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Lucas 1:5–25
Zacarías y Elisabet fueron un matrimonio que se mantuvo unido en el servicio a Dios a pesar
de las pruebas y de la crisis provocada por la esterilidad de ella. Pero el Señor a su tiempo
los bendijo y llegó Juan a formar parte de esta familia especial. Su unidad en la búsqueda de
la voluntad divina y su disciplina en la oración y la piedad nos enseñan ahora principios
importantes para convertir nuestras casas en lugares llenos de bendición y estabilidad
espiritual.
Conclusión
Nada iguala las bondades de un hogar donde hay vida espiritual. Sin embargo, existen
hogares destruidos en los cuales la espiritualidad es la gran ausente. Pero no se tiene una
familia bendecida por accidente, más bien es producto de la unión de la pareja para procurar
que la presencia divina gobierne en la casa. Dios desea que muchas generaciones venideras
tengan la dicha de nacer en un lugar donde el señorío de Cristo esté presente.1
1
Saucedo Valenciano, J. M. (2013). Aliento del cielo para la familia. (D. A. Saucedo Valenciano, Ed.)
(pp. 21–24). El Principio de la Sabiduría.