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mcshane botts analisis real E. J. McSHANE y T. A. BOTTS ANALISIS REAL En forma concisa y magistral, los auto- res, profesores ambos de la Universidad de Virginia, tratan en esta obra ciertos temas de amplia utilidad de 1a teoria do funciones reales, topologia general y ana lisis funcional. En los primeros capitulos se desarrollan las ideas basicas de con- vergencia, continuidad y diferenciacién. El concepto de convergencia, que es natural- mente fundamental, se presenta bajo un aspecto muy general, con una terminolo- gia inspirada en el término “conjunto di- Figido” introducido por G. Birkhoff. A continuacién se expone la integral de Lebesgue-Slielljes segun las ideas de Daniell, haciendo uso escaso de conside- raciones relativas a la teorfa de la medida. En ef capitulo final se estudian, con una organizacion menos formal y menor de- talie en las demostraciones, los espacios de funciones y el analisis arménico. Los numerosos ejercicics propuestos, de diferentes grados de dificullad, ayudaran indudablemente al lector a conseguir una mejor comprensién y, por tanto, un domi- nio mas profundo de la teorla. La obra puede ser de gran utilidad, tan- to al principiante interesado en las ma- tematicas a nivel de universidad o de escuelas técnicas supericres como al estudiante mas avanzado EXTRACTO DEL INDICE Introducci6n.—I. Los nimeros reales— lt. Gonvergencia. — iI. Continuidad. — 'W. Veriacién acotada, continlidad absolu- ta, derivadas y diferenciales—V. Integra- cién de Lebesgue-Stieltjes—VI. La inte- gral como {uncién de cenjuntos.—VIl. Los espacios L,.—Apéndlees: 1. El principia de detinicién por induccién. 2. El principio del elemento maximal. 3. Teorema de Tychonott ANALISIS REAL EDWARD ]. McSI[ANE Y TRUMAN A. BOTTS PROFESORES DE MATEMATICAS DE LA UNIVERSIDAD DE VIRGINIA ANALISIS REAL Tradureién del inglés por ANTONIO PARDO FRAILE Catedritico de Marematicas TOLLE, LEGE AGUILAR La prev obra, incorporada a este fuse editorial con el asesoramnento de D. Langs Bravo Gata, ha sido publicada originalmente en lengua raglesa, por la casa D. Van Nostrand Compan, Ine. de Prruceton. New forsey. con of titila de REAL ANALYSIS. Di rosy TkGAL. M. 30001. 1970, wie. Vas NOnMsE Coateany, LM, 1959. SA. be Foraones, Juin Beayn, 1. Mauirnt Clispiina, (FE Printeit in Spain, Impress Avda. del Dr berlerices Rabie lnues: Gratigas, 1 Esmaiia por Sele: lor Hh ST, Miva PREFACIO PREFACIO El objeto de este libro es presentar baja una forma accesible, tanto al que comienza sus estudios universitarias como al estu- diante avanzado, algunas partes ampliamente titiles de la teoria de funciones reales, topologia general y anélisis funcional. Ciertos aspectos merecen ser comentados. En e! capitulo primero, que trata del sistema de los mimeros reales, hemos renunciado a efeetuar un desarrollo detallado de ia teorta de dichos nimeros a partir de les axtomas para los mimeros naturales. En su lugar, se admite desde el principio que ef estn- diante estdé familiarizado con los conjuntos de los niimeros natu- rales y de los ntimeros enteros, haciendo como tinica concesién uidg breve discusidn preliminar referenie a los principios de demostra- ctén y definicidn por inducctén matemdtica, asi como a la forma en que estos conceptos y técnicas van « ser después utilizados con tada libertad. El estudio del principio de demostracién por induccidn y mélodo de definicién par induccién se complementa y amplia en los apéndices. Se introduce casi inmediatamente el principio del elemento maximal, pero se utiliza parcamente, habiéndose dispuesio la exposicién de ial forma que, si se dese, puede omitirse por completo y con toda facilidad este tema. Por otra parte, y para aquellos que estén interesados en wm desarrollo mds avanzado de estas ideas, un apéndice proporciona un tratamiento mds completo que incorpora todas las formas del principio del elemento maximal utilizadas mas habitualmente. Se ha considerado basico el concepto de convergencia, y su presentacién inictal aparece bajo un uaspecto bastante general. Nuestra terminologia en esta parte (direcciones, funciones dirigidas), aunque no es la terntinologia tipica, es bas- tante natural y esta inspirada en el término conjunto dirigido in- troducida por G, Birkhoff [1937] al estudiar la convergencia ge- neralizada de Moore y Smith (Moore {1915], Moore y Smith [1922)). La integral de Lebesgue-Stielties sé introduce en términos de las ideas de Daniell [1918], mientras que las consideraciones relativas XI xT PREFACIO a fa ieoria de la medida desempeian tinicamente wr papel secun- deriv. De manera deliberada se ha “acelerado" el estilo de expo- sicién en el capitulo final, referente a espacios de funciones y and- lisis armdnico: la organizacién es menos formal, las secciones son ands largas, las notaciones y los razonamientos se han abreviado, y los ejercicios e¢ ilustraciones concretas son inds escasos. A lo largo de todo el libro, los ejercicios, aunque de distintos grados de difi- cultad, se supone que estén al alcance del estudiante que haya leido 1 comprendido el texto; es decir, se da por sentada que nin- giin ejercicio exige, para ser inteligible al lector, conocimientos adictonales. Las referencias a vtros lugares dentro de un mismo capitulo se indican con dos aninigras separados por un punto, con paréniesis o sin ellos. Asi, p. e|., 5.3, en cualquier lugar de un capitulo, se referird al item 3 de la seccién 5 de dicho capitulo; aqui se trata concretamente del feorema 5.3. Cuando la cita se refiera a otro capitulo, ird seguida del ntimero de éste entre paréntesis. Ast, por ejemplo, 5.8 (Cap. 2) significa el item 3 de te seccién 3 del capi- tulo 2. Las referencias bibliogrificas aparecen en la forma del nom- bre del autor seguido por ef ana de ia pubkicacion en cuestidn, puesto entre corchetes. Estas referencias son escasas, ya que no hemos intentado de manera ststemdtica atribuir los resultados a cada fuente original. Siguiendo wna prdctica iniciada por Hal- mos [1950], indicwnos el fin de demostracién mediante el sintbo- lowy. Estamos profundamente reconocidos al Dr. W. F. Stinespring, et cual leyé el manuserito con exquisito cuidado e hizo numerosas y valiosas sugerencias que mejorun Ia obra. No se le puede pasar en absoluto tanto de culpa por los errores a desactertos que pue- dan subsistir todavia en este trabajo. Deseamos tainbién agradecer al profesor I. J. Schoenberg el sefalarnos la gran economia que se obtiene ul discutir la integral de Riemann-Stielijes después de des- arrollar la teoria de la integral de Lebesgue-Stieltjes. Debemos men- cionar de mumera especial al Fondo para el desarrollo de la edu- eaciin de la Fundacién Ford por la ayuda prestada a@ este trabajo mediante la Beca de Facultad concedida a no de nosotros (T. A. B.} durante ef afio académico 1953-1954, Damos particularmente las Xt gracias a Mrs. Mary C. Glusco, que realizé la ardua tarea de escri- bir a iméquina el manuserita a través de varias versiones sucesivas, ua Mr, Joseph A, Haley y Mr. Charles W. Lemmenr, que han sido de gran ntilidad, tanto en lu correceién de pruebas como por haber sendlade a tos autores cierle mimera de omisiones y tosquedades en el manuscrito. E. J. MeStianr, T. A. Bors. SIMBOLOS (Se relacionan primero tos simbolos puros, y a continuactin, lus simba- ies parcialmente alfabéticos, mds u menos en orden de complejidad.) sony? ww Oy, St. {3 45% Ve |), 74, 257, 262. J [lp 205, 257. I= [lees 255. 8, 156. L, 85. L, 90. L, 90. R, 32, Cc, 201, B, 280, Cc, 202. Re, 34. R", 34, (Ry, 4. R35. AS, 35, Ly 257. Lan, 256. S, 254. Sx, 254. 1,, 261. e, 287. xW XVI 1 6 Ff, 291. Sf, 292. Ke+). 49. fle-), 49. {|Xo, 6. (1X), 6. (fh), 42. en: ), 287. sgn, 295, vol, 156. Ky 172. i: XY, 6. DF(x), 230. BF(x), 229. DF(x), 229. lim f(x), 42, 51. uM lim {(n), 43, noe lim f(x), 49, 85. ie, vol), 156. Ide, me), 158. S(T, fl. 207. Sl< fl]. 160. SIMBOLOS LS. /], 160. 8(D, D’), 161. Kf, am), 165, Tf, m), 165. idm), 165. [ flx) dx, 165. Ji@ydm, 165. L,(D, am), 257. L.(D, m2), 256. SAD, m), 254. S.(D, an}, 254. (flx)ix € X), 6. (R) | flx) dx, 208. ee (RS) | fed dm(x), 207. 8) |, fix) d(x), 210. (DS) | fla) amex), 210. | f(x) dm, 217. x | fords, 217, | " x) de, 221. (Ey cess fet Ch nce, 156. INDICE GENERAL INDICE GENERAL PREFACIO . Pag. SiMBOLOS *: INTRODUCCION,—PRELIMINARES |... 1. Conjuntos, pig. 3.2. Funciores y relaciones, 5.-—3. Nomeros nat les y niimerox enieros, 7.4 Reconocemiento de nutsiras jimitacio- nes, 1. Cap. 1. LoS NUMEROS. REALES oem 1, Cuerpos, pit. 13.2. Proptedades avociativa, conmmativa y_distriba: tiva, 16, 4. Curpox ordenadys, 19 —4, Isomorfismo de cuerpo orde- nados, 24.—5, Cuerpos ordenados comploios, 26.—6. Unicidad de tox cuernis ordenades completos, 29.—7, Li sistema de los numerns rea- fes, 32.—X, Conjuntos parcialmenie ordenados, 36.—9. El principio del glememe maximal, 38. (CAP. 11.—-CONVERGENCIA . aus * 1, Convergensia lg funciones con valores reales, pig. dl-2, Propieda- elementales, 45...3, Funciones subdwigidas, 47.—4. Espacios topold- gicns, 4¥.—S, Convergencia en espacios topoldégicgs, 5L.—6. Espucios pro- duecta, 3h—7. Entornos y conjuntos abierlos, 55—B, Conjuntos cerrus dos, 37.—9, Popologias inducidas, 61.—10. Conjantos compuctos, 62.— 1. Convergencla_de orden, 67—I2, Lspacios méteicos, 73—13, Conver- gencin on Ft, 77.—Bjercicins, 82. CaP. [UL CONTINUIDAD 1, Definicign de continuisludl, pdg. 43.—2. Funciones sobre espaciay to- polésicos, ¥4.—3, Semiconuinuldad, 90.—4, Continuidad wuiforme, 96.—3. Linites dobles, 99.6, Convergencia uniforme, 104.—7. El teorema de aproximacion de Stone-Weierstrass, 107.—8. Teorema de Ascoli, 1l4.—9. Prolungacion de funciones, 116—Ejercicios, 119. Cay. IV.—VARIACION ACOTADA, CONTINUIDAD ABSOLUTA, DERIVADAS Y DIFERENCIALES. ... = oe J, Fynclones mondtonts, pig. 121-2. Funclones, de variactén | scods- da, 122, Funciones absolulanente continuas, 126.—4. Funciones de Derivadas, 136.—6. Funcionés eootinuas no diferen- nquier, 140-7. Formula de Taylor, 144.—8. Difereneii- Tes, 146.9. EL tcorema dé las funciones implicitas, 150. Cap. V.—INTEGRACION DE LEBESGUE-STIELTJES ... 2) 1. Funciones Uy funciones 1, pag, 156.—2. Propledades de las funcio- es! Uy ue las funciones Ly 162-5. La integealy 165.4. Teoremas sobre convergencia y conjuntos de medida cero, 170.—5. Sumabilidad € inter> valos de continuidad, 175.—6. Teorema ‘de Fubini, 179. Funelones medibles, 192, Conjumos mecidles, 1912. Definicisn a partir ‘de medidas, 199. Desizusidades, 201,—11, Las integrales de Ricmann y de Riemann-Stieltfes, 207,—Ejercicios, 214. ‘Cap. VI—La INTEGRAL COMO FUNCIGN DE CONJUNTOS we . 1, Teoria abstracts de la medida, pdg. 2162. Descomposicion de Hahn, 219.—3. Continuidud absoluia, 221.—4. Descomposivion de Le- hesgué, 223.—5, El teorema de Radon-Nikodym, 226.—6. Diterenciabili- xt xv 43 41 83 121 216 Xx XK INDICE GENERAL dad de la integral dé Lebesgue, 229. IRs del teorema sabre diferenciaciéin, 234.—8. Integracién por partes; sustitucién, 239.—9, Teo- ra de sustitueidn pura imtegriley cuiltiples, 245.—Eiereicios, 250. Cap, VEL—Los ESPACIOS Ly 62 ee rape 1, Espacios de funciones, pig. 252.—2, Topologia de lox espacios 2, 257. 3. Funeionales tineales sobre espreies L,, 261—4. EL teorema de Hahn- Ranch, 267.5, LL teorema de representacion de Riewe, 270—6. Geomo- tria del espacio de Hilbert, 273.—7, Sistemas ortonormales y series de Fourier, 283.8, La transformada de Fourier, 291—9, Gperadores her miticos’ acotados sobre un espacio de Hilberi, 301, Apinp, 1—Et PRINCIPIO DE DEFINICKN POR INDUCCION Bg APEND. L—El. PRINCIVIO DEL ELEMENTO MAXIMAL J 1. Seis enunciados cquivalentes, pag. 313.—2, Buena ordepacién © ine duccién frasfinild, 315,—3. Eleccién, buer agijn y elementos ma- ximnales, 319. Apgnp, IN,—TroremMA pE TychONOFF BistioGRarFla ‘ from 3 {NDICE ALFARETICO DE AUTORES Y¥ MATERIAS « ‘ 232 311L 313 324 325 329 ANALISIS REAL INTRODUCCION PRELIMINARE 1, Conjuntos.—A lo lurgo de todo este libro dedicaremos cons- tante atencidn a los conjuntos o colecciones de cosas. Si un ente x pertenece a un conjunto §, diremos que x es un nbro (un cle menlo o uN punto) de S, lo que simbelizamos escribiende x€S. Si x #o es un miembro de S, escribimos x €S. Si A y B son des conjuntos, decimos que A es un subconjunto de B si todo elemento de A es también miembro de B; y esto lo simbolizamos escribiendo ACB o bien BOA, Si A es un subconjunto de B, pero B no es un subconjunto de A, decimos que A es un subconjunto propio de B. Utiltzaremos stempre cl simbolo de igualdad en el sentida de identidad légica; es decir, la afirmacién a=f, relativa u los cntes « y f, significard sencillamente que los simbolos “a y “8” son dos nombres para una misma cosa. En particular, la afirmacién A=B, relativa a los conjuntos A y 8B, significa que cada una de las Ictras “A" y “BY simboliza la misma coleccién de cosas; es decir, que las coleeciones A y 8 constan exactamente de los mismos clementos. Cuando dos entes a y B no son el mismo, escribimos aA B y decimos que a y f son dlistintes. 4 PRELIMINARES [INTROn. Es conveniente considerar la existencia de un eonjunto vacio que, por definicién, carece en absoluto de clementos. Si @ y @' son conjuntos vacios, entonces BCG y O C@, luego @=@. Asi, pues, existe un solo conjunto vacio, al cual denotaremos de ahora en adelante por el simbolo “@”. La uni AUB de dos conjuntos dados A y B es el conjunto de todos los entes x tales que x € A o x € B (o a ambos). Con ma- yor generalidad: Ja unién U of de una coleccién dada A de con- juntos es el conjunto de todos los entes x tales que x pertenece al menos & un conjunto de la coleccién A, La interseecién AM B de dos conjuntos dados A y B es el conjunto de todos Ios entes x tales que x A y a B simultincamentc. Si no existen tales entes x, entonces AM B=@; en este caso se dice que los conjuntos A y B son disjumios. La interseccién M «£ de una coleccién no vacia A de conjuntos es ec] conjunto de todos los entes x tales que x pertenece a todo conjunto de la coleccién .4. La diferencia (conjuntista) A-B de dos conjuntos dados A y B es el conjunto de todos los entes x tales que x CA, pero x & B. Un conjunto cuyos elementos son Jos entes enumerados explici- tamente en cierta lista a, b, ..., k, se denota a veces mediante {a, b, ....k}. En particular, cl) conjunto cuyos tnicos elementos son los entes a y & puede denotarse por (2,6), y el conjunto cuyo tinico miembro es a se suele denotar por {a}. Evidentemente, se verifica que {a, b}={b, a}. El orden de enumeracion a, 6—que de manera obviamente natural designa @ como primer elemento y 6 coma segundo—define el par ordenade (c, b); si, por cl contrario, se designa b como primer cle- mento y @ como segundo, se obtiene el par ordenado (b,a)*. Para “Es importante observar que, en el estudio sistemitico de los funda- mentos de la matemitica, basindose en \a teorfa abstracta de conjuntos, el sec. 2] FUNCIONES Y RELACIONES 5 pares ordenados (a,b) y (c,d), la relacién (a, b)=(e, d) es unicamente cierta si, y solo si, a=c y b=d; asi que (a, b) 4 (6, @) salyo que sea a=. El produeto cartesiane A x B de un par ordena- do (A,B) de conjuntos es el conjunto cuyos elementos son preci- samente los pares ordenados (a,b) tales que a€@ A y DEB. Existe otro tipo de notacién que es frecuentemente util. Supon- gamos que, para cada clemento x de un conjunto dado S, P(x) es una afirmacién (cierta o falsa) referente a x. Algunas veces denota- remos el conjunto de todos los elementos + de $ para los que P(x) es cierta mediante el simbolo cp {xix € S, P(x}. 2. Funciones y relaciones.—Desde un punto de vista elemen- tal se define a veces el concepto de funcién como un par ordenado, cuyo primer clemento es un conjunto denaminado dominio de la funcién, y ¢l segundo, una “ley de correspondencia” mediante la cual a cada clemento x de dicho dominio se asigna algo, que recibe el nombre de valor de la funcién en x. El conjunto de todos los valores de una funcién dada se Hama imagen de la funcién. Se define enton- ces e] yrafo de una funcién f como el conjunto de todos los pares ordenados (x, /(x}) tales que x pertenece al dominio de f y f(x) cs el valor de f en x. Puede objetarse que 1a anterior definicién de funcién no es muy explicita, ya que no se ha definido rigurosamente e] coneepto de “ley de corcespondencia”, En realidad, descamos imaginar una funcién de manera que quede completamente determinada por su grafo; esto es, dos funciones dadas se consideraran fa misma si, y solo si, poseen concepto de par ordenade puede definirse exclusivamente en términos de conjuntos, sin necesidad de referirse a la idea intuitiva de Ja ordenacién “de izquierda a derecha” en la escritura. En esencia. el par ordenado ‘a, b) se define como el conjunto de dos elementos {fa B}, {a}), uno de los cuales, (a, b}, es el par no ordenado de los elementos conside- rados, y el otro, {a}, nos dice cudl de los dos elementos de dicho par no ordenado ha de considerarse como el “primero”, 6 PRELIMINARES: . LINTROD. el mismo grafo (aun cuando sus “leyes de correspondencia™ no estén formuladas de la misma manera). Resulta, por tanto, mis satisfacto- rio definir una funcidén como un grafo; es decir, como un conjunto f de pares ordenados tales que si (x,y) & f y (4,9) € f, entonces y=y’. Este ultimo requisite garantiza por definicion la wniformidad de la funcién, o sea el hecho de que para cada clementa de su dominio exista un unico valor de la funcién. El dominio de una funcion f es entonces el conjunto de todos los primeros elementes x de los pares ordenadas (x,y) pertenecientes al conjunto f, y la imagen de { es el conjunto de todos los segundos clementos y de tales pares (x, y). Si x pertenece al dominio de una funcién f, simbolizaremos mediante f(x) al elemento Unico y tal que (x,y) € f. Si el dominio de una funcida f es un conjunto X y la imagen de f es un subconjunto de un conjunto Y, diremos que f cs una funcién de X en Y, y usaremos a veces la escritura f:X —> Y como nuevo simbolo, mds detallado, de f. En este caso, la terminologia que se sucle utilizar cs la de que “f aplica X en ¥"; en el caso de que la imagen de f sca la totalidad de Y, se dice que “f aplica X sobre ¥". Si f es una funcidn cuyo dominio es cl conjunto X, se emplea en algunes casos la notacién f=(f@)ix € X). Dada una funcién f con dominio X, para todo subconjunto Xp de X la restriceién {|X de f a Xz es la funcién con dominio Xy cuyo va- lor para cada x de X, es f(x). Dada una funcidn f con dominio X, es costumbre establecida utilizar el simbolo (Xo) para denotar la imagen de |X», siempre que X, sea un subconjunto de X. Asi, pues, y © [(Xs) si, y solo si, y—f(x) para algin x de X). Considerando ej proceso en sentido opuesto, para cada conjunto F definimos {-E) como el conjunto de todos los elementos x de X tales que f(x) © E; o sea, [-MB)a{xix © X, f(xy © E}. Una funcién f se denomina hiunivaca si, y solo si, por cada y de la imagen Y de f existe unicamente un clemento x del dominio X de f tal que fix) es decir, tal que (x,y)€f. En este caso la funcién f tiene funeiénm inversa /~' umica, que consiste, por defini- cién, en todos los pares {y, x) tales que (x,y) f. Puesto que f cs uniforme, es claro que f-' es biunivoca, Sencillamente, dados un conjunto X y otro conjunto Y, existe una aplicacién biunivoca ste. 34 NUMEROS NATURALES ¥ NUMEROS ENTEROS. 7 de X sobre ¥ si, y solo si, existe una aplicacién biunivoca de ¥ sobre X. En tal caso, se dice que X e ¥ son cardinalmente equi- . y cada una de tales funciones se denomina correspon- dencia biunivees entre X ¢ ¥ Ampliando ¢l concepto de funcion, definiremos une relacién sen- cillamente coma un conjunto de pares ordenados. En este sentido, toda funcion es una relacién. Si p es una relacién, podemos enun- ciar la expresién (x,y) Ep diciendo que “x cstd en la relacién p con yo que “x estd rela- cionado segin p con y”, Jo que habitualmente se cxpresa escri- biendo xpy. Si una relacién p cs un subconjunto del conjunto SxS de todas los pares ordenados de elementos de un conjunto §, decimos que pa es una relacién en S. EJERCICIO Prusbes que si f: X—*Y¥ es una funcién, » A y B son conjuntos, se verifican Jas siguientes relaciones: F-YA MN BI=I-HAIN F (By Fe MAU Bl=I-XA)U f- 4B) (-1Y¥ A)=X-f-4A). 3. Nameros naturales y nameros enteros. -El estudio stste- mético de los mimeros naturales |, 2, 3, ... y de la clase més amplia de Jos miimeros ¢ , 0, 1, 2, ... forma propiamente parte de la ariimética o de la teoria de mimeres, mas bien que del andlisis, No intentaremos aqui tal estudio sistematico, Supondre- mos, en cambio, que el lector posee amplios conocimientos de las propiedades clementales de les nuimeros naturales y de los enteros, incluidas las propiedades asoeiadas con su orden natural, las ope- raciones aritméticas y Ja utilizacién de los niimeros naturales en el proceso de contar, En relacién con esto tiltimo, recordemos en par- ucular que se dice que un conjunto A cs finite si A es vacio o 5 para algun numero natural x, existe una correspondencia biunivoca entre A y el conjunto {1, ...,7} de todos los mimeros naturales m para los que wn. En este ultimo caso se dice que nm es el ntime- 8 PRELIMINARES. [iNTROp. ro cardinal de A, Cualquier funcién f cuyo dominio es ¢l conjunto {1,....7} se denomina s-upla ordenada, y se utiliza la siguiente expresidn (aity oy Gn) siendo a,=f(1), @=f(2), ..4 @=f(z). Evidentemente esto es consis- tente con Ia utilizacién que hemos hecho del concepto de par orde- nado. En particular, una funcién biunivoca que aplique el conjunto {1,...92} sobre sf mismo se denomina a veces una permutacién de {1,...,%}. Un conjunto A se llama infinito numerable si existe una correspondencia biunivoca entre A y el conjunto w de todos los ntimeros naturales. Un conjunto finito o infinito numerable se denomina simplemente numerable. Asi, p. ej. ¢l conjunto wxw de todes los pares ordenados de nimeros naturales es infinito numerable. En efecto, la siguiente dis- posicién sugiere un procedimiento para establecer una correspon- dencia biunivoca entre este conjunto y el conjunto w: Utilizaremos para la uni6n U{ A, Aa} de una coleecién fi- nita {A,,....A,} de conjuntos las siguientes notaciones: U{A; gee} © bien ALU... U Ag oO UA; int © incluso, cuande el conjunto de valores de i aparezca claramente en el contexto, escribiremos sencillamente UA. sec. 3] NUMEROS NATURALES Y NUMEROS ENTEROS 9 Con mayor generalidad, si (As: © B) cs una funcién cuyos valores son conjuntos (es decir, que asigna a cada elemento £8 del domi- nio B un conjunto Ag como valor funcional), para representar la unién U{Ag:6 € B} de la imagen {Ay:8 € B} de dicha funcidn, utilizaremos a veces esta otra notacién U Ap pea o sencillamente UpsAg. Se emplean notaciones an4logas para intersecciones. En 1891, G. Peano [1891] publicé unos postulados para el sis- tema de los nitmeros naturales, que se han hecho famosos con cl nombre de postulados de Peano. En ellos se postulaba esencialmen- te Ja existencia de un par (w, s), compuesto por un conjunto w (llama- do el conjunto de los niimeros naturales) y una funcién s de w en @ (llamada funcidn de sucesién), para los cuales se verifican las tres condiciones siguientes: P.l. Existe en w un elemento 1 tal que para cada elemento n de w, 1 s(n), (Con todas sus palabras: existe un mimero natural 1 que no es sucesor de ningiin mimero natural n.) P.2. SimEwyn€w, y Stm)=s(n), entonces m=n. P.3. Si w’ es un subconjunto de w tal que 1€w' y tal que s(n) € @’ siempre que n Ew’, entonces wa’ =o. De las condiciones anteriores se deducen todas las propiedades elementales (de orden y aritméticas) del sistema de los nmeros na- turales, como se puede ver en detalle, p. ej., en Landau [1930] o Gra- ves [1956]. Aqui sefialaremos tan solo que es el postulado P.3 el que esencialmente garantiza la validez de las demostraciones efectuadas por induccién matematica. De hecho, es posible (después de un breve estudio de la relacién de orden que resulta en w) deducir de los postulados de Peano un principio de demostracién por induccién que puede formularse en la siguiente forma, ligeramente m4s fuerte y mds util. 3.1. PRINCIPIO DE DEMOSTRACION POR INDUCCION.—Supongamos que para cada mimero natural n, p(n) es una afirmacién, cierta o falsa, relativa a n. Si p(l) es cierta, y si p(n+1) es cierta siempre 10 PRELIMINARES: [INTROD. que Jo sean p(1), p(2), .., pln), enfonces pit) es clerta para todos fos mimeros naturales n, Como aplicucién del principio de demostracién por induccién podemos establecer el hecho de que los niimeros naturales estan bien ordenados mediante su orden natural, en el sentido de que se verifica cl teorema siguiente. TeoreMA 3.2. Toda conjunto no vacio N de mimeros naturales posee ut primer elemento n, con lo que se quiere decir que n © N y gue m€N para todo mimero natural m tal que m 1 se Hama entonces suma de (%,...,%,) a un cle- mento w de F si, y solo si, para algiin mimero entero positive m w+ Ww. Obsérvese que la suma compuesta o(*),...,%,) ¢s una suma de AX yy soy My). 2.2 Siu es una suma de la n-upla ordenada (X\, ...,%)) de ele- mentos de F, entonces u= o(%), ..4 Xi) La demostracién se deja como ejercicio. Como corolaria tenemos la Hamada propiedad asociativa generalicada de la adieién: para cualquier 7-upla ordenada dada (x, ...,%,) de elementos de F, todas MOSMAN) OHS. —2- 18 LOS NUMEROS REALES [SAP sus sumas coinciden. Convenimos en denotar este valor comin por x,+...+2,. De manera andloga se define un producto compuesto y un producto para (x, ...,%,), y Se demuestra que todos los pro- ductos de (x,,....x,) tienen un valor comin, al que se denota por Hye hae La propicdad conmutativa generalizada de la adicién afirma que, si (a, ....2,) es cualquier n-upla ordenada de elementos de F y (V’,....”') es una permutacion arbitraria de {1,...,#}, (2.3) Mr bye Ay pe Esto es evidente cuando m es 1 6 2. Para probarlo para un » cual- quiera, establezeamos primero por induccién que, para todo x de F, (2A) Xph PR EME M EM Te Ahora bien: para algin A’, w=h', luego x,~xy De (2,4) se de- duce que (25) y+ AR bo ee, et ees Meany PMY Ee ta he Por la hipétesis de induccién, Rp thu we Maga te be pt te Sustituyendo esto en (2.5), obtencmos (2.3). Andlogamente se de- muestra una propiedad conmutativa generalizada para la mul- liplieacién, que afirma, bajo las mismas hipétesis, que Myre gS Ay ee ye Finalmente, se tiene la propicdad distributiva generalizada, una forma preliminar de la cual afirma que si x, %,....4, son ele- mentos de F, (2.6) AYE FY IH AY t+ Ye Esto se obtienc facilmente por induccién a partir de 1.8. Con ma- yor gencralidad, $i 21, -.4%0 Yi»--1%, Son elementos de F, se tic- ne que (te te) YL + oe AIHA + Ys + Ye + RYy + Mile + XY Ry + Lat 2 Rinos src, 3] CUERPOS QRDENADOS 19 0, escrito de forma mis compacta, mediante Ja notucién fami- liar x mt (Sa )(Su)-5 Xe. isl im st ist Para el caso m—1, esto viene dado por (2.6). El caso general se ob- tiene por indyccién sobre mt para n fijo. De ahora en adelante haremos libre uso de estas propiedades sin mencionarlo de manera especifica, 3. Cuerpos ordenados.—Un cuerpo ordenado es un par (F, >) que consiste en un cuerpo F y una relacién > en F tal que se cumplen las tres condiciones siguientes: 3.1 Para todo x en F, se verifica exactamente una de las reta- cioties x>0, x=6 2<8. (Como es habitual, “x x.) 3.2 Six e y pertenecen a F y es x>0 @ y>f, entonces ey > Oy xy >. 33° Six e y pertenecen a F, serd x >y si, y solo si, x—y > 0. Obsérvese que 3.3 es consisiente con el caso en que y=8, y también que, cuando x=@, 3.3 afirma que para todo y de F, y<@ si, y solo si, —y >. Se proponen como ejercicios las demostra- ciones de las siguientes propicdades elementales de un cuerpo orde- nado F cualquicra. 3.4 Para todo x perteneciente a F es x > @,x=0 0x <0 segtin que -¥<.9, -x=@0 -x>6. 3.5 Six, y, z pertenecen a F y es x > y, entonces x+z > yz. 3.6 Para todo r e y de F, se verifica exactamente una de las relaciones Se Say Sy 3.7 Si x, y, Z pertenecen a@ F y es x>y e y>z, también Serd x > z. 3.8 Para todo x e y pertenecientes a F, si es x>f e y d. 20 LOS NUMEROS REALES Lear. 1 De 3.1, 3.2 y 3.8 se deduce que si es x0. serd xx > En ular, e—e¢ 8 3.9 Six, y, = pertenecen a F y es xA, entonces mg 3.10 Six e y pertenecen a F y O< ax it yl(le| + iv Ce] 4 vp con lo que se llega a una contradiccién. |] La relacién de orden ~ en cualquier cuerpo ordenado F ordena evidentemente a todo subcuerpo H de F, en el sentido de que junto con (la interseccién con / #H) la relacién 2+ forma un cuerpo ordenado (A, >), En particular, el subcuerpo mis pequetio de F es también un cuerpo ordenado, que (por razones que se hardn pronto evidentes) recibe cl nambre de suheuerpoa racional de F. Con objeto de investigar la estructura de los subcuerpos racionales, es conve- niente introducir ciertas notaciones. Si cs x un elemento cualquiera del cuerpo F y » es cualquier entero positive, esecribiremos ne para denotar la suma de Jr términos, cada uno de ellos igual a x; definiremos (—2)x como igual a - (mx). Obsérvese de paso que, por sere > @, a partir de 3.2 resulta por induccién que para todo en- tero positive 2, (3.12) ne “> fh. De esio se deduce que los elementos ¢, 2¢, 3e, ... de F son todos. distintos; Juego wa cuerpo ordenado F tiene necesariamente in{ini- tos elementes, (Si para dos enteros positives distintos m y m (para los que, p. cj, > 2) fuese me=ne, se tendria entonces que (m=n)e=0, en contradiccién con (3.12).] Sumando Ia ecuacidn @=x+(=x) a sf misma m veces y cfectuando una ligera rcordcna- cién, vemos que a(- x). -(rx)—(=n)x. Haciendo Ox—é, tenemos ahora definido ry paca todo entero n {positivo, negativo o cere) y todo x de F. Dejamos al cuidado de! lector la camprobacidn * de * Para comprobar {13,3), p. ¢j., s¢ sugicre al lector que la establezcu primero param? y m positives, utilizando el principio de induccido sobre re con m fijo, jumta con las prapiedades de los nimeros enteros y las leves zadas para Cuerpos dadas en la seccién 2. 22 LOS NUMEROS REALES [cart que, si” y n son enterus y x pertenece a F, (3.13) mi(ix)= (an) x, y que, si mes entero y x e y pertenecen a F, olay an(y)= Grex) y. Si my # son enteros, con n=O (y, como es habitual, ¢ denota la unidad de F), definimos ahora me ‘ne como la soluciédn tinica de la ccuacién (ne}x = me, [Que ne en esta ecuacién no es & se deduce de (3.12).] Multiplican- do ambos miembros de netme/ne)=me por cualquier entero no nulo & y utilizando (3.13) y (3.14), halla- mos que ((kn}e)One. ne) = (km)e, lucgo werne es también la solucién dnica de la eeuacién tknjex=(kmes es decir, para cualquier entero & distinto de cero, se tiene (3.15) (km) e/Cen)e= me ‘ne. Para su posterior utilizacién, observemos cl hecho siguiente, cuya facil demostracién queda a cargo del lector. 3.16 Sea x un elemento de in cuerpo ordenado F, y sean my Hn enleros positivos. Si nx > me, se tiene que x > me ne, y Si nY << me, enfonces x < mene. TEOREMA 3.17. Para cualquier cuerpo ordenado F, el subcuerpo racional R de F es el conjunto Ry constitwides precisamente por aquellos elementos de F de la forma me,ne, donde m yn son enteros y n=£0; € es el elemento unidad de F. ste, 3] CUERPOS ORDRNADOS 23 Deimossracion.—Puesto que los elementos cero y unidad, @ y e, de F pertenecen a R, se deduce por induccién que ne€ R para todo entero nm, y de aqui que me/ne€ R para todos aquellos ente- ros m y n para los cuales n>40; es decir, RyCR. Que RCR, io que completa la demostracién, quedard establecido si probames que R, es un subcuerpo de F. Vemos inmediatamente que 6-0e/le y e=le'le pertenecen ambos a Rp Para ver que Ry es cerrado res- pecto de + y +, tomemos dos elementos cualesquiera de Ry, p. ej., me ‘xe y pege. Entonces, utilizando (3.15), resulta nge(mer ne + pe/qe)}~ ngelinge/nge +npe nge) 18) = mge+npe =(mq+np)e. Asi, pues, (3.19) me-nes pe ge=(mq+npje/nge € Ry. ¥ también, utilizando (3.13) y (3.14), vemos que ((ng)e) (mene) (pe/ge) = qtne) (me, ne) (pe ‘ge} = qle)(pe/ge) = m(ge)(pe ge) = m(pe) = (mp)e. Luego, (3.20) (ne _ne)(pe:qe)—mpeinge © Ry. Para cualquier ae ne de Ry, el célculo (3.19) da me/ne +(—me\/ne=(nn + ni —m))e ‘ne =0e/ne Luego — (me/ne)=(—me/ne) € Ro. Si me ne #6, serd m3£0, y (me,'ne) (ne ‘ne)=mne ‘mne=e. 24 10S NUMEROS REALES [oar. 3 Luego (ne ne)-'= ne ine & Ry. Se deduce ahora de 1.10 que Ry, es un cuerpo. I La razéiv para haber elegido el nombre de “subeucrpo racion: resulta ahora evidente: el tiltimo teorema y su demostracién indi- can que el subeuerpo racional de cualquier cuerpo ordenado “se comporta como” el intuitivamente familiar sistema de las niimeros racionales, cuyos elementos se expresan como cocientes mn de cn- teros mm y ", con 130. Es de esperar, por tanto, que los subeuer- Pos racionales de dos cuerpos ordenados cualesquiera “se compor- ten" de manera andloga. En la seccidn siguiente se establece esto de forma més precisa. HyERCICLO Pruchese que el subeuerpo racional de un cuerpo ordenady es nume- rable. 4. Isemorfismo de enerpos ordenados,— Sean F y F’ sendos euerpes ordenados. Un isomortiame de F sobre F’ es una apheacion biunivoca g de F sobre F’ que “preserva” 4, + y >>, en el sentido de que para todo x y todo y de F, se verifi Dy giety). gl + ety), 14.2) Arp = ee) -Ay), (4.3) x > y implica g(x) > gly). EI lector deberia comprobar que una aplicacién biuniyoca ¢ es un tsomorfismo de F sobre F* si, y solo si, ¢"'! ¢s un isomorfismo de F’ sobre F. Siempre que existan tales isomorfismos, diremos que F es isomorfo # F’, 0 que F y F’ son isomorfos. Queremos probar que lus subcuerpos racionales de dos cuerpos ordenados cualesquiera son isomorfos. Para ello, estableceremos viamente dos temas. Lema 4.4. Dados wn cuerpo ordenade F y los enteras nm. 2, p. dy com n4 0 4 q #0, es entonces en F ime nespe qe si, y solo si, mq—np. 4j ISUMCRFISMO DE CUERPOS ORDENAD!)S wm a Demostracidn. Si mq—np, por (3.15) resulta me ne—mige nge=npe nge—pe-ge. Reciprocamente, si me ue -pe ge, mge nqe=me ne= fe de=npe nge; luego mae ~nqelmge nge)—ngelnpe nge)=npe: por tanto, en virtud de la observacién que sigue a (3.12), wq—np. | Lema 4.5. Dados un cuerpo ardenada F y los enteros m yn, con 2320, se verifica entonees en F que me ne=@ si, y Solo si, m=O; si m0, serd me neo to me ne # o me <@ segin que sea vt > 0 0 m <0. Por tanto, puesto que xe(e ne} me, se ve facilmente que 3.8 permite deduetr la se- gunda conclusion, | TEonEMs 4.6. Si sen Foy F’ cuerpes ordenadus y Roy R’ sus respectivos subcuerpos rucionales, entonces Ry R’ son isoiar| Demostractén.— Mediante 3.17, definimos y como la aplicacién de ® en R° que asigna a cada elemento me ne de R el elemento gine ne)— ine’ ne’ de R’ (e y e’ son los respectivos elementos unidad de F y #'), Esta aplicacién se hace ovidentemente sobre R', Que es biunivoca se si- gue de 4.4, puesto que me’ ne’= pe’ ge’ si, y solo si, ay mp, ¥ esta altima se cumple si, y solo si, me ne=pe ge. Se ve facilmente que (@)=0" y que ¢le)=e¢’. Ahora bien: por (3.19) y para elementos me ney pe ge de F cualesquiera, se tiene elne/ne+ pe (ge) gelling +p ngey Ong + upye" nge® = me" ne’ + pe’ qe" —elme ne)~ elpe ge’. 26 LOS NUMEROS REALES [car. t Que ¢t(ine ne)-(pe/ge))=¢(me/ne)-wtpe/de) se sigue andlogamente de (3.20). Por dltimo, me;ne>perge si, y solo si, me/ne - pe/qe> 6; es decir, si, y solo si, (mg —npjesnge > 8. De acuerdo con 4.5, esto se cumple si, y solo si, mgy—np y nq tie- nen el mismo signo: y por 4.5 ella sucederd si, y solo si, (ng —npye’ inge > 0; es decir, si y solo si, me'/ne’ > pe’/qe’. Por tanto, si es mene > > pe“ge, también serd (mene) > g{pe/qe). Con esto queda esta- blecido (4.3), lo que completa la demostracién. | 5. Cuerpos ordenados completos,—Sea A un subconjunto de un cuerpo ordenado F, Un elemento dado z de F s¢ llama cota su- perior de A si, para todo x de A, x32. De modo andlogo se definen las cotas inferiores. Si el conjunto A tiene una cota superior, se dice que A est4 acotado superiormente, y si A pose una cota inferior, se dice que A estd acotado inferior- mente. Cuando A estd acotado superior e inferiormente se dice sim- plemente que cstd aeotade, Simbolizando por —A ¢l conjunto {ri -rGA}, el lector puede comprobar facilmente la siguicate proposicién. 5.1 El elemento 2 es una cota superior de A si, y solo si, —2 es una cota inferior de —A, Un elemento dado z de F recibe el nombre de cota superior minima © extreme superior de A si, y salo si, 2) es una cota su- perior de A, y toda cota superior z de A cumple el requisito mz. Es facil comprobar que existe a lo sumo un extremo superior de A, el cual se denota generalmente por: VA (cuando existe). La cota inferior m&éxima 0 extremo inferior de A se define de manera andloga, y habitualmente se denota por A A. SEC. 5] CUERPOS ORDENADOS COMPLETOS 27 Cuando A contiene un numero finito de elementos (p. ej. A— ={e,...,@,}), utilizaremos también para VA el simbolo @ V ... V a,, y andlogamente para el cxtremo inferior. Un cuerpo ordenado dado F se llama ca: to (Oo completo por Ja relacién de orden) si, y solo si, todo subconjunto no vacio de F, acotado superiormente, tiene extremo superior. Esta definicién, que se refiere tinicamente a cotas superiores y extremos superiores, parece algo asimétrica. Sin embargo, la siguiente propasicién es consecucn- cia inmediata de 5.1, como el Jector puede comprobar ficilmente, 5.2 Un cuerpo ordenado F dado es completa si, y solo si, todo subconjunto no vacio de F acotado inferiormente posee extremo inferior. Como primera aplicacién de este concepto de cuerpo ordenado completo, demostraremos el siguiente teorema, que expresa la Ila- mada propiedad de Arquimedes. TrokeMa 5.3, Si x e y pertenecen al cuerpo ordenado completo Fy es x>@, existe entonces un entero positivo m lal que mx > y. Demostracién.—Si suponemos falso este resultado, serd entonces v2nyr para todo entero positive n. Esto es, el conjunto N de tales elementos wx se halla acotado supetiormente por y. Puesto que F es completo, el conjunto N tienc un extremo superior VN. Para todo entero positivo rn, mxSVN; luego (n—It=nx—xSVN—2, Esto prueba que V N—x es una cota superior de N tal que VN— -~x< VW, en contradiccién con la propiedad de ser VN la cota Superior mini. Demostraremos a continuacién que el subcuerpo racional de un cuerpo ordenado completo F es densa en F, en el sentido de que se verifica el teorema siguiente. Trorema 5.4, Si F es tn cuerpo ordenado completa y x e y per- fenecen a F, con x 4. Puesto que ¥-x > 4, en virtud de 5.3 existe un entero positive » tal que 28 _. LOS NUMEMOS REALES loa. ny x) > e: luego 6.5) ny > NX +e. De nuevo, por 5.3, existe un entero positiva m tal que me > nx. Suponiendo que mr es cl menor de tales enteras positives, se ten- dei, puesto que x > 6, me >> nx 20" - Le. Esto, junto con (5.5), da ny > Gn et e=me > nx. Por consiguiente, de acuerdo con 3.16, yo me nex, en donde me ne © R. 4, por 5.3 existe un entero positive p tal que pe donde x+pe> 0, Por la primera parte de la demostracion, hay en Roun elemento = tal que Xs pect < ype. Por tanto, xcrpe 2), resulta que existen tanto VX. como * Y., y se verifica VX. Demostraciin, De acuerdo con 5.4 hay en R un x tal que S-ez, o bien serd £ EX. o bien € € ¥.; luego (6.2) conduce a la. contra- diccién €< é. Por tanto, se tiene necesariamente VHA YS En el caso de que z€ RX, evidentemente V X'S2'SA ¥/; (6.3) VX! NYS En el caso de que 2 © F—R, definimos 2’ mediante (6.3). Ahora bien; si z, y <: pertenecen a F y es z,<(z;, deberd ser 2,'<.z;. Pues, de acuerdo con 5.4, existen entonces elementos x ey de R tales que u@y > 6. LOS NUMEROS REALES Tear. ¢ Antes de seguir estudiando los cusos restantes, semalemos que un razonamiento ligeramente mds sencillo y andlogo al del pérrafo anterior, ¢n el que los productos se reemplazan por sumas, prueba que siz, ¥ 5; pertenecen a F, fv +ty- (2.4 2)" (linto si 2) ¥ 2) sen positives como si no lo son). En pi cualquier elemento z de Fy 29+ ~(2—(-2'-4 66.5) als'}et— Resumiendo eb establecimiento de (6.4) en los casos restantes, observemos que si 2) 0 2: es (4 (6.4) es evidente. Siz, > Ay m2 <6, entonces +f; Iuege, por (6.5), aU te aW) -t2t- 2 b= Cf y =< 6, un razonamiento analogo prueba de nuevo (6.4) Queda asi comprobado que Ja extensién de la aplicacién z—> = posee todas las propicdades que definen un isomorfisme entre / oe | 7. EI sistema ate los mameras reales. Acabamos de demos Uar que, salvo cuerpos isomorfos, hay a io sumo wa everpo orde nado completo, el cual podemos suponcr que es ¢l inturtivamente familiar eucrpe de lox mimerog reales. Aun cuando ne desarrollare- mos una demostracién de que tal cuerpo existe, clio podria hacerse de la siguiente manera. Hemas admitide amente una teoria de conjuntos “ingenua”, sin someterla a andlisis riguroso, y también hemos udmitido, en particular, Ia existencia del conjunto de los numeros naturales. Una vex aceptado esto, la existencia de un cuer- po ordenado completo se deduce “construyéndolo”, como, p. ej. en Graves [1956], capitulo IT, De ahera en adelante utilizaremos con- secuentemente la letra “R" para denotar el conjunte (y también el cuerpo ordenado) de los ntimeros reales. Ts habitual considerar los econjuntos de los numeros natura- les 1, 2, 3, ... y de los enteros ..., -2, -1, 0, 1, 2, ... coma sub sistemas del sistema R de los numeros reales. Indicaremos ahora en qué sentido es esto legitimo. En primer lugar, la tuncién que asigna a cada ndmero natural w el numero real we es biunivoca, sEc. 7] EL SISTEMA DE LOS NUMEROS REALES . 33 como se observé en el paréntesis que sigue a (3,12). Ademias, esta correspondencia biuniveca preserva Ja adicién, en el sentido de que si my ” son mimeros naturales, la suma (+e) de m+a términos iguales a @ puede descomponerse de la siguiente forma: Gi) Gn-aje=(e + = tetle+ .. +e) =me-ne. mm términes nm términos Asi mismo queda preservada la multiplicacién: (nnje—migie) fpor (3.13)] =m[n(ee)] =ml(neye] Ipor (3.14)j =nie(ne)) =(me)(ne) (por (3.14). Para comprobar que también se preserva la relacién de orden >, consideremos ntimeros naturales cualesquiera m y n tales que m>n. Entonces, m—n cs también un niimero natural; luego por (3.12), se tiene (m—nje >. Pero (m1—n)e¢=me—ne [puesto que se deduce como en (7.3) que (m—n)e+ne=me]. Por tanto, me—ne>§; luego, por 3.3, me>ne. Queda asf cfectivamente establecida que el sistema constituido por e] conjunto de Ios niimeros naturales con sus operaciones + y + y su relacién de orden > es isomorfo al sistema que consiste en los ntimeros reales de la forma ne, 7 natural, con las operaciones + y y la relacién > del cuerpo de los miimeros reales. Como resultado de este isomorfismo, convendremos en emplear de ahora cn adelante, en lugar de cada ntimero natural n, su co- frespondiente numero real ne, reteniendo para este la notacién mas sencilla “n” y, en particular, la notacién “L" para cl numero real e=l-e. Sin embargo, antes que podamos hacer esto, es necesario comprobar cierta cuestién de consistencia: si y cs un mimero real, resulta que se han asignado ahora a my dos significados, sepiin que se interprete m como un niimero natural o como el ntimero real me. Haciendo x=e en (3.14) hallamos, no obstante, que my = m(ey)=(me)y, MCSHANE Y BOFTS<—3 34 LOS NUMEROS REALES fear. 1 luego estos dos significados coinciden. Dejando al lector cl euidado de precisar los detalles, nos limitaremos a afirmar que el isomor- fismo anterior puede prolongarse de la clase de los niimeros na- turales a la de todos los enteros. Los correspondientes convenios so- bre notacién pucden extenderse igualmente, asi que, en particular, el simbolo “0” se utilizaré de ahora en adclante para denotar cl numero real 0=0-e. Para ciertos propésitos es titil ampliar el sistema de los ntimeros reales R afiadiendo dos nucyos elementos, Namados mas infinite y menos infinito. Estos clementos se denotardn por +o y —-%, res- pectivamente, y sc entenderdn sujctos a los siguientes convenios re- lativos a la relacién de orden y a las operaciones aritméticas: para todo nimero real x, =m pow -w0 rw six<0 (£00)(4)= + xeon coo) f (£00)(Foo)= — Las operaciones que no aparecen especificadas en la lista anterior [tales coma (+26)+(—%) 0 O(+20)] quedan sencillamente sin de- finir. El sistema de los mimeros reales ampliado que asf resulta se denotard de ahora en adclante por R*. Vale Ja pena mencionar que ciertos matemidticos acostumbran definir 0-( 9) y (+°¢)-0 como iguales a 0. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y, aunque preferimos no adoptar tales defi ciones con cardcter permanente, en muchos teoremas sobre integra- cién las adoptaremos y enunciaremos de manera especifica como convenios temporales. Dado un entero positivo 7, el conjunto de todas las n-uplas ordenadas de numeros reales se denotard por R", y el de todas las n-uplas ordenadas de elementos del sistema ampliado de los ni- meros reales, por (R*)", Cabe justificar csta notacién haciendo ob- servar que R=RxR, asi que por una extensién obvia de Ja notacién del producto car- sEC. 7] EL SISTEMA DE LOS NUMEROS REALES 35 tesiano, RR x. wR, con factores iguales a R. Para las n-uplas pertenecientes a R" o a (R*)', preferiremos casi siempre notaciones con superindices, como (xl, «45 2") ala nolacién con subindices, como (x, ...,%,). La razén principal para ello es dejar libre los subindices para otros usos; como lo que sigue pondrd de munifiesto, la posibilidad de confusién con otras utilizaciones de los superindices, cn forma de exponentes u drdenes de derivacién, es muy pequcfia, Podemos describir correctamente R" como el conjunto de todas las funciones con dominio {1, .... 7} en R. Esto sugicre una modificacién, ocasionalmente util, de esta notacién: si D es un canjunto dado, definiremos R° coma el con- junto de todas las funciones de D en R. Con mayor generalidad atin: si A y B son conjuntos dados, podemos definir A® como el conjunto de todas las funciones de B en A. Quedaa por yer algunas otras expresiones de uso frecuente. Si ay b pertenecen a R, cada uno de los cuatro subconjuntos siguien- tes de R (a, b)={x:a (xix=@t, 422 ER" | @SeSb',...,,aS2"Sh"}. Si en (7.2) se reemplazan algunos de los signos “S” por “<”, el conjunto que resulta sigue recibiendo cl nombre de intervalo, con tal que no sea vacio, En particular, cuando todos los signos “3” se reemplazan por “<", se llama imtervalo abicrto (a,b). Obsérvese que con la notacién del producto cartesiano (a, b) = (a, BY) x... x Ca", bY) (2, b] = [a!, b'] x... x [a,b]. &. Conjuntes parcialmente ordenados.—De cuando en cuan- do necesitaremos considerar sistemas ordenados mds generales que los cuerpos ordenados definidos en el paérrafo 3. E] concepto basico es el de conjunto parcialmente ordenado. Por definicién, una rela- cién >- en un conjunto dado P ordena parcialinente a P, 0 es una ordenacién parcial en P, si verifica a la vez las dos propiedades: 3.1 wansitiva: six, y, 2 pertenecen a Py x>y ¢ y> Zz, tam- bién x > 2; 8.2 antisimétrica: si x ¢ y pertenecen a Py x > ye y > x, en- tonces X=y. Como cs habitual, x2, y x Zy significa que o x >y o x=y. (Hacemos hincapié en el hecho de que cuando xy, la posibilidad de que sca x=y no queda automiaticamente descartada. De hecho, la propia relacién de igualdad cn cualquier conjunto P constituye un ejemplo de ordenacién parcial en P.) Si > ordena parcialmente a P, y cs Py un subconjunto de P, resulta obvio que la restriccidn a Pyx Py de la relaci6n > ordena parcialmente a Py. Un eonjunto parcialmente ordenado es un par (P, >) que consiste en un conjunto P y una ordenacién parcial > en P. Como es habitual, cuando el significado esta claro se puede suprimir Ja nota- cién “>” y hablar del conjunto parcialmente ordenado P. Se ve facilmente que los cuerpos ordenados antes definidos son ejemplos de conjuntos parcialmente ordenados. En particular, el par (R, >), formado por el conjunto R de los mimeros reales y la relacién usual > en R, es un conjunto parcialmente ordenado. (En stc. 8] CONJUNTOS PARCLALMENTE ORDENADOS 37 este caso 8.2 se verifica de manera vacia: la hipétesis de que x > y¥ ey> x no se verifica nunca.) De manera andloga, el par (R, =) es un conjunto parcialmente ordenado, como lo son los sistemas (R*,>) y (R*, 2). Una clase cualquiera ¥ de subconjuntos de un conjunto S$, junto con la relacién de inclusién > de conjuntos en ¢, constituye un conjunto parcialmente ordenado (/,D), Como otro ejemplo mds, sea F una clase de funciones con valores reales sobre un dominio dado D, y supongamos que, para cualesquiera f y g per- tenecientes a J, f > y significa que, para todo x pertencciente a D, fx)= g(x). Se ve facilmente que en estas condiciones (F,>-) es un conjunto parcialmente ordenado. Si (P, >) es um conjunto parcialmente ordenado, decimos que P esti dirigide superiorme por la relucién > si para cualesquie- ra x ec y de P existe un elemento z de P tal que z>x y > y diremos que P es un conjunto dirigido infcriermente por la reli cién >- si para todo x ¢ y de P existe un z en P tal que x>2 ey>z La terminologia y la notacién intraducidas en el pdrrafo 5 para los cuerpos ordenados siguen siendo apropiadas sin cambio esencial alguno para los conjuntos parcialmente ordenados en general. Asi, p. ej, si cs (P, >) un conjunto parcialmente ordenado, £ un sub- conjunto de P, y z un elemento de P, se dird entonces que z cs una cota superior de £ si, para todo x de &, z2x. Las definiciones de cota inferior, cota supcrior minima (© extremo superior) y cuta inferior maxima (0 extreme inferior) coinciden con las dadas en el caso especial de los cuerpos ordenados. Se sigue de 8.2 que, si existen, los extremos superior o inferior son tinicos. Un reticulo cs un conjunto parcialmente ordenado L, tal que todo subconjunto de dos clementos del mismo {,y} posee extremo superior x Vy y extremo inferior x/A y. Se dice que un reticulo L es completo si, y solo si, tode subconjunto no vacio E de L posee extremo superior VE y extremo inferior AE (cn L). Para su utilizacion en la préxima seccién, daremos otras dos de- finiciones. Un elemento m de un conjunto parcialmente ordenado P, se llama ma: len P si, y solo si, no existe elemento x de P tal que xrzimyx>m. Asi, p. ej., sea P uma coleccién compuesta por al- gunos de los subconjuntos de un conjunto dado S, estando P orde- nado parcialmente por la relacidn de inclusién D. Entonces un sub- conjunto M de S pertenccicnte a P es maximal en P si, y solo si, M no es un subconjunto propio de ningtin subconjunto de S$ pertene- 38 LOS NUMEKOS REALES [caP, 1 ciente a P, Se dice que una coleccién * de subconjuntos de un conjunto dado S es de eardeter finito si, y solo si, verifica la condi- cién siguiente: para todo subconjunto T de S, T€ F si. y solo si, T,€%* para todo subconjunto finito 7 de T. EJERCICIOS 1. Para un cuerpo ordenado (F, >), discituse la distincién entre: a) ser complete como cuerpo ordenado; &) ser completo como reticulo. 2. Entre fos ejemplos de conjuntos parcialmente ordenados citados en Ja segunda parte de esta seccidén, jcudles son reticulos? ~Cudles son re- ticulos completos? 3. Para un elemento dado de un conjunto parcialmente ordenado P, icudl es la relacién entre a) ser el extremo superior de P y 6) ser maxi- mal en P? 4, Cuiles, entre las siguientes colecciones, tienen cardcter finito? a) La coleccién de todos Ios subconjuntas de un conjunto S. 6) 1a coleccién de todos los subconjuntos finitos de un conjunto infi- nito S. «} La coleccidn de todos los subconjuntos de a lo sumo tres elementos de un conjunto infinite S. di) La coleccién de todos los subconjuntos de al menos tres elementos de un conjunto infinito S, «) La coleccién de tedas las cadenas de un conjunte parcialmente or- denado P. (Una cadena en P es un subconjunto C de P tal que, si x e ¥ son elementos distintos de C, se verifica que o x +H Oy > x) 9. El principio del elemento maximal.--Podemos ahora enun- ciar un principio acerca de la existencia de un clemento maximal, principio que posec amplias posibilidades de aplicacién. La validez de este principio es objeto de controversia entre los investigadorcs de los fundamentos légicos de las matematicas. No obstante, cs costumbre entre los matematicos utilizar libremente este principio como axioma, y esto es lo que haremos nosotros. El principio del elemento maximal tiene una sorprendente variedad de formas légi- camente equivalentes, de las cuales no todas hacen realmente men- cién de un elemento maximal. La formulacién mas antigua, y también la mds facil de entender {aunque no siempre la mds facil de utilizar), cs el Hamado axioma de cleceién, cnunciado por E, Zermclo [1904]. 91 AXIoMA DE ELEccION.—Dade una coleccién ol de subcon- juntos no vacias de cierto conjunto, existe una funcidn f con domi- nio .€ tal que para cada conjunto A perteneciente a A, f(A) € A. Esta funcién f se denomina a veces funcién de eleceién, ya que en efecto elige de cada conjunto A de la coleccién algtin elemento ste. 9] FL PRINCIPIO DEL ELE: 39 MAY de A. Los procesos de eleccién, cuya justificacién se basa esencialmente en el axioma 9.1, tienen gran tendencia a destizarse inadvertidos en las demostraciones; en realidad, no intentaremos senalar siempre la utilizacién de 9.1, Sin embargo, en este libro se utilizan versiones del principio del elemento maximal distintas de la 9.1, pero solo en algunos lugares periféricos que se indicardn ex- presamente. Asi, pues, el lector puede, si lo desea, omitir el resto de lo que se dice acerea del principio del clemento maximal con escaso Sacrificio del material que sigue. La primera formulacién del principio del elemento maximal con referencia explicita 2 un elemento maximal fue dada por F. Haus- dorff [1914]; por esta razdn, dicho principio se denomina a veces prineipio del elemento maximal de Hausdorff. Refcrido a la defi- nicién de cadena dada en el ultimo ejercicio de la pagina anterior podemos enurciarlo como sigue, 9.2) PRINCIPIO DEL. ELEMENTO MAXIMAL (FORMA DE HAUSDORFF). Para tode conjunto parcialinente ordenado P, la coleccién C de to- das las cadenas de P posee un elemento maximal respecto a la or- denacidu parcial de © mediante la relucién de inclusidn D, La solucién del ejercicio citado hace ver claramente que la coleeci6n C en 9.2 es de carivter finito. En vista de esto, 9.2 esti evidentemente implicado en la siguiente versién del principio del elemento maximal, debida a J. W. Tukey [1940]. 9.3 PRINCIPIO DEL TLEMENTO MAXIMAL (FORMA DE TUKEY)—Si una coleecién dada ‘F de subconjuntos de cierto conjunta es de eardcter finite, F tiene entonces un clemento maximal respect o la ordenaeiéu parcial de *¥ mediante la relacién de inclustén D. El lector puede establecer como cjercicia que, a su vez, 9.2 im- plica 9.3; 0 también consultar el apéndice I, donde se examinan esta y otras formas del principio de? elemento maximal y se demues- tra la cquivalencia entre ellas. Nos contentaremos aqui con dar solo la demostracién de que 9.3 implica 9.1. Esta demosiracién es suficientemente corta y consti- tuye una aplicacién instructiva del concepto de coleccién de caric- ter finito. TeorEMA 9.4, Le forma de Tukey del principio def elemento maximal implica el axioma de eleccién. Demostracidi.—-Si ¢s wna coleccién dada de subconjuntos no yacios de cierto conjunto, sea F la coleccién de todas las funcio. 40 LOS NUMEROS REALES. [ear a nes f tales que el dominio D, de f es un subconjunto de 4, de modo que para cada A de Dj, f(A)E A, Ahora bien: como conjunto de pares ordenados, cada f de F es un subconjunto del conjunte ox Ut; probaremos que esta co- leccién “F de subconjuntos de x U vt es de cardcter finito. Si f Pertenece a J, todo subconjunto finito de f pertenecerd evidente- mente a F, Reciprocamente, tomemos cualquier subconjunto f de x U4 tal que cada subconjunto finito de f pertenezca a F. Si (A, by f y (A, bE f, entonces, por ser {(A,B), (A, 5)} un sub- conjunto finito de f, pertenece a ¥ y es, por tanto, una funcién. Por consiguiente, b=b’, y asi vemos que f es también una funcidn. Adomas, para cada (A, 6) perteneciente a f, {(A,5)} es un subeon- junto finito de f, y pertenece, por tanto, a Por consiguiente, b~f(A) EA, luego fEF, de acuerdo con la definicidn de F. Asi, pues, ‘F es de cardeter finito. Ahora bien: por 9.3, & tiene un elemento maximal m. Supon- gamos que existe un A perteneciente a -€—D,,, y sea b un elemento del conjunto no vacio A. Entonces, mU ((A,b)} pertenece a F, lo que contradice el hecho de que m es un elemento maximal. Asi. pues, el dominio de m deberd ser todo .£, con lo que queda esta- blecido ¢} axioma de eleccién. | CAPITULO IL CONVERGENCIA 1. Convergencia de funciones con valores reales.-~El con- cepto de convergencia, uno de los mds importantes en andlisis, pue- de udoptar formas distintas. Una de las mds sencillas y que aparece con mayor frecuencia corresponde al caso de convergencia de una funcién real f sobre el conjunto R de los mimeros reales. Antes de precisar este concepto, recordemos cn primer lugar que los interva- los abiertos en R son los conjuntos de Ja forma {x:ixrE R, a A no ser que se haga indicacién concreta en contrario, supondremos que W consiste en todas tas “secciones finales’ de los enteros posi- tivos; es decir, NEN si, y solo si, para algtin entero positivo m tenemos que N={n:n es un entero, 7 > m)}. Entonces, si (f, W?) con- verge a A, decimos que f cs una sucesién convergente y escribimos lim fQz)=k. 1909 Si { es una sucesién de niimeros reales, podemos formar otra su- eesi6n [sG2):2=—1,2,3,...] haciendo que s(n) sea igual a f{1) 4 +{(2)—...+f(2) para cada entero positivo n. Esta nueva sucesién re- cibe cl nombre de sucesién de sumas parciales de la sucesién f. Cuando Ja sucesi6n de sumas parciales converge, se dice que su limite es la suma de f, lo que se indica por el simbolo > {02) = lim s(n). Por tradicién, si f es una succsidn cuyas sumas parciales desempe- flan un papel importante en cierta discusién, f se llama entonces serie, y se Je asigna el simbolo f(1) + f(2)+..., 0 alguna modificacion de este. Si existe Jim s(x), se dice que f es una serie convergente, 00 y que lim s(n) es su suma, Sif D—>R es una funcién real con dominio D no vacio, a cada subconjunto finito w de D le corresponde un niimero S(@) definido como Se)= ¥) fe). ree oo) _ CONVERGENCIA «fear Sca A el conjunto de todos los subconjuntos finitos de D, y sea Ne para cada o en A, el conjunto de todos los a” de A que contiene: a o. Se ve facilmente que el conjunto WV’ de todos los conjuntos N. (# € A) es una direccién en A. Si (S,.N’) posee un limite A, este limite se denomina la suma (0 suma no ordenada) de Ja fun- cidén f, y se denota por > fix)=lim S(o). ae sed Si D es finito, esto es lo mismo que la suma de los numeros f(x) (x € D). Cuando D es el conjunto de los enteros positivos, y existe la suma en el sentido que se acaba de describir, se dice que f es una serie convergente incondicionalmente. No ofrece dificultad probar que, = en este caso, la suma definida previamente > f(m) existe y coinci+ de con el lim S(o), = an FJERCICIOS 1. Pruébese que si (/,.\’) es una funcidn dirigida, y cada uma de ius dos afirmaciones 5, y S; referentes a f(x) es en definitiva cierta, Ja afirmacién compuesta “S, y Sz" es también en definitiva cierta; es decir, en definitiva Jas dos son ciertas simulténeamente. 2. Demuéstrese que si existe el limite im fix), este es tinico, 3. Sean D un conjunto y A’ una familia de subconjuntos de D. Prué- bese que ha de verificar 1.2 si han de ser ciertos los tres resultados si- guientes sobre limites en el sentido de (1.1): 1) Existe una funcién real f con dominio D y un niimero real & tal que lim Kx)=k. 1x 4) Existe una funcién real f con dominio D y un numero real & tal que lim fixh=k x es falso. in) Si lim f((x)=1 y lim fifxd=1, nx ne Ninn 1 fy(e}+ folx)] = 2. aM 4. Demudstrese que si f es una succsién de nimeros reales no negati+ vos, la serie ()+2)+... es convergente si, y solo si, es convergemte in- condicionalmente. sec. 2] PROPIPDADFS ELEMENTALES 45 2, Propiedades elementales.—Establecercmos ahora las reglas elementales siguientes para cl cdlculo con Mmites de funciones reales. TeoreMA 2.1. Sean f y g dos funciones reales sobre un domi- mo D; sean a, b, c mimeros reales, y sea N una direccién en D. Si es limf(x)=a y lim gixj=h, se liene: 5 ue Dy iin Lef(x)] =ca, n) lim f)g)~ ab, im) md ‘{(x))=L/a si f(x) 40 en Dy a0, W) lin [fo}+ s(x) =a+b, vy) i LGV g@)] =@V b, v1) a (AG) A aa A b, vi) lim |f(x)| =!¢|. aa Demostracién.—Detallaremos la demostracién de 11) y dejaremos las demas a cargo del lector. Sea V un entorno basico de ub; va- mos a demostrar que existe en A? un N tal que, cuando x EN, f(je(x) E V. Elijamos un mimero positive ¢ lo suficicntemente pe- quefio para que el intervyalo (a@b—e, ab+e) sea un subconjunto de V. Bastard cntonces probar que hay en A’ un NW tal que, cuando x € N, \f)e)-ab| <«. Ahora bien: para x cualquicra en D, (2.2) if(x)g(x) — ab! = [f(ee) g(x) —aglx) + ag(x)— ab S|) —a|-|g(0)| + a] +(x) —B). Puesto que por hipétesis existen conjuntos de la clase AW’ en los cua- les cada uno de los valores |f(x)—-a y {g(x)—b| puede hacerse tan pequeiio como se desee, resulta que e] segundo miembro de (2.2), y, por tanto, el primero, pucde hacerse menor que ¢, segtin se queria. En detalle, existe un N, en 4? tal que, si x Ni (2.3) [f@)-a| <€/2([b| +6); 46 [ear. it y existe un N, en W tal que, si x EN2, (2.4) |s@)-bj << 2(ja)+0, ¥, por tanto, |g(x)-b; <«, de donde (2.5) |s()| < |B] +. De acuerdo con (1.0, hay en un N contenido a la vez en Ni y en Nz. Puesto que, cuando x€N, podemos sustituir (2.3), (2.5) y (2.4) en el seguado miembro de (2.2), se obticne Wf) g(x)—ab| < [e201 +9] - [bl +e] + lale 2a! +1) Bp Coy te I 2 Con objeto de utilizarlo en el teorema 2.7 y también mas adelan- te, probaremos el lema siguiente: Lema 2.6. Sean f wre funcidn real y N’ una direecion en el do- minio de f. Si existe un intervalo cerrado [a,b] (={x:x€ R, d=xSb)) en R tal que en definitiva f(x) © [a,b], hay entonces un nivnera real e¢ en (a,b) tal que, para todo mimero positivo « y toda N en NY, existe un x de N para el cual \f(x)-c] << Demostracién.—Elijamos N, en .W’ de modo que, si «EN, fx) € [a,b]. SiNEN y NON, sea w(N)=V {f(x):x GN}; en- tonces aSp(N)Sh. Sea ex A fp(N):N EN, NCA}. Si cs € un niimero positive y NEW’, hay un N, en XN? tal que u(N) Ne y N> Ny |Ay— | 0, cl intervalo (k—e/2, k+e/2) es un entorno basico de k, de manera que existe un N en .\ tal que ix) © (k-€, 2, k+e°2) para todo x de N. Por tanto, si x y x” perte- necen ambos a N, se ticne |f(x’)-f(x")| R esta definida en un subconjunto D de R, sea c un numero real, y U, la clase de todos Jos entornos basicos reducidos de c. Los conjuntos N=UMD (U €4U) constituyen una direccién J? en D con tal que ninguno de ellos sea vacio, And- sec. 4] ESPACIOS TOPOLOGICOS 49 logamente, los conjuntos Nt=UM DM (e,00) forman una direc- cién 7+ si ninguno de ellos es yacio, y + es una subdireccién de A’. Como anteriormente, si existe Vim f(x), lo denotamos por ‘ig fix). Si existe lim f(x), decimos que es a limite por la derecha net a f(x) en ¢, y lo denotamos por cualquiera de los simbolos I{m f(x) wact o f(e+). Por 3.1, si existe lim ffx), también existira f(e+) (siempre ante que ninguno de los conjuntos N+ sea vacio), y ambos son iguales. Se define de manera andloga el limite por Ia izquierda fe~)= lim fG). ae EJERCICIOS 1, Pruébese que si WV” es una subdirecvién de N’ y N’’ una subdirec- eién de AY, A” es una subdireccién de WV’. 2. Sean ib y A direcciones tales que, si MG Jb y NEN, MNW fo es vacio, Demuéstrese que la clase ” de todes los conjuntos MMN es una subdireccién tanta de Jb como de WN, 3. Sean f y g dos funciones reales con el mismo dominio D, y sea uta direccién en D. Pruébese que si hay un N en N’ sobre el que f ¥ g coinciden, existe entonces lim f(x) si, y solo si, existe lim 2G), ¥ en tal caso ambos son iguales, 4. Si fies una funcién real con dominio D subconjonto de R, y existen simulténeamente y son iguales f(c+) y f(e—), siendo ¢ un ndmero real, de- muéstrese que existe también lim f(x) y que es igual a ambos. soe 4. Espacios topolégicos.—Quedan todavia por demostrar mu- chos teoremas importantes sobre limites de funciones reales, Pero, como vamos a necesitar también teoremas andlogos para funcioncs cuyas imagenes estdin contenidas en otros espacios (p. ej., el espa- cio producto R"), introduciremos primera el concepto de espacio topolégico, para poder as{ tratar de una vez para siempre la con- vergencia de funciones mas generales, evitando repeticiones. 4.1 Supongamos que S es un conjunto, y que a cada punto x de § est4 asociada una coleccién “U(x) de subconjuntos de S$, de- nominados entornes basicos de x, de modo que ) Para cada U de Wx), x EU. u} La coleccidn U(x) esta dirigida inferiormente por inclusion. mm) Si U€ Wx) e yEU, existe entonces ua entorno basico V dey tal que VCU. Iv) El conjunto S es también un entorno bdsico de x. MeSHANE Y BOTTS.—4 350 CONVERGENCIA [cap. 1 Se dice en tal caso que la funcién W=(U(x):4 ES) define una ltupologia (de entornes) sobre S, y el par (S, UL) recibe el nombre de espacio tepolégica. La condicion 1V), aparte de garantizar que cada una de las colecciones “U({x) es no vacia, representa una mera con- veniencia y podria suprimirse. Es evidente que R, con los entornos basicos tal como se descri- bicron en cl pdrrafo 1, es un espacio topolégico. Siempre que nos refiramos 2 R como espacio topoldgico sc entenderi que. los entor- nos bdsicos son Jos mencionados en dicho parrafo L. Si bien los espacios topolégicos generales constituyen un tema de estudio importante, para nuestro objeto necesitarcmos solo los es- pacios topoldgicos (S, UL} llamados espacios de Hausdorff 0 espa- cios T,, que verifican el requisito adicional siguiente: 4.2 Si son x e@ y puntos distintos de S, existe sendos entornos bdsicos U y V de x e y, respectivamente, que no tienen ningiin pun- to comin. Es facil comprobar que R es un espacio de Hausdorff. Como segundo ejemplo, sea S$ el conjunto R*. El conjunte “U(x) de los entornos bisicos de un elemento x de R* consistird en aquellos in- tervalos de la forma (a,b), [—%%,a), (@, +58], [—%, +00], con a y b en R*, que contienen a x. No es dificil comprobar que R*, con este conjunto de entornos bdsicos, es un espacio de Hausdorff. Siempre que manejemos R* como espacio topolégico, entenderemos de ahora en adelante que los entornos bésicos son los que se acaban de definir. Sea ahora S un conjunto, y U y V, sendas topologias de en- tornos definidas sobre S. Diremos que ‘U refina a W si, y solo si, para todo x de S, cada V de V(x) contiene algiin U de U(x). Evi- dentemente, esta relacién de refinamiento entre topologias defini- das sobre S es reflexiva (es decir, cada topologia ‘U se refina a si misma) y transitiva (es decir, si refina a ‘VW y VY refina a W, U re- fina a UW). Si UW refina a YW y VU refina a ‘U, decimos que U y VW son topologfas definidas sobre S equivalentes, y en este caso (S, U) y (S,U) se denominan espacios topolégicos equivalentes. Segtin es costumbre, utilizaremos la abreviatura S$ para referir- nos a un espacio topoldgico (S,U) cuando no exista posibilidad de confusion. SEC. 5] CONVERGENCIA EN ESPACIOS TOPOLOGICOS SL EJERCICIO Para cada x de R*, sea U+(x) la clase compuesta por el mismo R*, junto con todas las “semirrectas por la derecha abiertas’ que contienen a x; es decir, los conjuntos de la forma {y:y€ R*, y>a} para los que a€ R* ya =(S-Ep. CoROLARIO 8.2, Un conjwito ECS es cerrado si, y solo si, sv complementario S—E es abierto, Esto se deduce inmediatamente de 8.1, puesto que un conjunto es abierto si, y solo si, coincide con su propio interior. Teorema 8.3. El cierre de todo subconjunto E de § es cerrado yes un subconjunto de todo conjunte cerrado que contenga a E. TeorEMA 8.4. Si F es una familia de conjuntos cerrados en 8, también OF es cerrado; si F es una familia finita de conjuntos ce- rrados en S, UF es cerrado, Esto se deduce de 8.2 a partir del resultado correspondiente de 7.2 para los conjuntos abiertos. los teoremas siguientes establecen relaciones entre cierre y con- vergencia. Teorema 8.5. Si ECS y ES, se tiene que z€ Em si, y solo si, existe una fimcidn dirigida en E que converge a z. Demostracidén.—Supongamos primero que z es el limite de la funcién dirigida (f,.4°) en 2. Entonces todo entorno U de z incluye en definitiva a f(x), y contienc, por tanto, puntos de EZ; por con- siguiente, z © E-. Reciprocamente, si z€ F~, sea N’ la coleccién de todos Jos conjuntos de Ja forma EMU, siendo U un entorno bisico de z. Se ve facilmente que N’ es una direccién y que con la funcién idéntica { sobre E, A? constituye una funcién dirigida (f, \’) en £ que converge az. ff TEOREMA 8.6, Si ECS, las tres condiciones siguientes son equi- valentes: 1) E es cerrado. n) Todo punto adherente de toda funcidn dirigida en E per. tenece a E. i) Tedo punto z tal que alguna funcidn di ge @ 2, pertenece a E. igida en E conver- sec. 8] _CONJUNTOS CERRADOS 59 Demostracién.—De acuerdo von 8.5, si existe una funcién diri- gida (f..’) en E con lim f(x)—2, entonces z€ E-. Por consiguiente, ee si se verifica 1), de forma que E=£~, también se verifica 1m). Su- pongamos ahora que se cumple la condicién 1), y sea 2 un punto adherente de una funcién dirigida en £. Por 5.4, alguna funcion subdirigida (todavia en £} converge a z. Entonces, en virtud de m1), 2€ £. Supongamos finalmente que se verifica 11). Para cada = de E~ existe, de acuerdo con 8.5, una funeién dirigida en E que converge azy de la que z es, por tanto, un punto adherente. Por la condi- cidn 11), = € £. Por tanto, E~ C E; luego, E~=E, y se verifica 1). | TEOREMA 8.7. Si ECR", E es cerrado si, y solo si, el limite de toda sucesidn converpente de elementos de & pertenece a E. Lo mismo se cumple para subconjuntos de (R*)". Demostracidn..--Si E es cerrado, todos los limites de funciones dirigidas en E, y ev particular de sucesiones convergentes de ele- mentos de E, pertenecen a £, de acuerdo von 8.6. Recipracamente, supongamos que £ conticne todos los limites de sus sucesiones con- vergentes, y consideremos cualquier elemento x © E-. De acuerdo con el ejet jo de la pagina 55, o por el teorema 8.8 que sigue, una topologia cquivalente a la topologia usual sobre R" viene dada por un sistema numerable de entornos bisicos. Sean V,, V2, Va ... los entornos basicos de x en este sistema. Por 7.1 cada uno de los con- juntos V;NV;9...0V,, k=1,2,..., es um entorno de x. Puesto que x € E”, cada uno de los conjuntos Vi... VViOE, R= 1,2, oo es no vacio. Existe, por tanto, una funcién de eleccién que asigna a cada entcro positivo k un punto x pertencciente u V,O sat NV;O£. Ahora bien: para cada entorno bisico V, de x, x, € V, siempre que K2j; es decir, la sucesién (x,:k=1,2,...) en E con- verge a x, Luego, por hipdtesis, x £, y E cs cerrado. | Si ECS y ECE, la afirmacion de que Ey es denso en E signi- fica que el cierre E)~ contiene a E. Un conjunto E de S se llama sepa- rable si, y solo si, existe un subconjunto numerable de £ que es denso cn £. El teorema siguiente pone de manifiesto una relacién importante entre conjuntos abicrtos c intervalos de R". Trorema 8.8. Sea E un subconjunto de R denso en R. Enton- ces, para tuda entero positivo n y tade subconjunto abierto G de R*, existe un conjunto mumerable de intervalos [\, 1, ... de R" tal que: 60 CONVERGENCIA [car. u 1) cada lt, es del tipo (a, by={xidsxr' c; sic es un punto arbitrario de E distinto del a, todo entorno relativo de ¢ con tiene puntos x de E tales que x n)*. Sea Wb una diveccién en E cuyos miembros son ce- rrados cn £. Para cada M en tb, E-M cs abierto cn E; por tanto, de acuerdo con 9.1, es la interscccién de £ con un conjunto abier- to que Hamaremos G(M), Dada una coleccién finita cualquiera G(M,), .... G(M) de estos conjuntos, Ja direccién Wb tiene un miem- bro My contenido en M,M...M;, y cada punto x de M, perte- nece a E, pero no a cualquiera de los conjuntos G(M)), ....G(M,). Asi, pucs, ninguna subcoleccién finita de los conjuntos abiertos {G(M):M © Wb} es un recubrimiento del conjunto compacto £. Por tanto, la coleccién total no puede ser un recubrimiento ubierto, y hay un punto a de £ que no esta en ninguno de los conjuntos G(M), ¥, por consiguiente, en todo conjunto M de wth, mn) => 13). Sea (/,.W) una funcién dirigida en E. Para cada N en N’, sea M(N) el cierre en E del conjunto { (x): € N}. Evidente- mente, la familia b={M(N):N € N} cs una dircecién en E com- puesta por conjuntos cerrados en £; luego por i) algdin punto a de E esta contenido en todos los conjuntos de .Wb. Sea ahora U un entorno de @ y N un miembro de .\’. Puesto que a esta en cl cierre *E! simbolo = significa “implica”, 64 CONVERGENCIA [car. i M(N) del conjunto {f(x):x EN}, el entorno U posce al menos uw punto f(x) en comtin con cste Ultimo conjunto. Esto cs, existe un 2 en WN tal que f(x)EU, y, por tanto, @ es un punto adherente de (f, 4°). ut) => 1). Supongamos que 1) es falso. Existe entonces un re- cubrimiento abierto i de £ tal que ningtin subconjunto finito de X es un recubrimiento de £. Para cada conjunto finito Uj, ..., U, de miembros de i, el conjunto N=E-U,U U,U...U Uy no es vacio. La coleccién A’ de tales conjuntos N es una direccién, y si f es la funcidn idéntica sobre £, (f,.4’) cs una funcién dirigida en E. Dicha funcién no puede tencr como punto adherente ningtin punto a de E. En efecto: cada @ de E se balla contenido en un conjunto U de la familia K, y existe en A? un conjunto N (a saber, E—U) tal que si x€N, I(x) € U. Asi, pues, si 1) es falso, también lo es m1). | » Si ECS y x€S, se dice que x es un punto de acunwlacién de E si, y solo si, todo entorno de x contiene un punto de E-{x}; es decir, si, y solo si, x € (E-{x})~. Se comprueba facilmente que x es un punto de acumulacién de & si, y solo si, existe una funcidén dirigida en E—{x} de la cual x es un punto adherente. Las demos- traciones de los cuatro teoremas siguientes se dejan como ejercicios a cargo del lector. Trorpma 10.2. Si E es un subconjunto de un espacio de Haus- dorff S y es %) un punto de acumulacién de E, todo entorno de % contiene infinitos puntos de E. TeoreMa 10,3. Si E es un conjunto compacto en S y A es un subconjunto infinito de E, existe entonces un punto de acumulacién de A perteneciente a £. TeoremMa 104. Todo subconjunto compacte de un espacio de Hausdor[f es cerrado, TEOREMA 10.5. Si £ es un conjunto compacto en S y A es un subconjunto de E cerrado en E, A es compacto. Para su utilizacién en teoremas posteriores demostraremos ahora el siguiente lema. Lema 10.6. Sea D un conjunto, y sea No un conjunto no vacio de direcciones en D tal que para dos direcciones cualesquiera Moy Jk, en la coleccién MMe, .o bien A, es una subdireccién de Mk, 0 bien My es una subdireccidén de Mo. Entonces ta familia U Jib, for- mada por todos los conjuntos M pertenecientes a una o mds direc- ciones de la coleccion lk, es a Su vez una direccién en D. sec. 10] CONJUNTOS COMPACTOS sa 63 Demostracién.—U Jb es una coleccién no vacia de conjuntos no vacios. Si M, y M; pertenecen ambos a U.ilb, existen sendas direc- ciones My y wk, en la coleccién Jb tales que M, € bi y M, © Why O bien J, es una subdireccién de Wh, o viceversa; para coneretar, supongamos que se trata del primer caso. Entonces M2 contiene un conjunto M,’ en Jb Ahora bien: M, y Mj,’ pertenecen ambos a Ma; luego existe un conjunto M; perteneciente a We, (y, por tanto, a Ul) contenido a Ja vez cn M, y en My’, y, por consiguiente, con- tenido en M; yen My | El teorema siguiente es un caso ospecial del teorema de Tycho- noff [1935], pero que es mds facil de demostrar y sera suficiente para todas las aplicaciones que hagamos, Utilizande el principio del elemento maximal (apéndice TI}, cnunciaremos y demostraremos en el apéndice TIT el teorema de Tychonoff en toda su extensid: TEOREMA 10.7, Sea (Sj, UW), (Sz Un), ... Ha coleccidn fintta o in- finita numerable de espacios topolégicos compactos, Su producto topoldgico X (Sn Un) es también compacto. Demostracidn—Considcraremos timnicamente el caso correspon- diente a una familia infinita numerable; si se tratase de un ntimero finito de espacios (Sj, UL), bastaria simplificar ligeramente la demos- tracian que sigue. Sea (f,.\’) una funcidn dirigida en X,5,. Para cada x del dominio D de f escribimos f(x)=(((2), P(x), ...). La fun- cién dirigida (f',.’) posee algin punto adherente c! en S,, luego existe una subdireccién A’, de NW tal gue (f',.4°)) converge a c'. Procederemos por induccién. Si se tienc una subdireccién N’:-; en D, la funcidén dirigida (f*,.N’,-,) admite algin punto adherente c* en S;, y existe, por tanto, una subdireccién Ny de Wy-, tal que (Ny) converge a c*. Ahora bien: sea Wb la unién de WN, WY, AY, «3 en virtud de 10.6, esta es una direccién en D, Ademas, todo N en N con- tiene (de hecho, es) un conjunto perteneciente a Jib, luego (f, Ub) es una funcién subdirigida de ¢/, N°). Andlogamente, (/*, Jb) es una funcién subdirigida de (f*, N's) (K=1, 2,3, ...), de donde Mim fac. Por 6.1, lim f(xJ=c=(c!,c%,...}, luego (f,W") tiene ¢ como punto sith adherente. De acuerdo con 10.1, el espacio producto topoldgico es compacto. Con objeto de aplicar el resultado anterior a los espacios (R*)" y R", probaremos primero un fema, mestiAne ¥ ROTTS. —5 66 CONVERGENCIA (cap. | Lema 10.8. R* es compacio. Demostracién.—Sea (f, A’) una funcién dirigida en R*. Distingui- remos tres casos: , Caso 1." Para todo N en WN, V {flx):t EN}=-. Entonces x es unm punto adherente de (f, 4”). Caso 2° Para toda N & WN, M{i(x):x © N}— —-~. Entonces —x es un punto adherente de (f, W”). Caso 3.2 Para algunos N, y Ny en NW, V{f@):r EN Jo y A {fare € N2} > -00, En este casa, clijamos un conjunto Ny de J contenido a la vez cn N, y cn Ny, Se verifica entonces =O AT Me) eS Na} SA {flzyix ENG} SV {fQx)ix € Ny} SV (Mxhix EN} SX, y f(x) esta en definitiva en el intervalo cerrado [4 {f(4)ix © Ny}. V (f@)ix © N,}]. De acuerdo con 2.6, algdn punto ¢ de dicho inter- valo es adherente de (f, 7). Ahora bien: en cualquier caso, ({,.’) pasee un punto adherente. y, de acuerdo con 10.1, R* cs compacto. §f TroreMa 10.9. Si E es un subconjunto de (R*)", E es compacto st, y sole si, es cerrado. Demostracién.—Si E es compacto, sera, de acuerdo con 10.4, ce- rrado. Recfprocamente, supongamos E cerrado. Por 10.7 y 10.8, (R*)" es compacto; por 10.5, el subeonjunto cerrado FE es también compacto. | Con ¢l fin de enunciar ¢] teorema siguiente, neeesitamos primero definir cl concepto de “estar acotado” para conjuntos de R". Expre: sado de manera poco rigurosa, un conjunto en R" estd acotado si no contigne puntos con coordenadas arbitrariamente grandes; lo cual nada tiene que ver con fa idea de “frontera”, Un conjunto E en R° est4 acotado si esti contenide en algtin intervalo finito. ‘Teonema 10.10. (TEOREMA DE Hetne-Borrt.) Si E ex an subcon- junto de R*, E es compacto si, ¥ solo si, es cerrado y estd acotado, Demostracién.—Si E es compacto, de acuerdo con 10.4 es tam: bién cerrado. Sea, para k-1,2,3,.., Wy el intervalo abierto keaiaticth, {x ,n}, Estos intervalos recubren la totalidad de R", luego recubren a E£. NWERGENCIA ORDEN 67 Si £ es compucto, un niimero finito de ellos recubren a £. De estos. aque] con superindice mayor conticne a todos los demas; lucgo con- tiene a E, y £ est4 acotado. Reciprocamente, supongameos que E cs un subconjunto cerrado y acotado de R". Cabe considerar E como un subconjunto de (R*)", Si x pertenece al cierre de & en {R*)", todas las coordenadas de x son finitas, puesto que E esté acotado; luego x © R", y, puesta que E es cerrado cn &*, x € £. Es decir, como subconjunto de (R*)", E es cerrado, y es también compucto de acuerdo con 10.5. | Corotarro 10.11. {(TBOREMA DE Bo.zano-Weierstrass.) Si E es un subcenjunto infinite de (R*Y', tiene un punto de acnimilacidn en (R*)"; si E es un conjunto infinito acotado en R", posee un punto de dcuinulacién en R" La primera afirmacién se deduce a partir de 10.9 y 10.3. Si BE esti acotado en R", esta contenido en un intervulo cerrado W que, de acuerde con 10.10, es compacta; luego. por 10.3, 2 pesee un punto de acumulacién en W, y, por tanto, en R", VW. Convergencia de orden.—La diseusién sobre convergencia efectuada en las seeciones preeedentes se ha basado en el concepto de entorny, y la idea de orden ha desempefiado en ella un papel se- cundario o nulo. En esta seccién estudiaremos los Hmites superior ¢ inferior de las funciones dirigidas en conjuntos con una estructura de orden, Aun cuando este estudio podria realizarse a un nivel algo mds general, nos contentaremos aqui con les reticulos completos de- finides en la pagina 37. A todo lo largo del resto de esta seccién, L denotard, por consi- guiente, un reticulo completo. Si (f, 4”) es una funcidén dirigida en L, los Ii oc @ inferior de (f, N°) se defincn como Him sup fl) = {V f(N):N EW}, lim inf (@)—V (A f(N)N EN}, respectivamente. Abreviaremos a veces la expresién Hm Sup {(x) es- cribiendo lim sup (f, \°) o bien lim sup f(x). Obsérvese que por ser L tun reticulo completo, para cada Neon ef conjunto A(N)={ Ax): & N} tiene un extremo superior V /{V) en £, y el conjunto de los extremos superiores {V {(N):N © .N’} po- see un extremo inferior en £; lucgo existe siempre el limite superior 68 CONVERGENCIA [cap. ar de una funcién dirigida en L, y Jo mismo ocurre con su limite infe- rior. El lector puede establecer facilmente que si (f, 4°) es una fun- cién dirigida en L, se verifica que ql) lim sup f(x) 2 lim int f(x), Si (f,.") es una funcién dirigida en L y bE L, se dice que (f,.N’) converge (por una relacién de orden) a b si, y solo si, lim sup f(x) = lim inf f(z)=b. xd at Teorema 11.2. Si (f,.N’) es una funcidn dirigida en L, y es (f, ile) una funcién subdirigida de (f,.N’), se verifica entances que lim inf (f, 4°) Slim ing (f, Ae) Slim sup (f, Mo) Slim sup (f, .N’). Luego si para aigiin b perteneciente a L, ({, N’) converge a b, lo mis- mo le ocurre a (f, Me). Demosiracién.—Si N € .h’, existird un subconjunto M de N en lb tal que lim sup (f, 1b) SV (MSV (CN). Por consiguiente, cl primer miembro de esta desigualdad es una cota inferior de V f(N) para todo NEN, y no puede exceder al extremo inferior A{V{(N):N © N’}; luego. lim sup (f, Wb) = lim sup ¢f, N’). La otra parte se demuestra de manera andloga. | El resultado siguiente generaliza el teorema familiar de qué. si fry far os Y Sip Sy +. SON Sucesiones convergentes de numeros reales tales que f;=g, para todo i, también lim f;=lim g;. Teorema 11.3. Si (f,.N’) y (g,.N) son sendas funciones dirigi- das en L, tales que en definitiva f(x)2 g(x), entonces im sup f(x) lim sup g(x), lim inf f(x) = lim inf g(x). Demostracidn—Sea N, un miembro de N’ sobre el cual f(x)2 g(x), y sea N un micmbro arbitrario de A’. Existe N; en .N” contenido sec. 11] CONVERGENCIA DE ORDEN 69 en NM N,, ¥ para todo x de Nz tenemos que f(x}= g(x); por con- siguiente, V f(N2}2e2(x) y V f(N2)2V g(N2}2 lim sup g(x). Pero, pues- to que N DN2 V{(N)2 V/(N2; nego lim sup g(x) es una cota in- ferior de V f(N) para todo N en A’, y asi es a lo sumo igual a A{V{(N):N EN}, Esto prueba la afirmacién relativa a Ifmites Superiores; la otra se cstablece de manera andloga. § Para funciones dirigidas en R*, se tienen asi dos tipos de con- vergencia, a saber: conyergencia en la tapologia de R*, v conver- gencia por ta relacién de orden en R*. Afortunadamente, ambos conceptos de convergencia son equivalentes, come veremos a con- tinuacién. TeoreMa 11.4. Sea (f,.N’) una funcidn dirigida en R* y sea b un punto de R*. Entonces, (f, 4) converge a & por ta relacion de orden si, y solu st, converge a b en ta topologia de R*. Demostracién.—Supongamos, en primer lugar, que (f,.’) con- verge a b por la relacidn de orden, y sea U un entorno basico de b. Si b &. Entonces ¢ > b=lim sup [x)=A EV f(N):N EN); luego existe en N’ un N, pura el cual Vf(N)Zc. Puesto que VAN)2=b, VAN) esta en U, Si b=ce, VI(N))=c y estd, por tanto, en U. De la misma manera, existe en N° un N, para el cual Af{WN2) € U. Sea ahora N un miembro de N° contenido en N, y en N;. Entonces, para todo x en N, es cierto que A AN) SA f(N)SfG) SV (ON) SY (ND, luego f(s) esté entre dos puntos de U, y, por tanto, pertenece a U, Por consiguiente, (f, 4”) esta en definitiva en toda entorno baisico U de b; luego converge topolégicamente a b. Reciprocamente, supongamos que (f,.N’) converge topoldgica- mente a 6. Si b b; luego lim sup f(x)=5. Si bos, esto cs trivialmente cierto. De mavera andloga se demues- tra que lim inf f(x)25. A partir de esto y por (11.1) se ve que am- bos Jimites, superior e inferior, de (f,.N’) som iguales a h; luego (f, 4’) converge a 5 por la relacién de orden. |

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