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87 APROXIMACIONES A LA SATIRA Y EL SUENO DEL PONGO Cexilia Castillo Gil RESUMEN Este trabajo constituye una aproximacién a esta forma de hacer literatura, ya sea poética, narrativa, periodisticao icSnica. En la primera parte, aborda aspectos hist6- ricos en lo referente al mundo occidental, Para ello, se han wtilizado poemas ¢ imigenes donde se ilustran aspectos fundamentales de la sitira politica, social, religiosa,efectuados como un medio de protesta contra la corrupeién, los vicios camales, las costumbres inhumanas en el trato a los animales, entre otros temas, ai como la sétira, que desde el poder estaria pensada con fines inconfesables contra personajes incomodos para el go- bernante de turno. En la segunda parte, se encuentra un anilisis del cuento El suefio del pongo, donde se hace ver fa forma sutil y certera cio Arguedas satiriza al poder con tn final verdaderamente inesperado; donde se aprecia que ante fa muerte y la desnudee, ales Lo irénico es emo terminaremos. Palabras clave: Critica, protest, queja libelo, farsa, sitira, humor, ironfa, sar- ‘casmo, fantasia, grotesco, blasfemia, obscenidad, burlesco, escatologia, ofensa, estigma- tizacién, parodia, maldicién, imaginacién. ABSTRACT In this research, our central purpose is, in the li of the theoretical assump- tions of cognitive linguistics and pragmatics, to approach the study of the processes and phenomena from dialectology and sociolinguistis in che Spanish spoken now in the ‘Andean highlands of northern Peru, specifically, Districts and Luchubamba Conde- bbamba, Cajabamba province, Cajamarca department. Analyze cases such as: “earlier in iy youth, greeted [de voce] (aloud), {where vase] (Where are you going?), [When you zolverd] (when you will return), we ate also interested in identifying factors involved in its production. Key words: Sociolinguistic analysis, contact languages, linguistic interference, bilingua- lism, Spanish Andean cognitive analysis Revista” jeera Nuestra” UNALM. 88 1, ANTECEDENTES “Tanto con fa ris, encontramos la ques, In xtica Ls protest La burla le sisve al individuo para afirmar su individualidad y su dig- nidad, frente la opresién. Puede con- tribuir a buscar mejores condiciones de vida o simplemente obedecer a una safia © inquina, como una forma violenta de protegerse contra lo que le amenaza 0 hie- re, Por elo la sitira, que en ocasiones es cruel y punzante, encubre debilidades y brindan seguridad a quien la ejecura. Se puede dirigir contra los vicios colectivos la opresisn, las dictaduras, la esclavitud, ete.— como también contra los vicios par- ticulares del ser humano, ~la soberbia, el despotismo, el orgullo-, o los defectos fi- sicos del préjimo. El concepto de sitira, de acuerdo al Diccionario de Términos Literarios y Atisticos refiere que es “ana composicién literaria cuyo tema y objetivo es la critica de defectos, vicios 0 errores. Generalmen- te tiene un tono jocoso y humoristico; pero también, puede estar motivada por un interés destructive”, Un ejemplo de este tipo es el que Nicolis Yerovi consigna ‘en su Diccionario de Peruanos Inolvida- bles, sobre una de las mis controvertidas obras del ex alcalde de la Provincia Cons- titucional del Callao, Alex Kouri, quien posculara ala alealdia de Lima, sin mayor Sito; y a quien durante la pre campafia electoral, le enrostraron kx construccién de un peaje que no sobrepasaba el kilé- metro, y de querer cobrar por el derecho de circulacién, como si se tratara de un gran tramo carretero, ante lo cual, Nicolis Cexilis Castile Git Yerovi, reconocide humorista, le publics cesta breve sitira en verso: Si usted ene que pagae sol einasenta de pee por die evades tants, eo ya no cs un ule nies una capa de afl, sto parece un asalto calelade y a mansalva del que agut nae se sab”. Cabe recordas, que la sitira se ha caltivado en todos los géneros literarios: ya sea en la épica, la lirica y en dramitica, Yy puede escribirse tanto en verso como en prosa. Sin embargo, algunos preceptistas han establecido ciertos limites para esta forma; considerando que un buen satiico debe denunciar el mal, pero no a quien lo ejerce, siendo sus burlas un acicate contra Ia debilidad humana, y no un simple co- rmentario sobre un caso especifico. Un caso muy conocido es Un viaje de Felipe Pardo y Aliaga, notable Revista “Tierra Nuestra” UNALM Aproximaciones aa stirs y El suet del pongo 89 escritor y poeta, cuya obra literaria estu- vo enmarcada especialmente en la sitira costumbrista. Publicé en 1840, dos ai- meros de un periddico que tituld, “El es- pejo de mi tierra”, del cual s. de sus més jocosos pasajes: “Bl nifio Goyito esti de viaje. El nifio Goyito va cumplic cineuenta y dos aos: pero cuando said del vientre de su adre le lamaron niio Goyito; y nifio Goyito le Haman hoy y nifio Goyito le llamarin treinta afios més, porque hay muchas gentes que van al panteén como salieron del vientre de su madre" En este breve pasaje introducto- rio, se aprecia la sitira de Pardo y Aliaga contra la vieja costumbre de llamar nisi © niifa, a los hijos del dueiio de la casa por la servidumbre, y que lego, se que- dda en cel imaginario de sus respectivos cir- culos sociales. Asimismo, en la sitira existe la conjuncién de dos impulsos =La risa y la protesta~ y cualquier aspecto de la realidad se puede satitizar,valiéndose de herramien- tas como el lenguaje y fa imagen para ha- cetla luir a todos los niveles de la sociedad. Para Eduardo Moga “la sitira ‘onsiste en un tipo de discurso en el que la mordacidad se dirige a un fin reformador: siempre es un ataque, con humor, contra la estupidez.o los vicios humanos’. Ade- mds, siempre tendri la intencién de cri car, denunciar ycorregir y utiliza el sarcas- ‘mo y la ironfa, asi como recutsos reéricos para tomarse en mis eficaz. Asimismo, Northrop Frye en su obra “Anatomia de la critica” (1957) afirma que “la sitira inclu- Revista “Tierra Nuestra” UNALM. ye juicio moral, contenido grotesco y Fan- damentalmente, fantasia”. Por ello, para Frye, la sitira deviene en inoperante cuan- do existe un excesivo apego a la realidad, porque le impide ef vuelo imaginative 0 hipotético. (Moga, 14) La sitira requiere asf un elemento imaginativo pero a la vez, una carga ofen- siva. Es una composicin caracteriaada por la critica moralizadora de las costum- bres y emplea el humor para ello. Recrea al mundo conocido, trastoca sus eédigos y divierte al lector o al auditorio, Puede anifestarse en diversos géneros, como la poesfa, la novela, el teatro, el cuento y la pintura y su critica abarcari, dependien- do de los autores, desde consideraciones filoséficas hasta duros y agresivos ataques personales; desde consejos morales hasta el humor y el ridiculo exagerados. De otto lado, se entiende por iro- nia a la “Figure literaria y retbrica en la que se dice lo contraria de lo que se quiere expre- sar”, Cicet6n llamaba a esta figura disimi- lacin y la definia como la que dice cosa contratia de la que da a entender”. Ast, se tiene un ejemplo que consigna Olga Ma- yari Rey de Cordova, en su obra Retérica, sobre una antifrasis, de unos de los poemas del tradicionalista, don Ricardo Palma® vi Viclevatse un altara la vireud, rel ctimen castigado por doquie: Vi, Oh prodigio! Constancia en mujer Y ciencias en la indolensejuventd. Honrada contempl la sencetud y en manos de los buenos el poder: Triunfant la justicay el deber Tevantado a magnifica ali, 90 ‘Asc aber igen la ctidad ‘y prosrit a infamia de Cae Feen el amor; confiana en Is amistad, Pacioiamo ela mente mas rain, = Pero zen déinde vio wsted tant prior? © Ei stefo querdisine leo La un espacio muy débil que los separa y no siempre son de orden de la exfica mor- daz, si no de una clegancia tan sutil que puede no solamente motivar la carcajada 6 la risa, sino arranear profundo Ianto y reflexién profunda. y Ia ironia, tienen en si, Armando Fuentes Aguirre, “C: t6n", es un reconocido articulista mejica- no, conocido por sus textos amenos, breves pero profundos, satiticos e irdnicos; de una fineza tal, que Hleva al lector a la reflexién y no en pocas ocasiones, tambien a Ianto. ‘Un ejemplo de su arte fo encontramos en suobra “De abuelitas, abuelitos y otros din- ageles bendicos” (Fuentes, 2007, pp 79), del cual se extrac el siguiente text: “Don Pedro tiene ocheneaios de edad, y'vive solo. Cast no sale desu ass los domin- gos amis, a wee por semana a acer fs comme pas. Habla consigo mismo en vor muy baja, (ole habla al rerato desu esposs en la pequea sala. De vez en cuando visita aun ancguo com- pane de trabajo que vive en la misma colonia, ‘Toman un eafecto hablan de los lejanos dias, de los bales lo que ban de muchachos... El amigo le pregunta por sus bios: “Tiabsjando ~ contests siempre don Pee, Un dia, un joven sacerdoe ea una homilia de tun response en el cementeio, pregunts ;Qué ida tenon urtcles del cela? Como creen ue «el cielo? Digame usted, efor. Elsefor erin Pedro, Timidamente responds Para mi, ol ciclo es wn higar donde los Iijosvisitan asus paces. Don Pedro, rene vchenta aos. Vive solo. Dio Cesilis Castile Gi sus hijos todos sus dias. ¥ ellos no le dan ni ‘una hon 2. ORIGENES DE LA SATIRA Antropélogos como Paul Rabin expresaron que “la sétint se encuentra en todas las formas concebibles, desde el mds franco libela y ka mus eruda inwectiva, has: 1a la meds sutil indirect (...) basada en la stupider, la glotoneria y la falta de sentido dela medida del hombre” (Moga, 15). Sin embargo, de todas esas formas, las dos mas importantes son el libelo o ataque personal y ka Fara o visién fantistica del mundo. Siendoenconiado culpable del assina- 10, Nero abort sen caleade yu cuerpo se at tao pa la diecion anat- nica pablic. Nétete coma en vergan- 24 porto obserea al pera comienle el contzb el oo del muerte rurse ‘como el del calla, Deen bn acid dicance de los médices cirujanos que onteutan wna élite, Revista “Tierra Nuestra” UNALM ‘Aproximaciones a la sitiay El sueio del pongo 1 Un primer ejemplo de libelo se encuentra en la cancidn de escarnio de los esquimales, en cuya sociedad, al no existir castigos sobrenaturales (infierno © purgatorio) la sétira se convierte en la peor condena que pucda imponérsele a alguien que ha vulnerado las reglas de la Asimismo, William Hodgart (1697-1974), artista briténico, grabados, ilustrador y pintor satirieo es considera do el pionero de las historietas occiden- tales. Su obra comprende tanto el retra- to realista como pinturas al estilo de los cémics lamadas “Costumbres morales modernas”®, en fas que se buela de las costumbres y la politica contemporinea. Sus grabados fueron pensados ‘como forma de instruccién moral. Lo duro de su critica solfa atemperarla con toques de humor, a fin de facilitar su aceptacidn y entendimiento. El sarcasmo Existen circunstancias en que el acto satirico se produce de manera invo- Juntaria, ya esta situacién se le denomi- nna sarcasmo, que es una exitica indirecta, pero la mayoria de las veces evidente. Un ejemplo lo encontramos en el poema “Hombres necios’, escrito por Sor Juana Ings de la Cruz (1651-1695), donde la monja mexicana satiriza a la sociedad colonial del siglo XVII y XVIII sobre la condena por parte de los hombres a la prostitucién femenina, Ella ejecuta una reflexidn Igica de Ia culpa preguntando Quién es mis pecador? {Bl que paga para pecar o la que peca por la paga? Revista “Tier Nuestra” UNALM Hombres necios que acusits Ala mujer sin 808, Sin ver que sie la ocasién Delo mismo que culpa, 0 calles mis de clpar, aunque cualquiera mal haga ta que peca por la paga, el que pags por pear?” 3. LA SATIRA OCCIDENTAL Fl origen de la sitira occidental se sitfa en Grecia y en la Roma antigua El espiritu satitico esté representado en 4a literatura griega con ef fabulista Esopo (6, VIa. C). La fibula, como género popt- lar, trata sobre la vida comin del pucblo y satiriza la vida de la clase privilegiada, como respuesta a a épica, tipo de poesia que na- rraba la vida de los nobles y aristécratas ‘A Roma, como en todos los de- mis ambitos de la cultura, pasaron los elementos de la tradicién satirica heléni- ca; y fue en ella, donde se formalizé el cespiritu satiticoy se sentaron las bases tedricas y pricticas, de su posterior desa- rrollo licerario, En Lucilio se encuentra al creador del género de la sitira romana. Por su parte Quintiliano afirma- ba que la sitia era una creacién exclusiva 92 del pucblo romano. Satura quidem tora nostra est: “La sétira es completamente nuestra’, (Moga, 18). El término latino satura significaba literalmente “mezcla’, “ensalada’, ¢ implicaba, en general, una composicién literaria caracterizada por la combinacién de géneros como la comedia el mimo, en los que aparecen personajes como el bufén; y la diatriba o didlogo fi- los6fico empleado por los cinicos y los es- toicos, que favoreceria su contenido mo- ral y la censura de las costumbres™. De aqui que podemos definir la sitira de ma- neta muy general como una composici6n caracterizada por la critica moralizadora de las costumbres a través del humor. De igual forma, entre los poetas que configuran el género de la sitira, debe mencionarse a Horacio, quien compuso Sétiras, poesia critica con abundantes ele- mentos autobiogréficos que persigue un fin moral y que se consticuye en un retrato irdnico de los vicios y defectos de la raza humana al caracterizar com gran ironia la complejidad y variedad de personalidades contrapuestas”, Posteriormente, Lucilo, en el siglo Il aC, aparece como el primer satiri- ‘co formal; sus sitiras, en forma de cartas abiertas al piblico, eran una miscelénea moral y politica; trataban asuntos de go- bierno, costumbres piiblicas y privadas, De igual manera, Juvenal, que vivié entre fos siglos Ly I1d.C., se opone al estilo mo- rigerado de Horacio, que solamente bus- caba suscitar una sonrisa con su denuncia de las flaquezas humanas; él es mordaz y destructivo, evado por Ia indignaci6n que le producian los vicios de los hombres y la corrupcién de las costumbres Cecilia Castillo Gil “Bn last inlcal del ib. expone su deseo de coribir stirs... realizando wna agra evtca de la sociedad desu empo. La erica aleamma tanto al emperado, al que se eensura su abies edad y ou crueldad, como a la oase senadal inclinada al adulaciény ala delaion® LA SATIRA EN EL PERU La sitira, en tanto construccién liceraria, aparece histricamente en ef Pei, segiin Ricardo Falla Barreda, como uno de los géneros mis aprovechados por quienes cviticaban la vida y las ideas de los que os- tentaban alguna forma de poder. De igual forma, remarca que “en el Per, a sitira se ‘mostré organizada literariamente en los r0- rmances de Mateo Rosas de Oquendo (Se- villa, 1559-1612), quién criticd en forma ferox y divertida las costumbres sociales peruanas desde la éprica de un espatiol fra- casado en sus propésitos que siente la re- validad del emergente razonamiento crio- Ilo, Aqui se presentan dos de sus versos con relacién al Peri y alos peruanos. Qué adoré al Pent soberbio Tan rico como ignorante Situado en el perfil de la critica satirica, Rosas de Oquendo muestra su determinacién de confrontarse directa- mente con el poder virreinal y, en este ‘amino, reprocha al medio social lime- fio. En ese propésito escribe el Soneto a Lima del Peri, del cual se presenta el segundo cuarteto que dice asf: Jugadotes sin niimero y coimeros, mercaderes del aire, levantados, alguaciles ~ ladrones muy cursados, las esquinas tomadas de pulperos Revista “Tierra Nuestra” UNALM Aproximaciones la sitiray El sueio del pongo 93 Por ello, la sitira de Mateo Rosas de Oquendo permice conocer las nuevas relaciones que se establecen entre la per- cepcién de lo peruano con la estética que vivian los sujetos sociales afincados en la ciudad de fines del siglo XVI. 5. LA SATIRA CONTRA EL PODER El tema principal de la sista esl poitca™ La lucha contra el poder ha sido tuna constante en las sociedades humanas, ‘como una manifestacién de su rebeldia, de su espiritu critico y de su aspiracién a una vida mejor. Ya en el Prometeo geiego se representaba la rebeldia contra el abuso del poder, al robar el Titén el fuego de la inteligencia a los dioses, para entregirse- lo a los hombres, accién que le valié ser condenado eternamente a ser presa de un Aguila que le devore el higado, Séneca por su parte, en su tira politica Apocolocya- tosis divi Claudii, ridiculiza los defectos y errores del emperador romano Claudio, remarcando su arrogante crueldad, ast ‘como sus tarasfisicas Asimismo, Aulo Persio Flaco (34 A.C. - Roma, 62 d.C) escribié “la sitiraes al género literatio propio de los hombres libres"®®, debido a que ésta se enfre taal poder, que crea castas privilegi que corrompe y sojuzga. Es por ello que, cuando el pueblo desea manifestar su dis- conformidad y deseo de enmienda frente a situaciones de injusticia encuentra tres maneras: 0 procuran resolverla apelando alas instituciones; utilizan la fueraa bruca casos como ef terrorismo~ 0 recurren a la sécira, es decir, ala impugnacién de las estructuras de dominio, mediante la ma- Revista “Tivera Nuestra” UNALM. ledicencia y el sarcasmo, que denuncian su inmoralidad o su fracaso. La sitira resulta incémoda para los regimenes toralitarios Dado su carie- terirrespetuoso, tiene efectos nocivos para la imagen de los que ostentan el poder, «s por ello que se le persigue y censura, Para Dario Fo, premio Nobel de Literatu- raen 1997, dramaturgo, pintor y critico de arte italiano, “el poder intenta eliminar por completo la sétira, pues la encuentra extremadamente peligrosa’, calificindola como “bestia negra” del podes Matthew Hogart opina que “los enemigos de la sitira son la titania y la intolerancia” y que “la sétira politica necesita cierta dasis de libertad, del am- biente de las grandes ciudades y cierta (Moga, 36). Hay quienes discrepan de esta afirmacién dado que este género puede practicarse, y de hecho se ha dado en circunstancias adversas, in- sofisticacion. cluso en sociedades dictatoriales, en las que la sitira pasa a la clandestinidad, es anénima y sale publicada eventualmente. ‘Sin embargo, cuando sus autores, poctas, escritores 0 periodistas, son descu- biertos, sufren represalis. Es el caso, del emperador Adriano (76 d.C.-138 d.C.) quien desterré a Juvenal a Egipto por ha- ber ofendido en un pasaje de sus sitiras a Antinoo, un actor con altos niveles de influencia en la corte Por su lado, Mahoma (570/571- 632), instaba a sus fieles a que mataran a los poetas que escribieran versos satini- cos contra él, prictica que perdura hasta nuestros dias. Ejemplo de ello fueron las 94 iras que desataron en los paises iskimicos “Los versos saténicos” de Salman Rush- die, prohibido por blastemo y ofensivo para el islamismo, y que termind con un edicto religioso o faewa que deeretaba la gjecucién de su autor. El lider religioso, ayatold Jomeini, lo acusé de apostasia, por abandonar su fe. Asimismo, causaron gran re- vuelo las ilustraciones satiricas del pro- feta Mahoma, que fueron publicadas 2 finales de 2005 por el periédico de de- recha danés Jyllands Posten, y que trajo como consecuencia reyertas, bloqueos a productos daneses en supermercados y ataques a la embajada de ese pais en los paises musulmanes*™, Cabe seftalar que no toda la siti- 12 politica se ejerce contra el poder, cam- bign se practica desde el poder, contra quienes quieren suplantarlo. Asi, se tie- ne el caso de John Dryden (1631- 1700), quien escribié su Absalén y Ajicofe (Ab- salom and Achitophel, 1681), que es un largo poema alegérico que utiliza la historia de la rebelién de Absalin con- tra el rey David, como base para su sétira de la situacién politica contemporénea, incluyendo eventos como la Rebelién de Monmouth en 1685 y la Papista Parce- Ia en 1678. Esta obra fue compucsta en 1681 por encargo del rey Carlos I con el propésito de conseguir la condena y ejecucién del conde de Shaftesbury, jefe liberal y protestante implicado en una trama para apartar al catélico Jacobo I, legitimo heredero del monarca. Fi- nalmente, el conde no fue ejecutado y el pocma Absalén y Ajitofel de Dryden qued6 a la posteridad como un claro eatin Castile Gi «jemplo de la utilizacién de la sitira des- de el poder para acallar descontentos 0 rebeliones. (Moga, 37). 6. LA SATIRA ANTICLERICAL La satira anticlerical es una mo- dalidad de la sitira politica, dado que la Iglesia ha constituido, a lo largo de los siglos ~y, en buena medida todavia lo es un poder dentro del Estado, como un aparato de gobierno, no silo espiritual, sino también terrenal. Hoy en dia, su participacién di- recta en los asuntos del Estado casi ha desaparecido, por lo menos, en as so- ciedades occidentales -no ocurte lo mis- mo en las islimicas, donde perduran los Estados teocriticos— pero atin conserva tuna gran capacidad de influencia en la conciencias, ya través de ellas, en las po- liticas publicas, sobre todo en paises de cultura eatslica como el Pert La sitira a la Iglesia Cacélica ha sido una forma de protesta contra el com- portamiento de algunos de sus miembros ‘a quienes se les vincula con el poder y se les acusa de actuar en contra de los votos de pobreza, obediencia y castidad, que juraron cumplis. Por ejemplo, en el libro “La Igle- sia contra México" de Octavio Rodrigue Araujo, retine ensayos y caricaturas politi cas acerca del poder que la Iglesia Catélica hha ostentado alo largo de cinco siglos™. Félix Maria Samaniego (1745- 1801) famoso por sus populares Fabulas (La cigarra y la hormiga”, entre otras) escribié también poesfa festiva, obscena y anticlerica, que no apareciépublicada en Revista “Tieera Nuestra” UNALM Aproximacionesa la sia y El sueio del pongo 95 forma de libro hasta 1899 y que se conoce con el titulo de “El jardin de Venus”, Mu- chas de estas historietas versficadas estin protagonizadas por frailes y monjas. A con- tinuacién uno de sus poemas (Moga, 81) Con un robusto fale carmela se confesaba un dia una mocit dicienedo: -Yo me acuso, padre mio, de que con lujuriosos desva he profanade el sextw mandamiento. estando con un fale amancebada, peto ya de mi culpa me ar y espero verme de ella perdonada. flgame Dios! el confesor respond, ‘encendido de edlera.zhasta donde haa de llegar el vicio de las mujeres, pues sactlegos son ya sus placeres? ‘Si con algin seglar trato tuviera, no tanta culpa fuera, ‘mas con un religivso, Digs herm: {Qué encuenta en conden Ivana ANALISIS DE “EL SUENO DEL PONGO” “El suefio del Pongo” es un cuento que fue recogido por José Maria Anguedas del imaginario popular del Cuzco, fe trae ducido al quechua y publicado en la obra “Relatos completos”, en Madeid por Alian- 14 Faicorial Lozada en 1983. Esta edicion contiene catorce relatos de Arguedas: Agua, Los escoleros, Warma Kuyay, El. barran- co, Diamantes y Pedernales, Orovilca, La muerte del Arango, Hijo solo, La agonia de Rasu-Niti, El suefio del pongo, El homo viejo, La huerta, El ayla y don Antonio. De estos catorce relatos se anali- ari “El suefio del Pongo” desde la pers- pectiva satirica, donde verdaderamen- te radica su valor y trascendencia; pues Revista “Viera Nuestra” UNALM como se ha visto en ef aspecto tedrico, este género es una forma de protesta con- tra el poder, la injusticia, ef abuso y el escarnio que efectia el poderoso; en este ‘aso, el hacendado, contra el débil, cl Pongo, quien valiéndose de la sutileza de la sitira, logea enmudecer el poderoso y hacer reflexionar a sus demas congéneres. El sueiio del Pongo y José Maria Ar- guedas Para interpretar el sueiio del Pon- go a partir de Arguedas se hace necesario mencionar la infancia del escritor, que es- tuvo marcada por una relacién tormento- sa de maltratos fisicos y psicolégicos, pro- venientes tanto de su madrastra como de su hermanastro. Fl mismo se refere a esta dificil rlacién en el Primer Encuentro de Narradores de Arequipa, en 1965. “Voy a acerles una confesién un poco cutio yo soy hechura desi madrasts(.) Como «mi me tenia canto despreciay tanto rencor ‘come a las indios, decd que yo habia de vi- vir con ellos en la cocina, comer y dori alli (Los indios y especialmence las indias vie- ron en mi exactamente como si fuera uno de ellos, con la diferencia de que por see blanco caso necestaba mis consuclo que ells. y ‘ne lo dieson a manos llenas"®, El relato autobiogrifico de Ar- guedas en el Encuentro de Narradores parece un compensatorio del. senti- miento de orfandad: cave una nines y una adolescencia bir baras, oscilando entie la ternura infinita de gente que sufria (los sirvientes quechuae de ‘i madrasta) que me protegieon, la erm ‘nde mi padte muy © algo conttolads por su anciguo concepto de la autoridad pater: 96 nal y, la brutaidad de wa hermanasto y wna madrattra, especialmente de ti hermanastro {que era un verdadero monstruo de egofemo dad.(..).-Arguedae vive una roledad pperturbadora fence a un padre errante y tuna madrastray hermanasteo maltatadores "Peco en ninguna parte enconteé durante la Infancia la proveveion verdadera pata eeibie armoniosament, ef despertar deslumbrane y cemible ante el mundo, y en mi adoleseen ca estuve solo" (carta del 12/11/1961). Arguedas por un lado, tavo su visién particular acerca dela mujer, com- parindola como un ser celestial, inmacu- Jado, y del otro, esté el amor filial y su ad- miracién hacia su padre, que se constata en las siguientes frases: “yo me crié casi sin hogar, huérfano, con una madrastea cruel y un padre vagabundo, por causa creo que principalmente de sus desavenencias con su mujer. Pero mi padre era muy cat6li- co: un caballero a fa antigua, puro, con el sentido clisico de la pureza moral, muy especialmente sexual. Para mi, la mujer constituyé siempre, y sigue siendo, un ser angelical, la forma mis perfecta de la belleza terrena. Hacerla motivo del “ape- tito material” consticufa un crimen nefas- to... y atin sigo participando no solo de la creencia sino de la prictica’ (carta del 21/1111960). EI suefio del Pongo: Conflicto de dos mundos 0 autobiografia disfrazada de cuento EI suefio del Pongo, no es una ‘obra original de Arguedas, sino un cuento tradicional del Cuzco, que, segiin cuenta el escritor lo escuché a los indios; luego lo escribié en quechua; y, posteriormen- te lo tradujo al castellano, poniendo, sin duda, como él mismo confiesa, “mucho Cesilia Casto Gil de su cosecha”, El relato forma parte de la poesia y prosa quechua, antologia selec- cionada por el doctor Francisco Carrillo (1925-1999), que fue publicada en la re- vista Harawi, que él dirigia y, posterior- mente, divulgada en la editorial Bibliote- cea Universitaria, en 1968. Tratando de haver un simil del cuento con la vida de Arguedas, se for- mulan ciertas preguntas: squé elementos de este cuento pertenecen a la cosecha de José Marfa Arguedas? ;Cusinco pue- de agregarse 0 quitarse 2 un cuento, sin trastocar el fondo? En el cuento apare- cen dos personajes, zpodria ser acaso el pongo el mismo José Maria Arguedas y el patron de la hacienda, el Hermanas- «0? Apréciese esta reflexién de la cocinera mestiza: “Huérfano de huérfanos; hijo del viento de la luna, debe ser el frio de sus ojos, el corazén pura tristeza”. Pareciera Ia descripeién de la misma existencia de Axguedas, quien perdid a su madre a los tres aiios, tuvo un padre ausente trabajo en los pueblos serranos, qui dejé a los cinco aftos con una rica hacen- dada con la que contrajo nuevas nupcias y un hermanastro que fue su martiio y calvario en su tierna infancia Eseas vivencias erearon la necesi- dad en Arguedas de recurrir a diferentes psiquiatras, para que trataran de darle ale vio a su atormentada existencia, entre los cuales figuran los peruanos Pedro Leén Montalbin y Javier Marigtegui Chiappe, el uruguayo Marcelo Viar y ta chilens- licuana Lola Hoffmann. Recibié multiples modalidades terapéuticas, incluyendo fir- macos sedantes, antidepresivos, electro- choques y terapia psicoanalitica™. Revista “Tierra Nuestra” UNALM Aprximaciones la stir y El sueio del pongo 97 El mismo diria afios después, en su correspondencia con Ia doctora Lola Hoffman, una psiquiatra chilena que aten- did a Arguedas durante los aos 60: “Tuve una nifiez.y una adolescencia bérbaras, 0s- cilando entre la ternura infinita de gente que suftia (los sirvientes quechuas de mi madrastra) que me protegieron, la ternura de mi padre muy 0 algo controlada por su antiguo concepto de la autoridad pa- ternal y la brutalidad de un hermanastro yuna madrastra especialmente de mi her- manastro que era un verdadero monstruo 10 y maldad.(..) Pero en ninguna ncontré durante la infancia la pro- vyerdadera para recibir armoniosa- rence el despertar deslumbrante y terrible ante el mundo, y en mi adolescencia estu- ve solo” (carta del 12/11/1961), Para Karina Garcia Albadizlo™, se aprecia la existencia de un conflicto de dos mundos: el mundo indigena, repre- sentado en el “pongo” y el mestizo y el mundo de los blancos, representado en el patron y los colonos. “Las tentativas te6- ricas de abordar un tema tan descomunal como Ia convivencia de estas dos tradi- jones de mundos antagénicos han oscilado entre los concepros de acul- turacién, mestizaje cultural, transeultura- ign y superposicién de culeuras"®9. ciones y El cuento prosigue: BL gran sefio, patrén dela hacienda, no ppd contener lis cuando el hombeecito lo saludo en el corrdor dela residencia, Eres gente u otra cost? le pregunté delance de todos los hombres y mujeres que exaban de Hun _morizado, con los ojos helades, se quedé de pie vlose, el pongo contests. Ate- Revista “Tivera Nuestra” UNALM. 1A er! joel pati - por lo menos sbris lovarolls,siquera podrs' manear Ia escobs, cot ee sus maior que parece que no son nal, [Lisa esta inmaniciat- ordené al mandén de la hacienda Este pasaje de la novela, es casi el reflejo de la humillacién a que lo sometta, su hermanastro (Pablo Pacheco Arangoi- tia). Un di, lo acusé de haberle perdido tun poncho de vicutia; en el momento no lo castigé pero més tarde, cuando el nifio comia en la cocina de la servidumbre, en- 6 violentamente, le quité Ia sopa que estaba tomando y se la tind en la cara di- ciéndole: “no vales mi lo que comes’. Para el pongo, el infiemo es la rela- cién méxima de dependencia que establece con su gran seftor; dependencia que explica fa raia de su suftimiento ya que objetiva la relacién de desigualdad social. Asi se puede vincular, la relacién inamistosa y cruel del hermanastro y de José Marfa Arguedas, don- de no tenia ni vor ni participacién alguna. En el cuento, el jefe imparte 6rde- nes sélo para mofarse del Pongo. Degradar al hombre, es una forma cruel del poderoso de actuar contra el débil. De igual manera, rebajarlo a la condicién de animal ~obe- dcer sin pensar a ordenes absurdas del que tiene el poder- sobre los demas. Pero, como todo no es eternamente igual, legan Jos momentos en que el hombre habla y va cn busca de su dignidad mancillada. No son todos pero siempre existe uno, y mu- cas veces, es el menos pensado, el mis dé bil entre los débiles. Apréciese este pasaje Al anocheces, cuando los servos se seunian pars en el corredor de a casrha- reaat el Ave cdenda, a esa hora, el pati matrtzaba sem 98 pre pongo dln ded a ervduns; lo Sed como aun woo de plo. [ner de acaba yo blab a use arora, cand ya cbs hind, {bagless en acre "Cre gu e psa Te deca Eltembresio pola ae «Pot en ato pata le ordtab etonst “yong ced y db nox parren cue "Toa decor, come pero eg ne dole el hacen EI hombrecito sabia corter imi- tando a los perros pequerios de la puna Cuando a la vietima se le satiri- za, animalizindola (0 vegetalizindola 0 mineralizéndols, 0 automatizéndola) cl principio es el mismo; la dignidad huma- na propia de un ser superior desaparece, y el individuo queda identificado con lo que en ef fondo es: una bestia que com- parte con los demés animales, suciedades tintos, necesidades e irracionalidades. La forma més simple de animalizacién consiste en insultar a alguien llamindolo “burro” o que lo imite. En el momento en que el débil habla, lo hace con una humildad y a su ver eon wna morda- cided inustada, En el siguiente fragmento, 1 Pongo pide audiencia al hacendado para set sxeuchado: Gran seer, dame eu lcenci; padrecita mio, ‘quiero hablarte = dijo-, El patén no oyé lo que ol Que {Ti eres quien ha hablado u oto? «pre gums “Ti licencia, padrevico, para hablare, Es atta ‘quien quiero hablareereits el pongo Hibla.. si puedes -conters el hacendade- Lo nuclear de este cuento es cuando el Pongo relat su suetio al parén de la hacenda, Co- rmienza poniéndose en el mismo nivel que el Cecilia Castile Gil hhacendado, y para hacerlo, se vale dela tnica situacidn que es la muerte, ala cual, nadie se puede abstie, ni isos ni pobres, Y para = ‘marca la seuaciSn manifest: ‘Como éamet hombres muertos, sitor aio, aparecimos desaudos. Los dos juntas desnidos ante nuesto gran Padte San Fraisco. AY después? Habla! - ordené el pardn, ent enojad e inquieto por la cuviosid Vigadonos muertos, desnudos, juntos, nest agyan Padre San Francisco nos examind con si fojas que aleanzan y miden no sabemor hasta qué distancia. A thy a nf nos examinabs, pew Sando, creo, el corazén de cada uno y To que ramos y lo que somos, Comu hombre rico y grande, wi enfrentaba eos ojos, pace mio, Yee No puedo saber cémo estuve, gran soe Yo no puedo saber lo que valg. ‘Agut la desnuder va més alli de Jo fisico, implica dejar vulnerable ala per- sona y presentarla tal y como es, sin ea tegorias ni drdenes sociales que pudiera datle su oficio o cargo. Moga, menciona que “que nada es mejor que arrancarle las vestiduras a la persona satirizada, dejarla desnuda a la vista del piiblico, pues, de- tris de las telas no hay nada més que un simple mortal, con un cuerpo imperfecto y unas imperiosas necesidades fisiolégicas. ‘Ademés, la desnudez transmite fragilidad; el parapero de las formas ha caido y el ser que se escondia tras ella se revea vulnera- ble y torpe, igual que todos. (Moga, 21) El cuento prosigue. A entonces?-preguncs el pate Los indies siervos ofan, ofan al pongo, con tence sin cuenta pero semerosos. -Deesio mio: apenas nuestro gran Padre San Francisco dio a oden, sparecié un dngel,bri- lado, alto como esol vino ast legae dela Revista “Tierra Nuestra” UNALM Aproximaciones la sit y El sueio del pongo 99 te de nuestro Pade, caminando despacio. De- tris del dngel mayor marchaba oto pequeto, bella, de Iu suave como el eesplandor de las ores. Taisen fs manos una copa de ro. 2 entonces? rept el patrén, “Angel mayor: cubrea ete cablleo con La mil que cx en fa copa de ors que it manos sean ‘como plumas cuando pasen sobre el cuerpo del hhombe",dicendo, ordené nuestro gran Pade. Y asi el dngel excels, lerantndo la mel con sur manor, enlucs eu cuerpecito, coo, desde 1a cabeea hast lar was dela pes. Y te ergs: te, slo; en el eeplandor del cielo Ia lux de cuerpo sobresalia, como si etuviera hecho de oro, transparent, “Asi tena que set jo el patrén, y hugo pre gumd- Yaa? “Cuando su brillabas en el cielo, nuestro grat nar: “Que de todos los ingeles del cielo venga el de menos vals el ms ordinaio. Que ese dngeltaga en tun caeo de gaslina excrement hurnanc" Padre San Francisco vovié a on La sitira recurre con frecuencia a la escatologia®® (orinar, defecar, eructar, menstruat), que son actividades primarias ‘que nos reducen a mero cuerpo, y tendria un doble efecto: por un lado, al mezclarlo al individuo con los humores corporales lo rebaja alo més indigno; y de otro, cobra un sentido revolucionario, porque lo iguala, dao que ante la muerte, nadie esté exento, EI cuento prosigue y, ante la in- quietud del patrén, el pongo contin rrando su suefio: ‘Un Angel que ya no val, viejo de putas cscamonas, al que no fe aleanzaban las Fueras para mantener Ine alas en st sii, legs ance nuestro gran Padre; leg bien cansado, con bs alas chorteadas, ayendo en las mance un erro Revista “Tierra Nuestra” UNALM. ‘grande, "Oye, velo -ordené nuestro gran Pade sere pobre angel ‘embadurna el cuerpo de este hhombreciro cn el excremento que hay en est lata que has tats todo ef cuerpo, de cualquier sanera:cibeelo come puedas. Répid!” En- ‘onees, con sus manos nudosas, el Angel viejo, seando el excremenco de la laa, me cubri, desig, el euerpo, asl como se echa baro en lx pared de una casa ordinal, sin evidado. Yapa- rec! avergonzado, en Ia lur del ceo, apestando Asi mismo sxnia que ser -afirmé el pateén= ‘Consinda! {0 Todo eonetuye all? En la Giltima parte del cuento se encierra la sitira contra el poderoso se le itoniza y se le ‘rebaja! con el untado del excrement: No, padrscto mio, efor mio, Cuando nue vamente, aungue ya de otro modo, nos vimos juntos, los dos, ance nuestro gran Padee San Francisco, él volvié a miramos, cabin nue- vamenee, ya atk ya a mi largo rato. Con sus ojos que colmaban el cielo, no sé hasta que honduras nos aleanes, juntando la noche con f dla olvido con la memoria. Y luego dij: “Todo cuanto los dngeles debian hacer eon ‘edes ya exté hecho. Ahora Kimanse el uno al ‘orto! Despaci, por mucho tiempo". El viejo angel sejuvenecié a esa misma hora: sus alas recupersron su color negro, sw gan fuera [Nuestro Pade le encomend vgilar ue su vo Iuntad se cumpliera En el cuento, la presencia de San Francisco de Asis y no de Dios, respon- deria a que José Maria Arguedas no tiene fe en Dios, al consideratlo el Dios de los poderosos que no escucha a los humil- des y que esti al lado de los opresores del mundo andino. Lo considera el Dios de los espatioles; es por ello que eleva al san- 100 to al nivel del Dios mismo, observando, juzgando, sentenciando y ordenando a los Angeles a cumplir su veredicto final. Finalmente, en otro fragmento del cuento se lee “apenas nuestro gran Padre San Francisco...” El colocar al santo italia- no en lugar de Dios serfa una forma muy sutil de critica y sitia contra ese Dios de los poderosos que jams ha castigado las atro- idades cometidas contra el pueblo indige- na, San Francisco se constituye asien aquel santo que quiere tanto al hombre como a fos animales, a los cuales “lama hermanos”. Esta manifiestasensibilidad vincula- daal sanco de la Orden Franciscana también se encontraba en Arguedss, quien. aprendié cantar, a enamorar en quechua y también admiral fuerza de los comuneros, como de la belleza de los prados y lores de lado de dofa Cayetana la cocinera quien le prodigé [a temara que siempre le hizo fla NOTAS (1) Moga, Eduardo, Los versssaiios. pl (2) Alvarer. Del Real, Maria Elofsa. Dicciona- rio de Términos Literatios y Aristicns. p. 312. (3) Yerovi, Nicolis. Diccionario de peruanos inolvidabes. p. 120 (4) Pardo y Aliaga, Felipe. El espeo de mi tierta, Pp. 9-11 (5) Mayari Rey de Cérdova, Olga. Retsrica. p41 (6) En: hep:/es.wikipedia.org/wiki/William_ Hogarth (7) Sor Juana Inés de la Cruz, Antologia Poé- sca. Pp. 130-131. eas Cascila Gil (8) La diatriba era una composicin en forma dialogada empleada por los fldsofos cinicos y cestoicos para dar leeciones de caricter ético y ‘moral, como las epistolas de Séneca a Lucio, en las que el autor aparenta conversar con su destinatario sabre temas Hilossficos. (9) En Saciras, Horacio trabaja la contraposicién. en el avaro y el derrochador, el rabajador y el inconstante,el ambicioso y el indolence (10) La moral romana se basaba en estos dos principios: la vicud y la costumbre de los an- fepasados. (11) Fibula, siiray epigrama en hetp://www. supercable.es/jaimemorente/Selectividad! sel_fabula em (12) Falla Barreda. Ricardo, Lo sentido y la pa Tara, Pp, 43-44. (13) Ibid. Pp. 46. (14) En heep:fes.wikipedia.org/wiki/Aulo.. Persio_Flaco (15) Entrevista a Dario Fo en htpsfworwla- nacion.com.at/922750 (16) Adciano y Antinoo en: hrepifiwwweis- laternura.com/ACORAZON/AmoresLey- enda/ AmoresdeLeyenda/ADRIANOyANTI- NOO/AdrianoAntinoo.hem, (17) En huepelfes.wikipedia.ong/wiki/Salman_ RushdietControversia_sobre_Los_versos_sat. C3.AInicos (18) En hropiltwwwsindiosesor/socedadl carcoonmahoma hel (19) Publicacién editada por el Grupo Orla Val entin que cuenta con la eolaboracibn del carieae turista Rafiel Barajas “El Fisgén” que naran la supuesarelacién entre la Iesia ye narcorifico, (20) En_huep://www.eluniversal.com.mx/no- 9728034 hem Revista “Tierra Nuestra” UNALM Aproximacionesa la siti y El sueio del pongo 101 (21) Bn heep:/Mleceas-uruguayespaciolatino.com Jaaalarguedasibio.bem (22) En hepe//haravicus blogspot.com/2008/ O7el-sueo-del-pongo-de-jos-mara-arguedas hem (23) En hetp://psiquiatriahistorica blogspot.com 12006) 0/la-depresin-de-jos-mara-arguedas- porhunl (24) Garcia Albadizlo es Licenciada en Lite- ratura y Profesora de Castellano en Ia Ponti ficia Universidad Catélica de Valparaiso. Es ‘Magiscer Interdisciplinario en Estudios Hu- rmanistions, Mencidn Lieeratara, (25) En_hup://wwwrkonvergencias.ned/gat~ ciaalbadiz60,hen (26) De cérmino griego scass que significa REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ALVAREZ del REAL, Maria Elo‘sa. Die- cionario de Términos Literarios y Artisti- cos. Editorial América S.A. Cali, Colom- bia. (1990) DE LA CRUZ, SOR JUANA INES. An- cologia Poética. Publicaciones de Espatia, Salamanca, Pags. 162. 1989. ETREROS, Mercedes. La sitira politica en cl siglo XVIII. Publicaciones de la Funda- cién Universitaria Espafiola, Madrid. 1983. FALLA BARREDA. Ricardo. Lo sentido y la palabra. Fondo Editorial UNMSM. Lima, Pigs. 109. 2009. FUENTES AGUIRRE, Armando. De abuclitas, abuelitos y otros angeles bendi- tos. Editorial Diana, S.A. de CV. Mgjco. 2007. Revista “Tierra Nuestra” UNALM HODGART, Matthew. La sitira. Guada- rama, 1969, MAYARI REY de CORDOVA, Olea. Re- térica, Editorial Universitaria. Pera. 2006 MOGA, Eduardo. Los versos satiicos. 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Arciculo publicado en Uni- versal.mx, el 09 de diciembre de 2010, En _heep://www.eluniversal.com.mx/no- tas/728034.htmL Brando, Oscar. “Escribir contra la muerte: José Maria Arguedas”, En hep://letras- uuruguay.cspaciolatino.com/aaalarguedas! bio.htm. Publicada el 09 de enero de 2004. Revisado el 08 de marzo de 2011 Stucchi Portocarrero, Santiago, “La depresién_ de José Maria Arguedas’ en Psiquiatrfa Histériea publicado en heep://psiquiatriahistorica.blogspot. com/2006/ 10/la-depresin-de-jos-mara- arguedas-porheml, Revisado el 29 de abril de 2011, Garcia Albadiz, El suefio del Pongo de José Maria Arguedas; significaciones hi- cidas de la gran aventura de los “60”. En Konvergencias Literatura Afio II Ne 4 Primer Cuatrimestre, 2007. Revista “Tierra Nuestia” UNALM.

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