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|. LA CRISTALIZACION DE LA VIEJA EUROPA: lL PERIODO DE FORMACION Del sigo XI al siglo XI El periodo comprendido entre los sighos x1 y xu ha de ser con- la formacion ce Europa que cualquier lustracién y hasta el tiempo que vio la Revolucién cesay la Revolucién Industrial. Un sitmo acelerado y una crea- idad dinémica marcan esta época. Movimientos de gran aleance, ‘communes a todas las regiones, permitieron la emersién de Europa, ‘as un largo proceso de gestacién, elementos chisicos, crstianos y ebixbaros» —especialmente germénicos— se combinaron, y las tradiciones mediterrineas resultaron completamente incorporadas cn una estructura que daba forma al conjunto del continente. A partit de estos movimientos generales se desarrollaton, nes que vendrian a perdurar a través de los silos. Estas nes moldearian a partir de este momento las actitudes de los dife- rentes grupos sociales y las relaciones entre ellos. Condiciones materiales las condiciones que favoreeicron este singular Inatencién del intérprete modemo por su caric- yy fascinante? En primer lugar, desde finales del siglo x, Europa no fue invadli- » 0 La Viejt Baropa ados por normandos y magiares fueron ab- cristiana, Polonia y Bohemia se habian dad de la civilizacién europea estaba asegurada. En el futuro Buro- pa no habria de estar expuesta a embestidas destructivas como las taro, o la India durante fas invasiones musulmanas. ‘ban aem- prender conquistas y recon allé de las Fronteras del afio ppor una estructura europea comiin, A continuacién han de mencionarse una mejora en Jas condi- ciones materiales y un incremento de la poblacion; ambos fenéme- nos han de ser ee fen el contexto de una situacién de m: regla en el siglo x1. Al mismo ti cientemente adaptada a las nec ‘agua empezaron a ser utilizados no s6lo para moler gran produccién textil. ‘Tambien hi de este periodo, los molinos de viento se extendieron por y noroccidental. En el marco de un habitat Imente modificado, las iglesias y los castillos agua y de viento se habian convertido en. jes humanas. Los m ign para abatanar en mente en relacién con dos aspectos: ppesar de lo escaso de la evidencia estadistica, ha quedado estable do mas allé de toda duda que se trata de una fase de auge econémico y de crecimiento demogsifico. En algunas regiones la pobl ppudo casi llegar a duplicarse. El excedente demogrifico fue absor do no sélo por las ciudades y los territorios objeto de colonizacién o La cristalizaci6n de Ia Viet Europa: el periodo de formacion a perlodo se Ee romraciones as nds del limite de aprovechamiento alcanzado en el pes, sefiores feudales y monasterios se repartian el campesinado. Muy probablemente en. muchas zon: —independientes 0 sometidas a sefiorio— ocuparon el teriores asentamientos humanos mis precarios. Los tetritorios cu- ropeos adquirieron asi el cardcter que habrian de conservar durante siglos: tierras densamente ocupadas, salpicadas de grandes y peque- fias ciudades, muchas de las cuales éran a su vez el centro para nu- ‘merosos pueblos 0 aldeas. EI movimiento de Paz y el movimiento de Reforma monistica Si sometemos a consideracién los movimientos que florecieron cen este periodo, vemos que dos de ellos tienen una significacién ‘movimiento de Paz y el movimiento de Reforma dos en el siglo x, ambos emanaron del mundo feu- faceaba datas ae tae nos y la violencia desatada a consecuencia de las invasiones. En busca de este objetivo crearon nuevas formas de organizacién, que conformaron la estructura europea a partir de este punt Desde sus momentos iniciales, el movimiento de Paztuvo un al- cance global. Los sinodos lo proclamaron. Bajo eT liderazgo de los obispos, asociaciones regionales se dirigieron a todos los segmentos de It poblacién. Colocaron fuera de la ley los ataques contra las. iglesias o los monasterios y su tierras, asi como las agresiones a ele= ‘ments no. guerreros. Con el final de las invasiones habia comenzado wna nueva fase cn la historia europea. Una milicia habia ayudado a los contingen- tes feudales a caballo en su lucha contra los invasores. Esta milicia nunca desaparecid, Durante siglos el pueblo fue lamado a veces a tomar parte en batallas, especialmente en aquellas tasiamente habitadas por un campesinado libre. Significativamen- ‘e, sin embargo, nos encontramos en este periodo por primera vez con prohibiciones contra Ia portacién de armas por parte de los > 2 1a Vieis Baropa ‘campesinos!. Los campesinos estaban por tanto excluidos del dere- cho, ampliamente detentado, de aleanzar objetivos legales por me- dio de Ia autodefensa (feud, Febds). El combate y la autodefensa —conceptos ambos entre los que no se estableci ‘aban asi limitados a aquellos sectores de la poblacién que portaban. pal contingente militar a di in de la nobleza de proporcionar c rareas continu, si bien evolucione en los siglos siguientes hacia formas de pago én metilico, y esto en no pocos paises —un sinto- ma de la importancia creciente de la economia monetaria. Hacia él siglo xm los nobles eran comisionados frecuentemente con el re- clutamiento de compafias estables. Los miembros mis belicosos del campesinado podian unirse como infanteria aestas unidades mer- cenarias, armados con arco y flechas, mas tarde también con picas. Estos contingentes ocupaban su lugar como fuerzas auxiliares, y le- ; Con el tiempo, la fuerza principal. Otros miembros de {0s mas bajos de la poblacién podian ser reclutados tempo- ralmente, para regresar mas tardea su comunidad y a su satus social ‘noatmado. La investigacin ha mostrado una estrecha relacién entre las ssociaciones de Paz y la organizacion de las incipientes ciudades’. ‘Muchas de las primeras formas de milicia urbana se desarrollaron a de paz, dando asi impulso a pri ‘mente requeridos a prestar ayuda. El principio de la protec los indefensos abri6 el camino a la conversion del guerrero feudal en un caballero. 10 decisivo provino del movimiento de Reforma mo- ‘participabe del empefio pacificador, si bien sus objet TTL, Fehr, «Das Waffenrecht der Bavern in Milam, en Zico fier Rechigrbiie, Gemanatinde Aang vl. 35 (191) 9 vol. 38 (1817) SA Vernacch iat rh eo iain com dae pr el Fran (ness 1965) : cn Is siguientes scciones I exposci sigue putcla. ts Di Enlarge Rrocdanon (Sata 1995; ad. ingles, Princeton, 1978), ya Gerd Feleabac, ibtac Kite wed Weld ot Zoic dr lars (Leip, 195) rangle, Landes, 1959/Nocra York, 1970, La crntlizacia de la Vieja Europa: el periodo de Formacion 8 ‘vos, como lo hasian sus efectos, iban mucho mis allé. Centrado en Cluny, se extendié desde la Borgofia luso a Espatia¢ Italia. Los monaster la monéstica y se convi frgica. Su meta era espiritual, si bien abades y obispos actuaban a menudo como consejeros de los gobernantes. Los monasterios siguieron siendo una parte integral de la socie dad feudal; eercian una fuerte influencia sobre las familias atisto- criticas que los habian fundado o que entraban mas tarde en con- tacto con ellos. Combatiral servicio de la Iglesia lego dad reconocidla de la nobleza. La guerra contra los no-cristianos fue considerada, cada vez més, una empresa bendecida. Hacia la prime- +a mitad del siglo x1, antes de las Cruzadas, eaballeros franceses to- maron parte en la recongujsta de territorios espatioles a los arabes, Por esta época, gia de los miembros periféricos de la Cris- 8 del norte de Espafia, estaba plena~ lental, Su arquitectura influ- snces incipiente est Sabemos que en este periodo de mayor seguridad el nimero de peregrinaciones crecié considerablemente bajo el impacto de la re- Forma cluniacense. No es posible ignorar la importancia de su papel enel fortalecimiento de una comiin conciencia c y mas importante de estas peregrinaci de San Pedro en Roma y de Jeru: Santiago de Compostela, en el ext 4 poder de vente. Las lenguas nacionales maduracon y, bi periodo, encontraron expresién en obras macstras d ‘nicula. El intérprete actwal no puede perder de vista la cteciente di- vrersidad de los habitantes de Europa. Con todo, tanto los movi- ‘mientos de Paz como las peregrinaciones pueden ser consicerados ‘como un indicados de cohesion; cohesién, sin embargo, carente de un foco central determinado. De repente, a mediados del siglo x1, ‘emergié un poder que reclamé, y durante agin tiempo asumié, el liderazgo europeo: tun poder que, por accién y teaccién, contribuyé ‘mas a la incipiente estructuracién sociopolitica de Europa que nin- ‘guna otra fuerza. Es tiempo de referirse al Papado reformador. yroccidental de Espafa, ipes y reyes se afirm6 no- inal del “ LaViein Europa El Papado reformador Lo que los papas reformadores comenzaron a mediadlos del si- oxi ha sido denominado revolucién, ruptura, inicio de una nueva epoca. Un cambio dramético, verdadcramente. El movimiento de re- forma aleanzé al titular de la digi alo antes, por Otén el Grande. La purificacién de | mundo era asunto tanto de Enrique como de los cl aconsejaban, esforzados como él en este sentido. Los reformadores de Cluny y de la Lorena estaban todavia ocupados en cristianizar el mundo entero. Para ellos la Iglesia no co: rado. Ni el caricter sagrado de la realeza pecto al poder clerical fueron puestos en duda. Enrique pado de ser prese de las facciones romanas. No habian pasado ain treinta afios cuando su hijo, Enrique IV, hubo de hacer penitencia ‘en Canossa; su gran antagonista, el papa Gregorio VII, un sucesor del pontifice :poner reyes y emperadores En el contexto de este libro, el famoso conflicto debe ser visto no sélo como un conilicto entre scerdoiun ¢inperinm, Como una consecuencia de li de la Iglesia como corporat menté un cambi ferisse al cuer jacluso el término esta experi- ste periodo. Fue usado eada vez mis para re- le de la Iglesia en tanto que organizaci6n. El lar fue reempl organizada por un lado, y una comunidad de | [por otro, si bien los grupos y las instituciones seculares estaban en- raizados en un orden ec En los aftos sucesivos a sos decisivos en una nueva direccion. La. fiada exclusivamente al Colegio Cardenal do en este periodo en la direcci6n de un cuerpo claramente defi yy de composicién plurinacional. Al mismo tiempo, el cisma con la Tplesia oriental sc hizo definitivo. No habian faltado contflictos en- tre el Papa y ef patriarca de Constantinopla en los siglos anteriores, Pero slo ahora, con Ia introduccién de una nueva liturgia unita sin de Ia Vie Europa: el peiodo de formaciéa 45 Occidente, ineluyendo un credo modificado que el patriarca no to, Bate y Oeste se separaron para siempre ‘Se produjeron acontecimientos de enorme alcance. Son una se- ital del nuevo espiritu que empezaba a extenderse en Occidente, el ‘spiritu racional de la distincién légica. No es que éste hubiese esta- por completo ausente en los siglos anteriores, pero s6lo ahora a de la Iplesia c wencia secular. ‘La funcién sacramental del sacereocio no habia dejado nunca cntidad corporativa al margen de toda in- generalment Iaicos) fueron asunfos principales del Papado reformador En la quetella de las investiduras salt6 al primer plano la lucha te del poder secal a distinguir entre por asignar ala Tl EL uso de una del los atributos ecles encontraban en posesién tanto: del Papado reformador adquirid corporativa compactamente organizada, lente, jeirquiea,y de renovadabeicondad. El Papado sep e insignias imperiales e incorpor6 conceptos feudales a sus relacio~ nes con los poderes seculares. El Papa se convirtié en sefior de los normandos recientemente asentados en Ia Italia meridional, e hizo de la defensa de Ia Iglesia un motivo central de la caballesia Estos pasos apuntan a lo que ha sido calificado de wleseo inu- te fuerte de establecer relaciones de tipo legal y transformar ‘una esfera indepen icin Logica sirvi6 ahora ‘camino, haciendo ica, tal como ésta Ta implicacion » de hecho, la que abrié je del i sido desarrollada en las escuelas cated lnbch, Libs, . 186 (p. 157 de la ed american), La Vieh Europa monarcas, ocupando el lugar de los elérigos. Cémo podemos valorar este extraordinatio fenémeno, el Pa- reformador? Su impacto sobre Europa fue bautismo a la extremaunci6n. La Iplesia sacerdotal result fortale da mediante el concepto de transubstanciaci6 Giri) cl esr de excites tn ds glo Ganpus Chris baba de converttse en la gran celeb igiosa, tuna fiesta en la que participabas los estamentos seeulares,siguiendo ale liberacién de la Iglesia respect al control sec inte. Pontifices agresivos cos. En su empefo, la Ipesi superior a cualquiera entre la lares. En un esfuer- 20 por introducic racionalidad y eficacia, poder espititual y poder temporal aprendieron el uno del otro. Uno de los més importantes le la liturgi hha reconocido que en los siglos siguientes la Iglesia se convirtio «predominantemente en una entidad sociolégica terrenabys. En todo caso admite que «toda la vida econ6mica y politica de la gente, Ia sociedad desde el ,estaban encuadradas en 1a marco sbrenar e lerecho candnico ya se habia mado en la primitiva Iglesia Cristiana, y puede que hubiese se- sido siendo, como Adolf von Hamack mantuvo frente'a Rudolf S Joseph A. Jungmann, Pasora Litergy (Nuews York, 1962), pp. 78 y la crstalizacién de la Vie Europa: al periodo de formaci6n a Sohm, un elemento esencial incluso en los siglos de Iglesia mas de- organizada —una Iglesia propia bajo influencias germénicas. Pero, ahora, en la estela del Papado reformador, fue establecido el lerecho canénico como une disciplina, convertido en contribucién ala transformacién de la Iglesia en una corporacién alta- mente centralizada. Desarrollo artistico ¢ intelectual La transformacién de la Iglesia, impresionante y decisiva como formé parte de un cambio de las concepciones fundamentales, s que nada de las teligiosas. Este cambio encontré su expresin co en el arte como en el pensamiento de la época. El cambio en las condiciones materiales —un poblamiento més cnso y seguro, mejoras en el transporte de carges pesadas— fue un las nuevas actitudes, con todo, no pueden ser explica- sntemente a partir de estas condiciones. En los siglos an- joa tallasen relieve sobre mar- tun género Hlevado 2 la {ura que hizo su aparicién en esta época se desarr ‘modo de expresién especialmente significativo en el a tal, Al margen de la presencia de residuos o de conceptos cl renacimiento de la representacién del cuerpo hurmano, Imente imbuida del espiritu cristiano. «El aspecto en- la imagen del hombre» prevalecié —encarnacional en el sentido de que, por causa de [a encarnacién divina en Cristo, ano fue ahora aceptado com pean cn el verdadero simbolo de la Cristiandad, La pa- ta como acontecer entre la encarnacién y la re- surreccién, si bien las representaciones visuales se referian a Ia pa- sién de Cristo por encima de cualquier otro motivo. Este desarrollo artistico tuvo su paralelo en la esfera intelectual, T Gerhiaed Ladner, Ad imagine Det The Image of Manin Medial Art (Latsobe, Penn, 1968), p48. 4 1a Vicia Buropa Siguiendo a Charles H. Hask alude usualmente al per latinos. Pero el primer imp ‘mado Renacimiento carolingio habia desaparecido y los monaste- indes colecciones de manuscritos eran pocos. Aun sin: importancia deests i wy raramente labor de naturaleza cre: 1er0s siglos no se situaba en su coment dadero centro de la religion. procedentes mayoritariamente de la ada vez. mis elaborada y completa en movimiento de reforma habia dado impulso. L s— adquirieron autonomia bajo la protec 38 reyes o del Emperador. Algunas de elas see ron de las escuelas cated: La columna vertebral del plan estudios era Ia educacién de Tacultad de artes como, mis la Teologia y el Derecho. Como podemos interpretar la emergencia de estas institucio- ypal. Consejeros y administradores formados en las nue- 5, especialmente en los derechos romano y canénico,, ‘demandados por las autoridades tanto eclesidsticas como se- ,, muchos de ellos por el Papado. Era el P Concedia alas nuevas instituciones el ia ubigue docendi (un grado que autoriza a cn Wes of Medio! Life end Tag (Lone, 1950). 50 1a Vie Europa sido presentada como la fuerza motti, y los profesores itinerantes de la primera época han sido considerados, junto a los estudiantes ‘etrantes conocidos como poetas goliardos, los primeros «intelec- tuales» de la tradicin occidental. Fs indudable que estos rasg0s 50 bresalen desde el punto de vista de un intéxprete actual, que p dde de una comunidad intelectual emancipacla. El periodo form: ‘vo previo ala plena institucio ppersuasivos historiadores contemporaneos, Friedrich Heet, con- ‘rasta la apertura del siglo x1t con el earicter cerrado del periodo ‘mediatamente posterior, el periodo que denominamos de la Europay' En mi opinién, el hecho de: Jos nuevos saberes en el orden socio} dela Europa emergen- te. éTuvo lugar esta integracién por lad, impuesta, como de hhecho fue, por las autoridades existentes, ecles co se traté de una continuacién de la tradic 3s pasados? Sea cual fuere la causa, la apertura de Europa jugé ciertamente yyor clatificacién de la doctrina cristiana y en la de la herencia clisica, raspos principales del pe- mn reciente ha redescubierto la confrontacion La posicin central de la Espasa de la Recon- quista en la transmisién de conocimientos de procedencia irabe es cconocida desde hace tiempo. A través de los érabes, fueron introdu- éidos en Europa escritos de la Antigtiedad no conocidlos hasta en- tonces. Incl is directo de la ciencia antigua ‘como Optica, Mecanica y Me- terreno teservado a especialis- fan el micleo de la formacién izadlo» servia de fundamen- et ‘mayor recuperados por los frabes. Se rclacionaron ala Fisica con la Cosmologi: lr Gen losofia moral, como muestra el concepto bisico de las verdadera intepracién de politico-religiosa de losofia y la Teologia cons Tacual esferay” Las escuelas catedralicias fueron el semillero tanto del método Flich Hee, fms Fane (Vie, 1949); Ander Zatch, 19615 t, The Medieval World, Nueva York, 303) o 152-139 del presente volumen, 1. erstalizaci de la Vie Europe: el periodo de formacion 3 como de Jos conteniddos de estos muevos saberes. Una de las prime- ras escuelas de humanismo medieval fue la de Chartres. Puc un pro- fesor de Chartres el que acufié la frase, frecuentemente citada, sc- sin a cual, con el conocimiento de los antiguos como fundamento, =e ee nocimientos habian de servir a un propésito religioso. El pensa~ miento de los autores ee in de los dones de Dios al hombre, y tenia que la religion. Un afin de origen religioso condueia el camino hacia Ia formulacién de Anselmo de Canterbury, que los escolés- adoptarian mis tarde como méxima, credo nt intelligam (esto es, sélo una mente fundads en la fe en Dios puede encontrar el camino hacia el conocimiento). Y del mas grande de los maestros de la teo- ogia escolistica, Tomas de Aquino, se cuenta que en sus iltimos meses el «doctor angélico» sintié que lo que le habia sido revelado is alla de todo lo que él habia sido capazde expresar en wa de las universidaces refleja fielmente la afinidad bisiea entre fe y saber. Por mucho que progresé el saber en Tos six ates, ¥ aunque sus representantes reclamaron recurrente- mente la existencia de una filosofia independiente de la religion, con el consiguiente rechazo y persecucién por parte de la Igle de este tiempo por la dise tincién légica. El respeto por el Derecho, tanto por el escrito como por aquel fijado por la costumbre, habia sido un dogma fundamen- {al entre los pueblos europeos; los reyes eran considerados, por en= cima de todo, como garantes de ese Derecho. Ahora el Derecho Romano reexaminado y el Derecho Canénico.sistematizado co- menzaron a ocupar su ks Jas formas mis antiguas de dere~ bro bisico ce Derecho Canéni- cho escrito o consuetudinar de Wolfram von den (Beraa, 1967) que aqui © Este et tno de lo temas principales de los trib Stsinen, sobre todo de su Der Kosmar det Melati, 2. ‘igo fordamentalmente. "Jacques Maritain, St Thomas Aquinas, trad. inglesa (Londres, 1948), p. 26. 2 Vieja Buropa importante como las Sen ‘tentige de Pedto Lombardo en el sm! -Aparte de los tedlogos, ninguno de los nuevos grupos acadés cos adquirié mayor prestigio 0 mayor influencia que los jurist ‘Muchos canonistas que habian estado implicados en asuntos dela fan en rango a la nobleza. Eran pensbles de eee yp formaban cada vez mis la adminis Romano-Canénico daba respuesta a las .. did, que también se manifestaron en s9— se pass a trado el juez ocuparon umbre ancesteal. En I del Derecho los siglos siguientes cumpli la func’ queen Ingla- fecha por el common law. into menos como Las ciudaces cionarla organizacidn de ls nuevas escuelas con la vida comercial delas Giudades" a i «jemplo, es de hecho insepa: evolucién hacia lo que acabaria siendo la eapital de Francia, 2P no se encontraban las ciudades en oposicién al mundo feud De nueva tenemos que preguntar no tanto eémo se dis-

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