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No sé cuál será la palabra exacta para esto. Tal vez „horror‟ sería la más apropiada.
Un documento firmado por un grupo de oficiales de la Policía Nacional, que se hacen llamar “El grupo de los
20”, viene advirtiendo desde hace un tiempo que el narcotráfico se apropió de este organismo. Y, lo más
terrible, que la Policía Nacional, con participación del mismísimo general Oscar Naranjo, ha sido autora de
grandes crímenes contra el país, incluyendo el asesinato de Pedro Juan Moreno Villa, un valiente empresario
y periodista que fue víctima de una gran campaña de desprestigio por parte del coronel Leonardo Gallego y el
general Rosso José Serrano –ambos de la Policía Nacional- quienes acusaron infamemente a Moreno Villa de
usar su empresa para importar insumos con destino al narcotráfico. El montaje de estos turbios personajes
incluyó falsificación de firmas, adulteración de
cédulas y compra de testigos, un modus operandi ya
común en nuestra narcojusticia moderna. En este
complot contra Moreno Villa participaron con sus
columnas periodísticas Daniel Coronel, Mauricio
Vargas y Roberto Posada García-Peña. Finalmente,
el montaje se descubrió y Leonardo Gallego, ya
general de la Policía, fue destituido. Aunque Gallego
le pidió perdón a Moreno Villa, esto no fue suficiente
para mantenerse en el cargo.
Pedro Juan fue amigo personal de Álvaro Uribe, pero se desencantó de él cuando empezó a ver cómo el
presidente fue llamando a su gabinete a hombres corruptos y tenebrosos como Fabio Valencia Cossio y otros
que se sabe que han tenido nexos estrechos con narcotraficantes y mafiosos.
Inició muchas investigaciones, entre las cuales estuvo la vinculación de generales y coroneles de la Policía
con el narcotráfico. No alcanzó a publicar nada de lo que “el grupo de los 20”, oficiales honestos de la Policía
Nacional, le revelaron, porque la muerte lo sorprendió cuando viajaba a Urabá en un helicóptero de propiedad
de la empresa Helicargo, cuyo dueño, Guillermo Ángel Restrepo, era un conocido narcotraficante exonerado
por la Fiscalía General de la Nación.
Antes de continuar, es bueno ponerse al día en el tema de los vínculos de generales y coroneles de la Policía
con los poderosos carteles de la droga.
El asunto toma importancia con el general José Guillermo Medina Sánchez, directo de la institución durante el
gobierno de Virgilio Barco, en cuyo mandato los grandes carteles de la droga se apoderaron, entre otras
instituciones, de la Policía Nacional. Fue a partir de esta época en que los oficiales de la policía recibían
jugosísimos sobornos por parte de los narcotraficantes de Medellín y Cali, tanto que se decía que general de
la Policía que no fuera multimillonario, era que no había sabido para qué era el poder paraestatal de esa
institución.
El director antinarcóticos para esa época era Rosso José Serrano, un aberrante caso de la más flamante
época de corrupción que haya vivido la Policía Nacional.
El coronel Víctor Hugo Ferreira descubrió los nexos de la policía con el Cartel de Cali, y denunció penalmente
a los generales Medina Sánchez, Gómez Padilla (primo de Fredy Padilla de León), Vargas Silva y Rosso José
Serrano, quien personalmente lo hizo echar de la institución.
Destituido Medina Sánchez, pasa a ocupar la dirección Miguel Antonio Gómez Padilla, amigo cercano y
asesor del general destituido. Gómez siguió con la tradición de corrupción y alianzas con los capos de la
droga. Bajo sus órdenes estaba otro sicario con placa policial: El general Oscar Peláez Carmona quien, como
comandante de la policía en Cali les dio credenciales de policía cívica, radios privativos de la entidad y
permisos para armas y autos a reconocidos mafiosos narcotraficantes de esa ciudad. Durante la gestión de
Gómez Padilla éste se convirtió en amigo cercano del entonces fiscal Alfonso Gómez Méndez, otro personaje
nefasto, amigo de narcos y guerrilleros –y sus auxiliadores- y, también, estrecho amigo de Enrique Santos
Calderón, hermano del hoy presidente de la República, Juan Manuel Santos.
El capo Wilber Varela, ex oficial de la Policía Nacional y cuñado del general Naranjo
varios secretos guardados a Naranjo. Y, afortunadamente para la imagen del general Naranjo, muere
asesinado y se lleva sus secretos a la tumba.
Otro dato curioso: Naranjo, siendo capitán de la Policía, fue el encargado de diseñar un estudio de seguridad
para los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. El estudio fue presentado al magistrado Alfonso Reyes
Echandía, en octubre de 1985. Obviamente el estudio falló porque menos de un mes después un comando del
M-19, financiado por el narcotraficante Pablo Escobar, se toma el Palacio de Justicia y asesina a los
magistrados y decenas de civiles, policías y militares. El encargado de conseguir la financiación fue Iván
Marino Ospina, enlace entre la guerrilla y los narcotraficantes. Un hijo de este hampón es el alcalde de Cali,
Iván Ospina; otro hijo, Mauricio Ernesto Ospina es actualmente senador de la República de Colombia. Sus
votos fueron conseguidos en territorios de la mafia.
El asunto es que este “Grupo de los 20”, pone en conocimiento de Pedro Juan Moreno –a finales del 2005 y
comienzos de 2006- unas grabaciones donde se pueden escuchar a varios generales de la Policía en
conversaciones con capos de la droga, donde se planean atentados, homicidios, secuestros. Moreno Villa,
que era un hombre valiente pero sabía de la peligrosidad de los miembros de la Policía, les dice que no se
preocupen, que él destapará esa olla podrida cuando llegue el Congreso de la República.
Pero no llega. En febrero de 2006 el helicóptero donde viajaba se precipita a tierra y muere. Pero su muerte
no fue accidental. Nancy Ester Zapata, empleada de un almacén que le vendía repuestos a Helicargo, le
escribe a una amiga suya y denuncia que Pedro Juan Moreno fue asesinado por miembros corruptos de la
Policía en asociación con poderosos capos del narcotráfico. Cuenta que escuchó varias conversaciones de
los bandidos donde celebran la muerte de Moreno Villa y se entera de que la manera de asesinarlo fue
quitándole una pieza al helicóptero, que era -como ya se mencionó- de una empresa de propiedad de
Guillermo Ángel Restrepo, conocido narcotraficante exonerado por la Fiscalía General de la Nación.
Miembros del “Grupo de los 20”, también narran que varios generales celebraron con Whisky y risotadas la
muerte de Pedro Juan Moreno.
Lo que no sabemos es qué sucedió con las grabaciones que tenía Pedro Juan Moreno. Él se las entregó a un
colaborador suyo pero éste dice que ya no las tiene. ¿Las vendió..? ¿Las entregó a la Policía por dinero o por
miedo…? Pronto lo sabremos.
Entretanto, la Policía Nacional, para dolor de muchos de sus hombres –honestos y comprometidos- seguirá en
manos de la mafia criminal del narcotráfico. Y no solamente la Policía, sino el país entero.
Pedro Juan Moreno Villa…. ¿Tu muerte fue en vano…?