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El resto de mis amigas habían decidido darse ese día libre y a pesar de
que trataron que me fuera con ellas, finalmente conseguí que se cansasen de
molestarme y se marcharon diciendo que regresarían sobre las dos o tres de la
mañana. Me gustaba estar sola y sobre todo cuando tenía que estudiar,
además de que desde hacía unos días tenía bastantes dolores de cabeza y
prefería quedarme en la residencia antes que salir y que me fuera a peor el
dolor; no quería ponerme mala para los exámenes. Era mi primer año en la
universidad y había prometido a mis padres y a mi novio que no bajaría mis
notas.
Además, había hecho una apuesta con Lucas de que el que sacase las
notas más bajas estaría obligado a llevar al que ganase a donde quisiera.
Estaba claro que no pensaba perder ya que tenía ganas de que mi querido
chico me llevase a conocer aquel sitio que siempre me nombraba y que decía
que era hermoso pero nunca me explicaba donde estaba. Había visto muchas
fotos del lugar pero no había descubierto como se llamaba y la verdad que
tenía muchas ganas de ir. El hecho de que ambos estudiásemos en la misma
universidad y casi las mismas asignaturas había provocado que surgiera esta
apuesta.
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Mientras me tomaba el café calentito, miré por la ventana el cielo
oscuro iluminado únicamente por las estrellas. Hacía una noche realmente
preciosa, aunque también helada; algo lógico teniendo en cuenta de que nos
encontrábamos casi a finales de noviembre y este año estaba haciendo
bastante frío desde mediados de mes. Cuando miré el termómetro que tenía
en mi habitación, hacían unos diez grados en el exterior así que fui hasta la
estufa y la encendí para que diera un poco de calor aquí dentro. También me
coloqué un suéter de lana gordito que me llegaba hasta las rodillas y unos
calcetines largos y calentitos. Me gustaba estar cómoda cuando tenía que
estudiar pero no pensaba pasar frío.
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lo último que se pierde. Da igual cuanto te rechacen o pongan trabas en tu
camino, tú nunca te rindas pues finalmente ese esfuerzo se verá
recompensado”
El título que decidí poner al libro fue el de: “La historia de Niriya, el origen
de una leyenda”.
En él, narraba las aventuras de Niriya una chica de diecisiete años que
había sido llevada al interior de un libro antiguo de forma misteriosa y
llevado a la antigua Japón, donde existían príncipes, condes y poderosa
magia. Allí había sido elegida para detener a un mal que estaba
concentrándose en una región remota de Japón y con ayuda de unos
guardianes que irían apareciendo por el camino, tenía que salvar a Japón de
aquel mal. Según contaba una leyenda, solamente aquella chica que viniera
de otro mundo, sería capaz de vencer a aquel mal.
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concursos para que la gente lo leyera; ya que todos coincidieron en que ese
libro tenía que ser publicado.
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Eché un vistazo por última vez al post it que tenía en la leja y sonreí.
Aquel autor había tenido mucha razón. Si luchas por tus sueños y por lo que
quieres, terminaras consiguiéndolo.