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EL ESTADO ABSOLUTISTA: er Traduccion de Santos Juzzé por Perry ANDERSON INDICE 7 siglo veintiuno éditores, s.a, de c.v. c ‘ee out AGUA 248, OELEGREEN OAC Beta CD DF tiuno de espajia editores, s.a. IC PLAZA 8 DE MAO. ESPANA | siglo veintiuno argentina editores siglo veintiuno editores de colombia, sa. (ALLE 55 NUM. tea, BOGOTA, DE, COLONIA i | Prétogo 1 1 priuena eanre . FOROPA OCCIDENTAL A 1. BI Estado absolutista en Oceidente ° o 2 Clase y Estado: problemas de periodizacién 38 Pits coy Seiies 4. Francia a > 5. Inglaterra V wo C6 Talia 142 = 7. Succia 13 SEGUNDA PARTE A PUROPA ORIENTAL A 1. EI absolutismo en el Este” e 195 ~ 2. Nobleza y monaraufa: 1a variante oriental ~~ mio portada de anbelo hernéndez 3. Prusia 238 4 Polonia 23 primers edicién en espaol, 1979 5. Austri 304 estudios narrativos como en los «modernos» estu dios sociolégicos, los hechos y las instituciones aparecen bafia- dos en una temporalidad mAs 0 menos continua y homogénea. Aunque todos los historiadores son naturalmente conscientes de que el ritmo de cambio es distinto septin los diversos niveles (0 sectores de la sociedad, la conveniencia y la costumbre dictan frecuentemente que la forma de un trabajo implica o conlleva un monismo. cronolégico. Es decir, sus materiales se tratan como si compartieran un coniin punto dé partida y una conclu- sién comin enlazados por un simple tramo de tiempo. En este , estudio no hay tal medio temporal uniforme, precisamente por- que los ffempos de los principales absolutismes de Fnropa “oriental y occidental— fueron enormemente diversos, y esa misma diversidad es constitutiva de sus respectivas naturalezas como. sistemas de Estado. El absolutismo espanol sufrié su primera gran derrota a finales del siglo xvi en los Paises Ba- jos; el absolutismo inglés fue derribado a mediados del si- glo xvi; el absolutismo francés duré hasta el final del si- glo xviii; el absolutismo prusiano sobrevivio hasta finales del siglo x1X; el absolutism ruso sélo fue derrocado en el siglo xx. Las amplias diferencias en la cronologia de estas grandes estruc- turas correspondicron inevitablemente a una profunda diversi- dad en'su composicién y evolucion. ¥. como el objeto especifico de este estudio es todo el espectro del absolutismo europeo, ninguna temporalidad singular puede cubrirlo. La historia del absolutismo tiene muchos y yuxtapuestos comienzos, y finales escalonados y dispares. Su unidad fundamental es real y pro- funda, pero no es la de un continuo lineal. La duracién com- pleja ‘del absolutismo europeo, con sus multiples rupturas y Gesplazamientos de una region a otra, condiciona la presenta- cién del material histérico de este estudio. Por tanto, aqui se omite el ciclo completo de los procesos y sucesos que aseguraron el triunfo del modo de produccién capitalista en Europa tras los comienzos de la época moderna. Cronoldgicamente, las pri- meras revoluciones burguesas acaecieron mucho antes de las Gltimas metamorfosis del absolutismo; sin embargo, para los propésitos de este libro, son categorialmente posteriores, y se consideraran en un estudio subsiguiente. Asi pues, aqui no se discuten ni exploran fenémenos fundamentales como la acumu- lacion originaria de capital, el comienzo de la reforma religiosa, la formacién de las naciones, la expansién del imperialismo ul- tramarino 0 el advenimiento de la industrializacién, aunque todos ellos se incluyen en e] Ambito formal de,los od sede ded 1, EL ESTADO ABSOLUTISTA EN OCCIDENTE La larga crisis de la economia y la sociedad europeas durante Jos siglos x1v y xv puso de manifiesto las dificultades y los limi- tes del modo de’ produccién feudal en el postrer periodo me- dieval !. ¢Cual fue el resultado, politico final de. las convulsion continentales de esta época? En “el~transcurso del siglo aparecié en Occidente el Estado absolutista: Las monarquias centralizadas de Francia, Tiglaterra-y-Espafia representaron una ruptura decisiva con la soberania piramidal y fragmentada de jas formaciones sociales medievales, con sus sistemas de feudos y estamentos. La controversia acerca de la naturaleza histérica ‘de ‘estas monarquias persiste desde que Engels, en una frase célebre, determiné que eran el producto de un equilibrio.de mye entre Ja vieja nobleza feudal y la nueva burguesia.urt «Sin embargo, por excepcion, hay perfodos en que las clases en lucha estén tan equilibradas (Gleichgewicht.halten), que el poder del Estado, como mediador aparente,.adquiere cierta independencia momenténea respecto a una y otra..En este caso se halla la monarquia absoluta de los siglos xvix y xvimt, que mantenia a nivel la balanza (gegeneinander balanciert) entre Ja nobleza y el estado lano»?. Las multiples reservas de este pasaje indican cierta inseguridad conceptual por parte de En- gels. Pero un detenide examen de las sucesivas formulaciones tanto de Marx como de Engels revela que una concepcién simi- Jar del absolutismo fue, de hecho, un rasgo relativamente per- manente en sus obras. Engels repitié Ia misma tesis basica de forma mas categérica en otro lugar, subrayando que «la con- dicién fundamental de la antigua monarquia absoluta» era «el equilibrio (Gleichgewicht) entre la nobleza terrateniente y la 1 Véase su andlisis en Passages from Antiquity 16. feudalism, Londres, 1974, que precede a este estudio. [Transiciones de la Antigiledad al fewda: lismo, Madrid, Siglo XX1, 1979.) Tne origin of the family, private property and. the State, en K. Marx y F. Engels, Selected Works, Londres, 1968, b. $88 [EL origen de Ia. fami Tia, Ia propiedad privada 9"el stado, en K. Marx y F. Engels, Obras escogidas, Madrid, Akal, 1975, 31, p. 339); K. Marx y F. Engels," Werke, volumen 21, D. 164. 1. 10 Europa occidental burguesia» ', Evidentemente, la clasificacién del absolutismo como mecanismo de equilibrio politico entre la nobleza y la Durguesfa se desliza a menudo hacia su designacion implicita © explicita en Io fundamental como un tipo de Estado burgués en cuanto tal. Este deslizamiento es evidente, sobre todo, en el propio Manifiesto comunista, en el que la funcién politica de Ia burguesfa «durante el periodo de la manufactura» se carac- teriza sin ninguna solucién de continuidad como «contrapeso (Gegengewicht) de la nobleza en las monarquias feudales 0 ab- solutas y, en general, piedra angular (Hauptgrundlage) de las grandes monarquias» “La equivoca transicién desde «contra peso» a «piedra angular» aparece también en otros textos. Engels Jpudo referirse a la época del absolutismo como la eta ent que sla nobleza feudal fue obligada a,comprender que el ‘periodo de su dominacion social y politica habia llegado a su fins’, Marx, por su parte, afirmé repetidamente que las estructuras administrativas del nuevo Estado absoluto eran un instrumento especificamente burgués. «Bajo la monarquia absoluta», escri bio, «la burocracia no era més que el medio para preparar la i de Glace de la burgaestas- Yen otro agar afirms poder éstatal centralizado, con sus érganos omnipoten- tes: el ejército permanente, la policia, la burocracja, el clero y la magistratura —6rganos creados con arreglo a un plan de division sistematica-y jerérquica del trabajo— procede de los tiempos de la monarquia absoluta y sirvié a la naciente socie- dad burguesa como un arma poderosa en sus luchas contra el feudalismo> * Todas estas reflexiones sobre el absolutismo eran més 0 ‘menos fortuitas y alusivas: ninguno de los fundadores del ma- terialismo histérico ‘hizo jamas una teorizacién directa de las nuevas monarquias centralizadas que surgieron en la Europa del Renacimiento. Su exacto significado se dejé al juicio de las generaciones siguientes, y, de hecho, los historiadores marxistas * Zur Wokmunestrage, en Werke, vol. 18, p. 258. [Contribucién al pro- dlema de la vivienda, en Obras escogtdas, i, Pp. 636.) *'K. Mars y F. Engels, Selected Works, p. 37 {Obras escogidas, 1, p. 243; Werke, vol. 4, p. 464 Uber den Verfali des Feudalismus und das Aufkommen der Bourgeot sie, en Werke, vol. 21, p. 398, Em la frase aqui cftada, 1a dorninacién «poli eae es expresamente Staatliche, "La primera formulacion procede de The Eighteenth Brumaire of Louis Bonaparte, en Selected Works, p. 171 (EI diectocho Brumario de Leis Bonaparte, en Ovras escogidas, x, p. 340}; Ta segunda es-de The civil war in France,'en Selected Works, p. 289 (La guerra civil en Francia, en Obras escogidas, vol. 1, p. 539). El Estado absolutista en Occidente MW han debatido el problema de la naturaleza'social del absolutismo hasta nuestros dfas. Evidentemente, una solucién correcta de este problema es vital para nuestra comprensién de la transi- cidn’ del feudalismo al capitalismo, y de los sistemas politicos que la caracterizaron. Las monarquias -absolutas introdujeron “unos ejércitos y una burocracia permanentes, un sistema nacio- nal de impuestos, un. derecho codificado y los comienzos de un ‘mercado unificado. Todas estas caracteristicas parecen ser emi nentemente capitalistas, y como coinciden con la desaparicion de la servidumbre, institucién nuclear del primitivo modo de produccién feudal en Europa, las descripciones hechas por Marx y Engels del absolutismo como un sistema estatal que repre: Senta un equilibrio entre la burguesia y la nobleza, 0 incluso un dominio abierto del mismo capital, han parecido con mucha frecuencia plausibles. Sin embargo, un estudio més detenido de las estructuras del Estado absolutista en Occidente niega inevitablemente la validez de tales juicios. El fin de la servi. dumbre no significé por si mismo Ja desaparicién de las rela: Giones feudales én el éampo. La identificacion de ambos fen menos es un error comtin, pero es evidente que la coercién pri vada extraecondmica, Ia dependencia personal y la combinacién del productor inmediato con los instrumentos de produccién, no desaparecieron_necesariamente cuando el excedente rural dejé ie Ser extraido en forma de trabajo o de entregas en especie | -eonvertirse en rentd ei dinero: “mibntras la propiedad agrafia atistocrética cerré él paso a un mercado libre de tierras y a la movilidad real de la mano de obra —en otras palabras, mientras el trabajo no se separé de las condiciones sociales desi existencia-pata tiansformarse en «fuerza de trabajom—, las relaciones «deyproduecién rurales continuaron siendo feuda: les, En El capital, el mismo Marx clarificé este problema en su correcto andlisis teérico de la renta del suelo: «La transforma- cién de Ja renta en trabajo en la renta en productos no altera en absoluto, econémicamente hablando, Ia esencia: de la renta de la tierra [...] Entendemos aqu{ por renta en dinero [...] Ja renta emanada de una mera trasmutacién formal de la renta en productos, del mismo modo que esta misma era s6lo Ia renta en trabajo transformada [...] La base de esta clase de renta, ‘a pesar de acercarse a su disolucién, sigue siendo la misma que en la renta en productos que constituye el. punto de partida. El productor directo |sigue siendo, como antes, poseedor here. ditario 0, de alguna otra manera, i¥adicional del suelo, y quien debe tributarle al terrateniente, en cuanto propiétario ‘de la tie. rra, de su/ condiciOn de trabajo més esencial, uun trabajo for SPV OTTNTNT Sir 2 Europa occidentat zado excedentario, es decir, trabajo iimpago, efectuado sin eat Yelente, en la forna de plusproducto transformado en dine- Toot, Los sefiores que continuaron siendo propietarios de los edios de produccion fundamentales en cualquier sociedad preindustrial fheron, desde Iuego, los nobles terratenientes. Du- rante toda smprana edad moderna, la clase econémica y politicament@Mominante fue, pues, la misma que en la era me- Efeval: da aristocracia feudak Esta nobleza sufrié una profunda metamorfosis durante Ios siglos siguientes al fin de la Edad Media, pero desde el comienzo hasta el final de la historia del absolutismo nunca fue desalojada de su dominio del poder politico. Loe cambios en las formas de éxplotaciop feudal que ueuccie- ron al final de in ¢poca medieval no taorde fn absolute insig- hificantes; por el contrario, son precisamehe® esos cambios los "ue modifican las formas del Estado, El absolutismo fue esen Giatmente eso: un aparato reorganizado y potenciado de domi- ftacion feudal, destnado a mantener a les snasas campesinas en gu posicién social tradicional, a pesar y en contra de las mejoras que habian conquistado por medio de la amplia conmutacién Ge'ias congas, Dicho de otra forma, el Estado absolutista nunca fué un 4rbitro entre la aristocracia y la burguesia ni, mucho menos, un instruinento de. la naciente burguesia contra la axis: Yooracla! fue el nuevo caparazén politico de una nobleza ame Bazada. Viace veinte afios, Hill resumfa asf el conisenso dé una Jereracton de historiadores marxistas, ingleses y rusos: «La monarquia absoluta fuemma forma diferente-de monarquia feu dal,.distinta de la monarquia de. estamentos .feudales_que—ta pero.la_clase-dominante.continué siendo_la—misma, ite ignal que una republica, una monarquia constitu. Clonal y una dictadura fascista pueden ser todas ellas formas * Et capital, Madsid, Siglo XX, 1975-1979, libro m1, vol. 8, pp. 110, 113, 114. Ea Gkposicion que hace Dobb de este problema fundamental, en su Rplica's Swoery, en al Famoso debate de’ los. afios cincuenta sobse Ta fransicidn del feudalismo al capitalismo, es Kicida ¢ iocisiva: Science and Society, x1V, 2, primavera de 1950, pp. iS7-67, especialmente 1634 [el com Junto del debate, con algunas aportaciones’ mas actuales, se recoge en Rodacy Aiton, comp., The transition jrom feudalism to capitatism, Lot Gees wea, 1576; trad, casts, La. transicién del capitalismo al feudaiismo, Bar¢elona, Critica, 1977], La importancia teérica del problema es evidente. En el caso de un pais Como Suecia, por ejemplo, los habituales estudios historicos todavia afirman que «no hubo feudalisnioy, a causa de la ausen- Gia de una servidumbre propiamente dicha Por supuesto, las relaciones feudales predomineron en cl campo sueco, de hecho, durante toda la Sitima era medieval. El Estado absolutista en Occidente 13 de dominacién de la burguesiax*. La nueva forma del poder nobiliario estuvo determinada, a su vez, por el desarrollo de la produccién e intercambio de mercancias en las formaciones so- Giales de transicién de la primera época moderna. Althusser ha, gimen politico de la monarquia absoluta es tan sélo 1a nueva’ especificado correctamente su caracter.n este sentido: «EL “| forma politica necesaria para el mantenimiento del dominio y explotacién feudal en un perfodo de desarrollo de una econo, mia de mercado»®, Pero las dimensiones de la transformacién histdrica que entrafia el advenimiento del absolutismo no deben ser minimizadas: de ninguna manera. Por el contrario, es fun- mprender toda la I6gica y la importancia dél-éam- “del Estado aristocratica’ y de la svo_fenémeno del_abéo- Tutismo. zi = ‘El feudalismo ‘como modo de produccién se definfa origina: rlamente por una unidad orgdnica de economia y politica, para- déjicamente distribuida en una cadena de soberanias fragmen- tadas a lo largo de toda Ja formacion social. La institucién de la servidumbre como mecanismo de extraccién del excedente fundia, en el nivel molecular de la aldea, la explotacién eco- némica y la coercién politicolegal. El sefior, a su vez, tenia que prestar homenaje principal y servicios de caballeria a un sefior Supremo que reclamaba el dominio tiltimo de la tierra. Con la con:iutacién generalizada de las cargas por una renta en dinero, + Christopher Hill, (p. 92). Los puntos de vista de Avre} fueron Gnticados con dureza en el debate posterior, y no expresan la tendencia general de la discusion. 14 Europa occidental Ja _unidad celular de la. opresién-politica y-econémica del cam- pesinado se vio gravemente debilitada yen peligro de disolu- cion (el final de este camino seria el. «trabajo libre» y el «on- trato salarial»). El poder de clase de’ Jos sefiores feudales qued6, pues, directamente amenazado por la desaparicién gradual de ja servidumbre. El resultadd¥fue un’ desplazamiento de la coer- ign politica en wn’ sentido asce fe facie una cies centra- ‘oereion, dititia I plano de Ia aldea, se ‘el plano «nacional». El resultado de este proceso fue un aparato reforzado de poder real, cuya funcién politica permanente era la represién de las masas campesinas y_plebeyas en la base de la jerarquia social. Beta nueva maquinaria de Estado, sin Cubargy, estaba inves tida por su propia naturaleza de una fuerza coactiva capaz de destruir o disciplinar a individuos y grupos dentro dela misma , nobleza. Como veremos, la llegada: del absolutismo nunca fue, para la propia clase dominante, un suave proceso de evolucién, sino que estuvo marcada por rupturas y conflictos extremada. mente. duros.en él. seno de. Ja aristocracia feudal, a cuyos inte reses .colectivos en wltimo término servia. Al mismo tiempo, el complemento objetivo de la concentracién politica del poder en la cispide del orden social, en. una monarquia centyalizada, fue la consolidaci6n, por debajo de ésta, de las imidades de “pro- piedad feudal Con el desarrollo de las relaciones mercantiles) a disolucién de los Iazos primarios entre la explotacin eco. némica y la coercién politicolegal condujo no solo a una cre- ciente proyeccién de esta ultima sobre la cispide monarquica del sistema social, sino también a un fortalecimiento compen: satorio de los titilos de propiedad, que garantizaban aquella explotacién.En otras palabras: con la reorganizacin del. sis: tema politico feudal en su totalidad, y la disolucién del sistema original de feudos, la propiedad de la tierra tendié a hacerse ‘progresivamente menos «condicionals, al tiempo que la sobe- rania se hacia correlativamente ms «absoluta». El debilita- miento de las concepciones medievales de vasallaje se desarrollé ° en ambas direcciones: mientras conferfa a la monarquia unos poderes nuevos y extraordinarios, emancipé las propiedades de la nobleza de“sus tradicionales limitaciones. En la nueva época, la’ propiedad agraria adopté silenciosamente una forma alodial (para usar un término que habria de volverse anacrénico en un clima juridico transformado). Los miembros individuales de la clase aristocratica, que perdieron progresivamente los derc- chos politicos de representacién en la nueva era, registraron avances en la propiedad, como reverso del mismo proceso his- El Estado absotutista en Occidente 15 térico. El efecto| final de esta redistribucién del poder social ic Ia nobleza fueron a maquinaria de Estado y el orden juridico ibsolutistas, cuya coordinacién babria de aumentar Ja eficacia. Gel dominio aristocratico al reducir a un campesinado no ser- ip. suit a muevas formas de dependencia y explocacion. Los estados monarquicos del Renacimiento fueron, ante todo y sobre todo, instrumentos modernizados para el mantenimiento del dominio nobiliario sobre las masas rurales. Al mismo tiempo, sin embargo, la aristocracia tenia que adaptarse a un nuevo antagonista: la burguesia mercantil que se habia desarrollado en las ciudades medievales. Ya se ha'visto gue fue precisamente la intromision’ de esta tercera presencia Jo que impidid que la nobleza Occidental ajustara cuentas con el campesinado al modo oriental, esto es, aniquilando su resis. tencia y encadenandolo al seforio. La ciudad medieval pudo desarrollarse gracias a la dispersion jerérquica de la soberania en el modo de produccién feudal, que habia liberado a las eco- nomias urbanas de la dominaciéa directa de una clase domi nante rural. En este sentido, como ya hemos visto, las cit. dades nunca fueron exdgenas ‘al feudalismo de Occidente, De Bi famoso debate entre Sweezy y Dobb, con las contribuciones de Takahashi, Hilton y Hil, en Science and Society, 165053" {La transirisn del feudalismo al, capitalismo, cit}, es hasta ahora el unico tratamiento marnista sistematico de Ios problenias fundamentales de lq transicion del feudalismo al capitalismo. En un importante aspecto, sin embargo, este debate gira en torno 2 un problema falso. Sweezy argument (sieuiendo 2 Pirenne) que el «primer motor» de la transicién fue ian agente sexternor de disolucién, esto es, los enclaves urbanos que destruyeron la: economia agraria feudal-por la’ expansién del intercamblo mercantil en les. ciuda: des, Dobb replicd que el impulso hacia la transicién debe situarse dentro ce las “Contiadicciones. dela propia economia agraria; generadoras de uns diferenciacién secial del.campesinado y de la expansion del pequeso pro- Suctor. En tn ensayo posterior sobre ef mismo tema, Vilar formuls ex: Plicitamente el problema de la transicién como un problema de determal hacién de la correcta combinacién de cambios agrarios wendogencs” comerciales-urbancs exogenos», a la ver que insistia por su panic en In importancia de la economia mercantil atiantica del siglo xvi: Problems in the formation of capitalists, Pasi and Present, 10, noviembre de. 1956, Paginas 2334. [El problema de la formacién del cabitalismos, en Crect. miento ¥ desarrollo, Barcelona, Aricl, 1974.) En un importante y reciente estudio, Town and country in the tansition to capitalism [New Left Review, 93, septiembre-octubre da 1975; inchaide tambien en La transician del feudalismo al capitatismo, cit.}, John Merrington ha resuelto esta anti: nomia demostrando la verdad basiea de que el ferdalismo europe lejos de constituir una economia exclusivamente agratia es el primer modo Se produccién dela historia que concede.un lugar-estructural anténomo: @ la produccién-y-al comercio.urbanos, En este sentido, el crecimiento, de las ciudades en el feudalismo de Europa occidental es una evolucién tan ‘interna como la disolucién del sefigrio.

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