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LAS MUJERES Y EL TABACO:
ENFOQUE DE GÉNERO EN EL CONTROL
DE LA EPIDEMIA EN ANDALUCÍA Shutterstock Images. Anyka
Las MUJERES y el tabaco : enfoque de género en el control de la
epidemia en Andalucía / [autoría, Pilar López Pérez ... et al.]. --
[Sevilla] : Consejería de Salud, [2009]
48 p. : fot. ; 30 cm
1. Tabaquismo-Prevención y control
2. Salud de la mujer
3. Andalucía I. López Pérez, Pilar II. Andalucía. Consejería de Salud
WM 290
WA 309
Agradecimientos
a Luis Lara García por sus sugerencias y aportaciones en la elaboración de
este documento
1. Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Josefa Ruiz Fernández
2. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Pilar Mesa Cruz
6. Debate. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
7. Recomendaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
8. Participantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
9. Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
1. PRESENTACIÓN
El consumo de tabaco entre las mujeres es un fe- El Plan Integral de Tabaquismo de Andalucía
nómeno relativamente reciente en nuestro país. (PITA) está liderando los esfuerzos para contro-
En pocas décadas, esta enfermedad adictiva que lar la expansión de esta epidemia en la población
hasta 1970 era casi exclusivamente masculina, se andaluza. Medidas como la creación de servicios
ha ido extendiendo progresivamente entre el sec- para ayudar a las personas fumadoras a dejar de
tor femenino de la población,hasta alcanzar a casi fumar, la creación de la Red de Formadoras y
una cuarta parte de las mujeres adultas. Al final Formadores del PITA, la formación de profesio-
de la adolescencia y en los primeros años de la nales de la salud, la puesta en marcha de distin-
juventud la proporción de mujeres fumadoras es, tos programas preventivos destinados a sectores
en estos momentos, aún más elevada y, en cual- de población prioritarios como “Empresas Libres
quier caso, mayor entre las mujeres que entre los de Humo” en el ámbito laboral o el programa “A
hombres de esta franja etaria. Ello indica una si- no fumar, ¡Me apunto!” en centros de educación
tuación de progresiva expansión del consumo de secundaria, el desarrollo de modelos de inter-
tabaco entre las mujeres de nuestro país más vención en desigualdades, han supuesto un
acentuada aún entre las que pertenecen a clases avance importante en el control de este pro-
sociales más desfavorecidas. Esta situación blema en Andalucía.
puede, según los datos actualmente disponibles,
A pesar de los avances señalados, este impor-
hacerse extensiva a la realidad andaluza.
tante problema de salud pública, requiere una
Las estrategias comerciales de la industria taba- mirada desde una perspectiva de género, tanto
quera dirigidas específicamente a las mujeres y sobre los factores que pueden haberlo originado,
especialmente a las más jóvenes, junto con los como sobre las medidas necesarias para abor-
cambios culturales, sociales y económicos que darlo con rapidez y eficacia.
ha experimentado nuestra sociedad en estos úl-
Desde el Plan Integral de Tabaquismo de Anda-
timos años, pueden explicar la feminización de
lucía se ha impulsado la creación del grupo de
la epidemia.
trabajo “Las mujeres y el tabaco” con la finalidad
La expansión del tabaquismo entre las mujeres de analizar esta epidemia y promover líneas de
andaluzas puede tener graves consecuencias acción que permitan controlarla y reducirla. For-
para su salud y puede, así mismo, limitar su cali- maron parte del grupo profesionales de distintos
dad de vida y su presencia en la sociedad por las perfiles con experiencia profesional en el ámbito
repercusiones sanitarias, económicas y sociales sanitario, en el educativo, en el laboral o en el
ligadas al consumo de tabaco. Igualmente, los comunitario y que, a su vez, procedían de distin-
problemas de salud relacionados con el consumo tos puntos de la geografía andaluza; así mismo,
de tabaco pueden experimentar, en un futuro no se contó con la participación de varias personas
demasiado lejano, un importante aumento en expertas que han profundizado en este tema,
nuestra comunidad autónoma, al incorporarse al desde distintas perspectivas.
tabaquismo un sector de la población tradicional-
Las ideas que surgieron al hilo de las interven-
mente no fumador.
ciones y a lo largo del debate generado a partir
A pesar de la importancia del problema y de los de las mismas, junto con las conclusiones a las
riesgos que lleva asociados, hasta ahora no se le que llegaron las personas que participaron en el
ha prestado la atención requerida. La escasa vi- grupo han permitido elaborar este informe. En
sibilidad que, hasta el momento, se ha dedicado su conjunto, constituye una útil herramienta de
a las desigualdades en salud en función del gé- trabajo para conocer y comprender la extensión
nero, puede explicar que un problema de esta del tabaquismo entre las mujeres, además de
magnitud no haya recibido la suficiente atención. ofrecer un amplio abanico de recomendaciones
Atajar esta epidemia es posible, como se ha de- que posibilitan avanzar en el control de esta epi-
mostrado en países en los que se han adoptado demia en nuestra comunidad autónoma.
las medidas adecuadas.
sobre el problema, acompañándolos en ocasio- partir del periodo 1978-1982, en el que comenzó
nes con medidas fiscales tendentes a aumentar a detectarse una tasa de iniciación en el taba-
el precio de venta del tabaco. Aunque no cabe quismo mayor entre las mujeres de menor nivel
aquí un análisis pormenorizado del impacto de educativo (5).
estas medidas, parece razonable atribuirles
Los resultados de las encuestas nacionales de
buena parte de la causalidad de por qué el con-
salud realizadas en nuestro país entre 1987 y
sumo de tabaco siguió descendiendo entre los
2001 muestran de manera muy consistente un
hombres del norte de Europa y comenzó un tí-
descenso en la prevalencia del consumo de ta-
mido descenso entre las mujeres de estos países.
baco entre los hombres. Este descenso es más
Por otra parte, desde hace décadas se viene de- pronunciado cuanto más alta es la clase social.
tectando un creciente gradiente de clase social En 2001, el gradiente de clase social en el taba-
en el tabaquismo femenino, que se está configu- quismo masculino en España era más pronun-
rando en numerosos países del norte de Europa ciado que en 1987, donde ya comenzaba a
como un problema particularmente característico detectarse.
de las mujeres de sectores sociales desfavoreci- Gráfico 1.Evolución del tabaquismo en hombres
dos. Así tanto en el Reino Unido desde mitad de según clase social, 1987-2001
los años sesenta, como en Holanda desde 1970,
se viene detectando un descenso mucho más
pronunciado en la prevalencia del tabaquismo
entre las mujeres de nivel socioeducativo alto
que entre las de nivel bajo (1). No obstante, hay
países como Alemania, donde la tendencia de-
tectada no es tanto un descenso en la prevalen-
cia del problema entre las mujeres de mayor
nivel educativo, sino más bien un claro aumento
entre las de menor nivel (3). En todo caso, parece
lógico que las mujeres de mayor nivel socioedu-
cativo, que suelen serlas más informadas, las
más críticas y las que gozan de mayor autono-
mía personal, sean precisamente las que más fá- Fuente: Encuestas nacionales de salud.
Elaboración: Escuela Andaluza de Salud Pública
cilmente se liberan de este problema una vez
que han tomado conciencia de sus riesgos.
Entre las mujeres se detecta, entre 1987 y 2001,
En el sur, la incorporación masiva de las muje- una tendencia general al alza en la prevalencia
res al consumo de tabaco fue más tardía que en del consumo de tabaco. Sin embargo, si se ana-
el norte de Europa. En general, la prevalencia del liza la evolución del tabaquismo femenino en fun-
habito tabáquico entre las mujeres sureuropeas ción de la clase social, se observa que el
fue menor del 10 % hasta los setenta (1). En Es- incremento es particularmente acentuado en la
paña, específicamente, la tasa de mujeres fu- clase IV (muy baja cualificación) y la clase II (téc-
madoras no alcanza el 5 % hasta 1970 (estimada nicas de grado medio y equivalentes). En cam-
retrospectivamente a partir de las encuestas na- bio, es casi inexistente entre las mujeres
cionales de salud posteriores), en claro contraste catalogadas como de clase I, es decir, las de
con la prevalencia entre los hombres, que había nivel socioeducativo más alto, y es relativamente
ido creciendo durante la primera mitad del siglo suave entre las de clase III.
y que desde 1955 superó ya el 50 % (4).
Los datos de la Encuesta Nacional de Salud de
Durante los setenta se comienza a observar un 2006 muestran un descenso en las tasas de mu-
claro incremento en la prevalencia del taba- jeres fumadoras en todos los niveles socioeco-
quismo entre las mujeres españolas, que, en un nómicos y, al mismo tiempo, una aproximación
contexto social de fuerte presencia de la publici- entre las prevalencias de las distintas clases so-
dad del tabaco, bajos precios de venta y fre- ciales. Destacan la clase II y la clase IV, con pre-
cuentes escenas fílmicas de consumo del valencias cercanas al 23 % de fumadora diarias.
tabaco, van adoptando progresivamente un há- A su vez, tanto la clase I (la más alta) como la III
bito que en nuestro país era hasta entonces ex- presentan una prevalencia que ronda el 20 % de
clusivamente masculino. fumadoras diarias. Una tasa ligeramente más
baja de fumadoras diarias es la que presenta la
Inicialmente en España, a partir de los sesenta,
clase V (la de menor nivel social): un 18 %. A la
fueron las mujeres de mayor nivel educativo las
luz de estos datos, y sin tener en cuenta la evo-
comenzaron a fumar, pero este patrón cambió a
lución específica del problema en cada grupo de
edad, podría interpretarse que el conjunto de las jeres de nuestro país. Resulta ilustrativo que en
mujeres españolas, de todas las clases sociales, el suroeste francés se haya detectado una esta-
están comenzando a liberarse del problema del bilización en la prevalencia global del taba-
tabaquismo. De ser así, podríamos suponer que, quismo femenino entre 1985 y 1997, pero que en
entre otros factores, la ley de diciembre de 2005 realidad esta tendencia global enmascara dos fe-
ha tenido un cierto impacto en la incipiente con- nómenos antológicos que en cierta medida se
figuración de este descenso en el tabaquismo fe- neutralizan mutuamente: ha aumentado la tasa
menino en España. de fumadoras entre las jóvenes y ha descendido
Gráfico 2.Evolución del tabaquismo en mujeres entre las adultas (6).
según clase social, 1987-2001 La evolución temporal del tabaquismo adoles-
cente en nuestro país en función del género y
de la edad ha sido analizada a fondo en un tra-
bajo reciente (7). En lo que se refiere a alumnado
de once años, la prevalencia del consumo de
tabaco ha descendido en ambos géneros entre
1986 y 2002. Entre los chicos de trece años,
también ha descendido, pero entre las chicas
de esa edad se ha detectado un incremento sig-
nificativo entre 1994 y 2002. En cuanto al alum-
nado de quince años, que presentaba tasas
relativamente similares en ambos géneros en
1990, se ha detectado un incremento sostenido
Fuente: Encuestas nacionales de salud.
en la población de chicas fumadoras entre 1990
Elaboración: Escuela Andaluza de Salud Pública y 2002. Algo similar ocurre con el alumnado de
diecisiete años en el periodo 1994-2002. En
A medida que se vayan analizando pormenori- conjunto, las prevalencias relativas a las chicas
zadamente estos datos en función de la comuni- han ido creciendo hasta 2002 (excepto en los
dad autónoma o del grupo de edad, iremos referente a las preadolescentes de once años),
teniendo una comprensión más precisa de la mientras que las de los chicos se han estabili-
evolución de la epidemia tabáquica entre las mu- zado.
M. Torres
ducta y su posterior mantenimiento. El eje del preocupación por el control del peso, aumento
tratamiento deja de estar centrado en las técni- de depresión y control del estado de ánimo. Res-
cas conductuales o farmacológicas y se foca- pecto a las historias clínicas analizadas, la prin-
liza en detectar-diagnosticar las necesidades cipal diferencia se encuentra en el pre-trata-
reales de la persona atendida, ya desde el pre- miento, esto es que mientras los varones resul-
tratamiento (incluye las categorías Preparado/a, taban preparados con 1 ó 2 y en pocos casos 3
Preparable, No Preparado/da), y adquiere un sesiones, las mujeres necesitaban un mínimo de
valor estratégico durante el proceso terapéu- 2 y un máximo de 4 sesiones para estar prepa-
tico(4). No sólo orienta la intervención a seguir, radas con garantía de éxito. En caso de forzarlas
forma parte constitutiva del tratamiento. El 66% a cumplir el estándar de preparación masculino,
de personas atendidas se mantenían sin fumar éstas recaían.
al año de seguimiento mediante el modelo de
En junio de 2007 Sanitat Respon establece una
preparación para dejar de fumar. Los resultados
QUITLINE para dejar de fumar. El 98% de las
duplican y triplican respectivamente los obteni-
llamadas proceden de personas muy motivadas,
dos por los dos anteriores modelos. Analizando
solo el 53% de las mujeres y el 61% de los hom-
con mayor detalle, sorprende que un 64% de
bres confían en poder dejar de fumar. Predomi-
las mujeres se mantiene liberada de fumar(5).
nan las dudas y el peso de la adicción (90% con
III. La Quitline, un servicio de atención telefónica experiencia de recaídas previas y consumo ele-
especializada para dejar de fumar creado en vado). Las mayores dificultades comunes para
el seno de la UTCSC. 1997-2003. En 1996 la hombres y mujeres, en un 81%, se relacionan
lista de espera para dejar de fumar llegaba a 3 con el entorno social, especialmente las amista-
años debido a la fuerte tensión asistencial pro- des. Las específicas de las mujeres son que
vocada estudiamos la viabilidad de aplicar a un éstas reciben menor apoyo de sus parejas y en
servicio telefónico de tratamiento especializado casa comparado con los hombres que si cuen-
en tabaquismo basado en el conocimiento y la tan con el apoyo de sus parejas y del entorno.
experiencia clínica adquirida. En marzo de Éstos expresan mayores dificultades en el lugar
1997 se pone en marcha la Quitline. de trabajo comparado con las mujeres(9).
La evaluación del periodo 1997-2001(6) mues- Referencias
tra que un 64% de las llamadas son efectua- 1 ESCA 2006 Dades de población general.
das por mujeres de entre 25-55 años que http://www.slideshare.net/tabaquisme.cat/dades-de-
quieren liberarse del tabaco para encontrarse consum-a-catalunya.
bien para seguir siendo productivas y que va- 2 Salvador T; Marín D; González J, et al. Tratamiento del
tabaquismo: comparación entre una terapia de so-
loran positivamente el acceso rápido a una te- porte y una terapia utilizando soporte, chicle de nico-
rapia especializada y estructurada. Respecto tina y refuerzo del comportamiento. Med Clin (Barc),
a la preparación para dejar de fumar, del total 1986; 87:403-406.
de primeras llamadas al servicio, solo el 16%, 3 Marin Tuyà D, Salvador Llivina T: Determinacio dels
estaban Preparados/as (en condiciones opti- factors psicologics i fisiològics implicats en l’abandó
de la dependencia al tabac. Tesi de llicenciatura. Uni-
mas para dejar de fumar), el 54% Preparables, versitat Autònoma de Barcelona, maig 1987.
(necesitaban atención especializada para 4 Marín Tuyà D. Abordaje del Tabaquismo desde Atención
avanzar en el proceso con garantías de éxito), Primaria. J&C Ediciones Médicas. Barcelona, 2001.
y el 24% No Preparado/a. 5 Marín Tuyà D.; González Quintana J; García Baena A.
Alternatives actuals per a la deshabituació del taba-
En 2003, otra investigación sobre la deshabitua- quisme. Annals de Medicina (Barc)1999;82;122-124.
ción de mujeres de mediana edad(7) revisa y ana- 6 Nieva G. The Spanish quitline experience.Evaluation.
liza mediante análisis de género los artículos II Internacional Quitlines Conference. European Net-
publicados en la revista Prevención del Taba- work of Quitlines/ Parc Tecnológic del Vallés, Cer-
quismo, entre los años 2000-2003, y los compara danyola del Vallés. Septembre 2001.
con los resultados en tratamiento especializado 7 www.inwat.org/ppp/genderissue-dolorsmarintuya.pdf
de tabaquismo de la UTCSC en el período 1992- 8 Nieva Rifà,G :Tabac Info Línea: atención telefónica
1996 y los de la Quitline entre 1997-2003 (8). De para dejar de fumar.. Prevención del Tabaquismo. Mo-
nogràfico sobre el Convenio Marco para el Control del
los artículos revisados sobre las intervenciones Tabaco de la OMS. Vol. 5, Núm. 2. Abril-Junio 2003.
de deshabituación aplicadas en distintos ámbi- 9 Martí Vallbona, Carmen Cabezas Peña, Dolors Marin
tos sanitarios, se observa que predomina la de- Tuya, Josefina Rovira Coromina, Elisabet Vives Vives,
manda de mujeres, y que estas obtienen Antoni Plasencia Taradach: Perfil de los usuarios aten-
resultados inferiores a los de los hombres como didos por una línea telefónica pública de ayuda a dejar
de fumar.Prevención del Tabaquismo, Volumen 9, Su-
receptoras de las intervenciones actuales, así plemento 1. Octubre 2007.
como menor adherencia al tratamiento. Las re-
caídas de las mujeres se explican como mayor
4.2. Abordaje del tabaquismo en las mujeres: hay que avanzar con nuevos enfoques.
Cualquier abordaje del tabaquismo entre las mu- Si se analiza la presencia de las mujeres entre
jeres, tanto en el campo de la prevención como el profesorado, hay que señalar que éstas son
en el de la asistencia, implica conocer y sopesar mayoría en educación infantil, primaria, especial
la existencia de este tipo de circunstancias para y de personas adultas y, a su vez, los hombres
poder ayudarlas de forma efectiva. predominan en secundaria, formación profesio-
nal y enseñanzas de régimen especial.
El espacio educativo
El espacio educativo tiene una gran importan-
cia de cara al control de la epidemia tabáquica
por las posibilidades que brinda de alcanzar a
toda la población hasta los 16 años, por la fina-
lidad de la propia institución y por el elevado
grado de feminización del alumnado y de sus
trabajadores.
En cuanto al alumnado la presencia de chicas es
desigual en función del nivel educativo y, en los
estudios profesionales, medios y superiores,
según el área de aprendizaje.
M. Torres
Así en educación infantil, básica y de primer
ciclo de secundaria la proporción de chicos y
En la universidad, la mitad del personal son mu-
chicas es similar, mientras que en el segundo
jeres pero éstas desempeñan predominante-
ciclo de educación secundaria, de bachiller, de
mente los puestos de trabajo de menor categoría,
formación profesional y en los estudios universi-
mientras que los hombres detentan los puestos
tarios hay más chicas que chicos. En la ense-
con mayor poder como son las cátedras [3]. Este
ñanza universitaria la proporción de chicas es
dato que puede observarse con detalle en la si-
más elevada en los estudios de humanidades,
guiente tabla ofrece un ejemplo muy nítido del de-
ciencias experimentales, sociales y políticas y
nominado “techo de cristal” en la universidad.
ciencias de la salud, mientras que los chicos se
inclinan más por las enseñanzas técnicas [3]. Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de
incorporar, como decíamos, una perspectiva de
Conocer esta realidad es imprescindible a la hora
género a la hora de diseñar, implementar y eva-
de diseñar cualquier programa de intervención
luar cualquier programa de prevención del taba-
dirigido al ámbito educativo.
quismo en el medio educativo.
Tabla 1. Profesorado universitario de los centros propios de las universidades públicas según catego-
ría por sexo en Andalucía. Cursos 2002-2003 y 2006-2007
Tabla 3. Población ocupada según rama de actividad y sexo. Andalucía 2008. Índice de feminización.
Estas desigualdades –mayor paro, precariedad, Cabe destacar, como uno de los problemas
temporalidad, menores retribuciones, categorías más importantes, la frecuente situación de ile-
laborales inferiores, trabajos menos prestigiados- galidad en la que trabajan muchas mujeres,
condicionan la salud laboral de las mujeres y es lo que las hace quedar fuera de cualquier es-
necesario tenerlas en cuenta a la hora de diseñar trategia institucional de prevención y control
programas integrales de salud laboral para las de riesgos laborales o de beneficiarse de pro-
mujeres, donde se debería incluir, entre otros, la gramas de promoción de la salud dirigidos a
prevención y atención al tabaquismo. ellas.
M. Torres
quienes dirigen el PITA y de quien quiere cola- afectados y la ciudadanía en general, como po-
borar en su desarrollo. Y facilitar la formación blación receptora de las medidas que se preten-
de los colectivos profesionales involucrados. den poner en marcha.
3. Mejorar y adecuar los SISTEMAS DE IN- 1. Propuestas para la acción
FORMACIÓN: desarrollar sistemas de infor-
De forma general, ante cualquier estrategia o
mación sensibles a la detección de las
acción que se quiera diseñar o poner en mar-
desigualdades por razón de género. Para ello
cha, siempre partir de la premisa de que nin-
una condición previa es desagregar todos los
guna acción es neutra. Las líneas de acción
datos por sexo. Pero, además, debe incorpo-
propuestas van a tener repercusiones dife-
rarse el análisis con PG de los datos. Igual-
rentes en ambos sexos, aumentando, dismi-
mente se plantea la necesidad de diseñar
nuyendo o perpetuando las desigualdades.
indicadores bien formulados y fiables que per-
Así, por ejemplo, asegurar que se investiga el
mitan abordar el análisis de género.
hábito tabáquico a todas las personas a las
Modelo de género y líneas metodológicas que se abre historia clínica o que se imparte
propuestas el consejo antitabaco, redundará en una aten-
ción a las mujeres, mientras que no tener en
De acuerdo con la línea que se promueve desde
cuenta la financiación y el precio de los trata-
la OPS y OMS para su incorporación a los pro-
mientos que se prescriben repercutirá de
yectos que se lleven a cabo en el sector de la
forma más negativa en el colectivo de muje-
salud, se propone un modelo que conceptualiza
res, tradicionalmente más empobrecido, au-
el género con las siguientes características:
mentando las desigualdades.
a) Género como categoría relacional, que incor-
2. Propuestas para adecuar los sistemas de in-
pora los dos sexos, en función de las relacio-
formación
nes que se establecen entre ambos.
• No conformarse con dar los datos desagre-
b) Incorporación del elemento biológico. De
gados y encontrar diferencias por sexo. La
hecho, probablemente en el tema concreto del
desagregación de datos es condición nece-
tabaquismo, el conocimiento de las diferen-
saria, pero no suficiente para introducir la
cias debidas a la distinta biología de mujeres
PG. De manera sistemática, se deben bus-
y hombres es una de las cuestiones todavía
car los condicionantes por razón de género
pendientes.
que subyacen en las diferencias encontra-
c) Género como categoría jerárquica, que tiende das (analizar los datos con PG) y que son la
a atribuir mayor valor a lo masculino, por lo razón última de las desigualdades e inequi-
que, generalmente, son las mujeres las que dades detectadas.
quedan en una situación de desventaja, lo
• Identificar donde se encuentran las mayo-
que justifica la adopción de acciones positi-
res brechas o desigualdades de género.
vas encaminadas a acelerar la consecución
Identificarlas y analizar sus causas con PG
de la igualdad y la equidad.
nos darán las pistas de por donde hay que
d) Categoría contextualmente específica que re- empezar a actuar y con qué estrategias.
conoce la existencia de variaciones en las rela-
• Desagregar, además, los datos por otras va-
ciones de género de acuerdo a diversos factores
riables que caracterizan el análisis de género
(clase social, etnia, cultura, etc.) que obligan a
y que pueden ser causa de desigualdades:
incorporar la perspectiva de la diversidad.
clase social o nivel socioeconómico, área
Para llevar a cabo el proyecto, consideramos geográfica, grupos etarios, procedencia (per-
que ha de incorporarse la línea metodológica del sonas inmigradas, etc.). Realizar el análisis
mainstreaming de género. En ella se especifica de género de todos los grupos de interés. In-
que para hacer efectiva la incorporación de la corporar otras variables de interés:
perspectiva de género en el diseño y planifica-
- Socioeconómicas: nivel de estudios,
ción de planes y programas de salud pública,
nivel de ingresos, situación laboral, tra-
esta ha de realizarse a todos los niveles y en
bajo productivo y reproductivo, redes de
todas las etapas del proceso e involucrando a
apoyo social…
todos los colectivos implicados en cualquiera de
las fases del desarrollo de la planificación: per- - Relativas al proceso salud-enfermedad:
sonal técnico, personal de gestión y dirección, estado de salud percibido, discapacida-
profesionales de la salud o de cualquier otro ám- des crónicas o agudas, calidad de vida,
bito involucrado, así como los propios colectivos nivel de bienestar…
M. Giménez
• Incorporar a la ciudadanía a los grupos de • Suministrar bibliografía relevante con PG.
trabajo.
• Facilitar herramientas de apoyo, por ejemplo:
• Configurar grupos tendentes a la paridad.
- Guía para facilitar la incorporación de la
Articular medidas de acción positiva si se
perspectiva de género en los planes in-
precisan.
tegrales de salud de la Consejería de
• Considerar entre los perfiles, a incorporar a Salud de Andalucía.
los grupos, la capacitación en género.
- Documentos de la Unidad de Igualdad y
• Considerar la PG como criterio explícito que Género del IAM.
deben llevar todas las propuestas.
- Guía para elaborar los Informes de im-
• Utilizar metodologías que ayuden a la con- pacto género del MSC.
ciliación.
• Incorporar al comité editor/grupo redactor al
• Valorar la creación de un grupo de tabaco y menos 1 persona con capacitación en gé-
género. nero suficiente.
• Realizar acciones de sensibilización a quie- • Incluir hombres y mujeres en los estudios
nes integren los grupos: de expectativas y analizar sus expectativas
separadamente.
- Dar formación básica o recomendacio-
nes mínimas.
- Valorar realizar alguna actividad formativa
para la totalidad de participantes o, al
menos, para quienes coordinen grupos.
En suma, la influencia de estos sesgos provoca tas para responder a esta pregunta son la
que el conocimiento sobre tabaco y mujeres sea desagregación por sexo de las estadísticas e
incompleto, limitado y discutible, afectando a su indicadores sociales y sanitarios, la medición
validez y transfiriéndose de manera sesgada a de las diferencias entre los sexos (por ejem-
otros ámbitos como el de las políticas públicas y plo, mediante el cálculo de «brechas de gé-
la intervención sanitaria. La incorporación de la nero») y la comparación constante entre los
perspectiva de género puede mejorar no sólo la resultados referidos a mujeres y a varones.
calidad de los resultados científicos sino también
2) ¿Cómo se han construido las diferencias (y las
la equidad en la distribución de los beneficios de
similitudes) entre mujeres y varones en relación
la investigación, contribuyendo, en definitiva, al
al tabaco a partir de las relaciones sociales?
avance hacia una mejor salud de mujeres y de
Para responder a esta pregunta es preciso par-
hombres.
tir de marcos teóricos y conceptuales de gé-
¿Qué significa la incorporación de la pers- nero e integrar en los diseños la metodología
pectiva de género en la investigación sobre cualitativa que faciliten la comprensión de la
tabaquismo? construcción social de las diferencias entre mu-
jeres y varones en su relación con el consumo
La aplicación del enfoque de género a la investi-
de tabaco y su impacto en salud.
gación sobre tabaquismo supone el planteamiento
de nuevas cuestiones de análisis y de reflexión. 3) ¿Cómo tornan estas diferencias entre mujeres
Entraña, en definitiva, una nueva manera de mirar y hombres respecto al tabaco en relaciones de
el fenómeno del consumo de tabaco. Estas cues- desigualdad? La incorporación de la perspec-
tiones se pueden resumir en las siguientes: tiva de género no debe limitarse tan solo a
constatar de las diferencias (o similitudes)
1) ¿Existen diferencias (y similitudes) entre mu-
entre los sexos, sino que debe profundizar y
jeres y hombres en su relación con el con-
revelar cómo éstas se sustentan y legitiman en
sumo de tabaco? Implica identificar y
relaciones y estructuras desigualitarias. Por
examinar las diferencias entre los sexos en el
esto, es importante aplicar una visión crítica
inicio, mantenimiento y abandono, en sus as-
que contribuya a descubrir y denunciar –y, en
pectos cuantitativos y cualitativos, explorando
definitiva, intentar corregir– desigualdades so-
los niveles de consumo, pautas, sentidos y
ciales ligadas al consumo de tabaco.
contextos de uso. Las principales herramien-
M. Torres
M. V. López
La sensibilidad ante el problema y sus impli- biental en el ámbito familiar y en muchos locales
caciones. e instituciones, en los que se incumple la ley vi-
gente, con demasiada frecuencia.
Las personas que participaron en este grupo de
trabajo consideran que la expansión del taba- Los programas, servicios y actividades de
quismo entre las mujeres andaluzas es un pro- control del tabaquismo. Limitaciones para
blema de salud pública de primera magnitud que abordar el problema.
no se ha hecho suficientemente visible ni en el
El Plan Integral de Tabaquismo ha supuesto un
conjunto de nuestra población, ni entre los grupos
avance importante en la atención y prevención del
de profesionales que ejercen funciones relaciona-
tabaquismo en Andalucía, en pocos años se han
das con la promoción de la salud en general o con
puesto en marcha numerosos y variados recursos
la prevención y atención al tabaquismo (personal
para prevenir y atender al tabaquismo en la po-
de equipos de gestión y planificación, personal sa-
blación andaluza que antes no existían. En este
nitario, profesores y profesoras, educadores y edu-
momento y dada la magnitud de la epidemia tabá-
cadoras sociales...). Tampoco parece ocupar un
quica, especialmente entre el colectivo de muje-
lugar destacado entre los temas de salud que más
res, es necesario consolidar y extender estos
preocupan a las mujeres que ejercen un papel de
recursos para facilitar el acceso a la totalidad de
liderazgo entre las propias mujeres.
población andaluza. En el debate se destacaron
Esta situación dificulta y retrasa la adopción de algunos ejemplos, como botón de muestra, de que
medidas que permitirían atajar el problema, y, sin el acceso a estos recursos tiene aún considera-
duda, contribuye a que gran parte de los profe- bles limitaciones, a pesar de los avances de estos
sionales que trabajan cara a cara con mujeres últimos años: los servicios de ayuda para dejar de
pierdan oportunidades que se consideran muy fumar no están implantados en la totalidad de cen-
valiosas para abordarlo. tros sanitarios andaluces; el programa de preven-
ción del tabaquismo que se oferta actualmente a
A modo de ejemplo se destacan determinadas
los centros educativos andaluces de educación se-
situaciones que todavía son frecuentes en la
cundaria no ha logrado aún implicar a todos estos
práctica clínica:
centros; el profesorado andaluz, considerado por
• El infradiagnóstico del tabaquismo en las mu- el PITA como grupo de intervención prioritaria,
jeres. Bien porque en la historia clínica se pre- tiene limitaciones para acceder a estos servicios
gunta por el consumo de tabaco cuando por tener una cobertura sanitaria privada: MU-
existe una patología relacionada (EPOC, is- FACE (se trata de un colectivo de 90.000 perso-
quemia cardiaca..) y éstas suelen darse más nas, de las que 68.000 son mujeres).
frecuentemente en los hombres; otras veces
porque se presupone la condición de no fu-
madoras a determinados grupos de mujeres La magnitud del problema obliga a
(por ejemplo las mujeres maduras). consolidar y aumentar la cobertura
• La limitada derivación de mujeres a los servi- de los programas, servicios y acti-
cios de deshabituación tabáquica existentes. vidades de control del tabaquismo
Por ejemplo, en la atención especializada, el existentes.
acceso de las profesionales de enfermería a
estos servicios es muy limitado porque los car-
gos intermedios no son sensibles al problema Otra dificultad añadida es que los programas, los
y no se han involucrado en la búsqueda de so- servicios y las actividades de control del taba-
luciones. O , en este mismo ámbito, la mayor quismo y los materiales de apoyo a los mismos
parte de los pacientes que llegan a las unida- que ofrece el PITA no se han diseñado con en-
des de tabaquismo, remitidos desde otros ser- foque de género es decir que sus características
vicios, son hombres. no suelen tener en cuenta las barreras y dificul-
tades que pueden tener las mujeres para acce-
• La falta de incorporación a la rutina clínica del
der a éstos.
diagnóstico de la exposición al tabaquismo
pasivo, aún cuando se sabe que muchas mu- Hay que tener en cuenta, así mismo, que las vías
jeres están expuestas al humo de tabaco o canales que se suelen utilizar para difundir estas
ajeno tanto en el hogar como en muchos de actividades y programas pueden generar mayo-
los trabajos que ellas desempeñan (hostele- res desigualdades entre hombres y mujeres. A
ría, trabajo doméstico remunerado, etc). modo de ejemplo, en el ámbito laboral, es fre-
cuente utilizar la intranet para dar información de
Otra consecuencia de la falta de sensibilidad es
la oferta de deshabituación tabáquica a los traba-
la frecuente exposición al humo de tabaco am-
jadores y trabajadoras, sin tener en cuenta que Barreras de las mujeres para acceder a los
este medio suele ser más utilizado por los hom- programas, servicios y actividades de con-
bres que por las mujeres fuera del horario laboral. trol de tabaquismo.
A lo largo del debate se detectaron numerosas
Abordar la extensión de la epidemia barreras que dificultan el acceso de las mujeres,
a estos recursos y que, por ello, pueden generar
tabáquica entre las mujeres re-
desigualdades en relación a la prevención y
quiere la adaptación de los progra-
atención al tabaquismo.
mas, servicios y actividades de
control del tabaquismo existentes a Ciertas condiciones ligadas al rol que desempe-
las condiciones de vida y a las ne- ñan las mujeres en nuestra sociedad limitan el
acceso de éstas, a los servicios existentes. Las
cesidades de las mujeres.
mujeres, en su vida diaria tienen que compagi-
nar su trabajo con otras labores como las tareas
de la casa, el cuidado de los menores o el cui-
Cabe destacar la dificultad para implantar progra-
dado de otras personas en situación de depen-
mas y servicios de prevención del tabaquismo en
dencia; esta situación de sobrecarga dificulta el
ciertos ámbitos laborales en condiciones espe-
acceso a actividades que requieren de un tiempo
cialmente precarias y muy feminizados (subcon-
extra de dedicación. A esto hay que añadir el es-
tratas de limpieza y mantenimiento, por ejemplo).
caso apoyo social con que cuentan las mujeres
a la hora de ejercer estas funciones de cuida- ficientemente estudiado el peso de los compo-
dora, lo que acentúa aún más sus dificultades nentes biológicos (ambiente hormonal, etc..); de
para acceder a actividades. hecho, a veces hay confusión entre los síntomas
relacionados con la abstinencia y los producidos
En el caso de las mujeres gestantes su nueva si-
por los cambios del ciclo hormonal.
tuación les lleva a disponer para ello de mucho
menos tiempo del habitual, ya de por sí muy car- Se identificaron algunas de las barreras que po-
gado de tareas ligadas a la asunción de la mayor drían estar en la base de esta menor adherencia
parte del trabajo reproductivo. En este caso, ha- de las mujeres al tratamiento para dejar de fumar.
bría que añadir aquellas otras tareas y ocupacio- En gran parte estas barreras están ligadas al rol
nes inherentes al embarazo como las citas asignado a las mujeres en nuestra sociedad y
médicas o la asistencia a sesiones de educación pueden ser muy similares a las barreras que difi-
maternal. Esta situación de sobrecarga que viven cultan el acceso a los servicios, antes señalados.
las mujeres embarazadas, puede provocar senti- Así, la elevada exigencia que tienen las mujeres
mientos de culpa, y, en ocasiones, aumento de la respecto a la prestación de cuidados en el medio
ansiedad y disminución del estado de ánimo para familiar (hijos e hijas, personas enfermas o de-
recibir ayuda para dejar de fumar, lo que limita aún pendientes, etc...) y que en numerosas ocasiones,
más sus posibilidades de dejar de fumar. La tienen que compaginar con el horario y las exi-
menor disponibilidad de recursos económicos pro- gencias laborales, lo que les deja poco tiempo
pios que tienen las mujeres supone otra barrera efectivo para acudir a los servicios de ayuda para
importante para acceder a un tratamiento ya de dejar de fumar. A esto hay que añadir que el
por sí bastante costoso. El acceso a los servicios apoyo social para atender a estos cuidados es
de deshabituación tabáquica en el medio rural, es- muy escaso, de hecho, a veces, acuden a las se-
pecialmente en situaciones de dispersión geográ- siones de tratamiento con algunos hijos o hijas
fica, se complica porque muchas mujeres no “por no tener con quién dejarlos”.
tienen coche ni permiso de conducir.
En el grupo se analizaron otros condicionantes
que acompañan la adicción al tabaco en las mu-
jeres y que pueden contribuir a que su adherencia
En general puede afirmarse que las
al tratamiento sea menor que en los hombres: las
mujeres acceden con más dificultad
situaciones de estrés generada por el exceso de
que los hombres a los servicios responsabilidades antes señalado, la culpabilidad,
existentes y esta dificultad es más la baja autoestima o el que las mujeres parecen
acentuada entre las mujeres con tener menos recursos personales y menor senti-
bajo nivel de ingresos. miento de auto eficacia en el proceso de abando-
nar el tabáquismo. Hay que tener en cuenta que,
para algunas mujeres, el tabaco parece tener sig-
Se señalan otras barreras culturales, de clase nificados y utilidades que van más allá del mero
social o lingüísticas que pueden afectar en mayor consumo de cigarrillos: en unos casos dicen que
grado a las mujeres. Por ejemplo no hay recur- lo utilizan para potenciar las relaciones sociales, y
sos para ayudar a dejar de fumar editados en los en otros, “como que parece que les sirve de com-
idiomas vernáculos de las personas inmigrantes pañía”, en mujeres que se sienten solas o sobre-
que actualmente viven en nuestra comunidad. cargadas, también “como una manera de buscar
un tiempo para sí mismas”. Quizá por esta razón
Otras barreras a tener en cuenta y que afectan
el duelo por dejar de fumar es muy marcado en
más a las mujeres con menos recursos econó-
algunas mujeres “han perdido algo suyo, a lo
micos, es la lejanía de las propuestas institucio-
mejor lo único suyo que tenían”.
nales, en relación a sus condiciones de vida, a
sus valores y a sus necesidades. Otro problema a destacar es que cuando las mu-
jeres deciden dejar de fumar, habitualmente,
Barreras de las mujeres que dificultan su
cuentan con menos apoyo e implicación por
adherencia a las terapias de deshabituación
parte de su pareja o de su familia que en el caso
tabáquica.
de los hombres.
En general se perciben más dificultades a la hora
El aumento de peso al dejar de fumar constituye
del mantenimiento de la abstinencia y una mayor
otro obstáculo, especialmente relevante entre las
proporción de recaídas en las mujeres que en los
mujeres, en el proceso de abandono del tabaco.
hombres en los tratamiento para dejar de fumar.
Así mismo, la asociación de fumar con la nece-
En conjunto parece que pesa más la dependen-
sidad de ser atractivas tienen mucha importan-
cia psicológica y la falta de apoyo social que la
cia a la hora de abandonar el consumo.
dependencia física, aunque todavía no está su-
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