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“Lectio Divina”
para la Oración y Formación Inicial • Saludo a los participantes
en la Escuela de Discípulos (Esc. de la Palabra)
• Canto:
y la Escuela de Misioneros (Esc. de Apóstoles)
• Invocar la luz y la fuerza del Esp. S.(oración inicial del folleto de Lectio divina o semejante)
• Entronización de la Palabra de Dios con el Cirio Pascual en el centro de la reunión
3er. Paso: ORACIÓN (Oratio TEMA PARA LA FORMACIÓN INICIAL (“Esc.de Discípulos”)
Animador(a): Elevemos nuestras oraciones comunitarias al Padre (respondemos Sobre la Fiesta de la Ascensión
según la intención: Te pedimos, Señor o te damos gracias, Señor. Se pueden hacer
oraciones de Alabanza. Decimos las Palabras que Jesús nos enseñó: PADRE NUESTRO… I.- La ascensión, un mensaje para el hombre de hoy. Con la Ascensión del Señor a los cielos, se
consuma la Encarnación del Verbo que ha glorificado en sí la naturaleza humana que había asumido
4º. Paso: CONTEMPLACIÓN (Contemplatio) para redimirla: en Cristo, "nuestra naturaleza ha sido tan extraordinariamente enaltecida que participa
de tu misma gloria" (oración después de la comunión). En la Ascensión encontramos la clave del
Gesto: Como gesto de hoy vamos a terminar de llenar el afiche que comenzamos a escribir en la
sentido de la vida y de la dignidad del hombre, llamado a participar de la gloria de Cristo. Por lo tanto,
primera parte del encuentro de hoy. Pongamos ahora al lado de los sufrimientos del mundo las alegrías
el Evangelio es un mensaje también para el hombre de hoy, tan necesitado de encontrar el sentido de
que como Iglesia podemos brindar. Serán éstas la resurrección y ascensión que, en su vida, y de unos valores que configuren su existencia. Desde hoy nos sentiremos enviados a predicar
nombre de Dios, vamos a regalar a nuestros hermanos más pobres y débiles. el Evangelio a todo el mundo: "Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación".
+++++++++++++++++++++ II.- Cristo intercede por nosotros como sacerdote. La presencia de Cristo glorificado a la derecha
+++++++++++++++++++++ del Padre es una presencia de intercesión sacerdotal por todos nosotros. No estamos solos en el
+++++++++++++++++++++ camino de la vida. La Iglesia evangeliza siempre actuando el Señor con ella. Es el que confirma la
+++++++++++++++++++++ Palabra con los signos que nos acompañan (cf. evangelio). El es por tanto el autor de la santidad y de
+++++++++++++++++++++ la gracia que se nos da en los sacramentos: "Habiendo entrado una vez para siempre en el santuario
+++++++++++++++++++++ del cielo, ahora intercede por nosotros, como mediador que asegura la perenne efusión del Espíritu"
(Prefacio para después de la Ascensión).
+++++++++++++++++++++
III.- Se ha quedado con nosotros para siempre. La Eucaristía es el signo eficaz de esa intercesión
sacerdotal de Cristo junto al Padre y de su presencia viva junto a su Iglesia. En la celebración
eucarística de hoy se cumplirá la promesa de Jesús: "Sepan que yo estoy con ustedes todos los días,
5º. Paso: ACCIÓN (Actio) hasta el fin del mundo" (antífona de la comunión). Cristo, efectivamente, "está siempre presente a su
Animador(a): Es el momento de propósitos y compromisos concretos a Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la misa sea en la persona del
partir de lo que hoy hemos orado y contemplado. Testimonio ministro, ofreciéndose ahora por el ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la
de vida: Pobre y humilde Alegre y entusiasta Cruz, sea sobre todo bajo las especies eucarísticas (...). Está presente en su Palabra, pues cuando se
lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia
Orante, Evangelizadora
suplica y canta salmos..." (Constituci6n sobre la Liturgia, n° 7).
Fraterna y trabajadora y comprometida
De manera especial en el día de hoy: ¿Estoy dispuesto a IV.- El señor volverá. "El mismo Jesús que les ha dejado para subir al cielo volverá como le han visto
darle a mi vida un talante de acción esperanzada y marcharse" (antífona de entrada). El Señor volverá. Este mensaje del día de la Ascensión mantiene
comprometida, com motivación profunda para ser testigo? viva la esperanza de la Iglesia en su camino a lo largo de los siglos. Forma parte esencial del mensaje
evangelizador. Una evangelización que prescindiera de esta dimensión de la vuelta del Señor al final de cielo, Cristo ejerce permanentemente su sacerdocio. "De ahí que pueda salvar perfectamente a los que
los tiempos, sería una falsa evangelización. por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor" 1137 (Hb 7, 25). Como
"Sumo Sacerdote de los bienes futuros" (Hb 9, 11), es el centro y el oficiante principal de la liturgia que
El Señor volverá al fin de los tiempos para consumar definitivamente lo que ha comenzado a gestarse honra al Padre en los cielos (cf Ap 4, 6-11). Cristo, desde entonces, está sentado a la derecha del Padre:
en su Ascensión: nuestra entrada definitiva en la casa del Padre: "... la ascensión de Jesucristo, tu "Por derecha del Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad, donde el que existía como Hijo de
Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar Dios antes de todos 648 los siglos, como Dios y consubstancial al Padre, está sentado corporalmente
también nosotros como miembros de su cuerpo" (oración colecta). "Fue elevado al cielo para hacernos después de que se encarnó y de que su carne fue glorificada" (S. Jn Damasc. f. o. 4, 2; PG 94, 1104C).
compartir su divinidad" (Prefacio II de la Ascensi6n del Señor). Con El, que es nuestra Cabeza • Sentarse a la derecha del Padre significa la inauguración del reino del Mesías, 541 cumpliéndose la visión
podemos decir que ya hemos entrado en el cielo; sólo falta que, a lo largo de los siglos, por la acción del profeta Daniel respecto del Hijo del hombre: "A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos,
evangelizadora de la Iglesia, se vaya cumpliendo el misterio de la Redención para cada generación: "... naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será
hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre destruido jamás" (Dn 7, 14). A partir de este momento, los apóstoles se convirtieron en los testigos del
perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud" (segunda lectura). "Reino que no tendrá fin" (Sím. Nicea-Constantinopla).
V.- La misión de la Iglesia. No debemos pasar por alto el aspecto misionero de esta fiesta. Antes de MIÉRCOLES: EL TRAYECTO ENTRE CIELO Y TIERRA.
la ascensión, Jesús confió a sus discípulos una misión tremenda: prolongar entre todas las naciones de
la tierra su obra salvadora para la humanidad entera. Debían ser testigos "en toda Judea, en Samaria y
• Según una concepción espontánea y universal adoptada también por la Biblia, el cielo es la morada de la
divinidad, hasta tal punto que este término sirve de metáfora para significar a Dios. La tierra, su escabel
hasta los confines de la tierra" (He 1,8). Debían "ir y hacer discípulos de todos los pueblos" (Mt 28,19), (Is 66,1), es la residencia de los hombres (Sal 115,16; Ecl 5,1). Así pues, para visitar a éstos «desciende»
y debían recordar que "se predicaría la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos" (Lc Dios del cielo (Gén 11 ,5; Ex 19, 11ss; Miq 1,3; Sal 144.5) y «asciende» de nuevo a él (Gén 17.22). La
24,47). Una perspectiva desbordante para un pequeño grupo de hombres que se habían mostrado nube es su vehículo (Núm 11. 25; Sal 18.10; Is 19.1). El Espiritu enviado por Dios debe también
cobardes durante la pasión de Jesús. Una perspectiva desbordante incluso para la Iglesia de hoy, que, descender (Is 32.15; Mt 3.16; IPe 1.12); asimismo la palabra, la cual vuelve a él una vez realizada su obra
si se compara con la población del mundo actual, no es más que un "pequeño rebaño". Además, si (Is 55,10s; Sab 18,15). Los ángeles por su parte, que habitan el cielo con Dios (IRe 22,19; Job 1,6; Tob
calculamos la amplitud de la Iglesia teniendo en cuenta únicamente a los que son cristianos tanto de 12,15; Mt 18,10), descienden para desempeñar sus misiones (Dan 4,10; Mt 28,2; Lc 22,43) y luego
hecho como de nombre, la desproporción es abismal. Pero junto con la misión va la solemne promesa: vuelven a ascender (Jue 13,20; Tob 12,20); subida y bajada que establecen el enlace entre cielo y tierra
"Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo". Esta promesa ha fortalecido a la Iglesia a (Gén 28. 12; Jn 1,51).
través de los siglos. En medio de las persecuciones, el pueblo de Dios la ha recordado siempre y en los • Para los hombres, el trayecto es en sí imposible. Hablar de subir al cielo equivale a expresar la búsqueda
sufrimientos ha experimentado la presencia y el poder del Señor resucitado y subido al cielo. de lo inaccesible (Dt 30,12; Sal 139.8; Prov 30,4; Bar 3,29), cuando no es ya la pretensión de una
soberbia insensata (Gén 11,4; Is 14, 14; Jer 51,53; Job 20,6; Mt 11,23). Ya es mucho que las oraciones
CURSO DE ORACIÓN APOSTÓLICA para la “ESC DE MISIONEROS” suban al cielo (Tob 12,12; Eclo 35,16s; Act 10,4) y que Dios dé cita a los hombres en la cima de
*montañas, a las que él desciende, mientras ellos suben, como el Sinaí (Ex 19,20) o el monte Sión (Is 2.3
Complemento a la FORMACIÓN BÁSICA
y 4,5). Sólo elegidos, como Henoc (Gén 5,24; Eclo 44,16; 49,14) o Elías (2Re 2.11; Eclo 48,9-12; I Mac
EL MISTERIO DE LA ASCENSIÓN 2,58) tuvieron el privilegio de ser arrebatados al cielo por el poder divino. En Dan 7,13 la venida del Hijo
LUNES-MARTES: "JESUCRISTO SUBIÓ A LOS CIELOS, Y ESTA SENTADO A LA DERECHA DE DIOS" (CEC del hombre se efectúa hacia el anciano de días,
659-664)
• "Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al Cielo y se sentó a la diestra de Dios" JUEVES -VIERNES: LA SUBIDA DE CRISTO AL CIELO.
(/Mc/16/19). El cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su Resurrección como lo prueban las
propiedades nuevas y sobrenaturales, de las que desde 645 entonces su cuerpo disfruta para siempre (cf • Según esta cosmología bíblica, Jesús exaltado por la resurrección a la diestra de Dios (Act 2,34; Rom
Lc 24, 31; Jn 20, 19. 26). Pero durante los cuarenta días en los que él come y bebe familiarmente con sus 8.34; Ef 1.20s; IPe 3.22; cf. Mc 12.35ss p; 14,62 p), donde señorea como rey (Ap I,5: 3.21: 5,6; 7. 17),
discípulos (cf Hch 10, 41) y les instruye sobre el Reino (cf Hch 1, 3), su gloria aún queda velada bajo los debió «subir» al cielo. De hecho, su ascensión aparece en las primeras afirmaciones de la fe, no tanto
rasgos de una humanidad ordinaria (cf Mc 16, 12; Lc 24, 15; Jn 20, 14-15; 21, 4). 66 La última aparición como un fenómeno considerado por si mismo cuanto como la expresión de la exaltación celestial de
de Jesús termina con la entrada irreversible de su humanidad en la gloria divina simbolizada por la nube Cristo (cf. Act 2,34; Mc 16,19; IPe 3,22). Pero, con el progreso de la revelación y la explicitación de la fe,
(cf Hch 1, 9; cf también Lc 9, 34-35; Ex 13, 22) 697 y por el cielo (cf Lc 24, 51) donde él se sienta para ha adquirido una individualidad teológica e histórica cada vez más marcada.
siempre a la derecha de Dios (cf Mc 16, 19; Hch 2, 33; 7, 56; cf también Sal 110, 1). Sólo de manera • Momento de la ascensión. La subida de Cristo al cielo, distinguida de la salida del sepulcro a titulo de
completamente excepcional y única, se muestra a Pablo "como un abortivo" (1 Co 15, 8) en una última manifestación cósmica, debía todavía distanciarse de ella por la necesidad pedagógica de contar en el
aparición que constituye a éste en apóstol (cf 1 Co 9, 1; Ga 1, 16). 642 tiempo de los hombres un acontecimiento que lo trasciende y también para tener cuenta con el periodo
• El carácter velado de la gloria del Resucitado durante este tiempo se transparenta en sus palabras de las apariciones. Ciertamente nada impide, y todo más bien lo postula, que al manifestarse Jesús a sus
misteriosas a María Magdalena: "Todavía no he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: Subo a discípulos volviese para ello del mundo de la gloria, en el que había entrado desde el instante de su
mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios" (Jn 20, 17). Esto indica una diferencia de resurrección; en efecto, es difícil ver dónde hubiera podido hallarse en el intervalo de estas
manifestación entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre. El manifestaciones, y, sin duda alguna, lo que les muestra es su estado ya glorificado. De hecho, Mt parece
acontecimiento de la Ascensión marca la transición de una a otra. concebir así las cosas: no habla de la ascensión, pero da a entender por la declaración de Jesús acerca
• Esta última etapa permanece estrechamente unida a la primera, es decir, a la bajada desde el cielo del poder de que dispone en el cielo y en la tierra (Mt 28,18), que la toma de posesión del trono celestial
realizada en la Encarnación. Sólo el que "salió del Padre" puede "volver al Padre": Cristo (cf Jn 16, 28). había tenido ya lugar al momento de la aparición en la montaña de Galilea: si Jesús advierte a sus
"Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre" (Jn 3, 13; cf, Ef 4, 8-10). Dejada a discípulos por medio de María Magdalena que sube al Padre (Jn 20,17), esto indica que habrá ya subido y
sus fuerzas naturales, la humanidad no tiene acceso a la "Casa del Padre" (Jn 14, 2), a la vida y a la vuelto a bajar cuando les aparezca la tarde misma (20,19). Esta dilación de algunas horas entre
felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre, "ha querido precedernos como resurrección y ascensión es absolutamente pedagógica y da a Jesús la oportunidad de inculcar a María
cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de Magdalena que entra en un estado nuevo, en el que quedarán espiritualizados (6,58 y 62) los contactos
seguirlo en su Reino" (MR, Prefacio de la Ascensión). de otro tiempo (comp. 20,17 y 11,2; 12,3).
• "Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12, 32). La elevación en la Cruz • En otros textos el momento de la ascensión se distingue todavía más del de la resurrección: Lc 24,50s,
significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Es su comienzo. Jesucristo, el 1545 único que viene después de los vv. 13.33. 36.44, da la sensación de que la ascensión se sitúa la tarde del
Sacerdote de la Alianza nueva y eterna, no "penetró en un Santuario hecho por mano de hombre..., sino domingo de pascua, después de diversas conversaciones de Jesús con sus discípulos. En el final de Mc
en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9, 24). En el 16,19, que depende en gran parte de Lc, se cuenta la ascensión después de las manifestaciones
sucesivas, que no se ve si ocuparon sólo un día o varios. Finalmente, según Act 1,3-11, fue al final de
cuarenta días de apariciones y conversaciones cuando Jesús abandonó a los suyos para subir al cielo. La
ascensión contada por esos tres textos pretende evidentemente clausurar el periodo de las apariciones;
no quiere describir, después de una dilación variable e inexplicable, la primera entrada de Cristo en la
gloria, sino más bien la última partida que pone fin a su manifestación en la tierra. La incertidumbre
misma de la dilación se explica mejor en razón de este término contingente; en los Hechos, el número de
40 se escogió sin duda en función de los 50 días de pentecostés: si Jesús regresa definitivamente al cielo,
es para enviar su Espíritu, que en adelante le reemplazará cerca de sus discípulos.
• En una palabra, la enseñanza variada de los textos sagrados invita a reconocer en este misterio dos
aspectos conexos, pero distintos: por una parte, la glorificación celestial de Cristo que coincidió con su
resurrección y, por otra parte, su última partida después de un periodo de apariciones, partida y retorno a
Dios, de que fueron testigos en el monte de los Olivos y que se celebra más particularmente la fiesta de
la Ascensión.
• Modo de la ascensión. Act 1,9 es el único texto canónico que da alguna descripción de la subida de
Jesús al cielo, y su extremada discreción muestra que no pretende diseñar la primera entrada de Cristo
en la gloria. Este cuadro tan sobrio no se parece en nada a las apoteosis de héroes paganos, como
Rómulo o Mitra, ni siquiera al precedente biblico de Elías. Hace intervenir la nube estereotipada de las
teofanías y una palabra angélica que explica la escena, renunciando a dar una descripción del misterio,
realista y de dudoso gusto, como la inventarán algunos apócrifos, y limitándose a los datos esenciales
que evocan su significado. No es que esta escena localizada en forma precisa en el monte de los Olivos
no represente un recuerdo histórico, ni que Jesús no pudiera conceder a sus discípulos cierta experiencia
sensible de su retorno cerca de Dios; pero la intención del relato no es ciertamente describir un triunfo
que de hecho tuvo lugar ya en el instante de la resurrección, sino únicamente enseñar que después de un
cierto periodo de coloquios familiares con los discípulos, el resucitado retiró del mundo su presencia
manifiesta
SÁBADO: LA ASCENSIÓN, PRELUDIO DE LA PARUSÍA Y LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
• «Ese Jesús que ha sido llevado de entre vosotros al cielo vendrá así como le habéis visto ir al cielo» (Act
1,11). Esta palabra angélica, además de explicar la economía del relato de la ascensión, establece un
vinculo profundo entre la subida de Cristo al cielo y su retorno al final de los tiempos. Como éste se hace
esperar, la permanencia de Cristo en el cielo, de suyo definitiva por lo que a él respecta, resulta como
una etapa transitoria en la economía general de la salvación: Cristo se mantiene allí oculto a los hombres
en espera de su manifestación última (Col 3,1-4), en el momento de la restauración universal (Act 3, 21; I
Tes 1,10). Entonces retornará de la manera que partió (Act 1,11), bajando del cielo (ITes 4,16; 2Tes 1,7)
sobre las nubes (Ap 1,7; cf: 14,14ss), mientras que sus escogidos subirán a su encuentro, también sobre
nubes (ITes 4,17), como los dos testigos del Apocalipsis (Ap 11,12). Es siempre la misma presentación
cosmológica, inherente a nuestra imaginación humana, aunque, por otra parte, reducida a su mínima
expresión.
• La afirmación profunda que se desprende de todos estos temas es que Cristo, triunfando de la muerte,
inauguró un nuevo modo de vida cerca de Dios. ÉI penetró el primero para preparar un puesto a sus
elegidos; luego retornará y los introducirá para que estén siempre con él (Jn 14,2s). Mantenerse unidos
por la fe y los sacramentos con su Señor glorificado. Ya desde ahora resucitados y hasta sentados en los
cielos con él (Ef 2,6) buscan «las cosas de arriba», pues su verdadera vida está «escondida con Cristo en
Dios» (Col 3,1ss). Su ciudad se halla en los cielos (Flp 3,20), la casa celestial que los espera y de la que
aspiran a revestirse (2Cor 5,1ss), no es sino el mismo Cristo glorioso (Flp 3.21), el «hombre celestial»
(ICor 15,45-49).
• De ahí brota una espiritualidad de ascensión a base de esperanza, pues desde ahora hace vivir al
cristiano en la realidad del mundo nuevo en que reina Cristo. Pero no por eso es arrancado del mundo,
que todavía le retiene, sino que tiene misión y poder de vivir en él en forma nueva, elevando este mundo
a la transformación de gloria a que Dios lo llama.