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Es igualmente efectivo con perros que se encuentren en cualquier punto entre esos dos
extremos. El programa no es difícil de poner en práctica, y no consume tiempo
especialmente si el perro ya conoce unos pocos comandos básicos de obediencia, tal
como sentarse, o echarse. Esta técnica nunca falla en crear un cambio positivo en el
comportamiento. Sin embargo, el cambio puede ser más profundo en unos perros que
en otros. La mayoría de los dueños usan este programa en conjunto con otras técnicas
de modificación de comportamiento, tal como enfrentar el miedo, o tratamientos contra
la agresión. Esta es una técnica perfectamente adecuada para aquellos perros que no
tengan problemas graves de comportamiento, y que sólo necesitan algunos "ajustes".
Demanda de atención
Tu perro ya sabe que puede demandar tu atención, y sabe lo que funciona para hacer
que eso suceda. A partir de hoy, eso ya no funciona más, claro que él aún no lo sabe. El
va intentar más duro para conseguir algo cuando la manera de conseguirlo ya no
funciona. Si yo te doy $200 cada vez que golpeas tus palmas, aplaudirías bastante.
Cambiando de reglas
Insisto!!!
Cuando tu perro aprende que los comportamientos que solían lograr tu atención ya no
funcionan más, él intentará más duro y tendrá una arranque de extinción. Si le prestas
atención durante ese momento tendrás que trabajar mucho más para revertir el proceso
nuevamente. Decir "no" o apartarlo no es precisamente el tipo de atención que él está
buscando, pero sigue siendo atención. Ignorarlo completamente es la forma que
funcionará más rápido y mejor.
Tú tienes el poder
Como humano y como dueño, tú tienes el control de todas las cosas que son maravillosas
en esta vida para tu perro. Este es el secreto del éxito del programa NELVEG. Tú
controlas todos los recursos. Jugar, atención, comida, paseos, entrar y salir de la casa,
ir a pasear en auto, ir al parque. Todo lo que tu perro quiere proviene de ti. Si él ha
estado obteniendo muchas de estas cosas en forma gratuita, él no tendrá ningún
incentivo para respetar tu liderazgo, o tu propiedad sobre todas esas cosas. Reitero, un
perro tímido se sentirá estresado por esta situación, y un perro más dominante será
difícil de manejar. Ambos prefieren que tu seas quien se haga cargo.
Para implementar el programa NELVEG sólo tienes que hacer que tu perro se gane el uso
de tus recursos. ¿Tiene hambre? No hay problema, tan solo tiene que sentarse antes
que su plato de comida se coloque sobre el piso. ¿Quiere jugar a la pelota? ¡Perfecto!
Sólo tiene que echarse antes que la arrojes. ¿Quiere salir a pasear? Entonces debe
sentarse para que le puedas poner su correa, y tiene que sentarse también mientras se
abre la puerta, hasta que escuche la palabra (yo uso "VAMOS") que significa adelante.
Cuando regresan de un paseo en coche tiene que esperar por la palabra que significa "sal
del auto", aunque la puerta se encuentre totalmente abierta. No seas muy duro con él.
El ya había aprendido que podía tomar todas las decisiones por sí solo. Tendrá una
Vas a prestar atención a cosas que probablemente nunca antes notaste. Cuando le des
el alimento a tu perro, haz que se lo gane. No necesitas utilizar comandos de
obediencia. Cualquier tipo de acción servirá. Si tu perro sabe dar la mano, dar la
vuelta, o hablar, utiliza esos comandos. Tu perro ¿duerme en tu cama? Enséñale que
tiene que esperar a que tu le digas "OK" para subirse a la cama, y que se tiene que bajar
cuando le ordenas "BAJATE".
Enséñale un comando para que vaya a su cama, o a algún lugar en particular. Cuando
llegue a su lugar y se eche, dile "QUEDATE", y luego déjalo ir dándole un premio. El que
tenga un lugar propio es muy útil para cuando llegan invitados, o por cualquier motivo
que necesites que el perro se mantenga fuera del camino por un tiempo. También le
enseña que andar libremente por la casa es un recurso que también está bajo tu
control. Existen probablemente muchas otras cosas que tu perro per-cibe como recursos
valiosos que no las he mencionado aquí.
El programa NELVEG no debería ser un proceso largo y tedioso. Todo lo que necesitas
hacer es hacer valer algún comando simple antes de permitirle acceso a lo que él
quiere. La cena, por ejemplo, debería ser un encuentro de dos o tres segundos que
consista en un "SIÉN-TATE", "MUY BIEN" y luego colocarle su plato en el piso y alejarse
para dejarle comer.
Atención y juego
Ahora que tu perro ya no es quien está al mando, tú tendrás que hacer un esfuerzo
adicional para darle la atención y el juego que necesita. Llámalo, hazlo que se siente, y
luego dale tanta atención como tú quieras. Haz que busque su juguete favorito y juega
con él por tanto tiempo como tengan energías. La diferencia es que ahora eres tú quien
inicia la atención y comienza el juego. El depende de ti ahora, mucho más que antes.
Lo que más necesita él es tiempo de calidad contigo. Ahora es un buen momento para
que te inscribas en una clase grupal de obediencia. Si su obediencia básica es de lo
mejor, puedes inscribirlo en una clase de agilidad, u otra más demandante.
NELVEG no significa que tienes que restringir la cantidad de atención que le prestas a tu
perro. El concepto NELVEG nos enseña acerca de quien inicia la atención (¡tú!), y no
acerca de la cantidad de atención. Llama a tu perro cien veces al día para abrazarlo y
besarlo si tu quieres. Tú puedes demandar su atención. Pero él ya no podrá demandar
la tuya.
Al cabo de uno o dos días, tu perro comenzará a verte en una forma completamente
distinta, y estará ansioso por aprender más. Usa esta oportunidad para enseñarle nuevas
cosas, como dar la vuelta, o enseñarle a reconocer sus juguetes por su nombre, u otros
objetos de la casa.
Si tu perro es tímido, verás que ahora está más relajado. Ya no hay motivos por lo que
deba preocuparse mucho acerca de nada. Ahora tiene fe completa en ti como su
El no
Hay una serie de reglas básicas para que tu perro aprenda el significado de la palabra
no. Lo primero que debes saber es que hay un "No" para cada perro. Tú debes encontrar
el No que funciona para tu perro. Según el carácter de tu perro, tu No deberá ser más o
menos enérgico. El No cumple la función de que tu perro se detenga inmediatamente.
Debe sorprender, mas no asustar. Si tu perro "no te oye", deberás ser más enérgico. Si
asustas a tu perro, debes ser más suave.
El No ha de decirse una sola vez. "No!". Debes sonar serio y convincente. El tono de tu
voz es lo más importante. Míralo lo más directa y fijamente posible a los ojos. También
deberás encontrar el "punto justo" en tu mirada de acuerdo a tu perro. Una mirada muy
fuerte puede causarle a tu perro mucho más miedo que el grito más enérgico.
Jamás digas el nombre de tu perro en lugar del No. "Firulaaaaaaiiiisss!!! Noooooo" sólo
causará que tu perro asocie su nombre con algo negativo (el No). Sólo di "No!". Él sabrá
que se lo dices a él, pues lo estás mirando directamente.
Nunca golpees a tu perro para que te entienda. Si tu perro no te obedece ante ningún
no, procura ayuda de un profesional en conducta canina, quien evaluará a tu perro y te
asesorará.
Si tu perro ya está haciendo eso que no quieres que haga, mejor acostumbrarlo a otras
órdenes, distintas de No. Por ejemplo "déjalo", o "bájate". Te mostraré cómo enseñarles
a "dejarlo" y a "bajarse" en un próximo artículo.
Recompensas: las recompensas deben ser eso: premios. Una croqueta no es un premio,
sino su comida habitual. Ejemplos de recompensa son: salchichas, jamón, pollo cocido,
queso, manzana, barritas de cereal, o cualquier otra cosa que el perro adore. Las
recompensas deben ser fraccionadas en un tamaño pequeño, el equivalente a un
chícharo. Lo importante es la cantidad de recompensas recibidas, no el tamaño de las
mismas. Las felicitaciones, abrazos, y elogios, también son formas de recompensa,
aunque éstas deben ser “aprendidas” por los perros (el apreciar el afecto del humano no
es instintivo). Es bueno premiar con comida y elogiar / abrazar / etc. Otra forma más de
recompensa son los juegos (dar el juguete favorito, por ejemplo)
Los humanos sin embargo, en su gran mayoría tenemos el "hábito" de utilizar ese último
recurso como único recurso. Por eso es que raramente los perros responden ante
nuestra mirada, sino que sólo responden ante el golpe. ¿Qué advertencia diste antes? Por
lo general, ninguna, o tal vez una muy breve que ni siquiera da tiempo al perro a
cambiar su conducta.
Los humanos sólo solemos tener verde y rojo, y en muy contados casos, un muy breve
amarillo. Esto significa, o estamos en paz, o castigamos, sin medias tintas.
En comparación, los perros y los lobos, tendrían un semáforo más sofisticado, imagina un
semáforo de 4 ó 5 colores. Verde (estamos en paz), Azul (hummm), Amarillo (me estás
poniendo nervioso, vete), Naranja (última advertencia: o te vas, o se va a poner feo), y
por último, rojo.
Lo bueno de este sistema de "semáforos imaginarios", es que un perro solo necesita "ver
que cambió a azul" para deponer un comportamiento, no le hace falta que se le de una
golpiza cada vez.
En la práctica
Las próximas veces (plural, significa muchas veces!) que veas a tu perro hacer algo que
tú consideres molesto, en lugar de pasar de ignorarlo a castigarlo, haz la prueba y
recuerda lo de los semáforos. Planifica cuidadosamente qué comportamiento vas a
asociar con cada uno de los cinco colores. Por ejemplo, el verde puede ser ignorar
completamente a tu perro; el azul es girar tu cabeza hacia él y mirarlo fijamente; el
amarillo, ponerte de pie mirándolo fijamente y diciendo "nooooooooo" en forma grave y
como advertencia; el naranja regañarlo ya de forma sobreactuada (como si le estuvieras
ladrando). Y en el último, ultimísimo de los casos, llegarás al rojo, donde puedes por
ejemplo darle una sacudida tomándolo por su piel alrededor del cuello. Por supuesto,
que difícilmente (léase: prácticamente jamás!) deberás llegar al rojo. ¡Yo estimo que
debo haber llegado a "rojo" una o dos veces en mi vida!
Debes emitir siempre tus advertencias en el mismo orden, y sin brincarte ninguna, sin
importar qué tan malo sea el comportamiento de tu perro.
Tips y advertencias
Cuando tu perro brinca sobre ti u otras personas, lo hace por felicidad, y para demostrar
respeto a su "superior" lamiéndote la cara, o para "tocar narices". Este es el motivo por
el que no podemos castigar ni enojarnos en esta situación. En el peor de los casos,
podría hacer que el perro se vuelva miedoso de las personas o agresivo hacia ellos, y eso
es lo último que deseamos. Lo que necesitamos hacer es que se detengan los saltos.
Existen varias formas para hacer que un perro deje de brincar sobre las personas, pero la
mejor es utilizando el lenguaje del perro. Los perros adultos dan la espalda y se alejan
de otros perros molestos que - por ejemplo - se la pasan brincándoles. Entonces eso es lo
que debemos hacer: cuando el perro se acerque a ti y te brinque, debes darle la espalda
(o al menos, un lado) inmediatamente. Pide a otras personas que ante esta situación
hagan lo mismo. Tan pronto como veas que levanta sus patas delanteras del piso, se le
da la espalda, y comienzas a caminar tranquilamente en el sentido opuesto. No le
hables, no hagas nada, excepto darle la espalda e ignorarlo. Es increíblemente efectivo,
y luego de muy poco tiempo, si lo haces en forma consistente, los saltos disminuirán
hasta desaparecer completamente. Esto se llama extinción: al no darle atención, el
comportamiento simplemente desaparece. Es algo que el perro puede comprender con
gran facilidad, dado que ellos mismos utilizan este recurso.
Cuando notes que tu perro pierde interés por brincar, y esté con sus cuatro patas en el
piso, dale lo que buscaba: atención, caricias, juego. ¿Y si se excita y desea brincar
nuevamente? ¡Simplemente vuelves a darle la espalda e ignorarlo! Y vuelves a esperar a
que se calme para darle nuevamente tu atención.
Comienza realizando este ejercicio sólo tu perro y tú. Busca aquellas oportunidades
cuando sabes que él brincará (cuando regresas a casa, por ejemplo). Incluye en el
ejercicio a otros miembros de la familia. Por último, solicita la ayuda de otras personas.
Primero, trabaja en tu casa, y luego practica fuera de tu casa, en distintos ambientes,
Con las personas a quienes por cualquier motivo no les puedas pedir que le den la
espalda (por ejemplo, niños pequeños, ancianos, o personas con algún impedimento
físico o simplemente que no tengan voluntad o motivos para colaborar contigo y con tu
perro), deberás asegurarte que el perro no tenga la oportunidad de saltarles,
manteniéndole con correa y lo suficientemente alejado de éstas. Sostenlo en forma
calmada, sin regañarlo, y sin jalar de la correa. El objetivo en este caso es,
simplemente, remover la oportunidad de saltar.
Conclusión
Cuando intentas enseñarle algo a un perro, no tiene sentido ser estricto. Esto sólo los
hace inseguros y miedosos. Lo mejor es encontrar otras maneras de lidiar con el asunto.
Y, en lo que respecta a brincar, lo descripto arriba es el método más efectivo, pues se le
está dando un mensaje al perro en un idioma que él puede entender.
Qué es el apego
El apego es el cariño o la atracción natural que tiene un perro por su "manada", ya sea
por uno o varios de sus dueños o por otros perros (incluso otros animales). Es un
comportamiento normal en un animal de manada como el perro, mientras que es poco
habitual en animales de naturalezas más independientes (como los felinos).
Los cachorros tienen que pasar por ciertas fases normales en este apego. Primero deben
estar muy cercanos a su madre y a los otros miembros de su manada, porque son
criaturas débiles y frágiles que necesitan mucha atención y muchos cuidados, y estar
separados de su grupo los puede poner en riesgo de depredadores, por ejemplo. Pero
después deben pasar por una fase de desapego (que es normal), en el que se vuelven un
poco más independientes, y que en la naturaleza les serviría para formar su nueva
manada, o poder actuar por sí solos sin necesidad de estar tan cercanos a su madre o
compañeros. Siguen siendo un grupo, pero ya no deben estar todo el tiempo tan pegados
a los otros miembros de la manada.
En los perros mascota a veces ocurre que no se da correctamente esta fase de desapego,
y se presenta el hiperapego, es decir, el perro está tan ligado a su dueño, que se
convierte en un problema, porque no puede estar solo, y no acepta separarse de su
dueño ni por breves instantes. Esto no es normal ni saludable, porque el dueño empieza
a no poder salir en lo más mínimo..o el perro tiene reacciones que conocemos como
"ansiedad por separación" , es decir, se angustia tanto de quedarse solo que puede tener
comportamientos como romper objetos, orinar o defecar por todos lados, no parar de
ladrar, etc. En casos extremos el perro llega a causar graves pérdidas económicas sobre
los bienes del dueño, o incluso se lastima gravemente a sí mismo.
Entrenando el desapego
Déjalo en una habitación, cierra la puerta, y sólo si no está vocalizando regresa a los
pocos segundos. Ve cambiando de habitaciones. Progresivamente (a lo largo de varios
días o semanas) también aumenta la cantidad de tiempo que lo dejas hasta que
regresas. Ahora practica lo mismo, pero saliendo de la casa. Sal, y regresa a los pocos
segundos. Recuerda, si llora, grita, ladra, rasguña, etc., no debes volver, pues él creerá
que de esa manera logra que tú regreses, y lo seguirá haciendo.
Es importante que al comienzo regreses en poco tiempo, pues le enseña que cuando te
vas, regresas. Gradualmente irás trabajando en aumentar los tiempos para no crear
ansiedad en ella.
Cuando te vayas, prueba dejarle cosas con qué entretenerse. Mis favoritos son los
juguetes KONG clásicos. Lo consigues en cualquier buena tienda de accesorios y también
en varias tiendas de internet.
Ten en cuenta que estas cosas llevan mucha paciencia y dedicación, pero que al final,
valdrá la pena!
Un perro, ya adulto, que resulta agresivo con otros perros debido a falta de socialización
cuando cachorro, puede aprender a convivir con ellos, a través de un programa de
socialización remedial.
Socialización remedial
Este programa implica que el perro en cuestión conozca gran cantidad de perros
distintos, pero de manera totalmente CONTROLADA.
Siempre debe traer una correa puesta, con un collar resistente, y si se considera
necesario puede utilizarse un bozal, aunque los ejercicios deben comenzar a DISTANCIA,
y siempre con mucha precaución.
El perro debe colocarse a distancia con respecto al otro perro. Ambos perros con correa.
La distancia es MUY importante. No deben quedar tan cerca que el perro que necesite
socializar se ponga nervioso, al contrario, debe seleccionarse una distancia a la que aún
pueda mantenerse relajado o por lo menos, que pueda ponerle suficiente atención a su
manejador y tomar premios de él. Si el perro está inquieto, tenso o no acepta los
premios, significa que esta distancia debe aumentarse.
Lo ideal es que el otro perro sea sociable, tranquilo y más bien sumiso, de preferencia
de sexo opuesto al perro a socializar. No es conveniente socializar remedialmente a un
perro con otros ejemplares miedosos, agresivos o que tampoco estén bien socializados,
ya que esto aumenta mucho la tensión entre ambos perros. Si el ejercicio está
"planeado" y el otro perro es conocido, mucho mejor. Si se trata de realizar los
ejercicios en un sitio de "la vida real" como un parque, un estacionamiento, etc, no
siempre se conocerá a los demás perros, pero manteniendo la distancia prudente EN
TODO MOMENTO, no deberá haber mayor problema.
Esta técnica, llamada desensibilización, tiene como fin que el perro relacione a los otros
animales con los premios que recibe, lo que hará que gradualmente los sentimientos
iniciales de inseguridad, miedo, defensa o agresión, se conviertan en otros mucho más
agradables, con relación a los otros perros. Después de varias sesiones, se nota que el
perro que antes ladraba, gruñía, o se portaba tenso e inquieto ante los otros perros,
ahora empieza a buscar a su dueño y a mover la cola alegremente al ver pasar a otro
perro frente a él.
Encontrando la nueva distancia a la que se puede realizar el ejercicio, sin que el perro
se muestre tenso, se repite nuevamente la operación: Dar muchos premios cada vez que
otro perro pase frente al que estamos sociabilizando. Dejar de dar premios cuando se
vaya....
Estos ejercicios deben realizarse siempre con mucha paciencia y muy gradualmente, ya
que acelerar los pasos puede ocasionar que se pierda el trabajo anterior, si el perro se
siente tenso o agredido.
Con esta serie de ejercicios se busca que el perro aprenda cómo actuar en determinada
situación. Normalmente, un perro mal socializado, cuando ve a otro en la calle o en un
sitio público, opta por gruñirle, ladrarle, lanzarse hacia él, jalarse de la correa o incluso
tirarle mordidas. Con esta técnica se logra que el perro actúe de un modo específico,
cuando se presenta el estímulo, que en este caso son otros perros. De este modo puede
enseñársele al perro a sentarse, o a ver fijamente y sólamente a su dueño, ante la
presencia de otros perros, con lo que se vuelve mucho más controlable.
Si un perro no fué bien socializado, es muy probable que sienta inseguridad, temor o
ansiedad en presencia de otros perros, por lo que muchas veces es indispensable
modificar estos sentimientos antes de poder enseñarle modos correctos de actuar. Por
eso, es muy común que se utilice la desensibilización, antes que el
contracondicionamiento.
Por ejemplo, pasa un perro frente al perro que queremos condicionar, entonces, si el
perro que estamos manejando se sienta...lo premiamos. Si ladra, no lo hacemos.
1. Relacionar al otro perro con premios (lo que modifica los sentimientos de
ansiedad, temor o inseguridad)
2. Sentarse cuando pase otro perro, para recibir su premio.
A la larga, el perro acepta ver otros ejemplares, y se sienta en cuanto los ve, lo que
evita que jale la correa, ladre o los amenace.
“No me dejes solo, por favor” , “Cuidado, peligro”, “Alguien se acerca a la casa”, “Ahí
viene el intruso”, son algunos de los mensajes que contienen esos persistentes y
ensordecedores ladridos. Por esta razón debemos entender antes que nada, que nuestro
perro no intenta hacernos desesperar y enojar con su único medio de comunicación, ya
que él sólo desea disfrutar de nuestra compañía, ofreciéndonos todo su amor y
protección.
Sin embargo, un perro que ladra demasiado e inoportunamente es uno de los principales
problemas a los que los propietarios deben enfrentarse, en una situación que suele
acabar con su paciencia, y sólo les deja la aparente salida de los gritos, los castigos, y el
uso de la fuerza; prácticas inhumanas que pueden dañar a su mascota.
¡AQUÍ ESTOY!
Los perros son animales que aprenden con rapidez, formando hábitos encaminados a su
beneficio, y con más razón si alguno de éstos contribuye a llamar la atención de su
dueño, ya sea de buena o de mala gana; no importa como, “la atención es la atención”.
Así se le hable con delicadeza o se le grite con desesperación para que deje de ladrar, lo
importante para tu perro es que de una u otra forma estás interactuando con él.
Si tu perro ladra para llamar la atención, simplemente hay que enseñarle que sus
acciones tendrán el efecto contrario. Cuando estés ocupado o descansando, y tu amigo
comience a ladrar, ignóralo y dale la espalda alejándote de él. Cuando se calle, aunque
sea por un momento, acércate, pero sin verlo o dirigirle la palabra; con el tiempo,
aprenderá que los ladridos te alejan, y que el permanecer en silencio te trae de vuelta.
Cuando guarde silencio por periodos de tiempo más largos, como de 30 seg. a 1 min.
prémialo ya sea con caricias o con comida. Este proceso debe repetirse diariamente
hasta que la mala conducta haya desaparecido y el perro haya entendido que si se calla,
su amo le “hará caso”.
El único remedio para este mal es enseñarle a tu perro a tolerar la ausencia de sus
dueños. Muchas personas cometen el error de pasar todo el tiempo con sus mascotas
cuando se encuentran en casa, lo cual es contraproducente, ya que cuando el dueño
tiene que salir, el perro siente que ha sido abandonado. Por esta razón es necesario que
se intercalen periodos de juego, con periodos de aislamiento, lo que le ayudará a tolerar
la soledad, sintiéndose más seguro cuando tú no estás en casa.
Otra manera efectiva, es atar al perro a la pata de una mesa o una silla mientras estás
sentado o viendo la televisión, y darle juguetes para masticar en los que pueda
ocuparse. Progresivamente el “temeroso can” se acostumbrará a esta situación, y será
el momento de colocarlo en un cuarto a parte o dentro de una jaula por cortos periodos
de tiempo, aumentando el plazo hasta que el perro ya no se sienta solo y esté
acostumbrado a quedarse en casa sin compañía alguna.
El ladrido como alarma fue la principal razón por la cual los humanos domesticaron a los
perros, por eso, resulta irónico que esta razón ahora se vea convertida en un problema
social. Un animal que ladra en presencia de intrusos puede ser muy útil en algunas
ocasiones, pero si los ladridos son persistentes y no cesan después de algunas cuantas
advertencias, se convierte en un verdadero problema.
Los ladridos constantes en un patio o en un jardín suelen ser una de las quejas más
comunes entre los vecinos; Un perro que ladra con el mínimo estímulo visual o auditivo
del exterior; con cada persona o animal que pasa frente a su territorio, no es
precisamente “música para los oídos”.
Con frecuencia, el perro que vive afuera, advertirá de los ruidos, personas o animales
que vea o escuche, lo cual puede resultar molesto tanto para quienes pasan frente a la
casa, como para quienes habitan alrededor de ella. Dejar a un animal en el patio o en el
jardín por mucho tiempo, lo llevará a encontrar actividades que no precisamente son
“apropiadas” para nosotros, además de que se expone a una serie de peligros, como a
ser envenenado, robado, o a lastimarse con los plantas y alimañas que habitan en el
jardín.
Problemas de ladridos
No toques a tu perro cuando esté ladrando. Cualquier contacto o caricia que intentes
hacerle en ese momento sólo servirá para reforzar la conducta de ladridos! Sólo toca a
tu mascota cuando esté tranquilo y en silencio. Consulta a un especialista en
comportamiento si piensas que tu perro ladra por miedo o por un problema de ansiedad
por separación.
Premia el silencio! Esta es la parte más importante para enseñar a tu perro a que esté
callado. Es importante que premiemos a nuestros perros por buen comportamiento
cada día de sus vidas. Cada vez que el perro está callado cuando normalmente ladraría,
asegúrate de felicitarlo, darle unas palmaditas, o una rascada, y un premio. Esto es para
que aprenda que a ti te gusta mucho cuando el silencio reina en la casa!
Haz que tu perro forme parte de la familia. El comportamiento inaceptable, tal como los
ladridos indeseables, jamás mejoran aislando al perro. De hecho, esa podría ser la razón
por la que tu perro ladra todo el tiempo, ya que es infeliz estándo fuera. Deja que tu
perro esté dentro cuando tú te vas si es el único momento en el que tu perro ladra. Él se
sentirá más seguro dentro de la casa. Si es destructivo mientras te vas, entonces utiliza
una jaula transportadora (lee acerca del entrenamiento de cajón) para prevenir que sea
destructivo dentro de la casa. Un perro es un animal de jauría que necesita
interacción social diaria con su familia. Como mínimo, tu perro debería estar contigo
toda vez que tú estés en casa, inclído dormir dentro por las noches. Si nunca has llevado
a tu perro a clases de entrenamiento, este es un buen momento para hacerlo! Los
animales de jauría necesitan de su jauría, y para bien o para mal, tú eres esa jauría!
Bríndale mucho ejercicio. Antes de irte a trabajar, haz que tu perro corra su pelota, o su
freesbee, o una vara. La regla general es 20 minutos de ejercicio aeróbico, dos veces al
día. Recuerda que un perro cansado es un perro bueno, porque estará durmiendo, y no
ladrando y siendo destructivo.
Bríndale un lugar seguro para estar. Si a tu perro lo molestan los vecinos, entonces
construye un espacio seguro y que no permita ver al otro lado en el medio del jardín,
bien lejos de la cerca. O mejor aún, haz que tu perro viva dentro de la casa contigo.
Aplica el adiestramiento de cajón para que duerma dentro o permanezca en la casa
mientras tú sales. O instala una puerta para perros así puede entrar durante el día y
evitar vecinos ruidosos.
Haz pausas. Antes de dejar solo a tu perro, no pases mucho tiempo con él, para que no
se ponga excesivamente ansioso por quedarse solo. Deliberadamente ignóralo durante 20
Ventanas de tiempo. Existen estudios que demuestran que la mayoría de los perros son
destructivos y ladran durante los 20 minutos siguientes a los que te vas al trabajo (el
perro está estresado por quedarse solo) y 20 minutos antes que regreses (Fido anticipa el
regreso de su persona favorita). Las ventanas de tiempo le enseñan al perro a calmarse
durante el día y a permanecer tranquilo a tu regreso. Quince minutos antes de irte por
la mañana, coloca a tu perro donde va a pasar el día, e ignóralo. Cuando es tiempo de
irte, sólo vete. Al regresar a casa, es lo mismo a la inversa: llegas y durante quince
minutos dejas el perro donde estaba, lo ignoras completamente, no lo acaricias, hablas,
o miras. Esto hará que tu perro aprenda a que debe existir un momento de tranquilidad
entre que llegas a la casa y el momento en que puede saludarte.
Dale a tu perro algo para hacer mientras tú no estás. Si tu perro está ocupado
mordiendo algo, es improbable que a la vez esté ladrando. Existen juguetes especiales
que puedes rellenar con queso, croquetas, crema de cacahuate, y muchas otras cosas.
Están diseñados para que sólo una pequeña cantidad de alimento salga de su interior,
por lo que el perro tendrá que trabajar durante horas hasta acabársela!
Lenguaje corporal
Es importante comprender lo que los perros nos dicen con sus cuerpos, no sólo para
entender a nuestro propio perro, sino también para predecir lo que están haciendo otros
perros.
Hace falta experiencia para comprender realmente el lenguaje corporal de los perros.
Observa a tu propio perro y a los de otras personas. Mira a los perros interactuando
entre sí. Presta atención a las distintas partes del cuerpo por separado: orejas, colas,
ojos, labios, pelos, la postura general. ¿Puedes predecir algunos comportamientos según
ciertas actitudes corporales?
Seguro de sí
Signos: postura erecta (erguida), cola hacia arriba, cola que se mueve en forma lenta,
orejas hacia arriba o relajadas, mirada directa, relajado, pupilas contraídas.
Miedo o preocupación
Signos: Postura más baja, cola hacia abajo, o "entre las patas", cola que se mueve en
una forma rápida y frenética, girar la cabeza hacia otro lado o mirar hacia el otro lado
dejando verse lo blanco del ojo ("ojo de ballena"), pupilas dilatadas. A menudo los
Los perros que están asustados a menudo muestran parados los pelos del lomo (pelos de
punta), normalmente entre los hombros y hasta la cola. Esto no necesariamente indica
agresión, sino que el perro se encuentra en alto sentido de alerta. A algunos perros se
les ponen los pelos de punta más fácilmente que a otros.
Dominancia
Posturas de dominancia: colocarse sobre otro perro, mostrarse más alto, colocar el
mentón o una pata sobre los hombros de otro perro, aceptar en forma calmada que otro
perro lama sus labios, mirar fijamente. Algunos perros dominantes y seguros de sí,
pueden girar sobre sus espaldas mostrando sus panzas, como una forma de tranquilizar a
un perro más tímido o sumiso, o como invitación a jugar. Se mostrarán relajados al
hacer esto, y normalmente mirarán al otro perro a los ojos.
Sumisión
Posturas de sumisión: incluyen cabeza y cuerpos hacia abajo, permitir que otros perros
se muestren más grandes que ellos o que les pongan sus cabezas sobre los hombros,
lamer los labios y las esquinas de la boca de otro perro, alejar la vista de otro perro,
girar sobre sus espaldas y alejar la cabeza y la mirada del otro perro, con la cola entre
las patas.
Entre perros, las jerarquías se mantienen y se demuestran de forma muy casual, y casi
siempre son los miembros sumisos quienes lo hacen. Los miembros con rango más alto
raramente muestran su autoridad, a menos que no estén seguros de si mismos. La
mayoría de las demostraciones, y casi todas las peleas que se deben al rango, las
protagonizan los miembros de rango medio o inseguros de sí mismos.
El juego entre perros es muy similar a cosas serias tales como pelear, cazar, o
reproducirse, por lo que los perros tienen formas ritualísticas muy desarrolladas para
demostrar que sus intenciones son pacíficas y para divertirse. El juego entre perros a
menudo se inicia por una invitación a jugar, tal como una "reverencia" o levantar la
patita (especialmente entre cachorros), y es una manera que parece decir "si te muerdo,
te monto, o te persigo, no va en serio, es sólo para divertirnos, ¿sí?"
A pesar que los perros juegan en forma bastante brusca, en general están bastante
relajados, sus labios cubren sus dientes. Los perros a menudo ladran como parte del
juego, normalmente en un tono más agudo que el ladrido del mismo perro debido a
miedo o como advertencia.
A veces los perros se montan jugando. A menudo están excitados, pero no en una forma
sexual, y parece ser una forma de vincluarse. Ocasionalmente es para mostrar
Señales de estrés
Los perros pueden estresarse en situaciones de frustración o miedo (incluso durante una
clase o aprendiendo algo nuevo). Busca signos típicos de estres: sacudirse, gemir,
orinarse, orejas hacia atrás, pupilas dilatadas, respiración rápida con la esquina de la
boca retraída, cola hacia abajo, cuerpo más bajo, transpiración a través de los cojinetes
de sus patas, rascarse, un repentino interés en olfatear, bostezar, parpadear, lamerse
los labios o la nariz o estirar la lengua hacia adelante, desviar la mirada, o girar la
cabeza hacia el otro lado, sacudir el cuerpo.
Los perros frustrados a menudo ladran (vemos esto muy frecuentemente en "peleas a
través del cerco", cuando dos perros en lados opuestos de una cerca se ladran
mutuamente; otro ejemplo común son los perros en un refugio que ven a otros perros
pasar por delante; los perros con correas que deben pasarse a menudo ladran por la
frustración).
Señales de calma
Turid Rugaas, un especialista noruego en comportamiento canino, señala que los perros,
como animales de jauría, tienen formas altamente desarrolladas para evitar y resolver
conflicto y agresión. Los perros, por lo tanto, utilizan señales de calma para reducir el
estrés en ellos mismos y en otros con quienes interactúan, incluyendo seres humanos.
Las señales de calma incluyen bostezar, desviar la mirada, lamerse los labios, moverse
lentamente, moverse en círculos, olfatear el piso, hacerse los "distraídos", sentarse o
echarse. Nota que la mayoría de éstos son el lenguaje opuesto que la atención que se
encontraría en una interacción agresiva.
Agresión
Las señales de agresión incluyen: cuerpo y piernas rígidas, gruñidos, cabeza hacia abajo,
orejas pegadas hacia atrás cerca de la cabeza, ojos entrecerrados y sin pestañar, a
veces veremos los labios levantados mostrando los dientes, pelos de punta (a lo largo del
lomo, especialmente sobre los hombros y la grupa), la cola completamente estirada, y
mirada fija e intensa (las pupilas pueden estar completamente dilatadas o
completamente contraídas!)
Cómo reaccionar
Cuando observes tu perro interactuar con otros, la regla general es que dejes que los
perros decidan qué es apropiado y qué no lo es. Olfatearse la cola, jugar rudo,
ladrarse al oído, montarse, y otras cosas que los perros hacen serían inaceptable en la
compañía de humanos, pero es comportamiento canino perfectamente normal.
Pero, si ves que lo que tu perro hace molesta, asusta, o enoja a otro perro, es tu
responsabilidad hacer algo al respecto. A menudo, distraer a tu perro llamándolo o
salpicándolo con algo de agua es suficiente (esto último es una llamada de atención, no
un castigo). Si tu perro está demasiado exitado, llévalo a unos metros de la acción para
Si ves que tu perro se la pasa encontrándose con "perros agresivos" que lo quieren
morder, deténte a considerar las acciones de tu perro. Tu perro está molestando a
otros? Está ignorando las señales de calma, o las indicaciones que el otro perro no tiene
interés en interactuar?
Si concluyes que tu perro te está "protegiendo", piensa que tu perro te considera como
un recurso valioso al que debe proteger, como un gran hueso. En su mente, tú le
perteneces.
En lo posible, atraviesa la calle para evitar cualquier perro suelto o grupo de perros
sueltos. Si el perro te viene siguiendo, lentamente camina a la casa más próxima y pide
que llamen a control de animales. Manténte dentro, preferentemente, hasta que se
controle al animal.
No molestes a tu perro o a perros extraños. Molestar significa jalar el pelo o las orejas,
arrojarle piedras o palos, intentar quitarle algún juguete, hueso, o comida de su
posesión, intentar montar al animal como si fuera un pony, o golpearlo con las manos o
patearlo.
No persigas a un perro que está tratando de evitarte o está huyendo de ti. En su lugar,
permite que se vaya, a la vez que tú también te alejas de él.
No acaricies ni juegues con un perro desconocido ni con ningún otro perro sin obtener
primero el permiso de su dueño.
Los niños siempre deben jugar estando de pie, de manera de ser más altos que el
animal.
Elige siempre juegos que estén basados en la cooperación y el control. Evita juegos
de jalar de la cuerda (o trapos, etc), luchar, o peleas, o cualquier juego que aliente al
perro a ponerte los dientes encima. Juegos recomendables incluyen:
Entrena y socializa a tu perro desde una edad temprana, para que éste entienda cómo
interactuar tanto con niños como con adultos. Un poco de prevención puede salvar la
vida de un niño y la de un perro.
Los perros no muerden sin provocación. Por lo general, los perros dan señales muy
claras, mediante su lenguaje corporal, que se sienten asustados o amenazados por la
situación. Las señales de advertencia que nos dicen que un perro no está feliz incluyen:
• Pelos erizados. Entre los hombros, en la base de la cola, y a veces también los
pelos de la cola estarán "parados".
• Gruñidos o gruñidos profundos. El perro puede retroceder mientras hace esto:
permíteselo. No lo sigas, y retrocede lentamente.
• Cuerpo rígido, inclinado hacia su objetivo.
• Cola tiesa, alta, y en ocasiones con un meneo muy suave (el perro no teme usar la
agresión como recurso).
• Cola metida completamente entre las patas (respuesta de miedo)
• Mirada intensa a la cara del humano
Sí. Tu perro piensa. Un perro es capaz de sentir un rango de emociones similar al de los
humanos. Siente alegría al recibirte cuando regresas del trabajo, cuando juegas con él,
o cuando disfruta de sus actividades favoritas. Siente frustración cuando no comprende
el mensaje de lo que se le está pidiendo, o cuando cree entenderlo y a cambio recibe un
castigo. Sentirá soledad - y ansiedad - durante tus ausencias. Excitación ante la
inminencia de un juego, o al percibir tu llegada, o antes de su paseo. Siente también
aprehensión ante un desconocido - lo que lo hace tan bueno a la hora de cuidarnos.
También siente miedo por las mismas cosas que podrían darte miedo a ti, y a veces por
cosas que van más allá de su comprensión, como una explosión, o un paraguas que se
abre. Siente tristeza al perder un compañero - cuántas historias hemos escuchado de
Sin embargo, un perro tiene su propia forma de razonar, y sus propios valores. Hay
muchos puntos que nos hacen semejantes, porque en gran medida, ambos actuamos por
conveniencia.
Personalmente, no creo que los perros tengan la capacidad de distinguir entre “lo
bueno” y “lo malo”, en los mismos términos que lo haríamos nosotros. También creo que
sería materia de discusión hasta dónde nosotros, como humanos, tenemos la capacidad
innata de reconocer buenos comportamientos de malos comportamientos, o si, por el
contrario, se trata de algo impuesto culturalmente, como el “espacio de comodidad”. El
espacio de comodidad es la mínima distancia entre dos personas en la éstas se sienten
cómodas. En culturas como la latina, o las árabes, los espacios de comodidad pueden ser
muy pequeños. Es común ver hombres abrazarse, o hablar a distancias relativamente
cortas sin sentirse molestos. En otras culturas, como las sajonas, los espacios de
comodidad son mucho mayores. Un norteamericano seguramente se sentirá muy
incómodo si un árabe le habla a 15 centímetros de distancia. Este es un aprendizaje que
depende enteramente del medio donde se fue criado y sus costumbres.
De manera similar, un perro - como animal social que es - aprenderá a través del
liderazgo - o falta de tal - de su manada humana o canina, a reconocer cuáles son los
comportamientos aceptables, y cuales no. Para el perro, existe una fórmula que nunca
le falla: si me funciona, lo seguiré haciendo; y si no me funciona, no lo haré más.
Con el correr del tiempo, el perro aprende que determinadas conductas funcionan, y
otras no. Al perro no le importará si esos comportamientos no son aceptables para
nosotros pues no hemos sido capaces de transmitirle al perro de manera clara que esos
comportamientos no funcionan.
Hay muchas cosas que el perro considera como recompensa, y cada perro asigna un
orden de preferencia a dichas recompensas. Un orden típico es:
• Comida y “golosinas”
• Juguetes
• Elogios
• Que le hablen como bebé
• Caricias
• Juegos
• Atención positiva en general
• Que lo miren
• Atención negativa
Notarás aquí que he agregado atención negativa a la lista de recompensas, algo que a
mucha gente sorprende. Imagina el siguiente escenario:
El perro pasa solo la mayor parte del día. Cuando el dueño llega a casa, lo regaña
porque brinca, por querer lamer su cara, y también por insistir en que lo lleve a dar un
paseo. Durante el paseo, el dueño lo tira de su correa en castigo por adelantarse y jalar,
o por retrasarse, o por oler un árbol. De regreso en la casa, el dueño no presta mayor
atención a su perro, excepto para regañarlo por algún mal comportamiento. Debido a
que el perro recibe casi exclusivamente atención negativa, éste preferirá este tipo de
atención antes que se lo ignore por completo, ¡por lo cual considerará la atención
negativa (los regaños del dueño) como una recompensa! Esto significa que el perro
tenderá a repetir precisamente aquellas conductas que disgustan a su dueño, pues ha
encontrado el perro la forma de obtener atención de su parte. Los regaños no son la
atención que el perro preferiría, pero la aceptará antes que nada.
El momento es ahora
Cuando te elogian por algo bueno que hayas hecho, o cuando te llaman la atención por
algo que no hiciste de manera correcta, no importa demasiado cuándo tú realizaste esa
acción. La persona que te está elogiando o regañando podrá decirte “te felicito, la
semana pasada vendiste un 20% más de lo acostumbrado. ¡Sigue así!”. Inmediatamente,
tú sabes por qué te están elogiando: por algo que hiciste la semana pasada. Tú sabes
que al vender más recibirás elogios y compensaciones adicionales, y lógicamente, te
esforzarás por vender más para seguir obteniendo esas recompensas.
Sin embargo, a un perro no puedes decirle “¡Ayer te portaste muy bien! ¡Toma unas
galletas!”. El perro recibirá ese premio de tu parte, sin embargo él no tendrá ni la
menor idea sobre qué lo provocó. No ha realizado una asociación entre el
comportamiento (ayer se portó muy bien) y el resultado (hoy te doy galletas), con lo que
perdemos la oportunidad de que el perro tienda a repetir el comportamiento, ya que
éste no entendió qué causó el premio. Otro problema secundario es que tal vez le
estemos dando su premio en un momento donde no se estaba portando tan bien - por
ejemplo, estaba brincando -, con lo que el perro sentirá que se lo está premiando por
brincar.
Con los regaños funciona igual. Si tú llegas a tu casa, y encuentras que tu perro ha
escarbado un gran hoyo en tu jardín y lo regañas, con suerte él tal vez comprenda que lo
estás regañando por la presencia del hoyo en el jardín. Pero él no logrará hacer la
asociación necesaria que un humano haría, que fue él quien escarbó el hoyo, y es por
eso que se lo regañó. Luego de unos días, con seguridad él volverá a escarbar. Y cuando
llegues, él verá el hoyo, y pensará "¡Un hoyo! ¡Seguro me regañan!", y seguramente al
verte te comunicará en anticipación, mediante su lenguaje corporal, que no te enojes
mucho, que te tranquilices, ya que hay un hoyo en el jardín y tú te desquitas con él
cuando esto ocurre. Como ves, esto está muy lejos de solucionar el problema real. La
solución sería que él comprendiera que tu enojo es porque él escarbó el hoyo.
Tanto para premios como para regaños el momento lo es todo. Y el único momento
correcto es en el preciso instante en que el perro está realizando el comportamiento.
Cinco segundos después, si lo premias o lo regañas lo estarás haciendo por lo que esté
haciendo en ese instante, y no cinco segundos antes. ¿Y qué hacer si tu perro hizo una
de sus travesuras hace cinco segundos? Aguántate las ganas de regañarlo, tal vez la
próxima vez tengas más suerte y lo sorprendas en el acto.
Y así como una persona que crece sin una guía que lo eduque y le marque límites dará
por resultado un adulto problemático, si a un perro se le deja solo, no se lo supervisa,
no se le premia por buenos comportamientos y no se le marcan límites, este perro
decidirá por sí mismo cuáles son las cosas que le funcionan y cuáles no y, con toda
seguridad, su criterio no coincidirá con el nuestro.