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2. Jess vivi, sufri y muri para redimirnos. l se hizo "Varn de dolores" para que
nosotros fusemos hechos participantes del gozo eterno. Dios permiti que su Hijo
amado, lleno de gracia y de verdad, viniese de un mundo de indescriptible gloria, a
un mundo corrompido y manchado por el pecado, oscurecido con la sombra de la
muerte y la maldicin. Permiti que dejase el seno de su amor, la adoracin de los
ngeles, para sufrir vergenza, insulto, humillacin, odio y muerte. "El castigo de
nuestra paz cay sobre l, y por sus llagas nosotros sanamos" (Isaas 53: 5).
3. No es que el Padre nos ame por causa de la gran propiciacin, sino que provey
la propiciacin porque nos ama. Cristo fue el medio por el cual l pudo derramar
su amor infinito sobre un mundo cado. "Dios estaba en Cristo, reconciliando
consigo mismo al mundo" (2 Corintios 5: 19). Dios sufri con su Hijo. En la agona
del Getseman, en la muerte del Calvario, el corazn del Amor Infinito pag el
precio de nuestra redencin.
5. El corazn de Dios suspira por sus hijos terrenales con un amor ms fuerte que la
muerte. Al dar a su Hijo nos ha vertido todo el cielo en un don. La vida, la muerte y
la intercesin del Salvador, el ministerio de los ngeles, la imploracin del Espritu
Santo, el Padre que obra 20 sobre todo y por todo, el inters incesante de los
seres celestiales: todos estn empeados en la redencin del hombre.
10. Ahora bien, ya que os habis consagrado a Jess, no volvis atrs, no os separis
de l, mas todos los das decid: "Soy de Cristo; pertenezco a l"; y pedidle que os
d su Espritu y que os guarde por su gracia. Puesto que es consagrndoos a Dios
y creyendo en l como sois hechos sus hijos, as tambin debis vivir en l. Dice el
apstol: "De la manera, pues que recibisteis a Cristo Jess el Seor, as andad en
l" (Colosenses 2: 6).