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Quiero mandarle un mensaje a mi padre, en el canto del rondn () Que Romero toque

Apurmac mayu... Yo implorar al canto que vaya por las cumbres, en el aire, y que llegue a
los odos de mi padre. l sabr que es mi voz.
Jos Mara Arguedas
Los ros profundos

Slo quienes sean capaces de encarnar la utopa sern aptos para el combate decisivo, el de
recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.
Ernesto Sbato
Antes del Fin

No perdamos el tiempo en estriles letanas ni en mimetismos nauseabundos. Abandonemos a


esa Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina por dondequiera
que lo encuentra, en todas las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo.
Hace siglos... que en nombre de una pretendida aventura espiritual ahoga a casi toda la
humanidad.

Franzt Fanon
Los condenados de la tierra

No obstante, en los ltimos aos existe una sombra que se cierne sobre nuestro pueblo, es el
fantasma del capitalismo triunfante. Un grito cada vez ms ensordecedor quiere silenciar a los
explotados y dominados. Las voces coloniales repiten; Imperialismo y neoliberalismo,
capitalismo y mercado global. Su fetidez sonora resuena en nuestros odos Pero la historia no
perdona. Cuando Bruto asest el cuchillo traidor sobre Csar, no poda presagiar que el poder de
su imperio seria devastado aos despus por los barbaros. Las ms grandes culturas y
civilizaciones, los ms slidos sistemas religiosos y jurdicos. Los hroes inmortales y sus
ejrcitos invencibles, todos han de perecer. Y sobre los escombros del imperio destruido
emerger otro, que despus de algunos siglos o tal vez menos ser semilla de uno ms vasto.
No! ste imperio, el norteamericano, con su poder econmico y blico, con su cultura del
payaso y el dinero, ha de morir. Lentamente tal vez, por dentro y en silencio como mueren los
fuertes, a de sucumbir ante el peso de la historia. No existir jams un pueblo que se proclame
seor eterno del poder. No! que se proclame s, que lo posea no.
J. Tegularius
El ocaso de los hijos Amiel

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