Você está na página 1de 1

Seor y Dios nuestro, te damos gracias porque vienes a ayudarnos con tu fuerza y poder.

Te
agradecemos que vengas a nosotros en nuestros sufrimientos y por fortalecernos en todo lo que
tenemos que soportar aqu en la tierra. T nos ayudas para que lo bueno y lleno de luz llegue cada
vez ms a nosotros y a todos los hombres. Te damos gracias y oramos que tu poder, que proviene
del mundo invisible a uno visible, contine trabajando en silencio entre nosotros hasta el da que
todo el mundo pueda ver a Jesucristo, quien es el mismo ayer, hoy y para toda la eternidad. Amn.

La vida no es ms que un viaje en tren, repleto de embarques y desembarques, salpicado


de accidentes, sorpresas agradables en algunos casos y de profundas tristezas en otros. Al
nacer nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas, las cuales creemos
que siempre estarn con nosotros en este viaje (nuestros padres).

Lamentablemente la verdad es otra. Ellos se bajarn en alguna estacin dejndonos


hurfanos de su cario, amistad y su compaa irreemplazable.

No obstante, esto no impide que se suban otras personas que sern muy especiales para
nosotros. Llegan nuestros hermanos, amigos y esos amores maravillosos.

De las personas que toman este tren, habr tambin los que lo hagan como un simple
paseo. Otros encontrarn solamente tristeza en el viaje. Y habr otros que, circulando por
el tren, estarn siempre listos en ayudar a quien lo necesite. Muchos al bajar, dejarn una
aoranza permanente. Otros pasarn desapercibidos, que ni siquiera nos daremos cuenta
que desocuparon el asiento.

Es curioso que algunos pasajeros, quienes nos son ms queridos, se acomoden en vagones
distintos al nuestro. Por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde
luego, no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagn y
lleguemos a ellos. Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habr
otra persona ocupando el asiento. No importa; el viaje se hace de este modo: lleno de
desafos, sueos, fantasas, esperas y despedidas Pero nunca habr regresos.

Entonces hagamos este viaje de la mejor manera posible. Tratemos de relacionarnos bien
con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo mejor de ellos. Recordemos siempre que
en algn momento del trayecto, ellos podrn titubear y probablemente precisaremos
entenderlos. Nosotros tambin titubearemos y habr alguien que nos comprenda.

El gran misterio, al fin, es que no sabremos jams en qu estacin bajaremos y mucho


menos dnde bajarn nuestros compaeros, ni siquiera el que est sentado en el asiento
de al lado.

Você também pode gostar