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CANTO DE OFERTORIO CANTO DE COMUNIÓN

BUEN CONSEJO
HOJA DOMINICAL
Que nos encontremos al partir el pan, Antes de ser llevado a la muerte,
como tú en el Padre, como el Padre en viendo Jesús su hora llegar,
ti, manifestó su amor a los hombres,
todos como hermanos, unidos en ti. como no hiciera nadie jamás. AGUSTINOS RECOLETOS. MONACHIL
1. Un solo bautismo nos une en tu Toma en sus manos pan y les dice:
Tlf. 958.500324

DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO


Cuerpo. "esto es mi cuerpo, todos comed".
Tú eres la cabeza, nosotros los miem- Y levantando la copa de vino:

1 de Agosto de 2010
bros. "esta es mi sangre que os doy a
beber".
2. Un mismo camino nos lleva a tu
casa;
guia nuestros pasos la misma Palabra. Cuerpo bendito que se reparte,
por mil caminos hecho manjar: CANTO DE ENTRADA
3. En un sacrificio, en una oblación; buscas a todos para sanarl0s.
una sola mente en un corazón. Tú le devuelves al hombre la paz. El Señor nos llama y nos reúne,
somos su pueblo, signo de unidad.
4. Unidos en ti, un cáliz bebemos; "El que se precie de ser mi amigo, Él está en medio de nosotros,
para repartir sólo un pan tenemos. siga mi ejemplo, siga mi amor, sirve a la mesa, nos reparte el pan.
salga al encuentro de mis hermanos,
dando la vida lo mismo que Yo". Por todos los caminos
nos sales al encuentro,
por todos hemos visto
señales de tu amor.
Tu pueblo se reúne
Señor a bendecirte,
a celebrar con gozo
tu paso salvador.

Revélanos al Padre
oh Cristo, nuestra fiesta,
aumenta la esperanza
MEDITAR CON SAN AGUSTÍN de nuestro caminar.
Tu Espíritu divino
Pues pregunto yo a todos los hombres si quieren gozar más de nos dé la fortaleza,
la verdad que de la falsedad, y no dudan en responder que más los bienes que esperamos
de la verdad, con la misma seguridad con que dicen que quie- nos haga pregusta
ren ser dichosos, porque la vida feliz es el gozo de la verdad.
Confessiones X, 23, 33
PRIMERA LECTURA Palabra de Dios
LECTURA DEL LIBRO DEL ECLESIASTÉS 1,2; 2, 21-23
EVANGELIO
¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad!
Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a
uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave desgracia. Entonces, LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 12, 13-21
¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo
el sol? De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente. En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
También esto es vanidad.
Palabra de Dios --Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.

Él le contestó:
SALMO RESPONSORIAL --Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?
SALMO 89
Y dijo a la gente:
R.- SEÑOR, TÚ HAS SIDO NUESTRO REFUGIO, DE GENERACIÓN EN
GENERACIÓN.
--Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su
vida no depende de sus bienes.

Y les propuso una parábola:


SEGUNDA LECTURA --Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué
haré? No tengo donde almacenar la cosecha. Y se dijo: Haré lo siguiente: derriba-
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSES 3, ré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y
1-5.9-11 el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes
acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida”. Pero
Hermanos: Dios le dijo: “Necio esta noche te van a exigir la vida Lo que has acumulado, ¿de
quien será?” Así será el que amasa riqueza para sí y no es rico ante Dios.
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está
Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de Palabra del Señor
la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios.
Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis,
juntamente con él, en gloria. Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la
fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos de la vieja condición humana,
con sus obras, y revestíos de la nueva condición, que ya se va renovando como
imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay dis-
tinción entre judíos y gentiles, circuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres;
porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

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