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luxEmburguista”
frEntE al
anarquismo
rEvolucionario
Giuliano Roma(Brutus)
Ediciones Anarquistas Insumisos
E Mail: edic_insumisos@yahoo.com
Sitio web: www.geocities.com/edic_insumisos
La Anarquía
I.- PRESENTACION
E
l presente libelo, que tal vez algunos puedan considerar que se ha escrito con casi 27 años de
retraso, tiene por objetivo demostrar que no existe ningún paralelo ni puntos de contactos
entre el Anarquismo revolucionario con el luxemburgismo, ni tampco con Rosa Luxemburgo.
Planteamos esta cuestión, ya que en el año 2004 se ha reeditado un libro de Daniel Guerin titulado:
“Rosa Luxemburgo y la espontaneidad revolucionaria” que no es otra cosa que un panegírico burdo
y simplista en honor a la dirigente del Partido Socialdemócrata Aleman (PSD) que cayó fusilada en
1919 por sus propios compañeros de partido.
Asimismo, Rosa Luxemburgo “descubierta” y admirada por los participantes del Mayo
Francés del ´68, en los últimos tiempos ha sido “redescubierta” por toda la gama de corrientes
izquierdistas, como forma de poder sobrevivir al derrumbamiento del comunismo estatista del impe-
rio de Rusia y de sus satélites.
Luxemburgo, no representó nada original, tampoco fue prisionera de sus “contradicicones”
como intenta disculparla Guerin en el libro citado más arriba, aquella fue un típico producto de la
socialdemocracia que se germinó y creció bajo la aplicación absoluta de las ideas de Marx y de
Engels. No se debe buscar o traspolar conceptos a fines de hacerla más atractiva ante los ojos de
aquellos que son los enemigos más acérrimos del Estado, como es el Anarquismo.
Lamentablemente hoy, determinados sectores que se califican de anarquistas en su afán de
lograr síntesis con el estatismo encuentra en la obra de Guerin un gran apoyo intelectual, para
justificar los intentos de lograr la “ unidad” con el marxismo- leninismo, como también con sus
planteos reformistas y masificadores.
Es por ello, que sin ánimo jesuítico de manifestar “verdades” reveladas, sino más bien para
formular algunas ideas y notas críticas, que son incompletas, es que se ha redactado este libelo,
tomando algunos aspectos importantes de las posiciones de Luxemburgo: espontaneidad, partido y
masas, y así demostrar, o al menor intentar demostrar, que ésta no realiza aportes orginales ni
antágonicos con el marxismo, sino que es más bien una actualización de la ortodoxia Marxista.-
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rigentes.Además las críticas vertidas por dicha dirigente a la concepción ultracentralista leninista,fue
adoptada por ésta a través de Espartaco, adoptando un modelo exógeno, o sea una posición que fuera
otrora adoptada por Kautsky que las “masas” iletradas e inconcientes deben ser conducidas por una
vanguardia revolucionaria.
Espartaco, como fuerza política marxista, adoptó dicha posición. No tenía otra opción, la
razón esta dada por su propia ideología política, en la cual determinaba en forma taxativa el
“privilegio” que el partido poseía por sobre el proletariado, o sea factor consciente, lo que impedía
lograr una síntesis entre el accionar partidario y la espontaneidad de las masas , ya que ambos se
oponen y se excluyen entre sí.
El anarquismo, bestia negra de todos los Estados, y muy especialmente de los marxistas, parte
de una concepción absolutamente diferente con respecto a lo espontáneo, que en nada se asemeja a la
auto-actividad del marxismo, ni a las limitaciones que el luxemburguismo impone al ejercicio de la
espontaneidad por parte de los individuos.
Ello es así, ya que el anarquismo parte de premisas que son absolutamente antagónicas a las
planteadas por el marxismo, y por Luxemburgo en particular. Si bien salvando las distancias y las
diferencias con Proudhon consideramos siguiéndolo que la Revolución Social es la transformación
que se cumple en forma espontánea, sin seguir la orden de jefe alguno, o de partido o vanguardia
“iluminada” alguna. No existe ninguna probabilidad de síntesis entre la potencialidad de las “masas”
y la clarividencia del partido, tal como era y es el criterio luxemburguista.
Para los anarquistas espontaneidad tiene como se ha expresado en párrafos anteriores un
significado radicalmente opuesto al marxismo. Espontáneo implica para el anarquismo el rechazó
absoluto a toda dirección, a toda vanguardia iluminada que pretenda, sea desde afuera “inyectar”
consciencia a los individuos, aunque en las categorias marxistas se reemplaza al individuo por las
“masas”. Es así, que es superflúo toda organización, ya que las mismas conducen inevitablemente
al establecimientos de jerarquías y a la burocratización de la misma, ya que se establecen prelaciones
o esquemas organizativos que dividen a los individuos: entre aquellos que han recibido el
“conocimiento” y aquellos que deben ser conducidos.
Sin embargo el rechazo a la organización de tipo estable o al partido de vanguardia no significa
en absoluto desconocer la necesidad de la misma, pero dicho reconocimiento poco tiene que ver con
la visión que le imprime el marxismo al factor organizativo, ya que los anarquistas se plantean la
organización a través de grupos de afinidad que se hallan unidos por una proyección común. No se
plantea en absoluto ser dirigente de nada, es parte integrante del movimiento real de lucha, es tal vez
la tendencia minoritaria que intenta impulsar la generalización del aspecto insurreccional de dicho
movimiento, pero jamás dirección del mismo.
Es así, que no existe punto de contacto alguno entre el anarquismo, y su visión de organización
y de espontaneidad con el luxemburguismo, ya que la conformación de dicho grupo de afinidad no
es la resultante de un estado mayor, y aquel agrupamiento no esta destinado a aportar verdad alguna
a las “masas” (siguiendo el criterio marxista) que no la precisan, sino más bien en ser impulsores de
todas las acciones revolucionarias e insurreccionales que los individuos del movimiento real de lucha
lleven a cabo.El bolchevismo y las demás versiones del izquierdismo plantean el esquema de la
necesidad de las “masas” y de su concientización por un órgano externo a ellas - el partido-, o sea
basado en la cantidad, el anarquismo no se basa sobre parámetros de cantidad, sino de calidad, no
masificados como es la visión marxista, en donde el organizador de dichas “masas” - el partido- se
coloca por fuera de las “masas”, y por el cual intenta de sintetizar las experiencias de luchas
desarrolladas por dichas “masas” con la intencionalidad de lograr el control de la organización.
Los anarquistas revolucionarios, no sólo rechazan la óptica marxista de organización, sino
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también del concepto de “masas”, temas que volveremos a adentrarnos en los puntos siguientes.
Es así, que el entusiasmo que despertó especialmente en la nueva izquierda europea, y en
muchos grupo de otros lugares del mundo la visión luxemburguista, no se condice con la práctica
concreta. Se subraya ello, ya que la supuesta y festejada “espontaneidad” luxemburguista, es un
concepto carente de sustancia, toda vez que Luxemburgo, reitero, jamás negó el papel que la cabe al
partido.
Luxemburgo, ha intentado establecer una síntesis entre la vanguardia y el aspecto
espontáneo,síntesis ésta que conduce a poder lograr el control de dichas “masas”, ya que como ella
misma lo expresó en el primer congreso de Espartaco que dicho agrupamiento es “... la parte del
proletariado más consciente, la que, a cada paso del camino recorrido por el conjunto de la
amplia masa obrera, le recuerde a ésta la conciencia de sus tareas históricas..” Dicha frase,
lejos se halla de una versión semi- libertaria, lejos se encuentra de la acción autónoma de los
individuos insurrectos.
Hay que puntualizar, que asimismo en Luxemburgo se puede observar que para ella, siguiendo
a sus maestros marxistas la clase obrera tiene un carácter homogéneo que llega a la “verdad”
revelada conforme a un proceso evolutivo de desarrollo de dicha clase social. Para ella, el proletariado
es simplemente una “cosa” o “materia” que reacciona de manera uniforme a deteminados estímulos
y ello conduce fatalmente a una concepción populista y abstracta de la acción revolucionaria.
Las supuestas contradicciones de Luxemburgo entre acción de las masas y vanguardia
revolucionaria, no es tal para ella la abstracción desarrollada por ésta significa una “perfecta síntesis”
de complementación entre dos sujetos - el social y el político-.
Destácase que la revuelta y la insurrección no surge en forma pre-determinada y
evolutivamente de las mentes de determinadas “vanguardias” o “estados mayores de la revolución”, ni
tampoco es una síntesis entre el accionar consciente y el espontáneo de las masas. La rebelión y la
subversión no se basan en leyes científicas, las cuales se puede deteminar una tendencia general en
cuanto a su desarrollo, ella no esta subordinada a pauta alguna. Pero sí, y como se ha expuesto en
párrafos precedentes los individuos que generan dichas acciones, sea en forma individual o colectiva,
no son una cosa o una materia que han sido moldeados a través del cincel de un “reformador
social”.La revuelta y los rebeldes sociales no son productos de programas políticos, por el contrario,
son el fruto de rechazo a los programas políticos y de todo accionar preconcebido, es el desarrollo
descentralizado en donde los individuos van rompiendo y revolucionándose a sí mismos despojándose
de todo aspecto de sumisión que el poder le inyecta a lo largo de la vida. Y ello, no es factible a
través de ideología política alguna, ya que las mismas solamente generan mediación y sumisión a un
ente superior que dirige, estratificando la vida.
Es así que podemos observar y constatar las diferencias entre Luxemburgo y el anarquismo,
no a través de los aspectos secundarios, los cuales ha generado entre muchos anarquistas “simpatías
críticas” hacia esta, sino que las diferencia fundamental esta dada por el rechazo al individuo en pro
de una categoria social que son las “masas” homogéneas e inertes, sin vida y sin autonomía, en donde
lo espontáneo que tanto atrapa a los anarquistas en las redes de contención del marxismo, es
solamente un aspecto de un desarrollo mucho más complejo que significa sumisión al “colectivo”,
bajo una pretendida autonomía o auto-actividad de las masas. El individuo es despojado de toda su
personalidad, de su unicidad, para tener que subsumirse en “medio” aceptable de la masa.
Rosa Luxemburgo, no es una crítica al marxismo, es la plena confirmación del mismo.
generalizada y plenamente aceptada: la necesidad del partido, cosa ésta que el anarquismo rechaza
absolutamente.
La organización que defiende el anarquismo revolucionario, es aquella que se ha manifestado
párrafos más arriba - por afinidad e informal- pero también los anarquistas consideramos a diferencia
del marxismo que la organización no es un fin en sí mismo, sino un medio, una herramienta que
posee una metodología precisa en el el cual los individuos que integran la misma sean
autodeterminados y que reproduzca autodeterminación en cada acto, en cada relación entre individuos,
etc.
Los sujetos políticos del marxismo, y del cual Rosa Luxemburgo nunca renegó del mismo,
reproducen a cada paso y constantemente las características esenciales de la institucionalidad de la
sociedad opresora, a través de órganismos jerárquicos, verticales y burocráticos. En cambio, los
anarquistas consideran que es factible la existencia de una organización de diverso tipo. no basada en
en relaciones de sumisión y subordinación, sino a través de la informalidad.
La estructuración, la formalidad de la organización conlleva necesariamente a la asfixia, y al
acostumbramiento de los integrantes de la misma, transformándolos en meros “ autómatas” que se
ponen en acción a la voz de orden de las estructuras institucionales del poder político de dicho sujeto.
Los anarquistas consideramos, al contrario de los marxistas, que los individuos deben liberarse de
todo estrechamiento mental y formalidad, típica de las herramientas institucionales, contra las
presentes condiciones que intenta imponer el poder.
Sin embargo el planteo de la construcción de organizaciones o grupos informales y por afinidad
también contradice la costumbre anarquista de erguir grandes federaciones y grupos organizados.
Hoy dicha forma organizativa esta lejos de reponder a las exigencias de la lucha social revolucionaria,
ya que la organización anarquista revolucionaria e insurreccional no gira su accionar en los congresos,
plenarios, etc., todo lo contrario, la acción de debe girar en torno a la situación completa de la lucha
que se lleva a cabo contra el Estado y el Capital, y también en los momentos de reflexión teórica, ya
que práctica y teoría se halla intervinculadas entre sí, y son partes de un mismo proceso.
Rechazamos a la institución “partido”, no solamente por su carácter burocrático y jerárquico,
en donde se establecen relaciones de subordinación de jefes/subalternos(militantes), sino también
porque el partido regenera todas las características de la sociedad estratificada en capas sociales e
institucionaliza las luchas determinado cuando y donde los explotados deben golpear al Estado y al
Capital. Frente a ello, los anarquistas revolucionarios oponen la organización o el grupo constituído
informalmente y de afinidad , ello significa que dichos grupos no permanentes se constituyen basados
en el conocimiento y en la confianza mutua entre sus integrantes, conocimiento mutuo relacionados
con la luchas sociales, como confrontarlos,etc. Dichos grupos no necesariamente deben permanecer
en el tiempo, puede que cumplido el objetivo de la constitución del mismo, o habiendo fracaso en el
intento de la consecución de determinados objetivos de lucha, el grupo se separe y cada uno de los
integrantes individuales constituyan nuevos grupos de afinidad, o se inserten en movimientos de
bases, sociales, etc.
Cabe subrayar que la transformación social o la revolución social es imposible para un pequeño
puñado de grupos anarquistas afínes, pensar en ello, sería caer en el absurdo del marxismo y su tan
pretendida vanguardia como iluminadora de las “masas”, al contrario, la lucha social es evidentemente
una lucha de masas, pero ¿cómo deben intervenir los anarquistas revolucionarios en las mismas? Ello
se dará a través de los movimientos sociales de lucha, dichos movimientos no se identifican ni con el
grupo de afinidad anarquista, ni tampoco con los movimientos de masas que tanto la izquierda habla
e incluso levantado como apéndices de sus propias organizaciones políticas.
El movimiento social de lucha , es un movimiento real, camina paralelamente a las organiza-
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ciones anarquistas revolucionarias, pero sus objetivos no es la destrucción del Estado y del capital,
sino más bien objetivos modestos y practicables de confrontación contra el Estado. Este movimiento
de lucha debe ser autónomo de los partidos políticos, algo que Luxemburgo rechazó como se vió
anteriormente al considerar que debería ser el partido la vanguardia del movimiento real de lucha, los
anarquistas rechazamos dicho concepto, ya que nos colocámos en una posición de ser parte de dicho
movimiento, o por parte de las organizaciones específicas anarquistas de caminar junto en las luchas
que dichos movimientos llevan a cabo contra objetivos estatales, y lógicamente la lucha sin cuartel
que librará los anarquistas contra toda clase de institucionalización de aquellos por parte del Estado
o de los aparatos políticos, que tienden a desviar y vaciar de contenido los movimientos sociales
reales de lucha.
Como se ha podido observar, no existe en absoluto ni coincidencia ni puntos coincidentes en el
aspecto organizativo del anarquismo revolucionario con Rosa Luxemburgo, como tampoco en los
demás puntos analizados, al contrario ésta última desarrolla su posición con respecto a la organización
desde una óptica marxista, hallándose, por ende, en las antípodas del anarquismo.
Se señalla ello, ya que el anarquismo revolucionario, al contrario del marxismo, no sólo
rechaza el planteo de organizaciones de carácter permanente, sino también objeta los posicionamientos
relativos a la vanguardia, como también a que los movimientos de masas sean cooptados por cualquier
clase de institución, sea estatal, sindical o política. Luxemburgo al contrario no rechazaba dicha
cooptación, sino que se planteaba que el movimiento de lucha fuera dirigido por la socialdemocracia.
Es por ello que en el plano organizativo no existe paralelo alguno con el luxemburguismo,
sino más bien, que las organizaciones por ellos sustentadas son antagónicas con el anarquismo.Como
conclusión podemos decir que ante el interrogante entre ¿ vanguardia o grupos de afinidad? la respuesta
resulta obvia escogemos grupos de afinidad, ya que éstos se yerguen en momentos determinados de
la lucha social, tomando en consideración las particularidades de los individuos.-
Luxemburgo enfoca la espontaneidad hacia las masas y la herramientas que ésta posee es la
huelga política de masas, ya Parvus, antiguo dirigente del PSD alemán, subrayó que la huelga política
de masas no es un ataque contra los capitalistas individuales, sino contra los gobiernos, esta posición
fue adpotada también por Rosa Luxemburgo en ocasión de los sucesos en 1903 en Rusia con el
desarrollo de una ola huelguística que azotó las principales ciudades del antiguo imperio zarista.
La teórica del PSD alemán llevó a cabo en un debate en el seno dirigente de dicho partido
sobre el concepto de huelga de masas. Sin embargo la definición que ella daba a la misma lejos
estaba de hallar un paralelismo con las posiciones anarco-sindicalista de la época , en el cual se
planteaba sin ambiguedad alguna la destrucción del Estado y de todos sus aparatos de dominación
social y económica. En cambio Luxemburgo planteaba que la huelga de masas es una herramienta
útil para el logro del sufragio universal, contra la guerra, etc., llegando incluso decir que la
socialdemocracia se hallaba frente a nuevas tareas que “ no podemos afrontar sólo con el
parlamentarismo”, o dicho en buen romance no rechaza en absoluto las instituciones de la burguesía.
Cabe desatacar que Luxemburgo fue una brillante alumna del marxismo, coherente con la
ideología propagandizada por Marx y Engels, ella no se ha apartado un apíce de las formulaciones y
de las categorizaciones por aquellos elaboradas a lo largo de su vida, sino que intento aplicarlas de un
modo un poco más “creativo”. Es así, que si analizamos su obra política e incluso los comentarios
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e interpretaciones dadas por las corrientes luxemburgistas, podemos constatar la idea de progreso
eterno, lo cual permitió que el sistema capitalista tuviera un carácter progresivo con el desarrollo de
las fuerzas productivas y de la tecnología, pero cuando este por la “lógica” interna de su propio
sistema crea sus propias barreras que impiden el desarrollo de las mismas, se transforma en un freno,
y por ende es necesario derribarlo a través de la revolución para que nuevamente el progreso pueda
tener lugar nuevamente.
Y, ¿quien puede llevar dicho proyecto? Para el Marxismo la única clase objetivamente
revolucionaria es la clase obrera, fundamentalmente el proletariado industrial por su participación en
el proceso de producción de mercancías. Es el proletariado, según la teoría oficial del marxismo que
acoge Luxemburgo, acaudillando a las masas desempleadas, desorganizadas, capas medias, etc. la
que derrocarán al gobierno capitalista e instaurarán un Estado obrero, siendo su proyecto político
expropiar los medios de producción por parte del nuevo Estado obrero bajo el gobierno de la clase
obrera a través de sus consejos obreros, etc. Esto es en apretada síntesis los objetivos finalistas y
positivos del marxismo.
Hay que puntualizar en primer lugar, que el proletariado o la clase obrera no es una clase
social homogénea carente de contradicciones internas, todo lo contrario, el Marxismo presenta la
sujeto social - obreros- como una masa amorfa consciente por el accionar del tiempo de su “misión
histórica”, todo lo contrario ha sucedido, si bien los trabajadores en sí no han desparecido, la idea de
una clase social compacta, sí es que ha existido alguna vez, se halla totalmente destruida con motivo
de los profundos cambios en el sistema capitalista que ha provocado mutaciones y transformaciones
con relación a la producción de bienes, como asimismo con respecto a la organización laboral,
descentralizando y deslocalizando la economía.
Asimismo, los teóricos Marxistas, siguiendo las enseñanzas de sus maestros, intentan brindar
un proyecto positivo, a través de la conservación de su calidad de proletariado, lo que conlleva,
empero, a que cada uno de los individuos, que para el Marxismo es una masa uniforme, somos parte
de la gran maquinaria del proceso de producción tal vez en manos socialistas.
Los anarquistas, a contrario sensu, consideramos que la proyección revolucionaria de cada
uno de los individuos, no tiene carácter positivo, sino negativo, o sea, negar nuestro papel de
proletario, por ello la lucha que cada uno de los individuos es destrui nuestra condición proletaria,
a fin de acabar con la desposesión que padecemos de algo más importante que los medios productivos,
y ello es la vida, nuestras necesidades y deseos.
Las concepciones que plantean la conservación de nuestra condición, tiene un carácter
puramente economicista, típico de la ideología dominante - capitalismo- que nos plantea que la
explotación y opresión tiene una explicación de base puramente económica, o dichos en otros
términos quienes poseen los medios de producción. Es objetable dicha posición, ya que la explotación,
y la opresión está dada , no sólo por cuestiones de quienes detentan los medios productivos, sino
también y en gran medida por la reproducción de las relaciones sociales, ya que el capitalismo, sin
importar el rol que ocupan cada uno en el aparato productivo tiene un papel en las relaciones sociales,
y estas son regeneradas constantemente generando, no sólo desposesión, sino también alienación y
diferencias.
Es así que el concepto Masas dado por Luxemburgo, y que a través de una huelga política
puede “acabar” con la explotación, no es más que una falacia, ya que la esencia misma de la
utilización de dicha categoría reproducirá todos los elementos y factores alienantes en cada uno de
los individuos, ya que comose dijo más arriba, no nos hallamos desposeídos por carecer del control
de los medios de producción, sino de nuestras propias vidas.
Pero, ¿cómo desarrollar la lucha contra esta sociedad post-industrial? La transformación no es-
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tará dada por la realización de un acto único -Huelga general o Huelga política de masas- El
combate contra el Estado y el capital, no es tarea de un partido, ni de una vanguardia iluminada. El
proceso revolucionario, no depende de la voluntad de una o más personas, ni del aumento cuantitativo
de una organización política e incluso anarquista, todo lo contrario la lucha revolucionaria de cada
uno de los individuos pasa, para ser esquemáticos, por subvertir nuestras propias existencias, de
desafiar nuestra actual condición dándole una significancia revolucionaria, rechazando toda clase
de institucionalización y formalidad, constituyendo un medio excepcional para el desarrollo autónomo
que reconozca el carácter único de cada individuo que como plantea el anarquismo: milibertad se
expanda a medida que la del otro también se expanda,rebelandonos contra la masificación , luchando
por lograr nuestra propia realización individual.
El denominado socialismo científico ha intentando de incluir en la sociedad mercantil a los
excluídos y desheredados de la sociedad, transformándolos en entes “útiles” para el proceso productivo.
Sin embargo las diversas mutaciones que ha sufrido el capitalismo es dable decir que aquellos que el
marxismo considera “incluidos” son asimismo excluidos, ya que su ubicuidad social es flexible, y
sujeto a modificaciones.
Asimismo, el supuesto revolucionarismo luxemburguista y de Luxemburgo que claman
como jesuítaspor la espontaneidad de las masas, no es nada más que un medio, útil por cierto, de
canalizar la guerra social, a través de mediaciones políticas, o por medio de la necesidad de una
necesaria conscinetización. Son el freno inhibitorio del odio y de la rabia destada en los actos rebeldes
e insurreccionales por los individuos, son la aplicabilidad “elegante” y no brutal de la masificación
cuantitativa, en el cual cada individuo pierde su propia individualidad en pos de la homogenidad de
un sujeto social elucubrado en laboratorios sociales, lejos de la lucha o de la guerra social.
La revolución social, no es como lo imaginaron en el siglo XIX y que aún persiste dicha ideas
en muchos la “toma del palacio de invierno”. No, hoy las redes de dominación son muchos más
complejas, y los enemigos que acechan, más astutos y sigilosos. La revolución no es tampoco un mero
acto voluntarista, ni el resultado matemático de la mayoría de una clase social “conscientizada”. La
revolución social, es un hecho más complejo, que el facilismo de los marxistas-leninistas- trotskista
plantean, y que Luxemburgo ha adoptado, la revolución no es un acto único, ni una sucesión de
hechos mecánicos que se concatenan entre sí, la revolución. La revolución parte no sólo de las
experiencias de cada uno de los individuos que se subvierten y se plantean una insurreción indi-
vidual contra esta sociedad de mercancías, este hecho es importante, pero también es cuando analisa
teóricamente dicha praxis y la comparte con las demás, sea en el movimiento real de lucha social,o en
sus grupos de pertenencias.
Sí, la revolución es un hecho de masas, pero no con el significado que es dado por el Marxismo,
como un mero sujeto colectivo, sin individualidad, y en forma homogénea. El camino de la revolución
que adoptan cada uno de los individuos recorre por diversos caminos, sinuosos todos ellos, producto
del accionar del poder estatal y de todas su mediaciones e instituciones políticas,económicas,
sociales y coercitivas.
Es por ello que se rechaza toda clase de recetas por fuera de la praxis, pero lo que sí es una
certeza, que solamente podremos destruir el orden establecido a través de nuestra propia autonomía
y de nuestra propia subversión, y no por entelequías y sujetos que plantean la perpetuación de nuestra
alienación bajo otras formas, que traducida a buen romance significará continuar encadenados al
Estado y a sus nuevos aparatos.
La auto-emancipación exige, no sólo generalización de la lucha social, sino también la lucha
por eliminar todo gérmen de poder que puede incubarno sólo en nuestras personas, sino también en
los grupos insurrectos. Por ello adoptando las palabras de Bonanno, debo decir junto a él que:
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