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Se CHBA i aalseg/0% Requisitos para la Certificacién de Lenguaje y Pensamiento III €# Semestre 2009-1 oe REQUISITOS PARA EL TRABAJO a) La certificacién consistird en la elaboracién de un trabajo que el estudiante entregara en el lugar y fecha asignados. b) Para la certificacién, es requisito que los estudiantes, incluso los que no tomaron el curso durante el semestre, desarrollen alguno de los temas de la lista que se encuentra al final de este documento. ©) Eltema debers estar anotado en la cardtula del trabajo. d) El trabajo deberd incluir referencias bibliogréficas (paréfrasis, citas o comentarios) de jas fuentes obligatorias para cada tema (las que aparecen en la lista). €) El trabajo deberd incluir, ademas de las fuentes obligatorias, por lo menos dos fuentes adicionales que el estudiante agregue con su investigacion, Nota: Si el trabajo no cumple con alguno de estos requisitos, el estudiante no obtendra la I. CARACTERISTICAS f)_Eltexto deberd tener un titulo que delimite el tema a desarrollar. g) El texto deberd contar con la estructura siguiente: Introduccién, Desarrollo y Conclusiones; sin utilizar explicitamente ningin titulo para distinguir los apartados. h) Enla introduccién el estudiante deber establecer su tesis claramente. i)” En el desarrollo deberd incluir los argumentos pertinentes para sustentar su tesis, asi como los, argumentos contrarios (refutacién). j) En la conclusién del texto, se retomard la tesis y se propondra: + Una propuesta de solucién al problema; o bien + Unareflekién. Il, FORMATO + Margenes de 2.5 centimetros + Letra: Times New Roman de 12 puntos + Doble espacio + Texto justificado + Paginas numeradas + Caratula con los datos del estudiante, el titulo del trabajo y el tema que desarrolla. + Extensién: minima 6 cuartillas, m4xima 8, sin contar cardtula, bibliografia o apéndices + Aparato critico. Puede utilizarse cualquier sistema (Harvard, APA, MLA, notacién latina, etc.) o alguna de sus variantes pero usado de manera consistente. El manejo adecuado de éste es fundamental y serd considerado en la evaluacién: + Eltrabajo deberd contener un apartado final de bibliografia y hemerografia + Diez errores ortogrdficos, de sintaxis 0 un manejo inconsistente del aparato critico equivaldran a un punto menos de la calificacién final. Nota: A los trabajos que no cumplan con el formato se les descontara un punto de la calificaci6n final. Temas para la certificacion 2009-11 Lenguaje y Pensamiento III 1. Profa. Norma Garza Saldivar ‘Tema: Migracién. Diversas formas de movimientos de un lugar a otro. Bibliografia Alba Francisco. Las migraciones internacionales. México, Tercer Milenio, CNCA, 2001. Augé Marc. Por una antropologfa de la movilidad. Barcelona, Gedisa, 2007. Brodsky Iosif. “Esa condicién llamada exilio” en Lineas de fuga, 3, abril-junio, 2000, pp. 6-19. Kristeva Julia. Extranjeros para nosotros mismos. Barcelona, Plaza & Janes, 1991. Magris, Claudio. El infinito viajar. Barcelona, Anagrama, 2008. Todorov Tzvetan, Nosotros y los otros. México, Siglo XXI, 2005. 2. Prof. Marco Antonio Molina : ingesta de alcohol dentro de las instalaciones de la UACM zse debe permitir 0 no? Bibliografia obligatoria (deben citar por lo menos dos textos): Frondizi, Risieri. La universidad en un mundo de tensiones. Misi6n de la universidades en América Latina, Buenos Aires, Paidés, 1971. Gonzalez Guzman, Rafael y Julian Alcal4 Ramfrez. “Consumo de alcohol y salud piiblica”, en Revista de la Facultad de Medicina, vol. 49, nim. 6 (noviembre 2006). Disponible en: http://www.ejournal.unam.mx/rim/no49-6/RFM049000605.pdf Ley de la Universidad Auténoma de la Ciudad de México. Disponible en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/Estatal/DISTRIT0%20FEDERAL/Leyes/DFLEY27.pdf Ornelas Delgado, Jaime. “Reflexiones en torno a la autonomfa universitaria’, en Emir Sader, Pablo Gentili y Hugo Aboites, La reforma universitaria: desafios y perspectivas noventa afios después, CLAC.SO, 2008, pp. 30-35. Disponible en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar /ar /libros/grupos/reforAboit/OSdelgado.pdf Singer, Merrill, "Hacia una economfa politica del alcoholismo”, Nueva Antropologia. Revista de Ciencias Sociales. Antropologia del alcoholismo, Nam. 34 (Noviembre 1988), pp. 9-53. Disponible en: http://www-juridicas.unam.mx/publica/librev /rev/nuant/cont/34/ent/cnt1.pdf 3. Profa. Maria Teresa Mejia Tema: La necesidad u obsolescencia del mito en las sociedades contemporaneas (México) jiografia basica: 1.- Bliade Mircea, Aspectos del mito, Ediciones Paidés Ibérica, S. A, Espafia, 2000. 2.» May, Rollo, La necesidad del mito, la influencia de los modelos culturales en el mundo contemporaneo, Ediciones Paidés Ibérica, S. A. Espafia, 1992. 3.- Campbell, Joseph, El héroe de las mil caras, psicoanilisis del mito, FCE, México, 1998, 6a reimp. 4. Aguirre, Yolanda, La psicoterapia un proceso de autoconstruccién, los cimientos, Alom Editores S. A., México, 2004. 5.- Rosas, Alejandro, Mitos de la historia mexicana, Editorial Planeta, México, 2006. 6. Florescano, Enrique, (compilador) Mitos mexicanos, Ediciones Taurus, México. 4, Profa. Leticia Rodriguez Tema: La perversion y las perversiones (deben citar 3 de las 6 opciones). 1-, Roudinesco, Elisabeth, Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos, México, Anagrama, 2009. 2-. Dor, Jéel, Estructuras clinicas y psicoandlisis, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1991. 3-. Julien, Phillippe, Psicésis, perversién, neurosis. Una lectura de Jaques Lacan, Buenos Aires, Amorrortu editores, 2002. 4-. Assoun, Paul-Laurent, El fetichismo, Buenos Aires, Nueva Visién, 1994. 5-, Roudinesco, Elisabeth y Michel Plon, Diccionario del psicoandlisis, Barcelona, Paidés , 1998. 6-. Kristeva, Julia, Poderes de laperversi6n, México, Siglo XXI, 1998. 5. Profa. Irma Camargo ‘Tema I Expresiones populares en México. Fuentes basicas: Garcfa Canclini, Néstor. "Ni Folkl6rico ni masivo {Qué es lo popular? en www.infoamérica.org/documentos_pdf “para un diccionario herético de estudios culturales" , Fractal No. 18, julio - septiembre, 2000, afio 4, volumen V, pp 11 - 27 Rosales, Héctor. Cultura Popular. Definiciones y acciones. Culturas Populares e Indigenas. Didlogos en la accién, primera etapa, 2004. Tema Il Expresiones culturales en México. Fuentes Basicas: Garcia Canclini, Todos tienen cultura :Quiénes pueden desarrollarla? Conferencia para el Seminario sobre Cultura y desarrollo, en el Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, 24 de febrero de 2005 ‘Stenhouse, Lawrence. Cultura y Educacién. MCEP, Sevilla, 1997, pp 43 - 51 Reguillo, Rossana "Pensar Ja cultura con y después de Bourdieu" Revista Universitaria de Guadalajara, No. 24/ Verano de 2002 ( www.cge.uadg.mx/revistaaudg ) 6. Profa. Elsie Magaiia "Fenémenos del léxico” Bibliografia basica: 1. Lara, Luis Fernando, "El léxico como s{mbolo social" en Curso de lexicologta, El Colegio de México, México, 2006, pp. 213-229. 2. Moreno Ferndndez, Francisco, “Actitudes lingiifsticas” en Principios de sociolingilistica y sociologia del lenguaje, Barcelona, Ariel, 1998, pp. 179-193. 7, Prof. Alfredo Salazar Duque Los sentidos de Ia lecto-escritura en la Universidad éPara qué me sirven los aprendizajes de las cuatro materias relacionadas con la lecto escritura (TEOYE y Lenguaje y Pensamiento I, Il y Ill) en mi proceso de formacién profesional en la Universidad? Bibliografia de consulta obligatoria Ferreiro, Emilia. “Controversia”, en Cultura escrita y educacién. Conversaciones con José Antonio Castorina, Daniel Goldin y Rosa Maria Torres”, 23.Ed., México, FCE, 2000 Chartier, Anne-Marie. y J. Hébrard. “Crisis de la escuela, crisis de la lectura”, en Discursos sobre la lectura (1880-1980), Barcelona, Gedisa, 1994 Chartier, Anne-Marie. y J. Hébrard. “La lectura-escritura, de los informéticos a los internautas”, en La lectura de un siglo a otro. Discursos sobre la lectura (1980-2000), Barcelona, Gedisa, 2002 Salazar Duque, Alfredo. “La educacién como practica del acompafiamiento: apuntes para pensar con y en torno a Paulo Freire’, en Martinez, Rogelio y Javier Ortiz, Educacién, cultura y liberaci6n: una perspectiva desde América Latina. México, UAM-Xochimilco, 1999 Zuleta, Estanislao. “Elogio de la dificultad” y “Sobre la lectura y la ideologfa”, en Elogio de la dificultad. Cali, Colombia, Fundacién Estanislao Zuleta, 1994 Bibliografia de consulta opcional Todos los documentos anteriores y los de esta seccién se encuentran disponibles para su consulta en el Cubiculo E-025 del profesor Alfredo Salazar Duque Castafieda, Luz Stella y José Ignacio Henao. La lectura en Ia universidad. Medellin, Colombia, Editorial Universidad de Antioquia, 1995 Delors, Jacques, et.al., La educacién encierra un tesoro, México, UNESCO-Correo de la UNESCO, 1997 Manguel, Alberto. Una historia de la lectura, Bogot, Ed. Norma, 1999 Rosenblat, Louise M. “Liminar”, “Prélogo para el lector, de la autora” y “Prélogo”, en La literatura como exploracién, México, FCE, 2002 Universidad Auténoma de la Ciudad de México. El proyecto educativo de la UACM. México, UACM, sin fecha 2 erumciin om ences respuestas; requiere de notas definitorias no incluidas en ese conjunto. Esas notas aparecen en las condiciones siguientes. En cuanto adquirida, la creencia se diferencia de disposi- ciones genéticas e instintivas; en cuanto dirigida a un objeto, es distinea a los rasgos caracteriolégicos. En la definicién no es preciso enunciar este ultimo punto, por quedar incluido en las condiciones siguientes La condicién [2] seiala que el objeto al que se ditige la crcen ia debe haber sido aprehendido en algin momento por la percepcién, la memoria o el entendimiento, aunque no €s ne- cesario que esté presente a la conciencia. Por otra parte, res: tringe p al objeto o situacién objetiva aprzhendidos, esto es, a los que tienen existencia para el sujeto y por ello pueden tener una existencia real para cualquier otro sujeto, La condicién (8) enuncia Ia diferencia especifica de ‘4 creen- cia con los otros aspectos de una disposicién. “Determina” se toma en el sentido indicado de “delimitax”, “acotar” la manera en que el sujeto esth dispuesto a responder, mencionada en la condicién [1]. Junto con la condici6n {1}, la condicién [3] ex presa también’ la diferencia especifica entre Ia creencia j Ia simple aprehensién © representacidn de un objeto. En la sit ple representacién de p (en la fan'asia o en la suspensién del juicio) p no determina ninguna disposicion La definicién propuesta no elimina ia dada por Braithwaite (1967); antes bien, la incluye ¢ intenta precisarla, Recordemos la definicidn de Braithwaite: “S cree que p" implica la con juncién de dos proposiciones: 1} “S se representa p” y 2} °S ene una disposicién a actuar como si p fuera verdadera”. La proposicién (I) restringe la creencia a 1a “profesada”. Pero cual quiee definicién debe aplicarse también a las creencias “laten tes", no necesariamente conscientes, que no suponen tener pre sente p. La condieién [1] de Braithwaite debe pues eliminarse; fen su lugar, aparece la condicidn [2] de nuestra propuesta de definicién, que no exige Ia representacidn actual del objeto de la creenci La proposicién [2] de la definicién de Braithwaite emplea et término ambiguo “como si...", que podria interpretarse en cl sentido de apelar a una apreciacién.privada del sujeto, s6lo aptable por éste como un dato de conciencia; por otra parce, acude al término “verdadera" que deberia, a su ver, definirse “Actuar como si p fuera verdadera” puede interpretarse, de acuerdo con nuestra definicidn, como “actuar determinado por las propiedades 0 relaciones del objeto o situacién objetiva” con lo cual eliminamos los dos términos oscuros de la defini- cin de Braithwaite, Notemos que en la definicién propuesta interviene 1a dis- posicidn a actuar pero no la accién misma, Creer no implica hecesariamente actuar como se cree. El paso de Ia disposicién a la accién requiere de factoxes suplementarios: adopcién de lun fin (intencién) y emociones. Pot eso, s6lo podria inferinse Ja cteencia a partir de las acciones efectivas de un sujeto, si suponemos dos condiciones: 1] que la disposicién del sujeco festé determinada por el objeto o situacién objetiva; 2] que las Scciones del sujeto sean congruentes con sti disposicidn. La primera condiciin elimina la determinacién a actuar por mo. {vos itracionales (palsiones), la segunda, la posibilidad de en- zaiio, Son pues condiciones de racionalidad en las acciones. Slo bajo el supuesto de una perfecta racionalidad en las acciones del otro, podriamos inferir de ellas, con seguridad, sus creencias Por ditimo, podemos adelantar cémo esta definiciim de cree cia puede afectar nuestro andlisis del conocimiento. Si el saber 5 una especie de creencia, podrd verse como un estado dispo: Sicional adquirido que orienea la practica del sujeto ante el mundo; s6lo que, en el saber, el objeto o situacién objetiva Aprehendidos, que determinan ese estado, han de scompafarse die la garantia de su existencia real. Asi, et suber es una dis posicign a actuar que se orienta por la firme garancia de que las acciones del sujeto estin determinadas por [a realidad; implica, por lo tanto, la seguridad de que su prictica seré acer tada ‘Queda una pregunta pendiente: gedmo explicar el paso de la simple representacién de un objeto a la disposicidn a actuar, Getecminada por exe mismo objeto? En otras palabras: si la teencia es un estado que debo admitir para explicar las ac: ones de un individuo en el mundo, zqué otras condiciones dlebo admitir para explicar la existencit de ese estado en el individua? A esta pregunta intentarén responder los dos capt tulos siguientes 4. RAZONES PARA CREER aPor qué se cree? A Ta pregunta zpor qué $ cret que p? podemos responder de tees maneras: Primero: por los antecedentes que colocaron a 8, fn situacién de aprehender p. Contestamos reliiéndonon la aénesis de Ta ereencia de S, a1 modo como la adquiris. Po ‘dremos mencionar entonces uud serie de circunstancias, heclos sociales, culturales, psicolégicos, relativos aS. La respuesta re. mite avn pedszo de biogratiy, al través de ella, a un frag mento de historia. Segundo: por los motivor que llevan a $ a aceptar que p. Responilemos explicando la funcién que tiene In. aceptacion ddq esa ercencia en In realizacin de los deseos, intenctones y necesidades de 5. Si la primera respuesta describia el origen de J creencia, esta segunda se refiere a los supuestos conse cuencias pricolégicos de In creencia; mencionard pues cierto hhechos acerea de la personalidad de S. Ta respuesta remite 2 la psicologia. Tercero: por las razones que viene $ para conviderar que existe. Contestamos sefalando ta justficncién que S da a sus ‘reencias, No. mencionaremos entonees hechos de la biogra. fia o de la psicologis de S, sino relaciones entre la creencia dle $ y otras ereencias u operaciones cognoscitivas. No nos re. feriremos a ta génesis ni a las consecuencias de la creencia, sino a ciertas operaciones que tiene Que realizar § para tener a p por fexistente en ef mundo y a ciertas caracterisitas de “p” (en las que se incluyen s1 relacién con otras proposiciones) por las que "fp" resulta verdadera para S. La respuesta remite ala teoria del conocimiento. Por qué efela Platén en Ia inmortalidad del alma? Puedo responder: Primero: la idea de un alma. independiente let ‘cuerpo eva comin en Ja clase alta dela Atenas culta del tiempo dle Platin; Platéa recibié fuertes influencias det pensamiento Grlico que sostenia esa tess; por ultimo, Platén escuchd la en sefianea de Socrates al respecto. Segundo: Ia ereencia en ta ro inmortalidad del alma acalla una nece brevivencia, Platén no podia soportar la idea de la muerte del justo y su temperamento religioso lo inclinaba hacia esa solu cin, Tercero: podemos recordar simplemente los argumentos que Platon pone en boca de Sécrates en el Fedén, para demos rar la inmortalidad det alma, Las tres respuestas son perfec- tamente compatibles; ninguna excluye a Ia otra. La creencia de Platén obedecia a la ver a ciertos antecedentes histor a motivos de su personalidad y a razones que Ja volvian ver dadera a sus ojos Mas aiin, las tres formas de explicacién deben conjugarse para que se dé la erecncia, Toda creencia tiene necesariamente antecedentes.biogréficos, puesto que fue adquitida, motivos, puesto que forma parte de una estructura psiquica y cumple tuna foncién en ella, y razones, puesto que consiste justamente fen tener por existente el objeto de la creencia, Cualquier creen, cin puede ser explicada de esas tres maneras: “Por qué crees que Cuauhtémoc sulrié tormento?" —"Porque lo aprendi en la escuela primaria— “Porque todo el mundo lo cree y si yo no lo aceptara me tendrlan por un ignorante, un necio oun loco" “Porque hay testimonios fehacientes de la época que lo afirman y no se ha encontrado ninguno que lo niegue.” Podria ‘mos multiplicar los ejemplos. Con todo, Ia relacién entre los tres tipos de explicacién no 5 seacilla. Ha planteado’ incluso problemas {iloséficos cuya dliscusién ha durado siglos. El principal problema lo suscita la relacién entre ta explicacién por motives y la explicacién. por ravones. La primera, hace depender la creencia, de las inten- ciones y deseos del sujeto; la ereencia parece pues asunto de la voluntad, La segunda, en cambio, explica la creencia exclusi vvainente por sus fundamentos racionales; la presenta como asun: to de la razén. Tocamos asi un viejo dilema: gereer es asunto de la voluntad 0 del entendimiento? Parece haber datos obvios en favor tanto de una como de ‘otra alternativa. “Me niego a creerlo”, “Debes creer lo que d “Por mis que insista, mo tengo la intencin de creerle” fiero creerlo” son frases usuales, parecen indicar que estarta en nuestro poder decidir © no creer: la ereencia seria asunto de In voluntad. Sin embargo, todos admitiriamos que no podemos obligar a nadie a creer cuando no tiene razones para ello. Si creer es tener algo por verdadero, geémo poulriamos forzarnos a por su relevancia para dirimir las relaciones entre la razén y la seriamos ibs de creer de tal o cual manera; nadie Serf tx “Fara San Aguain ik crenia es pensamients acomputado sicmo, ta tari et eondictn previa ‘Je tala eit peta hay sed Fea gu Iran eda en ss ects ls fe Bac see ae spore dl onpullo humano, elgt por amor fim given’ ee 1a "Sen fii pe Supone pau emis etfs ss ue omgue ta fe purities de tos obsticuloy que’ impiden a enehdimen oe, on laidad. St bien la rain precale a la fe en cuanto pce te woluntad justificaciones para creer, la fe es un acto libre que perwive a cy “Siig gemamletl leg si veda De a tae repos tcsis agustiniana: quieras tratar de comprender para cre ino ee para comprender” (in Joan, Tract, r on, 103, ce ga campende™ Gn Joan, Trac, i, efits Ce, far Sti Tomis de uote cats conspnde tno bw ted como al entendimintv El wseniieno ¥ dasntmieno kt pean nt no an atin ae 2s vl Thy gms Ps it tidimento. al preentile Sie veda ‘ wna mocién del entendimiento por la voluntad, en cuanto ba 19 ueye a ella ‘als funclones, Por otra parte la wluntad ines Sth que a ceena‘sponge tambien ive sign tee fa. De W mae g. at yee Senne Glsn, Ite pg ates ee “Al ia ‘de rantico Suir poss a Decree, Se {krmacién y nesacén no correponden al entendisieno sino 2 ls alles ta, EI entendimiento solo conelbe la ideas que Is volunted pects oe iu, siemar o ney La crcl cs setintenty ae hohe Si Wea que’ el etendaena Ye preess. De all gus i cee ay 4 imputable Ta volaniad, na at entennent ta eapacad deo la testimonio, para Dewartés, de la libertad del hombre Sie ceca, clas fueran séo.asunto del entendimiento no pedis eeplicne a) Sm or ou pars, usa ont’ no svn rept cr frase derminada por at ce ae emendoisia poe (Dea raed En la vide pola: gen qué medida las creencas co Teetivas se fundan en racones 0 tespanden a interes de grupos O clues sociales Las relaciones entre motivos y taxonet para fiver tocan uno de los thas crucales de-noestra €poct: po demos lograr ua eonocimiento basad> en tazones objetivas u cultan sempre nuestas mis raclonales creencias la voluntad, at deo de los ormbres Raxones, Justificacién En el lenguaje ordinario utilizamos a menudo frases como “dav raz6n de algo”, “exponer las razones en que me baso", cuando exponemos las justificaciones que tenemos para considerar ver dadlera une ercencia 0, lo que es lo mismo, las caracteristicas ibuimos a un objeto creido para juzgarlo efectivamente lue “las razones de alguien no me parecen Jo no acierta a justficar ante nosotros razén" es creer sin justificacidn ner razén", estar en io cierto, esto ¢s, estar justificado en su reencia, En algunos casos, “evidencia” se usa en un sentido equivalente a "razén’, en frases como “las evidencias usadas por fl juer pata condenatlo”; a veces, se san otros tén Sindnimos de “razén", por ejemplo: “fundamento” 0 “prueba”, aplicados a juicios, aseveraciones, conclusiones. Razin de la ereencia de S en p es lo que hace para $ que “p” sea verdadera, 0 mds © menos probable. Pero como “p” (esto [a proposiibn) es verdadera si y solo si p (esto es, el hecho 4 que se tefiere) existe raxdn de una creencia es To que conecta segin S “p" con p existente, es decir, aquellas.caractersticas 6 relaciones de la proposicién, por las que S considera que p no Sélo tiene existencia puramente creida, sino también existencia real, Razbn es —como dirfa el Mendn— lo que “amatra” la pro- poricién crefda a Ia realidad. "Asl, podemos ver la funcién de las razones bajo otro en- foque. Si la creencia dispone a un sujeto a actuar de decermi- nada manera ante ef mundo, “razones” son las ligas que le ase- quran al sujeto que su accién esta determinada por 1s realidad Y se otienta por ella; las “razones” le garantizan al sujeto el cierto de su accién en el mundo. No habré que confundir este uso de “razén” con otros, tam bién comunes pero impertinentes para nuestro tema, En pr aes see Ristence, Decimos Greene; “acepar algo 3 8 azowes une ete mer lugar “razén” se aplica tembign a la razbn_préctica. No se reliege entonces a creencias sino a acciones (“@Por qué ra z6n hicfite esto2"; “No entiendo qué razén tuvo para matarlo”; “Tengo mis razones para no saludarlo"). Este uso comin de “razén" ha pasado a la filosofia de la accién. La “razén” de tuna accién puede analizarse en dos elementos: un querer (el fin que nos proponemos con la accién, Io que queremos con ‘lla) y una creengia (la creencia de que la accién contribuye a Jo que queremos). Es obvio que este sentido de "rax6n' 65 i ferente al que ahora nos ocupa: se refiere a razones para ac tuar y nosotros s6lo tratamos ahora de raxones para creer En segundo lugar, “razén” suele emplearse como lo contrario dle “sinrazén", y “racional” como lo opuesto a “irracional”. Sit dduda este sentido esta relacionado can el que ahora usamos aqui pero no es equivalente. Las justificaciones que una persona Puede aducir de la verdad de sus creencias pueden no ser “ra. iomales” en este sentido, La mayoria de nuestros contempo: rineos no consideran “racionales” a la magia, la astrologia 0 las profecias de un sabio iluminado, pero éstas pueden ser ra zones aducidas por muchos para sustentar sus creencias. Una creencia puede juagarse como verdadera en base a argumentos y explicaciones que presentan una forma légica precisa, 0 bien cen base a otras operaciones y procesos que no pueden expre sarse en formas ldgicas claras. Algunos pueden dar como ra zones que justifiquen sus ereencias Ia intuicién, Ia emocidn es tética © religiosa, una experiencia persunal profunda, el con- senso de la multitud, la fe en una persona, 0 una simple co- razonada, Y Pascal. (1944, 277) estaba en lo cierto al decie que “el corazén tiene sus razones que la razin no conoce”. Al ar en estas piginas las rarones en que alguien preten- de justficar sus creencias, no prejuzgamos acerca de In validex objetiva de esas razones; no feparamos aun las razones que una persona considera suficientes para creer, de las que serfan suf cientes para cualquier sujeco pensante; éstos son problemas que deberin ocuparnes posteriormente Entenderemos por “razén" todo aquello que justifica para un sujeto In verdad o la probabilidad de su creencia, el fun damento en que basa una creencia, juzguémosto “ ° no, con criterios ldgicos. El concepto de razén esti pues ligado al de justticacion Justificar” se emplea a menudo en un sentido moral, rete Fido a acciones, Justfico mi actitud © mi conducta ante los AZONTS PARE neem ” demis 0 ante mi mismo, mostrando, que se alecua a ciertos riterios morales, que busca fines valiosos 0 que tiene conse- cuencias buenas; justificar una accién es mostrar su valor moral No usamos aqui justificacion en este sentido; porque no la referimos a acciones sino a ereencias? De cualquier modo, 10s dos sentidos de “justificacién” no dejan de tener analogias. A ‘menudo justificamos una accién aduciendo las razones practicas que condujeron a ella, ast como justificamos una creencia indi tando las razdnes tedricas pot las que la consideramos verdadera, La justificaci6n dé una accion establece [a relacign de esa ace cién con un valor, la justificacién de una creencia, la relacisn de ia creencia con la verdad. El concepto de justificacién remite al de raxin y viceversa Raz6n de la creencia de $ en p es lo que hace que “p” sea ver. sladera (0 probable) para $; justificacién de la ereencia de S en p es la operacién por la que S deriva su creencia en p de tuna razén. Justificar una creencia es aceptar razones para ella, adoptar, por ejemplo, otra ereencia que hace verdadera la pri mera. Lo cual equivale a decir: justificar la ereencia en q es encontrar otra creencia en de la cual se siga Ia verdad de “q". Con otras palabras: la creencia de S en p es, pata S, raxén que justifica su creencia en q, si $ juzga que puede derivar la verdad —o probabilidad— de “q” de Ia verdad —o probabili- dad— de “p". La justifi-acién no puede ser, a su ver, una creencia, La creen. cia © un estado disposicional; una vez adquirida, pernianece en el sujeto, en forma consciente o latente. Justificar, en cam- bio, ¢s una actividad, un proceso que acontece en un lapso de tiempo determinado, Justificar es realizar una operacién men- tal por la que inferimos una proposicién de otra proposicisn 0 de la aprehensidn directa de un estimulo y, al hacerlo, da ‘mos razén ce una creencia, Supone pues una actividad reflexiva, tno puede aplicarse a las creencias inconscientes del sujeto. De hecho, de las ereencias inconscientes no damos razones; basta en cambio que se vuelvan reflexivas para que tengamos que encontrarles fundamento, a ee + rar vita ete equiocy, on ver de “jess” ubigrmos,podido un elvetbo “hindamenat, 5 “fondimntos en ver de rarda fun fae nace eh em elit,tenerfundameos pars coer vet dleea, Paro peltinon so enplar cor rings for ena addy a 0 searones rans ontoR toy creencias sin razones De hecho tenemos muchas creencias sin razones que las justi fiquen. Algunos autores han destacado cémo aceptamos muchas creencias sin discusién, sin pregumtarnos siquiera por su justifi cacién, William James (1945, p. 880) sostuvo la existencia de tuna credibilidad’ espontinea, dirigida a cualquier objeto pre- sente, “Gualquier objeto que no es contradicho es ereldo tpso facto y puesto como una realidad absoluta.” La ereencia estd causada, entonces, por el simple estimulospresente; yo es me ester suponer unt‘acto expreso de asentimiento. Hay. -reencias que damos por supuestas sin mayor averiguacin (“taked for granted"). Si me levanto de mi sila y camino, mi paso seguro revela mi creencia de que el suelo es firme y me sostendré; esa ‘ercencia me acompaiia en mi caminata, sin que necesize ra20- nes expresas para aceptarla. Por lo general, creemos esponti- rneamente en todo lo que percibimos y en lo que recordamos con claridad, mientras no se’ suscite una situacién excepcional ‘que nos obligue a ponerlo en duda, Salvo 10s casos especiales de los locos y los fildsofos a nadie se le ocutre dar sarones de su ereencia en lo que ve o en lo que toca. Hay pues creencias que de hecho aceptamos de manera espontinea, sin acompafiar las de razones que las justifiquen. ‘Tampoco solemos dar razones de muchas creencias supues- tas por otras de !25 que si damos razones. Cualquiee creencia supone, en efecto, una constelacidn de otras creencias. Al creer que Guauhtémoc padecié tormento, admito ambién que el pasado puede conocerse, que la tierra ha durado més de cua tro siglos y muchas otras cosas mis. Todas ellas las doy por supuestas, sin reflexionar, en [a creencia en el tormento de Guauhtémoc.t eQuiere esto decir que pucde haber creencias sin razones? i, por lo menos sin razones explicitas. Hemos definido creen cia como un estado disposicional adquiride que se manifiesta cen acciones diversas y no coincide siempre con un estado re- flexivo, Pero la justificacién por razones cs una operacién reflexiva; puede estar ausente, por fo tanto, de las creencias no reflexivas. En este sentido es legitimo atribuir creencias a los animales © HL HL Price (1954-1935). HA. Prichaed (1950. «Viste L. Witgenstein (1969), DALONCS ana exten a © a los nifios pequetios. Ei comportamiento del gato demuestra que cree que hay un ratén en el agujero y es razonable pen- sar que el bebe cree que la sonaja suena al moverla, ‘Tanto el gato como el nifio pequefio tienen una disposicién’adquitida @ actuar de una manera detefminada por un objeto o situacién que han aprehendido con anterioridad. Sus creencias pueden explicarse por ciertos procesos causales. Causas de las creencias son la percepeién, 1a memoria y los procesos complejos de apren- dlizaje, en 10s que se asocian ciertos signos percibides con la prerencia’ 0 ausencia de objetos o situaciones objetivas. Pero si el gato y el niflo pequefio tienen eausas de sus ereencias, se ia extravagante decir que también tienen razones; porque pina ello tendrlamos que admitir que fueran capaces de refle sionar sobre ellas La situacion es diferente en las creencias reflexivas. $i supu- Siéramos por un momento que el gato fuera capaz de retlexio- nay sobre su creencia y preguntarse “spor qué creo que hay un ratén en el agujero2", entonces el gato tendria que darse ra- vones, Seguramente aduciria como raxén de su creencia sus causas: el olor a ratén y su asociacién permanente con la per copeidn de un ratén vivo, Para explicar que S crea que p es suliciente acudir a causas, para explicar que 5 erea que cree que fp es menester mencionar razones, Puedo mantener muchas creencias en las que nunca he re ficxionado, sin fundarlas en razones, pero en el momento en ‘que ponga en cuestién cualguiera de ellas, cendré que justi Ficarlas. Al caminar no doy’razones de mi creencia en la fir- next del suelo, pero bastard que me decenga y pregunte “zereo realmente que el suelo me sostendra?", para que tenga que en- contrar una justificacién a mi creeucia 0, de lo contratio, po- neerla en duda, Mi justificacién podri ser vaga 0 incompleta pero, si no te satisface, dejaré de caminar con firmeza Sélo es pertinente preguntar por las razones que sustentan luna ereencia cuando sospechamos que esa creencia podria ser falsa. Mientras no tengamos duda alguna sobre su verdad no s¢ presentard el caso de indagar por sus razones. La. posibilidad de que la creencia sea falsa consiste en 1a posibilidad de que el objeto proposicional de est creencia no corresponda a un objeto realmente existente. La sospecha de la falsedad de una creencia supone, por lo tanto, el reconocimiento de que el mundo creido y-cl mundo real no son necesariamente el mismo, que hace falta 4ago més que la mera creencia para saber si el hecho creido es ® sazoyes PARA coerR también el hecho realmente existente. Preguntar por las 12 zones ¢s preguntar por ese “algo més” que justifica In corres- pondencia del objeto exeldo con el objeto existente o, mejor dicho, que garantiza para el sujeto la existencia real del objeto creido. Creo que hay fuego en el bosque eercano. Quiero decir que no s6lo me tepresento esa proposicién “hay fuego en el. bos que cercano", sino que la tengo por correspondiente a un he cho del mundo real, de tal modo que estoy dispuesto a rela cionarme con Ia realidad, determinado por él. Pero esa corres pondencia con el hecho real no me esté dada por la simple re presentacién de la proposicién. Luego, tengo que admitir algo mis para creer en ella, por ejemplo: 1] percibo el fuego y creo que lo que percibo existe realmente; 0 2) percibo humo y creo que donde hay humo hay fuego; 0 3] un vecino me dijo que cl bosque estaba en fuego y creo que dice verdad. Puedo infc- rir Ia existencia real del fuego de cualesquiera de esas per cepciones y creencias: ellas son mis razones: suministran gi- rantia de fa correspondencia del objeto de mi creencia con el hecho real y justifican Ia creencia, Solo entonces puedo creer reflexivamente que creo. Razones implicitas Al reflexionar sobre las creencias que mantenemos inconscien temente hacemos expresas razones en que se sustentan, que antes no teniamos presentes. Podriamos hacer asi una distin cidn entre razones explicitas y razones implicitas. Las primeras son aquellas que acompafian a una creencia cuando se reflexio- na en ella y que se expresan al justificarla; las razones iw. plicitas son aquellas que pueden darse en el momento en que luna creencia se vuelve reflexiva y que, por lo tanto, explican Ja creencia, aunque no se hagan expresas mientras no reflexio: nnamos en ella. La mayorla de las razones de nuestras creencias no se hacen presentes a la conciencia, pero pueden ser aducidas en el momento requerido, Las razones implicitas de una creencia pueden ser de tres clases: Primero, Podemos aducit como razones implicitas de una creencia espontinea los procesos causales que a originaron. Ra- zones implicitas de muchas creencias, de las que no damos ra AGoNES PARA OREER 8s zones expresas, son la percepeién, ef recuerdo y las asociaciones de impresiones sensibles que causan nuestras disposiciones. La apreliension del objeto de la creencia es raz6n, que puede per- manecer “implicisa", para creer en su existencia. Segundo. Razones implicitas pueden ser también las que tuvimos presentes cuando adquirimos una creencia y que nos hicieron adoptarl, pero: que liemos olvidado. Una ver adquiri- da una creencia por haberla encontrado justificada, ese estado de ereencia puede permanecer, aunque s¢ olvide el proceso de justifiacién. Por eso las razones por las que se adopté una ‘reencia y atin se conserva pueden sernos inconscientes. jCuin tas creencias guian nuestra conducta, respecto de las cuales he- mos olvidado las razones que nos condujeron a ellas! Muchas, son el resultado de la ensefianza que Ia sociedad nos dict razones que hicieron que por primera ver las adoptéramos, ron el testimonio de padres y maestros junto con nuestra con- fianza en su veracidad. Ni siquiera nuestros primeros conoci- rmientos cientificos solemos adquirislos por razones distintas a las que nos Ievaron a aceptar los dictados de la moral 0 de la religién imperantes: lo dicen los adultos y los adultos saben. Pues bien, muchas veces conservamos las mismas creencias més tarde, sin volver a justificarlas. Hemos olvidado cudndo y eémo las aprendimos, pero podemos, en cualquier momento, tratar de revivir los razonamientos que en un tiempo fundaron nuestra creencia, hacer de nuevo consciente el proceso de justificacién ‘que nos Hevd a ella. «ocemos entonees, en algunos casos, con: servar la misma creencia por las mismas razones de antes. Seguir adoptando, por ejemplo, los prineipios morales que nos ens fiaron, porque seguimos prestando fe a la sociedad que nos los inculcd; seguir creyendo que nuestro amigo es gencroso, por recordat 1a experiencia que una ver tuvimos de su desprendi- miento. En ottas ocasiones podemos no coincidir ya con las r3 ones que nos sirvieron para adoptar una creencia. Entonces nos quedan dos opciones: poner en duda nuestra creencia 0 descubrir otras razones para justificarla; lo que no podemos hacer es quedarnos con ta misma creencia una. vez que hayamos descubierto que ya no tenemos razones para ella. Teicero, Las razones implicitas pueden ser también ciertos principios generales, supuestos en todo nuestro sistema de creen. cias, que aceptamos confusamente y que s6lo tratamos de acla tarno» cuando ponenios en duds esas ereencias, Sélo entonces Js razones implicitas podrin convertirse en expresas; pero esa a razors axa creen conversién supone un proceso dificil de reflexién y de andli sis. Supongamos que preguntamos: “Por qué crees que el suelo permanece firme?”, “zPor qué aceptas lo que percibes?", "zQué te hace pensar que Ia tierra ha durado mis de cuatro siglos? Posiblemente nos costard trabajo dar con la respuesta y tenga mos que iniciar un proceso de reflexién para descubrir las razones por las que realmente creemos. Lo mas probable es que, al principio, intentemos respuestas que no deseriban ade- cuadamente nucstras verdaderas razones, Dicemos, por ejemplo, que creemos en la firmeza del suelo “porque siempre nos ha sostenido”, o que Ia tierra existié en el pasado “porque serie absurdo no creetlo”, “porque Io hemos creido siempre”, etc. Esas respuestas expresan confusamente un principio de regularidad de la experiencia y un principio de coherencia de una creencia con otras. Pero esos principios podemos tardar en descubritlos, y expresarlos por lo pronto en forma confusa. Interrogados, so . lemos considerar como razones suficientes para muchas creen- cias, el habito de creer, el consenso general, su coherencia con otras creencias o, simplemente, la ausencia de razones en contra. Pero, aunque no expresemos con precisién las razones que efec tivamente justificarian con validez nuestras creencias, no de jamos de pensar que si tenemos razén para creer, pues si no la tuviéramos tampoco creyéramos, De toda creencia, interrogados, podemos encontrar razones implicitas Por otra parte, a menudo no podemos expresar con precisién las razones en que se funda una creencia porque étas son complejas y supgnen, a su vez, otras. Lat justificaciones de una creencia pueden ser maltiples y de muy distinta indole; muchas, * se justifican en una compleja red de razones. Pensemos, por ejemplo, en tas justfieaciones de la ereencia en la validez de ta matemética, en la estructura racional de la naturaleza, en la existencia de Dios 0 en la necesidad de uns sociedad més justa No es ficil poner siempre de manifiesio toda la red de razones fen que se sustenta una ceencia En suma, paga mantener una creencia podemos no tener rarones explicitts. Peto coda creencia tiene razones implicitas que se aducen si se pone en cuestion. Estas pueden ser las causas que originaron la creencia, las razones que uvimos nara adop. tarla y que hablan sido olvidadas, o bien razones que nos acla ramos por primera vez al poner en cuestién la ereencia. Pero no hay creencia de la que no podamor dar eazones, si se nos requiere Por iltimo, hay que hacer una dstincén suplementvi, Las razones que aducios ante lor demds pueden no ser lat que realmente justiiguen la creencia ante nosottos® Puedo cree, por elemplo, que reprbaeun examen porque no he cts tiado ni envendide Ia materia y, con tall de no contest mi incapacidad,alegar como justifiacion que el maestro me tiene ojerta, Puedo crest en el advenimiento foturo de sodalmno 3 raiones morales pero, en uta epoca de prevencién ante el Tomanticismo morals, cuidarme de confeat i vrdadera 13- din y aducir otras mis concordes con el gusto centifico de la poet, como tendencias histéreas, lucas de clase pretend dhs lees econdmicas Tarones de las cieencas no. son pues solamente lay que son comscientesen un momento dado, timpoco son forzotamehte iis que reconocemos ante Tos dems, son las que de hecho ls jusdlican ante novowes y que debemos admie para mance: nels Raxones bdsicas Decimos que de toda creentia podemos dar sazones, ya sean explicitas © permanescan implictas mientras Ia creencia no se ponga en cuestion. Sin embargo, ¢ podela argumentar: si as farones de una ceenca son otras cecncas y éxtas tienen razones fque son ercencias que tienen razones que son erencias...

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