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Sealia Foeqges Aaa. Tallow CUERPO, EDUCACION, POLITICA Tensiones epistémicas, histéricas y practicas ACTIVIDAD(ES) FISICA(S) VERSUS PRACTICAS CORPORALES Ricardo Crisorio La expresiGn “actividad(es) fisica(s)” tiene un arraigo profun- do en la Educacién Fisica actual. Tanto, que la tiltima y mas extendida denominacién de las carreras de formacién en las uni- versidades europeas, norteamericanas e, incluso, en las brasile- jias, colombianas y chilenas, es "Ciencias de la Actividad Fisica”, a la que en muchos casos se agrega “y del Deporte”. Curioso agregado, dicho sea de paso, que clasifica el deporte en un ren- glon distinto, cualquiera sea, del de las actividades fisicas. De esto habrfa que concluir que éste no es una actividad fisica ya que, si lo fuera, la distincién perderia sentido. De modo general, la Educacidn Fisica presta muy poca aten- cién a las palabras. El uso de la expresién “actividad(es) fisica(s)” no es un acontecimiento singular, aislado o extraordinario; antes bien, expone la forma habitual de proceder en el campo, empe- zando por su propia denominacién: Educacién Fisica.’ Probable- mente esto se deba a la ilusin de que lo més real y natural en el ser humano es el cuerpo ~en tanto sustancia dada y extensa~ que la fisiologia determina en su objeto y con el que la Educaci6n Fi sica supone trabajar. Esta ilusién, por otra parte, no es privativa de la Educacién Fisica; se la encuentra, explicita o implicita, en las formulaciones habituales del discurso educativo y, aun, en el discurso general de las ciencias, tanto de las humanas 0 sociales como de las Hamadas naturales. 1, Bl nombre Educacién Fisica data de fines del siglo xix. Antes, la edueacién del cuerpo se llamé siempre Gimndstica. No me parece casual que la moderni- ‘dad haya elegido el adjetivo “fisica” para la educacién del cuerpo. TENSIONES EPISTEMOLOGICAS ‘Su creaci6n por parte de fisidlogos y médicos, en el marco de a nueva distribucion de los saberes -una empresa radicalmente politica, llevada a cabo durante el siglo xIx- necesaria a la cons- titucidn de los Estados-nacién, signé ala Educacién Fisica con la alienacién de su saber a cierto sentido comin cientifico, esto es, 4 cierto discurso general mas propenso a poner la ciencia como garantia de lo que sostiene que a imponerse la precisién que debe caracterizar a la ciencia propiamente.? Esta posicién deviene una visién empirista y positivista de la ciencia, adoptada de ordina- rio con una actitud igualmente vaga e imprecisa, que acepta de modo general que el conocimiento se funda en la experiencia y considera como objeto de conocimiento sdlo lo dado mediante Jos datos de los sentidos, negdndose a admitir otra realidad que Ia de los hechos y a investigar otra cosa que las relaciones entre Jos hechos, En otras palabras, se supone una experiencia origi: naria, respecto de la cual el orden del discurso se limita a ser la explicitacién de un sentido que ya existe en las cosas y que basta leer para poder decirlo (Foucault, 1992: 41). Para nosotros se trata de lo contrario: es preciso dar a las palabras la importancia que tienen, porque las cosas ~incluidas en ellas el cuerpo y nosotros mismos- no son antes que las palabras. Esta concepcién, que apenas puedo esbozar aqui,’ justifica el andlisis de las palabras {que componen la expresién, y de la expresién misma, ‘Tanto el origen como el significado de la palabra actividad son escuetos y ambiguos. Joan Corominas (2006) sitda la aparicion del término en la lengua castellana a fines del siglo xv1 y lo con- signa entre “otros derivados de agere «obrar»”. En tres discipli- nas cientificas, actividad tiene un estatuto mas preciso: en fisica designa el niimero de 4tomos que se desintegran en una unidad de tiempo en una cantidad dada de una sustancia radiactiva; en termodindmica es una medida de una concentracién efectiva de una especie; en psicoandlisis, segdn Jean Laplanche y Bertrand Pontalis (2004), conforma con “pasividad” uno de los pares de 2, Alexandre Koyré caracteriza ala ciencia moderna como el pasaje del “mun: ddo del poco més o menos al universa de la precisién’. 3, Para un desarrollo de los fundamentos de esta afirmacién, ef. Crisorio (2014) Acrivipan(Es) PIsica(s) VERSUS PRACTICAS CORPORALES antitéticos fundamentales en la vida psiquica, que especifica de- terminados tipos de fines pulsionales. Ninguno de estos signifi- cados prove al andlisis de la expresi6n actividad fisica. De modo general, actividad (del lat. activitas, -atis) se define como “facul- tad de obrar; diligencia, eficacia; prontitud en el obrar; conjunto de operaciones o tareas propias de una persona o entidad”,* sig- nificados que tampoco dan un sentido preciso al funcionamiento de actividad en la expresién. En cambio, algunos diccionarios vulgares acercan significados mas préximos a ese funcionamien- to, cuando se lo examina en los contextos de uso de la expresién, Por ejemplo, en psicologia se define la actividad como “el conjun- to de tareas o acciones realizadas por un ser vivo, impulsado por el instinto, la raz6n, la emocién o la voluntad hacia un objetivo en los humanos, la actividad libre es la “realizada con discerni- miento, intencién y libertad”, y puede ser “fisica, cuando se pone el cuerpo en accidn, o psiquica, cuando se moviliza la estructura mental, a través del pensamiento”; las actividades instintivas son aquellas que aparecen en todos los individuos de una especie de la misma edad y sexo’, y que “la experiencia individual puede modificar pero no eliminar”, aunque, en el ser humano, “la acti- vidad racional puede poner freno ala actividad instintiva”s Como hemos desarrollado en otra parte (Crisorio, 1999), fé- sica debe leerse como “natural”, en las dos acepciones usuales: como perteneciente o correspondiente a “la naturaleza” y como perteneciente o correspondiente a la “naturaleza de un ser”. Los sofistas primero y luego Platén, y otros autores después, trata- ron lo que es “por naturaleza” como aquello que tiene un modo de ser que le es propio y que hay que conocer como efectiva y “naturalmente” es. En estas discusiones, la nocién de ser por naturaleza estuvo cerca de la nocidn de “tener algo propio de si y por si”, la cual no esta lejos del modo en que Aristételes até 4, Diecionario de la Real Academia Espafiola, 22* edici6n, 2001. 5, Véase DeConceptas.com, concepto de “actividad”; también Wikipedia: “Ac UUvldad”, que tomando como referencia el Diccionario de psicologia de Alberto Merani (México, Grijalbo, 1979), define el término analogamente, ahondando incluso en sus modos de funcionamiento. TENSIONES EPISTEMOLOGICAS Ja naturaleza, a la que asigné varios sentidos: “elemento primero de donde emerge lo que crece”, “elemento primario del que est hecho un objeto 0 del cual proviene’, “realidad primaria de las cosas”, entre otros (Met., 4 4, 1014 b 16-1015 a 12). No obstante, 1 mismo indica que todos estos sentidos tienen algo en comin: la naturaleza es “la esencia de los seres que poseen en si mismos ¥y en cuanto tales el principio de su movimiento” (Met., A 4, 1015 a 13, nuestro subrayado). Por eso, se puede lamar naturaleza a la materia, pero sélo en cuanto es capaz de recibir este principio de su propio movimiento, o al cambio 0 al crecimiento, pero s6lo en cuanto son movimientos procedentes de tal principio. De todo esto se desprende que la naturaleza de una cosa, y aun de todas las cosas en tanto cosas naturales, es lo que hace que la cosa, 0 las cosas, posean un ser y, por consiguiente, un llegar a ser 0 un “movimiento” que les es propio. Naturaleza, a su vez, deriva del latin natura, que corresponde al verbo nascor (infinitivo nasci) y que significa “nacer”, “for- marse”, “empezar”, “ser producido”, el cual equivale en gran parte al término griego que transcribimos physis y que corres- ponde al verbo phys (infinitivo phyein), que significa “producir”, “engendrar”, “crecer”, “hacer crecer”, “formarse”. De aqui que physis sea traducido por naturaleza, en tanto “lo que surge”, “lo que nace", “lo que es engendrado” e implique “cierta cualidad innata, 0 propiedad que pertenece a la cosa de que se trata y que hace que esa cosa sea lo que es en virtud de un principio propio suyo” (Ferrater Mora, 1994: 2779). Igual que naturaleza, physis designa algo que tiene en sf mismo la fuerza del movimiento por el cual llega a ser lo que es en el curso de un “crecimiento” 0 ‘desarralla”. “En este sentido, se ha dicho que la physis fue para Jos presocréticos 1a realidad misma en cuanto algo primario, fur- damental y permanente” (idem: 2779, nuestro subrayado). Sin embargo, en nuestro campo y en general, actividad fisica funciona como un sintagma (conjunto de palabras) con sentido propio, sin advertir los significados y las connotaciones que cada Activipan(es) #fsica(s) viRsus PRACTICAS CORPORALES uno de los componentes del conjunto porta, més alld de que se los desconozca, se los omita o se los descuide. La Organizacién Mundial de la Salud (om), por ejemplo, considera actividad fisi- ca “cualquier movimiento corporal producido por los miisculos esqueléticos que exija gasto de energia” y advierte que no se la debe confundir con el “ejercicio”, que “éste es una variedad de actividad fisica, planificada, estructurada, repetitiva y realizada con un objetivo relacionado con la mejora 0 el mantenimiento de uno o mAs componentes de la aptitud fisica, mientras que la actividad ffsica abarca el ejercicio, pero también otras activida- des que entraiian movimiento corporal y se realizan como parte de los momentos de juego, de trabajo, de formas de transporte activas, de las tareas domésticas y de actividades recreativas Aumentar el nivel de actividad fisica es una necesidad no sélo individual sino social, que exige una perspectiva poblacional, multisectorial, multidisciplinaria, y culturalmente idénea”. Como ya advertimos, sien esta definicién quisiéramos aislar del sintagma el término actividad sin que perdiera el sentido que tiene en el sintagma, poco nos ayudarian los significados provis tos por la etimologia, o los utilizados en la fisica, la termodind: mica 0 el psicoandlisis, e incluso los que vierte el Diccionario de la Real Academia Espanola, excepto que consideremos el adjeti- vo fisica como una entidad con “operaciones o tareas propias”, que es lo que hace la oms. As{ también la acepcién que propone el Word Reference English-Spanish Dictionary 2014, “estado de lo que esté en accién’, define un sentido para el término actividad que puede aislarse del sintagma sin que pierda el sentido que tiene en el sintagma tal como lo define la oMs; porque, en efecto, cualquier movimiento corporal producido por los misculos es- queléticos exige gasto de energia. Por esto, la oms se ve obligada a puntualizar que se trata de “aumentar el nivel de actividad fisica’, acercando su definicién a la del Journal of the American Medical Association (Pate, 1995), que especifica que el movimien- to debe producir “incrementa del gasto de energia”$ 6, Agrega también que el movimiento debe ser “voluntario”, Investigaciones actuales consideran actividades) fisica(s) a las actividades cotidianas que se TENSIONES EPISTEMOLOGICAS En el mismo sentido se pronuncia Roy Shepard (2003), para quien “la actividad fisica compromete a todos los tipos de activi- dad muscular que incrementan sustancialmente el gasto energt tico” {nuestro subrayado), al que adhiere en su presentacién un proyecto de investigacién (Toscano et al., 2014) que cuestiona, a su vez, la consideracién de la actividad fisica solo desde un punto de vista funcional y bioldgico, porque “restringe a la actividad fisica en tanto proceso y a la condici6n fisica en tanto resulta~ do"; proponiendo, en cambio, distinguir en la actividad fisica aspectos cuantitativos y cualitativos: los primeros “se relacionan directamente con el consumo y la movilizacién de la energia necesaria para la realizacién de la actividad fisica”, los segundos “con el tipo de actividad a realizar, el propésito y el contexto so- cial” (Toscano et al., 2014). Por lo dems, siguiendo a Fernando Sanchez Bafiuelos (1996), postula que “los Ambitos de realiza- cién de la actividad fisica son: las tareas fisicas vinculadas a la ocupacién laboral, las tareas domésticas, la educaci6n fisica en los sistemas educativos, las actividades fisicas relacionadas con el ocio y la recreacién (deporte, juegos motores, danza, etc)” y considera, igual que la oms, “que el ejercicio es una subclasifi- cacién de actividad fisica, regular y estructurada, ejecutada de- liberadamente y con propésitos especificos, como la preparacién para la competencia atlética o el mejoramiento de algiin aspecto de la salud”. La intencién del proyecto de franquear la restricci6n del pun- to de vista funcional y biolégico distinguiendo, en la actividad fisica, aspectos cualitativos relacionados con el tipo de actividad a realizar, su propésito y contexto social, tropieza con la defini- cin que ofrece de los Ambitos de realizacién: las “tareas fisicas vineuladas con las ocupaciones laborales, domésticas, educati vvas, del ocio y la recreacién, etc. No se trata, sin embargo, de un error del proyecto, sino del limite infranqueable que impone el adjetivo “fisica” a la imprecision del término ctividad” en el cortesponden con un gasto de entre 1 y § Mets (unidad de medida del indice ‘metabolico; se define como la cantidad de calor emitido por una persona en posicién de sentado por metro cuadrado de piel). Acrtvipan(es) Fistca(s) VERSUS PRACTICAS CORPORALES sintagma. Fisica reduce, indefectiblemente, el cuerpo al organis- mp, lo humano a lo biolégico. Fernand Lagrange, médico fisidlogo que encabez6 en Francia, junto con otros, la llamada “reforma de la gimnéstica”, que a fi- nes del siglo xix dio macimiento a la Educaci6n Fisica como forma de educacién del cuerpo, escribié que “la superioridad practica de los métodos naturales de educacién fisica” quedaba claramen- te demostrada en el hecho de que, con ellos, “no hay frutos secos, porque, desde el primer momento todos son capaces de tomar parte y de sacar provecho”. El nifio no tiene necesidad, para jugar, de saber jugar muy bien. Si juega mal perderé la partida, pero ganaré siempre los beneficios higiénicos del juego. En un partido de carrera, el que llega el tiltimo conquista menos gloria que el primero; pero, desde el punto de vista de la higiene, no saca menos provecho, puesto que ha hecho el mismo trabajo muscular. (Lagrange, 1894: 19-20) En su libro mas “cientifico”, Fisiologia de los ejercicios corpora- les, Lagrange (1895: vit) sostiene: La aplicacién del ejercicio muscular a la higiene del hombre exige la soluci6n de un doble problema, El médico debe preguntarse: 1° qué modificaciones deben product se en la estructura del cuerpo y en el funcionamiento de Jos érganos para mejorar el estado fisico de su cliente; 2° qué forma de ejercicio sera la mas capaz de producir esas ‘moditicaciones, cuya oportunidad ha reconocido. De estas dos cuestiones, una corresponde a la higiene y otra a la fisiologta. En el camino que debe conducir a la medicactdn por el ejercicio, la fisiologia del trabajo muscular sefala la pri- mera etapa que hay que franquear [...] estudiar el trabajo, sus efectos locales y generales sobre el organismo sano y normal, sin ocuparse de los accidentes particulares de salud o de enfermedad que pueda presentar el individuo. (Nuestro subrayado) TENSIONES EPISTEMOLOGICAS Estos breves parrafos de Lagrange ilustran por lo menos tres, cuestiones que, a nuestro propésito, es preciso considerar: 1) la descalificacién del saber moverse 0 jugar bien, en favor del efecto “funcional y bioldgico” del trabajo muscular, ha signado a la Edu- cacidn Fisica desde su nacimiento hasta nuestros dias, ligéndola ala salud en tanto salud fisica, orgdnica; 2) la preocupacién por la forma de ejercicio mas capaz de producir los resultados espe~ rados estuvo desde el principio, sélo que limitada, como también ahora, a la consideracién de los efectos sobre el organismo y el funcionamiento de los érganos, con el objeto de mejorar el estado “fisico”, y 3) a fines del siglo xix no se diferenciaba “ejercicio” de “actividad” fisica, antes bien, se consideraba tnicamente el ejercicio, aunque ya basado en la fisiologfa del trabajo muscular, que era el que debia “estudiar el trabajo, sus efectos locales y ge- nerales sobre el organismo sano y normal’, es decir, con cardcter “preventivo”. La preeminencia dada ahora a la actividad sobre el ejercicio procura sin duda hacer més general y, sobre todo, eco- némica esa prevencién. El advenimiento de la Educacién Fisica, alrededor de 1880, constituye, de algtin modo, un corolario de la estatizacién de la vida biolégicamente considerada, es decir, del hombre como ser viviente, después del pasaje del “dispositivo disciplinario’, pasado en una anatomo-politica del cuerpo humano, que tiene como objeto el cuerpo individual, al “dispositivo biopolitico de seguridad”, el cual, segtin Foucault (1995: 168), se opone a la vez que completa al anterior, y cuyo objeto es el cuerpo-especie, el cuerpo viviente, saparte de los procesos biolégicos (nacimiento, mortalidad, salud, duracién de la vida. Este “biopoder” fue un elemento indispensable para asegurar la insercién controlada de los cuerpos en el aparato productivo y para ajustar los fenéme- nos de la poblacién a los procesos econémicos en el desarrollo del capitalismo (idem: 170). En la Europa de fines del siglo x1x la perspectiva biopolitica habfa modificado ya los dos ejes del pro- ceso de disciplinarizacién: la nocién de normalizacién y el papel Acrivipap(es) Fistca(s) VERSUS PRACTICAS CORPORATES de las ciencias humanas. A lo largo del siglo, éstas se habian convertido en las ciencias de la normalidad, en las que estable- cian qué era lo normal y qué Jo anormal, fortaleciendo, por un Jado, los mecanismos de disciplinamiento individual y engloban- do, por el otro, la nocién de poblacién y los mecanismos de su disciplinarizacién. En esa Europa, el problema no era ya tinicamente la formacién de cuerpos politicamente déciles y econémicamente rentables, Ja produccién de una individualidad disciplinaria (éstos fueron, en verdad, més propios del siglo xvi y comienzos del xIx y, por ende, de la gimnéstica), sino el disciplinamiento de la poblacién, que sustituye y ala vez conserva el cuerpo individual entendido como una maquina, para ocupar ella misma el lugar de maquina productiva: de riquezas, bienes, otros individuos. La biopoliti- ca, en tanto forma del poder, procuré racionalizar los proble- mas planteados a la préetica gubernamental por los fenémenos propios de un conjunto de vivientes en cuanto poblacién: salud, higiene, natalidad, longevidad, raza (Foucault, 1994a: 818). De aqui que se ocupara de la demografia, de las enfermedades en- démicas, de la higiene pablica; de la vejez, de las enfermedades que dejaban a los individuos fuera del mercado de trabajo, de la jubilaci6n; de las relaciones con el medio geografico, el clima, el urbanismo, la ecologta. Disciplina y biopolitica se diferencian en cuanto a su objeto, el de las disciplinas es el cuerpo individual; el de la biopolitica, el cuerpo multiple, la poblacién, el hombre como ser viviente, como perteneciente a una especie biolégica; en cuanto a los fend- ‘menos considerados, las disciplinas examinan los fenmenos in- dividuales, la biopolitica estudia fendmenos de masa, en serie, de larga duracién; en cuanto a los mecanismos, los de las discipli- ras son del orden del adiestramiento del cuerpo individual (vigi- lancia jerdrquica, exAmenes individuales, ejercicios repetitivos), Jos de la biopolitica son mecanismos de previsidn, de estimacién estadistica, de medidas globales; en cuanto a la finalidad, las disciplinas se proponen obtener cuerpos econémicamente utiles y politicamente déciles, la biopolitica persigue el equilibrio de la poblacién, su homeostasis, su regulacisn. TENSIONES EPISTEMOLOGICAS A lo largo del siglo xx, la configuracién biopolitica del poder, su intervencién sobre la vida y sobre la manera de vivir, no ha hecho sino acrecentarse y aumentar y diferenciar sus modos y sus técnicas. La Educacién Fisica advino con el doble propésito de poner el ejercicio al alcance de todos, sobre todo de todos los nifios, y de volver al movimiento natural porque, segtin los “reformadores de la gimnéstica’, los métodos artificiales y ficiles atendian y seleccionaban a los mas aptos para hacer de ellos atletas, individuos selectos, pero, como puntualiza Lagran- ge (1894: 21), abandonaban “a los més débiles, a la gran mayorfa, a todas las miserias fisicas y morales que se derivan de la falta de ejercicio”. Por otra parte, los ejercicios artificiales exigen del hombre “esfuerzos musculares mucho més intensos que aquellos a que se siente naturalmente levado, y movimientos més difici- les que los movimientos instintivos. Tienden, por esta raz6n, a hacerle més fuerte y més diestro de lo que estaba llamado a ser por su naturaleza...” (Lagrange, 1894: 15-16, nuestro subrayado). Bs usual reencontrar los temas propios de la biopolitica en las, formulaciones y los significados ligados al sintagma “activida- d(es) fisica(s)". Ast, por ejemplo, 1a oMs sostiene que “aumentar el nivel de actividad fisica es una necesidad no sélo individual sino social, que exige una perspectiva poblacional, multisecto- rial, multidisciplinaria, y culturalmente idénea” (nuestro subra- yado). Walter Toscano et al. (2014), coincidiendo en esto con José Devis-Devis (1996: 15) y con muchos otros, sostienen que “el ejercicio fisico, considerado desde 1a salud, es una herramienta para cualquier persona, porque la actividad fisica y el bienestar son para todas las personas, sea cual sea la capacidad fisica y funcional del estado de salud” (nuestro subrayado). La Declaracién de la Conferencia Internacional sobre Atencién Primaria de Salud (1978) y la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Fisica y Salud (2004), de la oms, no tie- nen por objeto la salud del individuo, sino la promocién y protec- cién de la salud y la reduccién de los riesgos en toda la poblacion (ar; 3, 18, 20, 25, 28, 39, 40, 45),’ es decir, el cuerpo multiple, 7, La “salud de la poblacién” fue un embleme de la politica sanitaria inglesa Activipap(es) FIstca(s) veRsus PRACTICAS CORPORALES el hombre como ser viviente, como perteneciente a una especie bioldgica (vit; 45, 46). De allf que se ocupen no sélo de la salud, sino de los nacimientos y decesos (11), de la morbilidad (3, 4, 5, 6, 7, 12, 17, 18), de las enfermedades endémicas (4, 5, 6, 7, 9, 18, 20, 21, 23, 24, 26, 27, 28), de las que inhabilitan para el trabajo (5, 6) de la higiene publica (45, 47); de la vejez. (12, 19, 24, 28), de la jubilacién, de las relaciones con el medio geografico (29, 39), el clima, el urbanismo (29, 38, 39], la ecologia (vu; 27, 29, 38); planteen estudiar fenémenos de masa (46) en serie, de larga duracién (Vv; 27, 36); propongan mecanismos de previsién (18, 24, 40), de estimaci6n estadistica, de medidas globales (vi, vil; 3, 16, 17, 18, 24, 25, 26, 27, 29, 34, 35, 40); persigan el equilibrio de la poblacién, su homeostasis, su regulaci6n (Il, tll; 8, 10, 16, 29, 30, 32, 33, 35). Todo esto en la medida en que la salud del pueblo (y de los pueblos) es indispensable para un desarrollo econémico y social sostenido, en tanto la salud es un elemento esencial de dicho desarrollo, en el marco del nuevo orden econdmico inter- nacional (1, X).* La medicina social se desarrollé en Europa, entre los siglos xvill y xx, siguiendo tres modelos: la “medicina de Estado” (Ale- mania, principios del siglo xvi), la “medicina urbana” (Francia, fines del siglo xvi) y la “medicina de la fuerza de trabajo” (In- glaterra, fines del siglo x1x) (Foucault, 1996a: 88-105). En Inglate- tra, que experimenté el desarrollo industrial y, por consiguiente, un desarrollo del proletariado mas répido ¢ importante, surgié de fines del siglo xix cuando, del sistema de asistencia-proteccién y asisten cia-control de los pobres, emergente de la Ley de Pobres, se pas6 al control ‘médico de la poblacién, a través del health service y los health offices que a partir de 1875 se encargaron en Inglaterra del control de vacunaciones (obli §gatorias para toda la poblacién), el registro de epidemias (enfermedades de declaracién obligatoria) y a identificacidn de lugares insalubres (y de su even- tual destruccién) 85, Los niimeros romanos y ardbigos entre paréntesis corresponden a los puntos due organizan el primer y el segundo documento, respectivamente. TENSIONES EPISTEMOLOGICAS ACTIVIDAD(ES) FISICA(S) VERSUS PRACTICAS CORPORALES una forma de medicina social distinta, a la vez, de la medicina de Estado y de la medicina urbana (Foucault, 1996a: 102). Segtin Michel Foucault, este modelo inglés de medicina fue el que prosperé, contrariamente a lo que ocurtié con la medici na urbana y, sobre todo, con la medicina de Estado, El sistema inglés permitio establecer “tres cosas: la asistencia médica al pobre, el control de la salud de la fuerza de trabajo y el contiol general de la salubridad publica, protegiendo a las clases més ri- cas de los peligros mayores”. Pero su originalidad residié en que habilitaba la realizacin de tres sistemas médicos superpuestos y coexistentes: Una medicina asistencial dedicada a los més pobres, una medicina administrativa encargada de problemas ge- nerales, como la vacunacién, las epidemias, etc., y una medicina privada que beneficiaba a quien tenia medios ara pagatla. (Foucault, 1996a: 105) Ademas, mientras que la medicina de Estado alemana era cos- tosa y la medicina urbana francesa un proyecto general de con- trol sin un instrumento preciso de poder, “el sistema inglés hizo posible la organizacién de una medicina con aspectos y formas de poder diferentes segtin se tratara de la medicina asistencial, la administrativa 0 la privada’, ¢ hizo posible también la implanta- cién de sectores bien delimitados que permitieron, a lo largo de los tiltimos afios del siglo xix y Ja primera mitad del siglo xx, la existencia de una informacién médica bastante completa. Con el plan Beveridge y los sistemas médicos de los paises mas ricos e industrializados, el objetivo en la ac- tualidad es hacer funcionar estos tres sectores de la medi- cina, aunque articulados entre s{ de una manera diferente. (Foucault, 1996a: 105) La Declaracién de Alma-Ala y la Estrategia (1978) persiguen ese objetivo articulando esos sectores de modo diferente y a es- cala distinta ~global, mundial- toda vez que proponen articular, bajo la responsabilidad politica de los gobiernos, una medicina asistencial que toma por objeto a la poblacién pero se dirige prin- cipalmente 2 los sectores mds desfavorecidos (30), sean sectores © clases sociales, 0 pafses en vias de desarrollo; una medicina administrativa que ordena la informacién médica basada en in- vestigaciones y pruebas supuestamente cientificas, cuantifica los principales factores biolégicos de riesgo, evalta la eficacia de los programas de educacién de la poblacién en cuanto a la toma de conciencia, la asuncién de responsabilidad y el cambio en los comportamientos (46), coordina los sectores ptiblicos y privados, y deja lugar a la existencia de una medicina privada para quienes pueden pagarla. Seguramente, la Educacién Fisica que, siguiendo las recomen- daciones de la Estrategia, se afana en practicar la investigacion aplicada, por ejemplo, sobre las razones de la falta de actividad fisica (Declaracién, 1978: 46), 0 en compilar datos comparativos a nivel mundial, siguiendo indicadores normales reconocidos por la comunidad cientifica en general como criterios cuantitati- vos validos de actividad fisica, 0 en participar de programas que promueven la realizacién de actividades fisicas saludables en el trabajo, el hogar, la escuela, la recreacién y los desplazamientos (10), se sorprenderia de que “el control médico inglés, garanti- zado por los health services”, provocara desde su creacién “una serie de reacciones violentas de la poblacién, de resistencia po- pular, de pequefias insurrecciones antimédicas’, de que “grupos disidentes de distintos tipos en distintos paises” combatieran la medicalizacién, a fines del siglo xix, reivindicaran “el derecho a la vida, el derecho a enfermarse, a curarse y a morir segtin el * deseo propio” (Foucault, 1996a: 104) Seguramente rechazaria, también, la idea de participar de un ‘sistema autoritario de medicalizacién: ya no por el ejercicio, como 9, Véase, por ejemplo, la nota aparecida en el diario El Dia de La Plata, 27 de septiembre de 2014, sobre “recreos saludables” para trabajadores de la admi nistraci6n piblica de la provincia de Buenos Aires, en el marco de un progra ma de la Direccién Provincial de Atencién Primaria del Ministerio de Salud provincial, administrados por un profesor de Educacién Fisica. Disponible en hip: //wwweldia.com ar/edis/20140927/ Vuetven-recreos-saludables-algunas-of- cinas-publicas-laciudad6.hem. TENSIONES EPISTEMOLOGICAS proponia Lagrange," sino por la actividad fisica, como propone la oms, Sin embargo, por mucho que proteste, es imposible que escape a su impronta y destino biopoliticos, que limita y limitara su accionar a una participacién cuasiciega en la regulacién de la vida biol6gica de la poblacién por parte del Estado (Foucault, 2010: 226), de las corporaciones, 0 del “nuevo orden econémico internacional”, Como se sabe desde hace tiempo, los griegos, y en especial, Aristételes, no tenfan un término tinico para expre- sar lo que nosotros llamamos vida, sino dos, “seméntica y mor- folégicamente distintos: zoé, que expresaba el simple hecho de vivir, comtin a todos los vivientes (animales, hombres o dioses), y bfos, que significaba la forma de vivir propia de un individu © un grupo” (Agamben, 2001: 13). En las lenguas modernas, en cambio, un solo tétmino “designa el desnudo presupuesto coméin que siempre es posible aislar en cualquiera de las innumerables formas de vida" (13). En esta oposicién, més que al término bios, entendido como “vida calificada” o “forma de vida’, el sintagma actividad(es) fisica(s) remite ala dimensién de la zoé, es decir, “a la vida en su simple mantenimiento biolégico” (Esposito, 2006: 25) 0, por lo menos, al Ifmite en el cual la forma de vida se con- funde con la vida biolégica, suponiéndose ambas naturales. No existe, sin embargo, una vida humana natural, por radi- cal que pueda parecer mi afirmacién, sino la posibilidad, efecto del lenguaje, de aislar una vida biolégica comin a hombres y animales, en tanto se suponga (y se supone) que aquellos di- fieren cuantitativa pero no cualitativamente de estos tiltimos, y que estos uiltimos preceden e incluyen a aquellos (Esposito, 2006: 39). Giorgio Agamben (2001: 13) utiliza el término for: ma-de-vida para denotar, precisamente, “una vida que no puede separarse nunea de su forma, una vida en la que no es nunca posible aislar algo como una nuda vida”. Nosotros utilizamos la expresi6n prdcticas corporales para significar un cuerpo que nunca puede separarse de su practica, en el que nunca puede aislarse algo como un sustrato natural o un principio sustancial, sea fisico 0 bioldgico. 10, CE. nuestra cita de Fisiologia de tos ejercicios corporates. Actrvipan(es) risica(s) YeRsus PRAcTICAS CoRPoRALES Si “los comportamientos y las formas del vivir humano no son prescriptos en ningtin caso por una vocacién biolégica especifica ni impuestos por una u otra necesidad” (Agamben, 2001: 14), mu- cho menos lo son las practicas (las formas de hacer, pensar, de~ cir) que toman gfor objeto el cuerpo para construirlo y constituir- Jo en orden a esas formas de vida y en las que él (cada cuerpo) se comporta, no obstante, de modo particular. Y esto constituye inmediatamente las practicas y los usos corporales en practicas y usos ante todo culturales, por ende, politicos. Pero el poder politico que nosotros conocemos, y que caracte- riza a los Estados-nacién modernos atin, o atin mas, en su deca- dencia, se funda siempre en tiltima instancia en la separacién de Ja “nuda vida” respecto “de las formas de vida” (Agamben, 2001: 14), para que ocupe, como ha mostrado el andlisis de la biopoli- tica llevado a cabo por Foucault, el centro mismo de la polis. De ahi la funcién decisiva (tanto mas cuanto mas inadvertida) de la ideologia médico-cientifica en el sistema de poder y el uso cre- ciente de seudoconceptos cientificos, como actividad(es) fisica(s), que permite al sentido comin cientifico separar la vida biolégica de las formas de vida. Lo “que el soberano podfa llevar a efecto en ciertas circunstancias a partir de las formas de vida, se rea- liza ahora de forma cotidiana y masiva por medio de las repre- sentaciones seudocientificas del cuerpo, de la enfermedad, de la salud y de la «medicalizacién» de esferas cada vez mds amplias de la vida y de la imaginacién individual” (Agamben, 2001: 17) La vida bioldgica no es sino la forma secularizada de la “nuda vida”, que tiene en comtin con ella la indecibilidad y la impe- netrabilidad, y que cambia asf las formas de vida en formas de supervivencia (Agamben, 2001: 17). De ahi también la opacidad e inespecificidad de los conceptos -como actividad(es) fisica(s)- con que la seudociencia (Lakatos, 1989: 5)!" procura preservar 11, Para Imre Lakatos, la seudociencia se caracteriza por una heurfstica re aresiva, que s6lo evoluciona justificindose “hacia atras”, tendiendo a conso lidarse como dogma: “En los programas regresivos las teorias son fabricadas sélo para acomodar los hechos ya conocidos", como hace una y otra vez la seudociencia, que demuestra una vez y otra que la(3} actividad(es) fisica(s) promueven la salud y que el tabaquismo la deteriora, TENSIONES EPISTEMOLOGICAS Ja supervivencia de esa “oscura amenaza” que se aloja inadver- tidamente en ella y que “puede actualizarse repentinamente en la violencia, el extrafamiento, la enfermedad o el accidente. Es el soberano invisible que nos contempla tras las esttipidas mas- caras de los poderosos que, consciente o inconscientemente, nos gobiernan en su nombre” (Agamben, 2001: 17). Lo que la seudo- ciencia que se empefia en aislar una vida bioldgica en las formas de vida humana no interroga es “aquello que mereceria ser in- terrogado por encima de cualquier otra cosa, es decir, el propio concepto bioldgico de vida” (idem: 14), Porque, como pregunta Esposito (2006: 25): "Qué es, si acaso es concebible, una vida absolutamente natural, 0 sea, despojada de todo rasgo formal2”. El concepto, que hoy se presenta como una respuesta cientifica es, como dijimos con Agamben, “un concepto politico seculari- zado”: el concepto de nuda vida. Para Foucault (1993: 10), el pensamiento es lo que constituye a un sujeto en diversas relaciones posibles; para Agamben (2001: 18), lo que constituye las formas de vida en forma-de-vida. Lo mismo es para nosotros, no el ejercicio individual o el efecto del funcionamiento de un érgano 0 de una facultad psiquica, como sostiene e] sentido comin cientifico, sino una experiencia que tiene por objeto el cardcter potencial de la vida y de la inteligen- cia humanas. Definimos las précticas corporales como formas de hacer, pensar, decir, que toman por objeto el cuerpo, pero también como “sistemas de accién en la medida en que estan habitados por el pensamiento” (Foucault, 1994b: 580), de modo que para nosotros el pensamiento y la accin son inseparables, sin que por ello el uno se confunda con la otra. Del mismo modo que la idea de pensamiento no implica un sujeto que lo piensa, preexistiéndolo, sino mds bien un sujeto constituido en y por el pensamiento, nuestro concepto de practicas corporales no supo- ne un cuerpo actuante, que precede a las practicas y las hace, sino, antes bien, un cuerpo precedido por las précticas y cons- truido en ellas, es decir, en las distintas formas de vida. Por esto, el pensamiento no debe buscarse tinicamente en formulaciones tedricas, como las de la filosofia o la ciencia; puede y debe ana- lizarse en todas las maneras de hacer, decir y conducirse. En ese Acrrvipan(es) FIStCA(s) VERSUS PRACTICAS CORPORALES sentido, consideramos el pensamiento como la forma misma de ta accidn (idem: 579), Nuestro objeto de investigacién y de ensefianza es, entonces, las practicas que toman por objeto el cuerpo, que quieren hacer algo con él. Pero no tomamos como referencia “las representacio- nes que tienen los hombres de sf mismos, ni las condiciones que Jos determinan sin que lo sepan, sino més bien lo que hacen y cémo lo hacen” (Foucault, 1996b: 108). Nos interesan “las formas de racionalidad que organizan sus modos de hacer” con respecto al cuerpo, lo que Foucault lama el “aspecto tecnolégico” de las practicas -y que est dado por lo que ellas son en un momento dado de una sociedad dada (de acuerdo con reglas, usos, técni- cas, representaciones, etc.)- y “Ia libertad con la que actian den- tro de estos sistemas précticos, reaccionan a lo que otros hacen y modifican hasta cierto punto las reglas del juego”, es decir, el “lado estratégico” de las practicas (la habilidad, la inteligencia, el saber, el estilo, la estética, etc.) que puede cambiarlas. Estos “sistemas précticos provienen de ly, a la vez, relacionan, impli- can] tres grandes campos [o dominios que son esos y no pueden ser otros}: relaciones de dominio sobre las cosas, relaciones de accién sobre los otros, relaciones con uno mismo [...] tres eje cuyas particularidades y relaciones tienen que ser analizados et tre siz los ejes del saber, del poder, de la ética” (108). Las practicas corporales no son actividades fisicas ni psicofisi- cas, productos 0 efectos del funcionamiento organico y, por ende, susceptibles de ser investigadas con los procedimientos propios de la fisiologfa, la psicofisiologia 0 las neurociencias, sino pra ticas historicas, por ende, politicas, que es preciso analizar en términos significantes, para aislar en ellas no una imposible vida bioldgica cuantificable en términos metabélicos, sino qué lugar ocupa, en lo que se da “como universal, necesario y obligatorio” en el cuerpo y en la précticas que lo toman por objeto, “lo que es singular, contingente y producto de limitaciones arbitrarias” (Foucault, 1996b: 104), por ejemplo, el cuerpo fisico, biolégico, las actividades asignadas al desarrollo puramente organico, el concepto biopolitico de salud, 1a idea de un sujeto completo, in- diviso, auténomo. Porque sélo si los seres humanos no somos TENSIONES EPISTEMOLOGICAS “siempre y Gnicamente en acto”, sino asignados a “una posibi- lidad y una potencia”, a una “experiencia de pensamiento” co: miin,” es decir, si hay, en verdad, pensamiento (Agamben, 2001: 18), puede haber accién (“S6lo podemos comunicar con otros a través de lo que en nosotros, como en los demas, ha permanecido en potencia” (19) y no sélo movimiento, puramente orgdnico o psicoorgénico, natural, biolégico, animal REFERENCIAS BIBLIOGRAPICAS AGAMBEN, Giorgio (2001), “Formas de vida", en Medios sin fin. Notas sobre la politica, Valencia, Pre-Textos ARISTOTELES (1994), Metafisica, Madrid, Gredos. Casto, Edgardo (2004), El vocabulario de Michel Foucault, Bernal, UNQUI. = 2014), Introduccién a Foucault, Buenos Aires, Siglo Xx. Cokonanvas, Joan (2006), Breve diccionario etimoldgico de la lengua cas- tellana, Madrid, Gredos. Caisonio, Ricardo (1999), “{Qué cuerpo? 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