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Resumen de la Introducción de la Conceptografía, (1879), de Gottlob Frege.

"Un lenguaje de formulas (como la aritmeé tica) para expresar el pensamiento puro".
Josep Fortuny

Hay grados de certidumbre y conocimiento de verdades cientíéficas. Unos pocos casos


particulares permiten una proposicioé n general, cada vez mas cierta y conectada por
inferencias con otras verdades:
o porque se deriven consecuencias que se puedan confirmar,
o porque confirma consecuencias de proposiciones ya establecidas.
¿Como se consigue una proposicioé n? y ¿Como se la fundamenta?
la 1ª cuestioé n tiene muchas respuestas posibles: la 2ª es maé s definida y su respuesta se
relaciona con la "naturaleza interna" de la proposicioé n considerada.
La maé s firme es la "prueba loé gica pura", que, prescindiendo de las caracteríésticas
particulares de la cosa, "se funda en las leyes sobre las que descansa todo conocimiento".
2 clases de verdades que requieren fundamentacioé n:
- las que dependen de pruebas puramente loé gicas
- las que se apoyan en hechos empíéricos.
¿A cuaé l de estas dos clases pertenecen los juicios matemaé ticos?
Una proposicioé n puede pertenecer a la primera clase pero jamaé s llegaríéa a ser consciente
en una mente humana si no hubiera actividad sensorial. (Sin percepcioé n sensorial no hay
desarrollo mental en los seres humanos). La clasificacioé n de las verdades no es una cuestioé n
de la mente, sino del tipo de prueba maé s completo.
Para averiguar queé tan lejos se puede llegar en la aritmeé tica exclusivamente por medio de
inferencias, apoyado soé lo en las leyes del pensamiento que se elevan sobre todas las
particularidades:
1) retrotraer el "concepto de ordenacioé n" en una serie (aritmeé tica) al de "consecuencia
loé gica"
2) y de aquíé progresar hasta el "concepto de nué mero".
3) para evitar las intuiciones (sus errores), hay que suprimir toda laguna en la cadena de
inferencias.
En rigor, ademaé s de las dificultades de la expresioé n, el lenguaje es inadecuado: cuanto maé s
complejas son las relaciones menos se puede alcanzar la exactitud.
De estas necesidades nacioé la idea de la presente Conceptografía. que sirve para
- probar de manera segura la precisioé n de una cadena de inferencias
- para denunciar toda proposicioé n que quisiera colarse inadvertidamente
- para poder investigarla en su origen.
Por ello, se renuncia a expresar todo aquello que carezca de significado para la secuencia de
inferencias.
En el apartado 3, se designa como "contenido conceptual" exclusivamente aquello que le
era de importancia.
[apartado 3: «En mi modo de representar un juicio, no hay distinción entre sujeto y
predicado. Los contenidos de dos juicios pueden ser distintos de doble manera:
1) que las consecuencias que se puedan derivar de uno, en combinacioé n con otros
juicios determinados, se sigan tambieé n del otro, en combinacioé n con los mismos otros
juicios;
2) que no sea este el caso.
Asíé, a aquella parte del contenido que es la misma en ambas, la llamo el contenido
judicable. Puesto que sólo éste tiene significado para la conceptografía, no necesito hacer
distincioé n alguna entre proposiciones que tienen el mismo contenido judicable.
Si se dice: "sujeto es el concepto de que trata el juicio", esto conviene tambieé n al objeto. Por
tanto, se puede decir ué nicamente: "sujeto es el concepto de que trata principalmente el juicio".
El lugar del sujeto en la serie de palabras tiene para el lenguaje el significado de un lugar
singularizado, en donde se pone aquello sobre lo cual se quiere atraer la atencioé n de quien
escucha. Esto, por ejemplo, puede tener el propoé sito de indicar una relacioé n de este juicio con
otros y, con ello, facilitar al oyente la comprensioé n del contexto entero. Asíé, todos los
fenoé menos del lenguaje que surgen soé lo de la interaccioé n del parlante y el oyente, en que, por
ejemplo, el parlante toma en consideracioé n la expectacioé n del oyente e intenta ponerlo sobre
la pista correcta aun antes de pronunciar una proposicioé n, nada tienen que les corresponda en
mi lenguaje de foé rmulas, ya que en los juicios sólo se considera aquello que influye en las
posibles consecuencias. Cabalmente se expresaraé todo lo necesario para una inferencia
correcta; pero lo que no es necesario, por lo general tampoco se indicaraé ; nada se dejaraé a la
adivinanza. En esto sigo por completo el ejemplo del lenguaje de fórmulas matemático, en
el que tambieé n soé lo forzadamente se puede distinguir entre sujeto y predicado.
La conceptografíéa es un lenguaje en el cual la proposicioé n: "Arquíémedes perecioé en la toma
de Siracusa", puede expresarse de la siguiente manera: "la muerte violenta de Arquíémedes en
la toma de Siracusa es un hecho". Tambieé n aquíé se puede distinguir entre sujeto y predicado,
pero el sujeto encierra el contenido completo, y el predicado soé lo tiene el propoé sito de poner a
eé ste como juicio. Un lenguaje asíé, tendríéa ué nicamente un predicado para todos los juicios, a
saber, "es un hecho". Se ve que en absoluto puede hablarse aquíé de sujeto y predicado en el
sentido habitual. La conceptografíéa es un lenguaje asíé, y el síémbolo "|—" es, en eé l, el predicado
comué n para todos los juicios»].
Frege dice que esta explicacioé n se deberaé tener siempre en mente si se quiere entender
correctamente la naturaleza de su lenguaje de foé rmulas.
Puesto que se limita a expresar relaciones independientes de las propiedades especíéficas
de las cosas, puede emplear la expresioé n "lenguaje de foé rmulas para el pensamiento puro". La
semejanza, que indica en el tíétulo, con el lenguaje de foé rmulas de la aritmeé tica se refiere maé s a
las ideas fundamentales que a las conformaciones particulares. No quiere establecer una
semejanza artificial por entender al concepto como suma de sus caracteristicas. El maé s
inmediato contacto de su lenguaje de foé rmulas con el de la aritmeé tica consiste en el modo de
utilizar las letras.
Aquíé Frege establece la comparacioé n: microscopio = conceptografíéa / ojo = lenguaje comué n
El ojo se adapta a maé s situaciones. El aparato oé ptico muestra imperfecciones, que pasan
desapercibidas, (como consecuencia de su estrecha conexioé n con la mente). Para los
propoé sitos cientíéficos y sus exigencias de precisioé n es lo maé s apropiado (aunque, por ello, no
es utilizable para todos).
Todos los grandes progresos científicos recientes han tenido su origen en un
perfeccionamiento del método. La conceptografíéa ha sido ideada como un auxiliar para
determinados propoé sitos cientíéficos y no se la puede sentenciar porque no sirva para otros. Si
de algué n modo corresponde a estos fines, no importa que se puedan echar de menos verdades
nuevas en ella.
Consuelo: tambieé n un desarrollo del meé todo hace prosperar a la ciencia. Ejemplo: Bacon
consideroé preferible inventar un medio por el cual se pudiera descubrir faé cilmente cualquier
cosa, a descubrir algo particular.
Leibniz conocioé la ventaja de un modo de simbolizacioé n adecuado. Su idea de una
caracteríéstica general, (calculus philosophicus o raciocinator), era tan gigantesca que el intento
de desarrollarla se quedoé en los preparativos. El entusiasmo que prendioé en su creador
cuando ponderoé el inmenso incremento de la capacidad mental humana que podríéa surgir de
un meé todo de simbolizacioé n apropiado a las cosas mismas, lo hizo estimar demasiado
estrechamente las dificultades que se oponen a una empresa asíé.
Pero si no se puede alcanzar la meta en un intento, no hay que desesperar de obtener una
aproximacioé n paso a paso. Si una tarea parece irresoluble en su totalidad, provisionalmente se
la debe limitar; quizaé , se consiga con ampliaciones graduales. En los síémbolos aritmeé ticos,
geomeé tricos, quíémicos, se pueden ver realizaciones de la idea leibniziana respecto a campos
particulares.
La aritmeé tica fue el punto de partida de su obra. Al principio, pensoé aplicarla a esta ciencia,
para analizar sus conceptos y fundamentar sus teoremas. Pero se dio cuenta de que se abren
amplias perspectivas para llenar las lagunas de los lenguajes de foé rmulas existentes, para
conectar en un solo dominio campos separados hasta ahora y para ampliarse a campos en los
que tal lenguaje faltaba.
Frege confiaba en «una feliz aplicacioé n de [la] conceptografíéa cuando deba ser puesto un
valor especial en la precisioé n de una prueba, como cuando se trata de los fundamentos del
caé lculo diferencial e integral». Puede ser maé s faé cil p. e., extender el campo de este lenguaje de
foé rmulas a la geometríéa. «Soé lo se han de anñ adir algunos síémbolos para las relaciones intuitivas
que ahíé aparecen. De esta manera se obtendríéa una especie de analysis situs (topologia)».
De aquíé se puede pasar a la teoríéa del movimiento puro, a la mecaé nica y a la fíésica. «En los
ué ltimos campos, donde junto a la necesidad racional se hace valer la necesidad natural, es
donde primero es de prever un mayor desarrollo del modo de simbolizacioé n de acuerdo con el
progreso del conocimiento. Pero, por eso, no es necesario esperar hasta que parezca excluida
la posibilidad de tales transformaciones».
«Si es una tarea de la filosofíéa romper el dominio de la palabra sobre la mente humana al
descubrir los enganñ os que sobre las relaciones de los conceptos surgen casi inevitablemente
en el uso del lenguaje, al liberar al pensamiento de aquellos [conceptos] con que lo
contamina la naturaleza de los medios lingüísticos de expresión, entonces mi
conceptografíéa, desarrollada hacia tales propoé sitos, podríéa ser un instrumento ué til a los
filoé sofos».
«No volveraé “puros” los pensamientos, como que no es posible otra cosa con un medio de
presentacioé n externo; pero, por una parte, se pueden limitar estas discrepancias a aquellas
inevitables e inocuas y, por otra parte, en virtud de que son de un tipo totalmente distinto al
de las que son propias del lenguaje, se ofrece ya una proteccioé n contra, una influencia
unilateral de este medio de expresioé n».
Frege esta convencido de que su Conceptografía, ha hecho prosperar a la loé gica. «Espero
que los loé gicos, si no se dejan intimidar por una primera impresioé n frente a lo extranñ o, no
negaraé n su asentimiento a las innovaciones a que me vi impelido por una necesidad inherente
al asunto mismo. Estas discrepancias con lo tradicional encuentran su justificacioé n en que la
loé gica, hasta ahora, siempre se ha ajustado muy estrechamente al lenguaje y a la gramaé tica. En
especial, creo que la sustitucioé n de los conceptos de sujeto y predicado por los de argumento y
funcioé n, se acreditaraé con el tiempo. Es faé cil ver coé mo la aprehensioé n de un contenido como
funcioé n de un argumento surte el efecto de una aprehensioé n formadora de conceptos».
Por ultimo Frege advierte que la demostracioé n de la conexioé n entre los significados de las
palabras síé, y, no, o, existe, algunos, todos, etc., merece atencioé n. Y propone la restriccioé n a un
solo modo de inferencia, que se justifica porque los componentes primitivos se deben tomar
tan simples como sea posible para producir orden y claridad. Sin excluir que se den
transiciones de varios juicios a uno nuevo, transiciones que segué n este solo modo de
inferencia ué nicamente son posibles de manera mediata, se transformen por abreviacioé n en
inmediatas. De esta manera, surgiríéan maé s modos de inferencia.

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