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406 Jost Lais: Martinez hesk WS SALVADOR NOVO. [México, D. F., 30 de julio de 1904-México, D. F., 13 de enero de 1974] Exortor de ls ris dotados del grapo de Contemporineos, Salvador Non ba guido wma carrera y una evalucién muy personales. Nacido en la ciudad de Méxiey, de “hs 6 a tos 12 ats pasa en Torrein la tormenta revelucionata, refigiado en letras poiticas,eintentanda escribir versas. De nuevo en la capital del pats cursa la Prepara- ‘oria e inca, como la mayoria de sus compares, la carrera de Derecho, para abasio arta por la profeiin literaria, a En Mexico Moderno (1920-22) aparece sus primeras notas de lectura,ya enterado de cuanto se scribe de importante en el mundo; en 19.22 la revista Prisma, (qe publicaba en Parts Rafael Lozano, incluye wn prema caligréfico de Novo; en 1925 intervene en la preparacion de las admirables Leccuras clisicas para nifios y, per Jos misroos afos,realiza antalegias de centes mexicanere bicpancamericanat (1923), de la poesia norteamericana y francesa modernas (1924), y de Lecturas hispanoa- imericanas (1925); enfin, en 1927 y 19.28 dire, con Xavier Vallaurratia, la re vista Ulises que iniciaba on Mexico la aventura de la madernidad lteraria empresa que consumaria la revista Contemporineos. Salnador Novo fue, ademas, proitor de ireratura en la Escuela de Verano y jefe del Departamento Editorial de la Secretaria de Fiducaciin Piblita, y vias por los Estados Unides y Europa, Posteri rmente 1 de- dicaria con gran éxito al periodismo en el que, con su rotable apilidad y alent, erearia cts y recurs ain en boga. De 1946 a 1952 fue jefe del Departamento de Teatro del Istituto Nacional de Bellas Arts. Este nuevo contacto cn el teatro y tus poblemas =e ls qe se habia inickado desde los afios del teatro experimental que biza sn genera cit anime su gusto por ese arte al que se ba entregado como autor, tradude, dire tor y empresario~ plenamente on los ultinos aias. En 1952 ingrei en la Academia Mesitana de la lengua y on 1967 recbid el Premio Nacional de Letras, La circunstantia, el bumorismo y ta desolacion, que Novo recone com temas con antes de su poesia, lo som también de sus emayes, y en su primer libro, Ensayos, ait se juntaban éstos con sus poemas. Mas tarde su pesia encontraria, con gran fortuna, e ema amarate, para dejarnns algunos de los mas bondos, sentidas y perdurabls poemas; ‘ago te aplaria en ta ita, pn a pace, 0 iria emrareionda hasta cack desparer, Emays 0 artculs-ensayos, por el cntrari,excribiria Novo constantemente, ya lt de intencin literaria de su primer libro y los gue forman el voluman En defensa de lo usado, ya las agradablesnotas de viaje o ya os relates deseriptivos come El joven y fa Nueva grandleza mexicana. Y si como poeta remuncié a la confesiin sentimental, camo prosista ha renunciado también a las decoraciones retiieas para conquistar, en cambio, uno de ls etilos de mayor economia verbal, de mds universal cfcacia y de ont ‘ontagiosa originalidad. EL encayo mexicano moderna 407 Ewavos Enya, 1925 (prose y verso) La edeacnIteraria des adolescents, Y928E ern, 128 Return cet, 192B.-Jalie Acoacin, 1933.~Canto a Trea, 1934.mContinnte vac Via 4 Sadamiria, Nusltie, 1935.~Ev dfenca de be wisdo, 1938.-Nuene grandee mexicana, 1946, 1986-Eite dr igen, 19S1—Las ave en le pucia catellne, \9S3—E) teatro ines, 1960--Lere enidas, Xalapa, 1962Toda la pres, 1964 (Nota de Emmanuel Carballo) DE LAS VENTAJAS DE NO ESTAR A LA MODA Nunca se siente més el encanto de ignorar la actualidad palpitante que cuindo se enferma uno 0 se va de la ciudad. Ambas situsciones alejan al su- ito de cines, periddicos y calles concurridas, en las que nunca falta un esca- parate con libros y otzo con trajes, tan diversos del que trae, que lo exhor- tana tratar de obtenerlos. Las enfermeras y los campesinos no cambian de aspecto. Son un regreso a la quimica y a la botdnica, aquel retorno a la na- turaleza que recomiendan como cura prudente los sabios en épocas de com- ploados tintes, Se vuelve uno personaje de novela ejemplar. Las gentes que loasisten llevan nombres que ya crefamos muertos y los llevan con gallar- dix Anarda, Clorila, Partenio, Fills. Se escucha en las tardes el dulce lamen- tw de dos pastores, se lee a Valle Inclin y la murga toca cosas de Arditi. Azarece de repente la luna de todos los romanticos en su cartén con goma yes completa la escena. Las lejanas estrellas no lanzan manifiesto alguno subversista y, cuando mucho, espolvorean su yeso azul sobre un paisaje que scha quedado en Ramos Martinez sin alcanzar las exuberancias de Diego Rivera. Para que nada falte, suena la esquila.. Pero en la ciudad équién se atreve a esto? Sancién que no figura en el ‘cédigo es la sonrisa lateral de quienes os escuchan hablar de cosas atrasa- dss, 0 vestir un mal traje, 0 confesar que no entendéis el wltimo «ismon. A aslquier rama del érbol social a que os halldis prendido, si vivis en la ciu- ‘id, disfrutando de sus conocidas ventajas “los camiones, Ia luz eléctrica, el teefono, las novelas francesas, el empleo piiblico, el bao turco, debeis gar a la civilizacin el tributo de estar enterado de sus tiltimas manifesta- ‘ines y de saberlas discutir pulcramente. Si sois mujer, debeis vestir de or- ‘gndi, raparos el cuello y masticar chicle, amén de otras obligaciones comu- tis a todo ser ciudadano, como asistir a los estrenos semanales del cine, it ‘de cuando en cuando a un concierto de musica clasica, y enteramos de la prensa del dia. Si sois un hombre de sociedad, sospecho que vuestras ob] ‘geiones diarias son siempre nuevas y complicadas. Consistirin, principal- mente, en llevar impecables las puntas del traje y las del pelo, en que no os bale Ia nariz en los bailes, y en tomar ef té sin azsicar, con limén, con ere- 1m, sin sandwiches, 0 como se use. Deberéis también enteraros con minu- Gotidad de la pgina social de los diarios, en la que se da cuenta de falleci- mentos sensibles, felices nacimientos, elegantes matrimonios y distingui- 408 José Luis: Martinez dos visjeros; para enteraros de todo lo cual necesitdis pulir vuestro talento, cepillar vuestro traje y escoger vuestrafelictacién. ‘Supongamos que sois esa cosa que llaman diletante; que os da por todo; ‘que vuestro mérito consiste en saber un poquito lo que es la miisica, ovo poco lo que ¢s la literatura, tantito lo que es la pintura y otro poco lo que es fa escultura. Entonces, para quedar bien delante de los especialistas, tens uc distinguir, con erudicidn, la musica clésica de la romintica y de la mo- derna,'y confesar que os gustan los rusos por encima de los alemanes, que suelen ser sordos 0 dejarnos, y que Mussorgsky esté por encima de Stra- vinsky, y naturalmente por debajo de Amani, cuya Ave del Paraiso sobre una cascada 0s gusta tanto como el Didlogo entre dos miguinas de escribir y un glo, ‘de Erik Satie; pero menos que Fuegos atficiales en uma tana verde y Fragments ‘en forma de pera, de no recordais si Niemann, cl alemén. Claro estd que ya no se debe mencionar a Debussy. Si la conversacién se desvia por veredas literarias, Cocteau, Morand y Max Jacob «sientan» bien. Un poco Blas Cendrars, pero ni por equivoce ccidn ese mastodonte de Victor Hugo; pues entre Notre Dame y la Torre Eiffel hay su diferencia. Luego hay que disertar, por supuesto, sobre Apo- llinaire, sobre cl PEN Club y sobre el Museo de las Letras. Mas ya esté mal hablar de Manuel José Othdn, de Rubén Dario y de José Asuncién Silva, y ‘mucho mas de los anteriores. Revelarfa que ands atrasado de noticias im- portantes, Si se habla de pintura, ¢s necesario decir que encontrdis, en los cuadros nuevos, frente a los que os pardis en éxtasis, «muy bien resueltoy el trazo cacmirable» el colorido y «estupendo» el volumen. Es, ademas, indispensable para todo hombre enterarse de y discutir to -dos los escindalos sociales recientes. Esto ¢s mas fécil porque se les ew ccuentra en los periddicos. En el campo no sucede todo esto. Tampoco en los sanatotios. Vestis traje que mejor os plazca, habldis con quien os acomode mejor y no tratis temas escabrosos. No os exponeis, ademés, a que Yvuestro interlocutor o: Neve ventaja en las noticias del arte, Claro esti que a vuestro regreso a la civilizacién vais a encontrar las co sas muy cambiadas. Os habran legado veinte vokimenes que tenéis que leer. Los pintores habrin pintado més cuadros, cuyo sentido es necesario que ov expliquen. Habra debutado wn pianista muevo con misica ultraviole ta. Vuestto primer deber cs mirar las notas de sociedad, Bajo la cabeza «res tablecido» se encuentra vuestro nombre en un parrafo de bienvenida com prometedor. Os ha pescado de nuevo la moda. Tenéis que haceros ropa y cerucicin; empieza el martirio del diletante... ‘Si Manuel Acufta ha contradicho a Fray Luis (dos sefiores que ya no s citan) en la vida campestre, yo os aseguro que no tenéis otra escapatoria: EL ensayo mexicano moderna 409 hospital o la casa de campo. Acaso quede también el suicidio; pero habrian de hablar tarbiea las notas de sociedad io a Gt Paseyn, México, 5. pp. 79. ANTOLOGIA DEL PAN El pan, segs la Biblia, resulta ser tan antiguo como el hombee mismo. ‘Addn, vegetarian al ser echado de su huertas no aslo fue condenado a gr tarlo con el sudor de su frente, sino que iba en lo sucesivo a alimentarse de carnes ~caza y pesca para tragar las cuales necesitaba acompadarse de pan, tal como nosotros. Las frutas y las legumbres pasan sin él, Mas para aque las constantes excursiones de nuestros abuelos prehistricos, como para las ruestras, era bueno llevar sandwiches. Toda pena es buena con pan. Y el gqe tiene hambre, piensa en él. Lo comen las personas que son como él de buenas, Calma el llanto. ¢A quicn le dan pan que lore? ¥’ las personas sine ceras le Haman por su nombre, y al vino vino. Bl pan es sagrado, «@Manha?, équé es esto? Es el pan que se cuaie tomo de nosotros, mejor que en ls trigales» Antes, Lot (Cina, Il) hizo una fiesta we hizo pany. Y Abraham, cuando recibio a los angeles, ordend a Ia dligente Sara (Getess, XVI) que preparara panecillos Porque en la Edad de Piedra, aunque hacfan panes, quedaban muy du- 10s; yno eran de trigo, sino de bellotas, como los que s¢ han encontrado en Wangen y en Robenhausen. Virgilio consigna cl hecho de que los maridos molian el trigo mientras a las esposas, a cualquiera hora se les podia encon- ttar con las manos en la masa (Cargias, I, 267), Se asombraba Herodoto de «que los egipcios, que llevaron a grande peefeccidn el arte de la panadetia, amasaran la harina con los pies y el barro con las manos. En Epipto nace la distincion, que prevalece en México, de las clases sociales por las de pan que consumian. Los primeros pambazos los comieron los esclavos y el pan Blanco los ricos, como hoy. Tambien los cocoles naciezon alli, Nos lo dice Barger y lo nfma esol que os dezoraysazona ero panaderfas pablicas no las hubo hasta cl ao de 16 trafa en Roma el fe? de su autor, Mas las caprichosas oe x EA ae ellas las pompeyanas, preferian seguirlo haciendo en sa casa, acaso porque sabfan que eran, hasta el tiempo de Constantino, los esclavos y después fos Indrones y los ctiminales, quicnes lo hactan. El pan no armoniza con ciertos guisos ni con determinados liquidos. Por eso a las personas inarmeénicas se les llama epan con atoleny es prefer ble comer toxtilas con los fajoles y piloncllo con el tole, Tal hacian los in- dios, y todavia no aceptan el pan. Es sagrado, he dicho, y es eat6lico, Con- 410 José Luis: Martine formindolo de diversas maneras se celebran fechas notables: as roscas de reyes, el pan de muerto, y luego las torrijas y la capirotada y los chongos. El pan es inseparable de la leche. Si incompatible con el atole, es indis- pensable con el chocolate o con el café con leche. Nifios y viejos lo bendi- cen porque se reblandece mojindolo en «sopas», No es menor su interés l- terario, En qué novela con calabozos no aparece, con wn jarro de agua, un pan duro? ¢En qué novela con altruismo no se habla de los mendrugos o ‘le las migajas y no se dice: unos arrebatan el pans? €Y el amargo pan del desierto? ins En la Nueva Espaia, por la ordenanza de tendetos dada por el sefior Virrey Marqués de Guadaleézar en 17 de agosto de 1619, ¥ ¢ecutoriads por la Real Audiencia en 13 de enero de 1621, se dispuso que «en las ticn- «las se puede vender todo género de bastimentos, matz, lefa, carbén, jabén, pan, aziicar, miel, cacao, vino, vinagee, aceitunas, queso y todas legumbres, pescado, tocino, manteca, menudo, con postura». En 1718 aprobd el Mar- ‘qués de Valero nuevas ordenanzas de la Fiel Executoria y mandaba en ellas ‘aque los panaderos se matriculen dentro de tercero, pena de cien pesos». «Que pongan marca en el pan, pena de diez pesos» (el feit romano), y aque separadamente se amase el pan floreado y pambazo», «que todo pan tenga pintadera y separada la del pambazo, y no teniéndola, se repute por pambi- zo». «Que el que amasare trigo pelén no amase candeal ni el bizcochero sea panaderon.. En la Ordenaneor del pan de 5 de febrero de 1580, dada por el Virrey Martin Henriquez, se manda que ninguno sea osado de vender pan en sa casa ni puiblica ni secretamente, sino en las plazas y partes publicas donde se lleve luego que se saque de! horno, pena de perdido el pan, y diez pesos aplicados por cuartas partes, por Ia segunda doblada, por la tercera priva- cid de trato y destierro de un afio. (Asi las penas. Si espaol, multa. Si negro o indio, azotes y publica ver- ptienza.) De estas ordenanzas result6: 1. Que los espafioles se hayan especia lizado en las panaderias, por privilegios legales y por gusto racial, y Il, El refrin «Se vende como pan caliente», ya que el pan se vendia caliente, [En nuestros pueblos, coloniales ain, el pan se vende en plazas, en grandes canastos. Todavia las familias, en las «colonias», tienen su panade- to predilecto, aquel que constituye €l flirt de las criadas y el regocijo de los ninos, el flirt decorativo que lege a las cinco de la tarde, cuando ellos vuel- ven del colegio, con su gran bandeja de chilindrinas, hojaldras, violines, hhuesos, cocoles, monjas, empanadas, roscas de canela, cuernos, chamucos... Las teleras —bolillos y virotes, segsin la regidn= que consumimos usual- mente en la mesa son adecuadamente grandes; parecen encerrar, ademés, en su forma de pufto cerrado una sorpresa. El pan rebanado, americano-el ppan que usted comeri-, ya se sabe que nada encierra. ((Oh razas blondas gue procedéis por partes, por pisos, por afios, por capitulos, por tajadas, EL encoyn mexicano moderne 4n por estados!) La telera y el bolillo son aristocriticos, totales ¢ individualis- tus, Nadie que se respete se comera delante de gente una sobra de bolillo como se come una rebanada de pan. Y decid, francamente, éno hallais pre- fables las torcas compuestas a los sandwiches, aun los pambazos compues- to? {Oh terror de las huelgas de panaderos, terror de comer pan frio o de «pe les ocurra en casa hacer pan! Tal es el inconvenient de los dias fest vs. Andardn por las calles, confundibles con albaitiles ~la diferencia esta en Jos huaraches y las alpargatas-, los panaderos, disfrutando su libertad. Los espafiles, con sus blancas batas de médicos y sus gordas caras de én- gles barrocos se desesperarin de inaccién. No se shallan» sin la prisa dle stender a los gritos corales de las criadas, de lenat, misiGn santa, su misién éellenar de pan las canastas rafdas. Mas ya aparecen casas americanas que reparten pan en automévil: tos- tudo y de pasas ~ipoca imaginacisn nérdical-, para todos los usos. Aquellos grandes surtidos de bizcochos para la merienda van desapareciendo. En los cumpleafos ya se parten birth-day-cakes, Bl té substituye al chocolate y se toma con pan tostado © con pan de pasas. Los bolillos, grandes trigos, ce- din su puesto a las monétonas rebanadas. México se desmejicaniza. Con su pan se lo coma. Ensayer, México, 1928, pp, 26:9. EN DEFENSA DE LO USADO Una de las més deplorables caracteristicas de nuestra época es la de no per- nitimos gozar integramente de ninguna cosa, persona, ni situacisn. Ape- ras adquirida, un nuevo modelo con mayores ventajas viene a tentar nues- ‘t= mutable ambicidn y nos incita a abandonar el no agotado placer de un ilo, de un coche, de una corbata, de una casa, trocindolos por aquel que costenta la novedad de convertirse en cama mediante un dick artritico de su atiento trasero; por aquella dotada de clima artificial, o riel de seda, 0 lineas niepres. La produccidn en serie nos arrebata bruscamente un afecto que apenas empezaba a fructficar en el ajuste tibio de nuestra persona, nos qui- tt de las manos el juguete y nos deja ante el enigma de uno nuevo, fo, ‘yas luces no sabemos bien cémo se encienden, cuyo dutch no obedece ruestra anterior coordinacin motriz ~y vuelta a adaptamos, para que unos nneses después el fendmeno se repita. En este sentido, la época de la propiedad privada fue mds dichosa que Jnnuestra. Las gentes tenian su piano, sus muebles, su mujer, su caballo ~y les duraban todo el tiempo que sus nimios cuidados se encargaban de pto- kengar. En una verdadera «calidad» (que la publicidad moderna ha despoja- 412 José Luis: Martine do de todo sentido como palabra) ponfan nuestros antepasados un empefio inicial al elegir aquellos abjetos de uso diario y moderado de que rodeaban su pacifica vida. No habia el riesgo de que un cambio de lineas en la co- rriente de unas modas lenta, organicamente evolucionadas y circunscritas ¢ la ropa, les dejara stibitamente anticuada a su seflora, ni a la cama en que donmiatscon su efor Bastaba que vail, bg esilenci, eres yensee ran buenos, resistentes y decorosamente presentables. 2 pe a ae ed vn ris ue vera mags, EW libro més a mano le pueden explicar a usted todas las terribles implica: ciones de la TOMER Indl para una clase productora que bajo ¢ feudalismo mantuvo el privilegio de su tallercito privado, en el que hacia ¢ mano las cosas, las hacia bonitas y buenas, lograba desarrollar un valiose tmor por su fo, era llamado maestro» y no habia cdo, basta qu aps recieron las mquinas, bajo la férula del «maestron de un taller colectivo y Seo a gy no occ, sno ol anes lo Fab nget Pe libros y lideres, preocupados por salvar a la humanidad, parten, en sus ex pester tl ‘aos, de un principio compasivo hacia las masas explotads ‘que, al crecer en vehemencia, cierra los ojos a la realidad de su sentiments lismo, cree prescindir de él por completo, y cifra la felicidad de todos los hombres en que todos los hombres coman dietas racionales, cientificas y suficientes; vistan trajes revolucionarios, précticos y uniformes; habitea moradas estindar y practiquen formas mondtonas de satisfaccién de todos sus instintos i libros ni lideres, por iluminados que parezcan, toman en cuenta otto sohiis deena aos pase seh de invertrelesquema de su distrib cidn de la riqueza. Lo que les ierita de las méquinas no es que existan, sino {que permanczean en manos de sus duefios; que sean unos cuantos los qu ‘ean sus arcas repletas del oro sudado por miles de camaradas al pie de lis tmiquinas; colmados sus clésets con los trajes de lana artificial teida por obreros que visten mezclilla; apoltronada su obesidad en ocho cilindros ar | mados por atléticos comparieros asalariados que llegan a la fabrica en det veneijaclos camiones. Y, miradas atentamente las cosas, esto que les ira ‘no es lo més ireitante de las mAquinas. A mitad del camino que va del estructra a le superestuc oe Jo que es desnudamente hambre y lo que es elevacidn espiitual, - rasthan venido a tender el puente inexorable de sus abrumadores produc tos, y el resultado es que hemos todos de atravesarlo, sin que este ya male cn libertad de quedarse en una u otra orilla, o de salvar a nado la distanca centre sus deseos de escuchar musica y su placer de ejecutarla en un piano aque ht mola y el hbo deseo de oe Londees, Shanghai y Austelia han sustituido por un Phila de doce bulbos. MMientas la biologta nos manda trabajar en el puro sentido de empl nuestras energias transfornindolas en placer ultimo ¢ individual, stl per El exsayo mexicano modern 413 ello slo, lo util econémico-social -este absurdo de la légica materialista~ es el monstruoso cngendro industrial de una doctrina civilizadota que aspira a olvidar que en el universo la identidad de A con A es una abstraccién des- ‘mentida a cada paso por los hechos, los objetos y los fenémenos; que el tra- bajo no biolégico, no vocacional, a que se fuerza a los individuos en nues- ta sociedad mecanizada, le es a cada uno de ellos tan ingrato y repulsivo como le ¢s innecesaria y ficticia la felicidad y el placer colectivos que libros y lideres pugnan por garantizarle, con la conquista de una semana de veinte horas de trabajo, salatios elevados, vacaciones, congresos sindicales ~y la obligacién de consumir trajes, automdviles, radios, peliculas y conferencias colectivas. Lo irritante de las maquinas no es la forma como estén administradas has fabricas que integran. Bajo la mano despiadada de una corporacion capi- talista, como cooperativa, 0 como parte del revolucionario engranaje de un Gosplan que predetermine su rendimiento (y fusile por trotskistas a quie- ‘es, destinados biolégicamente a desarrollar un trabajo de jardineros efica- ces, sean puestos a trabajar en una miquina despepitadora que «sabotearm al descomponerla), lo lamentable es que pretendan igualarnos en una felicidad utltaria con sus productos, que cada vez elaboren objetos més perfectos, iis desvinculados de nosotros, mas «en lugar nuestro». Porque aparte de limitar cada vez mds nuestra actividad, impidiéndole a un organismo hecho para adaptarse al frio, al viento, al sol, hacerlo directa y gloriosamente; y otorgindole en cambio, por médico precio, rayos ulteavioletas en la alcoba, ‘masajes técnicos y calcetines de lana, las cosas nuevas y excelentes han lle” vado su dafio hasta el espfritu, engendrando en él una verdadera psicosis insensata de posesién y persecucién de lo superfluo-individual que pasa por ser lo uti-colectivo. Y cualquiera que sea el resultado final de la lucha de clases, tanto quienes ahora las poseen como quienes las manejan ahora; quienes manana las administren y las hagan funcionag, tendrfan la culpa de ue las miquinas hayan destruido en el hombre el sentido de lo perdurable Lo cual, incidentalmente, ha venido a crear el secundario, pero primor- dial, problema de los objetos de segunda mano. Las divorciadas, los auto- rméviles, los trajes y los zapatos quedan en tan buen estado de uso cuando 4os abandonamos por los del ultimo modelo, que serfa insensato destruirlos por el simple hecho de que a nosotros ya no nos sirven, Hubo siempre uien se resignara a lo seand bet, pero esta apreciable porcién de la humani- lad que ve da a sf misma razones muy convincentes para colgar en su sala un sarape de Saltillo, en vez de un tapiz persa, nunca tuvo, como hoy, ‘mayores oportunidades de satisfaccién. Sus oportunidades nacen de las que los mis ricos, 0 més ingenuos, desperdician, victimas premiosas de una psi- «osis de inauguracién, al prescindir de la nuez apenas desflorada su céscara. Coleccionistas y anticuatios escapan a este amplio grupo de comprado- res de cosas de segunda mano, porque lo que cellos buscan son libros, cua- 415 a4 José Lais Martinez EL ensayo mexicano moderno ’gien mira con tan injustificado desdén aquella otra que le monda la fruta, soesté necesariamente compuesta por entes incapaces de estrenar, sino por vidios que dercitan su voluntad, mien so convenieniaapuardan su >portunidad, aprovechan a experiencia ajena. Y suelen integrarla personas suy distinguidas. El rey Eduardo VIII, por ejemplo. dros, objetos de arte: es decie, cosas que no sirven para nada, Los liga sin embargo con él, sin que lo perciban unos ni otros, un hecho inherente a to- dlos los objetos de segunda mano, ya sean stiles como un incunable o ua Goya, 0 serviciales como un Cherrola 1934 0 unos Florsheim adquitidos en 'a L.agunill: el calor humano de los anteriores propietatios, manifiesto on las huellas digitales que ostentan sus hojas, en el cémodo hundimiento de 4os cojines anteriores, en Jo amoklado que esté el calzado 0 el trae alas pe culiaridaces de una anatomia de pobre a quien cualquiera le sienta bien, Sin saberlo, sin advertirlo, anticuarios y compradores de objetos de segunda mano se la estrechan en la busqueda de una huella humana que esté ausente ke los productos mecinicos nuevos, pero presente ya, tibia, familia y satis factoria, en los usados. Cuando el artesano creaba a mano sus obras, traba- jaba por ello en el mejor sentido bioldgico y vocacional de su aptitud, se ex- presaba al hacerlo y comunicaba a su creacién un anhelo de inmortalided ue la hacia perdurable, grata, bella, inmediata e imprescindiblemente itl para aquel espiritu afin al suyo que al adquirirla la comprendia y la atesors- ha, orgulloso de poseerla permanentemente ¢ incapaz de desprenderse de clla por otra mas nueva. Todo lo contrario ocurre ahora que las cosas ls hacen no los hombres, sino las maquinas. Puestos a ver quién gana, con un impulso uniformemente acelerado, hombres y maiquinas compiten én supe- rar, éstas, su produccién de novedades superfluas; aquéllos, su capacidad de ‘consumislas conforme aparecen en el mercado. Y lo malo es que los accidentes en las carreteras, los disparos y otros varios recursos de que dispone la técnica moderna pata absorber la sobre- produccién de eényuges y coches ven frustrada su clicacia por un cortelati- ve progreso en la construccién de los caminos, la adopcidn de frenos en as cuatro ruedas y la cirugla de urgencia. La Justicia inmanente conspira con- tra el afin destructor de los estrenadores, y se muestra fiel aliada de los amantes de lo usado, Son éstos ~sensatos, conservadores~ quienes desde- fran la efimera flor y aguardan el sazonado fruto. Bien saben ellos que un coche de segunda mano puede ya salir a todas las carreteras, desarrollar toda la velocidad que alcance a imprimirsele; que sc le puede cerrar la ee prea para que no gaste tanta gasolina, y que no importa una abolladura més en sus ya Varias veces martlleadas salpicaderas, Y consideraciones ~y ticticas~ muy semejantes valen para cualquier otro objeto de medio uso, En conclusién, sigue riendo mejor aquella paste de la hurmanidad que lo hace al ultimo, la que lleva en los hombros un traje originalmente ajeno, en €l cerebro una doctrina de segunda mano; la que habita una casa cuya ya desaparecida humedad confiris su reumatismo al ansioso que la estrend, y escucha en ella un radio 1933 tan bueno, pero mucho més barato, que el 1938 que el vecino esti pagando en angustiosos abonos: porque, al fin y al cabo, él y su vecino van a ofr exactamente las mismas tonterias. Y esta sensata parte de la humanidad que disfruta los objetos usados, y En def dela wade y srs ema, Esitorial Polis, México, 1938, pp. 5-14 im jaa sqyaim sleet hiner: ol wp eee alloype ethos obesinasjas nt ino mae FOR nm naira ccna aOR YY HOD oriseMAEC He te nbENaige aonsinsenee ae eobim Bewwciiw we atic sap: ach ate.ricm abet mals Manip secon ab astm ocr, skagen tog NN ohasaubi! > A acboappily ed oa i ae i ‘ sic, ah a \ sot Madera corte 5p aaa sab ad 3 etanlés cob Snead? te fs sono a mr ate, laa 5 me Capes 6 aldkewos gu comer wall mee wy onze slnuree ab aor ac a chaiagha wade cn © MOY wine) oe oD cE jmoore goto emutens aol b> coicrmucl ice te xitonget at it cansiendbewd abcite ta a> anor ese nasties “agp clad sallouel sal fq eal srt fc ba to Ai ay fecbcee ol retinas evra 2H Fa rt eon ol exzplen img. @ mids Sh thence wre ab rbubsicy aheagpe oh tio ob erature te ne oleae git ti acre emer ed ws aster sl. 5¢ ont fae (util ab ay Steesaang okay als tigen scene eed > is an os «wt ea sa.) colt a n> ato Baily ie ab anetoraeny ¢ onigblais obitarme wigan Ss alts yor aciat tae ok ode i rome al neces f Chica a acne aon atic hig vs ¥ ae vatican 6) ome goed mol art mesa fo caine: tiophrn y radaind .abcrasoe aims Calueye cps ue wtp atteepie banc ob wasabi) te ates 223 ee ed paimaggts aol erratancs af te somabinne oop es oli ol °C Bandon of gach enacy irra) 1 sexi sun ab atime aie oo ms om aks we sbacath ray wael x cayayeo cs MAb, rs mace ab nooo ab coniaur aol ais sbi ewantanee wl me onsen ov p niga strcaween emiteul L erisgr gana At ours mats ‘ob diva [5 eetcauer 2% gerade: so ab omintea sig fs ori b sonny “crt veseica cexmenerss~ nomak to cen: ol kn eatharet ups aol tie “eatin churn I manage voll xis al melt Malloraash erie él when eile se sks ocam eewzse oy afb Jere aren hour =i ay anp alaetininion a ams isp bows aber asthenia: obew as cbc ab serena ae 28} fof gr betucssrved 3 srr slimes stam Bolt eage née 3 sie simaerlangne aes) mic iced wok yer eal) ah at ames em new andadd ay: A) uname aici 3b eqroub sive sodiaws ty dems a sip oeoiare lk uceae tatty ae Solin Usk nud socralipacsh: fs an oti chin otter cry card vk) FEOL olbex s ahts oh ecm Werle, ,samcq ost crormrae: 0 abvosgy A> Henan Te sup. 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