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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA 1

“SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES”


FACULTAD DE HUMANIDADES
“SANTA TERESA DE AVILA”

I JORNADA PROVINCIALES “EDUCACIÓN, VALORES, Y CULTURA”

EL EDUCADOR COMO MODELO: SU INFLUENCIA EN LA FORMACIÓN DE LAS PERSONAS

El objetivo de este trabajo es analizar alguna de las implicancias del rol del educador maestro – profesor, y su
influencia en las formación de las personas. Esencialmente en el sentido de educador como modelo y los rasgos
del modelo que toman particular importancia en función de la influencia que ejercen sobre las personas
protagonistas del proceso educativo.

Consideraremos en este trabajo el concepto de modelo desde lo expresado por Max Scheler .Modelo, implica en su
sentido inmanente, un concepto de valor. Todos siguen un modelo pues lo consideran lo bueno, lo perfecto. El
modelo podría ser objetivamente malo pero en su intención no lo es jamás.

Los ejemplos más generales de modelos son los modelos tipos. Sus ideas no son abstraídas empíricamente de la
experiencia o de la historia. Su valor y las categorías de valor correspondientes: lo santo, los valores espirituales, lo
agradable surgen por sí mismas en el espíritu humano. Los modelos tipos solo se erigen en modelos eficaces
cuando entran en contacto con la materia empírica de hombres históricos. En todo modelo existe una fase empírica
y una fase apriorística, un ser y deber ser, un elemento real y otro estimativo.

La teoría de los modelos abarca muchos aspectos : las especies de modelos y ejemplos, orden jerárquico de los
modelos, modo de producción de los modelos, tipo de influencia, la determinación individual, formas de
transmisión de los modelos.

La teoría de los modelos tiene particular importancia para la ética: constituye la primera condición para toda
valoración ulterior. No son las reglas morales abstractas de carácter general las que modelan sino los modelos
concretos. El modelo exige un modo de ser , una forma del alma. De eso se deriva el querer y la acción. Los jefes
no son necesariamente modelos, solo en el caso de que exista un vinculo afectivo.

Lo que en ultima instancia determina el ser y el ser-así de los grupos humanos es la influencia de la memoria de
modelos imperantes en cada coyuntura que le imprime la base y la dirección principal.

El modelo es un valor encarnado en una persona o figura que se cierne frente a uno de modo tal que el alma adopta
sus rasgos, se transforma y su vida se rige por él y desde ahí se elogia o desaprueba.

Los modelos condicionan el campo de acción en nuestro querer y obrar. Los sistemas de valores a los que el
hombre presta obediencia o desobediencia siempre se remontan a los modelos personales que son la encarnación de
dichos valores. No los elegimos, ellos nos poseen y nos atraen antes de que podamos elegirlos. Por ello la
influencia moral es exclusivo resultado de los ejemplos(buenos o malos ) que nos brindan esos modelos.

Podemos aproximar otro concepto de modelo que va a influir particularmente en la forma de elaborar el
conocimiento y sus aspectos prácticos.

Para Escudero Muñoz1 el modelo “es una construcción que representa una forma simple de la realidad o fenómeno
con el objetivo de delimitar sus variables o dimensiones lo que permite una visión a veces intuitiva de la realidad lo
que permite aproximar datos a la hora de elaborar ideas. “

Estaríamos entonces considerando aquí dos conceptos de modelo: uno surgido desde un concepto de valor, aquel
modelo con el que el educando se identifica desde los modelos que brinda, y con ellos se identifica. Segundo un
modelo epistemológico que influirá particularmente en el alumno en el momento del aprendizaje: cómo se le
presentan los objetos a aprender, y cómo estos son aprendidos.

1
Escudero Muñoz, José Manuel en Ferrandez, José y Sarramona; Jaime “Diccionario Anaya de Educación” Introducción tomo
“Didáctica y Tecnología educativas” 1986 Anaya. Madrid
Lic. Elvira Teijido de Suñer 1
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Trataremos entonces ahora de caracterizar el concepto de educador – maestro y las notas que de él se derivan a la
hora de caracterizarlo como modelo que influye en la formación del educando.

Renzo Titone2 dice “... el maestro no toma el puesto de la naturaleza, sino que la ayuda, la estimula desde el
exterior, la pone en las mejores condiciones para que pueda funcionar adecuadamente.... el maestro no es causa
principal sino causa ministerial del aprendizaje, el cual depende del intelecto activo del discípulo. “ esta relación
educativa la va a poner el autor en evidencia en su definición de acto didáctico: “....es la acción intencional de la
persona del maestro en el momento que se establece una relación bipolar activa, que se actualiza en el estímulo
magistral transeúnte ( enseñanza) para terminar en la respuesta inmanente asimiladora de una verdad (aprendizaje)
por parte del alumno.”

Si nos retrotraemos en el tiempo podremos observar la similitud de las características de este concepto expresadas
por algunos autores.

San Justino3 en dos expresiones va a destacar dos medios que ejercen particular influencia desde el profesor hacia
el alumno: el lenguaje y el contenido expresado por medio de éste.
En el Diálogo con Trifón manifiesta: “...Paseábame yo por la mañana.....Qué ocurre le dije.
Y él:
-Me enseñó en Argos Corinto el socrático que no hay que despreciar, no descuidar a los que visten habito como el
tuyo, sino mostrarles por todos modos estima y buscar su conversación, con el fin de sacar algún provecho para él y
para mí”

Más adelante señala ....”¿ya has cursado música, astronomía, y geometría?¿O que te imaginas vas a contemplar
algunas de aquellas realidades que contribuyen a la felicidad, sin aprender primero estas ciencias que hay que
desprender al alma de lo sensible y prepararla para lo inteligible, de modo que pueda ver lo bello en sí y lo que es
en sí bueno?

En “El Pedagogo” Clemente de Alejandría elabora lo que sería la primera exposición sistemática del camino y el
estilo educativos cristianos. En su tiempo, paidagogo era el término usado para el sirviente que acompañaba al niño
a los distintos lugares de enseñanza. Para designar al maestro se usaba el término didaskalos. En su obra, Cristo es
presentado como el maestro de la humanidad. No en el sentido del profesor que cultiva el intelecto y las
habilidades de la mente, sino como el modelo en que el hombre halla ejemplos, preceptos, exhortaciones,
reprobación y amor. En su calidad de paidagogo Cristo es el punto de partida del progreso del alma la cual
inmaculada y corrompida desde el pecado original, puede ser guiada por él hacia el progreso, la conversión, y la
redención final.

Es el primer tratado cristiano de educación. En el Pedagogo, Clemente, define al maestro como el logos, quien
cuando dirige a los hombres a la virtud se llama logos pedagogo, y cuando enseña la verdad es logos didaskalos. El
término pedagogo era usado en su acepción original y clásica del sirviente que cuida la niño. Este concepto
evolucionó y llegó a confundirse con el del mismo maestro.

..” Se llama pedagogía a muchas cosas: a lo que es propio del educando y del discípulo; a lo que compete al
educador y al maestro; en tercer lugar a la educación misma; y en cuarto lugar a las enseñanzas, como son los
mandamientos. La pedagogía divina indica el camino de la verdad que lleva a la contemplación de dios y también
es el modelo de la conducta sana una eterna perseverancia. 2. Como el general dirige el cuadro de su ejército
velando por la salvación de sus soldados, o como el capitán pilota su barco procurando poner a salvo a la
tripulación, así el Pedagogo, por su solicitud hacia nosotros, indica a los suyos el estilo de vida saludable”..4

Clemente va a destacar el papel del educador planteando la amorosa pedagogía del Logos : “El Pedagogo de la
humanidad, nuestro logos divino, se sirve con todas sus fuerzas, de los numerosos recursos de su sabiduría

2
Titone, Renzo “Metodología Didáctica” 1966 Rialp, Madrid
3
San Justino “Diálogo con Trifón” en Ruiz Bueno, Daniel “Padres Apologetas Griegos sII” 1979 BAC, Madrid
4
Clemente de Alejandría “El Pedagogo” 1994 Ciudad Nueva Madrid
Lic. Elvira Teijido de Suñer 2
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empeñado en salvar a los párvulos...la amonestación es una censura afectuosa que despierta la atención de la
mente” 5

Si trasladamos nuestro análisis a San Agustín, veremos que al perfilar la naturaleza del verdadero maestro, ahonda
en la compenetración de lo divino y de lo humano, notas propias del cristianismo en referencia a toda obra de
formación espiritual, y de interioridad relativa a la educación.

San Agustín6 va a plantear que, para que el maestro pueda dar a su palabra esa eficacia que incite al alumno, debe
ser guiado en su enseñanza esencialmente en el amor. ..”Adonde si es llevado por las palabras del que pregunta, es
llevado no por palabras que enseñan, sino por palabras que indagan con sus aptitud para comprender la luz interior;
como si yo te preguntase si no hay nada que pueda enseñarse con palabras - que de es lo que tratamos – y a ti, no
pudiendo verlo todo, te pareciese un absurdo a primeras vista; así, convino preguntar conforme a la aptitud de tus
fuerzas para oír interiormente a aquel Maestro , para decir yo: ¿de dónde has aprendido lo que confiesas ser
verdadero al hablar yo y estás cierto de ello , y confirmas que lo conoces?”1

El maestro que se ocupa del aprendizaje simbólico del hombre debe posibilitar la estructuración de un paradigma
mental de verdad eterna que aproxime lo bastante la experiencia subjetiva de la realidad eterna como para que el
individuo la reconozca y efectúa el salto “

Para que el maestro pueda dar a su palabra la eficacia necesaria para incitar al acto interior por la cual el alma
alcance la verdad, debe su enseñanza estar guiada por el amor. Este, permite una íntima comunión entre el alma
del maestro y del discípulo , como si el alma de uno hablara en el alma del otro, mutuamente.

El Prof. Ángel Oliveros insiste en la importancia del educador como persona y va a señalar esencialmente cuatro
ámbitos que hacen a este concepto:

1.- el modo de concebir desde sus creencias y actitudes el mundo que lo rodea: no se trata en sí el intento de
determinar el contenido de esas creencias, sino el observar el modo en cómo se organizan. Es de destacar la
importancia de no confiar las futuras generaciones a quienes caen en una aceptación indiscriminada ni en un
negativismo primario.

2. – la forma en que una persona elige para conceptualizar y organizar los estímulos que se le presentan :
esencialmente se refiere a la necesidad de adecuar la enseñanza a las diferencias personales de los estudiantes

3.- los estilos docentes y/o modos de conceptualizar la enseñanza : en este aspecto aparecen cuatro elementos que
condicionan el modelo de enseñanza . El primero se refiere a la forma dada a la transmisión y tratamiento de la
información. El segundo a la interacción social promovida. El tercero a la ayuda y orientación personal. El cuarto a
la modificación de la conducta.

4.- la imagen que profesor tiene de sí mismo: en ello será necesario relacionarlo con las imágenes recibidas en su
proceso de formación.

En estas referencias realizadas por el Prof. Oliveros veremos no sólo la influencia del educador en el educando,
sino particularmente la influencia aquellos educadores dedicados a formar profesores, ejercen desde sus “modelos
de ser docente” sobre los futuros educadores.

Francisco Altarejos va a señalar que la enseñanza se rige por un saber técnico en términos de comunicación. El
docente debe conocer y manejar las capacidades humanas que permiten la comunicación, esencialmente el lenguaje
no sólo para transmitir lo que se enseña, sino para lograr la comunicación intrapersonal con el alumno.

5
ob.cit.
6
San Agustín “De Magistro ” en Ruiz Bueno, Daniel”Los filósofos medievales” 1979 BAC, Madrid

Lic. Elvira Teijido de Suñer 3


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La reducción de la enseñanza a la transmisión de saberes ha llevado a un vacío educativo, por no contemplar la


función educativa y formadora del docente. Sólo enseña el que ha aprendido, aunque parezca trivial, aquel que ha
realizado acciones formativas, el que se ha formado y actualiza en su enseñanza presente la formación anterior.

Evidentemente, los componentes esenciales de la función docente no han cambiado ni van a cambiar en el futuro.
Esta afirmación aunque dura, se hace porque busca recordar lo que hoy con facilidad se olvida.

Si concebimos a la educación como un proceso perfeccionamiento intencional de la persona humana, mediante un


clima cordial y solidario, y una actividad bien prevista, realizada y evaluada, estamos considerando a la influencia
educativa como el servicio a la persona estimulando y orientando la práctica educativa.

Bajo este concepto entonces, ¿cuáles son los rasgos que se supone debe tener el rol docente? García Carrasco va a
plantear especialmente cuatro:

Primero.- La función viene definida por algo invariable: producir aprendizajes que sean beneficiosos al desarrollo
de la persona humana

Segundo: personalidad definida, diferente a la de los otros profesionales, con gran capacidad de afecto.

Tercero: conocimientos teóricos y prácticos. Experto en determinado campo No es enseñante es docente. Tiene
que seguir siendo respetado por su saber con relación a la materia o habilidad que enseña. Su saber es saber enseñar
Lo decisivo es que su enseñanza produzca aprendizaje. Si no es promotor de aprendizaje su enseñanza es vana y
hasta contraproducente, pues puede crear reacciones adversas en su saber concreto e incluso al estudio y
aprendizaje en su conjunto. Los múltiples recursos sólo lo ayudarán en su función.

Cuarto: Ejemplaridad. La escuela no transmitirá valores si los docentes que viven en ella no los viven
personalmente: coherencia en las convicciones, respeto, honradez, veracidad, tolerancia, buenos modales, entre
otros serán los valores que deberán iluminar el ejercicio de su función.

El creciente pluralismo que nos circunda, muestra cambiantes modelos de comportamiento social, ético y estético;
a la vez la procedencia de los docentes de plural así como sus rasgos sociales.

Algunos estudiosos proponen desde hace tiempo abandonar la utópica idea de una función docente omnipotente y
romántica, para arribar a la necesidad de generar una visión de esta función centrada en el ejercicio profesional, en
una clara meta de consolidar en los alumnos el desarrollo de determinadas competencias, resultado de la
internalización de conocimientos y habilidades explícitos y específicos.

Pero la profesionalidad del docente no puede quedar sólo definida en la capacidad para producir conocimientos y
habilidades en sus alumnos. Probablemente, si sólo pretendemos eso, ni siquiera podrá lograrlo.

Considerar al docente como profesional, que ejerce su trabajo de manera autónoma y crítica, que asume con
autonomía y responsabilidad su función, presentándose como un sujeto activo que reflexiona acerca de su propia
práctica, es entonces, comenzar realmente a considerar su rol esencial en la sociedad.

La profesión docente es una función compleja, de clara significación social, cuyo sentido y significado no está
claramente definido en tanto hay tantos conceptos relativos a ella como concepciones acerca de la educación
podamos encontrar. Pero lo que sí está claro, es que si buscamos una educación de calidad que responda a las
expectativas de eficacia de nuestro país y del mundo, será necesario el abordaje desde el rol docente como
profesional.

El campo de la docencia es claramente un campo profesional en tanto supone un área de conocimiento definida,
una preparación especializada, el respeto de un código ético, y una dedicación ejemplar.

Lic. Elvira Teijido de Suñer 4


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No podemos negar que el reconocimiento de la función como función profesional, supone, que desde un conjunto
de procesos históricamente analizables, los que ejercen esta función demuestren su competencia para lograr así que
su actividad cobre relevancia social y esta sea realmente reconocida.
Estaremos entonces hablando de funciones de siempre en circunstancias cambiantes las que suponen nuevas
tareas y nuevas competencias, que suponen seguir manteniendo una visión acerca de la función docente como
personalizadora.

Dicha práctica no supone que estemos hablando de un método; personalizar la educación implica pluralidad de
métodos, donde lo individual y lo social estén claramente integrados.

Personalizar la educación es asumir un estilo, una forma de ser docente, que supone una cierta normatividad en el
quehacer educador. Implica un estilo de educador que tendrá particular incidencia en el estilo de aprendizaje del
alumno.

El estilo docente está conformado por un conjunto de condiciones o variables que se manifiestan en su modo de
actuar, demostrando sus preferencias y aptitudes. A decir del Dr. Víctor García Hoz7, estas condiciones se
sintetizan “en su capacidad didáctica, su capacidad de orientación personal y de gobierno, y su tono vital,
expresión de su propia persona. En síntesis: la intención perfectiva del docente se hace eficaz en la esperanza que
tiene respecto de la capacidad de perfección del alumno. Esta esperanza se manifiesta, en un razonable optimismo
característica esencial de este estilo educador. “

Otra nota esencial de este estilo, es la capacidad de orientación, la que muchas veces no se asigna al docente, sino
solamente a algunos profesionales destinados a esta actividad. Pero es ineludible relacionarla con la función
educadora del docente.

Entendemos por orientación al proceso de ayuda a la persona del alumno, con el fin de que desarrolle la
capacidad de conocerse a sí mismo, al mundo que lo rodea, de descubrir el sentido de su vida y decidir la solución
a los problemas que ella le plantea.

Este quehacer pedagógico apunta a la formación de la voluntad y al perfeccionamiento de la persona, por medio
de la promoción de valores, basados en la adquisición de conocimientos y el desarrollo de aptitudes especificas
para la profesión que ha elegido y para su desempeño como ser íntegro y responsable en la sociedad.

El gran medio para la educación es la actividad. Todo acto humano es educativo si contribuye a la autorrealización
de las personas, es decir que el sujeto alcanza el bien en el mundo real en el que vive y se complace con la
conciencia del bien alcanzado .

El Dr. García Hoz sintetiza estos conceptos de la siguiente manera: ”En la formulación del proyecto personal de
vida se funden la acción educativa y la orientadora; aquella enmarcando el proyecto en el mapa total de la
educación, promoviendo y relacionando la doble acción educativa: la docente y la orientadora. A través de la
docencia se promueve la adquisición de los conocimientos elementales hasta la formación de hábitos científicos y
técnicos; a través de la orientación se descubre e interioriza el sentido de la vida personal del sujeto y se
promueven y refuerzan los hábitos de la voluntad para llevarlos a cabo.”8

7
García hoz, víctor “La práctica de la educación personalizada” 1986 Rialp Madrid
8
García Hoz, Víctor “La orientación en la educación personalizada” en García Hoz, Víctor- Alcázar Cano, José Antonio y otros “La orientación
en la educación personalizada. La formación ética.” Rialp, Madrid 1994 pág.26
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La misión esencial de la docencia como orientación, es ayudar al alumno a formular su proyecto de vida, y a
fortalecer su voluntad de modo que sea capaz de llevarlo a término. Es un proceso interactivo entre profesor y
alumno en el que los dos se perfeccionan mutuamente.

La enseñanza no es neutra, La presentación de valores y disvalores es inseparable de la tarea docente. El clima


que genera en la clase, la evaluación que plantea, el método que usa, las bibliografías, pueden ser ejemplo de amor
a la verdad, generosidad justicia, alegría.

Qué valores son los primordiales? Aquellos que tienen su fuente y justificación en la dignidad de la persona. Son
los que permiten el autodespliegue de la personalidad del alumno, expresados en hábitos operativos que
concuerden al estudiante la posibilidad de hacer el bien.

El peligro de la relación docente – alumno, es que esta sólo quede en la relación didáctica. En realidad , esta
relación didáctica sólo será completa si se centra en un proceso comunicativo eficaz, que lleve al docente a asumir
un estilo que oriente permanentemente al alumno. Este será un rasgo esencial de su profesionalismo.

El ejercicio de la función docente supone varios aspectos que afectan al diseño y desarrollo de los procesos
educativos en el aula, la programación y articulación de dichos procesos en su cátedra, intercátedras, y con el plan
de formación todo, lo relativo a la enseñanza en sí, y el aspecto orientador acerca de la cual pretendemos
reflexionar especialmente. La responsabilidad y vocación demostrados en ello, es decir, el profesionalismo serán
modelos que condicionen la visión de la profesión que se desarrollo en el alumno.

El docente puede influir en la formación de actitudes de los alumnos, básicamente por tres caminos: la
presentación de modelos de identificación, la selección y valoración de la información que proporciona, y el
empleo de los incentivos necesarios para el logro de un aprendizaje formativo.

Los procesos de identificación con el docente como modelo personal y profesional son especialmente importantes
en la formación de los estudiantes. Los aprendizajes sociales adquiridos durante su formación son más
significativos que los aprendizajes cognitivos.

Particularmente cobra importancia lo que se enseña, cuando se enseña, aquello que se manifiesta a través del
ejercicio de la autoridad, del estilo evaluador, de los gestos de las palabras. A decir de los Dres. Alcázar Cano y
Martos Navarro “... abarca la vida entera del educador, sin limitarse artificiosamente al ámbito profesional, porque
la coherencia interior es indispensable para entender la labor educativa con un planteamiento ético maduro, que
lleva al educador a esforzarse para vivir de acuerdo a los principios que profesa y de los valores en los que cree...”9

Desde el punto de vista cognitivo, el docente deberá orientar a sus alumnos a solucionar desde la comprensión los
problemas típicos, emplear la argumentación, a reflexionar acerca de su aprendizaje. Aprendiendo del error a
estructurar su conocimiento, , a transferir y aplicar, a organizar su trabajo y manejar el tiempo, a recolectar datos
adecuadamente, y a usarlos con propiedad.

Los logros de los alumnos están determinados por el tipo de incentivo, premio o castigo. En el aprendizaje de
actitudes juega primordial importancia el sentimiento de confianza que despierta el docente, generalmente
promovido por la actitud esperanzada del mismo ante las posibilidades educativas de sus alumnos.

9
Alcázar Cano, José Antonio y Martos Navarro, José Luis “La acción tutorial del profesor” en García Hoz, Víctor-Alcázar Cano, José Antonio y
otros (Ob. Cit)
Lic. Elvira Teijido de Suñer 6
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Si el aprendizaje que promueve el profesor no es rutinario, memorístico, el profesor lograra imprimir en los
alumnos el sentido de la actividad que realizan, el juicio critico la riqueza de la expresión, el orden, la puntualidad,
la laboriosidad, mas allá del sentido de que ese aprendizaje va a ser evaluado.

En este sentido la educación supone entrega personal del educador: hacer y enseñar, ejemplo y palabra, coherencia
entre lo que piensa y lo que vive, compromiso en la búsqueda de la verdad, y generosidad para transmitirla a sus
alumnos.

Recordemos las palabras del Documento “Laico católico testigo de fe en la escuela”:“ante el alumno en formación
cobra un relieve especial la preeminencia que la conducta tiene sobre la palabra. Cuanto más viva el educador el
modelo de hombre que presentas como ideal tanto más será este creíble y asequible. Porque el alumno puede
contemplarlo no sólo como razonable, sino como vivido cercano y realizado”10 .

Un estilo educativo del docente es posible definirlo en el encuentro de la concepción de la educación u en esta
coyuntura actual y la idea acerca de la función docente. Su sentido en las instituciones educativas reside en:
• El logro de una educación centrada en la persona su pleno desarrollo como tal y como profesional que le
proporcione capacidades que pueda transferir en el futuro
• Que sean capaces de actuar con eficiencia en su profesión en el marco de la solidaridad y la dignidad
• El alumno se formará en el marco del dialogo personal intelectual, ético, y profesional que debe darse entre
profesores y alumnos comprometidos en responder responsablemente al reto de la formación

La acción educativa debe ser amplia, precisa, con coherencia interna, interiorizada personalmente, adecuada a las
tareas que afronta y abierta al cambio.Todos no preguntamos acerca de los factores que inciden en el éxito escolar
o académico de los alumnos desde lo didáctico, lo cognitivo y lo motivacional. El aprendizaje es un proceso
necesariamente interpersonal.

La personalidad del profesor, su afectividad e implicación respecto del alumno constituyen un verdadero factor
mediador para el aprendizaje. La mirada desesperanzada acerca de la profesión docente lleva a los profesores a
considerarse a si mismos como victimas, débiles e incapaces, sin fe en su capacidad profesional, lo que genera en
el alumno, dada la imagen que en ellos proyectan, pesimismo, ausencia de exigencia académica, rigidez, y
dificultades para poder forjarse una autoestima acerca de sus posibilidades como estudiante.
La afectividad hacia el educando es la clave de toda pedagogía que intente ser eficaz; lleva a los alumnos a
ilusionarse con el aprender y así poder crecer.

La afectividad no es falta de exigencia; es un requisito pedagógico expresado como empatía, que asegure a cada
uno la oportunidad de la educación.
Esta empatía no es conceptualmente lo mismo que simpatía. Significa vivir colocándose en el lugar del otro. En el
educador es una capacidad que necesita para proyectar su continua actitud reflexiva. Es esencial que el educador
observe y reflexione no desde la óptica de su hacer sino de los procesos que debe promover.

Esto supone la dimensión orientadora del profesor. Consiste en la atención personal de los alumnos con
intencionalidad formativa a la que podemos llamar atención docente. Es la acción del maestro por excelencia en
relación con sus alumnos.

10
Sagrada Congregación para la Educación Católica “El laico católico testigo de fe de la escuela” n 32 pág. 210
Lic. Elvira Teijido de Suñer 7
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Consideran maestros y alumnos que la orientación no es un añadido al enseñar y aprender sino una actividad
central en el proceso formativo. Esta claro que docencia y orientación son dos caras de la misma moneda que es la
educación
Este estilo de ejercer la función docente sólo se puede concretar con:
• Convicción
• Coherencia en sus actitudes y formas de acción
• Confianza
• Respeto

Para ello, este estilo deberá basarse en una serie de capacidades


• Dialogo y comunicación (empatía) flexibilidad apertura mental
• Orientación potenciadora (indagación, interiorización,)
• Capacidad de critica constructiva
• Estilo docente que promueva el estilo personal autónomo y asesorado, que implique dificultad y esfuerzo
• Procedimientos técnicos para personalizar la educación
• Y sobre todo, afecto

Todo ello deberá contemplarse a la hora de reflexionar acerca de la formación docente, y considerar
especialmente, la influencia que en los futuros profesionales de la educación, ejercen los estilos educativos de los
docentes encargados de este proceso.

Ello afectará básicamente al rol del profesor figura clave de la educación, y esto está asociado a que las escuelas del
siglo XXI deberán asumir formas distintas de gestión. Cambiará sin duda el modelo de institucionalización del
centro de la educación formal. También afectará a ello la diversidad étnica y cultural de las sociedades de los años
venideros, lo que lleva a modificar los modos tradicionales de intervención educativa, y entonces, la
generalización de la orientación en los centros educativos. Esto afecta al rol del profesor.

El papel del profesor ha cambiado mucho y seguirá cambiando en el siglo 21


El tipo de sociedad a la que nos vemos abocados exigirá sin duda de nuestra parte el fortalecimiento de
determinados cometidos, la adquisición de habilidades específicas para poder solventarlos, y el más decisivo un
cambio de mentalidad y de perspectiva.

Esto nos llevará a pensar en un docente flexible, abierto al cambio, capaz de autoevaluarse, crítico consigo mismo,
con capacidad ética para juzgar las consecuencias y repercusiones del ejercicio de su función.

Quizás la reflexión que más cabe como conclusión es el significado vital que tiene la función docente en la
formación de las personas y Particularmente cómo su lenguaje, su forma de estructurar el conocimiento, su forma
de ser y comportarse, y esencialmente su optimismo, en confiar que el destino, más allá de las circunstancias , se
consolida a través del la educación y en particular del vinculo docente - alumno

Lic. Elvira Teijido de Suñer 8


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Cabría acercar entonces como conclusión una expresión de Octavi Fullat y Jaume Sarramona11: “...La tarea
educadora puede adoptar muchas actitudes menos dos: la desesperanza y la presunción. Un educador desesperado
deja ipso facto de ser educador. Lo propio le sucede al educador presuntuoso. Uno y otro han abandonado el tiempo
porque viven en el – ya hemos llegado- o - desde el ya nada es posible.-”

LIC. ELVIRA TEIJIDO DE SUÑER

BIBLIOGRAFÍA

• ALTAREJOS, Francisco “Dimensión ética de la educación” 1999 EUNSA, Pamplona

• CLEMENTE DE ALEJANDRÍA “El Pedagogo” 1994 Ciudad Nueva, Madrid

• ESCUDERO MUÑOZ, José Manuel en FERRANDEZ, José Y SARRAMONA; Jaime “Diccionario


Anaya de Educación” Introducción tomo “Didáctica y Tecnología educativas” 1986 Anaya, Madrid

• FULLAT, Octavio y SARRAMONA, Jaime “Cuestiones de educación” 1984 CEAC, Barcelona

• GARCÍA GARRIDO, José Luis “El profesor del Siglo XXI” Revista Bordón Volumen 51 número 4, 1999
Sociedad Española de Pedagogía Madrid

• GARCÍA HOZ, Víctor “La práctica de la educación personalizada” 1986 Rialp, Madrid

• OLIVEROS, Angel “El educador como persona” en “Valores de las personas y técnicas educativas”
1982 CINAE, Buenos Aires

• SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA “El laico católico testigo de fe de


la escuela” 1984 Paulinas, Buenos Aires

• SAN AGUSTÍN “De Magistro ” en RUIZ BUENO, Daniel”Los filósofos medievales” 1979 BAC, Madrid

• SAN JUSTINO “Diálogo con Trifón” en RUIZ BUENO, Daniel “Padres Apologetas Griegos sII” 1979
BAC, Madrid

• SCHELER, Max “El Santo, El Genio, El Héroe” 1981 Nova, Buenos Aires
• TITONE, Renzo “Metodología Didáctica” 1966 Rialp, Madrid
11
Fullat, Octavi y Sarramona, Jaume “Cuestiones de Educación” 1984 CEAC Barcelona

Lic. Elvira Teijido de Suñer 9


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