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Siguiendo a Freud, el duelo es, por regla general, la reaccin frente a la prdida de una
persona amada o de una abstraccin que haga sus veces, como la patria, la libertad, un
[1]
ideal, etc. En el caso de la violencia de gnero esa prdida es mltiple: por un lado, se
pierde el derecho a la privacidad, pero tambin a ocupar libremente el espacio pblico, a
circular por la ciudad. Se pierde adems la con anza en la comunidad (que observa el
acoso sin reaccionar a l) y el apoyo social e institucional (pues los mecanismos de
denuncia son degradantes e inoperantes). En breve, se pierde la agencia, la capacidad de
accin y poder propia de cualquier sujeto sobre su entorno y sobre s mismo.
En Mxico, detrs de cada una de las agresiones contra las mujeres puede leerse un
discurso machista generalizado en el que las mujeres ya no somos consideradas como
personas sino como perras, putas o locas por mencionar algunos de los eptetos ms
frecuentes y las agresiones son exageraciones, merecidos o alucinaciones. Esa sola
operacin de desplazamiento desensibiliza a la sociedad frente a lo que suceda con
nuestras vidas. Al interior de las familias se esconden las historias de abuso y acoso sexual
para evitar el juicio de la comunidad, lo cual, a su vez, promueve la violencia en el espacio
domstico. A lo anterior, debemos aadir instituciones corruptas que fomentan ese
mismo discurso y sostienen la impunidad de los agresores mientras la poblacin, harta de
escuchar cifras y porcentajes de asesinatos, de vctimas y daos, hace odos sordos a voces
que, de cualquier manera, no tienen ninguna va para hacerse escuchar.
Cuando las mujeres hemos sido violentadas al punto de poder hablar de una
normalizacin de la violencia de gnero, es necesario y cuando digo necesario quiero
decir vital cambiar las dinmicas, construir nuestro lugar en la sociedad y hacer valer
nuestra voz. Pero para poder transformar las condiciones en las que vivimos, la forma en
la que se nos considera y la autoconcepcin que hemos ido formando a lo largo de tantos
aos de violencia, es necesario pasar por un trabajo de duelo.
Referencias
[1]
[1]
Freud, Sigmund. Duelo y melancola, 1917 (1915), XIV, Amorrortu Editores, Buenos
Aires, 1979.
[2]
Agamben, Giorgio. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo Sacer III, Pretextos,
Valencia, 2000.