Você está na página 1de 84
Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) Arie ADVERTENCIA, (Cuando el director de la Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tulio Hal- perin Donghi, nos propuso a Beatriz Sarlo y a mi a preparaci6n del votumen co- rrespondiente al proceso de las ideas y la vida pablica argentina en os treinta ‘aos que iban de 1943 a 1973, el modelo que tenfamos en mente era el tomo TL dela coleccién, Proyecto y consiruccién de una nacidn (1846-1880), compuesto por el propio Halperin Donghi. Se tratabe de onganizar de acuerdo con el esque- rma general de la Biblioteca, una amplia seleccién de documentos precedida de ‘un estudio preliminar. ‘Sabamos, por supuesto, que 1a Argentina de mediados del siglo XX era socialmente més diferenciada y compleja que la df siglo anterior, que las elites imtelectules ya no se confundian con tas elites polficas y que el movimiento de las ideas no era més el dominio exclusivo de una minorfa de letrados ~tenfa ém- bitos ms aumerosos y canales de resonancia incomparablemente mds potentes-. Huabiera sido imposible pasar por sobre estas diferencias. Pero més que cualquier ‘dea previa, fue la exploraciGn misma de los discursos y la bisqueda de unidades ccomprensivas para ellos lo que nos obligé a hacer elesciones, pues entre 1943 1975 el pensamiento relatvo a la sociedad, ta cultura y Ia politica argentina ta- vo diferentes focas actives, en el poder y en la oposicin, y problematié dife- rentes objetos. Entre las alterativas que offecia este cuadro, optamos, en primer térnino, por ‘enfocar las ideas y las correntesideolbgices allt donde aparecian anudadas con una situacién, como respuestas alas cuestiones que los actores pereibfan y definfan co- tno problemas, anirados por et esfuerzo de dar sentido a la sccién y conectar las “doctrnas" con los “hechos”, De ahf el relieve que nos propusimas dari a los de- bates y a sus modos de expresiGn ~alocuciones, manifests, editoiles de dazios, ‘ensayos y articulos de combste-. En segundo término, y tras un primer rastreo del material documental a considera, nos parecié que en beneficio de Ia clardad el ra~ bajo debia dividirse en dos partes. La primera, que estarfa ami cargo, dacia preemi- rnencia al discurso de los actors politicos; a segunda, centrada en la palabra de las lites cultuales, estaria a cargo de Beatriz Sarlo, De esa divisign proviene el pre- sete volumen, Bajo el signo de las masas (1943-1973), y quisiera dar algunas ra- ‘zones del enfoque que presidiran la elecciéin de los documentos y su organizaciéa. + Bago estano DE LAS MAsas (1943-1973) La historia argentina entre 1943 y 1973 fue la de un pafs polarizado en tor- ‘no a opciones antagénicas y a lo largo de esos afios ningin sistema de gobiemo, ni el que erigié Perén, ni las que se Fundaron sobre la exclusién del peronismo, lograria estabilizarse. Los argentinos no sabrfan der con tna férmula que resulta- 1a legftima a los ojos de todos ~en esto los ensayos civiles fueron tan infructuo- 508 como los militares~, La crisis politica se volvié un dato erénico y Ya violen- cia (ola amenaza de usarla) fue instaléndose como recurso habitual dela pugna. | movimiento de las ideas fue parte de esa experiencia colectiva, y el pensamiento politico no podria describirse en reposo, es decir, sin referencia & ese proceso hecho de encrucijadas y antinomias que, més de una vez, bordea ton la guerra civil. En efecto, si bien la dindmica ideol6gica, como el conjunto del proceso hist6rico en los afios indicados, no se alimenté de un solo foc0 ni transcurrié en un Solo escenario, y el dominio de las significaciones, aun de las Antitéticas, no fue tnicamente el de la politica, ésta obré como un gran reduc- ‘or: atrajo hacia su drbita,o Je transmitis sus antinomias, a gran parte de Ia vi da intelectual, ‘Ahora bica, €30s treinta afios n0 constituyeron un solo tiempo continuo, sin variaciones: en ese lapso hubo tanto reteracién como cambio, modificacio- nes y tepeticiones, a menudo entremezcladas. Lo mismo puede decirse réspecto de las ideas y las familias de pensamiento (nacionalistas, liberales, cat6licos, ‘marxistas). Esta vbservacin Hleva a Ja cuestiOn del recorte mismo del periodo. ‘Como es obvio, no todo lo que sucedi6 el 4 de junio de 1943 se inici6 entonces 0 poco antes, ni todo lo que crstalizé en el peronismo comenz6 cuando Pern se hizo cargo del Departamento Nacional del Trabajo. Pero més allé de tas opinio- nes contrapuestas respecto de los cambios que sobrevinieron en el curso de los acontecimientos que levaron al 17 de octubre de 1945, asf como sobre a natura leza del régimen que surgi6 del triunfo electoral dl peronismo en 1946, fo que ‘peronistas y Ta mayor parte de sus crftcos y opositores compartrin ser al juicio de que con Perén ~salvador o demagogo- habia llegado Ia hora de las masas tra- bajadoras: en adelante ya no se podria gobernar ignordndolas. Esta representa- $ Alpargatas y libros en la historia argentina, ciclo de conferencias que pu biic6 en 1946, fue una de sus contribuciones a esa regeneraciGn del tjido colec- tivo que conceb(a como una empresa pedagdgica. En ellas expuso la tesis de que ‘el movimiento que se habfa engendrado bajo el régimen militar conjugabe el fas- cismo con el renacimiento de la montonera y ¢l rosismo. “Nuestra dictadura es ‘una mezcla de formas y modelos extranjeros y reedicién de vicios y modos de set criolios. Vivimos horas de restauracign rosi-totalitaria’™ La tesis, que resu- mia un punto de vista extendido en el campo de la oposicién liberal y de izquier- da, ctistlizar® como una ée las interpretaciones mis corrientes del peronismo hasta 195527 Lalucha contra el nuevo movimiento se inseribia asi en Ia causa de Ia ci lizacién contra ta barbarie, Los términos de la anttess eran la contraparte exacta de ladefinicién que los idesiogos cercanos al peronismo daban del antagonism: para éstos, era el combate de la NaciGn histrica y su pueblo por Ia recuperacién 3 2 ‘+ ENCRUCLADAS POLITICAS ¥ DICOTOMIAS IDEOLOGICAS nacional y fa justicia social contre Ia oligarquta, el pais cosmopolita y la intelli .genisia antinacional. Cada uno de los oponentes parecta dispuesto a ilustrar, a sabiendas o inconscientemente, el tema nacionalista de las dos Argentinas, una de las cuales era total 0 parcialmente ilegttima a juicio de la otra. La cultura politica comunista no afiadi6 nada 2 esta representaciGn de la anti- nomia, como no sea un lenguaje més estereotipado la exaltacin del papel de La ‘Unin Sovitica en la guerra contra el nazismo. Para sus vocer0s y sus publicacio- 1s los coroneles cel GOU no s6lo eran un grupo nazi-fascista que habia impuesto tuna dictadura de ese tipo en el pais, sino que buscaban establecer uma cabecera de ‘puente en América para abrir el continents a la dominacién del Eje. A partir de 1945, el enemigo ya no seria sefalado con las expresiones hasta enfonces de rigor ~‘camarilla del GOU" o “ufo Farell-Peluffo-Perén sino con tn termino que los ‘comunistas, un aio y medio después, no sabrian cémo borrar de los documentos del partido el de “nazi-peronismo”. Aun después del 17 de octubre Tos peronistas re presentaban, de acuerdo con el principal digente comunista, Victotio Codovilla, ‘una “infima minoria” que podia ocupar posiciones decisivas en el gobierno a causa de In insuficiente unidad de “las fuerzas democrticas y progresistas”. Pese @ 1a demagogia “antiligérquica”, “antcapitalista” y “antimonopolista’, el régimen que Pern se proponia establecer era el mismo que deseaban “las fuerzas reaccionarias de la oligarquia croliaaliada a los monopolies extranjeros”.* En las elecciones del 24 de febrero de 1946, el frente politico que tenfa co- ‘mo nécleo a la alianza, resumida en Perén, entre el Estado, una fraccidn del Ejército y,los trabajadores, se impuso ala coalicién que congregaba al conjunto de Los partidos histéricos de la politica argentina (con la excepein de los con- setvadores) y contaba com el respaldo de las clases medias -su base de masas- y el grueso de las clases propietarias. La Iglesia Catélica haba dado su apoyo a la primera, y el progresismo laico, donde el liberalismo mezclaba sus aguas con Ia ‘aquierda, fue parte de fa segunda. [Lo tinico que tuvieron en comin las fuerzas rivals fu la revindicacién de Hipdlito Yrigoyen, por cuyo legado compitieron durante la campafia electoral ‘Cuando a comienzos de julio las dos e4maras del Congreso, con el apoyo del blo- ‘que oficialista y del radical, decidieron tributar un homenaje a la memoria del 4, INTRANSIGENCIA Y RENOVACION ‘Una vez que pasé la sorpresa, 1a certidumbre generalizada entre las fuerzas politicas y sociales derrotadas en 1946 fue que el triunfo de la coalicin peronis- ta no podta ser sino un hecho pasajero. La victoria del “candidato continuista” Estudio pretiminar © ra, para Tos socialisas, el signo de que la crisis nacional continusba sin resol- verse, Para os radicals intransigentes era la proeba palpable de las consecuen- cis producidas por latética de sus rivales en el partido, los “unionistas", maris- cales de una derrota que tenia su explicacién diltima en el abandono de la tradicién popular del yrigoyenismo iniciada bajo la direccign de Alvear. La crisis «que suftia ef pais resultaba indisociable de Ia crisis de un radicalismo que habia pertido su rumbo revolucionario. Por este extravfo de la tradici6n una parte de Tos votos radicales habfan sido atrafdos por Peréa. Era, pues, necesario volver a Jas fuentes si se queria devolver al “pueblo radical” su mayoria momentinea- ‘mente perdida. Los dirigentes comunistas se autocriticaron por ciertos errores tdctcos ~en la bisqueda de allados antfascstas habfan descuidado algunas vindicaciones populares-, eliminaron de sus declaraciones la expresién ‘nazi- peronismo” y se las areglaron para componer en el papel la antinomia dela vis- pera: tanto las masas que habfan votado por la coaliciéa laborist-radical, como las que lo hicieron por la Unign Demsocética,habfan votado por la promesa de Ia “evolucién agraia y antiimperialista” Para todos la nueva situacin era anor, si bien los comicios habfan sido por primera vez desde 1932— incuestionablemente limpios. Juzgaban que el triunfo de Perén representaba el triunfo de Ia coustelacién del 4 de junio de 1943 + daba legalidad a un proyecto que no habia dejado de ser el de la reforma fas- ‘ista dela sociedad argentina. La resistencia, eunque dentro de un nuevo escens- io, no podta, porlo tanto, sino continuar. E} antagonismo que habfa crstalizado en 1945 no se alter pues, tas las clecciones de 1946 y, en sus términos bésicos, nose altraria en los nueve aiios s- suientes. Durante e508 affos el peronismo fue le pasién dominant, tanto para sus partdarios como para sus opostores Si el gobiemo se consideraba portador de una ‘eva legitimidad, una legitimidad revotucionaria consagrada por el veredicto po- pular, para el arco antiperonista el voto ~obtenido con engaios y una demagogia apuntalada por la epresiGn labia dado legalidad, pero no legitimidad a un desig- tio que era y seguirta siendo toalitario y, por ello, fundamentalment ilegitim, ‘Aunque la esperanza de que la supremaca electoral del peronismo fuera un hecho transtorio no tari en disiprse, la oposicionsistemstica continu, Los partidos que la expresaban aparectan cada vez més débiles pero nada dispuestos a aceptar que el orden justicialista se conslidara. La vocacién dominadora del peronismo, que tamn- poco se tomaba respiros y se mostraba siempre propensa a volver por mds, am- Bliando el aparato oficial de propaganda, acosando a la prensa que no tenta bajo control y encontrando periédicamente motives para detener a dirigentes opositores © clausurar las publicaciones adversas, tenia asf su répica en una oposicién que n0 ab, tregua,anque contars con ls medios desu antagonist, {2Hlabia algtin camino para salir del atolladero, es decir, para controlar y go- bbernar Is hostilidad politica, evitando un desentace que no fuers el de ta fuerza? 1Los signos de preocupacidn por halla regias de convivencia civica aparecieron y s eclipsaron una y otra vez desde 1952. Pero, si habia algdin camino, los prota- gonistas no sabrian encontralo. 39 40 + ENCRUCUADAS POLITICAS ¥ DICOTOMIAS IDEOLOGICAS CCiertsmente los partidos antiperonists no atravesaron los afos que van de 1946 a 1955 como wnidades monoliticas. La aparicién y el desarrollo del pero nismo no s6lo les rest6 votos, fuerzas y aun dirigentes de segundo rango, sino ‘que provocé brechas y disidencias en su interior. Enel seno del radicalism, ta ccuestin de las formas de practicar la lucha contra el gobierno terminé por darle ‘uevo alimento a viejas disputas entre fracciones y caudilos. A parti de 1953 dividié las filas del Movimiento de Intransigencia y Renovacié, la tendencia {que gobernaba el partido desde 1948, en dos lineas: 1a de los partidarios del jefe Politico cordobés Amadeo Sabattini, que se habia aproximado a las posiciones {de la minoria unionista y apoyaba la téctica de la abstencién, o ea, lade aban 7 ‘Tampoco el Partido Comunista escaparia a los movimientos sismicos que produjo el triunfo de Perén. Mucho més rigido en términos ideol6gicos que el PS, al mismo tiempo estaba mis habituado a los virajes politicos y a los cambios, de frente, de aiados y de enemigos. En poco tiempo desterr6 del lenguaje de sus documentos y publicaciones la expresin “nazi-peronismo”, reconoci6 la legali- dad del gobiemo surgido de las elecciones y redefinié el agrupamiento de fuer- 2a que lamaba a organizar pera llevar a cabo las transformaciones econémicas Y politcas que requeria la Argentina. La consigna de la Unién Democrética fue reemplazada por la del Frente de Liberacién Nacional. “Todos los argentinos na- tivos y habitantes de este pais ~declaré el principal dirigente del partido, Victorio ‘Codovilla, el 1° de junio de 1946- que estén de acuerdo con un programa de jus- ticia social y de prosperidad nacional, sean ellos miembros de los partidos que votaron por la Unién Democritica, sean adherentes de los partidos que apoyaron Ja candidarura del presidente electo, deben umirse en un poderoso Frente de Li- beracién Nacional y Social del pueblo argentino,"s* ‘Apenas dos meses después un congreso partidario daba sancién a la nueva linea tética, que abandonaba los esquemas del antifascistoo empleados hasta entonces y redefinia el caricter de las fuerzas en presencia y los objetivos de la hora. En el nuevo euadro, no se precisaba Ia identidad del lamante gobierno -el triunfo de Perén era producto de una conjuncién social y politica heterogénea~y 4os elementos antagénicos ya no se distribu‘an, como hasta las elecciones de seis meses atrs, en los campos opuestos de la coalicién peronista y la Unién Demo- critica. Ahora, los que aspraban al carmbio econémico y social que el PC lama- ba “tevolucign agrariay antiimperialista” aparectan por igual en las filas del of cialismo como en las de 1a oposicién. Otro tanto ocurria con los sectores designados como reactionaries y proimperialistas, epertidos entre peronistas y antiperonistas, Vaticinando que el nuevo gobierno estaria sometido a la doble presidn que engendrazia el antagonismo que atravesabe el campo del oficilismo ¥ de la oposicin, los comunistas se comprometfan a apoyar las medidas positi- vas del gobiemo, criticarfan las negativas, ¢ impulsarian un alineamiento de fuerzas que reordenara lo que se habfa distribuido mal ~social y poiiticamente~ en los comicios de 1946, Este gio téctco iba acompafiado de la ertencia, ¢o- ‘main desde entonces 2 os partidos de izquierda, de que entre la base obrera y po- pular del peronismo y su nécleo dirigente habia una contradiccién que tarde 0 temprano terminaria por expresarse. El cambio no tenia Gnicamente el propésito de dar al PC una nueva coloca- cign en el escenario surgido de los comicios. También salia al paso de las de- imandas de discusin,rectficaciones y autoeritica que la inesperada derrota ha- bia hecho surgiren las filas de partido. ;No seria el nuevo gobierno la expresién de Ia burguesia nacional, esa clase siempre invocada en los documentos y cuya alianza era necesario buscar? Contra las prescripciones del marxismo-Ieninismo, {no se habfan valorado mAs las formas (politicas) que los contenido (sociales) Estudio preliminar + al definir en 1945 los términos de la dicotoma? Si se habfan cometido errores, cu era su origen? El grupo dirigente, que no ignoraba que era su autoridad po- Ttica la que estaba en juego, considers que las definiciones adoptadas en el con- greso partidario daban respuesta a inquietudes legitimas y terminé expulsando a las secciones y afliados que pretendfan continvar la deliberacién, entre ellos a quien era por entonces el intelectual més reputado del partido, Rodolfo Puig- 16s. Cinco aos después, fue nuevamente la caracterizacién del peronismo y la {lctica correspondiente lo que trajo otra crisis, de desarrollo ms brumoso, y que concluyé también con expulsiones. El principal exonerado fue esta vez Juan José Real, a segunda figura del Partido Comunista. Para entonces ya habia pasado el breve perfodo téctico de apoyar lo positivo y criticar lo negativo y los comunis- tas habfan retomado el tema del fascismo: Perdn, a partir de la Consttuciéa de 1949, habfaimplantado un régimen de tipo corporativo fascsta.” ‘Alo largo de los nueve aflos que van de 1946 a 1955, que wastomaron tan profundamente los datos de la vida piblica argentina, zhubo cambios en el pensa- tmiento politico dels partidos antiperonisias? Solo en uno, el radicalismo, que por ‘primera vez hizo suya una plataforma que tomara el nombre de “Programa de Ave- led”. No se podria decir que esa innovacin fuera una respuesta ala situacign creada por el advenimiento del peronismo, aunque tampoco se la podria desconec- tar del sacudimiento que en las fils de la UCR. provers la derrota de febrero de 1946, Pero cl vento ideolbgico renovador vino tambiéa de afvere, dela inflexion Docameatoconsignado en p. 167 dela Antologia. 2 La Vanguard, los socialists y el coronel Pern" en la Antologia, p. 169, % Amico Ghiold,H sciatomo y a acta ers argentina, Bacses Ais, Pardo Soca, 1948, p10. % Amico Gh, “Coando salaros del cis" en Palabras ale Nacin, Buenos Airs, La Vanguard, 1945, % américo Ghiolal, Alpargeas y libros en la historia argentina, Buenos Aires, sed, 1946, p43, > Véase el manifesto dl “Movimiento dela Joven Generac, La Prensa, 42/1946. 3 Vietco Codovll, Sobre el peronismo y ta stuaci politica argentina, Buenos Ai- res, Anteo, 1945, p.6, » Wid p. 8. “81 Dia, 01986, 1 “Mensaje al inaugurr el perfodo crinaro de sesiones del Honorable Congreso Nu ional”, en EI pueblo ya sabe de qué se eata, Buenos Ares ed cit, p. 213. * Sobre 1 reais de mos yritales de masus bajo e épinenperonisia véase Maria- ‘0 Phoikn, Mavtana es San Parén. Propaganda, rinuaes polticos y educacicn en el régimen peronisc, Buenos Aires, Ariel Historia Argensna, 1994, © Juan D. Pet6n, Doctrina revolucionara (1946), Benes Aires, Freeland, 1973, p. 21. “Pero, “Bvoluci6n”, en Antologi,p 187 * Ena Antologia, documento dep. 196. “6 Véase, en a Antologi, el documento de Arturo E. Sampay, consignado en p. 202. ia, wid Estudio pretiminar +» 1 Robert A. Pash, EI Ejécto y la polica en la Argentina (i) 1945-1962 De Perin a ‘Frond (1981), Buenos Altes, Hyspamérica, 1986, p. 113, ' jaan Deringo Per, Conducidn pldica (1951), Buenos Aires, Presid, 1971, p.70. 5! vesse en la Antologia el documento dep. 231. 9 Juan D. Pern, “Exposicién ante los representantes del peronismo a Ia Convencién Cconstnyene”, La Naciba, 12/089. 5 Louis Mercer Veg, Autopsia de Perbn. Balance del peronismo, Barcelona, Tasquts, 1915, p. 158. Ealio 5. Hardoy, Historia de las furans pllias conservadoras en la Argentina, ‘Buenos Aires, Fundaién Argentina, 1993, p 178. 55 américo Ghild, Los rabajadores, el Seior Pert y el Partido Socalisia;Pertn es progresitaoretrdgrado?, Buenos Aires, La Vanguartia, 1950. En ese mismo ato, 1950, Ghild dict en un Centro Socata un ciclo de tres confe- renciss que eis despuds en forma de Ibo. En la nota preliminar, el aor dedi el volumen 114 masa andnima de tbajadoresy ciudadanos que habia rodeado la arbuna de sus confe- rencias y “a los jovenesestudioss que buscan draméticamente un camino y desean dscerir entre socalismo democritico, comunismo y ls vagarosas intrpretacioes del inqierdsmo" (arson, socialise, icquierdiomo, comunisma y la realidad argentina de hoy, Buenos Ai- ‘es, Ediciones Popalares Argeatnas, 1950.6). 3 Una buena exénica de ls acontecimients que levaron de a entrevista de Earique ‘Dickmann con Pern en febrero de 1952 al creacién del PSRN en agosto de 1953 puede lerse en Féx Luna, Perdn su lempo, Buenos Aires, Sudamericana, 1992, pp. 194200, y 1p. 63-69. Para una versa del episodio qu sigue las vieisnades de los niles rotskisss, wae ‘¢ Horacio Taras, ET marsimmo olvidado: Silvio Frondieiy Milcades Peta, Buenos Aires. 1996, pp. 13-116. % Citado en Oscar Arévalo, Et partido comunista, Buenos Aires, Centro Ealitor de ‘América latina, 1983, . 74 abo Ibarra, “Del XI al XIl Congress det Pato Comunists. Conrbucin ala his tora del Partido Comunists” en 2ué hacer?, Ao I, N° 2, marzo-abi de 1964. La preocpacién cent de los axamblesas no er entoces Pen el jgueado é- sien militar, sno la mayoiaanipersonalista y su posicn en favor de Ia aliarza con otras ‘ern poiicas ents Unie Democratic (eal desominacidn de “unionists El acne dos a sen 6 tomaban pare ls consrvadres siguifaba aos as de os anion tas en desntralizaci de amis del radicals, el “publ radical” de cua mayera 0 Citado con reverencia por los “frigeris- tas", este breve Volumen contiene, en efecto, algunas de las ideas que integrarin después el discurso desarrollsta.* Mis que su titulo anodino, es el subtitulo el que anuncia el argumento que esté en el centro del trabajo, ede la“cuestin na- cionat”, para hablar en términos marxstas (al enumerar ls rasgos que definen a la Nacién como categorfa histérica, Hojvat parafrasea el célebre escrito de Sta lin, Et marxismo y la cuestién nacional, aunque sin citarlo). Segiin el autor, la ‘Argentina tiene os aribatos bisicos de una NaciGn, pero no lo es plenamente, [La causa de esta deficiencia nacional radica en la base material del pais, en su estructura econdmica, producto de una historia que hizo de la Argentina una so- ciedad juridicamente libre, pero ecoomicamente dependiente. Desde el siglo XIX hasta el presente la economia argentina se desarrollé subordineda a la de Inglaterra, la potencia cuyos intereses habian obrado en favor de Ia independen- cia politica de la Nacién, En 1947, en un marco internacional enteramente dis- tinto al del siglo pasado, cuando rivalizan en el mundo dos formas de economia monopolista ~la de base privada, a cuya cabeza sc encontraban Estados Unidos € Inglaterra, y lade base estaal, cuya vanguardia era ia Unign Soviética-, 10s ar _gentinos se encontraban frente a un desafio equivalente al de sus antepasados en al siglo XIX, aunque ahora se trataba de realizar Ia Nacién constituyéndota co- ‘mo comunidad econémicamente independiente. El razonamiento, que no era original y que en sus Iineas generales era co- ‘iente en los aos cuarenta tanto en cfreulos nacionaliss como marxistas, se ‘exponia acompafiado de cuadros y de cifras insertos como fundamento objetivo de las afirmaciones relativa a la estructura econémica, la clases y los partidos politicos de Ia Argentina, Lo que se reencontraré después en la sfntesis desarro- lista ~ademds de la tesis de que un pais puede ser efectivamente independiente sélo si cuenta con una industria pesada (P. 88), del objetivo de realizar la NaciGn ‘onganizando a las fuerzas internas ineresadas en esa meta y del empleo de e5- ‘quemas y notiones extrafdos del marxismo— es la misma cereza de que se enun- cian verdades positivas, que estin inscriptas en los hechos y se manifiestan con I elocuencia de los niimeros, evelando un sentido que se conoce porque se esté en posesién de ia ciencia de la historia. ““Quise, en el comienzo de mi labor, mantener a la revista en el plano de la neutralidad informativa que le imptioiera el talento de su fandador. Pero los he~ cos me obligaron a adoptar una linea combatiente."® Ast resumia Rogelio Fri- serio, al abandonar la direecién de Qué para incorporarse al equipo de colabora- dores del recientemente clegido presidente Arturo Frondizi, el cambio que sutrié el semanario al tansformarse en el érgano de una empresa politica. Qué habfa reaparecido el 23 de noviembre de 1955, bajo la direccién de Frigerio. Como signo de continuidad con su primera etapa, la publicacién retomé en 1955 la nu- Esnudio preliminar + smeraci6n interrumpida en 1947 y en la carta-editorial se anunciaba la voluntad de proseguir el espirtu periodistico que habia distinguido a Qué bajo la orienta- cin de Su anterior director. La caracterizaciGn que hard la direccién de la propia revista de ese espiritu se enuncia en términos parecidos a los que se encuentran nla primera Epoca, haciendo un punto de la objetividad y Ta neutralidad infor- ‘mativas. Tras estas declaraciones del comienzo, el lector encontraba un semana- rio de informacién general, euyo centro era la actalidad nacional politica y eco- némica, con algunas columnas reservadas a la actualidad latinoamericana y mundial. Ademés, una amplia gama de secciones, no todas permanentes, daban cobertura a las actividades y materias més variadas, desde la ciencia y la técnica ala radio y a televsién, pasando por el depore, la edueaciGn, la misica, el pismo, os libros el ajedre, el teatro y las misceléneas. ‘Desde 1956 el semanario abandons poco a poco el compromiso iniial de cquiistancia -comenzando por la secein "Carta al lector” (al principio, en plu- ral, “Cartas al lector”), que levaba la firma “La Direccién” o, més usualmente, “EL Director”, y que hacfa las veces de editorial politico, y se transformé en el vehiculo de un discurso milifante que conjugaba nacionalismo e industilismo y auspiciaba una formula social y politica: el “frente nacional” 0 “nacional y po- pular”. Alusivamente primero, abiertamente a partir de 1957, tas paginas de Qué asociaron la realizacién de ese frente con la promocién de Frondizi a la presi- dencia.¥ éste contd desde entonces y hasta su triunfo electoral con la prédica de una publicacién aguerrida, paralela al radicalismo intrensigente, que solicitaba, con arreglo a una versin del frente que Ie era propia, el apoyo a su candidatu- 1 Bl destinatario principal de esa interpelacién era el electorado del peronis- mo, colocado en Ia ilegatidad. En suma, con adherentes de procedencia heterogénea Frigerio constituyS ‘en tomo a la candidatura presidencial de Frondizi un polo de influencia ajeno a Jas estructuras del partido, aunque préximo a su lider, que difundis y defendis por medio de la revista Qué una concepeién del aleance y 10s cometidos del “frente nacional y popular” apartada del nacionalismo de izquierda que identifi- ‘caba a los radicales intransigentes. Algunos afos después, uno de los integrantes del grupo reunido en el “laboratorio” de Qué, el ex comunista Juan José Re: recordara la procedencia de los colaboradores del semanario, en un apunte ry do e ideolégicamente orientado que dejaré entrever, al mismo tiempo, Tos ele- rmentos que se fusionaron en el movimiento que tendria en Frigetio su principal ide6logo y en Frondizi su jefe politico: “Ciertamente, elementos heterogéneos confluyeron a prestar su concurso a la revista Qué. Eran los peronistas que co- menzaban a comprender Ia az6n profunda de la caida del régimen en 1955; eran jovenes radicals que comenzaban a comprender, ellos también, su error de 10 ‘ios; eran jovenes universitarios que habian archivado la ‘parabelhum’ para ir al encuentro de las masas y que buscaban la superaciGn de la reform del "18; eran antiguos militantes revolucionarios que habian hecho la dolorosa experiencia de 1930 y 1945; eran nacionalistas que entendfan ahora el valor de la democracia y de las reivindicaciones sociales; eran historadores que intentaban escapar a ia a a + ENCRUCHADAS POLITICAS ¥ DICOTOMIAS TDEOLOGICAS antinomia revisionismo-liberalismo: eran empresarios que sabian ya por expe- Rencia que s6lo podrian colmar sus aspraciones en los mareos del movimiento nacional" 2? El semanario no fue Gnicamente el instrumento de una estrategia electoral: fue el medio inicial de propagacién de ls ideas que mis adelante se ordenarfan sisteméticamente en Las condiciones de la victoria, et primer compendio del de~ sarolismo frigeristafrondizista® En esa etapa primera del discurso frigerista Ja palabra clave no seria desarollo, sino integracién, un vocablo que se declina- rfa en todas las formas posibles (como “integracionista” fue identficada en un comienzo la corriente que orientaba el semanaric). El término integracion tenfa sentido politic y sentido econSmico, se prestaba para hacer referencia a nidad nacional, pero también a la insercin de la Nacin en un mundo que marchaba a Ja imegraci6n; aludi ala necesidad de incorporar a peronismo al juego politica legal, as como ala de enlazar la diferentes regiones del pas através del creci= miento econdmico, etc. Ahora bien, en el centro de los diferentes registos dela palabra estaba, como en el viejo trabajo de Hojvat, la Nacién, unidad de esencia aque esté mis allé de sus pares, como un organismo, dotado como éste de una fi nalidad, desarollarse, y, en la etapa presente, desarollrse como Nacin indus- tral, requsito de su independencia. 4, DESARROLLO Y NACION ‘Al igual que para los radicals intransigentes y los intelectuales que Rou ‘qui llama “frondizista por razonamiento”, para Frigerio la convergencia del ra- icalismo intransigente y del peronismo -que, en vSrminos sociales se entend, ya explicita, ya implicitamente, era la convergencia de la clase media y Ia clase obrera- representaba también el nicleo de la alianza que era nevesario promo- ver. Pero no limitaba los alcances del frente al encuentro de esos partidos ni ala frontera de los partides politicos. Lo que concebia como un nuevo capftulo del ‘movimiento nacional ~ls captulos antecedentes habian tenido como caudillos a ‘Yrigoyen y a Pern debfa ordenarse alrededor del cometido de arancar ala Ar- ‘gentina de su dficiencia nacional cowvirtiéndolaen una sociedad industrial cuyo crecimiento no fuera el privilegio de una regién, sino una matriz que se propaga 12 todo el teritorio del pas, inegréndol fisica y coturalmente. ‘Ningén antagonismo, social o politico, debta interferir en este cometido ‘que respondia al nico y verdadero antagonismo, el que oponta la Nacién indus- tral ala estructura y la mentalidad agroimportadoras, la estructura y la mentali- dad de la Argentina tradicional. “Definiremos al enemigo como el conjunto de Jos intereses que extraen beneticio del predominio del sector agricola y de la de- bilidad det desarrollo industrial. Se trata de un enemigo fuerte e insidioso, a Ja vez extemo ¢ intemo, con medios y apariencias miltiples ~eltGpico de la conspiracién antinacional asoma reiteradamente en el discurso desarrollista~. ¥ se presian a su juego las izquerdas que ignoran el hecho nacional y predicaa la Estudio preliminar + ucha entre obreros y empresarias, como los socialists y los comunistas > La Tu- cia contra el bloque responsable del pais subdesarrollado requeria, pues, de la formacién de otro bloque, el de la Naci6n, hecho de la convergencia activa de la clase obrera y del empresariado, de la contribucién de cortientes ideolégicas de procedencia heterogénea, aunque amalgamadas por la premisa nacional, de ta traicién cat6tica, que era un elemento aglutinante de la identidad colectiva, del Ejército, que no s6lo habfa sido un agente histsico de la organizacién te- sritorial y politica del pais, sino que era en el presente un actor del proceso in- dustralizador. Sélo la reuniGn de estas fuerzas permitiria encarar la empresa urgente de la hora, echar las bases materiales de la soberanta nacional: Ia side- rurgia, la energfa, la quimica pesada... pata electoral, digamos de febrero de 1957 a febrero de 1958, smo” conect6 significaciones divergentes, en correspondenci con el movimiento zigzagueante del candidato presidencial, quien fue dejando en- «reer, dosficadamente, en entevistas y declaraciones, los elementos de un progra- ‘ma parallo al programa oficial de la Uces, sin tenunciar a éste. En las alocuciones ‘de Frondizi, que cuando era necesario podia animarse evocando Ia antinomia entre cf Pueblo y la Oligarquia o a NaciGn y el Imperalismo, algunas de sus patidarios crefan escuchar la vieja misica de la Inransigencia y la Declaracin de Avellaneda. Era “el antliberalismo formulado en términos de izquierda y la posibilidad de en- ‘endimiento con Yo populas”, segin ls palabras de David Vifias.™ Para ozs, sobre todo para los rec llegados, Frondizi era ya el jefe de un nuevo movimiento, que se ligabe a la corrente de ideas que tena su cje doctrinaio en a revista Qi y ila- ‘mabe al pueblo a realizar la hazaia de la Nac industrial, Frondizi alcanz6 finalmente el gobiemo y asumié ta presidencia de ta Nacién el 1° de mayo de 1958. Poco més de dos meses antes (el 23 de febrero) hhabfa ganado largamente los comicios celebrados para poner término al gobier- no de la Revolucién Libertadora y reinsertar la vida politica en un marco consti- tucional. Habia legado a esas elecciones convertido en la principal figura poltt- a del pais y recibié los votos de una fuerte mayorta, desde los que atrajo por la ‘via de su partido, la Unién Civiea Radical Intransigente, a los que procedfan de tun amplio arco de posiciones ajenas al radicalismo y que iban desde el naci lismo ai Partido Comunista. Pero el caudal de sufragios decisivo provino del pe- ronismo, politicamente proscripto, cuyo apoyo masivo fue producto de un acuer- do seereto tramitado por Frigerio con Perén. Frondizi negé (lo harfa toda su vida) Ia existencia de ese pacto con el lide exiliado. No obstante, Ia noticia de ue Ia orden de Per6n -votar por el candidato intransigente~ provenia de un acverdo, no tardé en difundirse, dando alimento @ la nada inoceate versién de {que el presidente electo preparaba el retorno del peronismo. La del gobiemo result6 para el credo de la integraciGn y el desarrollo una prucba malograda. La experiencia no dur6 cuatro aos ~Frondizi fue derrocado 2 fines de marzo de 1962 y confinado en Martin Garcfa bajo la custodia de la Ma rina- y aun mucho antes de ese desenlace Ia autorided de su investidura ya se 8 + ENCRUCUADAS POLITICAS Y DICOTOMIAS IDEOLOGICAS habia corroido enormemente, sometida al jaqueo incesante y abierto de unas Fuerzas Armadas aplicadss ala Vigilancia del presidente. Recelado de servir al {juego del comunismo o del peronismo, cedié una y otra Vez ala presiGn antico- ‘munista y antiperonista, sin desprenderse nunca de la sospecha de que hacta el Juego a uno de ellos © a ambos al mismo tiempo. Pero la prueba del gobiermo no ddesgastd s6lo la investidura, sino también, e incluso antes, la credibilidad polti- ca de Frondizi. Los primeros estragos de su crédito aparecieron en las filas de ‘quienes lo habian votado en 1958. Aunque conserv6 Ia lealtad del grueso de su partido, la coaliciGn del 23 de febrero de 1958 (el “frente nacional y popular”) se esfumeé en poco mis de un afo, por obra del desencanto que provoes la dispari- dad entre el programa electoral y el programa efecivo del gobierno. Porque el plan de la empresa desarrolista récibié su formulacién publica definitiva s6lo cuando Frondizi accedié al gobiemo. Nada, acaso, mortficé tanto las expectativas de quienes habian votado al antiguo lider antiimperialista como el papel que ahora asignaba al capital extranjero y que la nueva doctrina comen- zara por el petréleo. “En teoria puede no hacer falta el capital extranjero y esto lo sostienen algunos economistas argentinas, que afirman que nuestra tasa de ahorro es suficiente. Pero ereo que esa afrmacién no se ajusta a la realidad del pais ni alas necesidades de un répido desarrollo.” Ast responderia Frondizi al explicar, ya fuera del gobierno, por qué habia acudido, en gran escala y contra- ‘Hando las ideas la sensibilidad de su partido a un recurso que todavia en sues ‘erito program Industria y desarrollo nacional era considerado solo como un elemerito subsidiario.Y en la respuesta aparecen los dos tipos de razones que se reforzarén mutuamente en fa cetrica desarrllista. Unas conciemen a la “real dad” de la tasa de ahorro del pats; otras, ala “rapidez”, ala idea de que para le ‘var adelante el desarrollo era necesario trabajar frenéticamente contra el reloj De acuerdo al razonamiento que Frigerio y Frondizi hicieron suyo, aunque estaba lejos de ser novedoso incluso dentro de is teorfas del desarrollo, el gran ‘eto era industrializar un pats que suftia de una aguda falta de capitals: ni el Es- tado ni el sector privado tenia la posibiidad de generar el ahorro necesario para financiar las grandes inversiones bisicas (siderurgia, quimica pesada, energta, ete.) Cdmo promover entonces esos rubros que eran la lave de la industializa- cin y de la soberanfa, sino se queria apelar, por rizones politicas y sociales, al rétodo del ahorro compulsive praeticado en los regimenes socialistas? Median- internacionales y radicaciones directas de capital privado extranje~ 1, €5 deci, haciendo uso de Ia financiacin externa para la construcciGn de las industras esenciales y de una infraestructura econémica modema, El Estado n2- cional, por su parte, no se limitarfa a crear condiciones favorables para la activi- dad de cepitales intemos y externos, dejando tibrada a la espontaneidad del mer- cado la localizaciGn de las inversiones, Et Estado desarrollista, que era un Estado programador,el cerebro del desarollo, definiria ls prioridades con arreglo a la ‘meta por alcanzar: la Nacién plenamente desarroliada, Fijadas éstas, el poder ppdblico obrarfa mediante los instrumentos legales de la politica impositva, cre- diticia y monetaria, para estimular y orientar las inversiones hacia los sectores Estudio pretiminar + cestatégicos. En suma, a cuestin a zanjar, lo que realmente discriminaba de qué lado se estaba en relacién al desarrollo nacional, no era el origen de los capita- Jes, sino la utlizacion que se hacfa de ellos: se los acogia para reproducir la de- pendencia externa ~y la vigencia del esquemna agroimporador-o para liberase Seu domino2 Sige quran los fines ce debian queer los medics Pero el auxilio del capital extrnjero no aparecia como un recurso obligado sélo por la baja tasa del ahorro nacional, sino también por la velocidad que era {or20so imprimir al cambio estructural. Por qué? Ni Frondizi ni Frigerio darian sempre las tmismas razones para explicar la necesidad de esa marcha acelerada. Se ha creido descubrr en esa prisa una raz6n contingent: la situacién politica precaria del gobiemo de Frondizi, quien no ignoraba ese hecho al asumir la pre- sideneiay bise6, por el camino del staque répido a los problemas que considers- ba de fondo, la creacién de una realidad sociceconémica donde los problemas politicos heredados se volverian datos del pasado. Sin embargo, en 1963, cvando el golpe de Estado ya habfa puesto fin al go- biemo de Frondizi, Figerio posta, fuera de toda referencia a la situacion ar- gentina y como regla general para todos los palses subdesarrllados, Ia necesi- dad de operar répidamente: “En esta etapa no hay otro desarrollo que el priortario y acelerado”.>* En 1964, en un articulo destinado a fijar sus diferen- cas con las tesis desarrolista de Ia CEPAL, vuelve sobre el tema. Contra la idea “conformista” de una financiacién lenta y gradual det desarrollo, que atribuye al pensamiento cepatiano, Frigerio conecta el recurso al capital externo con la pri- sa, prescribiendo que el despegue “debe ser dristco y répido para que produzca resultados”. No obstante, en los dos casos no invoca las mismas razones para dar fundamento ala necesided de imprimir velocidad alos cambios. Mis alld de las circunstanciasy la experiencia que pusieron haber reforza- ‘do a convicciOn de que todo to relative al desarrollo era imperioso, ella iba uni- da, indisolublemente, a otra: la de una aceleraciGn inédita del tiempo hist6rico, tun movimiento sin reposo, pleno de inminencias y hecho de descubrimientos Juan José Lach, “El plan Pinedo de 1940, su significa histrico y os onfgenes de ‘economia politica del peronisma en Desarrollo econémico, v. 23, N° 92 (enero-maren de 1984), p. 551 4 Soe ls visimdes y el content poltico del documento de Pebisch,vése In sea vault qu, bj elt general “Historia dt Plan Prebiseh, exes alia Delgado ex te octubre y noviembre de 1967 en Primera Plana (ros. 2498254) y, sobre todo lumi doc trabajo de Kathy Sikkink, “The influence of Ral Prebisch on exonomic policy-making Jin Argemina, 1950-1962, Lann American Reseorch Rvlew, N°2, 1988 4 Rati reich, Infome prelininaracerea dela smacioneconénica, Serer de Prensa y Actividades Coltrals dela residencia de a Nacia, 198, ibid, ptt. 1 Apane del fllto de faretce, pueden mecionare ene ns enesiones ects quo ins inmediatarmene el infoome de Prabisch es gists ees: Waler Bevergy let 4, Eclema econdmico dela Revolucin. Buenos Aires, ef el aor 1956; Joss V. Lean ‘Aprecacons sobre el Plan Prebsch, Banos Aire car, 1856, Opa. Alen, Prox emas fundamencaes dea Revoluctin del 16 de spire, Buenos Ait, Signo, 1356. * Todas las chascomeaponden 318 56s de £1 Pan Preis (1955), Buenos Ales Peta Lillo, 194, pp 14,119 116 respecvamene 2 Prebisch forme. 7B "bid, pp. 8081 id 78. "Mio Amatto, Ayes hoy mason, Buenos Ales, Gar, 1956, p89 ste aspect del ebaees rata ene capt Idea Segunda Pare. Citado en Kathryn Sikkink, “The influence of." p. 107. Vaase K, Sitkink, at, cit El curto de economia argentina dct por Héctor L. Diée guezeen la Escuela de capastacinsinical de fa Federscion de Empleados de Comercio, y po Dlicado con e tuo Teora y prctica de fa economia orgentina, Buenos Aires, 1958, 3259 ‘ofreza a mejor prucka de la presencia de exe desarolismo genélcoy, 2 Inve, de a prope _gcidn de as categories cepaians Bowique£. Shaw; *.-Y dominad a dea en VVAA., Concept crea del desarele, ‘Buenos Ars, Eicon del Consejo Supsior dels Hombres dela Accion Calica, 1963. SL CEPAL y of desarrollo ltinoamericano” (arculo eter), Criteria, ato OOK 1 1428, 23 de mayo de 1963; Femando Stor, "La CEPAL y ls ideologlas", Critri, af XOCKVE,N* 1432, 25 de julio de 1963, Conferercia del general Juan N. lavicol "La inereasin entre seguridad y desar- Io" (La Prensa, 3/1166). Estudio preliminar + Albert Hirchman, “Ange y cada del tera del dss", en El Trimeste Beos: sno, ocbeciembe de 1980, N*188, ° Jorge Gracsrns, “Dos aterativaspoticas del desaoll: cambio gradual o eve ison Resa dela Universidad de Buenos Ars, ABOVI, N° 1, ener-marz de 1961, 9.5. * Dexde 1945, "desarllo econdaizo des ples menos dealldot, gue spenss tobe merci un pido atuneno al final dels Primera Guera Munda, ue cst niversal- tree reconcido com principal objedvo nacional e intracional” (H.W. Amdt, El desarr Is econdmico, La historic de na idea, Buenos Ais, Rei Argentina, 192, p12). 1 Feterico Pinedo, La Argentina: 24 posicln y rang en el mundo (con ensayo en sovor del autor, Buenos Aires, Sudamericana, 1971 p. 369. Los primers pariraoe dee tena, l que corresponds acts, fron pubicdos en 1965 en el N° 1.000 de Economie Surrey 7 amuro Frond, Industria argentina y desarole nacional, Boeaos Aires, silos (et, 1957. Ponda habia expuesto previanente, en otbre de 1956, en na alocucn aio fic, contenido de este escrito (vse Nicol Babini, Frond de le opsiion al poder Buenos Aes, Cie, 983, p 169). 2 Buenos Aires, EL Ateneo, 1947. 2 Ves, por jempo a mencda gue hae del ibe sro J. Olena en Entrevista co el mundo en transi, Montevideo, Libers-Edes A, Monteverde y Cla, 1963p 142. 5 gus, 174, 287988. * Los ings en qu neva define forma plea su apoyo « Fonda parccen reptradon en eva rplica a una declaracién dela UCR “El Radicalism Tnranigete ha he- ho péblca una teiantedectaracién sfalando que Qué noes un érgao oficial ni ofcaco det Racialism, Ygordbamos que pesara sobre area al sogpecha. Qudes an gan de un ersaniewo nacional y poplar que wo se enol con nngia pro y que celebs coinciir. {En cuguer movmian de opine, proceda de donde fre, que pongs el acento en ales postions” (Pano pltico dea semana", Qué, N° 138, 2757). nn Jos Res 30 eos de historia argenina, Buenos Ares Montevideo, Actua, 1862, pp 186-87. 1 Rogelio Figeio, Ls condones dela victoria, Montevideo, 1859. » wie, 2. > -obrecosyempretriot un slo interés nacional”, Qué, N* 100, 118156, > David Via, “Una generacién ticonada A mis eamarades de Contrno” en Mar- ha, 982, 3S. el Lana, Didloges con Fon Buenos Aes, Desa, 1962p. 183, » Véase Rogelio Feige, Crecinienaecondico y democracia, Bucoos Ais, Psi, 180 (red. 196), capt cur, donde el autor propne eta ts para todos los ples _desaolaos bo rogimenes liberal democrtios. ___™ Rogelio Figrio, recimeato econéiico y democracia, e. cit, p. 76, cursivas en et ginal >» Rogelio Figeri, “El camino del desuralo”, Clara, 20/9/64, % tid 1 Odena, Entrevista con el mundo en transcib,e. i,p4l. n n ‘+ ENCRUCUADAS POLITICAS ¥ DICOTOMIAS IDEOLOGICAS tid. p43, 8 Frigeio, Crecimleno econdmc...7. a, Frondiien Luna, Comerzacanetin p13, 4° Frondizi, en Lana, Comersaciones... 152. El tule que ls propiciadres de fa naevaedicén encontraron para el tabsjo de P- redo, uno de fos mejores que prado el pensamiento liberal después de Perén, fue mis expee= sivo: El fatal esaismo (Buenos Aires, Guillermo Kraft, 1956) “Es corto y sini bien ot ‘mundo én que wivimos" excribié Duka en el preacio. En 1958 a Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural y la Uni6n Industral se reunieran ‘en una enidad, Accidn Coordinadora de las Insteciones Libres (ACTEL), para luchar coma todas ns formas de intervencign estat en la economia y la vigencia de I incitva privada sin imterferencia pblica. ‘© Disigismo econdmico y rerceso en a Argentina, La Prensa, 12/2161. “Paral balance de Jot cuatro afos de gobiemo frondizsta vése e largo editorial “Allo de profunda crisis police”, La Prense, 30/1262. “ Federico Pinedo, “La CEPAL y la realidad econGmica de América latin. Artifcioua cequiparcion de sus paises, Le Prensa, 116/63. “ Ra Prebise, Hacia una dindmica del desarrollo ltinocmericano, México, ECE 1963, IIL REVOLUCIONES 1. LAs D0S CUESTIONES: PERONISMO, COMUNISMO En consonancia con su visi6n de Ia historia, Frondiziatribuird las zozobras ‘que arrost6 su presidencia y el golpe militar que lo destituy6 en marzo. de. 1962 4 los intereses opuestos a su programa desarrollista. Sin embargo, tanto en los continuos sobresaltos que suftié su gobiemo, acosado por las crisis militares, co- mo en el desenlace final, gravtaron més dos cuestiones de orden politico que el antagonismo socioeconémico, que 61 consideraba estratégico, entre-el pais in~ dustrial y el pafs agroimportador.! {,Qué coestiones? Por un lado la del peronismo, es decir, ls, encrucijadas ‘que planteaba Ia incorporacién de sus contingentes al sistema polftco y el recha- zo que cualquier férmula de compromiso inspiraba en el campo-del.antiperonis- ‘mo puro y duro, civil y militar. “El peronismo y el antiperonismo eran dos esta- dos de espiritu cuyo enfrentamiento excedfa los rétulos partidarios para ‘envenenar todo el proceso nacional”, escribiré Félix Lun al evocar el cuadro politico en que Frondizi asumié ta presidencia? Pues bien, los cuatro afios de gobiemo frondizista no desactivaron la hostilidad. La politica llamada “integra- ‘ionista” fue acusada por sus adversarios de no ser mas que una tictica de Fron- ici y Frigerio para el retomo disimulado del peronismo y aun de Perén al po- des Los peronistas, por su parte, empleando los medios que tenfan a su Aisposicién (el control de ls sindicatos, el capital de los votos ola accién direc 13), presionarian para que el juego politico no se normalizara con su exclusién. Para escapar a su cafda el gobiemo frondizista caminard en zig-zag, compensan- o altemativamente a las fuerzas rivales. No pod sortear, sin embargo, pese a sus esfuerzos, et desafio de hacer frente al peronismo en comicios donde se per- mititia su participacion. El triunfo de los candidatos en las elecciones del 18 de marzo de 1962 acarreé el final del primer experimento civil posterior a Pern EI motivo peronista siguié obrando atin después, durante el turbulento pe~ Hfodo que sigui6 al derrocamiento de Frondizi, en que el pals, con sus Fuerzas. ‘Armadas divididas, bordes Ia guerra civil, y durante el gobiemo de Arturo Lia. En los dos choques armados entre facciones militares (en septiembre de 1962 ¥ én abril de 1963) el bando derroiado fue el del antiperonismo recaleitrante,dis- puesto a emplear todos los recursos, aun el de la dictadura militar, hast extin- 7A + ENCRUCUADAS POLITICAS ¥ DICOTOMIAS IDEOLOGICAS uir todo legado politico y social de la era peronista. El “Comunicado 150°, la breve proclama en que el sector triunfante del Ejército, autoidentificado come legulsta 0 “azul”, expuso sus propésitos, resumié por un tiempo el pensamienta militar dominante respecto del cauce que debfa tomar la vida politica nacional 1 mensaje, emitido el 23 de septiembre de 1962, contenta dos referencias alust vas a los peronistas: se patrocinaba un régimen politico que, bajo el impetio de Ja Constinscin, asegurara “la imposibilidad del retomo a épocas ya superadas? la solucién politica que se apoyaba, por oto lado, no debfa marginar “a sectores auténticamente argentinos, que equivocada y tendenciosamente dirigidos en al- guna oportunidad, pueden ser hoy honestamente incorporados a la vida institu. ional”. En muy poco tiempo se verfa que la férmula no habia sanjado el proble- ma ni las discrepancias que al respecto existfan en las fas de los mismas vyencedores.# Como lo revel6 et "Comunicado 200”, transmitido el 6 de abril de 1963, después del segundo enfrentamiento, més grave que el anterior: ratificaba el “Comunicado 150”, pero expresamente fijaba esta vez que no se permitirfa el retomo del “régimen peronista”, sobre el cual cafa una condena que parecta ex: traida del discurso de los derotados 5 El otro hecho que afect6 Ia presidencia de Frondizi, afadiendo un foco mas de contrariedad a sus ya dficiles relaciones con las Fuerzas Armadas, fue el de ‘Cuba, indisociable dela cuestin comunista. La Revotuci6n Cubana, el régimen surgido de ella y la posicin del gobier- no argentino respecto de ambos fue desde el principio, desde 1959, un tema del ‘debate politico nacional.® Al comienzo, cuando los sectores antiperonistas rea ~zaron la lucha intransigente de Fidel Castro contra Batista frente a a acttud de Frondizi respecto del peronismo, vista como claudicante; enseguida, cuando la radicalizaciGn del proceso revolucionaro hizo de Cuba una bandera del antiims perialismo y del conjunto de la izquierda argentina, agitada contra el ejemplo de Ja politica frondizista juzgada igualmente como claudicante, aunque en un sent- do casi opuesto al anierior. Pero los problemas no surgeon para el presidente argentino sino cuando el pleito entre Cuba y los Estados Unidos inares6, a partt de 1960, en el Ambito de la pugne estratégica entre las dos superpotencias Este- ‘dos Unidos y la Unién Sovietica, La “guersa fra”, sus presiones, sus temas y ob- sesiones se instalaron de Heno en la Argentina El anticomunismo, por cierto, no era un elemento nuevo en la politica nacio- nal y el gobierno de Frondizi conocié desde el comienzo la acusacién de prestarse Ja infltracién marxista, Pero con la cuestin cubana el tema de “peligro comu- nista" se convirtis en objeto de una prédica alarmada ¢ insistene en los medios conservadores: Cuba indicaba la naturaleza del proyecto comiunista y le proximi- dad del peligro? Pero mis importante, no s6lo para la suerte del gobiemo de Fron- dizi, sino para todo el curso posterior de la vida piblica argentina, fue el efecto del ejemplo cubano en las Fuerzas Armadas. Desde fines de los afios cincuenta, la dctrna del Ejércto estaba reordenindose, bajo la inspiracién de asesoresmilita- 1s franceses, en tomo del concepto de guerra antievolucionaria 0 antisubversi- va! Aunque no declarads, decia la doctrine, estaba en curso una guerra de nuevo Essudio preliminar » tipo, la guerra comunista revolucionaria, donde el enemigo era un operador milt- ple y omnipresente que en forma abierta 0 solapada actuaba en todos los érdenes {ela vida nacional -en los partidos, los sindicaos, la universidad—,redefiniendo Ins ideas de fronteras y de “frente” como linea 0 zona externa donde se entabla el combate. Este podia librarse eventualmente en un frente extemo, pero la instancia caracterstica de la nueva contienda era el “frente interno"? Este nueva concepcién de la guerra, que sumaba otra razén para legitimar cl papel tuelar de las Fuerzas Armadas en el sistema politico, hallé en el ejem- plo cubano un factor de consolidacisn. La politica de los Estados Unidos respee- to de la seguridad continental en el marco del conflicto Este/Oecste obré en el ‘mismo seatido de ese giro doctrinario. Fundada en el principio, también recien- te, Ge que la amenaza a la seguridad regional no provenie, como en el pasado, el riesgo de una agresin militar exterior al hemisferio, sino de la subversion itera y del ataque indrecto,dicha politica se volvié més activa a medida que aumentaba la escalada de tensiones con Cuba. Tras la ruptura de las relaciones diplométicas con el gobiemo de Fidel Castro, a comienzos de 1961, y ya bajo la cia d¢ John Kennedy, los Estados Unidos lograrfan que el conjunto de los ejércits latinoamericanos, el argentino entre ellos, se convitieran a la con- transurgencia y al proyecto de aistar a Cuba, excluyéndola del sistema interame- ricano mientras estuviera regida por el castrsmo. No podia haber contexto més adverso que éste para la politica exterior de Froncizi, sobre todo en lo referente a América latina y, desde 1960, a Cuba en par- ticular. El presidente argentino, oficiando de vocero latinoamerieano, habia formu Jado ya.en 1959, ante el congreso de los Estados Unidos, el criterio que regiria su enfoque del caso cubano: “La verdadera defensa del continente consisteen elimi- nar las causas que engendran la misera, la injusticia y e atraso cultural”. La pro- blemética del desarollo, en otras palabras, tenia priotidad respecto de Ia seguri- dad. 2¥ 1a Revoluci6n Cubana? Las proclamas ideol6gicas no debian ocultar que fra, antes que nada, una expresin extrema del subdesarolio el mal que privaba a los purblos arasados de ls beneficios materiales y espirituales de la eivilizacién modema. En 1961, cuando se hizo ms aguda la presién externa e intema para que el gobierno argentino rompiera las relaciones con Cuba, Frondizi reformulé leve- mente su tesis, tratando de persuadir aun al presidente Kennedy: “La agresion ‘comunista, la verdaderamente peligrosa, consiste en que ofrece una esperanza de Salida de la miseria”. El desaffo que planteaba el castismo a quienes adherian a los valores de Occidente era demostrar que “la democracia el desarrollo y Ia paz social son el mejor camino para la soluciGn de los problemas que nos son comu- es"! En la medida en que los progresos concretos del crecimiento econ6mico Y el bienestar social se verficaran en los-otros pafses del subcontinente ~seguia €l razonamiento~ el propio pueblo cubano comprenderia las ventajas de Ia via democritica, La Argentina “desarrolista" se elevaba como un ejemplo de esta alternativa. Emplear la fuerza para que Cuba desandara el camino Hevarfa a la consolidacin de sus laz0s con los paises eomunistas. 15

Você também pode gostar