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FRANCISCO TARIO de este eseritor perso Us inctranre sastenio preside tas pi Taro, nacido nalisimo, diffcdmente clasficable, que es Francisca en la ciudad de México en 1911 St el aroma ha de ser en liter tura primordial elemento, la literatura de Francisco Tario ¢s de por Si una esencia; esencia agria 0 benélica, vivaz © nociva, siempre Fotunda, que fatalmente nos somete a su flujo y reflujo aurdién: doris o'embriagdadonos en vibrantes torbelinos ‘Ayer viajeto de mar y terts, futbolista profesional, pianista disciplinado, mifstico del naturismo, solitario de todas las playas preva en la Tit mexicana, Intrine sis percusiones se proyectan con variada camo las extaciones del aio. Cabrin objetar que cn la desord bidxqueda de su propio camino se extravia. Y sc extravia, en elect mas deliberadamente, a lo largo de todos sus auténticos, exube antes y discon ‘Su primera obra 3) —fantasmal reino inasble, purgatorio de nerviosos mo de perplejidd a los lc fires: Ea el rium ato produce Age eben, trlda, crc, des flentadora novela, A continuacién, Equinocew (1948), creacion espiadads, agresiva, apasionante. Y cn edicién limitada, Brree diario de wn amor perdids (1951), melancdlica vor 0, mejor avin, Imelancélico aroma que trasciende, penetra y enerva, Por aparecer ‘sti Fascination —irasmnundo de espectros dementes, rebosantes de ‘musical humorismo. YY en pos de opuestay experiencias —estacion veraniega del fifo, nuevs luz, diferente aroma— surge este Acgpula rl sucio ‘explosién desbordada de una sensualidad en pleno vuelo la tierra exige, el chubasco apremia, ta carne impone su ritmo, ‘el tempo, ln raise desangra, la marea re vuelea, ¥ , con latimcra sontan,esfuctase en centro del exon . Calida 0 melaneslica, incisiva 0 som- dde humor de angustia, macabra © sensual, Ia voz pte Sede ele dtc oi in artcin, a ane UL €¢ Oo EN EE S$ U E oO . ACAPULCO EN EL SUENO por Francisco Tario con fotografias de Lola Alvarez Bravo México, 1951 Ree er foe a AL SeSoR PRESIDENTE DE LA REPELIGA, LIGENcIADO Micuet ALEMAN, FUNDADOR DE ESTA NUEVA CIUDAD DE ACAPULCO At sESoR Mexchior Penusguia, SINGULAR EJECUTOR DE LA INUSITADA TAREA AL PUEBLO TODO DE ACAPULCO, ESPIRITU DE ESTE POEMA, POR LA GRACIA DE SU AYUDA Y AMISTAD Seer CT A |: L \. ORIENTE, UNA FLOR AZUL? al sur una nueva flor azul ain mas azul y profunda; al poniente —exclusivamente a su hora— un girasol de sol, mortalmente ‘iva. Alli nacié Acatl — que significa carrizo —y “el amor, amor que se Hamé Quithuitl,, Y de este amor i i L. HISTORIA, AQUI, PERTE- nece alla tierra, Es decir, a la tierra, al agua y al viento. La incau- ta Historia a que se refieren otros pueblos aqui no cuenta. Y el hombre cuenta como un quinto y maravilloso elemento, pro- ducto integro de esa tierra, de esa agua y de ese viento. Yo diria que este hombre que nos contempla es exclusivamente una flo- vacién desmesurada que arranca de entre las rocas mis antiguas ‘Yerece vertical e impasible a expensas del primer vendaval, ma- 'jedao siamo que lo anig N. FS LA TIERRA QUE HEMOS visto, la que hemos aprendido aamar: simple, productiva, labo- riosa. Es una tierra rojiza, sanguinaria, avida de simiente vir gen, fecunda hasta el espasmo, que lanza como descargas eléc- tricas sus fratosa lo alto. Frutos extraiios, puede ser que incla- sificados, de olores putrefactos 0 sublimes y follaje retorcido, agénico, asombroso en la época de los inviernos — verdaderas -osamentas calcinadas en un incendio relampagueante. ] A eee eri ascoie que el habito ha conseguido que el mar sea en diversas Tatits des, El mar, aqui, a menudo quema, arde, avivado por el fuego interno de sus volcanes submarinos. Y acontece que es platea do, metilico, acerado, mineral y quebradizo; 0 azul, azul celeste, verdinegro, verde turqui, anil o azul marino; o verde, vibritil, jade, verde mar u olivo; 0 malva, rosa palido, volitil; 0 torna- solado como los nacares y las escamas, irisado como las agatas; 6 rojiz0, granate, rojo ladrillo, color de oro viejo, bermellén, fgnco; o gris, gris acero, verdoso, untuoso y pesado; © amarillo limén, pajizo; o negro, cruelmente opaco como un hielo som- brio, Inctuos; 0 blanco, lechoso, opalino, opresivo; 0 tenue- mente violeta, color de agua nieve, traslticido y pilido, livido. y tan etéreo como un océano de vapores que se hubieran acu- mulado sosegadamente y durante siglos en lo més hueco e in- alterable de un ciliz de montafias Fs como si este mar fuera el mar de todos los mares, el pri- mero, un mar adormecido de cansancio y sinsabores, herido hasta el hastfo por las quillas de todos los buques construidos, con sus hambrientas cavernas de descanso donde las aguas se turnan y reposan . surgen en vibrantes relampagos monstruos de dos toneladas y media que se proyectan al aire y desaparecen. Monstruos platea- dos, orlados de negro, con los perfiles de un rombo, aparente- mente inhumanos, deformes, quizi devoradores tortuosos de todas las carnes habidas, pero que insensata o plicidamente miten al hombre nadar ritmica, burocritica o sensualmente por sus espacios abiertos, con una delicadeza de exquisitos anfitrio- nes, de sabios reflexivos, respetuosos, cordiales, como ea de paz y concordia. . éL. LUNA? (BAH, QUE TONTE- ria! Ni la luna es aqui apacible y palida, sino ocre y aspera, ni siquiera redonda, sino pesada, antiquisima, escasamente ovoide, con surcos dolorosisimos; ys¢ levanta, no con dulzura y misterio como las demas lunas catalogadas, sino con un hilito de terror alla de entre la brumosa livides del Pacifico. Y vaga no muy alta, con frecuencia rozando los arboles, grande, grande, como una viuda gravida torturada en mil angustias. y adulterios, con un lenguaje mort desgarradoramente sual, poco menos que incestuoso. M.. HE AQUI QUE A CIERTAS horas del estio se apelotonan los nubarrones — nubarrones de un mil kilmetros cuadrados —, mas propiamente que nuba- tones mundos de furia en formacién, Vienen siempre de La Bocana — de donde 10 Quidhuitl una tarde — y con una cele- a giran, zumban, descienden, tropiezan, se elevan y el firmamento se desgaja en una Iuvia descomunal ¢ incom- Prensible. Que no es Iuyia, ni diluyio siquicra, sino un gran mar invertido, Un mar total de arriba abajo, de este a oeste, que va y viene a merced del viento y penetra en la sangre, arra- sando, no las Hores y las matas, sino la misma serrania desnuda que, en virtud de quién sabe qué capricho éptico, se reduce, se pliega y diria uno que se arrebuja bajo la primera techumbre que encuentra. S.A EL SABIO BARON DF sen el tiltimo tercio del siglo XVI ve- procedentes de Humboldt “los galeor ‘as mercant nian de retorno cargados con 1 china y de la India, que eran acaparadas con avidez por los co- merciantes de la Nueva Espaiia: tejidos de seda y algodén, ce- rimica china, especias codiciadas y maravillosas obras de orfe- breria. El mismo galeén regresaba a Manila con el dinero de los situados — dineros destinados al sostenimiento de la colonia, que como Cuba y otras colonias, vivian a expensas del tesoro de la Nueva Espanta — ; dineros para pagar las mercancias impor- tadas; plata acufiada y en barras; barricas de vino espafiol y vino de Parras; lanas espatiolas y mantas de Saltillo; galén y tejidos de oro manufacturados en Puebl Chiapas y Tabasco.” grana de Oaxaca y cacao de i, NOTICIA SE TRANSMITIA A piques a vuelo en oe tes de la capital por medio de r unas graves y otras ladinas, Jos habita todos los templos. Las campa ensordecian con sus ondas sono sando un regocijo indecible. “Se arbolaban banderas para reclutar gente destinada al servicio militar de Filipinas; se preparaban las cuerdas de pri- sioneros que deberian compurgar sus largas condenas en Ia Isla de Luzén y se cargaban los dineros del situado de aquella lejana colonia. “La poblacién de Acapulco, que normalmente era de eua- tro mil habitantes, aumentaba hasta nueve o diez mil durante la renombrada feria, que se desbordaban sobre la playa cuando las atalayas seialaban la aproximacién del galeon. Este se pre- sentaba majestuosamente por la extremidad oriental de la isla de la Roqueta, con sus puentes de altos bordos, con su espolén adornado con figuras simbélicas, con su alta envergadura y su velamen hinchado, y al enfilar la bocana grande, saludaba con ‘once cafionazos, que eran contestados con otros tantos de los ca- fiones que asomaban sus broncineas bocas repujadas por las bar- betas del castillo de San Diego de Acapulco. “Un grito undnime y estentéreo salia de todos los pechos para dar la bienvenida a los tripulantes esforzados, después de luna navegacién larga, accidentada y lena de peligros.”” hence ES UNA LUMINOSA NA tiva, hecha de luc toda ella, de los mas luminosos colores que tuna naturaleza en ebullicién puede dispensar a una nube. A la orilla del mar, antes del mediodia, se acercaré a usted con sus joyas de oro labrado y le ofrecer almejas, ostras, seviche, agua de coco y ginebra y una antiquisima sonrisa de flor horizontal- mente prohibida, en ¥ CINGO METROS DE t altura; seis de profundidad, al tope dela pleamar. Un grave y tellexivo silencio. Entonces, el prodigioso joven de color se yergue sobre las rocas, precisamente sobre las puntas de sus ma- ravillosos pies endurecidos, alarga como en una stiplica los bra- 705, cleva um poco el rostro, espera 0 piensa — nadie sabe— y, de pronto, con la elegancia de un cometa, con el arrobo de un can- tico, con la displicencia de un suicida experto, traza un arco en el vacio y desciende por entre los cristales de una encrucijada de espumas, en cuya inmensidad se sumerge. Ver aparecer de nuevo lo que confia uno no ver aparecer ya nunca es algo que sobrecoge. {Tan facil y espontineo que hubiera sido presenciar el descenso irreparable de aquel joven cetrino, de pequeiias { ia las regiones dormidas de los Ve PESOS, CINCUENTA. EL joven asciende, repta; pero no sonrie. Tiene el cabello rubio y lacio y las piernas dgiles de la mejor girl de Gincinnati. La trans- parencia de su piel es un asombro. Debe bailar bien y acariciar sin asperezas. Ellas lo miran con parsimonia, sin prisas. Atien- den. Quisieran oirlo cantar con su guitarra y hacerlo sonreir Ja noche entera para asombrarse un SOREL CSE) Jy. ARISTOCRACIA DEL PIE DES- calzo — esto es, desnudo, cetrino, aclimatado, abierto a todos los vientos. Que pertenece no sdlo a la sal y al sol sino alos blues mas cadenciosos, sin exceptuar los violines. Es como si dij ramos: — Lleve usted sus maravillosos pies descalzos y guarde en buena hora sus amatistas. Ini usted mis elegante y bella y la tierra se lo agradecerd. azules profundidades del Pacifico, a lasazules profundidades re- torna diariamente, nostalgico quiz de aquellas quebradizas ne- blinas, por entre los jardines sumergidos, bajo la estrabica mi- rada de los pequefios monstruos, condiscipulos suyos de las mis impenctrables ensefianzas. Sus pupilas lo delatan — dealli pro- viene. Y basta observarlo al sol para advertir que el sol lo sor- prende como un diario descubrimiento Meno de sorpresas ¢ in- convenientes. De todos los cantiles sabe, de todas las sales y todoslos riesgos. Arquedlogo del Mediterrsinco, extrajo dinforas ignoradas; del Caribe, tiburones, barracudas y chernas; del Pa- “cffico, perlas, baratijas asombyosas y estrellas de mar para los nifios, Justo de alli procede — de los espacios azules — con sus lar al que le dicen Raya, que suele guarecerse en la arena de- jando asomar la acerada lanceta de su espina. Y otro, bochor- noso por lo grotesco, al que le Haman Sapo, muy bello para fa- bricar limparas. Y otro mis, de espina verde, cuyo nombre es Agujon, y del cual deben precaverse los pescadores nocturnos en blancas. ¥ atin otro, el Jurel, de incendiada care. Y el dos toneladas, cuyo jolgorio no contra la quilla de las IGyANODIT DE ZF (0 REATS TOE RA * DE LA MAGICA VIDA AGAPULQUENA 8S yy. a 'E VENDEN O RENTAN CASAS blancas, azules 0 rosadas con playa propia.” M dad un nativo que la mordedura de los Niitos [especie de EXPLICABA GON CURIOSI- grillos voladores, con diminutas manos humanas] es tan atrozmente ponzoiiosa que ningtin medicamento conocido puede salvar de la muerte a su victima, Y agregaba: —Solamente con la cura de los violines hemos obtenido buenos resultados. Que consiste dulce y generosamente en hacer sonar un vio lin durante tantas horas como sean necesari: la cabecera del moribundo. Al parecer la misica debe ser tiern . insignificante y sin pris wee Ree José M. Lopez Vic- toria en sus Leyendas de Acapulco: “La T uba de coco desde épocas inmemoriales esta considerada la bebida costefia por excelencia. Sobre dicho bebedizo se sabe que por primera ver fué conocido en Acapulco o en Colima y no estamos en aptitud Jo anterior con precisién en vista de no existir de determina datos escritos que puedan servir de consulta; pero es muy pro: 1 puerto acapulquense le corresponda semejante ho- bable que nor, porque los primeros cocos que Hegaron a la Nueva Espafia fueron trafdos de Oriente en las naos de Manila y en Acapulco se sembraron las palmas més antiguas de América. ter sujetar a las Para obtener la Tuba de coco es men: palmeras destinadas a un laborioso, nistico y sencillo proceso. Por las tardes el tubero acostumbra subir a la palma escogida inicia el wabajo, cortando transyersalmente la penca con filoso cuchillo y rebana su brote carnoso al ras de la corteza, para que en vez de crecer el fruto se produzca la Tuba, 0 sea la savia del coco, la cual gotea en el jongotito pendiente de majahuas o me cachilos. Del diario tiene que raspar el brote del propio racimo, a fin de obtener el dulce liquido, que todas las maftanas condu- ce al mercado. “Como dato curioso procede hacer constar que las pal- meras especializadas en la destilacién ya no nutren cocos, como Jas demas dedicadasa ello. Por eso, toda palma purificadora del gustado liquido acapulquense requiere el cuidado necesario para no perder sus cualidades productivas. “A la influencia de los guardianes indios, desde la Colonia, débese la singular receta de este misterioso jugo que embruja, tal como Io dicen la expresién popular y los cantares.” PA i H.. UN PLACER NATURAL Y¥ primario que consiste en extender la mano abierta en direccién a las brisas dominantes. Inmediatamente de hecho esto usted -sabra perfectamente, distintamente, cronométricamente que lo que usted percibe en su mano no es uno o dos soplos de brisa humedecida y fresca, sino uno o dos soplos de tiempo — que en el lenguaje de este lugar de carvizos destruidos significan apura- damente dos fracciones infinitesimales de segundo. O sea, algo as{ con tan trascendental importancia como dos dias y una no- che en el vertiginoso lugar del que usted procede. , 7 eee UL primera Vick DA Dm Opn OP wear GC A =e ACAPULCO PRODUCE Es- puma, exporta raros y oscuros romances ¢ importa géneros hu- manos de las mis disparatadas especies. Su principal fuente de vida es la vida misma, y su penuria mayor, la muerte. Ocasio- nalmente arriban barcos con marineros rubios, vestidos de blan- co, En cuanto a su industria, lasaguas son templadas, verdisimas ¥ transparentes. Posee una densa red ferroviaria que se extlen- de ‘Jos mares de China y su riqueza minera consiste en los ‘ulipanes, las rotundas auroras y los cocos de Ixtapa, Seaerese umes ta ene ate & M. GUSTA ESTE HOMBRE RI- tual de aqui, de ojos helados, elistico, sin tiempo, diferente a todo Jo establecido, que mira y permite actuar al blanco con una césmica indiferencia, rayana en la malicia, menos histérico que el tarasco, mas extremadamente vegetal y grave, sin las jac- tancias ni espasmos histéricos de otros meridianos semejantes y que, poseedor de un fabuloso panorama, lo exhibe y contem- pla sin mostrarnoslo, ni vanidoso ni sumiso, sino musicalmente impertérrito, como enemigo que es de las agonias escandalosas, ‘xtrafio a todas las formas usuales de cortesia, servilismo ¢ im- -pertinencia. Me gusta, digo, esta oscura pede geoldgica de Becta porque a su lado srperimente eee infinita sentidos, esa joven de aquel camino y de todos estos empinados caminos, cuya exaltacién es la piel didfana, dolorosamente trans- parente — titil y necesaria para sus formas suaves, de exuberan- cia adolescente, quizi frenética, quiz impavida, de fuertes pier nas y largos brazos, ritmica pero sin explosiones, silenciosa, sinuosa, Iejanamente insinuante, como aterida de siglos ats en prohibiciones inauditas, producto acaso de violaciones antiqui- __ simas 0, mds bien, quizsi, como exhausta de mil timideces soli- * Sona —éNo quiere, pues...? Pues es el plasma, la ténica, la estructura fundamental de esa cancion desmayada y perpetua que constituye el lenguaje ondulante de estos graves aborigenes del lugar de carrizos des- truidos, Es lo que invita o retiene 0 confunde sorprende 0 inquieta o asedia. No es un ruego ni una réplica, ni una impa- ciencia 0 una osadia; mucho menos es un habito. Es, como si -dijéramos, una sonrisa incipiente percibida de algtin modo a de la neblina. Pues es lo que la oscura nativa nos brinda, A DOCE MILLAS DEL PUERTO existe tna inquietante region que se llama Coyuca, a la que se da acceso a través de una encantada laguna sobre la cual caen Jas garzas rosadas 0 blancas a cierta hora de la tarde. El agua es blanda y muerta, tan sospechosa como los mismos margenes selvaticos que la aprisionan, Ya una vez en la Barra, en la estre- cha franja rectilinea que constituye la prolongacién de la playa de Pie de la Cuesta, es admirable no perder de vista el sol en lo alto, las inméviles nubes de colores, las ventrudas olas torren- ciales y los fosforescentes geysers que éstas proyectan. También significa un deber para con uno mismo pisar descalzo sobre aquella extrafia mixtura de arena y azticar, del color aproxima- do de las nubes, mirar hacia cualquiera de los cuatro asombros. cardinales y olvidar en un rapto de contricci6n perfecta el ape- llido de todos los hombres. Aunque tal vez ocurra que lo quemasalcance a cautivarnos sea el infantil sobresalto de ver Hegar hasta nuestras plantas, aparentemente dormidos, los oscuros cuerpos de los tiburones. Podria uno dispararles con un revolver de nino, hacerles venir mediante una sefia de los dedos 0 arrojarles migas de pan con queso, si no fuera que los tiburones de estos rumbos huyen tra- _ gicamente de los hombres. Mas el hecho es que al poco fempe: tras de varar en la superficie, alla vuelven de nuevo al creptiscu- pee ete as Aiea espns, sobre una sinuosa pradera de tos heliotropos, Qu susiarde len a lina mas esto no p: REGRESO, EL ANIMO SE DE- rrumba. Con la noche la laguna se angosta, se pliega sobre si misma, cl follaje se agolpa, se contrae y ¢s como si la panga en que viajamos iniciara una rotacién incomprensible en un mi- nusculo ojo de agua a través del cual pudiera asomar sus dedos el demonio. No es grato el silencio de tan denso. Ni las lejanas luces — tan inexplicables. Aunque al reparar detenidamente, el silencio que nos compunge resulta ser un inaudito estruendo de noventa kilémetros de largo, todo de espumas y musgos, por sobre el litoral arenoso. Ni un jaguarni un fragmento de estrella a la vista. Escasamente al desembarco, media docena de impal- pables chozas, con sus Hamitas al centro, y algo que pudiera ser un arpa, una hamaca o un féretro. Quisiera uno, en aquel pre- - ciso instante que, a lo largo de la Hanura que se adivina, surcara cualquiera de los menudos universos que para estas fechas co- mienzan ya a aparecer y desplomarse en la yecindad préxima al _ mar. Quisiera uno... pero ya no es tiempo: el estrépito del _ primer trueno ha paralizado nuestra conciencia, % Vives, gatin no te has percatado? Y la inmovilidad anuncia: —jCuenta! Es el tiempo. : Y los musgos invitan: B= —Tigndete, no hay prisa. Y el ancho mar previene: —Si hay prisa. despiértate. Y la luz sobresalta: —Una ver mis, mirame, si te atreves. Y el caracol rosado: Ti eres tu tinico problema. Y la vor de piedra, de nueva cuenta: Esto ¢s, vive un poco mis siquiera, Hasta la préxima ola. ee [\ TEMPERATURA OBSERVADA por Humboldt dié para Acapulco una media anual de 26.8 grados, registrando temperaturas durante el dia de 28 a 31 gra- dos; en la noche, de 23 a 26, ya la salida del sol, a menudo, 18 grados.”” O su equivalente: que puede usted desnudarse cémoda- _ mente en Ia primera madrugada del primer dia del aiio, aco- ‘ soe ne blnente a lasombra de una ceiba y permanecer Liar i . Ella amaba la tierra, los pajaros, las lindas nubes de colores ty 5, las naos ‘denas. y las dulces melodias de ‘Tan roman as, adem quellas de las que ha blaba el librito sobre su mesa, ¢Podrfa ella par modo a la bellaes erse de algtin a Mirrha — que significa Amargura — “de rostro terso y ace’ unado, quien luc as trenzas 1 oronda gru ceftidas a la cabeza por rojo listén de seda?” iQué enigmatica As sembrado de piratas y corales. Mirrha habfa nacido en Delhi; 1, qué inmensal Con el mar enfrente, ella. en Galveston. Mirrha contaba dieciocho aiios; ella, veinte. Entonces Guty Ciirdenas no existfa, Mas, . . “posteriormente, una tarde mientras la nifia recogfa conchitas en la playa, fué secuestrada por piratas, quienes después de despojarla de sus preciosas joyas, la transportaron a las sucias bodegas de un barco anclado en la bahia y la trasladaron a Gochinchina, donde que: 6 convertida en esclava al ser vendida al igual que otros cau- tivos.”” jOh, Kitty, Miss Kiuy Morgan! ~Tan linda — como deeia el negrito. P; DE SERES ALTIVOS, INES: crutables y oscuros esta Asia incongruente de Miss Kitty Mor- gan. No en vano aquellos dientes satanicamente blancos y aquellos ojos més blancos todavia, que miraban sin abrirse. No en vano aquellas flores sangrantes nacian durante el desayuno y moran a la hora de la siesta — cuando la siesta era larga. Y aquella suerte de lagartijas de Sevres que, trepando por los muros de su alcoba, emitian un murmullo intermitente, seme- Jante al de los enamorados que se besan. \diaba, como jamis habia odiado, a aquel Rudy pecoso, wafranado, histérico, con un colibr{ espantoso en mitad de su DE LA MAGICA VIDA ACAPULQUENA M. H. B. X. — de RIGUROSO incégnito — atrae hacia si su nocturno, musical, ensombrecido plato de risotto, Sobre el piano abierto cae la luna azul y al gunas sombras. diluidas. Y excepcién hecha tambié pcidn hecha de esta luz, las demas se hallan de las demas luces inte- riores, Mr. H. B, X, arquea brevemente las cejas y reclama al mesero. El mesero acude. El mesero desaparece. En su lugar aparece el Gran Corsario de los Amores: m steriosa su voz, todo su trazo, También él desaparece. Mr. H. B. X. vuelve a su risotto. Escasamente ha trans currido media hora. Después ipero qué importa ella! Ser’ fluctuante, palida, sideral, vestida de blanco, como debfa serlo. Y hablaré con lentitud, arra trando las consonantes, mirando desde muy lejos, habituada de suyo a las proporciones desmesuradas, Mr. H. B. X. se incor- pora, presiente unos pasos. =jOh, pero... —dEres tut, queridito? |Qué extraiiisima aventura! Mr. H. B. X. —de riguroso incégnito— y Mrs, H. B, X. — de riguroso incégnito —rieron lo preciso. La tierra roja, el mar antiguo, la luna gravida y todo eso. — Cx LUGAR, COMO SUS FRU- tos, sus habitos, sus aranceles, sus religiones y sus epidemias, dispone de sus fantasmas propios, personalisimos, nativos, pe- culiares de la tierra y del idioma, de sus crimenes y de su clima. Es pues elemental conyenir que el fantasma cosmico del Tibet sea en todo diferente al fantasma ritmico de Atenas o al fan- tasma glacial de Lucerna o al fantasma licuado de Manhattan. Plasma y vapores, lasitud 0 vértigo, marea y oficios, musica y pecados capitales son los elementos fundamentals de que el fantasma se nutre. Aqui, en las calidas tardes de agosto, cientos de amarillas mariposas surcan el mar de oeste a este, apresurando su noche. Sin embargo, nada hay de espectral en ello. El fantasma local, idéneo, peculiar de la tierra y del idioma evaquello que contiene el tiltimo residuo de su copa — de cada copa que se bebe — y que, asumiendo los contornos de su cuer- po, la original estructura de su alma, a manera de un hermoso cuerpo astral, se dispone a actuar por entre las sombras — acaso con un luminoso cuchillo en la mano 0 una bella joven desco- nocida—, en alegre recuerdo de la memorable hora en que usted y los demas mortales vinimos a este mundo de venturas. * Yur INCREIBLE ¥ TREMULA sombra que mi pisar deja sobre la arena. Pisar luz y dejar som- bra. jOh, cémo amo tu luz, tu luz luz, sin mis sombra que la muy necesaria del creptisculo! Amar tu luz — como una rosa envenenada. Mirarte asi, con ojos ciegos. O dejar que la sombra Iegue yerta por entre los dedos de las mujeres... . Y UNA LAGUNA DE SANGRE, cautiva de los propios dedos asesinos, confesos y enardecidos, nos sale al paso, A cada recodo, la sangre se vuelve mis calida y evidente; y los dedos mas culpables, mas nutridos. Penetramos, pues, en el cuerpo del delito. Con el acido aroma del formida- ble crimen nos embriagamos. Oh, tremebunda herida por donde la vida escapé un dia de la selva! jOh, inmensa fuente de arterias vacias! Y se hard de noche por los rosados cielos. Ano- checera proximamente — dentro de una hora — y toda la san- gre, los helados cuchillos, los lividos labios de la sinuosa herida se humedecerin de verde como si una limpia y joven esmeralda ‘rodara Revolcadero abajo. OB JECTION GO KS) TPE GR: A: =U STED NO ME PIDA A ML HIJA, que nunca se la habré de dar porque mi hija no es mercancia. Robesela usted si es valiente y le gusta. . . jy después ya habla- remos! D. Rioja en su Mar, acuario del mundo: “El tiburén ballena al EL PROFESOR ENRIQUE canza realmente tamanos enormes que compiten con el de los cetdceos, y ha llamado justamente la atencion de los naturalistas no sélo por sus dimensiones, sino por su extraordinaria rarezay atal extremo que hasta enero de 1935 sdlo se conocian seten seis ejemplares de este curioso tiburén, cuya piel, moteada de manchas blancas, le hace facilmente reconocible. “En 186, gido en 1858 en el Golfo de fueron capturados por Gudjer en Guaymas, y el mismo aio, Theodore Gill da cuenta de un ejemplar reco: alifornia. En 1927. dos ejemplares tor citado en el Cabo once ejemplares fucron seftalados por el de San Lucas En 1933 un ejemplar fué arponeado en Aca- pulco por Francisco Moreno, muy conocido en la localidad por Pancho, famoso por sus hazaiias pesqueras. Parece ser que otros ejemplares han sido capturados en la misma localidad, y el que aqui se cita hace el sexto de la lista de los que se tiene noticia. Este fué arponeado frente a la playa de Pie de la Cuesta. “En Acapulco dan a este pez el nombre terrible de Tigre de Mar, pero realmente ¢s inofensivo, a pes inmensa, en 1 de que su boca ja que cabe un muchacho de regular tamaiio, e provista de una especie de lamina dentada armada de dientes dispuestos en varias filas, que alcanzan la enorme cifra de seis mil en cada una de las mandibulas; los dientes, sin embargo, son tan pequefios, que resultan totalmente inadecuados para atacar presas de algtin tamaiio.” Y AGREGA: “LA MEDUSA ES LA obra maestra y mejor acabada de la vida peligica, el mas bello de cuantos animales se acomodan a vivir en el pilago inmenso de los mares. La mayor parte de su cuerpo esta formada esen- cialmente por agua, hasta el extremo de que alcanza una cifra aproximadamente igual a noyenta y ocho por ciento del peso total del animal. El animal esta materialmente disfrazado de mar, sin que sea otra cosa que tn poco de materia viviente en- tremezclada con agua, pero tan prodigiosamente organizada, que hace que la Medusa sea uno de los seres mas notables del océano; casi se puede decir que las medusas no son mas que agua vi icada por misterioso impulso y que adquiere las mis bellas formas que la fantasia pudiera imaginar, vistiéndose con una nube de filamentos y prolongaciones suay duladas, Algtin hombre de ciencia que ha tenido ocasién de ydelicadamente on- someter al anilisis especies de inmenso tamaiio, de seis u ocho: kilos de peso, apenas ha obtenido diez gramos de otras materias que no fuesen agua.” “Aguamar Ia Haman en unos lugares, Aguamala en otros [Aguamala o Malagua se la denomina en Acapulco], aludiendo este ultimo nombre al escozor violento y desagradable que acompaiia a su contacto. levantarial A1 EN Rio, ni en Cannes, ni en Estoril, ni en el Lido — por razones de Gi- lida sabiduria, Aqui, sefiora marquesa, los tinicos fracs que se estilan son los que tasan las iguanas, que dicho sea de paso son la conse- cuencia zooldgica de un verde © impertinente perico que en épocas no muy remotas debid engullirse « un lagarto, jLos barbaros, Francia! jLos barbaros, cara Lutecia! Bajo durea rotonda reposa tu gran Paladin. Del ciclope al goipe, qué pueden las risas de Greciat éQué pueden las gracias, si Herakles agita su crin? En locas faunalias no sienten el vienta que arrecia, el viento que arrecia del lado del férreo Berlin, yalli, bajo el templo que tu alma pagana desprecia, tu vate, hecho polvo, no puede sonar su clarin. Suspende, Bizancio, tu figsta mortal y divina, oh, Roma, suspende la fiesta divina y mortal! Hay algo que viene como una invasion aquilina que aguarda temblando la curva del Arco Triunfal. {Tannhauser! Resuena la marcha marcial y argentina y vese a lo lejos la gloria de un casco imperial. (Runéx Dario) U. A INTRANSFERIBLE URGEN- cia de sensaciones nos impulsa a rechazar el proceso natural del tiempo. Imposible aceptar la noche como una noche mis, toda de descanso, con nuestra aridez solitaria bajo las sabanas, cuan- do por entre las persianas echadas una luz excesiva nos anuncia que la noche aiin no ha empezado, que la noche no es lo que suponiamos y que serfa prudente. por lo menos, persuadirnos debidamente de esto iltimo para ejemplo de las noches suce- sivas, Pudiera ser entonces que una rifaga, una cumbre, un ma- tiz, una emanacién olvidada en el curso del dia, un acorde, un surco, la agresidn bestial de ciertas raices. los contornos de cier- tos frutos, la inflexion de aquella voz, una duda, un enigma, una sospecha, tn ademiin 0 una sombra, el propio infierno de nue: tra piel oscurecida nos sirvan de vehiculo. Pudiera ser, no lo sé, El caso es extraviarse a esa hora bajo todas las nocturnas ago- njas, en una conciencia sin aprensiones, en una reiterada muer- 3 . cD. ou TE RiES? EsTO ME IN- triga siempre. ¢Te ries acaso de la nueva aurora, de la ensom- 5 brecida noche, de las piedras verdes y los pajaros dorados 0 de Ia lujuriosa presencia de los hombres, cuyo paso escuchas?

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