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Sebastián Francisco de Miranda “El Libertador de libertadores”

Germán Augusto Morillo Villasmil

Sebastián Francisco de Miranda, el Generalísimo y más universal de los hijos de este continente,
de quien dijo el historiador ecuatoriano Alberto rumazo González: fue el único “Libertador de
libertadores” conocido en la historia del mundo.

A éste venezolano insigne, el más universal de los americanos de toda la historia del Nuevo
Mundo, a su personalidad, su obra y sobre todo a su proyecto de República Grande, Unida y
Poderosa, como él concibió La Gran Colombia, es preciso seguir conociéndolo y divulgándolo; no
solamente en nuestro entorno patrio, donde poco se le percibe, sino en todos los continentes, en
el inmenso Mundo que fue su escenario de lucha y confrontación revolucionaria incansable.

A pesar de haber sido un hombre supremamente ordenado y un personaje que dejó escrita toda
su vida y proyectos político-revolucionarios en el diario que hoy son sus Memorias muy
interesantes, ¡aún hoy¡ se desconoce en mucho su apasionante vivir. Esas Memorias, no han
logrado traducirse y conocerse en su totalidad. Muchos son sus trabajos inéditos y muchos mas los
otros perdidos en el silencio y aunque los libros de investigación publicados sobre él rebasan los
Mil Títulos, compilados en el registro bibliohemerográfico del investigador-historiador David Chacón
Rodríguez, aun nos falta mucho por descubrir sobre éste descomunal ciudadano del mundo.
Cuando digo que sus memorias no han logrado traducirse, ni exagero ni miento, porque muchos
fueron los pasajes escritos por Miranda, en los varios idiomas que dominaba, a manera,
posiblemente, de perfeccionamiento y práctica; deducimos atrevidamente el por que escribió tanto
en griego y en latín antiguo, lenguas, especialmente esta última muy difíciles de traducir, como
sabemos, quienes hemos intentado abrazarlas.

Pero los capítulos y pasajes más importantes de la vida del Gran Maestro y lo que me motiva más
tiempo y espacio es su extensa acción como ideólogo y activista de la revolución emancipadora de
toda América Latina. Porque revolución fue la que Miranda practicó sin miedo ni temores, ni a su
ejecutoria, ni al término, como se le tuvo ayer y como le tienen hoy los enemigos y opositores de
éste proceso que fueron y siguen siendo los oligarcas y poderosos de la tierra, quienes con poder
e inconciencia han moldeado imperios.

Su insistencia en un cambio y transformaciones radicales, han logrado propiciar la instauración de


una perfecta revolución, seguramente, la más avanzada hasta ahora. Siempre que se busque
cambiar y transformar lo existente se está revolucionando. Y esos cambios ejercidos en ésta
América Hispana quien los inició fue aquel caraqueño sin igual. Ningún otro ni antes ni después
tuvo una visión más clara y hermosa que la propuesta por Miranda y como constancia y aval de tal
búsqueda y de todo aquello, hermoso y posible proyecto, nos dejó sus memorias, las que hoy
podemos conocer. También es necesario referir, para entrar de lleno en la materia, que toda
revolución aún siendo pacífica, es precedida por una conspiración y al conspirador los enemigos
del proceso lo presentaran como un vulgar delincuente que arremete contra el estado o el gobierno
constituido, y esto es muy cierto; sin embargo habría que analizar contra cual gobierno constituido
o estado disfrazado de legalidad es que arremete. En tal sentido se puede afirmar que Miranda fue
el primer subversivo del edén americano, su reacción primera fue rebelarse contra la injusticia, el
atropello y la barbarie colonial y en estos casos, no pudo haber acción mas emotiva, romántica y
satisfactoria que la de conspirar. Posiblemente esa alta dosis de emotividad romántica sea su
principal componente, quien sostenga lo opuesto nunca ha conspirado, y toda revolución como
materialización activa que busca la superación perfecta de un ideal de sublime grandeza, no podrá
carecer jamás de esa elevada dosis de romanticismo como uno de los elementos que mas
destacadamente la identifican. Por ello revolución que no sea romántica pierde su componente
esencial y su emotividad alejándose del concepto ideal que la identifica. De allí que haya de

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aceptarse que Romanticismo existe cuando se crea o produce, una transformación, una forma
nueva y distinta en el proceder no sujeta en nada a lo conocido o practicado, Miranda fue un
Romántico permanente.

Sin duda alguna hoy podemos sostener que Miranda fue el iniciador y creador de la revolución
continental y es el primer revolucionario, posiblemente del mundo, que ideó y concibió Repúblicas
como la forma ideal de dirigir a los pueblos políticamente organizados.

El historiador Alfonso Rumazo González, dejó muy bien sentado históricamente si nos ceñimos a
su obra inmortal que Miranda mucho mas que un Precursor fue un “Libertador de Libertadores” y
creador de la Independencia Continental y ello, no como un teórico de la revolución como se estiló
en los movimientos posteriores ni como los muchos falsos revolucionarios que entre nosotros en
los últimos años conocemos. Yo creo que la consideración del presente político venezolano
amerita un análisis especial donde impere la sana critica y se exija también la autocrítica
indispensable sobre todo el proceso de cambios como medida de saneamiento aplicable a toda
revolución. Tal análisis, donde se debe incluir la formación ideológica de nuestras generaciones y
las primeras manifestaciones en pro de un ideal, la dejaré para un final o capitulo aparte. Por ahora
continúo con mi especulación Mirandina.

Cada día estamos más impactados por los saltos que da la historia, con sus periodos muy oscuros
y confusos, saturados de falsedades, mentiras, crímenes y tantas cosas feas y aborrecibles;
inclusive con las tantas lagunas y ocultaciones que no se sabe si por temor o conveniencia se
tergiversan y se callan.

Si nos situamos en 1830 nos percatarnos que desde allí arrancan nuestras desgracias criollas o
domesticas, podemos decir, porque las adversidades se suscitan entre nosotros los que, hasta
entonces habíamos estado unidos en la lucha contra el Imperio Español si es que a tanta
hipocresía y falsedad ya existente se le podía llamar unión, como se destruyó el sueño mas
hermoso del Generalísimo, materializado por Bolívar, como fue creación de La Gran Colombia, se
expulsa de su patria a el Libertador, Asesinan al Gran Mariscal, Urdaneta tiene que huir y
esconderse y cuando al fin la patria se volvió un desastre ese año de 1830… un acabose, decía mi
madre. Tan aberrantes crímenes y traiciones jamás las ha debido perdonar nuestra historia porque
hoy estamos pagando las consecuencias de tanta lenidad y a los actores de semejantes bajezas
les seguimos rindiendo pleitesía ,lo mas triste que podemos practicar lo venezolanos de hoy.

Pero volvamos a nuestro singular personaje y a las tantas y valiosas acciones que emprendió en
bien de su pueblo y de sus compatriotas. Miranda después de salir de Cuba hacia los EE.UU.,
mantuvo sus incansables gestiones en toda Europa, sobre todo en Francia y vuelve a Inglaterra
pero no a descansar ni a pasarla cómodamente dedicado a la lectura y a la buena vida,!no¡, nada
de eso, porque ese lujo jamás fue del dinámico caraqueño. En Londres se dio a la tarea formativa
de un nuevo ideal y de una conciencia de libertad basada y animada en los principios de Libertad,
Justicia y Fraternidad y empeñado en tales búsquedas creo Cátedras y Escuelas muy bien
sustentadas, ampliamente conocidas y de las cuales hay irrefutables evidencias. Allí están
plasmadas en las paginas épicas de la historia las celebres Logias “La Gran Reunión Americana”
cuyas columnas fueron levantadas en Londres: la muy combativa “Logia de Lautaro en Cádiz” y
luego una cadena de Logias conocidas como Lautarianas originadas todas ellas de esa Madre o
Gran Logia de Cádiz que nacieron en toda América Latina, alimentadas por alumnos ya
convertidos en auténticos Maestros egresados de esos centros que como Estrellas Flamígeras
irradiaron luz y libertad a todo el nuevo mundo. Sobre los nombres de La Logia de Lautaro y sus
extensiones Lautarianas levantadas luego en Chile, en La Argentina, en el Perú, en Colombia y
otras ciudades y pueblos del Sur, irrumpe su origen en aquel del muy celebre Cacique Araucano
“Lautaro”, hazañas cantadas por Alonso de Ercilla en su famoso poema épico La Araucana y
cuyas acciones fueron contadas por O’Higgins a su Maestro Miranda y demás hermanos entre las
columnas del Taller Londinense; de allá surgió el muy Americanista y enaltecedor nombre de
aquella Logia de Cádiz y de las creadas después, es esa Gran Logia de Lautaro levantada en
Cádiz, creada por sus Hermanos Masones Revolucionarios llegados de Londres ya hechos

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Maestros porque para entonces Miranda después de haber escapado de Cuba, no podía entrar a
España, como veremos mas adelante.

Las Logias Masónicas eran, para aquella época, muy perseguidas, calificadas de peligrosas y ello
las convirtió en Sociedades Ultra Secretas, sobre todo en España y sus diversas Colonias donde la
Santa Inquisición jamás las permitiría. Tanto aquellas como en toda Logia Masónica se llevaba
registro obligatorio de todo lo que allí acontecía, como hasta hoy se hace, pero para bien entender,
todo lo que en ellas sucedía, se decía o discutía, no era posible escribirlo por elemental seguridad
y resguardo, en su lugar todo se archivaba en la mente del hombre de Logia cual disco duro y
luego se relataba de boca en boca como hasta hoy se practica entre masones. Luego acá en
Caracas el mismo Miranda, cuando es traído por Bolívar en 1810 creo la “Junta Patriótica” que fue
otra autentica Sociedad Secreta animada por los mismos principios y buscando los mismos fines
con idéntica filosofía e ideal revolucionario. De manera que hoy podemos afirmar que en aquellas
incipientes Logias de Londres y Cádiz estuvo el germen y prendió la semilla de la Gran Revolución
de todas estas comarcas del sur del Continente.

Sobre la vida del Generalísimo Sebastián Francisco de Miranda han escrito muchos historiógrafos,
y escribidores de panfletos e historietas y también, por supuesto, otros muy destacados y
auténticos investigadores e historiadores de renombre entre quienes hay que destacar al Dr.
Caracciolo Parra Pérez como el venezolano que mejor y mas profundamente estudió y conoció la
vida de Miranda y quien dejó estampado en su obra “Paginas de Historia” como Miranda ha sido el
prócer de toda nuestra historia sobre quien se han escrito más mentiras, a quien se le han
inventado más leyendas y creado más fantasías. Y como son conocidas esas páginas falsas sobre
la vida de un hombre de las dimensiones de Miranda, hay que enfrentarlas y debatirlas porque
distorsionan la verdad y posiblemente tienden a reducir la estatura del coloso. Otro de los grandes
escritores venezolanos que ha conocido con sabia maestría la vida y obra del inmortal Miranda es
el muy ilustre ensayista, humanista, narrador y literato de elevados relieves, Don Mariano Picón
Salas. Sin olvidar, por supuesto, las obras mas recientes: “El Miranda” de Tomas Polanco
Alcántara, “El Siglo de las Luces” visto por Francisco de Miranda de Josefina Rodríguez de Alonso;
una obra muy nueva de Carmen Bohórquez Morán, ensayista y Profesora marabina, que por ser
muy reciente aun no he logrado leer y muchísimos otros ensayos, aunque la mas completa y
monumental obra ha sido su famoso diario. Y esto nos indica que al Poderoso Hermano no solo lo
quisieron muchas mujeres sino que al parecer también lo recuerdan y admiran otras tantas.

Cuando tristemente destacamos la incultura e ignorancia que se sufre, aquí en su patria, sobre las
dimensiones alcanzadas por la figura del compatriota, hemos de reconocer que en parte es
responsabilidad nuestra, de sus amigos y hermanos, pero sobre todo, de nuestros escritores a
quienes yo, en su mayoría, considero tinterillos de la historia barata y que vemos a diario en las
paginas de la gran prensa y en las pantallas de la TV caraqueña, presentados como los
historiadores Fulano, Zutano y Mengano estando lejos de ostentar tales títulos y por supuesto en
un país como el nuestro donde la historia ha sido tan menguada y marginada, no por casualidad o
capricho, sino, porque a muchos no les conviene divulgar las verdades de la auténtica historia y
también porque a cualquier panfletista politiquero, le dicen historiador y se da por escribir
mediocres cuartillas que le endilgan a la historia. No se puede desconocer tampoco que en el país
hay dispersos por toda la geografía muy buenos ensayistas y excelentes cultores de nuestra
historia pero son desconocidos; y ello porque acontece igual que en otras disciplinas y áreas de la
cultura y del saber, como la poesía por ejemplo. Cuando la llamada gran prensa se dedica a elevar
y proyectar a un escribidor de versos, lo llaman poeta y lo dan a conocer como tal, destacándolo
entre los muy buenos, pero hay muchos otros, tan buenos y posiblemente mejores, que nadie
conoce porque su obra permanece callada. Yo siempre he puesto como muestra y lo seguiré
haciendo para darlo a conocer, el caso concreto y excepcional de Cruz María Salmerón Acosta, a
quien yo he llamado el poeta del mar y del azul y de quien he escrito algunos ensayos y sonetos al
considerarlo un excelso poeta sucrense de allá del humilde pueblo de Manicuare en las costas del
golfo de Cariaco; allá nació y allá se fue a morir aun muy joven y a pesar que su obra es hermosa
rayando en lo sublime, a Cruz Maria, quien escribió un soneto que inició con éste cuarteto: “Azul de
aquella cumbre tan lejana/ hacia la cual mi pensamiento vuela/ bajo la paz azul de la mañana/ color

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que tantas cosas me revela”. Y termina dirigiéndose a su novia distante con éste triste terceto:
“solo me angustias cuando sufro antojos/ de besar el azul de aquellos ojos/ que nunca mas
contemplaran los míos.” Pero en verdad estos auténticos valores jamás fueron llamados a
participar en certamen alguno, como tampoco se le otorgó uno de esos premios que los diarios
publicitan según les interesa. Y es necesario también reconocer que ese diario El Nacional
promocionó la poesía y el cuento cuando el célebre poeta y novelista Miguel Otero Silva fue su
propietario y director; ningún otro periódico ni estación de televisión a pesar de ganar tan grandes
sumas de dinero se ha dado a promover actividad cultural alguna, ellos prefieren otras actividades.

Yo viví una bonita experiencia cuando estudié bachillerato por allá en los primeros años de la
década de los cincuenta y cuando se estudiaba Historia de Venezuela en el cuarto y quinto año de
Filosofía y Letras, materia muy bonita e interesante que se estudiaba muy documentada y critica,
por supuesto, y mas emocionante aun si en la cátedra fungía como profesor El Padre José
Gregorio Pérez Rojas, pocos de esos Profesores que se hacen amigos y que se recuerdan por
toda la vida por lo de buena persona, por la formación y el amor que logro sembrarnos sobre la
historia y sus actores. Ello fue allá en el muy recordado Liceo Simón Bolívar de San Cristóbal
donde hubo otros destacados docentes como Juan Tovar Guédez, Marino Ostos Flores quienes
quedaron imborrables en el recuerdo de una generación de estudiantes de muchas partes del país
y a quienes hay que recordar con gratitud y cariño.

Pero la otra historia menguada y escuálida nos dice que a Miranda lo enviaron a España a estudiar
milicia, que luego en Londres se encontró con Bolívar y Bello, que años mas tarde en 1806 llegó a
las costas de Coro y luego a Ocumare de la costa trayendo la bandera tricolor y, para concluir,
rematan que fue hecho prisionero por Monteverde y remitido a la cárcel española de La Carraca
donde murió en 1816. En toda ésta relación hay muchísimas fallas, otras tantas grandes mentiras y
muchos saltos y lagunas históricas escritas por quienes siempre han distorsionado la verdad o se
abstienen de decirla; y sobre todo sobre éste inmortal venezolano de quien hay muchas cosas
importantes que no se han dicho, hay muchos pasajes oscuros que es preciso aclararlos para que
en honor a la verdad y como un sincero y póstumo homenaje al “Libertador de Libertadores” pueda
ser apreciado en sus justas dimensiones.

Se dan los casos muy singulares y concretos sobre los que son muy pocos quienes destacan como
Miranda, cuando ingresa a su patria por las costas de Ocumare, trae como proyecto de cultura y
conocimientos una imprenta que fue donde luego se editó La Gaceta de Caracas; propósito éste
sumamente interesante, una manifestación de avanzada cultural. Hoy entendemos que uno de los
postulados primarios de toda revolución es el fomento y ampliación de la Cultura de los pueblos
porque no hay revolución sin cultura. Imposible que revolución alguna surja de la ignorancia. Lo
que tampoco se divulga y posiblemente se ignore es que el nombre de Colombia como pueblo y
luego Republica, como se llama hoy a la Nación hermana, se le debe a Miranda y ello por ese
mismo desconocimiento que aun tenemos de su Gran Proyecto Político. Sería muy bueno
averiguar cual fue su contenido y hasta donde aspiró llegar El Generalísimo con su basto proyecto
al cual le dio él tan extraño nombre de COLOMBEIA.

Raro es y sigue siendo ese nombre un tanto helénico de Colombeia, y muy desconocido también,
pero sabio y descomunal en su contenido y espíritu concebido por Miranda, para cuando se diera
el triunfo esperado de la independencia y libertad no de Venezuela solamente, sino que
contemplaba la unión de América Hispana toda, libre y poderosa aglutinara a las que habían sido
colonias españolas; esa era la medula existencial de su hermosa Colombia. Pero, no obstante a lo
que hoy conocemos sobre La Gran Colombia, la idea de Miranda se extendía aun más, y es lo que
muchos ignoran. Miranda ideo un extenso territorio integrado desde el Mississippi hasta el Cabo de
Hornos, idealizó una Republica de estructura Monárquica con un poder político administrativo muy
bien definido donde se combinaban un concepto muy amplio del mundo con integración y
principios muy autóctonos, muy criollos, muy nuestros. “La fuerza como aliada inseparada del
poder y unida a la justicia ya era una visualización jurídica y filosófica, por aquello de que la justicia
sin la fuerza siempre ha sido la impotencia. Por ello insistía en lo inevitable para todo pueblo que
aspirara la plena libertad, el asesoramiento de Filósofos que no perseguirían otros fines como no

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fuera la conquista plena de las libertades…”.De manera que a medida que pasan los siglos,
Miranda se agiganta, cuando conocemos que ese mundo amplio y total que él había conocido y
analizado, del cual logró acumular tantas vivencias, que retrató y escribió en su conocido diario, lo
deja a la posteridad como un legado indiscutible plasmado sobre catorce mil paginas estampadas
en su Colombeia.

Su Colombia o Gran Proyecto contemplaba la creación de una Monarquía, pero como una
Institución política ni remotamente perecida a lo que hasta entonces se entendía como tal; la
organización nueva y autóctona propuesta por Miranda estaba presidida por un jefe supremo que
se llamaría El Inca, ese gran estado o Republica se llamaría Incanato, y lo construirían varios
Poderes. El Ejecutivo representado por El Inca nombraría los Cuestores, Ediles y Censores
encargados en conjunto de la administración publica, el desarrollo comunicacional (caminos, ríos,
mares, lagos, etc.), el censo poblacional y la función mas interesante, que, la instrucción publica
unida a la cultura ancestral en atención a un principio que todo proceso revolucionario establece:
sin cultura no puede haber desarrollo progresivo y por consiguiente la revolución se estanca y
retrocede.

Otro poder sería el Legislativo de forma bicameral o dos Cámaras: una Alta Cámara de Caciques
que sería vitalicia y designada por el Poder Ejecutivo; la otra Cámara Baja o de los Comunes que
sería elegida por todos los ciudadanos con periodos de cinco años.

También habría una Alta Corte Nacional igualmente nombrada por el Poder Ejecutivo, luego los
jueces y los Comicios de Provincias. Estos conocimientos nos demuestran hoy día y después de
tantos años, que aquella primera Republica de 1811 sí perseguía un objetivo preciso y concreto, sí
tenía un proyecto factible y realizable muy nuevo y también totalmente revolucionario.

La religión a practicarse sería la católica pero la jerarquía del clero no dependería de Roma por
que sería regida y administrada por un Concilio provincial en el mismo Incanato.

Un inicial acuerdo del proyecto de Miranda fue conocido como Acta de Paris, y fue firmado por un
grupo de revolucionarios americanos del sur, Pablo Olvide, el peruano José del Pozo y Sucre y el
chileno Manuel José de Salas en el año 1797; y ese primer acuerdo de libertad e independencia
encerraba todo un cúmulo de ideas y principios que ya venían madurándose desde hacía muchos
años y esa Acta de Paris como pretendida materialización sería presentada a todos los pueblos
hispanoamericanos.

Aquella Acta contemplaba en el primer articulo de su texto como una declaración muy nueva y
revolucionaria: “Las Colonias hispanoamericanas, habiendo resuelto en su mayor parte proclamar
su independencia y asentar su libertad sobre bases inquebrantables, se dirigirá con confianza a La
Gran Bretaña, invitándola a apoyarlas en una empresa tan justa como honorable. En efecto, si en
estado de paz, y sin ninguna provocación Francia y España han favorecido y proclamado la
independencia de las colonias angloamericanas, cuya opresión seguramente no era tan
vergonzosa como la de las colonias españolas, Inglaterra no vacilará en colaborar con la
Independencia de las colonias de América Meridional, en momentos en que se encuentra
empeñada violentamente en una guerra contra Francia. Y ésta ultima mientras alardea de
reconocer la soberanía y libertad de los pueblos, no se avergüenza de consagrar, por los Art. II y
XV del Tratado de Alianza ofensiva y defensiva con España, la esclavitud mas absoluta de casi 14
millones de habitantes; y esto con un espíritu de exclusión tanto mas odioso, cuanto que afecta
proclamar para todos los demás pueblos de la tierra, el derecho incontestable de darse las formas
de gobierno que les parezca’’.

En éste orden continuaban diecisiete Artículos más donde se establecía lo que debía seguirse
como Proyecto Fundamental a llevarse a cabo, lo que hoy llamaremos un sueño transformado en
pesadilla pero que, indiscutiblemente, en su esencia, donde estuvieron plasmadas las bases y
fundamento de lo que vendría después. Y estas posibles realizaciones propuestas y divulgadas por
el inmortal hermano y revolucionario Sebastián Francisco de Miranda nos obligan a aclararle al

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mundo, que ésta fue la primera proclama de Independencia y Libertad que conocieron todos estos
pueblos del sur del continente.

En esa Acta de París se expresa muy bien todo lo relativo no solamente a la conformación de
Colombia como Monarquía criolla sino que establece claramente los compromisos que asumiría la
futura Republica en medio de una amplia visión de futuro opuesta rotundamente a cualquier
posible monopolio que pudieran pretender la Gran Bretaña o los EE.UU. Se celebrarían tratados
comerciales en términos que impidieran todo posible monopolio; y en cuanto al futuro de la
integración política, de primordial importancia, figurarían los antiguos Virreinatos de México, Santa
Fe de Bogotá o Nueva Granada, del Perú y del Plata, las colonias mas relevantes de toda la
América y también participarían las Provincias de Venezuela, Ecuador y Chile, así como otras
comarcas mas pequeñas; pero para esa futura integración sería preciso y necesario esperar hasta
que se hubiera cristalizado la libertad de toda América Meridional, luego se convocaría se
convocaría una Gran Asamblea o Congreso, indudablemente Constituyente, para que los
representantes de cada nueva República libre decidieran las regulaciones y disposiciones
definitivas para éste fin supremo en conjunto. Este Congreso o Gran Asamblea de América libre y
soberana propuesto por Miranda no podía ser sino el posterior Congreso Anfictiónico de Panamá al
que Bolívar convocó, trató de integrar y fue saboteado ya para entonces por el poderío del futuro
Imperio del norte y con una doctrina totalmente opuesta a la Mirandina o Bolivariana como fue la
de James Monroe, autor de la conocida doctrina que proclamaba América para ellos o para los
americanos…, pero los del norte.

Al referirme a éste momento histórico, me permito transcribir y con el permiso del buen amigo
Santiago Arconada Rodríguez, investigador, escritor y ensayista, un concepto muy suyo y también
desconocido e interesante extractado de su articulo publicado en el No 24 de la revista Question
titulado “Apuntes contra La Guerra” “Al gobierno de los EE.UU. le molestaba en grado sumo el
talante parejero con que Bolívar se refería a ellos, les irritaba profundamente su proyecto de país
con fronteras aun por descubrirse y consiguieron sin mucha dificultad tres traidores para abortar el
proyecto buscado en aquella Panamá de 1826. Fueron esos traidores Juan José Flores,
venezolano radicado en Quito, Francisco de Paula Santander, neogranadino, y José Antonio Páez,
venezolano. Con el apoyo de esos tres generales destacados guerreros de nuestra
Independencia, La Doctrina Monroe desmembró el sueño de Bolívar (originalmente contenido en el
proyecto de Miranda) hasta que produjo los cinco países que, según aprendimos en primaria,
habían sido liberados por la espada de Bolívar: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

Panamá no existía como Republica ya que esa fue una comarca que perteneció al territorio
colombiano hasta que en 1903, los EE.UU. deciden participar de la construcción del canal
transoceánico en ciernes, el imperialismo norteamericano inventó a Panamá como Republica, y
también le organizo e inventó su Independencia de lo mas patriótica respecto de la de Colombia de
ese entonces, que después de haber sido La Republica de La Nueva Granada, desde 1830 a
1.863, cuando la Nueva Granada decide asumir el enaltecedor nombre de Colombia.
Como vemos, la jugada la han ensayado varias veces y nunca les ha salido mal. Pero puede ser
que los tiempos estén cambiando, y que ésta vez les salga el tiro por la culata y en vez de mas
países quedemos menos: el de ellos y el de América Latina, o de Indias como fue llamado alguna
vez”.

Este comentario del amigo Arconada Rodríguez me luce muy actualizado e interesante y nadie
debe dudar que así debió suceder porque también todos conocemos hoy en día a esos tres
Generales de la Independencia a quienes sus hechos acreditan como capaces de cualquier vileza.
Así también extraña con un dejo de profundo desengaño, que en esa hoy Republica de Panamá
hayamos visto recientemente celebrando esa “nueva” y nefasta Independencia, hecho innoble y
aberrante que toda América y el Mundo presenció; a esa Presidenta ya depuesta invitando para
tales eventos y que muchos países asistieron allá para conmemorar semejante traición ante lo cual
habría que preguntarse, ¿Cuál es la Independencia que conmemoran los Panameños? O,¿ acaso
no fue Bolívar con la muy conocida Batalla de Boyacá cuando La Nueva Granada logró su
Independencia? ¡Que serviles! Es lo único que se me antoja decirles a esos panameños del

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presente gobierno y a su Presidenta de actuaciones grises que ya deja ¡por fin¡ solo un sabor
amargo. Y ese nuevo país de América Latina o, de indias, como lo sugiere el escritor amigo
Santiago Arconada Rodríguez, es muy posible que se pueda lograr, si la voluntad no desmaya y
las fuerzas se aglutinan.
Volviendo a Miranda tenemos que decir, que ya para finales de ese siglo XVII la situación mundial
había dado un vuelco total, Inglaterra ya no estaba en condiciones políticas de brindar apoyo
alguno a las colonias españolas sino que muy al contrario se dio a la tarea de torpedear el proyecto
que Miranda le entregara al Ministro William Pitt y a quien le pareció sumamente interesante su
contenido y por lo que le exigió a Miranda se lo dejara para estudiarlo mejor. Al respecto, después,
comento Miranda: “Jamás tuve mas respuesta sobre el asunto del Ministro Pitt, como tampoco
recuperé aquel documento sumamente interesante”.

A partir de aquel momento la situación se hizo muy confusa para el Miranda alma y nervio de
aquel colosal proyecto, sin embargo no se rinde, como no se había rendido nunca, ni se rendiría
después. Su permanencia en Londres se le torna interesante y debe aprovecharla como solamente
él sabia hacerlo. Su sueño y anhelo es la libertad de América, es ver nacer a su Colombia unida,
grande, libre y soberana.

A estas alturas de su vida cuando jamás se podría considerar un viejo con apenas 48 años de
edad y muy convencido también que el es el único que puede encaminar su descomunal proyecto,
organiza sus ideas cual vivero que pronto debe germinar cosechas de dignidad que calmen el dolor
de su pueblo. De él había sentenciado Napoleón el más acertado de los juicios que sobre
personaje alguno se podía lanzar: “A ese hombre le arde en el pecho el fuego sagrado del amor a
la libertad”, de manera que no era un Don Nadie y de ello el noble Caraqueño estaba convencido.
Así, persuadido de su sagrado ideal de justicia y libertad, le agrega a sus virtudes de hombre libre
y de buenas costumbres la condición de hermandad como una virtud mas, de cuya suma surge un
nuevo adjetivo que se agregaría al diccionario mestizo de América como Americanizad.

Ese es el preciso momento cuando funda o levanta columnas a la gloriosa Logia La Gran Reunión
Americana, hermandad netamente revolucionaria fortalecedora de la lucha emancipadora de
América. Lo que no lograron los políticos y militares ingleses, como tampoco los franceses que
alguna vez se interesaron en la propuesta Mirandina, ni tampoco los norteamericanos con quienes
también trató sobre lo mismo, lo logró el Gran Arquitecto del Universo, porque, indudablemente, la
Emancipación Americana es obra de los apóstoles que salieron de aquellas Logias de Londres y
de Cádiz cuyo guía y asesor les iluminó el camino.

Esa célula revolucionaria que luego se extendió por toda América como una inmensa red
conspirativa tuvo como todo proceso revolucionario un Líder que lo encaminó, y ese no fue otro,
sino Sebastián Francisco de Miranda, aquel mismo caraqueño nacido en 1750 en La Sultana del
Ávila.

En aquella gloriosa Logia La Gran Reunión Americana de Londres se estableció como juramento
cotidiano con la mano derecha sobre el Ara de la Cámara la siguiente sentencia: “Nunca
reconoceremos por gobierno legitimo de nuestra patria, sino aquel que sea elegido por la libre y
espontánea voluntad del pueblo; y siendo el sistema republicano el mas adaptable al gobierno de
las Américas, propondremos, por cuantos medios estén a nuestro alcance, a que los pueblos se
decidan por él”.

En aquel semillero de ideas y principios de Londres que Miranda comenzó a abonar en 1798,
germinaron como buenas semillas y dieron frutos de gloria un 19 de abril de 1810 en Caracas, un
25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, 20 de julio de 1810 en Bogotá y un 18 de septiembre de
1810 en Santiago. Años después, el 22 de junio de 1826, Bolívar convoca al Congreso Anfictiónico
de Panamá. Con una representación muy pobre donde Chile no envió representantes, los de
Bolivia tampoco llegaron, las provincias del Río de La Plata se abstuvieron, como tampoco los
envió el Brasil; los EE.UU, quienes también fueron convocados al magno evento, designaron como
su representante al Ministro “Colombiano” en Washington pero sujeto a una condición a su favor y

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antojo, siempre y cuando los puntos que se trataran fueran compatibles con su neutralidad.
Neutralidad que expusieron como pretexto para oponerse al ya preparado proyecto de Bolívar en
cuanto a su expedición ya planificada para liberar a Cuba y a Puerto Rico de la dominación
española. Pero tampoco aceptaron la propuesta del Congreso Anfictiónico investido con poderes
para decidir las controversias entre los estados americanos o para regular su conducta. Ya desde
entonces quisieron imponer su voluntad y decisiones, y fue ante esa manifestación de estado
prepotente y arbitrario que el Libertador se vio en la necesidad de manifestar aquel contundente
juicio que ha quedado como un estigma de desgracia para la historia: “Los EE.UU. parecen
mandados por la Providencia para plagar de hambre y miseria a los pueblos del sur del continente
en nombre de La Libertad”, los gringos de hoy dicen en nombre de la democracia pero siguen
siendo los mismos musiúes con modernas pipas. Todo aquel hacer constante logrado después de
mas de veinte años de luchas, guerras y desvelos fue el mismo proyecto Mirandino que él no
alcanzó a presenciar pero que aun hoy está vivo en el recuerdo y en la mente de todo éste
continente. Y ese puño de espadas que anda caminando por América Latina, no es solamente la
de Bolívar, juntas andan las de Miranda, la de San Martín, la de O’Higgins, la de Sucre, la de José
Marti, la de Benito Juárez la de Urdaneta, la de Anzoátegui, la de Zamora, las de esos muy leales
y valientes que nunca traicionaron a su patria ni falsearon los principios supremos de la revolución
que aún hoy aspiramos coronar, como debe suceder.

Miranda el Maestro y sus lecciones por más de un siglo extraviadas


El grado de Maestro es el mas sublime en la escala pedagógica de la vida de un hombre pero el
grado de Maestro de Libertadores sería la máxima escala que exalta la personalidad de Líder
alguno en todo el acontecer mundial; y en la docencia de la pedagogía política tal distinción es
reservada al mas destacado Maestro que crea las tesis fundamentales de la historia de los
pueblos. Un grado que lo hace merecedor de una aureola que lo identifica como un ser superior.

Sin embargo, ese desconocimiento, marginalidad y subestimación a donde muchos han pretendido
relegar al muy conocido Generalísimo no se origina en 1812 cuando se pierde La Primera
Republica ni es producto tampoco de su forzada no participación en la guerra de nuestra
Independencia, las causas hay que desenterrarlas mucho mas atrás cuando fueron ejecutadas por
los mismos que lo calumniaron y quienes ahora lo entregan al enemigo y lo mas triste, no al
enemigo de Miranda sino a los enemigos de toda la provincia y de América entera.
¿Y quienes fueron aquellos personajes? “los mismos” del ayer distante que vejaron a su padre y
precipitaron la salida de Caracas del entonces joven Francisco 1771. Fue la misma gente y
similares mantuanos que luego figuraron en La Primera Republica pretendiendo llamarse
revolucionarios. Esa misma Republica que intentó crear una patria pero bajo tan adversas
circunstancias y protagonistas utópicos resultó la negación del proyecto, como lo estimara Miranda,
y como producto de tal pretensión solo se logró que una “Patria Boba” como algunos la calificaron
después.

Indudablemente que todos estos motivos, unidos al gran rencor ancestral propician tantas
calamidades padecidas por la naciente republica, así como el extravío del valioso diario y de
muchos otros documentos donde estuvo plasmado todo ese proyecto de Republica Grande y de
revolución tan hermosa como necesaria para todos nuestros pueblos del sur del continente.

O, ¿acaso la perdida o extravío de su archivo personal fue un caso fortuito producto del gran
enredo del momento? ¿O fue una situación inducida y propiciada por alguien? ¿O por quienes?
Estas son unas de las tantas interrogantes invalorables para encontrar verdades y confiscar otras
tantas calumnias levantadas contra “El Libertador de Libertadores” a quien muchos insisten en
llamar El Precursor. De suma importancia y de gran interés por conocer también, es como lograron
salvarse los interesantísimos documentos personales de Miranda, sobre todo su invalorable diario.
Páginas con las mas autenticas y genuinas memorias que lo identifican y definen en todo el
acontecer de su dinámica y extensa vida. Fue ésta su tarjeta de presentación ante el mundo, y de
manera especialmente concreta para todo el Continente que él llamó colombiano. Y todo el
proyecto que fue su Colombia, llámese su patria grande, con la intención de divulgarlo y darlo a
conocer como sus muy personales documentos, valió su memoria y recuerdos, y porque no, ¿su

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inventiva?... Y a todo lo por él escrito sobre aquella su patria grande lo llamó COLOMBEIA como
el nombre de sus sueños. Se ha de entender que quienes dudaron de la integridad de Miranda
juzgándolo como traidor y ladrón son los mismos que lo entregan cual vulgar delincuente al más
criminal y vil de los esbirros peninsulares, al Capitán de Fragata Domingo de Monteverde, el mas
nefasto, abominable y falso oficial español que llegara a nuestra tierra. La mayoría de sus doce
captores y los otros escondidos en la tétrica noche, ni remotamente conocían la trayectoria de
aquel hombre que conducían a la muerte, y tampoco de su basto proyecto, y menos de lo grande
de su ideal Revolucionario, ninguno supo cuando en 1.809 dejo escrito: “Yo soy y seré
perpetuamente, acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra
América, cuya honrosa causa defiendo y defenderé toda mi vida; tanto porque es justa y necesaria
para la salvación de sus desgraciados habitantes, como porque interesa además en el día a todo
el genero humano”.

Todo cuanto se diga y se publique sobre la vida y la obra de éste inmortal venezolano y sobre lo
que hoy conozcamos sobre su descomunal Colombia, que muy bien hubiera sido también nuestra,
se encuentra plasmado en su Colombeia, y no dudamos sus hermanos, en reconocer que fue obra
del Gran Arquitecto del Universo, que se lograran salvar tan monumentales documentos. Porque
en otra consideración habría que decir que fue un milagro, pero tanto para Miranda como para
nosotros, ésta causalidad es inexistente. Indudablemente que al indagar la tragedia del fin de su
vida, sobre el extravió de sus memorias y tantas otras vicisitudes, tenemos que concluir que al
recuperarse sus documentos, diario y memorias, reivindicamos también su inmortal prestigio, su
gloria y sus aportes a la libertad de todos estos pueblos del sur del continente que hoy son
nuestras patrias.

Tengamos muy presente que durante más de cien años se ignoró la suerte del archivo de Miranda.
Durante más de un siglo se creyeron perdidos sus documentos de los cuales nunca se había
separado el Generalísimo y trajo a Caracas en 1810 cuando fue llamado por Bolívar.

Esa nefasta tarde del 30 de julio de 1812 su archivo fue enviado junto con su equipaje al bergantín
ingles Sapphire anclado en La Guaira, en el cual viajaría de no haberse producido la traición y
entrega al enemigo común. Hay que destacar también como información de destacada
importancia, que el Generalísimo se hizo acompañar siempre, de una persona de su extrema
confianza, ahora ese leal amigo de su entera confianza era el francés Antonio Leleux; personaje de
extraordinario valor en la salvación de los archivos de Miranda, y en cuanto a otros aportes de
elevada consideración en beneficio de la causa. Este consecuente amigo, es otro de los grandes
ignorados en las páginas de nuestra historia. Y extraña que éste ilustre desconocido desconocido
por la mayoría de los venezolanos fue el encargado de conducir sus pertenencias a bordo de aquel
barco, según le indicó su jefe amigo y según atestigua una carta publicada por José María Rojas
en el tomo XXIV de la 1ª edición del Archivo de Miranda. Esa carta especial la dirige el General
Carlos Soublette, oficial asistente del Generalísimo, al ciudadano Antonio Leleux el 30 de julio de
ese mismo año 1812, vale decir el día desgraciado en hora muy temprana dice: “Mi querido Leleux:
el general me manda te escriba recomendándote de nuevo que sus papeles y mapas que están en
los cofres en Caracas, los empapeles bien y los hagas trasportar inmediatamente a La Guaira y
remitirlos en el bergantín Guasón (el Sapphire) que está próximo a hacerse a la vela para
Curazao; que estos los dirijas y recomiendes a La Casa Robertson y Bella, con particular encargo
para que los conserven en su poder; sería necesario que pases tu mismo a La Guaira para que
todo esto se ejecute con el mayor arreglo y seguridad, como asunto que tanto le importa.
Procederás igualmente a encajonar los libros que quedaron en Caracas para remitirlos en otra
ocasión si fuese necesario”. Este mensaje a su asistente evidencia claramente que Miranda
presentía lo que sus adversarios estaban tramando, o ¿sería una de sus premoniciones tantas
veces vividas y donde pudo haber experimentado un especie de resignación del hombre rodeado
de enemigos?

El Capitán del Buque, le exigió el abordaje esa misma noche se negó a tal exigencia y decidió
participar de esa ultima cena de la que todos los grandes hombres han participado como para
cerciorarse de la presencia de quienes habrían de traicionarlo. De Miranda, de quien tantas cosas

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no se han dicho ni se han hecho, tampoco ha habido un pintor que plasme en un lienzo esa última
cena que en poco o mucho se asemeja a la muy conocida de Jesús de Nazaret. Triste y lastimoso
que estos últimos episodios de su vida no haya logrado registrarlas en su diario. Que interesante
hubiera sido que él mismo describiera tan trágicos momentos y, sobre todo hubiera identificado y
descrito a aquellos personajes que con él se sentaron en un comedor Guaireño para participar de
tan falsa tenida, y a quienes, también como Jesús y como Bolívar luego, llegaría a perdonarlos
porque no sabían lo que estaban haciendo. Esa noche el Venerable Maestro cual Hiram
americano, fue fácil presa de sus compañeros traidores, ya no para sacarle un secreto sino para
eliminarlo del equipo.

Es muy posible que en esa ultima noche a la luz de las estrellas sobre el mar y al conticinio de la
madruga, lograra describir lo sucedido en esa cena, y también es factible que tales notas las
lograra escribir y se perdieran en aquel laberinto sin poderlas agregar a su archivo distante como
se ha de suponer, o que también se apoderaran sus captores de todas sus otras pertenecías que
portaba para el momento como cosas ligeras que se llevan al viajar.

Muchas debieron ser las cosas y objetos desaparecidos por sus captores, porque la envidia, los
odios y el rencor eran tantos que así se ha de presumir. Por otra parte también hay que resaltar
que Miranda todo cuanto le interesaba, todo cuanto le pareciera raro o anormal, lo escribía, y
¿cuántas cosas no debieron parecerle anormales y muy raras esa noche en compañía de
semejantes adversarios?

Ayer los mantuanos oligarcas criollos entregaron al mas grande hombre nacido en todo el Nuevo
Mundo al mas sanguinario de los realistas españoles y, como por mera coincidencia, la historia se
repite hoy día cuando la misma oligarquía pretende entregarnos al mas poderoso imperio de la
tierra; solo que ahora Miranda se ha hecho pueblo y ahora no es un solo el Miranda a entregar.
Son millones los Mirandas transformado en pueblo y que se ha hecho invencible.

Su asistente Leleux cumplió aquel mandato con la mayor precisión, celo y esmero sobre tan
estimado y valioso tesoro. La representación ante la historia futura de cuarenta años de nobles
acciones en todo el mundo, de sueños, proyectos y desvelos, y así como lo exigió el Generalísimo,
todos sus documentos fueron entregados a su destinatario: La Casa Robertson. Y hoy a la
distancia y después de conocer la noble acción del fiel amigo, el francés Antonio Leleux, es cuando
podemos valorar la trascendencia de éste personaje francés en momentos tan críticos y el inmenso
servicio que prestó a Miranda y al mundo posterior al salvar sus memorias.

Estaríamos muy lejos de conocer la gran importancia del Proyecto del Generalísimo de no haber
contado con su archivo, que eran muchos los interesados en que sus documentos se perdieran;
por ello debemos ser unos convencidos que al hablar y tratar sobre tan interesantes documentos
del Gigante de la Libertad, no podemos dejar de mencionar al francés Antonio Leleux con quien
éste pueblo aun está en deuda. Pero así son las cosas, y con la gratitud, la mas hermosa de las
virtudes, tampoco hemos cumplido, aunque en muchos lugares de nuestros pueblos se le han
erigido monumentos y estatuas a quienes menos lo merecen. No será un escándalo decir que allí
al lado de la Iglesia de Santa Teresa en Caracas hay una estatua a un demócrata del norte, no
inmerecida talvez, pero hay otros que deben ser los primeros.

En Maracaibo, como caso poco raro, existe una estatua en una amplia plaza que lleva el nombre
“Reina Guillermina” y yo me pregunto, ¿Qué haría esa Señora en nuestro favor? ¿En bien de
nuestro pueblo como no fuera contribuir a apoderarse del Esequibo? ¿Y de tantos otros atropellos
a muchos pueblos hermanos? Pero allí mismo en Maracaibo hay otro monumento, uno a Alonso de
Ojeda quien, supuestamente, descubrió el lago ya descubierto al decir de Eduardo Galeano en su
muy conocida obra “El Descubrimiento de América que Todavía no fue”. Este aventurero español
con una comparación burlona, sarcástica, pretendió asemejar una ranchería muy humilde de
nativos sobres estacas burdas y toscas palmas levantadas a orillas del lago, posiblemente bajo los
efectos etílicos del vino que nunca les faltaba, vieron una semejanza entre aquellos míseros
ranchos con la esplendorosa Venecia. Tan aberrante comparación dio origen a éste nombre de

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Venezuela, o ¿qué burla verdad? Me pregunto yo y le pregunto a todos, y lo mas desconcertante,
que hasta ahora a nadie se le ocurrido estudiar o criticar tal acción del conquistador usurpador,
porque cambiar el nombre seria una imposible pretensión. Yo pido perdón a mis compatriotas y les
ruego me disculpen pero, sin que me quede nada por dentro, como decía Carlitos González, el
buen narrador deportivo, hubiera preferido cualquier otro nombre mas original y criollo y no se
piense que reniego de mi patria, sino del absurdo nombre y de quien nos lo respetó sin consulta ni
consideración por nadie. Nos ha gustado tanto que hasta ahora lo hemos soportado y al parecer
nos agrada. Y sobre éste nombre sin gracia ni significación hay que decir otras cosas ubiquémonos
en la ultima Asamblea Constituyente cuando legitimó el absurdo nombre al preguntarle, quizás, a la
conciencia transformadora y revolucionaria de los constituyentistas, ¿qué es Venezuela? ¿De
dónde sacaron este nombre? ¿De dónde salió este pueblo?. Nosotros, por supuesto si sabemos
quienes somos y de donde venimos, pero ¿y el resto del mundo?. Los venezolanos de esa magna
Asamblea Constituyente legitimaron tal nombre, al menos le pusieron apellido de legalidad y a
aquella Republica un tanto escueta le dieron su legítimo nombre de Bolivariana, de cuna del Gran
Libertador, para que se sepa quienes somos y de donde venimos. Pero la desgracia llegó a tales
extremos que en el muy breve reinado de Carmona y su jauría de apátridas, de un solo tajo, le
eliminaron la legalidad de su nombre y de su origen Bolivariano. ¡Que desgracia hubiéramos
sufrido si permanecemos un poquito más en semejantes manos! Y de paso les pareció un peligro
el cuadro del insigne Libertador fijando su mirada escrutadora sobre todo cuanto hacían; y de
inmediato se ordeno, por no se sabe que indigno y bastardo hijo mal habido, retirar aquella figura
que les causaba temor.

El cuadro con la figura de El Libertador fue a dar a un oscuro depósito de checheres del Palacio.

Al haber mencionado a Eduardo Galeano y su obra, debo decir, por si es ignorado este escritor
Uruguayo, que fue él quien escribió una obra famosa y divulgada en todo éste continente, llamada
“Las Venas Abiertas de América Latina”, y que posiblemente, es su obra mas conocida. Sin
embargo para referirme a un hecho de mucha actualidad, muy criticado por las mayorías, como fue
el derribo de la estatua de Colón en los Caobos en Caracas, yo quiero referir una nota de Galeano
publicada en la pagina 119 de esa obra , “El Descubrimiento de América que Todavía no fue“ :
Hacía cuatro años que Cristóbal Colon había pisado por primera vez las playas de América,
cuando su hermano Bartolomé inauguró el Quemadero de Haitianos, para entonces nativos, algo
espantoso y también el primer genocidio brutal e inhumano practicado en tierras que ellos
desconocían. Seis indios condenados por sacrilegio, ardieron en la pira. Los indios habían
cometido sacrilegio porque habían enterrado unas estampitas de Jesucristo y otra de La Virgen.
Pero ellos las habían enterrado para que esos nuevos dioses hicieran mas fecunda la siembra del
maíz, y no tenían la menor idea de culpa por tan mortal agravio.
Ya se ha dicho que en 1.492 América fue invadida y no descubierta, porque previamente la habían
descubierto, muchos miles de años antes, los indios que la habitaban. Pero también se podría
decir que América no fue descubierta en 1.492 porque quienes la invadieron no supieron, o no
pudieron verla.

Si la vio Gonzalo Guerrero, el conquistador, y por haberla visto murió de muerte matada. Si la
vieron algunos profetas, como Bartolomé de Las Casas, Vasco de Quiroga o Bernardino de
Sahagún, y por haberla visto la amaron y fueron condenados a la soledad. Pero no vieron a
América los guerreros y los frailes, los notarios y los mercaderes que vinieron en busca de veloz
fortuna y que impusieron su religión y su cultura como verdades únicas y obligatorias. El
cristianismo, nacido entre los oprimidos de un imperio, se había vuelto instrumento de opresión en
manos de otro imperio que entraba en la historia a paso avasallante. No había, no podía haber,
otras religiones, sino supersticiones e idolatrías; toda otra cultura era mera ignorancia. Dios y el
hombre habitaban Europa; en el Nuevo Mundo moraban los demonios y los monos. El día de la
raza inauguró un ciclo de racismo que América padece todavía. Muchos son, todavía, los que
ignoran que allá por 1.537 el Papa decretó que los indios estaban dotados de alma y razón.

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Ninguna empresa imperial, ni las de antes ni las de ahora, descubre. La aventura de la usurpación
y el despojo no descubre: encubre. No revela: esconde. Para realizarse, necesita coartadas
ideológicas que conviertan la arbitrariedad en derecho.

En un trabajo reciente Miguel Rojas-Mix advertía que Atahualpa fue condenado por Pizarro porque
era culpable del delito de ser otro o, lisa y llanamente, culpable de ser. La voracidad del oro y la
plata requería una mascara que la ocultara; y así Atahualpa resultó acusado de idolatría, poligamia
e incesto, lo que equivalía a condenarlo por practicar una cultura diferente”.

Yo he confrontado problemas con mi posición frente al llamado descubrimiento desde muy joven.
Ya en las aulas del Liceo discutía con pasión aquellas recordadas leyendas, la negra y la dorada
con respecto a lo que España nos legó, y para mi los que defendían esa leyenda rosada, estaban
mintiendo porque con semejante posición pretendían seguirnos engañando. Estaban y aun están
fuera de toda realidad americanista. Que si España nos trajo la lengua castellana, que nos inició en
el catolicismo y que hasta nos hacen participes del Siglo de Oro como herederos de aquella cultura
esplendorosa. Pero al respecto hay que decir que nunca fuimos descubiertos, porque es ahora
cuando América comienza a decubrise a si misma. ¿Que nos dieron una lengua? Eso es muy
discutible, porque ya para entonces todas nuestras tribus, todos nuestros pobladores se entendían
y comunicaban muy bien, y no solamente hablaban una lengua, sino que también la escribían. Lo
de una religión aquí sembrada a costa de sangre y crímenes, talvez no nos hacia falta aquella
creencia en otros Dios, porque también lo teníamos, y con nuestros Dioses nos entendíamos muy
bien, en paz y sin feroces castigos, como ya hemos visto y seguiremos viendo. Y si llegamos al
siglo de oro, yo considero que los mayas, los aztecas, los muiscas y tantas otras tribus con su
cultura valiosísima, fue mucho lo que aportaron a la civilización de entonces, y que aun le siguen
aportando. De manera que no nos beneficio mucho el tal descubrimiento.

Yo me aferré entonces, y aun sigo defendiendo lo negativo que fue para todo el conglomerado
latinoamericano, la llegada del blanco español a nuestras costas y por consiguiente me abstengo
de hacer algún reconocimiento a tales personajes y menos aun a un a Colon aventurero que no
supo ni a donde había llegado. Así mismo, a quienes vinieron después en sucesivos e incontables
viajes a esta América, sin dejar de incluir, por supuesto, a ese otro aventurero llamado Alonso de
Ojeda a quien los zulianos le rinden homenaje al haberle levantado un monumento, allá en la parte
alta del Milagro en Maracaibo, con una monumental estatua y su mirada dirigida hacia ese lago,
que él fue el primero en contaminar. Para mi, República de La Guaira, EE.UU del Sur, República
de Maracaibo o cualquier otro nombre mas autóctono y criollo, nos hubiera identificado mucho
mejor que éste a manera de burla por parecerse aquellos ranchos humildes de las riberas del lago
a la monumental ciudad de Venecia, con monumentos de mármol, hermosos canales y bellas
góndolas para surcar sus canales, ciudad ésta que tampoco merecía tal degradación.

Pero los conquistadores nos engañaron ayer y esa historia mal contada en todos estos 500 y más
años de mentiras y falsos ídolos aun continúa subsistiendo, porque al parecer nuestro continente
aun sigue poblado por monos e ignorantes.

Volvamos a los valiosos Documentos de Miranda.

Indudablemente que provenientes de donde y de quien venían tales documentos, fueron retenidos
digo yo, y no confiscados como se pueda pensar, por el gobernador ingles de Curazao, un Sr.
Hodgson, quien los examina minuciosamente y al detectar su gran importancia, oficia de inmediato
al Ministro Ingles de Guerra, Lord Bathurst, pidiéndole ordene que hacer con aquellos documentos
y enseres personales de Miranda. El Ministro ordena enviar todo el archivo a Londres y en 1.814
los papeles de Miranda llegaron a manos del Ministro británico. El Lord decide entonces con
mucha responsabilidad por conocer la figura y personalidad de Miranda, garantizar la existencia de
tales documentos y papeles salvados de la voracidad española y en los cuales se mencionaba en
múltiples oportunidades a valiosos personajes de la vida política, social y cultural Inglesa, y los hizo
guardar con extrema seguridad y mucho celo en su casa de campo en Gloucestershire, Inglaterra.
Allí permanece el archivo de Miranda durante más de un siglo, ignorados por todo un mundo y para

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muchos, dados por perdidos. Otro dato o aspecto misterioso e intrigante es, como se enteró el
Gobernador de Curazao, ¿es de la llegada de los documentos y archivos de Miranda a esa Isla?
Quien de inmediato los retiene muy celosamente. Misterios, misterios, muchos son los misterios e
intrigas en la vida del valioso personaje que no se han logrado descifrar.

Sin embargo alguien se entera de la existencia y paradero de los Documentos de Miranda, y ese
alguien fue el Marques de Rojas, y en su muy conocida obra revela la existencia de 62 tomos de
sus papeles y documentos. Pero ¿quien le pudo informar al Marques tales datos? Posiblemente la
misma fuente que conoció otros documentos que revelaban los sucesos de esos años de 1811 y
1812 pudo obtenerlos, y para guardar semejante secreto con tanto celo e interés no podía
considerarse a otro que al hijo mas conocido del Generalísimo: Leandro Miranda, quien residió por
muchos años en Paris y siempre estuvo detrás del archivo de su padre. Pero aun persiste la
interrogante de cómo logra enterarse Leandro Miranda de la existencia y lugar donde se
encontraba el archivo paterno. Nos volvemos al año de 1812 y a aquel personaje asistente del
Generalísimo, que envió su archivo y demás documentos a La Casa Robertson: Antonio Leleux y
quien logró escapar de la Guaira después de la aprensión de Miranda. Según revelaciones
posteriores sobre aquel francés, Leleux, logró salvar otros papeles de mucha importancia evitando
su confiscación, porque era el único que podía saber a quien los había enviando y lo informó al hijo
de Miranda en Francia. Indudablemente que en éste encuentro de los dos personajes mas ligados
a la vida del compatriota y Generalísimo, Leleux debió hablarle de los otros papeles contenidos en
aquellos cofres que él hizo llegar a La Guaira y luego a Curazao en el bergantín Sapphiro y que él
mejor que nadie, sabia que había embalado 63 tomos, uno mas de los anunciados por el Marques
de Rojas, entregados a su destinatario y luego pasados a manos del Ministro Ingles. Cuando
Leleux escapa de La Guaira en aquellos momentos de peligro, de acoso y persecución, debió ser a
Curazao a donde se dirigió de momento, y como se ha de suponer, él se entero donde llegaron los
baúles por él embalados en Caracas. Sabía de su existencia, pero desconocía su paradero final.
También se deduce por lógica presunción que la única persona que conocía los archivos por
haberlos tenido en sus manos y haberlos embalado y también haberse empapado de ellos porque
muchos debió leer, fue quien se lo revelo a Leandro Miranda, y éste, posiblemente lo reveló al
historiador Rojas. Lo cierto es que por una u otra razón estos documentos de Miranda logran
recuperarse y posiblemente llegan a manos del Marques de Rojas y luego a través de
negociaciones a manos del Presidente de Venezuela para entonces Lic. Juan Pablo Rojas Paúl.
Esta es una versión, porque como veremos hay otras. Lo que también es muy cierto sobre los
valiosos y tantas veces extraviados documentos de Miranda, es que se encuentran rodeados de
una alta dosis de misterio, sin que en esos misterios se incluyan los tantos secretos de La Orden
que el Generalísimo profesó y practicó toda su vida. Por ello quienes participamos de los mismos
principios de justicia, igualdad y fraternidad como los practicó el Poderoso Hermano Sebastián
Francisco de Miranda, aceptamos que en toda ésta trama debió participar la acción protectora del
Gran Arquitecto del Universo al haberse logrado que éste valioso legado se mantuviera a salvo,
acá, en su amada Caracas. Y que si no hemos encontrado sus cenizas, si tenemos esta
invalorable joya que es parte esencial de su existencia.

Como hemos comprobado ya la aparición y existencia del archivo del Generalísimo Sebastián
Francisco de Miranda con la satisfacción de que estos no se hubieran extraviado, desaparecido o
destruido siendo evidentemente documentos de papel y escritos a mano, y sean papeles que
fácilmente se han podido quemar, mojar o humedecer, y que se encontraron intactos gracias al
esmero y cuidado que tuvo Leleux al embalarlos con tanta delicadeza en evitar posibles daños,
veamos ahora donde se encuentran estos invalorables documentos, como todos debemos
conocer.

Caracciolo Parra Pérez expone muy claramente en carta dirigida al Sr. Ramón David León, director
del diario La Esfera de Caracas el 31 de agosto de 1941, y publicada en ese mismo diario el 2 de
septiembre del mismo año en relación con el archivo de Miranda, y expresa: “Quisiera, al propio
tiempo, exponer una vez mas la verdad verdadera sobre la compra por el gobierno de Venezuela
del Archivo de Miranda. Hacia yo copiar en Londres ciertos documentos relativos a la historia de
Venezuela, que utilicé en parte para escribir un libro y cuya colección regalé a La Academia

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Nacional de la Historia, con cartas halladas en diferentes departamentos del “Public Record Office”
de Londres, con lo que logré formar un expediente demostrativo del envió a Inglaterra de los
papeles de Miranda por el General Hodgson, Gobernador Británico de Curazao, y expediente que
fue publicado mas tarde en el diario El Universal de Caracas. Convencido de que el archivo de
Miranda debía encontrarse en Londres, hable de ello con el Sr. Stamp, director del Public Record
Office, y quien me informó que el Prof. William Robertson había tenido la ocasión de consultar en
la biblioteca de Lord Bathurst en el Castillo de Cirencester, algunos documentos concernientes a
Miranda.

Escribí a Lord Bathurst, exigiéndole me permitiera ir a examinar los documentos. El Lord accedió a
mi solicitud, pero como entretanto debía yo volver a Berna donde representaba a nuestro gobierno,
pedí a Alberto Adriani, quien se encontraba en Londres, que fuera con carta mía a Cirencester y
viese los documentos, lo cual hizo Adriani con prontitud y eficiencia. Cuando murió Alberto Adriani,
inesperadamente muy joven, alguien le atribuyo el descubrimiento del archivo de Miranda y se trató
de lanzar la especie mal intencionada de que yo había robado el merito a aquel discreto y eficiente
joven compatriota, quien habría sin duda reído al verme llamado ladrón de su hallazgo y en tal
sentido me escribió una de esas cartas que afectuosamente conservo como una reliquia y
recuerdo de tan noble amigo y que él acostumbraba firmar: “Su fiel Molini” en recuerdo
precisamente del secretario de Miranda.

Vuelvo de nuevo a Londres, logré que Lord Bathurst enviase los documentos al “Public Record
Office” al cuidado del Sr. Stamp en cuya compañía los examine con calma y sumo interés. Por
intermedio de éste discutí con el propietario o poseedor, el precio de los papeles que quedó fijado
en Tres Mil libras esterlinas. Me dirigí entonces al general Juan Vicente Gómez y al Dr. Pedro
Manuel Arcaya Ministro de Relaciones Interiores, para que autorizaran la adquisición y me
enviaran el dinero. Acogieron ellos sin retardo mi petición y pude llevarme el archivo a Paris, de
donde lo expedí al Dr. Arcaya en Caracas. El Dr. Escalante entrego en mi nombre el cheque a Lord
Bathurst y la operación quedo finiquitada. Ninguna otra persona intervino en esta transacción.

“Así sucedieron las cosas, y aunque estos pormenores pertenecen a la llamada pequeña historia,
he querido darlos a conocer por circunstancias de ser quizás Miranda el personaje histórico del
cual se hayan dicho más mentiras”.

De ahí, pues, “la verdad verdadera” según expresión del propio Parra Pérez, sobre la negociación
que permitió al Gobierno de Venezuela adquirir el invalorable archivo de Miranda. Este se
encuentra hoy en una sala de La Academia de la Historia, depositado en un arca de mármol,
bronce y cristal, guardados amorosamente como lo que es: una joya del tesoro histórico de la
Nación. Su nueva divulgación va a permitir actualizar y poner de relieve, sin retórica alguna, solo
con la autoridad de su testimonio autentico, la ingente figura del “Libertador de Libertadores” de la
Independencia del Continente Iberoamericano. Para mi y posiblemente para muchos, ésta versión
del Dr. Parra Pérez es la mas acertada y veraz de cuantas existen y demuestran la existencia
asegurada del valiosísimo archivo de Miranda.

Volvamos al año de 1812, a La Capitulación Incumplida y a la entrega de Miranda al enemigo.-


Pero volvamos un tanto más a aquel año desgraciado de 1812 y a la tan comentada capitulación.
Miranda como ningún otro venezolano del momento creyó que Monteverde respetaría la
capitulación por ellos firmada, sabía muy bien que estaba tratando con una de las tantas crápulas
que La Corona española mandó a las colonias a someter a los insurrectos criollos. Así como
también era un convencido que la mayoría de los integrantes de aquella Primera Republica, su
entorno de mantuanos caraqueños, estaba conformada por líderes de papel en su inmensa
mayoría. ¿Con quien contaba entonces el Generalísimo? Esa fue su gran tragedia. Lo que
posiblemente no llegó a suponerse fue que las acciones llegaran a tal bajeza, al extremo de
confabularse en su contra con el enemigo. Aun hoy es difícil imaginar tanta vileza. ¡Que sus
compañeros y compatriotas pactaran de manera tan descarada y cobarde con el enemigo! Aun nos
parece un imposible. Pero ahí está la historia, y la verdadera historia es imposible que mienta. El,
Miranda, que en su trayectoria de soldado universal había intervenido en muy importantes

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capitulaciones, la de La Plaza de Pensacola en las colonias del norte, como Capitán del ejercito
español; en la de las Islas Bahamas cuando negoció con el gobierno Ingles siendo Teniente
Coronel en nombre del General Cajigal, Gobernador de Cuba; y en la de Amberes allá en sus
acciones destacadas y nobles de La Revolución Francesa, donde impuso su calidad de General
del Ejercito del Norte; conocía mucho sobre estos tratados entre gente seria y militares de honor.
En esas tres oportunidades fueron escrupulosamente respetadas las cláusulas de cada una de
aquellas capitulaciones. Y ahora, acá en la colonia de Venezuela, el Gran Generalísimo supondría
que trataba con hombres de honor y no con un aventurero como Domingo de Monteverde. Y que
además ningún otro que se llamara representante o doliente de aquella pobre Primera Republica
en desbandada, ¿harían algo por hacer respetar la conocida y violada capitulación? ¿ Se podrá
hoy deducir que buscaba o aspiraba aquel grupo de mantuanos entregándola al enemigo? Por
supuesto que las presunciones son muchas al conocer su vulgar apoyo al enemigo, porque
aquellos a semejanza de otros tantos en el proceso de toda nuestra historia, solamente exigían
que se lleven a Miranda.... que se lleven a Miranda, fuera Miranda, ahora los mismos oligarcas
dicen algo semejante acá en ésta nueva Venezuela del siglo XXI: Que se vaya, que se vaya el
Presidente, o que lo maten como muchos han propuesto.... Y tanto ayer, como hoy, puro
bochinche, bochinche como lo calificó el Generalísimo la madrugada macabra de la inexplicable
entrega. Para Miranda un verdadero error el no haberse embarcado aquella noche en el Sapphiro y
para la historia de La República que estaba naciendo en manos de un grupo de seudo
revolucionarios, una lección más que había que aprender. Toda experiencia es costosa, pero ésta
lo fue demasiado. Desde el punto de vista de todo proceso de cambios profundos y
revolucionarios, éstas son experiencias que van surgiendo en el proceso histórico y que todos
debemos aprender como postulado inviolable de todo cambio evolutivo y profundo. En esa
desgraciada capitulación de 1812 Miranda fue la más golpeada victima de aquel acontecer. Sobre
toda valoración y análisis, ésta fue la más triste y cruel adversidad sufrida por la patria recién
nacida, pero como adversidad al fin, tuvo su recompensa.

Transcribo también un juicio emitido por un español al servicio del Rey Regente de la Real
Audiencia de Caracas en aquellos convulsionados momentos, y quien trató de oponerse a los
desmanes de Monteverde Este español realista fue José Francisco Heredia, quien dejó
contemplado en sus “Memorias sobre la Revolución de Venezuela” al referirse a Miranda a quien
califica como el Gran Promovedor de La Independencia del Continente Colombiano, dice el
Regente: “Antes de pasar adelante, referiré la suerte que le cupo al dictador Miranda, para no tener
que volver a hablar de éste hombre, cuya memoria ha sido uno de mis tormentos. Después de
pedir todas las ordenes necesarias para la ejecución de lo capitulado, pasó a La Guaira esa
mañana con animo de embarcarse, según lo indican sus medidas, porque recelaba no ser tratado
muy bien por sus hechos anteriores”. Esa fue la mañana del 30 de julio de 1812 cuando Miranda
monta a caballo rumbo a La Guaira. Y es muy importante señalar como José Francisco de Heredia
interpreta el motivo primario que impulsa a Miranda a marcharse cinco días después de firmada la
capitulación, posiblemente creyendo que ésta sería respetada, pero “recelaba no ser tratado muy
bien por sus hechos anteriores”,enfatiza el Regente Heredia, evidentemente que esos hechos y
acciones anteriores entre los que figuraban su fuga y escape de Cuba, eran, ampliamente
conocidos y ello nos induce a suponer que en el fondo de su pensamiento, en su ego desdeñoso
de estilo Cartesiano, Miranda no fue un convencido de la seriedad de Monteverde; lo que si no
llegó a sospechar, talvez, fue que sus mismos compañeros de causa, hoy les llamaremos “sus
Camaradas,” serian los mas declarados adversarios, quienes lo entregarían al enemigo, mas
enconado, de Miranda y de la naciente Primera República. Algo inaudito y jamás comprendido.

En cuanto a su pasado pendiente, con La Corona Española, no olvidó que hacía mas de 30 años
hubiera sido la piedra en el zapato del Rey y aun hoy fuera el más agudo dolor de cabeza de toda
aquella Corona española, y su mas buscado por todo el mundo de entonces. Desde La Habana a
San Petersburgo y desde Filadelfia a Estambul fue solicitado y perseguido por muchísimos agentes
especiales, así como por delegaciones y representaciones diplomáticas de España. Y ello porque
el Rey si conocía la historia y trayectoria del activo caraqueño. El nombre de éste criollo
venezolano fue el símbolo viviente del rayo revolucionario que incendio la mecha conspirativa en
toda La América Hispana. Y apenas en fecha muy reciente, si acaso seis años antes, en 1806

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cuando desembarcó en Ocumare de la Costa, su efigie fue quemada en la Plaza Mayor de
Caracas y en otras ciudades vecinas y su cabeza solicitada con muy buena recompensa. Inclusive
los soldados que le acompañaron en ese primer intento por 0libertar a su pueblo, auténticos
combatientes que voluntariamente le acompañaron en pro de una causa noble, fueron apresados
y sentenciados a la pena capital. ¿Alguien se podrá imaginar quien fue el Juez que dicto tan
aberrante sentencia? nada mas y nada menos que Juan Germán Roscio fue el juez que dictó
semejante sentencia a quienes acompañaban al invalorable revolucionario, que no eran ningunos
aventureros, sino los mas valientes y osados combatientes, y Miranda que no fue sentenciado
porque no pudo ser capturado. ¿Y quien fue Juan German Roscio? Uno de los revolucionarios de
aquel novísimo proyecto de Primera República y también uno de los mas acérrimos enemigos del
hombre traicionado como fueron muchos otros. Pero esa es nuestra historia desconocida, para
muchos, que es necesario contarla. Y esa marca revolucionaria que Miranda llevaba estampada
como un INRI de gloria en su frente lo identificaba por doquier como al hombre que España
esperaba y ansiaba capturar. Podrá también alguien preguntarse: ¿Alguien cobraría aquella
recompensa ofrecida por el mismo Roscio cuando perseguía a Miranda a su llegada por Ocumare?
O, ¿La Corona recompensaría de alguna forma muy especial el favor concedido con la entrega de
Miranda a Monteverde?

Lo único cierto fue que por una de esas ironías de la historia, fue en su patria y por sus mismos
compatriotas donde y por quienes fue entregado al déspota español, al mas grande de los
Libertadores jamás conocido en toda nuestra historia. A quien entregaban no era un criminal ni un
vulgar delincuente, habían entregado cobardemente al Paladín de la Libertad, al “El Libertador de
Libertadores”, al Maestro de Maestros Libertadores le decimos sus hermanos. Discúlpenme pero
éste titulo que le dio el muy conocido Historiador Alfonso Rumazo González, ese mismo que
escribió “Manuela, la Libertadora del Libertador”, “Sucre”, “Bolívar” y muchas otras paginas de
nuestra historia bonita, es muy bueno que lo gravemos en nuestras mentes y lo propalemos por
todas partes y también que aclaremos que el muy Ilustre y Poderoso Hermano fue mucho mas que
un Precursor cualquiera como se ha pretendido exaltar su nombre. No, Miranda fue mucho mas
que un precursor, fue para la historia ese “Libertador de Libertadores” y para nosotros sus
hermanos “El Maestro de Maestros Libertadores” en toda ésta América del Sur.

Miranda llega a La Guaira el día 30 de julio por la tarde y aunque ya su equipaje había sido
embarcado, prefirió pasar la noche en tierra y embarcarse a la mañana siguiente. Pero esa noche
tétrica y macabra del 30 de julio de 1812 un grupo de exaltados y traidores oficiales subalternos
suyos y permítanme darles tal calificación, deciden apresar al Generalísimo y tienen éxito. El más
cínico borrón de toda nuestra historia y la página más negra que se ha llegado a escribir. Estos
oficiales eran los Comandantes de armas de la plaza, Manuel Maria de las Casas, en cuya
residencia dormía Miranda esa noche y posiblemente el mas ruin y traidor de sus adversarios;
Miguel Peña, Gobernador Político a quien años después le veremos rastreras actuaciones y quien
también fue uno de los que traicionó a Bolívar en 1830 en aquel triste Congreso de Valencia y del
cual muchos hoy en día se complacen y ufanan en pregonar que allá en Carabobo nació
Venezuela, pero se refieren al Congreso que degolló a La Gran Colombia y no a La Gloriosa
Batalla donde no nació ninguna Venezuela, sino donde se selló nuestra Independencia, porque ya
Venezuela había nacido y estaba crecidita. Los otros oficiales presentes y actuantes, eran Los
Coroneles Simón Bolívar, Juan Paz del Castillo, José Mires y Manuel Cortéz. Los Comandantes
Tomás Montilla, Rafael Chatillon, Miguel Carabaño, Rafael Castillo y José Landaeta quien
comandaba la Guarnición de La Guaira, y por ultimo José Valdéz, sargento mayor de la plaza.
¿Serían estos los doce apósteles que debieron departir y acompañar a su Maestro en la última y
macabra cena aquella vergonzosa noche Guaireña?

Y lo que nadie quisiera recordar y mucho menos volver a escribir fueron los últimos momentos de
aquella fría madrugada. El General Carlos Soublette, Secretario y ayudante del Generalísimo y a
quien primero se dirigieron los conjurados, fue testigo de excepción de tales hechos y ha dejado su
relación en sus memorias, de ésta manera: “Dormía profundamente Miranda, cuando llamé a la
puerta de su aposento, y no para brindarle un café mañanero ni desearle los buenos días, sino
para darle un parte de muerte. Cuando despierta el Generalísimo, éste me pregunta, ¿no es

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demasiado temprano General? Ignorando el porque de aquella llamada tan temprano. Pero
rápidamente se enteró de lo que sucedía, perro viejo late sentado dicen nuestros campesinos, y
con pasmosa tranquilidad agregó sin alarmarse: Diga ud. que esperen, pronto estaré con ellos. Y
ya avisados los revoltosos no tuvieron inconveniente en esperar ya que todas las precauciones
habían sido tomadas y tanto la casa, como toda la zona adyacente había sido rodeada como si se
tratara de un vulgar y peligroso delincuente. ¿Que desgracia, verdad? nos toca comentar ahora al
conocer los pormenores de aquella triste noche del fatídico año de 1812. Momentos después se
presentó el Generalísimo completamente vestido y tanto en su semblante como en sus ademanes,
se revelaba la firme tranquilidad de su animo ya dado a estas circunstancias adversas y esperadas
por todo combatiente revolucionario, dado a andar por los caminos escabrosos del peligro, por lo
que el momento no le fue extraño. Demostrándole a sus confundidos y temerosos representantes
lo inaudito, que aun estaban en presencia de un autentico Líder de la revolución. Impetuosamente,
y sin preámbulo alguno, Bolívar se adelanta y le intima a que se diese prisionero. Mirando
entonces tomando con su mano izquierda el brazo derecho de Soublette, que tenía en su mano
una lámpara, la levantó en alto como para auxiliar su mirada y reconocer a sus captores, después
de haber reconocido uno a uno a los doce ejecutores de la traición, profirió sencillamente esas
proféticas palabras como la clase magistral de todo un Maestro que debía dictar no su primera,
sino su ultima lección, y que han quedado en la nuestra historia como líneas muy tristes y
deprimentes para tipificar la mas atroz de las traiciones y la mas incapaz e innoble acción de
militares algunos: ”Bochinche, Bochinche, ésta gente no sabe hacer sino Bochinche”.

Y sin más fue a entregarse a la guardia que lo esperaba en la puerta, y fue conducido como estaba
previsto al Castillo de San Carlos. Aquellas palabras jamás olvidadas por todo nuestro pueblo,
tienen hoy mas vigencia que nunca en el acontecer de nuestra historia, porque desde entonces
jamás hemos dejado de hacer bochinche que al parecer es lo único que no hemos olvidado,
posiblemente sea algo que aun llevamos en la sangre como ancestral herencia genética del blanco
invasor o del falso y entreguista mantuano criollo. Los acontecimientos de aquella oscura y trágica
noche de aquel 30 de julio de 1812 allá en el litoral Guaireño, de lo que aquí he narrado una parte,
es un capitulo desconocido de nuestra historia, una pagina muy triste que ojalá y nunca se hubiese
escrito, pero la verdad debe prevalecer sobre cualquier otra consideración y esa pagina,
desgraciadamente, no podemos desprenderla del volumen de nuestra historia.

Lo demás es la historia conocida, no del ocaso del un Genio de La Gran Revolución de todo el
Continente Americano cobardemente sorprendido esa noche, sino como el inicio del renacer a la
Gloria Excelsa de ese “Libertador de Libertadores” de quien trato en éste pequeño ensayo.

En el año 1813 Miranda fue trasladado como un peligroso y vulgar criminal, cargado de grillos y
cadenas, al Castillo San Felipe de Puerto Cabello y en junio del mismo año fue llevado al Castillo
El Morro de Puerto Rico; posteriormente fue conducido a Cádiz con la prevención de que fuese
muerto antes que entregado. Ya los últimos años hasta llegar el de 1816 cuando el Gran
Americano pasa al Oriente Eterno, son etapas muy tristes y dolorosas que vale mas olvidarlas,
para no imaginarlo en un oscuro calabozo donde debió pasar los días mas dolorosos y tristes de su
vida. Muy difícil hoy a 188 años de tan crueles acontecimientos y traición tan encarnizada, evitar el
brote de una lagrima de dolor, posiblemente de rabia e impotencia ante hecho tan innoble contra
un hombre de la talla de tan Querido y Poderoso Hermano.

Bolívar y la Trágica Expiación de su Grandeza


Cuando hemos visto y leído que muchos valores del mundo han juzgado las actuaciones heroicas
y gloriosas del Libertador Simón Bolívar, así como su condición única de estadista, estratega y
visionario, tenemos que reconocer que esas condiciones que exaltan la personalidad de quien
después llego a ser El Libertador, no las vivía Bolívar para aquellos años de 1811 y 1812. Esas
virtudes y superaciones no nacen con el hombre sino que las van definiendo los golpes y
experiencias modeladoras.

Y entre estos personajes muy conocidos y valiosos que lo han juzgado, es preciso mencionar y
conocer a uno muy destacado y especial, por sus dimensiones, estatura y la circunstancia cómo lo

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juzgó, como valoró la condición de ser superior y virtuoso que Bolívar llegó a adquirir en los años
posteriores a aquella noche de La Guaira; éste personaje universal nacido también en ésta región
Amerindia fue José Enrique Rodó, escritor y humanista uruguayo, autor entre otras obras su muy
conocidas: “Ariel”, “Ensayo Sobre La Naturaleza de La Democracia”, “Los Motivos de Proteo”,
“Hombres de América”,”El Mirador de Prospero” y otros interesantes ensayos enmarcados en la
corriente positivista - idealista. Considerado como el mas destacado prosista del modernismo y uno
de los mas grandes Maestros de la intelectualidad americana, apoyado en su doctrina de
renovación espiritual como un deber ineludible del ser, éste basto personaje de las ideas y del
saber todo, de manera muy especial y profunda al referirse al Libertador Simón Bolívar en una de
sus varias manifestaciones dejó plasmada su justa: “Trágica Expiación de su Grandeza” (Y yo
aclaro ante tan elevado concepto, que expiación viene de expiar, lo que significa reparar una culpa
por medio de un castigo o sacrificio) por lo que es interesante interpretar bien éste juicio de la
Trágica Expiación, manifestación que Rodó fundamenta en la entrega de Miranda a los españoles
aquella madrugada, y que tal entrega se convirtió en su eterno tormento, sobre todo en los días
postreros de la vida del Libertador cuando es traicionado por los mismos que disfrutaron de su
gloria. Cuando varias veces intentaron asesinarlo lográndose establecer quienes fueron los muy
cerca de su entorno que ejecutaron tales hechos, tan cercanos al Libertador que resulto imposible
ejecutar la sentencia que al actor intelectual le había dictado un Tribunal de La Republica de
Colombia y a quien le conmutan la máxima por un cómodo exilio. Al Libertador también lo expulsan
de su patria grande, de la Gran Colombia, y muere en el exilio extrañado y marginado. Y como
todos, hoy, entendemos El Libertador Simón Bolívar, jamás mereció semejante afrenta obra de
traidores y oligarcas ambiciosos que nunca llegaron a interpretar la revolución patriótica, aunque si
sabían mucho de riquezas y de dinero. Pero Rodó no lo fustiga por un hecho que debió ser
producto de la gran confusión del momento, de las intrigas y rencores ancestrales acumuladas en
aquella sociedad descendiente de españoles; no definida, por supuesto, con aquel proceso muy
nuevo y muy extraño, que posiblemente Miranda fue el primero que lo llamó Revolución y que
jamás podría ser digerido por aquellos hijos de cunas ricas.

En el año de 1812 se llegó a ese momento caótico de toda revolución. Así debió entenderlo
Miranda quien fue el único ideólogo del proceso en aquel momento confuso cuando los buenos se
mezclan con los otros y tanto las causas como los intereses antagónicos se enredan en medio del
desorden y la excitación colectiva. Cuando no puede haber un análisis sereno y mucho menos
imparcial de lo que acontece. Carlos Marx, profundo estudioso y analista del proceso
revolucionario, muchos años después se refirió a casos similares y los llamo las contradicciones de
toda revolución; también, posteriormente, el Gran Mao, máximo Líder del proceso Chino, estudió
estas contradicciones a fondo. Para entonces, acá, en la apartada provincia, ni había revolución
alguna. Como tampoco había revolucionarios, excepto Miranda el participe activo de las dos mas
grandes revoluciones del siglo anterior. Ellas lo identificaban como todo un activista de la contienda
o de la guerrilla, como después la llamo el Che Guevara, pero al fin y al cabo, una revolución. Y
perdón, no fue que el fuera el único en comprender y defender el proceso en marcha truncada,
pero si muy reducido el grupo fraternal que lo acompañaba y también fueron muy pocos quienes
interpretaron la revolución que él intentó echar a andar. Pero, pésele a quien le pesare, aun hoy,
después de tantos años ese termino continúa causando alergia y escozor en muchísima gente de
las determinantes clases. Y lo más triste es que muchos que se oponen a estos procesos de
cambio inevitables ni son oligarcas ni tampoco burgueses. Esa característica atípica la palpamos a
diario en la actualidad. Como lo verían los de ayer un pobre diablo defendiendo intereses
bastardos al lado de los poderosos…

Nosotros miramos todos los días a un humilde comunicador social al lado de un Cisneros, de un
Ravell o de un Granier, y ello, porque tienen desviada su mentalidad, son unos burgueses, aun
siendo limpios. Son fenómenos anormales o atípicos de toda sociedad. Allá, después de sucumbir
La Primera República, muchos indios paupérrimos, negros y mulatos pata en el suelo al lado de
Boves, de Suazola, de Morillo y de tantos otros realistas, defendían los intereses de Reyes y de
Reinas que solo siempre los habían explotado como animales. Hoy la historia se repite. Ahora la
situación es mucho mas criticable porque están en juego los grandes intereses de la patria que
ahora si tenemos; Y en la contienda actual se pelea contra grandes intereses y por riquezas que no

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tienen un dueño porque son de todos, ¡son de todos los venezolanos¡. De ahí que sea preciso
tipificar el gran desastre promovido por los nuevos oligarcas como un delito de lesa patria y los
actores ya no son indios ni negros analfabetas sino gentes que saben lo que hacen y andan
buscando. Pero como si todo esto fuera poco, hay potencias involucradas e interesadas en
continuar con el dominio de las riquezas nuestras, y no será que no sepamos o que ignoremos
tantas atropellos, falsedades y crímenes practicadas toda la vida para lograr tales fines. Ya
conocemos lo sucedido con el Congreso Anfictiónico de Panamá y el comportamiento de la
potencia imperialista del norte, también vimos como les respondió El Libertador en aquel año de
1.826, de manera que lo hecho ahora por los oligarcas y quienes equivocadamente los siguen, no
puede tener perdón ni tolerancia alguna: los crímenes de lesa patria no prescriben nunca. Pero
bien, ahí están las páginas de nuestra historia que no callan y tampoco deben perdonar los
crímenes de los Imperios, llámense como se llamen y vengan de donde vinieren, que no son uno,
ni son poquitos, son muchos, muy detestables y escandalosos, y los cometen a diario por doquier.

Mariano Picón Salas talvez hace un análisis del carácter violento de Bolívar muy propio de su
personalidad cuando dice:”El alma del Libertador siempre trabajo a saltos, fue hombre de
chispazos, de arranques súbitos y que estos también se contrastaron en él con profundas
depresiones y donde tenemos una pista para penetrar en su enigma de aquellos días, si logramos
entender que fuertes intrigas habían trabajado desde hacia tiempo en enfriar las relaciones entre
Miranda y Bolívar. Aunque su mística y ardor debieron estar por encima de aquellos chismes
aristocráticos de La Caracas Mantuana, y muy concretamente de la familia Toro, y de otros
apellidos también ligados por lazos de sangre al futuro Libertador. Y los propios funcionarios civiles
y el mantanuaje criollo y tradicional debilitaron la acción de Miranda y culpan al Generalísimo de
todo cuanto acontece. En aquella Caracas circularon para entonces las mas insidiosas noticias
como la de que Miranda escaparía con una fuerte suma de dinero”. Y en fin habría que
preguntarse como lo hace Mariano Picón Salas:¿No hace Bolívar una especie de transferencia de
su propio caos emocional de aquellos días a la persona de Miranda? ¿No encontrará una
explicación para su propia derrota de Puerto Cabello, en lo que en ésta hora final se denomina la
ineptitud del Generalísimo? La táctica de Miranda en tales circunstancias no fue otra que la de
defenderse de los tantos golpes del momento. Golpes bajos, muy contundentes y seguidos para él
que estaba muy solo como nos hemos podido enterar. En aquel momento dramático en que el
discípulo se enfrenta al Maestro; en que el subalterno se siente poseído de un heroico y gran
destino y quiere desligarse de toda unión y amistad de superiores. Para recuperar su ímpetu y su
alma en una especie de acto desesperado de salvación psicológica, Bolívar, vamos a ser claros y
sinceros, se cargó de cólera contra Miranda. La atizaba por todas las reacciones del ambiente, lo
cura un tanto del sentimiento de humillación y de inferioridad que produjo ese desastre de Puerto
Cabello que muy poco se conoce. Bolívar quiere ahora ser el propio protagonista de la misión a
cumplir y dueño de la situación. A partir de entonces ya no tendrá ni reconocerá mas jefes ni
superiores. Talvez sea éste un caso a ser analizado mas y mucho mejor por sicólogos que por
analistas o politólogos como se les llama ahora.

Indudablemente que aquellos primeros años del proceso revolucionario eran muy difíciles y no
fácilmente interpretables por el común, es preciso destacar que los revolucionarios eran muy pocos
y escasos, y en otra consideración muy fraternal, los demás alumnos de aquellas Escuelas de
Londres y de Cádiz estaban muy distantes entre si como lo fueron San Martín uno de los mas
doctrinarios; Bernardo O’Higgins su mas fiel y consecuente alumno, quien llego a querer a Miranda
como a un padre; Andrés Bello el mas culto y algo así como un doctrinario de la filosofía política y
de la legalidad, Zapiola, Carrera, Puerraidon y tantos otros Hermanos que salieron de aquellas
Logias, pero que en el aquel momento estaban muy distantes.

Un desgraciado y vil traidor, Manuel Maria de las Casas, dueño de la casa donde durmió Miranda
esa ultima noche en La Guaira y quien ya había entregado la plaza a Monteverde, convenio que
era parte del complot acordado, y otro traidor de igual calaña, el resentido que se aprovecha para
cobrar su antiguo encono contra Miranda, el nefasto Miguel Peña, comprometen a Bolívar en
extraños planes aprovechando toda aquella confusión que como ola diabólica a todos los arrastró,
y de la que no escaparía El Libertador. La desgracia fue muy grande y la conjura total. Fue tan

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larga aquella última noche del 30 de julio en ese Puerto que muy bien da para escribir todo un
tratado que podaría llamarse “Tratado de la Gran Traición y las Viles Calumnias”.

Sin embargo el mismo Rodó, quien consideró “La Trágica Expiación de su Grandeza”, también
enjuició al Libertador de manera hermosa y sublime cuando de él dijo: “Cuando diez siglos hayan
pasado, cuando la pátina de una leyendaria antigüedad se extienda desde el Anahuac hasta el
Plata, donde hoy campea la naturaleza o cría sus raíces la civilización; cuando cien generaciones
humanas hayan mezclado en la masa de la tierra, el polvo de sus bosques mil veces deshojados y
sus ciudades veinte veces reconstruidas, todavía entonces, si el sentimiento colectivo de América
libre y una, no ha perdido esencialmente su virtualidad, esos hombres que verán como nosotros en
la nevadas cumbres del Sorotá, la mas excelsa altura de los Andes, verán como nosotros también
que en la extensión de los recuerdos de gloria, nada hay mas grande que Bolívar”. Posiblemente lo
mas elevado como canto al grande e inmortal Bolívar y también la mas justa critica al Libertador de
todo un mundo. Y algo así como para aliviar “La Trágica Expiación…” lo juzga una vez mas de
manera enaltecedora como uno de los mas grandes en toda nuestra historia cuando dijo de nuevo:
“Grande en el pensamiento, grande en la acción, grande en la gloria, grande en el infortunio,
grande para magnificar la parte impura que cabe en el alma de los grandes y grande para
sobrellevar el abandono y en la muerte la trágica expiación de la grandeza”.

Sería interesantísimo hacer un análisis profundo y detallado del memorable juicio critico que éste
americano del sur, José Enrique Rodó, hizo de Bolívar y ello porque son muchos quienes han
exaltado sus glorias, que son muchas; pero una critica tan justa y exhaustiva, no creo que alguien
mas la haya hecho en memoria del gran caraqueño. Muy posiblemente debamos considerar que
José Enrique Rodó plasmó en ésta ultima consideración la mas completa valoración que de Bolívar
haya logrado critico alguno al conjugar de forma hermosa y justa lo grande y lo pequeño de un
grande hombre.

Años mas tarde el revolucionario moderno, Vladimir Illich Ulianov “Lenin”, analizó hechos similares
a lo acontecido ese año de 1812, los que él llamo: “Las contradicciones de toda revolución” como
si fuera algo que va implícito en el proceso mismo y lo que actualmente los tratadistas de La
Psicología han llamado la Disociación Psicótica, evidentemente emanada de la parte contraria o
contrarrevolución, pero donde predomina una falla de apreciación muy temeraria, al atribuirle todo
lo malo a una sola persona, y lo mas temerario, a un Líder que indudablemente estaba por encima
de todos los de su entorno. Quienes asumimos la revolución política como una Cultura que debe
cultivar y enriquecer toda sociedad, somos también unos convencidos que la revolución no nace
por evolución espontánea ni se da por casualidad, brota de momento y por ello talvez no se
planifique. Se dice con frecuencia “estallo una revolución”, porque ella es mas hija de las
circunstancias que de la planificación.

Bolívar tuvo la valentía e hidalguía en aquel diciembre de 1830, ya en el ocaso de su vida, cuando
lanza su ultima proclama y entre ella una frase lapidaria: “Si mi muerte contribuye para que cesen
los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro. Yo los perdono”. Y nosotros
Libertador, tus hijos, tus hermanos, tus seguidores Mirandinos y Bolivarianos juntos tratamos de
olvidar aquella profunda falla momentánea, porque tú, Padre Libertador, superaste las flaquezas y
te convertiste en lo que eres, un inmortal al lado de Miranda, de Sucre, de Urdaneta, de Anzoátegui
y de tantos gigantes de la Libertad y por sobre otra consideración: llegasteis a interpretar y a
practicar la autentica y verdadera Revolución de estas comarcas. Indudablemente que sobre éste
tema y consideraciones se puede seguir especulando, llegando a la concluir que un Líder puede
ser un hombre pero una revolución no la hace un hombre sino la suma de Lideres, pueblo,
recursos y circunstancias favorables, características y elementos de los que luego se percató
Bolívar teniendo que aceptarlo. Posiblemente las lección mas didáctica y precisa del ser
revolucionario la dio Boves, sí José Tomás el mas acérrimo realista. El se convirtió en un autentico
Líder de los indios, de los zambos, de los negros y campesinos, sin enterarse nunca que estaba
propiciando un cambio radical o revolución. Solo entonces Bolívar se dio cuenta que los hombres
hacedores de revolución estaban en su acera del frente. Que las revoluciones no las hacen las

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elites ni los oligarcas. Pero ésta lección la asimiló El Libertador mucho después del año 1812,
cuando los golpes fueron sus lecciones y su Tesis de revolucionario.

Lo que muchos quisiéramos olvidar.-


Lo que si no podemos dejar de recordar, que ojalá y pudiéramos olvidarlo para siempre, fue
aquella desgraciada madrugada del 30 de julio 1812, La noche recordada por muchos de los
actores de aquel hecho innoble y jamás comprendido. ¿La recordaría Bolívar, “La Noche
Septembrina” de 1828 en Bogotá, cuando tratan de matarlo en el palacio de gobierno y se salva
por la oportuna intervención de Manuela que lo hace saltar a la calle y esconderse en un río
cercano? ¿Lo recordará de nuevo Bolívar, allá en las costas Colombianas de Santa Marta, cuando
sus mismos compatriotas y presentes en La Guaira aquella noche tétrica lo acompañaron a escribir
la página más negra de la historia patria, los mismos que dieron al traste con La Gran Colombia y
lo expulsaron de su patria? Posiblemente en todos estos y en muchos otros momentos angustiosos
de su vida estuvo presente “la trágica expiación de su grandeza”.

Ese Capitulo de nuestra historia da para todo y como tal se presta a muchas mentiras, calumnias,
difamaciones y juicios absurdos producto de la mentalidad desviada de la mayoría de quienes
habían participado en aquel celebre y triste Congreso de 1811. Allí también hubo muchos
Miquilenas y Escarras, otros tantos Olavarrías y Oteros que pretendieron encaminar aquella
incipiente y mal formada Primera Republica. No eran otros sino los mismos que treinta y tantos
años antes habían precipitado la salida de Miranda de su patria a la que tanto amó, en una especie
de autoexilio. Pero ésta critica debe ir mas allá, y en lo que comento a continuación hay mucho
parecido con todo proceso de cambios radicales de cualquier lugar del mundo, llamémosla
revolución como se debe llamar y a la que tantos aun hoy le temen. Como reiteradamente repetía
mi viejo profesor de Bachillerato, Félix María Rivera, en el muy recordado Liceo Simón Bolívar de
San Cristóbal: ”Bachilleres, La historia se repite” nos decía, y constantemente lo repetía. Y hoy
constato que el Profesor amigo tenía toda la razón, porque similar situación experimentamos ahora
en ésta Venezuela del nuevo siglo, donde la historia, con muy graves consecuencias e idéntica
fatalidad, así como con el mismo desorden y bochinche, se está repitiendo, porque no hemos
podido superar nuestra condición de irresponsables Bochincheros. Hoy habría que calificarlos, o
mejor, tipificarlos de corruptos bochincheros.

En el inicio de aquella Primera Republica hechura y obra íntegra de Miranda, el único


revolucionario autentico y activo que por desprecio fue llamado Precursor, es cuando hay que
mencionar de nuevo a uno de los grandes historiadores y quizás, el mas sincero, Alfonso Rumazo
González, al decir que Miranda: fue mucho mas que un Precursor y como se puede demostrar Fue
“El Libertador de Libertadores” y Forjador de la Libertad Continental, si es que nos atenemos a sus
aportes y proyecciones de grandeza. Hubo otros también revolucionarios muy valiosos como Gual
y España, pero ya habían desaparecido de la escena libertaria sin embargo a su lado permanecía
el joven fiel jurista Pedro Gual quien luego tendría muy destacada actuación en el célebre
Congreso de Angostura. Otro joven leal a Miranda fue Miguel José Sanz, a quien desespera la falta
de lógica y desinterés de sus compatriotas; el muy revolucionario Cortés de Madariaga, hombre
ligado a la iglesia que muy bien conocía a los que Miranda llamó “los hombres de negro” y quien
dijo al referirse al Arzobispo de la Caracas de entonces Coll y Prat: “Este prelado catalán, que fue
el ultimo regalo que hizo la monarquía borbónica a su amada colonia venezolana, no acaba de
dulcificarse y apaciguarse al amor de su nueva diócesis y de sus nuevos feligreses. Sigue obrando,
hablando y pensando como un fanático de la mentira. Cuando el terremoto de ese año 12, que los
párrocos muy coléricos y exaltados en su mayoría, manifestaron en sus sermones que aquel
fenómeno era el castigo del cielo contra los patriotas, el gobierno pidió al prelado que calmara su
rebaño explicándole que un temblor de tierra es simplemente un fenómeno físico y, si menos
frecuente, tan natural como la lluvia y el granizo”. Pero el arzobispo Coll y Prat no acató la
exigencia a la paz y la calma sino que estableció su comando a manera de cuartel general de la
iglesia retrograda en una quinta de los alrededores de Caracas donde mantiene su conspiración y
reparte consignas que vocean en los pulpitos y susurran en los momentos de confesión. Madariaga
pide y recomienda que se expulse al obispo golpista enemigo del pueblo. Cualquier semejanza con
la actual Conferencia Episcopal también es pura coincidencia. Es justo también mencionar a José

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Félix Blanco, un sacerdote también desconocido, que se incorporo, con el grado de Capitán, al
ejército de Miranda a raíz de los sucesos del 19 de abril de 1810 y que ejecutó gran actuación en
pro de la revolucionaria. En 1811 se incorpora como Capellán del ejército del Generalísimo
Francisco de Miranda, convirtiéndose en sacerdote soldado, participó en numerosas batallas y fue
su fiel y consecuente seguidor.

Hubo otro patriota y destacado revolucionario, y como fueron tan pocos quienes siguieron a
Miranda, es preciso mencionarlo, este compatriota fue Patricio Padrón, quien se dio a la tarea de ir
de casa en casa explicando y divulgando valientemente el proyecto revolucionario de Miranda a
quien muchos consideraban el General culto y letrado porque hablaba bonito y sabia de todo, lo
que provocaba la desconfianza del común.

Indudablemente que al lado de los doce que aquella madrugada apresaron a Miranda había otros
que se abstuvieron de protagonizar directamente pero que actuaron solapadamente entre la
oscuridad y las sombras.

El Miranda Maestro
Lo de Maestro, uno de los títulos mas nobles y excelsos que alguien pueda ostentar, nadie se lo
ha podido negar porque fue Maestro de Libertadores como lo manifestamos sus hermanos por
haberlo sido de O’Higgin, de Mariño, de Iznardi, de Baquijano, de Vejarano, de Alvear, de Zapiola,
de Monteagudo, de Santander, de Bello, de San Martín y también de Bolívar; y de otros tantos que
formaron columnas en aquellas celebres Logias de Londres, de Cádiz, de Buenos Aires, de
Mendoza, de Santiago, de Caracas y de muchas otras ciudades del sur del continente. Fueron los
pioneros y primerísimos líderes de la libertad del continente. Dentro de ésta selección de hombres
libres y de buenas costumbres formados en las columnas de una Logia Masónica y que abrazaron
la lucha revolucionaria como un mandato a cumplir, es necesario y preciso destacar a José de San
Martín y Bernardo O’Higgins dos de los más destacados oficiales de valía y con participación
activa en las luchas revolucionarias de sus pueblos, posiblemente acá entre nosotros sean
desconocidos y ese es otro de mis empeños en éste ensayo, que los conozcamos algo mas. Como
Masones jamás violaron su juramento de lealtad y justicia. Todos ellos tuvieron destacada
actuación en la larga lucha. Y otro hecho que a mi en lo personal y como Masón me ha intrigado,
es esa pugna para no llamarla rivalidad, entre Santander y Bolívar sobre todo porque los dos
fueron Masones. Lo que si me ha sido difícil es averiguar si en algo influyó el comportamiento de
Bolívar con el mas grande de los Maestros Masones de América toda, con el Maestro de Maestros.
Posiblemente sea un tanto difícil averiguarlo porque La Institución Masónica también ha tenido y
continúa teniendo detractores, inclusive se ha llegado a decir que Bolívar llegó a renegar de la
orden, pero en verdad no puedo aseverar nada, aunque siempre he tenido esa duda entre los dos
Libertadores. Y con respecto a lo descrito por Perú de la Croix en su Diario de Bucaramanga,
prefiero no darle mucha atención porque éste edecán del Libertador fue un tanto amigo de los
juicios temerarios y las manifestaciones alegres.

Otra consideración que me parece interesante estudiar es la formación de Bolívar como Masón,
porque él no se convirtió o se inició en las columnas de aquella celebre logia de Londres “La Gran
Reunión Americana” donde Miranda hacia de Venerable Maestro; como tampoco en la
conocidísima Logia Lautaro de Cádiz de donde salieron tantos masones de férrea formación y de
principios inquebrantables. Bolívar se inicio en una Logia francesa posiblemente con otras
influencias y con ideas confusas como muchas veces ha sucedido a muchos iniciados. Tampoco
llegó a ostentar superiores grados, si no estoy mal informado, no paso de Aprendiz o Compañero,
lo que quiere decir masonicamente hablando, que no pasó del simbolismo, y lo que también nos
dice que no llegó a ser Maestro Masón y por consiguiente no conoció los grados capitulares y
filosóficos donde se encuentra el espíritu y esencia de la orden.

Y en el ámbito político, Bolívar estaba muy lejos de ser un revolucionario para cuando se pierde la
Primera República, quizás “un cabeza caliente”, como llamó Betancourt a los revoltosos , pero
revolucionario se hizo muchos años después cuando ya había transitado los caminos pedregosos y
empinados de la cruenta guerra y había sido golpeado duramente por los enemigos de La

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Republica, de aquella Primera República creada por Miranda, porque los revolucionarios unos
nacen por condición innata, y otros se forjan en el crisol de las contiendas. Hasta allí, hasta 1812
Bolívar era un criollo peninsular y con una mentalidad burguesa que no podía cambiar de la noche
a la mañana. Analicemos, por favor, al Bolívar que viaja a España, su patria grande, donde
selecciona a una de las aristocráticas damas de la alta sociedad peninsular como su esposa y
luego regresa a posesionarse de sus inmensas riquezas, a disfrutar de la vida cómoda de los ricos
criollos al lado de los suyos de similar condición y posición social, distinguidísima, en La Capitanía
General. ¿Que la muerte de su esposa lo cambió?, es posible; y en lo amoroso y sentimental sí
debió cambiar mucho pero en su formación, idearios y principios, fue difícil que ese cambio se
operara en tan breve término. Sobre otra consideración, cualquiera que ésta sea, los dolores del
alma y las taquicardias no hacen revolucionarios, unos producen llanto y las otras pueden causar
infarto, pero los revolucionarios, conspiradores y guerrilleros se forjan en otros terrenos y en
condiciones distintas. Siempre surgen del pueblo humilde, de entre los desposeídos, de los que
menos tienen y Bolívar lo tenía todo en abundancia. Bolívar después del fallecimiento de su
esposa regresa a Europa. Se dedica en las suntuosas ciudades de España, de Francia, de Italia y
muchas otras de la esplendorosa Europa y, por supuesto, del licencioso Paris a pasearse, disfrutar
y darse a la buena vida. Es en Francia en elegantes y aristocráticos salones donde se encuentra
con la famosa Fanny y con muchas otras elegantes y distinguidas damas con olor a rosas y pieles
subyugantes con quienes debió mantener apasionantes idilios conociendo su adición al romance.
En estas andanzas se consigue con Simón Rodríguez, su maestro de antaño y lo invita a Italia,
pasaron por Suiza y otras regiones; se dice que fue un viaje a pie de muchas etapas, que debió
durar muchos días y posiblemente, allí el objetivo del Maestro Simón: enseñarle el concepto
practico del sacrificio y la dificultad en lograr lo que se busca. Y como es de entenderse ¿de
cuantas cosas no hablarían el Maestro filósofo y el alumno ávido de conocimientos en aquella
prolongada travesía? Ya en Italia llegan al famoso monte que ya sabemos probablemente, quizás
un exceso de bohemia romántica y, posiblemente, la influencia de buenos vinos y excelentes
brandy.

Bolívar para aquellos años de comienzos del siglo XIX no sabía ni lo que quería hacer, ni tampoco
había encontrado lo que buscaba. Un joven con mucho dinero sin haber trabajado, nunca lo
necesito, sin profesión ni oficio definido porque tampoco lo requería, un joven rico, romántico y
amante de la buena vida. Tenía aun que aprender y comienza a sufrir las exigencias del deber
después del año 12, lecciones muy difíciles que Bolívar debió asimilar de su más enconado
enemigo, del terrible y temible Boves. Esa fue una de las mas difíciles lecciones aprendió y se
enteró también que los que hacían y ganaban las batallas, que los practicantes de la guerra de
guerrillas no venían de la oligarquía ni de la alta sociedad, muy por el contrario, venían del pueblo
humilde y hambriento; de esos que los ricos llamaban el herraje, de los blancos de orilla como le
decían a Miranda los mantuanos caraqueños. De ahí que su cambio debió ser drástico y violento
para lograr los objetivos. La revolución caminaba por el lado contrario de su andar. Y también
debió percatarse que la defensa de la patria no se jura en monte alguno rodeado de fastuosas
ciudades. La patria se crea y se defiende con nobleza y acciones de titanes. Compárese, por favor,
las salidas de la patria de los dos grandes hombres, Miranda y Bolívar, sus antecedentes, su
entorno social y familiar, su formación, su preparación, su cultura. Miranda para 1.806 cuando llega
a las costas de Coro y luego cuatro años después cuando vuelve a Caracas, la ciudad de sus
sueños y recuerdos y la cual desde hacia mas de 40 años no veía, ya era un coloso, con una
experiencia incomparable, con un diario muy extenso así como valioso, escrito por él en varios
idiomas, entre otros en griego antiguo, idioma y lengua reservada para muy pocos. Miranda para
aquel año de 1.810 cuando llega Caracas posiblemente era el hombre más culto de todo el
continente y de muchas otras regiones del mundo. Y el que contenía todo un depurado proyecto de
Republica con toda una vida de experiencias, de hazañas y de gloria. ¿Que proyectos, programas
o principios a desarrollar y a exponer podían ofrecer los otros? ¡Los oligarcas y mantuanos de
aquella Primera Republica que se hundió por inercia, por su propio peso¡ Yo sigo creyendo que
cualquier parecido con el momento actual es pura coincidencia, y vuelvo a recordarlo: “La Historia
se repite”. Y me permito narrar unos de los tantos episodios de la vida de Miranda en Francia lo
que me da oportunidad para hacer un nuevo comentario. Aquí expongo y comento su juicio muy
conocido de los años postreros de su vida, allá en las costas colombianas:

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Los Tres Grandes Majaderos de la Vida
Una noche, Miranda asiste a una cena parisina en casa de una distinguida Dama de la alta
sociedad francesa a la cual también asistía un selecto grupo de invitados. Aquella reunión y cena,
que por supuesto debió ser muy elegante y con excelentes bebidas y exquisitos manjares,
también asistió Napoleón Bonaparte y allí se presentaron los dos destacados hombres del
acontecer en la Francia del momento. Al otro día Napoleón, gratamente sorprendido por haber
conocido y tratado a Miranda, de quien tenía solo referencias, pues no había logrado conocerlo
personalmente, refería a unos amigos, y les dijo:”Anoche conocí a un Quijote, pero a diferencia del
de La Mancha de Miguel de Cervantes, éste no es ningún loco, el que conocí anoche es un Quijote
muy inteligente, muy capaz y preparado, es todo un varón del mundo”. Y la oportunidad que me da
ésta anécdota es analizar esa muy conocida manifestación del Libertador Simón Bolívar en los
años ya finales de existencia en Santa Marta, cuando talvez al medico Reverán o en grupo de sus
fieles oficiales les comento: “Los tres grandes majaderos de la vida hemos sido: Jesucristo, Don
Quijote y yo”. Y ese juicio del Libertador es sumamente conocido, pero posiblemente jamás se
haya analizado en su espíritu y contenido. Yo humildemente lo he criticado, pero en el sentido de
analizarlo, no de censurarlo y acepto que majadero no en la acepción de la lengua que lo identifica
como a un tonto o mentecato. Si el de majadero como el que insiste, el que golpea y sigue
golpeando hasta culminar lo que inicia como se dice en Masonería: golpear la piedra bruta y tosca,
hasta darle formas bellas, hermosas y armoniosas. O el de que al final de la jornada reconoce que
su lucha ha sido en vano al haber arado en el mar como Bolívar reconoció al final de sus días.
Desde este punto de vista si fueron tanto Jesucristo como Bolívar, dos grandes y auténticos
Majaderos, y talvez únicos en el devenir histórico. Jesús golpeó las estructuras políticas y
corrompidas de su época, lo que lo convierte en el primer líder revolucionario de la historia del
mundo y Bolívar golpeó y socavó, los cimientos del Imperio absolutista español en cuyo dominio
nunca se ponía el sol, según decían entonces y lo que también era muy cierto, lo que lo convierte
en el Libertador del Continente. ¿Pero el Quijote?, el Don Quijote de La Mancha no fue nada de
esto. En cuanto a la acepción del diccionario si fue un mentecato o tonto el tal Quijote y no cabe
como personaje real de la historia, porque fue una ficción producto de la imaginación novelesca de
la fábula, es decir que no existió. Y en la ficción novelada de Cervantes, un caballero mas en la
novelas de caballería que abrumaban al lector de esos tiempos. Cervantes logró con El Quijote, lo
que nadie había logrado; la mejor novela de caballería, tan bien concebida que acabó con todas
las escritas. Para mi El Libertador ha debido hacer la comparación pero en lugar de Don Quijote ha
debido incluir, al otro Quijote, el comparado por Napoleón, en ese trío de majaderos de la vida
porque debió ser imposible que, ese Quijote referido por él, haya sido el mismo Quijote inteligente
que mencionó Napoleón al referirse a Miranda como un varón del mundo.

El inicio de una trayectoria incomparable y también de sus muchas adversidades


A Miranda acá en su patria los blancos peninsulares y sus hijos lo llamaban blanco de orilla, o
como quien dice mala hierba o hijo de cualquier madre y luego en España, en sus primeros años,
no pasaba de ser un mestizo, indio o pobre extraño venido de las colonias, el mismo blanco de
orilla de acá de las orillas del Guiare o del Anauco. Pero egresado luego de la Escuela Militar más
famosas de España sale por primera vez en misión al África y de allá lo transfieren a las Antillas, a
Cuba, donde llega como ayudante del General Juan Manuel Cajigal, y donde también las intrigas
políticas, la envidia y sobre todo su formación doctrinaria y filosófica le crean graves problemas.
Fue duramente cuestionada su actuación en Jamaica por su parcialidad en pro de la libertad de las
colonias. Y ello le fue imposible ocultar ese fuego rebelde que levaba por dentro. Ha de entenderse
que Miranda no era el oficial sumiso, entreguista o servil que adulaba a sus jefes o alababa al
imperio. Debió ser, desde muy joven, un soldado rebelde; por ello seguramente que en 1.782 fue
encarcelado por primera vez, pero su amigo y General Juan Manuel Cajigal logra su libertad.

De Cuba por primera vez viaja a las colonias del norte a cumplir una función militar a las ordenes
de Juan Manuel Cajigal, donde ejecuta acciones muy destacadas y positivas en bien de la Corona
española, pero mucho mas ventajosas para la libertad de la futura Republica Norteamericana que
le proporcionaron prestigio y renombre, así como un ascenso en su escala militar muy respetable
luego de su triunfo resonante en la batalla de Pensacola. Luego viaja nuevamente al norte, pero

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ahora no enviado por la Corona española, sino escapando de ella, y en los EE.UU robustece las
relaciones con personeros de importancia en el nuevo estado como Jorge Washington, Tomas
Jefferson, Mario José La Fayette y también cosecha nuevas amistades en su estada de casi dos
años en la nueva Republica. Respecto a ésta nueva faceta de Miranda como miembro de la
milenaria y fraternal Institución Masónica es bueno considerar que toda aquella pléyade de
combatientes revolucionarios del Norte, en su inmensa mayoría también fueron Masones.

Su relación con el General Mario José La Fayette, a mas de un amigo de mucha estima, también le
proporciona un hermano, ya que éste destacado militar con brillantes acciones en la revolución
Norteamericana, de origen francés, fue quien admirando la vasta cultura de Miranda, lo invita a
pertenecer a la Institución Masónica y acto seguido lo inicia en la Logia donde La Fayette era
Venerable Maestro.

Al quedar reconocida la soberanía de los EE.UU de Norte América por el Imperio Británico
mediante el tratado de 1783, Miranda, que había estado en la contienda y había triunfado en
numerosas batallas, se va a Europa en compañía del General Hermano y amigo. En 1785 la
prensa Londinense lo señala como un campeón de la libertad y su nombre adquiere gran prestigio
en toda Europa. Luego visitó Irlanda, Italia, Alemania, Francia, Grecia y Polonia. En 1787 llega a
San Petersburgo, la destacada ciudad de la realeza rusa, donde fue presentado a la Majestad
Imperial Catalina II y allí vistió el uniforme del ejército zarista y disfruto del esplendor de la corte
recibiendo el grado de Coronel del ejército de Coraceros. Sobre su estadía en San Petersburgo se
han tejido muchas especulaciones, entre otras, la de una estrecha relación sentimental entre
Miranda y la Zarina Catalina, todo pudo suceder, pero su afán y preocupación era su patria, su
Colombia distante. Se cuenta, como de origen romántico y porque no, que cuando Miranda se
despedía de Catalina II, ella le exigió no olvidar nunca el amarillo de su pelo, el azul de sus ojos y
el rojo de sus labios, y muchos con mayor dosis de romanticismo atribuyen los colores de la
bandera, que años después trajo Miranda a las costas de Coro, a aquella exigencia hecha por la
hermosa y subyugante Catalina. Indudablemente que la historia está llena de sorpresas y todo
revolucionario lleva por dentro un enorme contenido de esa condición romántica. Por supuesto,
aquel viejo origen de los colores de nuestra bandera aprendido en la historia del Hermano Nectario
Maria (H.N.M) de que el amarillo de nuestra bandera significa las riquezas de la patria a mi no me
parece porque, entonces, lo que había en todas estas comarcas era miseria y calamidades
riquezas, si, tenían riquezas los ricos oligarcas pero los negros, indios y mestizos lo único que
sufrían eran necesidades y esclavitud. ¿Que si el rojo significa la sangre derramada por nuestros
libertadores? También es una farsa, porque hasta entonces, 1806, cuando Miranda trajo la
bandera, no se había derramado ni una gota de sangre, si acaso los sacrificios de Gual y España
así como otros casos muy aislados. Y del azul se dijo que era el mar que nos separa de nuestra
madre patria, muy sentimental la figura, pero tampoco acuerdo, porque ojala y nunca hubiera
existido ese mar por donde llegaron los invasores con Colón a la cabeza a desplazar a los
aborígenes y a usurpar lo nuestro; color no digno de figuración alguna en el estandarte de la
incipiente revolución. De manera que es muy posible que el recuerdo de Catalina haya sido el
motivo de inspiración sentimental del color de nuestra amada bandera o tricolor patrio. Al menos a
mi, me llena mucho mas ésta romántica versión.

De Rusia vuelve a Francia donde se consigue con sus antiguos amigos: Petión para entonces
Alcalde de Paris, y de su Hermano La Fayette ligado a la revolución francesa. Gracias a estos
amigos, Miranda se enrola en el ejército francés donde a las ordenes del Comandante de los
ejércitos del Norte Charles Dumouriez, participa en las batallas de Bélgica y Holanda
demostrando sus extraordinarias condiciones de estratega. En Valmy ejecuta la famosa derrota de
los prusianos y dirige el sitio de Amberes, acciones que le hacen merecedor del supremo Grado de
Mariscal de Campo. Pero su sueño y anhelo sigue siendo otro y su gran misión no se ha cumplido.
No obstante con semejantes triunfos y elevado grado militar le surgen graves problemas. Como
hombre amante de la verdad y la justicia no toleró jamás la traición ni la mentira. Las apetencias
personales y la falsedad le fueron siempre extrañas, razón por la cual tuvo que enfrentar a su jefe
inmediato y superior Dumouriez, quien le dice después de la batalla de Nervinda, que regresa a
Francia a disolver La Convención Nacional (Convención fue la Asamblea que asumió el poder en

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Francia desde 1792 a 1795), con la intención, de Dumouriez, declararse Dictador de Francia. ¡Que
poco conocía éste alto oficial francés la madera que estaba labrado éste americano de excepción¡.
Y entre los dos surge una dialogo nada agradable, para el francés quien lo creyó todo fácil, ni
tampoco para Miranda quien hasta entonces creyó en que su superior, alto oficial francés, fuera
una persona seria, responsable y ante todo, revolucionario o al menos, mas nacionalista y menos
piltrafa. De ahí que éste interesantísimo dialogo sea preciso leerlo de nuevo, porque ya es bastante
conocido. Ante semejante planteamiento de Dumoriez, Miranda se molesta y sobre todo se
decepciona de quien creía un hombre leal a la causa, y sumamente incómodo le pregunta a su
jefe: ¿De que modo General piensa dar semejante paso? Con el ejército a mi mando, le responde
Dumouriez. Miranda me opondré si me es posible, Y se batirá Ud. contra mi? Talvez así será si se
bate ud. contra la libertad, y el dialogo se extendió con visos extremadamente peligrosos para el
Americano que al fin era el extranjero y oficial subalterno. ¿Será Ud. un Labiernus? continúa
Dumouriez preguntándole a Miranda (Labiernus había sido un Capitán romano que se opuso a la
voluntad absolutista y despótica del Cesar). Labiernus o Catón le responde Miranda al general
francés, me encontrara Ud. siempre al lado de La Republica (Catón fue también otro defensor de
la libertad y quien también se opuso a la voluntad del Cesar, al igual que Labiernus). Esta fue una
situación sumamente difícil para Miranda y se reafirmaron aun más sus deseos de acercarse a su
Colombia, a su gente, a su sueño dorado. Sin embargo aquella diferencia, así como otras
vicisitudes, lo lleva a una prisión en Francia y por lo cual valientemente después de sufrir muchos
atropellos e injusticias, asumió su autodefensa. Pero tales hechos y adversas contingencias no le
opacaron sus meritos. Los servicios prestados a la revolución le fueron reconocidos y exaltados
por La Republica Francesa al escribir su nombre con relieves de gloria al lado de los muy grandes
en el celebre Arco de Triunfo de Paris, insigne y altísimo honor reservado a muy pocos y contados
ciudadanos.

¿Podrá posteriormente pasar por mente alguna, que un patriota de tan supremas condiciones
pueda ser capaz de traicionar su propia revolución, de dar un paso de infidelidad al traicionar la
obra de sus sueños con la capitulación del año 1812? Indudablemente que acción tan ruin no
podía caber en la mente de hombre tan excelso y de revolucionario como ninguno. Y entonces,
¿de quien fue la traición? ¿Quien, traiciono a quien? Ahí queda semejante interrogante y donde
puede estar la pagina más negra del Libertador Simón Bolívar al entregar, al sanguinario
Monteverde, al “Libertador de Libertadores” para ser llevado a morir de amargura en un oscuro
calabozo en la prisión de La Carraca. Que me perdonen los Bolivarianos, y conste que yo también
soy uno muy completo y a toda prueba, al considerar que los hombres podemos rectificar a tiempo
y lograr objetivos de grandeza, superando a muchos otros que no rectificaron ni lograron objetivo
alguno y a quienes no vale la pena mencionar por ser muy conocidos.

Los Antecedentes de la traición


Dada la ignorancia que se tiene sobre el nacimiento, la niñez y juventud de Miranda hay que saber
que transcurre en la aparentemente apacible y tranquila Caracas de finales del siglo XVIII, y al
decir aparente y tranquila Caracas, es porque las intrigas y sucias jugadas no escapaban a aquella
sociedad provinciana. Intrigas y bajezas que no se dan solamente en los políticos de ahora sino
que antes de convertirse ésta provincia en Capitanía General, cuando simplemente era una
Gobernación, ya existían grupos originarios de peninsulares que intrigaban en afán de imponer su
poder y voluntad, su dominio de incipientes oligarcas blancos que ejecutaron hechos reñidos con la
convivencia pacifica de aquel pueblo de entonces. Para 1764 el Gobernador de la provincia Don
José Solano decide formar un Batallón de Blancos de Caracas y dado el auge y desarrollo que la
colonia de Canarios había alcanzado en la ciudad, al buscar quien sería el Capitán que
comandaría aquel batallón, decidió que tales funciones las ejercería Don Sebastián de Miranda y
Ravelo, persona ampliamente conocida y respetada como hombre de bien, honrado y de solvente
fortuna; como tal fue nombrado el padre del joven Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez,
para ejercer el relevante cargo, cuerpo éste que nació como un organismo militar. Y era tal la
importancia que había adquirido en Caracas la población isleña y sus descendientes que el cuerpo
fue creado solamente con personal de origen Canario. Dentro de las obligaciones y funciones de
aquel batallón estaban las de cooperar con el orden y la disciplina en el ámbito de la Gobernación,
acatar las ordenes del Gobernador y observar estricta disciplina, así como cualesquier otro

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requerimiento que la Gobernación considerase necesario exigirle al Batallón de Blancos. También
se ha de suponer que la familia Miranda adquirió por tal deferencia un elevado prestigio y distinción
socio-política tanto en la capital como en toda la provincia. Sin embargo las intrigas, los chismes y
malas jugadas no se hacen esperar por parte de los peninsulares y es creada por iniciativa privada
de los mantuanos caraqueños la que llamaron “Compañía de Nobles” no otra cosa sino la mas
genuina representación de los ricos oligarcas blancos de origen peninsular para oponerse a la otra
de Canarios de Caracas. Los apellidos que conformaron aquella Compañía de Nobles eran
singulares y ampliamente conocidos en toda La Gobernación: Don Juan Nicolás de Ponte, el
Marques de Mijares, el Alcalde de Caracas, los Blanco, los Istúriz, los Ibarra, los Galindo, los
Ponte, los Tovar, los Aristiguieta, los Villegas, los Palacio, los Sojo, los Bolívar, los Landaeta. La
Flor y Nata de la Oligarquía Caraqueña. Los Dueños del Valle como los llamaría después el
celebre novelista Herrera Luque, pero que también eran los dueños de las montañas, del mar, de
los ríos y de las sabanas. Esas familias de blancos peninsulares jamás estuvieron de acuerdo con
la Compañía de Isleños, de ahí que propiciaron y buscaron imponer la suya. “La Compañía de
Nobles” la que ellos consideraron La Nobleza Caraqueña. Se ha de entender que con la creación
de aquella segunda Compañía de Nobles han de surgir muchos problemas y desavenencias.

Era costumbre habitual que en la casa del Gobernador se reunieran las personalidades del mundo
social, político y económico de la Caracas de entonces, donde alternaban como buenos españoles
en agradables veladas donde no podían faltar los buenos vinos, los excelentes brandis y la
abundante comidas. Pero ¿quienes participaban de aquellas reuniones tan selectas, distinguidas y
habituales? No otros sino la más rancia y retardataria oligarquía Caraqueña como ya hemos
mencionado. De pronto surgió la versión entre éste mismo grupo de la alta clase que durante la
velada celebrada la noche del 21 de abril de 1769 los señores Don Juan Nicolás de Ponte y Don
Martín Tovar Blanco, calificaron a Sebastián Francisco de Miranda y Ravelo de ser un mulato,
aventurero, mercader y pata en el suelo, y, como tal, indigno del cargo que ostentaba y por tales
consideraciones se debía excluir del mando de Capitán. Pero lo muy cierto era que siendo Don
Sebastián de Miranda y Ravelo, rico y blanco, no pertenecía al grupo de nobles criollos, y por
consiguiente, este señor sumamente sencillo, que atendía el mismo sus negocios de géneros,
telas, panadería y el mismo vendía el café y cacao producido en sus fincas, no dado a tales intrigas
sociales, ni componendas de la alta sociedad, decidió retirarse de La Compañía y renunció al
cargo de Capitán de la misma, tal renuncia fue aceptada por el Gobernador en 1.769, pero con la
facultad otorgada de seguir gozando de las gracias, derechos y prerrogativas que le habían
correspondido como Capitán así como seguir usando el uniforme y el bastón, ante lo cual los
representantes del Cabildo Caraqueño se opusieron rotundamente y requirieron del ex Capitán
Miranda a que presentase los títulos que lo acreditaban para gozar de tales atuendos, insignias y
privilegios.

Ante la desobediencia a tales exigencias, el Cabildo ordeno a su Procurador para que enjuiciara
por tal desacato al Capitán Miranda y además acusaron ante el Gobernador tal desobediencia. Sin
embargo el Gobernador ratifico que Miranda bestia y usaba legítimamente sus insignias, uniforme
y bastón y ordenó no molestarlo en lo sucesivo por tal proceder. Ante ésta nueva afrenta Don
Sebastián recurrió directamente al Rey Carlos III pidiéndole el amparo de La Corona y
denunciando concretamente que las intrigas habían sido iniciadas por Don Juan Nicolás de Ponte y
el Capitán Don Martín de Tovar, acompañados estos de muchos otros de su estirpe.

Los odios exacerbados


Estas acusaciones y denuncias elevadas directamente al Rey crearon un revuelo mayúsculo entre
los mantuanos caraqueños y, por supuesto, las intrigas y los odios se exacerbaron, lo que condujo
a establecer criterios muy delicados, entre otros, si el Cabildo tenía o no potestad como lo había
sentenciado, para organizar cuerpos militares sin la participación del Gobernador, crear cargos
militares e inmiscuirse en atribuciones muy propias del Gobernador en materias tan sensibles. Y
por supuesto, que ésta situación influyó mucho en la realidad política de la provincia de Venezuela
que estaba en proceso de ser ascendida a Capitanía General, transformación ésta muy importante
en todos los órdenes, de manera que la decisión de La Corona golpeó fuertemente las
aspiraciones de la oligarquía caraqueña. Los mantuanos ahora más que nunca se dieron a

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manifestar su inconformidad y por ello la Corona se vio precisada a imponer medidas radicales,
dictando una muy contundente real Cedula del 12 de septiembre de 1770, con la cual se decidiría
toda controversia que en lo sucesivo plantearan los residentes de ésta provincia. Pero, sobre
cualquier otra consideración, ésta cedula frenó las aspiraciones de los mantuanos y peninsulares
minimizando la soberbia y prepotencia que venían manifestando. La actitud asumida por el
Cabildo caraqueño en apoyo y respaldo de los oligarcas y mantuanos caraqueños fue calificada
por la Corona como: “Notables y visibles equivocaciones del Cabildo Caraqueño”. Ante tales y muy
graves calificados errores, la Corona amenazo al Cabildo con la aplicación de severas penas si
éste insistía en sus pretensiones y abusos y ordenó que se abstuviera en lo sucesivo de tomar
acuerdo alguno sobre asuntos militares. Negó así mismo al Cabildo caraqueño la potestad de
enjuiciar a Don Sebastián de Miranda y Ravelo a quien le ratificó todos los derechos y
prerrogativas que el Cabildo le había objetado. La Corona impuso a todos perpetuo silencio sobre
la personalidad y origen de Don Sebastián de Miranda y Ravelo. Ningún juez ni justicia podrá
molestar en lo sucesivo al Capitán Miranda por las prerrogativas de que gozaba, así como del uso
del uniforme y del bastón.

Todas aquellas disposiciones tenían un carácter irrebatible e inapelable por haber sido dictadas por
La Corona y, por supuesto, fueron sumamente molestas para los peninsulares y mantuanos criollos
que hasta entonces habían sido los intocables de ésta provincia y todo éste acontecer tendría
marcada repercusión en lo sucesivo y, a mas de cuarenta años, después le cobrarán con acciones
innobles y rencores potenciados por el odio acumulado al hijo de aquel Capitán de La Compañía
de Canarios, a Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez; al oponerse a su llegada a Caracas,
a su participación en el Congreso del año 1811 que votó la Independencia, a participar en la batalla
que ya era inevitable contra el Imperio. Toda acción por parte de ésta sociedad caraqueña fue una
total oposición a los planes y programas de Miranda, convirtiéndose en una Coordinadora
Diabólica contraria a una revolución de la cual no tenían ni remota noción, hasta llegar al extremo
de traicionarlo en La Guaira después de la capitulación con Monteverde en 1812. En ese pasado
histórico nadie puede negar que fueron también estos mismos mantuanos criollos quienes lo
habían combatido de forma solapada al inicio de ésta Primera Republica nacida del celebre
Congreso de 1811. Es muy significativo considerar la representación que le dieron a miranda los
seudo líderes de aquel Congreso de 1811. No fue como representante o diputado por ninguna
región o ciudad de importancia que él llego al Congreso, mas bien como un marginamiento o
desprecio al hombre de mas garra y valor para integrar aquel magno evento, y algo así como, para
que posiblemente no salga elegido, le dieron una representación por El Pao, ¿donde quedaba
aquel remoto pueblo? Ni siquiera por Aragua de Barcelona o Puerto Píritu, sino de un pueblo que
nadie conocía, sin menospreciar al digno pueblo de El Pao. Ese es uno de los tantos hechos que
es necesario analizarlo y no pasarlo por alto, porque al fin el hombre de mayor relevancia en aquel
Congreso, fue como diputado por El Pao y lo representó con dignidad y conocimiento de lo que
debió hacer. Y cualquier parecido con los momentos actuales que vivimos, cuando tratamos de
continuar aquel hermoso proceso iniciado por Miranda hace casi doscientos años, también es pura
coincidencia.

Indudablemente que todo éste odio y rencor no fue solamente contra Miranda padre sino que se
extendió hacia todos los Miranda hijos y, sobre todo para el hijo primogénito a quien también
profundamente habían lesionado en su ego y personalidad, que en lugar de opacarlo o relegarlo a
una subestimación acentuada, le agigantan y le estimulan la tendencia por conquistar en otras
sociedades el mas alto grado de consideración y valía. De manera pues que lo único que
produjeron en el joven Miranda fue agigantar su impulso y afán reinvidicativo y por ello toma la
decisión más inteligente, abandonar su ciudad nativa e irse en busca de preparación,
conocimientos y gloria. Cuando Miranda vuelve a su suelo natal, porque aun no había patria
alguna, regresa convertido en el revolucionario más grande y destacado que había conocido la
historia, la de entonces y también la de ahora.

Las verdaderas causas de la perdida de la aquella Primera Republica en 1812 aun no han sido
analizadas a la luz de la verdad revolucionaria, deben ser otras a las expuestas por Bolívar en el
Manifiesto de Cartagena y en la famosa Carta de Jamaica, así como en su discurso ante el

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Congreso de Angostura y si no otras, deben ser muy conexas, yo me atrevo a pensar, hoy a tantos
años , que todos aquellos intrincados hechos de 1811 y 1812 y las causas de tan nefastas
consecuencias no están muy claras, como tampoco han sido analizadas o aclaradas como se debe
hacer, y sus orígenes hay que buscarlos años muy atrás. La firme y valiente posición del padre de
Miranda no la olvidaron jamás los representantes del Cabildo Caraqueño y de la sociedad
retardataria de entonces, ni al padre ni a su hijo, porque no habían logrado superar el trauma
causado por aquella Real Cedula de 1770. La venganza estuvo latente y la ejecutaron contra
Miranda hijo la triste noche del 30 de julio de 1812 allá en La Guaira. Y los mismos episodios
sucedidos entre 1764 y 1771, la salida de Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez de su
ciudad natal por el ambiente hostil donde se habían producido hechos muy denigrantes y
vejámenes a toda su familia fueron los motivos que hicieron germinar en la mente del joven
Sebastián Francisco la semilla de esa revolución que lo acompañó hasta la tumba y que
desgraciadamente no pudo ver cristalizada.

Se han escrito muchas paginas sobre la vida y la obra de éste venezolano insigne, y se seguirán
escribiendo, pero como de la vida de todos los grandes inmortales, como la de Jesús, la de Bolívar
y como la de tantos grandes valores de la humanidad, ha habido muchos detractores, unos le han
calumniado y muchos otros han ocultado y tergiversado la verdad; Sebastián Francisco de Miranda
es uno de ellos, y como tal sigue siendo una victima del olvido y de la marginalidad sentimental de
amplios sectores de nuestros pueblos, lo que yo considero que sea mas por ignorancia que por
desafecto. Al referirme al caso ineludible y concreto de La Guaira, del arresto y entrega del gran
“Libertador de Libertadores” al español Domingo de Monteverde, por quien luego llega a ser
nuestro Libertador, es un tema controversial sobre el que muy poco se ha escrito y también
muchos los que se han abstenido de hacerlo, porque el tema es escabroso, pero al llevar a la
balanza del equilibrio justiciero, no en lo sentimental, sino a luz de los hechos sucedidos entonces,
¿hacia donde se debe inclinar el fiel de esa balanza?. Yo considero que ésta se inclinará con
bastante diferencia hacia el lado de Miranda. Hagamos la elemental comparación y sopesemos
una vez más la trayectoria, formación y experiencias de cada uno de aquellos actores.

Ya en la etapa final de la vida de Miranda, en ese fatídico año de 1812, y con 62 años de vida, de
luchas, de angustias y también de mucha gloria acumulada; el otro, con apenas 29 años, sin
ninguna experiencia ni formación política ni guerrera, sin ninguna formación ideológica sobre la
creación de un Estado o la formación de una Republica y acatando los dictámenes de su entorno,
de quienes indudablemente se dejo influenciar, lo que debe ser indiscutible, por la gran presión que
sobre el ejercían los de su entorno que eran la mayoría, así como la inexperiencia de hombre tan
joven, por lo que se hace necesario hacer ese cuadro comparativo, porque los dos personajes mas
sobresalientes de toda nuestra historia fueron totalmente distintos.

Luego de la declaración de La Independencia de la provincia o Capitanía General y de haberse


votado en el primer congreso instalado en ésta parte de América la creación de la Primera
República, analicemos por favor, quienes fueron sus actores y a quienes se les dio responsabilidad
de gobierno y de mando. La mayoría formaba parte de la misma oligarquía criolla que por
supuesto, había y estaba presente. De una u otra forma descendían o estaban ligados por muchos
nexos con los integrantes de aquel Cabildo que de manera manifiesta y arbitraria se había opuesto
a su padre y a todos los Miranda años atrás. ¿Era acaso Bolívar uno de los representantes de
aquella godarria caraqueña? Yo no lo juzgo pero tampoco me abstengo y comparto con el
Generalísimo y “Libertador de Libertadores” al considerar las pretensiones de aquella incipiente
Republica, que había mucho de utopía y de visiones imprecisas, las fuerzas o ejercito ofrecido a
Miranda cuando fue invitado a unirse a la lucha en 1810 luego de los sucesos del 19 de abril no era
ni remotamente un ejercito y luego Miranda se convenció que no había tal ejercito, así como
tampoco había una visión aproximada de la guerra por asalto o de guerrilla, tampoco existían las
condiciones ni los elementos para su organización. De manera pues que no solamente La Primera
Republica fue una utopía sino que también lo era la pretensión de lograr un estado políticamente
organizado.

29
Juzguemos hoy a la distancia a esos dos grandes hombres para aquel momento y nos daremos
cuenta que ya Miranda no era un revoltoso, tampoco un improvisado en el arte de la guerra y
mucho menos un romántico como ideólogo de la revolución que se iniciaba. Creo muy bien y
ajustado a aquella realidad, que Miranda los juzgo muy bien en aquellos momentos críticos de su
existencia, aquella madrugada fatídica de aquel 30 de julio al calificarlos como todo un Maestro, de
Bochincheros. ¿Y se podrá comparar el bochinche y el desorden de aquella gente con una
revolución?, o, ¿que aquellos fueron unos revolucionarios? El bochinche, el desorden y el alboroto
jamás han estado ausentes en los momentos difíciles de ésta Venezuela y hasta ahora al parecer
el molde no se ha roto, solo que ahora privan otros muy poderosos intereses y las traiciones son
contra la patria en combinación con potencias extranjeras, lo que convierte al Bochinche en un
delito de lesa patria. Ayer los oligarcas y poderosos se aliaron con el Imperio español, ahora la
alianza descarada y vulgar ha sido con el Imperio del norte. Por supuesto, entonces no se conocía
el petróleo, ni el hierro, tampoco el aluminio, ni el gas, ni existían las Federaciones de los
poderos, mucho menos confederaciones de trabajadores corruptas y vende patria, como tampoco
abultados contratos, ni se practicaban las descaradas y vulgares comisiones, tampoco existían el
Bancos de los trabajadores arruinados por sindicaleros inmorales, como tampoco Bancos privados
robados por sus propios gerentes, tampoco se habían creado las poderosas empresas del
petróleo, como tampoco las del hierro ni las del aluminio, todas inauditables hasta hace poco
tiempo y entregadas a las transnacionales por los vendepatria de la meritocracia vulgar y
estafadora. Tampoco existían las grandes empresas de aviación, de navegación o de telefonía
vendidas a precio de gallinas flacas por quienes nada les costó y por mandato del Imperio, pero
que se embolsillaron incontables cantidades de dólares, sin haber aun cancelado las prestaciones
de sus trabajadores. Pero tampoco teníamos países vecinos interesados en esos chorros negros
que todos conocemos y que no pierden la oportunidad de atizar la candela en procura de dar
nuevos zarpazos.

Lo que si había entonces eran muy y muchos poderosos terratenientes oligarcas que no querían
perder sus prerrogativas ni que les tocaran sus inmensas extensiones de tierra como los de ahora
y es muy posible que el recuerdo de Sebastián de Miranda, el padre, hubiera aflorado años
después. Y si entramos al aparato o cuerpo de la revolución hoy también nos percatamos que
dentro del proceso hay muchos que le temen a los cambios inevitables y solapadamente se
oponen al proceso aun poniéndose gorras y franelas rojas; es mas, ahora hay toda una cultura
muy larga y perfeccionada de corrupción y vandalismo que no se puede extirpar de la noche a la
mañana y es éste el inconveniente o contradicción de ésta revolución pacifica. Porque ésta es una
revolución de excepción, posiblemente la única revolución pacifica que registra la historia con
semejantes características, y otra apreciación que es obligante hacernos, Miranda estaba bastante
solo entonces como revolucionario integral y único; y si no estaba solo, le acompañaban muy
pocos, aunque todo un Continente de revolucionarios se nutrió de las ideas de Miranda y las
aplicaron a sus proyectos. Conocida como lo fue la idea de la Gran Colombia cuyos inicios ya
estaban establecidos en el mensaje que Cortés de Madariaga preconiza y expande en sus viajes
realizados a Nueva Granada y a otras comarcas de América como lo contemplado en el Acta de
Paris de 1797, donde ya señalaba Miranda la realización del celebre Congreso Anfictiónico de
Panamá que años mas tarde convoco e intentó realizar el Libertador Simón Bolívar. Para Miranda
la liberación era la creación de La Gran Colombia, lo que para él era lo más grande. Esa búsqueda
incansable de Miranda lo llevó a hacer sus reiteradas predicas y llevar sus escritos a todas las
ciudades importantes de América y aquella idea de conformar una sola republica grande y
poderosa surgió de la muy celebre Logia “La Gran Reunión Americana” donde se reunían y
conspiraban en Londres, todos los jóvenes revolucionarios del nuevo mundo. De allá también
emanó su celebre Colombeia que fue su Proyecto donde plasmó todo el desarrollo de la
Independencia y consolidación de la América unida y poderosa. También está testimoniada su
idea en la célebres cartas de Vizcardo, repartidas por doquier, una especie de espada ideológica
que camino por todo el mundo y que posiblemente sigue caminando. Toda ésta trayectoria, todas
estas acciones y proyecciones, desconocidas en su mayoría, nos permiten justificar que todas
fueron verdaderas proclamas anunciando el inicio de un proceso desconocido para el mundo de
entonces y ello nos permite juzgar la monumental figura del gran hombre y reafirmar con Don

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Alberto Rumazo González que indudablemente fue el autentico y único “Libertador de
Libertadores”, no en América, sino en el mundo de ayer.

Y, al final, Miranda edita un libro con la compilación de parte de su archivo que debe ser
considerado como un testimonio más de su esfuerzo y desvelo por la libertad del continente. No
obstante parece olvidarse, sobre todo a nosotros los venezolanos, sus paisanos, toda ésta
trayectoria y hasta ahora no se le ha hecho un desagravio serio y revolucionario como ha debido
hacerse, y yo lo exhorto porque creo que el momento es propicio y que el Generalísimo se lo
merece, por supuesto, situando a cada valor en su pedestal de gloria y sin restarle meritos ni valor
a ninguno. Como mucho lo reitera nuestro Presidente: “Al Cesar lo que es del Cesar, a Dios lo que
es de Dios y al pueblo lo que le pertenece”.

Yo he escrito muchas paginas sobre la vida y obra del Libertador Simón Bolívar sin ocultar, por
supuesto, que para mi el mas grande hombre de la historia del mundo es el muy Poderoso
Hermano Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez de quien también he escrito y seguiré
escribiendo mientras pueda. Este relato es parte de un amplio ensayo que estructuro con la
intención y el deseo de publicarlo en un pequeño cuaderno, ojalá y mis Hermanos masones, que
en el país somos muchos, se interesaran en ello y pudiéramos darle publicidad a hechos tan
desconocidos.

Con respecto a ésta idea de divulgar y dar a conocer la figura, obra y personalidad de Miranda
manifiesto que hace varios años propuse crear una especie de asociación de hermanos y amigos
del Grande y Poderoso Hermano, y, aunque las fundaciones están muy desprestigiadas, yo
pretendí que la nuestra fuera integrada por hermanos masones y amigos admiradores de Miranda;
que la idea y fundamento surgiera de las Logias Masónicas que puedan hacer mucho si nos lo
proponemos; sustentar tal propósito en esa misma carencia de conocimientos que de Miranda
tenemos. La idea de crear esa Fundación que yo llamé “Hermanos y Amigos de Sebastián
Francisco de Miranda” para no excluir a nadie. Tendría como fin primordial buscar, además de
divulgar y dar a conocer, la obra y personalidad del “Libertador de Libertadores”. Que en toda
ciudad y pueblo donde haya una Logia, un Masón o un Mirandino, se convierta en un multiplicador
del proyecto y que en la mayoría de todos los pueblos y ciudades de ésta patria se le levante
aunque sea un busto al inmortal compatriota, lo que por lo demás me parece posible si cumplimos
nuestra condición de Lideres porque todo Masón debe ser un Líder en su medio, Líder de la moral,
de los principios, de la legalidad, de lo justo y de la verdad. Así mismo considero que actualmente
hay muchos medios de publicidad comunitarios que jamás negaran un pedazo de espacio
dedicado a divulgar la doctrina Mirandina que no es otra sino la doctrina de toda revolución. Este
proyecto lo elevé como proposición a la Logia donde yo trabajaba entonces fue aprobado por
unanimidad y fui designado como Presidente de la Fundación pero, desgraciadamente, no fue
posible que arrancara. Espero que algún día puedan surgir otros lideres de mayor empuje y se
logre cristalizar tal objetivo. Toda la información sobre éste proyecto reposa en la Logia Cuna de
Anzoátegui No 178 al Oriente de Barcelona, por si a alguien llega a interesarse, al final dejo mi
dirección electrónica donde con todo gusto atenderé cualquier solicitud o información al respecto.

Violación de los postulados primarios de toda revolución


En cuanto a los juicios emitidos por muchos intelectuales del mundo sobre la vida y trayectoria de
Bolívar también he hecho varias publicaciones y en éste ensayo anexo algunas de estas
consideraciones porque me parecen interesantes y vale la pena conocerlas. Y también por una
razón histórica que demuestra que la critica de los hechos acaecidos aquella menguada noche del
30 de julio de 1812 no es un reconcomio ni censura adversa al Libertador Simón Bolívar, como se
pueda pensar, sino la critica sana, constructiva y también, necesaria desde una posición
revolucionaria de la historia, que como postulado inquebrantable de todo hecho revolucionario se la
deben hacer los lideres de todo proceso de ésta índole, pues al no hacerse la autocrítica como
mandato, se corre el riesgo de que los adversarios la sustenten y, como es de esperarse, también
la tergiversen o la hagan a su antojo.

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Se puede decir hoy, casi a doscientos años de aquel 1812, que El Libertador nunca se hizo la
autocrítica propia de un revolucionario. Ya he comentado al afirmar que para entonces Bolívar aun
no era un revolucionario y si algo hemos conocido, como alguna manifestación muy tenue y
escueta, en ésta no se evidencia autocrítica ni expiación alguna, fue una carta muy débil en
conceptos, que años después le hace Bolívar a un hijo de Miranda, a Leandro, fechada en
Caracas en 1827. Bolívar le manifiesta al hijo del Generalísimo un concepto muy pobre y algo así
como por un cumplido cuando le dice: “Me ha sido muy agradable ver un retrato de ud. que me ha
sido presentado en ésta capital, el me ha recordado ideas gloriosas y tristes a la vez porque
conviven en mis ojos facciones de su ilustre padre...Ud. debe contar siempre con la amistad de su
afectísimo...”

Reminiscencias de aquella expiación juzgada por Rodó si es posible que haya algo de eso. Pero
como se puede considerar, es una nota muy pobre y no propia del Libertador. Tampoco existe
referencia alguna sobre que los hijos de Miranda, Leandro, Francisco y una hija hembra
desconocida hayan tenido relación alguna con los personajes de la nuestra independencia
posterior a aquel año de 1812, ni de que hayan venido alguna vez a la patria de su padre. De esa
hija hembra de Miranda se conoce muy poco pero sobre ella hay un hecho anecdótico muy
singular y por ello lo refiero. Se hizo pasar e identificar como varón con la decisión de estudiar
medicina, profesión no permitida a las mujeres entonces en Inglaterra, y en esta condición de falso
hombre, obtiene su titulo de medico, pero no solamente realizó ésta hazaña, para darle una
denominación a su extraño proceder, sino que se hizo a la vez militar del ejército ingles, actividad
tampoco permitida a las mujeres, y en tal condición ingresó a la milicia como medico militar y fue
enviada al África, allá mismo donde por primera vez mandaron a su padre. Después de fallecida la
médico varón fue cuando se supo o descubrieron que era una dama. Esta fue la hija hembra del
Generalísimo, y por tal comportamiento, audacia y osadía, fue también una revolucionaria en su
campo de acción y proceder profesional.

Las páginas negras en la vida del Libertador Simón Bolívar


Los críticos de la historia le han atribuido tres paginas negras a la trayectoria política del Libertador
Simón Bolívar, las tres muy conocidas y analizadas, y una de ellas, fue la sentencia de muerte de
Piar, que si la analizamos como un precedente necesario y ejemplar, se debe aceptar en toda
revolución, pero tendremos que preguntarnos, ¿fue justa tal sentencia? Y después de fusilado el
General Manuel Piar, ¿qué sucedió con quienes también, posteriormente, conspiraron de forma
mas contundente, abierta y descarada y atentaron inclusive contra la vida del Libertador y
ejecutaron asesinatos alevosos y criminales? Como es el caso muy conocido de Santander, el de
Páez fue otro caso muy especial y sumamente conocido, otro el caso de Nariño, con Carujo ni se
diga, otras muy conocidas fueron las acciones innobles y traidoras de Miguel Peña, las de Obando
de similares características rastreras, el Almirante José Padilla también ejecutó actos muy reñidos
con la legalidad, y paremos de contar y mencionar traidores. Inclusive el mismo Bolívar después de
la noche septembrina en Bogotá llego a manifestarle a Urdaneta: “Es la primera vez que me
arrepiento de haber firmado la sentencia de muerte de Piar, cuando hoy tengo que perdonar al
enemigo mas grande de La Gran Colombia”. Ese tengo que perdonar, fue un error revolucionario
garrafal que demostró y sigue demostrando que hubo una falla del revolucionario muy marcada a
pesar que Santander había sido sentenciado a muerte por un tribunal de guerra presidido por el
General Rafael Urdaneta en el cual se comprobó y demostró su autoría intelectual en el
abominable hecho. Esa pena fue conmutada por un cómodo exilio en Europa. ¿Porqué entonces
aquella falla que tanto le costó a La Republica?, Semejante error o pifia revolucionaria nos costó la
perdida de La Gran Colombia, la muerte de Sucre, la expulsión del mismo Bolívar de su patria y
posiblemente el asesinato del joven General José Antonio Anzoátegui quien fallece en
circunstancias no muy claras en Pamplona después de una cena y cuando regresaba a su patria
después de la gloriosa batalla de Boyacá cargado de gloria y de laureles. Y tanta desgracia que
hasta hoy padecemos Ahí se puso en evidencia un tremendo error de la revolución y de sus lideres
y la violación de uno de los postulados de toda revolución: la que jamás puede ser sentimental.

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Pero a la luz de la sentencia y ejecución del General Manuel Piar es necesario hacer el comentario
en relación con ella, ésta sentencia ha sido considerada como la mas detestable pagina negra
atribuida al Libertador.

Manuel Maria Francisco Piar


Personaje principal de ésta pagina negra del Libertador, al menos así lo han considerado los
críticos de nuestra historia, y siendo éste destacado personaje de nuestra gesta emancipadora otro
de los muy desconocidos por las mayorías, es por lo que yo me he permitido extenderme algo mas
en ése caso con la única finalidad formarnos un concepto mas sólido sobre este hombre valiente
que le hizo aportes muy interesantes a la causa independentista y que fue la primera y única
victima legalmente ejecutada en el ejercito patriota al haber sido sentenciado a la pena de muerte,
firmada por el Libertador Simón Bolívar.

Y así lo manifiesta el mismo Bolívar en la exposición de la sentencia y las causas que la originaron
cuando se dirige a los venezolanos desde el Cuartel General de Guayana el 5 de agosto de 1817:
“Ciudadanos, la mas grande aflicción que puede sobrevenir al animo de un Magistrado, es aquella
que lo obliga a emplear la Espada de la justicia contra un ciudadano que fue benemérito de La
Patria”.

Continúa El Libertador explicando las causas determinantes de tan terrible decisión, y concluye de
la siguiente manera: “El General ha infringido las leyes, ha conspirado contra el sistema, ha
desobedecido al gobierno, ha resistido la fuerza, ha desertado del ejercito y ha huido como un
cobarde; así pues él se ha puesto fuera de la ley; su destrucción es un deber y su destructor un
bienhechor.” Al parecer no todas las fallas o flaquezas atribuidas al valiente General en Jefe
Manuel Piar fueron ciertas, como tampoco comprobadas, al menos la de desertor, y mucho menos
la de haber huido como un cobarde, de ello hubo evidencias muy firmes, y las otras
consideraciones que se atribuyen como causas dolosas de sus actuaciones, pueden ser flaquezas
que posiblemente no ameritaban semejante sentencia.

Ahora, cuando me propongo dar a conocer acciones y hechos muy valiosos de Manuel Piar que el
mismo Libertador lo califica como Benemérito, y sin embargo fue sentenciado a muerte, nos
situamos ante las contradicciones de la historia y tenemos que criticar aquel viejo concepto del
Profesor amigo, cuando nos decía que: “La historia se repite”; y simplemente, porque en los casos
de traición y aberrantes crímenes de lesa patria, como se cometen ahora, ni siquiera penas
apegadas a la normativa actual se han aplicado a tantos traidores, criminales y corruptos, y lo que
nos hace recordar un viejo aforismo muy elemental, pero cargado de lógica jurídica que contempla:
“La indulgencia con el culpable, es el castigo del inocente”. Sin comentarios.

El hecho de ser nativo de una isla, Curazao, debió influir de manera terminante para hacerse
marino desde muy joven. Nace en la ciudad de Willemstadt, en el barrio de Otrabanda, en abril de
1774, hijo natural de Maria Isabel Gómez, así lo establece su partida de bautismo, y su paternidad
se le atribuye a Fernando Piar Lottyn, capitán de la marina mercante y natural de las Islas
Canarias, quien comerciaba entre Curazao y La Guaira.

Esa condición incomoda de ser un hijo sin padre, en un medio donde un alto porcentaje eran hijos
ilegítimos así como su origen que lo identifica como un pardo, debió signar poderosamente su
personalidad. La condición de pardo era un estigma en aquella sociedad donde Curazao no
escapó a tal prejuicio social que por igual caracterizó a la sociedad venezolana dividida en castas,
aunque Piar siendo un pardo o mulato, había nacido libre. Para él no había la prohibición de hablar
en alta voz al principio de la calle ancha ni tampoco la obligación de permanecer dentro del portón,
por lo que vivía fuera. O que no podía entrar a Otrabanda después de ciertas horas, como tampoco
la prohibición de portar bastón ni de llevar oro, disposiciones inquebrantables e imperantes en
aquella isla. Otra dificultad de aquella isla era que no había escuelas solo se practicaba la
educación del hogar. Cuando con su madre se viene a tierra firme se encuentra en La Guaira con
un medio parecido al de su isla natal donde predominaba el negro y una numerosa colonia canaria
practicaba el comercio. Muy pronto comienza a navegar por las antillas y conoce a Haití, a Cuba y

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otras islas, su padre le proporcionó al hijo que se había venido a su lado, la enseñanza y
conocimientos del mar y la marina, además de cierta enseñanza limitada a sus posibilidades. Su
padre estuvo desde un comienzo al lado de los cambios sociales. Conocía muy bien los detalles de
la insurrección de Haití en 1791, sabia de la guerra de exterminio de los europeos residentes en las
islas, decretada y puesta en practica por los insurrectos. Veía con agrado el decreto de La
Convención Nacional de Francia que el 4 de febrero de 1794 proclamó la abolición de la
esclavitud. Y así mismo los Piar se enteraron de las noticias llegadas de Luisiana, que inspirada en
los sucesos Haitianos, comenzaba a indicar el camino de la rebelión. Y en 1795 se animan cuando
José Leonardo Chirinos recorre la sierra de Coro con su bandera morada libertando esclavos y
desafiando el poder de La Corona. Ese mismo año surgen acontecimientos que a los Piar le son
conocidos, al enterarse de que en Curazao se han insurreccionado los esclavos y muy pronto a
ellos les correspondería actuar, luchar, sufrir persecuciones en el puerto de La Guaira al tener la
oportunidad de estar presentes en la conspiración de Gual y España en 1797.

La Guaira que fue el epicentro de acciones conspirativas que al iniciarse con Gual y España no se
detendrán jamás, así vemos que en 1797 una nueva arremetida, ahora con la manifiesta
influenciada de algunos prisioneros traídos de España como fueron Juan Mariano Piconell, Manuel
Cortés Campomanes, Sebastián Andrés y José Lax, y lo que demostraba que aquellos prisioneros
recluidos en calabozos de La Guaira no eran unos presos comunes ni vulgares delincuentes, y
meses después de encarcelados, lograron escaparse de la prisión con rumbo hacia Curazao y, por
supuesto, tales acciones repercutieron positivamente en quienes ya pensaban y anhelaban la
libertad y quienes ya abogaban por los Derechos del Hombre y entonaban La Canción Americana,
valiéndose de panfletos y proclamas, y donde había hombres de diversas posiciones y rango,
comerciantes, profesionales, militares veteranos, blancos, pardos, y hacendados hasta el cura y el
vicario conspiraron en La Guaira contra el Rey. En Caracas también hubo manifestaciones pero
con menor intensidad, inclusive había hasta un programa revolucionario que contenía la creación
de un estado independiente integrado por la provincia de Caracas, Cumana, Guayana, Maracaibo
y también tenían una bandera de colores blanco, azul, amarillo y rojo, y ofrecían suspender los
estancos y monopolios, establecer el libre comercio. Pero su más importante aspiración fue la
abolición de la esclavitud y tributo de indios y que el nuevo estado se pasará en una absoluta
separación de castas. Estas ideas encontraron una amplia simpatía en los sectores mayoritarios
como eran los negros, mulatos y pardos. Si de momento no se lograron los objetivos y muchos de
sus dirigentes tuvieron que escapar, si quedó sembrada la semilla que luego germinaría con gran
fortaleza.

Manuel Piar y su madre Isabel Gómez, así como el resto de la familia, respaldaron y estuvieron al
lado del ansía de libertad, futuro proyecto revolucionario. De la participación de Maria Isabel
Gómez, de su trabajo por la causa emprendida por Gual y España, hay pruebas que así lo
evidencian. El 20 de enero de 1798, el Capitán General de Venezuela, Pedro Carbonell, ordena al
Comandante de La Guaira el allanamiento de la casa de la madre de Manuel Piar ya que suponían
que allí llegaba material conspirativo proveniente de Curazao, así como expulsar del territorio
venezolano a esa mulata llamada Isabel. Y una constante correspondencia entre el Capitán
General y el Gobernador de Curazao, denunciaban la existencia en la isla de los jefes insurrectos
hospedados precisamente en la casa de Manuel Piar. Es más, el Capitán General Carbonell exige
le sea remitido como prisionero a Manuel Piar a Caracas, pero no lograron localizarlo. La
expectativa de ser ya un perseguido de La Corona que lo identifica como un activista
revolucionario, luchando por la causa, de haber alojado en su casa a Gual y a España, unida a la
bien disimulada protección del Gobernador de la isla Lauffer convertía ya a Manuel Piar en todo un
personaje y líder de la libertad americana, Un líder de los marginados, de los negros, mulatos y
esclavos que eran los parias de la colonia.

Por supuesto, muchas cosas venían cambiando a nivel internacional, entre otros cambios, se había
convertido Holanda en un protectorado francés y la invasión de los países bajos por los ejércitos de
Doumoriez a cuyo mando se encontraba Miranda, destronaron la monarquía que desde 1795
figuraba como la republica Bátava. El comercio y otras actividades habían disminuido en la isla de
Curazao a consecuencia de la guerra en Europa.

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Transcurren los años finales del siglo XVIII con una constante guerra en la isla y luego de la
ocupación inglesa en 1806, a Manuelo Piar se le hizo imposible su permanencia en Curazao y
apoyándose en la capitulación firmada al respecto por los ingleses y holandeses, que le permitía a
oficiales del ejercito y militares vencidos salir de la isla, Piar abandona su terruño y se dirige a Haití
que había adquirido su independencia como primera Republica del continente en 1803 y que como
único y primer estado independiente del nuevo mundo, jugaría un destacado papel en la
emancipación de las Colonias de España.

En Haití se crea la primera republica independiente del continente como hemos visto, pero la
situación y el proceso que se desarrolla es sumamente difícil dada la conformación de su
población. Para entonces, 1789, la población de Haití era de 800.000 personas o habitantes, y de
estos no menos de 700.000 eran gente de color, lo que evidenciaba una profunda separación entre
los colonos franceses que eran la mayoría de los blancos y el elemento africano que habían sido
explotados por la pequeña minoría de blancos que ejercía el dominio en la isla. Como se debió
suponer los blancos aspiraban continuar ejerciendo su predominio, pero muy pronto, en 1790, se
crea La Asamblea General de la parte francesa de Santo Domingo, declarándose la independencia
definitiva y estalla la primera insurrección de esclavos contra los blancos. Luego surge una
declaración de guerra de España contra Francia, permitiéndosele a los rebeldes haitianos pasar a
Santo Domingo al lado del ejército español para combatir a los franceses que habían proclamado
ese mismo año 1793 la libertad de los esclavos como medida de contener la rebelión. Ya a éstas
alturas de la lucha un ex esclavo Toussaint L´Ouverture se destaca como dirigente y líder de los
negros y logra el control de Francia dominando la situación y como tal administra a Haití como
Gobernador. El gobierno de éste negro L´Ouverture identifica otra etapa de la independencia
Haitiana con miras a reconciliar las diversas etnias, suprimiendo la discriminación y armonizando la
situación bajo un protectorado francés que estimula pretensiones de una autentica independencia.
Sin embargo, la situación no logra estabilizarse y surge la invasión del General Víctor Emmanuel
Leclerc con un ejercito de 35.000 hombres y en 1802 ejecuta una destructora guerra de
reconquista, establece de nuevo la esclavitud, desatando una feroz persecución contra los negros
y por supuesto haciendo prisionero a L´Ouverture; y lo que origina una nueva guerra de liberación
al frente de la cual se destaca un nuevo ex esclavo Jean Jacques Dessalines quien concibe la
patria solamente para los negros, desatando un inmenso odio contra los blancos, expulso a los
franceses definitivamente de Haití y continúa la represión contra los blancos que permanecían en
la esa colonia, ya sin protección francesa se decretó el exterminio masivo de los blancos. En un
solo día el 9 de marzo de 1804, asesinaron en sur de Haití cerca de 1.500 blancos, y la matanza
continúo extendiéndose con extrema crueldad.

Indudablemente que toda la colonia española en toda América se enteró de tales acontecimientos
y del grave peligro que sobre ellos se cernía y todos buscaron una forma de controlar aquella
inminente amenaza que significaba el terror negro y el exterminio masivo de los blancos como era
evidente debía suceder. Tan aterradoras noticias corrieron como pólvora por toda América y como
debemos suponer, los blancos venezolanos no escaparon a aquella angustia por tan latente
peligro. Pero indudablemente que el temor y la conmoción no fue solamente entre los súbditos de
España sino que ya nuestros líderes de la naciente revolución que ya andaba conspirando, y
formados por grupos de blancos y privilegiados, mantuanos en su mayoría, también vieron con
temor en tales acciones de una especie de Jacobinismo Haitiano acá en el Caribe. El mismo
Miranda llegó a manifestarle a su amigo de Londres Mr. Turnbull en agosto de 1798 su
preocupación por los conocidos acontecimientos y le manifestó lo siguiente: “Le confieso que tanto
como deseo la libertad e independencia del nuevo mundo, otro tanto temo la anarquía y el sistema
revolucionario que se pretende establecer. No quiera Dios que estos hermosos países tengan la
suerte de Santo Domingo, teatro de sangre y crímenes, so pretexto de establecer la libertad; antes
valiera que se quedaran un siglo mas bajo la opresión bárbara e imbécil de España…”’Y el
Libertador es categórico, cuando aun no ha pensado recurrir a la ayuda haitiana de Petión, al
fustigar en carta al redactor de la Gaceta Real de Jamaica a los lideres realistas de Venezuela que
al frente de las masas negras e indias decapitaron la Primera República, señalándolos seguidores
de las recientes experiencias de Santo Domingo en su afán de sublevar a la gente de color,

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inclusive a los esclavos contra los blancos criollos, para establecer la desolación bajo las banderas
de Fernando VII… Cuando posteriormente la libertad ya establecida en muchas regiones de
América, Bolívar vuelve a recordar aquellos conceptos: “La guerra de Haití debe servirnos de
modelo en algunas cosas; pero no en el genero terrible de destrucción que adoptaron, pues
aunque allá fue útil, aquí no sirve de nada, porque lo que se destruye es inútil a todos”.

Talvez el mayor interés en reseñar estos acontecimientos al hablar de Manuel Piar y las
conclusiones que después se puedan sacar, es que Manuel Piar conoció muy de cerca la
experiencia haitiana, penetra en su determinismo geográfico que es el mismo que él lleva por
dentro y siente los anhelos y sueños de todo el pueblo caribeño en el momento en que se
desarrolla y evoluciona todo un proceso revolucionario. Indudablemente que fue el único prócer de
nuestra independencia en haber vivido tales acontecimientos y experiencias y de haber
interpretado lo que es una autentica revolución porque la vivió muy de cerca, la palpó y la sintió
como actor. El de Haití fue el proceso mas radical con cambios tan absolutos que se dieron en todo
el proceso de las colonias europeas de América latina.

A la luz de la autentica historia extraemos como conclusión inequívoca que el levantamiento del
pueblo haitiano no fue solamente para alejarse del dominio europeo y asumir la soberanía de la
colonia, además fue un movimiento que buscó cambiar radicalmente el orden social al colocar al
sector mas oprimido y explotado de un pueblo humilde en condiciones de dirigentes nuevos y
autóctonos, y ejercer una figura política también muy nueva como fue La República o Estado criollo
en lo cual fueron los auténticos abanderados en el nuevo mundo.

Si hoy suponemos o concebimos a los esclavos y negros en el poder, es algo para muchos aun
inconcebibles y como avanzada revolucionaria algo jamás visto en todo el orbe.

Yo considero que lo que mas sorprende y extraña del proyecto haitiano es que evoluciona no
solamente en lo político y social, sino en lo muy interesante, en lo económico, de ahí el gran temor
que los mantuanos de toda América manifestaron ante tan avanzado proceso. Al latifundio, que fue
el modelo de producción mas resaltante de la sociedad feudal, se lo lleva por delante la arrolladora
maquinaria de aquella incipiente revolución al realizar la mas autentica reforma agraria,
transformando las grandes extensiones latifundistas en pequeñas porciones o parcelas para
remediar a los que nunca habían tenido propiedad alguna, y mucho menos un pedazo de tierra
donde sembrar una mata de topocho. Extraña, aun hoy día, a doscientos años de distancia, tan
avanzado y perfecto proceso. De manera que hoy debemos que al analizar, que la separación de
Haitiana de Francia fue definitiva y auténtica. La igualdad social la logran los haitianos con la
destrucción de los blancos, así como la libertad absoluta de los esclavos, esa repartición de la
tierra la convierten en la única y autentica guerra de clases, como jamás se había visto en la
historia del mundo.

Y lo que no podemos ni debemos olvidar nunca, cuando hablamos de Manuel Piar, es que él fue
un zambo o mulato, vale decir estuvo siempre al lado de los negros, y lo otro, que fue actor y
testigo presencial como ningún otro de tan bastos acontecimientos; y hoy habría que preguntarse o
preguntarnos, hasta donde ésta condición tan vivida y conocida pudo determinar una desconfianza
o suspicacia ante el ascenso vertiginoso del valiente guerrero en nuestra cruenta guerra de
independencia? Ascensos que nadie le podía negar y como veremos, mas adelante, en una de sus
mas destacas batallas como fue la del Juncal acá muy cerca de Barcelona, cuando sus mismos
soldados subalternos le otorgaron el alto grado de General en Jefe, hecho jamás presenciado en la
historia militar de continente alguno. Su sentencia de muerte se le atribuye a Bolívar como la
primera pagina negra de El Libertador, y además fue el único oficial de alto rango en haber sido
fusilado en toda nuestra contienda emancipadora.

A raíz de los sucesos del 19 de abril de 1810 cuando se comienzan a trillar los caminos de la
esperanza emancipadora, Curazao estaba dominada por los ingleses que se regocijaban con los
sucesos que acontecían en Caracas, y ante tales circunstancias Manuel Piar no desprecia la
oportunidad de regresar a Venezuela. Llega a La Guaira donde tiene amigos, y de allí pasa a

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Caracas centro de actividad y conspiración. Presencia la instalación del primer Congreso iniciado
el 2 de marzo de 1811, convocado por la Sociedad Patriótica y las reuniones las presencia a
distancia o desde las barras como diríamos ahora, por el hecho muy cierto de que aun era un
desconocido; y así debía ser porque lo dado en Caracas era un movimiento un tanto raro por la
condición de sus actores: personajes muy similares a aquellos que integraban aquel Cabildo
opuesto al padre de Miranda para finales de 1700. Difícilmente alguien como Piar podía concebir
un movimiento revolucionario con una integración de mantuanos y blancos como aquellos del 19
de abril del año 1810. Sin embargo y de inmediato Manuel Piar se suma a las filas del nuevo
ejército revolucionario que respaldaría la nueva Republica, y el Supremo Poder, que como tal
asume sus funciones, lo nombra Alférez de Fragata el 30 de septiembre de ese año de 1811, y es
enviado a Puerto Cabello, la plaza fuerte y naval más importante de Venezuela, en la marina de
guerra.

Pero no todo sería color de rosas, como tampoco hubo momento de descanso para quienes
conformaron aquella Primera Republica la que apenas a seis días de proclamado aquel innovador
ensayo, el 11 de julio, insurreccionan los valencianos contra el poder central apoyados en una
ofensiva realista llegada desde Coro, pero también surge de inmediato una enérgica reacción de
las guarniciones de Puerto Cabello, Barquisimeto, Carora y San Felipe, que se movilizan para
enfrentar la ofensiva enemiga. En el incipiente ejército, por supuesto, estaba presente Manuel Piar.
Superada ésta primera crisis, Piar navega hacia el Orinoco en una lancha cañonera, para apoyar a
las fuerzas republicanas, comandadas por Ramón García de Sena, contra la insurrecta provincia
de Guayana. Y ésta es la primera vez que Manuel Piar presencia la majestuosidad del gran rió,
posterior testigo de sus gloriosas hazañas y también de su desgracia. Y acá, en el Oriente de La
Republica, recibe las noticias de la ofensiva de Monteverde contra la capital, así como la de la
caída de Puerto Cabello. De oriente emigra hacia Trinidad y el 13 de enero del año 1813 da inicio a
una de las etapas mas destacadas de su vida militar. Es uno de los firmantes del acta de
Chacachacare en condición de secretario, y expediciona sobre la costa rumbo a Guiria. Bajo las
órdenes de Santiago Mariño, emprende la campaña de Cumana, distinguiéndose en la defensa de
Maturín. Liberada la región oriental, incursiona como Comandante de escuadrilla hacia las costas
de Puerto Cabello. Ese próximo año trágico de 1814 combate tanto en Barcelona como en
Cumana y como en Caracas, ejecutando siempre acciones heroicas. Junto a José Félix Ribas, su
mas consecuente compañero de armas, comparte la responsabilidad de la jefatura mas alta de La
Republica que se venia agotando por el empuje incontrolado de los realista y por tantas otras
causas como por ejemplo la marcada desorganización de lo que pretendió llamarse ejercito. Y es
de los últimos jefes republicanos que abandonaron el continente cuando sale por Guiria hacia
Trinidad.

En dos años de batallas ve resplandecer su estrella política mas que de ningún otro. Llega a
ocupar la segunda jefatura militar de Oriente, y, expulsados Bolívar y Mariño del territorio patrio,
asume la jefatura máxima del ejército oriental. Su ascenso es vertiginoso: en septiembre de 1812
es Teniente, para enero de 1813 asciende a Coronel y para cuando abandona La Republica en
1815 ya es General de Brigada. Toda esa actividad guerrera en el oriente le permite conocer muy
bien el territorio y a la vez familiarizarse con los pobladores de toda Cumana, Barcelona, Maturín y
Guayana donde predominan los indios y negros que luego integrarán su ejército hacia la campaña
sobre Guayana, su máxima campaña.

Su destacado valor personal, sus conocimientos y dominio del arte de la guerra, y su decidido
arrojo cuando combate lo hacen acreedor de las simpatías y respeto de sus soldados, pero, a la
vez, también, estas dotes y virtudes despiertan la envidia e inquina de la alta oficialidad. Esa
condición talvez innata en Piar como Comandante siempre triunfante, le crea una especie de
aureola mítica que lo convierte en auténtico e insustituible Líder de su grande entorno.

Años después en 1816 vuelve a Haití y es cuando se incorpora a la muy conocida expedición de
Los Cayos organizada por El Libertador. A las órdenes de Bolívar y como General de División
participa en la batalla de Los Frailes, desembarca en Carúpano y luego continúa sobre Maturín.
Luego del triunfo en el Playón de El Juncal, conducirá su ejercito victorioso al encuentro del gran

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rió que tanto lo atraía y donde organiza la mas tremenda de sus empresas bélicas; la conquista de
Guayana. Y en esa basta y rica región liberada por su espada, la que tantas satisfacciones debió
brindarle, también muere fusilado un 16 de octubre de 1817 con el Grado de General en Jefe y
cuando se preparaba uno de los mas grandes acontecimientos Socio-Políticos de nuestra historia,
el Congreso de Angostura y nacimiento de la que yo me empeño en llamar la Segunda Republica.
Yo no encuentro que después de 1811 haya habido otro estado política y jurídicamente
organizado, por lo que no debió surgir ninguna segunda Republica sino hasta la de aquel Congreso
de Angostura. Para mi fue la auténtica Segunda Republica Este concepto es también
perfectamente rebatible y posiblemente sea otra de las polémicas que en éste ensayo se puedan
encontrar.

Muchos se preguntarán porque extenderme tanto en ésta exposición al comentar sobre la obra
muy interesante de éste personaje de nuestra historia como fue Manuel Piar, y yo respondo por
una razón similar a la que he venido esgrimiendo sobre Miranda, que son personajes de extrema
grandeza, pero muy poco conocidos. De Piar conocemos algo, y cuando se dice que fue
sentenciado a la pena capital por El Libertador Simón Bolívar, da como la impresión de haber sido
un cualquiera vulgar conspirador y traidor. De ahí mi afán y deseo de exteriorizar la férrea
personalidad guerrera de éste compatriota a quien se le calificó lo que fue de Genio e Invencible,
porque sus triunfos militares lo llevan al sitial de los grandes Capitanes de la historia toda, y no
porque haya salido de una Escuela de Guerra o Academia Militar, no, su éxito lo logró por su gran
intuición de guerrero, así como por su fortaleza ideológica alimentada de una constante disciplina.
Fue un militar formado en La Escuela de la Vida y de los constantes aconteceres. Las acciones de
la campaña de Guayana lo revelan como todo un estratega, detallista y estudioso de aquella
realidad. Comandó como ningún otro en catorce combates donde resultó trece veces triunfante y
ellos, todos en el breve tiempo de seis años, desde 1811 a 1817, con lo que dejo establecido que
ningún otro comandante en La Guerra de Independencia presenta una hoja tan clara, positiva y
gloriosa en esas trece victorias como vencedor.

Justamente en sus días finales y en pleno proceso del juicio condenatorio, se presentó una
polémica que lo pretendió descender de sangre noble nacido en Venezuela. Hijo de un Príncipe
portugués llamado Carlos Braganza y de Doña Soledad Jerez de Aristigueta, dama de la alta
sociedad caraqueña perteneciente a la muy noble familia Aristiguieta. Entre quienes sustentaron
esta especie hubo escritores como Laureano Vallenilla Lanz, conocido por su “Cesarismo
Democrático y el Gendarme Necesario” sustentado por éste personaje en el periodo Gomecista, y
a mas de ésta absurda polémica, también trataron estos mismos detractores de minimizar la figura
de Manuel Piar al pretender negarle superioridad como militar y político. Otros tratadistas entre
quienes figura Manuel Landaeta Rosales quien demostró entre otras cosas que en la familia
Aristiguieta no existió mujer alguna que se llamara Concepción o Soledad, como tampoco que
príncipe alguno de Portugal pisara suelo venezolano, y que Manuel Piar nació hijo natural de la
mulata holandesa Isabel Gómez quien era partera o comadrona, y de Don Fernando Piar, natural
de las islas Canarias.

Piar nació en Curazao, por lo que era un extranjero, aunque a lo largo de la guerra de
independencia privó mas el gentilicio de americano, y no solamente de Curazao, sino de muchas
otras partes del mundo; fueron muchos los que vinieron a unirse a los criollos y a regar con su
sangre nuestro suelo sin distinción ni mezquindades. Conociendo su trayectoria hay que decir que
fue tan venezolano como cualquiera de nosotros, y acá, donde desarrollo sus heroicas acciones,
se hizo Cumanés, Margariteño, Guayanés, Barcelonés o Maturines, lo que lo identificó como un
auténtico oriental. Sobre éste inmenso guerreo se pueden continuar narrando muchísimas hazañas
y acciones victoriosas en pro de la independencia, que sopesándolas, a la luz de la verdad
histórica, fueron mucho mas beneficiosas para La Republica que alguna falla que como humano
hubiese cometido, muchos otros Generales y personeros hicieron cosas peores y ejecutaron
acciones innobles y criminales contra La Republica, contra aquella soñada Gran Colombia que al
final la derribaron conduciéndola a la nada, atentaron criminalmente contra la vida misma del
Libertador, ejecutaron fusilamientos absurdos y arbitrarios contra humildes soldados por intrigas
malsanas, y a algunos de ellos a pesar de haber sido sentenciados a muerte, luego se les conmutó

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la pena y fueron perdonados. Y lo más grave, ninguno de ellos se acercaba ni remotamente a las
ejecutorias de Manuel Piar. ¿Sería porque eran blancos, aristócratas y oligarcas? Difamaciones y
falsos testimonios también los hubo y para mencionar uno solo, porque fueron muchos, refiero lo
manifestado por un General Morán, que ni siquiera estaba en el lugar de los hechos sino a mucha
distancia, y así manifestó muy alegre e irresponsablemente: “Piar impidió desembarcar a los
Libertadores, Bolívar y Mariño, disparo artillería contra el buque donde estaba Bolívar, ello fue en
Pampatar, y se alzó en Margarita con el mando. Donde se encontraba huyendo de tierra firme”.
Nada mas falso, calumnioso, y es muy saludable aclararlo a la distancia, ya que para entonces
Piar organizaba la defensa de la isla y preparaba soldados para llevarlos a tierra firme. Y de su
pequeña flota realizó la distribución de los buques que él comandaba, quedando la mayoría en
poder de La Republica, y si acaso tres pasaron a poder de un sr. Bianchi su propietario. Luego
desembarcó en Pampatar para dejar el parque, en uno de estos barcos donde se encontraban
Carlos Sublette, Mariano Montilla y Leonardo Padrón, y permaneció en la isla. Nadie podía negar
que Piar desconoció a Bolívar y a Mariño como jefes supremos, pero jamás se ejecutó contra ellos
acción violenta alguna, como tampoco se les impidió desembarcar en la isla. Hay también una
falsa versión de varios historiados-aduladores, de la intención de Piar de asesinar a Bolívar y a
Mariño y lo que apresuró la salida de éstos hacia Cartagena, pero tal versión se desvanece por si
misma, pues Piar los tuvo a su lado en Margarita, y si ambos sufrieron algún atropello y detención
no fue por orden de Piar, sino de manos de Ribas a su llegada a Carúpano. Piar de inmediato se
dirige a Cariaco a planificar con Ribas la defensa del territorio que no abandonaron nunca y que
ellos creían defendible, y es éste el momento cuando ambos asumen como jefes supremos de
oriente y de occidente. Este por supuesto es un hecho muy singular en nuestra historia, porque el
único General Pardo que alcanza el alto grado de General en Jefe fue Manuel Piar, y en éste
preciso momento se une al muy criollo y mas radical de los oficiales que hubiera surgido en el
proceso revolucionario de Venezuela, José Félix Ribas quien ya tenia su historia de antecedentes
al haber sido representante de los pardos en la Junta Suprema de Caracas y quien por esa
condición de rebelde, de revolucionario radical, fue expulsado a Curazao; éste mismo guerrero
está ahora al lado del Curazoleño de su misma condición de pardos en busca de un mismo fin. En
aquella reunión de Cariaco se planifican las operaciones a realizar para colocar a los patriotas a la
defensiva, ejecutando a su vez una medida de inmensa trascendencia como fue la libertad de los
esclavos.

Transcurren estos años de intensas luchas y muchas desgracias, hasta que Piar se ve precisado a
emigrar y permanece la mayor parte del año 1815 en la isla de Granada y ya a comienzos de 1816
se consigue con el Libertador en Haití, isla ya bastante conocida por Piar, y allí con la ayuda del
Presidente Petión, la concurrencia del General Curazoleño Luís Brión y la ayuda del comerciante
Roberto Sutherland se prepara una nueva expedición muy conocida como fue la de Los Cayos de
San Luís, de donde zarpó el 31 de marzo de 1816. Esta es una nueva etapa de la gran guerra de
independencia. En poco tiempo formó Piar un ejército en las cercanías de Barcelona y logró ocupar
ésta plaza y se prepara para un encuentro que sería decisivo para la liberación de oriente, el que
se dio el 27 de septiembre de 1816 en El Juncal. Me he propuesto llegar hasta la ejecución de ésta
importante Batalla, que por tantas intrigas, subestimaciones y desconocimientos absurdos, se le
han querido arrebatar y desconocer al General Manuel Piar, y al respecto transcribo el criterio
manifestado por El Libertador Simón Bolívar, sin saber hasta ahora, que causas o motivos lo
indujeron a tan absurda y temeraria apreciación al atribuirle la victoria de El Juncal al General Mac
Gregor y no al curazoleño, pues éste en medio del combate y creyéndose perdido, abandonó el
campo y corrió a Barcelona, dicen sus adversarios y lo corrobora Bolívar. Sin embargo un
historiador de la talla de Carraciolo Parra Pérez es uno de los que contradice ésta versión y afirma
que tal manifestación, y a pesar de ser sostenida por nuestro Gran Libertador, no corresponde a la
verdad. La batalla dice el eminente historiador, critico y ensayista Carraciolo Parra Pérez: “La gano
Piar y la perdió Morales, porque ayer como ahora, las batallas las ganan o las pierden los jefes
principales”. Y esa falsa de ver a Piar huyendo para ponerse a salvo, llegando inclusive a
Barcelona, situada a mas de cuatro leguas de distancia del campo de batalla, es contrario a toda
lógica de los hechos y contradicen toda una vida de valentía y pundonor militar en nuestros
libertadores. Indudablemente que luego de haber convertido a Piar en un cadáver político, después
del manifiesto del 5 de agosto dado en Angostura emitido por El Libertador, podían decirse cosas

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como estas: “La batalla de El Juncal casi perdida por éste General, (Piar) fue un terrible
desengaño para aquellos alucinados soldados que creían tener en él al gran Capitán, pero su
impericia y su cobardía se manifestaron allí de un modo incontestable. Ganada por el Genral Mac
Gregor y los otros subalternos que obraron arbitrariamente, hallándose abandonados de su jefe y
sin esperanza de salvarse, ni aun siquiera se puso a la cabeza del ejercito para perseguir los
restos fugitivos y el fruto de aquella victoria fue ninguno, como todas las que la fortuna le ha
proporcionado”. Tan inexplicable juicio fue expresado por Bolívar. Inexplicable, es necesario
reiterarlo, por venir de un hombre como Bolívar, jamás dado a lanzar juicios temerarios, pero
desgraciadamente los hechos se encargarían de desmentir al Libertador, muy lamentablemente
inmerso en las pasiones momentáneas y sufriendo a la vez una extraña influencia como aquella
del año 1812 cuando se ensañó contra Miranda. Esos “alucinados soldados” y los jefes del ejercito,
que según Bolívar, creyeron tener en él a un gran Capitán, fueron los mismos soldados que se
encargaron inmediatamente después de la polémica batalla de El Juncal, de ascender a Piar a
General en Jefe, siendo ésta la única ocasión durante toda la larga guerra de nuestra
independencia, en que los mismos subalternos conceden éste excelso grado a comandante
alguno, y en el mismo campo donde habían combatido.

De manera pues, que, para no echarle mas combustible a la candela, dejemos que la posteridad
juzgue los hechos, sin dejar de extrañar para no hacer mas conjeturas, la actuación de Bolívar y
juzgar a la vez si la sentencia del mas grande de nuestros guerreros, se puede aun hoy justificar o
considerarse no solamente como la pagina negra mas absurda y borrosa del Libertador, sino como
la que nunca se ha debido escribir. Y con éste pequeño análisis crítico y revolucionario, creo haber
analizado esa primera página negra en la vida de Bolívar.

En cuanto a las otras dos consideradas paginas negras, como fueron la Dictadura de Bolívar, no
creo valga la pena penetrar en ella, ya que lo que hubo fue hacer valer el imperio de la ley en unas
provincias donde hacia mucha falta el rigor y acatando también un principio jurídico que establece:
“La Justicia sin la fuerza, es la impotencia”.

En cuanto a la tercera considerada pagina negra, como fue el decreto de Guerra a Muerte, yo soy
de los que considera que el mismo era necesario e impostergable. El significó un estimulo para los
negros, mulatos y criollos en general, es mas, ya la guerra a muerte se venia practicando y la
misma decretada y divulgada le dio a la causa un cariz de poder y decisión de mando.

En el caso muy triste de la detención de Miranda, hecho al cual los historiadores y críticos no han
dado calificación alguna, sería saludable para la diafanidad histórica preguntarnos: por qué el
Libertador luego ¿manifiesta su arrepentimiento en no haber fusilado a Miranda? Yo humildemente
me atrevo a preguntar: ¿Por qué no lo hizo? Y, ¿de haberlo hecho, que hubiera sido fatal, que
motivos lo inducían a semejante decisión? ¿Rivalidad? ¿Incapacidad? ¿Soberbia? ¿Alianza con
los Oligarcas criollos donde figuraban muchos de sus familiares? O, ¿hubo algún pacto secreto con
Monteverde? Porque Miranda fue la victima más destacada de aquella conjura. Y entre los oficiales
y personalidades que entregaron a Miranda aquella oscura noche, que fueron doce en total los allí
presentes, sin considerar los otros muchos que no estaban en el sitio, ¿fue Miranda el único
delincuente y responsable de la perdida de Primera Republica? ¿Fue el único responsable de
aquella perdida entre los conjurados? O, ¿cual fue el motivo o causa para que Bolívar lograra un
salvoconducto y pasaporte de Monteverde que le permitiera salir sin problema alguno al exterior?
O, luego del armisticio firmado por Miranda y Monteverde, ¿ante que autoridad se debió someter
el presunto delincuente? De haberse comprobado algún delito por parte del presunto indiciado,
como se dice hoy, del Generalísimo Miranda, debió ser un tribunal revolucionario quien lo debió
juzgar y en caso de comprobarse con suficientes pruebas el mismo como nadie podía demostrarlo,
y como se divulgo en toda Caracas y ciudades vecinas de haberse robado los dineros de la
naciente Republica con los que pensaba escapar, porque habiéndose violado el armisticio por la
parte contraria, la revolución debió continuar su marcha indetenible, ah, pero es que también la
revolución quedó herida de muerte por el zarpazo alevoso que le dieron sus seguidores aquella
noche. Y como es inevitable, los interrogantes aun subsisten, ¿por qué se le entrega el preso a La
Corona Española? O, ¿ de que delito se le juzgaba al máximo representante del naciente estado?

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Porque tampoco el posible indiciado o criminal o reo no supo nunca de que se le acusó, no hubo ni
el elemental derecho a la defensa como lo habían hecho con el mismo Miranda en Francia,
tampoco se contempló la presunción de inocencia, los doce del patíbulo fueron juez y parte en tan
aberrante hecho. Pero ante cualquier otra consideración, lo mas condenable e inaceptable fue la
entrega al enemigo. Y aun estamos por saber cual fue la componenda que hubo en hechos tan
oscuros. Esta es la historia, aquellos fueron sus autores. ¿Quines fueron los que luego echaron por
tierra el autentico sueño de Miranda? En verdad la historia esta preñada de vacíos y de saltos que
en el tiempo y la distancia lo único que debemos hacer es aclararlos. Aquí estamos nosotros, aquí
está un pueblo que es el supremo Tribunal de la verdad. Y allá hubo hechos muy bien tipificables
hoy en día que por su magnitud y alto contenido de ilegalidad, de injusticia y de traición, da lugar a
acciones que no pueden ni deben prescribir jamás y aun están por ser juzgados ante un tribunal
revolucionario de la historia los responsables de tan absurdos hechos, ahora que estamos
intentando concluir el magno proceso.

Yo presumo que me estoy metiendo en aguas muy profundas, como muchos podrán sostener, y
así lo admito, pero conociendo como he llegado conocer al Poderoso Hermano Sebastián
Francisco de Miranda, lo que hoy hago para mí, es cumplir un compromiso y un deber ineludible.
Yo he escrito muchas paginas sobre la vida y la obra del esclarecido Hermano y hoy estoy
ampliando esos conceptos a manera de un ensayo histórico, sobre todo ahora cuando en éste mes
de marzo del 2005 se cumplió un año de aquel 28 de marzo y se cumplirá un año mas de su
nacimiento, o cuando el venidero año 2006 se cumplan doscientos años de su inigualable hazaña
al arribar a las costas de Coro en la primera intentona de su descomunal hazaña, cuando trajo
enarbolado el tricolor que hoy nos enorgullece.
Y allá en Caracas, la que tantos ejemplos nos sigue dando, existe el Panteón de los muy dignos
compatriotas donde está abierto un Cenotafio en espera de las cenizas del “Libertador de
Libertadores”, y que me disculpen los representantes diplomáticos de ésta revolución, pero al
parecer aun hay reconcomios en cuanto a la gloria indiscutible del mas Grande Revolucionario de
toda nuestra historia, la de ayer, la de hoy y la de todos los tiempos en el universo todo, al
preguntarnos ¿si hoy hay medios y formulas científicas para identificar restos y cenizas?, no se
han preocupado quienes pueden y deben hacerlo, en tratar de localizar la cenizas del hijo que
mas amó a su patria y que lucho hasta morir por su independencia y libertad? Por favor, Señor
Presidente de La Republica Bolivariana, de Ud. depende está ésta otra Gran Misión: traer al
sagrado Panteón, las cenizas del “Libertador de Libertadores”. Cuando me refiero a Sebastián
Francisco de Miranda, me estoy refiriendo al espíritu y medula de la Gran Colombia como el
Proyecto mas grandioso de Republica alguna, de quien su espada anda junto a la de Bolívar, junto
a la San Martín, junto a la de Bernardo O’Higgins, junto a la Sucre y de tantos otros héroes, porque
son muchos, por los caminos y pueblos de ésta América Latina y porque no, del mundo,
impartiendo justicia, exigiendo respeto y haciendo valer nuestra condición de pueblos libre y
soberano. Eso lo saben muy bien nuestros hermanos argentinos al igual que los chilenos, los
peruanos, los colombianos, los bolivianos, los americanos del norte y también los franceses. Yo
hago ahora éste llamado a los hijos nobles de la patria, a los revolucionarios y a los compatriotas
todos, ahora cuando ya se han cumplido 255 años del nacimiento del Generalísimo, a procurar
traer sus cenizas al sepulcro de los grandes e inmortales, de quienes Miranda seguirá siendo el
mas grande.

Y algo muy noble, patriótico y revolucionario también: ya sabemos que acá en Caracas se
encuentran muy bien guardadas las memorias o Diario de Miranda y también nos seguimos
enterando que esta Quinta Republica está interesada en fomentar la cultura de todo este pueblo, y
si en verdad queremos interesarnos en hacer cultura de la buena y bonita, de la mas revolucionaria
que pueda conocerse, porque no desempolvar esos documentos escritos por Miranda y darlos a
conocer al común de ésta patria ávida de verdades y de historia sincera.

También se aproxima una fecha trascendental y propicia para rendirle hermosos y destacados
homenajes al “Libertador de Libertadores” como éste próximo año del 2.006, que se puede y debe
declararse como la etapa del inicio de La Gran Revolución de América del Sur, fecha que jamás se
podrá pasar por alto, porque como todos sabemos fue en aquel 1.806 cuando se prendió la llama

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de la libertad que aun sigue encendida. De manera que es otra llamada que le hacemos a nuestro
Presidente Hugo Chávez, darle a éste año la importancia y el relieve que se merece.

Cuando comento que a pesar de la inmensa figura de Miranda como Libertador de todo éste
continente y de que sea mas conocido en el exterior que aquí en su patria, no estoy diciendo nada
nuevo y desconocido. Todos debemos conocer su presencia en el Arco de Triunfo de Paris, donde
es el único héroe no francés en haber alcanzado semejante figuración. En los EE.UU. también se
le conoce muy bien y hay recuerdos a su memoria en agradecimiento a su aporte a la libertad de
ese país del norte, hay un Metro o Tren de Chicago que lleva su nombre. Pero para insistir sobre la
ignorancia y desconocimiento que de él tenemos aquí en su patria, aquí donde nació, donde lucho
y donde también fue hecho prisionero, digo lo que todos pudimos ver y escuchar, hace unos años
cuando se hizo un sondeo entre estudiantes universitarios sobre la figura de Miranda a través de
un canal televisivo, el que mas lo conocía o mas información aportó, dijo que fue quien trajo la
bandera hoy pabellón nacional a las costas de Coro.

Pero no obstante esa manifestación de ignorancia hacia nuestros valores, hay también una culpa
manifiesta de quienes han debido divulgar su trayectoria. No se si alguien sabe que en la segunda
ciudad de éste país, Maracaibo, no hay una plaza y mucho menos un monumento a la memoria del
mas universal de nuestros libertadores; al menos, en el Maracaibo que yo recuerdo no existía, y
porque negarle este homenaje a quien prendió la llama de la libertad en todos estos pueblos del
sur del continente, como ya lo había hecho en otras regiones del mundo?. Y menciono a
Maracaibo con esa carencia de sentimiento no como un caso único o aislado, no, son muchas las
ciudades y pueblos donde permanece olvidado el Gran Miranda, a excepción de éste estado
Anzoátegui donde en Barcelona y en Puerto La Cruz hay dos hermosos monumentos con sus
plazas al gran hombre, y ésta manifestación no se debe a gobernantes mirandinos que no dudo los
haya, sino que estas plazas bulevares y recuerdos son obras de sus hermanos masones que aquí
somos bastantes, así como varias y centenarias Logias Masónicas las que existen, para quienes el
día de su nacimiento, el 28 de marzo, lo celebramos nosotros sus hermanos, como el día del
Masón o de la Masonería nacional. Desgraciadamente ese día los representantes de los Poderes
del estado brillan por su ausencia en cuanto a rendirle un humilde homenaje. Y de donde se debe
deducir que nosotros, sus hermanos, si lo conocemos muy bien, si lo admiramos, si lo recordamos
como al Grande impulsor de La Libertad, también como el Gran Maestro de la Masonería
Americana, que para muchos talvez signifique muy poco, pero para nosotros es el mas grande
orgullo patrio.

Y bien, sabemos que el gran compatriota, Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez nace en la
cuna de los grandes, en la maternidad de la libertad, en la bella y apacible Sultana del Ávila un
glorioso día 28 de marzo de 1750. Pero ésta no debe ser una fecha mas en el calendario histórico
de la patria, sino una fecha única y sublimada en el acontecer de toda América, porque éste
compatriota único en la historia de ésta América india y bravía, echó las bases para su
transformación total al socavar las simientes del que fue uno de los grandes imperios del mundo.
Ojala y ahora lográramos volver a aquella idea grandiosa aunque fuera en lo sentimental y fraterno,
pero con un fin muy necesario hoy mas que ayer, la defensa colectiva ahora de toda ésta América
del sur que sobrevive bajo una amenaza permanente.

Yo estoy conciente de haber asumido un compromiso difícil de cumplir, porque exaltar la figura de
un coloso de la libertad es tarea nada fácil, todo cuanto de Miranda se diga, resulta muy poco.

Hemos escuchado hablar en algunas oportunidades, quizás con un dejo de incredulidad y duda,
que Miranda, Bolívar, Sucre, Urdaneta, Páez, Cajigal, Santander, San Martín, O’Higgin, Benito
Juárez, Washington, La Fayette, Vladimir Illich Ulianov conocido como Lenin, Juan Crisóstomo
(Wolfgang Amadeo) Mozart compositor alemán y el mas precoz de cuantos genios han existido en
el mundo, el insigne Maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa, el venezolanísimo Poeta del pueblo
Andrés Eloy Blanco y muchos otros prohombres fueron reconocidos Hermanos Masones, toda esa
pléyade de valores forjadores de la nacionalidad en todo el nuevo mundo fueron masones, sin
embargo aun hoy son muchos los que ignoran la formación y trayectoria de estos adalides de la

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libertad, porque desconocen la fuente histórica de su formación. Para conocer esa fuente que
demuestra ésta irrebatible verdad, es necesario remontarnos al año 1797 cuando el Gran Maestro
y Revolucionario Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez levanta las columnas en Londres de
la muy respetabilísima Logia Masónica, que para los fines que él perseguía la llamó “La Gran
Reunión Americana” y ese nombre le hizo honor a sus fines propuestos, porque en ella se iniciaron
todos aquellos jóvenes que iban a Europa en busca de cultura, conocimientos, progreso y también
libertad. Esa Logia de Londres fue la más grande escuela revolucionaria que pudo existir en lugar
alguno de la tierra al cumplir con reunir la más amplia conciencia cívica de los auténticos
representantes de la libertad de toda América.

Es posible que también se ignoren muchas acciones y ejecutorias que relevan la figura de aquel
Gran Maestro, que, entre otras muchas de sus desconocidas acciones, ha sido el único hombre en
la historia de la humanidad en participar de forma activa y destacada en las tres mas grandes
revoluciones conocidas en los siglos XVIII y XIX como fueron la Revolución de las Colonias del
Norte en EE.UU, la Gran Revolución Francesa y la nuestra de América del Sur, lo que lo eleva a la
condición de un Súper-Revolucionario.

Dicen algunos de sus historiógrafos que muy joven fue mandado a España a estudiar la carrera
militar, pero la verdad es que no fue enviado, sino que tuvo que salir de su ciudad natal y de su
patria porque los mantuanos caraqueños y la oligarquía que ya era poderosa, le hacían la vida
imposible tanto a él como a su padre y a toda su familia. Su finalidad era superarse y buscar un
ambiente que le permitiera esa formación que aspiraba. Muy joven figura ya como oficial del
ejército formado en la mejor Academia Militar de España. Con el grado de Capitán lo enviaron al
África donde tuvo destacada actuación en la lucha contra los moros, y luego lo trasladan a Cuba y
otras islas antillanas. En Jamaica confrontó problemas con La Corte, los insulares fieles a La
Corona no toleraron a que un mantuano llegado de las colonias, se proyectara como lo estaba
logrando Miranda, quien, además, tenia ideas muy raras respecto de La Monarquía.

La vida de Miranda antes de escribir su diario donde registraba todo de cuanto se iba enterando,
de todo cuanto iba viendo y le interesara por circunstancia alguna, resulta un tanto desconocida,
pero cuando comienza a escribirlo todo en su diario le deja a la historia un tratado de bastos
conocimientos. Al menos no se ha encontrado a otro personaje con semejantes características y
excepcionales condiciones en cuanto a escudriñarlo todo, de enterarse de todo cuando iba viendo
y le fuera interesando. Pero resultan aun hoy tan fascinantes aquellas anotaciones que Miranda
hacia en su diario, que con ellas se echaron las bases para la creación del mas moderno estado y
de sus estructuras, Miranda en todos los países, en las múltiples ciudades y regiones que visitó en
todo el mundo, siempre busco conocer la agricultura, las industrias, las cárceles, los hospitales, los
puertos, las calles y avenidas, es decir en cuanto a conocer el progreso y adelanto del mundo, era
sumamente detallista, y todo lo de interés que viera, lo anotaba; de ahí la grande y diversa
importancia de su diario.

Pero bien, sale de su ciudad natal por el Puerto de La Guaira, por ese Puerto donde
posteriormente tendrá una segunda salida, más ingrata y desgraciada que ésa primera. Creo que
ningún tratadista o historiador lo revela, como tampoco se conoce porque aun no se ha analizado,
las causas de su salida por primera vez de su pueblo, del lado de su gente, de sus padres y
hermanos si posiblemente y conociendo su inclinación hacia lo bello y hermoso, ¿dejaría algún
amor entre tantas y bonitas caraqueñas? Si la despedida fue triste, si hubo lagrimas en sus ojos, si
ese su primer viaje aun tan joven, apenas veinte años, le despertó alegría o pesar. Si en verdad se
fue a superarse, a hacerse hombre, a madurar, tampoco lo sabemos porque aun no había
comenzado a escribir su diario, puede que fuera en algún puerto donde hizo escala aquel barco
donde iba, pudo ser en México o Santo Domingo donde adquirió aquel primero e importante
cuaderno de notas, después los adquiriría mucho mas grandes y en cantidades mayores, porque
fueron enormes los espacios que llenó. Iba hacia lo desconocido, sin saber con que se encontraría,
tormento, angustia, dudas, probablemente fueron muchas las lagrimas derramadas en la soledad
de aquellas largas noches del viaje nunca antes realizado, y luego en ciudades desconocidas,
gentes muy distintas a los suyos, pero bien, debieron ser momentos difíciles en la vida de un joven,

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y lo que si debió tener muy claro era un deseo y ansia que le latía muy dentro, sobrevivir, formarse
y superarse, logros que no le fueron difíciles, según después nos hemos enterado. Y algo que
intriga en la vida de aquel joven, su concepto del deber y su apego a la responsabilidad que nunca
abandonó, su constancia y tenacidad en lograr sus objetivos y esa adición a la lectura que fue su
virtud mas destacada. Su padre no fue ningún letrado, sino todo lo contrario un hombre muy
responsable pero dado al trabajo diario y cotidiano, y esa fue una de las criticas que los
peninsulares le hacían, que él mismo atendía sus panadería y venta de géneros, era el típico isleño
canario, de manera que no descendía de ninguna familia dada a la lectura, ni a la cultura formada
en Academias. Sin embargo, él, desde joven, si se había dado al estudio, aun en un pueblo donde
las posibilidades eran escasas, los centro donde aprender muy pocos y por consiguiente la cultura
también sumamente deficiente. Y al llegar a las grandes ciudades de España no se da a la vida
disoluta, tampoco al juego ni a la diversión como muchos han dicho, entre otros un tal Gerhard
Masur aparente historiador y quien pretendió hacer su biografía, por supuesto, condicionada y
acomodaticia, y quien al comparar a Miranda con Bolívar, señaló y dice por ej. esta barrabasada y
gran falsedad: “que en tanto Miranda era un aventurero, un jugador que aguardó obstinadamente
hasta que la rueda de la fortuna apunto a su numero”. “En cambio Bolívar estaba dispuesto a
sacrificarlo todo, inclusive su propia persona, a la idea a la cual dedicó su vida” Y concluye éste
craso personaje, campeón de la ignorancia y de la calumnia, cuando dijo para concluir su absurdo
relato, que, “Bolívar creció con las dificultades”. “A Miranda los riesgos lo empequeñecieron” y de
ésta síntesis, termina diciendo el tal Masur: “surgió una relación que culminaría en tragedia”. Vale
decir que para éste enano de la historia, en su absurdo concepto, estuvo el origen y causa de la
tragedia de Miranda aquel tétrico año 1812. Que escaso, pobre y contradictorio éste oscuro
escribidor de mentiras y tinterillo de historietas. Pero así como éste hay muchos que han
distorsionado y siguen deformando la historia, y lo más pernicioso, que pretenden y aspiran que se
le llame historia a sus deformados panfletos. Pero de éstos detractores, los grandes hombres no
han logrado escapar, y Bolívar, como no puedo ser la excepción, también tuvo su Madariaga,
pero no el Madariaga chileno y nuestro, el canónico, sino uno de esos herederos de mala intención
española donde hay muchos deformadores de la verdad y de la historia, inclusive hoy son
abundantes, y que no tengan un periódico o revista donde escribir sus barbaridades, porque
entonces se desatan cual Poleo y sus hija o tantas otras Colominas, Justis, Petkoves, Oteros,
Caballeros y tantos que se amparan en las paginas de la prensa deformadora y mediática para
difamar y tergiversar la verdad.

Pero lo que si conocemos es que su primer viaje fuera de su ciudad natal, Caracas, fue en ese año
de 1771 y las causas aunque él aun no lo escribió en su importante diario, también las conocemos.
En la gran ciudad española logra ingresar a la Academia Militar Superior del Reino y de allá sale al
África donde ya con una responsabilidad en sus manos, demuestra su destreza y formación de
estratega militar en ascenso. De África emprende un segundo viaje al servicio de La Corona y en
su misma condición de militar, lo envían a las Antillas, concretamente a Cuba, lo que para él debió
ser un ascenso y cambio muy positivo.

Una etapa muy interesante en la vida futura y militar de Miranda está a punto de comenzar cuando
éste ingresa al regimiento de Infantería de La Princesa, porque tal regimiento estaba al mando de
un personaje que va a ser decisivo en la carrera futura del compatriota por la estrecha amistad que
entre los dos se establece, la extrema confianza y la incomparable ayuda que el Mariscal Juan
Manuel de Cagigal le presta en lo sucesivo al criollo caraqueño.

Por ésta consideración tan especial mencionaré el nombre del oficial español en muchas
oportunidades como se podrá apreciar, por la gran camaradería que surge entre los dos, donde en
muchas ocasiones pone en juego su prestigio y su carrera por defender a Miranda.

Con ese grado de Capitán ejerce varios servicios en la Península entre 1773 hasta 1780 cuando
es transferido a la Habana, para entonces ya Miranda tenia 30 años de edad.

Y cuando vemos que Miranda asume la carrera militar como una profesión, es preciso también
describir los múltiples contratiempos que tiene que afrontar. Su primer problema se le presenta en

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Cádiz con un Conde que le impone un arresto por faltas menores, castigo que resulta un tanto
contradictorio al considerar que un hombre tan detallista y ordenado como Miranda le impongan
una pena por desarreglo del uniforme militar, indudablemente que debió ser otra la causas, pero
así son los cuarteles y de manera nunca caballeresca imponen su voluntad los superiores. Aunque
los problemas mayores que confronta en Madrid en 1780 cuando soporta un segundo arresto, a
raíz de otra contradicción y ante la cual Juan Manuel de Cajigal intercede por Miranda y lo envía de
nuevo a Cádiz. También en Cádiz le surgen problemas mucho mas graves y delicados, ahora se
enfrenta con el Supremo Tribunal del Santo Oficio, la muy funesta y conocida Inquisición, cuando
le instruyen un expediente de mas de cien folios donde el indiciado no es otro, sino el Capitán
Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez y cuando le hacen acusaciones muy graves y
delicadas, entre otras la tenencia de libros prohibidos por aquel tétrico tribunal de la iglesia y de los
curas españoles que tantas victimas tenían en su haber, así lo consideraron, como también poseer
pinturas obscenas y quizás cuantas cosas mas le inventaron. No obstante la existencia de un
expediente tan grave, Miranda no cesa de seguir adquiriendo libros cuestionados por La Inquisición
y la iglesia toda. Es muy lógico suponer que en Madrid y antes de irse a La Habana, Miranda haya
hecho una selección muy escogida de obras predilectas ya que en Cuba no encontraría la variedad
existente en Madrid. Pero no eran solamente las obras filosóficas, históricas, literarias, de
astronomía y economía las que le interesaban y leía con dedicación y esmero, sino que se dedica
a estudiar y analizar el área de la agricultura de manera muy dedicada, sobre los sistemas de
riego, el cultivo las frutas, y porque no, de las flores. Así mismo se esmera en investigar sobre
variedad de industrias, de manera pues que provisto de muy bueno y variado material de lectura se
va a Cuba.

Delaciones, persecuciones, acusaciones, juicios y violaciones padecidas por Miranda, producto de


sus luchas, derivadas de sus acciones y de su activa vida de revolucionario en permanente
formación.
Situémonos en su llegada a La Habana en 1780, cuando aun no se había ejercido ninguna acción
por aquel expediente levantado por el Tribunal del Santo Oficio (Inquisición) el cual aun estaba en
averiguaciones muy secretas y nada se sabia al respecto, y allá en Cádiz uno de los jefes
expedicionarios era el Mariscal Don Juan Manuel de Cajigal quien logra que el Capitán Miranda le
sea nombrado como su asistente, entrando en tal condición a La Habana. En al año siguiente,
1.781, se embarca al mando del Mariscal Cajigal rumbo a Pensacola, en La Florida del Norte, y al
realizar los estudios respectivos de las costas y de todo aquel territorio para el desconocido,
analiza todo el armamento que se le ofrece, así como decidir las acciones a tomar, decide atacar
con los barcos a su mando, la poderosa marina y al ejercito ingles, dándose así inicio a la batalla
que duró dos días y el 8 de mayo la plaza se rindió, tomó posesión y dominio de la situación,
iniciándose de inmediato la conocida capitulación con los británicos, fue ésta la primera
capitulación donde participó Miranda y en consideración a su brillante actuación en Pensacola,
liberada del dominio Ingles, Miranda fue ascendido al grado de Teniente Coronel por el incipiente
ejercito revolucionario de las colonias del norte. Es necesario destacar los efectos positivos que
éste éxito de Pensacola prestó al desarrollo inmediato a las fuerzas del General Jorge Washington
en contra de los Ingleses, lo que les permitió entre otros muy importantes logros, la ocupación de
toda La Florida para España, y la hizo depender de la Capitanía General de Cuba, pero mas tarde
en 1785 La Corona anexo La Florida al gobierno de Luissiana. No debemos confundir las
actuaciones de Miranda cuando lo estamos viendo actuar, hasta ahora, al servicio de la Corona
española en apoyo y en total comunión con el movimiento independentista de las Trece Colonias
del Norte y ello hay que aclararlo porque ésta relación amistosa fue muy transitoria y extraña, pero
así jugaban los intereses y ambiciones de la época.

Poco después su Jefe Superior Cajigal le encomienda otra misión muy delicada en Jamaica, isla
del dominio ingles como lo había sido Pensacola, y hacia esa isla se embarcó el ahora Teniente
Coronel Miranda y logró la firma de un convenio mediante el cual se produjo un canje de
prisioneros españoles por ingleses, pero a su regreso a La Habana le surge una nueva
contrariedad, su barco fue interceptado por La Aduana, por supuesto española, decomisándole
todas sus pertenencias que llevaba al haber sido denunciado que en ese equipaje iba todo un

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contrabando de mercancía inglesa. Miranda de inmediato participó tal situación al Gobernador,
quien para evitar que muchos documentos muy secretos que traía Miranda de Jamaica y que
formaban parte de un efectivo trabajo de investigación muy delicado y confidencial que se le había
encomendado a Miranda en Jamaica, fuera conocido al ser inspeccionado su equipaje por La
Aduana, ordenó de inmediato que a la entrada a la ciudad fuese llevado aquel cargamento a un
espacio especial del Castillo bajo estricta seguridad y que el Intendente entendiera que se traba de
asuntos de extrema seguridad del Reino.

Ya para esta fecha La Inquisición había movido todo su poder con la finalidad de apresar a
Miranda y en tal sentido dicto sentencia el 5 de febrero de 1782 donde se disponía medidas
extremas y sin ninguna consideración como eran entre otras temeridades, que el ahora Teniente
Coronel Miranda: “Fuese preso con embargo de bienes, y se prosiguiera con el juicio definitivo,
inspeccionándose sus pinturas, libros y documentos que tuviese en su poder, seleccionando y
confiscando todo lo que se considerara prohibido”. Pero tal disposición y orden de captura planteó
un problema de competencia procesal muy delicado para los que podían ser legalistas e
interesados en la defensa del procesado, que no podía ser otro que su amigo y oficial superior
General Juan Manuel de Cajigal, y la controversia legal consistía en que el reo o indiciado estaba
en La Habana, y ello significaba que se encontraba en jurisdicción del Tribunal Inquisitorial de
Cartagena y no del de Sevilla. Con lo que se buscaba en alguna forma, impedir que Miranda fuera
enviado a la península, mantenerlo en La Habana y que diera tiempo de que enviados los autos a
Cartagena de indias a la Habana, y que debía éste Tribunal de Cuba el que lo reclamase. Lo que
se pueden llamar tácticas dilatorias. Se decidió a tales fines solicitar a Sevilla copia de todo lo
actuado, y solo el 16 de octubre de 1782 esa copia fue enviada a Cartagena de Indias.
Indudablemente y en justa presunción, aquí estaba la participación directa del General Cajigal.

Pero hubo una nueva disposición y con Real Orden del mismo año de 1782, se decidió que
Miranda fuera arrestado, puesto a disposición de su Majestad en el Castillo de San Carlos de la
Cabaña, en Cuba, privado de comunicación y con muchas otras limitaciones como las de escribir y
leer. El poder de aquel diabólico Tribunal del Santo Oficio era ilimitado y ante sus decisiones no
había apelación, como tampoco quien se le opusiera. Y le surgen a la vez nuevos y delicados
agravantes no solo de la Inquisición, sino de seguridad de La Corona, acusándolo de ser un
apasionado de los ingleses, que con abuso y violaciones, influyó en la negociación de canje de
prisioneros, que llevo dinero en efectivo a Jamaica con el fin de ayudar a los prisioneros y lo usó en
su provecho personal, de haber introducido a La Habana artículos de contrabando, y que el Rey
desaprobaba también la conducta de Cajigal a quien ordenaba abstenerse de apoyar actuaciones
semejantes. ¿De donde provenían tales denuncias y acusaciones? ¿Era simplemente una
marcada envidia? ¿Enemigos gratuitos? ¿Ambiciones personales? Todo era posible y lo que
complicaba su situación en extremo y comprometía también la de su amigo y jefe superior Juan
Manuel de Cajigal, que para muchas otras consideraciones y juicios, era un oficial de la armada
española también nacido en América, originario de Cuba.

Era evidente que las causas o argumentos de la defensa ante tan absurdas acusaciones eran muy
peligrosas y difíciles de rebatir, pero también era muy cierto y a la vez absurdo que por simples
acusaciones hechas por periódicos enemigos, en regiones adversas y también enemigas como era
Jamaica, se castigara a un Oficial separándolo de su cargo de manera secreta. De igual manera
era un atropello castigar de tal manera a quien había realizado con total éxito una misión secreta
tan importante y delicada, atribuyéndosele un delito de contrabando sin pruebas ni investigación
alguna y a la vez resultaba totalmente incompatible que se enviase al presunto reo a España, así
como ser detenido e incomunicado en una prisión de La Habana.

Este Oficial, imputado y maltratado no era un oficial cualquiera, tenia ya una trayectoria que debió
serle reconocida y respetada. El respaldo que el Mariscal Cajigal le brindo a su Oficial asistente, la
ayuda y asesoramiento que lo exponían a severas represalias en su contra, sin embargo, no
influyeron en nada sobre la voluntad de su jefe superior, quien le mantuvo total e incondicional
apoyo.

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En otra consideración, Miranda no estaba ya a las órdenes de Cajigal, sino que figuraba como
Edecán del Comandante del Ejército, por ello, le era imposible a Cajigal remitirlo a España como
se le exigía. Por otra parte las leyes reales contemplaban que: “No debe un inocente vasallo sufrir
por falsos informes” y falsos eran los que se habían incoado contra Miranda. Y Cajigal hace una
advertencia muy grave cuando expone a su majestad: “Nadie sería inocente si bastase la
acusación para no serlo y mucho menos en estos países, donde sabe vuestra Excelencia con
practica y conocimiento, cuanto influye la dominación y curiosidad para penetrar los mas secretos
arcanos sin perdonar por ello los medios mas reprobados....”.

En cuanto hemos venido conociendo de este oficial del ejército español Juan Manuel de Cajigal, no
debemos confundirlo con su homónimo venezolano, con idéntico nombre. Este nuestro fue famoso
matemático que fundó el Instituto de Matemáticas de Venezuela y el Observatorio Astronómico que
lleva su nombre, ignoro si llegaron a tener algún parentesco, pero en lo que si hubo una gran
similitud, fue en las virtudes que a ambos personajes adornaron, aquel español fue un hombre muy
correcto y noble defensor de la verdad y la justicia y éste nuestro fue un abnegado y sabio
matemático así como un destacado Maestro Masón que dejo huellas imborrables acá en su patria.

Pero bien, me he extendido un tanto en la descripción de éste primer proceso y viciado juicio
instruido a Miranda, primero por ser el primero que en su contra fue levantado, y luego por las
implicaciones que tuvo muchas intrigas, bastante envidia, así como falsedades y calumnias, y
sobre toda otra consideración, por haber tenido tanta participación del clero, ese mismo poder de la
iglesia que tanto conocemos en ésta Venezuela desde tiempos remotos y lo que nos hace recordar
que años después cuando Miranda formó a muchos jóvenes americanos en aquellas Logias
Masónicas de Londres y Cádiz, en una oportunidad al despedirse de su hermano Bernardo
O’higgins y cuando éste en unión de otros valiosos americanos deciden venirse a sus pueblos del
Sur del Continente a iniciar aquella bonita y necesaria revolución libertadora, Miranda les hizo una
ultima recomendación y entre muchas otras les dijo: “Cuídense mucho y desconfíen en todo
momento de los hombres de negro” de los cuales aun hoy son muchos los que nos continúan
causando desgracias y de quienes nos tenemos que seguir cuidando.

Pero aun con toda ésta trayectoria, según La Inquisición y La Corona, delictiva del compatriota
Miranda, Cajigal se hizo acompañar de Miranda en una nueva e importante acción bélica como fue
el ataque y conquista de las Islas Bahamas donde a través de una nueva capitulación Miranda le
entrega a España todas las Islas Bahamas y después de estas acciones en las Bahamas Miranda
pasa a las ordenes de un nuevo jefe militar Comandante General Bernardo Gálvez, quien
posteriormente hizo saber a Cajigal que tenía ordenes de detener a Miranda y recluirlo como
prisionero en La Habana, lo que origina una y nueva controversia en el intrincado proceso contra
Miranda. Este se encontraba en Guaríco después de las acciones y capitulación de las Bahamas y
llega a La Habana en septiembre de 1786 pero el Gobernador Cajigal sabe todo lo que estaba
pasando y lo que se tramaba en contra de su pupilo, no obstante, saberlo todo, no detiene a
Miranda. Se las estaba jugando todas el sincero militar español habanero y manifestó enorme
indignación por aquellos hechos y así llegó a manifestarlo:”No soy hombre propenso a tolerar
picardías e imposturas que sabré vindicar debidamente” le manifiesta a su superior Gálvez cuando
éste le exige la detención de Miranda. Pero había que considerar que la orden venía de muy arriba
y debía ser acatada y cumplida, sin reserva ni consideración alguna: Cajigal debía irse a España y
llevarse detenido a Miranda, tremendo compromiso. Pero los atropellos no se detienen y surge una
nueva y contundente humillación ya no solamente contra Miranda sino una nueva afrenta que
involucra también a su amigo y protector Juan Manuel de Cajigal al presentarse en La Habana un
nuevo personaje: Don Juan Antonio Uruñuela Aransay, Regente de la Real Audiencia de
Guatemala, con la orden de suspender a Cajigal y a Miranda de sus empleos, ser multados y con
suspensión total de todo servicio al Rey en lo sucesivo. Sin embargo hubo inconvenientes en el
cumplimiento de ésta orden terminante debido a fuerzas mayores e insuperables del momento, el
surgimiento inesperado, pero frecuente en el Caribe, de una tormenta huracanada que obstaculizó
la salida del barco que trasladaría a estos dos Señores, Cagigal y Miranda, a España y ante la
prolongada demora por la persistencia del mal tiempo Miranda ganó una nueva partida cuando por
esas salidas de los lideres natos, le permitieron pasar unos días en el campo, enterado en detalles

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por su amigo Cajigal de todo cuanto en su contra se tramaba y encontrándose un tanto distante de
la ciudad resolvió no volver a La Habana y fugarse de la isla. De momento pensó irse a Europa,
idea que después analizó con un poco mas de calma, y decidiendo irse al Norte, a los EE.UU
donde tenia buenas relaciones, amistades y, además le quedaba muy cerca de Cuba.

Miranda termina escapándose a los EE.UU, pero no como un corrupto delincuente y golpista,
como los de ahora, sino como un autentico Revolucionario que perseguía fines muy sublimes.-
La situación de Miranda era sumamente delicada y peligrosa por lo que no tiene más opción que
escaparse a Europa, como ya lo tenia planificado, pero no directamente sino haciendo escala en
Norteamérica. Así le manifiesta a su amigo Cajigal su plan de fuga y su único amigo leal y de
confianza decide ayudarle entregando a Miranda varias cartas de presentación para el General
Washington, para el Ministro Español en Filadelfia Francisco Condón, para el Gobernador de
Carolina Benjamín Gerhard y para otros hombres de importancia en el norte. En tan apremiantes
circunstancias Miranda escapa y el 10 de julio de 1783 arriba a los EE.UU. donde ya era
ampliamente conocido y donde gozando de plena libertad y estima, visita muchas ciudades y
conoce a mucha gente importante ligada a la política, al comercio y a todo aquel proceso en
desarrollo. Para entonces Miranda contaba con 33 años de edad y sus lecturas, el dominio de
varios idiomas, sus conocimientos del griego y del latín, a esa edad, hacían de él un hombre de
una basta cultura.

Pero bien, ya en los EE.UU, a salvo de las garras de sus perseguidores, posiblemente se siente un
fugitivo de La Inquisición y de La Corona. Pero al fin libre, y así concluye, sin juicio, sin sentencia y
sin prisión, y sin saberse que otros delitos le ha podido achacar La Santa Inquisición, la que no era
muy benévola con quienes violaban sus estrictas normas de fe y credo religioso, y así culmina su
primer proceso judicial, por supuesto con un negro expediente en España, ahora bastante
agravado por su fuga y rebeldía, pero al fin libre en un país que le reconoce sus meritos y le
garantiza su libertad.

Luego de la estada de Miranda en los EE.UU parte a Francia en compañía del destacado militar
francés con brillante participación en La Independencia de Norteamérica y quien lo inició en los
Augustos Misterios de la Masonería, el Marques Maria José La Fayette, a quien se unía, a mas de
una estrecha amistad por los lazos fraternales de la orden masónica. Es preciso destacar que las
mas elevadas actividades y exaltadas acciones en el campo militar las realiza Miranda en Francia
luego de salir del norte y unido a la gran revolución francesa.

Cuando Miranda arriba a los EE.UU el 10 de julio de 1783, catorce días antes que naciera Simón
Bolívar, ya Miranda se perfilaba con un auténtico líder de un proyecto enaltecedor y hermoso, ya
había emprendido muchas acciones y acumulaba en su mente trascendentes proyecciones, que ya
en tierra, inician un largo viaje que terminará el 15 de diciembre de 1784. Fue casi año y medio de
mucha actividad en donde adquiere muchos conocimientos para su formación de hombre integro y
capaz de tantas cosas. Visitó y conoció muchas ciudades importantes y modernas del norte y
según lo manifiesta y escribe, las ciudades que mas le agradaron fueron Filadelfia, Nueva York y
Boston. Le fascinó Filadelfia, posiblemente la ciudad mas hermosa de todo el continente. Y es muy
posible que haya sido Miranda quien adquiera de la guerra que acaba de terminar en aquella
extensa región el más amplio y detallado conocimiento de su desarrollo, estrategias y planes en
ella desplegados. De ahí que el valor informativo que le saca Miranda a todos esos hechos y
acciones bélicas le serán de vital importancia en toda su vida de militar activo. Pero sobre todas
estas consideraciones, los mayores logros que Miranda acumula en su estada norteamericana son
las relaciones humanas que logró cosechar. Y siendo para el pueblo y gobierno de Norteamérica
no mas que un ciudadano sin poder ni titulo, le toco y tuvo que demostrar su valía y hacer las
veces de experto diplomático para ser admitido en un medio extraño donde logra ser respetado y
hasta amado por hermosas y bonitas mujeres. En una nota de presentación desde New Bern, el
distinguido e influyente Mr. Salomón Halling dice de él a un amigo: “No pongo en duda que Ud. lo
calibrará como al extranjero mas agradable que haya conocido, no solo por sus modales, sino
también por su muy entretenida conversación y sus ideas de avanzada libertad”. Y es ésta una de
sus tantas definiciones; cómo un hombre de tan altos quilates como activo revolucionario, sea a la

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vez, un hombre tan fino, culto y delicado. Ello también desdice el falso concepto que todo
revolucionario o revolución es sinónimo de violencia, agresividad e ignorancia.

También es bonito destacar su conducta respecto a ese lado débil de Miranda, las mujeres, para
quienes es sumamente atento y observador y en quienes no solamente valora su condición física y
estética, sino el conjunto de toda su formación y en especial su cultura. Con observación y
delicadeza describe a las damas de Charlestón de quienes refiere en sus memorias: La Srta.
Colleton canta muy bonito; La Srta. Sawyer, agradable y coqueta; La Srta. Du Bose, destacada por
su belleza y majestuosidad; Las Srtas. Mareshal y Glower dos hermosuras en boga y sin igual.

De las damas que conoció en Filadelfia refiere: La Srta. Marris de carácter vano y altivo; La Srta.
Allen atractiva y poca coqueta es el carácter de ésta viuda agradable y así va describiendo a Polly
Vinning, a Peggy Chew, a la Moore y otras tantas con quienes estableció bonita amistad.

De Boston menciona a la Srta. Hayley como sumamente amable; a La Srta. Morton como amante a
la lectura; a las Srtas Deblois y Temple como muy hermosas; las Srtas May y Sheafes como muy
bien parecidas; La Srta. Warren como extredamadamente hermosa y a la Srta. Dalton como la
criatura más gorda que había visto a su edad.

Pero en Nueva York conoce a Susana Livington a quien Miranda llamó “Mi querida Susana”.
Miranda, se relacionó muy estrechamente con esta familia y en su diario aparecen frecuentes
invitaciones a comidas, paseos y a otros actos que le hacen Peter y el Canciller Livingston con
quienes mantuvo una relación muy cercana y familiar. Pero a pesar de toda ésta relación entre
Miranda y Susana, nunca llegaron a nada concreto y él cuando parte de Nueva York hacia Boston
le escribe a su querida Susana. Ella se queda en Nueva York sin ocultar su afecto y amor y muy
preocupada por tanto silencio, no acepta que Miranda la haya olvidado y constantemente le
escribe. Por fin recibe una carta suya en la cual se queja de su silencio y ella le contesta que se ha
deprimido y no quiere que él piense que le ha olvidado. Pero definitivamente Miranda viaja a
Europa sin volver a verla. Le escribía a Inglaterra largas cartas de amor y afecto y en una carta del
27 de febrero Miranda le dice desde Londres: Mr. Shipping de Filadelfia me ha informado que tu te
encuentras en estado de feliz matrimonio, te doy mis saludos de gozo y satisfacción... ¿Cómo esta
toda tu familia? Trasmite al Canciller Livingston mis saludos. Seria esta la ultima carta entre estos
dos seres que se debieron amar profundamente. Las miras de Miranda no estaban en formar un
hogar ni levantar una familia como tampoco residenciarse en algún lugar distante o apartado de su
natal Caracas, su afán era otro, y por ello debió sacrificar tantas cosas y agradables posibilidades.
En fin Susana se casó, tuvo un hijo y quedó viuda heredando una inmensa fortuna. Se caso de
nuevo con un polaco pero el matrimonio no resultó y su marido volvió a Europa.

Susana adquirió como su residencia la enorme mansión que su tío William Livingston había
construido en Elizabethtown convirtiéndose en una activa y eficaz comerciante, banquera y
promotora. También realizo muchas labores culturales y benéficas y murió en 1833. Y
posiblemente sea Susana la primera mujer que logró llenar totalmente la vida de Miranda, a la que
admiró, amó y respeto.

Parecería extraño que después de haberse expuesto a tantas intrigas y dificultades antes de su
llegada al norte le dedique, en parte, espacio y tiempo a esa faceta romántica que le inspiraron las
mujeres hermosas, lo que también demuestra que todo activista, revolucionario y guerrero también
tiene bonitos sentimientos y sabe apreciar lo bello y agradable. Por ser éste un capitulo especial en
la vida romántica del compatriota he creído interesante describirlo, además todo ello es muy cierto
por aparecer en su diario y muy bonito por tratarse del amor y de la mujer, el mas extraordinario
espectáculo que nos ha brindado siempre la naturaleza.

Miranda de Inglaterra se va a Francia


Francia al inicio de la revolución era un cúmulo de confusiones. La situación política era
sumamente difícil porque todo el mundo conspiraba y las intrigas se multiplicaban mucho mas que
las virtudes, sin dejar de considerar que Miranda venia de una Escuela donde mejor y con mayor

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profundidad se practican las virtudes donde sus alumnos se han identificados siempre como
hombres libres y de buenas costumbres, virtudes estas que veremos como muy pronto se
enfrentan con las condiciones adversas que predominan en aquella Francia donde permanecer no
le es nada fácil pero si muy interesante porque allí había mucho que aprender como evidentemente
lo asimiló el gran hombre.

Una practica en aquella Francia convulsionada era la de enjuiciar a los oficiales de la milicia que no
ganaban batallas pero ¿quiénes eran los que calificaban los triunfos o derrotas? Ante tan ambigua
situación La Convención creó una ley que establecía un Tribunal Criminal Revolucionario que sin
recurso de Casación, lo que vale decir, sin la más mínima posibilidad de que se revisara la
legalidad de su sentencia, le era muy fácil enjuiciar a todo militar sospechoso.

Tampoco debemos desconocer que en Francia, en el comienzo de la revolución, habían surgido


muchas discordias y rivalidades entre grupos políticos, que como siempre y como ahora en
especial, no tienen ni noción de lo que es y se persigue con una revolución.

Uno de los personajes mas influyentes de ésta etapa de Francia fue el General Carlos Francisco
Dumouriez, Comandante en Jefe del Ejercito del Norte, la fuerza mas importante del momento y
quien era miembro destacado del extremista grupo de Los Jacobinos, contrario y opositor al grupo
o partido de La Gironda o Girondinos que hasta ahora habían dominado La Convención e
indudablemente, Dumouriez despreciaba a Los Girondinos. En la mente de éste destacado y
poderoso militar francés, Dumouriez, estaba fija la idea de cambiar el proceso que se practicaba
con la implantación o reestablecimiento de la Monarquía, controlar a Paris con su ejército a manera
de un sucesor de Luís XVI. Miranda, quien ya había penetrado en la activa revolución y figuraba en
las filas del ejército francés, detecta ese plan de Dumouriez y procura la forma de evitarlo, de
donde se deduce que su reacción fuese totalmente opuesta al General y Comandante de los
Ejércitos del Norte. Para llevar a cabo su plan Dumouriez requería de un resonante triunfo militar
que le sirviera de estandarte ante el pueblo y su esperanza se cifraba en la batalla de Nerwinden,
que no logró ganar, porque la ambición prevaleció sobre la estrategia y los principios que rigen
toda batalla y dar la batalla en las condiciones y en el sitio indicado favorecía al enemigo. Y el
mando de aquel desguarnecido y frágil ejército francés se le encomendó justamente a Miranda
quien evidentemente advirtió del fracaso.

Con mucha insistencia se especuló sobre la mala fe de Dumouriez al encargar a Miranda tan
absurda misión, pensó y se propuso destruir a Miranda con quien no logró conciliar en sus
ambiciones de poder. Otros dos cuerpos del ejército los puso al mando de sus seguidores, el
General Valence y el Duque Chartres para quienes se auguraba todo un triunfo, pero que no fue
tal sino una completa desbandada. Ante tal situación y como consecuencia de la derrota La
Convención decidió separar a Miranda de su cargo y exigirle se presentase a La Convención a
rendir cuenta de su conducta. Por supuesto Dumouriez informa atribuyéndole toda la culpa del
desastre a Miranda, pero conociendo las intenciones de su jefe y su disposición a traicionarla a La
Convención, decidió informar lo que estaba pasando y buscó la forma de trasladarse a Paris para
rendir su información y delatar lo que él presumía.

A su arribo a Paris no le fue fácil acceder a La Convención, pesaban sobre él las acusaciones de
Dumouriez y la denuncia de los Comisarios y en tal sentido, como suele suceder, se ordenó que
Miranda compareciera ante La Convención a rendir informe sobre su actuación y responde ante
dos expedientes en su contra. La pérdida de la batalla Nerwinden y la retirada de Maëstricht
equivalían a haber puesto en peligro la total seguridad de Francia y eso lo calificaba como un
traidor a la Republica Francesa. Ante tan grave y delicada situación Miranda pide ser remitido ante
el Comité Militar y de Defensa General y fue sometido a un largo interrogatorio para determinar lo
que había sucedido en el frente de batalla. Miranda expuso con lujo de detalles como fue siempre
su estilo y forma de actuar y con ello parecía suficiente para demostrar su inocencia pero la
Comisión de Guerra pasó el reexpediente al Acusador Publico, especie de Fiscal General, Antoine
Quentin Fouquier, para que éste presentara al Tribunal Revolucionario una querella criminal contra
Miranda. Fiscal éste que también pertenecía al grupo de Los Jacobinos, la política y los políticos

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siempre presentes ejerciendo su diabólica influencia y con ésta disposición fue recluido como
detenido en la Conciergeri del Palacio. A estas alturas del proceso la situación se tornaba
sumamente grave para Miranda y aunque el juicio aparentemente era muy simple, se oirían las dos
ponencias y un numeroso grupo de testigos prestaría declaración y al final el Tribunal dictaría
sentencia sin apelación. Este fue el primer juicio a que fue sometido Miranda sin sustentación legal
o jurídica alguna y con supuestos expedientes sustentados en la mentira, las intrigas y el engaño
como aquellos que le fueron levantados en España por el fatídico tribunal de La Inquisición.

Pero en éste juicio de ahora, con todo y ser incoado por un Tribunal Revolucionario, había una
tendencia que haría inclinar el fiel de la balanza que ya no sería tan fiel la influencia y ventaja de
Los Jacobinos, sin embargo las actuaciones de ambas partes fue estrictamente respetada en
cuanto a poder actuar con plena libertad en los alegatos, así como al ser evacuadas todas las
pruebas de testigos, pruebas escritas y demás derechos alegados. Estaría por verse cual sería el
veredicto que llevaría a la sentencia final y si esta sería respetada.

Entre las acusaciones graves contenidas en el extenso expediente sustentado en razones de


estricto orden militar, se inculpaba a Miranda de haber descuidado y traicionado los intereses de la
Republica y facilitar la invasión por parte de los enemigos, así como haber causado perdidas
humanas considerables, de material bélico, de mucho bastimento y otras cuantiosas perdidas.

Miranda y su Abogado Chauveau Lagarde prepararon la defensa con anotaciones personales de


Miranda y otros recaudos e informaciones recabadas. En éste proceso se introducía un elemento
nuevo sobre la investigación del acusado y en tal forma el jurado informó debidamente sobre la
personalidad del imputado y esa explicación, aparentemente intranscendente, orientó a la defensa
al ser presentado Miranda en las declaraciones de los testigos, como un eminente republicano.

Fueron muy interesantes los testimonios en aquel interesante juicio a Miranda y alguno de ellos
expresaron sobre el perfil del acusado: “Un oficial todo lleno de celo y de efectividad por el servicio
a la Republica y poseedor de un gran amor a la libertad”, otros testigo manifestó: “Recocí en él los
principios y las luces de un verdadero republicano y estoy convencido de que es un amante
apasionado de la verdadera libertad y de la santa igualdad. Quien demostró en Lieja la conducta
de un filosofo”. Y así hubo muchas otras declaraciones que identificaban a un republicano virtuoso
de sólidos principios donde no se podía albergar la maldad, la traición ni el crimen y lo que
contradecía aquellas acusaciones infundadas y preñadas de odio y mala intención. Pero lo más
detestable de éste juicio fue que la acusación carecía de pruebas y ello desvirtuaba las
imputaciones.

Por supuesto que los argumentos de una y otra parte debían ser sopesadas bajo un criterio militar
y justo. Ya que no puede ser culpable un militar que cumple las ordenes de su superior, sobre todo
en actividades preparadas sin su participación, incluso contra su voluntad como el caso del
bombardeo de Maëstricht que le fue ordenado a Miranda por Dumouriez directamente y ante
oficiales y tropa como testigos. También la retirada del ejercito de aquella plaza fue una necesidad
militar de urgencia para evitar males mayores e insalvables. Miranda jamás fue consultado por su
superior Dumouriez sobre el plan de la batalla de Nerwiondem de manera que no podía haber un
traidor donde no había traición, tampoco puede juzgarse como traidor a quien obedece a un
superior.

Por todo lo narrado y por muchos otros alegatos surgidos en el proceso y que seria extenso
exponer, el Tribunal por unanimidad absoluta del jurado eximió a Miranda de culpa el 16 de mayo
de 1.793. Y la alegría fue grande, Miranda fue aclamado por el pueblo y llevado en hombros hasta
su domicilio donde le devolvieron todas sus pertenencias y bienes confiscados.

Pero al día siguiente de su libertad sucede lo inesperado por lo no habitual: el Presidente del
Tribunal le envía a Miranda una nota donde le manifiesta que su conducta y proceder durante el
juicio había inspirado la mas alta estima de los Magistrados y como demostración de esa estima y
admiración, el Tribunal lo invitaba a una Cena Republicana. Este proceder no era común ni de ello

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había antecedentes. Pero así es y así se actúa entre revolucionarios, respetando todo los derechos
de un ciudadano a quien La República y La Convención le debían muchos favores.

Pero.... lo que no podía faltar... todo no podía ser alegría y felicidad para Miranda y los suyos ya
que estaba surgiendo una nueva visión en la política practicada en una Francia convulsionada y
preñada de intrigas, odios y traidores. Surgió una nueva figura conocida como: “La Salud Publica”
ante la cual se debían sacrificar muchos valores y verdades. Dos personajes de mucha influencia,
Marat y Robespierre, se proponían acabar con Los Girondinos a quienes culpaban de todos los
males que sufría La República. Lograron imponerse en La Convención y expulsan de su seno a
Los Girondinos, inclusive con orden de detenerlos. Miranda era considerado como un destacado
representante de la Gironda y tarde o temprano correría igual suerte de todos ellos, con el
agravante que Robespierre era su enemigo personal y jurado. De ahí que tendría que salir de Paris
cuanto antes si quería salvar su pellejo, como decimos en criollo, Miranda no obstante no lo hace
así sino que se retira a una casa de campo donde se instala con toda comodidad en un especie de
descanso literario y cultural rodeado de obras de arte, de hermosas pinturas y de muchos y
variados libros con los cuales le daría rienda suelta a su mas acendrada pasión: la lectura. Aquel
juicio lo había dejado muy decepcionado y sin ánimo de continuar participando en la política
francesa. Además, él no pensó que volvieran a molestarlo por los hechos pasados al haber sido
declarado inocente por un Tribunal Revolucionario, ¿de qué otra cosa se le podría acusar?
Tampoco imaginó Miranda que se le consideraría sospechoso de algún otro hecho doloso. Pero en
La Republica, más rápido de lo esperado, comenzó su persecución y la de muchos otros
republicanos sin límites ni tregua. Y muy pronto dos Comisarios de la Municipalidad de Belleville
inspeccionaron su casa para verificar el contenido de unas cajas sospechosas que habían llegado
a su residencia y comprobaron que eran solamente libros. Descontentos las requisas no se
detuvieron y a los pocos días volvió otra requisa haciendo una inspección más severa y minuciosa
y se determino en acta que la denuncia interpuesta era falsa y no ameritaba por consiguiente
acción alguna en contra del acusado.

Pero también muy pronto se inicio la insurrección de Sans-culottes grupo destinado a someter a La
Asamblea y desplazar a Los Girondinos, apoderándose del Comité de Salvación Publica.

Acto seguido surgieron nuevas y falsas delaciones contra Miranda las que dieron lugar a nuevas
inspecciones y, ésta vez, fue arrestado de nuevo e incautadas todas sus pertenencias, sellado su
apartamento, y fue recluido en la prisión de La Force. Miranda sin ningún resultado se dirige a La
Convención pidiendo ser escuchado. Le atienden y expone todos los atropellos de que ha sido
victima después de ser declarado inocente por el Tribunal Criminal Revolucionario pero
nuevamente se le acusa de delitos no cometidos y pide que la ley le respete. Se decide que su
caso es policial, lo que hoy llaman de orden publico, por faltarle el respeto a la autoridad o algo
similar a las practicas policiales, algo parecido a como decimos ahora, tienes razón pero vas preso.

Posteriormente se dirige al Comité de Salvación y alega que la orden de detención disponía


llevarlo a un lugar cómodo, pero donde está no se le permite recibir a nadie, lo mantienen
totalmente incomunicado haciendo constar que las causas de su detención son falsas por lo cual
insiste en pedir su libertad inmediata. Nada logra porque la persecución y atropellos son de
estricto orden político.

El número de prisioneros recluidos en La Force era numeroso, de la comodidad no se sabía en


aquella cárcel y la consideración y el respeto jamás se practicaron, la alimentación era pésima y
escasa. Miranda, por más de un año y medio, fue sometido a ésta terrible prisión, bajo una
continua expectativa de muerte que enfrentó con fortaleza y siendo constantemente, amenazado
con la guillotina y él presentimiento de poder ser envenenado como era habitual en aquella prisión.
A pesar de lo inhumano de la condición de preso, logró, por aquellas cosas extrañas, que
solamente Miranda podía lograr, quien con un liderazgo fuera de lo común, consigue lo que otros
quizás no podían, que le permitieran que un considerable numero de libros de su biblioteca le
fueran llevados a su pequeña celda y mantenerlos en su posesión, ya éste logro para su espíritu
era un gran alivio y aliciente, al menos, podría leer.

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Luego un 14 de julio de 1794 los prisioneros fueron trasladados a otra prisión, a La Madelonette,
donde la mala vida y el maltrato se agudizo en extremo. Esta prisión era la más genuina
representación del terror. Robespierre instauro un sistema político insostenible y cruel que, como
debía suceder por ley y justicia, terminaría acabando con su autor. Y cuando Robespierre fue
detenido el 27 de julio todo comenzó a cambiar muy lentamente, muchos prisioneros fueron
dejados en libertad y Miranda, a su pesar continúo recluido en aquella cárcel tétrica y sombría.

Ahora con mayor insistencia alegó su libertad. El 26 de octubre de 1794 apeló ante el Comité de
Salvación Publica donde expone no tener relación con ninguna conspiración contra La República y
presentó un certificado de La Municipalidad de Beleville donde se hacia constar que durante su
estadía en ese lugar había observado una conducta irreprochable hasta su detención, pero no
obtiene respuesta alguna.

De nuevo insiste ante La Convención y pide ser remitido a un Tribunal para explicar su conducta y
demostrar su inocencia.

Es un convencido que sus enemigos son muchos y que se le ha perseguido solo por sospechas sin
haber cometido delito alguno. El 4 de enero de 1795 en un largo escrito denuncia el crimen que se
estaba cometiendo en su contra y el 9 del mismo mes y año vuelve a protestar en pro de su
libertad y pregunta: “en donde está el respeto a los derechos del hombre y acompaña un cerificado
del Alcaide de la prisión donde hace constar que había sido detenido sin ningún motivo explicado”.

Pero en vista que todo se retrasa demasiado y convencido que lo único que hay en su contra es
una vulgar trama de Los Jacobinos y que su injusta y prolongada prisión era producto de aquel
diabólico dialogo con Dumouriez cuando abierta y valientemente se opuso a las ambiciones de su
superior jefe, es cuando se decide a escribirle su admirable carta a La Convención, obra maestra
de autodefensa jamás vista en los anales de la historia jurídica en proceso alguno y donde plantea
Miranda su genial dilema, entre otros extensos racionamientos y alegatos expone: “O soy culpable,
y entonces se comete un crimen contra la sociedad dejándome impune, o soy inocente y entonces
también se comete un crimen contra la sociedad, teniéndome preso sin juzgarme”. Y La
Convención próxima a disolverse no puede rechazar éste lógico e irrebatible argumento y Miranda
recobra su justa libertad a finales de enero de 1795. Estos años últimos del siglo son cruciales para
Miranda al encontrarse muy solo y también muy confundido con tanta ingratitud. El fue eso, el
hombre de las ingratitudes y permanentes dificultades y sin visos de ser considerado un Don Juan
habría que reconocer que las únicas que lo amaron siempre y no lo traicionaron nunca, fueron las
mujeres, sus amadas mujeres que fueron muchas, al menos su satisfacción en el amor que debe
ser la mas sublime y agradable, no lo abandonó.

Libre de aquel martirio y peligro de Francia se vuelve a Inglaterra y se dedica por entero a la
realización de su gran sueño y proyecto: La Libertad de su pueblo grande, su América hispana, su
soñada Colombeia.

Vuelve a Inglaterra y se da a la tarea ardua y dificultosa de preparar su ejercito ideológico con el


que emprender su ultima y soñada campaña política como debió ser la libertad de su pequeña y
grande patria, su apartada Venezuela y su soñada Gran Colombia; su Colombeia para la cual
escribió un depurado proyecto que luego de tantas vicisitudes y contrariedades, a sus seguidores y
entre ellos a Bolívar, no les quedó otra alternativa que seguir sus indicaciones cual tesis impuesta
e irrebatible de cómo crear una Gran Republica y donde profundizaba las bases planificadas en
aquel laboratorio que se llamó La Gran Reunión Americana.

Pero hay un ultimo episodio muy oscuro y triste en la vida del gran Americano y para mayor
desgracia acá en su patria que no podemos considerar como su ultimo juicio, porque no hubo tal
juicio, como tampoco se le instruyó expediente alguno como se había hecho primero en España y
luego en Francia que, aunque amañados y viciados, fueron procesos judiciales sustentados en
falsedades y mentiras, pero así son y seguirán siendo muchos de esos procesos mal llamados

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judiciales. Lo fueron ayer y lo siguen siendo ahora. Retorna a su patria por primera vez en 1806 por
las costas de Coro y no en viaje turístico o de placer ni en crucero por el Caribe sino conspirando
contra sus viejos y declarados enemigos, contra La Corona española. Sufre contratiempos y malos
ratos pero no ceja en sus propósitos y ante una primera adversidad en Coro vuelve por las costas
de Ocumare donde no es recibido con aplausos ni vítores como ha debido suceder. Logra, en parte
su, propósito, crear La Primera Republica, la de 1811. Y ese mismo año de 1811 las viejas intrigas
y los odios no habían desaparecido de su Caracas natal como tampoco olvidado las viejas
acciones ejercidas por su padre, lo que culminó con la repudiada traición que dio origen a
estampar también la pagina más negra de toda nuestra historia.

Su última prisión la cual no se podrá nunca referir como el resultado de un juicio y mucho menos
de una sentencia porque ni siquiera un expediente fue instruido. España lo sentenció y persiguió
desde su estada en La Habana sin lograr apresarlo; en Francia le siguen un juicio y le dieron el
derecho a defenderse hasta lograr su libertad, pero aquí en su patria y muy concretamente en La
Guaira aun hoy tendremos que preguntarnos: ¿qué sucedió en ese Puerto aquel 30 de julio de
1812? Es muy posible que la mayoría de los venezolanos ignoremos o desconozcamos lo allí
sucedía, o conocemos muy a la ligera el muy singular y patético caso de la prisión de Miranda. Es
de interés que lo conozcamos por ser un episodio rodeado de misterios y, por supuesto donde,
surgen otras tantas interrogantes, de las tantas que nos hemos planteado y que aun están por
conocerse.

Ahora cuando surge de nuevo en estás tierras nuestra unas Nueva República, la Quinta según la
historia, sería éste el momento propicio de aclarar todos estos hechos aquí narrados y también
debe ser un Tribunal Revolucionario quien los ventile y los aclare, no ya para juzgar a nadie porque
sería un exabrupto, pero si para limpiar la historia, ésta historia nuestra en la cual aparece tan feo y
detestable borrón. Y extendiendo un tanto mas el análisis histórico, tenemos que enterarnos de
muchas otras lagunas y omisiones, como ésta por caso, luego del muy importante Congreso de
Angostura y luego el de Cúcuta, donde se expuso a plenitud la unión de los territorios libres y la
creación de La Gran Colombia, ante lo cual Bolívar siguió insistiendo con la convocatoria al
Congreso Anfictiónico de Panamá, ningún otro de los Presidentes que hubo en la mal llamada
Cuarta Republica nacida del nefasto Congreso de Valencia, vale decir desde 1830 hasta ahora
cuando se crea La Quinta República, hizo algo en lo absoluto por volver por los fueros de aquel
hermoso y necesario anhelo de Miranda y luego continuado por Bolívar. Han sido muchos los años
de silencio y apatía; de corrupción y despilfarro; de crímenes, violaciones y atropellos; cuando y
quienes solamente se preocuparon por apoderarse de cuanto podían escamotearle a esa dejada
atrás La Cuarta República. Ahora últimamente en ésta Venezuela que muchos se ufanan en
pregonar como nacida en Carabobo, que mejor deberían decir, la nacida en valencia, porque en
Carabobo nació la Independencia plena de toda la Republica, eso es indiscutible, pero fue en aquel
tristemente celebre Congreso de Valencia donde surgió Venezuela como estado, después de
degollar La Gran Colombia, después de expulsar a El Libertador de Colombia, después de
asesinar al Gran Mariscal de Ayacucho y de tantas otros crímenes y atrocidades cometidas por
aquel Congreso de 1830. Estas cosas que parecen pequeñas y sin importancia en la historia, es
preciso acláralas lo mejor posible, por aquellos que propagan como eslogan paritidista, que en
Carabobo nació Venezuela, porque desgraciadamente allí hay una media verdad, que mas que
media verdad, fue una traición completa.

Todos sabemos y lo hemos leído en muchas distorsionadas historias, que Miranda en sus días
finales después de la capitulación del año 11, fue hecho prisionero y entregado a un español
llamado Monteverde, pero por favor, ¿quién era ese Monteverde? ¿Por qué le entregan a un
hombre de una talla tan descomunal a un aventurero y degenerado sargentón como aquel
desgraciado español? ¿Por qué? es la gran pregunta, o mejor, ¿a cambio de que fue entregado
Miranda a un representante de La Corona de España? Porque en toda aquella sociedad Miranda
fue el único prisionero que pagó con su vida la osadía de haber iniciado la gran campaña de la
Independencia. Fueron muy pocos los otros detenidos que indiscutiblemente también los hubo,
pero nadie puede negar que también hubo otros a quienes no se les toco ni levemente, ni siquiera
se les molestó. ¿Quién pretendió llevarse el tesoro de La Primera Republica? Porqué el encargado

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del tesoro del naciente estado fue otro traidor, como Casa de León, uno de los mas destacados
traidores de aquella conjura, y no Miranda. Si algún robo hubo, debió ser éste oscuro y oligarca
personaje su ejecutor. Y en fin, serian muchas las preguntas y muchas las paginas de ese
expediente que aun no se ha levantado, las que tendríamos que escribir, porque el crimen contra
Miranda aun esta por investigarse y sentenciarse.

Esa fue la última prisión contra el Gran Libertador de Libertadores, como también fue Libertador
de Maestros, Libertador de Pueblos, Libertador de los Humildes, Libertador de Indios y de Negros y
de todos los Oprimidos de la América Hispana. Ese fue un Caraqueño sin parangón en la historia
del mundo, que se llamó Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez. Por favor conozcámoslo
mejor y entonces lo consideraremos como el Personaje-Líder y Héroe de más elevados relieves
de toda nuestra historia.

Otros grandes hombres de ésta América, quienes tanto aportaron a la revolución independentista
de todos nuestros pueblos y a quienes tan poco conocemos.-

Quiero anexar a éste ensayo algunas paginas históricas que publique hace algunos años en
diarios de la región oriental relativas a la vida y obra de grandes Libertadores de los países del sur,
por supuesto, desconocidas sus muy nobles y destacadas acciones libertarias, y desconocidas
también la profunda relación que ellos mantuvieron con el Generalísimo Miranda, ya que ellos se
formaron como Maestros Masones en aquella gloriosa Logia de Londres, La Gran Reunión
Americana y luego en la otra muy revolucionaria Logia Lautaro levantada en Cádiz.

Comienzo con el Libertador de Chile: Bernardo O’Higgins Riquelme y no es casualidad comenzar


ésta presentación con éste americano de excepción, sino porque O’Higgins fue para Miranda algo
muy semejante a un hijo. De ahí la importancia revolucionaria de éste paladín de a libertad del sur,
así como los lazos fraternales que lo unieron al Gran Maestro y a toda la Masonería americana.

Comentaba en una columna de septiembre del 2.001, que en una cadena de Aló Presidente,
trasmitida en los últimos días de agosto de ese año, el Presidente dictó una nueva clase de buena
historia. Esta vez lo hizo sobre personajes ligados al acontecer histórico, de esos muchos que
treparon escalones hacia la inmortalidad para convertirse en caballeros del mundo instalándose a
perpetuidad en el sitial de lo eterno. Son muchas las críticas proferidas al Presidente Hugo Chávez
cuando frecuentemente refresca los conceptos históricos al exaltar grandes valores ligados a
nuestro devenir histórico. Yo me sumo al bando contrario, a quienes cremos que los valores hay
que mantenerlos vivos y vigentes a través de los siglos y porque, además, son desconocidos por
las mayorías; algo deprimente y no aceptable tal ignorancia. Cuando el Presidente habló de
valores nuestros se refirió al más universal de los hombres nacidos en éste suelo patrio, al
Generalísimo Sebastián Francisco de Miranda, el muy grande y poderoso Hermano de quien yo
tantas veces he escrito y de quien nunca se puede dejar de escribir y comentar porque de Miranda
se pueden escribir todas las paginas a que se tenga lugar y tiempo para hacerlo y de él se puede
estar comentando toda una vida, sobre todo sobre sus proyectos gloriosos y sus acciones
revolucionarias.

Pero bien, del inmortal Hermano he participado en éste ensayo, lo que para mi es sumamente
placentero por ser el personaje de toda la historia a quien mas admiro. Pero de esa cadena
presidencial del miércoles 22 de agosto, hago referencia a otro personaje valiosísimo de América a
quien el Presidente Chávez exaltó, porque su figura muy bien se lo merece y también porque su
visita a Chile coincidió con la fecha natal del Libertador de ese país del sur: fue el muy destacado e
inmortal Bernardo O’Higgins. Desconocido acá en nuestro país, aunque fue un hombre de un valor
elevadísimo, de proyecciones tan bastas, que hoy a la distancia nos parecen imposibles los logros
alcanzados por ese noble Maestro Masón. Por ello en éste ensayo le dedico estos comentarios a
tan extraordinario hombre de América con la esperanza y finalidad que conozcamos mejor
nuestros insustituibles valores, valores nuestros, porque son los auténticos Libertadores de éste
continente.

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De manera pues que conozcamos algo de la vida de El Gran Bernardo O´Higgins Riquelme. Sobre
éste singular personaje la historia masónica nos ha dejado ésta narración y hoy me valgo del
Diccionario Enciclopédico de La Masonería de Lorenzo Frau Abrines, y de otras fuentes de
información basadas en verdades históricas para informarnos del destacado Hermano y en honor a
la verdad, así lo describimos: “Héroe máximo de La Independencia de Chile e ilustre Francmasón
del mundo”, nació en Chillana un 20 de agosto de 1778 y pasó al Oriente Eterno en Lima el 24 de
octubre de 1842, nació en cuna muy rica, hijo de Ambrosio O’Higgins, Virrey del Perú y de Isabel
Riquelme Mesa. Estudió en el Colegio del Príncipe de Lima, capital del Virreinato del Perú, y hasta
entonces su nombre era el de Bernardo Riquelme, por disposición de su padre. En éste Colegio
muy distinguido y aristocrático solamente podía ingresar los hijos de la nobleza o familiares de las
altas y distinguidas familias peruanas. Por supuesto, el niño Bernardo era hijo del Virrey del más
importante y destacado Virreinato de América, ya adolescente fue enviado a Cádiz a continuar
estudios superiores, como se estilaba en las nobles familias de la colonia. Pero en ésta ciudad y
Puerto español el joven y acaudalado Bernardo permanece poco tiempo, de allí viaja a Londres en
busca de una mas amplia formación, y mire que la encontró. Su padre le designó como
apoderados en Londres a unos ricos comerciantes ingleses que muy poco hicieron por su pupilo y
a pesar de los mil quinientos pesos anuales que su padre le asignó, suma bastante generosa para
la época, su estada en Inglaterra no fue de holgura y en mas de una oportunidad tuvo que recurrir
a la bondad de amigos para sufragar necesidades apremiantes o imprevistas; es muy posible que
los tutores rindieran malas cuentas a su padre. Pero lo cierto y trascendente fue que allí en
Londres el hijo del Virrey del Perú conoció y se unió al gran adelantado de La Independencia de
América, al muy ilustre y poderoso Maestro Masón Sebastián Francisco de Miranda, quien entre su
múltiples actividades también enseñaba matemáticas, idiomas, filosofía y tantas otras disciplinas
que dominaba con su basta cultura el Gran Maestro. Por supuesto también mantenía abiertas las
puertas de la muy famosa Logia La Gran Reunión Americana, el más perfecto laboratorio donde se
mezclaban las ideas y se despejaban formulas que terminaron la eliminación de cualquier incógnita
que obstaculizara el gran proyecto en mente como era la futura revolución del nuevo mundo.

Miranda, como todo un Líder y visionario al fin, muy pronto detectó en el joven Bernardo que había
requerido sus clases en las materias dictadas, que éste joven estudiante de algebra y
matemáticas, en lugar de teoremas y ecuaciones algebraicas otras materias a estudiar, los rasgos
de inteligencia y firmeza de su carácter hacían de él “Al soldado de la libertad Chilena”, así lo
presintió el Maestro y así lo logró en su formación futura.

Luego nos preguntaremos, ¿aquel encuentro fue casualidad? ¿Coincidencia? o ¿fue la voluntad de
un poder superior que los llevó a aquel encuentro? Lo cierto es que una causa real y sublime los
unió en Londres en aquella sublime Logia Masónica, y aquel muchacho estaba llamado por fuerzas
superiores a trazar el destino de una porción grande e importante de ésta América que tanto
esperaba de sus hijos. Hijos muy numerosos que jamás temieron escribir su nueva historia y
osaron iniciar primeras páginas que desgraciadamente aun no se ha terminado, pero tengamos fe
en que se concluirán algún día, porque estamos en presencia de un despertar de la conciencia
americana del sur y caribeña.

El Maestro Miranda inicia al joven Chileno en los misterios de la Masonería, haciéndolo hijo de la
muy Respetable Logia La Gran Reunión Americana de Londres, de la cual era su venerable
Maestro y de la cual tantos valores emergieron. Su Maestro levantó el ánimo muy tierno del joven
Aprendiz con ejemplos de destacados Maestros y forjadores de la conciencia universal, iluminó su
espíritu con la viva llama que siempre reina en las columnas de una Logia, y le tendió una mano
fraterna que tanto anhelaba aquel joven, posiblemente carente de afecto y de cariño paternal. Y le
dio la más elevada lección de dignidad y de ética, al revelarle el secreto de su misión en
preparación; el proyecto revolucionario para la libertad de América toda. El joven chileno
profundamente emocionado por lo que estaba conociendo y por la sincera fraternidad como había
sido recibido por su nueva familia, besándole las manos al Gran Maestro, le agradeció
fervorosamente haberle señalado el camino de su destino. El mismo O’Higgins relato éste pasaje
histórico al decir tiempo después: “Cuando yo oí aquellas revelaciones y me posesioné del cuadro
de aquellas operaciones, me arroje a los brazos del Maestro Miranda, bañado en lagrimas y besé

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sus manos”. Entonces el Poderoso Hermano le dijo a su hermano Aprendiz textualmente: “Si, hijo
mío, la providencia querrá que se cumplan nuestros votos por la libertad de nuestra patria común,
así esta declarado en el libro de los destinos. Muchos secretos, valor y constancia son las égidas
que nos escudarán de las garras de los tiranos”.

Como vemos, ya después de iniciado en los augustos misterios de la orden, la relación entre estos
dos hombres y sobre todo la fraternidad y comunión de ideas se hace mucho mas estrecha y
cotidiana, y en una de aquellas tantas tenidas en la cuales debió participar el Aprendiz masón en
unión de otros tantos hermanos, O’Higgins les relata en tenida de instrucción las hazañas del
valiente Cacique Lautaro, aquel indio Araucano que defendió sus tierras de la avaricia del
conquistador español, venciendo al propio conquistador de Chile Pedro de Valdivia, hasta caer
abatido en defensa de sus hermanos de raza, hazañas estas cantadas por Alonso de Ercilla en su
poema épico “La Araucana”.

El genio político y liderazgo de Sebastián Francisco de Miranda influyó decididamente en la libertad


de Chile.
El líder indiscutible de la libertad americana había conseguido un agente muy especial que
condujera la complicada maquinaria de la revolución proyectada, al descubrir a quien mas tarde
sería el héroe máximo de la independencia de Chile, Bernardo O’Higgins, y como también luego
surgirían otros que lo serían de sus respectivos pueblos y de pueblos amigos.

De las tantas tenidas y debates en la Cámara de aquella magna logia de Londres, así como de las
innumerables conversaciones sostenidas en los llamados pasos perdidos entre hermanos, surgió
la idea fraternal de rememorar al héroe araucano y levantar columnas en su honor. Nació así nació
la Querida y Recordada Logia de Lautaro en Cádiz, como un símbolo a la libertad de América, y
fue escogido el Puerto y Ciudad de Cádiz por ser aquel el Puerto de entrada a Europa de toda
migración de las colonias españolas. También se crearon otras con igual nombre en otras
ciudades, siendo la mas destacada la de Cádiz, en la cual vieron la luz de la verdad los futuros
héroes de la independencia del nuevo mundo, y José de San Martín, Carlos Maria Alvear, José
Maria Zapiola también próceres de la independencia Argentina; y muchos otros americanos como
José Manuel Carrera, Juan Martín de Rosas, Gregorio Algomeda, Juan Antonio Rojas, Carlos de
Aviar, Bernardo Monteagudo, Francisco de Paula Santander y muchos otros jóvenes
revolucionarios de América, que conformaron la primera generación de “Cabezas Calientes” del
continente.

En efecto, Bernardo O’Higgins muy joven con apenas 20 años de edad, lejos de su familia y de su
pueblo, sin recursos y sin patria, se hacía miembro activo del equipo conspirativo de hermanos,
contra La Corona española, convirtiéndose, al igual que su Maestro y todos sus hermanos, en
soldados adelantados de la libertad de un mundo. Y a partir de aquel momento de la iniciación, ya
ninguno de ellos volvería a sentirse solo, al haber comenzado a formar parte de una familia muy
grande y muy fraterna, La Masonería Universal.

Vuelve a Cádiz el joven chileno, y en su mente llevaba muchas advertencias dadas por su Maestro
Miranda, entre otras, una muy importante: de cuidarse de los hombres de negro, debido a las
nefastas experiencia que Miranda había sufrido como perseguido por el tribunal del Santo Oficio o
Santa Inquisición. Su nueva estada en Cádiz fue una de las etapas más duras y difíciles de su
vida. Sin dinero, sin profesión, indispuesto con su padre que aun era el Virrey del Perú, uno de los
personajes más ricos y poderosos por la condición de ser la máxima autoridad del Virreinato más
importante de toda América. Pero el joven Bernardo no flaquea y supo darle cumplimiento a la
misión revolucionaria que le había encomendado su Maestro Miranda. Sabe guardar con celo y
secreto masónico su cometido como un reservado de Logia, lo que no era otra cosa que la
revolución que muy pronto debía estallar en todo el nuevo mundo.

Indudablemente, que cuando nos enteramos de todo aquel acontecer en Logias, de todos los
debates y estudio del proyecto futuro, tenemos que concluir que tal proyecto no podía ser otro, sino
el proyecto de La Gran Colombia o unión de las colonias después de libertadas. De ahí pues, que

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aquel fue un proyecto único de toda América Meridional; todos aquellos hombres pensaban en una
América única y grande, la que Miranda llamó La Colombeia, la Colombia de todos los americanos
del sur.

Así mismo O’Higgins es uno de los primeros en manifestar a su Maestro sus deseos de regresar
cuanto antes a su pueblo. Soñaba reunirse con sus familia luego de tan prolongada ausencia, les
había escrito muchas veces, pero jamás recibió respuesta alguna. Por fin zarpa para Buenos Aires
el 3 de abril de 1800, pero, el navío en el cual viajaba, fue interceptado por una escuadra inglesa,
hecho prisionero, dejado en Gibraltar y después de muchas vicisitudes y sufrir innumerables
calamidades, vuelve a Cádiz. Sus problemas se le agudizan y su salud se quebranta. E s atacado
por la fiebre amarilla llegando a tal estado de gravedad que le suministraron los santos oleos.
Solamente su organismo fuerte y resistente, así como su voluntad indoblegable unida a una férrea
decisión de lucha muy fuera de lo común, logra superar tan graves quebrantos de salud, y una
fuerte dosis de quinina tomada por su propia cuenta, lo salvan de una muerte que parecía
inminente. Tal era su estado de gravedad, que ya habían comprado su ataúd para darle sepultura.
Pero O´higgins estaba seguro de que no iba a fallecer, porque su misión no la había cumplido y su
voluntad era más fuerte que la muerte. En tales condiciones recibe malas noticias de su tierra, la
destitución de su padre como Virrey del Perú, y aun lo peor, el repudio de su padre, así como la
negación de su paternidad. Pero su padre Don Ambrosio O’Higgins pronto fallece en Lima el 18 de
marzo de 1801, y antes de morir el Virrey se arrepiente del desconocimiento de su hijo, dejándolo
como heredero universal de su inmensa fortuna.

Ante tales circunstancias decide regresar al Perú cuanto antes.- El joven Bernardo siente ahora
con mayor pasión su incontenible deseo de regresar a América, buscar a su madre y encontrarse
con los suyos.

Ya se había efectuado La Paz de Amiens, con lo que se le concedía a España el trafico de sus
naves hacia las colonias, esto le permitió a Bernardo embarcarse en la fragata Aurora, y con el
inquebrantable propósito de realizar la misión encomendada por su hermano y Maestro, y que él
había jurado sobre un Ara, darle fiel cumplimiento. El joven Bernardo a pesar de las múltiples
privaciones y calamidades sufridas, de su muy reciente enfermedad la que logra superar por ser de
constectura muy fuerte, con un físico bien proporcionado, de facciones enérgicas, con unos ojos
azules, de rubia y poblada cabellera y a pesar de sus 24 años de edad para entonces, tenía la
apariencia de un hombre mucho mayor. Muy pronto y ya en América comienza a sufrir su drama de
nuevo rico, totalmente opuestos a las ideas que habían florecido en su alma de revolucionario. No
le satisface para nada ser un rico terrateniente dueño del inmenso fundo de San José de las
Canteras. Cultivar la tierra para él era algo secundario, su propósito y afán es cultivar las semillas
que ya habían germinaban en su mente, ideal éste que jamás traicionará ni abandonará jamás.

No desmaya en su afán de conspirar y organizar al pueblo, idea y actividad que ya se propalaba


por todo el continente y el 18 de noviembre de 1810 estalla el movimiento emancipador Chileno
donde el joven Bernardo juega un papel destacado, siendo elegido diputado al primer Congreso de
Chile, pero a él le atraen muy poco las presentaciones y los honores, siente la fiebre de la
revolución activa y el sentimiento de la lucha la actividad que ansía desplegar. Se siente ahora si,
un capaz y consumado Maestro de La Masonería, anhelando lograr las virtudes de su Maestro hoy
lejano, pero siempre presente en su pensamiento e ideas. La lucha armada por la libertad se ha
iniciado y el heroísmo es el prestigio de los fuertes y de los sinceros, de ahí que las virtudes
cultivadas allá en Londres se hacen guerreras y prevalecerán sobre posibles debilidades e intrigas
de la época.

No olvidó jamás las sabias lecciones bélicas que le diera su recordado Maestro Miranda y
afianzado en el recuerdo, hace gala de su prestigio en la sorpresa de El Roble, donde fue honrado
con la estrella de Jefe y Guía. En esa batalla memorable un balazo derribó su caballo, otro le rasgo
el músculo de una pierna, con un pañuelo venda su herida y se lanza a la carga final, convirtiendo
en victoria una derrota inminente al grito de “O vivir con honor, o morir con gloria, el que sea

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valiente, que me siga” Y todos los soldados siguieron a su jefe. Así, a fuerza de heroísmo y coraje,
el luchador sincero ve formarse alrededor de su nombre, la admiración de todo un pueblo.

Dos colosos se unen para emprender acciones de libertad y gloria: Bernardo O’higgins y José de
San Martín.
Es aquel año de 1814 para toda La América nuestra, que en casi su totalidad había abrazado la
lucha libertaria y revolucionaria, O’Higgins sufre una contundente derrota en Rancagua porque su
personal y recursos estaban mermados, de allí decide atravesar la cordillera andina y se llega a
Mendoza, Argentina, en busaca de su fraterno Hermano José de San Martín a quien exige su
apoyo y compañía, y los dos deciden emprenden la reconquista de Chile, y luego de heroicas
acciones triunfan en Chacabuco en 1817 y mas tarde en Maipó en 1818.

Se ha dicho, innumerables veces y con sobrada razón, que la revolución americana se estructuró y
concibió en las columnas de Logias Masónicas y, a fin de darle unidad a los hechos y proyectos, se
establecieron en diferentes países la filiales de aquella primera Logia de Lautaro en las ciudades
siguientes: el General San Martín a su llegada a La Argentina, fundo la logia Lautaro de Buenos
Aires, posteriormente siendo Gobernador de Mendoza funda en ésta ciudad otra extensión
Lauteriana, y después de la victoria de Chacabuco, O’higgins y San Martín fundaron La Logia
Lautariana de Santiago, y para fortuna de la historia Masónica y revolucionaria de América, se ha
conservado íntegramente un libro de actas escrito por el mismo Hermano Bernardo O’higgins
donde figuran el acta de constitución y los estatutos de esta Logia Lautariana de Santiago de Chile.
La palabra Logia cada vez que se menciona en ese texto de estatutos, se escribía representada
por dos letras 0-0, que se usó como símbolo, talvez como un santo y seña o secreto para
comunicarse entre los hermanos de la misma, como era muy corriente en épocas tan difíciles y
peligrosas.

O’Higgins después del triunfo de Chacabuco asume la función de Director Supremo de Chile, lo
que equivalía a un Presidente.
Como es de suponer, seria sumamente largo enumerar la basta obra revolucionaria y creadora por
él ejecutada, y para mencionar alguna de sus preocupaciones y proyectos como jefe supremo del
nuevo estado o Republica de Chile, vaticinó lo siguiente:”Este triunfo y cien mas que obtuviéramos
se volverán inútiles sino no dominamos el mar”, y una de sus preocupaciones fue crear una
Escuela Naval y lo logró de la nada como por un milagro o acción superior. Su obra como
gobernante fue dinámica, progresista si se considera que aquella provincia del sur era sumamente
pobre.

Otro de sus grandes proyectos fue la promulgación de una Constitución, la cual logró y fue
redactada por notables y nobles ciudadanos y previa consulta a prominentes vecinos de la nueva
Republica y con carácter provisorio en 1818.

Pero por desgracia y como una constante malhechora en todo el continente, la reacción oligárquica
y malévola que ha existido desde entonces, se aprovecha de la aguda crisis económica producida
por la larga guerra, por tantas calamidades imprevistas como fueron las cosechas en los
sembradíos, y mas aun y al igual que en Venezuela y otras comarcas, allá también se valieron las
fuerzas del oscurantismo y los hombres de negro, como los llamó Miranda, de una desgracia
natural como fue un terrible terremoto del 19 de noviembre de 1822, que destruyo muchas
ciudades y pueblos y fue tomado como acaicate por el clero al exponerlo como un castigo del cielo
por la emancipación y desobediencia a La Corona. El decálogo y las advertencias de su Maestro
Miranda estaban presentes en la mente de O’Higgins, pero la influencia del clero y de la iglesia era
mucha y ocasionaron heridas mas profundas que la misma guerra. Fue tanta y constante la
conspiración en Chile que al final hicieron renunciar a O’Higgins, pero no se retiró sin que el pueblo
le escuchara y el destino quiso que aquella fuera la postrera vez que lo hiciera y expuso su
renuncia diciendo: “Me desprendo del mando supremo, porque creo que así conviene en tales
circunstancias para que la patria adquiera su tranquilidad”, y de seguida manifiesta “Siento no
depositar esta insignia (señalando la banda presidencial) ante La Asamblea Nacional de quien la

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he recibido, siento retirarme sin haber consolidado las instituciones que había creído propias para
el país y que había jurado defender; pero llevo al menos el consuelo de dejar a Chile independiente
de toda dominación extranjera, respetada en el exterior, cubierta de gloria por los hechos de
armas. Doy gracias Al Gran Arquitecto del Universo que me ha elegido como instrumento de tales
bienes y que me ha concedido la fortaleza de animo necesaria para resistir el inmenso peso que
sobre mi han hecho gravitar las azarosas circunstancias en que he ejercido el mando. Al presente
soy un simple particular”.

“Mientras he estado investido de la primera dignidad de La Republica, el respeto hacia mi persona,


al menos a ese alto empleo, debía haber impuesto silencio a vuestras quejas. Ahora podéis hablar
sin inconvenientes, que se presenten mis acusadores. Quiero conocer los males que he causado,
las lagrimas que he hecho derramar.”

“Acusadme. Si las desgracias que me achacáis en el rostro, han sido no el efecto preciso de la
época en que me ha tocado ejercer la suma del poder, sino el desahogo de mis malas pasiones,
esas desgracias no pueden pulgarse sino con mi sangre. Tomad de mí la venganza que querías,
que no pondré resistencia. Aquí está mi pecho”. Y enseguida, abriendo violentamente su casaca,
muestra su pecho desnudo para fijarlo como blanco a la puntería de sus posibles vejadores y
calumniadores. Pero el pueblo, como poseído de una fuerza extraña, que no era sino una inmensa
gratitud y reconocimiento, exclama y repite fervorosamente: “Viva O’Higgins” “Viva O’Higgins” “Viva
O’Higgins” Y aquel era el veredicto sublime de todo un pueblo que hacia justicia. O’higgins, héroe
auténtico, libertador de Chile, prócer de América, soldado de la humanidad, fue tan digno en la
desgracia como lo fuera en la victoria, hermanando su destino al de San Martín, al de Miranda, al
de Bolívar, y marcha al ostracismo con la celeridad de quien ha cumplido su deber. Fue proscrito y
fue mártir también como Jesús, como Miranda, como Bolívar y como todos los inmortales, murió en
el exilio también como Bolívar, pero vive y vivirá eternamente en el corazón de su pueblo del cual
fue su más fiel exponente y al que dio libertad e independencia. Vive como Miranda, como San
Martín, como Bolívar, como Sucre y como tantos inmortales y leales americanos por cuyas mentes
jamás se cruzo la idea de la traiciona, de la envidia ni los deseos innobles. Ellos viven en el
mármol, viven en el bronce de muchísimas estatuas erigidas en su honor, y viven también en la
memoria y el recuerdo de sus hermanos francmasones del mundo que hoy pronunciamos sus
nombres con veneración y orgullo, y levantamos columnas de honorables Logias eligiéndolos como
símbolo de libertad y de gloria.

Son muchos los personajes y pasajes de nuestra historia gloriosa y bonita, que desconocemos, y
quiero concluir esta exposición sobre el excelso Libertador de Chile, narrando un hecho
interesante. Cuando mencionaba a los forjadores de la independencia de todos estos países del
sur y que todos ellos salieron de las Columnas de Logias Masónicas, indique a José Miguel
Carrera, compatriota y compañero de luchas de O´Higgins, también su hermano Masón y de ese
equipo de Libertadores del Sur. Y ésta relación hay que unirla a un Chileno conocido acá en
aquella Caracas de principios del siglo XIX, como un clérigo u hombre de negro como los calificó
Miranda, pero éste Canónigo José Cortes de Madariaga fue una excepción de tales hombres de
negro. José Cortes de Madariaga era Chileno y Primo Hermano de aquel José Miguel Carrera.
Este Canónigo Chileno José Cortes de Madariaga también había estado unido a Miranda en
Londres, se habían hecho grandes amigos, y también Hermanos Masones, ¿porque no?, si
también era un auténtico revolucionario y asiduo obrero trabajador de aquella Logia londinense.
Cuando toda aquella generación de jóvenes revolucionarios abandonan a Europa y se vienen a
sus respectivos pueblos, Cortes de Madariaga también se viene, pero decide quedarse en
Caracas, posiblemente a petición de Miranda, pero no diciendo misas en una capilla ni como un
miembro de La Inquisición, sino conspirando contra La Corona y su Imperio, para finalmente
irrumpir el 19 de abril de 1810 instando al pueblo desde el balcón del Ayuntamiento de Caracas a
rechazar al Capitán General Vicente Emparan, como todos conocemos, pero lo que ningún
historiador nos ha dicho como suele suceder con los distorcionadores de la historia, es que aquel
noble y patriota clérigo chileno, también era un Masón infiltrado en el clero local y reaccionario, así
como en el gobierno español. Y como hoy sabemos, fue uno de los fieles seguidores de Miranda y
fiel a su proyecto Gran Colombiano hasta su muerte.

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Continúo exponiendo en éste ensayo dedicado al muy Grande y Poderoso Hermano Sebastián
Francisco de Miranda y no puedo dejar de mencionar a otro grande entre los grandes baluartes de
la Independencia de éste continente y de quien su afán de libertad y justicia también surgió de las
columnas de una logia Masónica, de aquella muy recordada La Gran Reunión Americana de
Londres y de la otra Logia de Lautaro de Cádiz, así como de las otras logias Lautarianas surgidas
después acá en América. Este especialísimo personaje, Libertador insigne de los países del sur y
hermano inseparable de Bernardo O’higgins y de tantos otros pro-hombres del continente, afianzan
el justo juicio del Historiador Don Alfonso Rumazo Gonzáles, al calificar a Miranda como “El
Libertador de Libertadores”, mas elevado, sublime y glorioso que el de un Precursor cualquiera, y
si nos atenemos al diccionario, precursor es el que precede, el que lo hace antes que otro, y por
ello compatriotas, Miranda fue mucho mas que todo eso, porque fue el que lo hizo todo, el que ideó
el proyecto y echó a andar la gran maquinaria de la revolución del nuevo mundo. Yo sugiero
quitarnos de la mente ese concepto erróneo e injusto de Precursor y comenzar a llamarlo El
Libertador de Libertadores o El Gran Libertador, y a ello me propongo en esta nota de extensión.

Ya para ir concluyendo sobre este relato de los grandes de todos los tiempos, me refiero al
inmenso General José de San Martín y Matorras, es el nombre de uno de los grandes libertadores
del sur del continente, prócer máximo de La Independencia de La Argentina y al igual que Bolívar,
O’Higgins, Sucre y de muchos otros forjadores de la libertad del nuevo continente, moldeados a
golpe de martillo y cincel en las columnas en las muy celebres y revolucionarias Logias de
Londres y de España en aquellos años difíciles, cuando hablar de revolución era un delito mortal,
valor que relieva y enaltece a estos gigantes de la libertad.

Un Triangulo perfecto de Hermanos Masones en la Independencia Revolucionaria de los países


del Sur.-
En masonería se llama Logia Perfecta a la reunión o concurso de siete hermanos para iniciar los
trabajos en el Taller de una Logia, pero hay un grupo mas reducido, que sin llegar a conformar una
Logia Perfecta, sí constituyen un auténtico Triángulo Masónico, es integrado por tres hermanos y
aunque no en presencia actuante, si en su acuerdo preconcebido y acordado, éste fue el grupo
formado acá en el sur del continente por Bolívar, San Martín y O’Higgins, tres baluartes de la
libertad quienes no temieron al poder de La Corona Española, ni a la persecución de los hombres
de negro de la Santa Inquisición, como tampoco a las poderosas oligarquías que acá siempre
existieron y actuaron a su antojo, tampoco los amilanó la adversidad que siempre les siguió los
pasos y en tales circunstancias, venciendo a los mas organizados y preparados ejércitos conocidos
para entonces sin amilanarse ante la adversidad que también les tendió desastrosas jugadas.
Nada ni nadie era capaz de detenerlos ante la persecución de tan excelsos objetivos que jamás se
detuvo hasta que lograron la victoria. Posiblemente el fin no fue el esperado porque las traiciones
fueron muchas y muy contundentes, pero al final sus pueblos quedaron libres del gran imperio de
entonces, otros muchos logros están por alcanzarse, porque desgraciadamente hasta ahora no
habían surgido nuevos lideres, como tampoco Hermanos Masones de la talla de aquellos
inmortales, pero las posibilidades están hoy mas latentes que nunca y en ésta América
nuevamente están soplando vientos de esperanza. Lo mas importante queridos compatriotas
amigos y hermanos es no perder la fe y ser constante como nos lo exigió siempre nuestro
Libertador.

De nuestro Libertador y de muchos otros Lideres muy valiosos del continente ya hemos expuesto,
sino lo necesario, si una parte muy importante de su vida e historia, de O’Higgins acabamos de
exponer paginas de su acción libertaria, y continuamos con esta entrega del Libertador de La
Argentina, quien también tuvo una destacadísima actuación en la libertad de Chile y del Perú,
formando parte de ese Triángulo inmortal de masones del mundo.

José de San Martín y Matorras es el nombre completo del Gran Argentino y héroe indiscutible de la
independencia de América. Es preciso y necesario exponer su descomunal figura por esa
ignorancia que tenemos de nuestros auténticos valores, y también para que se sepa que fue otro
poderoso hermano de la familia masónica americana. Vale decir, para que no se tergiversen y

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confundan nuestros valores y se tenga una clara idea de la trayectoria de nuestra institución en la
creación nacionalista de las nuevas patrias acá surgidas.

Nace nuestro héroe del Plata en Yapeyú, provincia de Corrientes, el 25 de febrero de 1778, hijo del
Capitán de La Fuerzas Reales Don Juan de San Martín y de Doña Gregaria Matorras de San
Martín.

Indudablemente que la vida y acciones de los grandes hombres esta registrada en las paginas
doradas de la historia y con letras de destacado y hermoso relieve, hoy solamente destacamos sus
acciones desde el punto de vista masónico, ya que para nadie es un secreto que el ilustre General
José de San Martín, fue un ferviente y esclarecido Masón.

Aun niño fue llevado a España, como solían hacerlo las familias destacadas y de cómoda posición
en las colonias, y fue inscrito en el Colegio de Nobles de Madrid. Después pasó a ocupar una plaza
de cadete en él ejército del Rey, dada la vocación que sentía por la carrera de las armas, fue
ascendido al grado de Teniente Coronel en reconocimiento a actos heroicos demostrados en
acciones bélicas en diversos lugares donde actúo. Pero llega el año de 1811, década de
revelaciones y de acciones en pro del auténtico venidero patriotismo para los acá nacidos, de los
autóctono, de los mestizos y criollos, y también en Buenos Aires se había producido un
movimiento revolucionario, al igual que en Caracas, Santiago, Bogotá y otras ciudades de la
colonia, germen de la libertad cosechado en las Logias masónicas de Londres y de España, bajo la
batuta del Caraqueño y Gran Maestro de la Masonería americana como lo fue el poderoso
hermano Sebastián Francisco de Miranda. El joven José de San Martín deja a España y se
traslada a Inglaterra. Había sido iniciado en La Masonería en España en aquella ya mencionada y
muy celebre Logia de Lautaro, congregación de masones muy secreta cuyas columnas fueron
levantadas por sugerencia de Miranda en Cádiz, y ya iniciado en los supremos misterios de la
fraternidad universal fue sumado al equipo de hermanos y amigos inseparables. Ya en Inglaterra
busca y se acerca mas a Miranda y a su muy celebre Escuela, lo empapa de su proyecto y de las
acciones a desplegar en el futuro inmediato, lo cual no evade el hermano argentino. O’Higgins
quien se encontraba en Inglaterra y quien se había convertido en autentico Líder de la masonería,
también recibe a San Martín con el fervor fraterno de los hombres de Logia, concientes que el
futuro les seria muy arduo y peligroso, lo que ninguno de ellos ignoraba, porque tenían un Gran
Maestro que nada les ocultaba.

Por su espíritu eminentemente fraternal, robustecido en las columnas de una Logia, San Martín
asumió la causa libertadora del continente americano como un deber ineludible, como un
apostolado. En la logia “La Gran Reunión Americana” de Londres se encuentra con Carlos María
de Alvear, miembro activo de La Logia Lautaro, que trabajaba según testimonio de un documento
de la época, como “LA FLOR DE LOS AMERICANOS”, donde también se encontraban Zapiola, los
Chilenos José Miguel Carrera y también Bernardo O’Higgins como destacado Líder de La Orden, la
finalidad de esa Logia era “Mirar por el bien de América y de los americanos” y en su seno se
debatían todas las cuestiones relacionadas con la independencia del nuevo continente, atendiendo
las sugerencias nacidas de la basta experiencia del muy Grande y Venerable Maestro, Sebastián
Francisco de Miranda y Rodríguez, trasmitidas a todos los afilados por uno de sus hermanos, el
noble español Conde de Puño en Rostro a manera de Orador Fiscal de la Logia, representante,
hermano y amigo intimo del Gran Maestro. Es preciso aclarar que tanto ayer como hoy, un Masón
puede pertenecer a cuantas logias pueda asistir y trabajar como miembro activo.

En conjunto y en Tenida Extraordinaria tanto en Londres como en Cádiz, se acordó reemplazar la


retórica por la acción, lo que quería decir, que abatirían columnas (cerrar las Logias) y cada
hermano debía marchar a proseguir la obra trazada y los proyectos acordados en los lugares de
sus respectivas regiones de nacimiento y de origen, porque para entonces ninguno tenia una
patria. A partir de aquel acuerdo todas las luces del taller y los miembros de las columnas, pasaron
a ser activistas de La Gran Revolución.

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Juan Canter, en su magnífico y erudito trabajo: “Las Sociedades Secretas Políticas y Literarias”
(1813 a 1815) dice: “Fue en ésta hora que San Martín, sereno, pleno de ilusiones sin recurrir a
gestos desmesurados, se dio todo a La América. Inicia la trayectoria libertaria de la grandeza
Sanmartiniana; medio continente lo espera. Debía presentir su misión trascendente, la voz interior
que mueve a los grandes hombres; aunque su temperamento reflexivo le advirtiera una vida de
desazones y sin halagos. Más, la hora no permitía evasivas. Arranca ahora su intensa, como breve
acción: solo una década”.
El ideal revolucionario de Miranda tenía que influir también de forma decisiva en la Independencia
de La Argentina, del Perú y de muchos otros pueblos. Cuando aquí utilizamos el verbo imperativo
tener, y aseguramos, tenia que influir, no estamos inventando pretextos ni creando figuras o frases
históricas, sino manifestando simplemente que en ello había una justificación doctrinaria que
tampoco es producto de la imaginación, sino que obedece a una misión a cumplir jurada en el Ara
de una Cámara con toda la solemnidad que semejante juramento ameritó. Continuar con el
proyecto de La Gran Colombia que también fue unánime para toda América, fue el ideal sublime de
toda esa Pléyada de Libertadores.

San Martín era considerado para entonces entre sus hermanos, como él americano más preparado
en las artes militares, solamente superado por la cultura revolucionaria de Miranda y su basta
experiencia en la lucha armada cuyas acciones en Norteamérica y en Francia así lo avalaban.

Prócer máximo de La Argentina y héroe indiscutible de la independencia de América, fue un


poderoso e ilustre francmasón. La amplia y conocida bibliografía existente que narra la vida y obra
del General San Martín, explica sin aditamento alguno la regia personalidad de éste americano sin
igual. Su figura está encuadrada dentro de la más perfecta y pura ortodoxia masónica, como lo
demuestran los hechos, funda La Logia Lautaro de Buenos Aires a su llegada al suelo patrio en
1.812, junto con Alvear y Zapiola, los tres hermanos fundaron el Triángulo base de futuras Logias,
luego fueron iniciados los profanos Rodríguez Peña, Puerraidon, Castelli, Agredo, Monteagudo y
muchos otros a quienes tanto debe la libertad de América.

Luego, animado por su gran espíritu de hermandad, San Martín cruza la cordillera de los Andes en
compañía de O’Higgins, encabezando el ejercito de patriotas por él organizado, en una travesía de
triunfos, reveses y muchos sacrificios coronada por la espléndida victoria de CHACABUCO, donde
se logra como recompensa, la libertad de Chile, afianzada después por el definitivo triunfo de
MAIPO. Pero sus sentimientos de hombre libre y de revolucionario de primera fila, no son
satisfechos, “Mientras haya en América una nación esclava, la libertad de todas las demás corre
peligro”, sostenía con sobrada convicción el Gran General. Y guiado por esta noble inspiración
prosigue su cruzada libertadora hasta el Perú, reducto belicoso por excelencia donde la traición
asechaba en cada espacio: Arsenal de la Corona de Castilla, sede y refugio de la mas rancia
oligarquía de toda la colonia de España, sin desconocer, por supuesto, que el Virreinato del Perú
fue la provincia más rica y poderosa que tuvo la Corona en toda América, lo que permite suponer
que ese extenso territorio era el asiento de la mas rancia y retardataria sociedad americana. Pero
gracias a la tenacidad y arrojo de estos hombres con temple de acero y espada en mano, un 28 de
junio de 1.821 una nueva nación del nuevo mundo juraba su independencia. San Martín recibe el
Gobierno del Perú con él titulo de “PROTECTOR” otorgado por la municipalidad de Lima el 3 de
agosto de ese mismo año de 1821, y de inmediato puso en práctica su obra profundamente
humana que habría de transformar el panorama social y administrativo del imperio Inca. La
imprenta apareció con su poder convincente, se crearon bibliotecas populares, se practicaba la
instrucción pública, se reformo el sistema penal, se abolieron los tributos que pesaban sobre los
indios y se iniciaba gradualmente la emancipación de los esclavos. El soldado cedía el paso al
perfecto Masón y éste erigía Templos a La Libertad, a la sabiduría y a la moral, para mayor honra y
gloria del Gran Arquitecto del Universo y de la fraternidad Universal. La misión principal se había
cumplido: al ocaso del poderío español sucedía la aurora radiante de la emancipación americana.
Para entonces los oligarcas peruanos que aparentaron aceptar tanta belleza, pero, aunque caso
semejante al nuestro cuando se creo la Primera República del año 1.811 y un año después
Miranda fue traicionado y entregado al enemigo, aquí como allá la traición no se hizo esperar, pero

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la semilla se había sembrado y al fin germinó y dio sus frutos de dignidad. La luz de la libertad
alumbraba la conciencia del pueblo americano, y ya no la apagaría nadie.

Bolívar descendía por el norte de las altas cumbres andinas como “el brazo triunfante de América”,
recogiendo los trofeos y abatiendo las ultimas lanzas realistas. San Martín comprendió la
necesidad de un entendimiento militar con el héroe venezolano, del que habría de resultar la
firmeza de la soberanía continental, y va a su encuentro. En la ciudad de Guayaquil los dos héroes
de la revolución americana y hermanos fraternos, cierran un acuerdo, y se produce la Conferencia
de Guayaquil celebrada los días 26 y 27 de julio de 1822. Si él engrandece la actuación del
Libertador venezolano, no disminuye en un ápice la gloria del triunfador de Maipó. Las loas de la
historia no se miden por la extensión de las empresas, sino por su oportunidad y trascendencia.
Simbólicamente hablando podíamos decir que el Hermano José de San Martín había entregado el
mallete a su Hermano Simón Bolívar, delegando en sus manos la dirección de los trabajos por él
tan brillante como fraternalmente iniciados y en los que también había colaborado activamente,
otro gran masón de América, el Hermano Bernardo O’Higgins, que junto a los ya nombrados, y
como ya dejamos expuesto, formaron el Triángulo Masónico que dio al continente americano Patria
y Libertad.

San Martín héroe auténtico, masón insigne, patriota abnegado y generoso, renunció a su gloria y
poderío, con la nobleza que lo caracterizó, sencillo como el obrero que termina sus trabajos, se
siente satisfecho de haber cumplido con su deber, dispuso sus insignias de Gobernante ante el
Congreso de Lima y se embarca con dirección a Chile el 20 de septiembre de 1822. En su carta de
despedida al Congreso, expresó textualmente:”Presencié la declaración de La Independencia de
los EE.UU. de Chile y el Perú; existe en mi poder el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar al
imperio de los Incas, y he dejado de ser hombre público. He aquí recompensados con usura diez
años de revolución y de guerra. Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra,
están cumplidas; hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos. La
presencia de un militar afortunado, por mas desprendimientos que tenga, es temible a los estados
que luego se constituyen”.-

Sin embargo hay que hacer una consideración de primordial importancia en referencia a la
independencia del Perú y de la futura República de Bolivia al considerar la separación de San
Martín en septiembre de 1822 y la batalla de Ayacucho que fue el teatro donde definitivamente
mordió el polvo el ejército español en América.

Esa consideración que sugiero, pertenece a un momento histórico en el cual ya Miranda no existía,
sin embargo esa entrevista muy interesante de Guayaquil la realizan dos de los mas destacados
discípulos de Miranda, quienes aspiraban dilucidar la ardua controversia en cuanto a la proyección
de La Gran Colombia, justamente el proyecto Mirandino, por lo que se hace necesario estudiar y
desentrañar un tanto mas ese momento histórico, e interpretarlo en sus justas dimensiones.

La muy significativa Entrevista de Guayaquil


Ya en toda la América del Sur se habían creado grupos con opiniones diferente sobre diversos
aspectos de la política a desarrollar en las nuevas República Libres, y si consideramos que por
primera vez en todo el continente se vivía una incipiente libertad en muchísimos aspectos y como
jamás se había experimentado, también debemos concluir que era una experiencia muy nueva y
en un proceso en plena evolución que por lo nueva estaba sujeta a ser perfeccionada, debían
surgir cambios inevitables en bien de las nuevas Repúblicas y de su integración. Y como
podremos ver, en todas las comarcas que comenzaron a crear La Nueva América constituidas por
las Nuevas Republicas, las cuales, en atención a los postulados del Proyecto que de muchos
antes se había comenzado a gestar a manera de unirse en el mayor ámbito conceptual posible:
crear una sola y grande República. Pero las contradicciones y desavenencias fueron muchas y
desgraciadamente triunfaron los conceptos menos convenientes y más perniciosos como hasta
ahora hemos visto y seguiremos viendo. Aunque la esperanza en el perfeccionamiento del
proceso sigue latente y hoy mas que nunca lo creemos posible y necesario, sino en la unión
político-integral como entonces se aspiró, si en la comunión de las mayorías a manera de

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autodefensa necesaria y primordial, si es que los egoístas, los que pactan en las sombras y
solamente fomentan la antipatria y la traición, permiten el anhelo de las mayorías.

Por supuesto, en Guayaquil también se habían formado grupos o partidos, como se les llamó
después, cuando unos abogaban por la anexión del Perú a La Gran Colombia y otros por una
independencia única de aquel pueblo, siendo una minoría los que deseaban pertenecer a La Gran
Colombia. San Martín, Protector del Perú, no quería ni deseaba enfrentarse con Bolívar, quien
consideraba a Colombia con derechos sobre cualquier territorio de todas éstas comarcas del sur.

Las victorias de Bombona y Pichincha resolverían la disputa a favor de Bolívar, no obstante esa
disputa jamás se dio a niveles de altura, sino asolapadamente. Sin embargo en Guayaquil se
encuentran San Martín y Bolívar por primera vez en todo aquel acontecer de lucha y revolución, y
los dos grandes Libertadores se entendieron como solamente lo logran los grandes Lideres de la
humanidad.

Bolívar se encontraba en Guayaquil desde el 11 de julio en busca de la incorporación definitiva a


Colombia que era el anhelo del bloque de pueblos libres y soberanos. El 25 llegó San Martín a la
ciudad y puerto ecuatoriano de Guayaquil. Y sobre la incorporación a Colombia no se trató en la
entrevista, muy posiblemente San Martín por su condición de estratega y su alta visión de futuro,
entendió muy bien las razones aspiradas por Colombia, que no eran ambiciones extremas, sino
razonamientos muy elevados y lógicos.

Las entrevistas se efectuaron el 26 y 27 de julio. Se discutió sobre la delicada situación del Perú y
su independencia que seguía siendo un problema escabroso y difícil. San Martín expresó su gran
confianza sobre el poder de su ejército, muy superior al español, y Bolívar calificó el acto como un
importante y agradable encuentro, donde no se discutió nada en especial, salvo lo relativo a los
preparativos en cuanto a enviar refuerzos al Perú, que en verdad era el punto álgido y de urgencia
a resolver.

Indudablemente que después de la batalla gloriosa de Boyacá, los triunfos de Bombona y


Pichincha consolidaron la Independencia de Colombia y solamente quedaba pendientes por liberar
de España la difícil región del Perú, como toda una región de gran importancia para la causa,
existían otros focos en manos de los realistas como eran la Plaza de Puerto Cabello, una parte
reducida de Coro recuperada por los realistas, pero por ser pequeñas regiones adscritas a La Gran
Colombia, no revestían gran dificultad en ser recuperadas.

Bolívar había logrado la realización de gran parte del ideal de su vida: la formación de una patria
fuerte con elementos suficientes para defender su independencia. Y ya con esas sólidas bases le
era fácil llevar a cabo la segunda parte de sus proyectos acariciados desde el comienzo de sus
carrera, como era la independencia del Perú y en lo que Miranda siempre pensó y tuvo presente
como conformación de unión y grandeza, y para ello visualizo como proyecto inmediato, la
realización de una magna Asamblea de las Republicas americanas libres, a reunirse en Panamá
en busca de la unión, que sirviera no solamente de consejera de los grandes conflictos, ni de
contacto en los peligros, como tampoco de interprete de los tratados públicos o conciliadora de
diferencias, sino de algo mucho mas elevado y poderoso, de una República Única y Poderosa que
pudiera enfrentar los múltiples conflictos del futuro como un solo bloque y en férrea unión. Una
República que obrara y pensara en función de lo que seria la basta región del sur, y en oposición al
panamericanismo Monrroneano. El nuestro sería el panamericanismo de los pueblos del sur del
continente. Y buscando fortalecer las bases de éste viejo ideal, Bolívar se fue al Perú y a los
demás territorios del sur, a Chile y La Argentina, hizo llegar a su Ministro Joaquín Mosquera en
similar gestión a otras regiones del continente, incluyendo al México grandioso y distante.

El Perú se unió a la idea de Bolívar celebrándose un tratado de unión y confederación perpetua de


las dos Republicas y propiciando una Convención para promover la reunión del Congreso Federal
del Perú.

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Como ha quedado establecido, el logro más importante de aquella entrevista de Guayaquil, fue la
solicitud de San Martín, de la ayuda militar de Colombia que ya Bolívar había ofrecido
espontáneamente, y allí se convino en el concurso de una división colombiana. Atendiendo al
compromiso y oferta de consolidar la libertad del Perú, fueron enviados los batallones: Vencedor
de Boyacá, Yaguachi y Pichincha, los que en unión de Botijeros formaron 3.000 hombres puestos a
las ordenes de Baldes, Córdoba y Lara.
San Martín cruza los Andes en 1820 con el propósito de acercarse a al Perú, negoció con Chile
sobre la expedición y fue nombrado General en Jefe. El 8 de septiembre de 1820 llegó San Martín
a Pisco, sur del Callao, comandando su expedición. Fracasaron negociaciones de paz entre el
Virrey y el General San Martín, y el 24 de diciembre el Marques de Torre Tagle, gobernador de
Trujillo como dependiente del Virrey, declara la independencia como esos hechos muy raros que
se conocen en la historia y que a nivel del comando superior no se había planificado, pero fue un
hecho muy cierto. Y éste hecho permitió que las costas peruanas pasaran a manos de los
patriotas. Luego en enero de 1821 el Virrey del Perú es sustituida por Caserna, quien llama a
negociar a San Martín, quien aspiraba una Monarquía para el Perú, por supuesto una Monarquía
independiente de España y que en nada se asemejaría a lo que como tal se conocía hasta
entonces. Esta aspiración del General San Martín de propiciar una Monarquía, a la ligera nos
parece una posición muy rara y hasta criticable por quienes ignoren el devenir del proceso
revolucionario, y digo ignoran, porque talvez desconozcan que José de San Martín fue uno de los
Grandes Libertadores que se formó en una de aquella Logias Masónicas dirigidas por Miranda, y
entre los proyectos de formación republicana de Miranda, figuraba la idea de una Monarquía, pero
algo muy distinto a como se conoce en términos de política tanto entonces, como ahora, no
olvidemos que ello está involucrado en la misma idea del Incanato como ya explicamos, de manera
que la idea Sanmartiniana no era descabellada, sino que obedecía a un viejo proyecto que fue muy
discutido en las columnas de aquellas celebres Logias, y lo que en Logia se propone, se discute,
se acuerda y aprueba si así se decide por la mayoría.

San Martín se retira


Después de la entrevista de Guayaquil, el Protector del Perú regresa a Lima, donde su Ministro de
Guerra y Relaciones Exteriores, Bernardo Monteagudo, quien también era su hermano fraterno,
había sido destituido y hecho prisionero, de manera que el ambiente le era adverso y los ánimos
estaban en su contra, lo tildaban de extranjero y de monárquico, y estos hechos un tanto innobles y
fuera de toda consideración, lo hacen renunciar, el 20 de septiembre de 1822 presentó su renuncia
irrevocable ante el Congreso y se va a Chile, de allí se fue a Europa junto a su única hija,
retirándose a la vida privada, y de donde jamás volvió.

Así culminan las elevadas y enaltecedoras acciones de gloria de uno de los más grandes y
destacados Libertadores de éste continente, que como ya hemos destacado junto a Bernardo
O’higgins y a Simón Bolívar formaron el Triangulo Masónico mas solidó, aguerrido y revolucionario
de todo el Nuevo Mundo.

Y no quiero dejar de mencionar una página de Internet titulada “San Martín Desconocido” de Martín
A.Cagliani, un estudiante de Historia y Antropología Arqueológica de La Facultad de Filosofía y
Letras de La Universidad de Buenos Aires, y comienza su artículo manifestando que San Martín
fue uno de los próceres que tiene más misterios. La tradición de los viejos historiadores es la
causante de tantos prejuicios, leyendas y errores en que cayeron historiadores posteriores con
respecto a la vida de San Martín.

Y yo que aspiro hacerle llegar copia de éste pequeño ensayo al desconocido amigo Martín A.
Cagliani de Buenos Aires, le digo que ese desconocimiento y también olvido no se ha dado
solamente con el Gran General San Martín, sino que entre nosotros con El Libertador de
Libertadores, el muy ilustre y poderoso hermano Sebastián Francisco de Miranda, ha sucedido
algo similar.

En cuanto a las dudas de si San Martín era o no Masón, es bueno que te remitas a las fuentes mas
verdaderas, como son las Actas de aquellas Logias de Londres, de Cádiz y de las extensiones

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Lautarianas levantadas luego en Buenos Aires, Córdoba y otras ciudades del sur, es mas, La
Masonería cuenta con muy buenas Enciclopedias y tratados que al respecto informan muy bien
sobre sus valores e historia. Y en cuanto a eso que algunos profanos e ignorantes han propalado
sobre las Logias y su trayectoria Revolucionaria, no debe haber duda alguna en que estas fueron
verdaderas y autenticas Escuelas de política, pero eso si, hay que hacer la diferencia de La Política
como la Ciencia de organizar y administrar al estado, y la politiquería sucia y rastrera como la
practican los miembros de los partidos políticos actuales en su inmensa mayoría. Inclusive
actualmente en todo catecismo o guía manual de masonería, se prohíbe en Logia hablar sobre
política, para mi en lo personal y como Maestro Masón, es un error craso y en tal sentido propicio
todo lo contrario, que ojala y en toda Logia Masónica se tratara sobre Política de altura a manera
de practicar la mejor docencia masónica, y se debía buscar, ¿porque no? Que los Masones de
todo el mundo se interesaran por conformar y participar como cuadros activos en la integración del
estado como ente primario en la administración de toda Republica. Que diferente sería si los
políticos activos en ejercicio, en su mayoría, fueran Hermanos Masones.

Yo a la vez le sugiero a éste amigo argentino indagar sobre la vida y trayectoria de Sebastián
Francisco de Miranda, de Bernardo O´Higgins, de Simón Bolívar, de Benito Juárez, de José Martí,
de Jorge Washington, de La Fayette y de tantos otros preclaros y revolucionarios valores, para
quienes las Logias fueron auténticos talleres de actividad conspirativa, pero conspiración que
combatió el atropello, la injusticia y el crimen. En Caracas, como caso concreto, cuando se inician
las acciones contra La Corona española en 1810, se instaló una autentica Logia Masónica muy
conocida y combativa como fue “La Sociedad Patriótica”.

El muy ilustre y poderoso hermano Carlos Alvear fue un miembro activo de todas aquellas Logias
de Londres y de Cádiz, pero para aclarar conceptos, un solo hermano masón es imposible que
funde o levante columnas de logia alguna, porque para ello se requiere el concurso de por lo
menos siete hermanos, quienes así lo contemplan como acontecimiento realizado en sus
respectivas Actas Constitutivas. Y en cuanto a que San Martín, O´Higgins o Miranda fueron ateos,
también es una falsa mentira, que solamente cabe en la mente de los profanos ignorantes de la
doctrina milenaria que profesa todo masón, y ello porque todo masón tiene que creer en un ser
Superior, en un creador, que para nosotros es El Gran Arquitecto del Universo, y puede ser
católico, protestante, Mahometano o de cualquier religión del mundo, en cuanto a ello en ninguna
logia hay discriminación. Y en cuanto a la salida de San Martín de España para venirse a La
América, también está muy claro en nuestra Institución y en éste ensayo también ha sido
explicado, todos los hermanos de aquellas Logias decidieron cambiar las columnas de un taller,
por el campo abierto de la batalla, arriando las columnas de sus respectivas Logias como se
establece entre masones, y cada uno se fue a sus lugares de origen con la única finalidad de hacer
sus patrias. De manera que a esos Súper Héroes de la Gran Revolución no fue que los sacó nadie
o los llevó como corderos a ingresar a una Logia, ellos por muy propia voluntad y decisión unánime
decidieron tan gloriosa y valiente acciones, levantar columnas de sus Logias, como se dice en
masonería, para emprender sus acciones de gloria.

En cuanto a que se burlaran de los obispos, del clero y del papa, no lo creo posible, pero en cuanto
a que se desconfiaran de Los Hombres de Negro, como muy concretamente lo recomendó Miranda
a todos sus alumnos, si fue muy cierto, porque los Curas íntegros y amigos del pueblo, eran y
siguen siendo la excepción como el caso muy concreto del Canónico Cortés de Madariaga, Cura
Chileno y también masón que se quedó en Caracas, posiblemente a exigencia de su entrañable
amigo y hermano Francisco de Miranda, al lado de sus nuevos hermanos venezolanos, y hubo otro
caso de otro sacerdote muy amigo y seguidor de Miranda ya mencionado, pero el resto del clero de
entonces era muy similar a los de ahora, al menos, a los nuestros acá en Venezuela, sobre todo
los que conforman la llamada Conferencia Episcopal, a quienes hasta el actual Santo Padre les ha
llamado a callarse y a respetar a sus semejantes, por supuesto, acá también son muchos los curas
y dignidades eclesiásticas que son amigos del proceso actual venezolano. De manera pues, amigo
Martín A. Cagliani que ojala y le haya aclarado algunos conceptos sobre nuestra orden, y en lo que
si debe tener plena seguridad es que, ningún Masón por principio y doctrina, puede ser ateo.

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Una verdad histórica indiscutible
Si se hace una comparación de los personajes que crearon nuestra nacionalidad toda y en todos
los ámbitos del acontecer nacional, indudablemente que los valores son incontables si partimos de
aquella etapa de los inicios de la independencia, hasta los tiempos actuales. Dentro de estos
indiscutibles valores encontramos al más universal de los baluartes de ésta América hispana y
como nadie puede negar, éste adelantado de la libertad fue Sebastián Francisco de Miranda, sin
embargo no ha sido el más conocido a pesar de las dimensiones de su basta personalidad como
ya lo hemos descrito en éste pequeño ensayo, en cambio con nuestro Libertador sucede todo lo
contrario, el conocimiento que se tiene de Bolívar es mucho mas generalizado en todo el universo,
de él podemos decir hoy en día para usar el termino de moda, es un hombre globalizado, sin que el
uno le quiete meritos al otro, porque los dos fueron grandes entre los mas grandes, y allí se
encuentran en su sitial de honor donde los muy honestos, valientes y sinceros son los únicos que
han logrado llegar.

Y lo cierto es que a Miranda, posiblemente por el gran desconocimiento que de él se haya tenido y
se siga teniendo, no ha habido poetas que le dediquen un canto, como tampoco un credo y mucho
menos un himno. Indudablemente que todo lo merece el Gran Miranda, pero son muy pocos
quienes le hayan dedicado algún recuerdo. Yo me refiero una ves mas a los tantos buenos pintores
que el país existen, como lo referí en ésta descripción cuando trataba de la triste y trágica noche
del 30 de julio de 1812 en La Guaira, que como lo hizo el muy conocidísimo pintor Arturo
Michelena cuando plasmó a Miranda en la fatídica cárcel de La Carraca y para cuya obra le sirvió
de modelo Don Eduardo Blanco, el autor de Venezuela Heroica, obra ésta sumamente conocida,
surgiera ahora ese otro pintor esperado que debe existir, y plasmara en un lienzo la obra que se
podía llamar la Ultima Cena de Miranda en La Guaira que allá la hubo y en la cual hay una
semejanza con la muy conocida ultima cena de Jesús de Nazaret, y discúlpenme si peco, pero fue
la ultima cena de dos grandes hombres que tanto bien le han hecho a la humanidad, y en la cual
estuvo la presencia de doce compañeros, aunque en la ultima sena de Jesús hubo solamente un
traidor, en cambio en esa cena fingida de La Guaira, fueron todos los presentes, lo que haría
mucho mas interesante ese posible lienzo que yo sugiero.

Pero bien, como había ofrecido publicar lo que ya una vez publique en un diario de acá de
Barcelona con el titulo de “Bolívar visto por los grandes valores de la humanidad”. Y porque
nuestro insigne Libertador así lo merece, a ello me remito:
Alejandro de Humboldt.

Y comienzo como lo hacia entonces con Alejandro de Humboldt, geógrafo y naturalista alemán,
contemporáneo del Libertador, viajero incansable a lo largo del mundo y muy especialmente por
ésta América, quien dejo en sus escritos testimonio de sus observaciones como. “Viajes a la
Regiones Equinocciales del Nuevo Continente”, “Cuadro de la Naturaleza”, “Viajes Asiáticos” y
“Cosmos y Descripción Física del Mundo” entre muchas otras. Pero no podía dejar de referirse al
Libertador del Nuevo Mundo y así escribió éste hermoso juicio al Libertador amigo: “Bolívar
fundador de la Libertad y de la Independencia de su bella patria Venezuela, va a aumentar su
gloria haciendo florecer las artes de la paz. Inmensos recursos van a ofrecerse por todas partes a
la actividad nacional. Esta paz que Ud. Y sus ejércitos han conquistado, no puede desaparecer,
pues ya no hay enemigos exteriores y sí bellas instituciones sociales, y sabia legislación que
preservan a la Republica de la mayor de las calamidades, las disensiones civiles. Reitero mis votos
por la grandeza de los pueblos de la América, por el afianzamiento de una sabia libertad y por la
felicidad de aquel que ha mostrado noble moderación en medio del prestigio de los sucesos”.- Por
supuesto que son juicios muy desconocidos, digamos, porque esa no es función de la historia
común, pero si de la historia bonita y si se quiere, romántica.

Pablo Neruda
Uno de los poetas mayores de la lengua, el primero en el siglo pasado, gloria de Chile y honor del
continente americano, así dejó sentado con un florido verbo y vibrante sentimiento, estos hermosos

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versos en su “Canto a Bolívar” que es un Credo inolvidable para rezarlo a diario, y así le cantó el
poeta: Padre nuestro que estas en la tierra, en el agua, en el aire/ de toda nuestra extensa latitud
silenciosa,/ todo lleva tu nombre, padre en nuestra morada; / tu apellido la caña levanta la
dulzura,/ el estaño Bolívar tiene un fulgor Bolívar,/ el pájaro Bolívar, sobre el volcán Bolívar,/ la
patata, el salitre, las sombras especiales,/ las corrientes, la vetas de fosfórica piedra,/todo lo
nuestro viene de tu vida apagada,/ tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,/ tu herencia es el
pan nuestro de cada día, padre./ Tu pequeño cadáver de Capitán valiente/ ha extendido en lo
inmenso su metálica forma,/ de pronto salen dedos tuyos entre la nieve/ y el austral pescador saca
a la luz de pronto/ tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes./ De que color la rosa que junto a tu
alma alcemos?/ roja será la rosa que recuerde tu paso./ Como serán las manos que toquen tu
ceniza?/ rojas serán las manos que en tu ceniza nacen./ Y como es la semilla de tu corazón
muerto?/ es roja la semilla de tu corazón vivo./ Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti./ Junto
a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,/ y otra mano, que tu no conociste entonces/ viene
también, Bolívar a estrechar a la tuya:/ de Teruel, de Madrid, de Jamara, del Ebro,/ de la cárcel, del
aire, de los muertos de España/ llega ésta mano roja que es hija de la tuya./ Capitán, combatiente,
donde una boca grita libertad, donde un oído escucha,/ donde un soldado rojo rompe una frente
parda,/ donde un laurel de libres brota, donde una nueva bandera se adorna con la sangre de
nuestra insigne aurora,/ Bolívar, Capitán, se divisa tu rostro./ Otra vez entre pólvora y humo tu
espada está naciendo./ Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado./ Los malvados atacan tu
semilla de nuevo,/ clavado en otra cruz está el hijo del hombre./ Pero hacia la esperanza nos
conduce la sombra,/ el laurel y la luz de tu ejercito rojo/ a través de la noche de América con tu
mirada mira./ Tus ojos que vigilan mas allá de los mares,/ mas allá de los pueblos oprimidos y
heridos,/ mas allá de las negras ciudades incendiadas,/ tu voz, nace de nuevo, tu mano otra vez
nace:/ la libertad sacude las campanas sangrientas,/ y un sonido terrible de dolores precede/ la
aurora enrojecida por la sangre del hombre./ Libertador, un mundo de paz nació de tus brazos./La
paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,/ de nuestra joven sangre venida de tu sangre/ saldrán
paz, pan y trigo para el mundo que haremos./ Yo conocí a Bolívar una mañana larga,/ en Madrid,
en la boca del Quinto Regimiento,/ padre, le dije, eres o no eres o quien eres?/ y mirando el Cuartel
de Montaña, dijo: Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo.

Me he atrevido a transcribir tan hermoso y significativo canto del inmortal de nuestra América como
es Don Pablo Neruda, porque considero que todos debemos conocer este canto, este credo, este
mandato cada día mas vigente y necesario como una exigencia a ser cumplida por todos nuestros
pueblos, porque eso también hace el poeta, exhortarnos a recordar al gran Libertador y a no
olvidar nunca sus lecciones de gloria que como postulado de la mas hermosa revolución aun está
por coronarse. Yo me atrevo a decir sobre éste Canto de Neruda, que no es solamente a la
memoria del Libertador, sino al despertar de toda América, y el mismo no es solamente un bello
poema, sino sobre toda consideración literaria, un razonamiento filosófico donde hace del tropo o
la figura, todo un análisis elegante, bonito y profundo de la filosofía revolucionaria donde muchos
políticos se han quedo cortos y hoy los corroe la envidia como son los casos muy concretos de un
Américo, de un Pompeyo o de un Manuel Caballero.

Miguel Ángel Asturias


Otra recia personalidad americana como lo es Miguel Ángel Asturias, regio escritor guatemalteco,
premio novel de literatura en 1967, novelista de renombre universal, poeta y político de vanguardia,
dejo a la humanidad uno de los conceptos mas enaltecedores sobre El Libertador Simón Bolívar,
cuando en un profundo poema concibió el siguiente credo:

Creo en la libertad, madre de América,/ creadora de mares dulces en la tierra,/ y en Bolívar, su hijo,
Señor nuestro,/ que nació en Venezuela, padeció,/ bajo el poder español, fue combatido,/ sintiose
muerto sobre el Chimborazo/ y con el iris descendió a los infiernos,/ resucitó a la voz de Colombia,/
tocó al eterno con sus manos/ y está parado junto a Dios./ No nos juzgues Bolívar, antes del día
ultimo,/ porque creemos en la comunión de los hombres,/ que comulgan con el pueblo, solo el
pueblo,/ hace libre a los hombres, proclamamos:/ guerra a muerte y sin perdón a los tiranos,/
creemos en la resurrección de los héroes,/ y en la vida perdurable de los que como tu,/ Libertador,
no mueren, cierran los ojos y se quedan velando.

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Poemas de una profundidad sentimental como éste credo de Asturias, posiblemente no se hayan
escrito y sin embargo se le ha dado muy poca publicidad siendo casi desconocido como suele
suceder con las cosas sublimes y hermosas. Y cuando traemos a nuestra mente y divulgamos
pensamientos tan enaltecedores en torno a la recia personalidad de Bolívar, tendremos que decir:
Que torpes habíamos sido al no habernos identificado mucho antes ante el mundo, a éste pueblo
grande donde nació el paladín de la libertad de todo un mundo. Y que sirva este término glorioso
que hoy nos identifica como patria Bolivariana, para que todos estos pueblos que libertó Bolívar,
que nacieron conducidos por su espada, puedan y decidan algún día reformar tan elementales
principios constitucionales, y le digan también al mundo como nosotros hoy lo hicimos, que ellos,
colombianos, ecuatorianos, panameños, bolivianos y peruanos, también son Bolivarianos,
reconocimiento éste muy humilde donde no hay que hacer ningún esfuerzo, sino que solamente
con ello se le rinde un profundo agradecimiento como merecido homenaje al gran Libertador de
ésta extensa región del universo.

En ésta cadena de juicios y exaltaciones sinceras, de consideraciones hermosas que se han


escrito en torno a la personalidad y valía del inmortal compatriota, a nosotros sus hermanos, no
nos queda más que agradecer tanta bondad. Y èsta divulgación la hacemos porque es preciso
ahora cuando las carencias de valores y de Líderes son tan manifiestas. Es necesario detenernos
ahora a especular y a razonar un tanto sobre personajes de tan extraordinaria presencia histórica,
de esos que al decir de Asturias: “No han muerto nunca, solamente han cerrado sus ojos, pero
siguen velando”. O que despiertan cada cien años, cuando despiertan los pueblos, al decir del
Gran Neruda. O como lo canto el trovador del pueblo Don Ali Primera: “Los que mueren por la
patria, no pueden llamarse muertos”. Y también asegurarle a la humanidad toda, que sí hemos
tenido valores morales incomparables, y aun conservamos inmensas reservas con las cuales
recobrar lo que desgraciadamente hemos perdido o nos han arrebatado los vende patria sin
decoro, que en verdad son una minoría, pero que aspiran continuar desangrando la patria y
destruyendo nuestra historia que es muy noble y también bonita.

Para ir concluyendo esta exposición sobre nuestra revolución, que a mí se me antoja llamar un
ensayo, continúo con quienes no se han olvidado del inmenso y poderoso Hermano y Libertador
Simón Bolívar.

José Domingo Choquehuanca


Hubo un autóctono Inca, de los hijos del sol, nacido un 4 de agosto de 1789, en Azangaro,
provincia de Puno-Pucará del antiguo y ya leyendario Virreinato del Perú. Se hizo Abogado y su
padre fue un cura, José Gregorio Choquehuanca, canónico de Chuquisaca, alto Perú y su madre
una india peruana, su padre lo educó desde pequeño y lo llevo al muy selecto Colegio de Nobles
ya que los Choquehuanca eran descendientes de Incas y luego lo inscribió a La Universidad de
San Francisco donde el joven José Domingo recibió el titulo de Doctor en la Doctrina Jurídica, al
presentársele dificultades para ejercer su profesión por la Academia de Juristas, por no ser hijo
legitimo, retornó a su pueblo de Azangaro, villa y feudo de su familia, donde ejerció como Abogado
sin dificultad.

Se encuentra en la población de Pucará con el Libertador el 2 de agosto de 1825, momento en que


le dirige su muy celebre Arenga que hoy queremos divulgarla por lo poco que se conoce tan
hermosa pieza oratoria, y la misma dice:”Quiso Dios de salvajes formar un imperio, y creo a Manco
Cápac; peco su raza y lanzo a Pizarro para su exterminio. Después de tres siglos de expiación ha
tenido piedad de las Ameritas y os ha creado a vos. Sois, pues, el hombre de un designio
providencial.
Nada de lo hecho hasta ahora, se asemeja a lo que habéis hecho; y para que alguien pudiera
imitaros, será preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado cinco Republicas que en el
inmenso desarrollo a que están llamadas, elevaran vuestra estatura a donde ninguno ha llegado.
Con los siglos crecerá vuestra gloria como crece la sombra cuando el sol declina”.

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Ese saludo del indio Choqueguanca, se conoce como la arenga de Pucará y convierte al excelso
poeta peruano en un ser de leyenda, su pieza oratoria inspirada en los gloriosos acontecimientos
que marcaron el inicio de una era en el nuevo mundo, la convierten entre las escritas con doradas
letras de alto relieve en la historia épica de América. Analizar el contenido y profundidad de sus
metáforas nos conduce a momentos de importancia al aglutinar la angustia de todo un pueblo que
como una aurora despertó hacia un mundo de grandezas. Solamente los tarados de espíritu y
pobres de conciencia han tratado de opacar tanta grandeza con la mezquindad de los vicios y la
corrupción de sus procederes de una etapa que hoy tratamos de dejar atrás, al cultivar la
fraternidad que debe prevalecer entre los hijos de un mismo padre.

José Domingo Choquehuanca, autor de la hermosa arenga, cuya narración produce la satisfacción
placentera de darle permanencia con florido lenguaje a momentos de singular importancia. Ofrece
éste indio peruano dentro de la profecía de lo hermoso, un logro estético de la razón que emana de
una mentalidad increíble y fuera de lo común si nos situamos en su época.

Tanto el Perú como La República del Plata convinieron en dejar al Alto Perú en libertad de decidir
sobre su destino y así se proclamó la independencia de la naciente Republica a la que le darían el
nombre de Bolívar, padre creador y salvador de aquella Nueva Republica, y a la que terminaron
por darle el bonito nombre de Bolivia, un bello nombre de mujer para una porción del Perú tan
querida, como hasta hoy se le conoce.

José Domingo Sarmiento


Político, escritor, pero sobre todo insigne Maestro argentino y destacado demócrata americano.
Quien sustituyó a Mitre en la Presidencia de la Republica Argentina en 1.868, así se refirió al
Libertador: “Nadie a mi juicio ha comprendido aun a Bolívar, por la incompetencia de los biógrafos
que han trazado el cuadro de su vida…Bolívar, el verdadero Bolívar, no lo conoce aun el mundo y
es muy probable que cuando lo traduzcan a su idioma natal, aparezca mas sorprendente y mas
grande aun”.

Bartolomé Mitre
Otro estadista, militar y escritor argentino, fue Presidente constitucional de la Argentina y a quien el
Maestro Sarmiento sustituyó en la presidencia de la Republica, escribió entre otras obras “La
Historia de Belgrano”, “La Independencia Argentina”, “Historia de San Martín” y “La Independencia
Americana”. Fundador del prestigioso diario La Nación, y quien también dejo a la posteridad un
juicio sobre el Libertador Simón Bolívar, y así lo expresó: “Que queda en la obra de Bolívar, su
heroica epopeya libertadora a través del continente emancipado por él”.-

José Martí
El apóstol de la Independencia Cubana y quien como poeta fue uno de los iniciadores del
modernismo y maestro como pocos del género epistolar. Este valiente cubano, Abogado y
revolucionario de América, así describió la proyección Bolivariana del futuro: ¿A donde irá Bolívar?
Al respeto del mundo y a la ternura de los americanos. A la justicia de los pueblos. ¿A dónde irá
Bolívar? Al brazo de los hombres, para que defiendan de la nueva codicia y del terco espíritu la
tierra donde será dichosa y bella la humanidad. Así, de hijo en hijo, mientras la América viva, el eco
de su nombre coronará en lo mas viril y honrado de nuestras entrañas”.-

Francisco García Calderón


Escritor, sociólogo y diplomático peruano, autor de “Ensayos Históricos y Filosóficos sobre
América”, dejo ésta apreciación comparativa sobre Bolívar: “Bolívar pertenece al ideal de la milicia
de Napoleón y de Cesar, sublime creador de naciones, mas grande que San Martín, mas grande
que Washington”. Yo humildemente acuñaría una crítica al juicio de García Calderón, y diría: Tan
Grande como San Martín y tan grande como Washington.

Don Miguel de Unamuno


Destacado como el más celebre de los integrantes de la muy conocida y prestigiosa generación del
98. De estilo vehemente, inconforme y violento. Cultivo todos los géneros literarios. Fue Rector de

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la milenaria y muy prestigiosa Universidad de Salamanca, y también dejó éste singular juicio sobre
El Libertador, posiblemente el juicio mas breve que se haya escrito sobre Bolívar, pero sin alguna
duda el mas completo que con solamente siete palabras abarca todo un concepto sin igual, y esto
dijo sobre nuestro Libertador Don Miguel de Unamuno: “Sin Bolívar, la humanidad habría quedado
incompleta”.-

Para concluir con éste modesto comentario, no puedo dejar de mencionar esos momentos finales
vividos por El Gran Libertador de Libertadores en aquel nefasto año de 1.812. Tampoco se puede
dejar de mencionar que los tres personajes responsables de la prisión y entrega de Miranda a
Monteverde fueron Peña, Bolívar y De Las Casas. Se conoce que cuando Bolívar fue felicitado por
Monteverde por su conducta en La Guaira, éste respondió que “había hecho preso a Miranda para
castigar a un traidor a su patria, no para servir al rey”. Y años después, el Coronel Wilson, edecán
del entonces Libertador, expuso de tal manera los motivos que, según éste, indujeron a Bolívar a
tal determinación: “Hasta la ultima hora de su vida se gloriaba de aquel acto, que aseguraba haber
sido exclusivamente suyo, para castigar la perfidia y traición de Miranda capitulando con una
fuerza inferior, o intentando luego embarcarse, sabiendo que la capitulación no seria cumplida”. Y
en fin, las calumnias, difamaciones y vejámenes contra el inmortal Generalísimo fueron muchas, y
también fueron muchos los que asumieron su defensa y negaron los agravios, entre estos vale la
pena citar la expuesto por algunos extranjeros que prestaron servicios a la patria, ya que sus fallos
son menos susceptibles de ser alterados por prejuicios, viejas intrigas o pasiones
antirrevolucionarias que fueron muy frecuentes al lanzar juicios temerarios en momentos tan
difíciles y con los cuales se lesionaron tantos valores, como fue el caso concreto del sublime
personaje a quienes nos referimos, Miranda, aunque ya en ésta exposición hemos mencionado
casos similares y también muy graves y lesivos, como fue el caso de Manuel Piar.

Pero en fin, uno de estos extranjeros que fallaron sobre el caso que nos concierne, fue el del
francés Delpech, quien en un informe dirigido a Molini, secretario de Miranda por muchos años, le
comenta:”Finalmente mi amigo, todo se volvió ignominia, confusión y vileza; éste pueblo inmoral y
despreciable merece plenamente sus cadenas y su humillación. Tanta vergüenza solo pondría ser
cubierta por un terremoto que los tragara en sus abismos”. Y declaraba luego el mismo personaje,
que se necesitaría “mucho tiempo para contestar las calumnias, los sofismas y los ultrajes con que
el pueblo cubrió a Miranda, y para luchar con la hidra multiforme de la impostura, el fanatismo y la
ignominia. El público juzga generalmente los acontecimientos por sus resultados:”Han dicho que
Miranda era un traidor porque el villano Monteverde infringió la capitulación, y toda la gente
acaudalada ha sido entregada al puñal de los infames españoles. Pero sin discutir estos
infundados asestos, me atrevo a creer que Miranda hubiera sido un traidor, seguramente no se
habría engañado compartiendo el destino de aquellos de quienes según dicen, vendió a
Monteverde. Si no tuviera la convicción de que era incapaz de tan bajo manejo, declararía
imposible que un hombre que trabajó toda su vida por La independencia de América haya podido,
al final de su carrera, olvidar su gloriosa empresa, manchar sus canas y deshonrar para siempre su
memoria al descender a la tumba, sin recibir a cambio de tanta ignominia y tanto crimen, otra
recompensa que las cadenas y la muerte”.

Valiente y justa la posición de éste personaje francés, que junto a los republicanos y
revolucionarios, vivió tan difíciles momentos y tuvo la valentía de juzgar con imparcialidad al
inmortal Libertador de Libertadores de ésta América del Sur.

Es muy justo y conveniente aceptar también, que Miranda al acordar la Capitulación de San Mateo,
estaba convencido de que era lo mejor para el bienestar de todos los patriotas. Y ante semejante
estado de calamidades que agobiaban la naciente Primera Republica, Miranda vio una amplia
justificación para negociar un tratado que beneficiaria a las mayorías. Después de la caída
inesperada de Puerto Cabello, que no fue obra de Miranda, de las deserciones del ejército patriota,
tampoco auspiciadas por Miranda y de tanta falsedad de los seudo líderes de la revolución, donde
Miranda fue el único y auténtico Líder y estando al frente de unas fuerzas enemigas que se
agigantaban cada día, las perspectivas de una recuperación eran algo imposible. Y ante semejante
situación, se puede discutir la decisión de Miranda, pero jamás ni nunca, su patriotismo.

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Fue también indudable que muchos patriotas habían abrazado con amor y coraje la causa de la
emancipación, pero también fue indiscutible que muchos otros deseaban pasarse a las filas
contrarias, lo que se llama ahora, saltarse la talanquera como lo hizo De Las Casas, Miguel Peña y
muchos otros, en tales condiciones nadie podía censurar a Miranda por haber perdido la confianza
en tan menguado y mal preparados reclutas que conformaban su ejercito. No obstante y por una
ironía del destino, que el más Universal de los Americanos, el Libertador de los Libertadores de
todo éste nuevo mundo y el Maestro de Maestros de la Masonería americana fuera entregado al
enemigo para ser arrojado a un sucio calabozo como culminación de la acción más indigna de sus
compatriotas. Pero en verdad y haciéndole honor a la verdad histórica, Miranda no aró en el mar, y
aun hoy a 188 años de su muerte, sus hermoso proyecto de una Gran Colombia, como la unión de
pueblos libres, está recuperando su total energía y plena vigencia. Este reencuentro de
MERCOSUR y de tantos otros proyectos de unión y fraternidad al sur del continente, tienen todos
una alta dosis del ideal Mirandino, aunque al parecer se continúa marginando un tanto el ideal de
LA COLOMBEIA Mirandina, pero en nuestras manos está el no dejarla en ese olvido y hacer
énfasis en que todos los forjadores de La Nacionalidad integra de América del Sur, salieron de
aquellas muy celebres Logias Masónicas de Londres y de Cádiz, que luego proliferaron por toda
América.

Yo exhorto a todos, mis queridos hermanos, a convertirnos en voceros, en gritones si fuera


preciso, del verbo Mirandino, y ojala ahora a la distancia en el tiempo y el espacio, se lograra
reactivar ese juicio revolucionario pendiente, en salvaguarda de la honra y prestigio del muy
Grande y Poderoso Hermano.

Congreso Anfictiónico de Panamá


No puedo dejar de comentar sobre éste magno evento, conocido y mencionado por muchos, pero
ignorado en su esencia y contenido por las inmensas mayorías de todos nuestros pueblos.

Yo me cuento entre quienes de muy joven tuve dudas de lo que tal denominación significaba y por
supuesto, como desde muy joven también me apasionó la historia, averigüé y conseguí el porqué
de tan rara denominación, y no solamente el nombre raro de Anfictiónico, sino también, y lo que es
mucho mas importante, que aspiraba El Libertador con la creación y congregación de tal
acontecimiento, pero no obstante, como la prensa lo sigue mencionando, los llamados
comunicadores de la radio y televisión lo siguen pronunciando, yo sigo siendo un convencido que
muchos de estos señores ignoran sobre lo que escriben y dicen, por ello quiero y deseo describir lo
que significó y lo que se buscó con tan raro nombre en tan descomunal evento.

Comienzo por decir que Anfictiónico, viene de Anfictión que era el diputado o representante de la
Anfictionía. Y como Anfictionía se conocía entre los griegos a la confederación de antiguas
ciudades reunidas en Asamblea a las cuales enviaban delegados para tratar asuntos de interés
general. Pero acá entre nosotros y en aquella época tan remota, cuando se trataba de organizar
los estados y nacientes nuevas Republicas, nos hemos preguntado, ¿porque tan enrevesado
nombre para un Congreso del sur del continente? ¿Y en una ciudad de tan poca participación en
la Independencia como lo fue Panamá? ¿Nunca supimos que en Panamá se dieran acciones
sobresalientes, o renombradas batallas? ¿Entonces porque Panamá para tan importante evento?
A los Congresos anteriores se les había dado el nombre de las ciudades donde se realizaban o del
año de su realización, como fue el muy celebre Congreso de 1.811, el Congreso de Angostura, el
Congreso de Cúcuta, y aun el nefasto Congreso de Valencia donde se origino la perniciosa Cuarta
República.

Pero a éste Congreso de Panamá se le dio un nombre más especulativo, con una raíz histórica y
muy significativa, posiblemente en honor a un gran admirador de los griegos y de sus avanzados
sistemas de gobierno, como lo fue el Gran Miranda. De allá viene su nombre de Anfictiónico,
desconocido para muchos. Y lo otro que también ha intrigado, es porque se convoca para ser
realizado en Panamá? Pues bien, en cuanto a éste estratégico lugar si hay una justificación
geopolítica y sumamente estratégica y donde se evidencia la idea de la unión de todos estos

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pueblos recién liberados del yugo español ya esbozado por Miranda en su Colombeia o Gran
Colombia, el proyecto de Republica mas hermoso y depurado que se haya conocido, y que El
Libertador siguiendo los pasos del Libertador de Libertadores, intento echar a andar al tratar de
realizarlo en el estratégico Istmo panameño.

Así vemos que en una circular fechada en Lima el 7 de diciembre de 1.824, Bolívar ya en calidad
de Libertador y Supremo Jefe del Perú, insistía en convocar a una reunión urgente para cerebrar
éste Congreso ya propuesto varias veces por él mismo, y entre otras consideraciones de vital
importancia, planteaba a los pueblos del sur este genial concepto: “Parece que si el mundo
hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá seria señalado para tan augusto destino,
colocado como está en el centro del globo, viendo por una parte al Asia y por la otra al África y a
Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el Gobierno de Colombia para éste fin en los
tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades, y para ésta causa podría
ser el lugar provisorio de la primera Asamblea de los Confederados. Si las demás Republicas no se
deciden en seguida, preveo retardos y perjuicios inmensos, a tiempo que los movimientos del
mundo lo acelera todo, pudiendo también acelerarlo en nuestro daño… Cuando después de 100
siglos, la posteridad busque el origen de nuestro Derecho Publico y recuerde los pactos que
consolidaron su destino, registrará con respeto los protocolos del Istmo”.

La historia real, sincera y autentica nos seguirá diciendo, que el único adelantado y visionario de
entonces, no era otro sino El Libertador, y cuando hoy casi a doscientos años de la promulgación
de aquel juicio, continuamos viendo los vaticinios por él sospechados donde se adelanto al
presente. La estatura de estadista de éste inmortal compatriota, que se pierde y se seguirá
perdiendo de vista en todo el proceso histórico, a nuestras generaciones no nos queda más que
decir al conocer tanta grandeza sino: Que grande fue Bolívar.

Sin embargo los batracios de las ideas y de menguado pensamiento, hace muy poco cometieron la
apatrida y ruin acción de intentar quitarle el nombre de Bolivariana como al fin se identifica nuestra
gloriosa Republica, donde lo único que se ha buscado es decirle al mundo que aquí en éste
territorio que escuetamente se llama Venezuela, nació ese grande hombre, y que nosotros todos,
somos sus hermanos, sus hijos, sus paisanos. Tan oscuros y denigrantes personajes, que fueron
muchos y que todo este pueblo los vio, tiraron a un rincón el retrato de Bolívar que engalana el
Salón Presidencial del Palacio de Miraflores. Que desgracia y desvergüenza la de contar con
semejantes compatriotas. No obstante y a pesar de tanta maldad, el Libertador como lo hizo ayer
en 1828 cuando la noche septembrina, como lo hizo después cuando asesinaron a Sucre y cuando
a él lo expulsan de su patria grande llevándolo a morir en el exilio, sin siquiera una camisa para
amortajar su cuerpo exánime, después de haberlo dado todo en bien de aquellos que son los
mismitos de ahora, los perdonó, nosotros haremos lo mismo porque no sabemos guardar rencores
y dejamos que la historia los juzgue.

Y en aquella visionaria circular el Libertador continuó exponiendo: “En ellos se encuentra el plan de
nuestras primeras alianzas, que trazaron la marcha de nuestras relaciones con el universo. ¿Que
será entonces del Istmo de Corinto comparado con el de Panamá?-

Pero el Libertador no soñaba con éste descomunal y necesario proyecto, no, para el visionario de
la historia aquello era una necesidad imperante donde estaba viendo y mirando hacia delante,
hacia el futuro de todos nuestros pueblos, hacia donde hoy estamos, y al reflexionar sobre aquel
acontecimiento, tendremos que decir: Que enanos hemos sido y que degenerados los creadores
de esa nefasta y malvada Cuarta Republica que hoy tratamos de dejar atrás para siempre. Sus
apreciaciones fueron proféticas, y supo escudriñar en las paginas de la historia, hace una
semejanza de la liga anfictiónica griega y de ahí surge el nombre monumental de Congreso
Anfictiónico, y para realizarlo en un lugar inigualable del mundo, decidió realizarlo en Panamá. Si
penetramos un poco mas en la idea sublime de Bolívar, nos podemos enterar que Panamá no era
solamente el sitio o lugar para la realización del Congreso, sino que a la vez aquella era la ciudad
ideal donde se debía instalar la Gran Capital de aquella Gran República, que los dos Grandes
Libertadores, Miranda y Bolívar, concibieron como La Gran Colombia. Y al propiciar tan inmenso

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acontecimiento, se adelantó al primer Congreso Internacional de Washington de 1890, a la
Conferencia Mundial de la Haya de 1898 y 1907 y también a la Sociedad y Liga de las Naciones,
hoy Naciones Unidas. Solo que en Panamá con aquel sin igual Congreso Anfictiónico se superaba
cualquier otra propuesta del futuro, porque Bolívar no aspiraba Ligas, Conferencias o Sociedad
alguna, sino la unión de todos los pueblos libres en un solo bloque o Gran Republica, como se lo
había insinuado Miranda con su Gran Colombia.

Pasaron algunos meses y al fin el 22 de junio de 1826 se instaló el anhelado Congreso Anfictiónico
de Panamá como muchos pueblos esperaban, pero con representaciones muy pobres y también
con mucho saboteo, Colombia hizo llegar dos plenipotenciarios. Centro América, Perú, México y
Chile no enviaron representantes argumentando motivos muy vagos y poco convincentes. Bolivia
autorizo al Libertador para que nombrara sus representantes que al final no llegaron. Las
provincias del Rió de La Plata se abstuvieron de participar, y al respecto Bolívar los enjuicio de
ésta manera: “No tengo ninguna esperanza de que Chile y las provincias del Plata entren en la
Conferencia de buena fe, ni adopten el proyecto tal cual ha sido presentado, por el contrario, los
creo perjudiciales. Estos dos países están en una situación lamentable y casi sin gobierno”.
También se abstuvo de asistir Brasil, que conociendo el temario del Congreso y dada su hostilidad
contra las provincias del Plata y el Uruguay, no creyó ser aceptado con simpatías en tan magno
evento en pro de la libertad y de la unión. Los EE.UU, designaron como representante al Ministro
de Gobierno Colombiano en Washington, donde ya se notaba su poco interés sobre el evento, pero
a la ves impusieron una condición o trompo enrollado, para decirlo en criollo: “Siempre y cuando
los puntos a tratar fueran compatibles con su neutralidad”, neutralidad que pusieron como pretexto
para oponerse al ya preparado proyecto de Bolívar en cuanto a su plan de expedición ya
planificada para liberar a Cuba y a Puerto Rico.

También se opusieron a la propuesta del Congreso Anfictiónico investido con poderes soberanos
para decidir las controversias entre los estados americanos o para regular sus conductas. Sin
embargo no estaban tratando con torpes o entreguitas del sur del continente y como ha sido su
costumbre y política de buen vecino, y en nombre de su democracia a su estilo, pretendieron
imponer su voluntad y decisiones, y fue ante estas manifestaciones de estado prepotente y de
incipiente imperio, que El Libertador no tuvo otra alternativa sino manifestar aquel inequívoco y
justo juicio: “Los EE.UU. parecen mandados por la Providencia para plagar de hambre y miseria a
los pueblos del sur del continente en nombre de la Libertad” hoy dicen los mismo, pero a su
libertad la llaman democracia. Que diría El Libertador en éste siglo XXI al ver a tantas crápulas
aduladoras y entreguitas pidiéndoles a los Yankis que manden sus marines a invadirnos y a
imponer sus democracia.

Menos mal que nuestra historia está escrita con letras de relieve y tesis como ésta escrita en
Panamá hace 179 años nos hace sentir mas orgullosos y a ser mas Bolivarianos que nunca, de ahí
la importancia de recordar la historia y de volverla a leer cada día.

La verdad fue que aquel, que debió ser un memorable Congreso Anfictiónico de Panamá que ha
podido generar la Republica mas grande, poderosa y respetada de la tierra, no produjo ningún
logro, desgraciadamente, no obstante los representantes de las cuatro Republicas
hispanoamericanas firmaron el 15 de julio de aquel año de 1826 un tratado de establecimiento de
una Liga y Federación perpetua para mantener en común la soberanía e independencia de las
potencias aliadas contra toda dominación extranjera.

Sin embargo y lo mas triste, y de lo que tendremos que arrepentirnos toda una vida, fue que tan
basto e interesante proyecto murió al nacer, los deseos de su creador y luego de quien trato de
realizarlo, fueron de los mas nobles que podamos imaginar, pero la situación de la mayoría de las
nuevas Repúblicas que habrían de realizarlo no era propicia, como tampoco muchos supieron
interpretar la magnitud del mismo y otros tantos, que debió ser muy posible, vendieron su apoyo y
respaldo al mejor postor.

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Buenos Aires en guerra con Brasil y ya con su máximo Líder alejado de su territorio, El Salvador
en disputa con Guatemala, México envuelto en pleitos internos y con un vecino muy cercano
opuesto a su fortalecimiento, Chile por igual envuelta en estériles polémicas sobre teorías de
gobierno, Bolivia con desavenencias militares internas propias o creadas a ex profeso, que inducen
a sucre a abandonar su Presidencia, El Perú había declarado la guerra a Colombia, su libertadora
y Venezuela en manos de las eternas oligarquías y mantuanaje criollo que acabaron con la
fortificación y desarrollo de la Gran Colombia e igual suerte corren La Nueva Granada y Ecuador.
Ante tan desesperante situación Pedro Gual analiza la situación en estos términos: “Es una
completa calamidad para los estados de América, que al tiempo de crearse la Institución mas
hermosa que se vio jamás, una Institución que iba a consolidar para siempre la existencia política,
se hayan puesto la mayor parte de ellos en una confusión horrorosa”.

Ese Proyecto Político que murió prematuramente en Panamá le hubiera evitado a todo éste
continente tantos conflictos de intereses, de ambiciones, arrebatos, traiciones e intrigas que a la
larga han contaminado toda nuestra historia para el resto de sus días. Vayámonos un tanto en
nuestro devenir histórico y fácilmente nos enteraremos de cuantos hechos innobles se hubieran
evitado, o no se hubieran sucedido de haberse coronado tan magistral proyecto propuesto en
aquel Congreso Anfictiónico de Panamá.

Aquí concluyo mi modesto relato, satisfecho de haber cumplido lo que me propuse, solo me resta
disculparme por mi estilo y mi poca condición de relator histórico, y decirles por ahora, muchas
gracias-

Germán Augusto Morillo Villasmil.


C.I.V.- 1.802.972
gamorillov@hotmail.com
Manzana 4 No 10
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Barcelona agosto del 2004

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