La constitución de 1869 estableció la soberanía nacional, declaró derechos naturales absolutos e ilegislables, y reconoció la libertad de culto. La constitución de 1876 compartió la soberanía entre el rey y las cortes, estipuló que los derechos serían regulados por leyes, y estableció un derecho confesional católico aunque con tolerancia religiosa. Ambas constituciones tuvieron diferencias significativas en temas como el sufragio, el parlamento, la división de poderes y el carácter de la
La constitución de 1869 estableció la soberanía nacional, declaró derechos naturales absolutos e ilegislables, y reconoció la libertad de culto. La constitución de 1876 compartió la soberanía entre el rey y las cortes, estipuló que los derechos serían regulados por leyes, y estableció un derecho confesional católico aunque con tolerancia religiosa. Ambas constituciones tuvieron diferencias significativas en temas como el sufragio, el parlamento, la división de poderes y el carácter de la
La constitución de 1869 estableció la soberanía nacional, declaró derechos naturales absolutos e ilegislables, y reconoció la libertad de culto. La constitución de 1876 compartió la soberanía entre el rey y las cortes, estipuló que los derechos serían regulados por leyes, y estableció un derecho confesional católico aunque con tolerancia religiosa. Ambas constituciones tuvieron diferencias significativas en temas como el sufragio, el parlamento, la división de poderes y el carácter de la
Puede considerarse a la constitución de 1869 como la primera con un cierto
cariz democrático en la historia del constitucionalismo español. Habla, sí, de libertades públicas, pero omite las económicas. Esta constitución estuvo vigente durante el reinado de Amadeo I. Tras el triunfo de la Revolución de 1868 se convocará elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas con sufragio universal masculino, que dieron mayoría relativa a los progresistas, que, junto a los unionistas, eran mayoría absoluta. Pero la oposición era fuerte: los republicanos, que nuevamente triunfan en capitales importantes, aunque no en Madrid, suman más de 70 escaños; los carlistas, dieciocho, y los isabelinos, catorce. Tras elecciones se formó nuevo gobierno (ya no provisional), presidido asimismo por Serrano, se nombra una comisión constitucional integrada paritariamente por progresistas, unionistas y demócratas. Las influencias más notorias son la Constitución de Estados Unidos, en materia de derechos y libertades y la Constitución belga, en la regulación de la corona. Junto a ellas puede detectarse la influencia general de la Constitución española de 1812. Pueden fijarse tres principios políticos fundamentales: democracia, iusnaturalismo racionalista en materia de derechos y monarquía parlamentaria. El principio democrático se plasman el reconocimiento de la soberanía nacional y en el sufragio universal (masculino). Frente al opinión de Cánovas, los moderados y algunos unionistas, que preferían que los derechos individuales figuraron con límites precisos y fueron regulados por leyes técnicas; triunfó la tesis liberal conforme a la cual los derechos individuales son naturales, inalienables y anteriores a toda legislación. De los derechos civiles deben destacarse las garantías que los revisten: junto a la garantía judicial general y a la especial del hábeas corpus se recogen también lo principio de legalidad penal y procesal. Se reconocen por primera vez los derechos de reunión y asociación. Por su parte, la libertad de expresión está reconocida en sus términos más amplios. Mención aparte merece la libertad de cultos. La constitución de 1856 ya la había reconocido. En las proclamas revolucionarias se exigía también esa libertad. La iglesia española se negaba aceptar nada que no fuera el mantenimiento del concordato de 1851: unidad religiosa, confesionalidad del estado, amplias atribuciones jurisdiccionales de la iglesia, etc. Finalmente se llegó al texto del artículo 21º, con el que se intentará contentar a todos, y lo que hizo, fue enfadar a la mayoría. Comienza declarando obligación de la nación el mantenimiento del culto y de los ministros de la religión católica y termina con un “si algunos españoles profesan otra religión que la católica, es aplicable a los mismos todo lo dispuesto en el párrafo anterior”. La forma de gobierno era la Monarquía. Pero el debate era qué tipo de Monarquía. Por exigencias del proceso revolucionario tenía que ser una Monarquía democrática. A su vez, el liberalismo que informaba al régimen se plasmó en una división de poderes, en el que el legislativo correspondía las cortes -compuesta de congreso y senado-, el judicial los tribunales, y el ejecutivo al rey, aunque se establecía la responsabilidad de los ministros ante las cortes, así como la de los jueces. Constitución de 1876 Para la elaboración de la constitución de 1876, Cánovas árbitro un procedimiento nuevo. Convocó una reunión de 600 antiguos parlamentarios, que aceptaron las ideas básicas de la futura Constitución y designaron una comisión de 39 personas (comisión de los Notables) y más tarde otra comisión reducida, de nueve, para que preparara el proyecto. Cánovas controló e influyó decisivamente en el proceso. Terminado el trabajo de la Comisión había que presentarlo a las Cortes. Cánovas, que era contrario al sufragio universal, prefirió la elección de este procedimiento para la convocatoria a Cortes Constituyentes. Quería, así, reforzar la legitimidad de la futura Constitución sin asumir realmente ningún riesgo. La abstención fue considerable y la victoria de Cánovas, la prevista. Los constitucionales lograron 27 escaños, los moderados intransigentes, 12 y uno para Castelar que se presentó como demócrata. Se trata de una Constitución breve, flexible y elástica. La soberanía es compartida entre el Rey y las Cortes. El poder legislativo es compartido entre las Cortes y el Rey, pudiendo este último vetar leyes y disolver las Cámaras. El poder ejecutivo recae el Rey, pudiendo nombrar al Jefe de Gobierno y los Ministros. Los derechos y deberes de los ciudadanos están limitados por las leyes ordinarias. Así sucedió con el derecho al sufragio (en 1890 pasa a ser sufragio universal masculino), derecho de asociación (regulado por ley de 1887), libertad de prensa (regulada por ley en 1883); etc. Establece también un derecho confesional católico, si bien se toleran otras religiones siempre que la respeten. Pero también imponía la adecuación de la enseñanza al dogma católico y al sistema monárquico. Cotejo de ambas Constituciones
Constitución de 1869 Constitución de 1876
Soberanía Nacional Compartida entre Rey y Cortes Derechos Declaración de derechos Serán regulados por naturales absolutos e ilegislables leyes posteriores Religión Libertad de culto Confesional, aunque con tolerancia religiosa Sufragio Universal masculino Mixto Parlamento Bicameral Bicameral Congreso, directo Congreso, electivo Senado, indirecto Senado por designación real y sufragio censitario División de poderes Si existe No existe Forma de gobierno Monarquía Constitucional Monarquía Carácter Democrática Oligárquica Otros Burguesía revolucionaria Burguesía de negocios El liberalismo radical Turno pacífico de Juicios por jurados partidos