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EL DELFÍN ROSADO

En la Amazonia peruana existen muchos animales que gozan de gran belleza. Muchos de estos
animales, cautivan a los viajeros por su apariencia, y una vez conocido el mito de su existencia
son más valorados y admirados. El Delfín Rosado de la Amazonia, también conocido como el
Bufeo Colorado es una variedad rara de este tipo que suele verse en aguas dulces y que, según
el mito, por lo general es un macho.
Cuenta la historia que el delfín rosado es un ser capaz de convertirse en hombre. Algunos dicen
que se trataría de una deidad que se ha vuelto en la forma de delfín para esconder su verdadero
ser. Sin embargo, pese a la metamorfosis en animal, los pobladores narran que eventualmente
el Delfín Rosado (del que suele haber uno en cada manada de bufeos) se transforma en
hombre, pero no en cualquiera, sino en un apuesto gringo que atrae y enamora a las muchachas
por un cierto periodo de tiempo hasta que aquella sea incapaz de resistir a sus encantos.
Cuando la muchacha está atrapada por el hechizo del “dios” o “demonios”, el Delfín la atrae a
su casa en las aguas, donde se sumerge y llama a la doncella para que esta muera ahogada y
se vaya a vivir para siempre con él. Algunos dicen que ha habido jovencitas que han caído bajo
el hechizo del hermoso bufeo rosado, sin embargo, existen formas de evitar el final suceso (que
es cuando se sabe que se trata de un hechizo). En tal caso, los padres deben aislar la joven
en el día que es llamada a las aguas por el delfín, este al verse descubierto, dejará de buscarla.
Existen otros mitos en la Selva Peruana sobre este hermoso delfín. Algunos dicen que, no es
un hombre, sino una mujer que atrapa a los viajeros con su belleza para ahogarlos en las
profundidades de su casa. Se dice también que es un pecado y una maldición matar a una
criatura como esta, ya que, según se cuenta, esta tiene poderes, y el derramamiento de su
sangre (por venganza o consumo) traerá la ruina de la persona, familia y comunidad del
atacante.
EL PAUCAR

Cuentan que en un pueblo de la selva hubo un niño que siempre usaba pantalón negro y
chaqueta amarilla. Además tenía demasiada suelta la lengua, pues a la menor noticia que oía
la difundía inmediatamente a los cuatro vientos y en un abrir y cerrar de ojos ya lo sabía la
población entera. Más aún, solía burlarse de las flaquezas del prójimo, razón por la cual se hizo
mal querer del pueblo, quien no veía la hora de castigarle y corregirle ese defecto.
En una de estas ocasiones el muchacho contó que una vecina anciana Mama Llicu era runa
mula y que los viernes por la noche volaba montada en una escoba, noticia que en el acto llegó
a oídos de la anciana; y como ésta era una gran hechicera, decidió inmediatamente aplicar un
severo castigo al incorregible niño.
Preparando una pócima en un dulce que dio de comer al muchacho, no bien lo había probado,
al instante le crecieron plumas y pico, convertido en un ave de color negro y amarillo -que eran
los colores de de sus vestidos-, y le llamó Paucar.
Pensaba que, con eso era suficientes para corregirlo y no siga difundiendo chismes.
Sin embargo, el muchacho, aún convertido en un ave, no se enmendó de su defecto y continúa
difundiendo noticias a través de su reconocido canto. Por eso es que continuamente oímos
decir que cuando canta el paucar es buen augurio, pues está anunciando la llegada de cartas,
telegramas, visitas y buenas noticias.
El paucar es muy inteligente; imita con perfección los cantos y llamados de los campesinos y
de algunos animales, en especial, el cacareo de las gallinas. Por eso los indígenas dan de
comer a sus hijos el cerebro bien caliente de este animal, con el objeto de que sean inteligentes
y aprendan pronto las cosas que les enseñan.
Sin embargo, cuentan que esta ave siempre tiene presente el castigo que le impuso el hada y
por eso construye su nido en los árboles más altos, junto a caserones de avispas, para su
defensa.
LA LAGUNA ENCANTADA

Al noreste de Huacho, en pampa de Animas, hay una laguna llamada


LA ENCANTADA, que antiguamente los pobladores de ese lugar lo llamaron
Paraquincho. Según cuentan, en esta laguna de aguas oscuras vive una serpiente
enorme y horrible que cuida los inmensos tesoros que guardan en el fondo.
Al animal monstruoso, que muchas personas aseguran haber visto lo llaman
Huaracuy, cuya presencia se hace visible, sobre todo en las estaciones de
Invierno.
Cuando luego de una llovizna el sol irrumpe en sus tenues aguas las olas se
agitan y dentro del remolino surge la figura de Huaracuy, que con fuerza
extraordinaria salta velos, cual un rallo, y clava sus dientes sobre la orilla de la
laguna, transformándose en un enorme arcoiris.
EL CURA SIN CABEZA

Hace mucho tiempo, por los años de 1800.. y algo, en Cajamarca existía un cura
que era el “jefe” de la parroquia San Pedro con la iglesia con el mismo nombre.
Según cuenta la leyenda, el cura se había visto prendado de la hermosura de una
bella campesina, la cual, al notar el trato especial del sacerdote y los distintos
ofrecimientos que le hacía, le puso el pare diciéndole que ella no era tan tonta
como para caer en pecado y mucho menos con un cura… Es así que el cura, lleno
de deseo por la agraciada campesina y al darse cuenta que sus muchas oraciones
no surtían efecto, quiso ver si quizás el enemigo de Dios (ósea el diablo) le daba
lo que El no… es así que hace un pacto con el maligno y la campesina accede a
sus requerimientos amorosos. Lo que ninguno de los 2 sospechaba era que los
padres de la campesina, al notar el comportamiento extraño de su hija, salidas
nocturnas y aparente cambio de actitud, deciden seguirla… Los padres al
percatarse de tamaña blasfemia por parte del cura, se apresuraron a apresarlo
mientras la hija estaba ya en casa, entonces los pobladores tomaron la justicia
con sus manos y decapitaron al cura, y enterraron su cuerpo en el patio de la
iglesia San Pedro y su cabeza en una casona que se encontraba mas lejos de la
iglesia…
Lo que luego comenzó a ocurrir fue lo que le dio vida a la leyenda, se contaba que
algunas noches el cura se levantaba de su tumba por el poder del demonio, y
andaba por las calles de Cajamarca en busca de su cabeza y a cualquier persona
que encontraba por el camino le arrancaba la cabeza con la esperanza que esa
fuera la suya…
La leyenda del “Cura sin Cabeza” ha estado vigente en los mitos y leyendas del
Perú.
YANACOCHA

Esta leyenda, cuentan que después de la batalla de Ayacucho, los españoles


huyeron con todos sus tesoros. Y ya cerca de Huanta, en el cerro de Rasuhuillca,
no pudieron continuar llevando tantos tesoros y antes de que cayeran en manos
de sus enemigos, prefirieron arrojarlos a una laguna que allí había.
Dicen que por aquella época las aguas de esa laguna eran cristalinas, pero con
tanto tesoro perdió el color de sus aguas y se la llamó Yanacocha (Pozo Negro).
Junto con todos los tesoros se arrojó un joven, que murió inmediatamente.
Según nos cuentan dicen que desde que anochece sale de la laguna un toro de
oro amarrado también con una cadena de oro. El toro trata de escaparse, pero no
puede, por que la cadena la sujeta una hermosa sirena de cabellos de oro.
Y a las doce de la noche, en medio de la lucha del toro con la sirena, se oye una
voz que dice:
Yo soy un joven que vine a buscar este dinero pero estoy preso convertido en
toro, si sacan este encanto todavía me puedo salvar.
Muchos van a sacar el tesoro pero apenas entran a la laguna desaparecen para
siempre en sus negras aguas.
LA LEYENDA DEL ENTIERRO EN EL
CERRO CAMPANA
“En el cerro Campana queda frente a la cumbre, en el camino a Trujillo, saliendo de
Chicama. En tiempos no muy remotos, hubo también un palenque de ladrones, los que
detenían a los viajeros y los desvalijaban, guardando en aquel cerro, los tesoros que
reunían con sus robos.
“Acabó con los ladrones el enérgico General Suárez, cuando fue Prefecto de La Libertad
(1860-62). Hasta ahora muchos recuerdan la figura austera y resuelta de quien, como
intendente de Lima, también cobró fama opor su afán de meter en regla a toda clase de
contraventores. Tiempo hubo en Lima en que las gentes de cierta condición temblaban
cuando se oía el grito de “allí viene el intendente”.
“Fue el General Suárez quien acabó con los ladrones, dando una tremenda batida en los
alrededores de Trujillo y en Ascope, que por estar rodeado de encañadas y desfiladeros
se prestaba para las maniobras y escapatoria de los bandoleros, pero al extinguir a la
banda de ladrones, no pudo acabar con la creencia general de que en los cerros existían
tesoros dejados por los ladrones”.
“Allá, por los años 50 un tal Manuel Mendo, yendo para Huanchaco en compañía de José
Nazarero y José Manuel Alcántara, conversó sobre entierros y bandidos con sus
compañeros de arrieraje, porque los tres se dedicaban a esa clase de negocio, que hoy a
languidecido por razón del progreso. Nazarero conocía la versión de que existía un gran
tesoro en el cerro y propuso a Mendo buscar juntos, pero Mendo no aceptó; Alcántara
en tanto se mantuvo silencioso, como quien oye llover, y nada dijo”.
“Pasaron los días y el tal Alcántara se hizo acompañar por su sobrino, mozo y resuelto, y
buscando, y buscando encontró el entierro (por lo menos uno de ellos) y salió de pobre,
dejó el arrieraje, y al poco tiempo después compró el fundo llamado “Alcantarilla” y
comenzó a señorear como hombre de posición acomodada. Hasta hoy hay gente que
señala ese lugar y afirma que todavía quedan monedas y valijas de oro y plata en el cerro
Campana”.
“Además de esta versión, también otro de nuestros literatos contemporáneos, el señor
Max Linder, nos ofrece una sugestiva leyenda, sobre la tradición que prevalece en el
pueblo de Huanchaco, acerca de la existencia de una campana de oro macizo, que sin
duda, perteneció a los Chimus, sepultada en la cavernosidad de dicho cerro, que siempre
sirvió como guía o punto de orientación a los navegantes”.

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