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Primer encuentro
FEMICIDIO
Para arrancar cabe sealar que hablar del campo psi porteo es hablar
de soslayo y no tan de soslayo- de nosotrxs. Entre otros pasatiempos,
tambin somos invenciones de su obra, a la vez que condicin de su
existencia. La decisin de explicitar el presente de tales lazos filiatorios
operando en nosotrxs, no pretende satisfacer exigencias disciplinarias;
tornar necesario e indispensable el cernir a priori los ires y venires del ciclo
a algn supuesto repertorio de intereses que se desprenderan de la
especificidad del campo (no apostamos a esa clase de reduccionismo
auto-inducido).
Los mviles de la explicitacin filiatoria, son ms modestos y realistas. Para
la ocasin, pareceran contentarse con lo que sigue:
Hay que asumir que en el campo psi porteo: Somos lacanianos (una
operatoria similar realiza Len para ubicar nuestro Ser patriarcales y
cristianos. G. Vatimo, que anda por otros lados que Len, ms o menos
hace lo mismo, pero no para cuestionar la imposicin de dicho estatus
ontolgico, sino para afirmarse en l. La idea, claramente, que se la
robamos a Len.). Ahora bien, la cosa es que ms all de nuestro antojo
individual, el lacanismo es conjunto que nos contiene. Es nuestro Espejo
tan temido. Y nuestro campo de inteligibilidad heredado, tcita o
explcitamente; la herencia indelegable de nuestra pertenencia filiatoria.
La racionalidad con la que obramos.
I.
La dictadura de la obviedad.
II.
Hablar del lacanismo, del hecho que sus fuerzas de ocupacin mantienen
bajo la rbita de su control prcticamente la totalidad de los recursos del
campo psi porteo, es hablar de soslayo y no tan de soslayo- aquello
que La Clnica (la suya) no nos ensea.
Ni psicosis, ni perversin.
III.
IV.
Conclusin.