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24 - 2010
Novedades jurisprudenciales en
materia de derechos fundamentales
DIRECTOR
Madrid, 2011
Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
ÍNDICE
El derecho a la intimidad
Javier Aguayo Mejía. Magistrado
Palabras clave
Derechos fundamentales, Jurisprudencia, Educación, Ciudadanía, Derecho a la
intimidad, Inviolabilidad del domicilio, Violencia doméstica
ÍNDICE:
I
Al sugerírseme desde el CGPJ la conveniencia de que el director de este curso
asumiera una de las ponencias del mismo, consideré que, dada la variedad y el carácter
monográfico de las ponencias ya concertadas para su exposición por los profesores y
magistrados seleccionados, el campo para mi exposición quedaba reducido en mucho.
Consideremos por ello que, quizás lo más atinado fuera no asumir la exposición
monográfica de un tema concreto, sino el examen de unas sentencias que, por su notoria
transcendencia, merecían exposición diferenciada. Así lo propuse y así lo aceptó la
Comisión de Escuela Judicial del CGPJ.
En este propósito estimamos que lo más interesante seria examinar tan solo tres
sentencias dictadas por los tres altos Tribunales con competencia en materia de
derechos humanos:
Sin embargo, después caímos en cuenta de la omisión cometida; que no había tenido en
cuenta que los Tratados europeos confieren también al Tribunal de las Comunidades,
al Tribunal de Luxemburgo competencia en materia de derechos humanos, en cuanto
éstos, patrimonio común de los ciudadanos y de los Estados firmantes de los tratados,
se integran en el acervo comunitario.
II
Tuvimos dudas sobre que Sentencia del Tribunal Supremo en materia de derechos
fundamentales, entre las más recientes dictadas por su Sala Tercera, debía ser de
comentario en esta ponencia.
• El derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación
religiosa y moral que este de acuerdo con sus propias convicciones,
garantizado por el artículo 27.3 de la constitución.
Sin duda el análisis que la Sala tercera en pleno realiza de los principios y valores
constitucionales y, en especial, del pluralismo político, como vertebradores de nuestro
sistema constitucional, confieren a dicha sentencia una especial relevancia. No obstante
me parece una sentencia que se limita a dar respuesta a un problema coyuntural,
artificialmente magnificado Por ello, sin duda, en su decimoquinto y último fundamento
jurídico, la Sala, con notorio pragmatismo señale que "en definitiva, las normas
reglamentarias estatales y autonómicas que se acaban de examinar no pueden, por las
razones expuestas, ser tachadas de ilegales o inconstitucionales. De aquí se sigue que la
materia Educación para la Ciudadanía, tal como queda en ellas diseñada, es en sí misma
ajustada a Derecho y, por consiguiente, el deber jurídico que sobre los alumnos pesa
de cursarla debe considerarse como un deber jurídico válido. Llegados a este punto,
sin embargo, es conveniente insistir en que el hecho de que sea ajustada a Derecho y
que el deber jurídico de cursarla sea válido no autoriza a la Administración educativa (ni
tampoco a los centros docentes, ni a los concretos profesores) a imponer o inculcar, ni
siquiera de manera indirecta, puntos de vista determinados sobre cuestiones morales
que en la sociedad española son controvertidas.
I
Todo ello ha llevado a optar para ser comentada en esta ponencia otra sentencia,
también muy reciente, de la Sala tercera del Tribunal Supremo, a mi entender
más fundamental, en cuento abre perspectivas de avance en materia de derechos
fundamentales. Una sentencia diríamos más moderna, más activa, que no activista, en
la solución de conflictos de futuro, que no de pasado, en cuanto trata o se ocupa de
aquellos derechos que nos nacen a los ciudadanos y que, de futuro, han de integrarse
en el elenco de aquellos derechos que los seres humanos, todos, han de esperar les
sean reconocidos como fundamentales.
II
Llegados los autos en casación al Tribunal Supremo, la Sección séptima de su
Sala Tercera confirma la sentencia de instancia en cuanto estimó que no acoger las
pretensiones fundadas en la lesión al derecho a la vida y a la integridad física y moral
de los recurrentes ello en base al mismo argumento del Tribunal de instancia, esto es,
entender que no se había aportado al proceso prueba suficiente de que alguno de los
recurrentes (y conviene recordar que en casación tan solo habían recurrido cinco de los
trescientos cuarenta y seis vecinos de Algete que impetraron el amparo jurisdiccional de
aquellos derechos fundamentales en primera instancia) hayan sufrido trastornos en su
salud que hayan comprometido su integridad física o moral.
Considera la Sala Tercera que hay que estar a lo señalado por el Tribunal Constitucional
a propósito del artículo 15 de la constitución de que para atribuir a la acción de las
Administraciones Publicas la vulneración del derecho a la integridad física o moral hace
falta que los niveles de ruido a los que esté expuesto su titular causen daños graves e
inmediatos en su salud o le coloquen en una situación en la que, sin llegar a producirse
efectivamente ese daño exista un "riego constatado de producción cierta o potencial pero
justificada ad casum, de la acusación de un perjuicio para la salud" STC 62/2007)
Tampoco y por análogas razones considera el TS que sea posible aceptar que el
sobrevuelo de aviones en las maniobras de aterrizaje en la pista 18R suponga una
agresión al derecho a la vida de los vecinos de la Ciudad de Santo Domingo. Ante
las alegaciones de los recurrentes del gran numero de aeronaves que sobrevuelan la
urbanización, el tamaño de dichos aparatos y el riesgo de accidentes o de vertidos
de combustible sobre sus casas, señala La Sala que en el periodo considerado en el
proceso numerosos aviones de las características señaladas por los recurrentes han
sobrevolado la urbanización antes de aterrizar en el aeropuerto de Barajas y también
lo es que tal circunstancia comporta un riesgo, pero que no ha quedado acreditado que
haya vertidos o perdidas de queroseno, ni que la polución derivada de los escapes de los
motores se concentre en la Ciudad de Santo Domingo hasta niveles tales que amanecen
la vida de sus residentes y, aunque admite la existencia de factores de riesgo y no
excluye la posibilidad de accidentes concluye que de ello no puede deducirse que exista
una vulneración del derecho a la vida que reconoce el artículo 15 de la Constitución,
pues ello haría "imposible llevar a la práctica cualquier actividad que generase al gran
nivel de peligro para la vida de las personas".
Por contra señala el Tribunal Supremo en su sentencia que "a conclusiones diferentes
haya que llegar respecto a las alegadas infracciones de los derechos de los derechos de
los artículos 18.1 y 2. Es decir de la intimidad domiciliaria o del derecho al libre desarrollo
de la personalidad en el domicilio"
Situación que la Sala estima que no era totalmente inevitable, desde el momento que se
reconoce que hay rutas de aproximación al aeropuerto cuando está en configuración sur
que no incluyen el sobrevuelo de la ciudad Santo Domingo y que la Administración ha
reconocido que la entrada en funcionamiento de nuevas pistas reduciría la frecuencia
de utilización de la cuestionada pista R18 en esas condiciones.
En base a estos dos datos considera el tribunal que cabe considerar infringido en este
caso el derecho de los recurrentes a su intimidad domiciliaria y a desarrollar libremente
su personalidad en el recinto donde tienen su morada, "porque la perturbación causad
a por el ruido del que se viene hablando es suficiente, por su entidad, naturaleza y
duración, para generar molestias que lo alteran más allá de los límites aceptables."
De ahí que el Fallo del Tribunal, estimando en parte el recurso, "estime que los
recurrentes han padecido la lesión de su derecho ala intimidad domiciliaría como
consecuencia del ruido producido por el sobrevuelo de aviones de la Ciudad Santo
Domingo en que residen " Y que en el mismo fallo se reconozca a los recurrentes su
derecho a que por la Administración: " a) Se adopten las medidas precisa para que cese
la causa de esa lesión;yb) se indemnice a cada uno de los cinco recurrentes con la
cantidad de 6.000 euros por los perjuicios sufridos".
III
Esta aproximación al texto de la Sentencia de 8 de octubre de 2008 nos hace resaltar la
existencia de un enfoque más flexible y, a la par pragmático, en consonancia con la línea
jurisprudencial mantenida por el TEDH. Ello permite, por ejemplo, al Tribunal Supremo
restar importancias ala alegación de falta de concreción del ruido existente ene. Interior
de las viviendas.
No es fácil entender que ante una situación, como la concurrente en el caso enjuiciado,
los tribunales consideren que las ondas sonoras, los ruidos producidos por el aterrizaje y
despegue de aeronaves puedan, al invadir el domicilio de los interesados, integran una
inmisión indebida en su intimidad personal y familiar, con la consiguiente lesión de estos
derechos constitucionalmente protegidos; y, sin embargo, se considere que tal inmisión
sonora no altere en mayor o menor medida su integridad física y psíquica. La más
elemental experiencia nos muestra que una intromisión domiciliaria de tal naturaleza,
de la gravedad de la descrita en la sentencia que comentamos, viene necesariamente
acompañada, al menos, de alteraciones psíquicas de los que las padecen. Suelen ir
acompañadas de cuadros ansiolíticos, de insomnio y estrés, a los cuales, la experiencia
también nos lo enseña, siguen secuencialmente alteraciones psicosomáticas y aún
puramente físicas. Exigir que éstas queden plenamente probadas para poder apreciar la
violación de los derechos fundamentales que el artículo 15 de la Constitución reconoce,
Con esta sentencia de su Pleno se inicia toda una larguísima serie de sentencias del
máximo interprete de la Constitución española cuyo objeto ha sido resolver las múltiples
cuestiones de inconstitucionalidad suscitadas por juzgados y tribunales en orden a la
aplicación del artículo 153.1 del Código Penal, en la redacción dada al mismo por el
artículo 37 de la Ley Orgánica 1/ 2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Genero
Que la aprobación de esta Ley no estuvo exenta de agrias polémicas es recordado por
todos. Que a tal polémica contribuyó no poco el consejo General del poder Judicial con
su informe al anteproyecto de dicho texto legal, es algo que conviene, sin embargo,
recordar.
I
Pero fue en esta sentencia que ahora comentamos, primera de la larga serie donde
el TC estableció como clave de bóveda de su sistema argumental, que le llevó a la
desestimación de la cuestión de inconstitucionalidad planteada, una interpretación del
artículo 14 de la Constitución a la luz de dos presupuestos básicos:
inserción supone una mayor lesividad para la víctima: de un lado, para su seguridad,
con la disminución de las expectativas futuras de indemnidad, con el temor a ser de
nuevo agredida; de otro, para su libertad, para la libre conformación de su voluntad,
porque la consolidación de la discriminación agresiva del varón hacia la mujer en el
ámbito de la pareja añade un efecto intimidatorio a la conducta, que restringe las
posibilidades de actuación libre de la víctima; y además para su dignidad, en cuanto
negadora de su igual condición de persona y en tanto que hace más perceptible ante
la sociedad un menosprecio que la identifica con un grupo menospreciado. No resulta
irrazonable entender, en suma, que en la agresión del varón hacia la mujer que es o
fue su pareja se ve peculiarmente dañada la libertad de ésta; se ve intensificado su
sometimiento a la voluntad del agresor y se ve peculiarmente dañada su dignidad, en
cuanto persona agredida al amparo de una arraigada estructura desigualitaria que la
considera como inferior, como ser con menores competencias, capacidades y derechos
a los que cualquier persona merece (fundamento noveno).
Razonable, pues, la diferenciación que el legislador establece a juicio del TC, analiza
éste que la misma no lleve a consecuencias desproporcionadas. Para ello atiende a lo
que el mismo denomina baremación de la diferencia de trato que resulta de la norma
cuestionada, relacionada con la finalidad que persigue. Para ello lleva acabo el Tribunal
un análisis desde el punto de vista punitivo de la diferencia entre el artículo 153. 1 y el
artículo 153. 2 del Código Penal, señalando que esta se reduce a la de tres meses de
privación de libertad en el límite inferior de la pena (un marco penal de seis meses a un
año frente al de tres meses a un año), debiendo subrayarse, con la Fiscalía, en primer
lugar, que esta pena diferenciada en su límite mínimo es alternativa a la pena de trabajos
en beneficio de la comunidad, igual en ambos tipos, y, en segundo lugar, que el artículo
153.4 Código Penal incorpora como opción de adaptación judicial de la pena a las
peculiaridades del caso el que la pena del artículo. 153.1 Código Penal pueda rebajarse
en un grado "en atención a las circunstancias personales del autor y las concurrentes en
la realización del hecho", si bien es cierto que esta misma previsión es aplicable también
al artículo 153.2 Código Penal, lo que permite en este caso imponer una pena inferior a
la mínima alcanzable a partir del artículo. 153.1 Código Penal (fundamento décimo).
II
Meses después de la sentencia comentada, el 17 de julio de 2008 el TC en sentencia de
su pleno vino a inadmitir toda una serie de cuestiones de inconstitucionalidad planteadas
por varios Juzgados de lo Penal, también en relación al apartado primero del artículo
153.1 del Código Penal, en la redacción dada al mismo por el artículo 37 de la Lo
1/2008, recordando la nuclear doctrina sentada en su Sentencia de 8 de abril, supra
comentada, en una exposición sincrética de la misma que, por s especial claridad
expositiva recomiendo leer. Recodando, en suma, que el distinto tratamiento penal,
estableciendo mayores penas cuando el maltratador es varón se justifica no en una
discriminación positiva, es decir, no porque la mujer sea especialmente vulnerable, sino
porque la conducta del maltratador es más reprobable, dada la posición de superioridad
y dominación de hombre, y además más frecuente.
Desde entonces se han seguido una larga, muy larga, serie de Sentencias del Tribunal
Constitucional, resolviendo cuestiones de constitucionalidad suscitadas por los órganos
jurisdiccionales del orden penal en relación a la aplicación de la modificación referida
del Código Penal, de manera que tal tema parece haber monopolizado la actividad del
Tribunal durante el ultimo bienio..
I
Recoge en su redactado la Sentencia del TEDH y como circunstancias del caso, los
siguientes:
Esta resolución fue confirmada por una decisión de 10 de mayo 2001 del mismo Instituto.
II
En su fundamentación jurídica la Sentencia del TEDH comienza recordando que la
demandante se queja de que la negativa de concederle una pensión de viudedad debido
a que su matrimonio, que fue celebrado según los usos de la etnia gitana a la que
pertenece, está desprovisto de efectos civiles incumple el principio de no discriminación
reconocido por el artículo 14 del Convenio (RCL 1999, 1190 y 1572), en combinación
con el artículo 1 del Protocolo núm.1. Las citadas disposiciones están redactadas como
sigue:
Artículo 14 del Convenio. "El goce de los derechos y libertades reconocidos en el (...)
Convenio ha de ser asegurado sin distinción alguna, especialmente por razones de
sexo, raza, color, lengua, religión, opiniones políticas u otras, origen nacional o social,
perteneciente a una minoría nacional, fortuna, nacimiento o cualquier otra situación".
"Toda persona física o moral tiene derecho al respeto de sus bienes. Nadie podrá ser
privado de su propiedad más que por causa de utilidad pública y en las condiciones
previstas por la Ley y los principios generales del derecho internacional (...)"
El tribunal ha afirmado que todos los principios que se aplican generalmente a los
asuntos relativos al artículo 1 del Protocolo núm. 1 conservan su pertinencia en materia
de prestaciones sociales (Andrejeva contra Letonia). Así esta disposición no garantiza,
como tal, ningún derecho a convertirse en propietario de un bien, ni ningún derecho a
una pensión de un importe determinado.
aplicación del artículo 1 del Protocolo núm. 1 y del derecho al respeto de los bienes que
garantizan, lo que sería suficiente para hacer aplicable el artículo 14 del Convenio.
El tribunal considera que las dos cuestiones están íntimamente relacionadas. Observa
que las autoridades nacionales no niegan que la demandante estuviera convencida
de buena fe de la validez de su matrimonio. La convicción de la interesada se hace
todavía más creíble puesto que las autoridades españolas le habían entregado diversos
documentos oficiales en calidad de esposa de M.D.
El tribunal observa, en este caso que, cuando la demandante se casó en 1971 conforme
a los usos y costumbres gitanas, sólo era posible en España, excepto previa declaración
de apostasía, casarse conforme al rito del derecho canónico de la Iglesia católica. El
Tribunal considera que no se podía exigir a la demandante, sin vulnerar su derecho a
la libertad religiosa, que se casara legalmente, es decir, según el derecho canónico, en
1971, cuando manifestó su consentimiento para casarse según el rito gitano.
El tribunal observa, a este respecto, que en el seno de los Estados contratantes del
Consejo de Europa surge un consenso internacional para reconocer las necesidades
particulares de las minorías y la obligación de proteger su seguridad, su identidad y
su modo de vida, no sólo con el objetivo de salvaguardar los intereses de las propias
minorías sino también para preservar la diversidad cultural lo que beneficia a la sociedad
en su conjunto.
Tras ello el tribunal considera que, aunque la pertenencia a una minoría no dispensa de
respetar las Leyes reguladoras del matrimonio, sí puede influir en la manera de aplicar
estas leyes. El tribunal ha tenido ocasión en la Sentencia Buckley (ciertamente, en un
contexto diferente) de subrayar que la vulnerabilidad de la etnia gitana, por el hecho de
constituir una minoría, implica prestar una especial atención a sus necesidades y a su
modo de vida, tanto en el ámbito reglamentario admisible en materia de regulación como
en el momento de la adopción de la decisión en casos particulares (Sentencia Buckley
contra Reino Unido).
Por último, el tribunal no podría aceptar la tesis del Gobierno según la cual habría bastado
que la demandante contrajera matrimonio civil para obtener la pensión que reclama.
De hecho, la prohibición de discriminación consagrada por el artículo 14 del Convenio
(RCL 1999, 1190 y 1572) sólo adquiere sentido si, en cada caso concreto, la situación
personal del demandante en relación a los criterios enumerados en esta disposición es
tomada en cuenta tal cual. Un enfoque contrario, consistente en desestimar la demanda
III
Invocaba también la Sra. Muñoz Díaz, la violación del artículo 14 en combinación con
el artículo 12 del Convenio.
Por tanto, el tribunal considera que el hecho de que las uniones gitanas no
originen efectos civiles en el sentido deseado por la demandante no constituye una
discriminación ilegal considerando el artículo 14. Por consiguiente, esta demanda carece
manifiestamente de fundamento y debe, pues, ser rechazada considerando los artículos
35.3 y 35.4 del Convenio.
IV
Conviene en este punto resaltar los razonamientos de las sentencias dictadas por
los Tribunales del Estado español que precedieron a la del Tribunal Internacional de
Estrasburgo.
La del Juzgado de lo Social número 12 de Madrid, primera del largo camino que hubo de
recorrer la parte, estimó la demanda de la Sra. Muñoz y le acordó el derecho a percibir
una pensión de viudedad de 903'29 euros mensuales, señalando que "en nuestro país
la etnia gitana esta arraigada desde tiempo inmemorial y es sabido sobradamente que
esta etnia celebra el matrimonio conforma a usos y tradiciones que adquieren fuerza de
Ley entre las partes.
Dichos matrimonios no están considerados contrarios a la moral ni al orden publico y son
socialmente reconocidos", y que "la falta de regulación para el reconocimiento a efectos
civiles del matrimonio gitano no ha de impedir la acción protectora que el Estado se ha
impuesto a través de las normas de la Seguridad Social". Invocaba asimismo el juez la
Directiva 2000/43 CE relativo a la aplicación del principio de igualdad de trato entre las
personas independientemente de su origen racial o étnico.
Cabria ahora preguntarse cuál habría sido la respuesta del Tribunal de Justicia de las
comunidades Europeas si el asunto, vía cuestión prejudicial (que las partes en ningún
momento plantearon) hubiera llegado ante él. Entiendo, sin embargo, que no es un
ejercicio de imaginación el suponer que el resultado de condena del Estado español se
hubiera igualmente producido. No hay que olvidar la especial sensibilidad del Tribunal
de Luxemburgo ante toda discriminación de los trabajadores en sus derechos.
V
Finalmente no puedo dejar de hacer una referencia, volviendo a la Sentencia del TEDH
que estábamos considerando, a la aplicación que por el mismo se hace en este caso
del artículo 41 del Convenio.
Establece éste que "si el Tribunal declara que ha habido violación del Convenio o de sus
protocolos y si el derecho interno de la Alta Parte contratante solo permite de manera
imperfecta reparar las consecuencias de dicha violación, el Tribunal concederá a la parte
perjudicada, si así procede, una satisfacción equitativa".
En base al mismo el TEDH señala que hay que colocar a la interesada en una situación
equiparable a aquella en la que se encontraría si no se hubiera producido la violación
del Convenio; de manera que "sin pensar en la cuantía concreta de la prestación que
la demandante habría obtenido si no hubiera tenido lugar la violación constatada del
artículo 14 (...) resolviendo en equidad (...) y teniendo en cuenta todas las circunstancias
particulares del asunto le concede 70.000 euros en concepto de indemnización por todos
los daños y perjuicios causados en su conjunto".
Parece ser o al menos así lo entendía el juez al plantear la cuestión prejudicial ante el
tribunal, que el Code du Trevail de Luxemburgo, al permitir a la mujer embarazada o
lactante recurrir su despido, le confiere para ello una acción de nulidad y readmisión,
pero reduciendo su plazo de ejercicio a 15 días; y, de otra parte no le atribuye una acción
indemnizatoria, como la que se otorga al resto de los trabajadores para los supuestos
de despido.
Que, por ello le incumbirá al órgano jurisdiccional remitente "interpretar las normas
internas de competencia de modo que contribuyan a cumplir el objetivo de garantizar la
tutela judicial efectiva de los derechos que el ordenamiento jurídico comunitario confiere
a las mujeres embarazadas".
CONCLUSIONES
Los jueces de todos ellos parecen coincidir en una voluntad común de dar respuesta
en derecho, evitando, en cuanto no sea necesario para resolver los conflictos ante
ellos suscitados, las elucubraciones de doctrina, filosófica o aún jurídica, las discusiones
gratuitas, las tesis de escuela, para entrar directamente en el análisis de las pretensiones
deducidas por las partes. Ejemplares en tal sentido lo son las Sentencias de la Sala
Tercera del Tribunal Supremo y la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
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Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
Palabras clave
Tribunal Constitucional, Jurisprudencia constitucional, Recurso de amparo, Nulidad de
actuaciones
ÍNDICE:
I. Introducción
II. La Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo, por la que se modifica la Ley Orgánica
2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional
1. Justificación y necesidad de la reforma
2. Análisis de la regulación substantiva de la Ley 6/2007
A) La nueva regulación del incidente de nulidad de actuaciones
B) Novedades en la regulación del recurso de amparo
III. Análisis de la jurisprudencia constitucional sobre la regulación del recurso de
amparo
1. Forma de agotar la vía judicial previa
A) STC 122/2008, de 20 de octubre
B) STC 32/2009, de 9 de febrero
C) STC 47/2009, de 23 de febrero
D) STC 114/2009, de 14 de mayo
E) STC 131/2009, de 1 de junio
F) STC 172/2009, de 9 de julio
G) ATC 275/2009, Sección Primera, de 1 de diciembre de 2009
I. INTRODUCCIÓN
Éste es el objetivo del presente trabajo. Para ello, primero haré un repaso rápido del
contenido de la norma así como la finalidad que con la misma perseguía el legislador,
y posteriormente me referiré los distintos pronunciamientos del Tribunal Constitucional
sobre el recurso de amparo, intentando desgranar cómo ha interpretado dicho Tribunal
los requisitos para su admisión; la forma de agotar la vía judicial previa; el plazo de
interposición y, de forma especial, me detendré en la interpretación que se ha hecho de
la justificación del requisito de la especial relevancia constitucional.
Por último, y a la vista de la jurisprudencia constitucional, concluiré este trabajo con una
reflexión personal sobre el cumplimiento de los objetivos marcados por el legislador.
La exposición de motivos de la LO 6/2007 se hace eco así del crecimiento del número
de recursos de amparo, hasta el punto de ocupar casi todo el tiempo y los medios
materiales y personales del Tribunal. Esa circunstancia es absolutamente cierta si se
tienen en cuenta los datos estadísticos que figuran en las memorias publicadas por el
propio Tribunal Constitucional en su página web.
Así, el número de asuntos ingresados durante el año 2006 (los del ejercicio
inmediatamente anterior a la aprobación de la LO 6/2007) arroja un total de 11.741. Si
se desglosa esa cifra en atención al tipo de proceso, el resultado es el siguiente:
Recursos de inconstitucionalidad 23
Así pues, en el año 2006 los recursos de amparo suponían el 97,7% del total de
los asuntos registrados en el Tribunal Constitucional. Ese porcentaje se ha mantenido
con ligerísimas variaciones desde en año 1999, primero en el que la Memoria del
Tribunal Constitucional se publica en su página web, en el que al Registro del Tribunal
Constitucional llegaron, a lo largo del año, un total de 5651 asuntos jurisdiccionales, la
mayoría también fueron recursos de amparo (5582, un 98,77 % del total). Esto es, en
sólo siete años (de 1999 a 2006) se había duplicado el número de asuntos entrados en
el Tribunal Constitucional.
Si a esa cifra se añade que el Tribunal Constitucional tarda una media de un año en
dictar la primera providencia y de tres años en dictar sentencia (2) puede comprenderse
la necesidad de la reforma del recurso de amparo para evitar la situación de colapso del
citado Tribunal, peligro del que se había hecho eco el propio Tribunal (3).
• otorga a los tribunales ordinarios más posibilidades para revisar las violaciones
de derechos fundamentales a través de una nueva regulación de la nulidad
de los actos procesales ex artículo 241.1 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de
julio, del Poder Judicial (LOPJ), que se podrá fundar en cualquier vulneración
de un derecho fundamental de los referidos en artículo 53 CE.
• establece una nueva regulación del recurso de amparo desde una triple
perspectiva:
1. El cambio en la configuración del trámite de admisión de recurso.
2. La habilitación a las Secciones para su resolución.
3. La reforma del trámite de cuestión interna de constitucionalidad prevista
en el artículo 55.2 LOTC.
Para analizar los cambios substantivos que en la regulación del recurso de amparo ha
supuesto la LO 6/2007, debe acudirse primero a la exposición de motivos de la misma
a la que la jurisprudencia constitucional ha dado gran relevancia, como analizaré en
posteriores apartados. Así, nos dice la exposición de motivos que "frente al sistema
anterior de causas de inadmisión tasadas, la reforma introduce un sistema en el
que el recurrente debe alegar y acreditar que el contenido del recurso justifica una
decisión sobre el fondo por parte del tribunal en razón de su especial trascendencia
constitucional, dada su importancia para la interpretación, aplicación o general eficacia
de la Constitución. Por tanto, se invierte el juicio de admisibilidad, ya que se pasa de
comprobar la inexistencia de causas de inadmisión a la verificación de la existencia de
una relevancia constitucional en el recurso de amparo formulado."
En cuanto a los plazos, es de destacar que se amplía a 30 días (10 más) el plazo
para interponer recurso de amparo por la vía del artículo 44.2 LOTC (violaciones por
órgano judicial). Sin embargo, resulta contradictorio que se mantenga en 20 días el plazo
para interponer recurso de amparo por la vía del artículo 43.2 (violaciones originadas
por disposiciones, actos jurídicos, omisiones o simple vía de hecho provenientes de
las administraciones). La Ley 6/2007 no aclara qué plazo se aplica en la interposición
de los llamados recursos de amparo mixtos, esto es, aquéllos en los que se invocan
conjuntamente violaciones de órgano judicial y de la administración, extremo que el
Tribunal Constitucional se ha encargado de aclarar, como más adelante se analizará.
Una vez destacadas las novedades normativas del recurso de amparo, me referiré a la
interpretación que el Tribunal Constitucional ha hecho de las mismas (9), clasificándolas
según se refieran a la forma de agotar la vía judicial previa; el plazo para interponer
el recurso de amparo (especialmente en el caso de los amparos mixtos) y, por último,
la interpretación constitucional del cumplimiento del requisito de la justificación de la
especial relevancia constitucional.
Se rechaza que en ese supuesto no se hubiera agotado la vía judicial previa por
cuanto no se interpuso recurso de casación para unificación de doctrina, que el Tribunal
Constitucional considera que sólo es exigible cuando no quepa duda de su procedencia,
que debe ser acreditada por quien alega la inadmisibilidad del recurso de amparo por
esa causa.
Igualmente afirma que "no era razonablemente exigible a los efectos de entender
agotada correctamente la vía judicial previa al recurso de amparo que el recurrente
hubiera promovido contra la sentencia impugnada, además del incidente de nulidad de
actuaciones, una solicitud de rectificación ex artículo. 267 LOPJ."
Por el que se estima el recurso de súplica interpuesto por el Fiscal contra la providencia
de inadmisión del recurso de amparo. En ese caso, los recurrentes en la demanda de
amparo denunciaban la vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva en su vertiente
de intangibilidad de las resoluciones judiciales firmes (artículo 24.1 CE), por inaplicación
de la STSJ de Canarias de 20 de marzo de 1994, vulneración que se imputaba ya a la
resolución administrativa contra la que se interpuso recurso contencioso-administrativo
y que constituye el argumento fundamental en torno al cual se sustentó dicho recurso
contencioso-administrativo. Siendo así, el Tribunal Constitucional considera que el
incidente de nulidad de actuaciones era improcedente, pues la cuestión ya se había
planteado y había obtenido respuesta en la jurisdicción ordinaria, y su reiterado
planteamiento habría podido calificarse incluso de manifiestamente improcedente.
En cuanto a los plazos para la interposición del recurso de amparo, recordemos que la
Ley 6/2007 fija en 30 días (10 más que antes) el plazo para interponer dicho recurso por
la vía del artículo 44.2 LOTC (violaciones por órgano judicial), y mantiene invariable el
plazo para interponer recurso de amparo cuando las violaciones denunciadas provengan
de actos de la Administración (20 días). Se plantea, pues, la duda sobre qué plazo se
aplica en el caso de los llamados recursos de amparo mixtos, esto es, aquéllos en los
que se invocan violaciones de los dos tipos.
Pues bien, en el año 2008 se dictaron tres Autos por las dos Salas del Tribunal
Constitucional que marcaron el camino para la decisión por el Pleno del Tribunal
Constitucional, decisión plenaria que se recoge por primera vez en el año 2009 -STC
155/2009-, esto es, algo más de dos años después desde la entrada en vigor de la LO
6/2007.
Para justificar su decisión de inadmisión del recurso de amparo, la Sala Primera del
Tribunal Constitucional parte de la literalidad de la exposición de motivos de la LO 6/2007
para interpretar la nueva redacción dada al artículo 49.1, y concluye que debe ser el
recurrente quien en todo caso justifique la especial relevancia constitucional:
En coherencia con esta intención, los artículos. 49 y 50 LOTC han recibido una nueva
redacción por la Ley Orgánica 6/2007, estableciendo el nuevo régimen jurídico de
admisibilidad de los recursos de amparo. A esos efectos, el artículo. 50.1 LOTC dispone
que sólo se acordará la admisión del recurso de amparo "cuando concurran todos los
siguientes requisitos:
A. Que la demanda cumpla con lo dispuesto en los artículos 41 a 46 y 49.
B. Que el contenido del recurso justifique una decisión sobre el fondo por
parte del Tribunal Constitucional en razón de su especial trascendencia
constitucional, que se apreciará atendiendo a su importancia para la
interpretación de la Constitución, para su aplicación o para su general
Así pues, en consonancia con esta nueva exigencia de fondo de que para la admisión
del recurso de amparo deba concurrir, además de la lesión de un derecho fundamental
del recurrente tutelable en amparo [artículos. 53.2 y 161.1 b) CE y artículo 41 LOTC], una
especial trascendencia constitucional del asunto [artículo 50.1 b) LOTC], el artículo. 49.1
in fine LOTC, en la redacción resultante de la Ley Orgánica 6/2007, establece que "En
todo caso, la demanda justificará la especial trascendencia constitucional del recurso".
También recuerda el Magistrado que disiente de la opinión del resto de la Sala que
el propio Tribunal Constitucional ha defendido que determinados requisitos deben ser
interpretados de manera flexible y finalista, o que, en otras ocasiones, el propio Tribunal
ha delimitado el objeto del recurso de amparo sin considerar que esta delimitación
supone una reconstrucción de oficio de la demanda (SSTC 37/03 y 11/06), y dado que la
LO 6/2007 no contiene un período de vacatio legis, el Tribunal debe mostrar flexibilidad,
al menos en los primeros meses de aplicación de la ley.
Concluye por fin afirmando que la interpretación de las dos Salas del Tribunal han hecho
de los artículos 49 y 50 LOTC puede conducir a la mera exigencia de un requisito formal
autónomo consistente en la inclusión en la demanda de amparo de un apartado dedicado
a la justificación de la trascendencia constitucional del recurso, requisito que comportaría
un formalismo enervante.
El camino marcado por los Autos citados, ha sido seguido, como era previsible, por el
Pleno del Tribunal.
Para disponer de la opinión del Pleno del Tribunal Constitucional sobre la exigencia del
requisito de la justificación de la especial relevancia constitucional, hay que esperar hasta
el 25 de junio de 2009, fecha de la Sentencia 155/2009. El asunto se resolvió mediante
Sentencia ya que por providencia de 18 de junio de 2009, de conformidad con el artículo
10.1 n) LOTC, y a propuesta de la Sala Segunda (a la que pertenece el Magistrado
Eugeni Gay), el Pleno acordó recabar para sí el conocimiento del recurso de amparo.
En ella se reitera doctrina que recogen los AATC 188, 289 y 290/08 en cuanto a la
exigencia de que sea el recurrente quien justifique la especial relevancia constitucional,
pero se da un paso más al establecer una relación de supuestos en los que el Tribunal
Constitucional considera que se dará la especial relevancia constitucional, relación que
no establece una lista cerrada o numerus clausus de supuestos, en atención al carácter
dinámico de la jurisprudencia constitucional. En efecto, el Tribunal considera, y así lo dice
de forma expresa, que en esa relación se podrán perfilar o depurar conceptos, redefinir
supuestos, añadir otros nuevos o excluir alguno inicialmente incluido (F.J. 2).
Pues bien, ese listado de supuestos en los que el Tribunal expresamente considera que
sí se dará esa especial relevancia constitucional es el siguiente:
El Magistrado Eugeni Gay, también formuló un voto particular coincidente con el que se
recoge en los AATC 188/2008.
Por ello, esos asuntos no pueden servir como ejemplo que ilustre a los abogados sobre
cómo tienen que formular los recursos de amparo. Creo que hubiera sido aconsejable
reproducir o hacer una síntesis de la justificación que se contenía en las demandas, al
menos en estos primeros tiempos de aplicación de la ley.
Una vez más Eugeni Gay formula voto particular a la decisión de la mayoría de la Sala
-que es coincidente con los pronunciamientos ya citados-, pero parece que perfila su
posición. Así, en el voto discrepante se parte de que la fecha en que se interpuso la
demanda de amparo es anterior a la STC 155/2009 y se afirma:
"El presente caso nos inquiere sobre la aplicación de estos criterios a una demanda
interpuesta por un interno en un centro penitenciario previamente a la adopción de
la Sentencia en los que se enuncia el elenco de casos que permiten apreciar que el
contenido del recurso de amparo justifica una decisión sobre el fondo en razón de
su especial trascendencia constitucional."
Ambos Autos (de fundamentación idéntica) creo que pueden suponer una flexibilización
de la doctrina constitucional sobre el requisito de justificar la especial relevancia
constitucional. En efecto, en ambos casos el recurso de amparo se interpuso con
anterioridad a la STC 155/2009, y esa circunstancia es tenida en cuenta para considerar
que la justificación ofrecida por el recurrente es suficiente:
"Al haberse formulado este recurso con anterioridad a que este Tribunal, en la
STC 155/2009, de 25 de junio, interpretara el requisito establecido para la admisión
en el artículo. 50.1 b) LOTC, que exige "que el contenido del recurso justifique
una decisión sobre el fondo por parte del Tribunal Constitucional en razón de su
especial trascendencia constitucional", las alegaciones formuladas en la demanda
de amparo relativas a la especial trascendencia constitucional del recurso, aunque
no se refieren a ninguno de los casos aludidos en la citada STC 155/2009 deben
Pero debe también destacarse que el Tribunal afirma que las alegaciones formuladas en
la demanda de amparo relativas a la especial trascendencia constitucional del recurso,
"(...) aunque no se refieren a ninguno de los casos aludidos en la citada STC 155/2009
(...)". Parece, pues, que para que las demandas de amparo superen el trámite de
admisión habrá que reconducir la justificación del requisito de la especial relevancia
constitucional del asunto, a uno o varios de los criterios que se concretan en la STC
155/2010, no siendo suficiente la justificación de ese requisito en otras circunstancias
que por el recurrente se consideren y que no estén no incluidas en la lista que ha
concretado el Tribunal Constitucional, al menos que éste decida ampliar la lista ya
conocida.
En efecto, el análisis de las estadísticas publicadas en las páginas web del CGPJ y del
Tribunal Constitucional permite concluir que el objetivo del legislador se está cumpliendo.
Así, en los resúmenes estadísticos publicados en la página web del CGPJ, se recoge que
en el año 2008 se presentaron un total de 5.582 incidentes de nulidad de actuaciones
(241.1 LOPJ), mientras que los asuntos ingresados ese mismo ejercicio fueron un total
de 10.410, que desglosados por tipo de procedimiento son:
Recursos de inconstitucionalidad 24
Cuestiones de inconstitucionalidad 93
Pues bien, sin desconocer que el incidente de nulidad de actuaciones no será preceptivo
como requisito previo para interponer recurso de amparo cuando la lesión se haya podido
denunciar antes de recaer resolución que ponga fin al proceso, un somero análisis de
los pronunciamientos constitucionales demuestran que generalmente la lesión se imputa
a la sentencia, por lo que en estos casos el incidente de nulidad de actuaciones será
siempre preceptivo. Siendo así, si se compara la cifra de recursos de amparo (10.410)
con la de los incidentes de nulidad (5.582), fácilmente se llega a la conclusión de que
casi la mitad de los primeros van a ser desestimados por no haber agotado la vía judicial
previa.
Es cierto que entre la fecha de presentación del incidente (que es de la que parte el dato
que se recoge en los resúmenes estadísticos del CGPJ) y la fecha de interposición del
recurso de amparo, puede pasar un lapso de tiempo a veces largo, pero eso no cambia
el análisis que se ha hecho de los datos totales.
Por último, las providencias dictadas por el TC en 2008 (que no son de mero trámite),
se desglosan de la forma siguiente:
Admisión 310
Inadmisión 12.399
Terminación 59
Recuérdese de las providencias de inadmisión, que pueden ser dictadas por las
Secciones, se limitarán a indicar el requisito incumplido (artículo 50.3), sin requerir
motivación alguna, por lo que el esfuerzo que el Tribunal dedica a las mismas se ha
reducido considerablemente.
También puede destacarse que el número de asuntos registrados en el Tribunal
Constitucional, que no había parado de crecer desde su creación, tiene un punto de
inflexión en el año 2007, en el que se registraron 10.013 nuevos asuntos (de los
que 9.840 eran demandas de amparo), primero en el descienden en relación con los
ejercicios anteriores.
Todos estos datos llevan a concluir que la interpretación que el Tribunal Constitucional
ha hecho de la LO 6/2007 está permitiendo conseguir los objetivo perseguidos por el
legislador orgánico y que, de seguir así, se irá reduciendo paulatinamente el número de
asuntos pendientes.
IV. ADENDA
Aunque inicialmente no era objetivo de este trabajo, quizá puede resultar de interés
referirse a la reciente Sentencia del Pleno de la Sala 3ª del TS de 26 de noviembre
de 2009 que, tras diversas vicisitudes procesales (14) resuelve el recurso interpuesto
contra Acuerdo del Ministro de Justicia, por el que se consideraba incompetente para
resolver una petición de responsabilidad patrimonial formulada por un ciudadano por el
retraso del Tribunal Constitucional en resolver la recusación de uno de sus Magistrados,
y se acordaba remitir la petición al Tribunal Constitucional, así como también contra la
comunicación de dicho Tribunal relativa a su falta de competencia para conocer de la
reclamación.
Hay que decir que la decisión plenaria de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo
no es unánime ya que se formularon tres votos particulares suscritos por un total de
siete Magistrados. Las conclusiones más relevantes que (a mi juicio) se contienen en la
decisión de la mayoría, son las siguientes:
• deriva directamente del artículo 9.3 CE que el Estado debe responder por los
daños que los particulares hayan sufrido como consecuencia de las dilaciones
Por último, debe destacarse que la Sentencia del Tribunal Supremo comentada se
dictó días después de publicarse la Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la
legislación procesal para la implantación de la nueva Oficina judicial, en la que, entre
otras previsiones, se añadió un nuevo apartado al artículo 139 de la Ley 30/1992, de
régimen jurídico de las administraciones públicas y del procedimiento administrativo
común (LRJPAC) y estableciendo expresamente la posibilidad de que pueda formularse
reclamación de responsabilidad patrimonial por la tramitación anormal de los recursos
de amparo o las cuestiones de inconstitucionalidad, novedad legislativa que no sólo
es mencionada en la sentencia como parámetro interpretativo, sino que también se
aprovechó para analizar el contenido del precepto, como censura el voto particular
suscrito por la Magistrada Mª Pilar Teso Gamella (al que se adhirió el Magistrado Rafael
Fernández Montalvo).
"El Consejo de Ministros fijará el importe de las indemnizaciones que proceda abonar
cuando el Tribunal Constitucional haya declarado, a instancia de parte interesada, la
existencia de un funcionamiento anormal en la tramitación de los recursos de amparo
o de las cuestiones de inconstitucionalidad. El procedimiento para fijar el importe
de las indemnizaciones se tramitará por el Ministerio de Justicia, con audiencia del
Consejo de Estado".
Creo que éste es un caso singular si se tiene en cuenta que una sentencia (ni más ni
menos que del Pleno de la Sala 3ª del Tribunal Supremo) analiza el contenido de un
precepto que ni siquiera ha entrado en vigor (lo hará el 4 de mayo de 2010). Así, a juicio
del plenario, el legislador ha acertado al regular el procedimiento de responsabilidad
patrimonial por el funcionamiento anormal del Tribunal Constitucional como lo ha hecho:
establece el apartado 5º del artículo 139 LRJPAC, con intervención del Tribunal
Constitucional.
Bibliografía y documentación
1. Disponible en: http://www.poderjudicial.es.
2. Disponible en: http://www.tribunalconstitucional.es.
3. ÁLVAREZ VÉLEZ, María Isabel. Reflexiones en torno a las modificaciones de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional. Madrid: ICADE, septiembre-diciembre 2007.
Nº 72, pp. 159-175.
4. ARAGÓN REYES, Manuel. La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional. En: Revista española de derecho constitucional. 2009, año nº 29,
nº 85, pp. 11-43.
5. BANACLOCHE PALAO, Julio. Las conflictivas relaciones entre el Tribunal
Constitucional y el Tribunal Supremo por razón del recurso de amparo: problemas
y soluciones. En: Revista de derecho procesal. 2007, nº 1, pp. 69-109. ISSN
0213-1137.
6. BIEDMA FERRER, José María. La Reforma del Tribunal Constitucional. En: Actas
del V Congreso de la Asociación de Constitucionalistas de España. Pérez Tremps,
Pablo (coord.). 2007, pp. 617-632. ISBN 978-84-8456-990-9.
Notas
(1) En el momento de redactar este trabajo, la LO 6/2007 no es ya la última de las reformas
de la LOTC. En efecto, en el BOE del 20 de febrero de 2010, se publicó la Ley Orgánica
1/2010, de 19 de febrero, de modificación de las leyes orgánicas del Tribunal Constitucional
y del Poder Judicial, si bien su contenido no afecta a la regulación del recurso de amparo.
(2) FERNÁNDEZ FARRERAS, Germán, "La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional", en Revista Española de Derecho Constitucional, septiembre-diciembre de
2007, ISSN 0211-5743, núm. 81, págs. 11-62.
(3) El presidente del Tribunal Constitucional, D. Francisco Tomás y Valiente ya puso de relieve
las dificultades con las que se encontraba el Tribunal por el incesante incremento de los
recursos de amparo en la memoria del período 1980-1986, citada en el artículo de Germán
Fernández Farreras La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
(4) Así lo afirma el Magistrado del Tribunal Constitucional, Manuel Aragón Reyes en su artículo
sobre "La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional", publicado en la Revista
Española de Derecho Constitucional, núm. 85, enero-abril de 2009, en el que, si bien
adelanta que expresa su opinión particular y no la del Tribunal Constitucional -de lo que
deduzco que el artículo fue escrito con anterioridad al primer pronunciamiento del Tribunal
sobre a cuestión (ATC 188/2008)- esa interpretación es la que finalmente ha prosperado.
(5) ARAGÓN REYES, Manuel, La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
(6) ARAGÓN REYES, Manuel, La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
(7) En el proyecto de ley se añadía el adverbio "únicamente", que permitía entender que
esas providencias no tenían que motivarse, sino tan sólo indicar el requisito incumplido,
sin embargo, en la Disposición transitoria tercera, referida a los recursos de amparo
interpuestos antes de la vigencia de la ley, se dice que la providencia de inadmisión se
limitará a expresar el supuesto en el que se encuentra el recurso. A pesar de la supresión
Título del artículo: "La modificación del recurso de amparo por la Ley Orgánica
6/2007. Análisis de la jurisprudencia constitucional"
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Notas
24 referencias bibliográficas
Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
Palabras clave
Derechos fundamentales, Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea,
Derecho a la dignidad personal, Libertades fundamentales, Principio de igualdad,
Derechos laborales, Ciudadanía, Administración de justicia
ÍNDICE:
(Carta Social Europea del Consejo de Europa de 1961 y Carta Comunitaria de los
Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores de 1989 ) conlleva que bastantes
de los derechos reconocidos en la Carta constituyan escasa novedad.
A partir de la tradición constitucional común existe una jurisprudencia comunitaria que ha
venido aplicando principios recogidos en el Convenio Europeo para la Protección de los
Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales como principios fundamentales
del Derecho comunitario (4). La citada jurisprudencia insiste en que las exigencias de
orden público y de seguridad jurídica, con arreglo a las necesidades nacional al constituir
excepciones a una libertad fundamental, "deben interpretarse en sentido estricto, de
manera que su alcance no puede ser determinado unilateralmente por cada Estado
miembro sin control de las instituciones de la Comunidad Europea". (5)
Sirve de ejemplo para constatar que el interés de los miembros de la Unión Europea por
aceptar los Derechos Humanos o los Derechos Fundamentales y Libertades Públicas
no siempre se encuentra vinculado a una mayor tradición democrática de los estados
en el siglo XX o incluso a una mayor práctica en la defensa y fomento de los derechos
humanos. Constatamos que mientras España ratificó casi con inmediatez (6) el Convenio
para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con respecto
a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, el llamado Convenio sobre los Derechos
Humanos y la Medicina, firmado el 4 de abril de 1997 en Oviedo, la República francesa
tiene pendiente su ratificación. (7)
Uno y otro Estado son miembros del Consejo de Europa, en cuyo ámbito se gestó y
realizó, así como de la Comunidad Europea, asimismo signataria del Convenio. De la
reciente publicación (8) de la Resolución del Parlamento Europeo de 14 de enero de
2009, sobre la situación de los derechos fundamentales en la Unión Europea 2004-2008
subrayamos que el Parlamento en el punto
167. Pide a los Estados Miembros que aún no lo hayan hecho que adopten legislación
en materia de voluntad manifestada en vida para garantizar que, de conformidad con
el artículo 9 del Convenio de Oviedo sobre Derechos Humanos y Biomedicina "serán
tomados en consideración los deseos expresados anteriormente con respecto a una
intervención médica por un paciente que, en el momento de la intervención, no se
encuentre en situación de expresar su voluntad" y que"garanticen el derecho a la
dignidad al final de la vida".
En la Sentencia de 16 de julio de 2009, asunto 165/2008 que tiene por objeto un recurso
por incumplimiento (15) interpuesto por la Comisión de las Comunidades Europeas
contra la República de Polonia se analiza la argumentación de ésta concentrada en
motivos de orden ético o religioso en razón de que en la época en que se votaron
las disposiciones nacionales controvertidas la mayoría de los diputados pertenecía a
partidos políticos para los que la fe católica constituye un valor central.
51. "No es necesario pronunciarse sobre la cuestión de si, y en qué medida y en qué
condiciones eventuales, los Estados miembros conservan una facultad de formular
alegaciones de orden ético o religioso para justificar la adopción de medidas internas
que, como las disposiciones nacionales controvertidas, suponen una excepción a lo
dispuesto en las Directivas 2001/18 y 2002/53".
52. "Basta señalar que la República de Polonia, a la que incumbe, en tal supuesto,
la carga de la prueba, no ha acreditado, en cualquier caso, que las disposiciones
nacionales controvertidas hayan perseguido efectivamente las finalidades religiosas
y éticas alegadas, finalidades cuya realidad, por otro lado, es cuestionada por la
Comisión".
56. "Un Estado miembro no puede basarse de este modo en el punto de vista
de una parte de la opinión pública para cuestionar unilateralmente una medida
de armonización adoptada por las instituciones comunitaria" (véase la sentencia
Compasión in World Farming, apartado 67, de 19 de marzo de 1998, c-1/96).
Aún cuando se afirmase que hasta la fecha "no constituye un instrumento jurídico
vinculante (16)" lo cierto es que las instituciones comunitarias si la han estado tomando
como referente engarzada con otros instrumentos internacionales de protección de
los derechos humanos por lo que complementa los instrumentos jurídicos vigentes y
aplicables en cada caso.
1. Introducción
Para su aplicación judicial es de agradecer una redacción concisa y clara que facilite una
mejor incorporación al acervo jurídico, aunque finalmente constatemos que los términos
claros no siempre significan lo mismo en los distintos Estados. (23)
"8. Señala que el poder judicial de los Estados miembros desempeña una función
fundamental en el proceso de aplicación de los derechos humanos; insta a los Estados
a que pongan en marcha un sistema de formación permanente de los jueces nacionales
en materia de sistemas de protección d e los derechos fundamentales".
14. Recuerda que "una política de derechos activa no puede limitarse a los casos más
llamativos para la opinión pública y que se producen graves violaciones de los derechos,
al margen del control crítico público, en instituciones cerradas para menores, ancianos
y enfermos, así como en las cárceles".
en los Estados miembros y recuerda que, para poder ejercer sus derechos, los
ciudadanos de la Unión deben conocer la legislación de la Unión en este ámbito; pide a
la Comisión y a los Estados miembros que redoblen sus esfuerzos por elevarlo; insiste
al mismo tiempo en que la legislación solamente será eficaz si los ciudadanos pueden
acceder con facilidad a las jurisdicciones, ya que el sistema de protección previsto por las
directivas contra la discriminación depende de que las víctimas emprendan iniciativas;
67. Reconoce que la desigualdad en el acceso de las mujeres a los recursos económicos
socava su acceso a la protección social, en particular los derechos de pensión, con el
resultado de que la tasa de riesgo de pobreza de las mujeres en la vejez es mayor que
la de los hombres; considera fundamental, con el fin de impedir la discriminación contra
la mujer, que la individualización de los derechos esté garantizada en los sistemas de
protección social, en lugar de basarse en la unidad familiar; indica que el tiempo pasado
fuera del mercado laboral para ocuparse de personas dependientes debe transformarse
68. Subraya la importancia de velar por que los nacionales de terceros países que entran
en el territorio de la Unión y los ciudadanos europeos tengan conciencia de las leyes
vigentes y de las convenciones sociales en materia de igualdad entre hombres y mujeres,
con el fin de evitar situaciones de discriminación resultantes de una falta de comprensión
del contexto jurídico y social.
El 24 de junio de 2009 (27) ha sido publicado el Informe Anual relativo al año 2008 que
denunciando, sorprendentemente, una ausencia total de datos oficiales de justicia penal
hechos públicos (15 sobre 27 Estados) aporta datos sobre otros derechos concerniendo
al asilo, inmigración, derechos del niño, discriminación, etc. El Director de la Agencia ha
dicho al presentar el informe que "la mayoría de las victimas de discriminación no son
conscientes del carácter ilegal de este fenómeno. Muchas personas no saben ni como
ni dónde iniciar una denuncia. La cifra negra de la discriminación es extremadamente
elevada. Los gobiernos deben informar de los derechos y garantizar un acceso a la
justicia en la práctica y no solamente en teoría (28)".
En fecha más reciente (29) "The situation of Roma EU citizens moving to and settling
in other EU Member States" destaca (30) que la investigación realizada evidencia que
los derechos civiles de los ciudadanos romanies de la Unión Europea ejercitando el
derecho de libertad de movimientos no está completamente desarrollado en numerosas
áreas, contraponiendo la situación y tratamiento en distintos países, incluyendo España.
Nos hallamos frente a unos derechos fundamentales cuya aplicación solo se impone
a los Estados miembros cuando aplican la normativa comunitaria (31) del mismo
modo que las disposiciones están dirigidas a las instituciones y órganos de la Unión,
respetando el principio de subsidiariedad (32), mientras todos ellos además, "observarán
los principios y promoverán su aplicación con arreglo a sus respectivas competencias".
En línea con lo anterior ha de leerse las observaciones del Abogado General Sr.
Mengozzi en las conclusiones presentadas el 16 de julio de 2009 en el asunto 323/08,
Ovidio Rodríguez Mayor y otros, cuestión prejudicial planteada por el TSJ de Madrid
sobre la interpretación de la Directiva 98/59/CE, despidos colectivos, resolución del
contrato de trabajo por muerte, jubilación o incapacidad del empresario en relación con el
artículo 30 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y de la Carta
Comunitaria de los Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores de 1989 en
el marco de una demanda por despido improcedente ejercitada por los empleados de
una empresa contra los herederos de su empresario.
Afirma en el punto 92 que "a pesar que pueden revestir importancia a la hora de
interpretar el Derecho comunitario, dichos instrumentos carecen de pertinencia a efectos
de la respuesta solicitada". Toma en cuenta lo argumentado en el punto 85 acerca de
que los citados instrumentos no disponen nada sobre los procedimientos de despido
previstos en la Directiva.
Ante una eventual colisión con otros instrumentos protectores de los derechos
fundamentales la Carta admite que la Unión Europea pueda garantizar una protección
más amplia que la contenida en los otros textos internacionales y así el apartado tercero
del artículo 52 estatuye que "En la medida en que la presente Carta contenga derechos
que correspondan a derechos garantizados por el Convenio Europeo para la Protección
de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, su sentido y alcance
serán iguales a los que les confiere dicho Convenio. Esta disposición no impide que el
Derecho de la Unión conceda una protección más extensa".
Es significativo (37) que los Tribunales españoles comenzaron a citar la Carta de Niza
en época temprana aunque tampoco en gran número de sentencias dado su carácter
Refugiados iraquíes
28. A este respecto procede destacar que, aunque el derecho fundamental garantizado
por el artículo 3 del CEDH forma parte de los principios generales del Derecho
Comunitario cuyo respeto garantiza el Tribunal de Justicia y aunque la jurisprudencia
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos se toma en consideración al interpretar el
alcance de este derecho dentro del ordenamiento jurídico comunitario, el artículo 15,
letra b), de la Directiva corresponde, en esencia, a dicho artículo 3. En cambio, el artículo
15, letra c), de la Directiva es una disposición cuyo contenido es distinto del contenido del
artículo 3 del CEDH y cuya interpretación, por tanto, debe realizarse de forma autónoma,
si bien dentro del respeto de los derechos fundamentales garantizados por el CEDH.
2. Libertades
Del grueso de tales derechos ostenta la titularidad toda persona. Sin embargo se reserva,
con una regulación acorde con los Tratados de la Unión, el ejercicio del derecho a
trabajar para los ciudadanos de la Unión o para los nacionales de terceros países
autorizados a trabajar en territorio de los Estados miembros así como el ejercicio de la
libertad de empresa.
3. Igualdad
El Capítulo III bajo el epígrafe Igualdad en sus artículos 20 a 26 reconoce a todas las
personas la igualdad ante la ley, prohíbe la discriminación, respeta la diversidad cultural,
religiosa y lingüística, garantiza la igualdad entre hombres y mujeres, fija los derechos
del niño, reconoce y respeta los derechos de las personas mayores y reconoce y respeta
la integración de las personas discapacitadas. Se trata de derechos que se atribuyen
a toda persona o justamente la ausencia de asignación individualizada comporta el
reconocimiento a todos, independientemente de la ciudadanía que se ostente. La Carta
plasma derechos que se refieren a sujetos a los que se presta actualmente una mayor
atención (menores, personas mayores, personas con discapacidad) por lo que vamos a
pormenorizar uno de tales supuestos así como otro que constituye uno de los objetivos
esenciales de la Unión.
16. Llama la atención sobre el deficiente nivel de conocimiento entre las mujeres de
los derechos estipulados en la Directiva 2002/73/CE, como se deduce del reducido
número de recursos y reclamaciones presentadas en materia de igualdad de género;
pide a los Estados Miembros, los sindicatos, los empleadores y las organizaciones no
gubernamentales que intensifiquen sus esfuerzos para informar a las mujeres acerca
de las posibilidades que los ordenamientos jurídicos nacionales ponen desde 2005 a
disposición de las víctimas de discriminación.
61. "la adquisición de los derechos a las prestaciones de seguridad social en los
períodos de interrupción de empleo debidos a la educación de los hijos sigue siendo
competencia de los Estados miembros"
(véase la sentencia de 11 de julio de 1991, Jonson, C-31/90, rec. p I-3723, apartado 25).
37. " El Tribunal de Justicia ya ha tenido ocasión de recordar que dichos instrumentos
internacionales figuran entre los relativos a la protección de los derechos humanos
que el Tribunal de Justicia tiene en cuenta para la aplicación de los principios
generales del Derecho comunitario(véase, en particular, la sentencia de 27 de junio
de 2006 Parlamento/Consejo, C-540/03, rec. p. I-5769, apartado 37)".
Reproduce el artículo 17 de la Convención sobre los Derechos del Niño, donde, entre
otros puntos, consta que los Estados Partes,
41. "el derecho de los Estados miembros a adoptar las medidas necesarias por
razones relativas a la protección de los menores es reconocida por algunos
instrumentos del Derecho Comunitario, tales como la Directiva 2000/31".
42."la protección del niño constituye un interés legítimo que puede justificar, en
principio, una restricción a una libertad fundamental garantizada por el Tratado
CE", como la libre circulación de mercancías (véase, por analogía, la sentencia de
12 de junio de 2003, Schmidberger, C-112/00, rec. p. I-5659, apartado 74), no es
menos cierto que tales restricciones sólo pueden estar justificadas si son adecuadas
para garantizar la realización del objetivo que persiguen y no van más allá de lo
necesario para alcanzarlo (véanse, en este sentido, las sentencias de 14 de octubre
de 2004, Omega, C-36/02, rec. p. I-9609, apartado 36, y de 11 de diciembre de 2007,
International Transport Workers' Federation y Finnish Seamen's Union, C-438/05,
rec. p. I-0000, apartado 75).
47". No hay ninguna duda de que prohibir la venta y la entrega por correo de soportes
gráficos que no han sido objeto, por la autoridad competente, de un control y de
una clasificación a efectos de la protección de los menores y que no llevan una
indicación, que emane de dicha autoridad, de la edad a partir de la que pueden
verse, constituye una medida que protege al niño contra toda información y material
perjudiciales para su bienestar."
54. Procede señalar que uno de esos derechos fundamentales del menor es el de
mantener de forma periódica relaciones personales y contactos directos con su padre
y con su madre, derecho establecido en el artículo 24, apartado 3, de la Carta, cuyo
respeto se confunde incontestablemente con un interés superior de todo menor.
A la Carta había hecho mención el Abogado General Sr. Bot en sus conclusiones
presentadas el 9 de diciembre de 2009, resaltando en el mismo apartado 104, que como
precisó el Tribunal de Justicia en la sentencia de 11 d e julio de 2008, Rinau, PPU, asunto
195/08 el antedicho Reglamento parte de la idea de que "debe prevalecer el interés
superior del menor".
II) La sentencia de 12 de enero de 2010, asunto 229/08, Colin Wolf, examina la cuestión
prejudicial sobre si una disposición nacional que establece una edad máxima de 30
años para la contratación en el servicio técnico medio de bomberos constituye una
medida justificada en el sentido del artículo 6, apartado 1, de la Directiva 2000/78/CE del
22. Debe señalarse asimismo que el artículo 6 TUE, apartado 1, establece que la Carta
de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea tiene el mismo valor jurídico
que los Tratados. Según el artículo 21, apartado 1, de dicha Carta "se prohíbe toda
discriminación, y en particular la ejercida por razón de (...) edad".
Recalca que,
23. Pero para que el principio de no discriminación por razón de la edad se aplique en
un caso como el del procedimiento principal, es preciso que éste se encuentre dentro
del ámbito de aplicación del Derecho de la Unión.
Aunque dice,
24. A este respecto, y a diferencia del asunto que dio lugar a la sentencia de 23 de
septiembre de 2008, Bartsch (C-427/06, rec. p. I-7245), la conducta supuestamente
discriminatoria adoptada, en el presente procedimiento principal, al amparo de la
normativa nacional controvertida se produjo con posterioridad a la fecha de vencimiento
del plazo señalado al Estado miembro interesado para la adaptación de su Derecho
interno a la Directiva 2000/78, plazo que expiró, en lo que respecta a la República Federal
de Alemania, el 2 de diciembre de 2006.
Señala también,
30. Así, en el caso de dos trabajadores que tengan cada uno 20 años de antigüedad, el
que se haya incorporado a la empresa a la edad de 18 años tendrá derecho a un plazo
de preaviso de despido de cinco meses, mientras que dicho plazo será de siete meses
para el que se haya incorporado a ella a la edad de 25 años. Además, como ha señalado
el Abogado General en el apartado 36 de sus conclusiones, la normativa nacional objeto
del procedimiento principal perjudica, de forma general, a los trabajadores jóvenes frente
a los trabajadores de mayor edad, por cuanto los primeros, como pone de manifiesto la
situación de la demandante en el procedimiento principal, pese a tener una antigüedad
de varios años en la empresa, pueden quedar excluidos del beneficio del aumento
progresivo de los plazos de preaviso de despido en función de la duración de la relación
de trabajo, beneficio del que podrán gozar, en cambio, trabajadores de mayor edad con
una antigüedad comparable.
31. De ello se desprende que la normativa nacional controvertida implica una diferencia
de trato basada en el criterio de la edad.
42. Debe añadirse que, como recuerda el órgano jurisdiccional remitente, la normativa
nacional de que se trata en el procedimiento principal afecta de forma desigual a los
jóvenes trabajadores, en el sentido de que incide en los que, sin formación o tras una
formación breve, inician de forma temprana una actividad laboral, pero no en los que,
tras una larga formación, no ejercen una profesión hasta una edad más avanzada.
43. Resulta de todas estas consideraciones que procede responder a la primera cuestión
que el Derecho de la Unión, y, más específicamente, el principio de no discriminación
por razón de la edad, tal como se concreta en la Directiva 2000/78, debe interpretarse
en el sentido de que se opone a una normativa nacional, como la que es objeto del
procedimiento principal, que establece que los períodos de trabajo completados por el
trabajador antes de alcanzar los 25 años de edad no se tienen en cuenta a efectos del
cálculo del plazo de preaviso de despido.
50. A este respecto, procede recordar, por una parte, que, como se ha señalado en
el apartado 20 de la presente sentencia, la Directiva 2000/78 únicamente concreta, sin
establecerlo, el principio de igualdad de trato en materia de empleo y ocupación, y, por
4. Solidaridad
Ha sido utilizado por la Audiencia Provincial de Salamanca para plantear una cuestión
prejudicial en el marco de un procedimiento monitorio reclamando una empresa la suma
de 1.861,52 euros a la Sra. Martin que firmó en su domicilio un contrato con una empresa
para la compra de unos productos sin informarle de la posibilidad de su revocación.
16. Resulta relevante que habida cuenta de que el artículo 4 de la Ley 26/1991 exige
que sea el consumidor quien solicite la declaración de nulidad del contrato celebrado
en infracción de los requisitos establecidos en el artículo 3 de dicha Ley y que, en
Derecho español, los procedimientos civiles se rigen por el principio de justicia rogada
(principio de rogación), en virtud del cual el juez no puede apreciar de oficio los
hechos, las pruebas y las pretensiones que las partes no hayan planteado, la Audiencia
Provincial de Salamanca se pregunta si, para pronunciarse sobre el recurso de apelación
interpuesto contra la sentencia dictada en primera instancia, únicamente debe tomar
en consideración los motivos invocados en el marco del trámite de oposición y en el
procedimiento de apelación o si, por el contrario, las disposiciones de la Directiva le
permiten declarar de oficio la nulidad del contrato.
"¿El artículo 153 del Tratado Constitutivo de las Comunidades Europeas, en relación
con los artículos. 3 y 95 del mismo, así como con el artículo. 38 de la Carta
de Derechos Fundamentales de la Unión Europea [proclamada en Niza el 7 de
diciembre de 2000 (DO C 364, p. 1)], y la (Directiva), y en concreto su artículo 4,
debe interpretarse en el sentido de permitir al Tribunal que conoce del recurso de
apelación contra la sentencia dictada en la primera instancia declarar de oficio la
nulidad de un contrato incluido en el ámbito de la citada Directiva, cuando dicha
nulidad no fue alegada en ningún momento en trámite de oposición al procedimiento
monitorio, en el juicio verbal, ni en el recurso de apelación, por el consumidor
demandado?".
20. Esta limitación del poder del juez nacional está justificada por el principio según el
cual la iniciativa en un proceso corresponde a las partes y, por consiguiente, el juez sólo
puede actuar de oficio en casos excepcionales, en los que el interés público exige su
intervención (véanse las sentencias antes citadas Van Schijndel y van Veen, apartado
21, y van der Weerd y otros, apartado 35).
21. Por lo tanto, en primer lugar procede determinar si puede considerarse que la
disposición comunitaria examinada en el litigio principal, es decir, el artículo 4 de la
Directiva, reposa sobre dicho interés público.
5. Ciudadanía
Constituye el Capítulo más engarzado con la esencia de los Tratados de la Unión y los
ciudadanos de los Estados Miembros. Así el Capítulo V bajo el epígrafe Ciudadanía
los artículos 39 a 46 recogen el derecho a ser elector y elegible en las elecciones
al Parlamento Europeo, el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones
municipales y la protección diplomática y consular reservándola a los ciudadanos
europeos. El derecho de acceso a los documentos, el derecho de dirigirse al Defensor
del Pueblo europeo, el derecho de petición se amplia a las personas físicas o jurídicas
que tengan su residencia o domicilio social en un Estado Miembro. Al tiempo reconoce
a toda persona el derecho a una buena administración. La libertad de circulación y de
residencia se contempla de igual forma que en los Tratados fundacionales.
*Al derecho a una buena administración se refirió la sentencia del Tribunal de Justicia de
6 de diciembre de 2001, Consejo de la Unión Europea contra Heidi Hautala, apoyado por
Reino de España, asunto 353/99, interesando la anulación de una sentencia del Tribunal
Añadió en el 29,
29. "Pues bien, además de que no se ha alegado razón alguna para justificar que
una institución pueda mantener en secreto los elementos de información contenidos
en un documento que no se hallen amparados por las excepciones establecidas
en el artículo 4, apartado 1, de la Decisión 93/371, la denegación de acceso
parcial constituye ciertamente una medida manifiestamente desproporcionada para
garantizar la confidencialidad de los elementos de información a los que sea de
aplicación alguna de dichas excepciones. Como señaló el Tribunal de Primera
Instancia en el apartado 85 de la sentencia recurrida, el objetivo perseguido por el
Consejo al denegar el acceso al informe controvertido podría alcanzarse incluso en
el supuesto de que el Consejo se limitara a censurar, previo examen, los pasajes
del referido informe que puedan afectar a las relaciones internacionales".
* El principio de que toda persona tiene derecho a que su asunto sea resuelto en
un plazo razonable nos recuerda la sentencia de 1 de julio de 2008, del Tribunal de
primera instancia (53), que tras ser recogido "como un componente del principio a una
buena administración" en el artículo 41, apartado 1 de la Carta "es aplicable a cualquier
procedimiento comunitario".
Es relevante,
45. "el incumplimiento de la obligación de pronunciarse en un plazo razonable no
influye en la validez del procedimiento administrativo (54)".
129. "Entre las garantías que confiere el ordenamiento jurídico comunitario en los
procedimientos administrativos destaca el principio de buena administración, del
que se deriva la obligación de la institución competente de examinar cuidadosa e
imparcialmente todas las circunstancias pertinentes del asunto de que se trate".
Lo significativo es que tal principio funciona, por tanto, como una circunstancia que
modula la sanción atenuándola aunque las normas comunitarias carezcan de previsión
al respecto mostrando así la construcción pretoriana del derecho que realiza el Tribunal
de Justicia. No constituye novedad en la actuación del tribunal pues ya en supuestos
anteriores ha hecho constar en sus resoluciones que "ciertas irregularidades del
procedimiento pueden justificar a veces una reducción de la multa, aunque sean
insuficientes para obtener la anulación de la Decisión impugnada (58)".
90. No obstante, los principios que efectivamente abarca la expresión "principio de buena
administración" varían y no siempre es posible determinarlos con exactitud. A ello hay
que añadir la dificultad de determinar si se trata de principios que la Administración
sólo debe tener en cuenta o, más bien, de derechos que confieren a los particulares
un derecho subjetivo a exigir una acción o una omisión concretas de la Administración.
Depende del carácter jurídico de la fuente, por un lado, y del contenido normativo de las
disposiciones pertinentes, por otro.
91. Dentro del ordenamiento jurídico comunitario, existen diversas expresiones del
principio de buena administración en numerosas disposiciones del Derecho primario y
del Derecho derivado, en el artículo 41 de la Carta de los Derechos Fundamentales
de la Unión Europea, en el Código de buena conducta administrativa del Defensor del
Pueblo Europeo así como en los respectivos preceptos procesales adoptados por los
órganos comunitarios en aplicación de este código. En consonancia con la naturaleza de
los textos citados, este principio también tiene un carácter vinculante diferente para las
instituciones y los órganos comunitarios en el marco de la ejecución directa del Derecho
comunitario. La principal fuente de inspiración del proyecto del artículo 41 de la Carta
de los Derechos Fundamentales, que ha convertido el principio de buena administración
en un derecho fundamental de los particulares, ha sido siempre la jurisprudencia del
Tribunal de Justicia
Sin embargo si creemos relevantes las conclusiones del Abogado General Sr. Mengozzi
de 15 de septiembre de 2009 al hacer mención a que tras una reclamación al Defensor
del Pueblo Europeo tomara una decisión en la que,
174. (...) considero que una institución será más proclive a respetar diligentemente la
exigencia de buena administración en el marco del acceso a los documentos cuanto
más sea consciente de la posibilidad de que un solicitante pida un nuevo examen
de una decisión denegatoria, una vez que el Defensor del Pueblo constate un caso
de mala administración (...)"
6. Justicia
1.- Pese a la claridad del concepto se muestra con significados distintos en los Estados
Miembros de la Unión Europea en razón a la inexistencia de tradición constitucional
común. Así se evidencia tras la lectura de las conclusiones de la Abogado General
Sra Eleanor Sharpston en los asuntos acumulados 341/06 y 342/06, Chronopost SA,
La Poste y otros contra Comisión (59) en que las recurrente denuncian la composición
irregular de la formación del Tribunal de Primera instancia que dictó la sentencia
recurrida.
Declara la Gran Sala del Tribunal de Justicia resolviendo los dos recursos de casación
acumulados en sentencia de 1 de julio de 2008, en su apartado,
Señala en su apartado,
59. "en virtud del artículo 27, apartado 3, del CEDH, cuando un asunto, después de
que haya recaído la sentencia de una Sala, sea atribuido a la Gran Sala del Tribunal
de los Derechos Humanos tras la devolución de los autos, ningún juez de la Sala que
haya dictado la sentencia podrá actuar en la misma, con excepción del Presidente de
la Sala y del juez que haya intervenido a título del Estado parte interesado. El CEDH
admite de este modo que jueces que hayan conocido una primera vez del asunto
actúen en otra formación que tenga que conocer de nuevo del mismo asunto y que
no parece que esta circunstancia sea en sí misma incompatible con las exigencias
de un proceso justo."
Otro aspecto importante del mismo precepto es el principio de tutela judicial efectiva así
reconocido como principio general del derecho comunitario (60) que conlleva que los
Estados Miembros tienen la responsabilidad de garantizar, en cada caso, una protección
efectiva de los derechos que el Derecho comunitario confiere a los justiciables (61).
2.- Derecho que el Tribunal de Justicia, con cita expresa de la Carta (62) anulando
sentencia del Tribunal de Primera Instancia ha reconocido en la sentencia de 3 de
setiembre de 2008, al Sr. Kadi, domiciliado en Arabia Saudita al que se aplicaron
determinadas medidas especificas contra determinadas personas y entidades asociadas
con Usamah bin Ladin (63), la red Al-Qaida en virtud de un Reglamento del Consejo.
344 "incumbe al juez comunitario aplicar técnicas que, en el contexto del control
jurisdiccional ejercido por él, permitan conciliar, por una parte las preocupaciones
legítimas de seguridad en cuanto a la naturaleza y a las fuentes de la información
tenida en cuenta para adoptar el acto de que se trate, y por otra, la necesidad de
permitir que el justiciable disfrute en grado suficiente de la protección que ofrecen
las normas de procedimiento".
54. Al respecto debe indicarse que la Comunidad aún no es parte del CEDH, lo que
excluye jurídicamente una aplicación directa de las disposiciones de este convenio
internacional en el seno del ordenamiento jurídico comunitario. Sin embargo, según
jurisprudencia reiterada, los derechos fundamentales forman parte de los principios
generales del Derecho cuyo respeto garantiza el Tribunal de Justicia. En este sentido,
el Tribunal de Justicia se inspira en las tradiciones constitucionales comunes de los
Estados miembros, así como en las indicaciones proporcionadas por los instrumentos
internacionales relativos a la protección de los derechos humanos en los que los Estados
miembros han cooperado o a los que se han adherido. Dentro de este contexto, el
Convenio reviste un significado especial.
55. A lo largo del proceso de integración europea, esta jurisprudencia quedó recogida
en el artículo 6 UE, apartado 2. Según esta disposición, la Unión respetará los derechos
fundamentales tal y como se garantizan en el CEDH firmado en Roma el 4 de noviembre
de 1950, y tal y como resultan de las tradiciones constitucionales comunes a los Estados
miembros como principios generales del Derecho comunitario.
56. En el análisis del segundo motivo del recurso de casación adquiere especial
relevancia el contenido del artículo 6, apartado 1, del CEDH, según el cual toda persona
tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo
razonable, por un tribunal independiente e imparcial, establecido por la ley, que decidirá
los litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el fundamento
de cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella. Este derecho fundamental
está recogido en términos semejantes en el artículo 47 de la Carta de los Derechos
Fundamentales.
42. Este derecho implica necesariamente que toda persona tenga acceso a un tribunal
independiente e imparcial. Por lo tanto, como el Tribunal de Justicia ya ha tenido
ocasión de precisar, la existencia de garantías en cuanto a la composición del Tribunal
constituye la piedra angular del derecho a un proceso justo, cuyo respeto debe controlar
el juez comunitario, en particular, cuando se alegue una vulneración de ese derecho
y la controversia sobre este punto no parezca de entrada manifiestamente carente de
fundamento (véase, en este sentido, la sentencia Chronopost y La Poste/UFEX y otros,
antes citada, apartados 46 a 48).
44. En particular, el hecho de que uno o varios Jueces estén presentes en las
dos formaciones sucesivas, ejerciendo en ellas las mismas funciones, como las de
Presidente o Juez Ponente carece, en sí mismo de influencia en la apreciación de la
observancia de la exigencia de imparcialidad, dado que dichas funciones se ejercen en
una formación colegiada (véase, en este sentido, la sentencia Chronopost y La Poste/
UFEX y otros, antes citada, apartado 53).
45. Tales consideraciones son válidas, con mayor razón, cuando las dos formaciones
sucesivas han de conocer, no ya del mismo asunto, como sucedía en el que dio lugar
a la sentencia Chronopost y La Poste/UFEX y otros, antes citada, que se refería a la
devolución de un asunto ante el Tribunal de Primera Instancia tras la anulación de la
sentencia de primera instancia por el Tribunal de Justicia, sino, como en el caso de autos,
de dos asuntos distintos que presentan un cierto grado de conexidad.
47. Pues bien, en el caso de autos procede señalar, por una parte, que el recurrente,
como él mismo confirmó en la vista, no invoca ningún argumento que pueda cuestionar
la imparcialidad personal de los miembros del Tribunal de Primera Instancia.
43. Por lo que respecta al principio de tutela judicial efectiva de los derechos conferidos
a los justiciables por el Derecho comunitario, según una jurisprudencia reiterada, la
regulación procesal de las acciones destinadas a garantizar la tutela de los derechos
que el ordenamiento jurídico comunitario confiere a los justiciables no debe ser menos
favorable que la referente a recursos semejantes de Derecho interno (principio de
equivalencia) ni hacer imposible en la práctica o excesivamente difícil el ejercicio de los
derechos conferidos por el ordenamiento jurídico comunitario (principio de efectividad)
(véase, en particular, la sentencia de 15 de abril de 2008, Impact, C-268/06, rec. p.
I-2483, apartado 46 y jurisprudencia citada).
49. Por último, tal como resulta de reiterada jurisprudencia del Tribunal de Justicia, no
corresponde a este último pronunciarse sobre la interpretación del Derecho interno,
ya que esta tarea incumbe exclusivamente al órgano jurisdiccional remitente que, en
el caso de autos, debe determinar si lo dispuesto en la normativa nacional pertinente
cumple las exigencias de equivalencia y efectividad (véase la sentencia Angelidaki y
otros, antes citada, apartado 163). Sin embargo, el Tribunal de Justicia, al pronunciarse
sobre la cuestión prejudicial, puede aportar, en su caso, precisiones destinadas a orientar
al órgano jurisdiccional nacional en su interpretación (véanse las sentencias de 7 de
septiembre de 2006, Marrosu y Sardino, C-53/04, rec. p. I-7213, apartado 54, y Vassallo,
C-180/04, rec. p. I-7251, apartado 39, así como el auto de 12 de junio de 2008, Vassilakis
y otros, C-364/07, apartado 143).
36. "En las presentes circunstancias, el alcance del principio de la ley más favorable
es preferentemente una cuestión de Derecho nacional". No obstante, dudo que en el
caso de autos este principio sea en absoluto pertinente. La aplicación retroactiva de
leyes penales más favorables se basa en efecto en la idea de que un procesado no
debe ser condenado por un comportamiento que en la opinión modificada del legislador
en el momento del procedimiento penal ya no es merecedora de un castigo. De este
modo, el procesado debe poder beneficiarse de los nuevos valores introducidos por las
leyes. Así lo formula también el artículo 49, apartado 1, tercera frase, de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea, "Si con posterioridad a esta infracción
la ley dispone una pena más leve, deberá aplicarse ésta".
Notas
(1) A la "interpretación dinámica del Convenio" a la vista de las condiciones de vida actuales se
refiere, apartado 41, la Sentencia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de 16 de
abril de 2002, Stés Colas Est contra Francia, demanda 37971/1997.
(16) Apartado 38 ST Justicia, Gran Sala, de 27 de junio de 2006, asunto c-540/03, Parlamento
contra Consejo.
(17) Apartado 37 ST Justicia, Gran Sala, de 27 de junio de 2006, asunto c-540/03, Parlamento
contra Consejo.
(18) Apartados 52 a 56, 65, 85, de la ST Justicia, Gran Sala, de 27 de junio de 2006, asunto
c-540/03, Parlamento contra Consejo.
(19) Punto 23 de la Resolución de 13 de marzo de 2002 A5-0365/2001, www.europarl.europa.eu.
(20) Punto 30 de la Resolución citada en la nota anterior. En el punto A refiere la noción de
fundamentalismo religioso nacido en los Estados Unidos en la década de 1920 con el rasgo
característico de la sumisión extrema a los dogmas de fe, que se interpretaban de manera
literal y prevalecían por encima de las leyes del Estado de Derechos y los derechos de los
ciudadanos.
(21) Brussels, COM /2009, 262/4.
(22) Objeto de pronunciamiento en sentencia de 9 de julio de 2009 de la Sala Quinta del Tribunal
de Justicia en el marco de un recurso por incumplimiento de Estado 272/08, Comisión contra
Reino de España.
(23) Cfr. la referencia al juez imparcial en el apartado justicia.
(24) Op cit DOCE 24 de febrero de 2010.
(25) Creada por Reglamento CE 168/2007, de 15 de febrero de 2007, con sede en Viena, en
sustitución del Observatorio europeo de los fenómenos racitas y xenófobos instaurado por
Reglamento del Consejo CE nº 1035/1997, de 2 de junio.
Tiene por objeto facilitar a las instituciones y autoridades competentes de la Unión y de
los Estados Miembros, cuando apliquen el derecho comunitario, una asistencia en materia
de derechos fundamentales y ayudarles a tomar las medidas y a definir las acciones
apropiadas.
(26) Decisión 2008/203/CE adoptada por el Consejo tras consulta al Parlamento Europeo.
(27) Puede descargarse en pdf de la pagina web de la citada Agence pour les droits
fondamentaux. http://www.fra.europa.eu.
(28) Comunicado de prensa de la FRA efectuado en Viena, se encuentra en su página web en
lengua francesa, traducción de la autora.
(29) November 2009, publicada en la página web de la European Union Agency for fundamental
rigths.
(30) Pag. 36.
(31) La cursiva es nuestra.
(32) Artículo 51, ámbito de aplicación, artículo 52 alcance de los derechos garantizados, artículo
53, nivel de protección.
(33) Cfr Apartados 98 y 112 de sentencia de 11 de julio de 2007, asunto 170/2006, Airosa
Company LTD contra Comisión de las Comunidades Europeas, Tribunal de Primera
instancia, Sala Cuarta ampliada; Y Apartado 88 Sentencia T Justicia, Sala Primera, de
5 de marzo de 2009, Comisión/España "al ejercer su facultad de apreciación en materia
de protección de la salud pública, los Estados miembros deben respetar el principio de
proporcionalidad. Por tanto, los medios que elijan han de limitarse a lo que sea estrictamente
necesario para garantizar la protección de la salud pública o para respetar exigencias
imperativas relacionadas, por ejemplo, con la defensa de los consumidos, y han de ser
proporcionados al objetivo así perseguido, que no habría podido alcanzarse con medidas
menos restrictivas de los intercambios comunitarios".
(34) Apartado 46, asunto 303/05 fallado por la Gran Sala del Tribunal examinando una decisión
prejudicial Advocaten loor de Wereld VZW y Leden van de Ministerraad.
(35) Elaboradas por el Presidium de la Convención, DOCE 303 de 14 de diciembre de 2007.
(36) Asunto Promusicae, cuestión prejudicial 275/2006, fallado por la Gran Sala. El fundamento
68 menciona, a su vez, jurisprudencia anterior como la sentencia de 26 de junio de 2007,
cuestión 305/2005, Ordre des barreaux francophones et germanophones y otros.
(37) La presencia de la Carta de Derechos Fundamentales en la Unión Europea en la
jurisprudencia española se muestra en artículo sobre la cuestión de. Miguel Carmona (se
encuentra en Google) con mención del derecho a la buena administración, motivación de
las resoluciones administrativas, principio de proporcionalidad de las penas, consentimiento
informado del paciente para intervenciones médicas, libertad de expresión, etc.
(38) A título de ejemplo sentencias del Tribunal Supremo de 18 de noviembre de 2008, recurso
de casación 332/2006, sentencia de 28 de julio de 2009, recurso de casación 2288/2005.
(39) Sentencia de 3 de junio de 2008, recurso de casación 818/2005.
(40) Sentencias de 11 de febrero de 2009 de la Sala Tercera del Tribunal Supremo resolviendo
los recursos de casación 4404/2008, 1013/2008, 905/2008, 948/2008.
(41) Cfr una nueva perspectiva en la concesión del asilo en la STS 11 de mayo de 2009, ahora
concediéndolo, si bien su FJ 3º recuerda sigue una línea iniciada en el 2005 en que tenía en
cuenta "la perspectiva de género" para rechazar las denegación ab limine de la tramitación
de los expedientes en que se invocaba tal causa.
(42) COM (2008) 503 final.
(43) Decisión nº 1672/2006/CE.
(44) Artículo 15 LO 3/2007.
(45) Comunicación COM (96)67 final.
(46) La STC 59/2008, de 14 de mayo, en su FJ9º realiza una distinción entre género y sexo al
resolver la cuestión de inconstitucionalidad planteada respecto de la LO 1/2004, de 28 de
diciembre.
(47) Cfr. Artículo 2.2. Directiva 2002/73/CE y artículo 6 LO 3/2007, de 22de marzo para la
Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres.
(48) Sala Tercera del Tribunal de Justicia, asunto de petición de decisión prejudicial 244/06,
Dynamic Medie Vetriebs GMBH y Avides Media AG.
(49) Apartado 50, que además cita en este sentido, las sentencias de 16 de julio de 1992,
Comisión/Francia, C-344/90, rec. p. I-4719, apartado 9, y de 5 de febrero de 2004,
Greenham y Abel, C-95/01, rec. p. I-1333, apartado 35).
(50) Tramitada por el procedimiento de urgencia, pues la petición del órgano jurisdiccional
remitente era de 19 de octubre de 2009.
(51) Hubo alegaciones sobre edad en las conclusiones presentadas por los Abogados Generales
Jacobs y Sharpston, aunque el Tribunal de Justicia resolvió sobre la discriminación por razón
de sexo.
(52) Institución benéfica que tiene por fin mejorar la calidad de vida de las personas de edad
avanzada.
(53) Apartado 39 de la sentencia dictada en el asunto 276/04, Compagnie maritime belge SA
contra Comisión, que a su vez cita el apartado 36 de otra sentencia anterior del mismo
tribunal de 13 de enero de 2004, JCB Service/Comisión..
(54) Reproduce en tal sentido la sentencia del Tribunal de Primera Instancia Nederlandse
Federatieve Vereniging loor de Groothandel op Electronish Gebied y Tecnische Unie/
Comisión, de 16 de diciembre de 2003, asuntos T 5/00 y T 6/00 y la jurisprudencia citada
en esta última.
(55) Sentencia del Tribunal de Primera Instancia, Sala Tercera, asunto T 48/05, Yves Franchet,
Daniel By contra la Comisión.
(56) Sentencia del Tribunal de Primera Instancia, Sala Quinta, asuntos acumulados T 309/04, T
317/04, T 329/04 y T 336/04, TV2/ Danmark A/S y otros contra Comisión.
(57) Tribunal de primera instancia, Sección quinta asunto T 410/2003, Hoechst GMBH/Comisión,
concita de otras anteriores.
(58) Así el apartado 581 de la sentencia cita la sentencia del Tribunal de Primera Instancia
de 16 de diciembre de 2003, Nederlandse Federative Vereniging loor de Groothandel op
Electrotechnisch Gebied y Tecnhisiche Unie/Comision, citada en el apartado 216 supra,
apartados 436 a 438 y la sentencia Baustahlgewebe/Comisión, del Tribunal de Justicia, de
17 de diciembre de 1998, citada en el apartado 211 supra, apartados 26 a 48).
(59) En el apartado 60 recoge que "Los recurrentes destacan que en Francia, los tribunales a
los que se remite un asunto deben tener distinta composición de la del tribunal que conoció
del asunto en primera instancia. UFEX replica que esto no es así en Alemania, España y
Reino Unido. Parece claro que la referencia a la situación de un Estado miembro no basta
para demostrar que existe una tradición constitucional común a los Estados Miembros.".
La doctrina constitucional española sobre la materia se encuentra recogida en la STC
28/2007, de 12 de febrero, que reitera pronunciamientos anteriores desde la SSTC
384/1993, de 21 de diciembre, acerca de la improcedencia de alegar en amparo la
vulneración del derecho al juez imparcial sin haber planteado en tiempo antes los órganos de
la jurisdicción ordinaria la recusación del juez o magistrado cuya imparcialidad se cuestiona.
(60) Apartado 43 Sentencia Gran Sala del Tribunal de Justicia de 15 de abril de 2008, asunto
268/06, decisión prejudicial, Impact y otros.
(61) Apartados 44 y 45 de la sentencia citada en la nota anterior con amplia mención de otras
sentencias anteriores desde la ya histórica Rewe, 33/76 de 16 de diciembre de 1976.
(62) Cfr. Apartado 335 de la sentencia de 3 de septiembre de 2008, asuntos acumulados
C-402/05 P y C-415/05P, Yassin Abdullan Kadi y Al Barakaat Internacional Foundation/
Comisión.
(63) En el DOCE del 9 de febrero aparece publicado el Reglamento UE 110/2010 de la Comisión
de, 5 de febrero, por el que se modifica por centésimo vigésima vez el Reglamento CE
881/2002 del Consejo, por el que se imponen determinadas medidas restrictivas especificas
dirigidas contra determinadas personas y entidades asociadas con Usamah bin Ladin, la
red Al-Qaida y los talibanes.
(64) Apartado 308 sentencia citada en la nota anterior.
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Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
El derecho a la intimidad
Palabras clave
Derechos fundamentales, Derecho a la intimidad, Derecho a la propia imagen
ÍNDICE:
verdadera resulte ser necesaria en función del interés público del asunto sobre el que
se informa (STC 172/90, 115/2000).
No es menos cierto que más allá de esa esfera abierta al conocimiento de los demás
su intimidad permanece y, por tanto, el derecho constitucional que la protege no se
ve minorado en el ámbito que el sujeto se ha reservado y su eficacia como límite al
derecho a la información es igual a la de quien carece de toda notoriedad. De otro lado,
que no toda información que se refiere a una persona con notoriedad pública, goza de
esa especial protección, sino que para ello es exigible, junto a ese elemento subjetivo
del carácter público de la persona afectada, el elemento objetivo de que los hechos
constitutivos de la información, por su relevancia pública, no afecta a la intimidad, por
restringida que esta sea (STC 197/91, 115/2000), si bien el derecho a la libertad de
información ha de prevalecer sobre el de intimidad en relación con los hechos divulgados
por los propios afectados por la información, dado que a cada persona corresponde
acotar el ámbito de su intimidad personal y familiar que reserva al conocimiento ajeno,
no es menos cierto que, más allá de esos hechos dados a conocer y respeto a los
cuales el velo de la intimidad ha sido voluntariamente levantado, el derecho a la intimidad
prevalece y opera como límite infranqueable del derecho a la libre información (STC
115/2000).
Si bien los personajes con notoriedad pública inevitablemente ven reducida su esfera
de intimidad, no es menos cierto que, más allá de ese ámbito abierto al conocimiento
de los demás, su intimidad permanece y, por tanto, el derecho constitucional que la
protege no se ve minorado en el ámbito que el sujeto se ha reservado y su eficacia como
límite al derecho de información es igual a la de quien carece de toda notoriedad (STC
134/1999, 115/2000). De otro lado, no toda información que se refiere a una persona
con notoriedad pública goza de esa especial protección, sino que para ello es exigible,
junto a ese elemento subjetivo del carácter público de la persona afectada, el elemento
objetivo de que los hechos constitutivos de la información, por su relevancia pública, no
afecten a la intimidad, por restringida que esta sea (STC 19719/91, 83/2002).
Sobre la aplicabilidad del artículo 8 El TEDH recuerda que la noción de vida privada
comprende elementos relacionados con la identidad de una persona como su nombre
(Burghartz vs. Suiza) o su derecho a la imagen (Schüssel vs. Austria). Además, la esfera
de la vida privada, tal y como la concibe el TEDH, incluye la integridad física y moral de
una persona; el artículo 8 CEDH tiene como fin asegurar que la personalidad de todos
los individuos pueda desarrollarse, sin injerencias exteriores, en sus relaciones con sus
semejantes (mutatis mutandis, Niemietz vs. Alemania, y Botta vs. Italia). Hay una zona
de interacción entre el individuo y terceras personas que, incluso en un contexto público,
puede considerarse vida privada (mutatis mutandis, P.G. y J.H. vs. Reo Unido, y Peck
vs. Reino Unido).
En este caso, no hay duda de que la publicación de las fotografías se referían a la vida
privada de la demandante.
El TEDH reitera que, si bien el objeto esencial del artículo 8 es proteger al individuo
contra las injerencias arbitrarias de los poderes públicos, dicho artículo también exige al
Estado obligaciones positivas inherentes al respeto efectivo de la vida privada o familiar.
Tales obligaciones pueden requerir la adopción de medidas que regulen la protección de
la vida privada en las relaciones entre los propios individuos (mutatis mutandis, X y Y vs.
Países-Bajos) y lo mismo puede decirse de la protección del derecho a la imagen contra
los abusos de terceros (caso Schüssel). La frontera entre las obligaciones positivas y
negativas del Estado según el artículo 8 no se presta a una definición precisa.
En ambos casos hay que tener en cuenta el justo equilibrio que hay que lograr entre
el interés general y el interés del individuo teniendo en cuenta que el Estado goza de
un margen de apreciación. (Keegan vs. Irlanda). La protección de la vida privada debe
considerarse en equilibrio con la libertad de expresión que garantiza el artículo 10 CEDH.
El TEDH recuerda también que la libertad de expresión es uno de los fundamentos
esenciales de toda sociedad democrática y que la prensa desempeña un papel esencial
en las sociedades democráticas siempre que no sobrepase ciertos límites relativos a la
reputación y a los derechos de los demás. La libertad de prensa comprende asimismo
la posibilidad de recurrir a cierta dosis de exageración e incluso de provocación (Prager
y Oberschlick vs. Austria).
En el presente caso el TEDH opina que es necesario establecer una diferencia entre los
reportajes de personas que desempeñan un papel político y aquellos realizados sobre
los detalles de la vida privada de personas que no cumplen tales funciones. Si bien en el
primer caso la prensa desempeña el papel de perro guardián de la democracia gracias a
la difusión de ideas y de información sobre cuestiones de interés público, en el segundo
caso no es así. En el presente caso la demandante no ocupa ningún cargo político y por
lo tanto su vida privada no ofrece ningún interés público.
Al igual que en casos similares, el TEDH estima que las fotos y artículos destinados al
entretenimiento y la prensa sensacionalista no ofrecen ningún interés público (mutatis
mutandis, Jaime Campmany y Diez de Revenga y Juan Luís López-Galiacho Perona vs.
España). En tales condiciones, la libertad de prensa requiere una interpretación menos
generosa (Prisma Presse, y, a contrario, Krone Verlag).
empleados por los tribunales internos no bastan a la hora de asegurar una protección
efectiva de la vida privada de la demandante.
El TEDH estima que los tribunales alemanes no han logrado el justo equilibrio entre los
intereses contrapuestos. Por tanto se ha vulnerado el artículo 8 (STEDH 24-6-2004, Von
Hannover vs. Alemania).
La Corte estima que el sufrimiento de los familiares de la víctima debía conducir a los
periodistas a hacer prueba de su prudencia y precaución ya que la publicación en una
revista de gran difusión ha tenido por consecuencia avivar el trauma sufrido por los
familiares.
Sobre esta base (y excluyendo, como se ha dicho, que este Tribunal pueda pronunciarse
sobre las cuestiones referentes al uso y explotación comercial de la imagen del fallecido
D. Francisco en sus actuaciones profesionales) la cuestión que se plantea es la de si las
escenas reproducidas en la cinta de vídeo comercializada por P., S.A., y concretamente
las correspondientes a la enfermería de la plaza en que ingresó mortalmente herido el
torero, suponen una intromisión en la esfera de la intimidad personal de éste, y, dada su
naturaleza, en la de la hoy recurrente, su viuda (...).
Se trata, pues, de imágenes de las que, con seguridad, puede inferirse, dentro de las
pautas de nuestra cultura, que inciden negativamente, causando dolor y angustia en los
familiares cercanos del fallecido, no sólo por la situación que reflejan en ese momento,
sino también puestas en relación con el hecho de que las heridas y lesiones que allí se
muestran causaron, en muy breve plazo, la muerte del torero. No cabe pues dudar de
que las imágenes en cuestión, y según lo arriba dicho, inciden en la intimidad personal
y familiar de la hoy recurrente, entonces esposa, y hoy viuda, del desaparecido D.
Francisco (...).
Una prueba médica realizada en términos objetivos semejantes supone una afectación
en la esfera de la vida privada de la persona, a la que pertenece, sin duda, el hecho
de haber consumido algún género de drogas (STC 207/1996)... la regulación de la
vigilancia de la salud de los trabajadores en la Ley de prevención de riesgos laborales
descansa en un principio vertebral: la voluntariedad del reconocimiento médico como
regla general... los límites legales (las excepciones a la libre disposición del sujeto sobre
ámbitos propios de su intimidad, previstos en el artículo 22.1 LPRL) quedan vinculados
o bien a la certeza de un riesgo o peligro en la salud de los trabajadores o de terceros, o
bien, en determinados sectores, a la protección frente a riesgos específicos y actividades
de especial peligrosidad... el convenio colectivo no puede introducir en la regulación de
los reconocimientos médicos que analizamos elementos incompatibles con la protección
que otorga el artículo 18.1 CE, añadiendo restricciones no previstas en la Ley. En
concreto, no puede configurar como obligatorios reconocimientos que no lo son ex
lege, ni siquiera dotarles de una caracterización contraria a las directrices de la Ley...
Iberia, SA tenía la obligación de informar expresamente a la trabajadora de esa analítica
concreta, toda vez que, si bien no afectaba a la intimidad corporal, según se dijo, sí tenía
como objeto datos sensibles que lo imponían, pues el hecho de haber consumido en
algún momento algún género de drogas, pese a que en nuestro ordenamiento es en si
misma una conducta impune, provoca a menudo un juicio social de reproche en sectores
significativos de la comunidad. Por ello, los datos mismos que quedaban comprometidos,
por su naturaleza, obligaban a una información previa y expresa, tendente a asegurar la
libre decisión... la reparación de la lesión de un derecho fundamental que hubiere sido
causado por el despido laboral, debe determinar la eliminación absoluta de sus efectos,
es decir la nulidad del mismo (STC 196/2004).
causar un peligro para él mismo o para terceros) es, desde luego, causa legítima que
puede justificar la realización de reconocimientos médicos también en el marco de la
relación laboral, aún cuando suponga una restricción de la libre disposición del sujeto
sobre el ámbito de su intimidad. En todo caso las posibles limitaciones del derecho
fundamental a la intimidad personal deberán estar fundadas en una previsión legal que
tenga justificación constitucional, sea proporcionada y que exprese con precisión todos
y cada uno de los presupuestos materiales de la medida limitadora (STC 292/2000,
70/2009), pues lo que impide el artículo 18.1 CE son las injerencias en la intimidad
arbitrarias o ilegales...
La dicción literal del artículo 2.3 de la LO 1/82 deja fuera de toda duda que la revocación
puede producirse en cualquier momento, prescripción que se refiere al momento de
ejercicio de aquélla pero no siempre al tiempo de sus efectos ni por tanto autoriza
para que éstos se apliquen a situaciones pretéritas, trocando retroactivamente en
legítimas intromisiones antes consentidas. Por otra parte, cuando existe una autorización
contractual que atribuyó a la imagen un valor patrimonial poniéndola en el comercio, los
efectos de la revocación, ya se dirija a la persona primitivamente autorizada ya a terceros
que de ella tren causa, habrá de tener en cuenta los condicionamientos o requisitos que
resulten de las relaciones contractuales existentes... tener lugar en momento en el que
todavía el derecho cedido pueda ejercitarse, no atribuirle con carácter retroactivo (o sea
invalidatorio de los efectos ya producidos) y, por último, mediante la indemnización de
los daños y perjuicios; requisito este último que en muchos casos no podrá relegarse
íntegramente al futuro sino que habrá de influir en el modo, tiempo y circunstancias
de la revocación, particularmente en cuanto a las garantía de las indemnizaciones
procedentes. (STC. 117/94).
La sentencia recurrida en amparo estimó que el recurrente era una persona muy
conocida en el ámbito financiero y social en general, y que una reserva federal de caza
en el Estado de Kenya es un ámbito abierto al público en general... el órgano judicial no
tuvo en cuenta la naturaleza privada y el carácter personal y familiar de las fotografías,
ni su forma de obtención, mediante una operación ajena a la voluntad del actor y sin
su consentimiento, razones por las cuales su enjuiciamiento no es adecuado, pues no
ha ponderado el derecho a la propia imagen del recurrente y el derecho a comunicar
Ahora bien, como sostuvimos en la STC 99/94, no puede deducirse del artículo 18.1
CE que el derecho a la propia imagen, en cuanto límite al obrar ajeno, comprenda el
derecho incondicionado y sin reservas de impedir que los rasgos físicos que identifican
a la persona se capten o difundan... La determinación de esos límites debe efectuarse
tomando en consideración la dimensión teleológica del derecho, y por esa razón hemos
considerado que debe salvaguardase el interés de la persona en evitar la captación o
difusión de su imagen sin su autorización o sin que existan circunstancias que legitimen
esa intromisión. Como ocurre cuando la propia (y previa) conducta de aquel o las
circunstancias en las que se encuentre inmerso justifiquen el descenso de las barreras
de reserva para que prevalezca el interés ajeno o el público que puedan colisionar con
aquél...
la Administración (artículo 103.1 CE), pues bien se comprende que si bastara, sin más,
la afirmación de ese interés público para justificar el sacrificio del derecho, la garantía
constitucional perdería, relativizándose, toda eficacia (STC 37/89).
Por ello no es ocioso recordar aquí, como tiene declarado con carácter general este
tribunal, que los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución sólo pueden
ceder ante los límites que la propia Constitución expresamente imponga, o ante los que
de manera mediata o indirecta se infieran de la misma al resultar justificados por la
necesidad de preservar otros derechos o bienes jurídicamente protegidos (STC 11/81,
2/82)... para comprobar si una medida restrictiva de un derecho fundamental supera
el juicio de proporcionalidad, es necesario constatar si cumple los tres requisitos o
condiciones siguientes: si la medida es susceptible de conseguir el objetivo propuesto
(juicio de idoneidad); si, además, es necesaria, en el sentido de que no exista otra
medida más moderada para la consecución de tal propósito con igual eficacia (juicio de
necesidad); y, finalmente, si la misma es ponderada o equilibrada, por derivarse de ella
más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre otros bienes o
derechos en conflicto (juicio de proporcionalidad en sentido estricto; STC 66/95, 55/96,
270/96, 186/00). (STC 14/03).
De ahí que hayamos sostenido que "la captación y difusión de la imagen del sujeto
solo será admisible cuando la propia (y previa) conducta de aquel o las circunstancias
en las que se encuentre inmerso, justifiquen el descenso de las barreras de reserva
para que prevalezca el interés ajeno o el público que puedan colisionar con aquel" (STC
99/1994)... no cabe apreciar que, en las circunstancias de este caso, existan razones
de seguridad para ocultar el rostro de un funcionario policial por el mero hecho de
intervenir, en el legítimo ejercicio de sus funciones profesionales, en una actuación de
auxilio a una comisión judicial encargada de ejecutar una orden de desalojo, ante la
decidida resistencia de los ciudadanos afectados. Debe rechazarse, pues, la pretendida
vulneración del derecho fundamental a la propia imagen. (STC 72/2007)
La facultada otorgada por este derecho, en tanto que derecho fundamental, consiste en
esencia en impedir la obtención, reproducción o publicación de la propia imagen por parte
de un tercero no autorizado, sea cual sea la finalidad (informativa, comercial, científica,
cultural, etc.) perseguida por quien la capta o difunde... lo específico del derecho a la
propia imagen es la protección frente a las reproducciones de la misma que, afectando
a la esfera personal de su titular, no lesionan su buen nombre ni dan a conocer su vida
íntima... Ese bien jurídico se salvaguarda reconociendo la facultad para evitar la difusión
incondicionada de su aspecto físico...
Públicas conservan datos de carácter personal que les conciernen, así como cuáles son
esos datos personales en poder de las autoridades (...).
escrito solicitar dicha hoja a aquel Registro en modo alguno actúa en el ejercicio de
sus funciones jurisdiccionales y al eventual amparo del artículo 118 CP-73, pues en
ese caso obra únicamente como Presidente de un órgano administrativo como lo es
la Junta Electoral (STC 197/88), al que ninguna norma habilita para acceder a aquella
información. Si esto es así, la Junta Electoral de Zona habría infringido el artículo 18.1,
en relación con su apartado 4º CE (STC 144/99).
o de una confusión, sino de una conducta ilícita reiterada, por lo que debe descartarse
que se haya producido lesión alguna del derecho a la intimidad personal consagrado en
el artículo 18.1 CE... en el caso presente la medida no obedeció al propósito de controlar
genéricamente el cumplimiento de os trabajadores de las obligaciones que les incumben,
a diferencia del caso resuelto en STC 98/00 (STC 186/00) (2).
STC 43/2004) que el paso del tiempo diluye necesariamente la potencialidad agresiva
sobre la consideración pública o social de los individuos en el sentido constitucional del
término y, por consiguiente, la condición obstativa de la personalidad frente al ejercicio
de las libertades del artículo 20 CE (STC 51/2008).
Notas
(1) Ver también:
- Carácter literario de la obra en la que se menciona actitudes de una persona ya fallecida.
Trascendencia a sus herederos.
-Libertad científica. Documental de reconstrucción histórica.
(2) Ver también:
-intimidad. Datos de carácter personal en ficheros de entes privados
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Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
El estándar europeo de
protección del derecho de
propiedad y el urbanismo español
Palabras clave
Derechos fundamentales, Propiedad, Urbanismo, Ordenación del territorio, Medio
ambiente, Dominio público, Unión Europea
ÍNDICE:
I. Planteamiento
II. Resolución del Parlamento Europeo de 26 de marzo de 2009
1. Antecedentes. Anteriores resoluciones del Parlamento Europeo
A) Resolución del Parlamento Europeo de 13 de diciembre de 2005 (Informe
Fourtou)
B) Resolución del Parlamento Europeo de 21 de junio de 2007
2. Contenido de la resolución de 26 de marzo de 2009
A) Remisión al CEDH y a la jurisprudencia del TEDH
B) Derecho de propiedad
C) Temas centrales y reiterativos
D) Reconocimiento crítico a la labor de los tribunales españoles
E) Autoridades locales y regionales, legislación autonómica y Constitución
Española
F) Posible título de intervención de la Administración estatal
G) Procedimientos de la Comisión contra España
H) A vueltas con el agente urbanizador y las autoridades locales
I. PLANTEAMIENTO
Desde hace algunos años vengo estudiando algunos estándares del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos (en adelante, TEDH o Tribunal de Estrasburgo) establecidos
por éste con ocasión de la encomienda que sobre él pesa para el amparo de los
derechos reconocidos en el Convenio para la protección de los Derechos Humanos y
las Libertades Fundamentales de 1950 (en adelante, CEDH, o el Convenio).
Sin embargo, desde al menos el mes de febrero de 2009, la coartada para el estudio
de esta jurisprudencia viene dada por la expresa remisión que el Parlamento Europeo
hace al Convenio y a la jurisprudencia de Estrasburgo, en lo que se refiere a la
protección del Derecho de propiedad, más tarde me ocuparé de ello, § II.3. Envío que
se efectúa al menos en la Resolución que aprobó el Parlamento Europeo (en adelante,
P.E. o el Parlamento) el 26 de marzo de 2009 (en adelante, Resolución del 2009),
sobre la urbanización extensiva de España (4), aunque también de algún modo en
las resoluciones que preceden a ésta de 2009 y que más adelante examinaremos en
detalle, § II.1. Esta resolución, pese a contar con escasa resonancia mediática y política
en nuestro país (salvo por lo referente a la eventual retirada de los fondos europeos
con los que en España se venían financiando sendos proyectos urbanísticos), es de
capital importancia en mi opinión, pues seguramente la mayoría de las peticiones de
ciudadanos europeos que han provocado la referida disposición, se refieran a asuntos
que aún penden de resolución, ya sea en nuestros juzgados y tribunales, o incluso
ante el propio Tribunal de Estrasburgo (5). Es por ello que será conveniente estudiar el
contenido de este fallo condenatorio que nos llega desde la Europa de la Unión, por lo
que de aviso para navegantes tiene, y porque, y no está en mi ánimo el simplismo, quizás
algunas de las soluciones que se dejan entrever en la resolución nos sirvan para no
acarrearnos condenas desagradables provenientes, o bien del Tribunal de Estrasburgo,
o bien del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (en adelante, TJUE, TJCE o Tribunal
de Luxemburgo), o incluso de ambos.
Creo que una de las claves que habrá de servirnos para prepararnos para lo
que pueda venir de ámbitos supranacionales, no es otra que la jurisprudencia más
reciente del Tribunal de Estrasburgo sobre propiedad y urbanismo (§ III), de la que
De manera que, tras el examen de la citada Resolución de 2009 y de todos los elementos
que la circundan y preceden (§ II), así como de la jurisprudencia del TEDH en relación
al derecho de propiedad y al urbanismo (§ III), apuntaré algunos elementos de Derecho
interno sobre los que podrían influir estos dictámenes supranacionales, para poner la
atención sobre ellos, e intentar en lo posible seguir, en lo que sea conveniente, las
directrices de Estrasburgo, de Luxemburgo, e incluso de Bruselas, lo que haré a modo
de conclusiones (§ IV). Necesario es anunciar también que las pretensiones de este
trabajo no son otras que dar cuenta de las últimas actuaciones del Parlamento Europeo,
así como de las últimas sentencias del Tribunal de Estrasburgo sobre el derecho de
propiedad del artículo 1 del Protocolo, en relación con el urbanismo, y también sobre
otras cuestiones afines, como las actuaciones de la Comisión Europea contra España en
la materia (estas últimas, tan solo referidas), sin que pueda tomarse el presente artículo
como un análisis detallado de estas cuestiones, que sería objeto de un estudio más
amplio que podré quizás elaborar en un futuro.
vinculante, sí tiene la capacidad, más allá del sonrojo o alarma que puede causar en
cualquier español que la lea, de influir sobre la Comisión Europea (que puede iniciar
procedimientos por infracción contra España, tal y como recomienda la Resolución,
al margen de los que ya están incoados), y sobre el propio Parlamento Europeo,
competente en lo referente a la congelación de ciertos fondos financieros sobre los que
luego volveremos. Mas lo deseable en mi opinión es que influyera sobre los poderes
públicos españoles competentes para prevenir algunos bretes en los que podemos
vernos inmersos, o al menos para que las soluciones y eventuales condenas y sanciones
que lleguen desde Europa, no dañen en exceso los intereses españoles en el viejo
continente.
De manera que, en una labor casi policial, la C.P envía varias delegaciones a España,
para comprobar sobre el terreno la verosimilitud de las denuncias y peticiones, y
para entrevistarse con los agentes implicados. En un primer momento se envió una
delegación a la Comunidad Valenciana, aunque posteriormente las investigaciones se
extendieron a otras Comunidades Autónomas, en concreto, a la Comunidad de Madrid y
a Andalucía (12), y ello como consecuencia de la formulación, por parte de ciudadanos
afectados, de nuevas reclamaciones al respecto de la actuación urbanística de estas
regiones.
Por otro lado, el Considerando N del Informe, suprimido en la Resolución, afirma "que
la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (véase, por ejemplo, la
sentencia de 23 de septiembre de 1998 - Asunto Aka contra Turquía) requiere que "se
encuentre un 'equilibrio justo' entre las necesidades del interés general de la comunidad
y los derechos fundamentales de las personas cuya propiedad se ha expropiado"".
De manera que son tres los asuntos que destacan o bien la Resolución o bien el Informe
que la precede:
a. los posibles incumplimientos, por parte de España, de la normativa europea
en materia de aguas y evaluación estratégica de impacto ambiental;
b. los posibles incumplimientos en materia de contratación pública;
De manera que, aun desde una cierta elegancia, el Alto representante de los ciudadanos
europeos trata de forma demoledora lo que seguramente para algunos en España
era (y aún es, a juzgar por la extensión a otras CC.AA. (16)), la panacea de la
ejecución urbanística. Y junto a estas severas afirmaciones, se insta a las autoridades
de nuestro país, al "establecimiento de criterios obligatorios para el cálculo de las
indemnizaciones en casos de expropiación" (y aquí sí que se hace una remisión a los
principios reconocidos en la jurisprudencia del TJCE y del TEDH) así como a la "adopción
de medidas que garanticen que todo propietario inmobiliario afectado por cualquier plan
de urbanización sea informado, de forma individual, efectiva y a su debido tiempo, tanto
del plan en cuestión como de todos aquellos aspectos del mismo que puedan afectar
a su propiedad y a sus derechos fundamentales, con el fin de garantizar plenamente la
posibilidad de utilizar las vías de recurso pertinentes" (Recomendación 6, último guión).
Como vemos, la dureza de las afirmaciones del P.E. contrastaba, ya en 2005, con una
especie de autocomplacencia con nuestro urbanismo que se manifestaba entonces en
España, y que seguramente siga ilustrando nuestra manera de ver la realidad. Si ya
en 2005 las afirmaciones de Europa sobre nuestro urbanismo eran como un viaje al
infierno (17), preparémonos para las palabras que nos dedican nuestros conciudadanos
europeos en las resoluciones siguientes, en especial en la de 2009.
Tampoco se ahorran calificativos en esta Resolución de 2007, más concisa, aunque más
dura y más certera en sus afirmaciones, pues empieza a poner nombres y apellidos a
las autoridades y particulares que estarían a la base de un nada despreciable número de
irregularidades denunciadas. Se cita incluso la Constitución española y sus previsiones
sobre la utilidad pública y el interés social que deben presidir, según su dicción, la
privación de bienes y derechos. De manera que, quizás estemos ante una resolución
poco prudente, que puede ser criticada incluso porque en algún sentido se inmiscuye en
lo que sólo al Legislador y al resto de poderes nacionales compete, aunque a mi juicio,
empieza a apuntar las dolencias de nuestro sistema de protección de la propiedad y de
su función social, haciéndose eco al mismo tiempo, del sentir de no pocos ciudadanos,
españoles, o residentes en nuestras fronteras. Veamos seguidamente el contenido de
la Resolución de 2009, el que puede causarnos aún más sonrojo.
Contiene la Resolución una serie de considerandos que vienen a incidir en los asuntos
que ya se habían abordado en las dos resoluciones precedentes, aunque también añade
algunos otros. Tras los citados considerandos, y siguiendo el esquema habitual de
las Resoluciones del Parlamento Europeo, formula una serie de recomendaciones a
España, más bien en forma de requerimientos, y con un tono mucho más enérgico del
que hasta el momento se había empleado, advirtiendo además de la eventual retirada de
los fondos estructurales y de cohesión que se habían venido otorgando a nuestro país.
B) Derecho de propiedad
Respecto al derecho de propiedad, al margen de las remisiones a la jurisprudencia del
TEDH, se recuerda que también el Tribunal de Luxemburgo ha dejado sentado que se
trata de una competencia exclusiva de los Estados miembros, si bien "(...) esa misma
competencia debe ejercerse siempre en conexión con los principios fundamentales del
Derecho comunitario, como son la libre circulación de bienes, personas, servicios y
capital" (Considerando J (23)).
Se viene a decir por tanto que el derecho de propiedad debe tomarse en consideración
en relación con su función social, y que si bien es una competencia de los Estados,
su respeto es parte de los principios de la Unión, con arreglo a la jurisprudencia
reiterada del TJUE, según la cuál podrían "imponerse restricciones al ejercicio del
Continuando con el análisis de las afirmaciones del P.E. sobre el derecho de propiedad,
el alto órgano representativo europeo recuerda que España formuló una reserva
respecto del Artículo 1 PA I (26), e insiste en que la competencia en materia de
salvaguarda de este derecho, corresponde al Tribunal de Estrasburgo y no al Tribunal de
Luxemburgo (Considerandos L, M y N). En cualquier caso, se afirma con rotundidad que
el derecho de propiedad de los particulares se estaría vulnerando en España a través de
las prácticas urbanísticas que se censuran en la Resolución de 2009, y que ya se venían
censurando por el P.E., como hemos visto en los apartados anteriores. Así, se dice sin
sutilezas que "muchos miles de ciudadanos europeos, en diferentes circunstancias, han
adquirido propiedades en España de buena fe, actuando conjuntamente con abogados
locales, urbanistas y arquitectos, sólo para descubrir más adelante que han sido víctimas
de abusos urbanísticos cometidos por autoridades locales poco escrupulosas y que, en
consecuencia, sus propiedades se enfrentan a la demolición porque se ha descubierto
que han sido edificadas ilegalmente y, por lo tanto, no tienen valor y no pueden
venderse" (Considerando AH).
Se trae de nuevo, como vemos, el asunto de las adquisiciones de buena fe, si bien
de una manera menos incisiva que en las Resoluciones anteriores, por lo que cabe
imaginar, aun de forma intuitiva, que tras más de cinco años de investigaciones, los
delegados de la C.P. habrían caído en la cuenta de que no es siempre tan evidente
que ciertas adquisiciones inmobiliarias se hubieran hecho de buena fe. Es por ello que
en mi opinión, el documento se cuida de tan solo opinar que deben tener derecho a
una indemnización "las personas que hayan adquirido de buena fe una propiedad que
posteriormente ha sido declarada ilegal" (Recomendación 16). Este asunto de la buena
fe como parámetro de legalidad o al menos indemnizatorio, será abordado más adelante,
en el apartado correspondiente a los promotores y al sector financiero, para los que la
Resolución tampoco ahorra calificativos.
Tras comprobar la importancia que con esta Resolución cobran las afirmaciones sobre el
derecho de propiedad, y la remisión que para su protección se hace apelando al CEDH
y al TEDH, veamos ahora los temas sobre los que se detiene pormenorizadamente el
documento que ahora analizo, comenzando por la serie de asuntos sobre los que el P.E.
viene insistiendo desde su primera Resolución contra España, de 2005.
No obstante los agasajos, se observa, "sin embargo, (...) que los procedimientos
incoados siguen siendo de una lentitud desmedida y que las sentencias dictadas en
muchos de estos casos no pueden ejecutarse de forma que compensen a las víctimas de
tales abusos, y que ello ha reforzado la impresión, compartida por muchos ciudadanos
de la UE de nacionalidad no española, acerca de la falta de actuación y parcialidad de la
justicia española" y tras estas afirmaciones, que desde luego parecen más mediáticas
y sensacionalistas que jurídicas o políticas (al igual que el resto de la Resolución) se
recuerda una vez más que en cualquier caso, una vez agotadas las vías jurisdiccionales
nacionales, la competencia para la garantía del derecho de propiedad corresponde al
TEDH (Considerando U). Considera también el P.E. "alarmante la falta de confianza
generalizada que los peticionarios parecen mostrar frente al sistema judicial español
como medio eficaz para obtener reparación y justicia".
Es fácil deducir que con estas afirmaciones vuelve a apuntarse a la figura del agente
urbanizador, como inadecuada e incompatible con la normativa europea. Llega incluso
a invocarse la misma Constitución Española, su artículo 33 nuevamente, sobre el que
se dice que "ha habido distintas interpretaciones (...), en particular en relación con
Pues bien, el considerando Z me parece que podría servirle al Estado como título
de intervención frente a tanto desmán, pues en él se recuerda que "el Gobierno
nacional español tiene el deber de aplicar el Tratado CE y de defender y garantizar
la plena aplicación del Derecho comunitario en su territorio, independientemente de la
organización interna de las autoridades políticas, según lo dispuesto en la Constitución
del Reino de España". Como el simplismo no es mi caballo de batalla, es necesario
reconocer lo complejo que sería este recurso, máxime si tenemos en cuenta el
reforzamiento que en los últimos tiempos experimenta el derecho de autonomía en
nuestro Estado compuesto. Pero aquí queda la propuesta, pues quizás con medidas
adecuadas y tempranas podrían evitarse, o haberse evitado, algunas medidas extremas
como la intervención estatal a través de la suspensión de la autonomía local a la que
hemos asistido por primera, y de momento única vez, en el asunto Marbella.
Junto a las materias que ya hemos dicho que fueron objeto de procedimientos de
infracción contra España (fundamentalmente en materia de contratación pública), se
añaden otras, pues el P.E. manifiesta su preocupación por la "ausencia de una
transposición correcta de las Directivas sobre blanqueo de dinero (30), que son objeto
ahora de un procedimiento de infracción (...)" (Recomendación 15) (31).
Se dice también sin disimulo que "miles de ciudadanos de la UE, (...), como consecuencia
de los planes elaborados por los agentes urbanizadores, no sólo han perdido sus
bienes legítimamente adquiridos, sino que se han visto obligados a pagar el coste
Se concluye, en tono también poco jurídico, aunque no por ello menos cierto, que
la situación de destrucción masiva se debe a "la avaricia y la conducta especulativa
de algunas autoridades locales y miembros del sector de la construcción que han
conseguido sacar beneficios masivos de estas actividades, la mayoría de los cuales
se han exportado", y citan en apoyo de este aserto los últimos informes del Banco de
España y de Transparencia Internacional, entre otros (32).
De manera que algún consuelo podemos hallar los avergonzados españoles al constatar
que las críticas y la severidad de las mismas, no sólo se dirigen contra los ciudadanos, las
promotoras y las autoridades de nuestro país, sino que también salpican a empresarios
inmobiliarios de la UE. Aunque poco ha de durar nuestro alivio, o al menos el de los
promotores y entidades financieras, pues se propone no sólo que se les retiren beneficios
indemnizatorios, sino además que se hagan cargo de los costes, en lo que quiero
ver como una propuesta de aplicación de sanciones a aquellas empresas que hayan
actuado a sabiendas de la ilegalidad, y que sirvan para sufragar las reparaciones que sí
parece que habría que proporcionar, según el parecer parlamentario, a los desposeídos
de buena fe. Sobre ésta última decía antes que se percibe una cierta evolución en
la opinión del P.E., pues si bien en un primer momento parecía pecar de ingenuidad
al ver buenas intenciones en circunstancias en las que hasta el más lego intuiría lo
contrario, lo cierto es que con esta última resolución lo que se está proponiendo es una
especie de canon comparativo, al menos en lo que se refiere a la aplicación de la Ley de
Costas, de manera que se apliquen beneficios, indemnizatorios o compensatorios, a los
particulares que actuaron con diligencia o esmero, y se les retiren los mismos favores a
las grandes promotoras que sabían o podían saber de la ilegalidad de sus actuaciones.
Quizás la diligencia del buen padre de familia o del buen empresario podría ser llevada
a este terreno, lo que podría sugerirse en el bien entendido de que no estaría exenta
de complicaciones la aplicación de un regla tal, que desde luego, habría que llevar al
terreno de lo casuístico y recubrir de elementos de prueba indubitados. No parece fácil,
pero tampoco me parece imposible ni descabellado.
J) Recomendaciones concretas
Más allá de las que ya se han ido apuntando y contextualizando en los apartados
precedentes con cierta copiosidad, el documento propone una serie de medidas con
algo más de concreción que las anteriores, y que podemos sistematizar en los siguientes
apartados.
No parece pues que puedan transponerse milimétricamente las propuestas del P.E., tan
variadas y deseables como complejas en su aplicación. A lo sumo, puede intuirse algún
tipo de movimiento en nuestros políticos en orden al reforzamiento de las sanciones
penales para cargos municipales corruptos implicados en escándalos urbanísticos (36),
así como una aplicación de la Ley de Costas menos estricta que en la legislatura
anterior, en la que se procedió a dar comienzo a los deslindes de nuestra costa a que
en teoría obliga la ley citada. Menos estricta en algunos sentidos, como el de permitir la
transmisión limitada de las propiedades edificadas en el litoral, aunque sin incorporar aún
todas las exigencias del Parlamento, seguramente por la dificultad de tal operación (37).
Extraigamos pues estas enseñanzas a las que me refiero de las sentencias del TEDH
más recientes. En todas ellas se deja ver el proceso argumentativo que el Tribunal utiliza
para sentar las pautas de su canon. Canon que divide en tres fases, a las que llama
"tres normas distintas". Éstas aparecen siempre en lo que Martín-Retortillo llama "párrafo
paradigmático" (38), es decir, el que se repite en todas las sentencias sobre el mismo
precepto, en este caso, el que consagra el derecho de propiedad.
Veamos las normas que construirían este estándar. Para ello, me parece útil, a efectos
explicativos, transcribir el Artículo 1 del Protocolo Adicional 1º al Convenio:
"Toda persona física o moral tiene derecho al respeto de sus bienes. Nadie podrá
ser privado de su propiedad sino por causa de utilidad pública y en las condiciones
previstas por la ley y los principios generales del Derecho Internacional.
Las disposiciones precedentes se entienden sin perjuicio del derecho que poseen
los Estados de adoptar las leyes que estimen necesarias para la reglamentación del
uso de los bienes de acuerdo con el interés general o para garantizar el pago de los
impuestos, de otras contribuciones, o de las multas"
Pues bien, las tres normas que el TEDH deduce del artículo que acaba de transcribirse,
serían las siguientes:
1. Primera frase del primer apartado, la que reviste un carácter general: "Toda
persona física o moral tiene derecho al respeto de sus bienes (...)".
El Tribunal suele decir, tras enunciar sus tres clásicas reglas, que la segunda y la tercera,
que son las que suelen ofrecer más ejemplos de injerencias condenadas por el Tribunal
sobre el derecho de propiedad, deben ser interpretadas a la luz de la primera.
De manera que a partir del asunto recién citado, en sus sentencias posteriores a este
respecto, el TEDH suele proceder al análisis de los litigios que se le someten, con apoyo
de la citada metodología, de las aludidas tres reglas. En primer lugar, comprueba si existe
un derecho de propiedad en el sentido del precepto que venimos comentando. Así, suele
recordar en sus sentencias recientes su jurisprudencia anterior, según la cual la 1ª norma
está instituida para la protección de bienes, noción que puede abarcar, tanto bienes
actuales o existentes, como valores patrimoniales (incluidos los derechos de crédito) en
virtud de los cuales el recurrente pueda pretender, al menos, tener lo que el Tribunal
llama una esperanza legítima (doctrina que luego veremos con más detalle) de obtener
el disfrute efectivo de un derecho de propiedad. Por el contrario, esta primera norma, no
garantizaría un derecho de adquisición de bienes (40).
De modo que podemos decir que la primera fase del razonamiento judicial consiste en
definir la situación jurídica del recurrente (en lo que respecta a la propiedad, claro está); y
ello frente a la habitual excepción previa que suelen oponer los gobiernos demandados,
según la cual los recurrentes no tienen ni derecho de propiedad, ni esperanza legítima
de disfrutar de él. Conviene destacar también que otras habituales excepciones
preliminares, suelen ser la ausencia de calidad de víctima de los demandantes (41) y/
o el no agotamiento de las vías judiciales internas (requisito para la admisibilidad de las
demandas, según el artículo 35 CEDH). En algunos casos los gobiernos llegan incluso
a alegar esto último después de veinte y treinta años de pleitos.
Todavía dentro de esta primera fase, como nos recuerda la sentencia recaída en el
asunto Karaman contra Turquía, ninguna de las dos categorías que hemos mencionado
incluiría la esperanza de ver revivir un derecho de propiedad extinto desde hace tiempo
ni un derecho de crédito condicional que esté caduco como consecuencia de la no
realización de la condición (§ 25). Aunque pese a ello, en la referida sentencia se produce
algo similar, como veremos más abajo.
Tras comprobar la situación jurídica del recurrente, el Tribunal procede en una segunda
fase, a analizar lo que llama la preeminencia del Derecho, es decir, lo que BOUAZZA ha
traducido (42), por el propio principio de legalidad. Sobre éste, afirma el Tribunal, como
no podía ser de otro modo, que se trata de uno de los principios fundamentales de toda
sociedad democrática e inherente a todos y cada uno de los preceptos del Convenio de
Roma, implicando, como había recalcado en mis comentarios a las sentencias Vitiello
y Paudicio, el deber del Estado y de los poderes públicos, de plegarse a las sentencias
y actos administrativos definitivos y ejecutivos dictados en su contra. En España, a
juzgar por las dificultades de ejecución de sentencias que ordenan sendas demoliciones
de lo ilegalmente construido, nos quedaría mucho camino, como puede verse, para
adaptarnos a esta exigencia del TEDH.
Pues bien, esta metodología que a mi juicio determina lo que podemos llamar estándar
de injerencia pública legítima en el derecho de propiedad, es la que emplea el Tribunal
en la inmensa mayoría de sus sentencias referidas al asunto que estudiamos, de manera
que podemos encontrar varios e idénticos párrafos paradigmáticos en sus sentencias.
He seleccionado las más recientes sentencias, las dictadas entre mediados de 2007
y nuestros días, aunque claro está, no analizo todas ellas. El orden de estudio no
será estrictamente cronológico, sino más bien sistemático. La primera sentencia cuyos
resultados quería mostrar, bien podría recordarnos, salvando las distancias que haya
que salvar, a alguno de los ejemplos españoles de lo que se ha llamado urbanismo
salvaje, con todas las connotaciones mediáticas y sociales que han tenido y tienen. (1).
Tras ella expongo los resultados de una serie de sentencias que tienen como telón de
fondo la expropiación, con o sin procedimiento expropiatorio, bajo cuyos planteamientos
subyacen una serie de temas también extrapolables a la realidad española, como el de
la ausencia o inadecuación de indemnización en casos en los que la propiedad privada
está, casual o premeditadamente, en medio del dominio público y sustrayendo al derecho
a un medio ambiente adecuado, con todo lo que éste abarca, una sustancial parte de
su contenido. Veremos cómo en esos casos, es dudoso otorgar a los Registros de la
propiedad la función que normalmente está en su esencia, a saber, la publicidad registral,
en sus vertientes formal y material, máxime cuando la buena o la mala fe de terceros
adquirientes ha sido, y sigue siendo, uno de los parámetros que mueven las discusiones
del Tribunal y del resto de los agentes jurídicos en general, como hemos tenido ocasión
de exponer más arriba (2).
Después de esta serie de sentencias estudio una paradigmática sobre lo que el Tribunal
llama esperanza legítima, para contrastarla con lo que no es considerado como tal,
incluso si es el derecho de reversión el que está en juego(3).Tengo que advertir que
estos tres primeros bloques ya fueron incluidos, si bien se corrigen para este trabajo, en
una publicación anterior (43).
Continúo con el reexamen de dos sentencias que ya comenté también en su día (44),
referentes a construcciones levantadas sin licencia o habiendo excedido la misma (4).Y
lo finalizo con el estudio de dos sentencias que no había reseñado con anterioridad,
más una que sí que reseñé, y que bien pueden servir de parámetro comparativo con las
anteriores, pues en ellas no se llega a proceder según la metodología expuesta de las
tres reglas del artículo 1 PA I, o mejor dicho, se comienza con tal metodología, pero en
dos de ellas no se llegan a las últimas fases, por innecesario, y en la otra, se simplifican
a mi juicio las mencionadas tres reglas, con un sencillo recurso estilístico como es la
sinonimia(5).
Será curioso comprobar cómo en más de uno de los asuntos que seguidamente
expongo, se pueden construir paralelismos con escenarios que se han dado en nuestro
país o, más aún, con los posibles que pudieran darse. Convendrá pues, como había
adelantado, tomar buena nota para intentar articular los medios jurídicos que eviten
una condena a España por este tipo de asuntos y más allá, para garantizar de manera
efectiva, tanto el derecho de propiedad, como el derecho que asiste a los Estados para
la reglamentación del uso de los bienes y su sometimiento al interés general.
Hay que destacar también por adelantado que, contrariamente a lo pueda pensarse en
una primera lectura, no se trataba de edificaciones alzadas sin licencia, o habiéndose
excedido de la construcción autorizada, sino que eran construcciones autorizadas por
las autoridades municipales de Bari. En efecto, los terrenos propiedad de las mercantiles
estaban clasificados como urbanizables, estando previstos diferentes usos para cada
porción del terreno en el que se hallaban las tres fincas. Después de presentar los
preceptivos proyectos de urbanización en 1992, las empresas llegan a sendos acuerdos
de edificación con el Ayuntamiento de Bari un año más tarde; acuerdos en los que se
preveía la construcción de varios edificios, destinados a diferentes usos. De conformidad
con estos acuerdos, en 1995 se conceden los pertinentes permisos de construcción por
parte de las autoridades municipales.
Después de todos estos trámites previos, en 1997, cuando las construcciones habían
alcanzado diferentes grados de ejecución, en algunos casos muy avanzados, una
autoridad administrativa de ámbito territorial más amplio, denominada en la sentencia
"autoridad nacional para la protección del paisaje" (Sovrintendenza per i beni culturali e
ambientali) se queja ante el Ayuntamiento de Bari y advierte de que los terrenos referidos
están sitos en zonas costeras con restricciones de construcción en razón de su paisaje.
Y es que, según comprueba el TEDH, "en el momento de aprobación de los proyectos
de urbanización litigiosos, ningún proyecto de ejecución o reparcelación del plan general
de ordenación urbana estaba en vigor", ya que el que regía en el momento de la pre-
adopción de los proyectos, había expirado apenas unos meses antes de la aprobación
de los mismos (§ 20).
Es de suponer que la autoridad nacional de protección del paisaje había actuado como
consecuencia de la aparición en prensa de la noticia de la construcción (de la que
la sentencia da breve cuenta), pues el ruido mediático provoca la intervención de la
Fiscalía, en 1996, la que abre diligencias penales, ordenando el embargo o decomiso
preventivo del conjunto de las construcciones (45) e imputando a los representantes
legales y a los directores de obra de las sociedades mercantiles propietarias de los
terrenos y ello porque el fiscal estimaba que la zona donde se alzaban las edificaciones
era un sitio natural protegido, y por tanto las solas cimentaciones eran ilegales.
A partir de aquí empiezan los procesos penales, de cuyos detalles prescindiré ahora
por haber dado ya cuenta en anteriores publicaciones, circunscribiéndome tan sólo a las
últimas fases de los procedimientos judiciales italianos. Así, en casación, ya en 2001,
el equivalente a nuestro Tribunal Supremo casa y anula la sentencia de apelación, y
vuelve en lo esencial sobre lo dictado en primera instancia, es decir, el reconocimiento
del carácter ilegal de los inmuebles, cuya construcción sería contraria a una ley italiana
de 1985 que prohibía la expedición de autorizaciones de construcción sobre enclaves
de interés natural, como las zonas litorales, si bien invocando, además de la ley de
protección del paisaje aplicada por el Tribunal a quo, otra ley urbanística regional de
1980. Argumentaba además el Alto Tribunal que, según su jurisprudencia anterior, es
necesario que un instrumento de ejecución esté en vigor en el momento de aprobar
proyectos de urbanización, lo que no concurría en este asunto y ello en medio de otros
Así, las tesis gubernamentales según las cuales bastaría con el análisis del litigio bajo
el prisma del artículo 7 CEDH, no son acogidas por el TEDH, ya que "nada impide en
principio examinar una demanda bajo el ángulo del artículo 1 PA I cuando concierne a
la legislación sobre derechos patrimoniales (...y) el recurrente puede pretender tener al
menos una esperanza legítima de obtener el disfrute de un derecho de propiedad (§ 124
(47)). De modo que por consiguiente el decomiso de los terrenos litigiosos se analiza
por el Tribunal como "una injerencia en el disfrute del derecho de los propietarios al
respeto de sus bienes. Por ello es aplicable el artículo 1 citado. Quedaría por saber si esta
situación está cubierta por la primera o la segunda norma de esta disposición" (§ 125)
y es así como empieza el Tribunal a desgajar su ya clásica metodología interpretativa,
en este caso, referida al artículo 1 P.A. 1º; y este método es precisamente la raíz de lo
Se concluye que ha habido ruptura del justo equilibrio, y por tanto violación del artículo
1, por cuanto que "la extensión de la confiscación (85% de terrenos no construidos), en
ausencia de indemnización, no se justifica en relación con el objetivo anunciado, a saber,
poner de conformidad con las disposiciones urbanísticas, las parcelas concernidas.
Hubiera bastado ampliamente con prever la demolición de obras incompatibles con las
disposiciones pertinentes y declarar sin efecto el proyecto de urbanización" (§ 140). Por
ello, "ha habido ruptura del justo equilibrio y violación del artículo 1 PA I, igualmente por
esta razón" (§ 142).
Como sabemos, en España no contamos con una normativa que especifique quién
habrá de hacerse cargo de estos pagos, lo que implica que, pese a que normalmente
son Administraciones territoriales las responsables de las irregularidades censuradas
por el TEDH, es la Administración Central la que se hace cargo del abono de las
indemnizaciones.
Espero que, sin haberlos explicado expresamente, puedan verse los paralelismos que
serían de aplicación en España, sobre todo cuando la Administración expropia terrenos
en los que han sido levantadas edificaciones ilegales, pero autorizadas o al menos
consentidas por los poderes públicos.
El asunto Anonymos Touristiki etairia Xenodocheia Kritis contra Grecia, 21 febrero 2008
se trata de una sociedad de actividad turística "de calidad" (§ 5) que compra una serie
considerable de hectáreas en la isla de Creta, con el objetivo de construir un complejo
hotelero. Por mucho que el Gobierno griego diga ante el TEDH que el terreno adquirido
por la sociedad tenía restricciones de construcción en razón de su interés natural y
arqueológico, lo cierto es que, como constata el TEDH, en el momento de adquisición
de la finca, era posible, según la legislación interna, la edificación. De hecho, el Tribunal
destaca las contradicciones de las autoridades helenas, pues lo cierto es que el proyecto
de construcción había sido aprobado en un primer momento por la administración
competente para ello, el Organismo heleno de turismo.
Lo que nos interesa es destacar que se pronuncia la violación del derecho de propiedad,
ya que el terreno litigioso era edificable en el momento de la compra, y la reglamentación
del uso de los bienes por parte de las autoridades no había sido legítima. Si bien es
legítimo proteger el patrimonio natural y cultural, ello no dispensa a los Estados de
indemnizar en estos supuestos. Por ello, se concluye que se ha roto el justo equilibrio
entre las exigencias del interés general y los derechos de los individuos.
Otra importante enseñanza de la sentencia, consiste en concluir, aún sin ponerle estas
palabras, la importancia de la protección de la confianza legítima, pues no olvidemos
que en un primer momento se concedió permiso de construcción, dictándose al final otro
acto administrativo por el que se imponían restricciones totales para la edificación de
los terrenos. Por ello no acepta el Tribunal el argumento gubernamental según el cual la
prohibición de construir no violaba el derecho de propiedad, ya que el terreno litigioso era,
en razón de su naturaleza, no edificable. "Si la propiedad en causa hubiese sido ab initio
no edificable en razón de su destino de explotación agrícola, no hubiese sido necesario
que las autoridades internas impusiesen a la sociedad recurrente su imposibilidad de
edificación" (§ 48).
De modo que las Administraciones deberían ser prudentes con lo que autorizan,
incluso en terrenos en los que por naturaleza no se podría edificar. En resumen: esta
sentencia, como otras, es una llamada de atención que bien pudieran tener en cuenta
las autoridades españolas y las de otros países del Consejo de Europa.
construcción, así como el uso turístico de su propiedad (sólo se permitía uso agrícola,
silvícola...). Todo ello en razón de la protección del apareamiento de las tortugas "caretta-
caretta".
Bien, el caso es que todas estas restricciones progresivas no habían sido acompañadas
de ninguna indemnización. Y eso que ésta se había suplicado en diferentes
jurisdicciones y en varias ocasiones en cada una de ellas, lo que constituye una
importante diferencia con el supuesto anterior. Así, como en éste caso si hubo una
adecuada petición de indemnización, el Tribunal concluye que "el criterio empleado
por las jurisdicciones administrativas en el examen de las demandas de indemnización
de la sociedad recurrente, [a causa] del bloqueo total de su propiedad así como el
comportamiento subsiguiente de las autoridades internas, han roto el justo equilibrio que
debe reinar, en materia de reglamentación del uso de bienes, entre el interés público y
el interés privado" (§ 55).
Otra diferencia destacable con respecto al supuesto anterior es que en este caso los
propietarios habían ejercido incluso su derecho de petición ante el Parlamento europeo.
Y es precisamente una delegación enviada sobre terreno por la C.P del P.E., la que
constata, que para mayor sonrojo del Gobierno griego, en realidad en el islote se
desarrollan actividades turísticas incompatibles con los motivos por los cuales no se
permite a la propiedad demandante construir, además de la intensa contaminación de
las playas, y otros despropósitos (§ 54). Quizás este extremo pueda recordarnos las
veces que las delegaciones del Parlamento Europeo han visitado nuestro país.
No obstante lo que acabo de decir, no pretendo generalizar, pues cada sistema jurídico
tiene sus especialidades de reacción ante la ausencia de título, y parece que cuando
el legislador estatal ha definido las dos situaciones básicas del suelo, lo ha hecho con
la intención de fijar los criterios de valoración del mismo, de manera que "puede [...]
seguirse hablando con toda propiedad de clases de suelo y de suelo urbano, urbanizable
y no urbanizable como hasta ahora [...] (48)", máxime cuando las diferentes leyes
autonómicas en la materia continúan con la distinción clásica entre estos tres tipos de
suelo.
Una de las diferencias que enfrentan a los jueces es la buena o mala fe del comprador, es
decir, si éste sabía o podía saber que tal calificación urbanística se había pronunciado.
Para la mayoría, el hecho de que en el momento de la compra la finca estuviese
registrada como agrícola, determina la buena fe en la adquisición. Para la minoría, el
demandante tenía que haber sido más diligente y haber comprobado la pertenencia o
no del terreno al dominio forestal, lo que determinaba su adscripción a tal uso.
Lo cierto es que el recurrente había sido objeto de procedimientos penales por deforestar
una parte de su terreno, en primer lugar, y por sembrar trigo, en segundo lugar. Uno
de los argumentos de la minoría es que en efecto el Sr. Koktepe había recurrido en vía
contenciosa la decisión de la Dirección general de bosques, al considerar que el acto de
la comisión catastral estaba viciado de un error. Aunque me parece justo destacar que
si bien esto es cierto, el demandante había accionado esta vía tres años después de la
compra, después de haberse iniciado contra él sendos procedimientos penales.
Pero lo que interesa destacar de este asunto es que el Gobierno turco, siguiendo
su legislación interna, había iniciado acciones dirigidas a desposeer de su título de
propiedad al dueño del terreno (acciones que se encontraban pendientes de resolución
cuando éste recurre a Estrasburgo). También es cierto que varias resoluciones
judiciales habían sido dictadas para entonces, dentro de la aparente complejidad de los
procedimientos judiciales turcos, siendo su efecto la calificación definitiva de los terrenos
particulares como monte público, y limitándose por tanto el derecho de propiedad del Sr.
Köktepe. Y es por ello que el Tribunal concluye que el demandante ha sido privado de
su propiedad en el sentido de la primera norma que se contiene en el artículo 1 PA I.
tan sólo la primera norma, sino la que preceptúa la reglamentación legítima del uso de
los bienes. Es decir, analizar si ha sido respetado el justo equilibrio entre interés público
e interés privado. Para los dos jueces disidentes sí ha habido respeto de este justo
equilibrio en razón de la importancia de la salvaguarda del medio ambiente, y dado el
margen del legislador nacional al respecto. Margen que sólo puede ser condenado por
el Tribunal, si da como resultado una calificación arbitraria o imprevisible, lo que no es el
caso de especie, según ellos. Y recuerdan que en otros supuestos, incluso en ausencia
de indemnización, el TEDH había concluido que el justo equilibrio había sido respetado
(50).
El asunto Turgut contra Turquía, de 8 de julio de 2008, es un asunto muy parecido a los
anteriores. Así, un terreno que había pertenecido, a título de dueños, a tres generaciones
de propietarios, es declarado por las autoridades turcas dominio público forestal, y,
a diferencia de los anteriores asuntos, la administración ejercita las acciones que su
legislación permite, para anular los títulos de propiedad.
con respecto al valor del bien, una privación de propiedad constituye normalmente un
ataque excesivo, y una ausencia total de indemnización sólo podría justificarse bajo el
prisma del artículo 1 PA I, en circunstancias excepcionales (Nastou c. Grecia (número 2),
15 de julio de 2005, § 33; Jahn y otros c. Alemania, de junio de 2005, § 111 [...etc.]" (§ 91).
Vemos pues que para respetar el derecho de propiedad, no siempre habrá
que indemnizar; aunque la ausencia de indemnización podría, excepcionalmente,
justificarse.
En este caso, los propietarios de un terreno habían cedido gratuitamente una parte
importante del mismo a la Administración, bajo la condición de que ésta construyera
un centro de salud. El ayuntamiento había hecho tres lotes del terreno cedido. El más
grande, lo había vendido a un tercero, el más pequeño lo inscribió a su nombre y el
mediano lo vendió a la administración competente para la construcción de un centro
de salud. Los cedentes pidieron entonces una indemnización por el lote vendido y la
restitución del título de propiedad del lote inscrito a nombre del ayuntamiento, pues este
último no había respetado las condiciones de la cesión.
Tras el análisis habitual, el Tribunal concluye que este derecho puede analizarse al
menos como un valor patrimonial, como ya se ha dicho, y pese a que el Gobierno turco
afirma que en aplicación de la ley de expropiación no se trata de una expropiación stricto
sensu, el Tribunal afirma que es una expropiación de facto, y por tanto los demandantes
tienen derecho al menos a una indemnización. Éstos habían invocado en la vía interna
el código de las obligaciones turco, que regula las cesiones condicionales, para revocar
la cesión condicional que en su día hicieron a favor de la Administración.
De manera que, aunque el Gobierno alegaba que el motivo de demanda estaba mal
fundado porque los recurrentes ya no eran propietarios del terreno litigioso, el Tribunal
afirma que pese a no poseer un bien actual, poseen cuando menos un valor patrimonial
que encaja en la protección del artículo 1. Además, la aplicación del artículo 35 de la ley
de expropiación turca, que apareja la reversión a las expropiaciones en sentido estricto,
no sería compatible con las exigencias del artículo recién citado (§ 34).
Pero ¿qué ocurriría si en vista de la construcción de una autopista, y sin que tampoco
haya mediado procedimiento expropiatorio, los propietarios de unos terrenos sobre los
cuales ésta iba a pasar, los venden a la administración?, ¿Si finalmente la carretera
no pasa por ahí?, ¿Tendrían los propietarios derecho de reversión? A simple vista
podría parecer que sí, pero lo cierto es que el TEDH, en el asunto Kemp y otros contra
Luxemburgo, de 24 abril 2008, afirma que al no haberse seguido el procedimiento
expropiatorio, "no había nacido un derecho de crédito suficientemente establecido y por
tanto no puede analizarse la situación como una esperanza legítima en el sentido de
la jurisprudencia del Tribunal" (§ 76) y ello porque "no se puede concluir la existencia
de una esperanza legítima cuando hay controversia sobre el modo en que el derecho
interno debe ser interpretado y aplicado y los argumentos del recurrente son rechazados
por las jurisdicciones nacionales" (§ 75). Como vemos, solución no muy lejana a la que
suele darse en España, donde se afirma que el derecho de reversión sólo surge en caso
de expropiación y no de venta.
En esta sentencia se acoge así por unanimidad la opinión disidente emitida por un juez
en el marco de la anterior resolución analizada. Mutatis mutandis, este disidente opinaba,
en el seno del asunto Karaman, que los recurrentes no tenían ni un bien ni una esperanza
legítima de disfrute del mismo, ya que, voluntariamente habían cedido su terreno a la
administración, por lo que ya no estaba en su patrimonio, y una traslación de la propiedad
a favor de la administración para la realización de un fin de utilidad pública no podía
estar sometida a ninguna condición.
Vemos pues que la doctrina de la esperanza legítima genera disensos y, salvando las
diferencias entre asuntos, jurisprudencia, al menos en apariencia, contradictoria y digo
en apariencia, porque se entiende a la luz de las resoluciones comentadas, que no es
lo mismo una cesión condicional a título gratuito, que una venta del tipo de la que acaba
de referirse. No obstante, este es uno de los puntos en los que en mi opinión, el TEDH
debería clarificar su doctrina, marcando de manera mucho más clara lo que acaba de
decirse, y ello en aras del principio de seguridad jurídica.
Es significativo el ahínco que se denota en las dos sentencias acerca del principio de
legalidad o de preeminencia del Derecho, el que, como afirma el Tribunal, es uno de los
principios fundamentales de toda sociedad democrática y por ello, inherente al conjunto
de los artículos del CEDH, lo que implica el deber del Estado y de sus autoridades
públicas, de someterse a las resoluciones judiciales. Nada nuevo nos resultaría este
extremo si se aplicase efectivamente y fuese conocido, lo que no parece el caso a juzgar
por estos dos asuntos, por el conjunto de los Estados miembros del Consejo de Europa,
es decir, de la Europa de los derechos.
Hay dos supuestos que pueden mostrarnos claramente lo innecesario de analizar los
litigios empleando las tres reglas del artículo 1 PA I. En el asunto Maria Pia Marchi
contra Italia, 30 de septiembre de 2008, el TEDH deja sentado que si las leyes internas
establecen la equivalencia entre declaración de utilidad pública y acuerdo de traslación
de propiedad, en éste último supuesto nos hallaremos ante una expropiación en toda
regla, y por tanto, habría que analizar si la misma se ha producido con respeto de la ley, y
en respuesta a una necesidad de utilidad pública, para llegar a la última fase de examen
del justo equilibrio entre lo privado y lo público, siguiendo la metodología empleada por
el TEDH antes expuesta.
No le hace falta al Tribunal en este concreto supuesto, analizar el litigio a la luz de las
diferentes normas del artículo 1 PA I, pues lo cierto es que, por razón de la expiración
del plazo de prescripción, imputable a la recurrente, ésta habría perdido su propiedad, y
por tanto, su derecho a activar la protección del artículo 1 citado.
Otro ejemplo similar, aunque con un análisis más completo de al menos dos de las
tres reglas del artículo 1 PA I, podemos encontrarlo en la sentencia Bozcaada Kímisis
Teodoku Rum Ortodoks Kilisesi Vakfi contra Turquía, de 3 de junio de 2009. En ella, el
TEDH estima que la demandante podía legítimamente creer que había satisfecho todas
las exigencias que le permitían verse reconocida como propietaria de los inmuebles
litigiosos, los que poseía desde hace largo tiempo. Este interés patrimonial de la
recurrente era suficientemente importante para constituir un interés sustancial, y por
tanto un bien en el sentido de la norma del primer párrafo del artículo 1 PA I, que
es consecuentemente aplicable y una vez que el TEDH comprueba la concurrencia
del derecho de propiedad, tal y como lo entiende el sistema del Convenio, procede a
comprobar si la injerencia en el derecho de la demandante, que se caracteriza por la
desestimación de inscripción de bienes a su nombre y la inscripción de los mismos a
nombre del Tesoro Público, ha respetado las exigencias del artículo referido. Esto es,
superado el test de existencia del derecho en sí, debe procederse al test de legalidad,
es decir, a la comprobación de si tal injerencia pública es legal, si respeta el principio de
preeminencia del Derecho o principio de legalidad.
En este asunto, el Tribunal comprueba que si bien existía una previsión legal que
establecía las condiciones de adquisición de un bien por la vía de su usucapión, ésta
no era suficientemente previsible a los ojos de la demandante, que poseyó los bienes
litigiosos de manera ininterrumpida durante más de 25 años, para luego obtener una
sentencia en la que se la privaba de ellos por ser una Fundación y no poder, según el
primer Derecho turco, ser titular de bienes inmobiliarios, lo que, como puede adivinarse,
cambió en la legislación turca posteriormente (§§ 40 a 54).
De manera que podemos comprobar que si el TEDH constata que ha habido violación
de la propiedad por infracción de la primera regla del artículo 1 PA I, no prosigue con
la comprobación de si se han infringido las otras dos y así sucesivamente. Pero hay
veces en las que el Tribunal simplifica su análisis, aun utilizando las tres reglas. Un
ejemplo de ello podemos encontrarlo en el asunto Kozacioglu contra Turquía, de 19
de febrero de 2009. En este asunto, se trataba de la expropiación de un bien con
Así es que podemos ver que, sea con la metodología que sea, hay una serie de principios
y maneras de analizar e interpretar una injerencia en el derecho de propiedad, que
conforman lo que podemos llamar estándar de injerencia pública legítima en el derecho
de propiedad. Veamos seguidamente, y para concluir, de qué puede servirnos a los
españoles estudiar y diseccionar las particularidades y entresijos de este estándar o
canon, sobre todo si tenemos en cuenta que a día de hoy no hay todavía ninguna
sentencia del Tribunal de Estrasburgo en la que España aparezca como Estado
demandado, ni en sentido condenatorio, ni en sentido contrario. Lo que no podemos
afirmar es si ello seguirá siendo así por mucho tiempo.
protección del interés general, del dominio público y del medio ambiente; pero también
podemos hacer un ejercicio de humildad, reconocer las dolencias de nuestro sistema, e
intentar adaptarnos a los imperativos europeos, transcribirlos en nuestro ordenamiento
con las salvedades que haya que introducir, salvaguardando nuestra manera de hacer
las cosas, pero procurando que nuestro país no sea tachado por todo el continente como
poco respetuoso con los derechos.
Hemos visto cómo el Tribunal de Estrasburgo no pierde el aliento a la hora de pronunciar
violaciones del derecho de propiedad reconocido por el artículo 1 PA I, y ello a propósito
de la actuación, administrativa y judicial, de Estados que no son precisamente poco
garantistas en lo que a la protección de los derechos humanos se refiere. Pero el objetivo,
como tantas veces se ha dicho, no es tener una lista de derechos sin más, por muy loable
que ello sea, sino hacer de los derechos que se declaran, verdaderos derechos, es decir,
derechos que desplieguen su plena efectividad. Y de ello, no se cansa el Tribunal de
decirlo, son garantes los Estados miembros del Consejo de Europa, los que, según el
artículo 1º del Convenio, "reconocen a toda persona dependiente de su jurisdicción los
derechos y libertades definidos" en el Convenio.
En lo que al derecho de propiedad se refiere, hemos podido comprobar bajo qué
premisas los Estados deben hacer eficaz el reconocimiento del que hablaba. Es decir,
hemos ido concluyendo que las notas esenciales de las sentencias comentadas, han ido
construyendo el Estándar Estrasburgo de injerencia pública legítima en el derecho de
propiedad. Estas líneas maestras serían a mi juicio las siguientes:
En primer lugar, no se puede desposeer a los particulares de sus bienes tras haberles
absuelto en el marco de los procedimientos penales seguidos contra ellos. No sólo
porque tal conducta vulnera el artículo 7 CEDH, sino porque además ello constituye un
ataque desproporcionado al derecho de propiedad, lo que conculca el artículo 1 PA I.
Seguidamente, es claro que los Estados, en uso de las facultades que les confieren
sus legislaciones internas, y ejercitando también el derecho que les otorga el segundo
párrafo del artículo 1 PA I, es decir, la tercera norma que este precepto contiene,
pueden (y desde luego deben), reglamentar el uso de los bienes de conformidad con
lo que al interés común convenga. Para ello, disponen, y el tribunal tampoco se cansa
de repetirlo, de un amplio margen normativo que les permite configurar completos
regímenes jurídicos respecto a la utilización y destino de los bienes privados, pudiendo
llegar, como de hecho se llega, a someter la propiedad a la función social que está a
la base de su carácter estatutario actual. Pero ello no puede servirles de excusa a las
autoridades públicas para desconocer ciertas reglas elementales, como el necesario
otorgamiento de una indemnización en caso de que los particulares se vean privados
de sus propiedades como consecuencia de la transformación de las mismas en bienes
de interés cultural, arqueológico, ambiental o paisajístico o en bienes de dominio público
y no digamos en los casos en los que se conceden licencias en lugares en los que no
se puede construir, y cuando los ecologistas presionan para que la prensa se haga eco,
los mismos edificios cuya construcción fue autorizada, deben demolerse por ilegales, o
quedar sus obras suspendidas sine die sin que nada ganen ni sus propietarios, ni los
derechos de los mismos, ni el interés general, ni el paisaje, ni ningún valor que no sea
el de la contemplación de armatostes de hormigón sin uso y sin valor.
En estos casos, debe primar, sí, el interés general, pero éste debe equilibrarse con el
respeto a las garantías de propiedad de los particulares, a los que habrá que concederles
una indemnización equivalente al valor de sus bienes, o compensatoria al menos, y ello
para que se observe el justo equilibrio que impone el CEDH, entre lo público y lo privado.
Estas indemnizaciones se harán especialmente necesarias en los casos en los que las
propias autoridades concedan licencias de edificación en terrenos que luego, o ab initio
incluso, resulten estar especialmente protegidos y con restricciones de construcción
aparejadas. No vendría mal pues, a la luz de las sentencias que hemos comentado, que
las diferentes administraciones territoriales de un Estado, y en España son varias y con
diferentes competencias, como sabemos, se coordinen y establezcan los mecanismos
para no contradecirse y para respetar los derechos de todos, en conjunción con la
salvaguarda del interés general.
En tercer lugar, sabemos que se puede tener una esperanza legítima de disfrutar de
los propios bienes, y ello forma parte de la primera norma del artículo 1 PA I, es decir,
del derecho de propiedad en estado puro. Pero esta esperanza legítima, a mi juicio,
debe ser matizada por el TEDH, pues ya hemos visto que se tiene cuando se cede
gratuitamente la propiedad para construcción de bienes y servicios de utilidad pública,
pero no cuando se vende la misma con los mismos objetivos, pudiendo hablar en el
primer caso de expropiación de facto y, por tanto, de violación del derecho de propiedad
si no se indemniza, pero no pudiendo decir otro tanto en el segundo caso, en el que
el Tribunal niega el derecho de reversión reservado para las expropiaciones estricto
sensu, y por tanto, la doctrina de la esperanza legítima. Quizás sea necesario insistir,
por parte de Estrasburgo, en que es determinante el carácter lucrativo o de liberalidad de
las transmisiones patrimoniales del tipo de las estudiadas; determinante para conceder
a los particulares un derecho de reversión, o más ampliamente y en terminología del
Tribunal, una esperanza legítima de disfrutar de sus bienes.
Para finalizar, es necesario destacar que cualquiera de los litigios que se han estudiado,
bien pudieran extrapolarse a no pocos casos litigiosos españoles. Asuntos, la mayoría
de ellos, en cauce de resolución, en el marco de procedimientos administrativos y/
o judiciales, que seguramente pudieran reconducirse tomando en consideración las
enseñanzas de Estrasburgo, y ello para evitar que, después de muchísimos años, los que
suele tardar la Justicia en materializarse, las soluciones jurisprudenciales dadas no sean
también que la demanda contra España que aún pende de resolución por este motivo
en Estrasburgo, sea condenatoria o no, nos sirva para empezar a poner coto en tanta
desmesura, sin que nos valga de mucho detenernos en el lamento ni en los seguramente
exagerados calificativos de la eurodiputada ecologista que se encargó de la ponencia
de la Resolución de 2009.
Ello por no hablar de lo elemental, a saber, que debe existir una adecuada coordinación
administrativa para evitar resoluciones que, en un plano concedan licencias, y que en
otro, afirmen la imposibilidad total de edificar en ciertos suelos especialmente protegidos
y que desde luego, a la hora de conceder licencias, hay que hacerlo en condiciones de
plena legalidad, y si no, habrá que atenerse a las consecuencias, compensar a los que
hayan adquirido derechos en virtud de prácticas administrativas de dudosa legalidad,
y sobre todo, restablecer el dominio público y los suelos especialmente protegidos,
a su situación original o natural o en general, a la situación que más convenga al
interés público. Lo que ocurre es que esto tampoco puede ser abordado de manera tan
simplista, pues en la práctica, un problema nunca viene solo; muy al contrario, cuando
las autoridades, normalmente municipales, conceden licencias de edificación o autorizan
proyectos de urbanización en terrenos sobre los que luego pesa la ilegalidad, cuando
ésta se demuestra, ya es demasiado tarde en tantos casos, y si hubiera que indemnizar,
habría que hacerlo en beneficio de muchos ciudadanos, lo que desde luego acabaría
dilapidando el erario público. Por ello, no sería viable que en España las soluciones
pasasen exclusivamente por la vía indemnizatoria. Quizás sería conveniente, tal y como
ha venido preconizando la más cualificada doctrina, reforzar decididamente nuestro
sistema de medidas cautelares, por aquello de que más vale prevenir, esto es, paralizar
una obra a tiempo que curar, es decir, tener que derribar e indemnizar.
Pese a lo ingenuo de las conclusiones, soy consciente, no sólo de lo complicado de los
mecanismos a poner en marcha, sino también de que tras las apariencias, hay problemas
de fondo, como las históricas deficiencias financieras de los ayuntamientos en España,
las implicaciones corruptas de no pocos agentes jurídicos y públicos (52), las dificultades
de control de la actividad local o los títulos cruzados de competencias entre el Estado, las
Comunidades Autónomas y los Entidades Locales, especialmente tras la STC 61/1997.
Pero nada de todo esto, ni cualquier otra razón que pudiera estar a la base de nuestro
urbanismo salvaje, puede servir de excusa para no mantener el justo equilibrio entre
el interés público y el interés privado, que muy acertadamente preconiza el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, y que quizás algún día nos devuelve paisajes sin
hormigón y con los derechos de todos respetados y garantizados. Espero no tener que
aguardar a que mis barbas cuadren con mis años y mi sistema sea tan métrico y cabal
como el de las estrellas.
Notas
(1) Véanse mis últimos trabajos en la materia: VILLALÓN PRIETO, J.C., Las edificaciones sin
licencia urbanística frente al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. A propósito de las
Sentencias Vitiello, de 17 de junio de 2007 y Paudicio, de 24 de mayo de 2007, ambas contra
Italia, en Revista Española de Derecho Administrativo (REDA), núm. 139, julio-septiembre
de 2008, págs. 575 a 591; VILLALÓN PRIETO, J.C., Protección de la propiedad, urbanismo
y ordenación del territorio en la última jurisprudencia del TEDH, en REDA, núm. 142, abril-
junio 2009, págs. 333 a 361; VILLALÓN PRIETO, J.C., Ponencia El urbanismo español ante
el Derecho europeo: última resolución del Parlamento Europeo, pronunciada en el Seminario
García de Enterría de la Facultad de Derecho Complutense el día 13 de mayo de 2009.
(2) CARRILLO SALCEDO, J.A., El Convenio Europeo de Derechos Humanos, Reimpresión de
la 1ª edición, Madrid: Tecnos, 2004, pág. 63 y siguientes.
(3) Sobre la importante modificación operada por este Protocolo Adicional, puede verse, por
todos, CARRILLO SALCEDO, J.A., El Convenio Europeo... cit., págs. 46 a 48.
(4) Resolución del Parlamento Europeo de 26 de marzo de 2010, sobre el impacto de
la urbanización extensiva en España, en los derechos individuales de los ciudadanos
europeos, el medio ambiente y la aplicación del Derecho Comunitario, con fundamento
en determinadas peticiones recibidas, 2008/2248(INI). Contiene la resolución 39
considerandos y 36 recomendaciones, sugerencias o constataciones. Las resoluciones del
P.E. que se comentan en el texto tienen todas ellas la misma estructura, ordenándose
por orden alfabético los considerandos, y con números cardinales las recomendaciones y
constataciones, que se expresan tras los considerandos. Se conoce en nuestras fronteras
esta Resolución como Informe Auken, en honor al apellido de su ponente, eurodiputada
danesa del Grupo Los Verdes.
(5) En efecto, una plataforma ciudadana llamada Abusos urbanísticos NO, que fue una de las
promotoras de las reclamaciones recibidas por la C.P del Parlamento Europeo, informa en su
sitio de Internet de que un prestigioso Despacho de abogados británico tiene encomendada
la dirección letrada de un procedimiento ante el TEDH, que en nombre de algunos afectados
residentes en España, está pendiente a día de hoy de resolución.
(6) Valga, ante todo, la referencia al temprano trabajo de GARCÍA DE ENTERRÍA, E La Ley
del Suelo y el futuro del urbanismo, en Problemas Actuales del Régimen Local, Thomson-
Civitas, Madrid, 2007, en especial el epígrafe titulado Una síntesis del nuevo sistema legal;
la privación de las expectativas urbanísticas del contenido normal de la propiedad fundiaria,
págs. 141 a 145. La primera edición es de 1958; y más recientemente, puede verse también
GARCÍA GÓMEZ DE MERCADO, F. (coord.), Urbanismo: la propiedad ante el urbanismo.
Planificación y gestión urbanística. Licencias y disciplina urbanística. Expropiación forzosa,
Granada: Editorial Comares, 2006. Hay una 2ª edición de 2007.
(7) Socialistas y populares españoles intentaron suavizar el contenido del Informe Auken,
presentando propuestas de resolución alternativas, aunque finalmente fueron rechazadas
por los parlamentarios europeos, pese a ciertos apoyos iniciales que al parecer habían
recabado los representantes españoles. Parece que tras el rechazo de sus propuestas, PP
y PSOE no lograron tampoco un acuerdo entre ellos, votando en contra de la Resolución el
PP, y absteniéndose el PSOE. De ello se da cuenta fundamentalmente en prensa; véase,
por ejemplo, el sitio de Internet de la BBC de 26 de marzo de 2009 o el de EL PAIS de 27
de marzo del mismo año.
(8) Véase sobre este particular, con un estudio muy completo sobre la normativa comunitaria
en materia ambiental y urbanística, con mención también de la Resolución de 2009,
GONZÁLEZ, ALONSO, A., "Normativa comunitaria y actuaciones de la Unión Europea de
vigilancia y control del urbanismo español tras el Informe Fourtou de 2005", en Revista de
Derecho urbanístico y Medio Ambiente, Madrid: marzo de 2009, págs. 13-52, núm. 248.
(9) Para una exposición detallada del historial español de infracciones en materia urbanística,
especialmente en lo referido a las infracciones que se derivaron del ordenamiento jurídico
valenciano, tanto de la LRAU de 1994, como de la LUV de 2005, puede verse, por todos,
TARDÍO, PATO, J.A., La gestión urbanística en el Derecho de la Unión Europea, del Estado
español y de la Comunidad Valenciana, Pamplona: Thomson-Aranzadi, 2007, en especial
las páginas 399 y siguientes, en las que se exponen las referidas infracciones.
(10) Resolución conocida como Informe Fourtou, en honor a quien fuera ponente del
informe sobre el que se basa la referida Resolución, a saber, el Informe sobre las
alegaciones de aplicación abusiva de la Ley Reguladora de la Actividad Urbanística
(LRAU) y sus repercusiones para los ciudadanos europeos (Peticiones 609/2003, 732/2003,
985/2002, 1112/2002, 107/2004 y otras) (2004/2208(INI));C.P; Ponente: Janelly Fourtou.
La Resolución, que cuenta con 18 considerandos y 17 recomendaciones, constataciones
o sugerencias, es prácticamente un calco del citado informe, salvo porque no incluye
su recomendación núm. 12, en la que el ponente de la C.P citado, "desea que se le
informe sobre las medidas preventivas que adopte el Gobierno regional para evitar que
se reproduzcan las desviaciones a que ha dado lugar la aplicación de la ley anterior", ni
tampoco su considerando N, "Considerando que la jurisprudencia del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos (véase, por ejemplo, la sentencia de 23 de septiembre de 1998
2 - Asunto Aka contra Turquía) requiere que "se encuentre un equilibrio justo entre las
necesidades del interés general de la comunidad y los derechos fundamentales de las
personas cuya propiedad se ha expropiado". Significativa es, a mi juicio, la ausencia de
transposición de este último considerando, pues parece que a última hora el P.E. no quiere
hacerse eco en esta Resolución de 2005, de las líneas maestras de la jurisprudencia de
Estrasburgo, lo que se corregirá en la Resolución de 2009 que abordaré en el epígrafe
correspondiente.
(11) Sobre esta polémica y extendida figura de la ejecución urbanística, pueden verse:
SORIANO, J.E. y ROMERO, REY, C., El agente urbanizador, Madrid: Iustel, 2004;
VÁZQUEZ, OTEO, A., El agente urbanizador. Especial referencia al urbanizador particular
no propietario, Madrid, El consultor y La Ley, 2005; CRIADO SÁNCHEZ, A.J., El agente
urbanizador en el Derecho urbanístico español, Madrid, E. Reus, 2005.
(12) Véase infra en el texto, la Resolución de 2007, que se comenta en el subepígrafe II.1.B)
(13) En el texto, cuando la referencia sea distinta en la Resolución y en el Informe, así se indicará.
Si las referencias coinciden en una y otro, no se diferenciará entre ambos documentos.
(14) Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre de 2000, por
la que se establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas
(DO L 327 de 22 de diciembre de 2000, pág. 1.
(15) Directiva 2001/42/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de junio de 2001, relativa
a la evaluación de los efectos de determinados planes y programas en el medio ambiente
(DO L 197 de 21 de julio de 2001, pág. 30.
(16) Puede verse, por ejemplo, el caso de Castilla-La Mancha en: CORCHERO, M. y otros,
El agente urbanizador en Castilla-La Mancha, Cizur Menor (Navarra): Thomson-Aranzadi,
2008.
(17) Expresión utilizada en EL PAIS, 27/03/2009, pero a propósito de la Resolución de 2009.
(18) Resolución del Parlamento Europeo, de 21 de junio de 2007, sobre los resultados de
la misión de investigación en las comunidades autónomas de Andalucía, Comunidad
Valenciana y Comunidad de Madrid, en nombre de la C.P (P6_TA(2007)0281). Mucho
cliente, así como en lo que atañe a la exención por razones de actividad financiera ocasional
o muy limitada (DO L 214 de 04 de agosto de 2006, pág. 29.
(31) Las menciones generales a la Comisión Europea, incluidas las críticas que contra ella se
vierten, pueden verse en diversos apartados de la Resolución: Considerandos AB y AD;
Recomendaciones 12, 15, 27 y 35.
(32) Interesante el Informe global 2008 sobre la corrupción en España, de Transparency
Internacional España, que puede consultarse vía telemática. A lo largo de sus escasas
nueve páginas se ofrecen datos llamativos de casos de corrupción en relación con el
urbanismo.
(33) Directiva 2005/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de mayo de 2005,
relativa a las prácticas comerciales desleales de las empresas en sus relaciones con los
consumidores en el mercado interior (DO L 149 de 11 de junio de 2005, pág. 22).
(34) Se cita la sentencia del TJCE, de 29 de enero de 1985, en el asunto C-234/83,
Gesamthochschule Duisburg, p. 333).
(35) Me parece que en este punto la traducción al español que ofrece el Parlamento Europeo
no es la más acertada, pues creo que es obvio que debemos entender que los "trámites de
apelación de los planes de ordenación y recalificación" se refieren al trámite de información
pública clásico del procedimiento administrativo, y obligatorio para la aprobación definitiva
de algunos instrumentos de planeamiento y ejecución urbanística.
(36) EL PAIS de 10 de marzo de 2010, p. 10, "Los socialistas proponen cárcel obligatoria para
cargos corruptos", a propósito de las negociaciones políticas en orden a la reforma del
vigente Código Penal.
(37) Me refiero a la modificación de la Ley de Costas de los primeros meses de 2009.
(38) MARTÍN-RETORTILLO, L., La afirmación de la libertad religiosa en Europa: de guerras de
religión a meras cuestiones administrativas (un estudio de la Jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos en materia de libertad religiosa, Lección inaugural del curso
académico 2006-2007, Universidad Complutense de Madrid, 2006.
(39) Demandas núms. 7151/75; 7152/75. Sentencia de Pleno.
(40) Véase, por ejemplo, una sentencia reciente, Kopeck contra Eslovaquia, de 2004, Demanda
44912/98. Se trata de una sentencia de Pleno o de Gran Sala, de fecha 28 de septiembre de
2004. El Gobierno demandado había solicitado la remisión de la sentencia de la Sección 4ª,
de fecha 7 de enero de 2003, recaída sobre la misma demanda, y ello en virtud del artículo
43 CEDH y el artículo 73 del Reglamento. Es de destacar que la Sentencia de Gran Sala
concluye la no violación del artículo 1 PA I, mientras que la Sección había pronunciado la
violación.
(41) Sobre la noción de víctima ante el TEDH, pueden consultarse los siguientes trabajos y los
en ello citados; MARTÍN - RETORTILLO, L., "El concepto "víctima de una violación de los
derechos" como determinante para el acceso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos",
en Revista de Administración Pública, núm. 175, Madrid, enero-abril 2008, págs. 253-284;
BARCELONA LLOP, J., "La garantía europea del derecho a la vida y a la integridad personal
frente a la acción de las fuerzas del orden (estudio de la jurisprudencia del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos sobre los artículos 2 y 3 del Convenio Europeo para la protección
de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales", Cizur Menor (Navarra), 2007,
Thomson-Civitas, págs. 166 a 170.
(42) BOUAZZA, O., Jurisprudencia ambiental..., en Observatorio... 2008 (cit.), pág. 94, a
propósito de las Sentencias Vitiello y Paudicio, las que también yo comenté: VILLALÓN
PRIETO, J.C., Las edificaciones sin licencia... (cit.).
(43) VILLALÓN PRIETO, J.C., Protección de la propiedad, urbanismo...(cit.).
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Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
Palabras clave
Derechos fundamentales, Protección de datos, Datos personales, Administración
electrónica, Redes sociales
ÍNDICE:
En efecto, en los últimos meses se han dictado algunas sentencias que han provocado
importantes polémicas en torno a diversos aspectos relacionados con este derecho
fundamental que merece la pena analizar. Una de ellas es la que condenó a dos
periodistas de la Cadena SER por incluir en una información los nombres y apellidos
de un grupo de afiliados a un partido político. También nos encontramos con que
se ha discutido sobre el régimen de conservación de los datos asociados a la
telecomunicaciones. En este sentido, es preciso destacar que el Tribunal Constitucional
de Alemania acaba de declarar nulos por violación del secreto de las comunicaciones los
preceptos legales que traspusieron la Directiva sobre conservación de datos asociados
a las mismas. Por otro lado, no se debe pasar por alto que en España el 31 de diciembre
pasado entramos oficialmente en la era de la Administración Electrónica.
Me parece un material más que suficiente para llevar a cabo una reflexión de cierta
profundidad sobre los problemas actuales de este derecho fundamental. Problemas
algunos de ellos novedosos en el sentido de que no han merecido una atención relevante
aunque sí estuvieran planteadas las claves para afrontarlos.
Creo que merece la pena empezar este repaso por la llegada de la Administración
Electrónica, dentro de la que nos encontramos por lo que a la Administración General
del Estado respecta, desde el 31 de diciembre de 2009, en virtud de lo dispuesto por
la disposición final tercera de la Ley 11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico de
los ciudadanos a los servicios públicos. Ahora, relacionarnos con la Administración no
es ya sólo una posibilidad sino un derecho que tenemos reconocido. Se trata de una de
las principales manifestaciones del propósito del legislador de poner la Administración
Publica al día y de responder a las profundas transformaciones que están produciendo
los constantes avances en las tecnologías de la información y de las comunicaciones.
Tampoco lo son las ventajas que supondrá dicha transformación para los ciudadanos.
El acceso a los procedimientos y a los servicios se verá extraordinariamente facilitado,
ya que se superarán las barreras físicas que impone la distancia y se ahorrará
el tiempo de desplazamientos a oficinas públicas separadas entre sí y no siempre
suficientemente cercanas al ciudadano. Igualmente, se reducirá sustancialmente
(cuando no desaparecerá) el tiempo de espera a la información, el consumido en la
realización de trámites y el que media hasta la obtención de las resoluciones. A su
vez, el funcionamiento de las Administraciones no sólo deberá hacerse más ágil sino
más eficiente por las posibilidades de todo tipo que ofrecen los medios técnicos ahora
disponibles. Así, en la sociedad de la información, la Administración Electrónica, por
su accesibilidad y por su capacidad para ofrecer respuestas inmediatas, aproxima a
los ciudadanos el conjunto de organizaciones públicas que, bajo la dirección de los
gobernantes elegidos democráticamente, aplican las leyes, velan por los intereses
generales y aseguran la correcta prestación de los servicios públicos.
En todo caso, no hay duda de que estamos en el comienzo de una nueva etapa. La Ley
ha dado carta de naturaleza a la Administración Electrónica. Desde la perspectiva del
derecho fundamental a la protección de datos de carácter personal las consecuencias
que esto supone son muy importantes (2). De ahí que el legislador sea consciente de que
es necesario asegurarla en el contexto administrativo que quiere configurar y que erija
el respeto a los derechos reconocidos en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre,
en el primero de los principios generales que enuncia. No innova, por tanto, el régimen
de garantía vigente pero sí identifica el espacio electrónico en el que van a operar las
Administraciones como un escenario en el que el derecho que descansa en el artículo
18.4 de la Constitución cobra especial virtualidad. Sigue, pues, en este punto la técnica
ya utilizada previamente por otras leyes de remitirse expresamente a la disciplina general
establecida para proteger la información personal frente a su uso por terceros.
Se ha hablado de sociedad red (3) para destacar la característica que ha impreso a las
relaciones sociales de nuestros días el progreso de las tecnologías de la información
y de las comunicaciones y, particularmente, la difusión del acceso a Internet. Pues
bien, las Administraciones Públicas, al operar electrónicamente van a convertirse en una
suerte de redes entrelazadas al servicio de los entes territoriales en que se organiza
políticamente la convivencia. Redes que se extenderán por las múltiples facetas en que
aquella se articula, se harán con la información personal relativa a ellas y la utilizarán
para desarrollar su actividad. Lograr que en esas operaciones respeten las normas y
principios que protegen los datos personales no será sencillo.
los casos patológicos) quienes los dirigen e integran no se guían por el designio de
desconocerlos sino por el de respetarlos.
Los problemas tendrán que ver, más bien, con las manifestaciones que en el ámbito
administrativo tiene la falta de conocimiento por los ciudadanos de las facultades
de autodeterminación informativa que les confiere el ordenamiento jurídico. Amplia
ignorancia a su vez relacionada con la ausencia de una clara conciencia social sobre
los riesgos de los que nos defiende el derecho a la protección de datos y con las
complicaciones que provoca en organizaciones tan complejas como las administrativas
la implantación de nuevos modos de actuación, entre ellas las derivadas de la no siempre
adecuada formación específica de los empleados públicos y de la fiabilidad de los
concretos medios electrónicos e informáticos utilizados. O con las dificultades que se
plantearán con los archivos no automatizados a medida en que vayan incorporándose
sus contenidos a registros y archivos informatizados. En este sentido, es notorio (así
lo reflejan con periodicidad los medios de información) que siguen apareciendo en
la basura expedientes administrativos o judiciales o historias clínicas. No se debe
descartar, por otro lado, que la preocupación por la eficacia, inherente a la actuación
administrativa, sea fuente de problemas si se traduce en que ese objetivo prime por
encima de los derechos que asisten a los afectados cuyos datos sean objeto de
tratamientos y, como consecuencia, va más allá de lo que autoriza la Ley.
principios que presiden la protección de los datos personales, conservarlos sólo mientras
sean precisos para satisfacer esa finalidad y rodearlos de las necesarias medidas de
seguridad física, lógica y organizativa para impedir que accedan a ellos quienes no deban
hacerlo y, naturalmente, facilitando el ejercicio de las facultades de acceso, rectificación
y cancelación que comporta este derecho fundamental.
La formación de una cultura de esa naturaleza sólo puede ser fruto de una labor
sostenida y debidamente programada dirigida a propagar los fundamentos en los que
descansa el derecho a la protección de datos de carácter personal y sus principales
características. Hay que pensar a este respecto, no sólo en la información, sino también
en la educación en protección de datos. Educación que debe dirigirse a los diferentes
sectores sociales con especial atención a los menores. Solamente cuando se haya
despertado en la sociedad la conciencia de los bienes e intereses a los que responde
el reconocimiento de este derecho fundamental se lograrán avances sustanciales en su
garantía.
A partir de aquí acoge la tesis del Ministerio Fiscal para el que debía apreciarse la
eximente incompleta de obrar en el ejercicio de un derecho y dice que las posibles
irregularidades en la afiliación al partido y su relación con la corrupción urbanística,
siendo ciertamente un hecho noticiable, aporta un principio de justificación. Ahora bien,
no es plena porque para ello hubiera sido necesario que la publicación de la identidad de
las personas afectadas hubiera sido imprescindible para informar a la opinión pública.
Pero esta necesidad no se daba en este caso.
13. Las páginas web de que se trata contenían información sobre la Sra. Lindqvist
y dieciocho de sus compañeros de la parroquia, incluido su nombre completo o,
en ocasiones, sólo su nombre de pila. Además, la Sra. Lindqvist describía en un
tono ligeramente humorístico las funciones que desempeñaban sus compañeros,
así como sus aficiones. En varios casos se mencionaba la situación familiar, el
número de teléfono e información adicional. Asimismo, señaló que una de sus
compañeras se había lesionado un pie y se encontraba en situación de baja parcial
por enfermedad.
15. El ministerio fiscal inició un proceso penal contra la Sra. Lindqvist por infracción
de la PUL y solicitó que se le condenara por:
- Haber tratado sin autorización datos personales delicados, como los relativos a la
lesión en un pie y a la baja parcial por enfermedad (artículo 13 de la PUL);
16. La Sra. Lindqvist reconoció los hechos, pero negó que hubiera cometido
una infracción. El Eksjötingsrätt (Suecia) la condenó al pago de una multa; la
Sra. Lindqvist recurrió en apelación esta resolución ante el órgano jurisdiccional
remitente.
17. El importe de la multa ascendía a 4.000 SEK, tras haber aplicado a la suma
de 100 SEK, que se calculó teniendo en cuenta la situación financiera de la Sra.
Lindqvist, un multiplicador de 40 que representaba la gravedad de la infracción.
Asimismo se condenó a la Sra. Lindqvist a abonar 300SEK a un fondo sueco que
tiene por objeto ayudar a las víctimas de las infracciones".
"(...) que las disposiciones de la Directiva 95/46 no entrañan, por sí mismas, una
restricción contraria al principio general de la libertad de expresión o a otros derechos
y libertades vigentes en la Unión Europea y que tienen su equivalente, entre otros,
en el artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y que incumbe a
las autoridades y a los órganos jurisdiccionales nacionales encargados de aplicar
la normativa nacional que adapta el Derecho interno a la Directiva 95/46 garantizar
el justo equilibrio entre los derechos e intereses en juego, incluidos los derechos
fundamentales tutelados por el ordenamiento jurídico comunitario".
"1) La conducta que consiste en hacer referencia, en una página web, a diversas
personas y en identificarlas por su nombre o por otros medios, como su número
de teléfono o información relativa a sus condiciones de trabajo y a sus aficiones,
constituye un "tratamiento total o parcialmente automatizado de datos personales"
en el sentido del artículo 3, apartado 1, de la Directiva 95/46/CE (...).
6) Las medidas adoptadas por los Estados miembros para garantizar la protección de
los datos personales deben atenerse tanto a las disposiciones de la Directiva 95/46
como a su objetivo, que consiste en mantener el equilibrio entre la libre circulación
de datos personales y la tutela del derecho a la intimidad. En cambio, nada impide
que un Estado miembro extienda el alcance de la normativa nacional que adapta
el Derecho interno a lo dispuesto en la Directiva 95/46 a situaciones que no están
comprendidas en el ámbito de aplicación de esta última, siempre que ninguna otra
norma de Derecho Comunitario se oponga a ello".
Que estamos dentro del ámbito del derecho fundamental a la protección de datos es
indudable y también lo es que la garantía penal forma parte de su contenido. Por otro
lado, es igualmente evidente que los condenados ejercían su función profesional de
informar verazmente (este extremo no se discute) de un hecho noticiable, tal como
Así, las cosas, me parece que, efectivamente, se vio afectado el derecho a la protección
de los datos personales de los ciudadanos mencionados en la información. Afectación
que se produjo, además, en los que merecen ser especialmente protegidos, como son
los relativos a la afiliación política, según el artículo 7 de la Ley Orgánica 15/1999. Esa
injerencia tuvo lugar desde el momento en que se difundió a través de una página web
una información personal de carácter sensible, sin autorización de los afectados y puede
coincidirse con la sentencia en que no era imprescindible divulgar su identidad para
informar verazmente de los hechos. No estoy seguro, en cambio, de que la respuesta
penal sea proporcionada a la gravedad de los hechos. No deja de ser significativo que
en el caso Linqvist se impuso una multa.
Otra sentencia reciente bien llamativa es la dictada por la Sección Cuarta Penal del
Tribunal de Milán el 12 de abril de 2010 condenando a tres directivos de Google por
violar el derecho a la intimidad de un menor afectado por el síndrome de Down mediante
la difusión de un video que muestra el trato vejatorio que le infligen. Veamos los hechos
y los pronunciamientos de la sentencia.
El video en cuestión mostraba el menor cuando era insultado y golpeado por cuatro
estudiantes de un instituto técnico de Turín, ante la indiferencia del resto de la clase. Se
cargó en Google el 8 de septiembre de 2006, en la sección de los catalogados como
más divertidos y fue retirado el 7 de noviembre. Entre tanto recibió 5.500 visitas.
La familia del niño retiró su querella contra los acusados. Fue el Ministerio Fiscal el que
mantuvo la acusación con el propósito de hacer valer los derechos humanos por encima
de la lógica de la empresa. Según informó la prensa, se trata del primer proceso penal
en el que se imputó y condenó a responsables de Google por los contenidos de la web.
Google y la Embajada de los Estados Unidos en Italia han criticado la sentencia, que ha
sido apelada porque consideran que supone un ataque a los principios fundamentales
de libertad sobre los que ha sido construido Internet. Los recursos de los condenados se
basan, además, en que no tuvieron nada que ver con el video pues no lo distribuyeron,
ni cargaron, ni vieron y en que, de prosperar el criterio de la sentencia de hacer
responsables a los proveedores de servicios de los contenidos que cargan los usuarios,
se hará imposible ofrecer servicios en Internet. Insisten en que actuaron correctamente
y en que Google no tenía ninguna obligación de ejercer un control preventivo sobre los
videos y mensajes que se cuelgan en la Red y subrayan que tan pronto como tuvieron
noticia del contenido de video lo retiraron inmediatamente.
En el proceso, Google Italy alegó que cuanto se pone a disposición de los usuarios
a través de http://video.google.it es un material que obra en servidores americanos y
que existe un equipo de personas en América que ve los videos emitidos, del mismo
modo que se utiliza uno de contenidos y que a petición de Google Italy se retiró el
video origen del proceso penal. También insistieron los responsables de Google Italy
en que el servicio estaba enteramente elaborado en la casa madre, o sea Google Inc,,
y en que no había habido beneficios para Google Italy. Sucede, sin embargo, que la
sentencia apreció que estas manifestaciones no eran veraces. También, comprobó lo
limitado del control ejercido sobre los contenidos, que este descansaba principalmente
en las denuncias y comentarios de los propios usuarios y dejó constancia de que hubo
diversas denuncias del video sin que fuera retirado hasta varias semanas más tarde.
Estas comprobaciones y otras (a partir de declaraciones de empleados de la empresa)
llevaron a la sentencia a concluir que entre los objetivos de Google no figura la pronta
remoción de contenidos, dada la insuficiencia de los controles que practica. En este
sentido, resultaba que ya en 2004 los asesores jurídicos de Google UK recomendaron
la revisión de los procedimientos en materia de privacy de Google Italy.
Sobre la propia competencia del Tribunal que enjuicia el caso, la sentencia evoca que
también Milán puede ser considerado el lugar de comisión del delito desde el punto de
vista del tratamiento de los datos y que Google Italy, S.R.L. tiene su sede en esta ciudad
y tras constatar que trató datos sensibles del menor sin el debido consentimiento dice
lo siguiente:
"En este sentido el IP (es decir el proveedor de Internet) que suministre a los usuarios
un simple servicio de interconexión y que avise correctamente a los mismos de las
obligaciones legales concernientes a la privacy no puede ser considerable punible si
no controla previamente el cumplimiento por parte del usuario de tales obligaciones.
Ad imposibilia nemo tenetur y, por tanto no cabe imponer a nadie una obligación
a la que no puede hacer frente con los medios normales a su disposición: sería
del todo imposible pretender que un IP pueda verificar que en todos los millares
de videos que se cargan en cada momento en su sitio web se hayan respetado
las obligaciones concernientes a la privacy de todos los sujetos reproducidos en
ellos. Es, sin embargo, necesario (y, es, por tanto, legítimo reclamar el respeto de tal
comportamiento) que el IP provea a los usuarios mismos de todas las advertencias
necesarias en orden al respeto de las normas citadas, con particular atención a las
que conciernen a la necesidad de procurarse el obligatorio consentimiento en orden
a la difusión de datos personales sensibles. Existe, pues, a juicio de quien escribe,
una obligación NO de control preventivo de los datos introducidos en el sistema
sino de una correcta y puntual información por quien se haga con y acepte datos
procedentes de terceros hacia estos.
(...) Sobre la base de tal interpretación debería, pues, ser considerado responsable
del delito (...) aquél tipo de IP que (como en el caso en examen) no se limite
a suministrar una simple relación de interconexión, sino que, gestionando los
datos en su posesión, se convierta, de algún modo en dominus y, por tanto,
titular del tratamiento en el sentido legalmente establecido y con las obligaciones
correspondientes".
Dicho llanamente:
Me parece interesante recoger también la glosa final que el juez se ha decidido a incluir
en esta sentencia a la vista del gran impacto mediático que ha tenido el caso (6):
No me parece preciso insistir en las cuestiones de toda índole que suscita esta sentencia.
La relevancia que alcanzó cuando se hizo público el fallo es suficiente para poner
de manifiesto su importancia. No obstante, sin perjuicio de los demás extremos que
cabe resaltar de ella, junto a la proporcionalidad de las penas impuestas, uno de los
más significativos es el relativo a la competencia del Tribunal de Milán para enjuiciar
un caso en el que se plantea la comisión de un delito por tratamientos realizados en
Internet y, obviamente, queda como problema a debatir el de la responsabilidad de
los proveedores de servicios cuando, más allá de facilitar enlaces o accesos a sitios
determinados, suministran contenidos susceptibles de lesionar derechos y, en particular,
derechos fundamentales. En este caso, hemos visto cómo la sentencia hace descansar
la atribución de responsabilidad penal en la comprobación de que la sociedad implicada
antepuso el lícito fin de obtener ganancias y omitió el control mínimo que le era exigible
frente a un riesgo que acabó materializándose. Según parece sugerir el juez, en sus
consideraciones finales, ha sido la aplicación de reglas elementales del razonamiento
jurídico las que han guiado su decisión.
La cuestión sometida al Tribunal Constitucional Federal por los recurrentes (9) fue la de
que dichos artículos eran contrarios al secreto de las comunicaciones y al derecho a la
autodeterminación informativa. Insistían en la desproporción de la Ley y en que los datos
almacenados podían ser usados para crear perfiles de personalidad y para rastrear los
movimientos de las personas. Asimismo, alegaban que el coste del almacenamiento
de esa información perjudicaba de manera también desproporcionada la libertad de
empresa de los proveedores de servicios de telecomunicaciones. Sus argumentos
principales fueron estimados por la sentencia. Debe resaltarse, al respecto que la Sala
Primera del Tribunal Constitucional se pronunció por unanimidad sobre la conformidad a
la Constitución del deber de conservación de los datos para determinadas finalidades. No
obstante se dividió siete a uno y seis a dos a la hora de fallar sobre inconstitucionalidad
de la definición de tales finalidades y la falta de transparencia y seguridad de los datos
por violación del artículo 10.1 de la Ley Fundamental de Bonn, y cuatro a cuatro sobre la
declaración de nulidad y no mera incompatibilidad con la Constitución de esos preceptos.
Para que esa conservación sea compatible con el artículo 10.1 de la Ley Fundamental,
sigue la sentencia, deben darse determinadas condiciones. El primer factor relevante
es que no se lleve a cabo directamente por el Estado sino mediante la imposición de
un deber a los proveedores de servicios privados. Así, los datos quedan repartidos
entre muchas empresas diferentes y no son accesibles en su conjunto por el Estado.
Tampoco debe concebirse esa retención como una medida dirigida a la grabación de
todas las comunicaciones de los ciudadanos. Debe, por el contrario, definirse de una
En cuanto al uso de los datos para fines de persecución criminal dice la sentencia que
los preceptos legales no son compatibles con el principio de proporcionalidad ya que
no aseguran que, en general, y también en los casos concretos, solamente los delitos
graves justifiquen la recuperación de los datos relevantes, pues consideran suficiente
cualquier delito. La consecuencia, teniendo en cuenta la creciente importancia de las
telecomunicaciones en la vida cotidiana es que el uso de los datos pierde su carácter
excepcional, desconociendo, además, el límite impuesto a este respecto por la Directiva.
Tampoco es constitucional la previsión del Código Procesal Penal que permite que
la recuperación de los datos conservados se produzca, con carácter general sin el
conocimiento de la persona afectada. En cambio, no aprecia la sentencia problemas
en lo relativo al control judicial del acceso a los datos objeto de retención, pero sí ve
objetable que no estuviera contemplado el seguimiento judicial del cumplimiento del
deber de notificación al afectado.
Inicialmente, la Ley 34/2002 estableció (artículo 12) un deber de retención que obligaba
a los operadores a conservar los datos de conexión y tráfico generados durante el
establecimiento de un servicio de la sociedad de la información por un período máximo
de doce meses. Se trataba de los datos necesarios para la localización del terminal
utilizado y el momento en que se inició el servicio. Debían ser conservados durante el
período indicado bajo medidas de seguridad que impidieran su destrucción o alteración,
el acceso a ellos por terceros y su utilización para fines distintos de los permitidos. Eran
estos; su puesta a disposición judicial o del Ministerio Fiscal cuando fueran requeridos
"en el marco de una investigación criminal o para la salvaguardia de la seguridad pública
y la defensa nacional" o de cualquier otro contemplado por la Ley. A ello se añadía
que "en ningún caso la obligación de retención de datos afectará al secreto de las
comunicaciones".
El afán por acopiar por todos los medios disponibles información relevante para combatir,
sobre todo, el terrorismo se ha hecho sentir con gran fuerza después del 11 de
septiembre de 2001 ha supuesto, entre otras novedades la introducción de nuevas
obligaciones para operadores de redes y servicios, proveedores de redes de acceso a
telecomunicaciones y prestadores de servicios de alojamiento de datos, más allá de las
que les imponían el artículo 12 de la Ley 34/2002.
Es de destacar que la regulación recogida en esta nueva Directiva parte del mismo
principio ya adoptado para las comunicaciones relativas al comercio electrónico: la
obligación de conservar los datos no se refiere al contenido de la comunicación sino
solamente a aspectos externos a ella. Es decir, a los generados o tratados en el proceso
del suministro de servicios de comunicación. Más en concreto, se aplica a los datos
de tráfico y de localización sobre personas físicas y jurídicas y a los relacionados
necesarios para identificar al abonado o al usuario registrado. Y quedan incluidos
los correspondientes a las llamadas infructuosas. El período de conservación se fija
entre seis meses y dos años, ampliables si median circunstancias especiales, durante
el cual podrán acceder a esta información las autoridades competentes, conforme a
El articulado precisa que los obligados a conservar los datos y cederlos conforme a
este Ley son los operadores que presten servicios de comunicaciones electrónicas
disponibles al público o exploten redes públicas de comunicaciones (artículo 2); precisa
que los fines a los que se subordina ese deber son los de detección, investigación y
enjuiciamiento de delitos graves contemplados en el Código Penal o en las leyes penales
especiales (artículo 1); indica los datos que deben ser conservados en los términos
previstos por la Directiva (artículo 3), incluyendo los relativos a las llamadas infructuosas
(artículo 4.2) y durante cuánto tiempo; doce meses, plazo que reglamentariamente
puede ampliarse hasta dos años o reducirse hasta seis meses para determinados datos
(artículo 5).
En cuanto a la cesión (artículos 6 y 7), precisa que solamente cabe efectuarla, previa
autorización judicial que determinará el alcance de la misma, a los agentes facultados y
que éstos son (artículo 6.2)) los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado cuando actúen como policía judicial y los del Centro Nacional de Inteligencia en el
curso de investigaciones sobre personas o entidades en el marco de lo previsto en la Ley
11/2002, de 6 de mayo, que lo regula, y en la Ley Orgánica 2/2002, de la misma fecha,
que regula el control judicial previo de sus actividades. También tendrán la consideración
de agentes facultados los funcionarios de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera
cuando actúen como policía judicial.
El plazo para efectuar la cesión, dice la Ley, será fijado por la resolución judicial
atendiendo a la urgencia y a la naturaleza y complejidad técnica de la operación. En todo
caso, señala para los supuestos en los que no se fije el de setenta y dos horas a partir de
las 08:00 del día laborable a aquél en que el sujeto obligado reciba la orden (artículo 7.3).
La cesión se realizará en formato electrónico y correrá a cargo de los sujetos obligados
la configuración de sus equipos y la actualización técnica necesarias para cumplir las
obligaciones de conservación y cesión de datos (disposición final cuarta). Completan las
normas especiales incluidas en el proyecto las relativas a la protección y seguridad de
los datos, las excepciones a los derechos de los afectados y las correspondientes a las
infracciones y sanciones.
Sobre lo primero, el artículo 8 exige que se observen las medidas de seguridad, calidad
y confidencialidad de los datos conforme a los criterios sentados por la Ley Orgánica
15/1999 y alude a la competencia de la Agencia Española de Protección de Datos
para velar por la observancia de las normas establecidas en ese texto legal y en las
disposiciones que lo desarrollan. Por su parte, el artículo 9 excluye el deber de los
responsables de los tratamientos de comunicar las cesiones y les obligan a denegar el
ejercicio del derecho de cancelación, si bien precisa que esa denegación se hará "en los
términos y condiciones de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre".
Hay, además, otras novedades, como la aportada por la disposición adicional única
del proyecto en materia de identificación de las personas que adquieran tarjetas de
prepago para los servicios de telefonía móvil. Identificación que deberán efectuar los
operadores que comercialicen esos sistemas de activación para lo cual se les exige
llevar un libro-registro y conservar los datos correspondientes durante la vigencia de la
tarjeta y hasta que transcurran los plazos previstos, así como cederlos a los agentes
facultados. Obligaciones estas cuyo incumplimiento se castiga también conforme a lo
previsto en la Ley 32/2003, según la modificación que en ella se introduce.
Está claro que el legislador español ha procurado moverse dentro de los márgenes
establecidos por la Directiva y que comparte con ella, como no podía ser de otro modo,
la preocupación por mantener un equilibrio entre las intervenciones que introduce y
las garantías del secreto de las comunicaciones y del derecho a la autodeterminación
informativa. Me parece, también, que las tachas de inconstitucionalidad que apreció en
la regulación legal alemana el Tribunal de Karlsruhe no son extensibles a la española
pues esta Ley 25/2007 precisa los fines que justifican la conservación de los datos y el
acceso ellos, que solamente cabe con autorización judicial, se limita a la persecución de
los delitos graves. Por tanto, no crea espacios abiertos en los que, sin control judicial,
sea posible el acceso de los poderes públicos a ellos y, en la medida en que es siempre
precisa la autorización de un juez para utilizar esta información, no puede decirse, como
hace la sentencia alemana, que la regla sea el acceso a ella sin conocimiento del
afectado, ya que desde el momento en que tal autorización se produzca en el marco de
un proceso, las partes deberán tener acceso a las pruebas. Asimismo, impone el nivel de
seguridad de los datos cuyo control, como el de los demás aspectos relacionados con la
protección de datos personales no reservados a los Tribunales de Justicia, encomienda
a la Agencia Española de Protección de Datos.
No hay duda de que será preciso vigilar la aplicación de estas disposiciones para limitarla
a aquellos supuestos en los que esté justificada y asegurar que se observan los límites
impuestos, los plazos de conservación y las medidas de seguridad de los datos para
que, efectivamente, no se retengan más datos que los previstos, no acceda a ellos quien
no deba, se eliminen cuando transcurra doce meses y en ningún caso se aprovechen
para fines distintos de los previstos legalmente porque las medidas que se han expuesto
afectan, no ya al derecho a la autodeterminación informativa y al derecho al secreto
de las comunicaciones, sino a la propia libertad de las personas. Por eso, no está
de más recordar que, en efecto, los poderes públicos deben velar por la seguridad
de todos, especialmente frente a la amenaza terrorista y las formas de criminalidad
organizada y que deben servirse para ello de todos los medios disponibles entre los que
destacan, por su eficacia, los que suministran las tecnologías de la información y de las
comunicaciones y permiten acopiar y tratar datos personales. Pero, al mismo tiempo y
con el mismo énfasis, ha de tenerse presente que una cosa es que se sirvan de ellos para
prevenir los delitos graves y perseguir a los delincuentes y otra distinta que procedan a
registrar y tratar al margen de todo control la vida y obras de millones de personas sin
relación alguna con tales conductas.
La legislación vigente no lo permite. El reto es que siga siendo así y que cambios
normativos, como éste y los que se puedan introducir en el futuro, si las circunstancias
los exigieren, se hagan dentro del más estricto respeto a los principios que rigen, no
ya en esta materia, sino, en general, en relación con los derechos y libertades de
los ciudadanos. Para ello, no basta con el cuidado del legislador ni con el celo del
gobernante. Es decisiva la vigilancia de los órganos e instituciones de garantía sobre
quienes están encargados de aplicar las leyes.
Entre las novedades a que me refería al principio de las que conviene dejar constancia,
una muy importante es la que tiene que ver con los progresos efectuados recientemente
para superar las dificultades que para la protección de los datos personales derivan
de la naturaleza de Internet, desde hace tiempo imprescindible fuente de información,
de relación y de servicios de todo tipo que por su carácter descentralizado y universal
escapa a las posibilidades de control que pueden ejercerse desde un determinado
Estado y demanda soluciones globales que, por ahora, están lejos de alcanzarse (10).
Así, no existen normas internacionales que establezcan un marco jurídico uniforme y
son diferentes los niveles de protección de la información personal que se exigen en
distintos ordenamientos. En este sentido, mientras en la Unión Europea la Carta de los
Derechos Fundamentales y la Directiva 95/46/CE aseguran un régimen sustancialmente
homogéneo que no impide a sus miembros dotarse de regulaciones más exigentes, otros
países, algunos tan decisivos política y económicamente como los Estados Unidos de
América, se rigen por criterios que descansan principalmente en la autorregulación, en
las buenas prácticas y en los códigos de conducta y son, en general, menos rigurosos.
Pautas estas que también se observan en los flujos de datos en el seno de las grandes
empresas multinacionales (11).
Por último, me parece que se debe llamar la atención sobre un especial frente de riesgos
para la protección de los datos personales de todos pero, especialmente, de los menores,
Notas
(1) Sobre la génesis de este derecho fundamental y el juego que se produjo al respecto entre
la doctrina, la legislación internacional, europea y española y la jurisprudencia, cfr. Pablo
Lucas Murillo de la Cueva, "El derecho a la autodeterminación informativa y las garantías de
su efectividad", en LUCAS MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas, PIÑAR MAÑAS, José
Luis, El derecho a la autodeterminación informativa, Fundación Coloquio Jurídico Europeo,
Madrid, 2009.
(2) Véase al respecto la obra colectiva, La protección de datos en la Administración Electrónica.
Agencia Española de Protección de Datos, Aranzadi/Thomson-Reuters, 2009, Cizur Menor.
Son interesantes los trabajos que sobre los distintos problemas que plantea el acceso
a la información personal en poder de las Administraciones Públicas se recogen en
Antonio Troncoso Reigada (Director), Transparencia administrativa y protección de datos
personales. V Encuentro entre Agencias autonómicas de Protección de Datos Personales,
Madrid: Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid, 2008.
(3) Manuel CASTELLS, La era de la información 2ª ed., Madrid: Alianza, 2000, quien subtitula
con esa expresión el primero de los tres volúmenes de esta obra. Véase cuanto en él señala
al respecto, especialmente en las págs. 549 y sigs.
(4) La Directiva encuadra en el derecho a la intimidad la protección de datos de carácter
personal. Este planteamiento ha sido superado por la Carta de los Derecho Fundamentales
de la Unión Europea y, en España, por la doctrina del Tribunal Constitucional desde su
sentencia 292/2000. Sobre el particular, véase, Lucas Murillo de la Cueva, "El derecho a la
autodeterminación informativa y las garantías de su efectividad", cit., págs. 13 y sigs.
(5) Asociación Italiana para la investigación científica y para la tutela de la Persona Down, con
sede en Milán.
(6) Debemos tener presente que el fallo condenatorio se hizo público el 23 de febrero de 2010
y que la sentencia no se depositó en la secretaría hasta el 12 de abril siguiente.
(7) Se puede consultar en http://www.bundesverfassungsgericht.de donde se ofrece el texto
completo en alemán una versión en inglés que es la que he manejado.
(8) Se trata del IP: Internet Protocol que identifica un Terminal determinado.
(9) Más de 35.000 ciudadanos y entidades, entre ellos cuarenta diputados del Partido Liberal y
la propia Ministra de Justicia Sabine Leutheusser-Schnarrenberger a iniciativa de un grupo
de trabajo sobre la retención de datos AK Vorrat. Es el mayor número de recurrentes habido
nunca ante el Tribunal Constitucional Federal y muy probablemente ante cualquier Tribunal
del mundo.
(10) Sobre la cuestión, cfr. GUERRERO PICÓ, María del Carmen, El impacto de Internet en
el derecho fundamental a la protección de datos de carácter personal, Madrid: Thomson-
Civitas, 2006.
(11) Sobre esas formas de autorregulación, véase SANCHO VILLA; Diana, "Normas corporativas
vinculantes (binding corporate rules): aspectos sustantivos y de cooperación internacional
de autoridades", en Revista Española de Protección de Datos, nº 4/2008, págs. 35 y ss.
(12) Su aprobación se produjo en la 31ª Conferencia Internacional de Autoridades de Protección
de Datos y Privacidad, celebrada en Madrid los días 3 a 5 de octubre de 2009 bajo los
auspicios de la Agencia Española de Protección de Datos. En http://www.agpd.es se puede
consultar la llamada Resolución de Madrid que aprobó esos estándares.
(13) Se trata del Estudio sobre la privacidad de los datos personales y la seguridad de la
información en las redes sociales online.
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Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
Principio de proporcionalidad
y derechos humanos
Palabras clave
Derechos fundamentales, Principio de proporcionalidad
ÍNDICE:
I. Introducción
II. Primer problema: la delimitación del ámbito de actuación del principio de
proporcionalidad
III. Segundo problema: el fundamento constitucional de la proporcionalidad
IV. Tercer problema: la calidad de la ley restrictiva
V. Cuarto problema: la formalización del principio de proporcionalidad
1. La finalidad de la medida restrictiva
2. La idoneidad o adecuación de la medida restrictiva
3. La necesidad de la medida restrictiva
4. La proporcionalidad en sentido estricto
VI. Quinto problema: principio de proporcionalidad y creación judicial de Derecho
I. INTRODUCCIÓN
Antes de entrar en materia es preciso realizar dos advertencias sobre el contenido de
la ponencia. Una en relación con el título y otra en relación con la delimitación de su
objeto. El título es impreciso y demasiado amplio. No me propongo, en efecto, abordar el
papel del principio de proporcionalidad en relación con los derechos humanos en general
(lo cual me situaría necesariamente en un contexto internacional inabarcable) sino que
Como se ha señalado por amplios sectores doctrinales, esta doctrina plantea muchos
problemas sobre todo a la hora de identificar los derechos vinculados con la dignidad
humana y de concretar los límites del legislador en la regulación del tercer grupo de
derechos. De ahí que la resolución de los recursos de inconstitucionalidad presentados
contra la Ley Orgánica 8/2000 fuese esperada con impaciencia y con esperanza. Pues
bien, la lectura de la STC 236/1007 sólo puede calificarse de frustrante desde este
punto de vista por varias razones: por un lado, porque no sólo no clarifica, sino que
introduce mayor confusión en la clasificación tripartita de los derechos, al introducir
un nuevo grupo de derechos (aquellos que la Constitución reconoce directamente
Esta jurisprudencia es más que discutible. Parte de una concepción de los efectos
de las sentencias estimatorias de control de constitucionalidad que es excesivamente
rígida y que ha sido superada por el propio Tribunal Constitucional. Aunque el art. 39.1
LOTC sigue anudando inconstitucionalidad y nulidad de forma teóricamente necesaria,
es sabido que el Tribunal recurre frecuentemente a las sentencias interpretativas o que
también ha empleado fallos de inconstitucionalidad sin nulidad o de inconstitucionalidad
con nulidad deferida en el tiempo. Precisamente esta última técnica se ha empleado
para hacer evitar situaciones de vacío normativo que hubiesen agravado la situación
desde un punto de vista constitucional (2). Vistos los problemas que se plantean en
la práctica para que el legislador repare los problemas de calidad de las leyes (¡en el
caso de las intervenciones telefónicas la demora supera ya los 10 años!), parece llegado
el momento de permitir el planteamiento de cuestiones de inconstitucionalidad en este
ámbito. Lejos de ser inútil, una sentencia estimatoria declarando la inconstitucionalidad
de la regulación legal, pero retrasando su expulsión del ordenamiento jurídico durante
un plazo de tiempo determinado podría forzar al legislador a actuar sin causar mientras
tanto una situación de vacío normativo.
Los motivos de estas oscilaciones parecen ser varios. Durante los primeros años, la
influencia de la jurisprudencia ordinaria y de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, que no sigue un test concreto, contribuyeron sin duda a que el
Tribunal Constitucional hiciese un uso informal de la proporcionalidad. La introducción
del test alemán a mediados de la década de los noventa obedeció a un doble motivo:
por un lado, al origen académico de los ponentes de las sentencias que lo introdujeron
en la jurisprudencia constitucional; y por otro, a la voluntad de otorgar mayores dosis
de previsibilidad en los supuestos en que se quería controlar al legislador de los
derechos fundamentales. Los ejemplos más claros de utilización del test alemán de
la proporcionalidad de estos años los ofrecen las SSTC 66/1995, 55/1996, 161/1997,
37/1998 y 136/1999. Aunque resolvió un recurso de amparo, en esta última (caso
Mesa Nacional de HB) el principio de proporcionalidad fue decisivo para considerar
que la tipificación del delito de colaboración con banda armada era inconstitucional por
excesivamente amplio.
En todas estas sentencias el Tribunal hizo un esfuerzo pedagógico para clarificar los
diversos elementos del test alemán de la proporcionalidad. El análisis de si una medida
restrictiva de un derecho fundamental es proporcionada y, por tanto, constitucional
debe empezar identificando la finalidad perseguida. Concretado este prius lógico, el
test de la proporcionalidad se divide en tres juicios autónomos y sucesivos: el juicio de
idoneidad, el de necesidad y el de proporcionalidad en sentido estricto. Cada uno de
estos subprincipios plantea, como es evidente, problemas diferentes que pueden ser
analizados.
Los problemas que se suscitan en relación con la misma no suelen ser muchos. En el
caso de las actuaciones administrativas o judiciales, la finalidad perseguida debe estar
prevista en la ley que permite tal restricción. Aunque pueden plantearse problemas de
calidad de la previsión legal, la identificación de dicha finalidad suele ser sencilla. En el
caso del legislador, los problemas tampoco suelen ser graves, por cuanto la finalidad
se desprende de la Exposición de Motivos de la Ley o de su propio contenido. Lo más
importante que cabe señalar, porque no siempre se comprende así, es que la finalidad
debe ser constitucionalmente legítima, sin que resulte necesario que esté expresamente
prevista en el texto constitucional. La Constitución no constituye, en efecto, un programa
que debe ser ejecutado por el legislador, sino un marco de actuación que tiene en
el pluralismo político y en la libertad de configuración del legislador dos principios
fundamentales. Por ello resulta suficiente que la finalidad perseguida sea legítima desde
una perspectiva constitucional, lo que es lo mismo que decir que no sea arbitraria.
En todo caso, para clarificar el contenido del juicio de necesidad y evitar algunas
imprecisiones que suelen ser habituales en la práctica debe insistirse en la necesidad
de dejar en un segundo plano la finalidad de la medida restrictiva y todo lo relativo a la
relación entre ambas, para centrarse en la comparación entre las medidas alternativas.
En este sentido, argumentos en torno a dicha relación, a los bienes jurídicos tutelados o
a la cobertura constitucional de la finalidad perseguida no deberían encontrar en el juicio
de necesidad su sede natural.
El elemento del test de proporcionalidad que sin duda plantea mayores problemas es
último, el de la llamada proporcionalidad en sentido estricto. Este juicio, que es el que
retiene en su seno la esencia de la noción de proporcionalidad, obliga al intérprete a
ponderar la medida restrictiva y su finalidad. A diferencia del juicio de idoneidad, el
análisis de ambos elementos no se lleva a cabo desde el punto de vista de su causalidad,
sino de su valoración jurídica y a diferencia del juicio de necesidad, no se trata de
comparar diversas alternativas, sino de sopesar la medida impugnada y la finalidad que
se pretende conseguir. En todo caso, se trata de un juicio de carácter principal, en el
que no existe una única solución correcta, sino que depende de los argumentos que se
empleen.
Como en los restantes elementos del test, la mayor dificultad del requisito de la
proporcionalidad en sentido estricto radica en llenarlo de un contenido autónomo a través
de argumentos dogmáticamente adecuados. Desde esta perspectiva, deberían excluirse
del mismo todas las referencias a la relación causal entre medio y fin o a la existencia
de alternativas menos gravosas. Por el contrario, reflexiones en torno a la relevancia
constitucionalidad de la finalidad perseguida, al alcance de la restricción, a su cobertura
constitucional o a la naturaleza del derecho fundamental restringido encuentran en
Notas
(1) GONZÁLEZ BEILFUSS, M., El principio de proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, Thomson Aranzadi, 2003.
(2) Este es el caso, por ejemplo, de las SSTC 195/1998 y 208/1999.
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Novedades jurisprudenciales en materia de derechos fundamentales
Palabras clave
Derechos fundamentales, Acceso a la función pública, Funcionarios públicos, Lenguas
cooficiales, Jurisprudencia
ÍNDICE:
I. Introducción
II. Contexto actual del derecho fundamental del artículo 23.2 CE
1. Doctrina del Tribunal Constitucional
2. Concepto legal de funcionario público. Sistemas de acceso y provisión de
plazas
A) Clases de empleados públicos
B) La trasposición de los principios constitucionales
C) Los modos de acceso, provisión y promoción
D) La consolidación del empleo temporal y funcionarización del trabajo laboral
III. Análisis de la jurisprudencia actual en torno al artículo 23.2 CE
1. Personal interino y laboral
A) Procesos restringidos
B) Valoración como mérito de la experiencia laboral o interina en la
Administración Pública
C) Contratación temporal. Personal funcionario y laboral
2. Personal eventual, de libre designación y de alta dirección
A) Personal eventual
I. INTRODUCCIÓN
éstas se integran por una serie de órganos dotados de específicas competencias, las
cuales se descomponen en una serie de funciones.
La Administración Pública, como organización que aplica y ejecuta las diversas normas
del ordenamiento jurídico para servir a los intereses generales que corresponden a
los ciudadanos, precisa que las tareas llevadas a cabo por sus elementos humanos o
personales conlleven una actuación administrativa realmente objetiva o independiente
y eficaz.
Para lograr esta finalidad, se requiere que este personal ejerza sus atribuciones
con profesionalidad, dedicación e imparcialidad, para cuyo logro, en principio, resulta
trascendente que estos servidores públicos sean elegidos, de forma igualmente objetiva,
entre quienes reúnan una serie de requisitos predeterminados, como los más idóneos
(2), y asimismo se puede considerar, si bien no imprescindible, sí deseable, primero,
que la vinculación de servicios, retribuidos por la Administración, revista una estabilidad
o duración temporal al margen de los cambios de carácter político que se sucedan;
segundo, que el personal de la Administración, a través de un estatuto, tenga
predefinidos los aspectos esenciales de la adquisición, ejercicio y pérdida de ese vínculo,
sin que en esta relación entre funcionario y ente público intervenga la autonomía de la
voluntad como principio rector, a diferencia del personal laboral.
A partir de la década de los años 80, el Tribunal Constitucional dictó una serie de
sentencias a través de las cuales, de forma paulatina, estableció la interpretación
respecto del ámbito del derecho fundamental objeto de la presente ponencia, la cual,
Las conclusiones que podemos extraer de esta sentencia constitucional, unida a otras a
las que haré expresa mención, acerca del ámbito y contenido del derecho fundamental
ex artículo 23.3 CE son:
técnica de los órganos de calificación, la cual sólo puede ser enjuiciada por
los Tribunales desde un punto de vista jurídico.
Esta reserva de ley en la regulación de las condiciones para acceder
a la función pública de conformidad con los principios constitucionales
de igualdad, mérito y capacidad (8)), no implica que no se permita la
"colaboración reglamentaria".
De acuerdo con la STC 138/2000, de 29 de mayo (9), "no puede considerarse
como absoluta, de modo tal que la Ley formal no pueda recabar la
colaboración reglamentaria y el recurso a los instrumentos que sean
necesarios para su desarrollo y aplicación. En lo que atañe al acceso
a cargos y funciones en las Administraciones públicas, la remisión a las
leyes que efectúa el artículo 23.2 CE debe ponerse en relación con lo que
al respecto se establece en el artículo 103.3 CE, no pudiendo afirmarse,
sin más, que el límite de la reserva de Ley previsto en el mencionado
artículo 103.3 CE impida, en términos absolutos, todo tipo de remisión
legislativa al reglamento. Por el contrario, las disposiciones reglamentarias,
cuando así lo requiera la Ley, pueden colaborar con ésta para complementar
o particularizar, en aspectos instrumentales y con la debida sujeción, la
ordenación legal de la materia reservada, si bien la potestad reglamentaria no
podrá desplegarse aquí ignorando o sustituyendo a la disciplina legislativa,
no siéndole tampoco posible al legislador disponer de la reserva misma
a través de remisiones incondicionadas o carentes de límites ciertos y
estrictos, pues ello entrañaría un desapoderamiento del Parlamento a favor
de la potestad reglamentaria que sería contrario a la norma constitucional
creadora de la reserva".
7. Acerca de su contenido, el FJ 6 de la STC 30/2008 establece que: "El
concreto contenido de este derecho fundamental, conforme a nuestra
jurisprudencia, puede sintetizarse en los siguientes puntos:
a. En primer lugar, nos encontramos ante un derecho a la
predeterminación normativa del procedimiento de acceso a las
funciones públicas con los requisitos que señalen las leyes; como
hemos declarado, por todas en las SSTC 73/1998, de 31 de marzo, y
138/2000, de 29 de mayo, la Constitución reserva a la ley, y, en todo
caso, al principio de legalidad, la regulación de las condiciones ejercicio
del derecho, lo que entraña una garantía de orden material que se
traduce en la imperativa exigencia de predeterminar cuáles hayan de
ser las condiciones para acceder a la función pública, de conformidad
con los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad,
El citado Cuerpo Legal se aplica a "los empleados públicos", es decir, "el conjunto de
personas que desempeñan funciones retribuidas" en las Administraciones Públicas "al
servicio de los intereses generales" (según la definición contenida en el artículo 8.1
EBEP).
Cuestión distinta a esta forma "excluyente" de acceso a la función pública por personal
interino o contratado laboral, no cabe duda que, estableciendo la Norma Fundamental un
sistema funcionarial, se debe fomentar que los puestos del empleo público correspondan
y sean ocupados por funcionarios de carrera.
Respecto a los puestos o plazas "de carácter estructural" desempeñados desde antes
del 1 de enero de 2005 por personal temporal, sea interino o laboral, la Disposición
Transitoria Cuarta regula la "Consolidación de empleo temporal" (14), a través de
pruebas de acceso libre en las que se valorará el tiempo de servicios prestados y
la experiencia en estos puestos: "1. Las Administraciones Públicas podrán efectuar
convocatorias de consolidación de empleo a puestos o plazas de carácter estructural
correspondientes a sus distintos cuerpos, escalas o categorías, que estén dotados
presupuestariamente y se encuentren desempeñados interina o temporalmente con
anterioridad a 1 de enero de 2005.
A) Procesos restringidos
A) Personal eventual
C) Alta dirección
3. Requisitos de acceso
A) Edad (16)
En primer lugar, respecto de la base que establece como requisito para participar en
la convocatoria una edad mínima de 21 años y máxima de 40, el TSJ considera que
es discriminatoria por carecer de cualquier justificación objetiva y razonable, ya que las
funciones técnicas correspondientes al puesto de Inspector no se corresponden con el
período de edad señalado, no razonándose la exclusión de personas comprendidas en
edades distintas.
En segundo lugar, el recurso se dirige también contra la base que exige una altura
mínima de 1,65 para las mujeres y de 1,70 para los hombres, el Tribunal igualmente
la anula, señalando que "(e)s evidente que el desempeño de las funciones policiales
requiere una cierta complexión física. Asimismo, es razonable distinguir entre la altura
exigida a hombres y mujeres, pues se parte de situaciones de hecho diferentes, con
medias de altura distintas entre los dos sexos. Ahora bien, esta exigencia de altura
mínima que resulta justificada y proporcionada para el acceso a las escalas policiales
inferiores, que tienen atribuidas funciones de naturaleza eminentemente ejecutiva, no
lo es para el desempeño de las tareas propias del Cuerpo de Inspectores, donde
predominan las funciones técnicas y de mando. La exigencia de una altura mínima
resulta aquí discriminatoria, ya que la aptitud para el desempeño de estas funciones
técnicas, de gestión y de mando deriva de otros requisitos físicos y de la titulación exigida
(la correspondiente al grupo B de funcionarios) para el acceso al Cuerpo de Inspectores".
Por último, en cuanto a las pruebas físicas para el acceso, el TSJ de Cataluña distingue
dos tipos de pruebas. Por un lado, las pruebas físicas o médicas que permiten comprobar
una aptitud mínima para el desempeño de los puestos convocados y, por otro lado,
otras pruebas realizadas en concurrencia competitiva que han de ser valoradas en la
fase de concurso. Respecto de las primeras, por su carácter objetivo, es necesario que
la convocatoria fije los requisitos de la aptitud física mínima para el desempeño de las
funciones. De otro modo, si las aptitudes físicas exigidas no tuviesen relación con las
funciones a desarrollar, resultaría afectado el principio de igualdad de oportunidades en
el acceso. En el caso de las segundas, por su carácter competitivo, no hay obstáculo
para que la Administración actúe con cierta discrecionalidad al valorar los méritos de
cada uno de los aspirantes.
STC 129/2007, 4 de junio, en la que se estima el recurso de amparo, ya que las Órdenes
impugnadas realizan una configuración negativa de las condiciones de acceso a los
puestos de director del Servicio Provincial de Teruel y Huesca del Departamento de
Medio Ambiente, prohibiendo el acceso a los funcionarios docentes, de investigación,
sanidad, servicios postales y telegráficos, de instituciones penitenciarias y transporte
aéreo y meteorología, vulneran el artículo 23.2 CE.
Ello implica una presunción de la inidoneidad para el desempeño de la función por parte
de funcionarios, respecto de los que, por su mera pertenencia a un cuerpo, no se puede
afirmar a priori que no vayan a contar necesariamente con las condiciones para su óptimo
desarrollo, ya que no puede considerarse razonablemente justificado la exclusión de
un colectivo como los funcionarios docentes, tanto si se analiza desde la perspectiva
puramente de gestión, ya que existen docentes en ramas especializadas de gestión
de las Administraciones públicas, como desde la perspectiva de la materia a gestionar,
porque existen variedad de titulaciones académicas en las que la protección del medio
ambiente constituye el núcleo de la formación.
D) Otros
4. Valoración de méritos
A) Procedimiento. Vicisitudes
La Comisión Calificadora adoptó tal decisión mediante unos criterios de valoración que
judicialmente se declararon erróneos, imponiendo el principio de igualdad que se permita
la revisión de oficio de las puntuaciones conferidas a los aspirantes, una vez anulados
los criterios, a pesar de que no fuesen los impugnantes de los mismos.
B) Órgano de selección
1. Evolución jurisprudencial
2. El tratamiento normativo
3. Sentencias recientes
Notas
(1) La Administración Pública, entendida dentro de una concepción global e integradora de los
distintos entes y organismos que la conforman, puede ser conceptuada desde un punto
de vista objetivo, como "actividad administrativa", y desde una vertiente subjetiva, como
organización.
(2) Sin perjuicio de los supuestos de "cuotas de reserva" a ciertos colectivos en aras de superar
las situaciones de desigualdad en las que se encuentran, y como medida de fomento
de su participación en las funciones públicas, como en el supuesto de las personas con
discapacidad (Ley 51/2003, de 2 de diciembre, sobre la Igualdad de Oportunidades, no
Discriminación y Accesibilidad Universal de las personas con Discapacidad, la Ley 53/2003,
de 10 de diciembre, sobre Empleo Público de Discapacitados, artículo 59 de la Ley 7/2007,
de 12 de abril, reguladora del Estatuto Básico del Empleado Público prevé un mínimo del 5%
en las convocatorias de empleo público); o las mujeres (Ley 3/2007, de 22 de marzo, para
la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, artículo 61 de la Ley 7/2007, pero sin prever
cuota mínima en el acceso a la función pública).
(3) En un primer momento, el TC consideró que el artículo 23.2 CE se refería únicamente a
los cargos públicos de representación política, que son los que corresponden al Estado y
a los entes en que se organiza territorialmente de acuerdo con el artículo 137 CE (SSTC
20 de febrero de 1984 y 24 de noviembre de 1986). Posteriormente, admitió la extensión
del precepto a los cargos y puestos funcionariales, es decir, a los funcionarios públicos
stricto sensu, con exclusión del personal al servicio de las Administraciones Públicas en
régimen laboral, del llamado personal estatutario, y con exclusión, también, de cualesquiera
otras situaciones de colaboración con dichas Administraciones. Ello tenía su fundamento
en los términos "funciones" y "cargos públicos" utilizados por el constituyente en el citado
artículo 23.2. Mientras que la expresión "cargos" quedaría referida exclusivamente a los
representativos o electivos del Estado o de las entidades territoriales en las que se
trabajos prestados en tal condición dentro de las convocatorias por turno libre para el acceso
al empleo funcionarial.
(13) Estas sentencias se referían al artículo 19 y el apartado cuarto de la Disposición Transitoria
Sexta de la Ley 30/1984, de 2 de agosto: "4. Los Consejos de Gobierno de las comunidades
autónomas podrán convocar pruebas específicas para el personal que, al amparo de lo
establecido en disposiciones de carácter general promulgadas por las correspondientes
comunidades autónomas tuviesen, con anterioridad al 15 marzo 1984, condición de
contratados administrativos en expectativa de acceso a su respectiva Función Pública. Se
considerarán incluidos en el presente precepto los contratados mediante convocatorias
públicas con anterioridad al 15 marzo 1984".
(14) Anteriormente regulado en el artículo 39 de la Ley 50/1998, de 30 de diciembre, de Medidas
fiscales, administrativas y del orden social, regula los procesos selectivos de consolidación
de empleo temporal, disponiendo que "la convocatoria de procesos selectivos para la
sustitución de empleo interino o consolidación de empleo temporal estructural y permanente
se efectuará de acuerdo con los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad,
y mediante los sistemas selectivos de oposición, concurso o concurso-oposición. En este
último caso, en la fase de concurso podrán valorarse, entre otros méritos, la experiencia en
los puestos de trabajo objeto de convocatoria".
(15) Entre estas sentencias podemos mencionar la de 27 de noviembre de 2007, sobre
nombramiento de magistrados del propio Tribunal Supremo, de 29 de mayo de 2006, relativa
al nombramiento de Presidente de Sala de la Audiencia Nacional, y 27 de noviembre de
2006, sobre nombramiento de Presidente de Sala de Tribunal Superior de Justicia.
(16) La STJCE (Gran Sala) de 12 de enero de 2010 (asunto C-229/08), resuelve una cuestión
prejudicial comunitaria suscitada por un Tribunal Alemán en relación con la exigencia de una
edad máxima de 30 años para la contratación como bombero, en relación con la Directiva
2000/78/CE, de 27 de noviembre de 2000, relativa al establecimiento de un marco general
para la igualdad de trato en el empleo y la ocupación, considerando el Tribunal Comunitario
que el requisito no contraviene el ordenamiento comunitario.
(17) Doctrina seguida, entre otras, por las SSTC 253/2005, de 11 de octubre y 270/2006, de 13
de septiembre.
(18) La STS de 18 de enero de 2000 consideró que la exigencia de realización de un ejercicio
obligatorio de conocimiento de euskera para cubrir plazas de oficiales de fontanería, pintura
y albañilería del Ayuntamiento de Tolosa no cumplía tales criterios de razonabilidad y
proporcionalidad.
(19) El artículo 19.1 párrafo tercero de la Ley 30/1984 establecía, en términos similares, que
"En las convocatorias para acceso a la función pública, las Administraciones Públicas en
el respectivo ámbito de sus competencias deberán prever la selección de funcionarios
debidamente capacitados para cubrir los puestos de trabajo en las comunidades autónomas
que gocen de dos lenguas oficiales".
Título del artículo: "El derecho fundamental del artículo 23.2 de la Constitución
española. Criterios jurisprudenciales"
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