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. 8] adentrarseé en el camino circular invoea, por un lado, un
valor artesanal, cuasi manual, del oficio de pensador y, por otro lado, tna
experiencia de la fiesta como experiencia del limite, del cerco, de la resis-
tencia, de ta humildad. Et «es necesario~ de este compromiso se encami-
nna hacia lo que, en Unserwegs zur Sprache, retine, entre apropiacion y de-
sapropiaci6n (Ereignis/Enteigni), el paso, el camino a abrir (einen Weg
bahnen, be-wegen), el trazo de apertura (Aufriss) y el lenguaje (la lengua-
habla: Sprache), ete. Aquello que, més adelante en el texto, une todo el
juego def trazo (Riss, Grundriss, Umriss, Auffiss, Geztige) al de la estela, de
Ja estatara o de la instalacion (thesis, Setzen, Besetzen, Gesetz, Einrichten,
Gestalt, Ge-sel, palabras que renuncio a traducir agui), pertenece a esta
ley del paso que alinea el circulo a la apertura lemética de Bl arigen: «..si
se admite que pensar es un aficio. No solo el paso capital (Hauptschritt)
de fa obra hacia ef arte, en tanto que paso de [a obra hacia ef arte, es un
irculo, sino que cada paso que intentamos circula en este circulo (kreist
in dtsem Kreise». ~T
L Fiesta de todo el cuerpo, de pies
2 cabeza, metido en esta marcha cirenlar (Hauptschvits, Handaterk, Den-
ten). Lo que ustedes desean —contra la fiesta— no es mezclat los géneros
sino hilvanar las metéforas. Siempre puede intentarlo: cuestion de estilo.
=
L_ no romper violentamente el circalo (que enton-
‘cos se vengaria), asumirlo resueltamente, auténticamente (Entscblasenbeit,
Eigentlichkeit). La experiencia del cerco circular no cierra nada, no padece
ni le falta ni la negetivided. Experiencis afirstiva sin volunterismo, sia
compulsién transgresiva: no tansgredir la ley del efreulo y de la marcha
circular sino fiare de ellos. En esta fidelidad consistiria el pensamiento. El
deseo de acceder, a través de esta repetici6n fel del circulo, a lo atin in-
franqueado, no esté ausente. El deseo de un nuevo paso, aunque fuera un
6. Hl término uslizado por Derrida es engogement que significa «adentrarse pero
‘ambién que no se limita a estar fuera de
obra, puesto que actia también al lado, pegada contrs la obra (ergen). Los
diccionarios suelen traducir bors-d’euure por «objeto accesorio, extrafio,
secundario», «suplemento», «al lado», aresto». Se trata de la rraduccién
mis estricra. Bs lo que 20 debe volverse, al separarse de sf mismo, el tema
principal: le educacién de los nifios en la legislacin (Las Leyes, 766 a) 0 la
definicién de la ciencia (Teeteto, 184 a) mo deben ser tratadas como parergon.
Al buscar de la causa o del conacimiento de los principios, es preciso evttar
aque los paverga se impongan por sobre lo esencial (Eta a Nizimaco, 1098
2 30). El discurso floséfico habria estado contra el pdrergon, Pero qué se
habra hecho del conera
‘Un pifrergon se ubica contra, al lado y ademés del exgon, del trabajo
hecho, del hecho, de la obra, pero no es ajeno, afeera el interiar de la ope~
racién y coapera con él desde cierto aftera. Ni simplemente afuera, ni
simplemente adentro. Como yn accesorio que uno est obligado a recibir
en el borde, a bordo. Es, en un primer abordaje, el a-bordo.
El a-bordo, si quisiéramos jugar un poco con Ja etimologia —por
amor a la poética—, nos remiciria al alto alemén ort (tabla, plancha, bor-
da de un navio), «La horde es entonces, rigurosamente hablando, una
plancha; y la erimologia permite aprehender el encadenamiento de las sig-
nificaciones. La primera es la de borda de un navio, es decir, una constrac-
cidn de planchas; luego, por metonimia, lo que bordea, lo que encierra, lo
que limita, lo que esta en el extremo.» Dice Licré.
Pero el étymuny siempre habré tenid, para quien sabe leer, sus efectos
de borde.
El barco nunca esté lejos cuando se manejan Jas figuras de la retorica.
“Burdel” tiene la misma etimologia; es facil, primero una pequeiia cabaita
de madera.
La borda es de madera, indiferene en apariencia como el marco de
una pintura. Con la piedra, mejor que la piedra, la madera nombra Ia ma-
teria (byle quiere decir madera). Estas cuestiones de la madera, de la ma-
teria, de] marco, del limite entre el adentro y el afuera deben, en un lugar
marginal, ser reunidas.
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