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Del mismo autor era par del der, eno ite 97 Taper mat del dere, Madi 203 enciy lr dele democracy Madi, 00 Boa como mercin Madi 399 {en deer fens ea coc Mai 995 ‘Guts l usa, Buona 992 Hans Kelsen Una nueva ciencia de la politica? Réplica a Eric Voegelin Editado por Eckhart Arnold Traducido del inglés por Isolda Rodriguez Villegas ‘Traducido del alemén por Joaquin Etorena Revisi6n de la traduccién del aleman por Bautista Serigés else, Hans a ‘Dna nueva cienca dela politica? : Réplica a Eric Voegelis/ cedicign ltrria a cargo de: Eckhart Arma ~I* ed - Buenos Aires : Kate, 2006. 304. al om, ‘Trauido del inglés por Ilda Rodriguez Vlleges ‘Traducdo dl alemén por: Joaguin torena ISBN 967-1285.12-1 1. GieniasPoiticas 2. Tele Politica. L Arnold Bckhart, it IL Rodriguez Vlogs, Isola, tre, del inglés I vorena, Josquin trad, del alemén. IV. Titulo coo 320 Primera edicin, 2006 (© Kets Edtores Sinclar 2949, 9° B 1428, Buenes Aires ‘www katzeditores.com ‘Titulo de la edicin original: A New Science of Politics. Hane Kelsen's Reply to Erk Voegelin’s "New Scisnce ‘of Politics”. A Caatribution tothe Critique of Iieology Editado por Eckhart Arnold © Ontos Verag, ranklurt, 2004 ISBN: 967-1285-121(rstica) ISBN: 84-609-8389-7 (ta durs) El contenido intelacul de este ob se encuentra protgi por diversas lees ytratads internacionales aque prohiben la reroducionintogra o extract, realizada por cualquier procedimiento, que no cuente con la autorzacin expresa del editor. Disatio de colecién tholon kunst Impreso en la Argentine por Latinréfica SRL, Hecho el depito que marca la ley 1.725. indice 7 4. Introduccién, por Eckhart Arnold 71. Prefacio 2, Sobre la configuracién del texto 11, HANS KELSEN: 2UNA NUEVA CIENCIA DE LA POLITICA? 151. Una cruzada contra el positivismo 57 2. Una nueva teoria de la Tepresentacion 168 3, El gnosticismo: una nueva categoria de la ciencia de a politica 245111. Posfacio, por Eckhart Arnold 245.1 Introduccién 249.2. Laréplica de Kelsen 265 3, Acerca de la evaluacién de la réplica de Kelsen 297 Bibliografia 0 dUna nueva ciencia de la politica?* 1, UNA CRUZADA CONTRA EL POSITIVISMO Esun hecho innegable que el avance extraordinario de la ciencia en la era moderna es, ante todo, el resultado de su emancipacién de los lazos en los que la teologia Ja mantuvo cautiva durante la Edad Media. Se denc ‘mina positivismo al principio de describir la realidad de modo fidedigno y de explicarla en forma estricta- mente empirica, sin recurrir a la teologia ni a nin- especulacion metafisica. Es otro hecho cons- tatado que una ciencia social positivista no est4 en posiciOn de ustficar un orden social establecido como lareatizacion de valores absolutos, pues puede evaluar una institucién social s6lo como un medio adecuado para lograr un fin presupuesto, pero inadecuado si se presupone otro fin. Es decir, puede evaluar una insti- tucién social sélo con caracter condicional o, lo que * Traducido del inglés por lsolda Rodriguer Villegas. 16 | wans cise es lo mismo, puede atribuirle s6lo un valor relativo, entendiendo por“ valor” ~positivo o negativo-la rela- cin de un medio con un fin. Esta es una relacion de causa y efecto, y puede verificarse en forma cientifica sobre la base de la experiencia humana. En consecuen- cia, una ciencia social positivista no puede evaluar un fin que en si mismo no constituya un medio para otro fin, sino que sea un fin iltimo. No puede evaluar una institucién social en forma incondicional o, lo que es Jo mismo, no puede atribuirle un valor absoluto. Lo absoluto en general y los valores absolutos en parti- cular pertenecen a una esfera trascendental que esté sds allé de la experiencia cientifica, pertenecen al campo dela teologia y de otras especulaciones meta- fisicas. Es por eso que el positivismo cientifico esté aso- ciado al relativismo. ‘Cuando las guerras y los movimientos revoluciona- ios sacuden los cimientos del orden social estable- cido y se vuelve imperiosa la necesidad de una justifi- caci6n absoluta y no meramente relativa de ese orden, lareligion, y con ella la teologia y otras especulaciones ‘metafisica, se ubica al frente de la vida intelectual y se transforma en instrumento ideolégico de la politica. En vista de la gran importancia que reviste la ciencia en la sociedad moderna, aumenta la tendencia —siem- pre existente pero reprimida en periodos de equilibrio social-a emplearla ciencia social con el mismo propé- sito. esta tendencia se manifesta como una oposicion apasionada al positivismo relatvista y como un intento de quella ciencia vuelva.a estar dominada porla teolo- gia y otras especulaciones metafisicas. Un sintoma caracteristico y muy serio de esta ten- dencia es un libro de reciente publicacién que ha sido ampliamente comentado: La nueva ciencia de la polt- tica, de Eric Voegelin. Esta obra encara nada més y nada menos que la completa restauracién de la cien- cia de la politica, necesaria porque -segtin afirma el profesor Voegelin— esta ciencia ha sido destruida por el positivismo, Voegelin no subestima la inmensa enver- gadura de esta empresa. Segiin él, Cuando la ciencia llega a un estado de destruccién tal como el que tenia hacia el 1900, la mera recupe- racién de la capacidad te6rica resulta una tarea colo- sal, sin mencionar la cantidad de materiales que 8 Eric Voegelin, op ct, pp. 9. 9 Ibid, pi. UNA NUEVA CENCIA DE UA FoLirCa? | 23, portamiento humano por la que se establecen los érde- nes sociales; sin considerarla pregunta de siestos 6rde- 1n€$ $e cortesponden o no con el valor absolute de jus- ticia. Es una escuela positivista de las ciencias sociales Ja que subraya la diferencia entre estos dos problemas, como Voegelin muy bien sabe. Pues es a esta distin- ciéna la que, més adelante, l responsabiliz del efecto destructivo de la ciencia positivista que, justamente, insiste en ella. Por lo tanto, el hecho de que Voegelin le reproche a la ciencia positivista que se ha apartado del problema resulta contrario al principio seguin el cual diferentes objetos requieren diferentes métodos. Sim- plemente, Voegelin tiene en mente un problema que s diferente de aquel al que se dirige la ciencia social positivsta cuando hace referencia ala voluntad de poder y de temor. Sélo si confunde ambos problemas puede sostener, como argumento contra el positivismo, que “los métodos de una psicologta de las motivaciones no son adecuados para el andlisis del problema’, es decir, el problema de la justcia absoluta, que no es el. problema dela ciencia positivista contra la que arguye. Es en particular para solucionar el problema de la justica absoluta que Voegelin acomete su restauracion dela ciencia social destruida por el positivismo. Lo que sugiere es, en principio, nada més que volver ala espe- 10 Eric Voegelin, opt, p19 culacién metafisica y teolégica de Plat6n, Aristételes y ‘Tomés de Aquino, Resulta bastante extrafio, ya que es una “ciencia” lo que Voegelin tiene intenciones de res- taurary, sila historia de la ciencia demuestra algo, es eLhecho de que la ciencia verdadera, en tanto cogni- ci6n objetiva dela realidad independiente del deseo y del temor del sujeto de cognicion, debe separarse de Ja especulacion metafisico-teol6gica, es decir, de los productos dela imaginacién humana deseosa o teme- rosa de una esfera trascendental que yace més all del conocimiento sensorial controlado por la raz6n. Si hubiera prevalecido la actitud intelectual que se mani- fiesta en la especulacién metafisico-teologica de Pla- ton, Aristoteles y Tomés de Aquino, la ciencia moderna no podria haberse desarrollado. Esta exclusion de la ‘metafisica y de la teologia del ambito de la ciencia no significa que el uso de un cierto método de cognicién haya conformado el criterio dela ciencias significa que el hecho de si la especulacién metafisico-teolégica resulta o no adecuada se mide por su wtilidad para el propésito de la ciencia, La historia intelectual de la humanidad demuestra como realidad innegable que este tipo de especulaciones no solo son inittiles para cel propésito de laciencia, sino que constituyen un serio obstéculo para su avance. Podria argiirse que excluir las especulaciones meta- fisicasyteologicas dela ciencia se justifica s6lo respecto dela ciencia natural; que en el campo dela ciencia so- cial recurrr ala metafisicay ala teologia~y ello signi- fica a la religién— es admisible, ¢ incluso ‘Recesario, porquees la tinica forma de hallar una solucién al ee blema principal de esa ciencia, el del valor absoluto, problema implicito en la pregunta sobre qué esté bien y qué esté mal, es decir, en Ja cuestiOn de la justicia, Y en realidad no puede negarse -segiin se sefialé— afte sobre la base de una ciencia social que se abstenga de dicho recurso, no puede hallarse una respuesta conclu- yente ~que excluya cualquier otra~ para la cuestion de la justicia. No obstante, puede demostrarse y se ha demostrado que los innumerables intentos realizados por la especulacién metatisico-religiosa desde los co- 20s de la Antigdedad hasta nuestros dias para resolver el problema de lajusticiaen tanto valor abso- tuto han fracasado rotundamente, Los resultados de tales especulaciones son slo de dos tipos." Silos valo- res proclamados son tan relevantes que pueden aplicarse 4 relaciones sociales reales, demuestran ser principios que subyacen a un orden social positivo establecido en Virtud de ciertas condiciones econémicas, politicas y culturales correspondientes a un cierto tiempo ya cierto espacio: por ejemplo, los valores absolutos de la © Kee, Nas Gch i ‘a justicia?, Barcelona, Ariel, 1992, p. 10a]. a a 26 | HANS REUSE teologia cristiana." Si, de todas formas, no son de este tipo, son formulas vacias que, por su propio carécter de constituir una verdad trascendental, excluyen toda definicin que pudiera conferirles un contenido lo bas- tante concreto como para volverlasaplicables en forma inequivoca a la realidad social. Por lo tanto, pueden utilizarse, y de hecho se utilizan, para justificar cual- quier sistema social positivo. Este es exactamente el caso del agathén plat6nico, del nosis aristotélico, del gos estoico y dela ratio aeterna tomista alos que Voe- gelin desea retrotraer la ciencia de la politica. Después de haber atribuido la destruction provo- cada por el “positvismo’, “en primer lugar”, al hecho dde que la ciencia social positivistatrat6 de aplicar los rétoxios de matematizacin de las ciencis naturales a los problemas sociales, Voegelin admite que “una transferencia, en el sentido estricto del término, de ‘métodos del fisica matemitica als cencias sociales es algo que no se intent6 précticamente nunca” y ex- 1 GE. Kelsen, “Die Idee der Gerechtighit ach den Lehren der ehvisihen Tes" [aiden de justia seg i oct {ea teologiacrstiana,en Studia philosophies también Kelsen, The platonic justice’ en Bis Ne, 1957 939 97S sob la filosofia del justicia de Aristotle, vase Kelsen, “TI stumorphoses ofthe idea of justice en interpretation of ‘odes egal philosophies Esa in honor of Roscoe Pou 947 pp. 39078. presa: “si se interpreta el positivismo,en sentido estricto, como el desarrollo de la ciencia social através del uso de métodos matematizantes, podria llegarse a la co clusién de que el positivismo nunca existio™= ;Cémo podria destruir la ciencia un positivismio que -segiin Jo caracteriza Voegelin— nunca existi6? Por lo tanto, Voegelin debe desviar su ataque desde una ciencia social positivista existente hacia la“intencién de volver‘cien- tificas’ a las ciencias sociales mediante el empleo de métodos que se asemejen a los utilizados en las cien- cias del mundo exterior tanto como sea posible” Si, como Voegelin supone, tal intencién nunca e puso en practica ~de lo contrario, seria més que una mera “intencién’-dificilmente haya podido tener el efecto destructivo que justifica el heroico intento de restau- rar la ciencia de la politica, Una mera “intencién” no puede tener ningun efecto. No obstante, la voluntad de acercarse a ciertos problemas de la ciencia social con miétodos similares a los aplicados en Ta ciencia natu- ralyes decir, el ntentorde hallar unriexo causal entre_ los fensmienos sociales, habia conducido a resultados bastante satisfactorios. Para mencionar sélo dos ejem- pos caracteristicos, citaremos la relacién que existe entre los hechos econémicos y la organizacién politica 15 Eric Voegein, op cit p. 0, 14 bid 28 | WANs KEEN y legal, demostrada por los soci6logos que adhieren, con reservas a la interpretacién marxista dela socie- dads a influencia deciertasideas religiosas sobre for~ sas de la economia demostrada por Max Weber. Nin~ guna critica objtiva puede negas tales logros. El empleo del método como criterio dela ciencia que, de acuerdo con Voegelin, es uno de los errores fundamentales del positivismo~ “resulta en la aboli- ion de la relevancia tedrica”, De aqui que la ciencia social postvista sea culpable de“una acumulacion fan- tistica de conocimientoirrelevante’. Esta“esla primera de las manifestaciones del positivismo”s* Sin embargo, cesta manifestaci6n no tiene nada que ver con el posi- tivismo. La acumulacién de conocimiento irrelevante ‘no es una caracteristica necesaria de una ciencia anti- smetafisica 0 indiferente a la religion. La acumulacion de conocimiento irrelevante se evita estableciendo un ‘citerio definido de relevancia, determinando un cierto punto de vista desde el que pueda distinguirse entre hhechos relevantes y no relevantes. Ello es posible sin recurrira ninguna metafisica o religion, nial supuesto dde una “verdad trascendente”; y Voegelin no realiza ningin intento por demostrar lo contrario. Pero, de hecho, no mantiene su acusacion de que la primera manifestacion de la destruccin dela ciencia 15 Erie Voegeli, op. cit, p.2. A pouimiar | 29 que realiza el positivismo es la acumulacién de cono- cimiento irrelevante. Después de ridiculizar le “acu- mulacién fantistica de conocimiento irrelevanteatra- vésde' proyectos de investigacién’ enormes, cuyo rasgo rs interesante es el gasto cuantificable que implica su realizacion’, admite: Las grandes empresas de investigacién que no con- tienen sino materiales irrelevantes son raras, si es que de hecho existen, [..] Hasta al positivsta ms acérrimo le resultaré dificil escribir un libro com- pletamente desestimable sobre el derecho constitu- cional de los Estados Unidos en la medida en que, con cierto grado de minuciosidad, siga ls lineas de razonamiento de los fallos dela Suprema Corte y los precedentes indicados por ellos* is sélo puede sigificar que, en el campo del dere- 10 constitucional -y lo mismo puede decirse de todos los ois caro de la ciencia de la politica-, el posi- tivismo destructivo, contra el que combate Vi n . Ve sencillamente no existe, Sins Una de las principales objeciones de Voegelin con- tra este positivismo se refiere incluso a los escritos, acerca de los cuales expresamente afirma que traba- 16 Bric Voegeln, op. itp. 23. jan “sobre materiales relevantes’, que el dato que han producido“no se debe a una acumulacién de materia- les sin valor”; y que, por el contrario, brindan “infor- macién confiable sobre hechos”” Entonces, como pueden las acumulaciones de conocimiento irrele- vante ser la primera manifestacién de la destruccion, dela ciencia que tealiza el positivismo? Sino es a acu- ‘mulacién de conocimiento irrelevante, jqué otro pro- blema tienen estos positivistas, quienes, a pesar de su efecto destructivo, trabajan “sobre materiales relevan- tes” y brindan “informacién confiable”? “Sus princi- pios de seleccién e interpretacién né contaban con una base tebrica adecuada sino que derivaban del Zeitgeist, de preferencias politicas o de idiosincracias persona- les?** Cuesta entender cOmo escritores asi sesgados pueden proporcionar “informacién confiable sobre hechos’, Ademas, ninguno de los defectos a los que se refiere (Zeitgeist, preferencias politicas o idiosincra- cias personales) tiene relacién alguna con el positi- vismo, Al elegir un supuesto metafisico o un dogma teolégico, un escritor antipositivista puede verse afec- tado por el Zeitgeist, por preferencias politicas,o por idiosincracias personales, tal como un positivista al seleccionaro interpretar el material. En cuanto a ejem- 17 Erie Voegeli, op. cits p25. 18 Ibid, p22. plos de una ciencia social positivista construida sobre tan impropios cimientos, Voegelin menciona “los tra- tados sobre Plat6n que descubrieron en él un pre- cursor de la logica neokantiana o, segiin las modas politicas del momento, un constitucionalista, un uto- pista, un socialista o un fascista’* Estos tratados fue- ron escritos por autores pertenecientes a las més diver- sas escuelas y algunos de ellos eran cualquier cosa ‘menos “positivistas” Las interpretaciones dea floso- fia politica de Platén, que Voegelin rechaza, son posi- bles desde un punto de vista tanto positivista como no positivista, y la distincién entre una doctrina polt- tica realista y una ut6pica, o una democratica y una autocratica, puede aplicarse legitimamente a una filo sofia que Voegelin estima de la mas vital importan- cia para nuestro tiempo. Ademés, las categorias fun- damentales del pensamiento politico, segin las cuales positivistas supuestamente destructivos interpretan el sistema politico de Plat6n, estin tomadas de Platon ‘mismo, a quien Voegelin considera el fundador de una cia de la politica®* a cuyos principios deberiamos retornar. Que alguinas de las interpretaciones de Pla- ton con las que el sefior Voegelin disiente son el resul- tado de una influencia indebida del Zeitgeist, de pre- 19 ric Voegeln, op. cit p23. 20 Ibid, pag ferencias politicas 0 de idiosincracias personales es una aseveraci6n para la que Voegelin no brinda la mas minima prueba. Del mismo modo -es decir, sin ninguna documen- tacién= afirma que “las historias de las ideas politi- cas” fueron “incapaces de descubrir una teoria politica en la Edad Media” porque “definieron la politica en términos de constitucionalismo occidental”. Voegelin no especifica cuales son estas historias y no demues- tra que los historiadores pertenecian a la escuela de pensamiento positivista; tampoco indica quién “ignor6 por completo los movimientos sectarios politicos que culminaron en la Reforma’ desconocimiento que, ciertamente, no puede atribuirse a una actitud anti retafisica del historiador. Luego salta sin razones sufi- cientes, al Genossenschafisrecht derecho cooperativo] de Gierke, al que le objeta abogar por la “teorfa de la Realperson’” [persona real], la que, en verdad, se halla en las antipodas de una doctrina positivista. Después dehaber estigmatizado de este modo la segunda mani- festacién por la que “se destruyé la ciencia’, Voegelin pasa a la tercera manifestacién. Y estamos frente al argumento més extrafo planteado contra el positi- vismo destructivo, Es“el desarrollo de la metodologia, sobre todo en el medio siglo comprendido entre 1870 21 Bric Voegeli, o. cit. 25. y 1920" Voegelin destaca que “el movimiento fue sin “Gada una fase del positivismo” porque “la desviacion de la relevancia, que se desplaz6 de la teoria al méto- do, fue el principio en el que se bas6 su existencia” Sin embargo, al mismo tiempo, admite: “result6 itil para la superacién del positivismo”.z¥ de qué forma el po- sitivismo destructivo “supers” al positivismo y, asi, desempenié una funcién altamente constructiva? Al insistir en la clarificacién metodol6gica, logré exacta- ‘mente esa comprensién, cuya carencia segtin Voegelin es uno de os “dos supuestos fundamentales” de“la des- truccién que realiz6 el positivismo”: la comprensién dela“adecuacién especifica de métodos diferentes para ciencias diferentes" Si el positivismo es al mismo tiempo destructivo y constructivo, carente y no carente de la comprensién que la nueva ciencia de la politica considera esencial, esta ciencia est4 luchando contra un adversario imaginario. Como representantes del positivismo destructivo, Voegelin denuncia a dos de los filésofos més prominentes del siglo xx: Husserl y Cassirer. Sin embargo, del mismo modo, reconoce que sus obras constituyen “pasos importantes hacia la res- tauracién dela relevancia te6rica’, No obstante, pre- cisamente a este respecto, mantiene la acusacién de 22 rc Voegeli, op. cit, p28, 23 Ibid, pp. 23-24, destruccion de la ciencia, aunque concede que“el movi- miento en su conjunto es [...] demasiado complejo como para admitir generalizaciones”, Pero es justa- mente al movimiento en su totalidad al que acusa de haber destruido la ciencia Ladestruccion della ciencia por parte del positivism sé debe de acuerdo con Voegelin- sobre todo a su “intento de volver ‘objetiva’ a la ciencia politica (y a las ciencias sociales en general) por medio de la exclu- siGn metodolégicamente rigurosa de todo ‘juicio de valor”. Pero, por otra parte, admite que este intento sirvi6 para despertar “la conciencia respecto de los ‘modelos criticos” y “en la medida en que el ataque a Jos juicios de valor fue un ataque a la opinién acritica «que aparentaba ser ciencia de la politica, twvo un efecto general de purificacién tedrica’ Cuesta entender cémo tun intento intelectual puede tener el efecto de la “puri- ficacién teorica”y, al mismo tiempo, el de destruir la ciencia, Cualquiera sea el efecto de este intento, presu- pone la distincién entre proposiciones objetivas, es decir, verificables, sobre hechos, y juicios sobre valo- res que, por su propia naturaleza, son subjetivos y, por tanto, no cientificos. Voegelin asevera que tal dis tincién es un error debido al hecho de que: 24 Eric Voegelin, op cit, p24 25 Ibid, p25. [Los pensadotes positvistas} no dominaban la cien™ cia clisica y cristiana del hombre, ya que ni la ética nila politica, clésicas 0 cristianas, contienen “juicios de valor”, sino que desarrollan de forma empirica y critica los problemas de orden que derivan de la antropologia filoséfica como parte de una ontolo- gia general. Solo cuando se perdi la ontologia como ciencia y cuando, en consecuencia, la ética y la poli- tica ya no pudieron entenderse como ciencias del orden en el que la naturaleza humana alcanza su ‘maxima realizaci6n, fue posible que esa region del conocimiento pasara a ser sospechosa como campo de opinién acritica y subjetiva.* Laafitmacién de que la ciencia social positivista excluye “todo” juicio de valor es una interpretacién gravemente incorrecta de la teoria en cuestion, El término “juicio de valor” tiene ~segiin lo sefialan escritores positivis- tas~ muchos significados. Un juicio que con frecuen- cia se caracteriza como juicio de valor es la proposi- cidn de que algo es un medio adecuado para realizar un fin presupuesto, Dado que a relacin entre medio y fin, segin se ha subrayado, coincide con la relaci6n de causa y efecto, la proposicién en cuestién puede verificarse en forma objetiva y, si se considera como 26 Erie Voegelin, op cit, pp. 24 725 36 | HANS KELSER sucede habitualmente—un juicio de valor, ningtin pos tivista excluye este juicio de valor de una teoria cien- tifica debido a su “subjetividad”. Es una postura espe- cificamente positivista que los juicios de valor referidos almedio adecuado constituyen un tipo especial de pro- posicién sobre los hechos, y que slo los juicios a los efectos de que algo deba considerarse como ua fin ‘iltimo son los juicios de valor que, en definitiva, se basan en factores emocionales y, por esta raz6n, son subjetivos y, por ende, 6lo relativos. Otros juicios que habitualmente se caracterizan como “juicios de valor” son las proposiciones por las que los érdenes positivos juridicos y morales que prescriben un comportamiento humano definido se describen en términos de decla- raciones sobre lo que debe hacerse, y las proposicio- nes por las que se determina la conformidad o no con- formidad del comportamiento humano concreto con el derecho o la moralidad positivos, Este tipo de pro- posiciones constituyen a esencia dela ciencia del Dere- cho y de la ética, que no tienen nada que ver con la metafisica ola teologia. El postulado metodolégico que afirma que la ciencia del Derecho y de a ética (incluida la eoria politica) debe verse libre de valores s6lo quiere decir que la descripcion, el andlisis y la explicacién de un sistema positivo de derecho y moralidad-y s6lo un sistema positivo de normas, es decir, un orden norma- tivo establecido por los actos de los seres humanos y, rouicar | 37 mayormente, aplicado y obedecido, puede ser objeto

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