Você está na página 1de 56
t CARLOS BERMAN LEO HUBERMAN - SYBIL MAY El A. B.C. del socialismo Coleccién Monthly Review Wa VORGE ALVAREZ EDITOR Fe p t Taapveror: Ropouyo B. ARmcoRsiaca ‘TAPA? IGNACIO ACHA SUPERVISION GRARICA: A. L015 © s0noe Auvanez mpiron TALCAMUANO 485 ~ BUENOS AES HCHO HL DEPOSITO DE LEY UNPRESO EN ARGENTINA = PRINTED IN ARGENTINA Prefacio Lo UNIGO que los norteamericanos, en su gran mayoria, saben acerca del socialismo en, que no les gusta, Han aprendido a ereer que el socialismo solo puede ser ridiculizado por impractico 0 temido como un instrumento del demonio. Esta situacién es perturbadora. Constituye un error desoartar o condenar un asunto tan importante sobre la base de las nociones harto superficiales y torcidas gue tienen hoy dia tan amplia difusién en los Estados Unidos. El so- Gialismo es un movimiento mundial. A Jos mi- ones de seres que lo odian en nuestro pais se ¢ontraponén los millones que viven en él en otras naciones y que lo saludan alborozados. Jamas una idea ha cautivado Ja imaginacion de tanta gente en lapso tan breve. El cocialismo es ya el modo de vida de mas Ge-doscientos millones de seres humanos, que habitan la sexta parte de la superficie terres- tre. A ritmo acelerado va constituyéndose asi- mismo en modo de vida para otros seiscientos millones de personas, Estos dos grupos sumz- dos conforman casi un tereio de la poblacion mundial. Resulta entonces deplorable que, para muchos norteamericanos, el socialismo no sea otra cosa que una mala palabra. Antes de decidir si el ‘ocialismo es bueno 0 malo, si debe ser comba- tido 0 apoyado, es necesario que se lo compren- 7 “da. Ayudar a Jograr esta com) prension es | fnalidad del presente ensayo, Primera Parte Gialismo, sus mis grandes pensadores y las en: _ Sefianzas de éstos. Entre ellos se detacan hol A 8adamente Carlo Marx y Federico Engels como Jas figuras més importantes y de mayor influen- cia en el desarrollo de la doctrina soeialista fun: damental, Su concepto del socialismo, que ha bervivido y es hoy la piedra fundamental del Piovimlento en todos los continentes, constituye Ta base de este ensayo. Una palabra de advertencia: el euadro que agui presentamos es crudo y franco. Causaré €spanto a algunos lectores ¢ indignacién a otros. Lo cual es previsible, porque siempre constituye un rudo golpe el ver las creencias y posiciones personales enfrentadas a un desafio tan directo. Hl lector sagaz esperar’ a leer la totalidad del trabajo para extraer cualquier conclusién defi nida sobre la filosofia socialista, Cabe recordar, por iiltimo, que ésta eg una introduceién al socialismo; tm boceto. de sus Imeas generales y nada mas. La literatura co bre el tema es vasta, y los lectores interesadas no habran de contentarse con este A-B-C, sino ‘ue Pasardn Iuego a los muchos otros trabajos gue abordan el tépico con la profundidad: que merece. ae El material que presentamos ha sido conden. sado de mi libro The Truth About Socialism, ¥ editado, por Sybil H. May. Lro Huberman Anilisis socialista del capitalismo T. LA LUCHA DE CLASES ‘Los senus de todas las regiones —sean icos © pobres, fuertes 0 débiles, blancos o ne- 8, 9 amarillos, o cobrizos— deben producir distribuir las cosas que necesitan para vivir. HI sistema de produccién y distribucién de los Estados Unidos se llama’ capitalismo, Mu- otros paises del mundo tienen el mismo istema. : Es Para producir y distribuir pan, ropas, vivien- das, automéviles, radios, diarios, medicinas, es- ‘quclas y todo lo demas hay que contar con dos elementos esenciales: 1. Tierras, minas, materias primas, maqui- nas, fébrieas —o sea lo que los economis- tas aman “medios de produccin”. 2. Trabajo —es decir, hombres que apliquen su fuerza y destreza sobre y mediante los medios de produccién, para claborar los articulos necesarios. En los Estados Unidos, como en otros paises €apitalistas, los medios de produccién no son de propiedad piiblica. La tierra, las materias Primas, las fébricas, las maquinarias, pertene- ‘€eu 2 individuos que son los capitalistas. He ‘aqui un hecho de tremenda importancia. Por- qe el ser 0 no propietario de los medios de Nueva York, mayo de 1953 5 produccién determina la posicién de cada uno en la sociedad. Si pertenece usted al pequefio nticleo de propietarios de los medios de produc. cion —la clase capitalista—, no necesitaré tra- bajar para vivir. Si pertenece al vasto sector de los que no poseen los medios de produccién —la clase trabajadora— le sera imposible vivir, a menos que trabaje. Una clase vive de la posesién; la otra clase vive del trabajo. La clase capitalista obtiene sus ingresos empleando a otras gentes que trabajan para ella; la clase trabajadora lo obtiene en forma de salarios por la labor que ejecuta. ‘Toda vez que el trabajo es esencial para la produccién de mercaderias que necesitamos para vivir, podria usted suponer que aquellos que lo realizan —la clase trabajadora —reciben una excelente retribucién. Pero no es asi. Hin Ia 60. ciedad capitalista, los que obtienen la mayor retribucién no son los que trabajan sino los que tienen la posesién. La ganancia impulsa los engranajes de la sociedad capitalista, El buen hombre de nego- cios es el que paga lo menos posible por Io que adquiere y reeibe tanto como puede por lo que vende. El primer paso en el camino hacia las grandes ganancias es reducir los gastos. Uno de los gastos de la produccién Jo constituyen los salarios del trabajo, Interesa por lo tanto al empleador pagar los salarios mas bajos po- sibles. Y del mismo modo Ie interesa obtener de sus trabajadores la mayor cantidad posible de esfuerzo. Los intereses de los propietarios de los me- dios de produceién, se contraponen con los de los hombres que trabajan para ellos. Para los capitalistas, la propiedad ocupa el primer Ju. 10 ‘ar, y la humanidad el segundo; para los tra- ~ hajadores, la humanidad —es decir, ellos mis- mos— tiene importancia primordial, y la pro- piedad pasa a segundo plano. He ahi por qué, en Ja sociedad capitalista, existe siempre conflicto entre las dos clases. En Ja guerra de las clases ambos bandos ac- ‘tian como lo hacen porque estan obligados a ello. El capitalista debe tratar de hacer ganan- cias para seguir siéndolo, El trabajador debe tratar de obtener salarios decentes para sobre- vivir. Cada uno de ellos solo puede triunfar a expensas del otro. ‘Toda la chéchara sobre la “armenia” ontre capital y trabajo carece de sentido, En la socie- dad capitalista no puede haber tal armonfa, porque lo que es bueno para una clase es malo para la otra, y vieeversa. En consecuencia, la relacién obligada entre los propietarios de los medios de produccién y Jos trabajadores dentro de la sociedad capita- lista, es la misma relacién que puede haber en- tre el cuchillo y la garganta. 2, LA PLUSVALIA In la sociedad capitalista, el hombre no pro- duce cosas que necesita para proveer a sus né- cesidades; produce cosas para vender a otros. hombres. Anteriormente producfa articulos para su propio uso; hoy produce simplemente ar- tioulds para ef mercado. El sistema capitalista se vincula con la pro- duecién y el intercambio de mercaderias. El trabajador no poses los medios de pro- duecién. Le es dado vivir solo de wna manera: alquilindose por salarios a las érdenes de aque- u los que detantan aquella posesion. Acnde” mereado con una mereaderia més para vender _ sti capacidad de trabajo, su energla productiva. Eso es lo que el empleador le compra. Por es0. le paga salarios. Bl trabajador vende su mer- caderia —capacidad de trabajo— al patrén, a cambio de salarios. : 4Cuanto salario podré obtener? 4 Qué es lo que determina el nivel de sus salarios? Z La clave de la respuesta reside en el hecho de que lo que el trabajador tiene para vender eS tha merecancia, Bl valor de su capacidad de trabajo, como el de cualquier otra mercancia, esté determinado por la cantidad de tiempo de Tabor que es socialmente necesaria para produ. cirla. Pero como la capacidad productiva del trabajador es parte de si mismo, su valor equi- vale a los alimentos, ropas y vivienda que le son necesarios para la vida (y para formar una. familia que perpetuard la disponibilidad de fuer- za productiva). En otras palabras, si el propietario de una fabrica o de una mina precisa contratar cua- venta horas de trabajo, deberd pagar al hombre — que ha de realizarlo lo suficiente para vivir y para procrear individuos capaces de ocupar su lugar cuando envejezca o muera, Los trabajadores obtienen entonces, a cait- blo de su energia productiva, salarios de sub- sistencia, y en algunos paises también el exec. dente neeesario para comprar una radio, una. heladera eléctrica o una entrada para el cine de vez en cuando. ‘Ahora bien: esta ley econémica de que los salarios del trabajo tienden a ser meros sala- rios de subsistencia, jsignifica que la accién politica y sindical de los trabajadores es esté- 12 ‘No. Decididamente no. Por lo contrario, los abajadores, a través de sus sindicatos, han logrado en algunos paises —incliso los Estados Unidos— elevar sus salarios por encima del ‘minimo nivel de subsistencia. Y es importante recordar que aquél es el tinico medio de evitar “que Ja referida ley econémica se cumpla inexo- rablemente. 4De donde proviene la ganancia? . No es en el proceso de intercambio de mer- eaderias sino en el proceso de produceién donde encontraremos la respuesta. La gananeia que - pereibe la clase capitalista se origina en la pro- duecién. Los trabajadores, al transformar materias primas en articulos terminados han dado vida 4 una nueva riqueza, han creado un valor nue- vo. La diferencia entre lo que se paga al tra- bajador en salarios y la cantidad de valor que | @ ha agregado a la materia prima es lo que retiene el empleador. He ahi de dénde proviene Ja ganancia, _ Cuando un trabajador se alquila a un em- pleador no le vende lo que produce sino su ca pacidad para producir. El empleador no le paga por el producto de ‘ocho horas de trabajo; le paga para trabajar ocho horas, Bl trabajador vende su capacidad laboral por toda la extensidn de la, jornada de trabajo —di- gamos ocho horas—. Supongamos ahora que el tiempo necesario para producir el valor del sa- lario del trabajador es cuatro horas. El obrero no se detiene entonces y se va a su casa. jNada de eso! Ha sido contratado para laborar ocho horas, de modo que continta las otras cuatro horas. En estas cuatro horas ya no esta tra. 13 hajando para st mismo sino para él empleador. Parte de su labor es labor paga, y parte de la. bor impaga. La ganancia del empleador procede de la labor impaga. Debe haber una diferencia entre lo que se pega al trabajador y el valor de lo que produce. De lo contrario el émpleador no lo tomaria, La diferencia entre Jo que el trabajador recibe en salarios y el valor del articulo que produce se Hama plisvatia. La plusvalia es la ganancia que obtiene el empleador. Este compra capacidad productiva aun precio y vende el producto del trabajo a um precio mayor. La diferencia —phisvalia— ln emholsa él. 8. LA ACUMULACION DE CAPITAL Bl capitalista empieza con dinero. Mediante él, adquiere los medios de produccién y la capa- cidad de trabajo. Los trabajadores, por el em- pleo de su capacidad de trabajo y de los medios de produccién, elaboran mercancias, El capita. lista toma estas mereancfas y las vende por di- nero. La cantidad de dinero que obtiene al final del proceso debe ser mayor que la que tenia cuando empezé. La diferencia es su ganancia. Si la cantidad de dinero al final del proceso no es mayor que la del principio, no hay ga- hancia, y el empleador cesa la produceién. La Produccién capitalist. no comienza ni termina eon arreglo a las necesidades del pucblo, sino con arreglo al dinero. El dinero no puede multiplicarse si se man- tiene est4tico, ni por la mera acumulaeion. Solo puede crecer si ¢3 utilizado como capital, esto es, adquiriendo los medios de produccién y la 14 idad de trabajo para obtener asi particl- icién en la riqueza nueva que los trabajadores an cada hora, cada dia, cada. aio. Bs verdaderamente como una calesita, Hl ca- Pitalista busca mis y més ganancias para acu- Tmular mAs capital, medios de produccién y ca- pacidad de trabajo), de modo de lograr mas y mAs ganancias, para acumular asi mas capital, + de manera de poder... etc., ete. Ahora bien: el medio de aumentar las ganan- “tias consiste en lograr que los trabajadores Produzcan mds y més articulos, mas y mas ra- ido, y a costo cada vez menor. + Buena idea pero. .. ;cdmo realizarla? La res- _ Buesta ha sido (y es) la siguiente: maquinarias " y administracién cientifica; mayor division del "trabajo; produccién en masa; aceleracién; ma- Yor cficiencia de la fabrica; m4s maquinas; Mnfiquinas eléctricas que permiten a un traba- " jador producir lo que antes producfan cinco, diez, quince, veinte... Tos trabajedores que se tornan “innecesarios”” merced a la maquinaria forman un “ejército de "Yeserva industrial” que puede ir muriéndose Tentamente de hambre o bien contribuir, por su ‘mera existencia, a mantener a bajo nivel los " Salarios de los afortunados que poseen una ocu- pacion. __ Las maquinas no solo crean un excedente de Poblacion trabajadora, sino que modifiean ade- | mas las caracteristicas del trabajo. El operario mo adiestrado y mal pagado, merced a la ma- quina, puede ejecutar labores que antes reque- Mian especializacién y salarios mayores, Los chi- Cos pueden ocupar el lugar de los adultos... las mujeres pueden sustituir a los hombres. da competencia obliga a cada capitalista a 5 buscar la forma de producir a menor costo que’ tos otros. Cuanto mas bajo sea el “costo de st unidad de trabajo” mas posible le seré vender’ a precios inferiores a lox de la competencia y continuar haciendo ganaucias. Con la generali- | zaci6n del uso de las maquinarias, ei capitalista puede producir mis y mas mercancias, mas y ms rapido y a costo cada vez mas bajo, Pero la maquinaria nueva y perfeccionada que posibilita tal cosa cuesta mucho dinero, In- yolucta produccion en mayor escala que antes, ¥_ fabricas cada vez mas grandes. lin otras pala- bras, implica la acumulacion incesante de ca- y con mucho la parte mas aportante— es exactamente lo contrario: mo- nopolista, controlado y colectivista. La competencia, segin la teoria, era una gran toga. Pero Jos capitalistas descubrieron que la prictica no se ajustaba a la teoria, y que la competencia reducia las ganancias, en tanto la combinacion las aumentaba. A todos les intere- saban Jas ganancias. ; Por qué competir, enton- es? Era mejor —desde su punto de vista— combinarse. ¥ tal fue lo que hicieron en materia de pe- tréleo, aziicar, whisky, hierro, acero, carbon y. i pital. ~ | tina cantidad de productos mas. : Para el capitalista no hay opeién, La mayor | La “empresa libre y competitiva” ya habia Z ganancia la obtiene cl capitalista que utiliza los | petimido alla por 1875. En 1888 los trusts y | métodos técnicos mas avanzados y cficientes. | Por ello todos los capitalistas buscan el mayor: perfeceionamiento. Pero los perfeccionamientos | téenicos demandan mas y més capital. Para mantenerse en el negocio, para hacer frente a ~ la competencia de los otros y conservar lo que | i: Posee, el capitalista debe seguir expendiendo su | i capital en forma constante. E No solo quiere obtener mas ganancias para acumular ms capital y lograr asi mas ganan- cias, sino que se ve oBligado a ello por el sis- tema. Monopolios tenian una influencia tan avasalla- dora en la vida econémica norteamericana que ‘el presidente Grover Cleveland creyé necesario acer esta advertencia al Congreso: “Cuando | examinamos ia evolucién de los capitales fu- “sionados descubrimos la ewistencia de trusts, combinaciones y monopolios, en tanto que al ciudadano lucha detrés de la escena o se ve amenazado de muerte por un puiio de hierro. Las corporaciones, que deberian ser hijas reca- " tadas de la ley y servidoras del pueblo, se estan onvirtiendo répidamente en dominadoras dal pueblo”. Merced al casamiento del capital industrial : 7 Con el financiero, algunas corporaciones encon- Una de las engaiiifas mAs grandes que se le ~ traron la oportunidad de expandirse en medida hayan hecho al pueblo norteamericano es el | tan grande que hoy, en ciertas industrias, un aserto, siempre repetido, de que el nuestro 3 | pufiado de firmas elabora mas de’ la mitad de un sistema de “libre empresa privada’. “la produccién total, o casi toda ella, En estas Ese no es cierto. Solo una parte de nuestro | industrias, por cierto, el “tradicional sistema sistema econémico es competitivo, libre ¢ indi. | porteamericano de la libre empresa competiti- 4. EL MONOPOLIO 16 17 gacidn de determinar los precios. ¥ lo hacen. 63 fijan a los niveles que pueden proporcio- jarles el maximo de ganancias. Los establecen por acuerdo mutuo, o bien la corporacién mas poderosa anuncia el precio y el resto de Ja in- ‘dustria sigue sus dictados; también ocurre fre- cuentemente que los monopolistas posean las " patentes bisicas, y otorguen licencias de fabri- cacion solo a quienes estén dispuestos a some- terse a su imperio. H] monopolio permite a quienes lo practican Tograr su objetivo: hacer ganancias fabulosas. Las industrias competitivas hacen ganancias | en los periodos buenos y sufren déficit en los " malos. Pero esta regla no se cumple con las | industrias monopolistas: éstas hacen tremen= ‘das ganancias en las buenas épocas, y ganan- cias menores en las malas. La agitacién contra el poder y las ganancias de los monopolios, que nacié en el tiltimo cuar- to del siglo pasado, se prolongé durante lo que ya del siglo veinte. Pero si mucho fue lo que g¢ hablé sobre el crecimiento de ese mal, poco ¢5 lo gue se hizo contra él. Ni la Comision Fe- deral de Comercio ni la divisién anti-trusts del Departamento de Justicia, aun cuando tuvie- “ron la intencién de hacer algo, contaron con Jos fondos o el personal necesarios. En rigor, poco podia hacerse. Cuando la Standard Oi Company fue “disuelta” en 1911, “se sabe que J. P. Morgan comenté el asunto eon estas acertadas palabras: “Ninguna ley puede obligar a un hombre a competir contra Si mismo”. Los hechos posteriores dieron la “yazon a Morgan. Hacia 1935: La décima parte del uno por ciento de todas Tas corporaciones de los Estados Unidos po- va" no existe ya. Hay en su lugar una concen: tracién de poder econémico en pocas manos | —léase monopolio—. He aqui algunos ejemplos especificos toma dos del informe que public en 1946 el Comité del Pequefio Comercio dé la Camara de Repre- sentantes, bajo el titulo Hstados Unidos vs. | Concentracién Econdmica y Monopolio: La General Motors, la Chrysler y la Ford en conjunto producen nueve de cada diez automé yiles fabrieados en los Estados Unidos. En 1934 las Cuatro grandes empresas taba- caleras —American Tobacco Company, B. J. Reynolds, Liggett & Myers y P. Lorillard— “produjeron el 8 por ciento de los cigarrillos, el 74 por ciento del tabaco de fumar y el 70 por ciento del tabaco de mascar”. Las Cuatro Grandes empresas del caucho —Goodyear, Firestone, U. 8. Rubber y Good- rich— realizan “casi el 93 por ciento del total de ventas netas de la industria del caucho”. Antes de Ja guerra, las tres compafiias mas grandes de la industria del jabon —-Proctor & | Gamble, Lever Bros. y Colgate Palmolive Peet » Co,— controlaban el 80 por ciento del negocio. Otto diez por ciento pertenecia a tres compa iiias mas. El diez por ciento restante se distri- bufa entre unos 1200 productores de jabon. Dos empresas —Libby-Owens-Ford y Pitts: burgh Plate Glass Co.— producen en Conjunto el 95 por ciento del total de vidrio en planchas que se fabrica en el pais. La United States Shoe Machinery Co. con- trola mas 95 por ciento del comercio de maqui- narias para ealzado en los Estados Unidos. No es dificil advertir que con un dominio tan amplio, los eapitales monopolistas estan en sk 18 19 seian el 62 por ciento del activo de todas ellas. La décima parte del uno por ciento de todas Jas corporaciones obtuvieron el 50 por ciento _ de los ingresos netos de todo el eonjunto. Menos del 4 por ciento de todas las corpora. clones manufactureras obtuvo el 84 por ciento de las ganancias netas del total. “Dificilmente pueda imaginarse un mevanis- mo tan cereano a la perfeccién, para hacer que los pobres sean mis pobres y los vieos més ricos.”” Eso es lo que el informe del Comité Econé- — mico Nacional Provisorio —TNEC— dice sobre _ Jos monopolios, Ofrece como prueba el efecto del monopolio sobre los trabajadores, los productores de ma- teriales, los consumidores y los accionistas, Los trabajadores se empobrecen porque “los monopolistas no les pagan salarios equivalen- tes a su productividad”. Los productores de materiales (por ejemplo, los granjeros) resultan empobrecidos por “los bajos precios que a menudo pagan los mono- polistas”. Los consumidores se empobrecen por “los altos precios fijados por los monopolistas”. Los accionistas, por el otro lado, se ven enri- — quecidos por “las ganancias indebidamente ele- yadas que los monopolistas obtienen do ese modo”. : Cuando surge la acusacién de que existe una peligrosa concentracién de poder y riqueza en Jas manos de unos pocos, los apologistas del Big Business niegan que el cuadro sea tan som- brio como se lo pinta. Arguyen que aun cuando existan ganancias innecesariamente alias, esas ganancias son distribuidas entre millones de — 20. as y no entre un grupo reducido. Sos. tienen que la tenencia de acciones esta vasta- mente diseminada, y que no sdlo Mr. Big, sino fambién Tom, Dick, Harry y otros millones de seres poseen acciones en las corporaciones mo- nopolistas gigantes. Es este un argumento plausible, y consigue enganar a mucha gente. Pero el argumento de que “el pueblo” es pietario de la industria norteamericana es falaz, Por cierto que puede ser muy grande el mitmero de tenedores de acciones de una com- Paiifa, Pero eso no es lo que importa. Lo que importa es cudntos poseen cudnto, Lo que im- porta es cémo se dividen las ganancias entre Jos accionistas. Y cuando se obtiene la cifra correspondiente se descubre que el “pueblo” en eonjunto posee una participacién microseépica, en la industria norteamericana, en tanto la ma- parte pertenece a un pufiado de individuos que acumulan ganancias colosales, Las cifras mas impresionantes y faciles de entender en relacién con este tema las dio al Congreso en 1938 el presidente Roosevel ~ Hi 1929 fue un ano record en Ia distribucién de Ta tenencia de acciones. Pero en ese perioda tres décimas partes del uno por cionto de nucs- tra poblacién recibid el 78 por ciento de los dividendos donunciados. Es como si, de cada recibiera 18 centavos de cada délar de los divi- | dendos corporativos, y las otras 299 personas se dividicran entre elias los otros 22 centavos: Hl cuadro fue deseripto cabalmente ante el Congreso en 1941 por el senador O'Mahoney, en él informe final y las recomendaciones del Co- 1ité Econémico Nacional provisorio, del cual ‘a presidente: “Sabemos quo la mayoria de Ta al priguecerian su existencia y les darian mayor isfaccion. ‘Las estadisticas gubernamentales lo prueban. He aqui, por ejemplo, una tabla de la distribu- ion de rentas por familias en los Estados Uni- ‘dos durante 1950, segtin la Oficina del ‘Censo 1 Departamento de Comercio norteamericano _ (marzo 25, 1952, serie P-60, N° 9): riqueze y las rentas del pats pertenece a unas poces grandes corporaciones; que estas corpo- © raciones son propiedad, a su vez, de un miniero | infinitesimalmente pequetto de personas y que las ganancias de la operacién de estas corpora ciones van a parar aun grupo sumamente pe. quero”. 5. LA DISTRIBUCION DE LA RENTA Renta familiar Nimero de familias No es cierto que los norteamerie: Menos de ugs 1000 4,900,000 (ae eamevi¢anos vivimos eee 5.200.000 ao que mientras unos pocos 2000 2 2998 77:100.000 ‘ortunados entre nuestros compatriotas yiven 3000 a 3999 8.200.000 Tujosamente, la mayorfa de los norteameriea- 4000 9 4990 5.400.000 nos viven en condiciones miserables. La ver- ee 330-000 dad es que miestro “alto nivel de vida” es un 7000 a 9999 2,300,000 engafio, porque no participa de él la mayoria 10.000 y mas 00.000 de la poblacién. El presidente Roosevelt rompié con el mito de nuestro alto nivel de vida al decir, en su segunclo mensaje inaugural al Congreso: “Com: emplo aun tercio de nuestra nacié - jada, mal vestida, mal nutrida” "2 En los Estados Unidos, como en tod demis. paises capitalistas, se ha cen 4 través de los afios un continuo aumento en Ja captidad de mercaderias y servicios produci- dos, Se ha puesto al aleance del pueblo un interminable flujo de articulos de notable utili dad y maravillas de verdadero lujo. 3 Sin embargo, la disponibilidad de estas mer- cancias no se mide por las necesidades del pue- blo sino por su capacidad de pago. Y la propor- cién de renta nacional que lega a la mayoria de los norteamericanos es demasiado exigua como para permitirles adquirir las cosas que Total 59.800.000 Obsérvese que unas 9.800.000 familias, o sea un 25 por ciento del total, tuvo en 1950 rentas "do menos de 2000 délares anuales. Esto signi- fica que wna de cada cuatro familias de los Es dados Unidos conté con menos de 40 ddlares por semana para comer, beber y divertirse. El Jector norteamericano sabe bien de qué servian para una familia 40 délares por semana con el ‘nivel de precios de 1950. ‘Pero no necésitamos imaginarlo. Otras ci fras gubernamentales establecen fuera de toda ‘duda el hecho de que los norteamericanos no _ yiven bien, sino pobremente. El “City Worker's Family Budget” (Presupuesto Familiar del ‘Mrabajador Urbano), compilado por la Oficina de Estadisticas del Trabajo (BLS. Handbook ‘of Labor Statistics, edicién 1950) nos indica Jo 20 23 : signi bien, Pero eso no significa que estemos bie que otros estan todavia peor. No significa que quieren hacernos creer los propagandis- as cuando hablan sobre e “alto nivel de vida’ rteamericano. que costaba en 1950 @ una familia de trabaja- Gor urbano, de cuatro personas, mantener un nivel de vida adecuado. Hl costo del presi- puesto varia de 3933 délares en Milwaukee a 3453 en Nueva Orleans, Observe ahora la ta. | bla anterior, y veré que bastante mas del 50 por ciento de todas las familias del pais no con: | taron con dinero suficiente para solventar n un presupuesto de lujo, sino siquiera uno “ade: cuado”. M4s pruebas extraidas de la Oficina del Censo: en 1950, la renta media para todas las familias fue de 3319 délares: jy para las familias negras de s6lo 1869 délares! En tanto la mayoria de los norteamericanos carecié del dinero necesario para vivir decen- temente, un pequetio grupo en Ia cfispide de Ia pirdmide recibié mucho mas del que podia has- tarle. Tn 1950, de acuerdo con el “Survey of _ Consumer Finances” (Estudio de las finanzas del consumidor), de la Junta de la Reserva Fe- deral, el 10 por ciento de familias ubicadas en | la ciispide recibis el 27 por ciento de la renta total de las unidades de consumo de la nacién, mientras que el 50 por ciento ubicado en el - jento inferi ibis 86 ; : ansién del po- BE por clnto, dice por cleat thos fe ean bits to sige consumidor se ha arastrado tuvo més rentas que el 50 por ciento ubieado | der de ees en la base. Pero... jacaso los potentados de _ mere ve to de la produecion en maga ests la ctispide no tienen que pagar impuestos ele. El problema de la Dts Conte GET ae Ine vadisimos que les ahsorben la mayor parte del auelto; el problema de Ia venta masi dinero? Eso es lo que ellos dicen, pero no es articulos que se pro See on eee cierto. De todos modos, estas cifras represen. __, Eisiste un mereado de productos cor aoe tan él ingreso wna vex deducidos los impuestos & las necesidades de los trabajadores; pero no federales a las rentas. ‘hay mercado de productos cont ne edagiak ie Es cierto que, con rélacién a los habitantes " pacidad de los eater pe de casi todos los demas paises, nuestro pueblo “articulos que nei 5 : ie en su conjunto tiene un nivel de vida mse ae La resultante de esto la constituyen esa 25 6. CRISIS Y DEPRESION istribucié: jor dicho, Los datos de la distribucién (0, mejor dic de Ja mala distribucién) de la, renta revelan Ja debilidad fundamental del sistema capita- ista en su aspecto econémico, ; a renta de Ta masa del_pucblo es pot 10 comin demasiado exigua para consumir _ produccién de la industria. Te renta de los ricos es con fee jado grande para ser invertida con Bee invests tan restringido por la pobreza “de Ia mayoria. : ; |B grucso de 1a poblacién que desearia com. prar no tiene dinero para hacerlo. Los oe © que tienen cl dincro tienen tanto que casi no €5 posible gastarlo todo. ‘ Le expansién de la industria ha avanzado 24 La industria monopolista reports ingentes ganancias 4 sus propietarios. Superganancias, Mas dinero del que sus poseedores eran capaces de utilizar. Mas del que podian gastar. Mas | del que podian ubicar en lo interno para crear nuevas fuentes de renta. Una suporacumular cién de capital. Esta alianza de la industria y las finanzas” en la bisqueda de mereados para productos y capitales fue el nervio motor del imperialismo, 7 Asi Jo creyé J. A. Hobson cuando, en 1902, publicé uno de los primeros estudios sobre el tema: “El imperialismo es el esfuerzo de los grandes que controlan la industria por ensane char el canal a través del cual fluye su exeeso de riqueza, y consiste en la biisqueda de mer: cados exteriores © inversiones exteriores que absorban las mereancias y los capitales imposi- Bles de colocar en lo interno”, El tratamiento de los pueblos coloniales va. | ria segin las épocas y septin los lugares, Pero las atrocidades se cién imperialista conservé las manos limpias, Leonard Woolf, un experto reconocido 6n la materia, eseribié: “Asi como en las sociedades nacionales de Europa han aparecido en el alte | mo siglo clases claramente definidas, capita: Ustas y trabajadores, explotadores y explota: ~ dos, también en la sociedad internacional se han constituido clases bien definidas: las potencias imperialistas de Occidente y las razas someti- das de Africa y Oriente, la una rectora y explo. tadora, la otra regida y explotada”. Lo que sncedié con ‘otras naciones imperia- lstas, oourrié con los Estados Unidos. Las ga nancias de todas las inversiones privadas deri varon hacia los grupos finaneieros interesados, 28 generalizaron: ninguna nay ero ftiea del gobierno, el dinero del go- fis ya tuores Gel gobierno fueron aplieados posibiltar y salvaguardar las aventura pe mas de aquellos. Ti presidente Taft fue exp ito en cuanto a la ligaz6n existente entre la nevesidad del capital monopolista y la politica, del gobierno: “Si bin nuestra politica exterior debe torcerse un pelo del camino recto de in justicia, es posible incluir en ella la interven- ‘cin activa para asegurar oportunidades de in sin provechosa a nuestras mercancias y nuestros capitalistas”. En el siglo veinte, todas las grandes naciones industriales vieron crecer el capitalismo mo- opolista, y con él los problemas del qué hacer con: el capital y los productos exeedentes. Cuan. ido Jos gigantes que controlaban sus propios ercados nacionales se encontraban en los mer edos, internacionales, habia al prineipio una ‘competencia larga, dura, tenaz. ¥ luego vee oe os geuerdos, lus asociaciones, los curteles ala internacional. : Doon Ja presencia de estas grandes combing ciones internacionales que se reparten entre - ‘el mercado mundial, pareceria que la comp teneia debiera terminar, dejando paso a un pe “riodo de paz duradera, Pero eso no sucede, fai fas Felaciones de fuerza estn cambian- constantemente, Algunas compafifas se tor- s, mi tras . mas grandes y poderosas, mientras o' F declinan. “Asi, lo que en cierto momento fue "dina divisin justa se torno injusta més tarde, Hay descontento en el grupo mas fuerte y de- " viene una lucha por el aumento de 1a cnota. ybierno acude en defensa de sus propios Pcotinios Et Temitindo inevitable es 1a guerra. 29 El imperialismo conduce a Ja gue: : ra. Pi la guerra no soluciona nada en forma perma nente. Las hostilidades que ya no pueden ser resucitas por la negociaci6n alrededor mesa no desaparecen porque la negociacion 3 hega en términos de poderosos explosivos, bome | as atomicas, hombres lisiados y cadaveres | Toutilados, No. La caza de los mereados d: fd Lac ebe q El eapitalismo monopolista. debe allay a | lida para excedontes de mercancias y capital, y fabri que librar nuevas guerras mientras el capitalismo monopolista siga existiendo, 8. EL ESTADO La propiedad privada de los medios de pro Shnoion es una clase especial de propia d ] orga a la clase poseedora poder sobre Ja clase desposeida. Permite a los que poseen, no solo vivir sin trabajar, sino incluso determinar ai os desposefdos habrin de trabajar y en qué condiciones. Hstablece una relacion de ame a slervo, en la que la clase capitalista ocupa la posicion del que imparte érdenes y la clase tra. _ bajadora queda relegada a obedecerlas, Se comprende, asi, la existencia de un con- flicto permanente entre las dos clases, La clase capitalista, por la explotacién de la clase trabajadora, recibe en recompensa po- der, riqueza, prestigio; mientras la clase tra. _ dajadora se ve acosada inseguri por la inses Pobreza, las condiciones de una vide miserable, Ahora bien; es obvio que debe haber alsin método por el cual este esquema de relaciones de propiedad —tan ventajoso para los menos y tan desventajoso para los més— se perpetiia. 30 e haber algan organismo con antoridad “para cuidar la preservacién de este sistema de lominacion econdmica y social por parte de la inorfa rica, sobre la mayoria laboriosa. ' fal organismo existe. Es el estado. Hs funcién del Estado proteger y preservar el conjunto de relaciones de la propiedad pri- ‘yada que permiten a la clase capitalista domi- ‘nar a la clase trabajadora. Es funcién del Estado mantener el sistema ‘opresion de una clase por otra. En el conflicto entre los que poseen la pro- © piedad privada de los medios de produccién 'y los que no Ja poseen, los primeros encuen- n en el Estado un atma indispensable con- “a los segundos. Nos sentimos inclinados a creer que el Esta- do est4 por sobre las clases, que el gobierno presenta a todo el pueblo, a ricos y pobres, a los de arriba y a los de abajo, Pero en reali- dad, como la sociedad capitalista esta basada en la propiedad privada, se desprende de ello | que cualquier ataque a la propiedad privada _ tropezaré con la resistencia del Estado, levada ‘al extremo de la violencia si es necesario. Bs asf, por lo tanto, que mientras existan Jas clases no podré, el Estado permanecer ajeno “aellas, sino que deberé estar del lado de los jue dominan. Que el Estado es un arma de la Jase dominante era ya. evidente para Adam ‘Smith alla por 1776. En su famosa obra La Figueza de las naciones eseribié Smith: “EL gobierno civil, en tanto ha sido instituido para 7) seguridad de 1a propiedad, sirve en rigor a In ‘defensa de los ricos contra los pobres, o de ‘aquellos que tienen alguna propiedad contra J3 que no tienen absolutamente ninguna”, 31 de los medios de produccién. No trajeron el _ derrocamiento de una clase por otra. Cuando — Roosevelt murié, los empleadores permanecian — en sus puestos habituales, y los trabajadores en los suyos. ; ‘Toda vez que el Estado es un instrumento a través del cual una clase establece y mantiene: su dominio sobre la otra, no puede existir au- téntica libertad para la mayoria oprimida, Se concederdn libertades en grado menor o mayor, segtin las circunstancias, pero en dltimo ani- lisis las palabras “libertad” y “Estado” son — inconciliables en una sociedad de clases, El Estado existe para convalidar las deci 7 siones de la clase que controla el gobierno. Hin Ja sociedad capitalista el Estado convalida las decisiones de la clase captalista. Dichas deci- siones estén orientadas a mantener el sistema capitalista dentro del cual la clase trabajadora debe laborar al servicio de los propietarios de los medios de produccién. SrGunpA PARTE La acusacion socialista al capitalismo 9. EL CAPITALISMO ES INBFICIENTE ¥ DERROCHADOR : EL AUMENTO DE la capacidad de pro- duceién humana debié haber resultado en la bolicién de las necesidades y Ja pobreza. No "fue asi, ni siquiera en los Hstados Unidos, a pacion capitalista ms fuerte, rica y producti: ya del mundo. Bn los Estados Unidos, como en todos los Yiros paises capitalistas, hay hambre en medio “de la opuiencia, escasez en medio de la abun- ‘dancis, desposesion en medio de la riqueza. Algo fundamental debe andar mal en un sis- “tema econdmico caracterizado por semejantes tontradicciones. “Algo anda mal, El sistema capitalista es in- iciente y dilapidador, irracional e injusto. Ws ineficiente y dilapidador porque atin en ‘os afios en que funciona a pleno la quinta parte de su mecanismo productivo permanece inac- iva. Bs ineficiente y dilapidador porque periddi- amente entra en crisis, y entonces no ya un ito sino Ja mitad de su capacidad produe- se paraliza. De acuerdo con la Brookings stitution, “En la ciispide del periodo de auge la proporcién de capacidad inactiva, expresa- 34 25 sneer 10. EL CAPITALISMO ES IRRACIONAL El sistema capitalista es irracional. Esta basado en Ja premisa de que el interés propio del hombre de negocios beneficia indis.. cutiblemente a la nacién; de que solo si se deja que los individuos obtengan todas las ganan- clas que puedan se beneficiara a toda la socie- dad; de que la mejor manera de hacer las cosas es dejar que las hagan los capitalistas con la mayor ganancia posible, y de que, como una especie de subproducto del proceso, quedardn asi satisfechas las necesidades del pueblo. Indudablemente esta proposicién no es co- rrecta; y por cierto que nunea lo seria en forma permanente. A medida que el monopolio reem= Plaza a la competencia se torna més y més in- exacta, Los intereses del buscador de ganan- cias pueden coincidir 0 no coincidir con los in- tereses de la sociedad. En rigor, lo més fre- cuente es que entren en colisién. El sistema capitalista es irracional porque en vez de basar la produccién en las necesida- des de todos, la fundamenta en las ganancias de los menos. El sistema capitalista es irracional porque en ver de aplicar el método sensato de ligar Ja produccién. directamente a las necesidades, apela al método indirecto de ligar Ia produe- cién a Jas ganancas con la indefinida esperan. za de que las necesidades quedarén de algin ‘odo satisfechas, s S sto es tan ildgico y absurdo como viajar de Nueva York a Chieago dando un rodeo por Nueva Orleans en Ingar de seguir la ruta dix recta. s Por lo demas, surge claro un interrogante que 40 ! “afecta a la propia democracia cuando vemos que un pufiado de industriales vidos de ganan- Gias tienensel poder de decidir, a su absoluto criterio y en su exclusivo interés, si habran de satisfacerse o no las necesidades de la na- ein, y a qué precio. No es arbitrario sugerir que donde el pueblo no controla Ia economia segiin su propio interés, la democracia econd- mica cede su lugar a la dictadura econémica. Esta dictadura econémica, tan peligrosa pa- ta él bienestar del pafs en tiempo de paz, puede amenazar la propia existencia de éste en tiem- po de guerra. Sea cual sea la gravedad de la crisis, los dictadores econdémicos insisten en que las ganancias estan antes que el deber, y tienen poder suficiente para obligar al pais a pagarlés el precio que ellos deciden. No es ésta una acusacién infundada, sino que la con- firma la experiencia de los Hstados Unidos en las dos guerras mundiales. Un informe del Co- mité Econémico Nacional Provisorio, publi- cado en 1941, lo dice con elocuencia: Hablando con claridad, el gobierno y el pa- blico se encuentran en la cuerda floja cuando tratan con el mundo de los negocios en tiempo. de guerra o de otras crisis. El mundo de los negocios se niega a trabajar, como no sea en los ~ términos que él mismo dicta. #1 controla los recursos naturales, los fondos liquidos, la po- sicién estratégica dentro de la estructura eco- némica del pais. los equipos téenicos y su pro- plo conocimiento de los procesos. ~ La experiencia de la (primera) guerra mun- dial, que al parecer ahora se repite, indica que el mundo de los negocios usara ese control s6lo Bi se le “paga adecuadamente”. En efecto, ésta @s tma extorsién, no del todo disimulada... La 41 situacién suseita él interrogante: ,Cual és el precio del patriotismo? El sistema exhibe la misma irracionalidad cuando permite que los intereses comerciales, en su avidez por la ganancia, obstruyan el ca- mino hacia la conquista de la naturaleza en | servicio del pueblo. Casi todas las primaveras: el rio Chico sale de madre cansando-la muerte de veintenas de personas y destruyendo pro- piedades por valor de millones de délares. Las cosechas agricolas quedan arruinadas, los ho- gares destrozados y derruidos, las ciudades inundadas, Esto no tiene por qué ocurrir, El rio omnipotente puede ser sometido; su ener- gfa es aprovechable; sus fluctuaciones estacio- nales pueden nivelarse y ofrecer durante todo. el afio tin sistema seguro para la navegacin; ¥ los terrenos, destruidos en todo o en parte por la erosién, pueden recuperarse. ‘Tenemos los conocimientos necesarios, Pue- de hacerse. Se ha hecho ya en la TVA (Tennes- see Valley Authority). Por qué, entonces, no se hace? ,Por qué no se repite el exitoso experimento de la TVA a través de una Ohio Valley Authority, o una Missouri Valley Authority? 2Por qué? Porque el sistema capitalista es irracional. EI tnrbulento rio contintia con sus desbordatientos annales, sembrando la muer- te y la destruccién en Ja zona en raz6n de que el’ control de las inundaciones, el desarrollo ener- gético, el sistema de navegacién y la conser vacién del suelo que podrian lograrse con una OVA en beneficio de la mayoria cercenarian las ganancias de las compafifas de servicios pitblicos, las empresas carboneras y los ferro- carriles. Estos intereses comerciales comba- 42 " tieron el desarrollo de la produccion de energia y del transporte de agua barata en la TVA y contintian la misma lucha en otras reziones de -yalles fluviales. Es otra prueba del absurdo de la premisa basica del capitalismo, que dice que el interés privado y el bienestar pitblico coinciden necesariamente. En nada se hace tan evidente Ja irracionali- dad del sistema capitalista como en su caren- cia de planes. Dentro de cada negocio hay sis- tema, organizacién, plancamiento; pero en la relacion entre un negocio y otro no hay siste- ma, ni organizacion, ni planes; s6lo hay anar- quia. El bienestar econémico de la nacién —nos aseguran los industriales— puede lograrse me- jor, no a través de una planificacion cuidadosa @ integral orientada a ese fin, sino dejando que los capitalistas individualmente decidan lo que es mejor para ellos mismos y esperando que ~ la suma de esas decisiones individuales dé por reultado el beneficio de la comunidad. Esto, sencillamente, carece de sentido. Hl sistema capitalista es irracional, ademas, en Ja divisién que produce en el pucblo entre clases que Iuchan unas con otras. En lugar de “ama nacién indivisible, con libertad y justicia para todos”, el capitalismo, por su misma na- turaleza, crea dos naciones divisibles, reser- Yandose la libertad y la justicia para una clase "y no para la otra, En vez de una comunidad Unificada, donde el pueblo vive reunido en la hermandad y la amistad, el sistema capitalis- ta determina una comunidad desunida, en cuyo seno la clase que trabaja y la clase que pose Juchan necesariamente entre si por tina parti- ‘cipacién mayor en la ienta nacional. 43 La renta de la clase poseedora —las ganan- cias— se considera como wna cosa buena en | razén de que la finalidad de la industria es ha- cer ganancias; la renta de Ia clase trabajado- - Ya —los salarios— es mirada como algo malo porque restringe las ganancias, A despecho dé Ja alharaca desarrollada sobre el valor de 1a “teoria de los altos salarios”, ese es el meollo de ta cuestion, Las ganancias se consideran como algo positivamente bueno, que debe mul- liplicarse tanto como sea posible; los salarios son positivamente un mal que ha de limitarse al nivel més bajo posible para que sean bajos los costos de produccién. La resultante incapacidad de los trabajado- res para adquirir los bienes que producen leva a la crisis y la depresién —quiebra periédica del sistema—. ;Podria ser mis ilégico un siste- ma_econdémico? Otra irracionalidad que surge de este énfasis puesto en la gananeia como fundamental moti- vo del desarrollo de la industria, es la confusion que crea con respecto a los valores que condi- cionan la vida de los hombres. 4Cual es la norma de la conducta en la so- ciedad capitalista? Hso depende, . . En el mundo de los negocios, el egolsmo anti- cristiano, la frla especulacién, la agresién al projimo y, en fin, cualquier otra cosa, sirve para triunfar; la voz de orden es invertir todo el tiempo y toda la energia en la busqueda fe bril de la ganancia, no importa qué se vaya a hacer con ella, y cuanto mayor sea la ganancia tanto mas notable serA el éxito, con presein« dencia de los medios que se utilizaron para con- seguirla, En el mundo de a familia y los amigos, y 4 ~ en el mundo de 1a religion, otras son las normas de conducta. En vez de competencia, eoopera- cién; en vez de odio, amor; en vez de cuidarse de uno mismo, servir a los demas; en vex dé encaramarse sobre las espaldas del prdjimo, ayudarle a marchar; en vez de “Zeuanto me toca a mi?”, preguntarse: “;se beneficiaran Jos otros?” ; en vez de ficbre de riquezas, de- seo de ser dtil, Dos escalas de valores, tan distintas como Ia’ noche y el dia. 11. BL CAPITALISMO ES INJUSTO El sistema capitalista es injusto. Debe ser injusto porque su piedra fundamen- tal es la de la desigualdad. Las cosas buenas de la vida fluyen en un _ torrente interminable hacia una pequefia. cla- _ se rica y privilegiada; mientras tanto, la ame- nazante inseguridad, la pobreza degradante y Ja desigualdad de oportunidades son el patri- monio de la gran clase pobre y desposeida, He aqui un resultado de la propiedad privada de los medios de produccién, que es la base del sistema capitalista. Otro fruto importante es Ia inequidad de Iibertades personales entre los que poseen y los que no poseen los medios de produccién. El trabajador, en teorfa, es una persona “‘Ii- Dre” que puede hacer cuanto le plazea. En los hechos, sin embargo, su libertad aparece harto limitada. Solamente cuenta con la libertad de aceptar los términos opresivos propuestos por el empleador, 0 morirse de hambre. Como lo dijera el presidente Roosevelt en su mensaje del 11 de enero de 1944 al Congreso, 45 4Y cual es la recompensa do los trabajadores or él riesgo que corren? He aqui un ejemplo especifico, tipico de la industria eapitalista: En 1946, él sindicato de trabajadores de as- tilleros luché y obtuvo en la Bethlehem Steel Company un aumento del quince por ciento que “elevo el salario minimo de esa rama a 1,04 dé- lares por hora. sto equivale a 41,60 délares por. semana Ya 2163,20 por aio. En 1946 los ejecutivos de la Bethlehem reci- bieron un aumento de sueldos del 46 por ciento. El sefior J. M. Larkin, vicepresidente de 1a Bethlehem, que insistia en que las tasas de in- “centivacién de los trabajadores debian supri- Mirse, obtuvo un aumento de 38.764 délares sobre su salario anual de 138.416. Esto equivale a 3407,30 délares por semana y 4 85,18 por hora. |. Elsefior Larkin recibié por cada semana mis ‘del ciento cincuenta por ciento de io que los trabajadores de salario minimo obtuvieron en Bethlehem por el trabajo de wn ajo. Pero el sueldo del sefior Larkin, por grande fue sé en relacién con los de los obreros, tiene el mérito de haber sido ganado. El sefior Lar- kin ha cumplido una funcién necesaria, y en ‘consecuencia tiene moralmente un derecho le- gitimo al sueldo que percibe. Pero ,qué derecho joral y legitimo a la propiedad tiene el hom- re que hereda una fortuna y no realiza traba- ‘Jo alguno en toda su vida? Pongamos en claro la exacta significacién de institucién que es la herencia en el sistema eapitalista. Cuando un individuo hereda un Tmillén de délares, no recibe una montafia de~ La estructura del sistema capitalista es tal que dentro de ella la mayoria de los seres de- ben ser siempre “necesitados”, y por 1o tanto no son libres. No poseen otra cosa que sus ma: nos; s¢ alimentan hoy con lo que ganaron ayer; a los cuarenta afios se les considera “muy vie- jos” para trabajar en la industria de produc- cién en masa; y viven bajo la perpetua amenaza de perder su empleo, 2 Otra injusticia del sistema capitalista es la. existencia de una clase parasitaria que, lejos de avergonzarse por vivir sin trabajar, se sien- te incluso orgullosa de ello, Los exégetas del sistema capitalista arguyen que, si bien estos pardsitos permanecen ociosos no ocurre lo mis: mo con su dinero; el tributo que cobran a los que trabajan es su recompensa por el “riesgo” — que asumen. En cierto grado eso es verdai existe una posibilidad de que pierdan su dinero. Pero mientras ellos arriesgan su dinero los trabajadores arriesgan sus vidas, ;Cual es la magnitud exacta de los riesgos que corren los _ frabajadores? Las cifras son sorprendentes: “Las pérdidas de vida y las heridas sufridas en nuestras plantas industriales durante los afios de la guerra excedieron en mucho a las bajas en los frentes de batalla”, Durante 1946, cada treinta_ minutos de las yeinticuatro horas del dia y de los siete dias de la semana murié un trabajador en su puesto de labor, por accidente. ¢ Cada 17 segundos y medio un trabajador re- sulté herido. 5s 4.Quién es el que asume en realidad los ries. gos de la industria? 46 7 dinero de la cual va extrayendo partes hasta que la herencia se agota. No ocurre nada pa- recido a esto. El millén de délares consiste por lo comin en aeciones o titulos de las corporaciones indus- triales o bancarias. Algunas acciones pagan di- videndos del 8 %, otras s6lo del 2 %. Supon- gamos que log dividendos promedian el 4 %. Histo significa que por el simple hecho de po- seer las acciones, el individuo goza de una ren- ta anual de 40.000 délares, De toda la riqueza producida en el pais cada: afio, 40.000 délares van a parar a sus bolsillos. Hl individuo gasta sus 40.000 délares este atio, y_el proximo, y el siguiente, Después de veinte afios muere y Su hijo hereda la fortuna, Bl hijo cuenta entonces con una renta anual de 40.000 délares, y lo mismo: obtendré su hijo cuando él muera. Y asi sucesivamente. Después de va- ries generaciones que gastan 40.000 délares por afio, jel millén de délares aun permanece intacto! ;Quién dijo que no es posible comerse una torta y conservarla al mismo tiempo? Ni el individuo en cuestién, ni su hijo, ni el hijo de su hijo tuvieron jams que mancillarse las manos con el trabajo. Su posesién de log medios de produccién les ha permitido consti- tuirse en pardsitos que viven del trabajo de los otros. Otra injusticia flagrante del sistema capita- lista es la desigualdad de oportunidades, Un nifio nace en el hogar de un trabajador que gana 2000 délares por aiio, y al mismo tiempo otro nifio nace en el hogar de un millo- nario. ;Disfrutan ambas criaturas de los mis- mos derechos y oportunidades? Los alimentos, ropas y la vivienda de uno. ;Seran tan buenos 48 mo los del otro? ;Seran similares su asis- tencia médica, sus diversiones, su educacion? Aqui no encaja la respuesta de que “los Hsta- dos Unidos son el pais de la oportunidad’, y de que el hijo del trabajador, si tiene eapacidad, puede llegar a la ciisp.de. La capacidad pesa “mucho, pero el nacimiento, la posicién social y la riqueza pesan mas. Wsto no significa que Mediante capacidad, energia y suerte no pueda tn muchacho pobre hacerse rico. Si que puede. Pero las oportunidades de los pobres como cla- "se, de €levarse por encima de su situacién, fue- ron siempre muy escasas y van siendo cada vez mids yaras. Cuando falta la oportunidad, no basta poseer eapacidad. Y oportunidad es lo que est& esca- "_seando. Eso es lo que el juez Jackson de Ja Suprema Corte expreso a los miembros de la Asociacién Norteamericana de Ciencias Politica, hace al- unos afios: “La verdadera lacra de nuestro "actual sistema de empresa privada consiste en “que ha destruido la empresa, no ofrece oportu- nidades suficientes a los hombres més capaces “Para llegar a la cima... y el suefio de aleanzar ‘el triunfo a base de capacidad rara vez se ma- | ‘erializa... Los padres trabajan y ahorran pa- Ya proveer una buena educacién a sus hijos, Y cuando esa educacién termina los muchachos tio tienen adénde ir, como no se resignen a co- ‘menzar en la base de una escala increiblemente larga, dentro de alguna de las grandes eorpora- ciones dominadas por sesenta familias norte. americanas”. ~ Uno de los requisitos para “abrirse camino” ” & la educacién. ¥ la igualdad de oportunidades ‘educacionales no existe en los Estados Unidos. 49 a los recursos de la Universidad de Harvard _ solamente, La desigualdad de oportunidades econdmicas para los negros es, desde Inego, tan pronuncia- - da como la desigualdad de oportunidades edu- _ eacionales. El arbitrario sistema de divisién en- fre blancos y negros es un buen negocio. Los. trabajadores negros de la agricultura e indus- tria surefias (y también en el norte, dondequie~ Ya que no exista organizacién sindieal) reciben menos.paga que los blancos que realizan la “misma tarea, Pero esa es s6lo una de las ca- racteristicas del sistema. Porque ademds, en razon de la disponibilidad de trabajadores ne- gros de exiguo salario, los trabajadores blan- cog del sur recihen menos paga que los blancos del norte haciendo el mismo trabajo. En un sistema donde el motivo primario de Ja produccién de mereaderias es la busqueda de la ganancia, es inevitable que la ganancia se eonsidere como un factor de la mayor impor- tancia: de mayor importancia aun que las vi- das. Y asi es. En Ia sociedad capitalista no es Faro que los délares se coticen més alto que Jos seres humanos, Los cuerpos de los 111 hombres que murie- ron en la explosion de la mina Centralia ¢l 25 de marzo de 1947 son testigos horrendos dé esa cruda verdad, Estos 111 hombres no tenfan por qué morir. Los administradores sabian que la mina no era segura porque los inspectores tanto federa- Jes como estaduales les elevaron informe tras informe para notificarles de ello. Dwight Green, gobernador del estado de Tlli- nois, sabla que la mina era insegura. Los aabla porque el 9 de marzo de 1946 re- del Estado dé Nueva York, presidida por el se~ fior Owen D. Young, revela la desigualdad de las oportunidades educacionales. El 17 de fe- brero de 1948 el New York Times lo resumid asi: “La comisiOn destaca que de los graduados. sobresalientes de la ensefianza secundaria, que son la cuarta parte del total, menos de la mi- tad prosigue el estudio universitario. Carece de dinero para pagar las altas tarifas de las ins tituciones privadas, y el estado no poses una universidad oficial”. La designaldad de oportunidades edueaciona- les es aun mas grave. La comisiOn de edueacin superior informé al presidente de la Republica en 1947: “Una de las acusaciones més graves que pesan sobre la sociedad norteamericana és la de que no proporciona una razonable igual dad de oportunidades educacionales a gu juven- tud. Para la gran mayoria de nuestros mucha- chos y chicas, la clase y el grado de la educa- cidn a que pueden aspirar depende, no de su | capacidad individual, sino de la familia 0 ¢o- munidad dentro de la cual les ha tocado en suerte nacer; 0, lo que es peor aun, del color de su piel o la religion de sus padres”. La desigualdad de oportunidades edueaciona- Jes para los negros queda a la vista en esto: de _| Jos 1700 colegios y universidades pitblicas y privadas de los Estados Unidos, s6lo 118 son institutos para los negros. Cémo estan equipa- dos estos establecimientos, cu4l es la calidad de su personal docente y cudntos libros poseen sus biblioteeas, puede colegirse del hecho de que, en 1988, los recursos econémicos globales de 96 universidades para negros fueron inferiores 50 51 cibié una carta de los funcionarios del sindica- to local N° 52 de la United Mins Workers, qué transmitian el reclamo de los hombres de la mina: “...Gobernador Green, esta es una sti- plica para que salve nuestras vidas, para que haga que el departamento de minas obligue a cumplir las leyes en la mina N* 5 de la Centra- lia Coal Co... antes de que suframos una ex- plosion como las que ocurrieron en Kentucky y West Virginia...” Un aiio después, tres de Ios cnatro hombres que habian firmado esa carta murieron a causa de la explosién contra la cual solicitaran la proteceién del gobernador. Un comité investigador del estado —después de la explosién— le pregunté a William H. Brown, supervisor de la mina, por qué los ad- ministradores no habfan instalado wn sistema de extintores. —Honestamente —respondio— no ereimos que resultara econémico para nuestra mina. —{Significa que no estaban dispuestos 2 afrontar el gasto? —interrogé el comité. —Precisamiente —fue la respuesta de Brown, Délares vs. vidas. ¥ ganaron los délares. 12. EL CAPITALISM ESTA PERIMIDO E] sistema capitalista no solo es ineficiente y dilapidador, irracional ¢ injusto; ademas ha fracasado. En un periodo de crisis el sistema sufre wn colapso de tal magnitud que la sociedad, en vez de ser alimentada, vestida y albergada merced a los trabajadores que la componen, debe s0- portar la carga de alimentar, vestir y alojar a 52 Jos desocupados mediante dadivas, subsidios, " ocupaciones precarias y demas. Si la produecién se contrajera sdlo en los pe- riodos de crisis del sistema, podria argumen- farse que el capitalismo traba el desarrollo de las fuerzas productoras ‘nicamente en forma temporaria, nunca en forma permanente. Pero no ocurre asi. El profesor Sehlicter, de la Es ciiela de Graduados en Administracién de Ne- gocios de Harvard, dice: “No es, sin embargo, meramente en tiempos de depresién que la in- dustria deja de producir a plena capacidad. Bn. yirtud de las convenciones econdmicas existen- tes, la mayoria de las empresas deben normal mente restringir la produccién para conservar Ja solyencia”. ‘A despecho de la enorme cantidad de victi mas humanas y del ingente valor de las pérdi das materiales que cuesta la guerra, las nacio- © “nes capitalistas continian impertérritas: su marcha hacia la guerra; la aniquilacién del sistema queda as{ en peligro y la posibilidad de aniquilacién de la raza humana se torna con- ereta. Y a pesar de todo el capitalismo no ter- “mina una guerra cuando ya est preparéndose para la siguiente. No tiene alternativa. Las contradicciones que Jo acosan le obligan a no usar o a usar sdlo parcialmente su capacidad productiva en tiempo de paz. Unicamente en la guerra o en Jos preparativos para la guerra puede producir abundancia. No puede vivir como no sea pre- parando las armas para su propia muerte. El capitalismo esti maduro para el cambio. Wl nuevo sistema no puede ser “hecho a me- ida”. Tendré que incubarse en el viejo sistema ‘asi como el propio capitalismo se incubé en el oo feudalismo. En el desarrollo mismo de Ja ciedad capitalista debemos buscar los gérme- nes del nuevo sistema social. No tenemos que buscat mucho. El capitalis- mo ha transformado la produccién, que era an proceso indidivual, en un proceso colectivo, in los tiempos antiguos, las mereancias eran pro- dueidas por artesanos individuales que labora- ban en sus propios talleres con sus propias he- rramientas; hoy los productos son elaborados por miles de operarios que trabajan juntos en fabricas giganteseas empleando las ‘maquina: tias mas complejas. Incesantemente el proceso se torna cada vez més social, pues cada vez mas gente trabaja reunida en establecimientos fabriles cada vez mas grandes. En Ja sociedad capitalista, las cosas son he- chas y manejadas cooperativamente, pero no son poseidas cooperativamente por aquellos que las produjeron, Los que utilizan la maquina To son sus propietarios, y los que son sus pro- pietarios no son quienes las ponen en marcha, Agui yace la contradiccién fundamental de Ia sociedad capitalist, es decir, el hecho de que en tanto la produccién es social, como re- sultado del esfuerzo y la labor colectivos, la apropiacién es privada, individual. Los produc tos, elaborados socialmente, no pertenecen a los productores, sino a los propietarios de los me- dios de produceién, esto es, los capitalistas. El remedio es evidente: complementar la so cializacién de la produccién con la propiedad social de los medios de produccién. EI modo de resolver el conflicto entre la produceién so- cial y la apropiacién privada consiste en llevar el desarrollo del proceso capitalista de produe- Bie yor parte de los negocios en los Hsta- dos Unidos es realizada por corporaciones en cuales los propietarios poseen las acciones 'y obtienen los beneficios, pero el trabajo de ad- fninistracion empresaria est4 a cargo de eje- cutivos contratados. En gran medida los pro- pietarios de las corpotaciones tienen poco 0 mada que ver con el manejo y le administra “cién. La propiedad, antes funcional, es hoy parasitaria. Los capitalistas, como clase, n0 son ya necesarios. Si fueran transportados a ja luna la produccién no necesitaria detenerse lo minuto. ‘ Ta propiedad privada de los medios de pro- ‘uccién, y el movil de la ganancia, estan con- denados, Hl capitalismo sobrevive luego de ha- r dejado de ser itil. = Poti dt lugar esta mirgiendo wn evo orden social: el socialismo. 54 TERCERA PARTE Los abogados del cambio 13. 10S SOCIALISTAS UTOPICOS EL SOcIsLismMo es un sistema en el cual, ® diferencia del capitalismo, existe la pro- piedad comin de los medios de produecién en lugar de la propiedad privada; hay una produc- sion planificada para él uso en vez de una pro- duecién andrquica en pos de la ganancia. La idea del socialismo no es nueva. Hi siste- ma capitalista no terminaba de encauzarse con el advenimiento de la revolucién industrial y él crecimiento del sistema de fabricas, cuando ‘ya su ineficiencia, su derroche, su irracionali- dad y su injusticia se habian hecho evidentes para los pensadores. A partir del afio 1800 aproximadamente, tan- to en Francia como en Inglaterra, los males del capitalismo fueron expuestos al publico a tra- vés de folletos, libros y discursos. Habian exis- tido critics antes de eso —alla por el siglo XVI y siguientes—. Pero los primeros expositores eran, por lo coméin, pensadores aislados que munca conquistaron acdlitos. Después cambio Ta cosa. Robert Owen en Inglaterra, asi como Charles Fourier y el conde Henri de Saint- Simon en Francia, pueden ser definidos como pioneros del socialismo porque alrededor de ca- da uno de ellos se desarrollé un movimiento de considerable magnitud. Sus libros alcanzaron a7 gran difusién; sus discursos atraian a vastos auditorios, y a través de ellos la idea del so- cialismo se extendié a otras tierras, incluso lu gares tan distantes como los Estados Unidos. No se conformaron con la denuncia de la sociedad existente. Fueron mAs alla, y cada uno de ellos, a su manera, invirtié cantidades de tiempo y esfuerzo en elaborar planes metieu- losos acerca de cémo debia ser la sociedad. Cada uno perfeccion6, con los mayores deta- Hes, su propia visién de la sociedad ideal del _ futuro. Aunque sus utopias particulares eran totalmente distintas y diferentes en detalles es- Pecificos, posefan todas un fundamento coman. El principio rector més importante de cada uno de sus esquemas utdpicos fue la abolicién del capitalismo. En el sistema capitalista solo veian un mal. Era derrochador, injusto y care- cia de plan. Ellos deseaban una sociedad plani- ficada que seria eficiente y justa. Bajo el capi talismo los pocos que trabajaban vivian con lujo y confort merced a su propiedad sobre los medios de produccién. Los utépicos vieron en la propiedad comin de los medios de produc. cién la posibilidad de producir los medios pata aleanzar la “buena vida’. Asi, dentro de sus Sociedades visionarias, determinaron que los muchos que trabajaban vivirfan con lujo y con- fort gracias a su posesién de los medios de pro- duceién. Esto era el socialismo, y este era el suefio de los utépicos. Siguid siendo el suefio de los utopicos porque, si bien ellos sabian adénde querian llegar, solo tenian una idea confusa de cémo lograrlo, Cre- yeron que lo tinico necesario era formular sn plan pata una sociedad ideal, interesar a log oderosos 0 a Jos ricos (o bien a ambos) en la edad y belleza del nuevo orden, experimen- ~tarlo en pequetia eseala y luego esperar que el ‘} Sentido comim de los hombres razonables Io adoptara, _ _ La ingenuidad de los utépicos se demuestra por el hecho de que los propios niicleos a los cuales dirigian su Mamamiento eran precisa- Mente aquellos cuyo interés residia en dojar las cosas como estaban, no en cambiarlas, Deno- | taron parecida incomprensién de las fuerzas _ que actiian dentro de la sociedad, al manifestar "sti repudio hacia ia agitacién politica y econd- Mica por parte de la clase trabajadora; y lo mismo al insistir en que solo por la buena vo- luntad y el entendimiento entre todos los hom- bres, y no por la organizacién de los trabaja- dores como clase, se realizaria la sociedad nueva. _ Igualmente irreal fue su convencimiento de que seria posible realizar con éxito experimen- tos sociales en miniatura con arreglo a sus es- jemas. . oe Como podia preverse, sus sofiadas “islas de " onanza en el turbio mar de Ja miseria capita- - lista” estaban condenadas al fracaso, El sistema apitalista no podia ser erradicado en comuni- | dades aisladas, pequefias y desconectadas del resto del mundo. Los socialistas utdpicos fueron filantropos que reaccionaron con vigor ante el arrollador “ayance del capitalismo. Formularon eriticas pe- “nétrantes y validas acerca del sistema capite- lista ¢ inventaron sistemas para construir un “inundo mejor. Mientras predicaban su nuevo ‘Gvangelio nacicron dos hombres destinados a abordar el problema por un camino diferente. _ Se llamaban Carlos Marx y Federico Engels. 5B 59 14, CARLOS Marx y FEDERICO ENGELS El socialismo de los utépicos se basaba en un concepto humanitario de la injusticia. El socialismo de Marx y Engels estaba fundamen. tado en un estudio del desarrollo histérico, eco- némico y social del hombre *. Carlos Marx no proyecté ninguna utopia. No escribié prActicamente nada sobre cémo funcio- paria la Sociedad de! Futuro. Estaba poderosa- mente interesado en la Sociedad del Pretérito, en su surgimiento, desarrollo y decadencia hasta convertirse en la Sociedad del Presente; le in- teresaba en grado sumo la Sociedad del Presente porque queria descubrir en ella las fuerzas que: determinarian el cambio ulterior hacia 1a Sogie- dad del Futuro. z * Aunque nos réferiremos continuamente a 168 ideas de Marx, no debe subestimarse la contribucion de Engels al desarrollo del pensamiento. socialiste, ‘Marx y Engels tenfan menos de treinta afios cuando Se conocieron, y siguicron siendo siempre amigos y colaboradores. La suya fue, fuera de discusiOn, la mas grande ascciacién intelectual de todos Tos_tieinpos ‘Aungue Engels era un eminente pensador por mérito propio y habia legado a su filosofia fundamental in- dependientemente de Marx, Je complugo permaneeer en segundo plano a través de su prolongada asocia cién con este tiltimo, En 1888 deseribié. aquella as0~ Ciacién con las siguientes palabras: “No puedo negar que antes y durante mi colaboracién de cuarenta anos — con Marx tuve ciertamente una participacion inde. pendiente en la cimentacion de las bases, y especial: mente en la elaboracién de Ja teorfa, Peto la mayor parte de sus principios bisicos fundamentales, parti: eularmente en el dmbito de la economia y 1a histo: nia, y sobre todo 1a clara formulacin final, perte: necen a Marx. Marx se ubicé mas arriba, vio, mas Jejos y obtuvo una perspectiva més amplia y rpida que 1a del resto de nosotros. Los demAs, en el mejor de los casos, poseiamos talento, Marx eta un genio”. 60 ‘Al revés de los utépicos, Marx no perdid tiempo pensando en las instituciones eeonémi- cas del Mafiana. Invirtié la casi totalidad de su tiempo en un estudio de las instituciones econémicas de Hoy. Marx queria saber qué es lo que mueve los engranajes en la sociedad capitalista. Tl titulo de su libro mas importante, El capital, Andlisis “ eritico de la sociedad capitalista, indica por si solo hacia dénde se dirigian su interés y su atencién. Fue el primer gran pensador social que haya hecho un anilisis critico, sistematico @ inteligente, de la produccién capitalista, Con fos utdpicos, el socialismo resultaba un producto de la imaginacién o de la inyentiva de tino otra inteligencia brillante. Marx arran- ¢6 al socialismo de la regién de las nubes; de- mostré que no cra solamente una vaga aspi- tacion sino el paso inmediato en el desarrollo histérico de la raza humana, el resultado, nece- sario ¢ inevitable de la evolucién de la sociedad capitalista. ‘Marx transformé al socialismo de une utopia en tma cinecia. En lugar del esquema visionario -y fantastico de un orden social perfecto elaboré una teoria realista del progreso social; en lugar de apelar a la simpatia, la buena voluntad y Ja inteligencia de la clase alta para modificar la “sociedad, confié en que la clase trabajadora se emancipara por si misma y se convirtiera en. arauitecto del nuevo orden. Hl socialismo d= Marx —socialismo cientifi- co— tivo su primera expresién significativa wa siglo atras con la publicacién, en febrero de 4848, del Manifiesto comunista, escrito en cola- boracién con Engels. Este folleto, de solo 23 paginas en su edicién original, y en el cual se 61 minado por su modo de vivir. Segin las pala “bras de Marx, “La modalidad de produccién en la vida material domina el caracter general de los procesos sociales, politicos y espiritua- Tes de la vida. No es la conciencia de los hom- bres Jo que determina su existencia sino que, Por el contrario, la existencia, social determina $u_conciencia’’. Los conceptos ‘del derecho, la justicia, la li- ‘bertad, etc. —el sistema de ideas que posee cada fociedad— se ajustan a la etapa particular de desarrollo econémico que esa sociedad ha al- tanzado. Ahora bien, ;qué es lo que origina la revolucién social y politica? ;s simplemente un cambio en las ideas de los hombres? No, pues "estas ideas dependen del cambio que se produz- _ €a primero en la economia, en la modalidad de ‘produccién y de cambio. El hombre progresa en su conquista de la naturaleza; se deseubren e inventan nuevos y mejores métodos de produccién e intercambio de mercancias. Cuando estos cambios son de orden fundamental y de largo alcance, surgen Jos conflictos sociales. Las relaciones que cre- eieron a través del viejo método de produccién "se han solidificado; los modos antiguos de la vida en comunidad han quedado fijados por las Jeyes, la politica, la religion y la educacion. La clase que detenta el poder quiere conservarlo, y éntra en conflicto con la clase que armoniza eon la nueva modalidad de la produccién. El resultado és la revolucién. Esta aproximacién a la historia, de acnerdo con los marxistas, hace posible entender un mundo de otro modo incomprensible. Contem- plando los hechos histéricos desde el punto de vista de las relaciones de clase resultantes del destila la esencia de la doctrina, se ha conver- tido desde entonces en la piedra fundamental del movimiento socialista en todos los los rine cones del mundo. Ha sido traducido a mas idio- mas que cualquier otro libro excepto la Biblia, Para inspiracion del poderoso movimiento mun- dial de la clase trabajadora, y en este sentido es sin duda alguna él panfleto de mayor influen- cia que se haya escrito nunca en parte alguna. En su apasionado estudio acerca de por qué Ja sociedad humana es como es, por qué cambia y en qué direceién avanza, Marx y Engels des- cubrieron Ja existencia de una continuidad fun- damental a través de la historia. Las cosas no son independientes entre sf; Ja historia solo en — qpariencia es una acumulacién de hechos y acontecimientos desordenados; pero en realidad no lo es; Ja historia no es cadtica, sino que se ajusta a un sistema definido de leyes que es posible desentrafiar. 2 Carlos Marx descubrié esas leyes del des- arrollo de la sociedad humana, Esa fue su mas grande contribucién a la humanidad. 2 La economia, 1a politica, la religion, la edu- eacién y las leyes de cada civilizacién se rela- cionan entre si; cada una depende de Jas otras y cada una es lo que es como consecuencia de jas demas. De todas estas fuerzas la economia es la mas importante: es el factor basico, La zw clave de todo la constituyen las relaciones que existen entre los hombres en tanto que produe- tores. E] modo como viven los hombres esta determinado por el modo como se las arreglan para vivir, o sea por la modalidad de produc. eién que prevalece en determinada sociedad en un momento dado. 2 El modo de pensar de los hombres es deter- 62 63 modo como los hombres se ganan la. vida, lo que habia sido incomprensible se vuelve inteli- gible por primera yez. Asi, el andlisis del Mant- fiesto comienza con esta afirmacién: “La his- toria de toda la sociedad hasta nuestros dias es la historia de las luchas de clases”, — 4Qué rol desempefia el Estado en las Juchas interclasistas? El estado es criatura de la clase dirigente. is erigido y mantenido para preser- var el sistema existente. Su papel en la socie- dad capitalista est explicado en el Manifiesto: “El poder ejecutivo del Estado moderno no es més que un comité administrador de los asun- tos comunes de toda la burguesia”, El primer deber del Ustado en la sociedad capitalista es la defensa de la propiedad pri- vada sobre los medios de produceién, que cons- fituye la esencia del dominio de la clase capita- lista sobre Ja clase trabajadora. Se desprende de aqui que si el objetivo de la clase trabaja- dora es abolir la propiedad privada sobre los medios de produccién, deberd destruir el Estado de la clase dirigente y edificar su propio Esta- do. La clase trabajadora puede acceder al poder —y su revolucién sera exitosa— solo si el Hs- tado de la clase dirigente es destruida y se es- tablece en su lugar un Ustado de la clase tra- bajadora. A primera vista esto pareceria significar la mera sustitueién de la dictadura de la clase capitalista por la dictadura de la clase traba- Judora, ;Es este el objetivo de la revolucion proletaria? ;Se trata de convertir a los trabae Jadores en dirigentos de la clase a la cual ha- Bian estado sujetos? No. La dictadura del proletario es solamente el primer paso necesario en el proceso de abo- jicion de la clase dirigente para siempre, obje- Hivo éste que se conseguiré poniendo fin a las condiciones que originan la division de Ia so- ciedad en clases. La meta socialista no es Ia “gustitucién de una forma de clase dirigente por otra, sino la completa abolicién de las clases; 14 mela socialista es una sociedad sin clases en Ya cual toda forma de explotacién sea elimina- da, Segtin las palabras del manifiesto, “En lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y -antagonismos de clases, habré una asociacién en la cual el libre desarrollo de cada uno sea condicién del libre desarrollo de todos”. Hn todo momento y lugar subrayé Marx la idea de que la transformacién de la vieja socie- dad de clases en el nuevo orden sin clases sera yealizada por la clase trabajadora, por el pro- letariado, Consideraba al proletariado como el agente activo del advenimiento del socialismo porque él, que constituye la mayoria de la po- Placién, es el que mAs padece las contradic- ciones del capitalismo, y porque no tiene otro ‘camino para mejorar su situacion. Los trabajadores, por las condiciones horri- ples en que viven, se han visto obligados a nu- clearse, a organizarse, a formar sindicatos para “defender sus propios intereses. Los sindicatos, “empeto, no nacieron de la noche @ la mafana. Insumid largo tiempo el fortalecimiento del sen- tido de los intereses de clase, y hasta que e30 ~ pido lograrse resulté imposible consolidar una organizacién poderosa en escala nacional. Fue la expansién del capitalismo con la revo- Jucién industrial y el sistema de fabricas lo que “permitié al sindicalismo realizar impresionan- tes avances. Ello hubo de suceder porque 1a feyolucion industrial trajo consigo la concen- 64 6 65 tracién de los trabajadores en las oindades, y el mejoramiento de los transportes y comuni- caciones, tan esenciales para toda organizacién de aleance nacional. Trajo también las condi- eiones que tornan tan necesario un movimiento de los trabajadores. De modo tal, la organiza: cién de Ia clase trabajadora crecié con él des: arrollo capitalista, que produjo las clases, el sentimiento de clases y los medios fisicos de cooperacién y comunicacién, Bl proletariado, en consecuencia, nace del capitalismo y crece con él. Finalmente, cuando el capitalismo entra en crisis, cuando se ve aco- sado de contradicciones que no puede resolver, cuando “la sociedad ya no pueda vivir bajo esta burguesia o, en otras palabras, cuando Ja exis: teneia de ésta ya no sea compatible con la de Ja sociedad”, cuando el capitalismo, en. ‘Wtima instancia, esté listo para la fosa, seré el prole- tariado quien lo sepulte, Marx no fue un revolucionario de gabinete que se conformara con aconsejar a sus compa Hieros sobre lo que debian hacer y por qué, No. El vivi6 su propia filosofia, ¥ en tanto su filo. sofia no fue meramente una explicacién del mundo, sino también un instrumento para came biar el mundo, él mismo, como revolucionario sincero, no podia estar por encima de la lucha sino que debia ser un combatiente de ella. ¥ lo fue, De acuerdo con su conyencimiento de que el instrumento erradicador del capitalismo era el proletariado, dedieé toda 1a atencién que podia distraer de sus estudios al adiestramiento y la organizacién de la clase trabajadora para sus luchas econémicas y politicas. Fue el miembro més activo ¢ influyente de la Asociacién Inter= 66 nacional de Trabajadores (12 Primera Interna- “| ional) fundada en Londres el 28 de setiembre de 1864, Dos meses después de la fundacién. Mars escribié al Dr. Kugelmann, un amigo ale- man: “La Asociacion, 0 mas bien su comité, es importante porque la integran los dirigentes de "los sindicatos de Londres... Los dirigentes de los trabajadores de Paris estén tambien conec- tados con él”, Los sindicatos, que a mucha gente le pare. eian entonces, como ahora, meras organizicio- nes destinadas a mejorar la existencia cotidiana de los trabajadores, tenian una significacin més profunda para Marx y Engels: “La organi- zacién de la clase trabajadora como clase por medio de los sindicatos... es la auténtiea orga nizacién clasista del proletariado, en la cual éste desarrolla sus luchas diarias contra el ca pital y en la cual se va adiestrando. ..”. gAdiestréndose para qué? ; Para la lucha por mayores salarios, menores jornadas, mejores condiciones? Si, desde luego. Pero también para tna lucha mucho més importante: la lucha por Ia emancipacién completa de la clase trabaja dora, a través de la abolicién de la propiedad privada sobre los medios de produccién. Marx desarrollé este punto en un discurso Pronunciado ante el Consejo General de la In- fernacional, en junio de 1865. Después de de- mostrar que a menos que los sindicatos des arrollaran su lucha diaria ‘‘se verian degradados a la condicién de una masa amorfa de infe- lices derrotados sin salvacién”, pas6 a explicar _ que esos sindicatos deben apuntar a un objetivo "més amplio: “Al mismo tiempo, y con presein- ~ deneia total de la servidumbre que en general involucra el sistema de salarios, Ia clase traba- 67 jadora no debe exagerar ante si misma el eance réal de estas luchas de todos los dias, No debe olvidar que esta luchando contra efectos, pero no contra Jas causas de esos efectos: que esté retardando la evolucién descendente, pero sin modificar su direeeién; que esté aplicando paliativos, no curando la enfermedad. Por lo tanto no debe dejarse absorber por estas inevi tables guerras de guerrillas que curgen ince santemente de los abusos sinfin del capital, 0 de los cambios del mercado. Ha de comprender | que, junto con todas las miserias que le impone, el sistema actual engendra simultaneamente condiciones materiales y las formas sociales ne~ cesarias para una reconstruceién econémica de’ Ia sociedad. Tin lugar del lema conservador: Un buen jornal por una buena jornada de trabajo, los trabajadores deben inscribir en su bandera, Ia consigna revolucionaria: Abolicion det siste- ma de salarios”. Bn todo momento y lugar, Marx ensefia si leceidn fundamental: ia mica salida es un cam- bio fundamental en la organizacién econémica, politica y social de Ia. sociedad, y la revolucion €s el medio que la clase trabajadora tiene para. aleanzarla. 4Significa esto, como se supone generalmen- te, que Marx crefa tanto en Ja revolucién que la deseaba en todo lugar y en cualquier mo- mento? De ninguna manera, Marx se oponia a a revolucién indiscriminada. En la Internacio- nal Iuché contra aquellos que querian la revo- Iucién por principio, contra aquellos que pen- saban que la revolueién debia hacerse porque debia hacerse. La esencia del pensamiento de Marx consiste en que Ja revolucién, para tener éxito, debe ocurrir en el momento apropiado; 68 Bh Z sociedad no puede ser transformada a menos juie-su desarrollo econémico Ja haya madurado para el cambio. La base para el cambio hacia el socialismo Teside en las profundas contradicciones internas de Ja sociedad capitalista que la. conducen a la iuiebra; en la creacién, mediante la produccién ‘socializada, de los gérmenes del nuevo orden en Ja matriz del viejo; y en'el aumento de la con- ciencia de clase y la organizacion de la clase _ trabajadora, a la que compete la accién revo- Incionaria que se necesita para realizar el cam- “bio. ‘Marx considerd al sistema capitalista como arte de la historia del desarrollo humano. No ra permanente ni inmodificable. Por el con- irario, el capitalismo era un sistema social de esencia transitoria, ,el cual, como cualquier otra ‘forma de sociedad humana, habia surgido del sistema anterior, se habia desarrollado, entra- via en decadencia y seria sucedido por otro sis- tema. Para Marx, ninguna sociedad humana era €statica; todas se encontraban en un estado constante de fluidez y cambio. Su tarea, como él mismo Ja interpreté, era la de descubrir qué _ producia los cambios en la sociedad eapitalista, descubrir las “leyes motoras” del capitalismo, Comenz6 tratando de explicarlo y concluyé no “haciendo su apologia, como hicieron otros eco- ‘nomistas, sino mas bien trazando una guia de accion para las fuerzas que crearian una socie~ “dad mejor en el futuro. Los socialistas creen que la descripcién de " Marx de la sociedad capitalista es sdlida, que est mas cerca de la realidad que Ja pintura que hacen de ella los economistas no marxistas. jobre este punto el profesor Leontief, de la 69 Universidad de Harvard, pese a no ser marxis- ta, pudo decir a los miembros de la Asocineién Econémiea Norteamericana quince aftos atrés: “Si... uno quiere saber qué és lo que son real- mente las ganancias, y los salarios, y las em- bresas capitalistas, puede encontrar en los tres Voliimenes de #1 capital informacion mas realis- ta, mas trascendente y més calificada que la que es dado encontrar en diez volfimenes guce- sivos del Censo de los EE. UU. en una docena de libros de texto sobre las instituciones econé- micas contempordneas. En el mismo articulo el profesor Leontief vindié homenaje a las numerosas predicciones hechas por Marx y que se han cumplido: “La. lista es por cierto impresionante: creciente con. centracién de la rigueza, rApida eliminacion de las empresas pequefias y medianas, limitacién progresiva de la competencia, incesante progre- 80 teenolégico acompafado por la importancia: cada vez mayor del activo fijo, y por altimo, aunque no lo menos importante, la amplitud hunca disminuida de los ciclos comerciales re- currentes. He aqui una serie de prondsticos cumplidos, frente a los cuales la moderna teoria econémica, con todos sus refinamientos, tiene Por cierto muy poco que exhibir”. Es interesante puntualizar que por la misma Spoca en que este profesor de Harvard creyé necesario sugerir a sus colegas economistas que. podrian aprender mucho de Carlos Marx, otro sabio distinguido formulaba una recomendacion similar en el campo de la historia, En un ar- tfoulo aparecido en 1a American Historical Re | view de octubre de 1985, el extinto Charles Beard, uno de los historiadores norteamerieanos mis eminentes, escribié: “Parece apropiado re- cordar a aquellos que se inclinan a considerar Marx como un mero revolucionario o un guc- " rrillero entusiasta, que éste fue mucho més que €s0. Bra doctor en filosofia de una universidad alemana, y se le consideraba como un sabio. Era estudiante de griego y latin. Leia, ademas del _aleman, su lengua madre, el griego, el latin, el francés, el inglés, el italiano y el ruso. Era su- Iamente ilustrado en historia contempordnea y filosofia econémica. De aqui que, por mas que pueda uno disentir con las opiniones personales de Marx, no es posible negarle un amplio y pro- fundo conocimiento, y una vida valiente y sa- crificada. No solo interpreté Ja historia, como eualquiera que escribe sobre historia, sino que “contribuyé a hacer historia. Algo debia saber, entonces”. El movimiento de la clase trabajadora que en casi todos los paises del mundo lucha por la jus- ticia social y econémica siente que algo debia Saber Carlos Marx. Los pueblos coloniales de Asia y Africa, que ‘asan en sus ensefianzas la lucha por su libe- Yacién © independencia, piensan qué algo dobia saber Carlos Marx. Los paises de Europa oriental, que tratan de reemplazar la produccién anarquizada que solo busea la ganancia, por una produccién planifi- cada para el consumo, creen que algo debia sa- ber Carlos Marx. ~ Las minorias privilegiadas de todos Jos paises eapitalistas del mundo, que tratan desespera- damente de aferrarse a sus tambaleantes tro- ‘Tos de poder, tiemblan ante el presentimiento de que algo debia saber Carlos Marx. E] pueblo de un pais que ocupa la sexta parte de la superficie terrestre, que ha derribado al w 7 de terminar con la divisién de clas que el hombre dirija conscientemente “mia en beneficio de todos, esta conv: de que algo debia saber Carlos Me Cuarta Parte Ell socialismo _ 15. La ECONOMIA SOCIALISTA PLANTFICADA Lixcamos ahora al anélisis del S0- “que el anni de le prone usa ene id pitbliea de los medios de produecién todos los problemas del hombre, ni con- 2 los demonios en Angeles, ni nos traerd- aiso a la tierra. Lo que si se afirma es ‘él socialismo pondré remedio a los males lel capitalismo; abolira la explotacién, fa, la inseguridad y la guerra, y contri- al mayor bienestar y felicidad del hombre. Socialismo no significa una reforma del jitalismo a base de remiendos y a pedacitos. nvolucra un cambio revolucionario, la recons- cién de la sociedad sobre patrones total- distintos. yez de esfuerzo individual por la ganancia idual habré esfuerzo colectivo en benefici lectividad. fabricardn vestidos, no para hacer dinero ‘ello, sino para proveer ropas al pueblo. mismo sueederé eon todas las demés mercaa-— | La capacidad de producir abundancia, en vez de resultar estrangulada por consideraciones de ganancia, seré utilizada en plenitud para pro- porcionar la abundancia a todos. = El perpetuo temor de la depresion y el des- empleo, de la indigencia y la inseguridad, se desvanecerd con la certidimbre de que la pro- duecién planificada para el consumo asegura ocupacién para todos. durante todo el tiempo: seguridad econémica de la cuna a la tumba. Cuando el éxito ya no se mida por las dimen- siones de su bolsa sino por el grado de Ja cola- horacién con su prdjimo, habra cesado el rei- nado del oro y adyendré el de la solidaridad *. Las guetras imperialists, resultantes de la biisqueda de mercados exteriores por parte de quienes se mueven por la avidez de Iucro y ne- cesitan colocar sus excedentes de mercancias y capitales, ha de tocar a su fin, porque ya no habré ni excedentes de mercancias ¥ capitales ni buseadores de lucro. Con Jos medios de produccién arrancados de las manos privadas, Ia sociedad no se dividira més en clases de empleadores y trabajadores. No podré un hombre explotar a otro, ni obtener ganancias del trabajo de otro. En pocas palabras, la esencia del socialismo reside en que el pais ya no ha de ser propiedad * N, det T.: El original inglés hace un juego de palabras intraducible al castellano, por Jo menos en forma literal: “...then the rule of gold will be te- placed ‘by the golden rule”. En este y otros casos de modismos idiomdticos intraducibles Se ha preferido, antes que traducir literalmente, interpreter el pensa= miento de los autores reemplazando la frase por an equivalente aproximado en castellano, pero respe- fando invarlablemente el sentido y Ia ‘idea del ori. ginal, 74 “de unos pocos ni sera mal administrado por OS en su exclusivo beneficio; pertenccerd al Pueblo, y él pueblo lo administraré en beneficio _ del pueblo. Hasta aqui solo hemos tratado una parte de la “esencia’” del socialismo: la que se refiere a la posesién del pais por parte del pueblo, es decir, a la propiedad piblica de los medios de Brorueelén. Llegamos ahora a la segunda parte nuestra definicion: la que se refiere a la ad- Ministracién por el pueblo y en beneficio del Pueblo; ;Cémo se ha de llevar esto a cabo? La respuesta a ese interrogante es: planifé cacién centralizada, Asi como la propiedad pi- Blica de los medios de produccién es esencial para el socialismo, también lo es la planifica- cin centralizada, Ahora bien: resulta obvio que la planificacién centralizada para toda una nacién es una magna farea. Tan grande que muchas personas en los paises capitalistas y especialmente aquellas que ‘posen los medios de produecién— estin conven- Gidas de que no puede Uevarse a cabo. La Aso- Clacién Nacional de Fabricantes, por ejemplo, €8 categérica a ese respecto, y lo ha reiterado hasta Ja saciedad. He aqui una de sus afirma- ciones més directas sobre el tema, extraida de su “Plataforma para la industria norteamerica- na”, que data de algunos afios: “Ningiin grapo reducido de hombres puede poser ta sabiduria, Ja prevision y el discernimiento requeridos para planificar, dirigir y estimular con éxito las ac- tividades de todo el pueblo”. Esta acusacién, de ser exacta, es sumamente grave con respecto a cualquier consideracion que se haga sobre el sodialismo. Porque la eco- Nomia socialista debe ser una economia plani- 75 ~ ficada, y si Ja planificacién es imposib u posible también el socialismo. a Z Es posible la planificacién centralizada? Hn ~ 1928 sucedié algo que arrancé el problema la planificacin del terreno de las especulacia nes y lo ubicé en la realidad conereta. Bn 1928, La Unidn de Repitblicas Socialistas Soviéticas puso en marcha su Primer Plan Quinquenal. Cuando éste quedé completado, inicié el S gundo Plan Quinquenal, y acabado el segun acometié el tercero ( y asi continuara perma: nentemente mientras Rusia permanezca. en socialismo, porque, como hemos visto, un estadi socialista debe tener un plan). Ahora ya, no necesitamos especular acerea si es posible 0 no que una nacién tenga plani ficacion centralizada. Ahora lo sabemos. Ta Unién Soviéticn lo ha probado. Funeiona. posible. Cualquiera sea la opinién que nos merezoi este 0 aquel aspecto de la vida soviética, sea: mos admiradores o detractores de la Union So viética, tendremos que admitir —puesto que § mas acerhos enemigos lo admiten— que ella p see una economia planificada. Por lo tanto, par comprender cémo opera una economia planifi cada en un pais socialista debemos examinar modelo ruso. =e Qué involucra un plan? Cuando usted 0 yo hacemos un plan, cuando cualquiera hace plan, éste se divide en dos partes: el para y ol Cémo, un objetivo y un método. El objetivo: una parte dé nuestro plan y la otra parte es. forma. de aleanzar tal objetivo. 2S ‘Asi ocurre con Ja planificacién socialista. ‘iene un fin y un método. Sidney y Beatrice Webb, hoy extintos (y cuyo estudio sobre 76 Unidh Sovietica, Soviet Communism: A New Oivilization?, aunque publicado hace diccisiete afios, sigue siendo magnifico monumento a una poca de desarrollo incipiente en el estudio de ciencias sociales), revelan la diferencia esen- entre el objetivo de la planificacién so- cialista y los fines perseguidos por los paises italistas: “Hn una sociedad capitalista, el Poneto dé las empresas, incluso las mas gran- , eS el beneficio pecuniario que han de reci- bi’ suis propietarios 0 accionistas... En Ia URSS, mediante lo que se llama la Dictadura 1 Proletariado, el fin para el cual se planifica completamente distinto. No existen propieta- ‘ios 0 accionistas que beneficiar, y no bay con- Sideracién alguna de ganancias pecuniarias. Fl ‘nico objeto perseguido es el maximo de segu- idad y bienestar que recibird, a la larga, la ymunidad entera’. He ahi el objetivo de la planificacién en una sconomia socialista. Ya hemos analizado el he. tho de que las necesidades del pueblo y no el luero constituyen la meta global. Lo que nos jworta primordialmente ahora no es el para _ sino el como; no el fin sino el método por él ‘ual se lo realiza, Lo que queremos saber es ‘Gué politieas correspoude adoptar para el logra objetivo propuesto, Las necesidades no tienen limite, pero si lo nen los recursos dispensables para satisfacer aquellas necesidades. Las politicas por adoptar Geben, por tanto, estar basadas no én lo que los Planificadores coviéticos desearian hacer, sino Io que es posible hacer. Esa posibilidad solo Puede medirse a través de la elaboracién de un euadro completo y exacto de los recursos pro- ivos del pais. fabrica. En cada etapa las «cifras de control» se someten a un eserutinio y examen muy rigit roso. Cuando Ilegan a la itltima estacién de viaje desde el Comité Planificador Estatal, es decir, a la fabrica o granja colectiva, todos los frabajadores y granjeros sagaces toman parte activa en la discusién y consideracién del plan, formulando propuestas y sugerencias. Tras esto. Jas «cifras de control» retornan por la mist Tinea hasta legar finalmente, con sus enmien- das y agregados, al Comité Planificador Hsta- tal.” : 16 re beneficio de ellos; y que ellos ~ sal ien; y que tienen, incluso, conciencia haber sido, al menos en parte, responsables 1 cumplimiento de los objetivos prefijados para los primeros”. “La tereera etapa de la preparacién del plan es el examen final de las cifras de retorno. El plan y los Iideres del gobierno analizan las yestiones y enmiendas, hacen los cambios ne- _cesarios y el plan queda entonces concluido. Ya ‘en su configuracion final es enviado a los obre- Fos y- campesinos de todas partes, y la nacion entera consagra todas sus energias a completar Ja tarea. La accién colectiva en beneficio de to- dos se convierte en realidad. _ Bajo el socialismo, a través de la propiedad liblica de los medios de produccién, y de Ja lanificacién centralizada, el pueblo puede con- trolar sus propios destinos; el hombre es el amo de las fuerzas econémicas. La produccién y el consumo se basan en un plan que interroga: ;Qué hemos conseguido? ;Qué necesitamos? Qué podemos hacer con lo que hemos consegui- do para obtener lo que necesitamos? Con seme- jante plan es posible prover ocupacién itil a todos los que quieran trabajar, y se puede ga- rantizar el derecho al trabajo. El articulo 118 de la Constitucion de la Uni6n Soviética lo ex- Dresa con estas palabras: “Los cludadanos de Ja URSS tienen derecho a trabajar, es decir, se Jes garantiza ¢l derecho a la ocupacién y al Pago por su trabajo de acuerdo con su cantidad y calidad. El derecho a trabajar esté asegurado por Ja organizacion socialista de la econom(a nacional, crecimiento sostenido de las fuerzas produc- tivas de la sociedad soviética, la eliminacién de Obreros de las fabricas y campesinos en las _ granjas puntualizan su opinién sobre los tos y defectos del plan. Es este un hecho del cual los rusos se enorgullecen con justicia. A menudo sucede que los obreros y campesinos disienten con las cifras de control dadas para su esfera especifica de trabajo. Muchas veces elevan un contraplan en el cual exponen sus propias cifras para demostrar que puedan aut mentar la produccién mas de lo que se Jes pide. Wn este examen y debate del plan provisional entre millones de ciudadanos soviéticos de todas. partes estiman los rusos que reside la verda: Gera democracia. Ni el plan de trabajo por — realizar, ni los objetivos que han de aleanzarse son impuestos desde arriba. Los obreros y cam pesinos tienen voz en la tarea, ;¥ con qué re sultado? Un observador competente da la m puesta: “Doquiera vaya usted, al menos en Ia regiones de Rusia que he visitado, oiré que Jos trabajadores le dicen con orgullo: ; no quieren decit que ellos, individualmente, sean propietarios objeto en cuestién, sino que éste funciona 80 81 la posibilidad de crisis econémicas y la aboli- cidn de] desempleo.” La catastrofe que sobrevino en 1929 es m¢ cionada muchas veces con el nombre de crisis mundial. No lo fue. La pardlisis de la produc- cin, con su secuela de desocupacién y miseria para las masas populares afecté a todas las ve- giones del globo... excepto a una. Se estrellé contra las fronteras de la Union Soviética, y retrocedié. La planificacion centralizada es rasgo carac- teristico del socialismo. Para la comprension del modo como funciona la planificaeion hemos examinando, por necesidad, el modelo ruso, en vista de que Rusia es, por el momento, el inico pais socialista del mundo. No debemos, empero, caer en el error de creer que el socialismo de cualquier otro pais debe ser exactamente igual al de la Union Soviética. No podria serlo. En unos Estados Unidos so- cialistas, por ejemplo, no habria necesidad de acelerar la tarea de construccién de planta in- dustriales, puesto que ya poseemos las mas gran- | des y mejores del mundo, Nuestra primera ta. yea, al revés de la de la Unién Soviética, seria intensificar la produccién de articulos de con- sumo. : Lo mismo sucederia con otros paises. Los recursos naturales son diferentes, y el clima, las preferencias del pueblo, la sanidad, la educa- cidn, la cultura los conceptos de la libertad y Ge los derechos civiles, la historia y también la tradicin son diferentes. Las condiciones pect- liares de Ja Unién Soviétiea, que la levaron a desarrollar un tipo de socialismo acorde con sus necesidades, no serian las mismas en otros pai _ 8@8, lo que daria por resultado un tipo diferente de socialismo, Pero las lineas generales serfan las mismas ara todos los paises que abrazaran el socia- lismo. En todos ellos habria propiedad pitblica de los medios de produccién y planificacién cen- ‘tralizada. 16. INTERROGANTES SOBRE EL SOCIALISMO 4Puede nuestro sistema econémico funcionar sin capitalismo? Cambie usted 1a iltima palabra de esta ‘ n ne gunta y descubriré que es del mismo tipa de tas que se han formulado en todos los periodos de la historia. Cuatro siglos atras, en Europa, la pregunta era: ;Puede nuestro sistema eco. “hOmico funcionar sin sefiores feudales? Hace eien afios, en los Estados Unidos, se interropa: ba: ¢Puebe nuestro sistema econdmico funcio- _ fax in esclavistas? i como la sociedad deseubrié que podia arroglérselas sin sefiores feudales y egelavistas, Comprobaré que puede funcionar sin eapitalis: , Debe hacerse una distincién entre los capi- _talistas y os medios de produceién que lies oseen como capital. La sociedad, por supuesto, ho puede arreglarselas sin estos medios de pro. luecién: tierras, minas, materias primas, ma- quinarias y fabricas. Ellos son esenciales. La Giferencia ha sido expuesta con claridad por : rt Blatchfor i ae en su famoso libro Merry __Afirmar que no podriamos trabajar sin capital es tan cierto como decir que no a2 83 aplica al hombre de genio, al inventor o al eapi- talista empresario para el cual el incentiyo de la ganancia ha sido algo tangible. 4Es cierto que es el suefio de la riqueza lo que impulsa a Jos hombres de ciencia ¢ inven- tores a trabajar dia y noche para levar a tér- mino feliz sus experimentos? Hay pocas evic dencias que puedan respaldar esta tesis. ¥ existen, por el otro lado, abundantes pruebas en apoyo del argumento de que el genio inven- tivo no busca otra recompensa que el placer del descubrimiento 0 la felicidad que deriva del uso pleno y libre de sus potencias creadoras. Véanse estos nombres: Remington, Under- wood, Corona, Sholes. Usted reconocera en se- guida a tres de ellos como fabricantes famosos de mAquinas de escribir. ;Quién fue el cuarto, él sefior Christopher Sholes? ue el inventor de la maquina de escribir. ;Le reporté su inge- niosa ereacién la misma fortuna que lograron amasar la Remington, la Underwood o la Co- rona? Nada de eso. Le vendié sus derechos a _ Remington por 12.000 délares. Fue el lucro el incentivo de Sholes? No, de acuerdo con su bidgrafo: “Rara vez pensaba: en el dinero y, en verdad, decia que no le gus taba poseerlo porque traia muchas preocupa~ ciones. Por esta razén presté muy poca aten- cién a las cuestiones comerciales”. 5s Sholes fue slo uno entre miles de inventores y hombres de ciencia tan absorbidos siempre en su labor creadora que “rara vez piensan en él dinero”. Esto no implica que no haya algunos para los cuales el lucro es el tinico incentivo. Cabe esperar tal cosa en una sociedad avida de Yiquezas. Pero aun en tal sociedad, la lista de grandes nombres para los cuales el servicio a 86 Ja humanidad fue el imico incentive es sufi. cientemente larga como para probar que el gé- nio cientifico trabaja sin necesidad de incentivo _ €conémico. Si alguna vez pudo dudarse de esto, hoy ya “ho es.posible. Porque la época de los cientificos individuales que trabajaban con sus propios medios ha quedado atras. Cada vez en mayor escala, los hombres de capacidad en el Ambito cientifico van siendo contratados por las gran- des corporaciones para que trabajen en sus la- boratorios, por salarios regulares. Seguridad, un laboratorio de ensuefo y ia gratificacién que encuentran en la contraccién al trabajo, he aqui todo lo que basta para contentarlos, y lo que fretuentemente se les brinda. Pero nada de ganancias. Supongamos que inventan un nuevo proceso. ¢Reciben ellos las ganancias resultantes? No, no las reeiben. Mayor prestigio, publicidad y un atimento de salario, eso puede ser, Pero nada de ganancias. Una sociedad socialista sabré bien cémo 7} lentar y honrar a sus inventores y hombres de Ciencia. Les proporcionaré tanto la recompen- sa como la veneracién que merecen. ¥ les dard aquello que aprecian mas que nada: la oportu- _fidad de desarrollar su actividad creadora al méximo grado, as ganancias fueron ciertamente el incen- tivo del empresario capitalista hace mucho fiempo; pero ese tipo de empresario ha desapa- recido de la escena industrial. Ha sido suplan- tado por el nuevo tipo de ejecutivo mejor adap- tado para la transformacién de la industria compéetitiva en monopolista. La temeridad, la osadia y la agresividad que caracterizaron al a7 jersona que obtiene incluso los mayores dngresos en la sociedad socialista continuara andolos hasta tanto siga mereciéndolos por trabajo. No puede nunca convertirlos en resos no ganados adquiriendo los medios de sroduccién y viviendo luego del trabajo de los tos. No-puede comprar los medios de produc- ~¢ién por la excelente razén de que en 1a socie- “dad socialista los medios de produccién perte- cen al pueblo y no estén en venta. La paga for. que recibe por su trabajo mas intenso as calificado le permite vivir mejor gue ‘otros que ganan menos; pero su mayor salario Je permite explotar a nadie. _ Aungue hay desigualdad de paga en Ia socie- lad socialista, existe igualdad de oportunida- ‘des. Aunque los trabajadores especializados Banan més, los trabajadores no especializados men facil acceso al adiestramiento y la expe- lencia necesarios para especializarse; aunque is administradores, ingenicros, escritores 0 ar- tas ganan més, Jla libre educacion para todos €n proporcién a su eapacidad de aprender les -abre las puertas de aquellas profesiones, ¥ la Palabra “todos” en la sociedad socialista sig- niifica exactamente eso; no significa “todos los ‘que pueden pagar las tarifas”, no “todos los poseen educacion irreprochable”, ni “todos S que no sean negros o judfos”. emipresario de la vieja guardia ya no se nece- _ sitan en Ja industria monopolista de hoy. Las grandes corporaciones han reducido los riesgo: al minimo; su negocio est mecanizado y pl ficado; sus decisiones no se basan ya en la in- tuicidn sino en la investigacién estadistica. Estas corporaciones no son administradac por el propietario-empresario de ayer. Ni si quiera son administradas por los propietario. én lo fundamental son manejadas por ejecuth vos rentados que trabajan no por ganancias sino por salarios. ‘Sus salarios pueden ser grandes 0 pequefios; pueden ineluir alguna honificacion o no, Es posible que existan ademas otras recompensas: satisfaccion personal, prestigio, poder, placer de desempefiar una tarea con eficiencia. Pero para la mayoria de los hombres que manejan Jos negocios en los Estados Unidos el incent vo de las ganancias no existe desde hace mucho tiempo. iTrabajaré la gente por incentivos que no sean los del Iuero? No hace falta especular s bre esto. Sabemos ya que lo hacen. {Obtienen todos la misma paga en la sociedad socialista? De ninguna manera. El trabajador especial zado gana mas que el no especializado; el a ministrador gana mAs que el obrero; el mtisico de talento gana mas que el miisico comin; el granjero que produce 400 toneladas de tri gana m4s que el que produce 300; el minero que extrae ocho toneladas de carbon recibe mas que el que extras seis, y asi sucesivamente. La "gente gana de acuerdo con la calidad y ean- tidad de su trabajo. : ludl es la diferencia entre socialismo Y comunismo? ‘El socialismo y el comunismo son semejantes “@n que ambos son sistemas de produccin para consumo, basados en la propiedad pibliea de | medios de produccién, y en la planificacin itralizada. 1) socialismo surge directamente 68 a9 Se llaman comunistas abogan por el comuni: mo. No ocurre asi. Toda vez que el sucesor inmediato del capitalismo sdlo puede ser ol so- eialismo, los partidos comunistas, al igual que | 16s partidos socialistas, tienen por meta el esta- Dlecimiento del socialismo, _ gNo hay, entonces, diferencias entre los par fidos socialista y comunistas? Si, las hay. Los comunisias creen que tan pronto como la clase trabajadora y sus aliados estén en sic _ tuacién de hacerlo deben producir un cambio fundamental en el carcter del Estado; deben remplazar la dictadura capitalista sobre la cla. Se trabajadora por la dictadura de los traba- J iadores sobre la clase capitalista como primer ~ Paso del proceso por el cual la existencia de los ‘apitalistas como clase (pero no como indi- _ Viduos) toca a su fin y_surge eventualmente " wha sociedad sin clases, El socialismo no puede learse con s6lo tomar y utilizar la vieja ma- " Guinaria capitalista. de gobierno; los trabaja- ores deben destruir la Vieja y establecer au “Propio y nuevo aparato estatal. Hl Wstado de | los trabajadores no debe dar a la vieja clase dirigente oportunidad alguna de organizar una Gontrarrevolucién; ha de usar su fuerza arma. Para aplastar Ja resistencia capitalista don- | de ella surja. Hos socialistas, en cambio, creen que es po- sible hacer Ja transicién del capitalismo al so. ' Gialismo sin necesidad de un cambio basico on -¢] eardcter del Estado, Sostienen esta opinion } Porque no consideran al Estado capitalista co- 0 una institucién esencialmente destinada a da dictadura de la clase capitalista, sino més ‘bien como una pieza del mecanismo que puede Ser utilizada en beneficlo de cualquiera de las én el capitalismo; és la primera forma de la nueva sociedad. Il comunismo es una evolu- cidn ulterior o “etapa superior” del socialismo. En vez de “a cada cual segiin su capacidad”, “a cada cual segiin sus realizaciones” (socialis- ok 7 a vez de “a cada cual segiin su capacidad! “a cada cual segiin sus necesidades” (comuni mo). oe El principio socialista de distribucién segim las realizaciones, es decir, cegiin la calidad y cantidad del trabajo realizado, es inmediata- mente posible y practico, Por el otro lado, el principio comunista de distribucién segin las necesidades no es posible y practico en forma inmediata; es un objetivo final. se Es obyio que, antes de aleanzarlo, 1a produe- cién debe alcanzar niveles nunca sofiados, pues para satisfacer las necesidades de todos debe haber la mayor abundancia en todos los érde- nes. Por otra parte, se habra tenido que cam: — biar la actitud del pueblo hacia el trabajo, es decir, que la gente no trabaje porque se ve obligada a ello sino porque quiere hacerlo, 10 cual es resultante a la vez de un sentido de responsabilidad para con la sociedad, y de la satisfaccién que el trabajo ofrece a una sentida necesidad de Ja vida. Hi socialismo es el primer paso en el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas para aleanzar la abundancia y cambia la perspecti- va y cspiritual del pueblo. Hs la necesaria eta. pa de transicién del capitalismo al comunismo. No debe suponerse, por la distincién entre — socialismo y comunismo, que los partidos po- Iiticos de todo el mundo llamados socialistas 1 clases que obtenga su posesion. No n entonces la cluse trabajadora destruir el viejo aparato estatal capitalista y construir uno nue: vo. La marcha hacia el socialismo puede cerse paso a paso dentro de la estructura de Jas formas demoerfticas del Estado. : La actitud de ambos partidos hacia la Un Soviética deriva directamente del modo se aproximan 2, este problema. Hablando general, los partidos comunistas ensalzan a la Unién Soviética y los partidos socialista detractan en diverso grado. Para los communis- tas, la Unién Soviética merece el aplauso todos los que verdaderamente creen en el soci: lismo porque ella ha transformado én realid el stiefio socialista; para los socialistas, 1a Ut Soviética s6lo merece condenacién porque ha construido el socialismo, o por lo menos el socialismo que ellos sofaban. glmplica el socialismo ta eliminacion de propiedad privada del pueblo? Bn vez de querer la eliminacién de la propi dad privada del pueblo, los socialistas quieven que mds personas tengan mas propiedad prive da que nunca. Hay dos clases de propiedad privada, una propiedad que es privada por natura como Ja de los artfeulos de consumo utiliza propiedad privada que no es de naturaleza sonal: la propiedad de los medios de prot cin. Este tipo de propiedad no se utiliza el bienestar particular, sino para producir Io articulos de consumo que sirven a ese biene: Sovialismo no signifiea eliminacién del mer tipo de propiedad privada, por ejemplo 92 sigi 1 segundo tip: lad privada, por lo Ja fabrica de articulos para Ja vesti- ta del individuo. Implica eliminacién de la “Propiedad privada de los medios de producoién parte de unos pocos, de manera que haya ‘ina propiedad privada mucho mayor en los Medios de consumo de la mayoria. Aguella jarte de Ja riqueza producida por los trabaja- eS Y que se les quita bajo la forma de ga- neias seria de ellos y les permitiria, bajo el jeialismo, adguirir m4s propiedad privada, “ropas, mas comodidades, mas alimentos, is entradas para el cine. Mas propiedad privada para usar y disfrutar. finguna propiedad privada que sirva para Ia presion y la explotacién. Eso es socialismo. No son los socialistas los predicadores la querra de clases? Za guerra de clases debe existir mientras Ja sociedad esté dividida en clases de intereses contrapuestos. EJ capitalismo, por su misma ituraleza, crea esa divisién. La guerra de ao debe terminar tan pronto como la socie id deje de estar dividida en clases hostiles. I socialismo, por su misma naturaleza, crea une sociedad sin clases. Los socialistas no “predican” la guerra de solo definen la guerra de clases exis- tente, Convocan a la clase trabajadora para que colabore con miras a la transformacién de tha sociedad que debe estar dividida en una sociedad que haga imposible tal divi Iuieren que la fraternidad universal, que bajo Capitalismo solo puede ser una ilusidn, se ‘ransforme en realidad bajo el socielismo. 93 cane ERE Lo que los socialistas predicen es el evange | lio del cristianismo, de la solidaridad humana, Eso es lo que la Enciclopedia Britinica dice acerca de sus ensefianzas: “La ética del socia- lismo se aproxima estrechamente a la ética’ del eristianismo, si no es idéntica a ella”. podria’ hacerse entre los Estados’ Unidos “upitalistas y unos Estados Unidos socialistas, En ningin otro pais las condiciones materiales Son Mas propicias al socialismo. in ninguna Parte el cambio de la inseguridad, la penuria y Ja guerra capitalista a la seguridad, la abun- ancia y la paz socialista podria realizarse tan velozmente y con tan minima proporeién de e308 y perturbacin. En tanto otros paises, en su ayance hacia el socialismo, deben realizar ingentes sacrificios para conseguir la instala. ion de plantas industriales y la evolucién del onocimiento cientifieo y ténico, nosotros los tenemos al aleance de la mano. En otros paises, eomo la Unién Soviética, el pueblo debe sufrir Privaciones temporarias con miras a crear la Capacidad de producir abundancia; en los His. fados Unidos las fuerzas Productivas ya han sido establecidas: s6lo falta liberarlas. Eso no ] Buede hacerlo el capitalismo, y si podria ha- cerlo el socialismo, éNo vive el pueblo de los Bstados Unidos mejor que el de la Unién Sovictica, y no prueba eso que el capitalismo es mejor que el socialismo? E] capitalismo de los Estados Unidos tiene ciento cincuenta afios de existencia; el socia- lismo de la Unidn Soviética sélo tiene treinta y.seis afios*. Comparar a uno con otro es tan impropio como comparar la fuerza de un hom- bre adulto con la de un nifio que recién empieza @ caminar. Es mas: la Unién Soviética era un pais in- dustrial atrasadooy devastado por la guerra y el hambre en sus origenes; terminaba de empe- Zar a crecer cuando fue detenido otra vez por la segunda guerra mundial. Es obvio que él mnérito relativo del socialismo y del capitalismo no puede probarse escogiendo para la compa racion al pais capitalista mas rico del mundo, al ms evolucionado industrialmente y al menos — afectado por la devastacién bélica. Una comparacién mds justa seria entre el capitalismo de la Rusia zarista y el socialismo de la Unién Soviética. En esté sentido cual quier observador imparcial convendrA en que él socialismo es netamente superior en todos Jos aspectos. Del mismo modo, una comparacién ms jus: No es antinorteamericano el sovialismo? Para que el socialismo fuera antinorteame- rieano sus objetivos tendrian que estar en des. acuerdo con el espfritu y la tradicién del pueblo Horteamericano, Fs este el caso? ;Qué otra Cosa podria ser més ajustada, al norteameriea- nismo que los objetivos socialistas de justicia Social, igualdad de oportunidades, seguridad econémica y paz, todos ellos prineipios consa- Grados por la Declaracién de la Independencia ¥ por le Constitneién? ;¥ no han sido siempre &stos los ideales profesados por nuestros més grandes estadistas? Hi Socialismo de Carlos Marx es una ciencia, « N. del T.: Téngase en cuenta que el presente Como todas las demas ciencias, es universal y ensayo fue escrito en 1953, de 95 miento sin juicio por jurados en todas las causas criminales, La importancia de estas libertades salta a la vista, Son libertades invalorables. Han sido ar mas esenciales en la lucha de la clase trabaj dora por mejorar sus condiciones de vida, Han contribuido a la grandeza de los Hstados Ui dos. Su existencia ha ayudado a edificar la na: cidn al atraer hacia los Estados Unidos a inmi- grantes de otras tierras. = ‘Los norteamericanos han disfrutado, sin duda, de estas libertades en un grado mayor que los pueblos de casi todos los demas pases. Sin eme bargo, serfa ingenuo sostener qué los derechos _ garantizados por la Constitucién existen siem- | pre en los hechos. Las libertades que nos otor- gan las leyes no siempre las disfrutamos en Ia vida diaria. Es asi como el Comité de Activida- des Antinorteamericanas de la Camara vilipen- dia y persigue a ciudadanos en flagrante viola- cién de la carta de derechos fundamentales. Los derechos de los empleados gubernamentales a Ia libertad de opinién y asociacién se ven amena- zados por una orden presidencial que establece muevas normas de lealtad reitidas con la tradi | cional concepeién norteamericana. La Oficina Federal de Investigaciones (PBI) se convierte’ €n una policia politica que cuenta con intermina- bles archivos de expedientes secretos sobre las ereencias y actividades de millones de norte- americanos. Y el tipo de informacién que la PBI considera pertinente para su investigacién sobi Ja nueva “lealtad” queda a la vista en este co. mentario extraido de un informe de la FBI, pu-_ Dlicado en 1948: “Fis de esa clase dé person: que permite a su sirvienta negra entrar y salir por la puerta principal”, : = _ Los hechos tienden a indicar que tal vez sea- mos demasiado ingenuos al suponer que las fer- Vientes declaraciones de derechos que recitamos, y Sti realidad concreta, son la misma cosa; ellas Ho cobran realidad por el mero hecho de nuestra Permanente fe o por la reiteracién del amor que "nos inspiran, Es mas: la libertad puede ser efectivamente negada © suprimida aunque no exista coercién directa por parte del Estado. Los ejemplos for- Man legion: los negros del sur no gozan de los tmaismos derechos civiles que los blancos, y en todo el pais sufren una u otra forma de discri- “Ininacién. Los judios viven acosados por las ‘Testricciones que les impiden la igualdad de ace. 80 a universidades, hoteles o empleos. Los argu- Mentistas de cine se ven privados de su medio de vida porque insisten en su derecho constit- cional a conservar sus convicciones particula- tes. Los comentaristas radiales son eliminados del aire porque son demasiado “liberales” *, ‘Nuestra ensalzada libertad de pensar y decir _ Jo quese desea, ¢es tan amplia y sustancial como Jo ereemos? ;'Toleramos realmente a todas las _ opiniones politicas y econémicas disidentes? En _ €pocas normales, es cierto que no encarcelamos aliberales o radicales. Pero... zqué ocurre en tempos de tensién, por ejemplo en 1935? ;¥ ho es también cierto que los empleos, el poder ¥ él prestigio corresponden casi siempre a los que no disienten, a los que son “sensatos” y “se guros”? Tomemos por ejemplo el aspecto de la * N. del T.: Para Ja mejor comprensién de esie Capitulo debe tenerse en cuenta que el presente en- Sayo fu escrito en 1953, época en la cual arreciaba ‘en los Estados Unidos Ja actividad de las investiga elones a que se alude aqui, 98 99 c oe que un hombre que tenga algo que lecir cuente con la oportunidad para decirlo”. Los socialistas afirman que éste es el meollo de la cuestion. Para ellos, la ausencia de coer- ¢ién, valiosa como es, no asegura necesariamente 1a libertad. El mero hecho de que ninguna ley Je prohiba a usted hacer algo no significa que pueda hacerlo. Tiene usted el derecho de tomar un avién y viajar a Nueva Orleans, 0 a Holly- wood, o a Nueva York, pero no es realmente libre de hacerlo si no tiene dinero para pagar el pashje. ¢De qué sirve tener un derecho si no +e tiene la posibilidad de ejereitarlo? La libertad, por lo tanto, involucra mucho mds que la ausencia de restriccién. ‘Tiene un aspecto Positivo que, para la mayoria del pueblo, es de mayor significacién. Libertad significa vivir Ja ~ vida en plenitud, significa capacidad econdmica Para satisfacer las necesidades del cuerpo en cuanto a alimentacién apropiada, vestido y vi- vienda, adems de la oportunidad efectiva de _ cultivar la mente, desarrollar la personalidad y mantener la individualidad. Este concepto de la libertad resultaré proba- blemente sorprendente para los que siempre han Doseido los medios de satisfacer sus deseos y desarrollar sus facultades. Para ellos la liber- _tad se mide solamente en términos de no inter- ferencia con sus derechos; sin embargo, para la - Bran mayorfa de la humanidad, se mide menos en término de derecho y més en términos de Pan, comodidad y seguridad. Basta plantear _ unas poea s preguntas para estabiecer la validez de esta concepcién mas amplia: ;Es libre um hombre sin trabajo que padece hambre? ;Ks libre una persona analfabeta, aislada del mun- o de los libros y de Ja cultura? ;Es libre un edueacién, Nos enorgullecemos de Ia libertad académica de nuestras universidades, Hay miles de profesores en los cientos de universidades de los Estados Unidos. En gran medida —y siem- pre en Jas épocas normales— ellos gozan de bertad para ensefiar lo que piensan. Pero ;no se los eligié primordialmente porque lo que pien: san concuerda en mucho con lo que piensan los directivos de las universidades? ;Cudntos so- cialistas calificados académicamente obtienen’ nombramientos como profesores de economia de Tas facultades universitarias? ee La libertad de prensa es una frase noble, re- confortante, que se hace resonar como una cam- pana echada al vuelo en los ofdos de los norte: americanos. Nos gusta pensar que ella invoh era el derecho a la libre expresién del piiblic Puede que haya significado eso alguna vez, pero tal cosa ya no ocurre, La Comision sobre Li: bertad de Prensa presidida por el Dr. Robert Hutchins, ex rector de la Universidad de Chie cago, informaba en 1947: “La proteccién contra el gobierno no basta actualmente para garanti-— zar que un hombre que tenga algo quo decir cuente con la oportunidad para decirlo, Los pro Pietarios y directivos de la prensa determinan qué personas, qué hechos, qué versién de los hechos y-qué ideas han de legar al piiblico” (los subrayados nos pertenecen). En los Estados Unidos ereemos que todo el problema de la libertad reside en la “proteccion contra el gobierno”, o sea en la fijacion de limi- tes al poder de la ley para determinar o controlar. Io que podemos decir o hacer. Pero, como Io revela el informe de la comisién, la ausencia de restricciones, por si misma, no es suficiente; no_ 101 100 hombre encadenado a un empleo las 52 sem: has del afio, sin contar jamds con algunos dias libres para tomarse vacaciones, descansar 0 via- jar? ;Hs libre un hombre agobiado continua. mente por las preocupaciones y las angustina’? 4Es libre un individuo acosado siempre por el temor de perder su empleo? ;Es libre una per- Sona de talento, carente de posibilidades para obtener Ia educacién que ayudaria al floreci- miento de su inteligencia? Sélo los ricos son capaces de gozar de la liber- tad en su sentido mas amplio de abundancia, seguridad, comodidad. Los pobres no son li- bres. Ni pueden, como hemos visto, conquistar ja libertad bajo el capitalismo. La Iucha porel — socialismo es en consecuencia, y tal como 1a de- fine apropiadamente Corliss Lamont, ima lucha Por “compartir la libertad”. La ruta hacia Ja libertad de a clase trabaja- dora est4 claramente delineada: sustituir Ia pro- piedad privada por la propiedad colectiva en los medics de produccién, establecer el socialismo en el lugar del capitalism. Ese camino ofrees auténtica libertad para la mayoria. Como lo dice John Strachey, “El acto inicial de despoiar a los capitalistas crea de un solo golpe més fiber, tad de la que haya habido nunca o pueda haber bajo el capitalismo, excepto para los capitalis: tas. Ni las constituciones, ni las declaraciones de derechos, ni las repiblicas ni las monarguias constitucionsles pueden tornar libres a los hom- bres mientras la existencia de éstos permanez- a amerced de los que mantienen potestad sobre los medios de vida. S6lo en una sociedad Socialista esas libertades, de las que los traba- Jadores briténicos y norteamericanos no poseeh més que la sombra, pueden asumir forma y sus- 102 | taneia. En una sociedad socialista el trabajador _ isfruta no meramente el derecho tedrico, sino 1a cotidiana oportunidad préctica de aplicar Suis libertades. Esté capacitado para vivir y no exclusivamente para trabajar. Bajo el socialis- mo el trabajo constituye un medio para una existencia libre y feliz. Bajo el capitalismo la "vida del trabajador es preservada como un _ medio necesario para la extraccién del maximo “posible de su capacidad de trabajo”. fentras que el socialismo implica una si- _ tuacién de libertad para la masa del pueblo, priva a la clase capitalista de la libertad que ésta poseia. He ahi por qué, ante Ja iracunda _ reclamacién de los capitalistas que afirman que _ él sccialismo es incompatible con la libertad, cabe que les preguntemos: jLa libertad de quién? Es cierto que el socialismo es incom- patible con el tipo de libertad al que ellos han estado acostumbrados, Suprime la libertad que ellos tienen para anteponer su propio bienes- tar al bienestar general; suprime su libertad de explotar a otros; suprime su libertad de vivir _ sin trabajar. _, Pero para el resto de los hombres el socia- __lismo significa ms libertad efectiva, no me- nos. Y para no preocuparnos demasiado por Ja pérdida de libertad de los capitalistas, re- cordemos que Ja mayor libertad de aquellos que ho poseen casi ninguna s6lo puede conquistarse @ @xpensas de los que la poseen en demasia. _ Segiin las palabras de Abraham Lincoln: “'To- dos ensalzamos la libertad; pero al usar Ia mis- tia palabra no todos queremos decir la misma _ cosa. Para algunos la palabra libertad puede _ Significar el derecho de cada uno de hacer Io que le plazea consigo mismo y con el producto 103 oy: de su trabajo; mientras que para otros Ja mis ma palabra puede significar el derecho de cer lo que le plazea con otros hombres, y ¢oi el producto del trabajo de otros hombres, He aqui dos cosas no sélo diferentes sino incom- patibles, lamadas por el mismo nombre: liber- tad. Y se explica que cada una de ambas cosas Sean lamadas, por sus respectivos partidarios con dos nombres distintos ¢ incompatibles: li bertad y tirania, ae “El pastor aleja al lobo del cuello de oveja, por lo cual la oveja le agradece como a.su libertador mientras el lobo lo denuncia po Ja misma accion, como destructor de la liber tad... Hs evidente que la oveja y el lobo estén de acuerdo sobre la definicion de 1a pal bra libertad”. ¥ de la misma manera los socialistas y_ lo; capitalistas no estan de acuerdo sobre la defi-_ nicién de las palabras derecho y libertad. Que’ la totalidad del pueblo posea los medios de pro- duccién del pais y los administre con arreglo a una planificacién centralizada constituye libertad para los socialistas, en tanto que pt los capitalistas es todo lo contrario. Qui tiene razén? El punto de vista socialista tiene, al menos, el mérito de ser congruente. Si est: mos en favor de la demoeracia politica, com decimos estarlo, por el mismo razonami tendremos que estar en favor de la democracia econémica, a Los capitalistas ya no osan argumentar e1 contra de la democracia politica, pero comba- ten Ja democracia econémica con el prete de que ella atenta contra Ja libertad. Otra vez deberiamos formular la pregunta: ;La liber- tad de quién? ; Les preocupa a ellos la libertad todos los individuos para disfrutar de las bondades de la vida, o les interesa s6lo la liber- _ tad de apropiacion privada de los medios de produceién para conservar su posicién privi- -Jegiada? Libertad significa vivir la vida en plenitud, eapacidad econémica para satisfacer las necesi- dades del cuerpo en cuanto a alimentacion, ves- tido y vivienda adecuados, ademas de oportu- nidades efectivas para cultivar la mente, des- arrollar la personalidad y afirmer la individua- lida. Es obvio que en este sentido la libertad solo es posible para todos cuando se ha alean- zado la abundancia extrema, "El bajo nivel de la productividad humana que fue. justificativo hist6rico de 1a diyisién de Ja sociedad en clases, de la explotacién del Hombre por el hombre y del disfrute de la liber- s6lo, por una menguada minoria, ya no iste. Ahora, por primera vez en la historia del ‘hombre, es posible abolir las clases, suprimir el “mundo de la explotacién y enriquecer la cali- lad de la vida humana eliminando la desocu- pacién, proveyendo el confort de le completa Seguridad social, abriendo a todos el acceso al Mundo de la cultura y dejando tiempo disponi- “ble para el placer, el estudio y la actividad creadora. _ No sera facil ni sera rapido, pero a través del socialismo puede Ievarse a cabo. _ Estamos en los umbrales de la realizacién del sueio —tan antiguo como el hombre mis: mo— de la emancipacion de Ja humanidad, de Ja libertad para todos y no solamente para “tnos pocos. 104 105 ~ Los marxistas no abogan por el uso de la vio- _ Teneia, como no lo haria nadie en posesion de sus facultades mentales. Nada les gustaria tan. to a los marxistas como lograr sus propésitos de transformar la sociedad capitalista en socia- lista por medios pacificos y democraticos. Pre. ven, empero, qué las tentativas de la clase traba- Jadora por convalidar la yoluntad de la mayoria “favorable al necesario cambio tropezarén con la resistencia de-la clase dirigente que Inchara hasta.cl fin para mantener el viejo orden social, -Tnsisten, incluso, en que el uso de la fuerza y la | Violencia por la clase trabajadora, una vez en el jeder, se justifica como medio de impedir su propio derrocamiento por el uso contrarrevolu- eionario de la fuerza y la violencia de parte de Jos capitalistas despojados y sus aliados de otros paises, Los marxistas consideran la transicién del €apitalismo al socialismo como una, transicién " “del despotismo a la libertad”. La consideran _ Recesaria ¢ inevitable, y estén bien al tanto de Jos peligros. Prevén que habré, derramamiento de sangre, pérdida de vidas. Pero —se pregun- tan— jcudl es la alternativa? ;Hay una alier- _ hativa libre de sufrimientos, de pérdida de san- Ste, de violencia, de muertes en la. revolucién Socialista? No, no la hay. La alternativa es ~ “Gic @l sufrimiento, el derramamiento de sangre, Violencia, y la pérdida de vidas son mayores @n Jas guerras capitalistas. Los libros de histo- xia relatan, con horror, la desgracia de los miles de personas que fueron muertas en el curso de Ja Revolucion Francesa, Es, por cierto, una his- toria tragica. Pero comparese el ntimero total de vidas perdidas —caleulado en 17.000— con Ja némina de bajas de una sola de las grandes 18; EL CAMINO HACIA EL PODER Los marxistas sostienen que para transfor- mar la sociedad es necesaria una revolueién. Creen que la transicion del capitalismo al so. cialismo no puede efectuarse en cualquier mo- mento, sino s6lo cuando las condiciones estan dadas para la tranformacién. No propugnan Ja toma del poder por una minoria; el acto de la revolucién solo puede tener éxito cuando existe un relativo caos social, cuando el liderazgo de la clase dirigente es inefieaz y cuando la ma- yoria del pueblo apoya a la clase trabajadora fuertemente organizada y con conciencia de clase en su ascenso al poder. : La revolucién no es meramente un cambio de personal gubernativo entre uno u otro miem- bro de la clase dirigente, como resultado de una rebelién o insurreccién. Para los marxistas el término “revolucién” tiene un significado — mucho mas profundo. Ws la transferencia del poder econémico y politico de una clase a otra clase. El tipo de revolucién que Marx propug- n6, la tevolucién socialista, signifies especifi- camente la transferencia del poder de la clase capitalista a la clase trabajadora; implica re- visar las relaciones entre la clase trahajadora y los capitalistas de manera que la clase traba- jadora es el primer paso de la revolucién. El segundo paso es refundir el orden social y anu- lar la resistencia de la clase capitalista al cambio. 2 Ahora bien: como los marxistas advierten, en vista de la experiencia histérica, que las revo- luciones son acompafiadas por el uso de la fuer- za y la violencia, se supone generalmente que ellos “ereen en la fuerza y Ja violencia”, Bso es falso. 106 oS 107 batallas de la altima guerra. Comparese la vi lencia dela revolucién —17.000 vidas perdida con la violencia de la guerra: se estima que en Ja segunda guerra mundial el total de los muet tos militares y civiles fue de 22,060,000, y el de Jos heridos aleanz6 a 34,400,000. os La alternatiya del ostablecimiento del socia- lismo mundial con su inevitable secuela de paz, es el mantenimiento del capitalismo con su in vitable secuela de guerra. 3 La alternativa que se ofrece a la construc: — cién de un modo de vida nuevo es la posible des- tuccién de toda vida humana en el proxim holocausto eapitatlista, se Un siglo atris, en el Manifiesto. comunista, Carlos Marx y Federico Engels explicaban a I trabajadores del mundo por qué debian, y e6mo podrian provocar Ja transicién del capitalismo — al socialismo, siguiente paso del desarrollo his torico de la raza humana. EJ 12 de enero de 1848, pocas semanas antes de que aquellos cier tificos de la revolucién publicaran su memorable obra, un gran norteamericano se puso de pi en la Camara de Representantes y dijo algun: cosas sobre un tema que conmovia a todos corazones, He aqui lo que Abraham Lincoln dijo sobre el derecho del pueblo a hacer Ja revoll cién: “Todos los pueblos de cualquier regién que tengan la voluntad y el poder necesarios, tiene él derecho de Ieyantarse y derribar el gobierno existente para formar uno nuevo que les con- venga mis. Este es m derecho de lo mas valios ¥ de los més sagrado; un derecho que —lo eree- ‘mos y lo esperamos— habré de liberar al mun- do, Ni siquiera est4 limitado este derecho a los casos en que la totalidad del pueblo sometido un gobierno existente decida ejercitarlo... Ui ‘Mmayoria de cualquier poreién de ese pueblo “puede hacer la revolucién, derribando a una “minoria, aun cuando aquellos que puedan opo- nefse al movimiento se entremezclan con ella o Se le acerquen. El caso de una minoria de este tipo fue el de los “tories” de nuestra propia ‘Fevolucién. Es caracteristico de los revolucio- -narios no seguit las viejas lineas o las viejas Jeyes, sino romper con ambas y hacer otras smuevas”. 19. como LE AFECTARIA EL SOCIALISMO A USTED _ El ocialismo no traerd la perfeceién, No pro- lucira un paraiso. No resolverd todos los pro- blemas que aquejan a la humanidad. Solo en los sistemas visionarios, creados arti- rialmente como los de los socialistas utépicos, "puede ocurrir que los pecadores se conviertan en “Santos, el cielo descienda a la tierra y surja una solucion para cada uno de los problemas. Los eialistas marxistas no se hacen tales ilusiones. faben que el socialismo resolver4 sdlo aquellos Problemas que pueden ser solucionados en esta tapa particular del desarrollo del hombre. Mas. que eso no pueden pedir. Pero eso sélo, opinan, derivaré en un notable mejoramiento de nuestras condiciones de vida. El desarrollo conscientemente planificado de Jas fuerzas productivas de propiedad comin per- itiré a la sociedad socialista alcanzar un nivel de produccién mucho més alto que el que era ‘Posible bajo cl capitalismo. EI socialismo elimi- na Ja ineficacia y el derroche capitalistas —par- tictilarmente el derroche de hombres, maquina- rias y dinero ociosos como resultado de depre- mies innecesatias; suprime el derroche aur 108 109 mas costoso de hombres y materiales de las guerras capitalistas, a través del establecimien- to de la paz internacional; acelera el ritmo del progreso técnico; la ciencia soclalista, no pertur- pada por consideracién alguna de Iuero capita- lista como objetivo basico, realiza avanees i presionantes. Fl nivel de vida de todos los seres se éleva a medida que la mayor produceién au- mente la cantidad de articulos disponibles. El cambio total del modo de vida trae consigo un cambio en el pueblo que vive esa vida. Al principio, el hombre Ievaré consigo a la socie- dad socialista mucho de las concepeiones de la vida y del trabajo que tenia en la sociedad capi- talista. Habituado a la atmésfera competitiva del capitalismo le costar acostumbrarse al espi- ritu cooperativo del socialismo; después de ha- ber vivido sumergido en Ia. ideologia capitalista del egoismo no se adecuaré con rapidez al prin- cipio socialista del servicio al projimo. Esta in. adecuacién al cambio se advertiré incluso on muchos que no obtendrén sino beneficios del : traspaso del capitalismo al socialismo; se ad- vertiré, por cierto, muy particularmente en los ex capitalistas de la clase dirigente que habran perdido su riqueza y poder en la transicion de la propiedad privada a la propiedad ptiblica de los medios de produccién. 5 Pero asi que el nuevo sistema socialista de produccién planificada echa raices, se producen los cambios de actitud y comportamiento en el pueblo. La visién capitalista de su perspectiva mental y espiritual se desvanece y asimilan la _| nueva ofientacién del espiritu socialista, La nue- va generacion, nacida y criada en la nueva socie. dad, se desarrolla tan habituada al modo de vida 110 Socialista como lo estaba la vieja generacién al modo capitalista, Los propagandistas del capitalismo quieren ‘hacernos creer que el socialismo involucra él fin de Ja libertad. Lo que ocurre es precisamente ~ To contrario. EI socialismo es el principio de la liberacién. El socialismo nos libera de los males que més afliccién causan a la humanidad; nos libera de la esclavitud del salario, de la pobreza, de la discriminacién racial, de la inseguridad, de la desigualdad social y de la guerra. qui Socialismo es un movimiento internacional, Su programa en todos los paises del mundo es el mismo: sustituir el barbaro sistema competitivo por la comunidad cooperativa civilizada; estable- ~ cer la sociedad de la fraternidad del hombre, en. la cual el bienestar de cada uno se realiza en el bienestar de los demas. El socialismo no es un suefio imposible, Hs €l préximo paso del proceso de evolueién social. ‘Su hora ha Iegado. it

Você também pode gostar