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Y lo peor de todo es que ni ellos mismos saben lo que tendran que hacer. A
muchos, no les gustara ser as. Pero lo son. Y algunos por ms que realizan
esfuerzos por corregirse, no lo consiguen Me consta.
La luz de Jess
Los que se acercan afirman que necesitan de Dios, que quieren reconciliarse en
serio con l y experimentar su comprensin y su ayuda. Esa actitud enterneca
a Jess durante su vida mortal. Y siento que de nuevo se enternece en m. Por
eso me esfuerzo en recibirlos con una comprensin parecida a la de Jess.
La pesada carga de sentirse condenados sin remedio por la sociedad y por Dios
se parece a la que sentan muchos enfermos en tiempo de Jess. La actitud del
Nazareno fue claramente de solidaridad extrema a contracorriente. El viene a
ayudar a todo sufriente, no importa lo pecador que sea, sobre todo si se acerca
a pedirle ayuda, ms aun si son torturados en nombre de Dios.
No se pueden dar reglas generales. No se les puede tratar a todos por igual. Ni
cualquier persona de buena voluntad est capacitada para ayudarles. Aunque
todos les pueden escuchar con respeto. Pero es necesario prepararse para ser
capaces de diagnosticar cada caso. Y para ello es muy importante la ayuda de
especialistas
Pienso que la mayora de los que se acercan buscando ayuda espiritual son
casos genticos o cuajados en sus primeros meses de vida. Es cruel e intil
insistirles en que cambien esas sus tendencias que ya estn cuajadas.
Pienso que hoy Jess nos repite con frecuencia a la gente religiosa que el que
est sin pecado que tire la primera piedra Pero pide aun ms: Al doctor de la
Ley le dice ante el ejemplo del samaritano solidario: Ve y haz t lo mismo
Hay que hacerse prjimo del malherido, acercarse a l, dedicarle tiempo y
plata En nuestro caso, con mucha humildad, pues las Iglesias hemos pasado
de largo y condenado a muchos malheridos tirados por los caminos Tenemos
mucho de que pedir perdn, y mucho aun que aprender.