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Operación Trueno
Capítulo 1
«Tiene que descansar, James»
Capítulo 1 «Tiene
que descansar,
James»
Era uno de esos días en que la vida,
para James Bond, constituía una apuesta
con todas las probabilidades en contra.
Para empezar, cosa rara en él. se
sentía avergonzado. Tenía una resaca
espantosa, le dolía la cabeza y sentía
rígidas las articulaciones. Cada vez que
tosía (cuando se bebe más de la cuenta
también se fuma en exceso, lo cual
multiplica la resaca), un enjambre de
manchitas negras luminosas le bailaban
en el campo visual como amebas en una
charca. La copa de más siempre se
anuncia de manera inconfundible. El
último whisky con soda en el lujoso piso
de Park Lañe no fue nada diferente de
los diez anteriores, pero había bajado
con cierta renuencia y le había dejado un
sabor amargo y una desagradable
sensación de hastío. Aunque comprendió
el mensaje, había aceptado jugar
solamente una partida más. ¿Cinco
libras por manga, tratándose de la
última? De acuerdo. Y había jugado
como un estúpido. Todavía le parecía
estar viendo a la dama de pique, con esa
tonta sonrisa de Mona Lisa en la cara
rechoncha, cayendo triunfante sobre su
jota, esa misma dama —como su pareja
no había perdido ocasión de recordarle
ásperamente— que llevaba el Sur
inequívocamente impreso y que había
marcado toda la diferencia entre un gran
slam redoblado (por efecto del alcohol),
a su favor, y cuatrocientos puntos por
encima de la línea, en favor de los
rivales. Al final resultó ser una partida
de veinte puntos, cien libras perdidas.
Un dinero.
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