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aes —— Fragmentos para el estudio de una sensibilidad de la cultura ee TONAL (2 Z are EL ee SSI ee leh ale Py ATRODITA BARROCA Fragmentos para el Estudio de una sensibilidad de la cultura Rosita Andrea Pantoja Barco lera. edicion: Ediciones Abya-Yala Av. 12 de Octubre 14-30 y Wilson Casilla: 17-12-719 ‘Teléfonos: 2506-247 / 2506-251 Fax: (593-2) 2506-255 / 2 506-267 e-mail: editorial @abyayala.org wwwabyayala.org Quito-Ecuador Disefio y Diagramacién: Ediciones Abya-Yala ISBN 13: 978-9978-22-762-6 Impresién: Abya-Yala Quito-Ecuador Impreso en Quito Ecuador, septiembre 2008 CONTENIDO + 5 Estudio preliminar ..... wee 15 Sobre fa cubturasccscscsssesssscscscssesesssessssssssssssssssssssssssssssssssssssss 17 Espafia..... 18 Hispanoameérica, 25 Popayan.. 31 Sobre iconografia. 33 Sobre el estilo ssssssssssssssesnsssssssensasasasasasasasasasasasssasssassssssssnsssase ID Primero Hacia una iconografia de la escultura barraca en Popayan, Siglos XViLy XVIII I. Una aproximacién a la imagineria barroca.... IL Algunos temas del Barroco en Popaydn 1. La trinidad: dogma, misterio y magia... 49 2. Pasajes de los apécrifos: el matrimonio como sacralidad. 65 3. Pasion y muerte: la via de la trascendencia. 74 4, Advocaciones marianas: la imagen apocaliptic: 87 5. Ordenes religiosas e imagenes de éxtasis ... 92 Segundo Plano para tin concepto de erotismo barroco 1. Pliegue: materia de lo erdt 122 1.1. Pliegue cuerpo .. 127 1.2. Pliegue espiritu 141 IL Drama y lenguaji - 147 2.1, Cuerpo-lenguaje - 148 6 Rasta ANDREA PANTOIA BARCO 2.2. Muerte y ostentaci6: 161 TEL. Mistica y sensualida 166 Palabras finales. .- 205 GHoSAT;O etn nninnnannnnnennnnnnne 2M Bibliografia ... ve 217 ASRODITA BARROCA 7 LI8TA DE FIGURAS Fachadas de las iglesias de San Francisco, San José y Santo Agustin. Popayai - Tomada de www.concejodepopayan.gov.co y www.popayan.gov.co Retablo Del Seftor de la Coronacién. Iglesia de San Francisco... Fotografia de Carlos Humberto Illera Procesién de Semana Santa. Paso de la Piedad... Tomada de www.museonacional.gov.co 1. Santisima Trinidad. Anonimo. Siglo XVII. Iglesia de San Agustin. Talla de bulto en madera policromada y estofada. Tamaio natural. Fotografia de Alfredo ValldeRuten. Ja: Detalle: Dios Padre. Ib: Detalle: Dios Hij 2. San Joaquin.Manuel Chili (Caspicara). Siglo XVIII. Escuela Quitefia. Iglesia Catedral Nuestra Sefiora de la Asuncién. Talla de bulto en madera policromada y estofada. Tamaio natural... Fotografia de Alfredo ValldeRuten 2a: Detalk 2b: Detall 3. San Joaquin, Anénimo. Siglo XVIII. ;Escuela Santafereiia (Pedro de Laboria)? Iglesia de El Carmen. Talla de bulto en madera policromada y estofada. Tamaiio natural... Foto Estudio Jiménez. 3a: Detalle...... 4, San Joaquin. Bernardo de Legarda. Siglo XVIII. Escuela Quitefia. Iglesia de Santo Domingo. Talla de bulto en madera policromada y estofada, Tamaiio natural.........4..... csseeescuntecosseneessesseunecsaueces Fotografia de Alfredo ValldeRuten 4a: Detalle.. 5. Santa Ana.Manuel Chili. Siglo XVIII. Escuela Quitefia. Iglesia ‘Catedral Nuestra sefiora de la Asuncién. Talla de bulto en madera policromada y estofada. Tamafio natural. Fotografia de Alfredo ValldeRuten. 5a: Detalle...... 5b: Detalle.. 8 Rosita ANDREA PANTOIA BARCO 6. Santa Ana. Bernardo de Legarda. Siglo XVIII. Escuela Quitefia. Iglesia de Santo Domingo. Talla de bulto en madera policromada y estofada. Tamaiio natural... Fotografia de Alfredo ValldeRuten. 6az Detalle 6b: Detall 137 139 7. Santo Cristo. Anénimo, Siglo XVIII. Iglesia Catedral Nuestra Senora de la Asuncion. Talla de bulto en madera policromada. Tamafio natural.......77 Fotografia de Alfredo ValldeRuten 7a: Detalle. Foto Estudio Jiménez. 152 7b: Detall 154 7c: Detall 8. Santo Cristo de ta Veracruz. (;Martinez Montaiiés?). Siglo XVII. Espajfiola (Sevilla). Iglesia de San Francisco. Talla de bulto en madera policromada. Tamafio natural Fotografia de Alfredo ValldeRuten. 8a: Detalle.. 8b: Detall 154 158 9, Santo Cristo. Anénimo. Siglo XVIII. Espaiola. Iglesia de Santo Domingo. Talla de bulto en madera policromada. Tamaiio natural... Fotografia de Alfredo ValldeRuten 9a: Detall 9b: Detall 153 155 10. Virgen de los Dolores, Anonimo. Siglo XVII. San Agustin. Imagen de Vestir... Fotografia de Carlos Humberto Illera pafiola. Iglesia de LL. Virgen de los Dolores. Anénimo. Siglo XVIII. Espafiola. Iglesia de San Agustin. Ima en de Vestir. Fotografia de Alfredo ValldeRuten. 1la:Detalle........... 12, Virgen de la Soledad. Anénimo. Siglo XVIII. Espafiola, Iglesia de Santo Domingo. Imagen de Vestir. Tamafio natural. Fotografia de Carlos Humberto Illera 12a: Detalle. Fotografia de Alfredo ValldeRuten.. 13, Inmaculada Concepcidn. Bernardo de Legarda. Siglo XVIII. Escuela Quitefia, Iglesia Catedral Nuestra Seitora de la Asuncién. Talla de bulto en madera policromada, Tamaio natural... AFRODITA BARROCA 9 Fotografia de Alfredo ValldeRuten, 13a: Detalle.. 13b: Detalle. 13c: Detalle.. 13d; Detalle. 14, San Francisco de Asis, Manuel Chili (Caspicara). Siglo XVIII. Escuela Quitefia. Iglesia de San Francisco. Imagen de Vestir. Tamaio natural. eae Fotografia de Carlos Humberto Illera 14a: Detalle.. 14b: Detalle., 15. San Pedro Alcdatara, Siglo XVII. Espanola. Iglesia de San Francisco. Talla de bulto en madera policromada. Tamafio natural... Fotografia de Alfredo ValldeRuten 15a: Detalle. 16. Santa Inés, Anénimo. Siglo XVII. Iglesia de El Carmen. Imagen de Vestir. Tamaiio natural. Foto Estudio Jiménez. 100 16a: Detalle. 16b: Detalle.. 17. Sarita Barbara, Anénimo. Siglo XVIII. Iglesia Catedral Nuestra Sefiora de la Asuncién, Imagen de bulto policromada y estofada. Tamaio natural. Fotografia de Alfredo ValldeRuten. 17a: Detalle.. . 17b: Detalle. 18. Santa Lucia. Anonimo. Siglo XVIIL. Iglesia de San Agustin. Imagen de Vestir. Tamaito menor al natural... Fotografia de Alfredo ValldeRuten 18a: Detalle.. 18b; Detalle, Nada es mas turbador que los movimientos incesantes de lo que parece inmévil. Gilles Deleuze Asropita Barroca 13 INTRODUCCION Si forma y contenido resultan dimensiones de un mismo proble- ma, la expresién de contenidos espirituales, este trabajo y todo su conte- nido, no serin mas que el develamiento del arte y de sus juegos erdti- cos en el Barvoco. Pero siendo éste un fenédmeno tan amplio y comple- jo, es necesario aclarar que lo aqui consignado sera una exploracién en el lenguaje del arte escultérico del barroco, a partir de piezas religiosas de Popaydn. Por lo anterior es preciso recalcar que este ensayo sera el Ambito en el cual el lenguaje del arte, como problema fundamental, co- municaré su mas intimo contenido: el sensualismo infinito de lo vital, el erotismo de hombres y mujeres contemplando una escultura y cons- truyéndose en una sensibilidad. Dado que el lenguaje del arte y sus contenidos eréticos es lo que aqui nos interesa, he resuelto presentar como una forma introductoria al tema, un estudio preliminar donde se consigna una breve informa- cién hist6rica (de la época desde dos perspectivas: barroco espaiiol y barroco hispanoamericano), una informacion metodoldgica (icono- grafia) y una estilistica. Seguidamente y para dar cumplimiento al ob- jetivo de este estudio, he resuelto dividir este ensayo en dos capitulos: en el primero se estableceré una aproximacién iconografica e iconolé- gica a la escultura religiosa de los siglos XVII y XVIII en Popaydn, que he llamado barraca-en general por la influencia y vigencia de este es- tilo en América durante los siglos sefialados, de manera pues, que este capitulo —descriptivo y clasificatorio— pretende, a la vez que mostrar la importancia de los estudios iconograficos en las ciencias humanas, crear una atmésfera propicia, a partir de la cual sera posible el anilisis subsiguiente. Esta primera parte intentara conectarse con esos datos de la historia que son necesarios para conocer el contexto de las obras 1.4 ROSITA ANDREA PANTOJA BARCO (pues la parte siguiente se concentrard en el anilisis de éstas), de ahi que en este capitulo las obras escultéricas empiecen a narrar fragmen- tos de su «historia oficial», de manera pues, que se inclinarén a mostrar sus agenciamientos y a la vez nos darén un anticipo de sus jtegos de fu- gay erotismo. En el segundo capitulo, se elaborar4 una traduccién de los dis- tintos aspectos de la escultura, con el fin de mostrar cémo, a pesar de la moral contrarreformista de la iglesia catélica vista en el capitulo an- terior-, las obras barrocas escapan de muchas maneras a la reglamen- tacién moral vigente, para poner de manifiesto lo vital y convulsivo co- mo caracteristica fundamental del juego de lo erdtico, que no es mas que una forma particular de lenguaje. Traducir las esculturas para ha- cer visibles los distintos elementos y niveles de comunicacién en las obras, y elaborar con ellas un plano para un concepto de lo erdtico es, en ultimas, el propésito de este capitulo; de igual manera es necesario aclarar, que los dos capitulos intentan conectarse con lo barroco desde fuentes literarias, para crear un Ambito donde sea posible expresar de alguna forma el sentir y el pensar de una convulsiva época como ésta, puesto que nada como la poes{a puede comunicar con precisién aque- Ilo que nosotros ligeramente intuimos. El ensayo (que bien podria denominarse una etnografia de la sensibilidad) se configura entonces como un acercamiento desde el ar- te -a partir de esculturas religiosas barrocas-, con la vida, la pasion, la esencia afectiva, la voluntad, la fuerza, el movimiento, la agitacién, la actividad convulsiva, los juegos de luz y el impulso aéreo, que constru- yen las formas de lo sensible y de lo erético, tratando de vislumbrar los distintos devenires del arte que, como una profunda manifestacién del espiritu humano, conjugan una sensibilidad cultural temporal (siglo XVII y XVII) y tejen otras muchas cuando entran en una relacién atemporal, en el aqui y en el ahora del espectador, gracias a una suerte de voluntad de relacién, de una voluntad de comunicacién. Aszcoma Barroca 15 ESTUDIO PRELIMINAR Toda investigacién que tiene como objeto el arte se ve justifica- da por el hecho de que este tipo de manifestaciones arrojan valiosos datos sobre la forma como los distintos pueblos configuran su identi- dad, cémo inventan y reinventan aquellos aspectos de la cultura que les permiten la sobrevivencia, asi mismo, como canalizan los malestares y materializan los suefios. Desde este punto de vista, el texto presentado a continuacién busca, mediante el andlisis icnografico de algunas pie- zas escult6ricas de los siglos XVII y XVIII, la identidad de lo sensible en la cultura de tales siglos. De este modo, pretender encontrar una signi- ficacién especial, que haga referencia a lo erético en este tipo de icono- grafia, nos instala en la discusién sobre el patrimonio cultural, pues el arte como superestructura cultural, configura un dmbito especial de intercambio simbélico, en el cual se ponen en juego diversos elemen- tos que proveen de vitalidad a los grupos humanos. No solamente muestran las concepciones estéticas respecto a lo bello, sino que tam- bién, involucran otros aspectos sociales como la naturaleza, el cuerpo, la religion, el poder, el territorio, todos estos con un tratamiento espe- cial que manifiesta el tipo de relaciones existentes en el interior de la cultura en cuestién. Lo anterior no significa otra cosa que el arte como discurso que revela el ser de una cultura, pero asi mismo, su constante devenir. Pretendemos también intentar hablar sobre el arte desde la comprensién del fenémeno artistico como una escritura que inverta al pueblo que falta. Pero el aporte de la investigacién va més alla del hecho de mos- trar como la variacion iconogrdfica construye sentidos culturales, pues una investigacion de esta indole ofrece al campo de la investiga- ci6n en arte, las herramientas del andlisis antropoldgico de la cultura, 16 ROSITA ANDREA PANTOIA BARCO los postulados de la filosofia y el andlisis literario. Lo que se pretende a fin de cuentas es mostrar cémo la investigacién sobre el arte desde una visén antropoldgica invoca una interdisciplinariedad a favor de una comprensién de la compleja red de conexiones que instaura el proceso artistico, como campo de accién social. Por consiguiente, el aporte de la antropologia, nos mostrara con mayor amplitud el ya complejo concepto de identidad, a favor de una conciencia patrimo- nial que ve en el arte, un territorio mas alld de la representacién: un campo de accién permanente y vital de la cultura. Desde el punto de vista de los estudios en arte, la investigacién planteada implicar la in- corporacién de distintas disciplinas para alcanzar un mismo fin: estu- diar el arte en sus complejas redes de significaciones; esto significa que el arte deja de ser el dominio de una disciplina particular para pasar a ser el objeto de estudio de las ciencias humanas; en este sentido, el ar- te recupera su lugar cultural y su importancia simbélica y material en Ja constitucién de la identidad social. De la misma manera, para la an- tropologia, la investigacién representa un avance significativo, pues hasta ahora en Colombia, la investigaci6n antropoldgica del arte, con Jo que ello implica: incorporacién de todas las ciencias sociales, es in- cipiente, siendo los trabajos de mayor relevancia aquellos procedentes de la historia del arte y la estética, muy materialistas los primeros y muy abstractos los segundos. La ampliacién de las fronteras de la disciplina antropolégica y la fusién en su cuerpo teérico y retodoldgico de las teorfas y los métodos de los estudios de arte, enriquecerd sin lugar a dudas la tematica antro- poldgica, pues permitird el ejercicio de una investigacién interdiscipli- naria que incorporara las distintas teorfas estéticas, los movimientos estilisticos, la critica de arte propios de los estudios estéticos, los simbo- Jos, los significados, las semejanzas y las diferencias, los cambios y las continuidades en los distintos sistemas socio-culturales, para entender la conexién de todos estos elementos en el juego del arte, donde la iden- tidad es el item principal tanto de la creacion individual como de un colectivo. Desde esta perspectiva, es mucho lo que se gana con una in- vestigacién interdisciplinaria como ésta, pues como se ha sefialado, al restaurarle al arte su lugar como texto cultural, este discurso empieza a tevelar la escritura de todo aquello que hace de una cultura un proyec- to de vida en constante cambio. Efectivamente es la identidad entendi- 18 Rosita ANDREA PANTOIA BARCO nal, dominado por fuerzas de imposicién represiva que estan en la ba- se de la gesticulacién dramitica del hombre barroco y que permiten lla- mar a este con tal nombre”. En pocas palabras, el barroco expresa la conciencia de una crisis observable en los agudos contrastes sociales, el hambre, la guerra, la miseria y las restricciones. Pese a que estos rasgos enunciados caracterizan al barroco en ge- neral, suele establecerse una distincién entre el barroco de los paises protestantes y el de los pafses catélicos, también conocido como barro- co de la Contrarreforma; sin embargo, es el barroco catélico el que ocu- para nuestro interés y en este sentido, intentaremos un acercamiento a Ja época del Barroco espaiiol, dada su evidente proximidad con el ame- ricano, 1.1. Espaiia ‘Tras el descubrimiento de América y la firma del Tratado de Tor- desillas (7 de junio de 1494 y ratificado, de un lado, por los Reyes Ca- t6licos Isabel de Castilla y Fernando de Aragén el 2 de julio de 1494 y, de otro, por el rey portugués Juan II el 5 de septiembre del mismo aio) se da la fundacién al Imperio Espajiol, el cual empieza a forjarse en el gobierno de Isabel I de Castilla y Fernando II de Arag6n (Reyes Catoli- cos), cuyo matrimonio en 1469 marcé el inicio del proceso de unifica- ci6n de sus respectivas coronas. Y fue precisamente durante el reinado de los Reyes Catélicos cuando el nuevo pais, recién constituido, comen- z6 a levantar un imperio que incluso se extendi6 a las regiones de ul- tramar. Por una parte, los monarcas querian afianzar su dominio sobre los territorios contiguos del norte de Africa; esperaban también prote- ger el comercio de Castilla en el mar Mediterrineo y en el océano Atlintico, y monopolizar las zonas préximas, para convertirlas en puer- tos activos para la exportacién de oro y de esclavos africanos; asimis- mo, apoyaban la exploracién de lugares remotos con el objeto de exten- der el cristianismo e incrementar el potencial comercial de las dos co- ronas (la de Castilla y la de Aragén) en el Lejano Oriente, lo que a to- das luces abasteceria al reino de grandes riquezas y prestigio internacio- nal. Pero tado esto estaba amenazado por el avance de los portugueses, quienes a comienzos del siglo XV habian descubierto y colonizado dos pequeiios archipiélagos, Madeira y las Azores (1456 y 1460) y ocupado las islas de Cabo Verde, lo cual les permitié establecer répidamente 20- 20 Rosia ANDREA PANTOLA BARCO inicié negociaciones diplomaticas con Portugal y el papado, que hacia las veces de un organismo de mediacién internacional sobre los asun- tos relativos a los paises catélicos. Dado que Espaiia y Portugal tenian la misma ambicién expansionista, el papado contribuy6 a reducir los conflictos entre ambas naciones, estableciendo fronteras oficiales. De esta forma, la soberania de Espafia sobre algunas de las tierras america- nas quedaria confirmada en varias bulas papales (las llamadas Bulas Alejandrinas). El papado bas6 estas resoluciones en lo que calificé co- mo la responsabilidad de los espaiioles en Ia difusién del cristianismo y de la moral cristiana entre los habitantes de las nuevas regiones. En 1493, el papa Alejandro VI aprobé oficialmente el reparto de los terri- torios inexplorados entre los dos paises. Esta decision seria incorpora- da al Tratado de Tordesillas (1494), firmado entre Portugal y la Corona de Castilla, en el que se definia la denominada linea de demarcaci6n, que establecia los limites entre las zonas que pasarian a ser gobernadas por Espajia y las que pertenecerfan a los portugueses. Asi pues, los si- glos XV y XVI, que llevarian a Espafia a convertirse en una potencia te- rritorial y comercial, sufriria en las centurias siguientes toda una serie de cambios, muchos de ellos de proporciones inusitadas tanto para sus antiguos como nuevos territorios. El siglo XVIE sorprende a Espafia sumida en una profunda cri- sis politica y econdémica generada en el siglo anterior. Espafia perdia territorios y la casa de Austria, protagonista de la decadencia espafio- la, asumia el poder. Felipe III delegaria el gobierno al duque de Lerda, con lo cual la corrupcidn se extenderia por la administracién y la cri- sis econémica se haria evidente. En la politica exterior se alcanza la paz con Inglaterra, los Paises Bajos y Francia. Posteriormente y bajo el reinado de Felipe IV, se viviria una de las coyunturas bélicas mas in- tensas de la historia de la monarquia hispanica; dicha confrontacién provocaria la ruina de la economia y de la hacienda de Castilla, que venian ya en detrimento. Las repercusiones econémicas y sociales de tal esfuerzo no tardaron en aparecer junto a otros factores, como el descontento generalizado y las tensiones constitucionales provocadas por los reiterados intentos del conde-duque de Olivares de repartir las cargas de la politica imperial de Ja monarquifa, para aliviar el peso que soportaba la Corona de Castilla, provocaron una grave crisis interna, cuyas manifestaciones mas relevantes fueron las revueltas de 1640 en Cataluita y Portugal. Aropmia Barroca 21 Todos estos acontecimientos auguraban ya la derrota de la mo- narquia frente a los holandeses, la cual serfa sancionada por la Paz de Westfalia (1648) y frente a Francia por la Paz de los Pirineos (1659). Pe- ro a pesar de las derrotas de mediados del siglo XVII, las altimas déca- das de este siglo, representaron para la monarquia la posibilidad de conservar buena parte de sus dominios, gracias a la habilidad diploma- tica que la Ilev6 a aliarse con sus anteriores enemigos: Inglaterra y Ho- landa, para formar un bloque frente a la expansién y amenaza de la Francia de Luis XIV. Justamente el deseo de mantener completa la he- rencia recibida de sus antepasados, constituyé el acontecimiento deci- sivo que llev6 a Carlos II a nombrar heredero al duque de Anjou, nie- to del rey francés que, con el nombre de Felipe V, introducirfa en Espa- iia la dinastia Borb6n en el afio 1700. Pero esta intromisién provocaria mis tarde Ja guerra de sucesién, pues, el archiduque de Austria, Carlos de Habsburgo, vinculado familiarmente a los monarcas espaiioles, re- clamaba también sus derechos; esta guerra no fue sdlo un conflicto eu- ropeo generalizado, sino que en Espaiia tuvo caracteristicas de guerra civil, en la cual se enfrentaban los leales seguidores de Felipe V y los partidarios del archiduque austriaco. El enfrentamiento terminé con el traspaso de los dominios eu- ropeos a manos de los rivales del bando borbénico y en consecuencia, se dio fin a la monarquia hispanica en 1713. La conclusién de la guerra en 1715 reafirmé en el trono a Felipe V (la Casa de Borbén), quien, en escarmiento por el apoyo a su rival, suprimié las instituciones y leyes particulares de los reinos y territorios de la Corona de Aragén; de este modo el poder politico en la Espafia del siglo XVIII se organizé de for- ma centralista -siguiendo el modelo francés— y solamente la provincia de Navarra y las provincias vascas que se mantuvieron leales a Felipe V durante la guerra, conservaron sus instituciones y sus leyes. Con todos estos acontecimientos, el despertar del siglo XVIII trajo consigo un pe- riodo de recuperacién demografica y econémica, favorecida por las medidas reformistas, especialmente intensas durante los reinados de Fernando VI y Carlos II]. En este contexto se desenvuelven maneras particulares de ejercer el poder: contrarreforma, absolutismo y barroco iran juntos en la base de la cultura hispinica. El absolutismo®, como un sistema politico en el que se confiere todo el poder a un sélo individuo 0 a un grupo, vera 22 Rosita ANDREA PANTOIA BARCO fundamentalmente en la iglesia catdlica su mayor exponente, pues lejos de ser el barroco una cuestién de religién, es una cuestién de iglesia y especialmente de la catdlica, dada su condicién de poder mondrquico absoluto, La cultura del barroco abarca las mds variadas manifestacio- nes de la vida social y funda una época de contrastes: individualismo y tradicionalismo, autoridad policiva (inquisidora) y sobresaltos de li- bertad, sensualidad y mistica, supersticién y religién, geometria y ca- pricho, guerra y comercio, en la cual, todas aquellas dreas que partici- pan de estas tensiones se hallan en conexi6n con el fendmeno barroco, pues son todos estos factores de los que éste depende. La cultura del Barroco constituye una respuesta dada por los grupos activos de la sociedad del siglo XVII, ingresando en una profun- da crisis relacionada con severas fluctuaciones de la economia de la época. Pero pese a ser la rafz de la crisis una coyuntura econdmica, las respuestas a la misma se despliegan a todos los aspectos de la sociedad. Asi que la crisis econémica paulatinamente se transforma en una crisis social en la cual se reconocen las alteraciones del sistema de valores (honor, amor comunitario, riqueza, pobreza, herencia, fidelidad del va- sallo convirtiéndose en patriotismo), de los modos de comportamien- to y de las formas como éstos son aceptados en una sociedad profun- damente desigual; ello necesariamente implica la conmocién en los procesos de integracién de los individuos, inconformidad y malestar frente a la opresién, transformaciones en los modos de cémo se esta- blecen los vinculos y relaciones entre los individuos (asalariados, ricos aburguesados, desplazados), formacién de nuevos grupos (extranjeros, mercaderes, labradores ricos) y la aparicién de denuncias y de criticas a las evidentes transformaciones, todo lo cual suscita casos de “conduc- ta desviada” y mayores tensiones entre los grupos, cuyo resultado serén Jos estallidos revolucionarios y las sediciones. En ultimas, el desajuste y la problematica de la sociedad (euro- pea y espafiola) es un enfrentamiento entre fuerzas del cambio y fuer- zas de la conservacién. Sin duda la recesion y escasez econdémica que desde finales del siglo XVI se imponen en Europa, la confusion moral que deriva de los procesos de expansién, los comportamientos arbi- trarios eclesiasticos, las criticas a la estructura de los sistemas sociales (y los levantamientos) y la «relajaci6n» del comportamiento, causa- ron desconcierto y malestar no s6lo entre los individuos y sus formas. Afropita Barkoca 23 de relacionarse y definirse (ethos y vision del mundo: identidad), si- no también entre los individuos y otras instituciones como la Iglesia y el Estado. El orden vigente en Espaiia convertird a la monarquia absoluta en el eje del sistema social, el régimen del absolutismo del barroco res- taurard sus intereses sefioriales y convertira a la propiedad de la tierra en la base del sistema. De esta manera, la nobleza (relegada) cede su lugar a la monarquia, quien introducira nuevos grupos sociales deses- tabilizando con ello el sistema de capas sociales; asi pues, los roles cambian a favor de una piramide monarquico-sefiorial. Evidentemen- te se trata de poner resistencia y de lograr la inmovilizacién de lo que el Renacimiento habfa puesto en marcha. El barroco espaiol, cuyo centro y ctispide esta en la monarquia, se regird entonces por la noble- za tradicional (desequilibrada por la inclusin de nuevos grupos cer- canos al soberano) cuyo afan radicara en la acumulacién de riquezas, més no asf en la obtencién de ganancias imposible bajo la direcci6n de una clase incapaz de “buscar su enriquecimiento por medios propia- mente econémicos”'—, Asi va surgiendo una situaci6n social en la cual lo esencial no esta en Ja diferenciacién entre nobles y plebeyos, sino entre propietarios y jornaleros. El resultado general de este panorama de cambios en Ia esfera social se halla en el establecimiento de un es- quema de comportamiento de la autoridad soberana en la sociedad barroca: se fortalecen los intereses y el poder sefiorial como platafor- ma donde se alza la monarquia absoluta y la Iglesia incluye en su mo- ral comportamientos aristocraticos. Sin embargo, el sostenimiento de este esquema tendrd que lograr la participacién de las clases ausentes de estos privilegios. La monarquia tendré que valerse de un amplio repertorio de medios para imponerse sobre la heterogeneidad de los grupos sociales (incluyendo al territorio americano); este repertorio incluira desde la opresi6n fisica, hasta las acciones sicolégicas que actuaran sobre la conciencia, creando un dnimo generalizado de represién. La expresi- vidad de esta conflictividad basica (el conflicto: rafz del barroco) afec- tara necesariamente la identidad humana, pues la crisis del siglo XVII que tuvo como ya dijimos motivaciones econdémicas, presenta tam- bién dramaticos aspectos humanos. Las alteraciones de los sistemas de valores pondran en evidencia un estado generalizado de «relajacién»

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