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Introducción:
Esta noche quiero hablar sobre un tema muy delicado, es un tema que no es muy popular ni tampoco
agradable de escuchar, pero que ciertamente es muy necesario para nuestra vida cristiana.
Es sobre el tema del perdón. Hay una necesidad tan grande que nosotros los cristianos aprendamos a tener
esta virtud en nuestra vida porque es increíble la cantidad de cristianos que van por su vida llenos de
amargura, de odio, de rencor hacia otras personas y sin saberlo están siendo grandemente estorbados en su
vida espiritual.
El libro de Hebreos nos enseña una advertencia acerca de mirar bien, no sea que alguno deje de alcanzar la
ira de Dios, que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe y por ella muchos sean contaminados.
Hebreos 12:15
Lo que este versículo nos enseña es que si nosotros dejamos que una ofensa o alguna herida no sea
perdonada, eso da lugar a que brote la amargura en nuestra vida contra otras personas, esto nos dice que se
vuelve un tropiezo a nuestra vida, pero no solo a nosotros, sino que también nosotros contaminamos a
muchas personas.
Hermanos es tiempo que empecemos a vivir una vida cristiana como a Dios le agrada y que no
permitamos que diferencias o problemas con otras personas nos estorben y nos impidan crecer
espiritualmente.
En la segunda guerra mundial, los soldados escoceses fueron forzados por sus captores japoneses
trabajar en los rieles del ferrocarril en la selva. Por el mal trato de los japoneses, el comportamiento de
los soldados escoceses había degenerado a un estado bárbaro. Pero una tarde algo pasó. Se había
perdido una pala. El soldado japonés encargado se enfureció y demandó que se encontrara la pala o él
haría quien sabe qué.
Cuando nadie en el escuadrón se movió, el oficial sacó su pistola y amenazó matar a todos en ese
momento. Fue obvio que el oficial estaba hablando en serio. Fue cuando un hombre tomó un paso
hacia el frente. El oficial guardó su pistola, tomó una pala y golpeó al hombre hasta que falleció.
Después, los sobrevivientes escoceses tomaron al hombre muerto con sí mismos para hacer el segundo
chequeo de las herramientas.
Esta vez encontraron que no se había perdido la pala. La verdad es que alguien no contó bien la
primera vez. El asunto corrió por todo el campamento – un hombre inocente estaba de buena voluntad
el sacrificar su vida por los demás. Este incidente tuvo un efecto profundo en los escoceses. Los
soldados empezaron a tratar a los demás como si fueran hermanos. Cuando los aliados victoriosos
entraron, los sobrevivientes, esqueletos humanos, se pusieron en fila al frente de sus captores y, en vez
de atacarles, insistieron, “No más odio. No más matanza. Lo que necesitamos ahora es el perdón”
Qué increíble historia, nosotros creo que estaríamos lejos de perdonar a una persona que nos haya hecho
algo malo a nosotros o a alguien que amamos, la verdad es que somos tan importantes que no seríamos
capaces de perdonar a otras personas.
Pero no hay ejemplo más grande de enseñanza sobre el perdón que nuestro Señor Jesucristo. Imagine por
un segundo todo lo que él padeció y la manera en que lo escarnecieron. Cómo a él lo abofeteaban con
los ojos vendados y le decían “Profetízanos quién te golpeó”
Piense en la burla y la humillación que le ocasionaron cuando Herodes le puso la capa y lo proclamó
el rey de los judíos, era como una burla. Luego le trajeron una corona, de espinas no solo era el dolor
de las espinas el sufrimiento, sino la burla de todos los asistentes que se mofaban de que él se creía rey
y ahora lo estaban humillando públicamente.
Considere mi hermano que a Jesús le golpearon la cabeza con una caña hasta romperla y se burlaron
de él. Considere también que le desvistieron de su ropa y lo dejaron prácticamente desnudo. Considere
la gran multitud de gente que le gritaba enardecida, que liberaran a Barrabás y a él le crucificaran.
Después lo llevaron obligándole a cargar una cruz pesadísima cuesta arriba hasta lo alto de un monte.
Allí le pusieron clavos en sus manos y en sus pies, clavos muy gruesos que rompieron todos sus
nervios. Le levantaron en la cruz sostenido únicamente por esos clavos que desgarraban sus músculos
de manera muy dolorosa.
No conformes, la gente seguía burlándose de él, pienso que muchos le aventaban objetos y hasta le
escupían el rostro.
Con todo esto en mente, imagine a todos los ángeles del cielo alrededor de esta escena, con sus espadas
desenvainadas, listos para recibir una orden que indicara que intervinieran y pudieran matar a cada
uno de esos perversos y sanguinarios pecadores. Pero la orden no vino.
Por el contrario retumbó en oídos de todos los ángeles la frase más increíble que ellos pudieron escuchar
en esos momentos de sufrimiento… Lucas 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Cuando todos esperaban una represalia, él dio una frase sincera de perdón. 1Pe 2:21 Pues para esto
fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus
pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no
respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga
justamente;
Una pregunta: ¿Cuándo a usted lo han crucificado?, ¿Cuándo le han puesto clavos en sus manos y pies?,
¿Cuándo le han acusado injustamente?, ¿cuándo le han golpeado en la cabeza con una caña?, ¿cuándo le
han obligado a llevar una cruz cuesta arriba en la que usted será muerto?
Muchos dicen la absurda excusa de decir: “Es que él era Dios, pero yo no soy como él” pero me parece
algo totalmente incoherente porque cómo podemos pensar que para Cristo era más fácil perdonar todo eso,
que para nosotros una pequeña ofensa, pequeña comparada con todo lo que él padeció en la Cruz.
¿Para quién será más fácil perdonar una infidelidad, para el que nunca ha sido infiel o para una persona
que ya ha sido infiel a su pareja? Obviamente es más fácil para el que ya ofendió perdonar a quien le
ofende, que para quien nunca ha ofendido a nadie.
Proposición: En esta noche quisiera que aprendamos de Jesucristo a perdonar a los que nos ofenden
Transición: Quiero compartir tres verdades acerca del perdón y ojalá que las tomemos de una manera muy
humilde para poder aplicarlas a nuestra vida.
I. ¿De qué manera nos afecta a nosotros el no perdonar?
A. Es importante que entendamos que los más afectados al guardar resentimiento en nuestro
corazón contra otra persona somos nosotros mismos
1. La persona que ofende o lastima en la mayoría de los casos ni siquiera se imagina
que la otra persona tiene algo contra él o ella.
2. Muchas veces nosotros nos amargamos y estamos tan estorbados espiritualmente
y aquel que nos ofendió duerme, come y vive tan tranquilo
3. Es porque la persona más lastimada es el que guarda rencor y no el ofensor.
B. No perdonar impide que nosotros recibamos el perdón de Dios Mateo 6:14-15
1. Qué tremenda cosa que nosotros muchas veces ignoramos
2. Hay muchos cristianos que tienen la buena costumbre de limpiar su vida de
pecado y de arrepentirse cuando hace algo que sabe que a Dios no le agrada, pero
CUIDADO.
3. Si tu tienes algo contra otra persona, por más sincero que seas en tus confesiones
y por más honesto que seas con Dios él no te perdonará porque tu no has
perdonado a alguien que te ha ofendido.
4. Me pregunto aquellos cristianos que tienen años y años guardando rencor contra
otra persona, quizá contra un familiar que hizo algo que no nos gustó
5. quizá contra un hermano que dijo o hizo algo que nos ofendió y guardamos eso
por muchos años y nosotros hemos vivido pensando que podemos llevar eso
cargando. Pero ¿Cuántos pecados no habrá que Dios no les ha perdonado, porque
ellos no han perdonado a esa otra persona? Marcos 11:26
6. Mateo 18:23-35 El siervo debía 10 mil talentos, según un estudio que estuve
leyendo, se dice que un talento equivalía a aproximadamente 560 dólares,
cerrando el número serían como 7 mil pesos mexicanos o sea que este siervo
estaba debiendo la cantidad aproximada de 70 millones de pesos mexicanos.
7. El segundo siervo le debía 100 denarios, que equivalían a un salario mínimo que
son como 50 pesos, lo que sería no más de 5 mil pesos.
8. Cristo nos está tratando de hacer una comparación no muy errada de lo que yo
pienso que sería más o menos la cantidad de pecados que una persona comete en
su vida, contra quizá la mayor cantidad de ofensas que puede una persona cometer
contra otra.
9. Si nosotros no perdonamos a los que nos ofenden, salimos perdiendo porque Dios
no nos perdonará a nosotros nuestras ofensas.
C. No perdonar impide que Dios se agrade de nuestras ofrendas Mateo 5:23-24
1. Hay muchos cristianos aquí que son fieles en dar su diezmo, en dar ofrendas y a
misiones. Gloria a Dios por ustedes que entienden el concepto de dar
2. Es necesario dar porque nuestro diezmo es de él no hay agrado ni adoración en
darle a él lo que es de él.
3. Pero cuando nosotros damos ofrenda, si hay algo que tengamos contra otra
persona o hay alguien que tiene algo contra nosotros y no lo arreglamos, estamos
estorbando que Dios vea con agrado nuestras ofrendas.
4. Siento que Dios no nos bendice muchas veces porque nuestras ofrendas han sido
manchadas con rencor y odio hacia otras personas.
D. Nuestras oraciones son estorbadas y Dios no contesta si no perdonamos Marcos 11:25
1. Cuántas veces no oramos y sentimos que nuestras oraciones no pasan el techo
2. Nos frustramos mucho pensando que Dios no nos escucha y no responde nuestras
súplicas, quizá la razón es que hay algo dentro de nosotros que guardamos contra
otra persona o tal vez alguien se ha lastimado u ofendido con algo que yo hice
3. Quizá el evento fue antes de la salvación, quizá vino después. Sea lo que sea no
vale perder la bendición de ser escuchados, de agradar a Dios en ofrendas o de ser
perdonado por Dios
E. Alguien quizá pueda vivir sin dar ofrendas por no perdonar, quizá alguien pueda estar sin
orar y sin que Dios le conteste y acostumbrarse, pero no creo que alguien en su sano juicio
quiera menospreciar el perdón de Dios.
Conclusión: Muchas personas hay que llevan en su corazón celdas de oscuridad donde tienen a tantas
personas que les han ofendido, pensando que porque se lo callan ya tarde o temprano se les va a olvidar.
Pero lo que están haciendo es sembrar muchas semillas de amargura, que tarde o temprano florecerán y
nos sacarán a nosotros de la voluntad perfecta de Dios.
Oh quién diera que hoy cada cristiano liberara de su corazón toda esa amargura y sentir que hay hacia sus
hermanos. No es malo que lo hagamos durante la invitación y vengan a orar juntos.