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Adagio y Allegra corretean habitualmente los pasillos y estancias del Palacio Imposible, siendo una presencia
inofensiva para sus ocupantes. A veces, también salen de viaje por las zonas más neutras de la Vigilia, y su
curiosidad acaba ineludiblemente llevándoles a cualquier variopinta aventura, que enseguida abandonan en
cuanto deja de ser interesante. No hace mucho salieron de una misteriosa Hermandad, dejando abandonado a
un hombre mayor, conocedor de grandes secretos, a merced de su asesina. El hombre iba a enseñarles algo
interesante pero se retractó en el último momento. ¡Qué aburrido!
Esta vez, los gemelos han encontrado una inusual y posible fuente de juegos. Se trata de Daguerreo, un invitado
de Aenath’Aan’Kilea. El apuesto huésped pasa largo rato sentado solo en los Balcones Lapislázuli, desde donde
se ve un paisaje increíble que escapa cualquier imaginación, y hasta el horizonte extiende su majestuosidad
onírica.
Daguerreo pasa tantas horas allí… Siempre sentado, con una taza de té en las manos que nunca prueba, y se tira
largas horas. A veces desaparece un rato, o entra Kilea y los dos hablan en privado, tras lo cual siempre
Daguerreo parece ineludiblemente más ansioso, más desesperado.
Adagio y Allegra siempre flotan a su alrededor bombardeándolo a preguntas. De todo tipo. Una vez, su rictus se
contrajo y su esencia se volvió casi hostil, pero se contuvo a tiempo y desde entonces los ignora. Los ignora
siempre, tanto, con tanta intensidad, que los gemelos no pueden sino encontrar divertido este hecho.
¿Qué será la causa de que esté así? Siempre acaba suspirando un nombre. Por alguna razón les es familiar.
¿Dónde lo habrán escuchado antes? Hum…
¡Seguro que es muy divertido descubrirlo! ¿Y si nos damos un paseo al mundo y vamos a observar a esa
persona?