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Vuelto de nuevo al frente, sin poder dejar atrs la derrota, expiro en silencio las llagas que dejaron

atrs tratados de sueos rotos. Enjugo la pena en trnsito e imploro a la lluvia impa, al viento
ausente y a las hojas afiladas de mil rboles eternos que caigan de una vez sobre mi cogote sucio y
adolorido, para volver a la rutina pasajera, para volver a ser quin, por despierto, se sabe vivo.
Miro a los ojos. Sonro.

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