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Crisis DE LA FAMILIA Y SUBJETIVIDAD PusLica EN CHILE HOY Carlos Pérez Las grandes articulaciones del espacio puiblico, los grandes encuen- teos y desencuentros de la vida econémic: sociedad, si le subjetividad. Bs en ella donde los grandes proyectos se hacen sentido licica y cultural de una smpre pasan, y de manera dramitica, por la constitucién de comiin 0 mueten, es en ella donde la dominacién triunfa profundamen- te mientras los partidatios del cambio se apoderan de la superficie. Es en 1 oscuro ¢ insidioso io de la subjetividad donde una cultura de la abundancia y el despilfarro puede encontrar su limite interno, y donde Jos que no tienen esperanza pueden encontrar la fuerza que haga posible urépico de la sociedad liberal la clara distincidn centre el espacio piblico y el espacio privado fue uno de los pilares bési- ‘95 del ordenamiento social. Por un lado, el doble Ambito piiblico de Ja sociedad ci i la privacidad : la vida interna de la familia y la esfera de la privacidad de Ia consciencia. El ito de las relaciones intersubjetivas, y el que se llamé “suk propiamente tal 1a instivuci6n de la familia nuclear, monog centro desde el cual clésicamente se pudo adecuado para este ordenamiento, La “st paracién de lo puiblico y lo privado nos ensedié a considerar como pura- , patriarcal, fue el nstituir el aparato mental lad”, que la estricta se- el sostén, tanto entre los dominados como entre los dominadores, de toda la construccién social. Un sentido comin adecuado, una ética del trabajo y de la obediencia, una vida mental compleja, llena de rencores, rebeldias, moralidad, represién, necesidad de reconocimiento, un lenguaje dominado por la ley paterna, una constituci6n, en suma, desde la “interioridad’”, de los sujetos apro- piados para esa “exterioridad’. No se trata, desde luego, de proponer un orden causal. La sociedad ‘moderna no fue como fue gracias a esta subjetividad, o al revés. Una y otra deben ser entendidas como construcciones correspondientes, y correspondientemente necesarias. Dos caract as sobresalientes de esa “s fdad” pueden ser ecialmente sefialadas. Por un lado la enorme capacidad d a a dad industrial y vicworiana del siglo XIX, 0 la “pa? interior en los regl- imenes fascistas 0 estalinistas). Peto, por otro lado, y de manera paradé- jica, la igualmente enormefeapacidad de transformacién y desteuccién del m creacién cultural desenfrenada en lo de manera simple y brucal contra el enemigo exterior, 0 las minorlas inceriores a cada sociedad. Nunca en la historia humana wna sociedad conocié una dinémica tan violenta entre [a sumisién més extrema y la agresién més extrema, frecuen- temente vinculadas de manera muy estrecha una a la ova. La sumisién al aparato estat, 0 al orden social, simuleénea a la guerra exterior o al desaho- 20 social de la disci como k acién, Las mis alias creaciones del es ‘Ultima Cena’, ealzadas por el mismo hombre que invents la ametralladora y las granadas de fragmentacién. Las més eomplejas teorias sobre la naturaleza desartolladas al mismo tiempo como Fisica Cudntice y bombas atémicas. El delirio de le sublimacién estécica, junto a la ds esclavizante. Personajes extremos, ‘como Pascal, Leonardo, Van Gogh, Nietzsche, se repiten una y otra vez, en todas las escalas y todos los niveles de la pirdmide social. Sostengo que todo lo bueno y todo lo terrible de la creatividad reurados en y por su creatividad, 192 » drama de su an; moderna, de manera inseparable, tiene un mismo origen : la permanen- te y dramdcica angustia de las capas medias. Mientras los poderosos sobreviven una y otra ver 2 las catistrofes de un sistema politico y econé- ico que se reproduce a través de la criss, mientras Jos pobres son una y otra ver excerminados de hambre, peste © guerra, los actores perma- nentes, en su permanente incertidumbre, son las capas medias de toda creatividad, de todo deli y todo avance, de toda la belleza y toda la monstruosidad de una cultura desaforada Es en la reproduccién de esta “subjetividad” donde el papel de la familia clésica es crucial. Laffey del padcd) que la preside y la ordena, la situacién edipica, que ln perpetia introyectando el orden al nivel det aparato mental, su machismo y aucoritarismo explicito, su escala de je- , que se expresan luego en las jerarquias de la vida ciu- dadana, consticuyen una verdadera “Fabrica” de sujetos que, generacién eras generacién, vivirdn con distintos ropajes y formas ef mismo ciclico Siempre la institucién paterna ha intentado con enorme fuerza pefquica mantener el orden, que no existe en el espacio publico, al me- nos en el espacio privado. Educar, preparar para la vida, ensefiar Jas duras lecciones que fortalecerén para lo que vendré. Los padres saben que la vida es terrible, e intentarin hacérsclo saber a los deben buscar buen recaudo en algiin marido poderoso. Los hijos deben ser hombres de bien, capaces de defenderse con su educacién y sus habi- lidades. ‘Todas las servidumbres, todo el machismo y autoritarismo de la familia patriarcal ticne un claro sentido de realidad, tiene una clara fun

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