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m sy er ae GANS oa La esencia misma del cabaret de entreguerras, una diva mayor del primer cine sonoro, una cantante de voz inconfundible, una belleza legendaria y Gen ya ml nll (e ne (ec este Rell ee RA UNA SC BMC Mads Toy HOLLYWOOD su deslumbrante madurez, ‘con mas de setenta afias, Mar. lene Dietrich daba recitales a sala llena cantando en Las Ve- as, Paris 0 Tokio, vestida con Pieles, transparencias y lentejuelas. Una noche detuvo en seco el espectaculo. Habia visto que un caballero sentado en Ja primera fila, a pocos pasos del escena rio, eserutaba su rostro con prismaticos desde esa proximidad obscena. Micr6fo- no en mano, la diva lo interpel6 con ese tono de vor bajo, Linguido y sensual con «que venia seduciendo audienciasen todo el planeta desde hacia décadas. “No ha ‘ga eso”, reprendié educadamente al mi- én, “No destruya lailusién”. Esa magia, creada con artificios calcula dos al milimetro, nacié entre dos pelicu: Jasconcretas. Tuvo lugar mucho antes de que la estrella necesitara mantener el hechizo guardando distancia con el pi: blico y suavizando las huellas dela edad con cirugiaestética, luces tenues, maqui llajeestratégico y cinta adhesiva con que hacerse liftings de quita y pon. El aio clave fue 1930. En ese momento, para explotara fondo el recién estrenado cine sonoro, la Paramount de Hollywood y la UFA de Berlin coprodujeron el primer largometraje integramente hablado en alemén, que se rod6 a la vez en inglés. Angel y demonio 1 énge az se conv en un fenémeno ‘nwrantdneo, Tena muchas eros para 20, Tatab de un tema con morbo: la de ‘adecia den pofesarmado cause Go hasta laindignidad por una ove, her Filme delaa menudo sordida vida noctura de Ta Repablica de Weimar, la vertiginosa ‘Alemania de entregueras. Tambien con jems, narraba esta fabula mo- lene Dietrich, la fascinante chica mala de Jahistoria, saltéal estrllato internacional de la noche a la mafiana. Literalmente. Su triunfo fue tan apotedsico que se em bared con rumbo a Hollywood al conctuir lapremiére en su Berlin natal. Sin embargo, todavia estaba verde para transformarse en un icono perdurable. La actriz, veinteafiera, ya era eso que mas tarde se llamaria un sex symbol, pero uno en bruto, Aunque bellisima, se la veia un poco burda, demasiado teutona, para el objetivo téctico que abrigaba la Paramou nt Elestudio buscaba hacerlarivalizarcon otra importacién europea, la sueca Greta Garbo, que brillaba en la Metro- Goldwyn Mayer, a otra productora mayor entre las Big Five del Hollywood clisico. De sex symbol adiva De ahfque entre la ol Lalabertinesay In amy Joly de Marruezs, el primer at. gometraje de la Detrich en California, inal oad pola propa arisen a capital lemana durante la dcada de 1920, serefind para conguisarlade 1930. As tamente remodel aja bout de ou Sternberg laesvellalci IS los menos, ea conuna ean de 165 m yos 046 rubia.Lailuminacén el maqullae soe de Adentidad junto con las piernas. Sus LAIMAGEN INICIAL SE REFINO EN 1930: ADELGAZO, SE VOLVIO RUBIA Y SE MAQUILLO HABILMENTE taba tras las cAmaras con un director en ascenso, el austroamericano Josef von ‘Sternberg, ydelante, cone primer ganador de un Osear al mejor actor protagonista, Emil Jannings, premiado el aio anterior. Pero siesta formula de éxito eausé furor fue graciasa un ingrediente secreto, Interpretada por una actriz hasta entonces del montén, la decadente Lola Lola se paseaba por la pantalla en ropa interior, exhibiendo incluso los muslos, algo. ccandaloso para la época, y con un atrevi ‘miento parecido entonaba canciones pi cantes sobre su deseada, pero intocable, “pianola”, El publico enloquecié, Y Mar- tadas en alto sobre los ojos azules, lo que enfatiz6 sus distinguidos rasgos angulo 0s, La vozse torné un susurro ronco, mér- bido, ala par eélido y gélido, ‘También el vestuario dio un giro hacia una sofisticacién que, en tanto chic genuino, inclufa cierta extravagancia. La diva apa recfa en algunos planos, por ejemplo, con su esbelta figura enfundada en un frac, ataviada de hombre. Ain ms revolucio- nario, en una escena de Marruecas, donde reperia como cantante de cabaret, bes6 en Ja boca a otra mujer. Fra la primera vez quel cine comercial se atreviaa mostrar tun gesto explicitamente homosexual. [MARLENE DIETRICH en lexpresode Shangha(1952).Enapgina anterior, scene de gel aul 1930), MARLENE DIETRICH Habia nacido la imagen arquetipica de Marlene Dietrich. La mujer segura de si misma, independiente, experimentada y cosmopolita que desafiab ciones sociales desde el glamur, una ex centricidad mundanay un espiritu corro- sivamente libre. Era un rol femenino novedoso para Hollywood, moralmente ambiguo y sexualmente transgresor, que combinaba con audacia la heroina roman tica y la vampiresa. No sorprende que dejara una huella indeleble en el eluloide ¥, por reflejo, en el imaginario colectivo, Interesantemente, esta impronta piblica ‘no era una simple creacién de los guiones, el isting y la publicidad de la industria. El mito Dietrich tenia una fuerte corres: pondencia con la vida real de la actri, Prusiana y burguesa Marlene, un nombre de pega -como el “Von” que se habia puesto Sternberg para sonar arstocétcoen verde jucto- habia DE CLASE MEDIA ALTA, FUE EDUCADA POR SU MADRE BAJO venido al mundo en 1901 en un hogar berlinés de clase media alta, Bautizada Marie Magdalene, Dietrich era su apelli do real, Ella y su hermana mayor eran hijas de un oficial de cabelleria del Se- gundo Reich después reconvertido en teniente de la Policia imperial Su madre no era menos estricta que el ‘marido militar por proceder de una fami liaacomodada de la burguesfa, los Fesing, ue habian hecho fortuna fabricando joyas yrrelojes. La nifia, ala que en casa apoda ban Lene, origen de su futuro nombre artistico, fue educada por ella bajo maxi: ‘mascomo “lahija de un soldado no llora” Por desgracia para los suyos, el padre mu +6 prematuramente, cuandola hija mayor tenia 10ahosy Marlene, 9.1amacire, tras elluto y un largo cortejo, rehizo su vida. Se casé en segundas nupcias conel mejor amigo del difunto, un aristécrata que tam- bién servia como oficial en la Caballeria del Kaiser y acabé falleciendo pronto, HOLLYWOOD Marlene, entretanto, acudia a clases en un prestigioso colegio privado para se fioritas, Aprendié francés, que hablaria con la misma fluidez que el aleman y después elinglés, pese a su fuerte acento de eterna extranjera, y comenz6 a ena morarse de la poesia y el teatro. Su am- bicién, no obstante, fomentada por la madre, eraser concertista de violin, para Jo cual se formé hasta que una lesién de tendones desbaraté este suefi. Para ese entonces, con 18 afi, ya era to do un personaje. Sala a la calle con som: breros caprichosos, boas de plumas y hasta con perros que pedia prestados. Le encantaba llamar la atencién. Por ello, segura de quese dedicaria al espectaculo, terminé los estudios secundarios en un centro orientado a las humanidades. Y, trasgraduarseen 1919, selanzéa in suis primeros trabajos artsticos, “Yo soy la descarada Lola” Estos pinitos no fueron gran cosa. Tocé elviolin en un cine, fue corista de vodevil y bailarina en revistas. En paralelo, in- tenté perfeccionarse en la interpretacién enlaescuela de teatro que regentaba Max LAACTR corn Catalinala Gand en Capicho imperial) close von Sternberg. Reinhardt. Nolo logréala primera audi cién, pero, con el rigor que habia apren dido en casa, coroné el objetivo al aio siguiente. En el establecimiento de maestro de la vanguardia alemana, uno de los impulsores del Expresionism el teatro y el cine, Marlene mejoré sus dotesartisticasy, de paso, hizo contactos para intervenir en filmes. Seria a partir de 1923, y nada le cayé del Cielo. La futura diva se pasé el resto de la década foguedndose en papeles menores, ‘aunque cada ver més importantes, sobre elescenario yante las cémaras. Esta expe. riencia, muchas veces desalentadora, aca baria siendo una bendicién cuando el es: trellato llamé a su puerta, pues Ia actriz, habla reoorrido paso a paso todo el esca lafén de su oficio. Era una profesional s6 lida,br Ademés, vel6 estas primeras armas en un marco inigualable, el efervescente Berlin dde entreguerras, un hervidero de libertad yereatividad que vivié en primera perso- na, Alli tuvo la oportunidad de realizar desde Shakespeare hasta musicales, ca barety un total de 19 peliculas mudas. Y dentro de este amplio abanico, una pieza teatral de Frank Wedekind y un filme de Georg W. Pabst, dos inspiraciones direc tas para Fl dngel azul. O sea, que no le shometerseen el papel cuando interpreté a Lola Lola. Era, en cierta for ma, una versién de si misma. De hecho, fue en ese tiempo y lugar don: de nacieron aspectos para muchos escan dalosos de su estilo de vida, como la pro miscuidad, labisexualidad yeltravestismo, Bastante menos progresista que la capital alemana, el Hollywood de la época no estaba preparado para asumir esas cos tumbres. Pero los negocios son los ne gocios, y si que aprovechs estas facetas fntimas de la estrella para construir su magnética mascara piblica, Se tratabade no mostrar y de sugerir, como en el arte dl burlesque. El catalizador de este pro- digio fue el citado Josef von Sternberg. Ellustrolegendario De ah que Marlene Dietrich siempre se considerara en deuda conel directo. Mi amoabsoluto”, legs decir de 4, “thom bre que me cre, Pese a que su desc bridor era un cineasade la vijaescuel, NOSOLOSE AVINOA DEJARSE MODELAR POR VON STERNBERG, SINO QUE SE CONVIRTIO ADEMAS EN SU AMANTE dictatorial, de boina, fusta y megéfono, rno pudo menos que reconocer la madera que ella traia de fabrica. “No le di nada que ella no tuviera’, replicaria a los elo gios de la actriz “Lo tinico que hice fue potenciar sus atributos” Ladivano solo se avino a dejarse mode lat por este realizador. También se con virtié en su amante poco después de nzar a trabajar juntos, aunque am- bos estaban casados. Esta complicidad personal y profesional sefialé el apogeo artistico de los dos. Los filmes legendarios de la estrella y el director, un total de siete en blanco y negro, se inscribieron en ese periodo, que abarcé la primera mitad de la década de 1930, Con su look earacteristico y entre focos velados con gasas, luz de mariposa, ma DIETRICH posacon su Ros Royce anteuno dos lies a Paramount Hlymaod S32 4quillaje plateado y otros trucos técnicos para realzar su atractivo enigmatico y ¢glamuroso, Marlene Dietrich resplande- ‘i6 como nunca entre persianas entrece. rradas, decorados abigarradosy ambien: tes exéticos. Sus roles sintonizaban a la perfeccidn con estos suntuosos vehiculos de fantasia para un mundo que estaba ansioso de distraerse de realidades tan duras como la Gran Depresién y el auge ‘reciente de los totalitarismos, Las cantantes de cabaret encarnadas en Jos primeros dos largometrajes para Von ‘Sternberg han permanecido como sus pa- peles por antonomasia. Pero la Dietrich también fue para su director fetiche otras variantes de ese mismo rol recurrente, el de belleza sofisticada y peligrosa. Inter ppreté a una émula de Mata Hari en Fata: lidad, Se metié ena piel de una prostituta debuencorazinenElexpreso de Shanghai, cel mayor éxito de taquilla con su descubri dory de todo 1932. Fue una esposa adil tera, pero madre abnegada, en La venus rrubia, que coguioniz6. Hizo de Catalina Ja Grande en Gapricho imperial, su luju. riosa respuesta a la varonil Cristina de Suecia de la Garbo, siempre su referencia yu rival. Yencarné una vamp flamenca ‘alo Carmen en El diablo es una mujer: Una alemana contra Hitler En est timo filme saié més guapa que ‘nunca, segtin su propia opinién. Pero las autoridades espafiolas presionaron a la Paramount para que reirara las copias

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