente bien entrenado, sino alguien que siempre estuvo convencido de la importancia cardinal de su trabajo, y de la originali- 23 dad de sus propias concepciones. En Sus escritos inicia- les, tales como el Proyecto para una psicologia cientifica (escrito en 1895, pero publicado en 1950), ya intenté encontrar una base materialista y fisiolégica para sus teorias de la psiquis. En esa obra compiten un modelo mecanicista y neurofisiolégico con una visién més orga- nismica y filogenética. Para muchos, ese “proyecto” es un resumen embrionario de la mayoria de los desarro- los tedricos posteriores de Freud. Para otros es un in- tento, que el mismo Freud calificé después de fallido, de explicar sus observaciones clinicas con las teorias cienti- ficas de su época. Al final de 1885 Freud dejé Viena por un tiempo para continuar su estudios de neuropatologia en el Hospital de la Salpétriere en Paris, donde trabajé bajo la guia de Jean- Martin Charcot, quizé el psiquiatra francés mas repre- sentativo de ese entonces. Las cortas diecinueve semanas en la capital francesa fueron el punto de giro decisivo en la carrera: Charcot, a quien desde entonces reconocié como su maestro, se interesaba en ese momento en el estudio de las pacientes diagnosticadas como histéricas. Al ver esos casos, Freud reconocié la posibilidad de que los desdrdenes psicolégicos pudieran tener su fuente en la mente més bien que en el cerebro. La demostracién por Charcot de la existencia de un nexo entre los sintomas histéricos, tales como la parélisis de una extremidad, y la sugestion hipnética, implicaba reconocer el poder de los estados mentales, mAs que el de los nervios, en la etiologia de la enfermedad. As{, Freud volvié a Viena en febrero de 1886 con la idea bésica de lo que luego se transformaria en una revolucionaria técnica psicol6gica: el psicoandlisis. A poco de regresar se cas6 con Martha Bernays, hija de una destacada familia judia cuyos ancestros inclufan al rabino 24 de Hamburgo y a Heinrich Heine. Con Martha tuvo seis. hijos, uno de los cuales, Ana, también lleg6 posteriormen- te a ser una importante psicoanalista. Martha fue una presencia de honda importancia durante la larga carrera profesional de su marido. Una influencia de gran impor- tancia sobre Freud fue la del clinico e investigador Josef Breuer. Después de su retorno desde Paris, Freud volvié a una prdctica clinica en neuropsicologia, abriendo un con- sultorio en Bergasse 19, donde atendi6 por casi medio siglo. Ya en 1880 Breuer habja tratado a la paciente lama- da Bertha Pappenheim ~o “Ana O.,”~ quien sufria de una variedad de sintomas histéricos. Breuer hizo entrar a esta paciente en un estado de autohipnosis, en el cual ella hablé de las manifestaciones iniciales de sus sintomas. Para sor- presa de Breuer, el mismo acto de Gee mn parecié Proporcionarle alivio. La “cura 0 “limpieza de chimenea” como Breuer y AnaO., ieee lama- ¥on a lo que sucedié, parecié actuar catérticamente, duciendo una abreacci6n 0 descarga del bloqueo emocio- _nal reprimido, Jo cual fue interpretado como la raz comportamiento patolégico. IL. Elnacimiento de la teoria psicoanalitica ‘A partir de su experiencia francesa y de las observaciones iniciales de Breuer, Freud desarrollé una novel técnica para explorar la mente humana, el psicoanédlisis. Este revo- lucionario método fue enunciado en un trabajo que Freud publicé conjuntamente con Breuer en 1895: Estudios sobre Ia histeria. AKelentar al paciente para que expresara cual- juier pensamiento que se le viniera a Ja cabeza>se descu- brié laltécni ja asociaci6n libre] Esta apunta a descu- brir material todavia no articulado desde aquel reino de la 3 psiquis que Freud, siguiendo una tradicién ya antigua, llamé el inconsciente. Dada la incompatibilidad de los pensamientos conscientes con otras inconscientes, este til- timo material normalmente se reprime: se oculta 0 no es accesible a la conciencia. Al constatar las dificultades en asociar libremente, ejemplificadas por silencios stibitos, tartamudeos 0 equivocaciones al hablar (lapsus linguae), Freud dedujo la importancia del material que pugnaba para ser expresado, as{ como también de lo que él llamo defensas del paciente contra esa expresi6n. Estos bloqueos, a los que Freud denominé resistencia, tienen que ser altera- dos por la cura analitica con el fin de llegar a conocer los conflictos ocultos del paciente. Freud concluyé inicial- mente, a partir de su experiencia clinica con pacientes histéricas, que la principal fuente del material resistidoera de naturaleza sexual, vinculando as{ la etiologia de los sintomas neuréticos a la pugna entre un impulso.o.senti— miento sexual y las defensas-psiquicas que se erigian para No traer ese conflicto a la conciencia. La asociacién libre, Tazoné Freud, era el paso crucial para posibilitar este acce- so, alividndose as{ el sintoma, entendido como una forma- cién inconsciente de compromiso entre el deseo y la defen- sa. Al comienzo, sin embargo, Freud no estaba atin cierto sobre la condicién precisa de este componente sexual en su concepcién dindmica de la psiquis. Sus pacientes pare- cfan recordar experiencias reales de seducciones tempra- nas, frecuentemente de naturaleza incestuosa. Su impulso inicial fue el de aceptar éstos como hechos reales. Poste- riormente, como lo describe en una ahora famosa carta a Fliess del 2 de septiembre de 1897, Freud concluyé que, més que recuerdos de sucesos reales, estas memorias eran . residuos de deseos e impulsos infantiles de ser seducido por un adulto. Lo que se recordaba no era un recuerdo 26 genuino, sino més bien una fantasia o memoria encubrido- ra (pantalla) que ocultaba un deseo primitivo. De este modo, Freud pasé a enfatizar, mds que el trauma real y el abuso sexual infantil en la etiologia de las neurosis, a las fantasias y anhelos del nifio como la raiz real del conflicto posterior. Para el inconsciente, es indiferente que los esti- mulos surjan desde las profundidades del inconsciente 0 desde la realidad exterior, hacia la cual Freud entré en una actitud de progresivo recelo, Este giro conceptual inaugu- 16 el progresivo foco en los contenidos del “mundo inter- no” del individuo, abriendo un amplio programa de ex- ploracién de un espacio conceptual nuevo. Este cambio de punto de vista fue crucial en el desarro- lo ulterior del psicoandlisis. La sexualidad atribuida alos. nifios, y el énfasis puesto en el poder causal de sus fanta- sias y deseos reprimidos, hizo que Freud le diera al con- flicto edpico un papel central en el desarréllo psfquico. Esta fue la linea de trabajo que siguié después que dejé de publicar con Breuer. Sus investigaciones sobre las histerias se habian enfocado en la sexualidad femenina y su poten- Gialidad para expresarse neuréticamente. Al considerar al conflicto edipico como algo totalmente universal, el psi- coanilisis -término que Freud acuiié en 1896 podia tam- bién examinar la psiquis masculina en condiciones de normalidad. Dejé asi de ser sélo una técnica psicoterapéu- tica y pasé a ser una teoria completa de la mente. Para cumplir este fin, Freud generaliz6 a partir de su propia experiencia. Su autoandlisis fue el primer psicoandlisis, aunque la gran mayorfa de los analistas formados poste- riormente fueron analizados con un tratamiento didactico proporcionado por un analista entrenado. Esta exploracién de su propia personalidad fue aparen- temente gatillada por una crisis en su vida. En octubre de 7 1896 murié su padre, a los 81 afios dé edad. Se liberaron asi dentro de Freud emociones largamente reprimidas, ligadas a sentimientos y experiencias familiares tempra~ nas. Desde julio de 1897 Freud traté de entender el signifi- cado de estas emociones usando una técnica disponible desde hacia milenios: descifrando sus propios suefios. Se autoaplicé esta antigua tradicién, insistiendo en que ésta constituia “el camino real al conocimiento del inconscien- te”. De este modo, el trabajo con su duelo por la pérdida de su padre llev6 a Freud a escribir su obra maestra: La interpretacin de los suefios (publicada en 1899, pero con la fecha de 1900 para enfatizar el hecho de que marcaba una Epoca nueva en el estudio de la psiquis). A través de una detallada explicacién acerca de cémo se originaban y cudl era la funcién de los suefios, Freud presenté en este libro sus hallazgos, mezclando evidencia tomada de sus pro- pias suefios con la que le proporcionaban sus casos clini- cos. Para él, los suefios juegan un papel central en la economia psiquica. La energia mental, que denominé Iibi- do y que identific6 principal, pero no exclusivamente, con el deseo sexual, es una fuerza fluida y maleable capaz de ser acumulada, Cuando esto sucede, la necesidad de elimni- nar esta energia para asegurar el placer y prevenir el dolor busca cualquier salida. Si se niega la gratificacién sexual alcanzada a través de la acci6n motora directa, la energia libidinal puede ser descargada mediante canales menta- les: un deseo puede ser satisfecho imaginariamente (“sa- tisfaccién alucinatoria del deseo”). Todos los suefios, y especialmente las pesadillas en las que se manifiesta evi- dentemente una inquietud motora, afirmé Freud, son un cumplimiento de deseos. Por otra parte, los sintomas neu- réticos son los efectos de un compromiso en la psiquis entre deseos y prohibiciones: entre la expresién del con- 28 flicto, y Ja interdicci6n de su realizacién. Aunque el suefio puede relajar el poder de la censura diuma de los deseos prohibidos, esa misma censura persiste s6lo parcialmente durante la noche. Los suefios, por lo tanto, tienen que ser decodificados para ser entendidos, y no ser interpretados literalmente, porque en ellos se expresan deseos prohibi- dos que se muestran en forma distorsionada. Ademis, los mismos suefios experimentan enmiendas adicionales al ser contados al analista. La interpretacién de los suefies pro- vey6 asi de una hermenéutica para el desenmascaramien- to del’“disfraz del suefio”, como lo lamara Freud. El contenido manifiesto del suefio, que se recuerda y es infor- mado, debe enteniderse como encubriendo un significado latente. Por lo anterior, los suefios desafian las conexiones logicas y la coherencia narrativa, pues en ellos se entre- mezclan los residuos de la experiencia diaria inmediata con deseos mas profundos, frecuentemente provenientes de la infancia. En el psicoanilisis los suefios pueden ser decodificados conociendo las cuatro actividades basicas del trabajo del suefio. La primera de estas actividades, la condensacién, opera mediante la fusi6n de varios elementos diferentes en uno. Como tal, ejemplifica una de las opera- ciones claves de la vida psiquica que Freud llamara sobre- determinacién. No se puede presumir ninguna correspon- dencia directa entre un contenido manifiesto simple y su contraparte latente, que es multidimensional. La segunda actividad del trabajo del suejio, el desplazamiento, se refiere a la desfocalizacién de los pensamientos del suefio, para que el deseo més urgente sea presentado oblicua o margi- nalmente en el contenido manifiesto. El desplazamiento también significa la sustituci6n de un significante por otro: por ejemplo, el rey representa al padre. La tercera activi- dad fue denominada por Freud la representacién, que signi- 29 fica la transformacién de pensamientos en imagenes. La decodificacién de un suefio traduciendo dichas repre- sentaciones visuales en términos lingiifsticos se puede ha- cer intersubjetivamente en el andlisis mediante el uso de la asociaci6n libre. La actividad final del trabajo del suefio es la enmienda secundaria, que provee algiin orden y hace inteli- gible el suefio para complementar su contenido con la cohe- rencia narrativa. El proceso de la interpretacién del suefio revierte de este modo la direccién del trabajo del suefio, moviéndose desde el nivel consciente desde el cual se cuenta elsuefo,a través del preconsciente para sobrepasar la censu- ra que separa a éste del inconsciente mismo. En 1904 Freud publica La psicopatologia de la vida cotidia- na, en la que se exploran hechos aparentemente banales, tales como errores insignificantes de la lengua o pluma (desde entonces denominados lapsus freudianos), asi como errores al leer en voz alta, u olvidos de nombres. Freud comprende que estos errores tienen importancia y son tan interpretables como los sintomas. A diferencia de Jos suefios, no necesitan representar recuerdos reprimidos infantiles, sino que pueden provenir de situaciones més cercanas, tales como molestia con un enemigo, celos 0 deseos egoistas en el presente. En 1905 Freud extiende el alcance de este andlisis en El chiste y su relacién al inconsciente. Al invocar la idea de “trabajo del chiste”, como un proceso comparable al traba- jo del suefo, reconoce también la doble calidad de los chistes, que muestran al mismo tiempo ingenio consciente y dan a conocer situaciones inconscientes. Algunos juegos de palabras, aparentemente inocentes, pueden asf abrirse a interpretaciones de significados sexuales 0 agresivos. La respuesta de risa explosiva, frecuentemente producida por los buenos chistes, planteé Freud, debe su poder al 30 alivio orgésmico de impulsos agresivos 0 sexuales. Pero en lo que respecta a los chistes, crey6 que ellos aprovechan més la dimensién racional de la psiquis, utilizando activa- mente al Yo en detrimento del Ello. En 1905 Freud publica el trabajo que le da fama de ser el campeén de una visién pansexualista de la mente: Tres contribuciones a una teoria sexual, obra que fue enmendada y expandida en ediciones subsiguientes. Esta obra estable- i6 a Freud, conjuntamente con Richard von Kraft-Ebbing y Havelock Ellis, como uno de los pioneros en el estudio serio de la sexologia. Alli detall6 sus razones para enfati- zar el componente sexual en el desarrollo de los,compor- tamientos patolégicos y normales. Aunque Freud no fue tan reduccionista como popularmente se ha creido, es claro que amplié el concepto de la sexualidad més alld del uso convencional, para incluir una gama de impulsos er6- ticos desde los afios més tempranos. Al distinguir entre el fin sexual (el acto hacia el cual el instinto se orienta), y los objetos sexuales (la persona, el 6rgano, o la entidad fisica que produce la atraccién), elaboré un repertorio clasifica- torio de los diversos comportamientos sexuales y sus ori- genes. Estos impulsos, concluyé Freud, surgen muy tem- prano en la;vida, son imperiosamente insistentes en su expresién, y fécilmente se abren a distorsiones evolutivas, constituyendo un importante mévil de la conducta huma- na, Al estudiar detenidamente la formacién del deseo se- xual, Freud describié el progresivo reemplazo de las dife- rentes zonas erégenas en el cuerpo entre si. Originalmente polimorfa, la sexualidad primera busca la gratificacién de la mucosa oral mamando del pecho materno, objeto pri- mario que posteriormente es sustituido por otros. El bebé es inicialmente incapaz de distinguir entre la persona de la 31 madre y su pecho, para luego lentamente pasar a ser capaz de apreciar a ésta como el primer objeto de amor externo. Posteriormente, Freud plantearfa que atin antes el nifio puede tratara su propio cuerpo comoa tal objeto, saliendo desde un autoerotismo indiferenciado y llegando hasta el amor por las personas. Después de la fase oral, durante el segundo afio de vida, el foco erético se desplaza al ano, estimulado por el entrenamiento esfinteriano. Durante la fase anal, el placer del nifio en la defecacién se enfrenta con las demandas externas por aprender a controlarse. La tercera fase, desde el cuarto al sexto afio de vida, fue denominada por Freud etapa félica. Dado que él siempre usé la sexualidad masculina como la norma evolutiva, su anilisis de esta fase ha despertado considerable oposicién, especialmente por su afirmacién de que el principal temor en ella era a la castracién. Para entender mejor lo que Freud postulé, debemos recordar que la muerte de su padre fue el trauma que le permitié ahondar en su propia psiquis. No solamente experimenté en ese momento con- goja, sino también desilusién, resentimiento y clara hosti- lidad hacia su padre, como lo rebelé en los suefios que en su momento analiz6. En el proceso de abandonar la teoria de la seduccién, reconocié que la fuente de su enfado con el padre estaba en su propia psiquis més que en cualquier hecho objetivo realizado por éste. Usando, como lo hizo frecuentemente, textos literarios o miticos para sus visio- nes psicolégicas, Freud interpret6 este hecho desde la tra- gedia de Sofocles, Edipo Rey..La pertinencia universal del argumento de ésta, conjeturé, se basa en las ganas de todo nifio var6n de dormir con su madre y de eliminar el obstéculo a la realizacién de este deseo, o sea, el padre. Este deseo, agregé, afiade temor a la respuesta imaginaria de parte del padre: la amenaza de castracién. La etapa 32 félica puede ser enfrentada exitosamente dependiendo de cémo se resuelva el complejo de Edipo. Segtin Freud, esta resoluci6n puede ocurrir si el muchacho finalmente supri- me su deseo por lamadre, entra en el perfodo denominado de latencia, e internaliza la prohibicién paterna, elaborada internamente con la construccién de lo que Freud denomi- 1n6 Super Yo 0 conciencia. Elenfoque falocéntrico de esta teoria fue complementa- do por otra suposici6n, la de la envidia del pene en la mujer, otra de las hipétesis freudianas discutidas. Muchas analistas mujeres han prestado ms atencién a las relacio- nes de la nifia con su madre que a las vicisitudes del complejo de Edipo. Los desafios desde la antropologia ala universalidad de éste también han sido importantes, aun- que ha sido posible redescribirlo en términos que relativi- zan las dinémicas familiares propias de la burguesfa cen- troeuropea, que eran en las que Freud ge basé. Si la creacién de la cultura es entendida como la institucién de estructuras de parentesco basadas en la exogamia, enton- ces el drama de Edipo refleja una profunda pugna entre el deseo natural y la autoridad cultural. Freud, sin embargo, mantuvo siempre su conviccién acerca de Ja importancia intrapsfquica del complejo de Edipo, cuya resolucién exitosa era para él la precondicién para la transicién desde la latencia a la sexualidad madura que denominé fase genital. En este momento, el padre del sexo opuesto es finalmente abandonado en favor de un amor por un objeto més conveniente, capaz de responder alos sentimientos de la persona, en una relacién reciproca. En el caso de la nifia, su desilusién por la falta de un pene es trascendida por el rechazo a la madre en favor de un objeto masculino. En ambos casos se llega a un comporta- miento heterosexual, centrado en la reproducci6n genital. 33 El desarrollo sexual, sin embargo, por su misma com- plejidad, puede producir desequilibrios, los que surgen en aquellas personas que no sortean exitosamente las ante- riores etapas. La fijacién de los fines sexuales a momentos particulares del desarrollo puede ser ocasionada por tra mas reales 0 por bloqueos del desarrollo de los impulsos libidinales. Esta detencién produce fijaciones en determi- nadas edades, y puede posteriormente traducirse en lo que Freud denominara perversién. Si alguna parte de la psiquis prohibe la expresién manifiesta del contlicto, dice/ Freud, el impulso censurado y reprimido produce aad mas neuréticos. Surge asi su afirmacién de que las neurosis son una variedad negativa de las perversiones. Los neuréticos repiten el acto deseado, pero en una forma reprimida, sin la memoria consciente de su origen o la capacidad de enfrentarlo y elaborarlo directamente en el presente. Esto claro en él caso especifico de la histeria, con su conver- sién de conflictos emocionales en sintomas corporales. Freud desarroll6 luego diversas explicaciones etiol6gicas para otros comportamientos psiopatolégicos, tales como los actos obsesivos, la paranoia y el narcisismo. Denomind a estos cuadros psiconeurosis, dada su raiz en conflictos infantiles tempranos, a diferencia de las por el llamadas neurosis reals, tales como la hipocondria, la neurastenia y Ja neurosis de angustia, que se deberian a problemas del presente, tales como la supresién fisica de las descargas sexuales en el iltimo de los ejemplos dados. Durante los afios que siguieron Freud se centré en la elaboracién de su técnica terapéutica, focalizando més las implicaciones de un elemento especifico en la relacién entre el paciente y analista, cuya importancia él reconocié ya al reflexionar sobre el trabajo de Breuer con Ana O. Freud da cuenta del episodio de la siguiente manera: se 34 produjo una intensa relacién entre paciente y médico, relacién que tomé un curso alarmante cuando Ana O divulg6 sus fuertes deseos sexuales hacia el ultimo Breuer, que reconocié en si mismo el germen de senti- mientos reciprocos hacia ella, suspendié el tratamiento, preocupado por la implicancia de estos deseos. Freud vio, més que una simple atraccién de una paciente por su médico, los efectos de un fenémeno més general, al cual denominé transferencia (0 en el caso del deseo del analista hacia la paciente, contratransferencia). La transferencia es producida por la proyeccién de sentimientos y asimismo la re-encarnacién de impulsos infantiles, que son investi- dos sobre un objeto nuevo, el analista. Como tal, es la herramienta esencial en la cura analitica, ya que trae a la superficie emociones reprimidas y les permite ser analiza- das en una situacién clinica. Esto permite que problemas del pasado sean trabajadas en el presente. Osea, el recuer- do emocional puede ser el antidoto de la repeticién neuré- tica. Para facilitar la transferencia fue que Freud desarroll6 su técnica de colocar al paciente en un divan, sin mirar directamente al analista, déndole libertad para fantasear con la menor intromisién posible de la personalidad ver- dadera del analista. Vedado y neutro, éste funciona como una pantalla para la proyeccién de emociones tempranas, sean eréticas, sean agresivas. La transferencia hacia el analista es por lo tanto una especie de neurosis, pero al servicio de un objetivo terapéutico, ya que se pueden elaborar los sentimientos conflictivos que surgen. S6lo algunas enfermedades, sin embargo, pueden ser enfrenta- das mediante este tratamiento, el cual requiere del pacien- te la capacidad de redireccionar su energia libidinal hacia fuera. Las psicosis, concluyé Freud, se caracterizan por redireccionar la libido hacia el Yo del paciente, y no poder 35, por lo tanto ser aliviadas a través de la transferencia en la situacién analitica, Por una parte, muchas de las teorias freudianas ofendie- ron a la Viena de su época, pero por otra, répidamente comenzaron a atraer a un grupo cosmopolita de partida- rios. El “Circulo Psicolégico de los Miércoles” empez6 a reunirse en 1902 en la sala de espera de Freud con varios personajes que posteriormente fueron centrales en la histo- ria del psicoandlisis. Entre ellos se encontraban Alfred Ad- ler y Wilhelm Stekel, y frecuentemente se agregaron invita- dos tales como Sandor Ferenczi, Carl Gustav Jung, Otto Rank, Emest Jones, Max Eitingon, y A.A. Brill. En 1908 el grupo pasé a llamarse la Sociedad Psicoanalitica de Viena, y-pronto desarrollé su primer congreso internacional en Salzburgo. En el mismo afio se abrié la primera sociedad filial en Berlin. En 1909 Freud, conjuntamente con Jung y Ferenczi, hizo un hist6rico viaje a los Estados Unidos, a la Universidad Clark en Worcester. Las conferencias que alli dieron se publicaron luego como El origen y desarrollo del psicoandlisis (1910). Estas fueron: las primeras de varias introducciones al tema que Freud dirigia a un piblico general. Conjuntamente, escribié y publicé una serie de estudios de casos, el més famoso conocido como Dora (1905), seguido luego por el de Juanito (1909), El hombre de las ratas (1909), El psicopético Dr. Schreber (1911), y El hombre de los lobos (1918). Estos trabajos lo hicieron cada vez més conocido para el ptiblico culto de su época. La compleja historia de la institucionalizacién del mo- vimiento analitico ha servido para cuestionar al psicoand- lisis desde ciertos ambitos. Lo mismo ha sucedido con la tendencia de sus fundadores de extrapolar sus hallazgos clinicos hacia una teorfa general més amplia. El mismo Freud admiti6, ya en 1900: “Yo no soy realmente un hom- 36 bre de ciencia... Soy nada menos que un conquistador y un aventurero por temperamento”. Freud desarroll6 a continuacién su metapsicologia, la cual llegé a ser una base amplia para formular especula- ciones sobre temas culturales, sociales, fenémenos antro- pol6gicos, religiosos y artisticos. Redactada durante la Primera Guerra Mundial y enmendada posteriormente, la metapsicologia fue formulada en doce trabajos y resumida en dos libros: Mas allé del principio de placer (1920) y El Yo y el Ello (1923). En estos trabajos Freud intenté aclarar la relacién entre la temprana divisién topogréfica de la psi- quis en inconsciente, preconsciente, y consciente, ampliéndo- la con su categorizacién estructural subsiguiente en Ello, Yo y Super Yo. El Ello fue definido como el origen de los impulsos més primitivos que buscan su gratificacién in- fantil, dominados por la biisqueda de placer para el alivio de la tensién y la liberacién de energia. Sin pbedecer a las leyes de la légica, indiferente a las demandas de la conve- niencia externa, y sin ser afectado por las resistencias de la realidad externa, él Ello es dirigido por el proceso primario, que expresa directamente pulsiones somaticamente gene- radas. Al ser frustrados estos impulsos primitivos, el nifio lentamente aprende a adaptarse a las exigencias de la realidad. El proceso secundario conduce al crecimiento del Yo, y se atiene a lo que Freud llamé el principio de realidad, en distinci6n al principio del placer que domina en el Ello. Aquila necesidad de retardar las gratificaciones para pre- ferenciar la conservacién de la persona, es aprendida len- tamente en un esfuerzo para impedir la aparicién de an- gustia producida por los deseos no cumplidos. Lo que Freud llam6 “mecanismos de defensa” son respuestas del Yo para enfrentar tales conflictos. El mas fundamental de éstos es la represién, desde el cual Freud postulé luego una 37 aniplia gama de defensas, incluyendo 1a formacién reactiva, la negacién, el desplazamiento y la racionalizacién. El iltimo componente en la tricotomia freudiana, el Super Yo, se desarrolla a partir de la internalizacién de los comandos morales sociales mediante la identificacién con el padre producto de la resolucién del conflicto edipico. Sélo par- cialmente consciente, el Super Yo gana su fuerza aliéndose con los aspectos agresivos del Ello, que se vuelven contra el Yo produciendo sentimientos de culpabilidad. El Super Yo se forma centralmente a través de la internalizacién de las normas sociales, evitandose asi que el psicoandlisis tenga una conceptualizacién puramente biol6gico-indivi- dualista de la mente. La comprensin de Freud del proceso primario sufrié posteriormente cambios: inicialmente contrapuso la energia libidinal que busca el placer sexual, con la energia yoica que se centraba en la sobrevivencia. Pero en 1914, examinando el tema del narcisismo, pasa a considerar el segundo aspecto, el de conservacién del Yo, como una variante del anterior. Buscé asf una nueva alternativa dualista, llegando a la afir- macién, quizé especulativa, de que existe en la psiquis un impulso regresivo innato hacia la detencién dela tensién que es inevitable en la vida, Esto fue denominado el principio de Nirvana, cuyo instinto subyacente seria el de muerte, 0 Té- natos, que él contrapuso al de vida, o Eros, qué batalla por la propia conservacién. La teorfa freudiana final acerca de los instintos es real- mente una metafisica, construida, al modo de Bergson o de Schopenhauer, alrededor del tema de un impulso vital. Entusiasmado con sus formulaciones te6ricas, Freud desa- rrollé en los tiltimos afios de sus escritos una serie de estudios que lo alejaron mucho de su experiencia clinica. Esta linea habia sido ya antes iniciada, con sus estudios 38 literarios sobre Leonardo da Vinci (1910) y sobre la novela Gradiva escrita por Wilhelm Jensen (1907). En esos prime- Tos escritos socioculturales Freud intenta psicoanalizar obras de arte como expresiones simbélicas de las psicodi- ndmicas de sus creadores. La premisa fundamental que permitié que Freud examinara estos fenémenos fue el mecanismo denominado por él sublimacién, En los Tres ensayos Freud planteé que la creacién artistica de la belleza se arraiga en impulsos sexuales primitivos que se transfi- guran en obras culturalmente elevadas. A diferencia de la represin, que produce sintomas neuréticos tinicos cuyo significado es desconocido para quien los padece, la subli- macién es un mecanismo evolutivamente superior, que conduce a trabajos culturales intersubjetivamente dispo- nibles. Aunque criticada como reduccionista por sus im- plicaciones, la interpretacién psicoanalittica de la cultura ha sido denominada una de las més poderosas hermenéu ticas de la sospecha para usar la frase del filésofo francés Paul Ricoeur, porque desbanca Jas nociones idealistas de una alta cultura que transciende preocupaciones més pe- destres. Freud extendié luego, en Totem y tabii (1913), el alcance de sus teorias para incluir especulaciones psicolé- gicas sobre temas antropolégicos y sociales. Aprovechan- do los estudios de Frazer sobre los aborigenes australia- nos, interpreté la mezcla de miedo y reverencia hacia el animal totémico desde el punto de vista de la actitud del nifio hacia el padre del mismo sexo. La insistencia de los aborigenes en la exogamia fue vista como una defensa contra fuertes deseos incestuosos sentidos por el nifio ha- cia el padre del sexo opuesto. Esta religiosidad primitiva serfa un anticipo ontogenético del drama edipico, que reapareceria aun en el hombre moderno. Planteé Freud que estas repeticiones se basaban en sucesos histéricos 39 reales, especulando que la rebelién de los hijos contra sus padres dominadores, para controlar a las mujeres, habria culminado en un parricidio. Para evitar los remordimien- tos y manejar la culpa, este acto violento fue expiado mediante el tabti del incesto y las interdicciones contra dafiar al padre-sustituto, el objeto o animal totémico. Cuando el clan fraternal reemplaza a la horda patriarcal, surge la sociedad como hoy la conocemos. Para renunciar a las aspiraciones individuales de reemplazar al padre asesinado, y por el sentido compartido de culpabilidad en el crimen primitivo, se llega a un acuerdo contractual de terminar con las luchas intestinas y reunirse en una sola banda. El ascendiente otorgado al animal totémico puede luego evolucionar hacia el Dios impersonal de las grandes religiones de Occidente. Un esfuerzo subsiguiente, para explicar la solidaridad social, surgiéen La psicologia del grupo y el andlisis del Yo (1921). En esta obra Freud se basé en la obra de los psicélogos de las masas de fines del siglo XIX, especialmente en la de Gustave Le Bon. Se puede ver claramente ‘en ella su desilusién con la politica racionalista liberal, desencanto que muchos han vis- to en la base del trabajo de Freud, y cuya expresién més explicita fue la psicobiografia de Wodrow Wilson, escrita conjuntamente con William Bullitt en 1930, la cual no fue publicada hasta 1967. Freud sugirié que todos los fenémenos de masas se caracterizan por reacciones regresivas intensas que despojan a los individuos del control de su personalidad y de su independencia. Rechazando explicaciones alternati- vas tales como fenémenos hipnéticos o como la idea junguia- na de un inconsciente colectivo, Freud enfatiz6 la catexis libidinal del grupo en su lider. El grupo regresa al funciona- miento de la horda primitiva y a la relacién de ésta con el padre originario. 40 | | | Su visién negativa de los fenémenos politicos y sociales se extendi6 tambien hacia la religion. La posicin explicita de Freud fue siempre profundamente antirreligiosa. Como lo anota en Totem y tabii, atribuyé las creencias en las divinidades a un desplazamiento de la veneracién hacia los progenitores. Una de las principales fuentes de su ruptura con algunos de sus primeros discipulos, como Jung, fue su escepticismo hacia cualquier tipo de espiritua- lidad. En su ensayo de 1907 denominado Actos obsesivos y pricticas religiosas, Freud ya habia planteado que los ritua- les religiosos correspondian a la “neurosis obsesiva de la humanidad”. Veinte afios después, en El futuro de una ilusién (1927), volvié a elaborar este punto de vista, agre- gando que la creencia en Dios es una reproduccién mitica del estado de impotencia infantil. Al modo de un padre idealizado, Dios es la proyeccién del deseo pueril por un protector omnipotente. Si los nifios puedeit superar este estado inicial, la humanidad podria también esperar salir de esta heteronomia inmadura. Se ha dicho que la fe inge- nua del autor en el iluminismo racionalista del siglo XIX subyace en este esquema. En un intercambio de cartas con el novelista francés Romain Rolland, Freud reconocié pos- teriormente la existencia de otras fuentes del sentimiento religioso. En la seccién inicial de su préxima especulacién al respecto (La civilizacién y sus descontentos, en 1930), se centré en lo que Rolland habia denominado el sentimiento ocednico, al cual Freud describié como un sentido de uni- dad indisoluble con el universo, el que los misticos en particular han celebrado como la experiencia religiosa fundamental. Su origen, afirmé Freud, es la nostalgia del sentimiento pre-edipico de unidad del nifio con su madre. Aunque todavia arraigada en la impotencia infantil, la religin pasa asf a tener una base en las etapas mas tem- 4 pranas del desarrollo postnatal. Los anhelos regresivos or su restauracién son posiblemente més fuertes que los que desean tener un padre poderoso y por lo tanto no pueden elaborarse mediante una resolucién colectiva del complejo de Edipo. La civilizacin y sus descontentos, escrito después del inicio de la lucha de Freud con un cancer de mandibula y en medio del rapido crecimiento del fascismo europeo, es un libro leno de desesperanza. Al enfocar la preponde- rancia de la culpabilidad humana y la imposibilidad de lograr una felicidad permanente, Freud sugiere que no habria una solucién posible para el descontento de la humanidad. Todas las civilizaciones, por bien que se pla- nifiquen, s6lo pueden dar alivios parciales, dado que la agresién entre los hombres no se debe s6lo a relaciones iguales de propiedad, o a inequidades politicas, lo que podria ser rectificado mediante leyes, sino ademés al ins- tinto de muerte, redirigido hacia fuera. Eros, sugirié Freud, no armoniza con la civilizacién: los vinculos libidi- nales que crean solidaridades Colectivas son inhibidos en sus fines en forma difusa. Es probable que siempre exista ‘una tensi6n entre la gratificacién sexual y su sublimacién: el amor colectivo hacia la humanidad. Dado que Eros y Ténatos estén por definicién en oposicién, el conflicto entre ambos y la culpabilidad que ello acarrea son inevita- bles. Lo que més se puede esperar es una vida en la cual las cargas represivas de la civilizaci6n sean balanceadas con la realizaci6n de gratificaciones instintivas y el amor sublimado hacia la humanidad. Pero conciliar naturaleza y cultura es imposible, por lo que el precio de cualquier civilizacin es la culpabilidad producida por la represién de las pulsiones e instintos humanos. Por otra parte Freud postulé que la genitalidad madura y heterosexual y la 42 capacidad de trabajar productivamente son los sellos de la salud mental, y urgié a que donde estuvo el Ello, estard el Yo. En todo caso, es claro que Freud no tuvo ninguna esperan- za, enel sentido de que pudiera haber una solucién colec- tiva para los descontentos de la civilizacién. Lo tinico que podfa ofrecer é] como alternativa es una actitud de auten- ticidad desesperada, y la sabidurfa de aceptar que no hay posibilidad de rescate, ni religioso ni secular. El iiltimo trabajo importante de Freud fue Moisés y el monoteismo (1938), que terminé siendo més que la simple “novela histérica” que tuvo inicialmente en mente. Moisés habfa sido una figura de importancia capital para Freud, y ya en 1914 le dedicé un ensayo a la famosa estatua de Moisés de Miguel Angel, en Roma. Este libro pretendié resolver el misterio de los origenes de Moisés, afirmando que éste realmente fue un aristécrata egipcio que habria elegido la religion judia como manifiesto desu admiracién por una de las mas tempranas religiones monoteistas. Al mostrarse como un lider excesivamente exigente con su pueblo, Moisés es muerto en una revuelta judia, y un segundo Moisés, mas diictil, lo reemplaza. La culpa en- gendrada por el acto parricida fue, sin embargo, excesiva para ser folerada, y los judios finalmente vuelven a la religin que les dio el Moises original, combinando luego a ambas figuras en sus recuerdos. Este libro fue publicado el mismo afio que Hitler invadié Austria, siendo Freud forzado a huir a Inglaterra. Sus libros estuvieron entre los primeros en ser quemados como ejemplos de una “ciencia judia”, en el momento que el nazismo accedié al poder en Alemania. Aunque en el Tercer Reich no se prohibié la psicoterapia, ésta pasé a ser una institucién oficial, dirigi- da por un primo de Hermann Géring, y el psicoanilisis se desarrollé en el exilio, especialmente en las Américas y ey 43 Inglaterra. Freud mismo murié pocas semanas después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el 23 de septiembre de 1939, en momentos en los cuales sis peores temores acerca de la irracionalidad escondida tras la fa- chada de la civilizacion estaban siendo confirmados. La muerte de Freud no impidié la recepci6n y disemi- nacién de sus ideas, desarrollndose una plétora de escue- las que han levado al psicoandlisis en diversas direccio- nes. El propésito de este libro es mostrar cémo este desarrollo tiene un sentido, relacionado en parte con lo prolifico y complejo de la obra del mismo Freud, y por otra, como una respuesta a los marcados cainbios hist6ri- cos y culturales que ha experimentado nuestro siglo. Ast, por ejemplo, existen puntos de vista que surgen antes de que Freud desarrolle su segunda tépica, el modelo estruc- tural de Ello, Yo y Super Yo, y que por lo tanto preferen- cian su psicologia inicial centrada en el concepto de in- consciente. Entre estas “psicologias de las profundidades” podemos mencionar los aportes de Carl Jung y de Melanie Klein. En otros casos, hay autores que reaccionan a las diferencias culturales que ven en los paises en los que practican el psicoandlisis. Por ejemplo, el punto de vista culturalista fue desarrollado por un grupo de psicoanalis- tas centroeuropeos, tales como Karen Homey 0 Erich Fromm, después de emigrar a Norteamérica y mirar desde fuera la cultura predominante en este pais, muy diferente a aquella en la que ellos habjan crecido. La historia del movimiento psicoanalitico, que inicialmente fue la sola biografia de Freud, se ha visto enriquecida a lo largo del siglo por numerosos nuevos puntos de vista. El primer hecho nuevo fue la aparicién de puntos de vista alternati- vos a los freudianos, lo que serd el tema del capitulo siguiente. 44 CAP{TULO 2 Los primeros disidentes: Jung y Adler El progresivo reconocimiento ptiblico a las teorias freu- dianas le significé paradojalmente un ntimero creciente de conflictos con sus primeros seguidores. El salir de su perfodo inicial de esforzado trabajo solitario, etapa a la que denominé su “espléndido aislamiento”, le trajo cre- ciente fama internacional, y la aparicién de numerosos discfpulos. Casi en paralelo con estos hechos, se produ- jeron también las primeras disidencias importantes con los puntos de vista del creador del psicoanélis. Los dos primeros discipulos vieneses de Freud fueron Stekel y ‘Adler, y el principal seguidor de fuera de Viena fue un psiquiatra procedente de Suiza, Carl Turig. Adler y Jung desarrollaron puntos de vista que diferfan de los con- ceptos que estaba elaborando Freud, y con ambos se produjeron rupturas abiertas: primero con Adler, en 1911 y luego con Jung, en 1913. Es interesante compro- bar que muchos de los conceptos que estos autores pro- pusieron‘han encontrado posteriormente su justifica- cién dentro del pensamiento analitico. Esta tendencia a las rupturas iniciales ha sido ligada a la necesidad que tena el movimiento analitico inicial de definir su iden- tidad alrededor de las teorias de su fundador, lo que condujo a una relativa intolerancia de puntos de vista alternativos. Posteriormente, tanto Freud como el psi- coanilisis organizado fueron més abiertos con la disi- dencia. Nos referiremos a continuacién a los dos autores que han tenido mayor relevancia desde este angulo: Jung y Adler. . 45

Você também pode gostar