Você está na página 1de 2

Alceo de Mitilene

Consuelo y alegra del vino

Bebe y emborrchate, Melanipo, conmigo. Qu piensas?


Qu vas a vadear de nuevo el vorticoso Aqueronte,
una vez ya cruzado, y de nuevo de sol la luz clara
vas a ver? Vamos, no te empees en tamaas porfas.
En efecto, tambin Ssifo, rey de los eolios, que a todos
superaba en ingenio, se jact de escapar a la muerte.
Y, desde luego, el muy artero, burlando su sino mortal,
dos veces cruz el vorticoso Aqueronte. Terrible
y abrumador castigo le impuso el Crnida ms tarde
bajo la negra tierra. Conque, vamos, no te ilusiones.
Mientras jvenes seamos, ms que nunca, ahora importa
gozar de todo aquello que un dios pueda ofrecernos.
Fragm. 73D
(C. G. Gj (14)
Vino dulce como la miel

Zeus hace llover, baja del cielo una enorme


tormenta y estn helados los cursos de las
aguas... Desprecia la tormenta, aviva el
fuego, sazona, sin escatimarlo, el vino dulce
como miel, y luego reclina tus sienes sobre
un blando cojn.
Fragm. 90D
(C. G. Gj (14)
Bebamos

Bebamos. A qu aguardar las candelas? Hay


un dedo de da. Descuelga y trae las grandes
copas pintadas, en seguida. Porque el vino lo
dio a los humanos el hijo de Smele y Zeus
para olvido de penas. Escancia mezclando
uno y dos cazos, y llena los vasos hasta el
borde, y que una copa empuje a la otra...
Fragm. 96D
(C. G. Gj (14)
Helena y Tetis

Es fama, Helena, que la amarga ruina


a Priamo y a sus hijos les sobrevino
por tu culpa y Zeus arras con fuego
la santa Troya.
Cun distinta era aquella doncella gentil
que el Ecida tom del hogar de Nereo,
invitando a su boda a todos los dioses,
al conducirla
a casa de Quirn. La joven esposa
solt su cinto virginal. Y uni el amor
a Peleo y la mejor de las Nereidas.
Y ella, al ao
le dio a luz un hijo, hroe supremo,
feliz conductor de sus bayos corceles;
mientras que por culpa de Helena murieron
Troya y los frigios.
Fragm. 74D
(C. G. G.) (14)

Desdichas del poeta exiliado

yo, desdichado,
vivo a la manera de un campesino,
anhelando escuchar, Agesilaidas,
los gritos que pregonan la asamblea
y el consejo. Eso que mi padre y el padre
de mi padre tuvieron hasta viejos
entre esos ciudadanos siempre en rencilla.
Pero estoy alejado de ellos yo,
exiliado en la lejana, y aqu,
como Onomacles, en pas de lobos
habito resignado a la guerra.
No es mejor soportar la revuelta...
Aqu el recinto de los dioses felices
frecuento cruzando esta oscura tierra,
con otras compaeras de camino...
y con mis pies lejos de males, vivo
donde las lesbjn de rozagante peplo.
vienen a competir en belleza, Aqu
en torno retumba el gritero inmenso
de mujeres en sus anuales fiestas sacras.
Cundo de mis muchos pesares
me van a liberar los Olmpicos?
Fragm. 130L-P
(C. G. G.) (14)

Você também pode gostar