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UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES > Recor Daniel Gomez Vieerectr Jonge Flores Docencia y ensenanza. Una introduccién a la diddctica Sonia Araujo Universidad ional ayy de Quilmes Editorial Fas, 2006 CapituLo 1 DIDACTICA, INVESTIGACION E INTERVENCION DOCENTE, La eleccidn de la via de entrada al estudio de la didéctica es poco nove- dosa. Y decimos esto porque este capitulo inicial realiza una primera aproximacién que sustenta los desarrollos posteriores, introduciendo la discusién sobre las principales problemiéticas del campo de la didiictica a través del andlisis de producciones que muestran diferentes posiciones en torno de su Ambito de referencia y de sus relaciones con otras disci- plinas cientificas que abordan, desde diferentes ingulos, aspectos vincu- lados con su objeto: la ensefianza, ‘Ahora bien, cabe destacar que si bien no se rata de una via de entra- a inédita, adquiere una especial potencialidad cuando se piensa la didéc- tica como objeto de ensefianza, esto es, en términos de los aprendizajes, {que se pretende promover en distintos destinatatios, ¥ esto es asi porque como estudiantes de una cartera de profesorado, como maesteos o maes- tras, como profesores 0 profesoras, han construido una concepcién de la diciéctica durante el proceso de escolarizacién y de formacién para el ejer- cicio de la docencia, Origen de una construecién que podria remitisse hasta el inicio de la escolaridad o hasta el nacimiento, como sefiala R. Bullough (2000). Con esto se quiere resaltar que al ocupasse de la en- seftanza, cualquier sujeto que haya asistido a la escuela tiene una perspec- ‘iva particular de fa didictica, aunque no sea producto de la reflexi6n si cemitica. Significa que posee conocimientos y valoraciones acerca de la ensefianza, el aprendizae, el papel de los contenidos y de Ia evaluacién, de uns buena 0 mala ensefianza. Dicho en otros términos, mis alli de que puedan establecerse elaboradas justficaciones acerca de su objeto, cada uno es capaz de evaluar una buena 0 mala ensefianza a partir de las cexpetiencias vividas en la escuela; evaluacién que, por otra parte, de ma- neta inconsciente sucle ser un fuerce condicionante en el momento de organizar y desarrollar la prictica pedagdgica. En tal sentido, y con rela cid a los estudiantes de carreras de profesorado, R. Bullough indica: 2 SONIA ARAUJO contexto de produccién specific. La segunda, quel lector no encon- ‘ward prescripciones sobre cémo ensefar, pues si bien en el momento po- ddefan calmar la ansiedad —incluida las de quienes ensefian la materia en Ia formacién de docentes-, poco aportan a la comprensién y resolucién de los problemas y desaffos que atraviesa la ensefianza en el aula. Més bien se intenta aportar herramientas de andlisis y principios de actuacién que colaboren en un desarrollo més refleivo y consciente de las posibilidades, limitaciones y condicionantes de esta prictica compleja. {Qué se propone este texto? ;Cuiles con los propésitos que orien- taron Ia seleccién de los temas, los problemas y los émbitos de actua- cién para su andlisis? Sintéticamente, pueden resumirse en tres propésitos que, més que firmes y claros puntos de llegada, constituyen puntos de referencia que atraviesan los diferentes abordajes teméticos. + Indagar Ix problematica del campo de la didéctica a partir del andlisis de su objeto, de la relacién con otras disciplinas y de los mode- los de investigacién empleados. + Brindar un conjunto de conocimientos que permita analiza, fun- damentar, organizar y/o reestructurar la préctica pedagégica * Contribuir « la construccién de marcas de referencia y de princi- pios sustentados en razones teéricas y précticas, as{ como en justificacio- nes éticas, que orienten la ensefianza. En esta organizacién, dos cuestiones también merecen ser sefialadas. En primer lugar, el desarrollo se asienta en la valorizacién de la perspec- tiva general para el estudio de la ensefianza ~sin obviar el papel que juc- g2 el contenido particular como estructurante de Ia construccién de metodologias especificas~ en el marco de los esferzos de reconceptuali- zacién instalados en la disciplina. De modo que se enfatiza I ensefanza en el sistema escolar aun cuando también es posible, sobre la base de las perspectivas expucstas, incroducir la reflexi6n en torno a la construccién de principios y metodologias para otros Ambitos y con diferentes moda- lidades de ensefianca. En segundo lugar, pretence recuperar las creencias, construidas como alumno en la escolaridad y particularmente en la for- rmacién y el ejecicio de Ja docencia cama base para el desarrollo de fos contenidas expuestos. De ahi que a lo largo del texto fueran incluidas rie de actividades que promueven la participacién deV/lalector/a a travds de diferentes vias: actividades de apertura en las que se intenca ac- tualizar la propia experiencia como alurmno y profesional; actividades de | 7 4 j | 4 | OCENCIA Y ENSERANZA. UNA INTRODUCCION A LA DIDACI reflexi6n sobre a prictica, cuya finalidad es poner en tensién los marcos tedricos construidos durante la lectura de este libro con su biografia colar y profesional, y actividades propositivas, orientadas a la construc cién de criterios de accién fundamentados para el desarrollo de ensefianza en contextos particulares El capiculo 1, “Didactica, investigacién e intervencién dacente”, in- troduce la problemitica de la didéctica como campo de conocimiento: su objeto, sus vinculaciones con otros campos cientificos y sus métodos, de investigacién, Se trata de una primera aproximacién que, aunque en principio suele resultar érida, tiene la particularidad de brindar una pri- ‘mera plataforma de conocimientos en la cual se asientan los desazrollos posteriores. En los capitulos siguientes se pretende recuperar la dimen- sién explicativa y el carécter propositivo de la didéctica, posicién que implica la asuncién de un punto de vista acerca de su objeto y de un ti- po de relacién particular con la prictica. El capitulo tt, “Abordajes del proceso de ensefianza y prictica pedagé- gic”, desde una mirada critica a la perspectiva instrumental de la didéeti- ©, incluye el concepto de programacién de la ensefianza como eje que articula una parce significativa del crabajo de los docentes. Su recuperacién ‘como Ambito de actuacién da cuenta de la multidimensionalidad de la en- sefianza y de la necesidad de encararla desde multiples pers tico-pedagégica, institucional, tebrica, experiencial,sécnica y El capitulo I, “Aportes para el debate en torno de la finalidad, los contenidos, el método y la evaluacién: en biisqueda de principios para la prictica pedagégica’, desarrolla perspectivas para pensar la organizacién y el desarrollo de la ensefianza, desde la incerrogacién sobre la finalidad, los contenidos, el método y Ia evaluacién. Desde una éptica que valora lato: sma de postura en el campo de la ensefianza se apanta al consteuccién de dlistintas miradas—en algunos casos complemencarios— para enriquecet los principios que orienten el para qué, el qué y el cémo ensefar y evalua. Finalmente, el capitulo IV, “Los materiales cucriculares en [a en fanza’, introduce al tratamiento de los libros de texto o del manual colar por la incidencia que tienen en las decisiones didécticas de los docentes. Descle una concepcién amplia de material curricular, cambién se incluye la educacién audiovisual y el uso de las nuevas recnologias de la comunicacién y la informacién como un reference de relevancia ac- tual en la reflexién didactica 16 SONIA ARAUIOL El proceso para convertirse en profesor empieza, en consecuencia, mucho antes de que el neéfito empiece Ja carrera de formacidn del profesorado, Empieza en el nacimiento,[..] pero mde formalmente con el “aprendizaje por observacién’ sobre el cual lamé la atencién Locte (1975) y que tan fe lizmente sta cuescién hoy en dia esd mis que asumid, aunque Jo que sigue susctando todavia animados debates es qué hacer exactammen- te-con ela. Los estudiantes legan ala carrera de formacidn del profesorado hhabiendo pasado miles de horas sentados en las aula: en su condicién de ‘lumnos, aprendiendo y observando presumiblemente en qué consiste la censeianza, y algunos de ellos vienen de familias de profesores y han crec- do jugando a ser maestros. Comé estudiantes, conocen lo que es la ense- fianzg desde uno de los lados del pupiere ya menudo asumen que también lo conocen desde el ot lado. Su familiaridad con la en: dicién y al mismo tiempo una naa es una ben- aldicién para llegar a convertise en pro- fesor. Este hecho marca una diferencia importante entze la formacién del profesorado y otras formas de educacién profesional y, por ota parte, im- pone una tarea educativa excepcionalmente dificil, cuestén a menudo ol- vidada por aquellos que prerenden alcanzar una profesionalidad de alro nivel. Asi, muchos principiantes entran en la carrera de formacién del pro fesorado con una confianza previa en su habilidad para ensefiar, pero sin “una apreciacién de la complejdad y Ia incertidumnbre que im cidn entre ensefanea ica la rel preadizaje [oly estos estudiantes son ademas reacios a esforarse por ceconsiderae sus perspec ("Su confanza se cexplica, en pre, por la consderacin de que laesencia de la buena ense- fanca radia en el afeco, y los proferoresprincpiantes soa, por encima de todo, persona afecwoss, ids, coc ycomprensivas, 0 polo menos se yen asf mismas como tae). Una ica profesional es motiva a ense- far [.} (Bullough, R., 2000, p. 102). Por las razones aludidas, el nicleo central de este capitulo intentatd la re- construccién del significado del objeto de la didéctca, a partic dela con- frontacién subjetiva de la representacién y las expectativas personales cerca del campo con las concepciones abordadas « través de los wonte- nidos expuestos. La revisién del objeto de estudio de la disciplina y la autorrevisién de las ideas prop is permitird, al mismo tiempo, hacer refe- cia a otros campos de conocimiento coa el propdsito de buscar re- laciones y articulaciones ent ellos. DOCENCIA ¥ ENSENANZA, UNA INTRODUCCION A LA DIDACTICA v7 1, Hacia una caracterizacién del objeto de estudio de la didéctica 1 el anilisis de los contenides que permitiré caracterizar el obje- ‘oy la problemética de la diddcrica, le proponemas al lector que responds a las siguientes cuestiones que pretenden actualizar algunos aspectos fandamentales, y de euyo tratamiento se ocupa este capitulo. Es importante al pésito no es emitir un juicio acerca de cusnto sabe acerca de la diddctica, mas ac que el pro- bien, y sobre [a base de la tesis de que el sujeto que aprende no es una sabul ra sa, se pretende recuperat, acualiaat y hacer explicto el conjunto de saberes en orno del abjeto que se pretende ensefar, pues es desde esos saberes que se asig- 1a sentido y significado al nuevo conocimiento. 4) ;Qué es pats usted Ia didderica? ;Cudl eree que ex su aporte para el cjer- ciclo de la docencia? 6) Si usted es docente, intente recordar los autores que estudié durante su proceso de Formacién y en otras instancias de actualizacién docente, 6) Realice un liscado de las temdcicas que se abordaban, y sintetice la idea que se formé de la diseiplina a partir de su tratamiento, <4) Enumere las disciplinas del campo pedagagico las cuales se hacia alu sin para fundamentas la reflexibn y la intervencién didctica. Bs importante que conserve este material por dos motives. Primero: serd un referente com el cual se confroncaré el andlisis de las temticas que se inteo= ducen en los diferentes cap{culos contenidos en este libro. Segunde: permitiré realizar una auroevaluacisn respecto de su concepcién y expectativa acerca de Ia disciplina, de la perspectiva desde la cual fue ensefiada durante la formaci 4 de las continuidades o rupturas con las diferentes dpticas aqul incluidas. La didiéctica en el campo de las ciencias de la educacién Una primera referencia de vital importancia es que la didéctiea forma parte del campo de las ciencias de la educacién y, como no podia ser de otra mancia, esti acavesada por la peculiatidad, la particularidad y le problemética de este dmbito de conocimientos mas amplio. Cabe des- tacar, sin embargo, que en ella confluye, de una manera peculia, ciecta especificidad que es preciso atender para comprender Ia problematica propia. En primer lugar, en la diéctica estin presentes y se conjugan 18 SONIA ARAUJO euestiones nodales desde el punto de vista epistemoldgico: el problema de la relacidn entre la teoriay la prdctica y de las vinculaciones entre las dimensiones explicativa, propositiva y del “deber ser" en el campo de la educaci6n, En segundo término, y paralelamente a lo anterior, a dife- rencia de otras ciencias que a su vez toman a otras ya constituidas co- ‘mo base para el andlisis del fenémeno educativo -tales como la psicologia, a sociologia, la economia, la administracién, la historia, por cjemplo-, la didéetica es propia y espectfica del campo de las ciencias de la educacién, aun cuando se consticuya sobre la base de los aportes<, brindados por otros saberes cientificos) En este sentido, si se considera ‘as ciencias de la educacién como propuesta de formacién para el de- sazrollo de un quehacer profesional especifico, el ejercicio profesional del pedagogo, la didéctica es la médula ~junto con otros— que articul una parte significativa de su préctica profesional. En efecto, es la encar- gada de brindar modelos y categorfas de andliss tanto como herramien- tas de intervencién que, finalmente, definen una perspectiva particular acerca de esta préctica profesional, y de su finalidad en el contexto edu- cativo, politico y social mis amplio. De manera que, en el marco de lo expuesto en el pirrafo anterior, se expondsé un conjunto de consideraciones en torno al campo de las cien~ cias de Ja educacién, inicialmente a partir de un polémico, y no por ello ‘menos interesante, conjunto de hipétesis presentadas ya hace unos aftos por E. Tenti Fanfani (1988), quien afirma que el campo de las ciencias de la educacién no tiene la consistencia que se observa en otras discipli- as, tales como las ciencias duras las clencias bisicas 0 las ciencias natu- rales. Es preciso sefalar que Tenti Fanfani arriba a esta sfirmaciébn, ranco como al planteamiento de algunos dilemas y desafios te6rico-metodols- gicos, a partir de la utilizacién de la categoria de campo de P. Bourdieu. Para Bourdieu, un campo cientifico es un espacio de juego histori- camente constituido con agentes, instituciones, incereses y leyes de fun- cionamiento propio. Segiin él, a pesar de les diferencias que puedan presentarac, campos tan diferentea como Is Filosofia, Ia politica o la re ligién tienen un conjunto de leyes generales. Ahora bien, geuéles son esas leyes de furicionamiento invariante? Sin Snimo de simplificar la compleja y dinémica posicién del aucor, se sintetizarén algunas de las propiedades que caracterizan a todo campo intelectual. En primer !u- gat, sostiene-que cada campo tiene intereses propios y especificos, y pa- DOCENCIA ¥ ENSENANZA. UNA INTRODUCCION 4 La DIDACTICA 19 ra que un campo funcione es necesario que haya algo en juego y gente dispuesca a jugar, que esté dotada del Aabitus que implica el conoci- miento y el reconocimiento de las leyes inmanentes al juego, esto es, de Jo que esta en juego. En segundo término, Bourdicu indica que cada campo tiene un capital cultural acumulado cuya apropizeién permite ingcesar en él y, por lo tanto, ser parte del juego. Finalmente, la estruc- tura de un campo es un estado de la relacién de fuerzas entre los agen- tes 0 las instituciones que intervienen en la lucha, 0 de la distribucién del capital especifico que ha sido acumulado durante las luchs anterio- res y que orienta las estructuras ulteriores. En el trabajo al que se hiciera alusién mds arriba y teniendo como horizonte las ideas precedentes, E. Tenti Fanfani planteé las siguientes afirmaciones respecto del campo de las ciencias de la educacién: en pri- ‘mer lugar, sostenta que no existe un mercado unificado de produccién y cireulacién de saberes cientificos acerca de la educacién, es decir, que tno existe un conjunto de reglas de juego que regulen la competencia de los profesionales o productores de conocimientos respecto de la educs- cién, La variedad de productores, situaciones probleméticas y lenguajes dificultan le posibilidad de comunicacién e intercambio que si se ob- serva en otros campos como, por ejemplo, el de fa matemitica. En se- gundo lugar, como consecuencia de lo expresado, no se observa un capital acumulado importante cuya posesidn sea un requisito para in- gresar al campo, para formar parce del mismo, Por tiltimo, consideraba que es un campo desestructurado y de baja autonomia rclativa, catego- tla que define como una incapacidad relativa por parte de los especia- listas para definic tanto los objetos como las estrategias, ls véencas y los citerios de evaluacién, E, Tenti Fanfani sostiene como hipétésis que de los sre subconjun- tos de fendmenos discursivos 0 saberes aceréa de la educacién, aquellos ‘que pretenden construir conocimiencos acerea de una realidad particu- lar con el propésito de comprenderla y explicarla son los mis débiles dentro del capical accuuuladle eu las ciencias de Ia educacién. Predomi- nan, en cambio, los saberes acerca de lo que debe ser la educacién o los ‘modelos -referidos al pensamiento de los grandes pedagogos y de los fi- lésofos de Ia educacidn= y los saberes acerca de cémo hacer, esto es, acerca de cémo intervenir en la realidad que corresponden a los te ridlogos educativos (los especialistas en la ensefianza de la geografia, de 20 SONIA ARAUIO Ja historia, o de la fisia, en la evaluaci6n o en el curriculums; en tleima instancia, aquellos saberes tradicionalmente incluidos en la didécrica). J. Gimeno Sacristén (1978) también realiza una critica epistemol6- gica de las ciencias de la educacién, y en ella reconoce como rasgos pe- Caliates la presencia de la heterogencidad y la dispersion sin una unidad aque dé coherencia a todo el conjunto. Esta situacién obedece a que han ccrecido al amparo de otras ciencias auxiliares pero sin una integracién incerdisciplinaria en un esquema te6tico propio. A diferencia dela pers- pectiva de andlisis de E. Tenti Fanfani, esta posicién no introduce la po- Iémica respecto del estatuto epistemoligico de las ciencias de la educacién sobre la base del estatuto epistemolégico de los saberes acu- ‘mulados, sino que lo hace a partir de las caracteristicas propias del ob- jeto educacién, En este sentido, se trata de una mirada desde la légica del campo de las ciencias de la educacién de tipo descriptive e interpre- tativo antes que de una éptica evaluadora de su estatus cientifico. Segiin J. Gimeno Sactistin, la educacién se muestra como repro- ductora de estados culturales conseguides y, a su vez, como innovado- ra de la cultura individual y social. La funcidn innovadora supone admitir que la educacién, por euanto ¢s la encargada de potenciar las capacidades humanas y la cultura, es un objeto abierto. Quiere decir, entonces, que se va captando la esencia del objeto educacién a medida que se va desarrollando con la préctica educativa. Esta peculiaridad de las ciencias de Ja educacién hace que sean radicalmente inconclusas, pues la propia préctica de la educacién va creando el objeto educacién. [Asi descrtas las caractersticas propias del objeto, las ciencias de la edu- cacién contienen explicaciones sobre Ja totalidad o partes del objeto ‘educacién, se ocupan de configurar una tecnologia normativa tendien- ea conseguir su objeto propio y, dado su “cardcter expansivo”, se pro- ponen aumentat los Iinites de las capacidades humanas y de la culcura, ara el autor, el esqueleto de las ciencias de la educacién esté integrado, entonces, por tres componentes: la explicacién, Ja normatividad y la utopia, Solamente se puede aspirar a un conocimiento definitive del ‘bjeto si se lo considera como algo definitivamente wufigurado, pree- xistente, reproducible. $i el objeto educativo a configurar se apoya en el conocimienta sobre el objeto configurado, se corre el riesgo de polarizar el contenido de la préctica educativa hacia la faceta reproductora. De manera que el componente valorativo, propio del apartado utdpico, y DOCENCIA ¥ ENSERANZA. UNA INTRODUCCION A LA DIDACTICA 21 necesario en toda pedagogia, es el encargado de seleccionar los aspectos validos de los no validos en la traslacién que se haga del componente explicativo al normativo. Las ciencias de la educacién suponen la aspi- racién a un estado que es pretendido, no real, y su tecnologia se valida en funcin de la eficacia que progresa por el camino mareado por el ‘componente que pretende la modificaci6n de la realidad. Si se admite la deduccidn de la normativa pedagégica de los contenidos cientifico-cx- plicativos surgidos del andlisis de una realidad, esto presupone la asun- Cidn de la realidad vigente como un modelo a propagar tanto como la ‘aceptacién del carécter concluido del objeto educacién, La siguiente ci” ta sintetiza la postura del autor respecto de la relacidn entre conocimien- to tebrico, téenica pedagégica y componente utépico. La fuerzs de ese componente utépico es la que debe gobernat fa parte del objeto atin no configurado, aunque sea ayudado por las conocimien- tos te6ricos, pero no tinicemente por ellos. El conocimiento es base ne- cesaria de la técnica pedagégica, pero no suficiente, porque tienen que incorporar elementos de valor. La técnica pedagégica no es pura téri «a, sino una téenie valorada como la més adecuada para algo y en fun: cidn de valores que sintetizan ciertataxpiraciones, Pero, por esto, no creo ue hayamos de calificar a la pedagogla como acientfica, sino que ve- mos fa necesidad de entrever para ella un modelo de cientificidad pro- pio de las ciencias humanas en general, s6lo que con la particularidad de aque se crata de gobernar la creacidn del objeto que ellas mismas estudian (Gimeno Sacristin, J., 1978, p. 165). Si bien es cierto que la educacién es un campo en el que no se obsecva unidad, sino mds bien un conjunto de conocimientos Fragmentados de- sivados de las ciencias bisicas © puras tales como la psicologia, la poli- ‘ica, Ia historia, que amenazan su identidad, otras interpretaciones también perciben la pluridisciplinariedad como una riqueza y una ¢3- racteristca peculiar antes que como un obsticulo epistemolégico. F Carlino (1993), quien polemiza con E. Tenti Fanfani, afirma que se ua- ta de una mirada realizada desde fuera de la l6gica del campo, pues ana- liza el campo profesional como algo definido a priori y no como resultado parcial de un largo y complejo proceso de transformacién his- ‘6rico-social. En términos de F. Carlino: 2 SONIA ARAUIO Bajo esta lupa se corre el riesgo de promover una peligrosa lucha coxpo- rativa entre campos: las ciencas sociales ~y dentro de elas la educacién— siempre conservarian su caricter de inferioridad respecto de Jos campos profesionalescadicionales y més antiguos, debido a que los pardmetros cde cémo debe Funcionar el campo vienen definidos desde afuera, est0 es desde los campos sedicentes de mayor estructuracién (Catlino, , 1993, p. 59) El desarrollo de las aportaciones anteriores permite reafirmar que en tan- to la didéctica forma parte de las ciencias de la educacién, su problems- tica no puede ser entendida sin comprender las caracteristicas idiosincrésicas del campo més amplio en el que estéinserta, En este sen- tido, si bien no es propésito entrar ni profundizar en este interesante de- bate, st operain como sustento para realizar algunas consideraciones desde Jas cuales comenzar a caracterizar de qué se ocupa la didéetica. En primer lugar, la visién dominante de la disciplina siempre la ha concebido como la disciplina cientfica que aporta un conjunto de saberes que dan res- puesta a la pregunta acerca de cdmo ensefiar. Considerada como una tée- nica de la ensefianza, se enfrenta con problemas propics para fundamentar su estatuto epistemolégico, a diferencia de la sociologia de In educacidsr 6 dé a psicologfa del aprendizaje, orientadas ala interpreta cién y explicacién de aspectos parciales de la realidad. En segundo lugar, si bien no es un conjunto de conocimientos vinculados con el cémo en- sefias, dado su compromiso con la prictica de la ensefianza, la dicéctica enfrenca el desaffo de articular los componentes explicativo, normativo y utépico por las caracteristcas de su propio objeto: la ensefianza. Por i ‘mo, como todo campo cientifico con un tipo particular de estructura- cién, la didéctica no es un dmbito de conocimientos sin pujas ni censiones. La demarcacién de su Ambito de referencia ¢s problemitica, y tal como se indicé en Ia Introduccién, como disciplina su legitimidad es cerosionada en los procesos de formacién y actualizacién docente. Suele ser desmembrada y reemplazata por algunos de sus temas de estudio, 2 les como, por ejemplo, el curriculum, la evaluacidn, el planeamiento, la metodotogia de la enscfianca, entre otros, 0 por las didéeticas especificas que se articulan en torno al gué ensefar. Esta situacin, que se observa ‘con bastante claridad en las poitieas y propuestas de formacién docente, tambign es visible en la produccién que circula en el mercado editorial DOCENCIA ¥ ENSENANZA. UNA INTRODUCCION A LA DIDACTICA, 23 Acerca del origen de la didiietica ara comprender las particularidades de la didéctica, es indispensable ras- «rear sus origenes puesto que los problemas epistemolégicos que la atra- viesan hunden sus rafces en la historia. Y en el caso de la didactica resulta necesario remitirse al siglo XVI, en el cual la exigencia de jar nuevos mé- todos, rigurosos y fecundos, que caracterizaba a la filosofia de la época, fue también una particularidad que atraves6 el campo de la pedagogia. La disciplina surgié de la mano de Juan Amés Comenio (1592- 1670), en el marco de la reforma religiosa en materia de educacién de ese momento. J. A. Comenio fue un clérigo que pertenecié a la Unidad de Hermanos Moravos orden religiosa de inspiracién husita-, preocu- pado por la universalizacién del mensaje divino, por la lectura de la Bi- bia y por la moralizaciSn de amplias masas de la sociedad (Dusse, I. y M, Caruso, 1999), Cabe seftalar que aunque no fue luterano, recibié ia influencia del més avanzado luteranismo alemén a través de figuras co- mo Alsted, Ratke, Andréa, asumiendo como ellos, la necesidad de re- formar a fondo la ensefianza (Abbagnano, N. y A. Visalberghi, 1964). ‘Wolfgang Ratke (1571-1635) suele ser considerado como un antece- dence importance de la obra de Comenio, a tal punto que algunos de los principios formulados por él serdn la base para una pedagogia posterior Ja necesidad de un método universal fisndado en la gradualidad y reitera- cidn del ejercicio practico, la importancia y priovidad de la ensefianza de Ja lengua nacional, la necesidad de una inscruecién bésica universal y la reaccién contra el puto ejercicio de la memoria en la educacién, Juan Enrique Alsted (1588-1638), profesor de filosofia en la Uni- versidad de Herborn, compuso también una didictica que incorpors ‘en una gran Enciclopedia, “La didéctica ~escribe~ no es mis que el mé- todo de estudio y es igualmente necesaria a todos los que estudian, asi como al navegante le es necesaria la carta ndutica, al arquitecto la escua- dra y el compas y al viandante la piedra millar” (Alsted, citado en N. ‘Abbagnano y A. Visalberghi, 1964, p. 301). Propone una oiganizaciou, de las escuelas de todos los grados, donde plantea la pasibilidad de que los jévenes bien dotados estudien en los gimnasios en ver de en las e5- cuelas populares, a expensas de sus comunidades de origen, Juan Valentin Andrée (1386-1654) fue un teslogo luerano que se dedieé a intentar reformar las excuelas a partir de una severa critica de 2 SONIA ARAUIO sus métodos y contenidos. Su obra mds famosa es aquellaen la que des- be la isla imaginaria de Christianapolis, bosquejando fa escuela cris- tiana ideal, donde religién, lenguas y ciencias se aprenden con natural interés porque las ensefian maestros entrenados y conocedores del espl- ritu infantil, La obra de Comenio, Didécriea Magna, primeramente publicada en checo y luego en latin en el ato 1632, funda la didSetica escolar mo- derna sobre la base de la valorizacién del mécodo y el orden. Ast, en el inicio mismo del texto se indica: Didactice Magna que expone ct atificio universal para ensefiana todos todas las coses, ose, modo cierto y exqusito para rods ls comunid des, plazas yaldeas de cualquier reino cristiano, de ergr excucas de tl paturaleza, que a juventud toda, de uno y ot sexo, sin excepruat a na- die, pueda ser teformada en las costumbres,educada en la piedad e in ‘wuida durante los afi de a pubertad en todo aquello que hace rlacién a esta vida y la Futura con Brevedad, agrado y slider. El fundamento de cuanto aqui se expone estécomado de la misma nacuraleca de ls cosas: Su verdad se demuestra con ejemplos equivalents las artes mecfnicass Su setie se dispone por aos, meses, das y horas por iltimo, se mues- tra El camino fil y cierto para llevar a cabo todo esto con feliz éxito (Comenio, 1922, p. 2. Comenio consideraba la naturaleza como expresin de la Divinidad, y su método -o attificio universal~ se fundamenté en el orden de ésta, cfectuando las siguientes recomendaciones para la ensefianza: Hays un soy miso modo par entation Inn ato lar arty sl enn pra oss gus Escada eda eign el amo eden y reine en ods os : En cuanto sea posible, sean iguales las ediciones de los libros en cada mata Dee, con cial y din ud, se tad oss coe (Comenius 1986p 159) Junto a este método de ensefianza se instala el problema de la atencién y la motivacién, pues se oponta 2 las ensefianzas que estaban en contra DOCENCIA Y ENSENANZA. UNA INTRODUCCION & LA Di ea, 25 dela voluntad del nifo y del castigo como método educativo, De modo que enuncid una serie ce principios destinacos 2 que los alurmnos ap dan con “facilidad” y “agrado” (Dussel, I. y M. Caruso, 1999): Se comienza temprano antes de la corrupeidn de la inteligencia, Se acta con la debida preparacién de los espiritus Se procede de lo general alo particular. Y de lo més féeil a lo ms dificil Si no se carga con exceso a ninguno de los que han de aprender, Y se procede despacio en todo. Y no se obliga al entendimiento a nada que no le convenga por su edad © por ra26n del método, Y se ensefta todo por todos los sentidos actuales Y para el uso presence Y siempre por un solo y mismo método (Comenius, 1986, p. 138). Comenio es considerado un precursor del “globalismo” y de ia “leccién de cosas”. En efecto, en el caso del globalismo, “ensefiar a todos y total mente”, en donde “totalmente” significa que los nifios perciben antes lo general que lo particular, y la insistencia en la importancia del orden cds- ico y en que las cosas suelen ser comprendidas dentro de dicho orden. Con respecto a le opcién sensualista, criti la escuela anterior a dl, en la ‘que se anteponia las palabras a las cosas, la narracién verbal a la inspec cin de las cosas, [a intuicién y la demostracién sensual (Ferndndez En. guita, M., 1986, p. 13). Sin embargo, también sefialé que cuando “las sas” no fueran accesibles ala experiencia directa podrfa recurrirse las imagenes, lo cual explica la produccién e importancia del Orbis Pits Otra novedad del método fue la globalidad y frontalidad, inician- do la denominada ensefianza tradicional caracterizada por un docente ‘que expone frente a los alumnos que escuchan y obedecen, y es el res- ponsable iltimo de la atencién de Jos alumnos. ‘Tal como se evidencia en el Indice del libro, hacia el final dela obra de Comenio se encuentran los métodos que propone para la ensefian- 22, El capfculo Xx se refiere al “Método de las ciencias en particular”, el captculo Xx1 al “Método de las artes’, el capitulo Xxit al “Mécodo de las lenguas’, el capitulo XxiIl al “Método de las costumbres’, y el capleulo XXV al "Mésodo de inculcar la piedad”. Sobre la base del presupuesto %6 SONIA ARALIO de que todo lo que se ensefta debe pasar antes por los sentidos, cada ca- pitulo finaliza con un conjunto de reglas a seguir pata la ensefanza acompaftado de ejemplificaciones, que sustenta en fundamentos ex- puestos en los capitulos precedentes. ‘A continuacién se cranscriben las reglas que propene Comenio en los eapitulos “Método de las ciencias en particular” y “Método de las arces” con el propésito de poner en evidencia el cardcter normative con ‘el cual se planted, inicialmente, la disciplina. Método de las cieneias Debe ensefiarse lo que hay que saber. ; Lo que seensefe, debe ensefiarse como cosa presente de uso determinado, Lo que se ensefie, debe ensefiarse directamente, sin rodeo ninguno. Lo que se ensefie, debe eneefarte tal y como es, 2 saber: por sus causes Lo que se oftece al conocimiento, debe presentarse primeramente de un modo general y luego por partes. : Deben examinarse todas las partes del objeto, aun las mas insignfican- ‘es, sin omicir ninguna; con expresién del orden, lugar y enlace que tie- Las cosas deben ensef Hay que detenerse en cada cosa hasta comprenderla _Expliquense bien las diferencia de ls cosa para obcener un conocimien- to claro y evidente de todas (Comenius, 1986, pp. 203-206). se sucesivemente, en cada tiempo una sola Mado de rte Aes decay queer en cus one ela peo del oy ten cunt tec y os eee aera. Logue de haces, debe aprender hacendolo Stolp hadefaber un forma none determin prog ee face Debs emcane el empleo des hanna con la mas oon patbens eno econ emplr mor qu con pets coneprse den pea orl inei porto ss The mos deben acer sus Gere sobre mater conoid. Leng debe ral pnio muy falda pede se Deke citar gue leva dele que aya de ace sala mis pee ta posible, y asi el que haga la imicacién. DOCENCIA Y ENSENANZA. UNA INTRODUCCION A LA DIDACTICA, a ‘Hintento primero de imitacién ha de set lo més cuidadoso posible, 2 fin de no apartarse en Jo més minimo del modelo. Los errores deben ser corregidos por e] Maestto mismo; pero haciendo rotar de paso multiples observaciones, que llamamos reglas y excepcio- nes de esas rela. La ensefianza completa de un arte abarca la sintesis y el andlisis (Come- ius, 1986, pp. 209-214) E] énfasis en el método articulado a su ideal panséfico de educacién ha levado a afirmar que Diddéetica Magna, tal-como se indieé en la Intco- duccién, “contiene un inmenso recetario” en la cual se “destila y se hace cexplicita una verdadera filosoffa o concepcién general de la educacién” (Fernindez. Enguita, 1986, p. 13) que distancia y diferencia a Come- nio de otros metodizadores que abundaron en a primera mitad del si- glo xvi. Seguin S. Barco (1989), como heredera de une larga tradicién peda- gégica de las utopias, en los planteamientos de Comenio la diddctica se presenta como un conjunto de reglas que constituye una prescriptiva dis- ciplinante en Ja que la vigilancia y la enseftanza de las buenas costumbres y los habitos sanos reemplazan los castigos corpocales, El resultado de la buisqueda del método para ensefiar todo a todos ~producto de la expre- sin de la razén clisica~ dio lugar a que fueran desdefiadas las singulari- dades y las particularidades para ser acomodadas a las categorlas de “el nifo”, “la ensefanza”, “el maestro”, En otros términos, el arifcio univer- sal, constituido por normas generales y absolutas para goberna la clase, ddejé a un lado sus particularidades, singularidades y, por lo tanto, et va- lor de la cotidianeidad en la situacién didéctica. Como se veri més ade- lante,relegé el valor del conocimienco de la vida del aula paca el logro de luna comprensién més acabada y compleja, base necesaria para la inter- vencién didéctica, Cronologta de los bitos més importantes en la vida de Comenio* 1592 Nace el 28 de marzo en Uhersky Brod, en la Moravia checa, * Exuaida de J. A. Comenius, (1986), pp. 5-7 1611 1614 1618 1620- 1623 1623 1625 1627 1628 1631 1632 1640 1641 SONIA ARAUJO Jan Amds Komensky, que serfa ms conocido por su nombre latinizado, Comenius, Tras realizar sus primeros estudios en Straznice y Prerov (Mo- ravia), pasa en el curso de este afio a las escuelas superiores de Herborn, en Nassau (Alemania), donde seguiré estudios de fi- losofia y teologta Retomna a Prerov y compone sus Gramaticae facilioris praccep- ta, método de estudio de la gramética latina. Consagrado sacerdote, se encarga de la parroquia y Ia escuela de Falnek, Camila varias veces de lugar de residencia a causa de a invasion, cespaitolay la persecucién de los reformados. Escribe en este pe- todo sus Contemplaciones sobre la perfeccién cristiana Se refugia en Brandys, donde recibe la noticia de la muerce de su cesposa y de sus dos hijo, victimas dela peste. Compone su siti- ra simbélica titulada El! laberinto terrenaly el paraiso del alma. Continta Bl aberinto con la, composicién del Cenerum securi satis. Fernando II dicta el decreto de expulsién de los habitantes no catélicos de Bohemia J ‘Comenius, junto con alguno de sus compatriotas, se refugia en Leszno, Polonia. Se edita por primera ver El laberinto, asi como la fanua lingua- ‘rum (La prueba de las lenguas), nuevo método de lengua lati- nna. Comienza a teabajar on la Didderiea, que serd su obra mis famosa, y escribe ademds en esta época su Informatorio de la es- ‘ela maternal, exto de ensefianza para el parvulario, y su Nid- cleo de la ica. Se publica en checo su Didéctica Magna, obra asi del pene samiento pedagégico. Afiade como apéndice a la fanua lingua- rum, un refanerecheco,recaplad bajo el tulo de “Sebido- tfa de los checos antiguos’ ‘Se publica la versién latina de la Didéctica Magna, que lo dard a conocer y asentard su fama de humanista en toda Europa. Viaja a Londres, con objeto de proyectar una reforma préctica de la enseftanza de las ciencias, a peticién del Parlamento in- glés. Este incento ~relegado al olvido a causa de la guerra de Ir- DOCENCIA Y ENSENANZA. UNA INTRODUCCION A LA DIDACTICA, 2 1642- 1648 1648 1656 1657 1658 1666 1667 1670 1935 anda~ esté recogido en su opiiseulo Vie lucis (El camino de la luz), donde aboga por el empleo de un solo idioma docto y co- mienza a elaborar su utopia pacifista basada en un concierto de Se establece en Suecia. Publica en 1643, en Elbing, su Panso- phiae diatyposis. Al amparo de la ocupacién sueca vuelve a Lezno, donde per- ‘manece hasta 1650. Posteriormente se traslada a Hungria y tra- baja en la reforma pedagégica de las escuelas de Transilvania, donde compondré su Gentis flictas, a modo de manual del buen gobierno dedicado al principe Rakozky, su protector. Se traslada a vivir a Amsterdam donde recibird proteccién off cial, tras perder en el incendio de Leszno gran parte de sus bie- nes asf como los manuscritos de su Thesaurus linguce bohemicae ~glosario que habia venido recopilando a lo argo de toda su vide~ y gran parte de los materiales de su proyectada Pansophia Aparece su Opera didietica omnia, editada a cargo del Senado de Amsterdam, donde recoge el conjunto de sus obras pedagss- gicas hasta entonces elaboradas. Se publica en Nuremberg su Orbis pictus, que serta el primer ‘método ilustrado de ensefianza para la juventud, Se publica en Amsterdam su gran trstado politico, de corce uutopista, titulado De rerum humanarum emendatione Publica el tratado Unum mecesarsum. Muere en Amsterdam, el 15 de noviembre. Se reencuentran en Halle parte de los manuserivos de su Pan: sophia y de su Pampaedia, perdidos hasta entonces Continuidades y rupsuras del pensamiento de Comenio en los planteamientos didécticos A partir de la obra de Comenio comienza la tradicién de la didéctica co- mo técnica y, segin V. Candau, allfestarfa el germen de la didctica ins- trumental entendida “como un conjunto de conocimientos técnicos presentados de forma universal y, consecuentemente, desvineulados de los za SONIA ARAUIOL problemas relatives al sentido y los fines dela educacién, de los conteni- dos especificos, a como del contexto socioculeural en el que fueron gene- rados" (Candau, V., 1989, pp. 13-14). Sin embargo, en el caso de la obra de Comenio, como se seid, se wata de una didéctica constituida por un conjunto de saberes acerca de cémo ensefiar que se presenta articulado a una finalidad explicita y a un proyecto global definido claramente. El significativo peso del fundamento religioso de la pedagogla de Comenio; la propuesta de reforma educativa destinada a concretar el ideal panséfico de la educacién de servir a Dios, al préjimo y a sf mis- mo, tanto como el reconocimiento de que la obra de Comenio consti- tuyé la expresién de los intereses y los propésitos de la burguesia en ascenso (Barco, S., 1989; Fernéndez Enguica, M., 1986; Diaz Bari ‘A,, 1991), muestran que la didéetica nacié articulada con proyectos po- litico-sociales mis amplios. Con esto se quiere sefilat la diferencia con Ja visidn instrumental que, desde principios del siglo xX, y sustentada en. i positivismo y en el funcionalismo, significé la obturacién de la refle- xid sobre los fines de la educacién, divorciando los fines de los medios, y presentindose como un saber signado por Ja neutralidad axiolégica y politica. En este sentido, el modelo proceso-producto en el campo de la investigacidn asi como la tecnologia dela educacién en la elaboracién de propuestas constituyen claros ejemplos de la perspectiva que se estd ex: poniendo. Esta dprica también ha sido denominads racionalidad técni- ca, pedagogla por objetivos o perspectiva tecnolégica, y ha tenido una incidencia importante en el modo de pensar y desarrollar el cureiculum y Ia ensefianza, Cabe sefialar que la reconceptualizacién operada en el campo de la tecnologia educativa sostiene que se trarara de un modelo tecnicista o tecnocrécico antes que tecnolégico, pues desde el momento en que se asume el compromiso ideolégico.y politico, lo més importan- te-e5 el reconocimiento de los fines que subyacen a las diferentes pro- pucstas de tecnologia educativa (Litwin, E., 1993). ‘Veamos cémo expresa esta idea el pedagogo mexicano A. Diaz Barriga: En exte tipo de tratamiento (se refiere al instrumental], pareciera que aunque las situaciones gociales vayan modificindose, la didéctica inten ta conservar una instrumentscién del quehacer pedagégico abstrayéndo- se de ellis, Una cevisién de la historia y mis ain de la historia de las rans egege DOCENCIA Y ENSERANZA. UNA INTRODUCCION & LA DIDACTICA 3 formas de ensefanea muestra que ésts son el resultado de un momen- to histbrico especifico. Por ejemplo, cuando Comenio postula la posibi- lidad de la educacién simulténea, en realidad 2 eravés de ello da concrecién 2 un principio que a revolucién burguesa reclama bao el e- sma de libertad, igualdad y fraternidad. La ensefanza simuleinea no es s6lo un avance metodolégico, implica una visibn politica de la exuels, surge en contra de la ensefanza cutorial de la nobleza feudal (Diaz Ba- sriga, A. 1991, p. 14). La perspectiva instrumental que considera la didéctiea como técnica se puede comprender a partir del andlsis de un texto de I. Nérici publica- do hacia fines de la década de 1960. Se incluye a continuacién una ex- tensa referencia a su pensamiento, por dos motivos fundamentales: el primero es que constituye una fuente que ejemplifica el objeto de la di- ctiea, su vinculacién con otras disciplinas y la reacién teoria/pedctica desde esta 6ptica, y el segundo es que dos de sus publicaciones, Hacia una diddctica general dindmica (1969) y Metodologia de la ensefianza (1985), han sido una referencia en la formacién de maestros/as y profesores/as. La diddcrca es ciencia y arte de ensefiar. Es ciencia en cuanto investiga y experimenta nuevas técnicas de ensefian2a, teniendo como base, prin ‘ipalmente, la biologi, Ia psicologa, la sociologtay a filosofia. Es are, cuando establece normas de accién o sugiere formas de comportamien- to didéctico basindose en los datos cietificos y empiticos dela educa- «in, Esto sucede porque la didéctica no puede separarteora y prictica. ‘Ambas deben fundirse en un solo cuerpo, procurando la mayor efiien- cia de la ensefanga y su mejor ajuste alas reaidades humana y socal del edueando. De un modo més explicito puede deciese que la didesica exe repre sentada por l conjunco de técnicas através de las cuales se selia la en sefianza; para ello reiine y coordina, con sentido prictco, todas las conclusiones y resultados a que arrban las ciencias de la educiiin, afin de que dicha enseRanaa tesule mis eficaz La didéctica es una disciplina orientada en mayor grado hacia la peic- ‘ica, coda ver que su objetivo primordial es orientar la ensefanca, ‘Asa vez, In ensohanza no es mas que Ia dieccisn det aprendizaje. Luego, en ilkima instanca, a diddetica est constituida por un eonjun- 2 SONIA ARAUJO to de nocmas y procedimienros destinados&divgite aprendizae dela manera nds eficiente que ea posible (Nétci, I, 1969, pp. 58-59). Segiin I. Nésici, el estudio de la didéctica es necesario para que la ense- fanca sea mds eficiente, mas ajustada a la naturaleza y a las posibilida- des del educando y de Ja sociedad. La didéctica, entonces, es el conjunto de técnicas destinado a dirigir la enseftanza mediante princi- pios y procedimientos aplicables a todas las disciplinas, concinuando con la nocién de artificio universal para enseviar todo a todos. El earde- ter instrumental queda mds nftidamente expresado cuando deja fuera de la reflexién el problema de los contenidos a ensefiar en tanto afirma que “la didéetica se interesa no tanto por lo que vaa ser ensefiado, sino imo va'a ser ensefiado” (Nérici I, 1969, p. 57). El fancionalismo de la visién instrumental, al que hacfa referencia ‘A. Diaz Barriga, se observa cuando I. Nérici indiea que la didéctica es la que dice cémo la escuela ha de proceder para que los alumnos apren- dan con mayor eficiencia y de manera mds integrada. En efecto, para el autor, la escuela no tiene otra finalidad que la de instruir y educar, que son, al mismo tiempo, las aspiraciones de la familia. As, la escuela es la encargada de continuar y profundizar la tarea de la familia habilitando “a los hijos de ésta para que se integeen satisfactoriamente en las activi- dades normales de la sociedad” (Nérici, I., 1969, p. 64). La armonia y el consenso social ocupan el lugar del conflicto y la contradieciéa en las explicaciones derivadas de la sociologfa critica de la educacién. Cabe sefialar que ef texto de I. Nérici citado es un compendio de didéctica, pues consta de una serie de capftulos que van desde un con- cepto de educacién y una variada gama de objetivos que deberia perse- gui, hasta normas generales de orientacién docente, pasando por las etapas escolates, el planeamiento didéctico, la motivacién del aprendi- zaje, los métodos y técnicas de ensefianza, el macetial diddctico, la dis- ciplina, la verificacién del aprendizaje y la ética profesional. En una ereciente busqueda de la pretendida objetividad cientifica esta posicién derivé hacia la produccién de textos centrados en el desarrollo waive de teméticas propias de la didéctica, al margen de la consideracién de Ja problemitica de las intencionalidades y las finalidades de la educa~ cin. A modo de ejemplificacién, y con el propésito de mencionar al- sgunas de esas temiticas, puieden considerarse la elaboracién de pruebas DOCENCIA ¥ ENSENANZA. UNA INTRODUCCION A LA DIDACTICA 3 objetivas, la programacién de la ensefianza, la formulacién de objetivos coperacionales, la presentacién de una variada gama de téenicas y de mé todos de ensefianza, entre otras. El interés técnico que subyace a estos, planceamientos “constiruye un interés fundamental por el control del ambiente mediante la accién de acuerdo con reglas basadas en leyes con fandamento empirico” (Grundy, S., 1991, p. 21). En el marco de esta perspectiva han circulado una serie de textos que han constituido fuentes de informacién en la formacién de los docentes Seguramente para el lector que haya estudiado la carrera de magisterio © profesorado resultarn familiares algunos de los siguientes textos y auto- res: Popham, W. y E. Bakes, (1979), Planeamiento de la enteiansa, y (1980), Las objesives de la ensefianza Bloom, B. y col. (1979), Taxono- mia de los objetivas de la educaciém; Mager, R. (1973), Formulaciin ope- ratva de abjetvas diddcticon, Taba, H. (1977), Elaboraciém del eurriculo, ‘Tyler, R. (1973), Principios bdscos del curriculo; Netici, 1. (1969), Hlacia sna diddctica general dindmica, y (1985), Metodologia de la ensefianca En nuestro pals, como ejemplos de textos utilizados en la formacién do- cente, pueden citérse los libros de S. Avolio de Cols: (1975), La tarea do- cente, (1977), Conduccin del aprendizaje y, en coautoria con M. Marti, (1970), Planeamiento y enaluacién de latarea escolar. Pero, como ya se sefialé, la disciplina no es un campo en el que pri- man la cordialidad, el consenso y la ausencia del conflicto entre sus miembros. Por el contrario, como en todo campo de conocimientos, es tun hecho la presencia de disputas entre posturas a las que adscriben quienes forman parte de él. Asi, la corriente 0 movimiento cr ineluye una variedad de posiciones~ emergié como una reacc ca~principal aunque no Gnicamente~ del pensamiento técnico en la di- dictica, Sin énimo de ser exhaustivos, se incluye la enumeracidn que realiza S. Barco (1996), puesto que retine una diversidad de autores ubi- cados en diferentes contextos, y cuya produccién ha tenido incidencia en nucstro Ambito: M. Apple, H. Giroux y T. Popkewitz, en los Esta dos Unidos; M. Young, R. Sharp, W. Carr, en Inglaterra: S. Kemmis y S. Grundy, en Australias A. Diaz Barriga, A. Furlan, E. Remedi, De Te- zanos, en el contexto latinoamericano; y autores tales como J. Gimeno Sacristén, A. Pérez Gémez y J. Contreras Domingo, en Espafa En la Argentina, S. Barco puede ser considerada como una de principales seguidoras de la cortiente critica, y es su trabajo de la dé: a SONIA ARAUJO da de 1970, “Antididéctica © nucva didéctica?”, el que tempranamen- te recoge aspectos claves para la reconceptualizacién de la disciplina. Y tuna de las nowas caracteristicas de este esfuerzo de reconceptualizacién es la conjuncién explicita de la dimensién ideolégico-politica y la di- dictica, lo cual le quita toda pretensiGn aséptica a la implantacién de propuestas didécticas. La nueva propuesta presentada por la autora en. ese momento, y emergente de un contexto histérico-politice particular, proponia el andlisis dela insticucién educativa ~de sus fines, de la poli- rica educativa que la respalda, de los sectores a los que se ditigia, de los recursos materiales y presupuestarias para la educacién— tanto como de los contenidos y de la evaluacién. A diferencia de la perspectiva instru- mental, ejemplificada con la exposicidn de I. Nériei, los contenidos constituyen un objeto/ problema de la didéctica, y no s6lo un medio pa- ra provocar aprendizajes en los estudiantes. En efecto, S. Barco pone en evidencia su carga ideol6gica asi como el enciclopedismo, la fragmenta- cin, su falta de celacién y la falta de criticismo con el que se ensefian. Con respecto a la evaluacién, su andlisis muestra Ia relacién entre esta actividad y las actitudes de dominacidn que se evidencian en el ejerci- cio de la peéctica del docente, Finalmente, proponia una antididctica “contraria a la anterior, que significa una didéctica contestararia, con- cientiaadora, estimuladora del espititu eritico y creador en el crabajo ‘que sc realiza cotidianamente en el aula. En la década de 1980, en el articulo “Estado actual de la pedago- gfa y la diddctica”, S. Barco (1988) realiza un anilisis de la disciplina (que, remitiendo 2 su origen, desemboca en la dificultad para definir el objeto de la didictica. En exte sentido, aun cuando considere que po- * dria ser el acontecer cotidiano que es la clase escolar, sostiene que tan- to las miradas micro como las miradas macro suelen resultar limitadas, zo s6lo porque escamotea la relacién con la politica educativa, la pri- ‘mera, o desconace la realidad de lo que ocurre en las aulas, la segunda. “Ambas miradas se desentienden, ademas, de los contenidos de aprendi- zaje, su presentacién, atticulacién, su puesta en formas didécticas. A lo ‘sumo, estos tépicos interesan desde el dngulo de disteibucién de pode- res y saberes, 0 como tema de una situacién interactiva Segiin B. Salinas Ferndnder (1995), desde la década de 1980, yen el contexto espaol, el diseurso elaborado desdc el campo de la didéc- tica experimenté un cambio caracterizado por la aparicién de teméti- DOCENCIA ¥ ENSENANZA. UNA INTRODUCCION 4 LA DIDACTICA, 35 cas novedosas, desde diferentes discursos y desde épticas distintas. Tal diversidad se expresa en los voliimenes ty tt de Volver @ pensar la edie ‘cacién, Pricticas y discursos educativos, que incluyen los trabajos del Congreso Internacional de Didictica celebrado en La Corutia del 27 al 30 de septiembre de 193. En efecto, una mirada al indice muestra que se analizan la fancién docente, el profesor coma prictico reflexi- vo, la recieacién de la cultura, la educacién y el trabajo, a diversidad, la escuela, el desarrollo comunitario, el curriculum, el papel del alum- 10 en el cambio de la prictica, Ia formacién del profesorada, los ecur- sos tecnolégicos, etcétera. Mas especificamente, el primer volumen, “Politica, educacién y sociedad”, organiza un conjunto de trabajos en tomo a ejes tales como politica, filosofia y educacién, cultura y educa- cién, y trabajo y educacién; y el segundo volumen, “Pricticas y diseur- s0s educativos’, hace lo mismo en tomo a racionalidad y wtilidad del conocimiento pedagégico, funcién de la evaluacién y repensar la fun- cién docente. ‘Alla ampliacién de teméticas abordadas por la didctica, B. Salinas Fernéndex ageega la peesencia de cierto selaivisino epistemalagica que hha dado lugar a un abandono progresivo de la idea de que la teorfa, adé- ‘ids de describ, ctiticar, ratar de comprender, etcéveza, deberia elabo- rar algin tipo de discurso propositivo razonado para la accién. Esta relativizacién del discurso didéctico es atribuida al relativismo culearal posmoderno, centrado en la negacidn sistemética de lo universal 0 co- Iectivo, con sus correspondientes implicaciones en la deslegitimacién del discurso intelectual y del contenido curricular. Se observaria, asi, un desplazamiento en cuanto 2 la finalidad del valor instrumental del co- nocimiento: a la hiporética porencialidad normativa del conocimiento didéctico, se plantea como alternativa la porencialidad iluminativa, ex: plicativa y teansformadora sobre la realidad. Y ello, en opinién del au- tof, sitdia el discurso diddctico en una posicién que podria caracterizarse “por dos extremos: por una parte, una especie de renuncia a la regula- cién de la practica en el interior del aula, abandonando como objeto e! ‘Vigjo problema del método didéctico; y, por otra, la construcctén de un discurso eritico en torno de los procesos de escolarizacidn, como proce- 9s politicos, econdmicos y sociales. La posicién del autor, expresada en sus propios términos, es la siguiente: 36 SONIA ARAUJO Desde esas condiciones de partis, es cierto que la reconstruccién del discusso didéctico debe suponer un proceso de desvelemiento de los ver- daderos fines y procesos explicitos y ocultos que tienen lugar en nuestras eseuelas, pero ello, en mi opinién, no debe significar una renuncia a la claboracién de un discurso de cardcter propositivo, esto es, la defensa de lua proyecto de ensefianza que incida en criterias y orientaciones hacia {a acciény no sélo que “puedan ser desarvolladas en la préctca’, sino que tengan valor 0 potencialidad de provocar uns ensefianza de calided. Por- ue, de lo contrario, probablemente se siga asumiendo el cardeter ditec- ‘ivo de las formulaciones administrativas, y el discureo didéctico quede reducido a un papel reactivo (a la contra) con respecto alas mismas (Sa- linas Eeenéndez, B., 1995, p. 54). La discusi6n derivada de la tensi6n entre una disciplina que se ocupe de la explicacién ylo la proyeccién o proposicién de criterios de accién que orienten la intervencién diddctica est presente en una parte importan- te dela produccién académica de la década de 1990. Pareciera, enton- ces, que si bien se abandona la universalizacién del método y de la prescripcién uniforme para el desarrollo de una ensefianaa eficaz, exis- te acuerdo en sostener la necesidad de desarrollar criterios de accién fundamentados en razones tedricas, précticas y éticas, en el intento por brindar algiin tipo de respuesta a las problemiticas y necesidades pro- pias de la préctica pedagégica. Se hard un breve repaso del modo como se plantea el dilema expuesto en algunos autores seleccionados con este_ propésito, Segiin J. Contreras Domingo, por ejemplo, uno de los problemas que enfienta la definicién de la didéctica es la dificultad para actarar y acordar su objeto de estudio. Segtin él, sta no es una cuestién banal por cuanto supone definirse por una forma de entender la naturaleza de la realidad, ast como la motivaci6n para aproximarse a esa realidad (ex- plicarla2, construirla2, ztransformarla?). Cuando presenta su definicién, de didéctica, sostiene que “es la disciplina que explica los procesos de ‘enscfianza-apcendizaje para proponer su realizacién consccuente con las finalidades educativas” (Contreras Domingo, J., 1990, p. 19), incluyen- do dos dimensiones que sc requieren mutuamente para su desarrollo cientifico: la dimensién explicativa y la dimensién proyectiva. En defi- niciva, para el autor, la justificacién de la comprensidn de la ensefianza ‘DOCENCIA Y ENSENANZA, UNA INTRODUCCION A LA DIDACTICA 7 se halla, Finalmente, en la elaboracién de propuestas guiadas por finali- dates que suponen un componente ético y educativo. Las propuestas de realizacién de los procesos de ensefianza-aprendizaje tienen que jus- tificarse por su valor educativo, y es el debate en torno a los valores un ‘componente central del conocimiento didéctico. De modo que, desde su perspectiva, las propuestas estén relacionadas con las opciones valo- “rativas ¥ no con una normatividad tecnolégica derivada de la dimen- si6n explicativa en la que la opcién de valor se limita al logro de fines ~ entendidos como “estados finales”, En tal sentido, la ensefianza es con- cebida como el sistema de comunicacién intencional que se produce en el marco institucional de la escuela y en el que se generan estrategias en- caminadas a provocar el aprendizaje para acortar la distancia entre las condiciones de realidad y las aspiraciones educativas. Con respecto a los dos términos del binomio, la ensefianza y el aprendizaje, indica que se trata de tna relacién ontolégica y no causal entre ambos; la misma que se da entre patticipar en una carrera y ganar, o entre buscar y encontrat. El aprendizaje, antes que un efecto de la ensefianza, es un resultado de asumir y desempefiar el papel de alumno, en el marco del conjunto de tareas que oftece el contexto institucional y del aula. Segiin el autor: La didéctica debe mirar tanto el interés por la emancipacién individual de los educandos, en la prictica educativa concteta, como el inte cs por ta justicia social y la emancipacién colectva, en su incidencia en la ot- taninacin, sistematizacin y justfcacién de la préctica social dela en- sefianza, debido asu lugar como disiplina académica y por su influencia cen la legitimacin dela ensefanca [..] Desde ese compromiso prictico crientado por estas ideas de justica social y emancipacién, se concibe de forsna mas plena la consideracién de la ensefanza como estrategia (Con treras Domingo, ., 1990, p. 23). En el contexto argentino, M. C. Davini (1996), en una revisién y and lisis que justifica la legitimidad de la didctica general frente a la suplan- tacién por las didécticas especificas, sostiene que la didactica deberia plantearse un minimo acuerdo que, aun reconociendo que supone mar- os tebricos a probas, represente conocimientos puiblicos, esto es, que puedan ser compartidos y transferidos por diferentes personas. Consi- dera que Ia orientacién técnica de la didéctica, expresada a través de la 38 SONIA ARAUION slaboracin de estrategias y téenicas de accién, reconoce fundamentos «en el conocimiento producido y en la intencionalidad ético-social de los actores. Se trata de una diferencia fundamental con la tecnocracia, que presenta dichas ténicas y estrategias como ciegas y asépticas. Ast, la di- ‘déctica, en cuanto bisagea entre la teorfa y la prictica, necesitarfa la re- cuperacién del discurso de a pecagogfa, la que a partir de los aportes de teorias descriptivo-explicativas ~escogidas de la sociologfa del cur culum, la psicologia del aprendizaje, el andlisis instivucional~ deberia construir un proyecto de politica social y cultural en el campo de la educacin capaz de dar sentido a la proyeccién en la ensefianza. En es- te sentido, le tarea de hacer explicito el por qué y el para qué de las pro- ppuestas es, para M. C. Davini, un ejercicio necesario para el desarrollo de criterios propios en la docencia. Segiin A. Camiltoni, “el campo de la didéctica es reconocido y de- ‘marcado por los didactas, pero es un campo difleiimence reconocidor por otras disciplinas” (Camilloni, A., 1996, p. 22). Es frecuente que, por jempfo, no sea mencionada como una de las ciencias de la cognicién. Y cesta situacién no deberfa provocar un sentimiento de inferioridad 0 de exclusién en la comunidad cientifica, ni tampoco serfa producto de ta ignorancia. Mis bien, es una consecuencia de la controversia acerca de si la didéctica existe como una teoria de la ensefianza segiin la tradi- in europea, si se confunde con la psicologia educacional, sega la tra- dicién norteamericana de la primera mitad del siglo XX 0 si debe ser reemplazada por sus objetos de conocimiento, en particular el curricu- lum. Esto obligaria a emprender la reconstruccién clara de los ifmites de este campo disciplinar que estaba mejor delimitado en el siglo XVI que en la actualidad. Sin embargo, para A. Camilloni en cuanto los di- dactas se ocupan de un tipo especifica de intervencidn, la ensefianza, tratan de responder a preguntas también especificas: gqué enseitamos?, zeiimo lo ensefiamas?, zqué debemos ensefar2, gqué debe ser y hacer la cescucla? Sostiene que las respuestas a las preguntas formuladas, que ¢5- tin impregnadas de valores y comprometidas con la ética,resultan im- prescindibles dado el papel fundamental dela escolaridad. Queda claro, también, que el tipo de cuestiones planteadas remite a la necesidad de brindar orientaciones para la accién, En un andlisis que intenta mostrar la presencia de una cortientest- tica en el campo de la didéctica, S. Barco (1996) revisa el pensamiento DOCENCIA Y ENSERANZA. UNA INTRODUCCION & LA DIDACTICA 39 ZF de R.Tyles y en él se evidencia la continuidad con la perspectiva expues- ta en el articulo sefialado anteriormente: la necesidad de que la didécri- ‘a no se presence como el lugar de las certeaas, sino como la interseccién de propuestas teéricas con las pricticas educativas, que le permita poner _ en tensién sus marcos te6ricos con las realidades del aula, Esto contri- buiria al desarrollo de la actividad creadora de los docentes, y su refle xibn critica a la constitucién del objeto de la didéctica, ~ Finalmente, no puede dejar de presentarse la perspectiva le M. Sou- 10 ()996) respecto del objeto de estudio de la disciplina, Lo ntérsigai vo es que abre el especto incluyendo mbitos no escolares (formal ¢ informal) al considerar la clase escolar sélo como “un” y no “el” objeto deladidéctica, por cuanto el acto pedagégico y las situaciones de ense- fanza se dan, también, en dichos Ambitos. Para la autora, “Ia clase esco- la se plantea, entonces, como un campo de problemticas que es objeto de estudio de la didéctica. No lo planteamos como objeto tinico, pero si relevante” (Souto, M., 1996, p. 121). Esta posicién es particularmente importante puesto que permitiria pensar que las clases virtuales, en tan- to son situaciones de ensefianza ~aula vireual— con una modalidad de in- teracci6n particular, constituirfan también un objeco de estudio de la didéctica. As, las propuestas de educacién a distancia a través de las nue- vas tecnologias de la informacién y Ia comunicacién, cada ver, mas ex- tendidas en el Ambito de la educacién superior, abren un campo de investigacién relevance, del cual se deberfa dar cuenta para l proyeccién ‘de herramientas de intervencién que aseguren la calidad de las propues- tas de formacin, También la ensefianza desarrollada en instituciones ‘que.no tienen una finalidad educativa, pero que realizan actividades de cefiséhanza, constituirfa un campo de investigacién para la didctica; nos 16ferimos, por ejemplo, a empresas, sindicatos, asociaciones no gubemna- mentales, instituciones que se ocupan de! cuidado de menores, medios -masivos de comunicacién, entee otras. ‘Como sintesis, entonces, vale la pena sefalar dos presupuestos bé- sicos que subyacen en la presentacién que se ha ido expouiendo, El pii- mero implica asumir que la didéctica se ocupa de la ensefanza y, como isciplina comprometida con la modificacién de los sujetos que son sus destinatarios, escé impregnada de valores que se expresan en fas inten- cionalidades educativas, razin por la cual posee una dimensién proyec- tiva y propositiva con relacién a dichas opciones valorativas. El 40 SONIA ARAUJO. segundo, no resulta sencillo establecer de una vez y sin rodeos una de- finicién de ensefianzs, pues en principio cerraria el debate en corno @ las diferentes respuestas dadas en funcién de las finalidades explicta- ‘mente asumidas y de los interrogantes que las diferentes formas de en- tenderla intentaron contestar en contextos histéricos particulares. En ‘ste sentido, Ph. Jackson (2002), siguiendo las ideas de Stephen Toul- min, sostiene que, {1 no hay ninguna definicién inequivoca de Is enseianza, vida en to- do tempo y gat. La visién del proceso que hoy nos parece satsficto- ria en nuesta sociedad puede no ser la defnicién aceptada en otro tiempo o en otr cultura. Pero esto no significa que debamos considerar equivocados a quienes hayan cenido o tengan hoy un punto de visa di- ference. El enfoque evelutive no nos leva afiemar la vedad ni la flse- dad de singuna defnicin concrea, sino que es un intento de ubicar la ensefianza dentro de lo que Toulmin llama “una red de relaciones”. Su Jugar dentro de est red es su fuente iia de significado y sgnificacion (acksoa, Ph., 2002, p. 129). Por iltimo, lo anterior no significa defender la neutralidad de la didc- tica y de la intervencién docente. La comprensién sefialada constituye ‘un punco de partida para la asuncién explicita de una posicién compro- retida con contenidos y valores educativos que merezcan ser sosteni- dos en un sistema educativo. Sigaifica recuperar el concepto de buena ensefianza, como lo plantea Fenstermacher, en sentido moral y episte- molégico. Segin E. Litwin, esta significacién de la buena ensefianza gue tecupera la ética y los valores en las précticas de enseftanza “no implica guiar una prictica desde lo que es bueno para el hombre en un tiempo indiferenciado 0 lo que es bueno desde la perspectiva del cono-

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