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La inteligencia

Pocos conceptos son tan polémicos como el de


inteligencia. Desde los primeros estudios
científicos sobre la inteligencia, iniciados por
Francis Galton para el cual el factor más
importante de la inteligencia era el genético,
mucho más que el ambiental . Las controversias
entre las distintas teorías de la inteligencia han ido
aumentando. Aun hoy en día existen psicólogos
para los que el término inteligencia es una palabra
vacía de significado psíquico. La doctrina se
encuentra muy dividida y muy mediatizada por la
aceptación social de sus propuestas.
Un autor que propugne que todo el mundo tiene una dotación en inteligencia muy similar y que
puede llegar a ser muy inteligente tendrá bastantes más posibilidades de publicidad y
promoción de sus ideas que si mantiene lo contrario. Otra vía prometedora y complementaria
de la anterior es la de restarle importancia al concepto clásico de inteligencia y asociar la
maravillosa palabra a otros aspectos de la vida como el éxito social o emocional.

En general se puede definir la inteligencia como la capacidad mental de entender o comprender


las cosas. Existen varios tipos, los cuales muchas veces dependen de los valores o la cultura de
cada sociedad, así como las aptitudes del que la usa o la define. También se define inteligencia
como el conjunto de habilidades desarrolladas por el ser humano para recibir información,
analizarla, comprenderla, almacenarla y saberla aplicar en el futuro para la resolución de
problemas. Con esto se quita la etiqueta de que sólo los intelectuales son inteligentes, cualquier
persona es inteligente, ya que todos nacen con ella y se va desarrollando conforme pasa el
tiempo y se desarrolla la capacidad de resolver problemas y así adaptarse al medio ambiente.

Las corrientes doctrinales, aún las más serias y científicas, como la teoría de las inteligencias
múltiples de Howard Gardner, padecen un problema adicional y es que llegan al público
general bastante desvirtuadas, siendo víctimas de su acelerada aceptación. Algunos psicólogos,
antes de definirla, prefieren destacar algunos rasgos:

‡ Algunas teorías consideran la inteligencia como las diferentes capacidades de adaptación


que poseen lo individuos ante nuevas situaciones, adaptación por mecanismos automáticos
y por el uso de la mente. Se destacan así la versatilidad y adaptabilidad como rasgos
esenciales de la inteligencia.
‡ Otras consideran, que ser inteligente es saber resolver problemas de la manera
más satisfactoria posible. Esto exige una capacidad de pensar y decidir estrategias para
resolver el problema. De esta manera se resalta la originalidad y el pensamiento creativo.
‡ Ciertas teorías cognitivas insisten en que la inteligencia es la capacidad de
procesar racionalmente la información. Esto destaca las funciones del razonamiento y
pensamiento lógico.
°  se puede decir que el concepto de inteligencia engloba un conjunto de aptitudes
(aprendizaje, memoria, almacenamiento de información, percepción selectiva, habilidades
sociales, entre otras) que permite al ser humano adaptarse al mundo que le rodea y solucionar
sus problemas con eficacia.

 
 
 
Inicialmente los psicólogos, basaban su teoría en el darwinismo, decían que    
   
  . Los más inteligentes alcanzaban
mejor adaptación que los pocos inteligentes, así explicaban las diferencias intelectuales entre
las personas. También se asociaba la riqueza o pobreza con el nivel intelectual, y lo mismo
para la raza blanca sobre las demás o unos países sobre los otros. El interés por los individuos
superdotados dio lugar a grandes controversias. Una de las primeras fue desatada por las
investigaciones del médico y criminalista italiano Cesare Lombroso, quien en su libro  
  (1864) afirmó que existía una relación entre genialidad y locura. Algunos
investigadores norteamericanos, más sensatos, se opusieron a esta tesis y se esforzaron por
determinar los factores responsables de la inteligencia para intentar medirlos después. El
resultado de estos estudios fue el CI, el llamado     , que parte de un valor
promedio de 100, por debajo de él se sitúa la mitad menos inteligente de la sociedad, y por
encima la más inteligente, siendo su curva de distribución exactamente simétrica.

A principios de siglo, cambió la línea de investigación sobre la inteligencia. El tema central


siguió siendo la explicación de las diferencias individuales, pero abordado ahora desde una
nueva perspectiva:  
       
  . Aparecen así, con Alfred Binet y Théodore Simon, los que entonces se
denominaron   , con los cuales se media el CI. El      (CI) se
investiga sometiendo al sujeto de experimentación a distintos tipos de tareas, ordenar
conceptos, completar sucesiones de números, componer figuras geométricas, aprender de
memoria listas de palabras, cambiar de posición determinadas figuras, entre otras tareas. Si en
este test se alcanza una puntuación de ciento treinta, el sujeto es considerado una persona
extraordinariamente inteligente, y quien logra una puntuación de ciento cuarenta se halla en el
umbral de la genialidad, aunque para evitar el complejo de   , hoy se prefiera hablar
de personas superdotadas.

La idea de que existe una relación entre la


genialidad y la locura fue refutada
empíricamente en los años 1920. Lewis
Terman, un investigador norteamericano,
fue el primero que sometió a pruebas de
larga duración a personas con un Cociente
Intelectual (CI) superior a ciento cuarenta,
llegando a la conclusión de que la mayoría
de los superdotados son más maduros, más
equilibrados psíquicamente e incluso más
sanos físicamente que las personas con un
cociente intelectual medio.
En cierto modo, esto normalizó la genialidad y la liberó de su aura elitista. Pero el Cociente
Intelectual (CI) siguió siendo cuestionado. Posteriormente, el descubrimiento de que la
inteligencia es en gran medida un rasgo congénito provocó violentas reacciones al tiempo que
bajó los humos a todas las utopías educativas, pues sólo si se admite que la inteligencia
depende fundamentalmente de la influencia del medio social es posible sostener la esperanza
de que la educación pueda hacer entrar al ser humano en razón. A finales de la década de 1960
R. Jenssen y H. J. Eysenck presentaron sus investigaciones sobre la inteligencia y afirmaron
que la herencia era responsable de ella en un ochenta por ciento.

Howard Gardner resume la investigación en este ámbito (The Mindo New Science, 1985)
mediante la distinción entre las siguientes formas de inteligencia, la inteligencia personal (la
capacidad para comprender a otras personas); la inteligencia corporal-cinestésica (la capacidad
para coordinar los movimientos); la inteligencia lingüística; la inteligencia lógico-matemática;
la inteligencia espacial (la capacidad para componer imágenes virtuales de objetos y
manipularlos en la imaginación) y la inteligencia musical. La distinción de estas seis formas de
inteligencia es el resultado de numerosas pruebas e investigaciones muy complejas, entre las
que cabe destacar la investigación de traumatismos cerebrales, en la que se demostró que,
aunque la inteligencia lingüística quedara dañada, la musical permanecía inalterada, siendo esto
una comprobación experimental de

‡ La falta de relación (indiferencia) entre las capacidades lingüística y musical.


‡ La verificación de la proximidad entre sistemas simbólicos independientes (lenguaje,
imágenes, sonidos, entre otros), ya que en cualquiera de las formas de inteligencias existen
códigos simbólicos similares, que pueden funcionar tanto integrados como por separado.
‡ Y la existencia indiscutible de impresionantes capacidades especiales en cada una de
estas formas de inteligencia.
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