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G.E.M. Anscombe Intencién Intcoducciéa de esis Mosteria Ediciones Paldos LCE. de la Universidad Auténoma de Barcelona Barcelona - Buenos Aires - México ‘CONTENIDO . El tema introducido bajo tes ttules: expresie de intencion de futuro, acion intencional © ir fencion al ectuer, Refutacion de Ia compeensién intuitva de lad fereacia entre «prediccion+ y como fundamento para una explicaciSn Filosofia de las expresiones de intencion. Defini con dea prediceion de nodo que abarque orde- ties y expresiones de intencién ademas de epre Geclones del futuro, La falsedad de las expresio: nes de intencion en cl tiempo futuro simple aco tno meatira y 6) como falsedad debida a que la intencion no se ejecuta . La uilidad Ge considerar la expreston verbal de {nveacion de futore con el fin de evitar diversot Callejones sin salida: La wtlidad de explicar in trospectivamente fa intencién, Disiinclén entre txpresiones de intencién y apreciacones del fu {aro mediante la justfcacion, en eato de haber Ia, que se da de elas . cExste alguna afirmacion del tipo «A tiene It fnteneion de X» que pueda expresarte con certe zm absoluta? Las descripciones de ins acsiones en bombre son a menudo susttuibles por «X» fe A tene la intencion de X>. Las razones de sis eponamo que unborn sre Teiinicicn de is acionesimerloales come quella en las que se aplica certo sentido de la DProgunta «;Por qué? La difcaltad de defini e Sendo pertinente de esta altima y el riesgo de 2 INTENCION ‘movernos en circulos en nuestras explicaciones sobre «raz6n para actuar» y saccién». «Tir¢ la taza de la mesa porque me sobresalté» responde a la pregunta «¢Por qué?» con respecto 2 algo ‘que se realiad, 6. Se niega aplicacién a la pregunta «Por qué? con la respuesta «No sabia que Io estuviera ha- ieado». La misma accion puede tener muchas eseripciones y el agente la reconoce segun algu- nas de ellas, pero n0 segin otras. 7, También se niega aplicacién a la preguata cuan- do la accién fue involuntaria; pero esta nocién ‘no puede introducirse sin tratar como resuelto el problema que precisamente estarnos discutiendo. Dificultades de la nocion de «involuatarior 4. El «conocimiento ain observaciéns introducido como, per ejemplo, ef que uno posee sobre sus ropios movimientos. Tambiés existe un concci- ‘miento sin observacién sobre la causacion de un ‘movimiento, como cuando explicamos por qué hhemos experimentado un sobresalto. Podemos definir una clase de movimientor involuntarios ‘sin peticion de principio, como la clase de movi- mientos conocidos sin observacién, pero en la cual no hay lugar para el conocimiento sin ob- ‘servacion de la causalidad: por ejemplo, cl espas- ‘mo muscular que en ocasicnes experimentamos antes de quedarnes dormidos. 9, Enuno de los sentidos de «¢Por qué?», la respues ta menciona hechos; pero, en consecuencia, una respuesta a la pregunta «(Por qué?» con respes: to a una accion, que no mencione hechos, no ofrece necesariamente una razon para actuar. Los casos en que habia dificultades para distin- guir entre causa y razén resultan ser los que Sontienen un conocimiento sin observacién de la causaciéa. 10, Identificacion de este tipo de causacién como st 3s st sa 2 13. 14 Is 16. A 18. conTexIDo scausalidad mentale. Las causas mentales deben distinguirse de los motivos de las acciones y de los objetos de las sensaciones. Y¥ tambien de las intenciones con las cuales 2c- ‘aia una persona, aun cuando éstas puedan expre- sarse bajo la forma «queria». La causalidad ‘mental no es importante en sf misma, sino como ‘medio para realizar estas distinciones. Los filésofos han diferenciado tajaatemente los motivos de las intenciones y los han descrito ‘camo causas. Enel nivel popular, motivoe intea- ‘edn no son tan distintos; pero «motivo» es una ‘nocién més amplia que «intenciéns. Un motivo no es en absoiuto una causa, Entre los motives que no son intenciones ¢e fi- taro podeinos distinguir los motives revuspecti- ‘vos como la vonganza («Lo maté porque asesiné a mi hecmanos) de los motives en general («Lo hhizo por amistad»). Estos ultimos también pue- den denominarse sinterpretativess Que diferencia u los motives rewospectives de fos causas meatales? Las nociones de bica y mal intervienen en ellos En algunos casos, le distincion entre causa men- tal y razén no es tajante, por eremplo: «Lo baé porque él me dijo que lo hiciers». Resumen de jos resultados alcanzados hasta cl momento. [No se nlega aplicacién ala preganta «;Por qué?» cuando la respuesta es, por ejemplo «Por ningu- za razon en particular» 0 «No sé por qué lo hice, ‘Andlisis de la ultima respuesta, El hecho de que «Por ninguna razén en particu- lace sea una respuesta posible a la pregunta «Por qué?» con respecto a una accién no de- ‘iuestra que siempre tenga sentido. Pero cuando la calificamos de sinseatido, quere:nos decir que ‘80 entendemos al hombre que la utliz6, y 90 33 62 10 u INTENCION que «un juego de palabras se halla exciuido del Tenguaje> Identificacién de la pregunta «Por ‘qué?» como aquella que espera una respuesta de Ia categoria que hemos descrito, Ia cual utiliza- ‘mos para definir la clase de acciones inten ‘onales. 19, No mencionamos ninguna caracteristicn adicio- tal, relacionada con Ia accion en el momento en que se realiza, denomindndola intencional, Se Prueba esto medianze Ia suposicisn caructeristica existe, 20, Discusién acerca de ai las acciones intencionales tandrian In caracteristica de ver intencion les aunque no existiera una expresién de inten. céon de futuro o una intencion posterior con la tual se acta, No habria nada qu se pareciera a ‘nuestra pregunta «2Por que?» ni la accion inten- sional si ia tmica respuesta fuera: «Por nisguna razén en particulars 21, Critica de la demestractin aristotélica sobre el fin ihtimo de las acciones humanas. No obstan- te, podemos ver ahora que deben producirse al- ganas cadenas de razones para actuer con el fin do que exista algo como la accién intencional, 22, Discusion sodre la intencién con la cual, cuando éta menciona algo futuro, Para que sea posible decir que un agente hace P con el fin de Q, él ‘debe tratar al reconomiento de que «pero si P,Q zo suczderé» como incompatible con tener esa intencion al actuar, Existe una descripcion que sea la descripeion Se una accion internacional cuando ésta se pro- tice? imaginamos un ejemplo para analizar la pregunta: tan hombre que mueve Contraste enice «La estufa arde, y «El hombre cesta pagando su recibo del gas»: la complejidad ‘enorme y evidents de «hacer» en el iltimo caso. Analisis de «Si hago esto sucederd tal cosa, »! hhago aquello sucederd tal otra», seguido por una 121 128 13 138 139, 38 4s 41 43, 48. 30. 3h 32, aceién: casos en los que se trata y en Jos que no se tata de un erazenamiento prictico». El conocimiento practico considerado como el cconecimieato de lo que sucede cuando un hom- tre disige un proyecto sin verlo, Problema. dobme tratar este conccimiento a su9 érdenes no se cumplen? La cescripcicn de algo como. por ejemplo. cons. ‘muir una casa o eseribir en la pizarra emplea el concepto de accion humana, que, segun nemos ‘isto, se define por medio de nuestra pregunta forma de descripcion dels bechos. La inencion cn los animales. “Muchas descripciones de hechos efectuados por eres humanos son formalmente deseripciones de sacciones ¢jecatadas, Elucidacién de la nocion de conccimiento prictico. Explicacién de accién «voluntarias, Reterno a la expresién de intencién de futuro. ‘Lo que se dijo sobre Ia intencién en la accién presente tambien se aplica a la intencion futura. Una prediccion es una expresion de intencién cuando nuestra pregunta «;Por qué?» se aplica a ella. Analisis de «Solo quiero hacerlo, eso es todo» con respecio a una descripeién de intencién de futuro, No voy a..» como expresion de intencion, y «Ne ‘voy aus come expresion de convencimiento. Ca: 405 en los que ambas pueden presentarse juntas. 139 Lat aa 146 ur 181 1st iss INTRODUCCION La mayor parte de lo que se prisenta en estas paginas fue publicado como un curso de corferencias en Oxford en, 1957. Los pasajes que comprenden la discusion sobre In diferencia entre «motivo», eiatenciins y «causa mental» lntegraron, con pequeas mocificaciones, un informe de la ‘Aristotelian Society que se publico.el 3 de junio de 1957 Estoy en deuds con la sociedad por su autorizacion para reproducir parte sustancial de ese material. Este libro rei ae los resultados, concernientes a este tema en particular. del estudio iniciado durante mi permanencia como investi- adora emenita en la Universidad Sommerville. Deseo por Jo tanto expresar mi gratitud a los patrocinadores. Poste- lormente recibi el apoyo de la Fundacion Rockefeller, a la ‘cual también debo por cilo mi agradecimients. 1. Con mucha frecuencia, cuando un hombre dice: «Voy ‘hacer tal cosas, dacimos que se trata de una expresién de intenci6n. En ocasiones también hablamos de una accién como intencional, e ineuso podemos preguntar con qué in- tencign se ha hecho algo. En cada caso empleamos un con cepto de «intenciéne, pero si nos propusiéramos definirlo y toméramos sélo uno de estos tres tipos de enunciados como si abarcara todo nuestro tema, es muy probable que dijér ‘mos cosas sobre el significado de sintencién» que resulta- ‘ian falsas para cualquiera de los otros casos. Por ejemplo, podriamos afirmar que «la intencion siempre se refiere al Fataro», Pero una accién puede ser intencional sin implicar el futuro en modo alguno, Damos cuenta de esto podria llevarnos a decir que existen varios seatidos de «intencion ¥ quiza que resulta completamente equivoco relacionar al {érmino sintencionaly con el término sintenciéns, pues una acelén puede ser intencional sin que haya ninguna inten clon. O por el contrario, podemios sentirnos tentados a pen sar que s6lo las acciones que se realizan con cierta in- tencion posterior deberian denominarse intencionales. Y po- demos inclinamos a afirmar que la sintencién» posee un sentido diferente cuando hablames de las intenciones de tun hombre simpliciter, es decir, lo que intenta hacer, y de la intencion contenida en su acto 0 proposicion, es decir, su objetivo, Peo en realidad, resulta poco eretble ia afirmacion de que el término es equivoco segin se presenta en estos distinios casos. Cuando nos sentimos tentados a hablar de los «dife- rentes sentidos» de una palabra que evidentemente no es cquiveca, podemos inferir que, en realidad, nos hallamos totalmente a oscuras en lo que se refiere al caricter del 2 wNTENGON ‘concepto que ella representa. Sin embargo, no existe nin- ‘gin impedimento para abordar un tema por partes. En ‘onsecuencia, comenzaré el estudio con Ia observacién de las expresiones de intencién. 2, Por Io general, nos referimos a la distincion entre tuna expresién de intencién y una prediecion como a algo , esto puede funcionar a 4a vez como una expresion de su intencin (si con ella que- da expresada su decisicn de lo que debe suceder) y como tuna orden, ademés de ser una informaciéa para el pacica- 1: ¥ es esto ultimo, a pesar de que no se craia en modo alguno de una apreciacisn del futuro basada en hechor, ni ‘tampoco una conjetura ni una profecta. As te no infiere normalmente la informs parr de lo dicho por el meiico; alirmara que el doctor se ha dicho. Este ejemplo muestra que el cardcter indicaidve (descripti- vo, informativo) no es la marca distintiva de las «prediccio- es» como opuestas a las «expresiones de intencion», semin ‘nes hubiéramos inclinado a pensar en un principio. Va imperative es la descripcion de alguna secion futu- +a, dirigida al agente probable, y expresada de una forma “ INTENGON cuya finalidad en el lenguaje consiste en lograr que la per- ‘on: higa lo deserito. Digo gue es su finalidad enel lengua je ¥ no el propésito del hablante, en parte porque éste Duele, desde Iuego, dar uns orden’ con un propésito muy Aistin’y al de st curmplimiento (por ejemplo, que no 3° ‘cumpla), sin que por ello deje de ser una orden. ‘Las condiciones decjecucién para las Grdencs correspon- don a las condiciones de verdad para las proposiciones. {Citles son las razores, ademés de un uso prescindible, para no hacer de las erdenes algo verdadero y falso segun sean ono obedecidas? Por lo regular, una orden se imparte con clerta inter ior, pero ng es en f misma la expresion de una volicién;, fe wala simplemente de la descripeiom de tuna aecién for- thulads de un modo especial Esta forma en ocasiones adop- ‘> una inflexgn particular y otras veces un tiempo futuro ‘gue posee ademas otros usos. fe, se evahia Las Grdenes segin sean razona- bles 020, en lugar de calfcarlas en furcien de su cumpli- miento, pero esto no nos sirve para distinguirlas de las tpreviaciones del faturo, ya quo lo mismo suele ser valido par estas ultimas cuando son cientificas. (Claro esté que [ns estimaciones no cienificas se aprecian por su cumpli- miento y 20 por su fundamentacion, pues desconocemos Io Que seria una buena fundameniacién para este tipo de con Jeteras, por ejemplo, las politicas) Sin embargo, existe una diferencia en cunnvo a la clase de motivos con la cual cali- ficames uaa orden o una apreciacién del futuro como fn- damentada Las razones que justifican una orden no son las {que indican la probabilldad o la verosimilitud de un suce- {0, sino, por ejemplo, las que sugieren qué suceso habria {Que provecar con Vistas a lograr un objetivo, o para alean- dar un objetivo razonable. Bn este sentido, las Srdenes y = ‘xpresionss de intencién son semejantes Es natural sentir ciera retcencia a llamar predicciones tanto a las érdenes como a las expresiones de intencién. Ea fl caso de las primeras, la razon reside en la gramética tlemeatal, por lo cual resulta mas facil desecharlas. Por el INTENCION Y PREDICCION 43 contrario, en el caso de las intenciones, la gramética nos predispore a aceptar ese dictamen, ya que una forma co- imiin de expresar intenciones es mediante el tiempo faturo simple, y de hecho este empleo del tierapo futuro desempe- fa un papel dominante cuando los nifios las aprenden, Pero ‘nuestras objeciones poseen raices mas profundas. ‘i no hago lo que dije que haria no debe suponerse que haya cometido un error. ni tampoco necesariamente que ha- ya meatido, de modo que en apariencia la verdad de un éenunciado de intencién no reside en que Ileve a cabo lo que he dicho, Pero, por qué no hemos de persar que esto s6lo muestra que existen otras formas de expresar lo que no es verdad, aparte de mentir y equivocarse? No obstante, es posible mentir, ¥ si miento, lo que digo 5 una mentira debido a algo presente, no futuro. Puedo incluso mentir al decir que voy a hacer una cosa, aun cuan- Go despues termine por realizarla. La respuesta iste en que una mentiraes un enunciado contrario lo que ‘uno piensa, y lo que uno piensa puede ser una opinién o la ecisién de provocar tn suceso. El hecho de que una men- tira coastituya un enunciado contrario a lo que uno piensa no significa que sea una informacion falsa sobre el conten co de nuestra conciencia, como cuando mentimos en re3- pussta al «Dime lo que estés pensando» Tal vet uno no «piense» llevar a cabo una accién, fuera de expresatla con palabras. Pero entonces, como sefalé Qui- ne en cierta ocasicn (durante un encuentro de filosofia); es posible que se reallce para sconvertir en sincera proposi- Gin» lo que se ha dicho. Pero si no hego lo que he dicho, ri proposicifn no era cierta (aun cuando no existan raz nes para cuestionar mi veracidad en el momento de expre- sarla) Pero la razén de que el comentario de Quine sea una broma reside en que tal falsedad no impugna necesariamen- te lo que he dicho, Ea algunos casos, los hechos son, por asi ecirlo, impugnados a causa de que no coinciden con las palabras, y no al contrario. En ocasiones, esto ocurre cuan- do cambio de opinion, pero otro caso es cuando, por ejer- 46 INTENGON plo, escrito algo distinto a lo que creo que estoy escribien- 0: como seftala Teofrasto (Magna Moraiia," 1189 22) aqui cl error et deejecucion, 20 de juicio. Existen tambien otros ‘casos: por ejemplo, san Pedro no cambio de opis respecto a su negaciéa de Cristo y, sin embargo, no seria correcto afirmar que hizo una falsa promesa de fe. ‘Una orden es en esencia un signo (o stmbolo), mientras que una intencion puede existir sin el simbolo; por elle Ihablamos de ordenes, no de a expresion de orden. mientras ‘gue hablames de la expresién de intencién, Esta es otra razon de la idea muy natural de que, con el fin de compren- er la expresion de intencion, debamos tener en cuenta Ugo incerao,a saber, de quées expresién, Tal consideracién nes desanima a derominarla prediecion, es decir, una des cripeidn de algo futuro, aun cuando éta es precisamente la tpariencia de «Voy a hacer tal cosa», y aun cuando «Tengo Intenciones de dar un paseo pero no voy a salir» suene un poco contradictorie. ‘Aparentemente, la intencién es algo que podemos expre- tar, pero que también los animales (que. por ejemplo, no dan ordenes) pueden poseer, a pesar de que carecen de for- mas para expresaria de manera distintiva. Dificilmente po- <ériamos decir que los movimientes de un gato al acecho de un pajaroson una expresion de intencién. Del misme modo, podriamos reconocer en el hecho de que un motor falle su ‘expresion de que esté a punto de pararse. En este sentido, Ja intencion difiere de la emociéa en que su expresion es puramente convencional; podriamos calificaria de «linguts- lca» si se nos permitiera incluir ciectos movimienios cor- porales con significado convencional dentro del lenguaje Me parece que Wittgenstein se equivora al hablar de la . Si esto fuera correcto, deberia existir la po- sibilidad de un reconocimiento erroneo. Es mas, cuando recordamos que quisimos hacer algo, la memeria nos reve Jaa lo sumo unas cuantas cosas sucltas de lo que sucedi® ‘en nuestra conciencia, Ias cuales no Hlegan a integrar esa intencion, o sencillamente nos impulsa a emplear palabras como «Tenia pensado.., sin ni siquiera una ‘imagen mex- tal que nos sirva para juzgar st las palabras constitayen tna descripeiéa adecuada, La distincién, entonces, no pue- {de quedar como algo Intuitivamente claro, excepto, se emplea para contestar en que sentido alguien utilizo las palabras . (Esto no quiere decir que no suscite preguntas Tnteresanies. Vease Investigeciones filoscfices, pag. 59 bi «Veo una foto: muestra a un hombre apoyado en un bastén (Gue sube un camino empinado. 32 peTENaoN 4 ut euler ace con “razin par atu?» 200 ys misma. ‘Para comprender las dificultades que lo anterior entra ‘fa, consideramos la pregunta: «Por que has tirado Ia taza dela mesa?», cuya respuesta seria. «Fle creido haber visto fina cara en la ventana y me he cobretaltado». Ahora bien, fasta el momento he caracterizado a la razén para actuar Gnicamente en stt oposicién al hecho para implicar que ‘algo va a ocartir, pero en este caso la «razon» no prueba (que esa persona fuera a tirar Ia taza de la mesa, Tampoco fodemos decir que, como mencicna algo previo. la accin, Ja respuesta es una causa en lugar de una razon. Si pregan amos, «,Por qué lo mataste?-, y nos responden: «Mato a ini padres, se trata sin duda de una razéa y no de una ‘Gaura, aunque ¢] hecho mencionade sea previo a la accion. Er cierto que normalmente no pensames cn cosas como sobresaitarse cuando hablames de razones para actuar. Se jpoctia decir que «sobresalianse» ne es actuar en el sentido ue sugiere [a expresion erazin para ectuar*. Por lo tanto, BE cuando estamos dispucstos a decir, por ejemplo, «2Por {gud te has sobresaltado tan bruscamente?s, esto es comple- ‘Minenee distinto a preguntar: «Por qué has excluido a fulano de fu testamento?» o «Por qué has Hamado a un taxi?» Pero, coual 28 en realidad la diferencia? La respuesta ‘no es, en ninguno de los easos, factual. , despo- Jada del «actuar~; si lo conseguimos. quiza descubramos lo Abe quiere decir sactuar*, cuando se utiliza con este éniasis especial. No seria muy revelador decir que en el caso de! sobre- salto, la erazone es una causa, El tema de la causalidad se LAS ACCONES INTENCIONALES 3 halla en un estado de confusion demasiado grande: sabemos ‘que ésta es una de las circunstancias en que se emplea el término «causa, pero también sabemos que se trata de un caso bastante exirato de causalidad. El sujeto puede esta- Dlecer la causa de un pensamiento, de un sentimfento o de lun movimiento corporal del mismo modo en que puede Iecalizar el lugar de su dolor o la posicion de sus miembros. “Tampoco pademos decir: «Bueno, la "razin" de un mo. ‘vimiento es una causa, y 20 es una razén en el sentido de “razon para actuar”, cuando el movimiento es involuntario; ‘es una razon, en oposicion a una causa, cuando el movimlen- toes voluntario ¢ intencionale. Esto se debe en parte a que, cen ultima instancia, el objetivo de toda esa reflexion es en realidad delinear conceptos tales como lo voluntario y lo intencional, y en parte porque tambien se puede dar una razon» que sea solamente una «causav de lo que es volun- tario ¢ intencional. Por ejemplo: =;Por qué caminas de un lado a otro de exe modo”» «Es por la banda militar: me cextusiasmas. O bien «Qué te hizo firmar por fin el docue ‘mento?+ «La idea de cue era mi deber no dejaba de reso- rar en mi mente, hasta que me dije "Es lo nico que puedo haces” y firmés, ‘Con mucha frecveneia escuchamos que tal o cual propo: siciéa es lo que Jamamos erazones para actuar», ¥ que es eracional, 0 «lo que llamamos racional», actuar por razo- ‘hes; pero extos comentarios tienen un sentido fundamental- mente moralista (y el moralismo. segiin dijo Bradley, es ‘malo para el pensamiento). Por lo demas, dejan intactos ‘auestros problemas conceptuales mientras pretenden dar Tapida cueata de ellos. En todo caso, esta pretension no es zi siquiera verosimil, ya que tales comentarios no contienen nj una vaga sugerencia de que significa actuar por razones. 6, Para aclarar la solucion propuesta de que «las secon nnes intencionales son aquellas a ag que puede aplicarse algunos de los sentidos de la pregunta “cPor que?" expoo- dre este sentido y simultaneamente presentare cases en que esa pregunta no es aplicable. Voy a emprender la segunda Py INTENCION tarea on dos etapas, porque lo expresado en la primera ¥ «él Golamente) ree que saber. De esia forma, a pesar de que hay una similitud entre sefalar la posieion de nuestros miembrs y Tecalizar sitio de un dblor, quisicra aclarar que ordinariamente sbomor Ia posicion de nuestros miembros. sin observacién, pero la capacidad de sefialar dénde nos ducle no es un ejemplo de algo sabido. Esto no es asi porque la lecaliza- ion del dolor (la sensacion, no el daso) deba ser acepiada Por la persona a quien sea senalo, pues podemos imaginar Ercungancias en que ho se aceptc, como, por ejemplo, digo que ex mi pie y no mi mano lo que esth muy lastima- do, pero me toco la mane y no ‘ein0 ni me opengD a que se ‘manipule mi pie con brusquedad, aunque lo sigo sefalands como la parte lesionada. Pero en este caso dirlamos que resulta difcil adivinar qué quiero signficar, mientras que st alguien afirma que ou plernaesid extendida cuando la ene Aexionada, puede ser sorprondente pero no particularmen- te oscuro, La persona se equivoca en fo que dies, pero no es ininteligible. Por lo tanto, lamno «conocimiento» & este tipo de capacidad de expresién y no solamente scapacidad de cexpresion®. ‘Ahora biea, Ja clase de cosas conccidas sin observaci¢n de interés general para muestro ertudio porque las accio nes intencionales constitayen una subciase de ella. Ye he mencionado que el «No me di cuenta ce lo que hacia» es tuna negacién de la pregunta «Por qué, cuyo sentido es {amos tratando de establecer, en este punto, puedo afadic que =Sabia Io que estaba haciendo, pero adlo porque lo DObservabas, también seria una negacion de aquélla. Por ‘ejemplo, 6 aos camos cuenta de que actionamos un sem foro al cruzat la calle. ‘Pero laclase de cosas conocidas sin observacion tambiea poses un interes especial en esta parte de nuestra investiga: sa INTENTION cion porque nos permite describir la clase particular de Sacciones involuntarias> que hasta aqui solo ha quedado Jndicada mediante unos cuanios ejemplos: éstas aon accio- res come el ejemplo &) que presentamos més arriba, y nucs- fra tarea consiste en ideatificsrlas sin dar por resucltas las Dreguneas que estamos tratando de responder. Los movi- Imieatos corporales como el peristaltismo de los intestinos Son involuntarios, pero no nos interesan desde el momento fen gue un hombre no sabe qus su cuerpo los esté realiza Go, 31 no es por medio de la observacien, la informecia, ete Lo involuntarie que nce interesa se limita a la clase de ‘cosas conocidas sin observacion, come sabriamos aun con Tos ojos cerrados que hemos dado un puntapié cuando et rmédico nos ha golpeado la rodilla, a pesar de que no pode ios identifiar una sensacion que nos lo indique. Hablar Ge sla sensecion que experimentames al dar un punta ie por reflejo cuando se nos golpea la rodilla» no se pare- fe. por ejemplo, a «la sensacion de descender en un ascer- sor, Aun cuando podemos decir «Cret que habia dado un Dumapie reflejo aunque no me movi», nunca diriamos, por Zjempio, «Las noticias sorprendentes provocan esa sens Clone: esta no e9 separable, come lo os a sensacién de sdeiconder en un ascensor» \Nhora bien, entre las cosas conocidas sin observacién, en ocasiones se inclaye la causa de un movimiento, Por ejemplo: «2Por qué has retrocedido repentinamente?» « La sacadida y el grito que ha lanzado ese eocoditlo me bi fon saltar». (No digo que no haya observado la conduct Gel cecodrilo, pero no he observado que eso me hiciera saltar) En cambio, en casos como b) la causa del movimien- to se sabe solamente a través de la observacion. “Entonces, esta clase de acciones involuntarias es Ia cla- se de movimlentos del cierpo, en uaa descripeién puramen- i fsica, que se saben sin observaciée, y para ‘as cuales 20 ‘ana causa conocida sin observacion. (Por lo tanto, mi sobresalto por la sacucida y el grito del cocodrilo no perte- hece a esta subclase de acciones involuntarias.) Esta subela- Se puede describirse sin necesidad de aclarar antes el con- ‘causa Y RAZON 59 ‘cepto sinvoluntario». Asignarie un movimiento equivaldria ‘a nogar la pregunta =:Por qué?= 9. En.un principio, al considerar tas expresiones de in- tencién, ha seftalado que se trataban de predicciones justi- ficadas, en todo caso, por razones para actuar, como opues- tas a les razones pare cteer en au veracidad. De modo que aqui ya he distinguido un sentido de «Por qué?s, en el cual Ja respuesta menciona hechos. «Habra un eclipse mafhana.» ¢Boe que?» «Porque», y ia cespuesta eonstituye la razin para creer que asi sera. O bien: «Aqui hubo un antiguo Campamento breton.» «¢Por qué?s, y la respuesta constitur ye la razén para creer que asf fie. Pero como ya hemos sefalado, una respuesta a la pregunta «2Por qué?» que nc ‘frezca razones para creer en la realidad del hecho no pro porciora por lo tanio una razén pare actuar. Puede mencio- far una causa, y exo n0 «3 en modo alguno lo que queremmos. No obrtante, obscrvamor que hay contexios en los cuales resulta dificil explicar la distincion entre una causa y una +226n; como, por ejemplo, cuando respondemos a la pregun- ‘ta «(Por que has titado [a taza de la mesa?» con la frase «He visto tal cosa y eso me ha sobresaltao>. Ahora bien, podemos ver que los casos en qe se presenta esta diffcaltad son pre- cisamente aquellos en ve a causa misma qua causa (o ‘al vez deberiamos mis bien decir: la cousalidad misma) se en- ccuentra en la clase de cosas conocidas sin observacién, 10, Llamiaré al tipo de causa ea cuestion una scausa ‘mentals. Las casas mentales 10n positles no sclo para las acciones («La musica marcial me apasiona, por eso camino eum lado a ots), sino también para sersaciones e inclu: so pensamientos. i considerar acciones es importante ds- Llnguir cates causes mentales y motives: al considerar #en- Uimientos, come miedo o enfado, es impertante distinguit entre caucas mentales y objetos del sentimiento, Para com- prender esto, azalicemos los siguientes casos, ‘Un nino vio algo rojo en un rellano de la es ray ey neTENCION progunié qué era. Crayé que su niffera le decia que se tra faba de un pedazo de Satin y sintié un tremendo temor Gin duda, ella dijo que era un pedazo de satén). Estaba ssustado por aquel pedazo de material; la causa de su mic- do fue ef comentario de su nifera, El ‘objeto del temor puede ser la causa del temor, pero, come comenta Wittgens- fein? no es on cuanto tal la causa del temor. (Un rostro repugnante que aparece en la ventana seria, desde luego, tanto catusa como objeto, por lo cual ambos se cor ficilmente) O también, podemos enfadarzos por ia accion de una persona cuando lo que nos produce el enfado es facordamos de esa accion o el que alguien nos la refiera. ‘Esta clase de causa de un sentimiento o de una reaccion puede ser identificada por el mismo individuo, y reconoci- da por ota persona, aun cuando sea distinta al objeto. Observemos que esia clase de causalidad o sentido de la ‘causalidad> se halla tan lejos de adecuarse a Jas expiica Clones de Hume que quienes creen que éste agoro ei tema de la causalidad la derarian completamente fuera de ous Hamara su ateneién al respecto, pro- Dabiemente insistiria en que Ia palabra «causa» era inapro- piada o muy equivoca, O tal vez tratarian de resolver la fuestidn a la manera de Hume ea lo que se refiere al reco- hocimiento de la causa por parte de un observador externo;, pero no desde el punto de visia del agente. 1H. Podria pensarse que cuando se responde a la pre- punta «Por qué?s, proventando la intencién con que acta {ina persona, por ejemplo, con la mencién de un hecho futuro, también se trata de una causa mental, pues, ¢n0 podria acaso replantearse la respuesta segun la forma fue queria.» 0 «Debido al deseo de..r? Si me asaltan de- seos de comer manzaras y me levanto y voy a la alacena donde creo que hay algunas, podria responder a la progun. ta do qué me condujo a esta accién mencionando que ¢l 2. Investigaciones flosoficas. § 476. MOTIVoS INTENCIONES. 61 deseo me hizo... etc. Pero n0 en todos los casos «Hice esto con el fin de.» se puede justificar con «sent! un deseo. que... Por ejemplo, puedo simplemente escuchar que lla- ‘man a la puerta y bajar las escaleras para abrir sin tener ningunas ganas de hacerlo. O supongamos que me enfurez- ‘co con una persona y destruyo un mensaje destinado a ella, de modo que faltara a una cita, $i explico mi accién dicien- do: «Queria que faltara a esa cita», a0 quiero decir necesa- rlamente que pensara: «Si hago esto, él», y que tal idea suscliars en mi el deseo de que sucediera, of cual a su vez me condujo a proceder de ese mode. Pudo haber sucedido asi, pero no necesariamente. Quiza slo ocurrié lo siguiea- lel el mensaje, pensé: «(Hse miserablel», con un sensi miento de rencor, rompi el mensaje y me rei. Entonces, si ‘alguien me preguntara por qué Io hice, dejando claro que quiere que mencione las causas mentales, es decir, qué acon- tacid en mi mente que me indujera a esa accién, deberia . Por sjemplo, si un homore mata a alguien, puede decirse {gue le hizo por armor y pletad, o por rencor Esto podria ca realidad formularse como «para liberarlo de su terrible si- frimiento» 0 «para deshacerse de ese cerdov. Pero aungue éstas son formas de expresion que indican un objetivo, qui- ‘is estén manifestando el espiritu con que el hombre come- MOTOS F aNTEKCIONES 6 10 el asesinato, en lugar de expicar l fin para el cual e time fae un edo, det, la stuacisn fares Por el acto de matar ¥ ext nes demuestra parece eae Enc que existe entre la acorciones populanes de wae ¢ intencién. Podriamos decir gus, popularmente, vase, vo de una accions poste ana aplicacion mucho mas an y dlverau que sitteneion son que se ecuto laces Cuando wun hombre. en su habla cmsan, nos efere cul fue su motivo, lo hace de una manera cu que omens op es itercambiable con eintencons no =8 propersiocees tana scausa menial», en l sentido cue le he dado a ae termina. En realidad a idetificacin dels eutas tment les puede contribu a hacer ineligible sa alrmacion: Per ota pare, aungve ia persona manfiste ques mono Re éste 0 acuel, sin vacilar =i ments nso chin doce cone gue sabe o meio sabe que son falas ss caibe.no sbetan, #, que la consideracion ce divers aspects, Gut pueden ineluir las causes mettacs, provegue que ella mama's guienes Ia escuchen jurguen como lalsa la declaracton d 1 prepio motivo. Sin embargo, ero que rara Wer las eae sas meniales constisayen algo mat gue tm specto may trivialentrelas cosas que sera vazonatleamalisar Ex cons, toa lalmportancia ce considera los motives de na ncsion, < contaponicin al examen dela inten, te alge ‘star ecribiendo sobre dtca o crea literati cas fan gue pertenere este problema, 1 Trios pueden execs las aciones, peo ello 0 glee decir que las vdeterminens,enel sentido de cas sarlas Acortumbrazon «deci «Su amor a a verdad fe fe ques gue fae seat indict Jes expesiones contribuven a ave pensemos que un motive debe de ser fo que produce e provocs una eleccn. Pere 34s bien esto sia: «Lo hizo porque tmabs ia verdad, dec interpreta u aceon Quien observe las confsicnor iaplcadas en la distin ion radical entre motos eintencones y cn is definicgn & os motives, as dfereniados, como bs determinantes 4: Ia leccin, puede sentitae inclinad con facildad a Re. “ INTENCION gar que exista algo semejante a la causalidad mental y que Stotivo» signifique algo distinto ce intencion, Pero ambas hegaciones son errineas. Gcneraremos confusiones si ne Ghecevames que! a) existen fenémenos quie meracen el nom- bre de causalidad mental, en tanto podemos formular le pregunta «¢Por qué?», solicitando una respuesta del tipo {gue he coasiderado bajo ese encadezado; }) la causalidag ‘ental no se limita a las elecciones ni a las acciones volun tarias o intezcionales, sino que tiene una apliceciée mas ‘amplia, se restringe al campo mis general de las cosas ane tlagente sabe pero no como observador, por lo cual incluye ‘algunas accicnes involuniarias; ¢) los motivos no son cau- S18 mentales, y d) existen aplicaciones de «motivo» distin- tis a las aplicaciones de «la intencion con que acida un individuo», 13, La venganza y la gratitud son motives. Si mato a alguien como tn acto de vergazza puedo decir que lo hago para ser yengado 0 que mi objetivo es la venganza. Sin Embargo, esta uitima no es algo posterior cue se obtiene al mmatar a una persona, mas bien el acto de matarla es le Yenganca. Si me preguntan por qué la maté, contestaré “Porque asesin6 a mi hermano». Podemos comparar esta respuesta, que describe un hecho concreto del pasado, con Ii respuesta que describe un hecho concreto del futuro y {que en ocasiones reeibimos como enunciaciores de objeti- Ses. Lo mismo sucede con la gratitud, el remordimiento y In piedad aplicador algo especifica. Estos motivos solo difieren de, pongamos por caso, el amor, la curicsidad o la esesperacién en lo siguiente: se presenta un hecho que ha ‘ceurrido (0 que est ocurriendo en el presente) como funds- mento de una accion o tna absteneion que resulta buena © mala pare la persona (que puede sor uno mismo, como en dl caso del remordimiento) 4 quien est dirigida Y si. por jemplo, quisieramos explicar la venganza, diriamos que se trata de lastimar a una persona porque nos ha hecho dafio: zo necesitamos anadir una descripcion de los sentiments gue originaron la accién xi de los pensamientos que la [MOTIVOS E INTENCIONES 65 acompanaron. En cambio, no es posible explicar de la mis- ‘ma manera la alirmacién de que un individue hizo algo por amistad. Llamaré a la venganza, le gratitud. el remordi- miento y la pledad motivos retrospectivos, para diferenciar- las ée los motivos en general. Estos tltimes constitayen un tema muy escabreso en el que no daseo profundizar. Consideremos la sseveracion, de que uno de los motivos para suscribir cierta solicitud consistié en la adrairacién que siento por su promotor, X. ‘Si alguien me preguntara: «cPor qué la suscribiste?s, po- dela Contestar: «Bueno, por una parte, X, que la esta pro- mocionando, hizo..», y describir su proceder ea términoe centusiastas, Podrfa afadir: «Por supuesto, ya sé que ésta no, es razén para suscribirla, pero estoy segura de que fue una te las cosas que mas infuyeren en mi. En realidad, digo sconsideremos esto» para poder decir «no lo examinemos aauie, Es un problema demasiado complejo. ‘La exzlicaciin de «motivo» que populariz6 el profesor Ryle no pareve apropiads. Ryle recomienda que «presumia por vanidad» se interprete como «presumia.. y al hacerlo satisface la proposicién, con caracter de ley, de que siempre que encuentra una oportunidad pars granjearse la admira. cién y la envidia de los demas hace todo lo que, segtin erce, las despertari»,’ Este pasaje et mas bien curioso y evasive en su expresion; parece mdicar, y soy incapaz de entender si no quiere decitlo, que no se puede decir que un hombre ectaba presumiendo por vanidad a menos que siempre se comportara vanidosamente, 0 que lo hiciera con miicka frecuencia, Pero esto no parece ser cierto. Preseniar un motivo (de la clase que he llamado motivo cea general, en contreposicién con motives ¢ intenciones retraspectivos) equivale a decic algo come «Veames Ia ac- clon a esta luz». La explicacion de nuestras propias acciones indicando.un motivo implica colocarias bajo cierta perspec tova, Con frecuencia brindamos este tpo de explieacion en. 3. The Concepe of Mind, pag 88 ry INTRNCION respuesta a Ia pregunta «Por qué?» La cuestin de si la haz con que iluminamos nuestra accién es verdadera resulta pparicularmente dificil de abordar. Motives como la admiracién, la curiosidad, el desprecio, Is amistad, ol miedo, el amora la verdad, Ia desesperacion ¥y muchos otros pertenecen a esta clase en extremo comple- ju ose encuentran orientacos al futuro 0 $e presentan com- binados. Digo que un motivo esté orientado al futuro si es una intencion. Por ejemplo, afirmar que una persona hizo alge por temor a. equivale frecucatemente a decir que lo hizo para que...0 con el objeto de que...no sucediera 14, Dejemos el tema de los motives en general 0 moti vos sinterpretativess y regresemos a los motivos retrospec- tives. 2Por que suvede que con la venganza y la gratitud, la Piedad y . Esto no es muy diferente de colgar nuestro, sombrero porgue el anfitridn lo haya indicado. En lineas {generales, si nos fuerzan a ahondar ea la distincion, cuando, Ia accion se explica mejor como una mera respuesta, nos inclinamos mas por el término «causa; en cambio, en la ‘cONCLUSIONES 9 medida en que se explica mejor como una reaccion cuya significacidn catd considerada cn la interpretacién del agen- te, 0 una reaccién rodeada de pensamientos y preguntas, ros sentiremos mas inclinados a emplear el término «ra- zon», Sin embargo, en la mayorta de ls casos la distincion ‘no tenia sentido. Pero ello no sigaifica que siempre carezca de sentido. Podriamos llamar «completos» a los casos en que fundamos Ja distincién en un principio, es decir: de un lado, el caso de, por ejemplo, la venganza, y del otro, lo que provocs que nos sobresaltiramos y traramos la taza de la mesa. En términos generales, se establece que algo es una raaéa si podemes argumentar en contra de ello: no como cuando alguien dice: «Los ruidos no deberian sobresaliarte de ese ‘modo; harias bien en consultar a un médicor, sino de una mancra que lo vineule con motives ¢ intenciones: «zLo iste porque te dijo que lo hicieras? Pero, spor qué hacer 1o ‘que él dice?» Respuestas como «Fa hecho tanto por mi», «Es mi padres, «Me habria ido mal si no lo hubiera hecho», Colocan la respuesta original entre las razones. Desde lve- zo, erazonese se une aqui a nuestra explicacion geveral. Ast pues, los casos completos son los que se deben considerar para entender la distincién entre razén y causa. Pero cabe destacar que no ¢s verdad la aseveracién tan comiin de que Ja razon y la causa son siempre nociones que se difereacian nitidamente, 16. Resultara provechoso resumir en este punto las con- clusiones a las que hemos Hlegado hasta el momento. Las acciones intencionales constituyen una subelase de los he- chos en Ia historia de un hombre que dace conoce no s6lo porque los haya observado. En esta clase més amplia se incluye un tipo de acciones involuntariss, caracterizadas, por el hecho de que la causalidad mental queda excluida de sllas; y a su vez la causalidad mental ce distingue porque se conoce sin observacidn, Pero las accienes intencionales no se caracterizan tinjcamente por estar sujetas a la causa- lidad mental, puesto que hay acciones involuntarias que 00 7 INTENCION exeluyen a esta ultima, Por Jo tanto, las acciones intencio- pales Son aquellas que pertniten la aplicacién de la pregun- 2 a¢Por qué?, en un sentido especial que hasta aqui se expliea como sigue: Ia prezunta no tiene ese sentido si Ta respuesta es factual o presenta una causa, que incluye las causas mentales; en caso contrario, la respuesta puede {@) mencionar sencillamente un suceso del pasado, 8) inter pretar la accion 9 c) mencionat algo futuro. En los casos 5) Jc), la respuesta se caracteriza de inmediato como una Taz6n para actuar, es decir, como respuesta a la pregunta {Por qué?», formulada en el sentido requerido: y en el aso a), serd una respuesta a esa pregunta si las nociones Gel bien y del mal se hallan implicadas en su significado ‘como respuceta, o si la investigacién posterior demuestra fue esti vinculada con un motive «interpretativos o una intencién con la cual proceder. 17. Puede ahora terminar mi expesicion sobre les casos en que murstra pregunta «Por qué?» no tiene aplicacién Vimos que resultaba inaplicable cuando Ia respuesta del agente era «No me be dado cuenta de lo que hacia tambiéa si la respuesta indicaba que «observaba que lo e- taba haciendos. Habia ademas una tercera circurstancia, cena cual esta pregunta resultaba inaplicable, a saber: cuan Go la accion se caracteriza de alguna manera por no dar ugar a lo que denomino causalidad mental. Este seria el caso si, por ejemplo, la tnica forma de tratar una pregunta Sobre la causa fuera mediante especulaciones 0 explicando or que habria que considerar un hecho determinado como Sicausa. Por ejemplo, si preguntames: «Qué te ha hecho ‘altar de esa forma?s, cuando una persona acaba de sacu- irse con el espasmo que ex ocasiones se produce antes de Quedarnos dormidos, el interrogado podria no hacer so de ta pregunta 0 decir: «Ha sido involuntaric; ya sa- bes, a veces uno tiene ea0s espacmos». Ahora bien, un indi- co de la negacién de esa pregunta particular, «¢Qué te ha Tlevado a hacerlo?», consiste en que contestames cosas como ‘No 8¢ si alguien conoce la causa» 0 «zNo tiene algo que CONCLUSIONES n ver con descargas eléctricas?s, y que 6s es el tnico sentido ue atribuimos a seats» en estos casos, Desde luego, una respuesta posible a la pregunta «Por qué» ex «Sélo se me ba ccurrido hacerlo». o «Ha sido un impulso>, 0 «Por ninguna razéa particulars, o «Ha sido una accién sin sentido, sélo estaba garabateando>, No de- nomino negacion de la pregunta a respuesta de este tipo. La pregunta no se vuelve inaplicable porque la respuesta express que hay razon, del mismo modo que la pregunta de cuanto dinero tengo en la cartera no resulta inaplicable Sila respuesta es «Nada ‘Una respuesta que posee un interés muy peculiar es: «No s¢ por que lo he becho», Esta puede tener un sentido Gue no be rebicra a que guizis existe une explicacién cau Sil que uno desconace. Se aprovima 0 «Me he encontrado haciendolov, «Me he oido decir», pero resulta apropiada para acciones que parecen exigit alguna razén especial, y Do tenemos ninguna Sugiers sorpresa ante nuestas Proplas acciones, aunque exo a0 es una condicien suficiente para darla, pues pedemos estar un poco rorprendidos sin neces dad de utilizar esa expresion, por ejemplo, cuando hacemos tun juego de palabras que no corresponde a nuestro estilo habitual ‘No sé por qué lo he hecho» constituye quizds una e1- presion frecuente entre personas a quienes se sorprende Cuando cometian un delito trivial en cuyo caso suele estar ‘acomapafiada por «Ha sido un impulso». No teneré en cuen- {a este uso porque se ha convectido en un formulismo, y porque en realidad no es extrano sentirse inclinado a come {er delitostrviales sin necesidad (lo extrac radica nis mente en qt n0 nos disuadan algunas consideraciones ob- vias, y so en que pensersos hacer ese tipo de cosas). En fcasiones, nos podemos pregunar: «c¥ ahora por qué be hecho esto’», por ejemplo, cuando descubrimos que hemos celocado un objeto on an lugar bastante insite. Bn cam hho, «No sé por que lo he hecho» puede ser dicho por al- ules que no descubre que lo ha hecho; se da cuenta de ello Itlerteas ic esta haciendo, peo acude asia expresion como n BeTANCION si quisiera decir: «Es el tipo de acciones que parece exigit {ina razon». Como st existiera una razén que debiera saber ‘Desde luego, en este caso no se trata del sentido pertinente, ‘ungue el psicoanalisis lo convenza de algo como su zazén, o de'st encuentra la razin en algan plan a inspiracién de Scigen divine o diabolice, ode una explicacion causal en el hecho de haber sido hipnotizado previamente. ‘Yo misma siempre evito utilizar esas palabras de esta forma, pero ello n0 me lleva a suponer que carezcan de Sentido. Se tata de un curioso caso intermedi: la pregun= th e{Por qué?» J, sin embargo, no es aplicable; lo es en tL senuido de que se Ia admite como ura pregunta apropia~ Gano lo es por cuanto la respuerta consiste en que ro hay frepuesta, Mas adelante discutre la diferencia entre lo in- tencionaly lo voluntario, y una vez establecida esa distin~ ‘ion podremos deci: una accion de este tipo es voluntaria Jno intencioral. Tambien veremos (§ 25) que Bay otros Zatos mas comunes en los cuales no se comsprucba gue la pregunta «¢Por qué?, sea inaplicable y, sin embargo, no Nene aplicacién. 18, Respuestas como «Por ninguna razén particular» o +Sélo se me ha ocurrido» y otras son con frecuencia total: {mente inteligibles, en ocasiones extranas y a veces ininteli- fibles. Es decir, si alguien tomara todos los libros verdes de fu casa 9 los extendiera cuidadosamente por el techo, ¥ luego diera una de estas respuestas para contestar a la pregunta «2Por qué?s, sus palabras resultarian ininteligi- bles excepto como tuna broma. Serian ininteligibles no por- {que desconczcamos Jo que ellas significan, sino porque no Gesentraniar lo que la persona quiso decir al Pmplearlas en ese contexto. Resultara atil abundar un poco Solre estas distintas formas de ininteligibilidad. Wretgenstein dijo que cuando calificamos algo como un insentido, no es que s4 significacién carezca de sentido, sino que una forma de expresion queda excluida del lengua Je, Pee ejemplo, +Quiza los clegos de nacimiento tienen Imagenes visuales», Sin embargo, el argumento para «ex CONCLUSIONES B clutr esta forma de expresion del longuaje» consiste aparen- temente en que «su significado carece de sentidor. Elargu- ‘mento sigue aproximadamente esta linea: cque significa? ‘Que esas personas perciben lo mismo que yo cuando tengo tuna imagen visual. ¢Y qué tengo yo? Algo como esto. De aqui Wittgenstein pasaba a refutar las definiciones ostensi- bles internas. El paso siguiente consiste en considerar cual ces el juego lingdistico que se manitiesta con stener una Imagen visual 0 «ver con los ojos de la mento>. No se trata, solamenie de decir estas cosas. ni se puede explicar por el hecho de que se formulan con la referencia correcta (esto quedé demostrado mediante la refutacién de las defini nes ostensibles internas), La conchusién es que el juego lin- gbistico de ever» forma parte necesaria del Juego de «ver con los ojos de Ia menter, o mas bien, que sélo podemos ‘dentificar al ltimo como un juego lingifstico si el prime ro se construye con las mismas palabras. El resultado del azgumento, de tener éxito, es que ahora evitaremos decir ‘Quiza los ciegos... etc.» Por ello Wittgenstein habla de sterapias». La cexclusion del lenguajes no se realiza por las Jeyes, sino por la persuasién. El «significade que varece de seatido> es el tipo de significado que sugieren mucstras ex- presiones; la sugerencia se origina en una «falsa asimilacién de los juegos. Sin embargo, el caso que nos ccupa es enteramente diferente. Si decimos: «No tiene sentido que este hombre diga que ha hecho eso sin ninguna razén en especial», 00 "mos «excluyendo wna forma de expresién dl lengua. estamos diciendo que eno podemas entender aun hom- bre auf (El interes de Wittgenstein parece haber pasalo dei primer tipo de «falta de sentido» al segundo a medida ‘que desarrollaba sus Investigaciones flosofieas.) Del mismo modo, «No me he dado cuenta de lo que hhaciay es en ocasiones inteligible, 2 veces extrafo y en algunos casos resultaria ininteligible. Requeriria bastante destreza emplear el lenguaje fre- cuentemente con este tipo de ininteligibilidad; seria tan m INTENCION dificil como entrenarnos para expresar con fluidez revolti- jos de palabras largos y espontineos. Veros, puss, que lat preguntas que permiten Ia aplica- cion de la pregunta «Por qué?» pertenecen a una categoria mas amplia cue las respuestas que ofrecen razones para actuar, Ahora podemos definir la pregunta «;Por que?s como aquella para la cual se espera una respussta de esa categoria. Y con esto hemos delineado a grandes rasgos el campo de las acciones intencionales. 19, Noanadimos nada relativo a la accion en el momen- to on que se realiza of la deseribimos como intoncionel. Llamarla de ese modo es asignar'a a la clase de las acciones intencionales, y por lo tanto indicar que debernos conside- rar pertineate la pregunta «Por qué?» en el sentido que ya he explicado, Por el momento no voy a inguirir por que esta pregunta puede aplicarze a algunce hechos y ao a otros. El siguiente razonamiento demuestra que una accién n0 se denomina «intencional» en virtud de alguna caracter's- tisa adicional que existe cuando se elecitia, Supongamos, que encontramos tal caracteristica y cue Ia llamamos «I Ahora bien, no se puede afirmar el eardcler intencional de laacci6n sin presentar la descripcién segiin la cual es inten~ cional, pues la misma accién puede resultar intencional ‘segin una descripcion y no intencicnal segiin otra. No obs- tant, si existe una acciéa intencional, lo intencional es algo que realmente ocurris, Sin duda, un hombre coatrae cizrtos misculos para coger un martilio, pero por lo gene- ral serfa falso decir que la contraceion de sus masculos constituye el acto intercional que acaba de realizar. Esto significa que la contraccién de sus muiseulos ne sea inten ional. Vamos a denominarla «preintencionals. zDebemos afirmar que [, que suptestamente es la caracteristica en virtud de la cual su accién resulta intencional, constituye ‘algo que acompana a una accion preinteacional, un movle ‘iento de su cuerpo? De sor asi, movimiento preintencional + I garantiza que se lleve a efecto wna accién intencio- nal; pero ceudl? Es evidente que nuestro simbolo «I> debe ACCION INTENCIONAL 8 interpretarse como la descripeién, o el portador de usa relacion interna con la descripcion de una clon, Peronada cn el hombre consideraco en i mismo et el momento de Cone traer sus misculos puede determirar el contenido de esa descripcién; y ésta por Io tanto puede ser cuir descripeiGn, si solamente consideramos lo que se determina con zespecto al hombre en st mismo duraate ese momento. Enicnets oe tats simplemente de un feliz accidente el que un Taplicable al contexto mas amplio y a consecuencias posteriores siempre acompaie a los movimientes preinten- ionales con los cuales el hombre ejecuta una accién ine tencional determinada, Lo que convierte en verdadero el hecho de que ol movimiento del incividuo sos ol modio con el cual realiza una acciéa especifica no inside en modo alguno sobre ef que tiene lugar, a menos que supongamos lun mecanismo por el cual pueda producirse un | apropiado a la situacion en virtud del conocimiento que el hombre Poses con respecto «ella (presupone, por ejemplo, que sus contractiones musculares lo llevarin a sujetar el martll, ¥ de esta manera se produce el {correcto. ero no es pro- able que ast suceda, purs un hombre muy dificilmente tendré alguna conciencia de sus actes preiateacionales. Ads rms, queremes sin duca que I tenga certo efecto sobre lo gue ocurre. -Acasc el individuo observa que I va seguido ffecuentemente por la realizacion de su descripcion, y por ello recurre a{? Pero entonces esto conviecte al mismo acio de recur a Ten una accion intencional, para la cual ten- dremos que buscar un segundo |, De esta forma, la suposi- cion de que ura caracteristica del momento de actuar vue ve inteneionales las acciores nos conduce a confusiones in- Salvables, por lo cual debemes abandonatla. "inde descrbimos accion intenionales tan aque tales, seria un error buscar la descipsion fundamental de lo que ocurre, como el movimiento de los misculos 0 de Jas moléculas, para despues pensar ea le inercién «om algo, quizs muy complejo, que la califia. Los unicos hechos ‘que deben considerarse son las scciones intencionales m! ‘mas, y llamar intencional a una accion significa que & 78 INTENCION intencional segin alguna descripeion que demos (o poda~ ‘mos dar) ce ella ‘Nocinalimente no se plantea Ia cuestién de sil proceder de una persona es intencional: por ello 2 menudo resulta sraror llamarlo de ese modo. Por ejemplo, si observo que {un bombre que caminaba por la acera, gira hacia la calle, mira en ambas direcciones y cruza cuando no hay peligro para él, seria raro que yo dijers que ha cruzado la calle Inteucionalmente. Pero seria incorecto inferir de lo anterior (que no debemos presentar ese proceder como un ejemplo pico de accion intencional. Aunque resultaria igualmente cerrdnco decir: puesto que cruzar la calle es un ejemplo de ‘ccién intencional, consideremos esta accion en si misma y tratemos de encontrar en ella, en et hombre en el momen to de actuar, la caracterfstica que la convierte ‘ea intencional. 20. ¢Las acclones intencionales seguirian teniendo la carscteristica sintencionale sino existieran expresiones Como intencion de furaro o intencion posterior para actuar? Es decit, clo «inteacional» consticuye una caracteristica de fas acciones que la poseen, la cual es formalmente indepen iente de otros accidentes del concepto de intencién? Para averiguario haré dos suposiciones mits bien curiosas: a) su: pongamos que sintenciéa» s6lo se presentara como en et Rise de vaceion intencional», y b) supongamos que le sini respuesta la pregunta «Por qué estas haciendo X?», siem- pre que no se niege su aplicacién, fuera «Simplemente lo ‘Stoy haciendo, eso es todo. 72) Potriamos decir que esta suposicién implica la suge- reneia de que saccién intencional» significa algo como +ac- ‘on intenciosar, en el sentide de que lo intencional de una accion se aseaneja.a lo triste de una expresion facial. Desde |Muego, ello no eareceria de consecuencias: la pregunta «(Por que?» seguiria siendo aplicable. Pero, del mismo modo, el Giccamen de melancolia en una expresion tambien posce consecuencias, y de un tipo similar, podriames preguntar: {@due te entristece?>, y recibir una respuesta positiva o la ACCION INTENCIONAL 7 respuesta «Nada», la cual a su vez puede significar que uno std triste pero mo por algo, o que uno no esta triste. La intencién, segiin esta interpretacion de la suposicién a), se hha convertido en una caracteristica estilistica de los actos, humanos observables, a la cual esta asociada la pregunta ‘Por qué?» Sin embargo. esto es completamente contrario al concepto de intencién, porque los mismos actos humanos pueden ser interrogados segin la descripcién «X» («Por qué estas haciendo X?») y segan la descripcion SY» (agPor qué estis haciendo Y?»), y que se admita la apiicacion de la primera pregunta mientras que se le nie 2 la segunda, de tal manera que el mismo proceder seria intencional segin una descripcién y no intencional segtia, ‘tra, Resulta evidente que un concepto en el cual no se aplica lo anterior no es un concepto de intencién. Si trata- mos de hacer que retenga esta caracteristica mediante la sugerencia de que el proceder seguin una deseripeién deter- ‘minada es lo que ostenta el sello de intencién, tendeiames ‘que suponer que cuando le preguntamos a un individuo, convierte en tna caracterizacien sentimental, Parees Fu aonable aflrmar que si la tinica incidencia de intencién fuera la de hacer lo que se esta haciendo, la nocién misma 4e accion intencional se volveria muy endeble, y no queda ACCION INTENCIONAL nr claro por qué deberia clasificarse como una clase especial nite todas las acciones y movimientos gue un hombre sabe fin observacién; esto no tendria mayor Faz6n que clasificar los movimientos que consti:uyen exoresiones de emocién como una clase diferenciada e importante de aconteci. mientos. 2) Sexi a segunda sup, aun cuando x presume que la intencién ocurre tanto en acciones intencionales, sentes como en expresiones de intencién de futuro, la unica respuesta a la pregunta «(Por qué?» es «Simplemente lo estoy naciendos. (Naturaimente, sla intencion posterior eon quer un hombre acta queda climinada de esta hipétesis, pues se expresa en un tipo de respuesta a la pregunta «Por qué?» que se halla excluido) Si ello fuera asi, no habria ningun sentido especial para la pregunta «Por qué? y, en consecuencia, ningua concepio diferenciade deaccion inten: sional. Ea otras palabras, no seria posible establecer distin- ciones dentro de la clase de actos conocides sin observacién, Pues una pregunta cuya unica respuesta es una afirmacioo de que se esta haciendo el acto por el que se inquiere 20 puede identificarse con auesira pregunta «Por que?», aun 4 los términos empleados son Jos mismos que solicitan evidercias o investigan la causalidad. Por lo tanto, semin esta hipdtesis, no existirfan distinciones entre cosas como sobresaltos y gritos sofocados, por una parte, y. en general, acclones voluntarias, por la otra Es natural peasar que podemos observar esta diferencia cen las cosas mismas. indudablemente, todas ellas son igua- les en lo que respecta a la manera en que sabemos que estan ocurriendo; pero cno existe una diferencia discernible fen el nivel introspective entre una contestacién brusca © jnvoluntaria del aliento y una aspiracion de aire volunta- fa? Bueno, tal vez una es mas violenia que la o:ra, No ‘obstante, puedo ejecutar et acto voluntario con mucha bru aquedad, asi que la difereacia no eairiba en este. :Podriamos decir que la clase de lo voluntario se puede prever. prede ‘ir? Pero la clase de lo involuntario también puede prede- cirse. Aunque el fundamento de Ia prediccion no seria cl 80 [BNTENCION mismo. indudablemente, pero la diferencia entre los fun- damentos de una prediccién, consiste precisamente en la ferencia entre evidencia y razén para actuar. Aun cuando SSimplemente lo hice, eso es todo constituye wna respues- tea la pregunta «Por qué Ie hiciste?», no proporciona una razéa ¥ la respuesta equivalente para el futuro, «Simple- nente voy a hacerlo, e10 «8 todo», no ofrece un fundamento para la prediceion, (inicamente la repite. Provemes otro método de diferenciacion. Una accién voluntaria puede derivar de una orden. Si alguien dice: “Tiemblas, y'yo me pongo a tembiar, no le estoy dp, aun cuando temblara porque lo haya expresado en un tono terrible. Tomarlo come obediencia seria una especie Ge broma refinada (earacteristica de los hermanos Marx) ¢ fa cual podriammos denominar «el equivoco de los juegos de palabras» ‘shora bien, podemos suponer que las acciones humanas, las cuales no se distinguen por Ia forma en que el agente las conoce, estan o no sujetas a rdenes. Si lo estan, pueden Gistinguire como una clase separada, aunque la distincion parece gratuita, extablecida solo por gusto, No pedemos Bojetar: sPero oi la distincién oe relaciona con una caracte- Hitica obviamente iil de ciertas acciones, a saber, que puede lograrse que una persona las realice si se lo ordena- nos», porque no podemos suponer la retencion del concep- to sutlidads si hemos desechado «proposito~. 'No obstante, alguaas acciones se hallan sujetas a Grde- nes: por lo tanto, eno tendrs cabida la pregunta «Por fuer? «Por qué lo hiciste?» «Porque me dijiste que lo Riciera.s Esia es una respuesia; y si algunas acciones %¢ encuentran sujetas a Ordenes, las personas afectadlas po- rian preguntarse s1 algo se hizo en obediencia a una orden, Ono. Sin embargo, aqui la pregunta «Por qué?» puede Coducirae simplemente a «Fue uza orden o no?» Esta seria tuna forma de la pregunta pertinente «Por qué?» si queda- fa abicrta al hablante la posibilidad de decir: «Lo orden: te y bo hice, pero no porque lo ordenaras», («No lo bi Dorque me lo hubieras dicho.») zPero cual seria el objeto de ACCION INTENGIONAL 31 ‘esto, tomado en si mismo, es decir, aislado de las razones y propésitos de una persona? Pues éstos se hallan excluidos; se supone que Ia pregunta «Por qué?» no tiene tal aplica. cién en el caso que estamos imaginando. La expresién po- dria ser s6lo una forma de descortesia. ‘Por lo tanto, la presencia de otras respuestas a la pre- gunta «(Por qué?», ademés de las del tipo de «Sélo lo hice, resulta esencial para la existencia del concepto de una ac cidn imtencional o voluntara, 21. Los filosofos anviguos y medievales, 0 al menos al- unos de ellos, coasideraban evidente, demosteable, quc los Seres humanos siempre deben actuar con algun fin en mene te.¢ incluso con un fn especifico en mente. La justificacion de esto resulta bastante extrana para nosotros. ¢No puede lun hombre hacer simplemente lo que hace, durante gran rte del tiempo? Puede poseer 0 no una razén o un propo- Sito, y en easo de poseerlo, quiz sea seccillamente lo que Quiere ex ese momento; ¢por qué exigile una raza oun propésito para clo? -Y por qué debemos legar en ultima Instancia @ wr proposito que posea alguna finalidad intrin~ seca? Lee vivjos argamentos estaban concsbidos para de- mostrar que la cadena no podia continuar irdefinidamente; nos resultan indiferentes porque no nos sentimes inclinados 4 pensar que al siquiera deio comenzar, e indudablemente [puede interrampirse en cualquier punto, sin secesidad de ‘Que se detenga en un propésito que paresca altimo en el nivel intrinseeo, uno y él mismo para todas las acciones. En realidad, parece haber una transicion iieita en Aristteles, de «Todas las cacenas se detienen en un punto» a «Existe tan punte donde todas las cadenas se detien=n= 'No cbstante, ahora podemos ver por que en todo caso alguna cadena debe comenzar. Como hemos senialado, esto zo significa que una accion no pueda llamarse voluntaria O intencional a menos que cl agente tenga un fin en ments; jnilica que el concepto de accion voluntaria 0 intencional 1o existiria si no existiera la pregunta «cPor qué? respusstas que ofrezcan razones para actuar. Dado que exis- 2 STENCION te, pueden producirse ls casos en que la respucsta consiste (Por ninguna razon en particulars, etc., aunque su inte Us ws menor, ¥ no debe supunerse que, como puede prodite Tine! ean respuesta aerh sicmpre inteligible, 0 cue se trata ride Ia tniea, 20, En toda esia discusién, cuando he habiado de 1s respuesta a la pregunia «zPor qué?s en el sentido de cue reePefona ia intencidn, ia intencion en cuestiGn ha sid0 Feade luego aquella com la cual alguien hace lo que hace. Debemor ahora examinar esto con mas detenimiento, Has- ta agul sélo he dicho: «Si la respuesta a la pregunta "Por que?" es una simple mencion de algo futuro, entonces ex: Aesa la intencion,y el problema de la causa en contrapo- Dimon con la razon, que nos ha preocupado en lo concermicn- cerns mespacstas que mencionan el pasado, aq! sencil Weonce no se presenta, Desde luego, no pretendo decir quae Toda respuesta que nes informe con qué intencicn una per ‘$Gas hace lo que hace sea una descripcién de una situacion Zitura; pero st la descripcion de la situacion furura tene seotido en ai misma como respuesta a la pregunta, entonces ‘Zertrata de una expresién de intenciéo. Sin embargo, exis. ‘ite eats clectuando. Poagames por caso que algulen entry Pe Fencto, me ve asortada en Ia cama y pregunta: + Qué Shias haciendo?» La respuesta «Estoy acostada en la cama ‘Ghicamente provocaria irritacin, mientras que respuestas Gnicamstoy descarsando> 0 «Practico yoga, las cuales comme ina descripeién de lo que hago al estar acostada en TEER a constituirian una expresion de intencion. No cbstante. vamos a concentrarnos por el momento €n 1a respuesta expresada en futuro simple. Ya he indicado (Gor la replica que describe «por sf mismay an act futuro eee dtuye una expresion de la intenei6n con ia cual una Geraone actin, El hecho de que esta califiacion ses necesa Perghede observarse en el siguiente ejemplo: «Por qué Teal eontando tu camara en la acera?» «Porque va a pa- NCCION INTENCIONAL 8 sar Matilya Monroe, Esto © jestamente la afiemacton tlge futuro, pero no expresa de ninguna manera que exié montando mi camara con la intencion de que pase Marilmn Monroe. Ea cambio, si alguien me pregunta «¢Por qué estis cruzando Ia calle», y respondo «Voy s mirat aquel essapu- rater, exprese la intencion con la cual cruzo la calle. Ahora bien, zeual es la diferencia? CConsideremos este caso: «Por qué cruzas la calle? «Porque habré un eclipse en julio». La réplica, en este con- {exto, requiere una aclaracion, y ningun tipo de aclaracion ‘Que puleramos accptar sin objecioncs conieriria » Ia rex pucsta el papel de wna expresidn de intencién. (Quiero de- Ei, cosas como «A seis meses del eclipse, aque escaparate debe tener diagrarsas y modelos explicativos en exhibi- ion.) Pero un salvaje bien podria realizar algo para pro- Yyocar un cclipse; y supongo que la respuesta =eclipse en julio puda haber sido entendida como una expresion Ze fteneien por aquella multiud que una ver se reunié en Dublin para observar an eclipse y que se dispersé cuando Dean Swift envio a su mayerdemo con el mensaje de que por ordenes de Dean cl fenémeno sc habia cancelado. En otras palabras: la stuacion furara que se menciona debe ser tal que el agente nos dé a entender que piensa que puede producirla mediante la accion por la cual le hemos reguniado, ero cquiere decir entonces que las personas deben 2>- seer nocjones de causa y efecto para tener intenciones al ‘actuar? Considerenos la pregunta «¢Para qué subes al pio ade arriba?s, con la respuesta «Para traer mi cimara>. El ‘que yo suba al piso superior no e una causa de la que Slguien pueda deducir el efecto de trocr [+ cimars. Sin ‘embargo, zacaso no se trata de una situaci6n futura que va a realizarse? Solo yo, en este caso, Porlo general, no cere Que se traigan cémaras al subir a una planta slta, aun Chance haya all una camara, a menos que el comtesto Incluya en efecto una orden dada, «Ve por tucémara»,o mi propia alirmacién, «Voy a traer ii camara. Por otra parte, si alguien me dijera: «Fero tu camara a INTENGON cexti en ol sotanor, y 7o sontestara: «Ya sé, pero de todos sae Gay por ella ala planta alta», mi respuesta revalta mods a polo menos, habria ua hueco que salvar. Qu fensemos en un ascensor que puedo operar desde el piso Penvtler pare subir Ia camara del sotane. Pero si digo: «No, By ‘oualments de acuerdo, no hay manera de que wna Sesbne tralga la chmara desde la planta alta, pero aun est Tee aaubir& buscarlas, me vuclvo inlaelig:ble- Pare que Welyo Peo fn de Qs tonge sentido, debomos ver emo iDEpone doe la situacion futura Q se converte en una rable stapa posterior en Ia concatenacion de hechos de Brocustes P constitaye una etapa anterior. Es clerto que 10s ‘euss del conocimiento dentibco por un lado y, por el ote, GaSak ibs cites magiczs, o de una aocion vaya sobre ur gran Rodeo aatordad come en el ejemplo de Dean Swift, caen Boje esta formula tan difua y general. Todo lo que he dicho pee ealidad, -No ec cierto que la descripeion de cualquier TaRUce forara pueda ser una respuesta para esta progun- iSSinuva @ una accion presente. La intencion que poses ‘2 fpuonbre al actuar no resulta tan privada ¢ interna como wane gue tenga la autoridad absolata de explicar cull es Pare lene suiorided absoluta de explicar qué soft. (El SOUR Ee que ln sarracion de su suefio carezca de sentido, BS implica que su afirmacion de que lo sof sea un sine sentido.) ‘No voy a tratar de desarrollar mi formula, vag y gene: ral Ue qua debemos poscer una nocién de cémo la situacion Bee Miitaye on una etapa dentro de la concatenacion de Saat’? a una etapa anterior, para que podamos decir eis tealizamos P con el fin de Q. Pues, desde luego, no e Pe fo manejar estas nociones generales para afirmar que PifuiD Peon el fis de Or. Todo lo que nocesitamos compren- Shaw Tee, de uns uw otra forma: «Pero O no se produ: eens ce realces Pr o «Pero O vaa producirse de todas Sik dar hagas o no hagas Fs, es en cierto modo contrads- ira la itencion 33° Preguntgmonos: gexiste una dessripeién aque sea lt description de uta accicn intencional, en el supussto de ACCION INTENCIONAL, 8 que ocurra una sccién intencional? Y consideremos tuna situacion concreta, Un hombre esta bombeando agua pota- ble a la cisterna de un edificio. Alguien ha encontrado una manera de contaminar sistematicamente el manantial con, un veneno acumulative mortal, cuyos efectos pasan inad. vertidos hasia que resultan incurables. El edificio esta ha- bitado por un pequeio grupo de dirigentes politicas sus familias, el cual controla a una gran nacion; estén compli- eados en la exterminaciéa de los judios y posiblemente planean una guerra mundial. Elhombre que ha contarmin do el manantial supone que si estas personas son destrui- das, individuos honestes asumiran el poder y gobernarén apropiadamente, o incluso pedran instaurar el reino de los cilelos en la tierra y asegurargn el bienestar de todo el pue- blo. Esta persona fa coniesado sus suposiciones, ademas del asunto del veneno, al hombre que ests bombeando. Des- de luego, la muerte de los habitantes del edificio acarrearé muchos otros eiec:os: entre ellos, cierto nimero de perso- nas, desconocidas para estos hombres, recibirin herencias de las que no saben nada. El brazo de est= hombre sube y bala, sube y baja. Algu- ‘nos milsculos, cuyos nombres en latin conocen los médicos, ‘se contraen y se relajan. Ciertas sustancias se generan en algunas fibras nerviosas, sustancias cuya secrecién durante ‘un movimiento voluntario interesa a los Fisidlogos. El bra- 20 en movimiento proyecta una sombra entte las rocas, donde, en un punto y desde cierta posicion, produce un efecto curioso, como si un rostro se azomara entre las pie- ddras. Ademés, Ia bomba emite una serie de ruidos chirrian- tes que siguen un ritmo definido. Freguntemos ahora: ¢Qué esta haciendo ese hombre? ¢Cual es ta descripcicn de su accion? Primero, desde luego, cualguier descripsién de lo que esté sucediendo, que incluya al hombre como sujeto ¥ que sea de hecho verdadera, Por ejemplo, se esta ganando su sala- rio, esté manteniendo a su familia, esta gastando las suelas de’sus zapatos, esta contaminando el aire. Suda, secreta ‘esas sustanciae en sus Abras nerviosas. Si en realidad acce- 86 INTENCION de al poder un buen gobierno 0 el reino de los clos en la tierra'o el bienestar de todos mediante el esfuerzo de los hombres honestos que asumiran el poder cuando mueran Jos dirigentes politicos, esia persona habra contribuido en- tonses a producir ea situacion. Sin embargo, nusstrat in- vestigaciones sobre la pregunta «:Por qué?» nos permiten reducir la consideracin de las descripciones de lo que esta haciendo a una categoria que cubra todas sus acciones in- rencionales y s6lo eas. «Esta haciendo X» constituye la descripelon de una accion intencional sia) es verdadera y 2) existe una respuesta dentro de la categoria que he detin- do para la pregunta «Por qué estas haciendo X?» Ea otras palabras la descripeién supuesta en «Por que estas contra- enzo esos musculos?» queda descariada si Ia inica clase de respuesta para la pregunta =ZPor que?» demuestra que 4] cooncimiento gue ef hombre poses, si posee alguno, de ue esta cortrayendo los misculos constituye una inferes- , no puede contestar, por ejemplo. «No sabia que estuviera haciéndolo», ni negar el sentido causal dela pre- ania. O mas bien, que silo hciera, sus respucstas se COn- ‘ertirian ca un absurd. Un hombre puede «tar haciendo algo que, sin embargo, no hace, si se traia de un proceso o empress que lleva tiempo acabar y que por lo tanto, si se interrumpe antes de su conclusion, podemos decir que lo estaba haciendo pero ue no To hizo. No obstante, esta cbservacicn 20 es en Py INTENCION abscluto privativa de las acciones intencionales; podemos ‘decir que un objeto estaba cayendo pero no cay6 (pues algo Jo detuvo), Por contiguiente, ne podemos recurrir a la pre- sencia de una intencién para justificar la descripcion de “Esté haciendo Y», aunque en algunos casos su propia afir- nacion de que hace Y, en cierta etapa del proceso, resulta- 7 necesaria para que otra persona pueda decir que esti fackeado Y, puss la accién no estara lo suficientemente ‘adelantada coma para que ello resulte evidente, por ejem- plo, cuando verios que un hombre manipula un conjunto Ge cables, clavijas y otros abjetos. Tin ocasiones, bromeando, nos gusta decir que algion realiza ura accion determinada cuando manifiestamente to ef asf Por ejemplo: «Esta reabasteciendo el suministro de azua+,siendo que esto no ocurre porque, como nosotros ‘podemos ver pero el hombre no, el agua se escurre por un Egujere de la tuberia que va a la cisterna. Y podemos ba- Bar de la misma forma de algin obje:o muy dudoso 0 remoto, por ejemplo, «Esta demostrando el iltimo teorem: Ge Fermats; o bien podemos decir, refiriéndonos a un loco: *Esta dirigiendo a sus huestes victoriosas». No obstante, {esulta facil sxcluir a estos ejempios de nucstras considera- Clones y sefalar la ruptura entre los easos en que podemos, ‘decir gue «Esta haciendo Y> cuando la persona en cuestion hha mencionado Y en respuesta a la pregunta «Por qué cestés haciendo X?, y aquellos en que mas bien afirmamos que «Va a hacer Ys, No creo que ésta sea una ruptura muy Aitida. Por ejemplo, chay mucha diferencia entre «Ella esta, hhaciendo t+ y «Ella esta ponienco la tetera al fuego con ef fin de hacer té+, es decir, «Va a hacer té»? Resulta obvio {que no. De ahi el empleo comiin del tiempo presente para escribir una accion futura que no ¢s solamente una eta} posterior dentro de una actividad que recibe un nombre foe un indo. «Estoy reparando el relrigeradors o sEsta haciendo la tesis» pueden ser frases que se expresan cuando la persona implicada esta, en ese momento, ordenando los, ACCION INTENCIONAL 29 ‘elementos que necesita pars la accién.* Ea cambio, cuando no es normal dar por descontada la consecucion de un ob- jstivo, resulta més comin que éite se exprese sinicamente mediante «con el fin des Por ejemplo, «Voy a Londres con elfin de hacer que mi tio cambie su testamento», y no «Voy hacer que mio cambie su testamenio» En cierta medida, las tres divisiones det tema que se ‘estableciezon en el §'1 son simplemente equivalentes. Es decir, cuando las afirmaciones «Voy a buscar mi camara», sEstoy buscando mi eémara» y «Con el fin de buscar mi ‘cémara» son intercambiables en tanto respuestas a la pre- junta «;Por qué?» formulada cuando subo al piso superior. Ahora bien, si todo lo anterior es valide, cqué hemos de decir acerca de esta diversidad de descripciones de una accién intencional? ¢Tendremos que afirmar que existen tantas acciones distintas como descripciones podamos ge- nerar, tomando X como punto de partida? Quiero decir que [preguatamos: «(Por qué estas haciendo Xs, y obtenemos la respuesta «Para Y> 0 «Estoy haciendo Ys, donde ¥ es de tal naturaleza que podemos decir «Esta haciendo Y»; enton- ‘ces podemos preguntar: «Por qué estas haciendo Y? y recibir quiza como respuesta: «Para Zs, y tambien air: mar que «Esta haciendo Z». Por ejemplo: «Por qué estss moviendo el brazo de arriba abajo?» «Para accionar la bomba», y esté accionando la bomba. «Por qué estis bor beando?+ «Para reabastecer el depésito de agua>, y esta reabasteciendo el depésito de agua. «¢Por qué estas reabas- teclendo el depduito de agua?- «Para envenenar a los inqui- linos», y lo esta haciendo, puesto que éstos se estin envene- nando. Y ahora se produce la ruptura, porque a pesar de = EI presente continuo, en inglés, puede designar acciones que en espatol s6l se expresan mediante el future. Lor jemplos ‘Opginales de Anscombe, vl am seeing my deatist» (voy al dentisia (0 voy a ver a mi dentista) y «He is demestrating in Trafalgar Squarce (esl en una manilestacion 9 via ania manilestacion en ‘Trafalgar Square), no poscen a misma signficacgn en nusstO idioms. [1] 0 INTENCION que en el caso que hemos presentado existe probablemente Gira respuesta, aparte de «Solo por placer, Ia siguiente Geseripeton (por ejemplo, para salvar a los judios, para dar fl poder a los hombres honestor, para instaurar el reino d= fo cielos en la tierra) no se presia de todas formas a que podamos decir: esta salvando a los judi, estéinstaurando lreino de os cielo, esta dando el poder a hombres hones- tos. Por lo tanto, vamos a detenernos en este punto y a preguniarnos: puesto quchemes encontrado cuatro deserip- Clones distintas que satisfacen mucstras condiciones. a saber, mover el brazo de arriba abajo, accionar Ia bombs, Teabastocer el suminisiro de agua y envenenar a los ocupan~ tes del edificio, ;tenemos ante nosotres cuatro acsiones? 24, Sin embargo, antes de tratar de responder a lo a terior, debemos plantear ciertas dificultades. Se nos podria ‘objetar que bombear no constituye un acto de envenena- tmiento, Es, desde luego, como dirian los abogados, un acto @e verter veneno, y podriamos watar de responder a la Sbjecién diciendo que un hombre envenena a los inquilinos ‘i vierte veneno y éstos resultan envenenados. Pero después de todo, sedalamos que se trataba de un veneno acumulati- ‘0; ello significa que ningiin acto aislado de vercer veneno ‘constituye por s{ mismo un acto de envenenamienio, ade- ‘mas, c00 fue la otra persona quien -vertié» , 0 cualquier respuesta dentro de la catego- Fra, como «Sélo se me ccurrids, entozces seguin mi criterio Ja accién que implica esa descripcién se caracteriza como intencional; en caso contrario, no se define asi. Pero, ¢n0 supone esto que debe o debecia darse una respuesta? Ys [ACCION INTENCIONAL 93 evidente que una persona pueda inventar la respuesa que prellera, Por lo tanto, parece que he introducido algo exac- tamente igual al movimiento interior, al que un individuo puede convertir en lo que guste, aun cuando (quizd por cierto afin de «verificacién») se recomiende una respuesta externa (real 0 hipotetica) la cual puede escogerse con la ‘misma libertad (al menos dentro de la categoria de respues- tas medianamente verosimiles). Seguramente debo de estar tratando de decir que la respuesta verdadera es, 0 seria, una 1 otra, pero zoue clase de control puede establecerse en este caso sobre la veracidad? La respuesta debe ser: puede exist cierto grado de control sobre ia veracidad de la contestacion. Por ejemplo, en el caso del hombre al que «a0 le importaba un cominor, parte de la explicacion que daba, segin la imaginamos, consistia en que solo hacia su trabajo habitual. En conse. ‘cuencia, ¢5 necesario que éste sea su trabajo habitual para que la respuesta sea aceptabie. y no debe estar haciendo nada fuera del curso normal de sus Iabores que contribuya al envenenamiento y para lo cual no pueda dar una expli- «acién aceptable. Pongamos por caso que distrae la atencién de uno de los inquilinos que se encuentra a punto de descu- ‘rir algo en el manantial que podria revelarie la verdad. La pregunia «For qu¢ io alejaste def lugar?» debe satisfacerse ‘con una respuesta verosimil que ao sea «Para evitar que vviera algo»: y la repeticisn de sucesos semejantes, que re- quieren de una explicacion, pondria en duda su afirmacion de que no llevo 2 cabo nada que tuviera el fin de facilitar el ‘enyenenamiento. Aun asi, podrianios encontrar la siguiente ‘explicacién de lo anterior: no queria afrontar los enormes problemas que se suscitarian si alguna persona se diera cuenta del asunto, esperaba que, como el veneno va habia sido vertido, las cosas marcharian sin complicaciones. Dur rante todo el tiempo estuvo haciendo lo que, segun cveia, Ie tha a acarrear Ia menor cantidad de problemas, y pened ue impedir cue se sospechara algo seria lo mis convenien- te. Estoes muy posible. Hasta cierto punto, pues, existe un control de su verack 4 INTENCION a dad en ly explicacién que pensamos qe podria dar; pero” aun asi, hay una regién en la cual ningtin control es posi- ble. La diferencia entre los casos en que no le importa si las personas se envenenan 0 no y aquellos en que se alcgra sobremanera al darse cuenta de que ser’én envencnades st coopers con sélo efectuar su trabajo habitual es tal que mo necesariamente implica difereccias en lo que haceo aparen- tw en forma manifiesta. La distincién de sus pensamients al respecto fal vez radique tinicamente en la dif-rencia de significado del grufido que dej5 eseapar cuando se enierd de que cl agus estaba envenenada. Es decir, ante la pregun- ta de «@Por qué Hlenaste la cisterna d:I edificio cou agua cnvenenada?», podria cosiestar «Me importa un Comino» 0 bien «Me alegia ayudar a eliminar a esia gente», y si fuera capaz de describir qué ocurrid en él en ese momento, como vehiculo de uno de esos pensamientos, quiza sélo deba de- cir que grund. Est» es «l tipo de verdad que encierra la afirmacion de «Sélo uno puede saber si tuvo 0 no ess inten- cin», Existe un punto en el cual dnicamente Io que dice la persona misma es un sigio, y en él cabon muchas disputas 4 muchos diagndsticos refinados acerca de su autenticidad. Por otra parte, si, digamos, no se trataba de.su trabajo habitual, sino que fue contratado por el envenenador para bombear el agua, sabiendo que se hallaba envenenada, el caso es diferente, Puede afirinar que le importa un comino y que s6lo quiere el dinero, pero el encargo por cuya scep- tacién y ejecucién recibe una paga consiste, por implicito ‘que sea, en bombear agua envenenada. En consecuenc'2, a menos que haxa algo pars enganar a quicn lo contrato (podria, por ejemplo, agregar una sustancia al gua pensar Go erréneamente que era un antidoto), no seris una expli tavion aceytable si dijera: «No preteudia bombeat agua envenenada, sino sélo bomibvear agua y obtener mi pagan, pot lo cual’ resultan ineceptables las formas que ad2j.te Par neiarie « contesinr la pregunta «Por qué bomb-aste Soun efvonenada?» mediante una rexpucsta dela categoria que ya definimos, por ejemplo, la respuesta «Para obtener ri pact» Por bp fante, s bien pocemos encontrar cases en ACCION INTENCIONAL 95 que «s6lo la persona implicada puede decir si tenia cierta intencién o nor, éstos se hallan limitades por lo que sigue: zo puede pretender no haber tenido la intencién de hacer el acto que era un medio para sus fines. Lo anterior, segun creo, sitve para explicar lo que dijo Wittgenstein en el § 644 de Investigaciones filosoficas: sNo me averpenzo de lo que hice eatonces, sino del pro: posite que,teria» :¥ no estaba el propésito tamdiéen lo que hho? gQ6 justifiea Ia vergiensa? Le hisfocia eatera Ma) ineidente Y¥ tomando como telén de fondo todas las condiciones que licmos introducido, podemos resumir este problana diciende: «En téeminos generales, las persones tienen la intenciéa de hacer lo que hacen», Desde luego, esto es ha- blar en ténninos muy generates, Sin embargo, es correcto formulario, como antidoto contra la absurs tesis quc en ocasiones se sostiene: la accion intencional de ana persona solo pucle relerisse n:ediante le descripci’n desu objetivo. Surge la pregunta: gcudl puede ser el interés de lai tencién del hombre que acabamos de describir,cl cual s6lo realizabs su trabajo habitual, ctc.? Decididamente, ne es un interés ético o legal; si lo que dijo era cierto, ello no lo absolvera de su culpabilidad de asesinsto. Nos intoresa ‘ni- camente Io que es verdadero acerca de unt hombre en este tipo de situacién También zqul Wittgenstein dice algo pertinente, en su discusién relativa a «ibaa hacer: {Por qué quiero, addemis de manifestarle lo euehice, tam- bign comunicarle una intenctén? .. Porque quiero comunicar~ te algo sobre mf, algo que va mas alla dc lo que entonces ound Le abro mi intimidad-catmndo te digo lo que quecta hacer Pero no seg un. stoobservaeidn, sino mediante una teae- expresan tuna opinidn sobre tin objeto que asumo que se encuen- tra frente a mi, y esto se halla verificado por los sentidos, fs decir, es una cuesticn de dbservacion. Los términos «hacia ‘fuera expresan la intencion con que estoy tirando por~ {que manifiesta una opinion concermente al efecto de estar Seando en estas circunstancias, optnién que se halla acom- patiada por un deseo de mi parte, ¥ éste debe ser ei modelo para analizar toda deseripcion de una accién intencional ‘Micjemplo para refutar este punto de vista esel siguien- te, Imaginemos que planteamos esta pregunta bastante cx ‘soLici6N 107 ‘Hosa: existe alguna diferencia’ entre dejar caer el brazo y bajar el brazo a la velocidad en que caerfa? :Puedo bajaclo deliberadamente a la velocidad en qué caeria? Me resulia- Ha diel converir esto en el titulo segan'el cual actu Pero supongamos que algulea quisiera producir seneila- mente el efecto de que baje mi brazo a esa velocidad; = trata de un faidlogo y desea observar si al hacerld genero alguna sustancia distinia en mis fibras nerviosas. De este odo, fabrica un mecanismo en el cual un objeto mévil se mantiene en equilibrio si sostengo una palanca y tiro de ‘al forma que, en el movimiento descendente, bajo mi brazo 2 Ia velocidad en que cacria. Ahora bien, mia instrucciones son: mantén el objeto en equilibro, ycon wn paco de pric. tica aprerdo a hacerlo. Mi explicacidn de lo que estoy rea- lizando es que mantengo el objeto en equilibrio; no consi dero.en absoluto el movimiento de mi brazo. Puedo dar una deseripeion mucho mas exacta de lo que estoy haciendo 2 ‘era distancia que a partir de lo que hace mi brazo. De tal todo, mantener el objeto en equilibrio no es de ninguna 0. que yo calle come el efecto de lo que estoy haciendo en términos reales e inmediatos, y en consecuen- ia, de lo que sé directamente en mi «conocimiento de mi propia acciéns. Por lo general, segun sehala Aristcles, {whono reflexiona sobre una habilidad adquirida; la descrip- on de lo que estamos efectuando, y que comprendeios ‘abalmente, se encuentra a clerta distancia de los detalles Ge nuestros movimmientos, a lor cuales no consideramos en absoluto. 31. Después de plantear tantas dificultades, tratemos de bosquejaruna solucién y, en primer lugar, preguntames: qué os Ia contradicelén en Ia descripeién ‘de una acciéo intencional? Es decir que «En realidad no lo estas hacien- do», por ejemplo, «No ests Ilenando la cisterna del edificio. porque el agua se escurre por un agujero de la tuberias? Grec que no es esto. Con el fin de entenderto, consideremos cl siguiente incidente, que aparecio para diversion de los lectores de una seccidn fija del New Statesman. Clerto sol- 108 INTENCION dado fue sometido a consejo de guerra (0 algo parecido) por {nsubordinacion. En apariencia, se babia comportado «abu- svameater durante su examen médico, El doctor que lo ‘ratinaba le habia pedide que apretara los dientes, v en- tonces el soléade te lor quitd, se los dio al doctor y le dijo: sApriételes usted “ahora bien, la afirmacion: «El agua se esta escurriendo de la tuberia al otro lado de la pareds se encuentra en la misma relacion con el enunciado «Estoy llenando la cister~ tha del edificioy que «Mis dientes son postizos~ con la orden TApriete los dieates; y, por lo tanto, el enuneiado (basado to ls observacion) «No esths llenando la cisterna del edif- Gio» se halla en la misma relacién con la descripcion de Ia acci6n intencioral «Estoy llenando la cisterna del edifi- lov que In prediceidn, bien fundads, «Este hombre no va a apreiar los dientes porque son postizos» con la orden “Apnete los dientes», Y de la misina forma en que la con- Tadiecion de esta orden no os: «Este hombre, camo se pone ds manifiesto por la siguiente evidencia, no va a apretar los ‘Gientes, al menos no en el sentido que usted quieres, sino “No apriets los dientes», la contradiccion de + Estoy llenar- ia cisterna del edificio no es «No la estas llenando porque hay un agujero en la tuberia, sino +No, no lo estas Facendor, expresado por alguien que acto seguida comin da. por Gemplo, a romper la taberfa con un pico. ¥ de igual fnaners, una persona dice +Me voy a acostar a mediano- She». [a contradiceién no es: «No vas a hacerlo porque ‘nunca cumples tus decisiones», sino «No vas a hacerlo por- aque te lo voy a impedir>.. Sin embargo, volviendo 2 Ia orden y a la descripeiéa ‘que el agente realiza de aw accién intencional presente, £n0 ‘Sxiste un punto en el cual se interrumpe el paralelismo, es Secir, donde comenzamos precisarente a hablar de conoci- ‘iento? Pues indicamos que la descripcion del agente es un Conocimiento, pero una orden no lo es. Por lo tanto, aunque SI paralelismo es interesante © stra la periferia del pro- blema, falla en su centco y 1b deja en la oscuridad donde SOLUCION 109 32. Pensemos en un hombre que recorre el pueblo con tuna lista de compras en las manos. Ahora bien, resulta evidente que la relacion de esta lista con las cosas que realmente compra es uaa y Ia misma si su esposa se la dio 0 si él Ia elaboré, y que Is relacién ex diferente cuando un detective que lo sigue efabora una lista. Si el hombre real- 26 la lista, fue una expresidn de intencién; si se la dio su esposa, posee la funcién de una orden. ¢Cudl es eatonces la relacion idéntica con lo que sucede, para la orden y para la intencion, y que el registro de las compras no comparte? Es precisamente la siguiente: si la lista y las cosas que ef hombre compra realmente no coinciden y si esto, y sélo esto, constituye un error, el error no se encuentra en la lista sino en Ia actuacion del hombre (si su esposa le reclamara: «Mira, dice mantequilla y has traido margarira», no repli- aria: «jQué error! Debemos corregir eso» para cambiar fentoness la palabra de la lista por margarina), mientras ‘quesi el registro del detective y lo que el hombre realmente compra no coinciden, el error se Palla entonces en ol registro En el caso de la discrepancia entre la lista y lo que el hombre compra, debo introducir la condicién: si esto y s6lo testo constituye tat error, Pues la discrepancia podria suse arse ® causa de que no logro conseguir algunas de las cosas, y si el hombre hubiera podide saber que no iba a ‘obtencrlas, hablariamos de us error (de juicio) en la elabo- Facién de la lista, Si me encuentro en Oxford con una lista de compras que incluye «Equipo para carar tiburoness, nadie pensaria que se trata de un error de actuacion cuan- do regresara sin él. Y ademas también puede producirse ‘una diserepancia entre la lista y lo que el hombre compro, debidoa gue cambio de parecer y decidio sdquirir otra cosa, Desde luego, esta ultima discropancia silo se prosenta cuando la descripcién se refiere a una accién futura. El ‘caso qUe acs interesa considerar ahora es el del agente que dice qué esta haciendo en ese momento. Pero sugongamos ‘que su afirmacion no es cierta, Puede ser falsa debido 2.que, sin que el agente lo sepa, no sucede algo que deberia 110 iTENGON suceder para que su enunciado fuera. verdadero, como el ‘ujerocn la taberia que el hombre de la bomba descono- cha. Pere segun he sefalado, sto se relaciona con su afirrma- ‘ibn de que ests Ilenandio Ia cisterna del edificio de Ia mis- mma forma en que el hecho de que el soldado no tuviera Sentadura propia se relacioaa con Ia orden «Apriete los dientes»: es decir, podemos afirmar que freate a ello su ‘ctunsiado ve desmorona, al igual que, en el caso citado, la ‘den ce desmorona, pero no es una contradiccién directa 2No existe, sin embargo, otro caso posible en el cual una persona simplemente no este haciendo lo que dice? Como Cuando me digo «Ahora presiono el boten A» y presiono el boton B, algo que ciertamente puede ecurrir. Denominaré a esto falsifcacion directa de lo que digo, Y en este caso, para ‘usar auevamente la expresi¢ de Teofrasto, el error noes de Sulcie sino de actuacién. En otros términos, no sostengo: lo Aue dijse fue un error, porgue se suponia que estabas des- Enibiendo lo que haclas y no lo describise. sinc: lo aue Jhcist fue un error, poraie no coiacidié con lo que dijise. Es exactamente ansloge @ obedecer mal una orven. ¥ deberiames sorprendernes por el hecko de que esto exista y aque no sea lo mismo que hacer caso omiso, pasar por alto © desobedecer una orden. Si una persona recibe la orden de Yolverse a a tequlerda y se vuelve a le derecha, pueden presentarse signos claros de que 20 se traté de un acto de ‘Sesobediencia Pero existe una discrepancia ente e leagua- Jey aquello de lo cual el lenguaje es una descripeion. Sin ‘rabargo, la discreparcia no pertenece a un fallo del lengua- Je, sino del hecho. Pods ser que exista algo que Ia filosofia moderna ha smalinterpretado por completo, a saber. lo que los filésolos dde la Antigiedad la Edad Media querian decir con cono- ‘imientopréctico? Resultaindudable que en la filosotia mo- Sema tenemos una incorregible concepcion contemplativa del conocimiento, Este debe scr algo que se juga como ‘porque coincide con los hechos. Los hechos. la realidad, son anteriores, dictan lo que debe decirse, para que sea cono- cimlente. ¥ ésta constituye la explicacién de la oscuridad ‘conocaunNTo padcrica m1 bsoluts en que nos encontramos. Puss si existen dos cono- cimientes —uno por observacisn, el otro en la intencién— parece que deberia haber dos obje:os de conocimiento; pero Siafirmamos que ios objetos son uno y el misimo, buscamos inatiimente la modalidad de conacimienta contemplatno di ferente en la accion, como si hubiera una especie de ojo avizer muy extrafio y especial en medio de la acciéa. 33. La aocion de econccimlento pricticor sélo puede extenderse si comprendemos primero cl «razotamiento ‘practico». Bi erazanamiento practico» o «silogismo précti- co», que significa lo mismo, fue uno ¢e los descubrimientos sis importantes de Arisiteles, pero su verdadero cardcter ha quedado oscurecido. Se supone comunmente que const- taye un zazonamiento ordirario que conduce a una conch sion del tipo «Deberia hacer esto esto». Por «razonamion- to ordinaric» entiendo el unico razonamiento considerado rdinariamente ex filoscfia: el razonamiento que busea la verdad de una propesicion, que supuestamente se mues- tia verdadera por las presaisas. Enionces. «Quien tenga dinero deberia darle a un mendigo qus le pida; este hombre ‘que me pide dinero ¢s un mendizo: tengo dinero: entonces debo darle a este hombre algo de dinero». Aqui la conclu- sien esta incluida en las premisas. Asi pues, ellas mismas son su prueba, a menos aue sean dudosas. Quiza tales pre- misas nunca puedan ter ciertas. {Al observar las explicaciones que presentan los comen- taristas modernos, uno podria preguntarse de inmediato [por qué nadie ha sefalado jamis el silogismo del pastel de Came. la pecullaridad de esto radicaria en que se uataba de pasteles de carne, y ua ejemplo seria: «Todos lor paste- les de carne llevan grasa. Este es un pastel de carve. For lo tanto, ete.». Indudablemente, la ética es importante para los seres humanos en un sentido que 10 poseen los pasteles de carne, pero esa importancia no justifiea que hable- ‘mos de una ase especial de razonamiento. Todos teman al silogismo prictico como prueba. dadas las premisas. de luna conclusion, Esto es ast ya se tome el ejemplo del mis- mo Aristoteles: Ti2- SO INTENGION ‘Los alimentos secos convienen a todos les seres bumanos Este alimento es seco Yo soy un ser humane Esta ef una porcién de ese alimento, el cual arroja la conclusion: Este alimento me conviene o si, adoptande la forma de tratamiento propuesta por al igunce autores moderos, se presenta las primeras premises Ei mode imperativo, Notemo: que esos autores siempre ‘tilizan los términos «mayor» ¥ «menor» para las premisas el silogismo practico: considerando la definicién de estos términcs, podemos observar que no tienen ninguna aplica- cion enel stlogismo practlco de Avistoteles, aunque podrien uaplarse al modo imperative si incorporames el shaceds ‘al predicado de ans proposiciéa. Examinemos lo siguiente: Haced todo lo que evite un accidente de trafico. Tal accion evitaria un accidente de tralico. + Porle tanto: Haced tal accion. ‘Tanto éste como ot cjemplo de Aristételes preseniado mis arriba cbligan a Ia conclusién, Alguien que afirma aceptar [a orden inicial y la premisa féctica en el ejemplo del imperativa, tiene que aceptarse su conclusién, asi como alguien que eree en las premists en el ejemplo del categ’- rico tiene que aceptar su conclusion. El primer ejemplo posee la ventaja de ser realmente de Aristételes, al margen Ge le conclusiGn, pero la desventaja, on lo que concieme a ‘su practicidad, de que aun cuando la conclusion resulta Obligatoria, no. parece seguirse nada co respecio a hac: algo. Machos autores han sefialado esto, pero por lo general Io expresaa de una manera muy vaga, alirmando, por ejem- plo, que el razonamiento no obliga @ ninguns accion, aun CCONOCIMIENTO PRICTICO 113 que Aristételes parece prever que ésta es una consecnencia, Puede darse un sentico muy preciso a las explicaciones: vvagas que he mencionado, Resulia obvio que puedo decidir, basdndome en fundamentos generales sobre el color y otros. elementos, que, determinado vestido que se exhibe en un escaparate me quedaria muy bien, sin Ia consecuencia de {que se me acuse de algun tipo de incoherencia con respecto ‘8 mi decision si ne emire luego en Ia ticads y lo compro, fun cuando no existan impedimentos como faits de diaero, ‘etc. El silogismo en modo imperativo elude esta desvent Ja una persora que asezura aceptar las premisas resultaria incoherente si, cuando no se presenta nada que lo impida, no actua segua le orden particular con que finaliza el argu: ‘mento, Pero este silogismo adolece de la desveniaje de que la primera premisa, universal, es absurda’ » nadie podria, aceptarla por un momento si pensara en lo que significa, Pues normalmente existen cietos de cosas distintas ¢ in: compatibles que evitarian un accidents automovilistica, come quizas entrar 2a un aparcamiento que esta a la iz ‘Quierda y dejar el auoméuil allt, o entrar en un aparcamien. to que esta aka derecho v dejar el automévil all, El causante ce este enredo, aunque no es enteramente su culpa, es el mismo Aristoteles Pues él mismo distingwe el razonamiente sobre alguna materia en cientifico y prac- tico. El razonamiento ~demostrativo» era cientifico y se referia alo que es invarinbls. ;Como si uno no pudiera razonar acerca de alguna cosa particular no necesaria que iba a ocurrir excepto con mires a la accién! John conducira de Chartres a Paris a ura velocidad media de 50 kilometros por hore, empieza cerca de las cinco, Paris esta a 50 kilo- metros de Chartres, nor lo tanto Hegara a las acis. Eato 19 seria lo que Aristoteles llama una «demostracion» poraue. ssinos hacemos la pregunta de lo que John haré, ciertamen- 5. Desde luego, ningun autor ha propucsto ests slogizmo. No fobstante, debo ia idea de! mismp aun pasaje de lio de R.ML Hare, The Language of Morals, pas. 35 1a INTENCION te puede resultar de un modo o de otro. Peto a pesar de todo, el razonamicnto es un argumento que alirma que algo fs verdadero. Noes razanamiento practico: no tiene Ia for~ tha di un calculo de que hacer, auncue como todo fragme- fo de arumento =tebricds podria dovempetar un papel en dicho cleulo, as! que podemos aceptar_ con AristGceles, ‘gue el razonamiento practico esté esencialmente vineulado Gen lo que puede resultar de cistinto modo», sin pensar {gue csta materia es suficiente para convertir en practco el Tazcnamiento acerca de ella. Existe una diferencia de for~ qa entre el razonamiento que conduce a la accion y el faconamiento parm encontrar la verdad de una conch, Sin embargo, #-Arist6teles Te gustaba poner énfasis en la similtud entre los tipos de razonamiento, afirmando’ que Jo que sacurre» es lo mismo en ambos casos. En realidad hhay dos ipos de casos. Existe el slogismo tedrico y ambien el slogismo prdctico ocioso” que es simplementé un ejem- plo dela sala de clase, En ambos, la conclusion es «dha, por Is mente que la infiers Y existe el silogismo prictiso Propiaments dicho. Aqui ia conclasidn es ura accion cuyo fentido es mostrado por las premisas. las cuales, ahora, esti por asi decir, en servicio activo. Cuando Aristteles firma que lo que ocurre es lo mismo, parece querer decir que siempre s trata del mismo mecanisino psiquico por {edio del cual una conclusion es educida. Exhibe tambien los silogismos practicos con el fin de hacer que resalte su perccide con los silogismos probaterios. Inmitemes uno de sus ejemplos de la sala de clase coni- ridndole un contenido mocerne y verosimil: La vitamina X es buena para todos los hombres {imayores de 60 anon Los callos de cerdo contenen much vitamina X Yous un hombre de mss de 63 sos 6, De Mou Anima, VIE. 7. Ethics Neomachea, 11873, 27-28 * °-coNocmMmENTO PRACTICO 45 ‘Agu hay un plato de calles de'cerdo, Aristételes apenas enuncia la conclusién de un silogis- smo prictico, y en ocasiones Se reliere a ella como a una scciony en cofsecuencia podemos suponer que el hombre jue ha rellexionado sogan estas ineas ‘omars una porcion el plato que esta viendo. Pero, desde luego, nada impide jnventar una forma de expresion con la cual ese hombre ecomparie a su accion ¥ a la que podemos denominar la conclusicn en una forma verbalizada. Es posible presentar- 4) Por lo tanto, tomaré un poco ©) Por lo tanto, ¢s preciso que tome un poco © ©) Por lo tanto, me hard bien tomar tun poco. Ahiora bien, ciertainente nadie se sentiria inclinado a pensar ex a) como una propesicioa derivada de las premi- sas. Pero tampoco le son 5) y <), a pesar de que a primera vista parecen asemejarse en términos generales a la clase de sonclasin que habitaimente presctan ls comen- taristas: Lo que esta agui es bueno para mi Pero, por supuesto, en el sentido que pretenden darle de derivacion de las premisas, esto solo significa: «Lo que esta ‘aqui es un tipo de alimento que es bueno para mi, lo cual se halla lejos de significar que es preciso que tome un poco. ‘Ahora bien, la razén de que no podamos concluir «Es pre- ‘so que tome un poco> de las premisas no es en absoluto que no pedamos construir de ninguna manera premisas que, dde ser aceptadas, arrojen esta conclusién. Pues podriamos hacerlo y sin dificultades, Slo necesitames alterar ligera- ‘mente la premisa universal Es preciso que todos los hombres’ mayores de 60 aiios coman todos Jos alimentos con vitamina X ‘que se les ofrezcan 6 ~~ INTENGION Ja eval, junto a las otras premisas, levard a la conclusion ‘expresada en Ia forma «Es preciso que tome un poco» de un iodo totalmente satisfactorio. La nica objecién consiste fon que la premisa ex absurda, comollo habria sido Ia varian- te correspondiente para la premisa universal de Arist6teles: ‘Todos Ios seres humanos necesitan comer todos los alimentos secos que vean. En suma, la «universalidad> de la premisa universal de Aristoteles se encuentra mal situada para arrojar cualquier ‘conchusién por via de la derivacion, ‘Solo las premisas generales negativas tienen la posibili- dd de evitar esta clase de absurdo. Ahora bien, éstas, aun aceptandolas como premisas pricticas, no conducen a nil gana accién particular (por lo menos ao por si mismas ai por un proceso formal) sino dnicamente a no hacer deter- Iinadas cosas. Pero lo que Aristoteles queria decir media: te el razonamicnto practico se referia, indudablemente, al razonamiento que levaba a la accién. no a las omisiones. Ahora bien. cuando un hombre se formula estas considers iones, como las relativas a la vitamina X, y termina por tomar un poco del plato que tiene eafrente diciendo, por ejemplo, «Por Jo tanto, supongo que es preciso que Tome un poco», puede afirmarse que ciertamente ert raz nando; por otro lado, resulta evidente que éste es otf0 tipo cde razonamiento que aquel que lleva de las premisas a una ‘onclusién de la que constituyen una prueba. Y creo que {ncluso es posible sefalar que (salvo con respecte a, por jemplo, tabajar en aritmética o danza, es decir, en las Profesiones o las artes, que Aristoteles llamaba rézva.) no ‘Existe ninguna regla positiva general del tipo «Haced siem- [pre Xe 0 eHlacer X siempre es bueno, necesario, convenien- fe, algo aul, apropiado, etc.» (donde X describe una accion specifica), que tna persona en cus cabalés acepie como, ‘punto de partida para razonar qué debe hacer en un caso (A menos, claro esta, que esté acompafada por cliusulas de excepeién como: «Si las circunstancias no 19- uy De esta Jones generales como +La vitarni- na Ces buena para Ia gentes (que deade hvego es un asuinto médiec) puedan ocurrrsele a una persona que esté pensan- do qué va a comer, las del tipo «Hacer tales cosas especifi- eas en tales cizcunstancias siempre resulta convententes rnunca son posible, si se las toma cstrictamente, para una persona sensata, fuera de determinadas artes 4. Pero, podemos preguntarnos, aunque querames se- guir a Aristiteles, znecesitamos confinar el termino «raz0- ‘namiento practico» a casos de razonamientos pricticos que Parecen muy semejantes a los razonamicntos de comprobe- i6n? Pues «Quiero una vaea Jersey: en el mercado de He- reford hay buenos ejemplares, por Io tanto ire alli» parece- ria tambien un razonamiento prictico. 0 «Si invito Xe Y, se producira una atmésfera tensa por lo que X dijo recien ements sobre ¥ y como ve sintio ¥ a causa de ello, Por lo tanto, se invitaréa Xs». O también: «Fata persona se mos. {rd muy agradable la dltima vez que nos encontramos, por lo tanto iréa visitarla>. Ahora bien, Aristoteles habria sefia- lado que en el ultimo caso lo que incita a la acci6n es un simple «deseo» en un seatido especial (#0, la carac- teristica de esto consiste en quc la premisa se refiere a algo sencillamente agradable Sin embargo, el punto que aqut él discute es bastante ajeno a nosotros, porgue no hacemos demasiadss distinciones entre una clase de deseo y otra, y hos mueve a preguntar: :no es algun sentido de! deseo, © decir querer, lo que incita la accién en todos los eases? ¥ ‘todos los casos» comprenden, desde luego, » los que po- Seen un aparato de generalizacicnes tan grande como se prefiera con respecio a la moral, ls medicina, la cocina, los netedos de estudio‘ los medios de conseguir votos 0 gata tizar la ley y el orden, junto con le identificacién de los Por supuesto, esto es verdad v constituye un punto en el aque insiste el mismo Aristoteles: el dxzy (el punto de parti- ds) es £0 doeatdy (la cosa querida). Por eremplo, el hecho de “INTENGION 18 {que los actuales manuales escolares de geometria presenten tuna demostracion deficiente del teorema sobre los anguios de la base del triangulo isésceles no quiere decir que el maestro los descarte 0 los utilice para eliminar las inexsc- titudes de su clase,'si no quiere impartir solamente demos- ‘raciones geométricas correctas. Dirt que no importa; la emostracion cuclidiana, Pons Asinorum, es demasiado ccompleja, y en todo caso Euclides comienza (podria oxpli- car) con el supuesto Injustificada de que un par determina- do de circulos se cortan. 2¥ vamos a indicarles ios proble- ‘mas del axioma de las paralelas a los escolares y a tratar de censefiarle geometria no euclidiana? Y hay muchas otras objeciones similares, Todo esto oscurece el punto eseneial, el cual consiste en que, para bien 0 para mal, el maestro 20 quiere impartir solamewe un razonamlento geométrico ‘correcto, Resulta pertinente entonces averiguar qué quiere ‘hacer. Suponyamos que contesta con una franqueza razona- ble y explica que quiere conservar su trabajo, ocupar st tempo en sensefar» y ganarse su salari Esta pregunta, «Qué quieres)», no constituye wn in. terrogante caido del cielo, como «Qué quieres de la vida», formulada en términos generales al calor de la chimenea, En el conterto, es la pregunta «Con qué objeto estas ha: clendo X, Y y Z?», que representan a sus acciones, En otras palabras, os una forma de nuestra pregunta «Por qué», pero con un aspecto ligeramente diferente. Si lormulamos ‘esia pregunia a una persona con respecto a lo que esta hhaciendo, «con qué objeto lo haces, es siempre mas allé de Ja ruptura en que nos detuvimos en el § 23. Pues aunque un hombre sesté haciendo lo que «quiero», como nuestro ‘maestro imaginario, nunca lo logra por completo. al menos hhasta el final del tiempo en que lo quiere (que puede ser el término de su vida). 35. En cuatro de los silogismos praiticos que nos da Aristételes aparecen las expresiones «corvienes, wdeberia» y sagradable». Las cuatro premisas universales a las que ‘nos referimos son: RAZONAMIENTO PRACTICO 19 4) 108 alimentos secs convienen a todos los hom- ‘bres B) #¥os deberia probar todo fo dulce ) Todo lo dulce es agradable Tal persona deberfa hacer tal cosa Las tres primeras provienen de la Erica « Nicémaco, la ‘cuarta de E/ elma; en esta stima, Aristételes diseute sobre To que pone en movimiento fisico a un ser humano, y el ‘universal 4) es silo un esquema de una premisa universal La inclusion del «d:beriae en ella ha contribuido induda- blemente 2 la opinion de que el silogismo prctico es esea" clalmente ético, pero tal epinién no resulta yostenible; éste rno es un pasaje ético, y Arist6teles no sugiere en niagun lugar que el punto de partida sea otra cosa mis que algo querido, Al pensar en el término para edeberias, stendria (quer, etc. (Bei) come aparece en Aristoteles, debertamos Tiacetio de acuerdo a come se presenta en el lenguaje comin (eo decir, como acaba de aparecer en osta frase) ¥ no sdlo ‘como en Tos ejemplos de ediscurso moral» que dan los fild- sofes étices. Que les atletas deberian entrenar constante mente, que las mujeres embarazadas deberian vigilar su ‘peso, que las estrells de cine deberian cuidar su publicidad, Que debemos cepillarnes los disntes, que (no) deberiamos ‘ser exigentes con nuestros propios placeres, que (no) debe- ‘amos decir mentiras «necesariass, que los moderadores de los debates deberian evitar contacto las nimiedades, ‘que la persona que aprende aritmética debe demosirar cier= ta precision, que las maquinas necesitan ser hubricadas, {que las comidas tienen que ser puntuales, que (n0) deber ‘mos estudiar los métodos del «andlisis linguistico» de la Filosofia de Aristbteles; una bueza seleccién de ejemplos, ros ocuparames de reunirlos, nos convenceria de que «de~ beria> constituye un término muy maleable que puede apli- carse en contextos ilimitades, y se puede presuponer que debido a esta caracteristica Anstoteles eligid un término ‘griego mas o menos afin para incluir en la premisa univesal INTENGON del esquema de su silogismo practico. El caso 6) parece presuponer una situacién en la cual la premisa se aplica a alguien. por ejemplo, como una instruceién a un ayudante de cocina en una eventualidad especial. Aristoteles no esté dando aqui® una fatil teoria mecinica sobre la forma en {que operan las premisas para arrojar una conclusion: por ejemplo, dada esta curiosa premisa junto con la informa- cién «Estoes dulce», la accién de probar se produce meci- nicamente si nada lo impide. Observamos que esta premisa posee la universalidad requerida para obligar a la conciu- sion a Ia persona que la acepte; precisamente por esta ra- 26n resulta absurdaa menos que sela resirinja a una situa- cién particular, 0 a menos que debamos imaginar a una Persona que le gustan los dulees de un modo obsesivo. De este modo no existe nada necesariamente ético en el ‘ermine «deberiae que se presenta en la premisa universal de un silogismo practico, al menos en lo que concierne a las, observaciones realizadas por Arisidteles, que invento el ‘concepto. Pero encontramos «deteria», «convienes 0 «agradable» (© slg otro termina valorativo) en todos los ejemplos que Si properciona, y parecs razonable preguntar por qué. Si el punto de partida de un silogismo practico es algo querido, épor qué la primera premisa no es «Quiero..., como en el eemplo «Quiero una vaca Jerseys? Segin creo, se trata, seguramenie de un caso de razonamieato practic. Pero not conduciria a error ineluir el «quiero en una, premisa si vamos a dar una explicacién formal del razona- miento practico. Para comprencer esto, necesitamos tener ‘en cuenta que no todo lo que he descrito como pertenecien- tea la categoria de «razones para actuare puede tener un lugar come premisa en un silogismo practice. Por ejemplo, Asesiné a mi padre y por ello voy a matarlor no es en absoluto una forma de raroramiento, cymo tampoco «Lo ‘admiro tanto que por ello voy # suscribir la solicicud que 8. Ethice Nicomachea, 11873 28 RAZONAMIENTO PRICTICO mi est promocionando». La diferencia radica en que no existe lun calculo en estos casos. La conjuncién «por ello» n0 es neceseriamente un iedicio de calcul. Se puede objetar: «Si se puede denominar razozamien- toa “Fue muy amable...por ello voy a vieitarlo", cpor qué no ocurre lo mismo con "Lo admire tanto... por ello 7oy a firmar"?» La respuesta consiste en que el primero tampoco 5 un razonamiento 0 céleulo, si ests indicando, por ejer plo, que voy a corresponder a'su amabilidad, y que ésta 2s 4a razén para hacerle una visita: pero sf lo qe se sugiers fs: «Por ello probablemente seré agradable verlo otra vec, asi que lo voy a ira visitars, entoness se iraia de un Tazo. namiento: y desde luego, tnicamente desde sste punto do vista se dice que «deseo» en su sentido restringido (énde- ia) proveca la accion. ¥ de un mode semejante: «Lo admic ¥y [a mejor forma de expresarlo sera firmando. por io tanto firmaré..» consiituye un caso de caleulo, + si este ce ‘el pensamiento pedemor hablar una ver mis de razona- miento prictico, Desde luego, puede aresentanse lo siguien. te: «El se mostrd amable... como puedo corresponderie,.? Le voy a hacer una visitas, y asi este caso asume la forma de un cdleulo. Aqui la correspondensia, segiin esa descrip. ion, se cenvierte en ei objeto de un desso, pero eu es el significado de «una correspondencia»? La lorma primitive, ‘espontanea, yace tras la formacion del conespto seorrespon. dencia», que une ver fermado pueds convertirse ea ol objeto de un deseo; pero en el caso primitive y espentineo la forma es «Se mostré agradable conmigo... Lo voy a visitar™ ¥y Ocurre lo mismo con {a venganza, pues unia vez que existe clconcepto «venganza» se puede convertir en objeto, como en el caso de Hamlet, Siempre debemos recordar que un ‘objeto no consiste en gué es lo que se tiene en mente; sine ue la deseripcicn segin la cual se tiene en mente constit. ye lo que se dnomina el objeto, Luego, «Quiero esto, por lo tanto voy a hacerlo» tampo: co ¢s una forma de razonamiento prictico. La funcidn de querer en el silogismo prictico es may diferente de la No importa cémo esté deserite en 12 INTENCION la proposicion que consttuye el punto de partida del argu reno, debe set cuerido con el finde que el razonamiento Sradusea a una secon, Entoncer la fermsla «Quiero une Soca Femey, tienen buenos clemplares en ol mercado do Hnreord, por lo tanto i lis, se hallaba mal concebida flee el punto de vista formal: el razonamiento rriction Selo debe expresarse con Ia formule «Hay vacas Jersey €2 fl mercado de Hereford, por lo tanto iré ali». De igual, ‘modo, «Los alimentos seco» (Sea lo que fuere lo que Ari {Gesles guise deci con eller pareve tne extra tear die {elica) econvienen & todas las pervonas, ete, por Lo tanto omar un pcs de esto es ua fazonarniento se sito se le ‘curs a algwien que quiere tomar alimentos convenien- tes, En otras palabras, al menos acabara en la conclusion lsicamente para la persona que quiere comer alimentos foropiacor.Alguiea que noexperimenta ese deseo bien pue- Ge seguir el ealculo oe razonamienio, pero oma la core sion 9 la cambiaca por. «Por lo tanto, comer este seria ‘hueno (me apeteciers tomar alimentos que me conven: gents En termes generals, podemos decir qu el razona- Iniento cue conduce a una accion nos permite ers lo que {ueria el hombre que lo siguis, por ejemplo, que probable- fhonte queria ver, Comprar o robar ana vaca Jersey ‘Eute una diferencia entre las dos proposciones: «Hay buenas racas Jersey en cl mereado de Hereford y oLes alimentos secoo convionon a todes los hombres, suponion- Je gue amas se prosenten como premisas pricteas, «8 Gecit que cl hombre que wtliea a primera marche a Here- ford, ye. que utiliza a segunda tome un poce det plato que tiene enfrente, cryendo que es alga tipo de aimento sco. Enel primer caso, se puede lormular la pregunta: «cPara Que quieres una vaca Jersey?n; pero la pregunta «¢Par= que iors alimentos quo fe convengan?»signifiea en todo caso Soja de pensar on a comida como buena o mala Semin lo dia, por ciemplo, alguien que prefere que Ia sente disinite sercllamente de si comida o que ere que el hom- bre e hipocondtriac, “°° BATONAMIENTO PRICTICO ns 36. Una creenicis popular es que la gente puede querer ‘cualquier cosa, es decir, que en «A quiere X», «X abarca todos los objetos 0 sitiaiones que se puedan describir Esto os inéostenible; por ejemplo, Ia variedad se halla res. tringida a los objetos presantes 6 fururos y alae situacionos futurss; pues aqui no nos interesan les deseos ociosos. La caracteristica principal de un deseo ocioso consiste en que ‘un hombre no hace nada, ya pueda o no, para el cumplic ‘miento de su deseo. Quiza la creencia poplar que he mea- cionado podria convertirse on corrects oi se mitara al acio de desear. La expresi6n mas primitiva de este acto es, por ejemplo, «(Si tan s6lo...!+: i tan s6lo pudiéramos medir V2, 081 atin viviera Helen, oestallara el Scl, o pudiera tener la Luna en la palma de Ia mano, 0 no hubiera caico Trova, 0 fuera millonaria. Se aia de una forma especial de expre- sion, para !a cual hay un tono de vor carscteristice que apropiado, y tal ver rasultara instmetivo preguntarmos cudntes de estas formas se excventyan identificadas (por ejemplo, en un idioma aprencido por el us): pero ello’ no os interesa aqui Desde luego, «querers puede aplicarse al aguijon del deseo que surge ante el pensamiento> Ia vistade un objeto, ‘aun cuando no se haga nada para obtenerlo, Ahora bien, cuando el objeto que despierts una sensacién de anhelo es cierta situacién futura para la cual existe por lo menes alguna probabilidad, el acto de querer, que puede denomi- arse anhele si es sosteuldo, tal vez resulte apenas distin- guible del deseo ociozo: a medida que cl objeto se vonibe més como una probabilidad, el deseo se vuelve mas un acto de querer, si no se evapora ante la probabilidad. Ese ac to ce querer es esperanza. Pero querer, en el sentido de aguijon del ceseo, resulta compatible con no hacer nada en sbscluro pars obtener lo que se quileie, aun cuando se pte a hacer algo: aunque esperar que ocuira algo que se halla centro de nuestro alcance tratar de provoear y aun as’ no. hacer nada para que se produzca, constituye una esperanza de un tipo bastante envilecido; 0 eesperar que suceday, sun- ue no realice nada de 1o que s® que podria hacer para que ws INTENCION se produzca, es mis bien «esperar que suceda six que yo haga nada para ellov: un objeto distinto del que implica la primera esperanza. ‘Sin embargo, el acto de querer que nos interesa no es el deseo ni la esperanza ni la sensacion de deseo. y de él no puede decirse que exista en un hombre que no electiia nada para obtener lo que quiere. El signo primitivo de querer es raiar de obtener, lo cual desde luego s6lo puede adscribirse a criaturas dotadas de sensacion. En consecuencia, no se trata de un simple movi- iento ni de avanzar hacia algo, sino que es esto realizado por una criatura de la cual puede decirse que conve el ‘bjeto. Por otra parte, el conocimiento en si mismo no pue- de describirse en terminos independientes de la volicion; la ‘adscripcia del conocimiento sensible y de la volicién van ‘unidas. Una nocion que siempre ha estado implicita en el fenomenalismo 3 que, por ejemplo, el conocimiento del significado de los términos para les Se vuelve ligeramente equivoco y, por lo tanto, lo susttul- ia por la forma mas comnun: «NO es elcato que para todos foe X) ‘De tal modo, los problemas especiales relacionados con las descripsiones indefiniéas no llegan a crear dificuliades peculiares en sn explicacion del acto de querer la difleul- Tad en cate cazo es Ia de po general que surge cuando el dbjeto querido no es algo que exista o que el agente crea que existe, Pues hablames de dos caractersticas que se hallan presentes en el eacto de quere»: el movimiento ha- cia un Gbjeto ¥ et conocimiento, 0 por lo menos la opinién de que cl objeto se encuentra ahi. Pero si ai siquiers se cree ‘que el objeto querido existe, como cuando éste es una situa~ ‘dn Futura, debemos hablar de una idea, en lugar de un ‘conocimiento u opinion. Y nuestras dos caracteristicas se RESTRICCIONES DEL AcTODE QUERER 27 transformian en: cierta clase de accién 6 movimiento que (por lo menos asi lo supone el agence) sirve para lleara un objeto y la idea de ese objeto. Los otros sentidos de «querer» que hemos sefalado no poseen ningun Inieres para un estudio de la accion y la Inteneiém 37, dExisten otras restricciones, ademis ¢e las ya men- cionadas, sobre los objetas posibles del acto de querer, cuan- 1 la idea de ia cosa que (es realidad) es querida se expresa en la primera premisa de un silogismo prictico? Podemes ecir gue no hay otras restreciones absolutas, pero existen algunas quc son relativas. Pues, como ya he obscrvado, si 3 temples como premisa: «Hay buenas vacas Jersey en el mer- ‘ado de Hereford». entoncss cabe la pregunta: «2Para qué ‘quieres una vaca Jersey?+ Supongamos que la respuesta es «Una vaca Jersey satisfaria mis necesidades», ¥ de hecho es esto 0 una forma de esto le que Aristoteles acepiara como primera premisa; segan la forma que eligi, el Fazonamien- to ae expresariain!) A todo granjero que tenga ans granja como la ria le vendria bien tna vaca con estas y aquellas ccualidades. 2) por ejemplo. una Jersey». Ahora bien. no hav lugar para otra pregunta: «cPara qué quieres “lo que te vendria bien"? Es decir, la premise que ahora se ha dado ha earacterizado al objeto querido como deseable {Pero n0 cs todo querible, 0 por lo menos quizts obsent- ble? A quien picnos esto le resultaré imstructivo abordar a tuna persona y decirle: «Quiero un plato de lodo» 0 «Quie- ro una ramita de fresno de Texas». Probablemente le pre- sguntarin para qué, alo cual supongamos que contesta que tm lo quiere para nada, s6lo lo quiere. Es probable que la ira persona te de cuenta entonces de que todo el asanio no 3 mas que un cjemplo fleséfico y no siga adelante; pero supongamos que no se percata de lo vque aun asi no des- pide a nuestro komore como a un loco chariatan, ¢n0 irataria de descubrir en qué sentido el objeio deseaco es deseable? ;Sirv: como simbolo? Hay algo placentero en 4? (El hombre lo quiere para tencr algo que pueda lamar 128 INTENCION propio y nada mAs? Ahora bien, si la pregunta es: «Los fildsofos ensenan que cualquier cosa puede ser un objeto del deseo, de modo que no me es preciso caracterizar a ‘estos objetos como deseables en algun sentido: sOlo ocurre ‘que los quiero», entonces resulta una evidente tonteria. ‘Pero no puede un hombre tratar de obtener cualquier ccosa qu: sea obtenible? Ciertamente, puede ir en busca de los objetos que ve, tomarlos y guardarlos cerca de él; qui- 22 los proteja luego celosamente para que no desaparezcan. Pero enionces el 3 ir sentidar detae ‘son sus pectenencias, la: quiere para poseerlas; puede ser tun necio, pero su «acto de querer® resulta reconocible en tanto que tal, De modo que é! quiza puede decir: «Quiero tun plato de lodo», Ahora bien, con frecuencia decir «quie~ ror es una forma de que nos den algo; por lo tanto, supon~ gamos que cuando una persona afirma, sin que venga Eolacion, «Quiero un alfilers y nieza que lo quiera para flgo. xe lo damos y observames que hace con él. Imagine- mos que To toma, sonrie y dice: «Gracias, mi deseo se ha ‘cumplidos. Pero qué hace con el alfler? Si lo deja a un la- ddo y se olvida de él, Zen qué sentido era verdad que queria lun alfiler? Utilizo estas palabras, cuyo efecto fue que le digrames lo que queria, cpero qué razon debemos ofrecer ide que quisiera un alfler ms que ver si nos tomébamos la tiolestia de darcolo? ‘No se trata de un simple problema acerca de qué es ¥ qué no es o habitual en las maneras de querer. No resulta Claro en absoluto qué implica decir: este hombre sencilla- mente queria un alfiler. Desde luego, si posteriormente tie- he el cuidado ce llevarlo siempre en su mano, o por lo ‘menos durante un tiempo, quiz podamos sehalar: al pare cer, realmente queria ese alfiler. Entonces, tal vez, Is re puesta a «;Para qué lo quiere?s fuera «Para llevarlo conmi- 0», del mismo modo en que un hombre quiere una vara. Pero en este caso vuelve a presentarse una caracterizacion posterior: «No me siento comodo sin él; es agracable tener lo». y otras explicaciones, Decir «Simplemente quiero estor, [RESTRICCIONES DEL ACTO DE QUERER 9 ‘sin ninguna caracterizacion es despojar a la palabra de su sentido; si insiste en «tener» el objeto, queremos saber a qué equivale «tener*, ‘Los términos de Aristételes: «deberia+, «coavienes, sagradables, constituyen una caracterizacién del objeto ai Que se aplican como deseable. Tal caracterizacion tiene como consecuencia que ninguna otra pregunta sobre el para qué, relacionada con la caracieristica que ast apare- cc en una premisa, necesite de una respuesta. Hemoa visto due, al menos en ocasiones, la descripctin de un objeto ‘querido se encuentra sujeta a dicha interrogante, ¢s decir, festa pregunta sobre !a descripcion requiere efectivamente dde una respuesta, Esta seria entonces la razin de que las formas del siloginmo pricsico de Acistoteles nos brinden cesas primeras premisas Aristételes nos brinda ur nuevo silogismo practico cuan- do observa que «Un hombre puede saber que las car- ligeras son digeritles v sanas, pero 20 saber qué carnes son ligeras».” En este caso, «digeribles y sanas» no parece ser tna descripeion de deseabilidad pura, Peto como sano significa bueno para Is salud, y la sale ex por detinicin ol ‘buen estado general e! organismo fisico, la caracterizacién resulta conveniente para una primera premisa apropiada y no necesita finalizarse con, por cjemplo, «La saltad es un bien humanos (una taacelogia) 38. Consideremos ahora un caso verdadero en el cxsal la ‘caracterizacién de deseabilidad ofrece una respuesta final a la Serie de preguntas sobre el «Para qué?» que surge <0 tormo a una accion. En el estado presente de Ja flosofia, parece nevesario seleccionar un ejemplo que no se halle ‘oscurecide por ol hecho de gue se pone en juego !a aproba- cién moral por parte del autor o del lector, poraue tal aprobacién es en realidad irrelevante para las caracteristi- ‘eas logicas del razonamiento practica; pero si se la evoca, 9. Ethica Nicomachea, 1146 18 130 INTENCION puede parcoer que desempefia un papel significative. Los hazis, por haber sido execrados casi universalmente, pare: (Cen proporcionaraos un material adecuado. Supongamos Ge tigunce nazis han caido en una tramps ea ls cal sin duda moririn. Cerca de ellos hay un campo lleno de nios Jjudios. Uno de los nazis elige un sitio y comienza a montar lun mortero. Por qué este lugar? Cualquier sitio con tales 0 ‘ales caractristicas servi, y este las ene. For que mon- far el mortero? Es la melor forma de matar sis judi Por qué matarnifos jus? Es propio de un nazi. si va a morir, pasar su Gltima hora exterminando judios. (Yo soy un nazi, ésta es mi titima hora, aqui hay algunos judfos.) En este punto hemos legado a una carsctertzacion de de- seabilided que pone fin'a las preguntas sobre cl «¢Para que En apariencia, Aristteles habria scstenido que toda ac- ion levada a ecto por un agente racional podia estipular ‘sis razones hata llevar a una premisa que centsviera una caracterizacion de deseabilidad, y como heros visto, existe lura juoticacion razonable para sete punto de vista siem- Dre que se prodiuzea un cdlculo de medio a fin 0 de las Ianeras de realizar lo que uno quiere. Desde luo, «diver sions tambien es una carscterizacion de deseabilidad, o sagradables' «Tal o cua) clase de cosa es agradable~ con UUnaye una de Its poalbles primerss premises, ¢Per0 10 po- demor hacer que cuslguier cora resslte agradable? Todo parece depender de lo que sienta el agente hacia ella. {Pero 3 posible hacer que cualquier cosa lo esulte> maginemos ‘gue decimos «Quiero un alfler» y que cuando nos pregun- tn por qué contestamos: «Pata diverurme> o «Porque e> agradable-..Nos pedirian que expliciramos nuestra respucs tade modo que resulte al menos lejaramente verosiml que ‘aqui hay un placer, Hobbes"® creia, quizds erréneamente, aque ro podia evistir algo como el placer en la mera crus: ad, simplemente en ef sufrimiento de oto: pero n0 se 10. Leviachan, parte I, cap. VL [RESTRICCIONES DEL ACTO DE OUERER BL hallaba tart equivocado como prebablemente pensamos.'Se ‘equivocaba al sugerir que la crucldad debia de tener un fin pero es cierto que debe.de tener un sentido. Para definir este placer, la gente evoed nociones de poder, o tal vez de resistencia ante el mundo, 0 quizé de excitacién sexual. Nadie necesita ilustrar los placeres del alimento y la bebi- da con esas explicaciones. Tas expecificaciones de Aristételes para la accién de un. ‘agente racional no cubre el caso de «Simplemente lo hice, ‘Sin ninguna razén en particular». Pero cuando esta respues- {@ es genuina, no existe un caicuio y, por io tanto, tampoco hay premisas intermediss (como «Cualquier sitio con tales y cuales caracterfsticas sar adecuado pars montar mi mor- {eros y «Esta es la mejor forma de exterminar nitos judios») gue permitan insistir en la pregunta «Para qué?» Por lo tanto podemnos observar, como hemes hecho, que esta clase de accion «sin ninguna cazin en particular» existe y que en ‘stecaso no se produce una caracterizacion de deseabilidad, lo cual sin embargo no demuestra que la peticion de esta ‘ltima, siempre que haya algin propésito, sea un error. ‘Con «s propio de un razi, si va a morir, pasar su dl- ‘ima hora exterminando judios», hemos llegado entonces aun término en la investigacion de ese orden particular de razones al cual Aristételes dio el nombre de spricticase. O también: hemos aleanzado ol pusto de partida primordial ‘yo podemos seguir adelante. (La pregunta «For qué ser ‘un nazi?» no censtituye una continuacion de esta serie; se irige a una de las premisas particulares.) Cualquier premi- sa, a1 verdaderamente funciona como primera premisa en lun caso de «razonamiento practico» contiene la deseripcign de algo querido: pero con las intermedias surge la interro- gante «¢Para qué lo quieres?», hasta que finalmente lega- mos a la caracterizacién de deseabilidad, para la cual esa pregunta no se planiea, 0 si se formulara no tendria el Trismo sentido, como vimos en el ejemplo del «alimento Pero al sefialar lo anterior, no intento sugerit en modo alguno que no se produzcan desaprodaciones u objeciones 12 ITENCION de Ia primera premisa o de que se la haya convertido en prismera premisa. Tampoco estoy pensando en un disent- Imlento moral; prefero dejar esto fuera de mi exposiciéa. ero existen otras formas de cesaprobarla o disentir de ella. La primera consiste en afirmar que la premisa es falsa, como tn expecialsta en nutricion podria alirmar que las opiniones de Aristoteles sobre los alimentos secos $00 f sa, Es realmente propio de un nazi exterminar judios,pue= de decir el eritico, pero existe un sacramento nazi sobre [a muerte quees lo verdaderamente propio de estos individuos ‘cuando vana mort s tienen tiempo para cumpliro. O bien eleritico puede negar absolutamente que exterminar judlos sea propio de un nazi en cuanto tal Sin embargo, ambas ‘egociacionesserian incorrectas, de modo que podemos pa sar rapidamente a otras formas de reparos. Todas ellas ad- riten la verdad de Ia proposicion y todas salvo ura se ‘oponen al deseo ée lo que se menciona, a saber, realizar lo Qe es propic de un nazi ala hora de si muerte. La.que no Se ofone dice: «Si, #80 es propio de un na, pero esto otro Ices iguslmente propic: zpor qué no iba a hacer algo que ceirara en cambio en este descripeéa. «x decir?» Oura firma: «Clertamente, pero en este momento be perdiéo todo interés en hacer io que es propio de un nazi». E inche- $0 otra senala: «Aunque ello es realmente propio de un fazi, no es absolutamente necesario que proceda as El fziamo po siempre exige que un hombre se esfuerce hasta el limite. no estan inhumano: no, ser un buen nazi resulta {ctalmeste compatible con dejarsc llevar por peasamientes elicados y tiernos acerca del hogar, la familia y los ami- ‘es, entonar nuestras canciones y beber a a salud ée quie- bes amamose. Si alguna de estas consideraciones le pasan por hr mente, el silogismo practco particular de auestro hazi orginal flla, aunque no debido a una falsedad en la premisa incluso de acuerdo con él mismo, ni por una falta ef su calcul practic. [RESTRICCIONES DEL ACTO DE QUERER 133 39, Un argummento étco (formal) contra el nazi podria opener quis la nocién de lo que un hombre debe hacers!! 4su premisa origial, estipular una posicién a partir de Ja cual se siguiera de manera incidental que no es propio de un hombre ser nazi puesto que un hombre no debe hacer 1b que resulta propio de un nazi. Desde luego, imaginar lo anterioc constituye un mero juego académico; si el hombre {que posee la objesién moral fuera sazaz, adoptaria uno de lbs tres ltimos métodos mencicnados de oporerse al héroe, de los cuales el. primero seria con toda probabilidad el Inejor. Pero con Zecucneia se formula de uno u otz0 modo In siguiente (y vaga) pregunta: si finalmente se requieren caracterizaciones de deseabilidad para una accin intencio- pal, clas que Se relacionan con el bien humano en tanto que fal fen contraste con lo bueno de las estrellas de cine o de Jos comerciantes) no deberian ser de alguna oscura manera compulsivas, i se cree en elas? Asi Pues, una persona que las capta correctamente debe ser buena, 0 por lo menos (ogicamente) debe seguir un curso de accion dentro de cier~ to Tango permitido ose deshonrara. Tambien esta idea sub- yace a lt nociéa de que el slogismo prictico es etic ‘Con frecuencia se cee que en cierto modo Mal, sé té smi biens carece de sentido. Sin embargo. en este caso todo Jo que nos interesa ss que «Qué hay de bueno ex ello?» conttituye algo que puede preguntarse hasta liegar y haccr {nteligible una caracterizacion de deseabilidad. Si entonces la respuesta a cea progunta es, en cierto modo, «Le bueno de ello consist en que «5 malo». la misma no necesita ser inteligible; se puede seguir adelance y decir: «¢¥ qué hay de bueno en que sea malo, cuva respuesta podria ser la 11, gPero no revulia perfectamente posible decir: +En esie momenta he perdido todo interés en hacer lo que es propio de un, hhombres? Si AristOteles penso otra cosa, indudablemente se equi- voeaba, Sespeco que cfeia que un hembre no podia carecer de este interes salvo at se hallaba bajo le influcnca de une pasion Aesmedida o por Ia srusticidads (dyoouda) es decit. [a insea- sibllidad, condena de Jo bueno como impotente,exclavizador y me- diocre. Entonces lo bueno de convertir el mal en mi bien es ‘mi libertad iniacia en la insuunisionde mi voluntad. Bowen ‘et muiples: el bien es multiforme, y tode lo que exise hnuestro concepto,de «querer» es que un hombre debe con- siderar lo que quiere segin el aspecto de algo bueno. Una serie de pedazos de hueso de tres pulgadas de largo, si constituye el objetivo de un hombre, es algo de lo cual querriamos escuchar una apreciacién antes d= que lo poda- ns entender como objetivo: resultariaafectado deci: «Uto puede querer cualquier cosa y yo senciliamente quiero esto», [pues en realidad un coleccionista no se expresa asi; nadie lo hace, salvo por irritacién y para poner fin a un interrogato- Ho fastidioso, Sin embargo, cuando un hombre busca la salud o el placer, la pregunta «¢Qué hay de bueno en ello?» career de sentido. En cuantoa las razones contra el hecho de que una persona convierta a una de ellas en su objetivo ‘principal, y si existen Grdenes de bienes humanos, por ejem- plo, st algunos de elios son mas elevados que otros, y si en {al caso es preciso que un hombre prefiera siempre los mas slevados sobre los inferiores,”* y a qué costo, es un proble- ‘ma que perteneceria a la ética suponiendo que exista tal Giencia. Todo lo que aqui me interesa sefialar es que el hecho de exigir alguna caracicrizacién de deseabilidad no Lene siquiera la menor teadencia a demostrar que 1olo se halla dotado de alguna clase de necesidad relacionads con el acto de querer. Pero aun asi puede ser cierto que el hombre que dice «Mal, sé ti mi bien» en el sentido que describimos esta cometiendo errores de razonamiento. Esta ccusstion pertenece a la ética. 40. La conexién conceptual entre «querer* (en el semti- do que hemos aislado, pues desde luego no estamos hablan- 12, Sigucodo a Hume, aunque wo en espiritu, nego por sie pusste que esta preferencia pueda ser co cuanto tal vexigida por [a razéas en ningun seatido. EL OUERER YELBIEN 135 do del eyo quiero» de un aifio que Hora por algo) y el ‘bien puede compararse con la eonexion conceptual entre Sjucior y «verdad», La verdad es el objetivo del juicio y el bien ev el objetivo del acto de querer: de ello no se sigue que todo lo juzgado deba ser verdadero ni cue todo lo ‘Querido deba ser bueno. Pero existe también cierta diferen- ‘dia entre estos pares de conceptos, por cuanto no es posible ‘explicar la Verdad sin introducir como su objeto el razona talento, el juiclo © las proposiclonss, cusas relaciones con das coms corocidas © jusgadas consiruyen ia verdad: ia verdad» se adscribe a lo que posee la relacién, no a las ‘coses. Con el «bien» y el «acto de querer» ocurze lo contra Tio; segun hemos visto, la explicac‘on del «acto de querer» introduce al bien com 51 objeto, ¥ el bien, sea de una u tice clase, se halla adacrito priacipalmeste a las cosas, no Sl acto de querer: uno quiere una buena tetera, pero poste tuna idea verdadera de una tetera (como opuesta a querer tuna tetera bien 0 a fener una idea de una tetera verdadera). El bien se encuentra adscrito al acto de querer en virtud de io bueno (no de la efeenvizavion) de lo que se quiete; mlen= teas que la verdad se adscribe inmediatamente ales juicios Yen virwud de lo qua er realmente el caso. Pero, nuevamen- ie, la nocién de bien que debe ser introducida en una expli- cacién del acto de querer no se refiere alo que es realmente tbuero, sino a lo que el agente concibe como bueno; lo que Gite quiere tendria que ser caracterizado como bueno por 4, si podemes supencr que so sc halla incapacitado por la incoherencia. Bn cambio, cuando explicamos la verdad como un predieado de fos jaicios, las proposiciones 0 los ensamientos, tenemos que hablar de una relacién para la ual acuélla realmente Io s, y no solo de lo que parece asi ppara la mente que juaga, Pero insisto en que, por e! oit0 Indo, Io Bueno que cl agente concibe (quisd falsamence) pars coracterizar la cota debe ser reamerte una de las mil- tles formas del bien. Desde hace tiempo conocerses las difcultades que ro- ean a una elucidacion filesofiea del juicio, las propostcio- “Be INTENCION nes y la verdad; pero creo que no se ha prestado mucha atercién en Ia filosoffa moderna al hecho de que existen problemas comparables en lo concerniente al eacto de que~ fers y cl sbicns. Ex conseoueneia, te ha producido una ‘buena cantidad de filosofias abnurdas con respecto a este cconcepto ¥ a los temas relacionados con él ‘La causa de la incapacidad de ver estos problemas pa- rece hallarse en la epistemologia caracteristica de Locke, y tambien de Hume, Segun estos filesofos, cualquier tipo ce acto de querer seria wns impresién interaa. Los efectos ne gativos de eu opistemologia s2 manifisstan con mayor cls- ‘dad si consideramos el hecho aotable de que el concepto e placer no habia resultado prodlematico en absoluto para les fil6sofos mociemos hasia que Ryle lo reintrocujo como tema hace "anc 0 dos anos."* Los antiguos parecen haberse sentido desconcertados por él; sorprendentemente, su dif cultad redujo = Aciststeles al Malbuicao, pues por buen: razenes queria que el placer fuera a fa vez idéntico y dif rente a la actividad en que se encuentra. En el presente, 2s costumbre refurar el utilitar'smo acusindolo de «falacia ‘nataralistas, una scusacion cuya fuerza pongo en duda. Lo que debera excluir de inmediato a esa Filosofia de toda cconsideracion es ¢: hecho de que procede siempre conse si “placers fiers un concepto que no presenta ningun preble- za, Indudablemente, este supuesto resulto posible porque ia nocion de que el placer constituia una impresién interna particular se hered6 acriticamente de los empiristas brité- nlcos. Fero la aceptacion de esa novida y tambien el trats- miento del placer, en términs generales, como el motivo para hacer algo demuestran tina ssperficiaHidad sorpren= dente, Podemos adaptar una observation de Wittgenstein sobre el significado y decir: «El placer no puede ser una impresién, pues ninguna impresién podria tener las coase- cexercias del placer». Acuellos decian qué alge que conce- 1, Aristotelian Scelety, volumen suplementario XXVIL, 1954, BL OUERER ¥ EL BIEN 137 bian como un cosquillee 0 una comezén particular eca ob- Viamente e] motivo para hacerlo que fuera En esta investigacion ceje el coxcepio «placer» en su coseurided; éate requiere de todo un estudio por sf mismo. Tampocs debe adscribiseme la tess, sin analizar. de que ,o de que se pueda pedir una caplicacion («Pere cqus tiene de ugradable®) eo un scuto Giferente, como taiubien lo seria cualqufer eonsideracion, gue perteneceria propiamente Ia fica, sobre su decencia como respursts 4H, Debe estar logisme préctico en ‘cuanto tal no constituye an tema etico, Jendra Interes para, ‘un moralista quizi, si asume la linea de razcnamiento, muy poco convineente, de que tin hombr= bueno es por defini clon sélo aquel que busca in‘elizentemente los fines buenos. igo que es poco convincente porque lz bondad humana ssugiere virtudes entre otras ccsas, ¥ uno ne piensa obvia- mente en elegir medios para fines como la totalldad del valor, la templanza, la honestidad y otros, Aat pues, Zu relacién puede tener el silogismo practico con la ética? Sclo puede introducirse er los estudios de moral si se requiere ‘una psicologia filos6fica correcta para un sistema filos6fico de la ética; un punto de vista cue, segun creo, deberia sostener si gemsara en tratar de Construir un sistema seme- jante, pero que a mi entender no es de uso corriente. No. estoy diciendo que no puedan existir premisas generaies de 14. El wo que Aristéutes daba a un corierpto artifical de ssleceién», donde yo cmoleo «intencicn-, para describir una «2c: ‘Glen, se encuentra vnealado la dficultad de este coma 138 < INTENCION moral, como «La gente tiene el deber de pagar a sus em- pPleados con prontituds, © Ia conviceion de Huckleberry Finn, quc no logré convertir en su premise: «Los nies blancos deberian eniregar a los esclavos que se escapans: es evidente que puede hacerse, pero resulta claro que esas premisas generales sélo se presentaran como premisas de lin razcnamiento practico para las personas que quieren hacer au debe.” El problema es muy obvio, pero 3¢ ha visto oscurecido por Ia concepcién del silogiemo prictico como si poseyera una naturaleza ética y. por lo tanto, como una prueba de lo que se deberia hacer, io cuai cuimina naturalmeste y de algan modo en una accion. Desde luego, «Deberia hacer esto, por jo tanto lo hare» xo et un ejemplo de razonamiento prictico, como tampoco Joes «Estos bonito, por lo tanto lo conseguiré», La carac- teristiea del razonamiento préctico es que el objeto querido se encuentra ¢ cierta distancie de '2 accién inmediata, y esta es calcuiada como la forma de obtener, hacer 0 asezu- arse el objeto querido, Ahora bien, puede hallarse a distan- ia de distiatas maneras. Por ejemplo, «descansar- es sis plemente una descripcidn mas amplia de lo que quizis es- tey haciendo acostada en mi cama, y los aetes rallzados, para cumplir con las leyes morales estarin relacionados ‘por lo general con preceptos positives de esa misma mane- 2; mientras que provocar la insteuracien del buen gobier- no se halla alejado en el iempo del acto de bombear. ¥ reabastecer el suministro de agua cel edifcio, aunque @ on supervivenciat dena concepcion loge! de a stica El Sentido moderno de «morale es aiimsmo un derivado tardio de ‘estas supervivencias. Ninguna de estas nociones se presentan en Anstctelcs La Wea de que las acioaes que fesulian secesarias sperarse a la jsticla y la otras vitudes son exigencias de {alley divina te encontraba en los esteicas y se generalizd através de la cristianda., cuyas nociones éuicas provienen del Tora. EL SILOGISMO PRACTICO 139 ‘muy poca distancia temporal, se encuentra a cierta distan- cia espacial del acto de bombear. 42, Haste cl memento, sslohiemos considerado una uni- dad particular de razonamiento préctica 2 la cual zormal- tmente se restringe la expresion «slogismo prictico». Pero desde luego «silogismos practicos» en griego simplemente significan razonamientos pricticos y éstos incluyen los ra- Zonamientos que parten de ua objetivo, atravicsan diverscs pisos logan a ia realizacion de una accion particular qui 3 ahora. Por ejemplo, un médico arstetdlico quiere ‘educir una inflamacion: afrma que ello e lograré produ- ‘endo ciertas condiciones en la sangre; éstas pueden pro- Gicirse con fa aplicacion de cierto tipe de remedio; tal 0 ‘cual medicina es eve po de remedio; agui hay un poco de ‘ea medicina...administela. Toe razonamientos practices en especial las unidades particulares quelos comentaristas moderes Ilaman silogis- Thos pricticos, poseen un aspecto absurdo cuando se de- Sarrollan en u ttalidad. En varics lugares, Aristotees solo Jos expone para senalar lo que un honbre puede ignorar cuando actile erroneameate a pesar de hallarse bien . ¥ algo semejante ‘ocurre con «Prepararuna masacré», que seria la descripeicn, de lo que nuestro nazi hacia cuando reunia objetos metali- cos 0 sacaba municiones de un cajén. Fl «razonamiento prictico» de Aristételes o mi serie de preguntas «Por qué?» usde cntemplarse como un mecarismo que revela €or gue existe en este caos. s 44 Consideremos ahora a una persona que dice: «Si hhago zsio sucedera tal cosa, si hago aguello ocurcira tal otra», Hay tres casos para considerar.

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