Capitulo 4
El matematico arruinado
Las primeras frases de la celebrada novela de Erich Segal Love
Story dicen: «2Qué se puede decir de una chica de veinticinco afios
gue ha muerto? Que era preciosa, y brillante, que adoraba a Mo-
part ya Bach. Y a los Beatles y a mi.» Este triste resumen se pue-
de extrapolar con toda facilidad a Evariste Galois (1811-1832) y
Niels Henrik Abel (1802-1829). Para Galois probablemente seria
algo asi como: «¢Qué se puede decir de_un chico de veinte afios
que ha muerto? Que era un romantico, y un genio, y que adoraba
Jas matematicas. Y que sucumbié a la confusidn, al_malentendido
ya la autodestruccién.» Y para Abel: «¢Qué se puede decir de un
chico de veintiséis afios que ha muerto? Que era timido, v un ge-
nio, que adoraba las matematicas y el teatro. Y que fue condena-
do a muerte por la pobreza.» El matematico sueco Gosta Mittag-
Leffler (1846-1927) describio los descubrimientos matematicos de
Abel con las siguientes palabras: «Las mejores obras de Abel son
auténticos poemas liricos de sublime belleza... que se elevan muy
por encima de lo ordinario de la vida y emanan directamente de la
mismisima alma que podria tener cualquier poeta, en el sentido co-
mun de la palabra». El gran matematico australiano Emil Artin
(1898-1962) escribid sobre Galois: «Desde mi juventud matemati-
ca, he estado hechizado por las teorias clasicas de Galois. Este he-
chizo me ha obligado a volver sobre ellas una y otra vez.» En efec-
to, el genio de Abel y Galois s6lo podia compararse a una super-
nova: una estrella en explosion que brilla muy brevemente mas que
cualquiera de las otras miles de millones de estrellas de su galaxia
anfitriona.
105Abel: sus primeros afios
Niels Henrik Abel nacié el 5 de agosto de 1802. Era el seyunds,
hijo de un pastor luterano, Soren Georg Abel y ae Marie Simon
sen, hija de un marino mercante (la fig. 47 muestra las siluctas de Ios
padres de Niels Henrik). Unos afios después de su nacimiento, su
Pradre explicé que habia dado a luz tres meses antes de lo previsto,
prematuramente, y que el recién nacido No mostré signos de vida
hasta que se le lav con vino tinto. La insdlita combinacién de un
padre procedente de una larga saga de hombres de religién y una
mujer notablemente hermosa conocida por su pasi6n por los place-
tes mundanos, no era una buena promesa para un matrimonio de
éxito. Antes de que Niels Henrik cumpliera dos afios, su padre con-
siguid un puesto en el pueblo de Gjerstad, sustituyendo a su propio
padre como ministro. Sobre Noruega, que en ¢sa €poca formaba
parte de Dinamarca, se cernia constantemente la sombra de la gue-
tra, primero por mar, contra la flota inglesa, después por tierra, con-
tra Suecia. Los resultados del bloqueo de las rutas de navegacién no-
ruegas por los buques de guerra britdnicos fueron devastadores. To-
das las exportaciones de madera cesaron a mediados de 1808 y el
comercio de cereales de Dinamarca lleg6 a ser tan peligroso que se
redujo a un goteo. En 1809 el hambre se extendi6 por toda Norue-
ga. El pastor Abel apenas sf consiguié luchar contra la hambruna en
su propia parroquia, convenciendo a la poblacién de Gjerstad para
que comiera carne de caballo, que hasta entonces habia sido tabi.
Niels Henrik recibié instruccién de su padre, en la vicaria, hasta
los trece afios. El pastor no se tomé la responsabilidad de su primera
educacién a la ligera. En realidad, se habia preparado un manual es-
ctito a mano con el que adoctrinaba a sus hijos. El libro compren-
dia gramatica, geografia, historia y matematicas. Cosa sorprendente,
la primera pagina sobre el tema de
la adici6n aritmética (fig. 48) con-
tiene un evidente error: 1 + 0 = 0.
Afortunadamente, el mundo de las
matematicas no perdié a una de
sus estrellas mas brillantes a causa
de su temprana desinformacién.
En 1815 Niels Henrik fue enviado
a Cathedral School en Christiania
(actual Oslo). La deteriorada vida
familiar en una casa en la que
Figura 47
106ambos progenitores eran
cada ver mds indulgentes
con el alcohol y la madre
era bastante libre con sus
favores sexuales proba-
hlemente precipité la par-
tida del joven. Su padre
dejo escrito: «j|Que Dios
le proteja! Pero es sin an-
qustia que lo lanzo a este
depravado mundo.»
Niels Henrik entro.
en Cathedral School en Figura 48
uno de los peores mo-
mentos de la historia de esta institucién. La inauguracién de la Uni-
versidad de Christiania unos cuantos afios antes habia privado a
Cathedral School de todos sus mejores profesores, dejando en ella
a los menos cualificados. E] profesor de matematicas en especial, un
tal Hans Peter Bader, era un bruto desalmado que aterrorizaba a los
estudiantes y les pegaba con frecuencia. Las notas de Niels Henrik
fueron satisfactorias al principio, aunque durante los largos y abu-
rridos dias de escuela mostraba escaso interés. Cuando no se en-
contraba acompaiiado de sus amigos, tendia a hundirse en la de-
presin: «Sucede que soy de una manera que no puedo estar solo de
ningiin modo, o al menos con muchisima dificultad. Me vuelvo me-
lancélico y no estoy de humor para trabajar.» Entonces, como en
afios posteriores, su gran escapatoria de las inevitables tareas de la
vida era el teatro. En él podia perderse en las vidas de personajes
ficticios en lugar de tener que luchar con problemas para la solu-
cidn de los cuales nunca tenia oportunidad de recibir una guia apro-
piada, Niels Hendrik era timido e inseguro y sus relaciones con el
sexo opuesto siempre fueron muy limitadas, no sélo en sus tiempos
de estudiante, sino, de hecho, hasta su muerte. A finales de 1816,
los resultados escolares de Niels Henrik cafan en picado después de
haber sido golpeado varias veces por Bader tuvo que abandonarlos
durante un breve periodo. Sus notas llegaron a ser tan malas que en
1817 le permitieron pasar de curso, pero s6lo de forma provisional.
Sin embargo, en noviembre de 1817 un aciago suceso en Cathedral
School haria que la vida de Abel diera un dramético giro. El 16 de
noviembre, un estudiante, Henrik Stoltenberg, enfermé de fiebre ti-
foidea. Murié una semana después. Ocho compafieros de la clase de
107Stoltenberg firmaron unas declaraciones manifestando que el odia
do profesor de matematicas Bader no s6lo habia golpeado violenta
mente al estudiante con los pufios, sino que habia continuado dan
dole patadas después de que el pobre Stoltenberg, yaciera indefenso
en el suelo, Aunque el examinador médico nunca confirmé que los
golpes fueran la causa de a muerte, Bader fue despedido,
La facultad contraté como profesor sustituto a Bernt Michael
Holmboe (1795-1850), un graduado de la propia Cathedral School,
que era tan s6lo siete afios mayor que Abel. Holmboe introdujo un
nuevo programa de estudios que comenzaba con el aprendizaje de
Jos simbolos matematicos y su total comprensién. No tardo en des-
cubrir que el suefio de todo profesor de matematicas se habia hecho
realidad en su clase: tenia a un genio en sus manos. Tras pasar zum
bando por el plan de estudios estandar, Abel comenz6, con el alien
to entusiasta e inspirador de Holmboe, a sumergirse en las obras ori-
ginales de los grandes matematicos Euler, Newton, Laplace, Gauss y,
sobre todo, Lagrange. Holmboe no podia contener su admiracion.
En el informe de Abel de 1819 exclamé abiertamente: «Un notable
genio matemético.» Al afio siguiente fue atin mas lejos. Holmboe es-
cribi6 su valoraci6n a lo largo de todas las asignaturas cursadas: «Al
mas increible genio se une un insaciable interés y un ardor por las
matemiticas, tal que, si vive, muy probablemente se convertiré en
uno de los mejores matematicos.» Debajo de la iltima frase, se ha-
bian borrado unas pocas palabras, que atin pueden distinguirse: «el
mejor matematico del mundo». Parece ser que el consejo escolar in-
sistié en que Holmboe moderara sus alabanzas. Las palabras «si
vive» resultaron ser trégicamente proféticas.
Un genio luchador
Durante su tltimo afio de facultad, Abel realizo su primer in-
tento de volar por su cuenta con grandes resultados. Con la auda-
cia que caracteriza a los jévenes en su primera incursién en territo-
rio desconocido, Abel intenté nada menos que resolver la ecuacion
de quinto grado. He aqui un problema matematico que los mejores
matemiticos europeos habfan luchado por resolver durante casi tres
siglos y ahora un chico de la escuela superior afirmaba haberlo re-
suelto. Abel mostré su solucién a Holmboe, el cual no supo encon-
trar ningun error. Sin embargo, falto de la confianza de un expe
to matemético, Holmboe presenté la solucién a los dos matemati-
108cos de la Universidad de Christiania, Christopher Hansteen y Soren
Rasmussen, que tampoco lograron encontrar errores en la aclonién
Vrercatindose de la magnitud del descubrimiento, Hansteen decidis
renutir el trabajo al mejor matemético escandinavo del momento,
Ferdinand Degen de Copenhague, para que lo publicara la Acade-
na Danesa.
Hexen era una persona pragmética que preferfa pecar de pru-
dente. A pesar de que no acerté en hallar fallo alguno en la solu-
cion de Abel, le pidié que le enviara personalmente «una deduccion
nuis detallada de su resultado y también una ilustracién numérica
del método: por ejemplo, una solucién para la ecuacién x5 + 2x* +
sy! — dy + 5 = 0. Después de todo, a prioti las probabilidades de
que un discipulo de Cathedral School hubiera resuelto uno de los
problemas matematicos mas celebrados no eran demasiadas. Aun-
que traté de ofrecer ejemplos especificos, Abel descubrié, con gran
consternacién, que su solucién era, en realidad, incorrecta, Sin em-
haryo, lejos de seftalar el final de su busqueda, este revés temporal
iba a conducir a Abel a dar un monumental paso adelante. En cual-
quier caso, Degen quedé lo suficientemente impresionado para ofre-
cer a Abel un muy buen consejo. Para Degen, el estudio de las ecua-
ciones era, al parecer, «un tema estéril». Sugirié a Abel que con-
centrara sus esfuerzos en el nuevo campo de las integrales elipticas
(una clase especial de entidades mateméticas en el célculo, llamadas
asi porque podian utilizarse para calcular la longitud del arco de
tuna elipse). Alli, afirmé Degen, «un investigador serio con el plan-
teamiento adecuado... podria descubrir el Estrecho de Magallanes
que conduce a las vastas extensiones de un inmenso océano anali-
tico».
‘Al mismo tiempo que el genio matemético de Abel comenzaba a
brillar, negros nubatrones oscurecian el horizonte familiar. Los afios
1818-1820 iban a ser extremadamente penosos para Abel. Su pa-
dre, el pastor, se las arreglo para resultar elegido en el Storting (par-
lamento) el 10 de diciembre de 1817, pero este evento aparente-
mente prestigioso pronto se torné en un auténtico desastre. En prin-
cipio, el recién elegido y enérgico parlamentario present unos
cuantos prosperos proyectos de ley en materia de educacién. Fue
capecialmente decisivo para el establecimiento de una escuela vete-
Tieatia, Sin embargo, llevado quizé por una mente daiiada por el
cncesivo alcohol y una insaciable ansia de autopromocién, cometio
tina accion que fue casi un suicidio politico. Durante una sesién ca-
Inmitosa, el 2 de abril de 1818, acus6 inesperadamente a dos repre
109sentantes de encarcelar injustamente a un antiguo guardia de una de
las metalurgias. Los cargos resultaron ser totalmente infundados,
comenzando asi el declive del pastor Abel. El furor politico » pi
blico que estallé condujo a amenazas de impugnacién. Soren Georg
Abel obtuvo una ultima oportunidad para disculparse, que él obsti-
nadamente decliné. Su tendencia a ahogar sus problemas en alcohol
era cada vez mayor, lo cual acarreé un rapido deterioro de su salud
‘A su muerte en 1820, nadie en Gjerstad lo sintio demasiado. Sc ru.
moreaba que Ia inmoral viuda recibia el consuelo de los visitantes
en la cama, con un sirviente cuyos servicios sobrepasaban las tarcas
del hogar.
‘Anne Marie y los cinco hermanos de Niels Henrik se quedarnr
con una reducida pension, que distaba de ser suficiente para soste
ner siquiera las propias necesidades. La cuestion del dinero para que
Abel pudiera completar su educaci6n no llegé a plantearse janis, y
mucho menos a solventarse. Sin embargo, por circunstancias que nr
fueron nada milagrosas, Abel consiguié entrar en la universidad en
1821. En un medio en el que generalmente se desalentaba el con-
tacto personal entre los estudiantes y los profesores, y en el que los
profesores adoptaban una actitud distante y apartada, no menos de
tres profesores se ofrecieron para ayudar a Abel con sus propios
escasos medios. Esta generosidad se prolong6 hasta 1824, cuando
‘Abel finalmente empez6 a recibir un salario para subsistir. Durante
el primer afio de universidad, Abel se convirtié en un asiduo y bien
acogido visitante en casa del profesor Christopher Hansteen y fue
en un periddico fundado por éste donde Abel publicé, en 1823, su
primer articulo de matematicas. No fue exactamente un articulo ¢
traordinario (ni tampoco fue, como el segundo articulo de Abel,
comprensible para la mayoria de los lectores de la revista). Sin em-
bargo, la tercera publicacién de Abel, «Solution of a Pair of Pro-
positions by Means of Definite Integrals» («Solucién de un par de
proposiciones mediante integrales definidas») trataba de lo que mu-
cho més adelante se convertirfa en la base matematica de la radio-
logia moderna (por la que el fisico Allan Cormak y el ingeniero
eléctrico Godfrey Hounsfield recibieron en 1979 el Premio Nobel de
Medicina).
Mientras tanto, los profesores Hansteen y Rasmussen continua~
ban buscando, de forma implacable, alguna manera de dar apoyo al
trabajo de Abel y especialmente de permitirle viajar al extranjero
para expandir sus horizontes. Una peticién en este sentido dirigida
at Academic Collegium desaparecié por completo en la burocracia
110
28de la universidad, por lo que Rasmussen ofrecié a Abel un donati-
vo personal de cien speciedalers para que pudiera viajar a Dina-
marca y reunirse con Degen y otros matematicos daneses. Sin em-
bargo, a pesar de los pronésticos, Abel paso las vacaciones de ve-
rano de 1823 en Copenhague. Alli descubrié que «los hombres de
ciencia creen que Noruega es pura barbarie» e hizo todo cuanto
pudo por «