aserrinado el juicio, los jugos descordados, la vociferacin apenas de delgada traslucida. Y yo te adobo en homenaje lo que suenan las flautas en pramos del cuerpo, la solucin de los enigmas matemticos locos del segundo. En los relojes ardo de tu espera. Rompo de la serenidad agua perfecta para baarte toda. Dnde dejaste el corazn que me saqueaste apenas con la lengua de sirena extasiada cuando me descuid? Hoy reconcentro fuerzas, temo lo prximo en la tarde que te encuentre, porque s que al igual que este momento bruto perseguir tu huella, olfato atento y diente alerta, para dejarme morir de nuevo en donde ya sabes t.