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reflexiones desde
América Latina
Fernanda Wanderley
Coordinadora
CAPÍTULO VII
La noción de desarrollo en la planificación
urbana y los nuevos paradigmas urbanos
Fernando Prado Salmon
“En lugar de abandonar la modernidad como una causa perdida, se debe aprender
de los errores de los que intentaron negar la modernidad. En una palabra: la moder-
nidad es un proyecto incompleto”.
Jurgen Habermas
“No hay vientos favorables para aquel que no sabe hacia dónde se dirige”.
Séneca
Sin embargo, Alfredo Espinoza hace notar cómo la definición griega se fue
deformando con el tiempo. La sociedad griega concebía el desarrollo de un pue-
blo como la valorización de las manifestaciones y experiencias de lo humano en
todas sus dimensiones, incluida la filosofía” (Espinoza, 2010:2). Esta definición
tan amplia se fue cerrando paulatinamente en la cultura occidental, hasta incluir
solamente la racionalidad instrumental, como veremos luego.
El iluminismo francés
Sobre ese tronco inicial, el iluminismo sobre todo francés incorpora nuevos ele-
mentos, asignando a esos procesos juicios de valor, al asignar a la razón, la ciencia
y los conocimientos el papel de promotores del progreso humano, combatiendo
la ignorancia, la superstición y la tiranía, y definiendo por primera vez la posibi-
lidad de construir un mundo mejor. Visto en términos marxistas, el iluminismo es
considerado una etapa histórica de la evolución global del pensamiento burgués
que desembocará en la revolución industrial. Por último, es un período en el que
retorna el antropocentrismo del Renacimiento. Recordemos que Leibnitz define
el iluminismo como teoría del optimismo, frente a la teoría del pesimismo de la
Edad Media y el Barroco.
El positivismo decimonónico
Llegamos así al siglo XX, con la modernidad como concepto histórico filosófico
dominante y triunfante, luego de siglos de construcción, y con frutos concretos y
visibles en el increíble desarrollo científico, tecnológico y económico de los países
centrales, que se concentra en dos fenómenos esenciales: la industrialización y la
urbanización. Es Lefebre quien usa la palabra desarrollo como ahora la entendemos,
en 1946, para designar la nueva realidad social generada según él en el siglo XIX.
Sin embargo, esta modernidad desarrollada sin duda en el marco del capi-
talismo entra en crisis ante las enormes contradicciones que genera, las cuales
194 EL DESARROLLO EN CUESTIÓN
han sido puestas de manifiesto sobre todo por Alain Touraine (Touraine, 1998),
quien lamenta que la modernidad sea concebida sólo como dominio de la razón,
olvidando la subjetividad. Dice Touraine:
Mas adelante, el mismo autor lanza una frase para redondear su planteamiento
central y que se adapta muy bien a la situación del país. “Fingir que una nación
o que una categoría social tenga que elegir entre una modernidad universalista,
destructora y la conservación de una diferencia cultural absoluta es una mentira
demasiado gruesa como para no encubrir intereses y estrategias de dominación”
(Ibíd.:201).
Pero Touraine también sostiene que la modernidad no es un patrimonio único
del capitalismo: rechaza la teoría del “despegue” de Rostow para los países del
llamado tercer mundo, teoría que la realidad se ha ocupado de destruir. Dice en
la obra citada: “Nada permite identificar la modernidad con un modo particular
de modernización, el modelo capitalista, que se define por la extrema autonomía
de la acción económica. Francia, Japón, Italia, Turquía, Brasil o India muestran
la acción casi general del Estado en la modernización”. (Ibíd.:202)
Touraine define de la siguiente manera la imagen actual de la modernidad,
producto del predominio de la racionalidad instrumental. “La modernidad es
hoy una imagen del vacío, de un poder sin centro, de una economía fluida, una
sociedad de intercambios mucho más que de producción. En suma, la imagen de
la sociedad moderna es la de una sociedad sin actores” (Ibíd.:203).
Concluiremos con el valioso aporte de Touraine con el siguiente párrafo:
2. Modernidad y Desarrollo
Pero aun así, aceptando que desarrollo ya no es sólo lo económico sino que incor-
pora temas de género, generacionales, ambientales y culturales, quedan todavía
importantes observaciones al concepto de desarrollo. Entre ellos se encuentra
su visión lineal de futuro, su creencia en el progreso y otras características que
ya hemos mencionado y que serán furiosamente rechazadas por el movimiento
postmoderno, el cual rechaza la posibilidad de metarelatos o de visiones de futuro,
y “ha perdido la confianza en las ideas de progreso y emancipación” (Albertsen,
1988: citado por Aguilar, 1998:10).
El debate se inicia con la polémica entre Jean Francoise Lyotard, con su obra
La condición posmoderna publicada en 1986 y Jurgen Habermas, con su obra La
modernidad, un proyecto incompleto publicada también en 1986.
Pero veamos cuáles son los principales ataques del movimiento posmoderno
a la modernidad, según Martín Hopenhayn (1994:162):
r Paradigma comunitario
r “Vivir bien”, lo que implica no incrementar innecesariamente el consumismo
r La vida es cíclica, lo que implica que no hay principio y final, es circular
r Todos somos parte del todo, cuando uno gana, otros pierden
Y llegamos al meollo del debate sobre desarrollo y planificación, pues fue el mo-
vimiento postmoderno el que apuntó sus armas a la visión de la modernidad que
las sustenta. Su crítica, curiosamente, alimentó por un lado al neoliberalismo, en
su afán de redimensionar el Estado y la planificación, y por otra favoreció el sur-
gimiento de nuevas visiones que influyeron en la planificación o la recuperación
de visiones ancestrales de pueblos originarios, que curiosamente coincidían en
mucho con la crítica posmoderna a la modernidad. Curiosa coincidencia de un
movimiento (el postmoderno) que es utilizado por neoliberales y propulsores del
cambio, al mismo tiempo.
Quien mejor ha tratado la evolución de la planificación, a partir de sus rigi-
deces modernistas y la crítica postmoderna, ha sido Miguel Aguilar (2000), quien
sostiene que es evidente que la planificación tradicional requería de un “remezón”
que la obligue a revisar sus rigideces y dogmas. Para comenzar, la planificación
tradicional tenía un solo mega actor que era el Estado, al cual se le atribuía unidad,
coherencia y autonomía frente a los otros agentes de la sociedad, virtudes que están
muy lejos de la realidad. “El Estado se concibe por encima de los actores sociales,
arbitrando conflictos (…) y conciliando intereses (…). Sin embargo, es obvia la
contradicción entre ese paradigma ideal del Estado Planificador y la institución
históricamente materializada (…) hay pues una brecha entre el modelo puesto
200 EL DESARROLLO EN CUESTIÓN
como referente utópico y el Estado concreto y real” (Hopenhayn, 1998: 187, 190).
No deben olvidarse además las tensiones reales que existen entre los técnicos, los
políticos y la burocracia, que en muchos casos no permiten el desarrollo de los
planes, aun dentro de esta visión del Estado como único actor.
El otro elemento que cuestiona a la planificación tradicional es la ingenuidad
que presenta al insistir en las proyecciones lineales para desarrollar “su futuro”,
cuando la realidad es compleja y cargada de incertidumbre. Para responder a
estas críticas y adaptarse a las nuevas realidades, la planificación ha adoptado las
siguientes modificaciones en sus concepciones:
Contexto
Tenemos que limitar nuestra área de estudio con el fin de aportar al debate sobre
el concepto de desarrollo en el ámbito urbano con elementos concretos deriva-
dos de experiencias en acto. Por eso, aclaramos que hablaremos de desarrollo
urbano en ciudades multiculturales, intermedias (entre uno y dos millones de
202 EL DESARROLLO EN CUESTIÓN
habitantes) y de rápido crecimiento (tasas por encima del 4% al año). Este tema
es muy marcado, por ejemplo, en el conjunto de ciudades intermedias del Cono
Sur, que involucra ciudades de por lo menos 4 países en un espacio que está ya
conformando una red aún muy poco estudiada. Por tanto, en nuestro análisis
estamos excluyendo como tema central, aunque sí haremos breves referencias, a
las áreas metropolitanas globalizadas que estudia Sassia Saskin, cuya temática es
parte de la red de ciudades globales, fenómeno de los países centrales.
También estamos excluyendo los problemas de ciudades estancadas, que no
crecen ni económica ni demográficamente, marcadas por la pobreza y el escaso
desarrollo humano y que, por tanto, presentan otro tipo de problemas, más rela-
cionados con cubrir carencias, déficits y deudas sociales ancestrales que a estudiar
las nuevas realidades urbanas.
Con todas sus limitaciones, estos planes por lo menos marcaron lo que hoy es
la estructura física espacial de esas ciudades, dándoles una personalidad y caracte-
rísticas propias. Cochabamba como ciudad jardín, con grandes avenidas, barrios
de viviendas aisladas con antejardín y respeto a su centro histórico1 y Santa Cruz,
1 Las destrucciones del centro son posteriores, pertenecen a la década de los 70 (Av. Las
Heroínas).
204 EL DESARROLLO EN CUESTIÓN
Para paliar estos problemas, los organismos internacionales, sobre todo el BID,
montaron programas de dotación de tierra, techo y servicios, y de mejoramiento
de barrios pobres, pero con escaso éxito porque no se atacaba las causas de fondo.
Desaparecido el marco legal que promovió estos planes, elaborados sobre todo con
participación de las Corporaciones de Desarrollo, hoy las ciudades ya no cuen-
tan con una normativa específica y detallada para la planificación del desarrollo
urbano, pues los “Planes de Ordenamiento Territorial”, que promueven la ley de
municipalidades y los ministerios, no incluyen el concepto de desarrollo urbano
con el detalle que este requiere.
1) Desaparición del Plan Maestro, considerado obsoleto también por las ten-
dencias postmodernas, lo que da lugar a un crecimiento urbano disperso,
como archipiélago, sin estructura y sin límites físicos, conformando enormes
LA NOCIÓN DE DESARROLLO 205
manchas que se conurban con pueblos aledaños. La ciudad crece sin forma,
o mejor, asume la forma de las propiedades que se urbanizan, desconectadas
una de otra. El no establecer límites de crecimiento, contrariamente a lo que
se pensaba, no baja el costo de la tierra, según estudios de Francisco Sabatini
y otros.
2) Los Artefactos de la Globalización son los nuevos estructuradores de la ciu-
dad, como nodos articulados a la economía global, en función de los cuales
se articulan la otras funciones urbanas. Malls, centros comerciales, multicines,
supermercados, parques temáticos, centros empresariales, clubs privados,
hoteles de lujo son los nuevos centros de atracción a los cuales se accede
mediante vías rápidas pensadas sobre todo para vehículo privado.
3) Se acentúa la segregación socioespacial, mediante las operaciones inmobilia-
rias de creación de “áreas exclusivas”, urbanizaciones cerradas, condominios
autosuficientes, centros empresariales y centros comerciales sofisticados.
4) Se produce la pérdida del espacio público, sea porque se lo descuida y degrada,
sea porque se lo privatiza, el hecho es que nace una nueva figura de espacio que
es privado, pero al mismo tiempo tiene acceso controlado de público, como
por ejemplo los centros comerciales o los parques dados en concesión.
5) Se elimina el Plan de Desarrollo Urbano y se lo sustituye por el Plan de Or-
denamiento Urbano, en una clara maniobra de limitar la acción del Estado a
un “ordenamiento” pero sin que pueda intervenir en el proceso de desarrollo,
que se piensa debe quedar básicamente en manos privadas.
6) Se procede a “vender” la imagen de la ciudad como una mercadería de lujo,
con técnicas de marketing, pues debe estar en condiciones de competir con
otras para atraer la inversión, acentuando así la polarización urbana con “la
otra ciudad”.
9. La planificación “estratégica”
1) El Estado es sólo un actor más, por tanto, otros actores urbanos, en especial
corporativos y del poder económico, deben asumir un papel importante. Esta
206 EL DESARROLLO EN CUESTIÓN
había mostrado con evidencia que los resultados de minimizar ese gobierno y
entregar el desarrollo de las ciudades al capital privado no estaba dando resulta-
dos aceptables desde el punto de vista de la inclusión social, y de la disminución
de las brechas sociales y económicas, que fueron la preocupación de las décadas
anteriores.
Entre los trabajos más importantes del evento y la publicación que citamos
consideraremos el de Josefa Edralin (1997), que planteó cómo ve la relación entre
los planes estratégicos y la gestión estratégica:
Jordi Borja (1997) como catalán, presentó la visión desde Barcelona, una de
las ciudades más globalizadas y cosmopolitas de Europa, casi una ciudad Estado.
Por ello, su visión siempre parte de la globalización y la planificación estratégica.
Sin embargo, estudiando sus textos en detalle, su visión no es tan radical como
la presenta Veiner. Esto sucede a pesar de que Borja sí percibe el peligro para las
ciudades de que el gran capital, mucho más fuerte que los gobiernos locales y la
sociedad civil, pueda apropiarse no sólo de proyectos sino incluso llegue a definir
objetivos para la ciudad en función de sus intereses inmobiliarios, comerciales e
industriales. Cita con mucha honestidad intelectual una serie de puntos negativos
del conjunto “Globalización/planificación estratégica”:
1) Tener un proyecto de ciudad, pues con las nuevas competencias, los gobiernos
locales tienen un rol central en la definición de la estrategias para el desarrollo.
2) La competitividad urbana, es decir, habilidades para el marketing o venta de la
ciudad, y la productividad de la ciudad como centro de actividad económica.
3) Asumir la planificación estratégica, sobre todo para la comprensión de la
creciente complejidad de la sociedad urbana. La nueva gestión urbana ha
nacido arrullada por un discurso antiplanificación.
4) La colaboración con la sociedad civil, es decir público/privado, además de la
búsqueda de una mejor gobernabilidad y gobernanza, enfrentando el riesgo de
que la acción pública sea absorbida o se diluya en la lógica empresarial privada.
5) La descentralización como forma de gobierno local, lo que implica modificar
todas las formas tradicionales de gestión y de poder.
6) Conocimiento de la ciudad, es decir, aprender a recoger y sistematizar la
información para conocer la realidad de la ciudad, información sin la cual no
se pueden definir ni políticas ni proyectos.
7) Nuevos mecanismos de gestión para favorecer la participación ciudadana.
8) Mayor énfasis en proyectos concretos de actuación, de efecto inmediato.
9) Mantener el equilibrio entre planificación y mercado, recordando que la
gestión no sustituye a la planificación.
10) Ya no sólo tenemos la ciudad “informal” de los pobres; estamos asistiendo
además, al surgimiento de la ciudad ilegal de los ricos, aquella que se extiende
por los campos aledaños a las ciudades, en la forma de “parcelas de agrado”
(urbanizaciones campestres cerradas).
210 EL DESARROLLO EN CUESTIÓN
Por último, en el año 2001, el Instituto del Banco Mundial, junto con el Centro
de Estudios Urbanos de la Universidad de Toronto, promueven un amplio estudio
sobre el punto de llegada de las inquietudes de los organismos internacionales y
sus think tanks: el trabajo se denomina “The challenge of urban Government”,
editado por Milta Freire y Richard Stren, (Freire y Stren, 2001), quien estuvo en
Bolivia apoyando varias iniciativas, entre las cuales estuvieron los estudios sobre
metropolización. El trabajo abarca temas de financiamiento, de gestión de servi-
cios públicos, del mercado de la tierra, de medio ambiente y de metropolización,
centrándose en la importancia de que el gobierno municipal, en todos esos temas
tenga gobernabilidad y gobernanza, haciendo énfasis en la diferencia de ambos
términos que erradamente se usan de manera equivalente.
Si, como hemos visto en los años 60 y 70, la preocupación estaba centrada sobre
todo en el tema de los barrios marginales y la demanda de servicios básicos, los
años 80 y 90 se centran en la desregulación urbana neoliberal, las críticas del
movimiento postmoderno a las rigideces y mesianismo de la planificación tradi-
cional y a establecer nuevas formas de relación público-privado que permitan un
papel protagónico a las empresas y el capital, formas que involucran sin duda a
la gestión de las ciudades.
Sin embargo, el nuevo siglo se abre con preocupaciones distintas: ya no se
habla tanto de gestión, ni de público-privado, ni de planificación estratégica. El
protagonismo pasa a los ciudadanos; la ciudad ya no es vista tanto como hecho
físico, económico o administrativo, sino más bien como una manera peculiar de
organización social, una herramienta formadora de ciudadanía activa y respon-
sable: “Ciudadano es aquel que ha participado en la conquista y construcción
de la ciudad” suele repetir Jordi Borja. El énfasis pasa al ciudadano, al tema de
la ciudad como construcción cultural y proyecto colectivo, como lo planteó ya
Christopher Alexander (1971) en su obra “La estructura del medio ambiente”. En
ella afirma: “La ciudad entendida como sistema físico es la manifestación concreta
de una cultura, por esta razón el planeamiento de una ciudad es el diseño de una
cultura” (Alexander,1971). De ahí es fácil deducir que los intereses se orientarán
hacia la búsqueda de la igualdad, la equidad y la inclusión, así como la acepta-
ción de las varias culturas que se expresan en una sociedad urbana pluricultural
e intercultural.
Y retornamos así a la definición de la ciudad como herramienta que permite
satisfacer las necesidades humanas, teniendo ya claro que hay muchas maneras
LA NOCIÓN DE DESARROLLO 211
La ciudad como agente educativo reúne dentro de sí, en forma muy especial,
las dimensiones culturales, deportivas y recreativas. Por eso son tan importantes
los espacios, las actividades y, en general, los procesos relacionados con la cultura,
el deporte y la recreación propiamente dichos.
12. La ecociudad
Sin duda que uno de los paradigmas de mayor impacto en la visión de las ciudades
ha sido el tema ambiental, a partir de la definición de la “nave tierra” del grupo
de Roma. El tema ambiental urbano ha traído consigo tres conceptos de enorme
utilidad: 1) la sostenibilidad, 2) el balance energético de la ciudad y 3) el equilibrio
ecológico. En concreto, esto ha implicado estudios de:
Es uno de los planteamientos más sólidos hechos en los últimos 30 años, y es con
el que el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada sedujo a una buena parte de la
población boliviana incluyendo a parte de la izquierda. La sostenibilidad que se
LA NOCIÓN DE DESARROLLO 213
Nos interesa ahora mostrar cómo las experiencias de algunas ciudades bolivia-
nas han incorporado varios de los nuevos paradigmas que han redefinido en los
últimos años el concepto de desarrollo de su versión original economicista y
etnocéntrica.
“Se imagina una ciudad y un territorio que satisfacen las necesidades humanas más
profundas,2 mediante la promoción del desarrollo humano3, la igualdad social y la
ciudadanía.
Ciudad cosmopolita y protagonista fundamental del desarrollo nacional, se imagina
como nodo importante del sistema de ciudades intermedias del cono sur.
Imagina además un territorio que posibilite ingresos a sus habitantes, sea para quie-
nes desarrollan sus actividades en la Santa Cruz de la Sierra moderna y cosmopo-
lita, así como para quienes se desenvuelven en la Santa Cruz de la Sierra popular,
informal,4 siendo ambas economías, que conviven en el mismo territorio, la expre-
sión genuina de nuestra sociedad.
La visión de futuro también visualiza un territorio planificado, equipado y ‘construi-
do’ con infraestructura y equipamientos sociales completos, organizados en ‘redes’
adecuadamente jerarquizadas por niveles: vecinal, distrital, urbano y metropolitano.
Santa Cruz de la Sierra se proyecta a sí misma como un territorio ambientalmente
sostenible que ofrece aceptables niveles de calidad de vida en un marco de belleza
paisajística, equilibrio ecológico y valorización del patrimonio.
Para concretar esta visión, el gobierno municipal construye obras, presta servicios y
organiza el territorio mediante una gestión municipal sólida, que para tener gober-
nabilidad debe ser eficiente, transparente, participativa y desconcentrada, en fun-
ción de un proyecto colectivo que es compartido por todos” (PDM, 2009: 55).
Ciudad que garantiza vida saludable a sus habitantes con aire puro, agua potable,
alimentos sanos, accesibles, higiene y limpieza en sus espacios públicos, adecuada
disposición de sus deshechos, posibilidades de movimiento y paseo, seguridad física,
condiciones psicosociales que garanticen la salud mental, equilibrio ecológico, con-
tacto con la naturaleza y el paisaje debidamente valorizados, control de vectores para
protección contra epidemias y adecuada atención sanitaria preventiva y curativa.
Ciudad que, asumiendo un rol pedagógico, promueve entre los ciudadanos cono-
cimiento, cultura, identidad, creatividad y tecnología, en el contexto de una cultura
de la convivencia y el pleno ejercicio de la ciudadanía, que marquen el fin de la
exclusión, la pobreza y falta de oportunidades para acceder a un aceptable nivel de
desarrollo humano y de satisfacción de las necesidades humanas intangibles.
Esta visión del urbanismo clásico es una tarea difícil y requiere de una ges-
tión con mucho peso político y gran apoyo ciudadano porque involucra grandes
intereses económicos, políticos, corporativos y gremiales.
LA NOCIÓN DE DESARROLLO 217
Una gestión urbana con fuerte liderazgo social y político, que ofrezca visión de
futuro, acciones planificadas, eficiencia técnico administrativa, gobernabilidad, au-
toridad, transparencia, participación y control social, trabajando en alianza con las
organizaciones vecinales y las instituciones, cumpliendo un rol educativo y peda-
gógico hacia su pueblo, todo en función de un proyecto urbano compartido por
todos. Sólo consolidando ese rol pedagógico y al mismo tiempo un importante gra-
do de gobernabilidad se puede pensar en una gestión que alcance sus objetivos”
(CEDURE, 2010:15).
15. Conclusiones
clusión social y exigir un verdadero y buen “gobierno local” son los que dan
forma a los paradigmas que hemos descrito.
12. Ciudad educativa, ciudad inclusiva, ciudad creativa, ciudad promotora de
la equidad y la inclusión, ciudad saludable, ciudad intercultural, ciudad con
proyecto colectivo y ciudad con “buen gobierno” son los planteamientos que
hemos recogido y que están vigentes en los documentos de la planificación
actual.
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